Download Presentación de PowerPoint - Vicaria Diocesana de Pastoral

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Ciclo B
Todos los años, en el
último domingo de
Adviento, la Iglesia nos
trae la figura de la
Virgen María esperando
al Salvador.
Ella es la que mejor se
preparó y la que mejor
nos puede ayudar en
esta última etapa de
preparación para la
Navidad.
En este año,
ciclo B, la
Iglesia nos trae
a consideración
la Anunciación a
María.
Es una escena muy
conocida, pero que
en la última etapa de
preparación para la
Navidad podemos
sacar gran provecho
para poder vivir más
santamente estos
días y los días de
Navidad.
Todo comenzó cuando Dios decidió mandar al ángel
(significa “enviado”) Gabriel para dar el gran anuncio a
una joven sencilla de Nazaret, que se llamaba María.
Automático
que vivía
en Nazaret,
prometida
de José,
que era la
elegida.
le dijo
a
María:
Alégrate,
favorecida, que
está
contigo
el Señor,
tu Dios.
Y con gran
impresión
María le
preguntó
lo que no
entendía.
No debes
de temer,
pues tu
darás a luz
a un hijo.
Grande el
favor el
que Dios te
ha dado.
Gobernará
por
siempre a
su pueblo.
María dijo
a Gabriel:
¿Cómo
madre
seré si no
estoy
casada?
El Espíritu
de Dios se
posará en
ti, poder
del
Altísimo.
Tu hijo
será
santo,
porque
es el Hijo
de Dios.
Para Él no
hay
imposibles.
Hágase en
ti la
voluntad
de Dios.
y que se
haga en mi
lo que tu
has dicho.
¡Grande el favor el que Dios te ha dado!
Gobernará por siempre a su pueblo
Y a ese
hijo
llamarás:
Jesús.
Hacer CLICK
Después del saludo, el ángel le dice a María cosas
hermosas, de las que podemos sacar provecho espiritual.
Una es:
“Concebirás en
tu vientre y
darás a luz un
hijo”. Esto
significa que
Jesús fue un
verdadero
hombre. Él
mismo se
llamaba “hijo
del hombre”.
San Pablo, al hablar
de Jesús, dice
“nacido de mujer”.
Esto nos lleva a
pensar que la
humanidad no es
tan mala como a
veces se presenta.
Hay muchas
maldades y
miserias; pero hay
muchas cosas
hermosas en los
corazones
humanos,
comenzando por el
mismo Cristo.
Una sola persona que
ame a Dios con todo el
corazón, vale más que
todas las maldades y
miserias. Por eso Dios
se fija en aquella joven
de Nazaret, a quien Él
mismo ha adornado con
las mejores virtudes. Él
ha puesto lo principal,
que es todo; pero María
ha correspondido a la
gracia.
Jesús, por su naturaleza,
es hermano nuestro,
hermano mayor. Pero por
su madre también es
hermano nuestro, pues al
morir nos dejó, como
testamento, a su madre,
para que fuese madre
nuestra espiritual.
El ángel le dice a María que
el niño que va a tener se va
a llamar Jesús. Los nombres
eran muy importantes en el
pueblo de Israel, mucho más
cuando se sabía que iba a
realizar algo importante. A
veces Jesús cambiaba a
alguno el nombre por lo que
iba a realizar. ¿Cuál será la
razón para llamarle: Jesús?
Automático
¿Cuál será la razón de que te
llames…, de que te llamen?
Hacer CLICK
Un día también el ángel
se lo diría a san José:
“Porque Él salvará a su
pueblo de sus pecados”.
Así que Jesús significa
“Salvador”, porque nos
librará de los pecados.
San Juan Bautista un día
señalándole dijo: “Este
es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del
mundo”. Ha venido para
quitar la maldad
individual y social; pero
con mansedumbre, sin
forzar.
Jesús, siendo el salvador de
todos los pecados, es
grande. Así continúa el
ángel diciendo a María que
ese niño será grande y se
llamará hijo del Altísimo y
su reino no tendrá fin. Si es
grande por ser hijo del
Altísimo, lo es también o
más por hacerse pequeño
por nosotros, aunque no
puede renunciar a su
naturaleza divina.
Jesús es grande acercándose a nosotros, para que
nosotros podamos ser grandes y podamos elevarnos
hasta la cercanía del ser de Dios. La grandeza es más
espiritual que temporal. Más que de conquistas
materiales, sería de conquistas en el corazón.
El profeta Natán
se lo promete a
David, como nos
muestra la 1ª
lectura en su 2ª
parte:
Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré
para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante
no permitiré que los malvados lo aflijan como
antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi
pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus
enemigos, y, además, el Señor te comunica que te
dará una dinastía. Y, cuando tus días se hayan
cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré
después de ti la descendencia que saldrá de tus
entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él
padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino
durarán por siempre en mi presencia; tu trono
permanecerá por siempre.
El rey David quería hacer un
honor a Dios, haciéndole
una casa grande y
maravillosa. Pero a Dios no
le convencen esos templos,
porque Dios quiere
hospedarse entre nosotros,
sobre todo en el verdadero
templo, que es el corazón.
Por eso busca corazones
abiertos, ofrecimientos
totales como el de María.
Al ser el de David un reino
para siempre, no puede ser
un reino de espadas o de
fuerzas materiales, sino que
iba a ser un reino mucho
más importante. Todo esto
iba a ser muy difícil
entenderlo para aquellos que
ponen su corazón en lo
material. Dios lo revela a
aquellos que tienen abierto el
corazón al Espíritu Santo,
como María.
Por eso le dice el ángel a María: “El Espíritu Santo
vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra”. Jesús es el fruto del amor de Dios a los
hombres. Ese Amor, que es el Espíritu Santo, va a
fecundar en María el fruto del Amor.
Sobre ese amor
fecundo de Dios se
dice en el evangelio
de san Juan: “Tanto
amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo
único”. Dios lo
entrega, pero hay que
tener un corazón
grande para recibirle.
Esto es tan grande
que se une el temor al
amor. Por eso le tuvo
que decir el ángel: No
temas, María.
Automático
porque
has
hallado
gracia
delante
de Dios.
Concebirás y
darás a
luz un
niño
y le
pondrás
por
nombre
Jesús.
Ese
niño
y le
llamarán
el Hijo
del
Altísimo.
Aleluya,
Hacer CLICK
El misterio de la encarnación está envuelto en sencillez,
en humildad, en anonadamiento, en respeto hacia el
hombre. No viene imponiéndose, sino que se despoja de
su gloria.
Viene con su
misericordia y
perdón. Viene a
salvar al hombre
no desde arriba,
sino desde abajo y
desde dentro. Es
un misterio.
Seguramente que María no era
consciente de todo lo que se la
pedía y de todo lo que
significaba su aceptación,
porque era imposible captar todo
el misterio.
Pero sí captó con claridad
que era la voluntad de
Dios. Y se entregó a esa
divina voluntad con el más
importante “SÍ” de la
historia:
Hágase
en mi
Automático
Hágase en
mi según tu
palabra.
Hágase
en mi
Hágase
en mi
según tu
palabra.
Hacer CLICK
Este “sí” de María
no es un punto
aislado, sino que es
un momento
importante de una
vida de “sí” para
Dios. Su vida fue
una cadena de
aceptaciones y de
entrega. Ya de niña
lo hizo por medio de
su “Presentación en
el templo”.
En esta respuesta de
María: “Hágase en mi
según tu palabra”,
tenemos las dos
virtudes principales y
esenciales para
prepararnos bien a la
Navidad y vivirla con
plenitud cristiana: La 1ª
es la aceptación de la
voluntad de Dios. Como
a María la eleva a la
dignidad de Madre de
Dios, a nosotros nos
eleva a los límites con la
divinidad.
Al estar disponible en
las manos de Dios,
María desea hacer la
voluntad de Dios.
Esta es en concreto
hacer el bien a los
demás. He ahí la 2ª
virtud que hoy nos
pide Dios. Ser
esclava del Señor es
estar en actitud de
servicio a los demás.
Por eso María, cuando se entera por el ángel que su
prima Isabel puede tener necesidad de su ayuda, corre a
visitarla.
Dijo Jesús
que el más
grande en el
reino de los
cielos es el
que está en
sentido de
servir.
En estos días inmediatos a la Navidad
contemplamos a María que va con José
camino de Belén.
Caminemos
también
nosotros
con la fe y
el amor
para que
nazca y se
quede en
nuestro
corazón.
Caminando un borriquito, caminando va a
Belén,
Automático
Y María lleva dentro a Jesús que va a
nacer.
Muy cansada va María, muy cansado
va José.
a Jesús que
va a nacer?
¿Quién le presta un rinconcito
a Jesús que
va a nacer?
Hoy, María,
yo quisiera a
tu lado y con
José
ofrecer mi
amor al
Niño, a
Jesús que
va a nacer.
Ofrecer mi
amor al Niño,
a Jesús que
va a nacer.
Quiera Dios que en nuestra casa
haya
paz,
amor y
bien
y un rincón que esté aguardando
a Jesús
que va a
nacer.
Y un
rincón
que esté
aguardando
A
Jesús
que va
a
nacer…
Que la
Virgen
María,
que
espera
amorosa
la venida
de Jesús,
nos
ayude a
esperarle
con
amor y
paz.
AMÉN