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SISTEMA INMUNE
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Introducción
Factores que alteran el sistema inmune
Inmunidad en el aparato digestivo
Tratamientos para mejorar el sistema inmunológico
INTRODUCCIÓN
El sistema inmunitario es el conjunto de estructuras y procesos biológicos en el interior de un organismo que le permiten
mantener el equilibrio interno frente a agresiones externas, ya sean de naturaleza biológica (agentes patógenos) o
físico-química (como contaminantes o radiaciones), e internas (por ejemplo, células cancerosas).
Existen dos tipos de sistemas inmunitarios:
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El sistema inmunitario innato (natural o inespecífico): está presente prácticamente en todos los seres vivos. Puede
detectar en las células una variedad de señales de “peligro”, identificando de esta forma una amplia variedad de
células dañadas, ya sea por quemaduras, radiación, virus, bacterias, parásitos y muchos otros agentes,
distinguiéndolas de las células y tejidos sanos del organismo para funcionar correctamente.
El sistema inmunitario adquirido: permite que los vertebrados, como los humanos, tengan mecanismos de defensa
más sofisticados, interconectados con los mecanismos del sistema inmunitario innato en forma dinámica y de más
largo plazo. La unidad anatómico funcional de este sistema es el linfocito. El sistema inmunitario se adapta con el
tiempo para reconocer patógenos específicos de manera más eficaz, generando una memoria inmunitaria, que
proporciona una respuesta mejorada a encuentros secundarios con ese mismo patógeno específico. Este proceso
de inmunidad adquirida es la base de la vacunación.
Los trastornos en el sistema inmunitario pueden ocasionar muchas enfermedades. La inmunodeficiencia ocurre cuando
el sistema inmunitario es menos activo que lo habitual, lo que favorece la aparición de infecciones. Puede ser el
resultado de una enfermedad genética, ser producida por fármacos o una infección. En cambio, las enfermedades
autoinmunes son consecuencia de un sistema inmunitario hiperactivo que ataca tejidos normales como si fueran
organismos extraños. Entre las enfermedades autoinmunes comunes figuran la tiroiditis de Hashimoto, la artritis
reumatoide, la diabetes mellitus tipo 1 y el lupus eritematoso.
FACTORES QUE ALTERAN EL SISTEMA INMUNE
Edad: en las personas mayores se observa una reducción de la función inmunitaria, que afecta a su funcionamiento y desarrollo, y que se denomina
inmunosenescencia. Estos cambios pueden manifestarse desde la linfopoyesis hasta la respuesta que promueve el sistema inmune frente a determinada
enfermedad o agente infeccioso. Esto genera un impacto negativo en la respuesta inmune de los ancianos y los predispone a padecer enfermedades
infecciosas, cáncer, autoinmunidad y a desarrollar respuestas pobres tras la administración de vacunas.
Alimentación: Tener una alimentación variada y equilibrada es una ventaja para conseguir un sistema inmunitario a pleno rendimiento. Los déficits
nutricionales alteran la inmunocompetencia y aumentan el riesgo de infección. En el caso de los individuos desnutridos, se evidencia una mayor
susceptibilidad a las infecciones. Esto puede ser debido a una insuficiente ingesta proteica. Efectivamente, las proteínas son importantes para la
producción de las células inmunitarias y su poder de destrucción de los patógenos. Paradójicamente, la sobrealimentación y la obesidad conducen
igualmente a una alteración de la respuesta inmunitaria.
Incluso déficits moderados en micronutrientes también predisponen al desarrollo de infecciones. Entre ellos, se encuentran las vitaminas A, D, E, C, B6,
B9, B12, y entre los minerales, el hierro, el cobre, el zinc, el selenio. Un déficit en vitamina A y cinc puede asociarse con una peor integridad del efecto
barrera. Un déficit en hierro o en vitaminas del grupo B disminuye la capacidad de proliferación de los linfocitos. Un déficit en vitaminas C y D o Zinc
disminuye la actividad destructiva de ciertas células inmunitarias.
Los ácidos grasos, generalmente de naturaleza insaturada, participan en la modulación de una gran cantidad de parámetros que forman parte de la
respuesta inmune, a través de la linfoproliferación, la producción de citoquinas, la actividad de las células Natural Killer (NK), la actividad fagocítica de
macrófagos/monocitos y células polimorfonucleares.
FACTORES QUE ALTERAN EL SISTEMA INMUNE
Contaminación ambiental: la contaminación ambiental y la exposición al humo del tabaco también afecta a la modulación de la respuesta inmunológica
de los individuos, contribuyendo al establecimiento de infecciones bacterianas, víricas y de parásitos. Según las últimas investigaciones, se ha visto que
los daños de los contaminantes afectan al material genético de las células. Estos daños en el ADN que se producen en los individuos, pueden tener
consecuencias diferentes y dependerán del tipo de células afectadas y la etapa de la vida de la persona.
Estrés crónico: las hormonas del estrés modulan el funcionamiento del sistema inmunológico. En condiciones de estrés, con altos niveles circulantes de
glucocorticoides y catecolaminas se presenta generalmente reducción significativa o supresión del funcionamiento del sistema inmune; por otro lado, se
ha descrito que organismos con niveles reducidos de glucocorticoides, adrenalina y noradrenalina de manera crónica, presentan mayor propensión para
el desarrollo de enfermedades autoinmunes.
Sedentarismo o un exceso en la actividad deportiva: el ejercicio físico, tanto cuando se practica de forma moderada como intensa, produce un
aumento de leucocitos en sangre. En general, los ejercicios moderados provocan una estimulación de la respuesta inmune innata y la específica,
mientras que los ejercicios intensos estimulan generalmente las respuestas inespecíficas mediadas por fagocitos y células NK, pero deprimen las
respuestas específicas llevadas a cabo por las células linfoides. De ello se deriva la idea, cada vez más consolidada, que la actividad física (incluida la
intensa) puede prevenir al organismo sano de la enfermedad; mientras que si un individuo presenta un proceso infeccioso, la actividad física intensa
podría estimular el progreso de la enfermedad y la moderada podría ayudar a combatirla.
Para el beneficio del sistema inmune, se recomienda la práctica de ejercicio moderado al menos 3 veces durante la semana, manteniendo el ritmo de la
actividad mínimo durante 30 minutos.
INMUNIDAD EN EL APARATO DIGESTIVO
En el intestino se encuentra una flora beneficiosa, compuesta por alrededor de 100 billones de bacterias, que desde el parto hasta la edad adulta,
juegan papeles fisiológicos importantes en la digestión, el mantenimiento de la inmunidad y el control de los desórdenes inflamatorios. Cuando
esta flora intestinal se debilita o desequilibra, además de los trastornos digestivos, también se produce una debilidad del sistema inmunitario y
favorece el incremento de patologías como las alergias o sensibilidades alimentarias, enfermedades inflamatorias crónicas, etc.
El intestino se halla expuesto constantemente a una elevada carga antigénica procedente de la dieta y de bacterias comensales. El tejido linfoide
asociado al intestino (Gut-Associated Lymphoid Tissue, GALT) constituye la parte más extensa y compleja del sistema inmunitario y es capaz de
discriminar de forma eficaz entre patógenos invasivos y antígenos inocuos. El conocimiento de su particular subdivisión permite frenar patógenos
invasivos e inducir tolerancia oral en respuesta a antígenos inocuos, procedentes de la dieta y del propio epitelio intestinal. Los anticuerpos
secretados, fundamentalmente de isotipo IgA, constituyen también un mecanismo de defensa, característico y común, en todas las mucosas del
organismo.
La microflora intestinal tiene 3 funciones esenciales:


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Participa en las funciones de nutrición-absorción de nutrientes
Interviene en los procesos de defensa (efecto barrera).
Participación en la elaboración de sustancias necesarias para la maduración del sistema inmunitario. Las bacterias de la flora intestinal son
conocidas por jugar un papel en el control de la alergia.
INMUNIDAD EN EL APARATO DIGESTIVO
Las investigaciones sobre los probióticos, bacterias pertenecientes a la flora saprofita, que modulan la flora intestinal y estimulan el sistema
inmunitario, demuestran hoy en día sus efectos positivos (cepas y dosis dependientes) sobre la salud del recién nacido y del adulto.
La flora que coloniza al niño en las primeras semanas de vida tiene una enorme importancia. Los niños prematuros con una flora protectora
retrasada, pueden ser colonizados más fácilmente por la bacteria Clostridium sp., implicada en las diarreas virales entéricas, más frecuentes
en los niños. Un niño alimentado con lactancia materna durante más de 4 meses presenta menos riesgos de infecciones que los que son
alimentados con leche artificial. La flora intestinal es un estímulo importante para la maduración del sistema inmunitario: activación de linfocitos
T (LT), estimulación de los Th para establecer el equilibrio Th1/Th2, protección respecto a patógenos y desarrollo de la tolerancia oral.
En el adulto, numerosas agresiones pueden provocar disbiosis intestinal y por lo tanto inducir diferentes trastornos que pueden ir de una
simple diarrea hasta inflamaciones intestinales crónicas.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Probióticos
Las cepas microbióticas son aquellos microorganismos vivos que producen un beneficio para la salud del huésped, si se absorben en cantidades adecuadas. Estas cepas
microbióticas se encuentran presentes o se añaden a ciertos alimentos y complementos alimentarios.
Los tipos más comunes de bacterias probióticas son las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium, que a veces se combinan con Streptococcus thermophilus.
A pesar de la existencia de pruebas científicas sobre el beneficio del consumo de probióticos para la salud, dichas pruebas sólo pueden atribuirse a la cepa específica
objeto de estudio, por lo que tal afirmación no puede aceptarse de manera general. Por ello, en los últimos años, los estudios científicos se han centrado cada vez más
en investigar la capacidad de cepas específicas de probióticos para proteger el organismo o tratar ciertas enfermedades.
Los posibles efectos beneficiosos para la salud humana de los probióticos incluyen:
•
La reducción de la incidencia o gravedad de las infecciones gastrointestinales.
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La mejora de las defensas del organismo.
•
La mejora de las funciones intestinales.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Probióticos
Las bacterias probióticas ejercen su influencia beneficiosa de varias maneras. Algunas producen sustancias antimicrobianas, otras compiten con las bacterias
patógenas por los nutrientes o por los puntos de unión en la pared intestinal, y otras modulan el sistema inmunitario del huésped. Sea cual sea el mecanismo, para
que los efectos favorables se aprecien y duren, es necesario consumir bacterias probióticas de manera regular, ya que tan solo pasan por el tracto intestinal, sin
pasar a formar parte de la microflora intestinal del huésped.
Ciertos probióticos, en este caso algunas cepas específicas de Lactococcus y Lactobacillus, podrían contribuir a prevenir y tratar la inflamación del intestino.
Se cree que el origen de estas enfermedades radica en una reacción exagerada del sistema inmunitario ante ciertas bacterias presentes en el tracto gastrointestinal,
provocando la inflamación del intestino.
Algunos estudios en humanos indican que cepas específicas de Lactobacillus logran reducir la cantidad de Helicobacter pylori y Salmonella typhimurium. Todo ello
podría confirmar un nuevo método de prevención y tratamiento de la gastritis y la diarrea infecciosa.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Micro-inmunoterapia
Es una terapia innovadora que se dirige a diferentes enfermedades, tanto agudas como crónicas, que cursan con un desequilibrio del sistema inmunitario. Los
medicamentos de micro-inmunoterapia son utilizados como reguladores inmunitarios destinados a potenciar y armonizar las defensas de nuestro organismo.
Están compuestos por citoquinas y ácidos nucleicos (ADN, ARN, SNA) elegidos en función de la patología a tratar.
Los medicamentos de micro-inmunoterapia se presentan en forma de tratamiento secuencial, que tiene por objetivo comunicar el mensaje adecuado al sistema
inmunitario a través de una serie de respuestas fisiológicas (cascada de citoquinas).
Las citoquinas son proteínas especializadas que organizan la comunicación entre las diferentes unidades del sistema inmunitario, tales como los linfocitos,
macrófagos y otras células que intervienen en la respuesta inmunitaria frente a todas las agresiones del organismo. Las principales citoquinas conocidas en la
actualidad son las interleuquinas (clasificadas de la IL-1 a la IL-35), los interferones (IFN-α, β y γ), los factores de crecimiento (CSF, TGF, etc.), los factores de
necrosis tumoral (TFN- α y –β) y las quimioquinas.
Los ácidos nucleicos específicos son oligonucleótidos de síntesis de pequeñas dimensiones, homólogo a una secuencia de un gen particular. Adaptados a cada
fórmula de micro-inmunoterapia, éstos frenan o modulan la expresión de un gen característico del agresor responsable de la patología.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Fitoterapia
EQUINACEA (Echinacea purpurea y E. Angustifolia)
Tiene propiedades inmunoestimulantes, aumentando los mecanismos de defensa, tanto de la inmunidad humoral (mayor producción de anticuerpos), como
de la inmunidad celular (fagocitosis). También produce un aumento en el número de leucocitos en sangre y estimula la producción de interferón, proteína del
propio organismo que neutraliza los virus. Su efecto inmunoestimulante es controvertido, pero no así su efecto antivírico y antibacteriano. Parece que la
equinácea tendría un efecto preventivo sobre la posibilidad de contraer un catarro o una gripe.
Se utilizan dos variedades. La Echinacea angustifolia y la Echinacea purpurea, que es más efectiva.
La equinácea puede producir toxicidad hepática, por lo que no es recomendable consumirla durante mucho tiempo. No es recomendable tampoco durante el
embarazo, la lactancia y en aquellas personas con enfermedades autoinmunes. La toma como preventivo no debería superar las 8 semanas
AJO (Allium sativum)
Cuando el ajo se consume crudo, contiene una gran cantidad de un compuesto llamado aliína. Al ser cortado o machacado, la mayor parte de aliína se
transforma en alicina. Se ha demostrado que estos compuestos, junto con otros más minoritarios, pueden tener un efecto beneficioso sobre el sistema
inmune. Los estudios constatan su actividad antivírica, antibacteriana y antifúngica, así como su capacidad como estimuladores y moduladores de los
mecanismos inmunológicos.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
BETAGLUCANOS
Los betaglucanos son polisacáridos que se encuentran en la levadura de cerveza (Saccharomyces cerevisiae), las setas tipo reishi (Ganoderma lucidum),
shiitake (Lentinus edodes), maitake (Grifola frondosa), matsutake (Agaricus blazei) y algunas otras algas, hongos y bacterias. Algunos estudios indican que
los betaglucanos podrían modular el sistema inmune, aumentando la producción de macrófagos, neutrófilos, monocitos, células NK y células dendríticas.
UÑA DE GATO (Uncaria tomentosa)
Los componentes de la corteza o de la raíz de la uña de gato, planta originaria de Perú, se están estudiando mucho por sus posibles propiedades
antiinflamatorias y como estimulante de las defensas del organismo. Debido a los alcaloides que contiene (isomitrafilina y pteropodina), parece que
aumenta la actividad fagocítica de los granulocitos neutrófilos y macrófagos, y estimula la producción de linfoquinas. Aunque algunos estudios del
laboratorio han mostrado resultados prometedores para la uña de gato, hay pocos estudios en humanos. Todavía no existe seguridad sobre sus beneficios o
efectos secundarios.
ESPIRULINA (Spirulina ssp)
Algunos estudios han demostrado la capacidad de esta conocida alga para estimular la inmunidad. De ahí que se estén realizando numerosas
investigaciones para comprobar si la espirulina puede resultar beneficiosa como coadyuvante para el tratamiento del VIH o el cáncer.
TRATAMIENTOS PARA MEJORAR EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
ALIMENTOS PROCEDENTES DE LAS ABEJAS (Propóleo, jalea real, polen, miel)
El propóleo y a su vez todos los derivados que se obtienen de la fabricación de las abejas, han sido utilizados por la humanidad durante miles de años para tratar
diferentes afecciones. Tradicionalmente, se les atribuyen propiedades inmunoestimulantes, antibacterianas y antivirales, pero comprobadas sólo en algunos estudios.
De hecho, las cantidades que se necesitaría ingerir para causar dichos efectos significativos serían incompatibles con dietas habituales. Según los mecanismos
propuestos, parece que facilitarían la producción de varias citoquinas (TNF-alpha, IL-6, IL-8) sin elevar necesariamente sus niveles en sangre. Podrían ser útiles en la
inhibición del crecimiento de virus y bacterias.
ACEITES ESENCIALES
En los últimos años también están aumentando los estudios sobre algunos aceites esenciales vegetales que podrían tener propiedades inmunoestimulantes. Los aceites
esenciales de mejorana (Origanum mejorana), de tomillo quimiotipo tuyanol (Thymus vulgaris QT tuyanol), orégano (Origanum compactum), árbol del té (Melaleuca
alternifolia), eucalipto real (Eucaliptus radiata), clavo (Eugenia caryophyllus), o el aceite esencial de ravintsara (Cinnamomum camphora QT cineol), están siendo
estudiados, si bien sin resultados concluyentes, por el momento.