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N°7
Cuidar las avenidas del alma:
Somos templo del
espíritu santo.
Recuerda siempre que
Y un día tendrás que dar cuenta de él
Templos del Espíritu Santo
• Juan 2:16. “Quitad de aquí esto, y no hagáis la casa de
mi Padre casa de mercado.”
DTG pg. 132.2 – En su templo – “En la
purificación del templo, Jesús anunció su
misión como Mesías y comenzó su obra.
Aquel templo, erigido para morada de la
presencia divina, estaba destinado a ser una
lección objetiva para Israel y para el mundo.
Habían
trocado
las cosas,
solo les
interesa
lo
material.
No
tenemos
tiempo
para Dios.
Desde las edades eternas, había sido el propósito de Dios que
todo ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el
hombre, fuese un templo para que en él habitase el Creador.
A causa del pecado, la humanidad había dejado de ser
templo de Dios. Ensombrecido y contaminado por el
pecado, el corazón del hombre no revelaba la gloria del Ser
divino.
• Pero por la encarnación del Hijo de Dios, se cumple el propósito del
Cielo. Dios mora en la humanidad, y mediante la gracia salvadora, el
corazón del hombre vuelve a ser su templo. Ver (Gál.2:20).
Dios quería que el templo de Jerusalén fuese un testimonio
continuo del alto destino ofrecido a cada alma. Pero los
judíos no habían comprendido el significado del edificio que
consideraban con tanto orgullo. No se entregaban a sí
mismos como santuarios del Espíritu divino.
El Espíritu Santo se recibe en el momento del
bautismo: Cuando somos consagrados para Dios.
Cuidar las avenidas del alma, es no permitir
que el pecado more en nosotros.
– Los atrios del templo de Jerusalén, llenos de tumulto de un
tráfico profano, representaban con demasiada exactitud el
templo del corazón, contaminado por la presencia de las
pasiones sensuales y de los pensamientos profanos. Al limpiar
el templo de los compradores y vendedores mundanales, Jesús
anunció su misión de limpiar el corazón de la contaminación
del pecado—de los deseos terrenales, de las concupiscencias
egoístas, de los malos hábitos, que corrompen el alma.”
• 1 Corintios 3:16-17 – “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno violare el templo de Dios, Dios
destruirá al tal: porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
– Muchas veces relacionamos ese texto bíblico al hábito de
comer, al peligro de las cosas que entran por la boca, pero qué
hay del peligro de lo que dejamos que entre por los otros
sentidos, por los oídos, por los ojos?
• DTG pg. 132.2 dice: “Ningún hombre puede de por sí echar
las malas huestes que se han posesionado del corazón. Sólo
Cristo puede purificar el templo del alma. Pero no forzará la
entrada. No viene a los corazones como antaño a su
templo, sino que dice: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno
oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él’ (Apocalipsis 3:20).
• El vendrá, no solamente por un día; porque dice: ‘Habitaré y
andaré en ellos;… y ellos serán mi pueblo’ (2 Corintios 6:16). ‘Él
sujetará nuestras iniquidades, y echará en los profundos de la mar todos
nuestros pecados’ (Miqueas 7:19). La parte más profunda del
mar es de mas de 11 kilt
• Su presencia limpiará y santificará el alma, de manera que
pueda ser un templo santo para el Señor, y una ‘morada de
Dios, en virtud del Espíritu’ (Efesios 2:21-22).”
Acariciar el pecado
• Ahora, muchos pensamos que podemos
acariciar el pecado hasta que pase algo
fuerte que nos muestre claramente que
estamos en la hora final. Muchos piensan
que la ley dominical va a salir en todas las
noticias y entonces es el momento de
‘ponerse las pilas.’
1MCP pg. 28.3 – “Nadie se lisonjee pensando que los pecados
acariciados por un tiempo pueden ser fácilmente
abandonados en algún momento futuro. Esto no es así. Todo
pecado acariciado debilita el carácter y fortalece el hábito; y
el resultado es una depravación física, mental y moral.
Ustedes pueden arrepentirse del mal que han
hecho, y encaminar sus pies por senderos
rectos; pero el amoldamiento de su mente y su
familiaridad con el mal, les harán difícil
distinguir entre lo correcto y lo erróneo.
Mediante los malos hábitos que ustedes han
formado, Satanás los asaltará repetidas veces.”
¿Cuál es el riesgo de persistir en los malos
hábitos, en los pecados acariciados?
Contraste entre Juan vs Judas: en
cuanto a cuidar las avenidas del alma
• HAp pg. 445.2 – “En notable contraste con la obra de santificación
realizada en la vida de Juan está la experiencia de su condiscípulo Judas.
Así como su compañero, éste profesaba ser discípulo de Cristo, pero
poseía solamente la forma de piedad. No era insensible a la hermosura
del carácter de Cristo; y a menudo, mientras oía las palabras del
Salvador, afloraba la convicción de su culpabilidad; pero no humilló su
corazón ni confesó sus pecados. Resistiendo a la influencia divina
deshonró al Maestro a quien profesaba amar.
Juan luchó fervorosamente contra sus defectos; pero Judas violó su
conciencia y cedió a la tentación, ligándose con mayor seguridad a sus
malos hábitos. La práctica de las verdades que Cristo enseñaba se oponía a
sus deseos y propósitos, y no quiso renunciar a sus ideas a fin de recibir la
sabiduría del cielo. En vez de caminar en la luz, escogió andar en las
tinieblas. Acarició deseos perversos, la codicia, pasiones de venganza,
obscuros y sombríos pensamientos, hasta que Satanás obtuvo la dirección
completa de su vida.”
• HAp pg. 446.1 – “Juan y Judas representaban a los que
profesan ser seguidores de Cristo.
– 1. Ambos discípulos tuvieron las mismas oportunidades de
estudiar y seguir al Modelo divino.
– 2. Ambos estuvieron íntimamente relacionados con Jesús y
tuvieron el privilegio de escuchar sus enseñanzas.
– 3. Cada uno poseía graves defectos de carácter.
– 4. Y ambos tuvieron acceso a la gracia divina que transforma el
carácter.
• Pero mientras uno en humildad aprendía de Jesús, el otro
reveló que no era un hacedor de la palabra, sino solamente
un oidor. El uno, destruyendo diariamente el yo y
venciendo al pecado, fue santificado por medio de la
verdad; el otro, resistiendo al poder transformador de la
gracia y dando rienda suelta a sus deseos egoístas, fue
reducido a servidumbre por Satanás.”
• HAp pg. 447.3 – “La santificación no es una obra de un momento,
una hora, o un día, sino de toda la vida. No se la consigue por medio de un
feliz arranque de los sentimientos, sino que es el resultado de morir
constantemente al pecado y vivir cada día para Cristo.
– No pueden corregirse los males ni producirse reformas en el
carácter por medio de esfuerzos débiles e intermitentes.
Solamente venceremos mediante un prolongado y
perseverante trabajo, penosa disciplina y duro conflicto.
– No sabemos en el día actual cuán intenso será nuestro
conflicto en el siguiente. Mientras reine Satanás, tendremos
que dominarnos a nosotros mismos y vencer los pecados
que nos rodean; mientras dure la vida, no habrá un
momento de descanso, un lugar al cual podamos llegar y
decir: Alcancé plenamente el blanco. La santificación es el
resultado de la obediencia prestada durante toda la vida.”
• HAp pg. 450.3 – “La oración es
el medio ordenado por el cielo
para tener éxito en el conflicto
con el pecado y desarrollar el
carácter cristiano.
“Hay otros que por un tiempo tienen éxito en su lucha contra
sus propios deseos y placeres y comodidad.
Son sinceros y fervorosos, pero se cansan por el
prolongado esfuerzo, la muerte diaria y la
incesante inquietud.
La indolencia parece invitarlos, la muerte al yo es
desagradable; finalmente cierran sus soñolientos ojos y caen
bajo el poder de la tentación en vez de resistirla.”
• HAp pg. 451.4 – “Las
instrucciones formuladas en la
Palabra de Dios no dan lugar para
transigir con el mal. El Hijo de
Dios se manifestó para atraer a
todos los hombres a sí mismo.
«Sus hijos deben seguir por donde él señaló la
senda; sea cual fuere el sacrificio de las
comodidades o de las satisfacciones egoístas
que se les exija; sea cual fuere el costo en labor
o sufrimiento, deben sostener una constante
batalla consigo mismos.”
HAp pg. 452.1. “La mayor alabanza que los
hombres pueden ofrecer a Dios es llegar a ser
medios consagrados por los cuales pueda
obrar». (Para salvar a otros).