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Temas Públicos Nº 997 24 de diciembre de 2010 www.lyd.org ISSN 0717-1528 Cumbre Climática de Cancún: Implicancias para Chile El consenso general –aunque no libre de detractores- ha aceptado como cierto que si no se detiene el cambio climático, la temperatura de la tierra podría subir sustancialmente hacia fines de este siglo. En particular, si bien los pronósticos climáticos están sujetos a incertidumbre, se estima que una duplicación del CO2 atmosférico generaría un calentamiento entre 1,8 y 4 grados Celsius. Los avances en Cancún no fueron muchos, pero se logró una serie de acuerdos, de palabra, que restauran la confianza entre las naciones y en los procesos multilaterales. En efecto, se dieron pasos que permiten tener mayor esperanza de que en las próximas reuniones se logre un acuerdo que reemplace el Protocolo de Kioto. De cumplirse tales pronósticos, las consecuencias podrían ser devastadoras. Entre otras, el alza del nivel promedio del mar, cambios en las precipitaciones, en los niveles de isoterma, derretimientos glaciares, desertificación, desaparición de especies de plantas terrestres, etc. Ello podría causar importantes pérdidas económicas, que la CEPAL ha estimado de a lo menos 1% del PIB anual para la región latinoamericana entre el año 2010 y fines del siglo. De acuerdo a las estimaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), para evitar cambios drásticos, la temperatura no debería incrementarse más de 2°C en relación a los promedios de la era pre industrial. Como se presume que el cambio climático ha sido provocado por la actividad humana, se ha acordado forzar acciones tendientes a reducir su impacto, lo que supone reducir las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI)1. Ahora bien, los acuerdos alcanzados en esta materia no han sido suficientes. La anterior Cumbre efectuada en Copenhague el 2009 (COP 15) terminó siendo decepcionante, puesto que no se logró un acuerdo jurídicamente vinculante de reducción de emisiones de CO2. Además, Estados Unidos (EE.UU.), China, India, Sudáfrica y Brasil firmaron en esta oportunidad un acuerdo paralelo, con metas menos exigentes que las propuestas en la Cumbre. 7 Temas Públicos www.lyd.org Nº 997 24 de diciembre de 2010 Dada la experiencia anterior y las distintas posturas con que llegaron los partícipes –India y varios países emergentes no querían compromisos vinculantes; EE.UU. no deseaba restricciones que afectaran su mercado laboral; China evitaría medidas de verificación de sus avances y Europa no parecía en condiciones de comprometer esfuerzos en medio de la crisis fiscal- las expectativas para Cancún 2010 no eran muy altas. Un acuerdo vinculante se preveía, de hecho, difícil de alcanzar. Es en este contexto que, entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre de este año, se dio inicio a la 16° Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16), donde los delegados de 194 países discutieron las medidas a tomar para contrarrestar el efecto invernadero y el calentamiento global (reduciendo las emisiones de carbono). Resultados de la COP 16 Si bien en la Cumbre de Cancún no se alcanzó un acuerdo global vinculante, se obtuvieron algunos resultados que parecen positivos. Además de consensuar que el calentamiento del sistema climático es verídico y causado por la intervención humana, lo que obliga a tomar acciones concretas, se avanzó en frentes específicos. En particular, entre los acuerdos alcanzados -y suscritos por todos los países partícipes (incluidos EE.UU. y China), salvo Bolivia- se abarcaron materias de mitigación, adaptación, financiamiento, reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques (REDD+) y transferencia tecnológica. En relación a la mitigación de los países desarrollados, se reconoció su responsabilidad histórica en materia de emisiones. Los países Anexo I2 fueron, por tanto, exhortados a establecer metas de reducción de emisiones de GEI y a informar en forma bianual sobre su cumplimiento y, anualmente, sobre sus inventarios de emisiones. Para los países en desarrollo se acordó que realizarán acciones nacionales de mitigación apropiadas (NAMAs) con una meta de lograr una desviación de las emisiones previstas para un escenario business as usual en 2020. Se tomó nota de las NAMAs a ser implementadas por países no Anexo I y se estableció un registro para publicar NAMAs en búsqueda de financiamiento. Además, se exigirá cada dos años un informe con el registro de emisiones, acciones de mitigación y apoyo requerido, para transparentar los avances y logros en reducción de emisiones realizados con financiamiento de los países desarrollados. 8 Temas Públicos www.lyd.org Nº 997 24 de diciembre de 2010 En materia de financiamiento, se incorporó la meta establecida en el Acuerdo de Copenhague, en que los países desarrollados se comprometieron a proveer US$ 30.000 millones para financiar a países en desarrollo en el período 2010-2012 y se estableció la meta de movilizar US$ 100.000 millones para 2020. Se decidió, además, proponer un proceso para diseñar el Fondo Verde a ser operado bajo la guía de la COP, aunque sólo se establecieron directrices básicas. En cuanto a la adaptación, se reconoció la necesidad de una mayor cooperación y esfuerzo para implementar acciones que reduzcan el daño derivado del cambio climático. De hecho, muchas veces las medidas de adaptación son más costo eficientes que las de mitigación, lo que amerita que se le destine suficientes recursos. Se avanzó también en fortalecer los esfuerzos de países en desarrollo para reducir las emisiones de las actividades REDD+ y se recomendaron acciones para promover la transferencia tecnológica, facilitando el desarrollo y difusión de tecnologías ambientalmente amigables. En síntesis, se hicieron algunos avances que permitieron recomponer la confianza en las negociaciones multilaterales, lo que debiera facilitar la concreción a futuro de un acuerdo global vinculante que evite una eventual interrupción entre el primer período de compromiso de Kioto, que termina el 2012, y un esperado segundo compromiso global. Gráfico Nº 1 PARTICIPACIÓN EN EMISIONES MUNDIALES DE CO2 (% TOTAL, AÑO 2009) CHILE (0,2%) BRAZIL (1,2%) JAPAN (3,9%) RESTO (5,4%) INDIA (4,9%) OECD (43%) EEUU (19%) CHINA (22,3%) Fuente: Key World Energy Statistics 2010, IEA. 9 Temas Públicos www.lyd.org Nº 997 24 de diciembre de 2010 La Posición de Chile frente a la Cumbre de Cancún La postura de Chile fue bastante acertada durante su participación en la Cumbre de Cancún. La posición oficial fue la de defender la mantención de la diferenciación entre países desarrollados versus en desarrollo y que la reducción de emisiones se fundara en la responsabilidad histórica y las capacidades de los respectivos países. Lo anterior abogaba por alentar cambios en los patrones de emisiones en los países en desarrollo en vez de aceptar compromisos cuantificables de reducción de emisiones. Por su parte, Chile defendió el apoyo financiero internacional para la mitigación en países en desarrollo, en la definición de las acciones de mitigación apropiadas nacionalmente (NAMAs). Además, la delegación se mostró abierta a elevar las exigencias en materia de medición y comunicación y apoyó la ampliación del uso de mecanismos de mercado (Mecanismo de Desarrollo Limpio, MDL) a los países desarrollados para la reducción de sus emisiones. Esta posición es del todo razonable ante la realidad de un país que ha contribuido mínimamente a la acumulación de gases de efecto invernadero3 y que además hoy representa apenas un 0,2% de las emisiones mundiales, lo que no se condice con la aceptación de ninguna imposición en materia de reducción de emisiones. Al igual que el resto del mundo emergente, lo anterior podría derivar en un mayor costo para el crecimiento económico, con la consecuente postergación en su proceso de desarrollo y de superación de la pobreza. Chile ya había comprometido, en el marco del COP 15, la reducción de 20% de sus emisiones de carbono al 2020 respecto del escenario proyectado desde 2007. El objetivo en esta Cumbre debía, por tanto, concentrarse en facilitar el acceso a recursos internacionales que permitieran el desarrollo de mecanismos conducentes a la reducción de emisiones de CO2. En consecuencia, la postura chilena fue concordante con los resultados obtenidos en la Cumbre de Cancún. Ahora bien, es posible que para algunos la disposición chilena pudiera parecer insuficiente y desearían alentar un accionar más activo en materia de mitigación de GEI a nivel nacional. Olvidan, sin embargo, que Chile es un país cuyo desempeño ambiental es reconocidamente elevado en el concierto internacional. Lo anterior se verifica en el indicador internacional denominado Environmental Performance Index (EPI). El EPI es un método para cuantificar y clasificar numéricamente el desempeño ambiental de las políticas de un país4. De acuerdo al EPI 2010, Chile alcanzó 73,3 puntos, de un total de 100, alcanzando el lugar N° 16 en el mundo. En base a este indicador, es posible constatar que nuestra realidad ambiental es, en la realidad, mucho mejor que lo que se percibe en la discusión pública. Chile, de hecho, se encuentra en el 10% con mejores 10 Temas Públicos www.lyd.org Nº 997 24 de diciembre de 2010 resultados a nivel global, superando incluso a países como Alemania, Japón y Dinamarca. Cuadro Nº 1 ÍNDICE DE DESEMPEÑO AMBIENTAL (EPI) 2010 Mundo Latinoamérica APEC 1 Islandia 93,5 1 Costa Rica 86,4 1 Nueva Zelanda 73,4 2 Suiza 89,1 2 Cuba 78,1 2 Chile 73,3 3 Costa Rica 86,4 3 Colombia 76,8 3 Japón 72,5 73,3 4 Singapur 69,6 4 Suecia 86 4 Chile 5 Noruega 81,1 5 Panama 71,4 5 Perú 69,3 6 Mauricio 80,6 6 Belize 69,9 6 México 67,3 7 Francia 78,2 7 Antigua y Barb. 69,8 7 Canadá 66,4 8 Austria 78,1 8 Ecuador 69,3 8 Filipinas 65,7 9 Cuba 78,1 9 Perú 69,3 9 Australia 65,7 10 Colombia 76,8 10 El Salvador 69,1 10 Malasia 11 Malta 76,3 11 EEUU 63,5 12 Finlandia 74,7 12 Tailandia 62,2 13 Eslovaquia 74,5 13 Rusia 61,2 14 Reino Unido 74,2 14 Brunei 60,8 65 15 Nueva Zelanda 73,4 15 Vietnam 59 16 Chile 73,3 16 Corea del Sur 57 17 Alemania 73,2 17 China 49 18 Italia 73,1 18 Indonesia 44,6 19 Papua N.G. 44,3 19 Portugal 20 Japón 73 72,5 Fuente: Universidad de Yale. En síntesis, Chile ha mostrado un buen desempeño ambiental y es de esperar que mejore en el tiempo, dado que la evidencia internacional indica que en la medida que aumentan los niveles de ingreso, también mejora la calidad ambiental. Es importante, por tanto, continuar por la senda de la cooperación en los acuerdos internacionales que buscan mejorar las condiciones medioambientales del mundo, pero siempre resguardando que la capacidad de desarrollo no se vea coartada por restricciones que no se condicen con la realidad social y económica del país. En otras palabras, el cambio climático no puede utilizarse para condenar a los países al subdesarrollo. Conclusiones Los avances en Cancún no fueron muchos, pero se logró una serie de acuerdos, de palabra, que restauran la confianza entre las naciones y en los procesos multilaterales. En efecto, se dieron pasos que permiten tener 11 Temas Públicos www.lyd.org Nº 997 24 de diciembre de 2010 mayor esperanza de que en las próximas reuniones se logre un acuerdo que reemplace el Protocolo de Kioto. Es decir, se logró un mejor punto de partida de cara a Sudáfrica 2011 (COP17). Lo anterior es importante puesto que la única manera eficaz de avanzar en materia medioambiental es por la vía de un acuerdo global, ya que lo que incide en el cambio climático es la existencia total de carbono en la atmósfera, independiente de dónde se genere, por lo que la reducción de emisiones sólo se logra con un acuerdo de todos. Uno de los aspectos destacables de la Cumbre de Cancún para Chile fue la ratificación como país vulnerable y que los países más ricos y desarrollados deben ayudar a los países en desarrollo con el financiamiento necesario que permita reducir las emisiones. Son los primeros los principales responsables de la contaminación actual. Dada su menor responsabilidad y su escasez de recursos, Chile y el resto del mundo emergente requieren de recursos internacionales para cumplir con sus metas de reducción de emisiones. Uno de los desafíos aún pendientes en el marco de las negociaciones internacionales es definir si la reducción de emisiones es realmente el mecanismo más eficiente o si el mundo debiera avanzar hacia un impuesto al carbono. Ello podría ser eventualmente más simple y transparente, dejando en manos del mercado la búsqueda de soluciones más costo eficientes para el desarrollo económico de las naciones. 1 Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que se debiera lograr como meta para el 2020 que la atmósfera sostenga 44 gigatoneladas de carbono equivalente. Si nada se hace se llegaría, en cambio, a 56 gigatoneladas de carbono equivalente. 2 Los países Anexo I incluyen a Alemania, Australia, Austria, Bielorrusia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Croacia, Comunidad Económica Europea, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, EE.UU., Estonia, Federación de Rusia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, República Checa, Rumania, Suecia, Suiza, Turquía, Ucrania. 3 Los países del Anexo I son responsables del 74,4% de las emisiones de GEI desde 1850 al 2006. 4 El EPI, al igual que su predecesor, el Índice de Sostenibilidad Ambiental (ESI) fue desarrollado por el Centro de Política y Ley Ambiental de la Universidad de Yale, en conjunto con la Red de Información del Centro Internacional de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Columbia. En la versión 2010 se incluyeron 163 países. Las variables consideradas se dividen en dos grandes objetivos, salud medioambiental y vitalidad de los ecosistemas y manejo de los recursos naturales. 12