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Con Madre Mazzarello
en Mornese para ...
Es como una historia, las cosas nos
cuentan el prodigio de la vida que
germina entre las pampas
extendidas en ordenadas hileras de
la fértil viña en donde las ramas se
extienden hasta el mar y logran
alcanzar las tierras lejanas
Así se perfilan nítidos los confines
del pequeño pueblo del Monferrato,
donde en la quietud, sólo el
silencio es guía que conduce a
descubrir aquel espacio del alma
que permanece pleno de recuerdos
Más allá de aquel Valle grande, la
pequeña ventana de la Valponasca
se abre totalmente que parece
alcanzar los confines del Reino de
Dios y la mirada de Main abre un
espacio en la oscuridad que
lentamente avanza hasta alcanzar lo
sagrado, lo divino. El silencio
adorante expresa la vida hecha de
trabajo, oración y Amor.
Aquí Main, vive la certeza del Amor de
Dios y advierte dentro de sí el surgir de
una tierna y divina dulzura. En
contacto con la naturaleza, en la
apertura del horizonte, en la soledad y
en el silencio, en el trabajo tenaz y
fatigoso, asimila en profundidad los
contenidos de la fe.
Inmersa en esta dimensión de lo
divino, con la mirada proyectada
en el infinito, tenía los ojos llenos
de luz y en el corazón una grande
dulzura. Con las manos parecía
recoger las estrellas y su oración
se alzaba fervorosa uniéndose a
las voces del cielo; nada y ninguno
lograban interrumpir lo sagrado de
aquella comunión orante con Dios
y las cosas. Era como si el paraíso
la penetrara como en forma de
viento y se daba cuenta, lo advertía
y en aquel respiro de la
naturaleza, Dios estaba presente.
Le bastaba admirar los milagros de
la naturaleza para entender la
grandeza de Dios y delante de
tanta grandeza se recogía entre los
viñedos. Buscado, rezado,
invocado, Dios estaba siempre ahí,
en atenta escucha para recambiar
tanto amor...y dentro de su
corazón, Main escuchaba aquella
voz que le llegaba del infinito
recorriendo espacios de tiempo
indefinido.
Cada salida del sol hacía renacer
en ella un gran sentido de libertad
que la acompañaba todo el día. La
libertad de ser la dueña de su
propia vida, don de Dios que le
permitía afrontar la realidad en
modo constructivo
El sol estaba todavía lejos del
amanecer cuando ella se
encaminaba hacia la parroquia.
Las colinas, desaparecían sus
oscuros contornos en la intensa
oscuridad de la noche. Un poco
de viento traía el perfume de la
vida adormecida dentro de
caricias de nieve ligera. La
mañana no había abierto aún los
ojos sobre el nuevo día y los
colores de las casas se
confundían con la intensidad
oscura del cielo.
Main entró en la Iglesia; las paredes
encerraban una calma mística. Estaban
impregnadas de oraciones y como
siempre, advertía que estaba cerca Alguno.
El velo del misterio de la vida estaba
debelándose para hacerla entender cosas
que todavía no había entendido.
Después, el regreso a la Valponasca, pero
antes el saludo, la despedida, el hasta
pronto a su Dios. “Espérame, porque
regresaré. Espérame cuando la lluvia
fuerte inspira tristeza; espérame cuando
golpéa la tormenta, espérame cuando hace
frío y cuando hace calor, cuando está el
viento y cuando la brisa anuncia la
primavera; espérame cuando los otros no
te esperan más... Espérame, yo regresaré”
En cada encuentro con el Señor aprendía
siempre nuevas estrategias para que la
vida fuera rebosante de don: “Gasta el
amor a manos llenas. El amor es el único
tesoro que se multiplica compartiéndolo...
… Es el único tesoro que aumenta si lo
sustraes; es la única empresa en la cual se
gana cuanto más se gasta.
… regálalo, tíralo, espárselo a los cuatro
vientos, vacíate las bolsas, sacude el
canasto...y mañana tendrás más que
ahora”
En sus ojos había una luz infinita, en
su corazón custodiaba el amor por su
Dios y Él la llamó. Era una muchacha
como tantas, pero en sus ojos había
una luz.
La llamó por su nombre y le dijo: “Te he
llamado porque te necesito. Vez yo uso el
amor de los otros para realizar mi
voluntad”. Más amor tengo a disposición,
más grande es mi luz...
Te he llamado porque te quiero
confiar un tesoro muy querido
para mi: las jóvenes. Deseo que tu
seas feliz y contigo sean felices tus
hijas que después de ti vendrán....
Sonríe, porque la alegría es el signo más
evidente de la sabiduría... y recomienda la
sonrisa a aquellas que te seguirán...
… La vida está delante de ti, el cielo está
sobre ti, la sonrisa está dentro de ti. El
mundo ama las almas claras, las personas
que tienen la sonrisa en los ojos y la fiesta
en el corazón.
… debes sonreir, Main! Tus ojos deben
iluminar tu vida... El universo espera tu
sonrisa, las almas esperan tu sonrisa!”
En aquel encuentro con su Dios, Maín tiene
la sensación de recorrer caminos infinitos
que tocan el cielo, la conducen lejano
donde las flores se abren aún en los días
de nieve y donde el viento acaricia el
corazón...
….Es allá, sobre aquel sendero, dijo a
Petronilla
:” Yo he decidido!”
Maín se hace Hija de María Auxiliadora el 5
de agosto de 1872, junto a otras diez
jóvenes dan inicio al Instituto de las Hijas
de María Auxiliadora, consagrándose a
Dios con los votos religiosos.
“Ustedes, ahora pertenecen a una Familia
que es toda de María, son pocas,
desprovistas de medios y poco aprobadas
por las personas. Nada las turbe. Las
cosas cambiaran pronto [...]. Yo les puedo
asegurar que el Instituto tendrá un gran
porvenir, si se mantienen sencillas, pobres,
mortificadas"
Así habló a ellas D. Bosco
El 14 de noviembre de 1877 las hermanas
partieron para las misiones del Uruguay;
Mornese se convierte rápidamente así en
“Mundo”...
Y hoy, en todos los continentes, las Hijas
de María Auxiliadora, eligen hacerse santas
por la educación y salvación de los (as)
jóvenes...
Sor Maria Domenica Mazzarello murió el 14 de
mayo de 1881, a la edad de 44 años. A su
muerte el Instituto de las Hijas de María
Auxiliadora contaba ya 165 hermanas y 65
novicias esparcidas en 28 casas (19 en Italia, 3
en Francia y 6 en América). Su obra continúa y
las Hijas de María Auxiliadora hacen vida el
sueño de Main en todo el mundo.
Sr. Alba Vernazza FMA