Download En El Corazón De La Navidad

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
En el Corazón
de la Navidad
Meditación para la Familia
Poco a poco lo vamos consiguiendo. Ya hemos logrado
celebrar unas fiestas entrañables, sin conocer exactamente su
razón de ser.
Nos felicitamos unos a otros y no sabemos por qué. Se anuncia la
Navidad y se oculta su motivo. Muchos no recuerdan ya dónde
está el corazón de estas fiestas.
¿Por qué no escuchar el «primer pregón» de Navidad?
Lo compuso el evangelista Lucas hacia el año ochenta.
Según el relato, es noche cerrada.
De pronto, una «claridad» envuelve
con su resplandor a unos pastores.
El evangelista dice que es
la «gloria del Señor».
La imagen es grandiosa: la noche queda iluminada.
Sin embargo, los pastores «se llenan de temor». No
tienen miedo a las tinieblas sino a la luz. Por eso, el
anuncio empieza con estas palabras: «No teman».
No nos hemos de extrañar. Preferimos vivir en tinieblas. Nos da
miedo la luz de Dios. No queremos vivir en la verdad.
Quien no ponga estos días más luz y verdad en su vida,
no celebrará la Navidad.
El mensajero continúa: «Les traigo la Buena Noticia, la gran
alegría para todo el pueblo». La alegría de Navidad no es una
más entre otras.
No hay que confundirla con cualquier
bienestar, satisfacción o disfrute.
Es una alegría «grande», inconfundible, que viene de la «Buena
Noticia» de Jesús. Por eso, es «para todo el pueblo» y ha de
llegar, sobre todo, los que sufren y viven tristes.
Si ya Jesús no es una «buena noticia»; si su evangelio no nos dice
nada; si no conocemos la alegría que sólo nos puede llegar de Dios;
si reducimos estas fiestas a disfrutar cada uno de su bienestar o a
alimentar un gozo religioso egoísta, celebraremos cualquier cosa
menos la Navidad.
La única razón para celebrarla es ésta:
«Les ha nacido hoy el Salvador».
Ese niño no les ha nacido a María y José. No es suyo. Es de
todos. Es «el Salvador» del mundo. El único en el que podemos
poner nuestra última esperanza.
Este mundo que conocemos no es
la verdad absoluta. Jesucristo es
la esperanza de que la tiniebla
que hoy lo envuelve todo no
prevalezca para siempre.
Sin esta esperanza,
no hay Navidad.
Despertaremos nuestros mejores
sentimientos, disfrutaremos del hogar y la
amistad, nos regalaremos momentos de
felicidad. Todo eso es bueno. Muy bueno.
Pero todavía no es Navidad.