Download SU RELACIÓN CON LA SOCIEDAD

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Lección 13 para el 24 de diciembre de 2016
A través de la pequeña biografía de Job del
capítulo 1, y de su discurso presentado en los
capítulos 29 al 31, podemos hacer un esbozo
de cómo fue este gran hombre de Dios.
 Su carácter.
 Su relación con la sociedad.
 Su santidad.
 Su defensa de los derechos humanos.
 Su fundamento.
 Su alabanza.
“Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo
Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” (Job 1:8)
¿Cuáles eran los cuatro pilares del carácter de Job esbozados en Job 1:1, 8?
• Había alcanzado el
grado de desarrollo
que el Cielo
esperaba de él.
• Evitaba
conscientemente el
pecado.
• Era equilibrado y
justo en su trato
con los demás.
Perfecto
Recto
Apartado
del mal
Temeroso
de Dios
• Servía fielmente a
Dios.
Job no era un hombre sin pecado, pero evitaba toda relación con él. Su vida no es
una meta inalcanzable. ¿Puede decir Dios hoy de nosotros lo mismo que dijo de Job?
“Los que me oían, hablaban bien de mí; los
que me veían, me alababan” (Job 29:11 NVI)
En su discurso (Job 29), Job recuerda su tiempo
de prosperidad, cuando disfrutaba de
abundancia de leche y aceite (v. 6).
En aquel tiempo, era respetado por la sociedad.
Jóvenes y ancianos le respetaban (v. 8). Los
dirigentes y los nobles callaban ante él (v. 9-10).
Se preocupaba por hacer justicia (v. 12-14) y
ayudar al necesitado. “Yo era ojos al ciego, y
pies al cojo” (v. 15).
Todos se detenían para escuchar gozosos sus
consejos (v. 21-23). Se relacionaba con todos, y
compartía también sus alegrías (v. 24-25).
“Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues,
había yo de mirar a una virgen?” (Job 31:1)
“Si mis pasos se apartaron del camino, Si mi corazón se fue tras mis
ojos, Y si algo se pegó a mis manos” (Job 31:7)
Job hizo un pacto
de santidad:
Mis ojos no mirarán lo que pueda arrastrarme
al pecado.
Mis pies no andarán por las sendas del mal.
Mi corazón no deseará lo que no me
pertenezca.
Mis manos no tomarán lo que no sea mío.
Él entendía que la santidad no es solo la transgresión
externa de los mandamientos. Los pensamientos y los
sentimientos deben ser purificados por Dios (Mateo 5:28).
¡Hagamos hoy un pacto ante Dios como el que hizo Job!
“El mismo Dios que me formó en el vientre fue el que los formó también
a ellos [los siervos]; nos dio forma en el seno materno” (Job 31:15 NVI)
Han pasado 3.500 años desde que Job
pronunciase estas palabras,
reconociendo que todos los hombres
nacen iguales. Sin embargo, aún hay
personas que piensan que su raza,
casta, religión, sexo o cualquier otra
cosa los hace superiores a los demás.
Los derechos humanos proclamados
por Job se originan en el Dios creador.
Job defendió el derecho
“de mi siervo y de mi
sierva”, “de los pobres”,
“de la viuda”, del
“huérfano”, del
“menesteroso sin abrigo”,
“del que me aborrecía”, del
“forastero” (Job 31:13, 16,
17, 19, 29, 32).
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más
es fiel; y el que en lo muy poco es injusto,
también en lo más es injusto” (Lucas 16:10)
Cuando la mujer de Job le dijo: “Maldice a Dios y
muérete” (Job 2:9), la respuesta de Job no surgió
como algo dicho por casualidad, irreflexivamente
(Job 2:10).
Como hemos visto, Job dispuso su corazón y su
mente para seguir a Dios en todas las pequeñas
cosas que le sucedían.
Su vida fue un continuo crecimiento en la fe y la
obediencia. Así formó el carácter que lo capacitó
para confiar en Dios en toda circunstancia.
Y cuando las peores pruebas llegaron, la vida de
Job “estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:25).
“¿Tiene contentamiento el Omnipotente
en que tú seas justificado, o provecho de
que tú hagas perfectos tus caminos?”
(Job 22:3)
La respuesta a la pregunta de Elifaz es, sin duda, “SÍ”.
Dios se regocija en la perfección de sus hijos.
Para Él, cada paso que damos en el camino de la santidad
es una ganancia que repercute en Su gloria y Su alabanza.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).
Por supuesto, Dios no se regocija en el dolor y el sufrimiento. Pero sí lo hace en la
forma en que sus hijos enfrentan estas situaciones, mostrando ante los demás la
esperanza que está en sus corazones. Porque estamos siendo transformados a la
misma imagen de Dios.
“Después de convencer de pecado, y de
presentar ante la mente la norma de
justicia, el Espíritu Santo quita los afectos
de las cosas de esta tierra, y llena el alma
con un deseo de santidad… Si los hombres
están dispuestos a ser amoldados, se
efectuará la santificación de todo el ser. El
Espíritu tomará las cosas de Dios y las
imprimirá en el alma. Mediante su poder,
el camino de la vida será hecho tan claro
que nadie necesite errar”
E.G.W. (Los hechos de los apóstoles, pg. 43)