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La Liturgia de este domingo nos convida a reflexionar sobre la importancia de la PALABRA DE DIOS y nos exhorta a ser una "tierra buena" que acoja la Palabra y produzca frutos abundantes en la vida de cada día. En la 1ª Lectura, el Profeta compara la Palabra de Dios con la LLUVIA. “No volverá, sin haber cumplido su misión". (Is 55,10-11) •Al Pueblo en el exilio, ya cansado y desilusionado de regresar a su tierra, •el profeta le anuncia que Dios es siempre fiel a sus promesas. Su Palabra es como la lluvia y la nieve: caen del cielo y no vuelven sin haber producido el efecto. Dios no olvida a su pueblo, su Palabra nunca falla. En la 2ª Lectura, Pablo enseña que el tiempo de la sementera siempre es difícil, se sufre con dolor la espera, mas no se trata de un grito de muerte, y sí del inicio de una nueva vida que está llegando. (Rm 8,18-23) En el Evangelio, con la Parábola de la SEMILLA y del SEMBRADOR, vemos que el fruto de la Palabra de Dios depende de la calidad de la tierra. (Mt 13,1-23) Con esa parábola, Mateo inicia el 3er Discurso de Cristo: las siete Parábolas del REINO. “El Sembrador salió a sembrar... la simiente". Parte cayó: - en lo camino... los pájaros vinieron y la comieron... - en el terreno pedregoso: brotó y luego se secó. - en medio de zarzas: las espinas crecieron y la sofocaron... - en tierra buena: produjo 30, 60, 100 por uno... Jesús estaba encontrando dificultades en la aceptación de su Palabra. - Había gente que no creía... - Había gente que aunque simpatizaba con Jesús, luego se retiraba. - Había gente que veía el mensaje de Jesús como una amenaza: debían cambiar de vida, apartarse del poder, dejar las riquezas... por eso, hostilizaban y tramaban la muerte del mismo Jesús. - Al final estaban quedando con Él solo algunos discípulos. Y hasta ellos tenían sus dudas... ¿Es que la Palabra de Jesús estaba haciéndose ineficaz? JESÚS responde con la Parábola: A pesar de los obstáculos, la semilla no pierde su fuerza. Dios lanza su semilla en todas las direcciones, no la niega: - ni a los pecadores endurecidos; - ni a las personas superficiales; - ni a las personas inmersas en las preocupaciones del mundo (placeres, negocios)... El Hombre puede cerrarse a la Palabra de Dios, rechazarla, mas siempre habrá terreno donde producirá 30, 60, 100... * La acogida del evangelio no depende ni de la Semilla, ni del Sembrador, sino de la CALIDAD DE LA TIERRA. Ante la Palabra de Dios, hay 4 TIPOS DE OYENTES que ya existían en aquel tiempo y que siguen existiendo hoy: - Están aquellos que tienen un corazón duro como la tierra pisada de un camino: no permiten que la semilla de la Palabra de Dios penetre en su corazón. Y Satanás se encarga de eliminar los granos caídos que quedaron sobre el suelo. -Viene a continuación el corazón inconstante, que se entusiasma con facilidad, pero después se desanima rápidamente ante las dificultades. No echa raíces profundas. -Están los que tienen un corazón materialista. Son hasta "muy religiosos", pero dan más importancia a la riqueza y a los bienes de este mundo. Esas preocupaciones son como zarzas que sofocan la semilla de la Palabra. - Están también los que tienen un corazón abierto y disponible. En ellos, la Palabra de Jesús es acogida y da mucho fruto. + La Parábola nos propone TRES PREGUNTAS: 1. ¿Qué terreno somos nosotros ? Cuestionamos al PREDICADOR ("Sembrador") de la Palabra de Dios: “Ha sido largo, ha sido repetitivo... Ha sido un pesado..." ¿Nos cuestionamos también nuestra actitud de OYENTES? 2. ¿Qué tipo de sembradores somos nosotros? - ¿Cuidamos nuestro terreno, retiramos las piedras y las zarzas? Procuramos mejorar la semilla que usamos, ¿o ya está caducada, porque no estudiamos, no nos informamos, no nos actualizamos? (en la catequesis, la liturgia, el canto, la escuela, la familia...) 3.¿ Vale la pena sembrar? La parábola de Jesús es una Parábola de ESPERANZA: Jesús es el Sembrador, y nosotros también lo somos, junto con Él... Él siembra en todos los terrenos, aun en los no fértiles. Y algunas semillas acaban germinando... Lo importante es sembrar el grano de la esperanza. Sembrar la sonrisa para que ella resplandezca alrededor de nosotros. Sembrar nuestras energías para afrontar las batallas de la vida. Sembrar nuestro valor para levantar el ánimo de otros. Sembrar nuestro entusiasmo, nuestra fe, nuestro amor... El Evangelio de hoy nos afirma, que a pesar del aparente fracaso, el éxito del "Reino" está garantizado; y el resultado final será algo sorprendente y maravilloso. Dios nos asegura: “La palabra de Dios no volverá sin producir su fruto" “Pon la semilla en la tierra, no será en vano. No te preocupe la cosecha, plantas para el hermano..." (Canto) P. Antonio Geraldo Dalla Costa CS - 13.07.2014 MI DOMINGO Con la Palabra de Dios Meditada por: P. Antonio Geraldo Dalla Costa CS Ilustración: Nelso Geraldo Ferronatto Traducción: P. José Luis Uranga, CMF Música: O Semeador Pe Ezequiel Dal Pozzo Paulinas-COMEP Busca la dirección: http://www.buscandonovasaguas.com