Download Los 20 de Dj Barbas - libreconfiguracion.org

Document related concepts

Dance wikipedia , lookup

Música disco wikipedia , lookup

Indie pop wikipedia , lookup

Music Has the Right to Children wikipedia , lookup

Rock instrumental wikipedia , lookup

Transcript
Los 20 de Dj Barbas
Tal y como va 2006 en el plano musical, mucho me
temo que nadie va a echar en falta a los grupos del año
pasado. Pese a la general vulgaridad de la música de
2005, me parece de justicia rescatar a los valientes que
quedaron aislados con propuestas novedosas, grandes
o esperanzadoras.
Aunque lejos ya en el tiempo, los mejores de 2005
siguen siendo enormes desde esta perspectiva. Si este
verano os los encontráis por ahí agradeceréis este
repaso.
1
Autechre “Untitled”
WARP-PIAS SPAIN
Todavía resuenan los tambores de guerra de EXP en este lugar cuando el foco de
atención se traslada a los confines de la imaginación, allí donde se mezclan futuros
posibles e imposibles, allí donde la música se confunde con estructuras y texturas,
el lugar que Autechre (Rob Brown y Sean Booth) lleva visitando 15 años. Han
vuelto a convertir uno de sus pasos evolutivos en una cita clave en la música,
como ya ocurrió con “Tri-repetae”(1995) o “Confield” (2001), como si su reloj vital
llevara un ritmo diferente al del resto de los mortales, porque “Untitled” convoca a
los sonidos más recurrentes en la historia del grupo y a los estilos clásicos de la
era electrónica (desde la música concreta hasta la de baile), en una cita con la
imaginación en la que la abstracción primordial ha encontrado una salida hacia la
concreción, dicho de otra forma, el formato canción tiene sentido en la nueva
música de los mancunianos.
La silenciosa intro de LCC deja a las claras hasta que punto puede llegar a
absorbernos la secuencia sónica, que choca entonces con un muro de ritmo
percusivo que pasa por ser una de las mayores obras del grupo. Redefiniendo el
ambient de The KLF (“Fermium”), manejando el Hip-Hop a su antojo (“Ipacial
Section”), al galope de los ritmos más duros del electro (“The Trees”), tiñendo el
acid con colores étnicos (“Iera”) o proponiendo sonidos extremos (“Augmatic
Disport”), lo de Autechre pasa por ser una experiencia imprescindible para los
amantes de la música, más allá de gustos, porque ellos siempre serán la
vanguardia, allí donde llegarán los sonidos dentro de unos años.
Los que pretenden que la música sea algo más que prefijos y sufijos sobre los
mismos nombres de siempre tendrán reservado este lugar en la lista de los
intrépidos, que no son más que los auténticos.
AUTECHRE: LA MÚSICA MÁS APASIONANTE DE 2005.
2
Animal Collective “Feels”
FAT CAT-PIAS SPAIN
La fantasía y la frescura de la que en otras épocas se rodeó la música a sido
poco a poco enterrada bajo los rigores del producto inmediato y perecedero.
He aquí la excepción que confirma la regla, la locura que este grupo de
Baltimore lleva fraguando desde hace unos años ha tenido en 2005 salida en
este Feels que pasa por ser una lisérgica, asilvestrada, vanguardista y
apasionante visita al mundo de los sonidos extremos, aquellos que
conforman la frontera entre los sonidos del folk, el rock, la electrónica y la
música de vanguardia, ese lugar al que acudían la Magic Band del Capitán
Beefheart o los mejores Mercury Rev, pero desde los gustos sónicos de
Kevin Shields y con la inmediatez y la frescura de los Pixies.
Su trayectoria viene copada de maravillas como el single “Prospect Hummer”
(2005) que compusieron junto a Vashti Bunyan (una maravilla que nadie
debería perderse), o los discos de su primera etapa, “Campfire Songs”
(2003), “Here Comes the Indians” (2003), repletos de pasajes ambientales
bucólicos o claustrofóbicos; sin olvidar “Sung Tongs”, que en 2004 pasó
desapercibido … para algunos.
“Grass” y “The Purple Bottle” exteriorizan la rabia y la energía del disco,
mientras “The Bees” o “Flesh Canoe” sacan los colores al folk con una
apabullante paleta sonora. Y si “Banshee Beat” supone el momento álgido del
disco, con un glorioso crescendo de aire naturalista, “Loch Raven” y “Turn
into Something” lo despiden con la sensación de alegría tonta.
Estos cuatro elementos han unido sus diferentes oficios, aficiones y gustos
musicales en pro de la fantasía, el desorden y la intuición, con la única
intención de hacer algo propio mucho más allá de la visión de los demás, sin
darse cuenta acaban de definir el arte, o la inabarcable sensación de la
música absoluta.
3
Anthony And The Johnsons “I’m a
Bird Now”
SECRETLY CANADIAN-GREEN UFOS
Mucho se ha escrito a estas alturas sobre la singularidad de este artista, tanto que
el debate ha dejado en segundo plano la supuesta calidad de su propuesta. Sin
embargo, escuchando con detenimiento sus temas no hay duda que Anthony
está a años luz de sus vecinos en la escena del travestismo-pop, por poner un
ejemplo de su amigo y colaborador Rufus Wainright (porque este afortunado
personaje recibe las lisonjas que debería tener gente de mucha más calidad como
Andrew Bird).
Pues eso, que entonces llegan las canciones, y todas las de “I’m a Bird Now” ponen
un nudo en la garganta por su extrema sensibilidad, por su cercanía a pesar de ser
temas muy personales de un tipo singular, y por la interpretación, que es una
extraña mezcla entre el amateurismo y el narcisismo. Dominan las torch-songs en las
que Anthony se hace acompañar tan sólo de piano y del desdoble de la voz,
apareciendo medidos al milímetro los arreglos de cuerda (violín) o viento en los
momentos álgidos de la canción. Los temas suelen tener un tono más recogido a la
hora de hablar del amor ( “HopeThere’s Someone”, “Man Is the Baby” la excepción) y
algo más desprendido y alegre cuando repasa sus momentos de duda y represión en
el plano sexual (“My Lady Story”). En la segunda parte del disco se abre un poco la
paleta estilística con la aparición de colaboradores (Rufus, Boy George, Devendra
Banhart o Lou Reed), por ejemplo el tono soul que alcanza “Fistful of Love” o la
cercanía a la nana tipo Tindersticks, salvando las distancias interpretativas, de
“Spiralling”. En cualquier caso el tema estrella es sin duda “For Today I Am a Boy”,
donde se concreta de manera sublime la temática personal, el estilo desgarrado y la
interpretación apasionadamente libre que ha dejado boquiabierto al mundo musical.
El mundo de Anthony and the Johnsons supone para muchos un lugar lejano y dificil
de comprender, sin embargo su música a tendido un puente, “I´m a Bird Now”, que
mucha gente a tenido a bien recoger.
4
The Evens “The Evens”
El descanso de los justos que vive Fugazi no nos va a dejar huérfanos de las
inquietudes de Ian McKaye, el duendecillo del punk, que convierte en oro todo
lo que pasa por sus manos, ya sea una canción o un disco para su sello
Dischord. Y es que cuando uno se encuentra en estado de gracia consigue
hacer una obra perdurable de un mero entretenimiento o de un trabajo menor
como pudiera ser ésta en su idea inicial. Porque un casual encuentro con Amy
Farina (tan casual que no necesitaron a nadie más) se ha convertido sin
comerlo ni beberlo en la gran pequeña obra del año, o sin tantas florituras, en
la envidia de cualquiera de los dúos “modernetes” que campean por ahí a sus
anchas.
Sin necesidad de dar un paso atrás en su pulso reivindicativo y sin perder un
gramo de contundencia, Farina y Mckaye afrontan el reto de traer a primer
plano el esqueleto de la canción punk-rock, la comunidad guitarra-batería, y
logran que el rift y el ritmo, acompañados del no menos poderoso dúo vocal,
atrapen toda la esencia y el vértigo de la canción.
No sabemos si ese elefante enjaulado de la portada hará mordaz referencia a
cierta pareja rojinegra, la duda no tiene caso cuando se atiende a temas de la
talla de “Shelter Two”, “Mt. Pleasant” o “You Won’t Fell a Thing”, donde no hay
reojos, ni hacen falta recordatorios infelices, conforman un paquete de música
incandescente, inoportuna, seria y emocionante: “when things should work but
don’t work, that’s the work of all these governors”. Así de directa y simple
puede llegar a ser la verdad en manos de The Evens, a través de la gente que
piensa en la música grande e importante, con la energía y la emoción de un
novato y la sabiduría de más de 20 años de rock.
5
Ry Cooder “Chavez Ravine”
PERRO VERDE-
NONESUCH-DRO-ATLANTIC-WARNER
Me resulta el personaje del Sr. Cooder totalmente inabarcable, por más que se
ha escrito estos últimos tiempos sobre el; si leo algo sobre su etapa con los
Rolling Stones, al momento me pasan un disco de colaboración con músicos
cubanos o africanos. Lo que no me cabe la menor duda es que es un aventurero
de la música, alejado de los baboseos colonialistas y de los falsos profetas, y
sobre todo un compositor genial capaz de extraer la naturaleza más pura de
cualquier lugar del planeta.
La historia de un viejo barrio chicano de los arrabales de Los Ángeles, derribado
en los años cincuenta para construir el Dodger Stadium con cientos de familias
de inmigrantes llevadas por delante, motiva al músico angelino a arrimarse a un
puñado de veteranos artistas fronterizos y construir un mosaico de culturas, toda
una recreación del mestizaje norteamericano actual, preñado de relatos de amor,
injusticia social, mezcla racial y hasta serie B, narrados en inglés, castellano y,
como no, en spanglish.
El disco está cargado de sabor añejo a través de estilos clásicos como el soulblues a lo Tom Waits o el country (“It’s Just Work for Me” o “3rd Base, Dodger
Stadium”), o por medio de canciones del folclore local, los auténticos puntos
álgidos de Chávez Ravine (“Corrido de Boxeo” o “Ejercito Militar” son magníficos
ejemplos de la comunión entre documento social y auditivo). Pero no se nos
puede quedar atrás que este trabajo no deja de lado el humor y la alegría propia
de estas comunidades, quien podría desechar para la pista de baile temas como
“Poor Man’s Shangri-La”, “Muy Fifi” o “Chinito Chinito”; o la serie B de “El U.F.O
Cayó” y “Don´t Call Me Red” (con extraterrestres y policías de por medio).
Toda una demostración de sabiduría, una perfecta demostración de cómo se
puede acercar la tradición a la música popular manteniendo la autenticidad y el
alma propia de cada lugar.
6
Mark Leclair “Musique pour 3 femmes
enceintes”
MUTEK_REC-RED
La música electrónica sigue barriendo el frente musical con propuestas diferentes,
arriesgadas, y con asiduidad en los últimos años, totalmente excitantes para el
aficionado. Si en el ámbito de la pista de baile son los diferentes géneros los que se
bifurcan es pos de nuevas secuencias rítmicas que abran la paleta estilística, en la
electrónica concreta o más sesuda se da el proceso inverso, sintetizándose toda la
esfera digital (microsampling, glitch, ruidismo, ambient, microhouse, …) en puntos
concretos donde todas estas herramientas juegan a favor de la expresión de
sensaciones precisas, una capacidad que parecía inalcanzable para los artistas del
portátil, pero que ahora se muestra habitualmente en trabajos de gente como los
propios Autechre, Aphex Twin, Fennesz, Pan Sonic y un largo etcétera.
El turno del canadiense Marc Leclair, que hasta ahora conocíamos como Akufen,
llega a través de una original idea basada en el embarazo de su mujer y un par de
amigas, quedando reflejados los nueve meses de gestación en otras tantas
canciones. En “1er Jour” se reconoce al creador de “My Way” (2002) con el
microhouse cercano y hasta bailable compuesto mediante la superposición de
capas, a partir de ahí la música se adentra en la placenta y recorre todas las
sensaciones de la criatura que se empieza a gestar: la profundidad y el vacío de los
primeros momentos, los sonidos acuosos y cálidos a continuación, las guitarras
acústicas que acompañan el despertar de los sentidos, los latidos del corazón
(“180e Jour”) y la complejidad, el movimiento y la emoción ante el nacimiento en los
últimos instantes.
La naturalización de la música electrónica está consiguiendo convertir a los más
escépticos, la teoría de “la vida de las teclas” adquiere aquí un significado total, en
esta experiencia primordial que llegamos a vivir a través de la música de Marc
Leclair.
7
Broadcast “Tender Buttons”
WARP-PIAS SPAIN
Aunque no sea un caso sin precedentes en el mundo de la música, si resulta curioso
como algunos grupos de carrera intachable, pero demasiado monocorde, consiguen
en un momento de su historia traspasar esa fina membrana que aísla a aquellos que
quedaran en el olvido de los grandes que serán referenciados en el futuro. El de
Broadcast es ese caso, ya que a lo largo de su discografía pasaban por ser uno de
los bichos raros del sello Warp, con trabajos tan encantadores como inofensivos en
su ejercicio de pop electrónico retrofuturista. Y “Tender Buttons” no dista de ser otro
ejercicio de estilo Broadcast, pero que consigue desprenderse de la pereza para
sintetizar todas las virtudes de un grupo que ahora se presenta como imprescindible.
Tiene este nuevo álbum de los británicos la simpleza y la originalidad del rock o del
power-pop inmediato, esas canciones de dos o tres minutos que se entrelazan con
pasajes más oníricos para consolidar el producto; y sobre todo contiene un discurso
firme, personal y trascendente, labrado a lo largo de varios años, que deja claro que
no vienen de la nada. Es muy obvio, pero resulta casi imposible hablar de los
Broadcast de 2005 sin hacer una mención a Young Marble Giants, por aquel
exquisito minimalismo instrumental y por su acertadísima revisión del punk-rock.
El gusto por los sonidos analógicos y demás cacharrería electrónica es soportado
por constantes y rigurosos ritmos, que tan pronto se visten de gala para acompañar
la delicada voz de Trisha Keenan (“I Found The F”), como se transportan a la pista
para concretar singles (“America’s Boy” o “Michael a Grammar”). Así la delicadeza
de temas como “Tears in the Typing Pool” o ”You and Me in Time” suena más
cercana y acogedora.
Este disco significa la paciencia y la salud de un grupo, el rigor y la personalidad; y
si hacen falta obras de este calibre para dejarnos ver estas cualidades, que sean
generosos los grupos olvidados para con los ciegos e incrédulos como nosotros.
Broadcast ha abierto el camino.
8
Nine Horses “Snow Borne Sorrow”
SAMADHISOUND IMPORT
Uno de los artistas más inclasificables e intachables de las últimas tres décadas,
David Sylvian, manijero de aquel extraño artilugio llamado Japan y protagonista de
otras no menos interesantes aventuras en compañía de la flor y nata del
experimentalismo europeo. Tras la magia electrónica-experimental de “Blemish”
(2003) y su disco de remezclas, Sylvain retoma la senda de “Secrets of the Beehive”
(1987) junto a su hermano Steve Jansen y Burnt Friedman, habituales colaboradores,
y con la inestimable ayuda de gente como Stina Nordenstam o Ryuichi Sakamoto.
Esta nueva obra del genial Sylvain sigue la senda del pop adulto e irónico,
relacionado con los estilos más recurrentes de su carrera: el jazz acústico y vocal de
los países nórdicos, la electrónica más vanguardista de gente como Fennesz, los
timbres de resonancias orientales que tanta gloria dieron a discos como “Tin Drum” y
el soul blanco del que el británico es uno de los mejores intérpretes, si no el mejor.
Temas como “Wonderful World” o “The Banality of Evil” se desplazan a lomos del
soul, con una exquisita comunión entre los elementos y tiempos jazzísticos y la
complejidad del pop de gusto refinado; “… and you are falling in love with those you
don’t know … It was never a place that you felt you belonged”, genial manera de
describir nuestro desarraigo de todo la que vivimos. “Atom and Cell” y “Snow Borne
Sorrow” prenden la senda electrónica en una exótica complejidad de sonidos virtuales
y naturales, siempre al quite de las impresionantes texturas que la voz del maestro
Sylvain consigue reproducir: “… let the children comes to me …” nos invita en una
cita irrenunciable.
Me pregunto que nos pasará a los “jóvenes” que nos gusta la música de los
veteranos, o que les pasará a los artistas jóvenes que no acaban de ser constantes,
que se diluyen en las aguas procelosas del mercado. ¿Estarán ellos más próximos al
espíritu joven (y todo lo que ello conlleva) que los jóvenes de hoy en día a pesar de la
edad? Escucha esta música y apuesta a que sí.
9
Mercromina “En La Montaña Más Alta Del
Mundo”
SUBTERFUGE
Los de Joaquín Pascual han protagonizado probablemente el momento más entrañable del
año pasado con su despedida, marcada por una gira de conciertos memorables. Sin
embargo, esta sensación no debe tapar lo esencial del asunto: acaban de materializar uno de
los discos de rock patrio más emocionantes de siempre, y con ello culminan una trayectoria
coherente, ascendente e inalcanzable.
Campamento base: Nacidos de la escisión de uno de los grupos de rock más genuinos del
panorama nacional, Surfin’ Bichos, Mercromina empiezan a hacerse hueco sin estar
asentados en ninguna corriente concreta del indie de los noventa (Planetas, La Buena Vida,
etc.). “Hulalop” (1997) y “Canciones de Andar por Casa” (1999) encierran esa semilla de
grupo diferente mezclada con multitud de ideas propias y ajenas, un cultivo que pronto daría
frutos, sin ir más lejos en temas como “Evolution”, que marcan la pauta de los pasos
siguientes.
Ascenso: El triangulo mágico My Bloody Valentine-Mercury Rev-Spiritualized fuerza el
progreso del grupo hacia un sonido denso, protagonizado por las capas de guitarras, eficaz a
la hora de definirse en canción e intratable cuando se trata de protagonizar el tema. “Bingo”
(2002) crea estilo: el susurro cercano de Pascual, sus letras situadas en un plano infantil o
adolescente (Pascual es profesor de música en un colegio), bien a través de recuerdos o bien
mediante visualizaciones fantasiosas o simplistas (pero mágicas) de la realidad (y de la
ciencia en muchas ocasiones), y el sonido muy del gusto de los discos con etiqueta de
productor (Shields, Fridmann,…) suponen el último aviso antes de la coronación de la
cumbre.
La cumbre: Mirar desde lo alto, habiendo vivido una gran aventura, guiados por el corazón,
sintiendo la fuerza del huracán,… Sensaciones que valen por mil palabras, en un disco que
les deja de frente a “Loveless”, no para de subir a través del túnel de sonido hasta alcanzar
“Desde la Montaña Más Alta del Mundo”, donde la placidez y la calma más total se apoderan
de la música.
Mercromina nos saludan desde allí arriba y nosotros les sonreímos felices de haberles
acompañado en este increíble viaje.
10
Arcade Fire “Funeral”
MERGE-ROUGH TRADE-SINNAMON
Canadá 2005: escena emergente. Hace unos años sólo escuchábamos hablar del
vecino del norte por grupos como los del sello Constelation, GYBE y toda la
escena de post rock y folk. Llega ahora la tropa del indie en plena forma desde
allí: Constantines, Frog Eyes, Hot Hot Heat, Akufen, Junior Boys, Broken Social
Scene, Stars, Russian Futurist, The New Portnographers y un largo etcétera,
encabezados este año por The Arcade Fire, la tremenda banda que ha sabido
aunar la grandilocuencia de los grupos multiinstrumentales y la exquisitez del pop
directo y carnal.
El numeroso grupo residente en Montreal, aunque proveniente de diversos
lugares del planeta, se ha ido forjando como grupo a lo largo de dos largos años
mientras internet y la transmisión oral hacían el management por si solos. Funeral
tiene vocación de disco conceptual, hay están los temas “Neighborhood #1 a #4,
y la temática del síndrome Peter Pan y la proximidad de la muerte a través del
fallecimiento de familiares. También en el plano musical el disco mantiene un
sólido concepto sin demasiadas variaciones estilísticas; la aparición continua del
violín y el piano, y la expresividad de Win y Régine en la interpretación le dan el
tono solemne al conjunto (“Neighborhood #4” o “Crown of love”), mientras la
intensidad de las guitarras (“Heighborhood #3 y “Rebelion (Lies)”) y la rítmica
propia del punk-funk de los 80 (“Neighborhood #2”) trabajan la fuerza de los
temas. Los únicos espacios abiertos que se alcanzan a lo largo del álbum llegan
en “Une Anne Sans Lumiere” y “Haiti”, con ese regusto a los 80 que ubica, a falta
de otras influencias más evidentes, la raíz del grupo.
Se va perdiendo el rastro de la marea revivalista, o del problema del eterno
retorno, ya sólo quedan los buenos y los malos grupos, y The Arcade Fire se han
posicionado claramente en el primer grupo; este “Funeral”, primera parte de su
testamento contiene las claves de que sean recordados para mucho tiempo.
11
Stephen Malkmus “Face The Truth”
DOMINO-PIAS SPAIN
Cuando el bueno de Stephen estuvo de gira con The Liks hace unos años todos
saboreábamos su presencia desgarbada, sus punteos espasmódicos y cualquier
resquicio musical que recordase la leyenda de un grupo y un líder irrepetibles.
Desgraciadamente no era fácil encontrar el espíritu de aquellos Pavement, se
imitaba la receta pero faltaba la magia. Sin ser quizás su intención, Malkmus vive en
un bucle de tiempo que le impide volverse viejo y convertirse en un cantautor
maduro, por eso seguirá siendo objeto de la inevitable comparación, y también por
eso tenemos la posibilidad de reencontrarnos, a poco que la inspiración le
acompañe, con la eterna sonrisa que significó su presencia para la música
independiente.
Parece que afrontando la verdad se ha dado cuenta de esta paradoja en la que vive
y ha retomado la mejor tradición del pop que dejó aparcada en “Brighting the
Corners”. Aunque conserve algunos tics de su etapa menos atractiva, algún punteo
excesivo y extensiones caprichosas de alguna canción, el por ello a veces irregular
“Face The Truth” maneja material de primera desde su inicio, con la energía y la
expresividad de “Pencil Riot”, para adentrarse después en el campo mejor conocido
por el viejo Stephen, medios tiempos llenos de melodías adictivas, giros maestros y
guiños complices, simpáticos e irónicos: “It Kills”, ”Freeze The Saints” o “Mama”
trabajan el costado pop con la puntería de un número uno. Y aunque “Kindling for
the Master” y “Loud Cloud Crowd” se desvían un poco del camino, temas como “No
More Shoes” (en el estilo “Wowee Zowee”) o “Post-Paint Boy” (simulacro de single
tipo “Crooked Rain Crooked Rain”) dan el verdadero nivel de un disco llamado a
dejar un buen sabor de boca para el futuro.
Cuando la sequía aprieta siempre están los clásicos, pero que nadie se confunda,
Stephen Malkmus no ha sido rescatado por nadie, ha llegado el solito con toneladas
de música para aliviarnos el peso de todo un año.
12
Arab Strap “The Last Romance”
CHEMIKAL
UNDERGROUND-¡POP STOCK!
Puede que haya cierta displicencia hacia los escoceses por parte de un servidor
porque ha sido un grupo que ha marcado en cierta manera mi camino musical.
Me subí al tren de Aidan Moffat y Malcolm Middelton allá por “The Red Thread”
(2001), a mitad de su carrera, cuando los patrones de su música estaban
cambiando, y aquel increíble álbum plasmaba el equilibrio perfecto entre lo que
era y lo que iba a ser Arab Strap; en sus predecesores el peso lo llevaba ese
recitado tan personal que era acompañado por sonidos deslavazados de cajas
de ritmo y guitarras de una “no banda”. A partir de entonces la música empieza a
arropar más a la voz, los instrumentos se muestran más reconocibles y hay un
cierto gusto por utilizar arreglos y ritmos de tradición musical escocesa.
Lo importante es que todo esto se produce de manera natural, no hay prisas ni
incomodidades, y la muestra de ello se reconoce disco a disco, por eso “The
Last Romance” es un trabajo imprescindible de un grupo incontestable. Empieza
a toda pastilla, a ritmo de batería (en vez de caja de ritmo) y asumiendo el riesgo
de encajar sus sonidos más descarnados a la estructura de canción pop. Se baja
a continuación el pistón con una nana marca de la casa (quien dice que “Chat in
Amsterdam, Winter 2003” no podría encajar perfectamente en “Philophobia”)
para después encarar una serie de medios tiempos en los que se sienten
realmente a gusto, con arreglos de viento y cuerda que denotan una apertura no
habitual, “Come Round and Love Me” o “Dream Sequence” pertenecen ya al
grupo de las favoritas.
Todo al servicio de una música tan personal como cercana, desde la enfermiza
obsesión por la exhibición sentimental de siempre hasta el pseudooptimismo de
ahora, todo puro Arab Strap, ¿alguien da más?.
13
Why? / 13 & God “Elephant Eyelash / 13
& God”
ANTICON
Recién salidos de cLOUDDEAD, Adam “Doseone” Drucker y “Yoni” Wolf airean sus
intenciones en solitario, aplican la expresividad y la frescura de sus trabajos comunes a la
tercera vía del pop, aunque por bandas diferentes: mientras que los Why? de Wolf
acometen el legado indie más libre, Doseone se une a Marcus Acher y sus Notwist para
sumergirse en terrenos inexplorados del pop, la electrónica y el indie-rap, oníricos espacios
ocupados con gran sentido artístico.
Está en Why? el poso de una locura juvenil, tanto en la música como en sus letras, de una
pasión desordenada por las melodías contagiosas, sin que sean los estribillos el centro de
atención; se suceden giros inesperados de naturaleza casi intuitiva y los instrumentos
dialogan a veces casi sin escucharse, remedando el cuasi-fraseo marca de la casa de Wolf.
Todos estos elementos no tienen porqué sonar a nadie en concreto, aunque si que
componen una ecuación que dio lugar a los momentos más felices de los 90’s, cuando
Pavement eran todo y mucho más. Se suceden los medios tiempos con guitarras acústicas
(“Act Five”) con sombrías fantasías (“Light Leaves” o “Waterfalls”), pero sobre todo
enganchan las canciones con piano, guitarras y artificios electrónicos ( Subtle exploró con
éxito esa vía el año pasado), que son trallazos instantáneos como “Whispers into the Other”,
“Sanddollars” o “Gemini”.
Para 13 & God existe un componente poético muy importante, la amalgama de electrónica
made in Germany con los diversos arreglos de los que Doseone gusta acompañar su nasal
voz convence tanto en los momentos más experimentales (Disco Inferno tiene aquí una
mención merecida), como en los temas más cercanos al indie-rap (“Ghostwork”, “Afterclap”)
o a la indietrónica (“Men of Station”).
Tenemos aquí por lo tanto dos elementos y dos proyectos de esos que tanto echamos en
falta en estas horas bajas de la originalidad, exploradores en busca de las emociones en
campo abierto (pop, rap, rock, electrónica). Dos tesoros en un mismo baúl, doblemente
afortunados.
14
Mary Gauthier “Mercy Now”
LOST HIGHWAY-
UNIVERSAL
Una “jinete pálido” como ella sabe expresar los vaivenes de la vida como pocas,
y para muestra presta atención a la mirada congelada en la portada de este
magnífico “Mercy Now”, fija en el frente pero abstraída en las continuas
imágenes del pasado, un pasado que ya da para varios tomos de vida al límite.
Mary teje con tradición folk-rock e instrumentos escasos y comedidos (cuerdas
sobre todo) 10 canciones, 10 vidas que aquí se han condensado en una, la
suya, narrada con la libertad que le otorga la distancia o con la sensibilidad de
la experiencia cercana, que ambas cosas se destilan de su garganta. “Falling
Out of Love” introduce baga y sigilosamente para que en “Mercy Now”, ya
perfectamente dispuesta, se atreva a interceder por la misericordia de los
demás. Galopa a lomos de banjo y armónica en “Wheel Inside the Wheel” y
atraviesa las praderas del Medio Oeste junto a la viola y el hammond en “Prayer
Without Words”. En “Drop in a Bucket” y “Just Say She’s a Rhymer” regala los
momentos más tradicionalistas, dejando para “Empty Spaces” ( donde la voz de
Mary consigue requiebros casi juveniles junto a Patty Griffin, un dueto
sobrecogedor) y “I Drink” los momentos más íntimos, en especial esta última
resulta un alegato terrible sobre la familia y el destino autoimpuesto, ligado al
alcoholismo, claro está. Para concluir un desarmante gospel-rock nos da el
hasta pronto en “It Ain’t the Wind, It’s the Rain”.
“My father could use a little mercy now, souls ain’t born, souls don’t die; just say
that she’s out there in search of a song. Your sister cried all the way home;
alone in the bed where I lie, I miss you in the morning, before I open my eyes,
empty spaces ain’t nothing new: Falling out of love is a tedious thing, they held
their high notes and offered prayer without words: I was born lonesome, and I’m
lonesome still: fish swim, birds fly, daddies yell, mamas cry, old men sit and
think, I drink”. Letra y música: Mary Gauthier.
15
B-Core “15 Aniversario”
BCORE
A finales de los 80, músicos noveles de cualquier parte del mundo aunaban
esfuerzos en concretar escenas generacionales, de las que a la postre surgirían un
gran número de estilos menores asociados al nombre de una ciudad. En Barcelona
surgió algo parecido hace 15 años, aunque de manera indirecta, gracias al cruce
de influencias provenientes de Washington, California y Chicago, o lo que es lo
mismo, Dischord, Epitaph y el post-cualquier cosa. Casi todo lo que la ciudad
condal empezaba a parir era recogido en una nueva discográfica llamada B-Core,
que rápidamente se empezó a relacionar con un estilo concreto.
Un vistazo al panorama actual del sello deja a las claras que todo a crecido, y de
manera expansiva, abarcando ahora muchos estilos y ciudades diferentes, desde
el post-punk (Delorean) hasta el pop (Les Philippes), desde el post-hardcore (Nisei)
hasta el punk-rock clásico (G.A.S. Drummers), residentes en Barcelona, Pamplona,
Madrid, Jerez …
Si hubiera que trazar la línea maestra de B-Core, cualquiera empezaría por Corn
Flakes, que en 1990 inauguró el sello con “No Problem”, y seguiría por Aina en la
segunda mitad de los 90, grupo que produjo una auténtica catarsis creativa
alrededor suya. A partir de ahí las opiniones se diversifican, habrá quien apueste
por la senda Standstill-Nisei-Pupille en la rama del post, o quien prefiera The
Unfinished Symphaty-No More Lies-G.A.S. Drummers por la vía clásica del punk, o
el ala más experimental Linn Youki Project-It’s Not Not, y aun así dejaríamos fuera
a buques insignia actuales como Nueva Vulcano (de las cenizas de Aina), Madee
(calidad en el emo) o Half Foot Outside (creyentes de la verdad Dischord).
Bcore ha reunido un catálogo impresionante en sólo 15 años y este disco
aniversario recoge una pequeña muestra, pero a la vista de los resultados de la
colección hay que dejarse de referencias caseras y hacer un hueco a nuestro
equipo B entre los mejores.
Fuera de Serie
Yo La Tengo “Prisoners of Love. A
Smattering of Scintillating Senescent Songs
1985-2003”
MATADOR-EVERLASTING
Una superficial mirada sobre centelleantes canciones de vejez en 18 añitos de carrera.
Desternillante título para un recopilatorio que pasa por ser imprescindible, cualquier
momento o lugar que elijas para dejarte llevar por la música de Georgia, Ira y James será
un momento o lugar reconocibles, casi al alcance de la mano gracias a una música que
ha traspasado los tiempos, no existen los pasados felices ni los futuros posibles, porque
Yo La Tengo son patrimonio de la música popular.
También hay que reseñar la posibilidad de obtener el CD doble, o el triple que añade
caras B y temas inéditos a la recopilación, las dos opciones acompañadas de un libreto
que contiene las portadas de sus discos y textos de Byron Coley (relato de vacaciones
campestres con aparición estelar de Yo La Tengo) y Joe Puleo, el tour manager del
grupo (introduce muy acertadamente fragmentos de un diario de carretera).
“Shaker”, “Sugarcube”, “Barnaby, Hardly Working” y “Little Eyes”: 1993, 1997, 1989 y
2003. Sólo son los primeros temas del recopilatorio y logran ya abarcar la mayor parte de
su carrera, pero eso es lo de menos, comprenden sonidos reconocibles en generaciones
enteras de artistas de todo el mundo, diluyen la complejidad de obtener la inmediatez del
single en la simpleza del pop-rock. Painful, Electr-O-Pura, Summer Sun, etcétera, nunca
se ha llegado a destacar ningún álbum por encima de los demás, claro está que cada
uno tendrá su favorito, pero el matiz viene a colación de que han conseguido sobrevivir a
los altibajos gracias a ser esencialmente un grupo de canciones, y trascender así las
valoraciones propias de los discos. Todo ello condiciona que sea este recopilatorio una
cita clave con el grupo, una manera sencillísima de encontrarse de golpe con el corazón
de Yo La Tengo, con el alma de la mejor música rock de siempre.
Otros discos destacados
Lightining Bolt: Hipermagic Mountain
The Books: Lost and Safe
Andrew Bird: Andrew Bird & The Mysterious Production of Eggs
Maximo Park: A Certain Trigger
Rogue Wave: Descended Like Vultures
LCD Soundsystem: LCD Soundsystem
Sole: Live From Rome
Wolf Parade: Apologies To The Queen Mary
Matt Elliott: Drinking Songs
Silver Jews: Tanglewood Numbers
Mike Ladd: Negrophilia
The Tower Recordings / 6 Organs of Admittance: The Galaxies’ Incredibly Sensual Transmission
Field of… / School of the Flower
Tengo que disculparme por el retraso en la cita con la mejor música del pasado año, motivos
personales han dejado aparcado este trabajo durante unos meses. En cualquier caso, creo que la lista
reproduce perfectamente el buen hacer de unos pocos y la mediocridad de otros muchos, en definitiva, un año
con mucha discusión y poca calidad, aunque esta poca condensada en unos discos grandes de verdad. Quedan
por el camino gente como Gravenhurst, Ladytron o My Morning Jacket (ese Jim James que te atrapa con su
voz), que han aparecido con grandes pretensiones pero con resultados irregulares.
Agradecer como siempre a los amigos por esas encendidas conversaciones a la luz del cristal y a
la referencia que sigue siendo Rockdelux (a pesar de que este año hay más desacuerdos que coincidencias).
Aprovechad este verano para sacar vuestras conclusiones a pie de escenario, donde la música dejará de ser el
fondo, donde la verdad te salta a la cara.