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Transcript
Por favor, enciende tus bocinas
“Soy la Virgen del Rosario.Continúen rezando el
rosario todos los días”… “No ofendan más a Dios
Nuestro Señor que ya está muy ofendido.”
Fátima. 13-Octubre-1917
La Virgen María viene del cielo y nos pide el Rosario. ¿Puedo
quedar indiferente a su pedido? El Rosario es una síntesis
maravillosa del evangelio y une, el recitar de las principales
oraciones del cristiano, con la meditación de los hechos más
importantes de la vida, pasión y gloria de Jesús y María. Es, a la vez,
oración vocal y contemplativa. Cuando lo reces, recuerda siempre lo
que dijo Jesús: “Donde hay dos o más reunidos en mi nombre, yo
estoy presente en medio de ellos”. ¡Qué maravilla! Jesús y María,
estarán con nosotros.
“Hijos míos: Deseo que hagáis una
verdadera corona de rosarios. El
Santo Rosario es el arma a la cual le
teme el enemigo; es también el
refugio de los que buscan alivio a sus
pesares y es la puerta para entrar en
mi corazón”
¿Cómo desea María que reces el Rosario?
“Sí, así se debe orar, sin prisa,
meditando. Es corto todo el tiempo
para glorificar a Dios, entonces,
alabadlo sin descanso”
¿Qué significa meditar los misterios?
Es llevar nuestro corazón, todo nuestro ser, al lugar del
misterio para contemplar lo que está sucediendo en él.
María no se cansa de escuchar una y otra vez que ruegue
por nosotros pecadores…
Tal vez pienses que al rezar el rosario estás repitiendo una
y otra vez lo mismo… ¿Y no se dicen siempre lo mismo los
que se quieren? ¿No será que no le encuentras sentido a tu
rosario, porque solo repites las oraciones, mientras tus
pensamientos están lejos de Dios?
María nos llama a todos a rezarlo. Y recuerda, que la familia
que reza unida, permanece unida.
Por eso, como nos pide María, rézalo diariamente, teniendo
en tus manos un rosario bendecido, desgranado sus cuentas
con verdadero fervor cristiano, volcando en él todos tus
dolores, necesidades y súplicas, rezando con el corazón.
Seguirás así el verdadero camino, camino de conversión que
le dará un nuevo y maravilloso y sentido a tu vida y donde
sentirás la misericordia de tu Padre del cielo, aliviando la
carga de tus cruces.
“Responded a mi pedido: Rezad
el Santo Rosario. ¡Sea esta una
amorosa respuesta a la madre!”
Hijos míos, al rezad hoy los misterios
dolorosos del santo rosario, meditad cada
misterio, comprenderéis así el dolor de mi Hijo
y su muerte en la cruz, el porqué de mi dolor y
mi preocupación por vuestra vida terrena.
Como madre, es inevitable que me preocupe
por vosotros, mis débiles hijos. Quiero que
sepáis que ante vuestra debilidad, crece mi
amor.
Jesús oraba esperando
su momento. Esperando
como el más manso y fiel
cordero…
Fue flagelado. Los latigazos le
fueron quemando el cuerpo hasta
lastimarlo y sangrarlo. Era el
comienzo.
Frecuentemente veo la
debilidad ante el sufrimiento. Más
yo pregunto: ¿quién como Cristo,
sufrió tan grandemente?
Las espinas le fueron colocadas
despaciosamente, ya que así sufriría más.
Porque iban introduciéndose en su cabeza,
tocándole hasta los huesos.
Me dirijo a todos mis hijos: El Sagrado
Corazón de mi hijo quiere ser consolado.
Mucho amor hay en Él. Sed conscientes del
gran amor de Jesús.
Sed conscientes de que ha llegado la hora
en que los agravios a su corazón deben ser
reparados.
En su marcha hacia el Gólgota, mi Hijo, caminaba
tremendamente agotado, casi desfalleciente con el madero.
Ya al comenzar la marcha, se le incrustó en su hombro
derecho, produciéndole una profunda herida y la más
dolorosa hasta ese momento.
El señor ha preparado a cada uno su camino. Una verdad
muy grande es que en cada camino espera una cruz, y es esa
misma cruz la que se debe llevar con amor y ofreciéndola al
Señor.
Comprended que Él quiere llegar a vosotros, os quiere
consolar, os quiere hacer ver que no hay cruz sin dolor.
Poned vuestro hombro a esa cruz que os toca llevar y
encontraréis que junto a esa cruz está Cristo Jesús para
aliviar.
En la cruz se convierte la muerte en vida.
Finalmente fue crucificado. Su boca
clamaba a su Padre, no tanto por Él, sino
por los hombres, por la miseria humana
que lo rodeaba.
Hijos míos, pido que acompañéis a
Jesús en su cruz y a mi, como Madre
Dolorosa. Jesús, el Santo de mi Corazón,
junto al pie de la cruz dispuso que fuera
madre de todos los hombres.
¡Bendito sea el Cordero de Dios!
Los textos anteriores y el audio, son
fragmentos extraídos de “El Rosario
Meditado”: Una realización de Julián
Ganzabal.
¿Quieres escuchar, para meditar, los
Misterios Gozosos, Luminosos,
Dolorosos y Gloriosos?
Ingresa a la siguiente dirección:
http://www.oracionesydevociones.info/06000000_rosari
o_mp3.htm