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Los grupos económicos en la Argentina en una perspectiva de largo plazo (siglos XIX y
XX).
María Inés Barbero
Universidad de San Andrés
Introducción
Desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del siglo XXI la economía argentina atravesó
por diversas fases, tanto en lo relativo tanto a su desempeño como a su estructura productiva
y a su marco institucional. A lo largo de dichas décadas pasó de un periodo de economía
abierta y desregulada (1870-1914) a una etapa de creciente reducción de la tasa de apertura y
de ampliación de la regulación estatal (1914-1975) y, tras una transición con marchas y
contramarchas hacia una mayor liberalización (1976-1990) se embarcó en los 1990s en un
acelerado proceso de reformas promercado (que a su vez se detuvo con la crisis de 20012002).
Más allá de dichas transformaciones, los grupos económicos diversificados han sido, a lo
largo de casi ciento cincuenta años, una forma organizacional predominante entre las grandes
empresas locales de capital privado, al igual que en tantos otros países de desarrollo tardío,
dentro y fuera de América Latina. Han compartido el escenario con empresas privadas
nacionales individuales, con empresas extranjeras y con empresas estatales, pero han estado
siempre presentes en el segmento de las grandes empresas, con un rol más o menos
protagónico en las distintas etapas de la historia económica argentina contemporánea.
Este trabajo se propone explorar cuáles fueron las distintas circunstancias que llevaron al
nacimiento y desarrollo de grupos en la Argentina entre 1870 y 1990 e identificar los tipos
de grupos preponderantes en distintos momentos, tratando de determinar qué ventajas les
permitieron alcanzar una posición dominante entre las grandes firmas privadas nacionales.
Para ello se basa fundamentalmente en la información provista por investigaciones históricas
llevadas a cabo desde mediados de la década de 1980 -en particular en estudios de caso sobre
diversos grupos nacidos tanto a fines del siglo XIX como a mediados del siglo XX-,
complementándola con la que suministran trabajos más generales elaborados tanto por
historiadores como por académicos provenientes de otras disciplinas.1
1
Los estudios de caso utilizado provienen tanto de mis propias investigaciones como de las de diversos colegas
de la Argentina y de otros países.
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El artículo está pensado como un aporte al estudio comparado de los grupos económicos en
los países emergentes, ofreciendo evidencias sobre la Argentina que contribuyan a testear las
hipótesis existentes acerca de los porqués de la existencia de los grupos, de sus características
más sobresalientes y de los distintos tipos de capacidades que les permiten competir
satisfactoriamente en diversos mercados.
Si bien los resultados de los estudios históricos de caso no son necesariamente generalizables,
permiten reconstruir los orígenes, las trayectorias y las transformaciones experimentadas por
los grupos, así como las estrategias desplegadas por los actores y los resultados de sus
decisiones y acciones. También hacen posible identificar los diversos tipos de grupos
preponderantes en diversos contextos y momentos. Todas estas dimensiones son cruciales a
la hora de establecer qué son los grupos económicos, las razones por las cuales existen y los
efectos que producen en las economías y sociedades en las cuales operan. Al mismo tiempo,
desde el punto de vista de los estudios comparados, la perspectiva histórica, al registrar
cambios a lo largo del tiempo, complementa a los estudios cross sectional contemporáneos,
característicos de los trabajos de economistas y otros científicos sociales.2
El capitulo está organizado en cinco secciones, además de esta introducción. En la primera se
establecen algunas precisiones con respecto al concepto de grupo económico y se presentan
los ejes que se utilizarán para el análisis comparado de los grupos argentinos en el largo
plazo. En la segunda se analiza el proceso de nacimiento y desarrollo de una primera
generación de grupos durante el boom de la economía agroexportadora, entre 1870 y 1914.
La tercera se enfoca en el periodo de entreguerras. La cuarta examina el periodo 1945-1990,
en el que nace y se expande una segunda generación de grupos, y que incluye tanto el auge de
la industrialización por sustitución de importaciones como los primeros intentos de
introducción de reformas promercado. En las conclusiones se ofrece una visión de conjunto
acerca de los grupos económicos argentinos en el largo plazo y se retoman las preguntas
formuladas en la introducción, ofreciendo algunas respuestas a partir de la evidencia histórica
empírica disponible.
I. Los grupos económicos como forma organizacional
Jones, Geoffrey y Khanna, Tarun, “Bringing history (back) into international business”, en Journal of
International Business Studies, 37, 2006, pp. 453-468.
2
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La expresión grupo económico no tiene un significado unívoco. La revisión de la literatura
pone en evidencia que existen marcadas divergencias acerca del alcance del concepto de
grupo, de las razones por las cuales existen los grupos (vinculadas al contexto o a la dinámica
interna; económicas o no económicas) y de las implicancias que la existencia de grupos tiene
tanto para el desempeño económico de los países como para las sociedades en las cuales
llevan a cabo sus actividades.3 Dada la vasta presencia de grupos económicos en las
economías emergentes (sobre todo en Asia y América Latina) así como en varias naciones
desarrolladas, es casi inevitable que existan tales disidencias, amplificadas a su vez por las
diferencias disciplinares entre los estudiosos del tema, que los han llevado a privilegiar
algunos aspectos sobre otros tanto en sus investigaciones como en sus interpretaciones.
Si bien no existe consenso acerca de que la diversificación de inversiones sea una
característica necesaria de los grupos, adoptaremos la definición propuesta por Tarun Khanna
y Yishay Yafeh, que consideran a los grupos como conjuntos de empresas legalmente
independientes, que operan en diversos mercados (a menudo no relacionados), ligadas entre
sí por vínculos persistentes, formales e informales.4 Dados los limites en la extensión del
trabajo y la amplitud del periodo considerado, nos enfocaremos en particular en dos aspectos.
En primer lugar, en los tipos de contextos en los cuales nacieron grupos en la Argentina,
usando como marco contribuciones de la literatura que han puesto en énfasis en diversas
condiciones que explicarían su existencia, entre ellas las imperfecciones de los mercados
Como síntesis de las recientes contribuciones y debates sobre los grupos económicos véase Guillén, Mauro,
“Business Groups in Emerging Economies: A Resource-based View”, en The Academy of Management Journal,
vol.43, n.3, jun. 2000, pp. 362-380, Granovetter, Mark, “Business Groups”, en Smelser, Neil y Swwedberg,
Richard (eds.), The Handbook of Economic Sociology, Princeton University Press, Princeton, 2a edicion, 2005,
pp. 429-450, Khanna, Tarun y Yafeh, Yishay, “Business Groups in Emerging Markets: Paragons or Parasites?”,
en Journal of Economic Literature, vol.XLV, June 2007, pp. 331-372, Fruin, Mark, “Business Groups and
Interfirm Networks”, en Jones, Geoffrey y Zeitlin, Jonathan (eds.), The Oxford Handbook of Business History,
Oxford University Press, Oxford, 2007, pp. 244-267, Mork, Randall y Steier, Lloyd, “The Global History of
Corporate Governance. An Introduction”, en Mork, Randall (ed.), A History of Corporate Governance around
the World. Family Business Groups to Professional Managers, University of Chicago Press, Chicago, 2007, y
Colpan, Asli y Hikino, Takashi, “Foundations of Business Groups: Toward an Integrated Framework”, en Asli
M. Colpan, Takashi Hikino and James R. Lincoln (eds.), The Oxford Handbook of Business Groups. Oxford
University Press, Oxford, 2010 (forthcoming).
4
Khanna, Tarun y Yafeh, Yishay, “Business Groups in Emerging Markets: Paragons or Parasites?”, en Journal
of Economic Literature, vol.XLV, June 2007, p. 331. Esta aclaración es importante porque algunos autores que
han estudiado a los grupos argentinos -en particular Roberto Bisang (1996, 1998, 1999)- incluyen en dicha
categoría prácticamente a todas las grandes empresas privadas nacionales. Otros estudiosos del tema han
distinguido entre grupos con diversificación relacionada o no relacionada (Carrera, Alejandro, Mesquita, Luiz,
Perkins, Guillermo y Vassolo, Roberto, “Business Groups and Their Corporate Strategies on the Argentine
Roller Coaster of Competitive and Anti-Competitive Shocks”, en The Academy of Management Executive,
vol.17, n.2, August 2003, pp.32-44; Fracchia, Eduardo, Mesquita, Luiz y Quiroga, Juan, “Business Groups in
Argentina”, en Asli M. Colpan, Takashi Hikino and James R. Lincoln (eds.), The Oxford Handbook of Business
Groups. Oxford University Press, Oxford, 2010 (forthcoming).
3
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(fundamentalmente de ciertos mercados de factores, como el de capitales y el de managers)5,
los vacios institucionales (problemas de información, inadecuada regulación, sistemas
judiciales ineficientes)6, los marcos regulatorios favorables a la emergencia de grupos, en la
medida en que admiten o no penalizan los acuerdos entre empresas7 y las políticas públicas
que ayudarían a su nacimiento y desarrollo.8 Consideramos que una perspectiva de largo
plazo puede ofrecer nueva evidencia para reflexionar sobre los distintos tipos de ambientes en
los cuales tiene lugar la creación y la expansión de grupos.
En segundo término, trataremos, en la medida en que haya información disponible, de
reconstruir los rasgos más significativos de los grupos que surgieron en la Argentina en
diversos momentos históricos, tratando por una parte de identificar características comunes a
lo largo del tiempo y por otra de establecer rasgos específicos para cada una de las
“generaciones” de grupos. Para ello utilizaremos los estudios de caso sobre tres grupos
nacidos en la etapa agroexportadora (Bunge y Born, Tornquist y Devoto) y sobre otros tres
que se fueron conformando desde mediados del siglo XX, durante la fase de industrialización
por sustitución de importaciones y de las primeras reformas promercado (Techint, Arcor y
Pescarmona). Para cada uno de ellos examinaremos en particular seis parámetros: la
estructura de los grupos (grado de integración y diversificación, incluyendo la existencia o no
de diversificación hacia actividades financieras); el tipo de propiedad y control (familiar o no;
presencia o no de holdings); sus estrategias y capacidades competitivas; el rol de las redes
sociales en su conformación y en su dinámica y, por último, sus relaciones con el Estado.9 Al
mismo tiempo, proponemos un análisis dinámico, que incluya el estudio de su trayectoria y
de los cambios experimentados a lo largo del tiempo (incluyendo la desaparición del grupo y
sus causas). No hemos incluido entre los ejes a considerar la problemática de la corporate
governance ni de las estructuras piramidales de propiedad –a pesar de que son algunos de los
temas que más interés han despertado en los últimos años en el análisis de los grupos -, dado
Leff, Nathaniel, “Industrial Organization and Entrepreneurship in the Developing Countries: The Economic
Groups”, en Economic Development and Cultural Change, vol.26, n.4, 1978, pp. 661-675.
6
Khanna, Tarun y Palepu, Krishna, “Why Focused Strategies May Be Wrong for Emerging Markets”, en
Harvard Business Review, July-August 1997, pp. 3-10.
7
Mork, Randall y Steier, Lloyd, 2007, op.cit.
8
Mork, Randall y Steier, Lloyd, 2007, op.cit., Guillén, Mauro, The Limits of Convergence, Globalization and
Organizational Change in Argentina, South Korea and Spain, Princeton University Press, Princenton, 2001.
9
Hemos seleccionado los parámetros fundamentalmente en base a Khanna y Yafeh, 2007, op.cit, Morck y Steier
2007, op.cit., Granovetter, Mark, “Business Groups”, en Smelser, Neil y Swwedberg, Richard (eds.), The
Handbook of Economic Sociology, Princeton University Press, Princeton, 1994, pp. 453-475, Granovetter,
Mark, 2005, op.cit., Amsden, Alice y Hikino, Takashi, “La industrialización tardía en perspectiva histórica”, en
Desarrollo Económico, vol.35, n.137, abril-junio 1995, pp. 3-34, Guillen 2000 y 2001, op.cit.
5
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que los estudios disponibles en Argentina no se han enfocado en ellos, salvo para períodos
muy recientes.
Comparando a las distintas generaciones de grupos y a los grupos de cada generación
propondremos una caracterización de los grupos argentinos que sirva tanto para avanzar en el
conocimiento de la realidad local como para sustentar la confrontación con otros casos
nacionales.10
II . Los grupos económicos en la Argentina durante el boom de la economía
agroexportadora (1870-1913)
Los primeros grupos económicos diversificados surgieron en la Argentina durante el periodo
de la gran expansión agroexportadora, entre 1875 y 1913. Dicha fase fue la de mayor
prosperidad de toda la historia argentina, que en esos años se destacó por sus altas tasas de
crecimiento y por su convergencia con las naciones más ricas en términos de PBI per cápita,
con una economía muy abierta y desregulada (basada en la exportación de productos
agropecuarios) y un alto grado de integración al mercado mundial durante la primera
globalización.
El país compartía muchas de las características de las economías emergentes, en términos de
vacíos institucionales, imperfecciones de los mercados de factores y altos costos de
transacción, aunque en algunos aspectos –legislación comercial, desarrollo del sistema
bancario, mercado de valores, agencias de información crediticia- había alcanzado un
desarrollo no desdeñable para principios del siglo XX.11 El sistema educativo, por su parte,
había experimentado un alto nivel de expansión y adquirido buenos estándares de calidad, si
bien la oferta local de profesionales no era suficiente para cubrir una demanda en constante
Si bien las conclusiones serán provisorias, en la medida en que registran la experiencia de algunos grupos en
particular, tendrán al mismo tiempo la virtud de reflejar el estado del arte de los estudios sobre grupos en
Argentina en el largo plazo.
11
Guy, Donna, “La industria argentina, 1870-1940. Legislación comercial, mercado de acciones y capitalización
extranjera”, en Desarrollo Económico, vol.22, n.87, octubre-diciembre 1982, pp. 351-374, Lluch, Andrea, “Las
agencias de informes crediticios en la Argentina: una aproximación al funcionamiento de los mecanismos
informativos en el mercado crediticio, 1892-c.1935”, Investigaciones de Historia Económica, otoño 2008, n.
12., pp. 111-140, Regalsky, Andres, “Banking, Trade and the Rise of Capitalism in Argentina”, en Teichova,
Alice, Ginnette Kurgan-van Hentenryk and Dieter Ziegler (eds.), Banking, Trade and Industry. Europe,America
and Asia from the thirteenth to the twentieth century, Cambridge University Press, Cambridge, 1997, Nakamura,
Leonard y Zarazaga, Carlos, “Banking and finance, 1900-1935”, en Della Paolera, Gerardo y Taylor, Alan
(eds.), A new economic history of Argentina, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, pp. 295-323.
10
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aumento.12 Al mismo tiempo, el acceso al crédito estaba restringido para las pequeñas y
medianas empresas industriales13, el nivel de regulación del sistema financiero era reducido,
no existía un prestamista en última instancia, el número de compañías que cotizaban en la
Bolsa local era limitado, al igual que la cantidad de transacciones, y los potenciales
inversores tenían dudas acerca de la transparencia de la corporate governance y de la
protección a los derechos de los accionistas.14 El nivel de ahorro interno no era bajo en
términos internacionales, pero fue variando a la par del desempeño de la economía y era
inferior tanto al de los países europeos como al de otras naciones de poblamiento reciente.15
Sin embargo, el hecho de que la Argentina estuviera tan integrada al mercado internacional
compensaba muchas de sus falencias. Hasta la Primera Guerra Mundial fue uno de los
principales países receptores de capital extranjero, en su mayoría británico pero también de
países de Europa continental, como Francia, Bélgica, Alemania e Italia. Entre fines de la
década de 1890 y la Primera Guerra Mundial era habitual que empresas argentinas colocaran
acciones y bonos en el exterior, creando sociedades en el extranjero para acceder a
financiamiento.16 Ingenieros provenientes de Gran Bretaña y del continente europeo dirigían
la construcción de ferrocarriles, puertos y obras de infraestructura urbana, pero también
gestionaban empresas agropecuarias, industriales y de servicios y cumplían funciones en la
administración pública. Empresarios extranjeros de diversos orígenes organizaban y dirigían
firmas en distintas ramas de la actividad económica, canalizando capitales provenientes de
Europa, e inmigrantes exitosos, con una muy alta capacidad de ahorro y con conocimientos
técnicos aportados desde sus países o adquiridos en la Argentina, establecían sus propios
emprendimientos.
12
Desde 1870 comenzaron a graduarse ingenieros en las universidades nacionales, en los1890s nacieron las
primeras escuelas de comercio dependientes de la universidad y en 1913 fue creada la primera Facultad de
Ciencias Económicas. Las escuelas de negocios y las carreras de administración de empresas en las
universidades nacionales surgieron recién en la década de 1950.
13
Dichas firmas en general se capitalizaban con aportes de familiares y conocidos y con la reinversión de
utilidades, se fusionaban entre sí para alcanzar mayor escala o eran absorbidas por empresas de mayores
dimensiones. Vease Scarzanella, Eugenia, Italiani d’Argentina, Marsilio, Venezia, 1983 Scarzanella (1983);
Guy, 1982, op.cit. Recientemente Fernando Rocchi ha discutido que el acceso al financiamiento haya sido
restringido, Chimneys in the Desert: Industrialization in Argentina during the export boom years, 1870-1930,
Stanford University Press, Stanford, CA, 2006.
14
Nakamura y Zarazaga, 2003, op.cit; Della Paolera, Gerardo and Taylor, Alan, Straining the Anchor. The
Argentine Currency Board and the Search for Macroeconomic Stability, 1880-1935, The University of Chicago
Press, Chicago, 2001.
15
Taylor, Alan, “Capital accumulation”, en Della Paolera, Gerardo y Taylor, Alan (eds), A new economic
history of Argentina, Cambridge, Cambridge University Press, 2003, pp. 170-196.
16
Guy, 1982, op.cit.
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La alta tasa de crecimiento demográfico (producto de la inmigración masiva), al igual que la
acelerada expansión de la economía y su paulatina diversificación sectorial, daban origen a
permanentes oportunidades de negocios que sin duda podían ser mejor aprovechadas por
quienes tuvieran acceso preferencial a la financiación, pero que son también un indicio de
que los incentivos para la diversificación no provenían solamente de las fallas del mercado
sino también de su permanente crecimiento. Cabe destacar, por otra parte, que invertir en
diferentes actividades permitía reducir riesgos, en un ambiente muy cambiante y de gran
vulnerabilidad a las crisis externas, dado el alto grado de apertura de la economía. Al mismo
tiempo, con un mercado interno en constante crecimiento pero muy reducido en términos
comparados (Argentina tenía 8 millones de habitantes en 1914) la diversificación aparecía
casi como un requisito para mantener altos niveles de inversión.
Fue en dicho contexto, de país emergente pero muy próspero, que surgieron los primeros
grupos económicos diversificados. En un trabajo pionero, Carlos Marichal identificó cinco
grupos, destacados “no sólo por la heterogeneidad de sus actividades sino esencialmente por
su éxito en construir imperios económicos diversificados, pasando de ser inicialmente
medianas empresas mercantiles (importadoras y/o exportadoras) a firmas comerciales de gran
tamaño con una participación cada vez más destacada en actividades financieras y,
posteriormente, en diversos sectores industriales”.17 Sobre tres de ellos –Tornquist, Bunge y
Born y Devoto- se han publicado estudios de caso desde fines de los 1980s, que usaremos
como fuente de información para analizar la dinámica de la formación de grupos en la
Argentina agroexportadora18, junto con la evidencia provista por algunas obras más generales
sobre la economía y la industrialización en esta etapa.19
Marichal, Carlos, La Gran Burguesía Comercial y Financiera de Buenos Aires, 1860-1914: Anatomía de
Cinco Grupos, mimeo, Buenos Aires, 1974, pp.2-3.
18
Los principales trabajos consultados sobre el Grupo Tornquist son Gilbert, Jorge, Empresario y empresa en la
Argentina Moderna. El grupo Tornquist 1873-1930, Tesis de Maestría (inédita), Universidad de San Andrés,
2001, Gilbert, Jorge, Empresario y Empresa en la Argentina Moderna. El grupo Tornquist, 1873-1930,
Universidad de San Andrés, 2002., Documento de Trabajo n. 26, Gilbert, Jorge, "Entre la expansión y la crisis
de la economía argentina. Ernesto Tornquist y Compañía", en Revista Ciclos, 2003, n° 25-26, pp. 65-90, Gilbert,
Jorge, “Declinación y muerte de una empresa familiar. Ernesto Tornquist y Cía.”, mimeo, 2004.), Guy, Donna,
“Refinería Argentina. 1888-1930: límites de la tecnología azucarera en una economía periférica”, en Desarrollo
Económico, vol.28, n.111, octubre-diciembre 1988, pp. 353-373, Jones, Geoffrey and Lluch, Andrea, Ernesto
Tornquist: Making a Fortune on the Pampas, Harvard Business School, 2008 y Lenis, Maria, “Estrategias del
asociacionismo empresarial argentino a fines del siglo XIX: el caso del Centro Azucarero Argentino”, en
Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, 2009, en prensa. Sobre el Grupo Bunge
y Born la información proviene mayoritariamente de Green, Raúl y Laurent, Catherine, El poder de Bunge y
Born, Legasa, Buenos Aires, 1988, Schvarzer, Jorge, Bunge y Born: crecimiento y diversificación de un grupo
económico, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1989; y Hoste, Stephane, Bunge in the Low
Countries, Two centuries of maritime trade form Amsterdam, Antwerp and Rotterdam, Stad en Bedrijf,
Rotterdam, 2006. Sobre el grupo Devoto se han utilizado diversos trabajos de Barbero, María Inés, “Grupos
17
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En el universo de las grandes empresas, los grupos compartían el mercado con firmas
extranjeras -en su mayor parte free standing companies-, con empresas nacionales no
diversificadas y con algunas pocas compañías estatales. No existen rankings de firmas sobre
este periodo, pero diversas fuentes incluyen a una parte considerable de las sociedades
pertenecientes a grupos económicos entre las más grandes en los mercados en los que
operaban (comercio exterior, bancos, colonización de tierras, explotación forestal, industria
molinera, industria azucarera, industria textil, industria papelera, industria cervecera,
fabricación de fósforos, industria metalúrgica).20 Algunas actividades, como los ferrocarriles
(las mayores firmas del país), los frigoríficos y los servicios públicos, estaban dominadas por
empresas extranjeras. En otros, grandes y medianas empresas locales no diversificadas tenían
un rol predominante (fabricación de cigarrillos, de vino, de galletitas, de vidrio, de calzado,
curtiembres).21 No debe olvidarse que algunas de las mayores empresas de la época eran
establecimientos agropecuarios, en su mayor parte pertenecientes a familias argentinas. En
síntesis, los grupos tenían una posición destacada en el universo empresarial, eran dominantes
en algunas de las actividades en las que operaban y compartían el escenario con grandes
empresas extranjeras y locales.
empresarios, intercambio comercial e inversiones italianas en la Argentina. El caso de Pirelli (1910-1920)”, en
Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 5, nº 15-16, agosto-diciembre 1990, pp. 311-341, Barbero, María
Inés “Mercados, redes sociales y estrategias empresariales en los orígenes de los grupos económicos. De la
Compañía General de Fósforos al Grupo Fabril. 1889-1929”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, n.44,
abril 2000, pp. 119-146, Barbero, María Inés “De la Compañía General de Fósforos al Grupo Fabril: origen y
desarrollo de un grupo económico en la Argentina (1889-1965)”, en Problemas de investigación, ciencia y
desarrollo, Universidad Nacional de General Sarmiento, San Miguel, 2001, pp.327-359, Barbero, María Inés,
“La formación de grupos económicos en la Argentina contemporánea. El caso Arcor (1951-1990)”, en Cerutti,
Mario (comp.), Empresas y grupos empresariales en América Latina, España y Portugal, Tendencias/UANL,
Monterrey, 2006, pp.41-73, además de Scarzanella, 1983, op.cit. y Devoto, Fernando, Historia de los italianos
en la Argentina, Biblos, Buenos Aires, 2006. Sobre Quilmes, la empresa líder del grupo Bemberg -otro de los
incluidos en el texto de Marichal- se ha elaborado una tesis de maestría, a la que, por razones de espacio,
haremos solo referencias circunstanciales (López, Sergio, Integración y especialización como estrategias
empresariales. El caso de la Cervecería Quilmes (1890-1990), Tesis de Maestría en Investigación Histórica,
Universidad de San Andrés, 2001). También se ha publicado un artículo sobre los primeros cincuenta años de la
historia de Alpargatas, empresa industrial fundada en 1884, que se transformó en un grupo diversificado en los
1970s. (Gutiérrez, Leandro y Korol, Juan Carlos, “Historia de empresas y crecimiento industrial en la Argentina.
El caso de la Fabrica Argentina de Alpargatas”, en Desarrollo Económico, vol.28, n.111, pp. 401-424). Sobre
las características generales de los grupos en esta etapa, véase también Marichal, 1974, op.cit.
19
En particular Rocchi, 2006, op.cit.. Véase también Lewis, Paul, The Crisis of Argentine Capitalism, The
University of North Carolina Press, Chapel Hill, 1992, y Pineda, Yovanna, Industrial Development in a Frontier
Economy. The Industrialization of Argentina, 1890-1930, Stanford University Press, Stanford Ca, 2009, si bien
la información que ambos ofrecen no siempre tiene suficiente sustento empírico.
20
Dorfman, Adolfo, Historia de la industria argentina, Solar-Hachette, Buenos Aires, 1970, Rocchi, 2006,
op.cit.
21
Rocchi, 2006, op.cit.
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Los tres grupos mencionados presentan algunas características generales, que permiten trazar
un perfil del tipo de grupo nacido en esta etapa.22
En primer lugar, fueron creados por extranjeros que habían llegado al país como
empresarios (Ernesto Bunge y Jorge Born) o como inmigrantes (Antonio Devoto), o bien por
empresarios nacidos en la Argentina pero hijos de extranjeros y muy integrados a sus
comunidades de origen (Ernesto Tornquist). En ellos se diferencian de grupos de otros países
latinoamericanos creados y gestionados por familias pertenecientes a las élites locales,
confirmando la relevancia que tuvo la inmigración en la formación del empresariado
argentino.
En segundo término, operaban en red con empresas y empresarios europeos, con quienes
mantenían lazos de parentesco o de amistad y estrechas relaciones comerciales.
El grupo Bunge y Born estaba organizado con una estructura bicéfala, con centros de
decisión en Buenos Aires y Amberes y actividades en diversos mercados internacionales.23 El
grupo Tornquist tenía su sede en Buenos Aires, pero gran parte de sus negocios se realizaban
en asociación con inversores belgas –principalmente de Amberes- y de otros países europeos.
El grupo Devoto era el más local, pero mantenía contactos estrechos con Italia a través del
comercio de exportación e importación y de la asociación con empresas y empresarios
italianos en diversas compañías. Las redes de relaciones personales (familiares y de amistad)
y la identidad nacional común fueron elementos centrales en la conformación y el
funcionamiento de estos grupos, dado que sustentaron tanto los contactos en el exterior como
el reclutamiento de socios y managers en la Argentina. Ernesto Tornquist, hijo de un
comerciante alemán establecido en Buenos Aires, comenzó trabajando en la empresa de uno
de sus cuñados y estableció rápidamente vínculos comerciales y de amistad con hombres de
negocios de Amberes, que fueron sus socios en la primera empresa y luego holding del
grupo, la Casa Ernesto Tornquist y Cía., creada en 1873.24 Bunge y Born de Argentina nació
en 1884 en Buenos Aires como producto de la asociación entre dos cuñados provenientes de
Si bien tomaremos como base los casos de los tres grupos mencionados, gran parte de sus características eran
compartidas por el grupo Bemberg, en términos de origen de los empresarios y de los capitales, de existencia de
redes a ambos lados del Atlántico, de estrategias de integración y de diversificación y de relaciones con el
Estado argentino (López, 2001, op.cit).
23
Desde principios del siglo XIX la familia Bunge, de origen alemán, había establecido compañías comerciales
en Holanda (Amsterdam, Rotterdam) y en Bélgica (Amberes). Esta última, creada en 1851, adquirió un fuerte
dinamismo sobre todo desde la década de 1880, bajo la conducción de Eduardo Bunge. Amberes se había
convertido desde mediados del siglo XIX en uno de los principales puertos de Europa, especializándose en el
comercio de productos de ultramar, y el intercambio con Buenos Aires fue desde entonces muy intenso, primero
en el comercio de cuero y lanas y luego en el de cereales (Hoste, 2006, op.cit.).
24
Gilbert, 2001, op.cit.
22
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Amberes–Ernesto Bunge y Jorge Born- que a su vez mantenían contactos estrechos con la
rama belga de los Bunge, sobre todo con Eduardo Bunge, hermano de Ernesto y presidente de
Bunge y Cía. de Amberes entre 1884 y 1927. Más tarde se sumaron otros dos socios: Alfredo
Hirsch y Jorge Oster, ambos de origen alemán y hombres de máxima confianza de Eduardo
Bunge en Bélgica.25 El grupo Devoto nació como una sociedad entre cuatro hermanos
nacidos en Italia que emigraron a la Argentina, a los cuales se sumaron otros empresarios y
managers italianos, unidos con ellos por vínculos étnicos y de amistad y por la participación
común en diversas instituciones de la colectividad italiana en el Río de la Plata.26
El hecho de que los fundadores de los grupos fueran extranjeros o hijos de extranjeros
facilitaba el establecimiento de relaciones con inversores y empresarios de sus respectivas
comunidades, dentro y fuera de la Argentina. Quienes tenían a su cargo la gestión estratégica
de los tres grupos mencionados eran percibidos por los socios europeos como garantes de la
seriedad de los emprendimientos locales en los cuales participaban; su prestigio y su
reputación, al igual que sus contactos en la sociedad y la política locales, compensaban la
incertidumbre que implicaba operar en un mercado nuevo y geográficamente distante.27
Bunge y Born de Argentina formaba parte de la amplia red de sociedades Bunge en el
mundo, y la comunicación entre Ernesto y Eduardo Bunge era permanente y muy fluida.
Gracias a sus contactos, a su talento y a sus frecuentes viajes a Europa, Ernesto Tornquist fue
accediendo a círculos financieros de primera línea, en Bélgica, Alemania, Francia y Gran
Bretaña, y de hecho se fue convirtiendo en un intermediario entre inversores europeos y el
mercado argentino, no sólo en el campo de la inversión privada sino también en la
negociación de empréstitos públicos. El Banco de Italia y Rio de la Plata, del cual eran
accionistas los Devoto y otros inversores italianos, obtuvo en 1912 el monopolio para el
envío de las remesas de los inmigrantes a Italia, y la participación de los Devoto en el
Compañía Ítalo Argentina de Electricidad fue esgrimida por sus organizadores como un aval
de la factibilidad de la nueva sociedad.28 Los vínculos con los países europeos garantizaban a
estos grupos un acceso privilegiado a la financiación y a la información, así como la
posibilidad de reclutar nuevos socios, managers y técnicos. En el caso de Bunge y Born y
25
Green y Laurent, 1988, op.cit, Hoste, 2006, op.cit.
Barbero, María Inés “Stratégies des entrepreneurs italiens en Argentine: le Groupe Devoto”, en Migrations
Société, vol. XVIII, n. 108, novembre-décembre 2006, pp. 125-153.
27
Si bien las tasas de crecimiento de la economía eran muy elevadas, el país sufrió muy intensamente los
efectos de las crisis internacionales, dado su nivel de integración en la economía mundial. Particularmente grave
fue la de 1890, que tuvo su punto de partida en el défault de la deuda externa argentina.
28
Barbero, 1990, op.cit.
26
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Tornquist, la experiencia previa de las familias en la actividad comercial constituía otro
activo intangible sumamente valioso.
En tercer lugar, todos los grupos considerados tenían una amplia diversificación de
inversiones, en el comercio, las finanzas, las explotaciones agropecuarias, la industria y otras
actividades. En los tres casos participaban del capital y la gestión de bancos o casas
financieras, y mantenían conexiones directas con bancos europeos (de algunos de los cuales
eran representantes), actuando como intermediarios entre inversores del viejo continente y el
mercado argentino.
La Sociedad Ernesto Tornquist y Cía. nació como empresa exportadora de frutos del país e
importadora de textiles y maquinaria, pero ya desde sus inicios comenzó a diversificar sus
activos. Por una parte, dicha sociedad actuaba no sólo como empresa comercial sino también
como una entidad financiera, otorgando préstamos, descontando letras de cambio y
realizando otro tipo de operaciones. La disponibilidad de capital proveniente de las
actividades comerciales y financieras, de la asociación con inversores externos y del acceso al
crédito local le permitió intervenir en numerosos emprendimientos.29 Al comenzar la
Primera Guerra Mundial el grupo tenía participación en 34 empresas que operaban en el
comercio, en la industria (velas, carnes, producción y refinación de azúcar, cerveza,
quebracho, metalurgia,), en el sector agropecuario (estancias y colonias, explotaciones
forestales), en las finanzas (préstamos hipotecarios, seguros), en los transportes
(ferrocarriles), en la actividad inmobiliaria, en los servicios al turismo (hoteles), en la minería
(petróleo), y en la pesca (ballenas). Siete de ellas (mayoritariamente financieras y de
explotación de tierras) se habían constituido en Amberes y las demás en Buenos Aires. En la
mayor parte de los casos se trataba de empresas nuevas, pero en otros el grupo había
adquirido firmas que necesitaban capitalizarse (como en la industria de la carne y la
metalurgia).30 Las mayores firmas en vísperas de la primera guerra mundial eran, además de
la Sociedad Ernesto Tornquist y Cía., una compañía dedicada al comercio exterior (Compañía
Introductora de Buenos Aires), un frigorífico (Sansinena), dos empresas metalúrgicas
(Ferrum y TAMET) y dos empresas destinadas respectivamente a la producción y la
refinación de azúcar (Refinería Argentina y Compañía Azucarera Tucumana).31 Se trató
fundamentalmente de un proceso de diversificación no relacionada, en el cual la Sociedad
Tornquist y Cía. fue ingresando en distintos mercados en función de las oportunidades de
29
Gilbert, 2001 op.cit, 2003 op.cit.
Gilbert, 2002 op.cit, 2003 op.cit.
31
Gilbert, 2002 op.cit.
30
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negocios que iban floreciendo. Sólo en algunos casos, como en el de la producción de azúcar,
la nueva inversión respondió a una estrategia de integración, ya que el grupo poseía una
refinería. Por otro lado, existía una evidente sinergia fundamentalmente entre las compañías
financieras y comerciales y el resto de las empresas.
En el caso de Bunge y Born, las primeras actividades de la familia Bunge en América del Sud
fueron comerciales (Ernesto Bunge operaba desde 1876 como agente de Bunge y Cía. de
Amberes), financieras (participación en la creación de un banco junto con otros accionistas
europeos) y agropecuarias (compra de tierras para la explotación ganadera). Con la creación
de Bunge y Born en 1884 el core business pasó a ser el comercio internacional de granos, en
el que a comienzos del siglo el grupo se había posicionado como una de las cuatro mayores
firmas exportadoras de la Argentina.32 En esos años continuó diversificando inversiones,
hacia la actividad agropecuaria y el sector financiero (bancos, crédito a productores rurales) y
comenzó a operar en la industria, integrándose hacia la industria molinera (Molinos Rio de la
Plata) y la fabricación de bolsas de arpillera (en las cuales se envasaban los cereales para su
exportación).33 En la mayoría de dichos emprendimientos participaron socios europeos,
liderados por Eduardo Bunge. En 1905 comenzó un temprano proceso de
internacionalización hacia otros países de América Latina, creando una filial en Brasil –
Sociedad Molinhos Santista- dedicada a la producción de harina.34 La diversificación implico
la participación en actividades no relacionadas –comercio, finanzas, tierras-, pero las
inversiones en industria siguieron mayoritariamente una lógica de integración. Al igual que
en el caso de Tornquist, las inversiones financieras se complementaban con los otros
negocios.
Antonio Devoto llegó a la Argentina como inmigrante en 1854, proveniente del norte de
Italia. Comenzó trabajando en relación de dependencia en una casa comercial en Buenos
Aires, y a los pocos años inició su propio negocio de venta al por menor. En los 1860s
comenzó a diversificar sus actividades, ingresando en el comercio de importación y
exportación (creando con sus hermanos la sociedad Devoto y Cía.) y en el negocio
inmobiliario urbano. En las décadas siguientes los Devoto invirtieron en el sector financiero
(Banco de Italia y Rio de la Plata, compañía de seguros La Inmobiliaria), en el sector
agropecuario (estancias, empresas de colonización), en la industria (fósforos, frigorífico), en
actividades extractivas (quebracho, sal) y en servicios eléctricos (Compañía Ítalo Argentina
32
Green y Laurent, 1988, op.cit.
También adquirió una fábrica de envases de hojalata.
34
Green y Laurent, 1988, op.cit.
33
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de Electricidad), siguiendo una estrategia de diversificación, de integración y de sinergias
entre inversiones financieras y no financieras.35 Uno de los principales emprendimientos del
grupo fue la Compañía General de Fósforos, que se fue integrando y diversificando desde
comienzos del siglo XX hacia la industria química, textil, del papel y editorial.36 El banco y
la compañía de seguros, por su parte, brindaban sus servicios a las distintas empresas del
grupo.
En cuarto lugar, la propiedad de estos grupos estaba mayoritariamente en manos de las
familias fundadoras, acompañadas por un pequeño círculo de accionistas externos a la familia
pero ligados a ella por vínculos de amistad y confianza. La gestión era compartida por los
miembros de la familia, por sus socios más cercanos y por managers profesionales, reclutados
en su casi totalidad en Europa.
Desde su constitución hasta 1906 Ernesto Tornquist y Cía. tuvo el status jurídico de sociedad
en comandita por acciones, en la cual Ernesto Tornquist, junto con alguno de sus hombres de
mayor confianza, se hacían responsables, como socios comanditados, por las obligaciones de
la sociedad y asumían las principales responsabilidades de gestión. Si bien en los comienzos
los socios comanditarios eran propietarios del 75% del capital, en 1906 su participación se
había reducido al 25% y Ernesto Tornquist se había transformado en accionista mayoritario37.
En ese año, la compañía fue transformada en sociedad anónima, pero su propiedad siguió en
manos de la familia Tornquist. A medida que el grupo fue diversificando sus inversiones,
desde la década de 1880, se incorporaron socios europeos y argentinos como accionistas
minoritarios en los nuevos emprendimientos. Con respecto a la estructura y gestión del grupo,
la casa Ernesto Tornquist y Cía. cumplía la función de holding, responsable de la
planificación estratégica y de la asignación de capitales. En ella Ernesto Tornquist, como
presidente, tenía un rol decisivo, acompañado por sus socios y colaboradores más cercanos.
Tras su muerte uno de sus hijos, Carlos, asumió la presidencia, en la que se mantuvo a lo
largo de casi cuarenta años. El grupo contaba con un núcleo de managers profesionales, casi
todos alemanes o belgas, que participaban, a través del entrecruzamiento de directorios, en
diversas compañías. En general las empresas tenían cierto grado de autonomía en las
decisiones operativas.38
35
Barbero, 2006, op.cit.
Barbero, 2000, op.cit.
37
Gilbert, 2002, op.cit; Jones y Lluch, 2008 op.cit.
38
Gilbert, 2002, op.cit.
36
Página 13 de 44
La propiedad de Bunge y Cía. estaba en manos de la rama europea de los Bunge, mientras
que la de Bunge y Born se dividía entre cuatro familias: Bunge, Born, Hirsch y Oster. Entre
los accionistas menores se contaban hombres de negocios de Amberes vinculados a Eduardo
Bunge. La gestión estratégica también estaba en manos de las cuatro familias, que formaban
parte de los directorios de las compañías localizadas en diversos continentes. También
participaban de la gestión los socios menores y personas que se iban integrando a la familia a
través del matrimonio. A medida que el grupo se fue expandiendo las diversas subsidiarias
adquirieron mayores grados de independencia operativa, pero las decisiones más
trascendentes siguieron estando en manos de las familias propietarias. Como en toda empresa
familiar, el equilibrio era inestable y dinámico. Hasta 1927, año de la muerte de Eduardo
Bunge, Amberes fue el centro operacional del grupo. A partir de allí, la rama latinoamericana
asumió el liderazgo, y a su vez desde comienzo de dicha década las familias Hirsch y Born se
fortalecieron en Bunge y Born de Argentina.39
El grupo Devoto estaba integrado por Antonio Devoto, sus hermanos y algunos hombres de
negocios y profesionales italianos con los cuales tenían fuertes vínculos de amistad, además
de compartir la identidad étnica/nacional. A diferencia de los grupos Tornquist y Bunge y
Born, el Grupo Devoto tenia límites más difusos, ya que no tenía una estructura vertical ni
una sociedad holding, sino que estaba integrado por una red de sociedades con vínculos
laxos, unidas por el entrecruzamiento de accionistas y directores y por los fuertes lazos
personales que existían entre las personas propietarias de las acciones y responsables de la
gestión. En el centro de la red se encontraban el Banco de Italia y Rio de la Plata (en el cual
participaban los hermanos Devoto y las personas asociadas a ellos en otros emprendimientos)
y la sociedad Devoto y Cía. (propiedad de Antonio Devoto y sus hermanos), y alrededor de
estos núcleos, estrechamente conectados entre sí, una serie de empresas que operaban en
actividades diversas. Antonio Devoto, por su parte, aglutinaba alrededor de su persona a los
diversos integrantes del grupo.40
En algunas de las empresas la propiedad estaba sólo en manos de los hermanos Devoto
(Devoto y Cía., empresas agropecuarias, actividades inmobiliarias). En otras éstos eran
accionistas mayoritarios, asociados con un reducido núcleo de empresarios y managers
italianos muy cercanos ellos (La Inmobiliaria, Compañía General de Fósforos, Frigorífico
Argentino). En otros emprendimientos, como el Banco de Italia y Rio de la Plata y la
39
40
Green y Laurent, 1988, op.cit.
Barbero, 2006, op.cit.
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Compañía Ítalo Argentina de Electricidad, estaban asociados con inversores europeos y con
otros empresarios italianos radicados en la Argentina. En la gestión de las empresas
participaban los hermanos Devoto y sus socios, así como managers profesionales,
mayoritariamente italianos, algunos de los cuales, como ya señalamos, eran también
accionistas. El entrecruzamiento de accionistas y directores era una práctica muy extendida,
al igual que en los otros dos grupos analizados.41
En quinto lugar, todos los grupos crearon y gestionaron empresas que en su mayoría fueron
competitivas en sus respectivos sectores, y que en el caso de las empresas manufactureras
contribuyeron activamente al desarrollo industrial en la etapa agroexportadora.
La información disponible sobre las diversas firmas controladas revela que recibían
cuantiosas inversiones en tecnología y management. Si bien en el caso de la industria de
alimentos Argentina contaba con ventajas comparativas, dada la disponibilidad de materias
primas locales, en otros, como la industria de los fósforos o la metalúrgica, dichas ventajas
no existían. Además del equipamiento de última generación, estas firmas, como ya
señalamos, contrataban managers y técnicos profesionales, en su casi totalidad extranjeros,
que solían asumir funciones en más de una sociedad. También solían adquirir patentes
extranjeras tanto en la tecnología de productos como en la de procesos, pagando royalties o
asociándose con empresas europeas.
El acceso al financiamiento, a la información y a recursos gerenciales fue crucial. Al primer
tema ya nos hemos referido. Con respecto al segundo, ofrecemos dos ejemplos. El grupo
Tornquist no sólo accedía a la información a través de sus contactos externos, sino que
también destinaba una parte no desdeñable de sus recursos a generar información en el
mercado local, editando informes periódicos sobre las condiciones del mercado argentino y
adquiriendo libros y otras publicaciones que dieron origen a una de las mejores bibliotecas
especializadas del país. El grupo Bunge y Born, por su parte, contaba en 1910 con cuarenta
sucursales en diversas localidades de la Argentina, con agentes de compra en los principales
puertos cerealeros (Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca), y con una red de representantes
en 16 ciudades de Europa, Estados Unidos y Brasil. Los diversos representantes en el exterior
transmitían por cable los precios de los cereales a los agentes de compra en la Argentina, que
a su vez los transmitían por telégrafo a las cuarenta sucursales, que los hacían llegar a los
acopiadores a través del telégrafo de las estaciones ferroviarias.42
41
42
Barbero, 2006, op.cit.
Green y Laurent, 1988, op.cit.
Página 15 de 44
No todos los emprendimientos resultaron rentables, aún contando con tecnología y
management de primera línea. Dos ejemplos relevantes son el de la Refinería Argentina, del
grupo Tornquist, cuyas dimensiones eran mayores a los requerimientos del mercado local, y
el Frigorífico Argentino, del grupo Devoto, que al carecer de redes de comercialización no
consiguió competir con los ingleses y norteamericanos.43 Al igual que en la mayor parte de
los grupos, dentro y fuera de la Argentina, la diversificación de inversiones permitía
compensar las pérdidas, y los negocios que generaban más beneficios (como la actividad
comercial e inmobiliaria) servían para sostener a los menos rentables.
En sexto lugar, si bien el éxito de los emprendimientos de los grupos se debió
fundamentalmente a su capacidad competitiva, también utilizaron sus contactos políticos y
las ventajas que ofrecía el contexto institucional para fortalecer su posición en el mercado.
Durante la etapa agroexportadora la economía estuvo en general muy abierta y desregulada,
el rol de la inversión extranjera fue decisivo y no existieron políticas concretas del Estado
para favorecer a empresas locales, salvo en el caso de la industria azucarera y la vitivinícola.
El que no hubiera restricciones a la acción del capital extranjero fue ventajoso para la
actividad de los tres grupos analizados, que como ya señalamos tenían vínculos estrechos con
inversores del exterior. También se beneficiaron con la ausencia de una regulación que
limitara la conglomeración o la concentración. En el caso del comercio de granos, la falta de
políticas públicas hacia el sector -por ejemplo la ausencia de una red de silos que permitiera a
los productores almacenar sus cosechas- daba a las grandes empresas comercializadoras
privadas un enorme poder de contratación. Si bien los aranceles en la Argentina eran
elevados en términos internacionales, fundamentalmente por motivos fiscales, en esta etapa
no sólo no existió una política industrial sino que tampoco hubo sustitución de importaciones,
dado que la industria local y la importación de bienes manufacturados crecieron a un ritmo
similar hasta la Primera Guerra Mundial.44 Los grupos utilizaron fundamentalmente sus
contactos políticos y el posicionamiento de sus líderes en la sociedad local para presionar a
favor de medidas que fueran favorables a sus negocios, en términos generales o puntuales. El
caso más destacado es el de Ernesto Tornquist, que además de sus lazos con empresarios y
financistas europeos, fue anudando vínculos con el poder político en la Argentina,
estableciendo relaciones de amistad con ministros y presidentes, actuando como agente en la
contratación de empréstitos públicos, como asesor del gobierno, como miembro del directorio
43
44
Guy, 1988, op.cit; Scarzanella, 1983, op.cit; Barbero, 2006, op.cit.
Díaz Alejandro, Carlos, Ensayos sobre la historia económica argentina, Amorrortu, Buenos Aires, 1975.
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de bancos públicos y como diputado en los últimos años de su vida.45 En sus empresas logró
reunir como síndicos y abogados a una serie de personalidades que incluían a varios ministros
y políticos argentinos influyentes.46 Su capacidad de presión se ejerció de diversas maneras,
desde su participación protagónica en la comisión oficial que resolvió el retorno al régimen
de patrón oro en 1899 a su rol destacado en el Centro Azucarero Argentino, desde el cual los
empresarios negociaban con el gobierno la reglamentación del sector.47 El Grupo Devoto
tenía buenas relaciones con el intendente de la ciudad de Buenos Aires, que ayudaron a
obtener la concesión para la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad y fueron
recompensadas con la incorporación de aquél al directorio de la sociedad.48 Los contactos y
privilegios no se limitaban al escenario local. Como ya señalamos, en 1912 el Banco de Italia
y Rio de la Plata obtuvo el monopolio para el envío de las remesas de inmigrantes italianos a
su país de origen.49
III. La trayectoria de los grupos en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Al igual que el resto de los países integrados a la economía internacional, la Argentina se vio
profundamente afectada por los shocks externos provocados por la Primera Guerra Mundial,
la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. En un escenario mundial mucho más
complejo que el de las décadas precedentes, la economía se fue cerrando, el ingreso de capital
extranjero se fue restringiendo (prácticamente cesó desde 1929) y la inmigración extranjera
siguió el mismo derrotero. La tasa de crecimiento de la economía se desaceleró y la industria
pasó a convertirse en el sector más dinámico, desplazando a las actividades agropecuarias. Si
bien recién a comienzos de la década de 1940 comenzaron a aplicarse políticas industriales,
desde 1930 tanto las condiciones generales de la economía como diversas medidas estatales
(controles de cambios, elevación de aranceles) llevaron a que la producción local fuera
sustituyendo aceleradamente a los bienes manufacturados importados.
El nuevo contexto no dio origen a nuevos grupos económicos, sino a la expansión de los ya
existentes.50 Si bien se mantuvieron los vacios institucionales y las imperfecciones en los
45
Gilbert, 2001, op.cit.
Marichal, 1974, op.cit.
47
Lenis, 2009, op.cit.
48
Barbero, 1990, op.cit.
49
De Rosa, Luigi, Emigranti, capitali e banche (1896-1906), Edizioni del Banco di Napoli, Napoli, 1980.
50
Además de los tres grupos que estamos considerando, en el periodo de entreguerras se fue acelerando el
proceso de integración y diversificación de Alpargatas, la mayor empresa de fabricación de calzado de lona
desde fines del siglo XIX, que fue ampliando su actividad hacia la industria textil y otros tipos de calzado
(Gutiérrez y Korol, 1988, op.cit).
46
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mercados51, habían desaparecido algunas de las circunstancias que habían facilitado el
surgimiento de los grupos que hemos analizado –fundamentalmente las posibilidades de
operar en estrecho contacto con socios europeos- sin que emergieran nuevas condiciones que
impulsaran el nacimiento de nuevos grupos. Entre 1914 y 1945 fue modificándose la
composición del segmento de las mayores empresas que operaban en el mercado argentino,
con la creación de nuevas grandes firmas estatales, la radicación de filiales de empresas
multinacionales y el nacimiento de algunas empresas privadas de capital nacional que gracias
a su rápida expansión tendrían un papel destacado en varias ramas industriales
(metalmecánica, siderurgia, cemento).52 Por último, como ya mencionamos, continuaron
expandiéndose los grupos que habían nacido antes de 1914.53
Si analizamos la trayectoria de los tres grupos analizados en el apartado precedente, todos
ellos ampliaron sus inversiones en la actividad industrial destinada al mercado interno,
manteniendo su estructura de grupo y ocupando una posición destacada entre las grandes
empresas de capital local. El más activo fue Bunge y Born, que ya desde los años veinte fue
incrementando y diversificando sus inversiones en la industria. Las actividades
manufactureras cobraron más impulso en los 1930s, cuando el grupo se vio muy afectado en
su negocio principal –el comercio de granos- debido tanto a la caída de los intercambios y de
los precios internacionales como a la mayor intervención del Estado, que restringió el margen
de acción de las grandes empresas comercializadoras. El grupo fue diversificando su
producción en la industria de alimentos y, paralelamente, ingresó en nuevos mercados de
productos, como la industria textil (tejidos e hilados de algodón) y la industria química
(pinturas, fibras sintéticas, insumos).54 Las inversiones industriales implicaron tanto procesos
de integración como de diversificación relacionada. En las actividades tecnológicamente más
complejas y más alejadas de sus core capabilities, como la industria química, se asoció con
El sector financiero pasó a estar mucho más regulado tras la creación del Banco Central y la sanción de una
nueva ley de bancos en 1935, pero desde 1929 el rol del ahorro interno y de los bancos locales pasó a ser
decisivo. Estos eran más frágiles y conservadores que los extranjeros, lo cual limitaba el acceso al crédito de
largo plazo, y muchos de ellos se vieron seriamente afectados por la Gran Depresión (Della Paolera, Gerardo y
Taylor, Alan (eds), A new economic history of Argentina, Cambridge, Cambridge University Press, 2003). El
mercado de capitales siguió siendo débil y la situación se agravó después de 1929 (Nakamura y Zarazaga, 2003,
op.cit).
52
Algunas de las firmas nacidas en esta etapa más tarde se constituyeron como grupos, al encarar procesos de
diversificación. Queda por definir si la metalmecánica SIAM, nacida unos años antes de la guerra pero con un
fuerte crecimiento desde los 1920s, constituía o no un grupo, dado que estaba integrada y constituida por
distintas firmas pero sus inversiones se concentraban en la industria metalmecánica.
53
Cabe destacar también que entre 1930 y 1945, en el marco de la Gran Depresión y la Segunda Guerra
Mundial, surgió un importante número de pequeñas y medianas empresas, sobre todo en la industria textil y en
la metalmecánica ligera.
54
Green y Laurent, 1988, op.cit; Schvarzer, 1989, op.cit.
51
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firmas extranjeras (ICI y Dupont).55 Sus empresas industriales se ubicaron entre las más
grandes en sus respectivas ramas, conservando dicha posición hasta fines del siglo XX,
momento en que el que se desprendió de ellas en el marco de una profunda reestructuración.
En el período de entreguerras Bunge y Born fue asimismo incrementando sus actividades
internacionales en países sudamericanos, con nueva inversiones en Brasil (aceites, textil) en
Uruguay (aceites, química) y en Perú (comercio, finanzas, industria harinera).
En toda esta fase el grupo continuó inserto en la red internacional de empresas Bunge, pero la
filial argentina y sus negocios en América del Sud pasaron a tener un protagonismo cada vez
mayor tras la muerte de Eduardo Bunge en Amberes en 1927. Las nuevas condiciones del
mercado internacional desde 1930 y el estallido de la Segunda Guerra Mundial acentuaron la
autonomía de la rama sudamericana, cada vez más enfocada en la industria, y afectaron muy
negativamente a las empresas Bunge en Europa, muy dependientes del comercio
internacional. La propiedad y el control de Bunge y Born siguieron en manos de las cuatro
familias fundadoras, si bien los Hirsch y los Born tuvieron un rol cada vez más protagónico.56
El grupo Tornquist también se fue adaptando a las nuevas condiciones económicas e
institucionales. En el período de entreguerras siguió diversificando inversiones, si bien el
número de sociedades organizadas fue menor, en gran medida porque la disponibilidad de
capital externo se fue restringiendo y porque sus negocios en el sector financiero se vieron
muy comprometidos durante la Gran Depresión, situación que obligó a un ajuste, con
reducción de inversiones, contracción de algunas actividades y liquidación de numerosos
activos57. Las principales actividades en toda esta etapa fueron las inmobiliarias e
industriales (metalúrgica, alimentos, productos de tocador, cemento, petróleo). En algunos de
sus emprendimientos manufactureros los Tornquist se asociaron con empresas extranjeras
que aportaron capital y know how: en la metalúrgica TAMET con el grupo Arbed de
Luxemburgo, y en la Cia de Productos Conen con Colgate Palmolive.58 Entre 1919 y 1928
constituyeron diez nuevas empresas, tanto en el sector industrial como en la actividad
agroganadera y los servicios, si bien también se liquidaron sociedades, o bien porque habían
completado su ciclo (quebracho) o bien porque no resultaron rentables (petróleo).59
55
Schvarzer,1989, op.cit.
Hoste, 2006, op. cit.
57
Gilbert, 2003, op. cit.
58
Gilbert, 2003, op. cit; Phelps, Dudley, Migration of Industry to South America, McGraw-Hill, New York,
1936.
59
Gilbert, 2003, op.cit.
56
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En 1908 había muerto Ernesto Tornquist, y desde 1913 a 1953 la presidencia estuvo a cargo
de su hijo Carlos Tornquist, que logró mantener el liderazgo dentro de la segunda generación
de la familia. Otros hijos varones se incorporaron al directorio, compartiendo la gestión con
cuñados y con empleados de la compañía que habían colaborado desde sus inicios. Si bien el
grupo fue perdiendo dinamismo tras la desaparición de su fundador, conservó su posición
como uno de los principales grupos locales, y algunas de sus compañías se ubicaban entre las
líderes de sus respectivos mercados (Tamet, CAT, Conen). De todos modos, desde la Primera
Guerra Mundial fue perdiendo su rol de intermediario con los inversores de Amberes y otras
ciudades europeas, y pasó a depender de su capacidad de generar recursos propios y de
acceder al crédito o al apoyo estatal.
El grupo Devoto sufrió cambios significativos tras la muerte de Antonio Devoto en 1916,
dado el rol que este cumplía como centro de una red de inversores, y dejó de ser identificado
con su denominación original. Sin embargo, a partir del proceso de integración y
diversificación de una de sus empresas –la Compañía General de Fósforos- se constituyó un
nuevo grupo, denominado Fabril o Fabril Financiera60, uno de los más importantes de la
Argentina hasta la década de 1980, que mantuvo a su vez estrechos vínculos con el Banco de
Italia y Rio de la Plata -con el cual compartía accionistas y directores y realizaba numerosas
transacciones- y con otras empresas en la que había participado originalmente el Grupo
Devoto.61
La Compañía General de Fósforos (CGF) había nacido en 1889, tras la asociación de los
Devoto con varios empresarios del sector que necesitaban ampliar su capital. Su proceso de
integración se inició tempranamente, ya que antes de 1914 contaba con talleres gráficos y con
una fábrica de papel. Durante la guerra comenzó a producir insumos químicos, y en la
década de 1920 ingresó en la industria textil del algodón. También muy tempranamente se
había internacionalizado, instalando una fábrica de fósforos y un taller gráfico en el Uruguay.
En 1929 se creó un holding, la Compañía General Fabril Financiera, que pasó a controlar los
diversos emprendimientos en la industria papelera, textil, y gráfica, desprendiéndose de la
fábrica de fósforos.62
En los quince años sucesivos el Grupo Fabril fue integrando y diversificando actividades, al
calor de la sustitución de importaciones y de las dificultades de aprovisionamiento generadas
También denominado, más tarde, Celulosa (Azpiazu, Daniel, Basualdo, Eduardo y Khavisse, Miguel, El
nuevo poder económico en la Argentina de los años 80, Legasa, Buenos Aires, 1986).
61
Barbero, 2000, op.cit.
62
Barbero, 2000, op.cit. En la fabricación de papel se creó una nueva firma, La Papelera Argentina, tras la
fusión con otras dos empresas.
60
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por la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Entre sus inversiones cabe mencionar
las vinculadas a la industria del papel (forestación, producción de celulosa y pasta de papel
mediante la compra de Celulosa Argentina), a la industria química (insumos y pinturas,
asociada con empresas extranjeras), a la industria textil (tejeduría de algodón, hilandería de
lana), a la industria editorial y a la industria metalmecánica (fabricación de maquinaria para
las industrias textil y del papel). También invirtió en actividades inmobiliarias y en otros
emprendimientos no relacionados.63 Con la creación del Grupo Fabril la propiedad quedó
repartida en un número mayor de accionistas y la gestión quedó en manos de managers
profesionales, si bien también participaron como socios y gerentes miembros de la familia
Devoto y de su círculo de confianza. La vinculación con el Banco de Italia y Rio de la Plata,
que era uno de los bancos privados más sólidos de la Argentina, garantizó el acceso al
financiamiento.
En síntesis, el período de entreguerras no generó el surgimiento de nuevos grupos
económicos diversificados, sino la expansión de los ya existentes. Por una parte la economía
internacional sufrió fuertes shocks y la economía argentina se fue cerrando, con lo cual se
desvanecieron las posibilidades de nacimiento de grupos estrechamente conectados con
inversores externos. Por otra, el Estado no aplicó políticas industriales ni otras medidas que
favorecieran la creación de grandes empresas diversificadas de capital nacional. Al mismo
tiempo, las nuevas condiciones internacionales e internacionales ofrecieron nuevas
oportunidades en la actividad manufacturera, en el marco de la industrialización por
sustitución de importaciones. Los tres grupos considerados, continuaron con la
diversificación de inversiones, ahora orientadas cada vez más hacia la industria. Sus
trayectorias se fueron diferenciando, en virtud de los activos tangibles e intangibles creados
tanto antes de la Primera Guerra Mundial como en el período de entreguerras. Bunge y Born
avanzó en su proceso de internacionalización, el grupo Fabril se enfocó en el mercado local y
en las actividades industriales, el grupo Tornquist mantuvo una mayor diversificación de
inversiones pero perdió dinamismo.
IV. Los grupos económicos entre 1945 y 1990. Antiguos y nuevos protagonistas
Tal vez resulte discutible unificar en un solo apartado todo el período que abarca desde 1945
hasta 1990. Las principales objeciones serían que a partir de mediados de 1970 se
modificaron tanto las condiciones económicas internacionales como las internas. En el primer
63
Barbero, 2001, op.cit.
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caso, con el fin de la prosperidad inaugurada en la segunda posguerra. En el segundo, con
cambios en las políticas que implicaron un primer intento de apertura y desregulación entre
1976 y 1981, tras el golpe militar de marzo de 1976. Sin embargo, el análisis del escenario
local revela que dicho intento no sólo fue efímero sino también limitado en muchos aspectos.
Al mismo tiempo, en el estudio de la trayectoria de los grupos el periodo elegido tiene la
suficiente coherencia como para justificar la periodización, que se ve respaldada también por
uno de los más sobresalientes historiadores argentinos.64
Se trata de una etapa mucho más compleja y plurifacética que las precedentes, cuyos rasgos
principales son difíciles de resumir en pocos párrafos. Desde el punto de vista de la
performance de la economía, abarca un primer período (1945-74) de crecimiento no
desdeñable, aunque a tasas inferiores a los promedios internacionales y una segunda fase
(1975-1990) en la cual el PBI per cápita cayó a una tasa del 1,3 % anual.65 El país atravesó
por crisis económicas periódicas y desde fines de la década de 1940 tuvo altos niveles de
inflación, que alcanzaron su punto máximo con las hiperinflaciones de 1989 y 1990. En lo
concerniente a las políticas económicas, se alternaron medidas populistas, desarrollistas,
keynesianas y liberales, así como estabilizaciones ortodoxas y heterodoxas. El cambio
constante en las reglas del juego era el resultado de un alto grado de conflictividad política y
social, que se reflejaba en la sucesión de gobiernos de distinto signo, civiles y militares. Las
empresas operaban en un contexto volátil, que adquirió rasgos muy violentos a lo largo de
los 1970s.
En este marco de incertidumbre institucional y de inestabilidad macroeconómica pueden sin
embargo identificarse algunas regularidades. En primer lugar, la economía mantuvo niveles
de apertura muy bajos, aun durante la mitad de los 1970s, si bien se elevaron entre 1977 y
198166. En segundo término, el apoyo a la industria estuvo en la base de la mayor parte de
las políticas económicas aplicadas desde 1943 hasta 1975, materializándose en la protección
aduanera, el crédito público, la regulación de las tasas de interés, los tipos de cambios
múltiples, los reintegros a las exportaciones, los regímenes de promoción sectorial y regional
y las compras a empresas nacionales por parte del Estado. Desde 1976 la industrialización
Tulio Halperín Donghi ha caracterizado al periodo 1945-1989 como el de la “Argentina peronista” (Halperín
Donghi, Tulio, La larga agonía de la Argentina peronista, Ariel, Buenos Aires, 1994).
65
Maddison, Angus, La economía mundial, Análisis y estadísticas, OCDE, Paris, 1997.
64
En el trienio 1973-75 el grado de apertura de la economía fue del 16,6, en 1976-78 del 20,4 y en 1978-81 del
15,8, (Berlinski, Julio, “International trade and commercial policy”, en Della Paolera, G. y Taylor, Alan (eds.),
The New Economic History of Argentina, Cambridge University Press, 2003, pp. 204-206).
66
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dejó de ser un objetivo prioritario de las políticas públicas, pero gran parte de los regímenes
de promoción preexistentes se mantuvieron o ampliaron.
Más allá de las políticas públicas, tanto la crónica inestabilidad de la economía argentina
como muchos de sus rasgos institucionales crearon obstáculos para el nacimiento y, sobre
todo, la supervivencia y desarrollo de empresas. A pesar de la creación del Banco de Crédito
Industrial en 1944 y de su sucesor, el Banco Nacional de Desarrollo (BANADE), en 1969, el
acceso al crédito siguió siendo restringido para las pequeñas y medianas empresas
industriales.67 El mercado de capitales, por su parte, siguió siendo débil, y en general se vio
muy afectado por la volatilidad de la economía, que creaba condiciones de gran
incertidumbre. A comienzos de la década de 1990 la casi totalidad de las grandes empresas
privadas argentinas seguían siendo de propiedad familiar.68 En algunos aspectos el contexto
institucional empeoró en la segunda posguerra, dada la inestabilidad política, los períodos de
dictaduras militares o de gobiernos autoritarios, el incremento de la violencia desde fines de
los 1960s, la falta de independencia del poder judicial, la falta de profesionalismo de los
legisladores, la ausencia de una burocracia estatal profesional y otras razones.69
Hasta fines de la década de 1960 no existieron, por parte del Estado, políticas explícitas que
favorecieran la creación de nuevos grupos económicos diversificados, si bien en general la
actividad industrial, como hemos visto, estaba muy protegida y subvencionada. Durante el
período peronista (1946-1955) el gobierno patrocinó fundamentalmente a las grandes
empresas de capital estatal. Algunos grupos económicos ya existentes -particularmente
Bunge y Born y Bemberg- fueron hostilizados, mientras que otros se beneficiaron con las
medidas de apoyo a la industria. La mayor parte de los nuevos grupos que surgieron en la
segunda mitad del siglo XX tuvo su origen en las décadas de 1940 y 1950, pero no como
conglomerados sino como empresas medianas que fueron expandiéndose, integrándose y/o
67
Rougier, Marcelo, Industria, finanzas e instituciones en la Argentina. La experiencia del Banco Nacional de
Desarrollo. 1967-1976, Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2004.
68
Schvarzer, Jorge “Grandes grupos económicos en la Argentina. Formas de propiedad y lógicas de expansión”,
in Bustos, Pablo (comp.), Más allá de la estabilidad, Fundación Friedrich Ebert, Buenos Aires, 1995, pp. 131158, Bisang, Roberto, “Perfil tecno-productivo de los grupos económicos en la industria argentina”, en Katz,
Jorge (ed.), Estabilización macroeconómica, reforma estructural y comportamiento industrial, CEPAL/Alianza,
Buenos Aires, 1996, pp. 391-393.
69
Spiller, Pablo y Tommasi, Mariano, “Political Institutions, Policymaking Processes and Policy Outcomes in
Argentina”, en Stein, Ernesto y Tommasi, Mariano (eds.), Policymaking in Latin America. How Politics Shapes
Policies, Inter-American Development Bank/David Rockefeller Center for Latin American Studies, Harvard
University, Washington, 2007, pp. 69-110, Berensztein, Sergio y Spector, Horacio, “Business, government, and
law”, en Della Paolera, Gerardo y Taylor, Alan (eds.), The New Economic History of Argentina, Cambridge
University Press, Cambridge, 2003, pp. 324-368.
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diversificándose gradualmente, para adquirir la fisonomía de grupos desde la década de
1970.70
Desde fines de los 1950s hasta fines de los 1960s las políticas industriales beneficiaron
particularmente a las empresas extranjeras, y recién desde entonces fueron explícitamente
favorables para el desarrollo de nuevos grupos económicos locales. El Estado comenzó a
subvencionar a grandes empresas nacionales con el objetivo de que invirtieran en industrias
básicas (celulosa y pasta de papel, petroquímica, aluminio, acero) y en algunas otras
actividades (agroindustrias, pesca, astilleros), a través de regímenes sectoriales especiales y
del acceso privilegiado a préstamos del BANADE y al crédito internacional con avales del
gobierno (principalmente de la Corporación Financiera Internacional). Unos años antes se
había puesto en marcha el primer régimen de promoción regional, que ofrecía ventajas
impositivas a las empresas que se radicaran en provincias cuyas economías se buscaba
dinamizar con nuevas inversiones, aún en ramas muy maduras como los textiles o los
alimentos. Las políticas de promoción a empresas nacionales, que comenzaron con un
gobierno militar de orientación nacionalista en 1970, fueron continuadas por el gobierno
peronista de 1973-76 y por el nuevo gobierno militar instalado en 1976, que a pesar de su
orientación pro mercado completó la mayor parte de los proyectos sectoriales en marcha y
lanzó nuevos regímenes de promoción regional.71 Dichos regímenes favorecieron la
diversificación de inversiones y la creación de firmas legalmente autónomas por parte de las
empresas que se acogían a sus beneficios.
Dichas medidas, a las cuales se sumó una intensa actividad del Estado como comprador
(antes y después de 1976) y la retirada de filiales de empresas extranjeras durante los 1970s
(en el marco de la crisis internacional y de los cambios en la economía local), contribuyeron
al fortalecimiento de algunos de los grupos económicos preexistentes (Bunge y Born,
Celulosa/Fabril, Alpargatas) y al desarrollo de nuevos grupos económicos diversificados
(Techint, Fate/Aluar, Arcor, Bridas, Pérez Companc, Pescarmona, Roggio, SOCMA). Para
comienzos de los años ochenta los rankings de empresas reflejaban el nacimiento y el ascenso
Es el caso de los grupos Techint, Fate/Aluar, Arcor, Bridas, Pérez Companc, Clarín y SOCMA.
Algunos habían nacido en las décadas previas, pero crecieron muy lentamente (Sociedad Comercial del Plata,
Roggio) e incluso dejaron de operar por un tiempo, como el grupo Pescarmona. En otros casos su actividad se
había desarrollado a nivel regional.
71
Schvarzer, Jorge, “Estrategia industrial y grandes empresas. El caso argentino”, en Desarrollo Económico,
vol.18, n.71, octubre-diciembre 1978, pp.307-351 y Schvarzer, Jorge, “Expansión, maduración y perspectivas de
las ramas básicas de procesos en la industria argentina. Una mirada ex post desde la economía politica”, en
Desarrollo Económico, vol.33, n.131, octubre-diciembre 1993, pp. 377-422.
70
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de grupos nacionales, si bien, dada la inestabilidad de la economía argentina, también ponían
en evidencia la desaparición o el retroceso de otros.72
Estos fenómenos se repitieron a lo largo de la década de 1980, en la cual algunos grupos se
vieron muy afectados por las condiciones macroeconómicas (por ejemplo Celulosa) mientras
que otros, en cambio, continuaron expandiéndose (Arcor, Bridas, Pérez Companc,
Pescarmona, Roggio, Bunge y Born, Alpargatas), favorecidos por una serie de medidas
estatales, entre ellas la estatización de la deuda externa privada y la ampliación de los
regímenes de promoción regional.73 Al mismo tiempo, los más dinámicos fortalecieron sus
capacidades competitivas (Techint, Arcor, Pescarmona, Fate/Aluar) y se orientaron hacia
mercados externos, a través de la exportación o la inversión directa. En un contexto
fuertemente crítico la diversificación fue una estrategia destinada también a reducir riesgos.
A pesar de que desde los 1980s se han publicado diversas contribuciones sobre los grupos
económicos argentinos contemporáneos, no contamos aún con una base de datos que registre
tanto una lista completa de grupos como la información necesaria para caracterizarlos al
menos en términos de dimensiones, alcances de la diversificación y formas de propiedad y
gestión74. En base a los trabajos de Roberto Bisang (1998, 1999), hemos confeccionado el
cuadro 1, que incluye a los mayores grupos diversificados nacidos antes de 1990 que seguían
operando a mediados de dicha década.75
Aquí va el cuadro numero 1
Schvarzer, Jorge, “Cambios en el liderazgo industrial en el periodo de Martinez de Hoz”, en Desarrollo
Económico, vol.23, n.91, octubre-diciembre 1983, pp. 395-422.
73
Bisang, Roberto, “La estructura y dinámica de los conglomerados económicos en la Argentina”, en Peres,
Wilson (coord.), Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos, Siglo XXI/CEPAL, México, 1999,
pp. 81-154.
74
Entre los trabajos generales sobre los grupos en el periodo posterior a 1960, véase Acevedo, Manuel,
Basualdo, Eduardo y Khavisse, Miguel, Quien es quien? Los dueños del poder económico (Argentina, 19731987), Editora 12/Pensamiento Jurídico, 1990, Azpiazu, Basualdo y Khavisse, 1986, op.cit., Bisang, 1996 y
1999 op.cit, Bisang, Roberto, Los conglomerados económicos en la Argentina: orígenes y evolución reciente,
Universidad de General Sarmiento, Instituto de Industria, San Miguel, 1998, Documento de Trabajo n.11;
Carrera, Mesquita, Perkins y Vassolo 2003, op.cit; Fracchia, Mesquita y Quiroga, 2010 op.cit y Schvarzer 1983
y 1995, op.cit.
75
Bisang registra en su listado cuarenta grupos, entre los cuales hay importantes diferencias en cuanto a las
dimensiones y el grado de diversificación. En nuestro cuadro hemos excluido a los grupos nacidos a partir de
1989, a los que facturaban menos de 350 millones de dólares anuales y a los que tenían un nivel de
diversificación muy bajo. De los cuarenta iniciales hemos seleccionado a 18. Si bien este listado puede tener
cierto sesgo por la participación en las privatizaciones de los 1990s, coincide en su casi totalidad con la lista de
los mayores grupos a fines de los 1980s elaborada por Acevedo y otros (1990, op.cit) en base al número de
empresas controladas. También presenta suficientes coincidencias con el de Carrera et al. (2003, op.cit.) para
1997. De todos modos, queda pendiente una revisión y, sobre todo, establecer con mayor claridad los límites
entre los grupos y otras formas organizacionales.
72
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Como puede apreciarse, el universo es mucho más heterogéneo que el de los grupos
tradicionales, que, salvo Bunge y Born y Bemberg, ya han desaparecido de la escena.
Comenzaremos refiriéndonos brevemente a los grupos más antiguos cuya trayectoria venimos
siguiendo, para luego enfocarnos en las características más sobresalientes de los nuevos.
Los grupos tradicionales
El grupo Bunge y Born se vio muy perjudicado, como ya hemos mencionado, durante las
presidencias de Perón. La nacionalización del comercio exterior, en 1946, dejó a la sociedad
al margen de la comercialización de granos, y sus inversiones en nuevas empresas
industriales en este período fueron muy reducidas. En compensación, incrementó sus
operaciones en Brasil y en Perú. Tras la caída del peronismo inició nuevos emprendimientos,
sobre todo en la industria química (en sociedad con empresas alemanas), y amplió las
instalaciones de sus otras empresas en alimentos, textiles y pinturas, diversificando e
integrando sus actividades en dichas ramas. En 1975 cinco de sus compañías se encontraban
entre las 22 mayores firmas industriales de capital privado nacional, lo cual lo ubicaba en la
vanguardia de los grupos locales. Las inversiones en nuevas líneas de productos se habían
concretado a través de la ampliación y construcción de plantas y de la compra de empresas,
utilizando en algunos casos regímenes de promoción sectorial y regional.76 En 1974 tuvo
lugar un episodio que revela cómo, más allá de las políticas de promoción, la inestabilidad y
la violencia política afectaban el accionar de los grupos. Los hermanos Jorge y Juan Born,
hijos del presidente de Bunge y Born, fueron secuestrados por la organización guerrillera
Montoneros, que exigió un cuantioso rescate (60 millones de dólares) para liberarlos.77 El
rescate fue pagado y los rehenes puestos en libertad, pero de allí en más los miembros de las
familias propietarias se trasladaron a Europa y a Brasil, en donde las actividades del grupo se
habían ido extendiendo desde 1945 en adelante, como hemos mencionado. Si bien
nominalmente la dirección del grupo permaneció en Buenos Aires, su centro de operaciones
se desplazó a San Pablo.78 Después de 1976 Bunge y Born reinició sus inversiones en
Argentina, ampliando su diversificación hacia petróleo y petroquímica, utilizando
mecanismos estatales de promoción. En los 1980s seguía en la vanguardia de los grupos
locales, pero para entonces sus actividades tanto en Brasil como en Estados Unidos habían
76
Green y Laurent, 1988 op.cit., Schvarzer, 1983 y 1989, op.cit.
En 1979 fue asesinado por Montoneros Francisco Soldati, presidente de Sociedad Comercial del Plata, otro
de los grupos en expansión en dicho periodo.
78
Green y Laurent (1988, op.cit., p.113) sostienen que la sede social del grupo fue transferida a Brasil.
77
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cobrado mayor dinamismo. Al asumir la presidencia Carlos Menem, en 1989, invitó a Bunge
y Born tomar a su cargo el Ministerio de Economía. El ofrecimiento fue aceptado, pero la
gestión (efímera, por otra parte) no fue satisfactoria (la Argentina se encaminaba a su
segunda hiperinflación) y generó tensiones dentro del grupo. En los 1990s Bunge y Born se
desprendió de sus empresas industriales en Argentina, enfocando su negocio hacia el agro
(producción de granos y de fertilizantes y elaboración de subproductos con destino a la
exportación).79 Finalmente, en 1999, su cuartel general se desplazo a los Estados Unidos, si
bien la compañía fue nominalmente registrada en Bermuda.
El Grupo Tornquist siguió creando empresas hasta fines de la década de 1960, aunque a un
ritmo mucho menor que en el período anterior a 1929. Durante la etapa peronista se
benefició con créditos estatales y otras medidas de apoyo a la industria. A mediados de los
años cincuenta el holding participaba en 17 empresas, de las cuales 8 eran industriales. En la
década de 1960 sus inversiones se orientaron hacia el sector financiero y se retomaron
algunos contactos con el exterior.80 Pero la muerte de Carlos Tornquist en 1953 significó un
duro golpe para el grupo. Para entonces la tercera generación estaba haciéndose cargo de la
gestión, que seguía en manos de la familia, lo cual provocó serios conflictos en su seno, que
llevaron a la liquidación de la Compañía Tornquist y sus empresas vinculadas, adquiridas en
1975 por un grupo francés asociado con un empresario local.81
El Grupo Fabril siguió creciendo después de la guerra, diversificando e integrando
actividades. Sus relaciones con el peronismo no fueron óptimas, ya que el gobierno se incautó
de una de sus empresas, pero en general sus firmas industriales se beneficiaron con la
expansión del consumo y con la protección al sector manufacturero. En 1965 integraban el
grupo 19 empresas en las industrias del papel, textil, química, metalmecánica y editorial, y el
holding tenía inversiones en otras nueve sociedades en otros rubros.82 Celulosa S.A., para
entonces la empresa líder (se había fusionado con la Papelera Argentina en 1965), recibió
desde comienzos de los setenta considerable crédito público para el desarrollo de grandes
proyectos en la industria de la celulosa y la pulpa de papel, ocupando el segundo en el
ranking de grandes empresas industriales privadas nacionales en 1975.83 Sin embargo, se vio
muy perjudicada por la apertura de la economía primero y por la crisis de los 1980s después,
79
www.bungeargentina.com
Gilbert, 2003, op.cit.
81
Gilbert, 2004, op.cit.
82
Barbero, 2001, op.cit.
83
Schvarzer, 1978, op.cit.
80
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a lo que se sumaron su alto nivel de endeudamiento y cambios en la propiedad y la gestión,
hasta que en 1991 fue comprada por el Citibank en concepto de capitalización de deuda. Los
nuevos propietarios cerraron instalaciones obsoletas, vendieron activos en empresas conexas
(editorial, grafica, química) y se concentraron en la industria del papel, sin recuperar su
liderazgo original.84 Mientras tanto, el Banco de Italia y Rio de la Plata, que desde 1978
estaba manejado por un nuevo grupo de control, terminó siendo intervenido por el Banco
Central en 1985 y vendido más tarde a la Banca Nazionale del Lavoro.85
Los nuevos grupos económicos
Como ya hemos mencionado, desde mediados del siglo XX fueron surgiendo nuevos grupos
económicos, que desde los 1970s figuraban en los rankings de las mayores cien empresas
industriales del país. Siguieron fortaleciéndose a lo largo de la década de 1980, en la cual una
parte de ellos aumentó tanto su facturación como el número de sociedades controladas,
ingresando en nuevos mercados de productos y extendiendo su participación a mercados
externos.
Los perfiles de los nuevos grupos eran mucho más heterogéneos que los de sus predecesores,
en lo concerniente tanto a sus orígenes como a su tamaño y su grado de diversificación. En su
casi totalidad habían nacido mayoritariamente en los 1940s y los 1950s, y se habían ido
conformando como grupos desde los 1960s en adelante86 (si bien algunos se habían originado
en las primeras décadas del siglo XX). Aunque en su gran mayoría habían comenzado
operando como empresas industriales, varios se habían iniciado en el transporte, la
construcción, la ingeniería o el comercio. Sus dimensiones también eran variadas, al igual
que su nivel de diversificación, dado que coexistían grupos con diversificación no
relacionada y un alto número de empresas controladas con otros de diversificación
relacionada y menos empresas controladas.87
La lista de los mayores nuevos grupos incluía a tres segmentos, de acuerdo a su facturación
(ver cuadro 1). El primero, con ventas por más de 1000 millones de dólares anuales, estaba
integrado por seis grupos (Bunge y Born, Techint, SOCMA, Pérez Companc, Sociedad
Comercial del Plata y Coto). El segundo, con una facturación anual de 500 a 1000 millones
84
Bisang, 1998, op.cit; Schvarzer, 1993, op.cit.
Quintela, Roberto, Crisis bancarias y corrupción, Dunken, Buenos Aires, 2005.
86
Son muy pocas las empresas surgidas a partir de la década de 1960 que se convirtieron en grupos antes de
1990. Ver Fracchia et al, 2010, op.cit.
87
La distinción entre grupos con diversificación relacionada y no relacionada en Carrera et.al., 2003, op.cit; la
identificación en base al número de empresas controladas en Acevedo et al., 1990, op.cit.
85
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de dólares, estaba formado por ocho grupos (Clarín, Sancor, Arcor, Quilmes/Bemberg,
Roggio, Pescarmona, Acindar y Fate/Aluar). El tercero, con ventas entre 350 y 500 millones
de dólares anuales, estaba compuesto por otros cuatro (Alpargatas, Fortabat, Laboratorios
Bagó y Bridas).
Otra diferencia importante a señalar es que existió una mayor volatilidad y rotación entre los
nuevos grupos que entre los más antiguos. Los grupos tradicionales que hemos considerado
en los apartados previos habían logrado adaptarse a la transición entre la etapa
agroexportadora y la sustitución de importaciones. Muchos de los nuevos grupos (y la
mayoría de los más grandes) se mantuvieron en actividad y continuaron expandiéndose en el
contexto de las reformas pro mercado de los 1990s y de las nuevas oportunidades ofrecidas
por las privatizaciones. Pero un segmento no desdeñable, integrado mayoritariamente por
grupos de menores dimensiones, tuvo una vida efímera. Algunos quebraron o se debilitaron
sensiblemente ya en los 1980s, mientras que otros desaparecieron o se redujeron en los
1990s, al ser comprados por firmas extranjeras o al apostar a una mayor especialización,
vendiendo parte de sus activos. La crisis de 2001-2002 -la más grave de la historia argentina
contemporánea- afectó profundamente tanto a grupos tradicionales como a varios de los que
habían descollado en las décadas previas. Algunos de ellos fueron adquiridos por empresas
extranjeras a lo largo de los 2000s (Fortabat, Acindar, Alpargatas, Fortabat, Quilmes) y otros
debieron redimensionarse, vendiendo parte de sus sociedades (Pérez Companc, SOCMA,
Roggio, Comercial del Plata).
A fines de la primera década del nuevo siglo solo 9 de los 18 grupos incluidos en el cuadro
número1 habían seguido expandiéndose y manteniendo a la vez sus principales áreas de
negocios. Al mismo tiempo, nuevos conglomerados habían ido surgiendo desde los 1990s,
algunos fugaces y otros más duraderos.88
Los recientes estudios de caso sobre tres de los nuevos grupos surgidos antes de 1990 que
hemos incluido en nuestro listado –Techint, Arcor y Pescarmona-, que a su vez siguieron
creciendo sensiblemente de allí en más89, permiten analizar con un mayor nivel de
profundidad las razones de contexto que llevaron a la conformación de grupos, así como sus
características y sus estrategias.
El grupo Techint nació en 1947, por iniciativa de Agostino Rocca, ingeniero siderúrgico
italiano con una destacada actuación como manager publico en Italia desde la década de
88
89
Sobre los grupos a partir de los noventa, ver Fracchia et al., 2010, op.cit. y Carrera et al., 2007, op.cit.
Si bien Pescarmona debió vender una empresa de telecomunicaciones que había creado en 1990.
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1920.90 Una vez finalizada la guerra Rocca fundó en Milán una empresa de ingeniería
(Techint) y emigró a la Argentina, adonde se radicó hasta su muerte en 1978.91 En 1947 creó
en Buenos Aires una sede de Techint que de allí en más pasó a ser la cabecera de la empresa,
y que durante el periodo peronista llevó cabo obras de ingeniería tanto en la Argentina como
en otros países de América Latina (Brasil, Perú, Uruguay, Chile, México, El Salvador), a
partir de contratos con los respectivos gobiernos. Paralelamente comenzó a desarrollar
emprendimientos en la industria, destinados a abastecer a sus proyectos. Entre fines de la
década de 1940 y mediados de la de 1950 creó una empresa de construcciones metálicas
(Cometarsa), una firma productora de tejas y bloques cerámicos (LOSA) y una empresa
destinada a la fabricación de tubos de acero sin costura (Siderca). En los 1960s continuó con
la integración y la diversificación, con la creación de una empresa laminadora (Propulsora
Siderúrgica). En los 1970s la fábrica de tubos, que contaba con una acería con hornos
eléctricos, comenzó a producir acero mediante el sistema de reducción directa, completando
su integración. Desde la década de 1960 Techint comenzó a exportar tubos sin costura,
actividad que se aceleró durante los 1980s, con la creación de oficinas comerciales en el
exterior y una alta participación de las ventas externas sobre el total de la producción (75% a
fines de la década).92 En el decenio siguiente continuó con su expansión industrial mediante
la adquisición de dos empresas estatales privatizadas: SOMISA (siderúrgica) y SIAT (tubos
de acero con costura). En los 1990s avanzó en su diversificación participando en otras
privatizaciones (transportes, energía, telecomunicaciones), pero en los 2000 se retiró de
algunas de estas sociedades, enfocándose en la actividad siderúrgica, la fabricación de bienes
de capital y la energía (petróleo y gas).93
La principal fuente utilizada para el caso Techint son los trabajos de Castro, Claudio, “De la industrialización
tardía europea a la sustitución de importaciones latinoamericana: Agostino Rocca y los primeros años de la
Organización Techint, 1946-1954”, en Ciclos, v. XIII, nº 25-26, 2003, pp. 119-144; Castro, Claudio, “Un nuevo
actor siderúrgico en la Argentina de postguerra: el grupo Techint”, en Rougier, Marcelo (dir.), Políticas de
promoción y estrategias empresariales en la industria argentina, 1950-1980, Ediciones Cooperativas, Buenos
Aires, 2007; Castro, Claudio, “Una multinacional dirigida desde Buenos Aires. La internacionalización
temprana de Techint, 1946-1976” en Guajardo, Guillermo (coord.), Innovación y empresa. Estudios históricos
de México, España y América Latina, México, UNAM/Fundación Gas Natural, 2008. Sobre la vida de Agostino
Rocca (Offeddu, Luigi, La sfida dell’acciaio.Vita di Agostino Rocca, Marsilio, Venezia, 1984). Véase también
Lussana, Carolina (ed.), Techint 1945-1980. Origini e sviluppo di un’impresa internazionale, Fondazione
Dalmine, Dalmine, 2005, y Artopoulos, Alejandro, “Sociedad del Conocimiento en Argentina: El caso de una
empresa-red: Tenaris”, en REDES. Revista de Estudios Sociales de la Ciencia, vol.15, n. 29, Buenos Aires,
mayo 2009, pp. 241-276), así como las páginas web de las empresas de la Organización Techint.
91
Offedu, 1984, op.cit.
92
Castro, 2008, op.cit.
93
Bisang, 1998, op.cit., y el sitio web: www.techint.com
90
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Paralelamente, durante la década de 1990 había iniciado un proceso de internacionalización
productiva a raíz del cual se fue transformando en una empresa global y en la mayor
multilatina argentina, con 17.406 millones de dólares de activos en el exterior en el año
2008.94 Entre 1990 y 2007 adquirió empresas elaboradoras de tubos sin costura en México,
Italia, Japón, Canadá, Venezuela, Brasil, Estados Unidos y Rumania.95 En el mismo periodo
también compró firmas productoras de acero en Venezuela y México, integrando sus
actividades a nivel internacional.
Desde los años cincuenta Techint adquirió la estructura de grupo –pasó a denominarse
Organización Techint- combinando sus actividades en el área de la ingeniería con la
producción industrial, que a su vez abastecía a las obras de cuya construcción se hacía cargo
(caminos y puentes, oleoductos y gasoductos, líneas de altas tensión, perforaciones
petroleras, obras portuarias, complejos industriales). Se trató fundamentalmente de un
proceso de integración y de diversificación relacionada, si bien contaba también con una
empresa financiera (Santa Maria, creada en 1948 para brindar servicios a las actividades del
grupo) y emprendimientos en otras actividades.96 La integración tuvo lugar tanto a causa de
la falta de proveedores locales (cuando Techint realizó su primera obra de ingeniería no había
en la Argentina empresas fabricantes de tubos de acero) como a raíz de la voluntad de
independizarse de proveedores monopólicos (la empresa estatal SOMISA dominaba la
producción de acero). También estuvo incentivada por las ventajas que implicaba controlar
distintas fases de la actividad productiva y abastecer a distintos mercados (la planta
laminadora en frio que se creó a fines de los 1960s tenía como objeto producir aceros planos
destinados a la industria automotriz y otras), así como por la creación de firmas con distintos
partners. Hasta los 1990s la incorporación de nuevas sociedades al grupo se dio
fundamentalmente mediante la creación de empresas, y de allí en más a través de la
adquisición de firmas tanto en la Argentina como en el exterior.
La expansión del grupo se apoyó en tres pilares: en primer lugar, la existencia de una red
internacional que vinculaba estrechamente a Techint Argentina y a Techint Milán; en
segundo término, la construcción de capacidades competitivas, a través de la permanente
inversión en producción y management y en la generación de conocimiento, y en tercer lugar
94
ProsperAr - Vale Columbia Center Survey of Argentine multinationals,
http://vcc.columbia.edu/projects/documents/EMGP-Argentina-Report-2009-FINAL_000.pdf.
95
Artopoulos, 2009, op. cit.
96
Castro, 2003, op cit, pp.131-132.
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los subsidios del Estado argentino vía protección, crédito y regímenes de promoción sectorial,
así como contratos y compras por parte del gobierno.
Con respecto al primer ítem –la red internacional- el caso Techint se asemeja a los de los
grupos de la etapa agroexportadora. Por una parte, un ingeniero emprendedor que emigró a la
Argentina, con vastos conocimientos y experiencia en el sector siderúrgico, acompañado por
un nutrido grupo de ingenieros y técnicos que habían colaborado con él en Italia. Por otra, el
mantenimiento de vínculos estrechos con Italia, que sustentaron una estrategia de
cooperación en la cual la sede italiana asumía gran parte de las responsabilidades técnicas y
la sede argentina conseguía los contratos, formaba ingenieros y técnicos y producía bienes
industriales.97 Con el tiempo el rol de la sede italiana se fue volviendo menos estratégico,
pero fue crucial en las primeras etapas. Cuando Techint avanzo en su internacionalización
productiva, desde los 1990s, comenzó a su vez a funcionar como empresa red.98
En lo concerniente al segundo punto –la construcción de competencias- Techint conto en una
primera fase con el conocimiento y la capacidad empresarial de Agostino Rocca y sus
colaboradores, y fue a la vez invirtiendo en forma permanente en producción –mediante la
modernización de sus plantas y la creación de nuevas empresas-, en la formación de recursos
humanos –ingenieros, técnicos- y en la generación de innovación.99 Un aspecto a remarcar es
la internacionalización temprana en el área de ingeniería, que sirvió de base para la posterior
internacionalización de las actividades industriales a través de las exportaciones primero y de
la inversión directa después, en la medida en que generó conocimiento directo de los
mercados y procesos de aprendizaje técnicos y gerenciales, además de demanda de bienes
manufacturados.100
En relación al tercer ítem –la relación con el Estado-, fue crucial tanto para la actividad de
Techint ingeniería como para las empresas industriales. En el primer caso, los contratos con
el gobierno, que comenzaron ya en 1947, sustentaron en gran medida la expansión del grupo,
sobre todo en los periodos de altos niveles de inversión en obra pública. En el segundo, las
firmas industriales se vieron beneficiadas por todos los mecanismos de protección y subsidios
que ya hemos mencionado: aranceles, crédito estatal, avales para la obtención de crédito en el
exterior, aportes de capital estatal, regímenes de promoción sectorial para la siderurgia,
97
Castro, 2008, op.cit. Existen supuestos pero no evidencias acerca del rol de inversores italianos en la
financiación de las actividades de Techint.
98
Artopoulos, 2009, op.cit.
99
Seijo, Gustavo, “La Triple Incertidumbre para la Gestión de Proyectos de Innovación”, en Boletín Informativo
Techint, 2008, n°325, pp. 1-20.
100
Castro, 2008, op.cit.
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compras de bienes por parte del Estado, estatización de la deuda externa privada en 1982. Al
mismo tiempo, las políticas industriales implementadas desde los 1940s ampliaron la
demanda de los bienes producidos por Techint hasta mediados de la década de 1970. Cabe
destacar que no siempre las relaciones con el Estado fueron cordiales, dado que algunos
proyectos de Techint (en particular el de construir una planta siderúrgica integrada en los
1960s) chocaron con la resistencia de Fabricaciones Militares, empresa estatal que tuvo el
monopolio de la producción de arrabio hasta mediados de los 1970s101. También es evidente
que una vez que el grupo avanzó en su proceso de internacionalización se fue haciendo cada
vez más independiente de las condiciones locales.102
El grupo Arcor nació en 1951, como una pequeña empresa fabricante de caramelos, en la
provincia de Córdoba, en el interior de la Argentina.103 Fue fundada por socios pertenecientes
a cuatro familias (si bien la familia Pagani tuvo un rol protagónico desde el comienzo), todos
de origen italiano y nacidos en pueblos vecinos de la “Pampa Gringa”, zona de radicación de
colonos inmigrantes desde fines del siglo XIX. Desde los comienzos fue integrando su
producción, para reducir costos de transacción y neutralizar las conductas oportunistas de
proveedores (glucosa), para compensar la falta de oferta (maquinaria, planta generadora de
electricidad) o para controlar la cadena de valor (cartón, papel, impresión, envases flexibles).
Tempranamente integró también la distribución, y a partir de allí comenzó a diversificar su
producción con la finalidad de ampliar la variedad de bienes ofrecidos por sus distribuidores
exclusivos. La diversificación implicó ir elaborando chocolates y golosinas y más tarde
distintos tipos de alimentos y alcoholes. En general predominó un proceso de integración y
diversificación relacionada.104 Un aspecto a destacar es que Arcor realizó inversiones en el
sector agropecuario, en parte como integración hacia atrás, pero sobre todo como reserva de
valor y como medio para facilitar el acceso a la financiación a través del crédito hipotecario.
También invirtió en algunos sectores menos relacionados, como la construcción, la
fabricación de maquinarias, la industria frigorífica y la hotelería.105 La integración hacia atrás
para la producción de insumos agropecuarios continuó en los 1980s y en los 1990s (tambos,
101
Rougier, 2004, op.cit., Offedu, 1984, op.cit, Castro, 2008, op.cit.
Desde los 2000s sus principales empresas, Tenaris y Ternium, cotizan en la bolsa de Nueva York
103
La información sobre el grupo Arcor se basa fundamentalmente en Kosacoff, Bernardo, Forteza, Jorge,
Barbero, María Inés, Stengel, Alejandro y Porta, Fernando, Globalizar desde Latinoamérica. El caso Arcor, Mc
Graw Hill Buenos Aires, 2001 (segunda edición actualizada: 2007), y en particular el capítulo de Barbero
sobre el periodo 1951-1990. Véase también Barbero, 2006, op.cit, y Ramírez, Hernán, La Fundación
Mediterránea y de cómo construir poder. La génesis de un proyecto hegemónico, Córdoba, Ferreyra Editor,
2000.
104
Kosacoff et al., 2001, op.cit., Barbero, 2006, op.cit.
105
Kosacoff et al., 2001, op.cit, Barbero, 2006, op.cit.
102
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ingenio azucarero).106 La paulatina diversificación y la creación de empresas en diversas
provincias, aprovechando los regímenes de promoción regional, llevaron a que a mediados de
los 1980s el grupo contara con 22 empresas legalmente autónomas en la Argentina, más las
filiales en el exterior.107 La mayor parte de las sociedades que se incorporaron al grupo fueron
creadas por Arcor, si bien también adquirió algunas firmas tanto en el país como en el
extranjero.
Desde la década de 1960 Arcor empezó a exportar, y desde los 1970s las ventas al exterior
fueron creciendo paulatinamente (en 1991 equivalían al 13% de la facturación).108 A
mediados de los 1970 tuvo inicio la internacionalización productiva: Paraguay (1976),
Uruguay (1980), Brasil (1981), Chile (1989), tendencia que continuó en los 1990s y en los
2000s (Perú, México). Arcor es hoy una de las principales multilatinas argentinas, segunda en
el ranking de activos externos (491 millones de dólares), detrás de Techint (17.406 millones
de dólares), pero, como puede comprobarse, a una enorme distancia.109
La expansión de Arcor se basó tanto en la construcción de ventajas competitivas como en el
uso de todos los recursos ofrecidos por el Estado. En el primer caso, el grupo realizó
permanentes inversiones en producción, distribución y gestión. Fue actualizando su
equipamiento, desarrollando productos y procesos e invirtiendo en investigación y desarrollo,
asociándose en algunos proyectos con universidades y empresas multinacionales.110
Paralelamente creó una red de distribución que fue ampliando su radio de acción hacia
distintas regiones de la Argentina y fue modernizando su estructura y su gestión. Implementó
tempranamente una estrategia exportadora y desde los 1970s, como hemos mencionado,
inició su internacionalización productiva.
Al mismo tiempo, aprovechó diversos mecanismos de protección y subsidio. En primer lugar,
los beneficios que ofrecía el bajo nivel de apertura de la economía, que le permitieron
integrarse hacia sectores en los cuales no contaba con experiencia ni con ventajas. También
hizo uso de la financiación estatal (el vicepresidente de la empresa se instaló en Buenos Aires
en los 1970s para gestionar los créditos del BANADE), de los avales para la obtención de
crédito externo y de los reintegros a las exportaciones. Utilizó asimismo, intensamente, los
regímenes de promoción regional, que implicaron una creciente descentralización geográfica
y la creación de nuevas firmas, sobre todo durante los 1980s. También se benefició, al igual
106
www.arcor.com.ar
Kosacoff et al., 2001, op.cit.
108
Kosacoff et al., 2007, op.cit, p.215.
109
ProsperAr, 2009, op.cit.
110
Barbero, 2006, op.cit.
107
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que casi todas las grandes empresas, con la estatización de la deuda externa privada en 1982.
Cabe destacar que Arcor tuvo un rol protagónico en la creación, en 1977, de la Fundación
Mediterránea, un think tank que logró tener un fuerte poder de lobby y uno de cuyos
miembros –Domingo Cavallo- fue presidente del Banco Central en 1982 y ministro de
economía en los 1990s, impulsor de las reformas promercado implementadas durante los
primeros años de la presidencia de Menem.111
El grupo Pescarmona (a veces denominado IMPSA112) tuvo sus orígenes en un taller
metalúrgico fundado en 1907 en la provincia de Mendoza, en el interior de la Argentina, que
fabricaba diversos tipos de bienes destinados principalmente a la industria vitivinícola. Operó
como tal hasta comienzos de la década de 1940 (si bien cerró sus puertas entre 1931 y 1936),
momento en el que comenzó a ampliar sus dimensiones y sus actividades, actuando como
proveedor tanto del sector privado como del Estado, en obras públicas, plantas industriales y
abastecimientos para el ejército. Desde los 1970s inició un proceso de fuerte crecimiento,
con el desarrollo de obras de ingeniería y de generación hidroeléctrica, la producción de
equipos para industrias básicas, para puertos, para centrales nucleares y para centrales
hidroeléctricas y la construcción de plantas industriales llave en mano. A partir de los 1980s
comenzó con su expansión internacional, en obras de ingeniería, centrales hidroeléctricas y
puertos, asociándose con empresas extranjeras y operando en América Latina, en Estados
Unidos y en China. Desde los 1990s continuó el proceso de diversificación e
internacionalización, y en 2009 IMPSA ocupaba el tercer lugar en el ranking de las
multilatinas argentinas en base a sus activos externos, valuados en 300 millones de dólares.113
Desde los 1970s el grupo Pescarmona operó en dos sectores principales y complementarios:
la ingeniería (proyecto y ejecución de obras, gestión de centrales hidroeléctricas) y la
fabricación de equipos para la industria y otras actividades (puertos, centrales energéticas).
En los 1980s fue ampliando su diversificación hacia los seguros, los servicios ambientales
(recolección y tratamiento de residuos), las autopartes y el transporte. También es propietario,
111
Ramírez, 2000, op.cit.
IMPSA es la empresa líder del grupo, especializada en ingeniería, generación de energía y construcción de
equipos. Sobre el grupo Pescarmona se ha utilizado como principal fuente de información a Gutiérrez, Carlos,
I&D, Aprendizaje técnico-organizacional y posicionamiento comercial. La calificación internacional en
tecnología hidroenergética de una firma metalúrgica argentina (1977-1997, Tesis de Maestría en Política y
Gestión de la Ciencia y la Tecnología, Centro de Estudios Avanzados, Universidad de Buenos Aires, 2001 y
Gutiérrez, Carlos, “Atractivos y paradojas del éxito tecno industrial en la periferia: el caso de una empresa
transnacional argentina en ingeniería”, en Revista Ciclos, 2003, n° 25-26, pp. 145-175, Walter, Jorge,
“Modernisation sociale et innovation technologique : un dilemme de l’industrialisation argentine à la lumière
d’un étude de cas”, en Cahiers de l’ORSTOM, nº 8, 1989.
113
ProsperAr, 2009, op.cit.
112
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desde 1920, de una bodega en Mendoza.114 La diversificación respondió a diversas razones.
La compañía de seguros brinda servicios al conjunto de las empresas, al igual que la de
transportes. Los servicios ambientales proveen de liquidez, y la bodega se inserta en la
tradición cultural de la familia y de la provincia, la principal productora de vinos de la
Argentina.
El grupo Pescarmona inició en los 1990s un proceso de diversificación hacia el sector de
telecomunicaciones, con la creación de la firma IMPSAT. Sin embargo, esta empresa no
pudo hacer frente a su deuda tras la crisis de 2001-2002, quedando en manos de sus
acreedores (que a su vez la vendieron a Global Crossing en 2006).
Al igual que en los casos de Techint y Arcor, la expansión de IMPSA fue producto de la
acción combinada de las capacidades competitivas construidas en el seno de la empresa y del
acceso a recursos provistos por el Estado, a través de una interacción permanente entre ambas
esferas. Durante sus primeras décadas de vida la empresa alternó una etapa de expansión
como taller metalúrgico produciendo para el sector privado (1907-1929) con el cierre por
efecto de la Gran Depresión y la refundación a mediados de los 1930s. El crecimiento en los
1940s y 1950s estuvo muy ligado a la demanda del Estado, pero desde los 1960s comenzó
una fase en la cual Pescarmona fue invirtiendo crecientes recursos en la innovación y en la
atracción y formación de recursos humanos calificados. Con ese acervo de capacidades pudo
incrementar sus actividades como proveedor de grandes obras públicas en la segunda mitad
de los 1970s, que a su vez le permitieron ampliar sus conocimientos y su competitividad en
base a procesos de aprendizaje llevados a cabo en actividades con requerimientos máximos
de calidad (en particular el equipamiento para centrales nucleares) y en proyectos conjuntos
con empresas extranjeras (en los cuales actuaba como socio minoritario). Paralelamente
IMPSA fue fortaleciendo su perfil de empresa de ingeniería, reclutando profesionales de
primera línea en distintas especialidades, muchos de los cuales efectuaron pasantías en el
exterior. En 1987 contaba con 150 ingenieros en su planta de Mendoza, una parte de los
cuales realizaba actividades de innovación y desarrollo.115 Esta construcción de capacidades
le permitió estar en condiciones de competir en el mercado internacional desde principios de
los 1980s, cuando la demanda del sector público en la Argentina se redujo a su expresión
mínima. En términos más generales, desde sus inicios el grupo se vio beneficiado con las
políticas de protección a la industria vitivinícola adoptadas desde fines del siglo XIX, y desde
114
115
Gutiérrez, 2003, op.cit; www.pcgsite.com
Gutierrez, 2001 y 2003, op.cit.
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los 1940s por la protección arancelaria, el crédito público y otras medidas gubernamentales a
las cuales hemos hecho referencia. También existieron momentos de tensión con los
gobiernos, en los 1970s y los 1980s, a raíz de la adjudicación o continuación de algunas
obras.
En lo relativo a la propiedad y gestión, los tres grupos analizados nacieron como empresas
familiares y lo siguen siendo en el presente. Si bien algunas de las mayores firmas cotizan
tanto en el mercado de valores de la Argentina como en el exterior, las familias fundadores
(Rocca, Pagani, Pescarmona) mantienen el control de los grupos como accionistas
mayoritarios. En todas ellas las transiciones generacionales se llevaron a cabo sin conflictos e
implicaron mantener o incrementar el ritmo de crecimiento. En el grupo Techint y en el grupo
Arcor fue crucial el papel del empresario fundador (Agostino Rocca y Fulvio Pagani,
respectivamente), mientras que en el caso del grupo Pescarmona fue decisivo el de la segunda
generación. Cabe destacar que dos de los fundadores eran extranjeros (un empresario –
Rocca- y un inmigrante –Enrique E. Pescarmona) y un tercero hijo de inmigrante (Pagani).
En todos ellos las redes personales y familiares sustentaron los comienzos de los
emprendimientos, en una escala internacional en el caso de Techint y a nivel local en el de
Arcor y Pescarmona. La identidad étnico/nacional tuvo un rol decisivo en la cohesión de
Techint y de Arcor, y en el primer caso como sustento de la conexión internacional. Techint
nació con una gestión profesional combinada con la presencia de la familia en funciones
clave, mientras que Arcor y Pescarmona fueron gradualmente incorporando a managers
asalariados en forma gradual y profesionalizando a integrantes de la familia. A medida que
fueron ampliando sus dimensiones y su nivel de diversificación los tres grupos organizaron
holdings que controlan a las diversas empresas que los integran.
Si bien existen diferencias importantes entre los tres grupos, es posible identificar también
algunos rasgos comunes. En primer lugar, en ellos ha predominado una estrategia de
integración y de diversificación relacionada, a partir de la ingeniería y/o la actividad
industrial, si bien también han invertido en actividades ajenas a sus core competences. Dos de
ellos (Techint, Pescarmona) han incursionado en el sector financiero, y uno no (Arcor), pero
todos han tenido acceso privilegiado al crédito. En segundo término, en todos ellos la
propiedad esta en mano de las familias fundadoras, que ejercen también el control de los
holdings de los cuales dependen las diversas firmas del grupo, cuya gestión está en manos de
miembros de la familia y de profesionales externos a ellas. En tercer lugar, todos ellos
combinaron el acceso a recursos del Estado con la construcción de ventajas competitivas, que
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a su vez les permitieron expandirse en forma sostenida e internacionalizarse tempranamente,
logrando no sólo sobrevivir sino también crecer en un turbulento contexto macroeconómico e
institucional. Por otra parte, existe una diferencia notoria entre ciertos rasgos de Techint, que
la acercan a los grupos nacidos en la etapa agroexportadora, y Arcor y Pescarmona, que no
contaron con una red que funcionara a ambos lados del Atlántico. Las diferencias se
evidencian también en las dimensiones de los grupos, dado que los activos totales de Techint
alcanzaban en 2008 los 20.651 millones de dólares, frente a los 1.341 millones de Arcor y los
919 millones de IMPSA.116
Conclusiones
A partir de un recorrido a lo largo de casi un siglo y medio es posible proponer algunas
generalizaciones, basadas en el estudio comparado de las trayectorias de varios de los
principales grupos argentinos en distintos periodos de su historia.
Retomando los ejes que sirvieron de base para la elaboración del trabajo, consideraremos en
primer lugar qué tipos de contextos dieron origen a nuevos grupos. El primer elemento a
destacar es que se perfilan con claridad dos momentos muy diferentes: una etapa con
economía abierta y desregulada (1870-1914) y una fase con economía cerrada y fuertes
subsidios del Estado a las actividades industriales (1960s-1980s). Esta constatación debe ser
remarcada, ya que algunos autores117 tienden a identificar un tipo específico de contexto
favorable al nacimiento de los grupos –el de la economía cerrada con políticas estatales de
apoyo a las empresas privadas nacionales- mientras que una visión de largo plazo revela un
escenario más complejo, sobre todo porque varios de los mayores grupos todavía presentes en
los rankings de los 1980s habían nacido antes de 1914. . En el periodo intermedio (19141960) con economía crecientemente cerrada y una mayor intervención del Estado (en especial
desde 1930) no nacieron nuevos grupos sino que se expandieron los existentes y se fueron
integrando y diversificando gradualmente empresas individuales que se irían transformando
en grupos desde los 1960s. Esto también es importante destacarlo, ya que en la literatura
sobre grupos en la Argentina se ha afirmado o bien que el peronismo fue favorable a su
surgimiento118, o bien que ya desde comienzos de los 1950s comenzó su prominencia en la
economía local.119
116
ProsperAr, 2009, op.cit.
Por ejemplo Guillen, 2001, op.cit.
118
Carrera et al., 2003, op.cit.
119
Lewis, 1992, op.cit.
117
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Las preguntas pendientes son dos: la primera, por qué surgieron grupos en las dos etapas
mencionadas; la segunda, por qué no nacieron en el periodo intermedio.
Con respecto a la primera –los contextos en los que nacieron nuevos grupos- parecen
cumplirse las condiciones de vacios institucionales, mercados imperfectos y marcos
regulatorios favorables (en la medida en que no penalizaban la formación de conglomerados).
Sin embargo, en ambos periodos el rol del Estado fue muy diferente: prescindente en el
primero, muy activo en el segundo. Al mismo tiempo, en la primera fase, en la cual la
Argentina estaba muy integrada al mercado internacional, existió la posibilidad de establecer
contactos estrechos con socios extranjeros y de acceder a través de ellos a diversos tipos de
recursos (capital, know how, información, managers). Este punto parece especialmente
relevante, ya que dio origen a un tipo particular de grupo, con ramificaciones a ambos lados
del Atlántico y ciertos rasgos transnacionales, que en general no aparece mencionado o
suficientemente considerado en la literatura, y que en el caso argentino se replica en cierto
modo en el grupo Techint desde los 1940s.
En lo concerniente al periodo en el cual nació la segunda generación de grupos es importante
remarcar que si bien en la Argentina las medidas estatales de apoyo a la industria tuvieron
continuidad desde los 1940s hasta por lo menos mediados de los 1970s, se combinaron con
crisis periódicas, altos niveles de inflación y permanentes cambios en las reglas del juego y
en las políticas macroeconómicas, producto a su vez de la inestabilidad política y social. La
situación se agravó desde 1976 en adelante, ya que de allí en más los cambios institucionales
fueron más intensos y las crisis más agudas. Los cambios políticos podían beneficiar o
perjudicar a los grupos, según cómo éstos fueran percibidos por las nuevas autoridades,
mientras que las relaciones con los gobiernos se veían dificultadas por la rotación permanente
de autoridades. Por último, la violencia de los 1970s afectó en forma muy directa a algunos
grupos. Todo ello lleva a destacar que no sólo el papel del Estado sino también la
inestabilidad política y la incertidumbre institucional deben ser consideradas a la hora de
evaluar la performance y las posibilidades de supervivencia de los grupos en la Argentina. Al
mismo tiempo, también es importante mencionar que en el caso argentino, justamente en el
marco de la mencionada inestabilidad, no existió una política consistente y persistente
destinada a construir campeones nacionales, ni un Estado eficiente y con una burocracia
meritocrática, en contraste con otras economías emergentes mucho más exitosas. La
dimensión del Estado se fue ampliando pero tanto su idoneidad para diseñar reglas del juego
adecuadas como su capacidad de enforcement no siguieron el mismo camino. Todas estas
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cuestiones son cruciales al analizar el fenómeno de la existencia de grupos en la Argentina, y
tal vez también en otras economías latinoamericanas en las cuales se replican algunas de estas
características de inestabilidad, incertidumbre y debilidades del Estado.
Queda pendiente responder por qué no nacieron nuevos grupos entre 1914 y los 1960s, dado
que las debilidades institucionales y las imperfecciones en los mercados de factores seguían
presentes. Puede suponerse que, dado que se había modificado el escenario que había dado
origen a la primera generación de grupos, sin que apareciera un Estado dispuesto a generar
suficientes medidas de estímulo, las circunstancias no eran propicias para la emergencia de
una segunda generación. Además de ello, como hemos señalado, en algunos momentos el
Estado apoyó más enfáticamente a las empresas estatales o multinacionales, o bien las
condiciones de la economía favorecieron el surgimiento de firmas pequeñas y medianas. A
su vez, los grupos de la primera generación siguieron expandiéndose en el periodo de
entreguerras.
Un segundo núcleo de cuestiones a considerar, en base a la evidencia presentada en este
trabajo, se refiere a las características de los grupos argentinos en términos de estructura,
propiedad y control, capacidades competitivas, rol de las redes sociales y vinculaciones con
el Estado. Nos detendremos primero en los rasgos correspondientes a cada una de las
generaciones de grupos, para luego identificar los elementos comunes y ofrecer algunas
consideraciones acerca de posibles aportes del caso argentino (en perspectiva histórica) a la
literatura sobre grupos.
Los tres grupos de la primera generación se iniciaron en el comercio y de allí se
diversificaron ampliamente, hacia las finanzas, las actividades agropecuarias e inmobiliarias,
la industria y otros emprendimientos en el sector secundario y los servicios. La inversión en
actividades agropecuarias se destaca como un rasgo muy característico de esta etapa, y se
explica por el rol que cumplía el sector primario en la economía argentina. En todos ellos
predominó la diversificación no relacionada, y todos contaron con bancos o con sociedades
financieras que cumplieron dicha función. La integración, si bien existió, fue menos
determinante en el proceso que los llevó a operar en múltiples mercados. La diversificación
no relacionada y la asociación con distintos partners en los diversos emprendimientos
llevaron a la constitución de sociedades legalmente autónomas y no a la creación de grandes
empresas multidepartamentales o multidivisionales. Dos de los grupos (Bunge y Born,
Tornquist) tuvieron una organización vertical, mientras que un tercero (Devoto) presentaba
una estructura más horizontal. De todos modos, si consideramos los vínculos que los tres
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grupos tenían con Europa, el análisis se complica, ya que en general las redes con el exterior
se daban en un marco de horizontalidad. En los tres grupos considerados la propiedad y el
control fueron de tipo familiar (una o más familias), si bien en diversos emprendimientos,
como ya señalamos, las familias titulares se asociaron con distintos partners, en el país o en el
extranjero, y contrataron managers profesionales ya desde sus comienzos. En el grupo
Devoto el papel de la familia fue menos definido que en los otros dos, y el grupo Fabril tuvo
la propiedad y el control más repartidos entre distintos accionistas. Los tres grupos
considerados fueron construyendo capacidades y adquiriendo conocimientos que les
permitieron operar en diversos mercados, y una parte considerable de sus empresas estaba
dotada de tecnología de punta y contaba con management profesional de primera línea. Al
mismo tiempo, combinaron (al menos Tornquist y Devoto) la inversión productiva con
actividades más especulativas, por ejemplo en el sector inmobiliario. Las redes sociales –
entre familiares, amigos y connacionales- fueron cruciales en la conformación y la
construcción de capacidades por parte de los grupos de la primera generación, con el
agregado, que ya hemos destacado, de que dichas redes trascendían las fronteras nacionales.
Las relaciones con el Estado no fueron decisivas para su nacimiento y desarrollo durante sus
primeras décadas de existencia, si bien tampoco fueron inexistentes, basándose sobre todo en
vínculos personales entre los empresarios y la clase política.
Un aspecto particularmente interesante, que sólo se percibe en una perspectiva histórica, es
que los tres grupos fueron adaptándose, con mayor o menor éxito, a los cambios en la
economía posteriores a 1914, manteniendo una posición de liderazgo en distintos sectores a
lo largo de varias décadas y utilizando, en mayor o menor grado, los recursos que fue
ofreciendo una economía cerrada y cada vez más regulada, en la que la industria se convirtió
en el sector de mayor dinamismo. Para ello contaron con los activos tangibles e intangibles
creados antes de la Primera Guerra Mundial. En general conservaron vínculos mucho más
débiles con Europa, salvo en el caso de Bunge y Born, si bien también éste tuvo un mayor
nivel de autonomía con respecto a la rama europea durante el periodo de entreguerras.
Después de 1914 pudieron utilizar sus contactos internacionales para asociarse con empresas
extranjeras en distintos emprendimientos, aunque en una medida mucho menor que en las
décadas previas. También fueron accediendo a los nuevos recursos que el Estado fue
ofreciendo desde los 1940s, y dos de ellos –Bunge y Born y Fabril/Celulosa- se beneficiaron
con los regímenes especiales puestos en marcha desde fines de los 1960s.
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Otro elemento a destacar, en una mirada de largo plazo, es que los tres grupos nacidos en las
últimas décadas del siglo XIX fueron desapareciendo como tales a fines del siglo XX. En el
caso del grupo Tornquist, sufrió un proceso de crisis común a las empresas familiares, dado
que los conflictos en el seno de los integrantes de la tercera generación llevaron a su
disolución a mediados de los 1970s. En el caso del grupo Devoto, que en los 1920s se
transformó en Grupo Fabril/Celulosa a partir de una de sus empresas, no pudo sobrevivir a las
duras condiciones macroeconómicas de los 1980s. En el de Bunge y Born, la decisión de
vender las empresas industriales en los 1990s fue parte de una estrategia internacional, pero
ya desde los 1970s los negocios en Brasil y en los Estados Unidos iban tomando una
dimensión que dejaría a la Argentina en un segundo plano.
En cuanto a los grupos de la segunda generación, tienen algunas características comunes y
otras que los diferencian de los de la primera. La diversificación siguió una trayectoria
distinta, ya que se basó mas en una lógica de integración y de diversificación relacionada, si
bien con diferencias en cada uno de los casos. El punto de partida fue la ingeniería (Techint)
o la industria (Arcor, Pescarmona), y la inversión en diferentes actividades, utilizando
regímenes de promoción o asociándose con distintos partners, fue llevando a la creación de
firmas legalmente independientes pero controladas desde una dirección común. Todos ellos
mantuvieron su core business en la industria (Arcor) o bien en la industria y la ingeniería
(Techint y Pescarmona), más allá del grado de diversificación alcanzado. La diversificación
hacia las finanzas es menos generalizada que en los grupos de la primera generación: ninguno
de los tres es propietario de bancos, si bien Techint tiene inversiones en el sector financiero y
Pescarmona en una compañía de seguros. Los tres tienen una estructura jerárquica, con
empresas holding, y propiedad y control familiar, si bien la gestión es compartida por
miembros de la familia y managers profesionales. Todos ellos nacieron en un contexto de
economía cerrada y fuerte intervención del Estado, con políticas públicas activas en beneficio
de la industria, que se aceleraron a fines de los 1960s. Si bien todos fueron creciendo al
amparo de la protección, los regímenes promocionales, el crédito público y los contratos con
el Estado, su trayectoria exitosa se explica en gran medida por su capacidad para construir
ventajas competitivas. Además de generar habilidades para acceder a los funcionarios
públicos, invirtieron en tecnología de productos y de procesos y en recursos humanos
técnicos y gerenciales, llevando a cabo, en mayor o menor grado, actividades de innovación,
y vinculándose con empresas del exterior. Un aspecto a destacar es que se internacionalizaron
tempranamente -vía exportaciones, obras de ingeniería o inversión directa-, lo cual les
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permitió seguir creciendo tanto cuando las condiciones internas empeoraron, en los 1980s,
como cuando la economía se liberalizó, en los 1990s.
Queda por considerar qué evidencias y sugerencias proporcionan los casos analizados en
relación a la literatura sobre grupos económicos. Con respecto a las razones de su
existencia, la información provista lleva a adoptar una posición ecléctica, dado que su
presencia en Argentina ha respondido tanto a factores de contexto como a las capacidades
construidas por los grupos, que les permitieron operar satisfactoriamente en diversos
mercados y sostenerse a lo largo del tiempo. Es evidente que la Argentina ha conservado a lo
largo del tiempo rasgos característicos de los mercados emergentes, pero dichos rasgos no
siempre han generado el nacimiento de nuevos grupos sino que se han combinado con el
acceso a redes internacionales (durante la primera globalización) o a recursos del Estado
(entre los 1960s y los 1980s). Al mismo tiempo, las políticas estatales han sido mucho menos
coherentes y perdurables que las de otros países emergentes, dificultando el accionar y la
supervivencia de los grupos que debieron lidiar con un contexto de incertidumbre y
volatilidad.
El rol de las redes internacionales y, más en general, de los procesos de internacionalización
en el origen y trayectoria de los grupos se revela como un aspecto crucial, al cual ya hemos
hecho referencia en los párrafos previos. También pone en evidencia que, más allá de las
causas económicas, las redes sociales –familiares y étnico/nacionales- cumplieron un papel
decisivo tanto en el acceso a la financiación, a la información y a recursos gerenciales como
en el sustento de la cohesión interna de los grupos, si bien esas mismas redes se fueron
debilitando a lo largo del tiempo o dieron origen a severos conflictos en el seno de algunos de
los grupos.
En cuanto a los rasgos más característicos de los grupos argentinos analizados, no hacen sino
confirmar la preeminencia de la combinación de estrategias de integración y diversificación
(si bien en la primera fase ésta tendió a ser mucho menos relacionada que en la segunda, en la
cual a su vez los procesos de integración tuvieron un rol más destacado) y de la propiedad y
control familiares (en manos de una o más familias). La diversificación hacia actividades
agropecuarias aparece como un ítem a resaltar. Se destaca también el predominio de la
organización de tipo vertical, a través de la constitución de holdings, con la salvedad de que
en los vínculos con el exterior característicos de la primera fase las relaciones fueron de tipo
horizontal.
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Los casos estudiados ofrecen también evidencias acerca de las capacidades competitivas de
los grupos y de sus relaciones con el Estado. Como ya mencionamos, todos los grupos
considerados consiguieron expandirse gracias los activos tangibles e intangibles que fueron
construyendo a lo largo del tiempo, que los habilitaron para competir satisfactoriamente en
distintos mercados, incluso en mercados externos. Si bien en algunos de los casos realizaron
negocios especulativos, no predominaron las estrategias rent seeking, y todos ellos
contribuyeron al desarrollo de la industria argentina en sus diversas etapas. Al mismo tiempo,
todos hicieron uso de sus relaciones con el Estado (o de los vacíos en la regulación), si bien
con distintas modalidades. En la primera fase, de los vínculos personales entre los
empresarios y la clase política. En la segunda, de los recursos ofrecidos por las políticas
proteccionistas e industrialistas, utilizando al mismo tiempo su poder de lobby y sus
contactos con el poder para acceder a dichos recursos.
Por último, la perspectiva histórica lleva a preguntarse no sólo por las causas de la existencia
de los grupos sino también por las razones que llevan a su debilitamiento y desaparición. Las
respuestas, una vez más, revelan la combinación de factores de contexto (cambios en las
condiciones internas e internacionales, nuevos escenarios institucionales, impacto de las crisis
macroeconómicas, razones de tipo político) con elementos propios de la dinámica interna de
los grupos, como la decisión de privilegiar la operación en otros mercados, la pérdida de
competitividad o los problemas generados por la transición generacional.
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