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GUIDANCE NOTE ON THE 7TH PRINCIPLE
(Draft)
Introducción
El Documento de Referencia que acompañó a la Declaración sobre la Identidad
Cooperativa sigue teniendo vigencia sustancial, pero el transcurso del tiempo y las actuales
circunstancias aconsejan una puesta al día que se haga cargo de las novedades que se han
producido y de los cambios previsibles en futuro inmediato a fin de asegurar la adecuada
interpretación y aplicación de este principio dando al mismo tiempo respuesta a las
inquietudes que se han manifestado en diferentes regiones y sectores del movimiento
cooperativo.
Sentido y alcance del 7° principio
Conforme establece la definición, la cooperativa es una asociación de personas que se unen
voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones mediante una empresa de
propiedad conjunta administrada democráticamente. Por lo tanto, su objetivo primario
consiste en satisfacer las necesidades de sus miembros; sin embargo, conforme establece
este principio, al mismo tiempo las cooperativas trabajan en pro del desarrollo sostenible de
sus comunidades. Vale decir que no buscan satisfacer tales necesidades de cualquier
manera sino de forma que sea consistente con el desarrollo de sus comunidades. Asimismo,
no con cualquier tipo de desarrollo sino con uno que resulte sustentable; es decir con un
desarrollo capaz de perdurar en el tiempo tanto por las condiciones económicas como
sociales y ambientales; un desarrollo que tenga lugar en armonía con el ambiente en
beneficio de la generación actual y de las venideras. De allí que este progreso se refiera a la
comunidad, y no solamente a la cooperativa, comprendiendo tanto la comunidad donde
actúa la cooperativa como la comunidad global puesto que no podría concebirse el
desarrollo local sin tener en cuenta la sustentabilidad global o, peor aun, a costa de ella.
El compromiso de las cooperativas es con el derecho de la gente, de los otros seres
vivientes y de los recursos naturales; de ahí su identificación con las realidades concretas
de sus comunidades. Un planeta sano es necesario y es también posible, ya que a través de
una economía solidaria se puede construir la nueva racionalidad que demanda la actual
contradicción entre la economía y la naturaleza.
La calidad de vida y todo el bienestar que puede disfrutar la humanidad se sustentan en la
gestión responsable de los bienes y las riquezas naturales, la conservación de la
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biodiversidad y la mitigación de los cambios climáticos que ponen en riesgo el equilibrio de
los ecosistemas y el planeta. De allí que este principio implique la trascendencia de la
cooperativa reforzando su compromiso con la comunidad y no sólo con sus miembros. En
ese sentido puede decirse que se trata de un principio genuinamente social en el más cabal
sentido de la palabra pues postula la solidaridad cooperativa más allá de sus propios
integrantes.
Los mecanismos y medios que la cooperativa pone en funcionamiento para satisfacer las
necesidades de sus miembros, tal como se hallan contenidos en el plexo de los principios
(democracia, participación, autonomía, educación, colaboración entre cooperativas)
determinan que su desenvolvimiento resulte consistente con un desarrollo sustentable de
sus comunidades. Sin embargo, el principio de preocupación por la comunidad incorporado
por la Declaración sobre la Identidad Cooperativa, vino a reconocer de modo expreso que
las cooperativas, más allá de que su forma de actuación contribuya indirectamente al
desarrollo sostenible de la comunidad, deben trabajar para su logro mediante políticas que
sus propios miembros deciden.
La sustentabilidad se manifiesta en diversos órdenes que no han de ser excluyentes sino
complementarios. Por lo común se le asigna prioridad a la sustentabilidad económica pero
también ha de tenerse en cuenta la sustentabilidad social sin la cual la primera carece de
sentido desde la perspectiva cooperativa. A su vez, ambas dependen de la sustentabilidad
ambiental que es la que permite que las anteriores puedan existir y permanecer. De allí que
el Documento de Referencia declare específicamente que las cooperativas “tienen la
responsabilidad de trabajar constantemente por la protección del medio ambiente de sus
comunidades.”
Las cooperativas tienen la responsabilidad especial de asegurar la continuidad del
desarrollo de su comunidad en los aspectos económico, social y ambiental. Tienen la
obligación de trabajar constantemente por la protección y la sostenibilidad de su
comunidad, incidiendo en la adopción de políticas públicas coherentes.
La preocupación no es novedosa
La protección del ambiente no constituye preocupación novedosa en el movimiento
cooperativo y ha sido motivo de manifestaciones y de acciones concretas desde mucho
tiempo atrás, lo cual no resulta sorprendente pues las cooperativas constituyen una
economía al servicio del hombre y, por ende, la preocupación por el ambiente no puede
resultarles ajena.
Cabe afirmar que la preocupación ambiental del movimiento cooperativo se manifestó
como un tema global cuando todavía se encontraba en ciernes el surgimiento de la
conciencia universal a su respecto. El informe sobre “La cooperativas en el año 2000”
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presentado por A. Laidlaw al Congreso de la ACI realizado en Moscú en 1980 denunciaba
crudamente: “No importa lo que se diga sobre el siglo cuyo fin se acerca, seguramente
deberá quedar registrado como el período en que la humanidad hizo más que en todas las
otras épocas de la historia para envenenar y destruir su medio ambiente. La revolución
industrial de los tiempos modernos, que comenzó hace doscientos años, puso a la sociedad
en el camino de la destrucción y el despilfarro de todo el hábitat humano … La
contaminación ambiental ha ido de la mano con el derroche de los recursos naturales y la
alteración del equilibrio de la naturaleza.”
El contexto de la Declaración sobre la Identidad Cooperativa
Cuando la ACI celebró el Congreso del Centenario el tema ya había alcanzado una
relevante notoriedad global, al punto que la Organización de las Naciones Unidas en su
documento sobre “Nuestro futuro común”, emitido en 1987, había adoptado el concepto de
“desarrollo sostenible” definido como “aquél que garantiza las necesidades del presente sin
comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades.” Y aun antes, la Asamblea General de la ONU de 1985 había incluido en las
“Directivas para la protección del consumidor” el derecho “a un medio ambiente sano: vivir
y trabajar en un ambiente que no amenace el bienestar de las generaciones presentes y
futuras.”
A su vez la “Declaración de Río”, emanada de la Cumbre de la Tierra de 1992, incluyó
entre sus principios: “Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones
relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva
en armonía con la naturaleza” (principio 1). “El derecho al desarrollo debe ejercerse en
forma tal que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de
las generaciones presentes y futuras” (principio 3). “A fin de alcanzar el desarrollo
sostenible, la protección del medio ambiente deberá constituir parte integrante del proceso
de desarrollo y no podrá considerarse en forma aislada” (principio 4).
Por lo tanto, al momento en que la ACI emite la Declaración sobre la Identidad
Cooperativa, la preocupación por el tema medio ambiental ya había alcanzado dentro del
movimiento cooperativo, como así también a nivel global, un significativo grado de
conciencia que demandaba su reconocimiento e inclusión dentro de los propios principios
cooperativos. Resulta, entonces, producto de un proceso natural de maduración que se haya
incorporado la acción por desarrollo sustentable como un principio cooperativo.
La evolución posterior
Los años transcurridos desde el Congreso del Centenario no han hecho sino acentuar la
preocupación por el medio ambiente, no solamente por el crecimiento de la conciencia
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universal acerca del tema sino, lamentablemente, por la circunstancia de que la gravedad
del problema, en lugar de disminuir, ha ido en aumento.
La información sobre el tema, fundada en estadísticas cada vez más precisas y alarmantes,
ha ido dando cuenta de una situación más preocupante acerca de la agresión al medio
ambiente, a menudo tolerada y consentida por los propios Estados que resisten la adopción
de medidas acordes con la gravedad del problema. Cabe recordar que el Protocolo de
Kyoto suscripto en 1997 para la reducción de gases de efecto invernadero no pudo alcanzar
los efectos esperados. Por el contrario, las empresas lucrativas han avanzado en el uso
irracional de los recursos naturales en la búsqueda de ganancias que no se detiene ante las
consecuencias desastrosas que esa conducta acarrea, especialmente para las futuras
generaciones.
En los últimos años son numerosos los estudios y reuniones internacionales dedicados al
problema ambiental. Para sintetizar la preocupación basta citar las expresiones del
presidente de los EEUU en la Convención de Copenhague de 2009 sobre Cambio
Climático: “El cambio climático representa un grave y creciente peligro para nuestros
pueblos. … Es ciencia; no ficción. El cambio climático desenfrenado representa un peligro
inaceptable para nuestra seguridad, nuestras economías y nuestro planeta. De eso estamos
muy conscientes. Entonces, el interrogante que se nos presenta ya no es el carácter del
desafío; el interrogante es nuestra capacidad de hacerle frente.”
La ACI dedicó su mensaje del Día Internacional de las Cooperativas de 2008 al tema
“Afrontando el cambio climático por medio de las empresas cooperativas” señalando la
magnitud del problema y destacando la contribución de las cooperativas para combatir el
cambio climático.
Por su parte, en la Cumbre Cooperativa celebrada por la ACI Américas en Guadalajara
(México) en 2009, se trató como uno de los ejes principales el tema “Crecimiento y
sostenibilidad”, resaltando la importancia actual del problema. Como resultado, y en
consonancia con la Declaración aprobada en esa oportunidad, surgió el Pacto Verde
Cooperativo y un plan de acción orientados a cumplir los objetivos de dicha Declaración.
La Conferencia Regional realizada en 2010 en Buenos Aires (Argentina), se desarrolló bajo
el lema “Compromiso cooperativo para la preservación del planeta”.
Significado de la sustentabilidad
La sustentabilidad de una empresa o actividad reconoce distintas dimensiones, si bien el
enfoque económico predomina en su consideración, por lo que normalmente su significado
se asimila a la capacidad de crecer y perdurar con viabilidad económica y financiera. Sin
embargo, existe también una dimensión social de la sustentabilidad que no puede ser
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ignorada: es la que asegura la relación armoniosa entre los aspectos materiales y la vida
humana plena de los miembros de la comunidad. Por último, en los años recientes ha ido
cobrando importancia creciente la sustentabilidad ambiental que antes no revestía tanta
relevancia por cuanto la destrucción del medio se fue acentuando en la época actual a la vez
que fue aumentando paralelamente la población mundial. Por ello se ha convertido en una
preocupación acuciante.
La aspiración de alcanzar el equilibrio entre la sociedad humana y el resto de la naturaleza
y el reconocimiento de que los recursos naturales tienen un valor de uso para los
consumidores directos y un valor de existencia, tanto para las futuras generaciones
humanas como para las demás especies, torna necesario responder a las interrogantes de la
racionalidad de los sistemas productivos actuales: ¿Qué, cómo, para y por qué se produce?
¿Son naturalmente sustentables las cooperativas?
La gran crisis que azotó la economía mundial en los últimos años ha permitido comprobar
que las cooperativas cuentan con una capacidad de resiliencia superior a la de las demás
empresas. Su actividad centrada en la satisfacción de las necesidades de sus miembros las
aleja de la especulación financiera que, con afán desmedido de lucro, llevó a consecuencias
devastadoras. Por otro lado, su arraigo local y con control de sus miembros permite evitar
los excesos que suelen ocurrir en empresas libradas a la acción de administradores que
procuran exhibir la mayor ganancia posible con el consiguiente beneficio personal.
Refiriéndose a la perdurabilidad de las cooperativas, J. Birchall y L.H. Ketilson afirman
que “Una de las razones de esa longevidad (sostenibilidad económica) puede ser que las
cooperativas no están motivadas por alcanzar la máxima tasa de ganancia. Por el contrario,
las cooperativas tienen objetivos de servicio a la comunidad y satisfacción de las
necesidades de sus miembros.” (OIT, Resilience of the Business Model in Times of Crisis)
Solos no es posible avanzar
La circunstancia de que las cooperativas sean naturalmente más sustentables que otras
empresas de ninguna manera significa que puedan ellas por sí solas realizar la acción
necesaria para asegurar el desarrollo sustentable de la comunidad, especialmente en el
terreno ambiental.
La magnitud del problema exige que sea atacado en forma conjunta y coordinada por los
diferentes sectores de la sociedad y el Estado. Por lo tanto, las cooperativas deberían, al
mismo tiempo que realizan acciones propias de conservación ambiental, contribuir
activamente a sensibilizar a los otros sectores de la sociedad y a las autoridades públicas
para llevar adelante políticas semejantes. Como las cooperativas no pueden ser sospechadas
de perseguir finalidades que no sean de bien común, se encuentran en inmejorables
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condiciones para estimular y liderar acciones de esta clase. La primera condición para el
éxito de esta actividad es la conciencia de que la gravedad del problema requiere acciones
conjuntas para su desarrollo y que los esfuerzos aislados, aunque meritorios, resultarán
siempre insuficientes y hasta frustrantes.
Ejemplos de actuación cooperativa frente al desafío ambiental
La Confederación Cooperativa de Colombia aprobó una iniciativa denominada “Pacto
verde cooperativo”, posteriormente adoptada por la ACI-Américas para difundirla a nivel
regional. Al adherirse al Pacto, las cooperativas asumen compromisos mínimos para
adoptar procedimientos orientados a la conservación del ambiente; realizar auto
evaluaciones institucionales periódicas para determinar el grado de cumplimiento en
materia ambiental; incorporar los temas ambientales como normas de conducta de las
organizaciones; impartir y promover educación medioambiental y velar
por el
cumplimiento y permanencia del Pacto.
La Organización de Cooperativas Brasileñas cuenta con un programa de mercado de
carbono que incentiva a sus cooperativas a reducir las emisiones de gases del efecto
invernadero y los residuos de la producción agropecuaria y agroindustrial. Además,
mediante el Mecanismo de Desarrollo Limpio, OCB promueve el apoyo de las cooperativas
agrarias al cumplimiento del Protocolo de Kyoto por medio del desarrollo de metodologías
y capacitación para implementar proyectos para la recuperación de áreas degradadas.
…………… Incorporar ejemplos de América y de otras regiones ………………….
Conclusión
La vigencia del 7º Principio permanece inalterable pero la importancia de su efectiva
aplicación cobra una creciente relevancia en razón de la gravedad del problema ambiental.
Las cooperativas tienen, pues, la grave responsabilidad de alertar sobre el problema y
contribuir de manera eficaz a los esfuerzos por superarlo.
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