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IV.- EL PENSAMIENTO
POLÍTICO MEDIEVAL.
4.1. El sistema político.
4.2. La patrística.
4.3. La problemática iglesia-estado.
4.4. Salisbury.
4.1.
En los primeros siglos de nuestra Era, el pensamiento cristiano con
implicancias políticas arranca de dos pilares evangélicos fundamentales: "MI
REINO NO ES DE ESTE MUNDO" y "DAD AL CESAR LO QUE ES DEL
CESAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS“.
Estos principios proclamaron la emancipación de la Religión respecto de la
Política, separaron sus campos de acción y precisaron sus límites. "Señalaron el
asentamiento de una Iglesia distinta del Estado -dice Hearnshaw- el fin de esa
subordinación del culto divino a la administración civil que había sido la
notable característica de la Ciudad-estado griega y romana“.
En el desarrollo inmediatamente posterior del pensamiento político cristiano, se
consideró la complementación de tareas entre el Estado y la Iglesia: el primero
mantiene la paz social y hace cumplir las leyes; la segunda se ocupa de la
salvación de los hombres.
Sobre esta base, la doctrina enseñó el origen divino de la autoridad civil: "LOS
PODERES QUE EXISTEN SON ESTABLECIDOS POR DIOS" , "ROGAD POR
LOS REYES Y POR TODOS LOS QUE POSEEN AUTORIDAD“.
Santo Tomás de Aquino reintrodujo, después de un olvido de mil años, la "Política" de
Aristóteles en la teoría política occidental. Interpretó al filósofo griego en términos de
teología cristiana y efectuó una magistral fusión de Aristóteles y San Agustín.
San Agustín se ocupaba de política pero su interés iba mucho más a la "ciudad de Dios"
que a los reinos terrenales, a cuyos dirigentes a veces llamaba "esos grandes bandoleros".
Por su parte, las escuelas monásticas de la alta Edad Media exaltaban los deberes de la
piedad para los reyes y los deberes de la fidelidad para los vasallos, pero todo ello era
expresión de una política absorbida por la moral religiosa, con eclipse de la Ciencia
Política. Cuando en los reinos, los señoríos y las ciudades de la Cristiandad renació el
orden político, fueron pensadores como Alberto Magno y Tomás de Aquino quienes
iniciaron la restauración de la filosofía natural y de las ciencias, entre ellas la Política, que
Aristóteles había compilado en la Grecia clásica.
Podemos considerar que cuando Tomás de Aquino comenzó a leer y comentar la
"Política" de Aristóteles a sus alumnos, renació la Ciencia Política en Europa. A partir de
allí ella va a rehacerse en torno a esa obra fundamental, ya sea con ella (como en Santo
Tomás y tantos otros) o en contra de ella (como en Hobbes y muchos otros pensadores
modernos).
4.2.
La patrística es la fase en la historia de la organización y la teología
cristiana que abarca desde el fin del cristianismo primitivo, con la
consolidación del canonneotestamentario, hasta alrededor del siglo VIII.
Además de la elucidación progresiva del dogma cristiano, la patrística se
ocupó sobre todo de la apología o defensa del cristianismo frente a las
religiones paganas primero y las sucesivas interpretaciones heterodoxas
que darían lugar a las herejías luego. Su nombre deriva de los padres de
la Iglesia, los teólogos cuya interpretación dominaría la historia del
dogma. Para ser considerado padre de la iglesia era necesario reunir las
siguientes condiciones:
 Antigüedad
 Santidad de la Vida
 Doctrina Ortodoxa
 Aprobación Eclesiástica
Se ha denominado Patrística a la especulación de los Padres
de la Iglesia. Con la extensión del Cristianismo en el mundo
greco-romano en los comienzos del s. II de nuestra era,
surge el desafío a los cristianos cultos de la época, no sólo
de vivir el cristianismo, sino de exponerlo y hacerlo
comprensible a la mentalidad culta de los paganos. Este
esfuerzo de interpretación constituye el quehacer filosófico
de los Padres de la Iglesia.
La Patrística se caracteriza por su defensa racional del
cristianismo frente a los ataques del paganismo filosófico y
religioso, y por su aceptación de las verdades filosóficas que
convienen con la revelación cristiana. Así, al mismo tiempo
que se forja la filosofía cristiana, se forma la dogmática del
cristianismo.
Después de las invasiones bárbaras, los hombres de la Iglesia tratarán de
formar a los nuevos pueblos elaborando obras y fomentando escuelas
que recogían los conocimientos de la antigüedad culta y la doctrina en la
fe cristiana.
"El interés de la Patrística para la historia de la filosofía, dice Julián
Marías (filósofo y escritor español n. en 1914, discípulo de Ortega y
Gasset), no estriba sólo en su valor intrínseco, en el que le corresponde
como expresión de una fase de pensamiento, sino que ha sido el núcleo
germinal de que se ha nutrido toda la tradición filosófica de la Edad
Media, y su acción se ha ejercido así en todos los siglos siguientes. Así
como la especulación presocrática gravitó sobre todo el resto de la
metafísica griega posterior, la Patrística ha condicionado el
planteamiento de los problemas filosóficos dentro del Cristianismo."
JUAN DE SALISBURY
Juan de Salisbury (1110-1180) fue un clérigo secular
cuyo pensamiento estuvo centrado en el ámbito de las
cuestiones prácticas. Su pensamiento político se encuentra
reflejado en el Policraticus, sive de ungis curialum et
vestigiis philosophorum (dicho de otra manera: "El
Gobernante, sobre a las frivolidades de los cortesanos y
los residuos del pensamiento filosófico", entendidos estos
como única fuente y renovación), que es considerado
como el primer tratado medieval sobre política.
Las ideas de Juan de Salisbury presentes en el Policratus nos muestran
una visión organicista de la sociedad, en la que se comparan las
funciones sociales con las funciones del cuerpo. Los pies son los
trabajadores, las manos el ejército, el vientre es la administración de las
finanzas, el corazón el senado o consejeros que lo rodean. La cabeza es
el príncipe y el alma de este cuerpo responde al clero, que debe
inspirar las decisiones del gobernante.
Juan de Salisbury afirma que los gobernantes deben dirigir basándose en
las virtudes morales, aunque al final les pide que alcancen el grado más
alto de las mismas que identifica con la perfección cristiana. Con ello, por
un lado seculariza la política, al vincularla a las directrices de la
naturaleza, mientras que por otro la sacraliza al exigir a los
gobernantes la sumisión a Dios y la ejecución de sus planes