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LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Meditaciones y pensamientos del Papa Juan Pablo II
CORAZÓN DE JESÚS, FUENTE DE TODO CONSUELO
13 de agosto, 1989
1. Dios, Creador del cielo y de la tierra, es también "el Dios de toda
consolación" (2 Co 1,3; Rm 15,5). Numerosas páginas del Antiguo
Testamento nos muestran a Dios que, en su gran ternura y compasión,
consuela a su pueblo en la hora de la aflicción. Para confortar a Jerusalén,
destruida y desolada, el Señor envía a sus profetas a llevar un mensaje de
consuelo: "Consolad, consolad a mi pueblo... Hablad al corazón de
Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia" (Is 40.1-2); y,
dirigiéndose a Israel oprimido por el temor de sus enemigos, declara: "Yo,
yo soy tu consolador" (Is 51,12); e incluso, comparándose con una madre
llena de ternura hacia sus hijos, manifiesta su voluntad de llevar paz, gozo
y consuelo a Jerusalén: "Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos
los que la amáis... de modo que os hartéis de sus consuelos... Como uno a
quien su madre le consuela, así yo os consolaré, y por Jerusalén seréis
consolados" (Is 66,10.11.13).
2.En Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, nuestro hermano, el
"Dios-que-consuela" se hizo presente entre nosotros. Así lo indicó
primeramente el justo Simeón, que tuvo la dicha de acoger entre sus
brazos al niño Jesús y de ver en Él realizada la consolación de Israel"(Lc
2,25). Y, en toda la vida de Cristo, la predicación del Reino fue un ministerio
de consolación: anuncio de un alegre mensaje a los pobres, proclamación
de libertad a los oprimidos, de curación a los enfermos, de gracia y de
salvación a todos (Lc 4,16-211: Is 61,1-2).
Del Corazón de Cristo brotó esta tranquilizadora bienaventuranza:
"Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" (Mt 5,5),
así como la tranquilizadora invitación: "Venid a mi todos los que estáis
fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso" (Mt 11,28).
La consolación que provenía del Corazón de Cristo era participación en
el sufrimiento humano, voluntad de mitigar el ansia y aliviar la tristeza, y
signo concreto de amistad. En sus palabras y en sus gestos de
consolación se unían admirablemente la riqueza del sentimiento y la
eficacia de la acción. Cuando, cerca de la puerta de la ciudad de Naím, vio a
una viuda que acompañaba al sepulcro a su hijo único. Jesús compartió su
dolor: "Tuvo compasión de ella" (Lc 7,13), tocó el féretro, ordenó al joven
que se levantara y lo restituyó a su madre (Lc. 7,14-15).
3. El Corazón del Salvador es también, más aún, principalmente "fuente
de consuelo" porque Cristo, juntamente con el Padre, dona el Espíritu
Consolador: "Yo pediré al Padre y os dará otro Consolador para que esté
con vosotros para siempre" (Jn 14,16: 14,25; 16,12): Espíritu de verdad y de
paz, de concordia y de suavidad de alivio y de consuelo: Espíritu que brota
de la Pascua de Cristo (Jn 19,28-34) y del evento de Pentecostés (Hch 2,113).
4.Toda la vida de Cristo fue por ello un continuo ministerio de
misericordia y de consolación. La Iglesia, contemplando el Corazón de
Cristo y las fuentes de gracia y de consolación que de El manan, ha
expresado esta realidad estupenda con la invocación: “Corazón de Cristo,
fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros”
Esta invocación es recuerdo de la fuente de la que, a lo largo de los
siglos, la Iglesia ha recibido consolación y esperanza en la hora de la
prueba y de la persecución; es invitación a buscar en el Corazón de Cristo
la consolación verdadera, duradera y eficaz; es advertencia para que, tras
haber experimentado la consolación del Señor, nos convirtamos también
nosotros en convencidos y conmovidos portadores de ella, haciendo
nuestra la experiencia espiritual que hizo decir al Apóstol Pablo: el Señor
"nos consuela en toda tribulación nuestra para poder consolar a los que
están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos
consolados por Dios" (2 Co 1,4).
Pidamos a María, Consoladora de los afligidos, que, en los momentos
oscuros de tristeza y angustia, nos guíe a Jesús, su Hijo amado, "fuente de
todo consuelo".
(Sor Josefa Menéndez recibió
mensajes dictados por
Nuestro Señor Jesucristo en
el convento de la Sociedad
del Sagrado Corazón de
Jesús en Les Feuillants, en
Poitiers, Francia, entre 1920 y
1923.)
DÍA 25: DÍA DE DOLOR
“Hay tantas almas que me abandonan y tantas que se pierden, y lo
más triste es que a muchas las he colmado de dones y he fijado en ellas
los ojos, en cambio unas me corresponden con frialdad, muchas con
ingratitud. ¡Qué pocas! ¡Qué pocas las que me devuelven amor por amor!
Escóndeme en tu corazón y quítame un poco de la amargura que me
consume... Sí, son muchas las almas que me afligen y muchas las almas
que se pierden... Pero las que más hieren mi Corazón son éstas que tanto
amo y no se entregan del todo a Mí.”
TU ALMA RESPONDE ASÍ A JESÚS:
Corazón de mi Amado Jesús:
Hazme gustar tu amargura para que pueda consolarte.
Haz que soporte con alegría el peso de la cruz para reparar la
ingratitud de las almas.
Haz que supla con mis sufrimientos las gracias que no han sabido
aprovechar los demás.
Os adoro profundamente para reparar las ofensas y desprecios que
recibís de la mayor parte del mundo.
Os amo con todo mi corazón para reparar la frialdad de las almas.
PRÁCTICA PARA ESTE DÍA:
Ve a hacer una visita a Jesús Sacramentado, y allí, muy cerca del
Sagrario, dile cuánto le amas y ofrécete una vez más sin reservas, ni
rapiñas.
OFRENDA FLORAL A JESUS:
Al inicio del día, conságrate a su Inmaculado Corazón:
Apenas comienza el día, conságrate a su Sacratísimo Corazón,
ofrécele el día, todos tus planes, proyectos, penas, alegrías…
CONSAGRACIÓN AL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor Jesús: el día de hoy quiero consagrar a tu Sagrado Corazón
todo lo que soy y lo que tengo. Ayúdame a vivir en tu amistad.
Te pido que en este día bendigas a mi familia, a mis amigos, a los que
me hacen el bien, a los más necesitados y a los que no me quieren.
Creo y espero en Ti, y deseo corresponder al gran amor que me has
mostrado al morir por mí en la cruz.
Toma mi corazón y transfórmalo con el fuego de Tu Sagrado Corazón.
Amén.
Tres de la tarde, la hora de la misericordia:
“A las tres implora Mi misericordia, especialmente por los pecadores;
y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión,
especialmente en Mi desamparo en el momento de agonía. Esta es la
hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar
dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma
que me lo pida por los méritos de Mi Pasión.”
Modo de rezarla
El Santo Rosario:
El nombre del Rosario en la lengua castellana proviene del conjunto
de oraciones, a modo de rosas. Rosas blancas de serenidad y pureza,
rosas rojas de sufrimiento y amor.
Rézalo a la hora que te resulte más apropiada. Si te es posible, invita
a participar a tu familia. Recuerda que la familia que reza unida,
permanece unida y la bendice Dios.
Modo de rezar el Rosario con Letanía al Sagrado Corazón de Jesús
Antes de acostarte:
ORACIÓN A JESÚS SOLITARIO
EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO:
¡Oh Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tantos
tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a
visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que
todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor,
estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor
misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.
¡Oh Jesús amantísimo! ¡Oh Jesús solitario! haced mi corazón cual
lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro
amor. Vela ¡oh centinela Divino! vela por el mísero mundo, por los
sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres
enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu
consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para
mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario... donde
vives en la soledad y el silencio de la noche.
Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el
Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo. Amén.
Visitas al Santísimo Sacramento.
¿Porqué es tan importante visitar frecuentemente a Jesús
Sacramentado?
• Porque está presente en el Santísimo Sacramento, como mi Dios y
Señor y por lo tanto le debo adoración y homenaje de sumisión.
• Porque el Corazón de Jesús que por mi fue traspasado en la cruz, late
en el altar y desea que le ame.
• Porque de esta manera doy la mayor alegría a María, mi queridísima
Madre, a San José y a todos los ángeles y santos del cielo, que sin cesar
adoran a Jesús Sacramentado.
• Porque es un acto meritorio y una profesión pública de mi fe.
• Porque el Señor ha reservado gracias especiales para los que le visitan.
En el altar el Señor es puro amor, y distribuye sus gracias a manos llenas
a los que le visitan.
• Porque de este modo puedo resarcir las injurias del género humano,
especialmente los sacrilegios, y la frialdad de tantos cristianos.
• Porque allí Jesús, me enseña la humildad, la obediencia, el amor, en
una palabra: el espíritu de sacrificio, que tanto nos falta para el fiel
cumplimiento de nuestros deberes de estado.
• Porque de este modo puedo ayudar a las pobres almas del purgatorio.
• Porque Dios es el mejor pagador, que remunera cada sacrificio que por
Él hacemos.
• Porque de este modo me preparo mejor para mi adoración que he de
dar a Dios por toda la eternidad en el cielo.
FRUTOS QUE SURGEN DE
LA CARIDAD.
“y si alguno de ustedes quiere ser el primero entre
ustedes, que se haga el esclavo de todos”
(Mateo 20:27)
Las personas que se entregan a la oración, tienen como consecuencia
la fe y el amor a Dios y a sus semejantes, traduciéndose éste en servicio.
Pregúntale a Jesús: Señor, ¿Qué quieres que haga?
Él se hará presente en el hambriento, en el sediento, en el peregrino,
en el pobre que no tiene con qué vestirse, en el enfermo… (Mateo 25:41)
“Hagan como el Hijo del Hombre, que no vino a ser
servido, sino a servir y dar su vida como rescate
por muchos”
(Mateo 20:28)
ORACIÓN PARA PEDIR LA COMUNIÓN ESPIRITUAL
Creo Jesús Mío que estás real y verdaderamente presente en el
Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo
recibirte dentro de mi alma, más ya que no lo puedo hacer en este
momento sacramentalmente ven por lo menos espiritualmente a mi
corazón. (Pausa) Como si ya te hubiese recibido, yo me abrazo y me uno
totalmente a Tí. Nunca, nunca permitas que me separe de Tí.
Amén
UN CANTO A MI AMADO:
“El que canta ora dos veces”, decía San Agustín.
El canto es el afecto del corazón hecho música. Una
hermosa manifestación hacia el ser amado.
Salmos 150
Salmo de alabanza
1 ¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en su majestuoso firmamento.
2 Alabadle por sus hechos poderosos;
alabadle según la excelencia de su grandeza.
3 Alabadle con sonido de trompeta;
alabadle con arpa y lira.
4 Alabadle con pandero y danza;
alabadle con instrumentos de cuerda y flauta.
5 Alabadle con címbalos sonoros;
alabadle con címbalos resonantes.
6 Todo lo que respira alabe al SEÑOR.
¡Aleluya!
Para gloria del Padre, la Iglesia confiesa hoy
que Jesús es el Cristo y el Señor.
Su nombre es poder, autoridad y salvación.
Lo invocamos ante su gran majestad.
Jesucristo, nombre sin igual.
Jesucristo, gloriosa realidad.
Jesucristo, bendito Redentor.
Jesucristo, glorioso Salvador.
Para gloria del Padre, la Iglesia confiesa hoy
que Jesús es el Cristo y el Señor.
Su nombre es poder, autoridad y salvación.
Lo invocamos ante su gran majestad.
Jesucristo, nombre sin igual.
Jesucristo, gloriosa realidad.
Jesucristo, bendito Redentor.
Jesucristo, glorioso Salvador.
JESUCRISTO,
NOMBRE SIN
IGUAL
Krasia May