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Actores y experiencias de la
Economía Social
MAES
Docente: Aída Quintar
Tercera clase
Unidad 2
La relación Estado-sociedad en el contexto de la
revolución industrial europea y las características
que asume esa relación en el proceso de
constitución de las naciones latinoamericanas,
durante el siglo XIX.
Las reformulaciones del concepto de sociedad
civil a lo largo del siglo XX.
Debates actuales en torno a la sociedad civil en el
marco de la crisis de representación política.
Bibliografía obligatoria:
Fernández, O. (1997) “Los avatares de la noción de sociedad
civil” en el Boletín Electoral Latinoamericano No. XVII, enerojunio.
Thwaites Rey, M. (1994) “La noción gramsciana de hegemonía
en el convulsionado fin de siglo. Acerca de las bases materiales
del consenso”, en “Gramsci mirando al sur. Sobre la hegemonía
en los 90”, Ediciones de Kohen y asociados internacional. (pgs.
25-37)
Mariátegui, José Carlos (1928) Siete ensayos de interpretación
de la realidad peruana. Ed. Era. 2ª reimpresión en 1993.
México. (35-45)
Argumedo, A. (1993) “Los silencios y las voces en América
Latina”. Notas sobre el pensamiento nacional. Ed. Colihue.
Buenos Aires. (pgs. 241-255)
La expresión “sociedad civil” aparece en el siglo XVII -en las teorías
contractualistas que intentan fundamentar el nuevo orden
posmedieval- como contraposición a un hipotético Estado de
naturaleza.
•
En el Estado de naturaleza los hombres viven en
permanente amenaza de violencia por no compartir un
orden social y político común.
•
Para poder preservar sus vidas (Hobbes) y propiedades
(Locke)deciden salir de ese estado de naturaleza a
través de un Contrato Social por el cual delegan sus
derechos en una autoridad común instituyendo la sociedad
civil.
A partir del siglo XVIII la expresión “sociedad civil” aparece en la
secuencia: sociedad salvaje, bárbara, civil, constituyendo un esquema
clásico para la definición del progreso humano (con la excepción de
Rousseau para quien representa un momento negativo del desarrollo
histórico)
La expresión “sociedad civil” como fue utilizada en el siglo XIX – y como se
sigue aplicando hasta hoy- nació de la contraposición entre una esfera
política y una esfera no-política.
Se entiende por “sociedad civil” la esfera de las relaciones sociales que no
está regulada por el Estado (entendido -restrictivamente- como el conjunto de
los aparatos que en un sistema social organizado ejercen el poder coactivo).
Se pueden distinguir tres diferentes acepciones de la noción de sociedad
civil, según predomine la identificación de lo no-estatal con lo pre-estatal,
con lo anti-estatal o con lo post-estatal:
• la sociedad civil aparece como una precondición del Estado, es decir, de lo
que todavía no es estatal
• la sociedad civil se presenta como alternativa frente al Estado y,
• la sociedad civil surge de la disolución y fin del Estado.
Si bien es más difícil e impreciso hablar de una definición positiva de
Sociedad Civil, en general se la entiende actualmente como:
•
el espacio donde surgen y se desarrollan los conflictos
económicos, sociales, ideológicos, religiosos, que las instituciones
estatales tienen la misión de resolver mediándolos, previniéndolos o
reprimiéndolos;
•
los sujetos de estos conflictos y por tanto de la sociedad civil
-como contrapuesta al Estado- son generalmente los grupos de interés,
los movimientos sociales, las asociaciones de ciudadanos, los sindicatos.
La noción de sociedad política está orientada a abarcar el fenómeno de
los partidos, que no pertenecen completamente ni a la sociedad civil ni al
Estado.
En una síntesis sobre la trayectoria de esta noción podemos
destacar tres momentos significativos:
• en los comienzos de la modernidad, cuando intenta
fundamentar el poder político en lo terreno, enfrentando y
erosionando el supuesto derecho divino de las monarquías
europeas,
• a comienzos del siglo XX la noción sería incorporada en la
variante gramsciana del marxismo occidental como una
estrategia de lucha política,
• en los años ochenta del siglo XX:
• en la oposición intelectual y popular a los regímenes
autoproclamados socialistas de los países de Europa Oriental
• en la resistencia sostenida contra las dictaduras militares
autoritarias en los países de América del Sur
John Locke (siglos XVII/XVIII)
• enuncia su noción de sociedad civil enfrentando a Hobbes (el gran
teórico del absolutismo) y a los defensores del derecho sagrado del rey.
• padre del liberalismo:
• defiende el derecho a la propiedad privada como derecho natural;
• contribuye a legitimar los logros de la revolución de 1688 que
consolida la soberanía del parlamento, establece los límites del
poder del rey y asegura la independencia del poder judicial;
Adam Ferguson (siglo XVIII)
• escribe y publica la primera historia de la sociedad civil;
• define como elemento central de la sociedad civil no ya "su
organización política” como lo plantea Locke, sino la organización de
la civilización material;
•los miembros de la sociedad civil van a aparecer ligados por
intereses contrapuestos (por la confrontación de intereses económicos
particulares);
Este desplazamiento de significado de la noción de sociedad civil desde
lo genéricamente organizativo hacia lo económico- social (que se
produce en el siglo XVIII en el pasaje de Locke a Ferguson) anuncia el
nuevo significado que va a ir cobrando el término a lo largo del siglo
XIX, en parte en Hegel y más aún en Marx.
Durante el siglo XIX y como consecuencia de la Revolución Industrial en
Europa, la sociedad sufre una gran transformación: un nuevo orden,
regulado por científicos e industriales, se impone al orden tradicional.
Hegel (filósofo alemán del siglo XIX)
Entiende a la Sociedad civil como parte de la tricotomía
familia- sociedad civil-Estado
• El Estado es donde se da la unidad de lo universal y lo particular
• Para que el Estado pueda realizarse plenamente, (permitiendo a los
individuos alcanzar sus intereses tanto particulares como generales), es
necesario pasar del ámbito de la familia al de la sociedad civil.
Marx (siglo XIX)
En su diagnóstico sobre el desarrollo histórico del capitalismo occidental,
la noción de sociedad civil aparece localizada en la base económica
de las sociedades investigadas : "la anatomía de la sociedad civil hay
que buscarla en la economía política" e incluye el conjunto de las
relaciones que desarrollan los individuos en su vida comercial e
industrial. (Contribución a la Crítica de la Economía Política)
El Estado no es la superación de la sociedad civil, como surge de la
filosofía de Hegel, sino su representación como sociedad civil
históricamente determinada (caracterizada por ciertas formas de
producción y ciertas relaciones sociales).
El Estado para Marx y Engels, es el aparato coercitivo, instrumento de
dominio de clase y está subordinado a la sociedad civil que lo
condiciona y regula.
Gramsci (siglo XX)
En la categoría de sociedad civil incluye los organismos
"vulgarmente considerados privados" (Escuelas, Iglesias, órganos de
prensa) que corresponden a la función de hegemonía cultural y
política que, según Gramsci, el grupo dominante ejerce sobre toda la
sociedad.
Diferencia al Estado entendido en sentido restricto como sociedad
política con la función de la coerción y plantea al
Estado ampliado como sociedad política + sociedad civil
(hegemonía revestida de coerción).
Reintroduce el contenido ético en la noción de sociedad civil, al
destacar la importancia de la actividad educativa y cultural que
tiene lugar en el ámbito de lo estatal y que contribuye a elevar la
formación de los ciudadanos.
El retorno de la Sociedad Civil
Los movimientos sociales o políticos que han colocado en el centro de
su preocupaciones o de sus reivindicaciones la afirmación o el
desarrollo de la sociedad civil, se desarrollaron en contextos sociales
muy variados y enfrentado resistencias muy diversas.
Gran parte del interés en la sociedad civil durante finales del siglo XX,
ha estado directamente inspirado en la interpretación del problema
hecho por Gramsci:
•
para incidir, ocupar o tratar de desmantelar el aparato político
del Estado, es prioritario desarrollar una acción colectiva desde
la sociedad civil.
Sin embargo, el retorno de los debates sobre la sociedad civil y de las
acciones desarrolladas en su nombre, en la segunda mitad del siglo
XX, han estado marcados por un signo político diverso e incluso
opuesto.
La trayectoria de la noción de sociedad civil en el siglo XX
•
En las primeras décadas que siguen a la segunda posguerra, durante
el siglo XX, se consolida en los países del capitalismo occidental el
llamado Estado del Bienestar y las instituciones de la democracia
representativa.
•
La noción de sociedad civil en esos años desaparece del discurso
político y académico de los países centrales (Europa occidental y
EEUU).
•
Tampoco tiene un lugar relevante en el discurso de los países
periféricos como los de Asia, Africa y A.Latina que viven una etapa
caracterizada por las luchas anticolonialistas y antiimperialistas
•
El término sociedad civil reaparece en la década de 1980, en el
marco de la crisis de las políticas estadocéntricas en Europa (tanto
Oriental como Occidental) y de la llamada Transición a la Democracia
en América Latina.
I)
El neoconservadurismo thatcheriano y reaganiano (1980)
pretendió ejercer la dirección de la sociedad alrededor del objetivo
de reorientar las atribuciones del Estado en Occidente.
La operación tendía a identificar la sociedad civil con las
relaciones mercantiles, partiendo del postulado de un mercado
autorregulado y de la tesis de un Estado mínimo.
En esa línea se estimuló la confianza exclusiva en el sector
empresarial de la economía, al mismo tiempo que se rechazaban y
se descalificaban las reivindicaciones de los sectores subalternos,
cuyas demandas eran vistas como expresión regresiva de
intereses meramente corporativos.
La política impulsada por el neoconservadurismo es lo que se
conoce como política neoliberal. En la mayor parte de América
Latina esa política se consolida en los años noventa.
II) Procesos de transición democrática experimentados
•
en las sociedades de la América del Sur (que padecieron las
dictaduras militares); y
•
en las sociedades de Europa del Este (que padecieron el
centralismo burocrático de los regímenes de partido único
autoproclamados socialistas).
En ambos casos, las luchas de la sociedad civil (con un significado
distinto al del tatcherismo-reaganismo) llegaron a simbolizar la
resistencia a la arbitrariedad del poder político o militar.
El protagonismo de esa llamada sociedad civil estuvo ligado a la
movilización de actores que no tenían ingerencia o participación
activa en un juego político que los excluía.
Una representación tripartita de lo social
Según Oscar Fernández, si bien la bandera de la sociedad civil
cumplió un papel decisivo en los procesos de restablecimiento o
de instalación progresiva de las reglas del juego democrático,
tanto en América Latina como en Europa del Este, el aporte
teórico más novedoso reside en su expresada voluntad de autolimitación.
Esta auto-limitación operaría en un doble sentido:
1) diferenciándola y autonomizándola de la sociedad política, a la
que no pretendía capturar ni sustituir y
2) Diferenciándola también de las relaciones mercantiles, al
distanciarla de la noción que identificaba la sociedad civil con el
mercado.
Ni la subsunción de la sociedad civil en una nueva sociedad
política, ni la identificación de la sociedad civil con los actores o
con las reglas del mercado económico.
Noción de sociedad civil desarrollada por Cohen y Arato a fines del
siglo XX.
La sociedad civil moderna es concebida como arena cultural,
distinguiéndola de la figura que prevaleció en las sociedades europeas
del siglo diecinueve.
En una representación tripartita de lo social, como espacio diverso y
contradictorio en el cual se configuran las orientaciones y las actitudes
de los ciudadanos, la noción de sociedad civil remite a:
• procesos de transmisión cultural (legado de valores, creencias y
normas)
• procesos de integración social (cohesión que sirve de base para el
desarrollo de acciones conjuntas o colectivas),
• procesos de socialización (es decir: incorporación progresiva, en los
individuos, de diversos contenidos culturales que permiten el desarrollo de
sentimientos de pertenencia y adhesión a un "nosotros" parcial siempre
redefinible.
Desde qué “nosotros” pensar la modernidad se pregunta Alcira
Argumedo en su libro Los silencios y las voces en América Latina.
Partiendo del reconocimiento de la heterogeneidad cultural de los
sectores populares en América Latina plantea:
• que las concepciones oficializadas en las ciencias sociales
tienen fuertes limitaciones para analizar fenómenos populares
• que dichos fenómenos sólo se tornan inteligibles cuando se
entiende la cuestión de las identidades sociales de los pueblos de
la región, que ligan el presente con varios siglos de memorias
culturales.
Las nuevas formas de organización y solidaridad de muchos
movimientos sociales, que comienzan a surgir a la luz en últimas
décadas en América Latina, desbordando la acción de los
partidos políticos, responden a lógicas de acción particulares
como los vemos en Bolivia, en Ecuador, en Brasil, etc.
En ese proceso de coexistencia conflictiva, de confrontaciones sociales y
étnico-culturales se fueron conformando muchos de los actores del
escenario político latinoamericano.
Las grandes heterogeneidades sociales y culturales – estructuradas
durante el proceso de independencia y las luchas entre proyectos de
nación – diagraman sociedades muy complejas y con grandes diferencias
entre sí, que contrasta con las sincronías manifestadas por las historia
política latinoamericana.
De ahí que Argumedo plantea la importancia de:
•del potencial teórico y político incorporado en las fuentes culturales
de las clases sometidas (más de la mitad de la población del
continente).
• reconocer la legitimidad de concepciones y valores contenidos en las
memorias sociales que fueron procesando la “visión de los
vencidos”, que es muy diferente de la visión de la historia
iniciada con la edad moderna europea en los siglos XV y XVI.
La autora plantea reivindicar esas “otras ideas” -los relatos de las
alteridades excluidas por las corrientes eurocéntricas- sobre las cuales
se han sustentado distintas experiencias y movimientos políticos de
América Latina.
Esto no implica desentenderse de las teorías que provienen de Europa
sino analizarlas desde una perspectiva crítica mostrando el carácter
parcial que la impregna.
En esta línea también hay hoy diversos autores que plantean su crítica
al eurocentrismo y colonialismo en el pensamiento social
latinoamericano generando un verdadero “epistemicidio” sobre los
saberes, como dice Sousa Santos. (Sousa Santos, Lander, Quijano,
etc.)