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Curso de Especialización de Análisis y Gestión de Redes sociales
Actividad Grupal Módulo 1: Ensayo sobre el aporte del ARS al desarrollo del
Capital Social
Con el propósito de cumplimentar la Actividad Grupal del Módulo 1 la cual consiste en “…elaborar un
ensayo sobre el verdadero aporte del ARS al Desarrollo del Capital Social en sus diferentes
vertientes…”, de ahí que lo primero sería precisar cuál es la definición de capital social.
Al revisar la bibliografía al respecto, y, en particular una investigación de Pablo Forni et al, podemos
coincidir con ellos en que “…el concepto de capital social es profusamente utilizado en ciencias sociales
desde la década del noventa a partir de las contribuciones de autores como Bourdieu, Coleman,
Putnam y Portes, y constituye probablemente una de las innovaciones más prometedoras de la teoría
social contemporánea. En años recientes, ha generado un importante debate académico respecto de
su definición y, consecuentemente, respecto de las dimensiones e indicadores adecuados para su
análisis empírico”. Los autores de la investigación también comentan que…”se ha vuelto un
componente importante de las formulaciones de los organismos multilaterales, [de] las agencias de
cooperación e incluso parte del discurso de dirigentes políticos, funcionarios y periodistas al referirse a
los problemas de las sociedades latinoamericanas y sus posibles soluciones, ya que el concepto
aparece como especialmente apto para la elaboración de políticas orientadas a la inclusión. A partir de
un breve recorrido por la evolución teórica del concepto, la formulación de algunas controversias
conceptuales y el acercamiento a una definición operativa del mismo.
Así, pues, y también en concordancia con J Vargas, el cual se basó en varios autores, estaríamos de
acuerdo en que “…el capital social se define como el poder adicional para aplicar las reglas disponibles
a las comunidades con una red extendida de relaciones sociales horizontales (Banfield, 1958; Putnam,
1993a; Helliwell and Putnam, 1995)” “La habilidad de una comunidad o grupo de agentes ligados por
relaciones sociales horizontales para disciplinar la conducta individual”. Y para Coleman (1990), Portes
& Sensenbrener (1993) y Putnam (1995), “…el capital social se refiere no solamente al conjunto de
recursos sociales involucrados en las relaciones, sino también a las normas y valores asociadas con
dichas relaciones sociales”. El mismo Putnam (1995), por ejemplo, conceptualiza el capital social como
los “mecanismos de la organización social tales como las redes, normas, y la confianza social que
facilita la coordinación y cooperación para beneficios mutuos”. El capital social es definido por el mismo
Putnam (1993a) como los elementos de la organización social, tales como la confianza, las normas y
las redes que establecen relaciones de reciprocidad activadas por una confianza social que emerge de
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dos fuentes, las normas de reciprocidad y las “redes de compromiso ciudadano”. Asimismo, el capital
social se define ampliamente como un activo que es inherente a las relaciones sociales entre los
individuos, comunidades, sociedades y redes, etc. Como activo tiene que ser administrado para que
adquiera valor, no puede comprarse en un mercado pero que puede cambiar con el tiempo (Leana y
Van Buren III, 1999). Para Woocklock (1998), el capital social es un concepto que se relaciona con una
estructura de relaciones sociales que tienen como base la confianza de un grupo, lo que le permite
lograr sus fines. Spagnolo (1999) define el capital social como la holgura para aplicar el poder presente
en una relación social, la cantidad de poder de castigo social creíble y disponible como una amenaza en
exceso del requerido para mantener cooperación en la interacción social. Putnam (2000) realiza un
acercamiento empírico al capital social enfatizando las evidencias en la membresía organizacional.
El capital social tiene importantes implicaciones para el desempeño de las organizaciones y las
instituciones, así como en los mismos ciudadanos. Las sociedades pueden incrementar su capital social
propiciando, apoyando e invirtiendo en conocimientos, habilidades, valores y talentos, etc. Recientes
investigaciones en economía y ciencia política atribuyen las altas tasas de eficiencia organizacional e
institucional, crecimiento e ingreso per cápita entre las regiones italianas a diferencias en su capital
social.
A partir de un breve recorrido por la evolución teórica del concepto, Nan Lin (1999) plantea algunas
controversias conceptuales y un acercamiento a una definición operativa del mismo; asimismo, se
pueden identificar dos perspectivas en lo concerniente al nivel en el cual se concibe la rentabilidad o el
beneficio; esto es, si el beneficio está acrecentado para el grupo o para sólo para los individuos. En una
perspectiva, el eje está en el uso del capital social de los individuos –cómo los individuos tienen acceso
y utilizan a los recursos involucrados en redes sociales para obtener beneficio en las acciones
instrumentales (e.g., encontrar un trabajo mejor). Así, en este nivel relacional, el capital social se puede
considerar como similar al capital humano cuando se asume que tal inversión se puede hacer por los
individuos con expectativas de un beneficio o ganancia, o una cierta ventaja para el individuo. La suma
de las expectativas individuales se vuelve también un beneficio para el colectivo. No obstante, los
puntos focales para el análisis en esta perspectiva son (1) cómo invierten los individuos en relaciones
sociales, y (2) cómo los individuos capturan los recursos involucrados en las relaciones para generar
una expectativa de ganancia. Para mayor abundamiento sobre el tema, véase la revisión en Lin, 1999,
también se puede encontrar en Lin (Lin y Bian, 1991; Lin Y Dumin, 1986; Lin, Ensel Y Vaughn, 1981),
Burt (1992;1998;1997), Marsden (Marsden Y Hurlbert, 1988; Campbell, Marsden Y Hurlbert, 1986),
Aleta (Boxman, De Graaf Y Aleta, 1991; De Graaf Y Aleta, 1988; Aleta Y De Graaf, 1988; Aleta, 1991;
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Sprengers, Tazelaar Y Aleta, 1988; Volker Y Aleta, 1996), y Portes (Portes y Sensenbrenner, 1993) así
como en discusiones del capital social por Coleman y Bourdieu.
Otra perspectiva tiene su eje en el capital social a nivel del grupo, con las discusiones centradas en (1)
cómo ciertos grupos desarrollan y mantienen mayor o menor capital social como activo colectivo, y (2)
cómo un activo colectivo puede permitirle al individuo oportunidades en su propia vida. Bourdieu
(1983/1986; 1980) y Coleman (1988; 1990) han discutido extensivamente esta perspectiva y, en este
caso, el trabajo empírico de Putnam (1993; 1995a) resulta ejemplar. Mientras que reconoce la esencia
de los individuos interactuando recíprocamente en el establecimiento de una red de los individuos en
rentabilidades que se convierten del capital social, el interés central de esta perspectiva es explorar los
elementos y los procesos en la producción y el mantenimiento del activo colectivo. Por ejemplo, se
consideran las redes densas o cerradas mientras que los medios por los cuales el capital colectivo se
puede mantener y se puede alcanzar la reproducción del mismo. Otro punto importante es cómo las
normas y acuerdos, así como otras características (e.g., sanciones, autoridad) de un grupo, resultan
esenciales en la producción y el mantenimiento del activo colectivo.
Si el capital social está considerado a nivel societal o de grupo o a nivel relacional, los académicos
estarán de acuerdo en el punto de vista de que los miembros que obran recíprocamente logran que el
mantenimiento y la reproducción de este activo sea posible. Esta visión condensada, pone al capital
social en el campo teórico del “neo-capital”
Sin embargo, la divergencia en analizar el capital social en diversos niveles ha creado algunas
confusiones teóricas y de medición. Por ejemplo, Bourdieu proporciona una visión estructural en
señalar a la clase dominante y a la reproducción de los grupos de la nobleza como la explicación
principal del capital social, el cuál es representado agregando (1) el tamaño del grupo o de la red y (2) el
volumen de capital poseído por los miembros (Bourdieu 1986, p. 248). Esta representación tiene
sentido solamente cuando se asume que todos los miembros mantienen unas relaciones fuertes y
recíprocas (una red totalmente densa o institucionalizada), de modo que la fuerza de relaciones no
entre en el cálculo.
Bourdieu también describe cómo obran recíprocamente los individuos y refuerza el reconocimiento
mutuo y el reconocimiento como miembros de una red o grupo. Coleman (Capítulo 1990 12), mientras
tanto acentúa cómo los individuos pueden utilizar recursos socio-estructurales en la obtención de
resultados mejores de sus acciones (del individuo), y dedica mucho espacio a la discusión a la
naturaleza colectiva del capital social en incrementar confianza, normas, sanciones, autoridad, y
cohesión como parte del capital social. Es importante identificar y clasificar estas confusiones y lograr
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algún entendimiento antes de proceder a construir una teoría coherente del capital social. Una
controversia importante generada contra las perspectivas del nivel relacional es si el capital social
corresponde a mercancías colectivas o mercancías individuales (véase la crítica de Portes, 1998). La
mayoría de los académicos convienen que son tanto mercancías colectivas como individuales; es decir,
se espera que las relaciones sociales institucionalizadas, con los recursos involucrados, sean
beneficiosas al colectivo y a los individuos en el colectivo En el nivel del grupo, el capital social
representa una cierta agregación de recursos valorados (tales como todo lo económico, político,
cultural, o social, como lo referente a conexiones sociales) de los miembros interactivos como una red o
redes.
La dificultad se presenta cuando el capital social se discute como mercancías colectivas o aún públicas,
junto con acuerdos, normas, y otras "mercancías colectivas" o públicas; lo cual ha dado lugar en la
literatura a que los términos se hayan convertido en términos o medidas alternativas o sustituibles.
Divorciado de sus raíces en interacciones y establecimiento de una red individual, el capital social se
convierte, simplemente, en otro término de moda a emplear o a desplegar en el amplio contexto de
mejorar o de construir la integración y la solidaridad sociales. En el siguiente, apartado se discute si el
capital social, como activo imbricado, debe ser distinguido de activos y de mercancías colectivos tales
como cultura, normas, confianza, etc. Los asuntos causales pueden ser formulados (e.g., esos activos
colectivos, por ejemplo si la confianza y si promueve las relaciones y las redes y realza la utilidad de los
recursos involucrados, o viceversa), pero no debe ser asumido que son todos formas alternativas de
capital social o son definidos una por otra (e.g., la confianza es capital).
Otra controversia, relacionada con el aspecto central de la colectividad del capital social, ya que es un
requisito asumido el hecho de que exista densidad en las relaciones sociales y las redes sociales
(Bourdieu 1986; Coleman 1990; Putnam 1993, 1995). Bourdieu, de su perspectiva de clase, ve el
capital social como la inversión de los miembros en la clase dominante (como un grupo o red) que
involucra al reconocimiento mutuo para mantener y reproducir la solidaridad del grupo y preservar la
posición dominante del grupo. La calidad de miembro en el grupo se basa en una demarcación (e.g.,
nobleza, título, familia) excepto forasteros. Por supuesto, se requiere la cohesión y la densidad dentro
del grupo. Coleman ve la cohesión de la red como una ventaja distintiva del capital social, porque es la
cohesión la que mantiene y realza la confianza, y asegura el cumplimiento de las normas, etc. Estas
fuerzas de solidificación pueden asegurar de posibilidad de movilizar los recursos de la red.
Nan Lin, asienta que el requisito para la densidad o la cohesión de la red no necesariamente resulta
imprescindible para el capital social. La investigación en redes sociales ha incrementado la importancia
de puentes en las redes (Granovetter, 1973; Burt, 1992) para facilitar flujos de la información y de la
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influencia. Discutir que sean la cohesión o la densidad un requisito para el capital social es negar la
significación de puentes, agujeros estructurales, o lazos más débiles. Para que los recursos se
preserven o se mantengan se requieren acciones específicas, y unas redes más densas pueden
resultar una ventaja relativa. Así, para la clase privilegiada, sería mejor tener una red cerrada para
poder preservarse y reproducir los recursos disponibles (e.g., Bourdieu 1986); o para una madre puede
resultar preferible a moverse a una comunidad más lejana si significa poder asegurar su seguridad y la
seguridad de sus niños (Coleman 1990). Por otra parte, para buscar y obtener los recursos no
disponibles actualmente se requieren acciones instrumentales, por ejemplo buscar un trabajo mejor
(e.g., Lin; Marsden; Aleta; Burt), para lo cual deben ser más útiles los puentes que aseguren un mejor
acceso y que extienden la red.
Una tercera controversia que requiere la clarificación es la declaración de Coleman relativa a que el
capital social es cualquier "recurso social-estructural" que genere las ventajas para un individuo
mediante una acción específica. Él comenta que el "capital social es definido por su función" y "no es
una sola entidad, pero si una variedad de diversas entidades que tienen dos características: todos
tienen una estructura social, y facilitan ciertas acciones de los individuos que están dentro de la
estructura "(1990, p. 302). Esta visión "funcional" puede implicar una tautología: se identifica el capital
social cuando si trabaja; la explicación causal-potencial del capital social se puede caracterizar
solamente por su efecto, o si es una inversión depende, para un individuo específico, de una acción
específica. Así, el factor de la causa es definido por el factor del efecto. De ahí, sería imposible construir
una teoría donde los factores causales se reflejan en una función singular. Pero los dos conceptos se
deben tratar como entidades separadas con las medidas independientes (e. g., el capital social es la
inversión en relaciones sociales y los mejores trabajos son representados por un estado ocupacional o
por la posición de supervisión). Sería incorrecto permitir que las variables del resultado dicten la
especificación de la variable causal (e.g., para el agente X, los lazos de los parentescos son capital
social porque estos lazos si apoyan a X en conseguir un trabajo mejor, y para el agente Y, los lazos de
parentescos no son capital social porque estos lazos no ayudan a Y a conseguir un trabajo mejor). La
relación causal conjeturada se puede condicionar por otros factores (e. g., las características de la
familia pueden afectar las oportunidades para el capital social del grupo) sin que haya necesidad de que
se especifique en una teoría más elaborada.
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