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LITERATURA MEDIEVAL
TEMA I: ÍNDICE
Pág.
Contexto histórico ................................................................................................................... 1
1.1. Delimitación temporal .................................................................................................... 1
1.2. Hechos históricos ............................................................................................................ 1
1.3. La Alta Edad Media. El Feudalismo (siglos IX-XIII) ..................................................... 2
1.4. La Baja Edad Media (siglos XIV-XV) ............................................................................ 2
2. La cultura medieval ................................................................................................................. 3
3. La mentalidad medieval .......................................................................................................... 4
1.
1.
Contexto histórico
1.1. Delimitación temporal
Conocemos con el nombre de Edad Media un vasto período de tiempo comprendido entre
la Antigüedad Clásica y el Renacimiento.
Aunque establecer límites precisos resulte difícil ya que los procesos históricos se suceden
de forma gradual con etapas intermedias de transición, tradicionalmente se ha relacionado el
comienzo de la Edad Media con la caída del Imperio Romano (año 476) y su final, con la toma
de Constantinopla por los turcos (año 1453) o con el descubrimiento de América (año 1492).
Dividimos la Edad Media en dos etapas: la Alta Edad Media (hasta finales del siglo XIII) y la
Baja Edad Media (siglos XIV y XV).
Por lo que respecta a la literatura española, el período medieval se inicia con la aparición
de las primeras manifestaciones literarias en lengua romance: las jarchas (mediados del s. XI), y
se prolonga durante cuatro siglos y medio hasta la publicación de La Celestina (año 1499).
1.2. Hechos históricos
El proceso de descomposición de la monarquía visigoda se acelera con la invasión de los
árabes (año 711). Pronto se organizan en el norte de España núcleos de resistencia contra los
árabes, que, años más tarde, constituirán los primeros reinos cristianos.
En un principio adoptan una actitud defensiva, pero a mediados del siglo XI, aprovechando
la desintegración del califato cordobés, inician un proceso de expansión territorial que se conoce
como Reconquista. En el año 1085, la Reconquista llegó hasta Toledo con el rey Alfonso VI. La
victoria sobre los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (año 1212) despeja el camino
hacia el valle del Guadalquivir. A mediados del siglo XIII ya se habían reconquistado las
ciudades de Murcia, Jaén, Córdoba, Sevilla, y Cádiz.
Los Reyes Católicos culminan la unificación territorial con la toma de Granada en 1492.
Ese espíritu heroico de la Reconquista lo encarnan los caudillos militares. La imaginación
popular, a través de los cantares de gesta y los romances magnifica las hazañas de estos
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caudillos y los eleva a la categoría de héroes. Entre estos personajes, podemos citar al conde
Fernán González, Bernardo del Carpio o Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid).
1.3. La Alta Edad Media. El Feudalismo (siglos IX-XIII)
La sociedad hispano-cristiana medieval, a cuya cabeza figuraba el rey, estaba constituida
por tres estamentos: la nobleza, el clero y el pueblo llano, ligados entre sí por relaciones
feudales de vasallaje.
El clima de inseguridad y de violencia que se vivió en Europa en los siglos VIII y IX obligó
a muchos propietarios de zonas rurales a ponerse bajo la protección de grandes señores. Se
establecieron así múltiples vínculos de dependencia que consistían en un intercambio de
prestaciones y de contraprestaciones: el señor feudal ofrecía protección a sus vasallos y éstos, a
cambio, trabajaban sus tierras, y, en caso de conflicto, contribuían con sus personas al
sostenimiento de su ejército.
La economía se basaba en la agricultura y en la ganadería fundamentalmente. Los
productos eran destinados al consumo interno, y los escasos excedentes se comercializaban en
zonas próximas.
Debido a la complejidad de la organización social, el poder del rey era muy frágil. Entre el
monarca y el pueblo había numerosas unidades políticas autónomas controladas por los señores
feudales, los cuales constituían el estamento de la alta nobleza.
En cuanto a la religión, convivían tres comunidades distintas: cristianos, judíos y
musulmanes. La convivencia entre ellos fue pacífica durante la Alta Edad Media.
En cuanto la literatura de esta época, se cree que los campesinos de las aldeas y los
entonces escasos pobladores de los núcleos urbanos, aliviarían sus condiciones de vida con
cantos líricos y participarían en primitivas representaciones dramáticas de carácter religioso y
profano.
1.4. La Baja Edad Media (siglos XIV-XV)
A finales del siglo XIII el sistema feudal entra en descomposición. La concesión a las
ciudades de privilegios por parte de los reyes hizo posible que los habitantes de las mismas
fueran desvinculándose poco a poco de la alta nobleza, que era la propietaria de los territorios
donde estaban las ciudades.
Debido a esto se generaliza el uso de la moneda y se liberaliza la vida económica con un
incremento de las actividades mercantiles. Poco a poco el grupo social que reside en las ciudades
(la burguesía) se hace más importante y activo. La importancia de la burguesía provocó una
serie de conflictos sociales debido a que los nobles se resistían a perder sus privilegios.
Por otro lado, se inicia la ruptura de la convivencia pacífica que había existido entre los
practicantes de las tres religiones, y se producen las primeras persecuciones de judíos.
Los reyes, con ayuda de la burguesía, intentan fortalecer su autoridad adoptando medidas
centralizadoras que provocan, en el siglo XIV, la sublevación de los nobles.
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A finales del siglo XV, los Reyes Católicos someten a la nobleza, concentran el poder en
sus manos e instauran la monarquía autoritaria.
La burguesía de la época da lugar a una literatura de carácter satírico y realista. De esta
época podemos destacar al Arcipreste de Hita y al Canciller Ayala (en el siglo XIV) y al
Arcipreste de Talavera o La Celestina en el siglo XV. También son importantes las novelas de la
época, que tratan de los ideales caballerescos.
2.
La cultura medieval
Cuenta con varios focos difusores:
a)
Los monasterios. A través de ellos, la Iglesia es depositaria y transformadora de la
cultura clásica. Por ellos hemos podido conocer a los grandes autores de la Antigüedad. El
conocimiento de estos autores fue muy restringido (a sus obras sólo tenían acceso muy pocas
personas que conocían el latín) y muy parcial ( el espíritu pagano y vitalista de los clásicos no
cuadraba bien con el cristianismo).
Los poetas del Mester de Clerecía, que estaban vinculados a las instituciones eclesiásticas,
sobre todo en el siglo XIII (como Gonzalo de Berceo), divulgaban, popularizándolos, temas
religiosos mezclados con temas clásicos.
a)
El camino de Santiago. La ruta de las peregrinaciones a Santiago de Compostela
puso en contacto la España medieval con la cultura francesa. De las Galias nos llegan el arte
románico y el gótico, la lírica amorosa de los trovadores provenzales, poemas épicos que
ensalzaban las gestas de Roldán y Carlo Magno. En estos poemas épicos debieron inspirarse los
juglares castellanos.
b) La Escuela de Traductores de Toledo. Fundada a mediados del siglo XII por el
arzobispo de Toledo don Raimundo, la Escuela de Traductores de Toledo alcanzó su máximo
esplendor con el rey Alfonso X, el Sabio (segunda mitad del siglo XIII). La tarea que se llevaba a
cabo en esta escuela consistía en traducir (primero al castellano y luego al latín) las obras
científicas, filosóficas y literarias de árabes y judíos. Todo esto supuso la entrada en el occidente
europeo de la cultura oriental. Así penetraron las primeras colecciones de cuentos de origen
hindú y persa.
c)
Las cortes de los reyes. A finales de la Edad Media, las cortes de los reyes
constituyen importantes centro de recepción, promoción y difusión de la cultura humanística
que, procedente de Italia, despierta el interés y devoción por los grandes autores de la Antigüedad
y por los maestros italianos Dante, Petrarca y Boccaccio.
d) El clérigo y el juglar. En la transmisión de la cultura, dos personajes cobran especial
importancia: el clérigo y el juglar. El primero, hombre docto, conocedor de los saberes latinoeclesiásticos, pretende acercar al pueblo los temas cultos y religiosos con una función didáctica y
moralizadora. Su oficio recibe el nombre de Mester de Clerecía.
El juglar es un individuo de vida errante que recorre castillos y aldeas; a cambio de dinero,
informa de los acontecimientos de actualidad a un público ávido de noticias. Su arte se conoce
con el nombre de Mester de Juglaría.
3
3.
La mentalidad medieval
El hombre de la Alta Edad Media tenía una concepción teocéntrica de la vida: Dios es el
poder sobrenatural que rige los destinos del universo y da respuesta a sus enigmas. Debido a esto
concibe este mundo como un lugar de tránsito, y la muerte, como puerta de acceso a la eternidad,
como la liberación de sus penas. Por eso, la muerte se acoge con una actitud serena. Debido a
esta concepción de la vida, la literatura de la época tiene un marcado carácter moralizador.
En la Baja Edad Media, a comienzos del siglo XIV se perciben ya cambios palpables en la
mentalidad de las gentes: el hombre recobra la fe en sí mismo, toma conciencia de su propia
individualidad y la concepción teocéntrica de la vida comienza a ser una concepción
antropocéntrica. Alentado por un espíritu pagano y materialista, considera que esta vida le ofrece
un mundo de experiencias y sensaciones gratificantes que puede saborear con deleite. Por ello, la
muerte pasa a ser una sombra tenebrosa que amenaza con arrebatarle los placeres terrenales, ante
lo cual el hombre se rebela.
Pero ese signo vitalista de la existencia no se consolida hasta el Renacimiento (siglo XVI).
En la Baja Edad Media convive la vieja mentalidad dominada por la concepción teocéntrica de la
vida con la nueva mentalidad, en la que se da más importancia a lo humano. La Baja Edad Media
es, por tanto, una época de contrastes, lo cual tendrá su reflejo en la literatura.
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