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La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias
En: Ministerio de Educación y Cultura de España, MEC (2006f), Kairos– Historia del Mundo
Contemporáneo,
http://iris.cnice.mec.es/kairos/ensenanzas/bachillerato/mundo/2guerramundial_00.html
Nuevamente los problemas internacionales desembocan en un enfrentamiento bélico con
dimensiones mundiales. Durante seis largos años 1939-1945, se escribieron lamentables
páginas en la historia de la humanidad: sangrientos enfrentamientos bélicos, aterradores
bombardeos aéreos sobre poblaciones civiles, lanzamiento de bombas nucleares sobre las
ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, holocausto judío, etc.
Hablamos en singular de la guerra, pero en realidad hubo dos guerras separadas, la
desarrollada en el continente europeo y el norte de África, y la guerra en el Extremo Oriente
o guerra en el Pacífico. Principalmente dos países, Estados Unidos y el Reino Unido,
participaron en ambas ya que el otro país implicado en los dos conflictos, la Unión Soviética,
declaró la guerra a Japón poco antes de la rendición de este país.
Causas
Las causas del conflicto armado son variadas y hunden sus raíces, principalmente, en los acuerdos de paz de la I Guerra
Mundial, las consecuencias de la crisis económica del año 1929, y el desarrollo y llegada al poder de ideologías extremistas
como el nazismo y el fascismo italiano. Pero también es necesario resaltar el papel jugado por dos importantes potencias
en el período de entreguerras como la Unión Soviética, al margen de la política europea y por los Estados Unidos, decidido
en su política aislacionista. Igualmente es importante destacar la incapacidad de la Sociedad de Naciones para resolver los
problemas existentes.
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Países beligerantes
Las fuerzas enfrentadas en el conflicto armado se agrupan en dos bloques: países aliados y potencias del eje. Muchos de
los países implicados en ambos bandos no participaron desde el comienzo de la guerra sino a partir del desarrollo de la
misma, debido a presiones o causas económicas y estratégicas o como respuesta a los ataques del enemigo.
Países neutrales
Por diversas razones –políticas, económicas, ideológicasalgunos países permanecieron neutrales a lo largo de los
seis años de guerra, si bien en el caso de España sus
simpatías hacia las potencias del Eje, muy especialmente
hacia Alemania e Italia, así como el envío de tropas en la
conocida como División Azul cuestionan dicha neutralidad
Armamento
El potencial militar de los contendientes durante la II Guerra Mundial era muy desigual al comenzar el conflicto bélico.
Alemania, fruto del esfuerzo de los tres últimos años, tenía una clara superioridad militar terrestre y aérea frente a otros
países europeos. El país germánico disponía de 13 millones de soldados, 139 divisiones, 3.500 tanques y 5.200 aviones.
En el mar la superioridad era británica al disponer de unidades más modernas y de mayor tonelaje.
A lo largo del conflicto van a predominar las armas ofensivas, lo que va a dar una mayor movilidad al desarrollo de la
guerra. El tanque va a ser una de las armas más utilizadas, sobre todo en la guerra en Europa y el norte de África, y el
avión va a cobrar gran importancia, tanto para el ataque –bombardeos aéreos- como para el transporte de tropas y equipos
militares. Muy relacionado con el empleo del avión en la guerra hay que destacar el papel jugado por los portaaviones y los
paracaidistas. Al final de la guerra y fruto del desarrollo en la investigación e innovación tecnológica con fines militares de
esos años se van utilizar armas autopropulsadas, las bombas volantes V-1 y V-2, así como bombas nucleares, empleadas
en el bombardeo de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945.
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Principales líderes. Bosquejo biográfico.
Nace en Lamar, localidad del estado de Missouri en 1884 en el seno de una familia de
agricultores. Inicia su carrera política a través de cargos políticos locales dentro del Partido
Demócrata hasta que en 1934 pasa a ser elegido senador por su Estado.
Durante los años de la II Guerra Mundial presidió el Comité del Senado para el control de los
créditos de Defensa con gran eficacia, lo que le otorgó un gran prestigio político siendo
nombrado por su partido candidato a vicepresidente en las elecciones de 1944. Tras su
victoria ocuparía ese cargo hasta la muerte de Franklin D. Roosevelt en 1945, fecha en que
pasó automáticamente a ser el 33 presidente de los Estados Unidos, siendo reelegido para un
segundo mandato en el año 1949.
Su política fue en líneas generales continuista de la de Roosevelt, principalmente en materia
económica. En política exterior participó del final de la II Guerra Mundial y tomó la decisión de
lanzar la bomba atómica sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de
1945. La vía diplomática y pacífica de su antecesor no pudo materializarse finalmente con la
Unión Soviética iniciándose el período conocido como guerra fría.
En el año 1953 y tras reformar la Constitución para evitar que en lo sucesivo un presidente fuese elegido por más de dos
mandatos se retiró de la vida política. Falleció en Kansas City en el año 1972.
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Nace en el año 1874 en Blenheim Palace, Oxfordshire en el seno de una familia aristocrática.
Estudió la carrera militar en la prestigiosa Academia de Sandhurst y trabajó como
corresponsal de guerra para los periódicos de Londres. En el año 1900 alcanza un puesto
político siendo elegido diputado conservador. Sus discrepancias sobre la política económica
proteccionista de los conservadores hace que abandone este partido y milite en el Partido
Liberal, en el que desempeña distintos cargos. Diferencias con los liberales y algunos
fracasos en su gestión política provocan su vuelta al Partido Conservador en 1924 donde es
nombrado Ministro de Hacienda.
Su decisión de abandonar el patrón oro fue ampliamente criticada y en opinión de los
especialistas su gran acierto político fue tomar una actitud cauta y crítica ante el ascendente
poder de los nazis en Alemania, frente a la postura más condescendiente de otros políticos
británicos.
Los acontecimientos que desencadenaron en la II Guerra Mundial dieron la razón a Churchill
lo que le otorgó popularidad y poder. Nuevamente es nombrado Ministro de Marina y más
tarde en 1940 fue elegido primer ministro sustituyendo al también conservador Arthur N. Chamberlain. La dureza de los
primeros momentos de la guerra y el ataque aéreo sistemático alemán sobre las islas británicas, la llamada “batalla de
Inglaterra”, la trató con algunos fallos pero también aciertos, valiéndose de una eficaz retórica como queda reflejado en su
ya histórica promesa al pueblo británico de “sangre, sudor y lágrimas”. En las conferencias de paz que prepararon la
postguerra fue uno de los artífices, junto a J. Stalin y F. D. Roosevelt, de la nueva situación mundial y del reparto del poder.
Durante las sesiones de la Conferencia de Potsdam tuvo que retirarse para volver a Londres ante la derrota en las
elecciones del año 1945 y la victoria del líder laborista Clement Attlee. El pueblo británico criticó el abandono de los
problemas internos del país.
En el año 1951 vuelve a ser primer ministro, cediéndole cuatro años más tarde el poder a su fiel colaborador Robert A.
Eden. En 1965 fallece en Londres y a su densa carrera política se suma una destacable y prolífica producción literaria
como lo demuestran algunas de sus obras; La crisis mundial (4 volúmenes) o Memorias de la guerra (6 volúmenes).
Adolf Hitler nació en Braunau (Bohemia) en el año 1889. Su educación fue muy superficial
debido a la situación familiar. Su juventud se desarrolló en los ambientes marginales de la
ciudad de Viena en donde fracasó en su vocación de pintor. De esos años data sus primeros
contactos con organizaciones antisemitas y próximas al nacionalismo germánico. Escapó de
territorio austríaco para evitar realizar el servicio militar, sin embargo participó años más tarde
en el ejército alemán durante la I Guerra Mundial.
Una vez finalizada la guerra comenzó su participación en la política alemana tomando una
postura muy crítica hacia el régimen de la República de Weimar por considerar que no habían
defendido los intereses alemanes en el Tratado de Versalles (1918). Su vinculación con grupos
ultraderechistas le hizo convertirse en el dirigente del Partido Nacionalsocialista de los
Trabajadores Alemanes (NSDAP). En 1923 fracasó en su intento de tomar el poder desde
Munich lo que le llevó a prisión. Durante el año y medio que estuvo en la cárcel escribió Mi
Lucha, obra que recoge sus ideas políticas.
En el año 1925 salió de la cárcel y volvió a la política. Depuró de adversarios políticos al
NSDAP, rodeándose de personas fieles y afines a su ideología. Los estragos políticos y económicos que la gran depresión
produjeron en Alemania favorecieron la llegada al poder de Hitler. Desde la Cancillería alemana instauró un sistema
dictatorial totalitario cuya principal arma sería la violencia, es el Tercer Reich.
Inició una sistemática persecución contra el pueblo judío, y sus ambiciones en política internacional llevarían al estallido de
la II Guerra Mundial. Tras los éxitos de los primeros años, la derrota sorprendió a un hombre convencido de su victoria. En
1945 en pleno asedio de la ciudad de Berlín por el ejército rojo se suicidó junto a su mujer, Eva Braun.
Joseph Stalin nació en Georgia en el año 1879 en el seno de una familia de origen humilde
quedando huérfano en su infancia. Estudió en un seminario religioso pero su vinculación con
grupos revolucionarios provocó su expulsión. Continuó su colaboración con los socialistas
rusos en su lucha por derribar a los zares del poder, aproximándose a la rama bolchevique
liderada por Lenin. Fue apresado y deportado a Siberia, si bien consiguió huir y continuó con
su actividad revolucionaria durante el proceso revolucionario de 1917. Dirigió el periódico del
partido, Pravda, y en el año 1922 fue nombrado Secretario General de Partido. Desde ese
puesto pudo disponer todo a su favor para ser el sustituto de Lenin como ocurriría en 1924
tras la muerte del líder bolchevique.
Una vez en el poder, Stalin inició una férrea purga contra sus adversarios siendo su víctima
más simbólica Trotski a quien mandó al exilio en 1929 y ordenó asesinar en México en 1940.
Stalin instauró una dictadura totalitaria y un proyecto económico comunista en la Unión
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Soviética. En el ámbito internacional intentó exportar el sistema soviético a otros países, y tuvo una activa participación
durante la II Guerra Mundial y en los acuerdos de paz entre los países vencedores. Igualmente clave fue su participación
en el establecimiento de un nuevo orden mundial tras la finalización de la II Guerra Mundial y durante la guerra fría,
creando una zona de influencia soviética en los países del este de Europa y favoreciendo el desarrollo de movimientos
revolucionarios de ideología comunista en distintas zonas del mundo. Falleció en el año 1953 en Moscú.
Benito Mussolini nació en Predappio (Romaña) en el año 1883 en el seno de una familia
humilde. Estudió Magisterio si bien ejerció la profesión muy poco tiempo, prefiriendo la actividad
política. Su primera afiliación política fue en el Partido Socialista, atraído por el contenido
revolucionario del mismo. Dirigió el periódico de los socialistas italohablantes de Trento (Austria)
y Avanti, el diario oficial del Partido Socialista italiano. La postura belicista de Mussolini durante
la I Guerra Mundial chocó con el pacifismo de los socialistas, lo que provocó el cese de éste en
la dirección de Avanti.
Participó en la I Guerra Mundial en el ejército italiano, si bien permaneció poco tiempo en el
frente debido a un accidente. En 1919 fundó los Fascios de Combate, organización de ideología
fascista que expresaba su descontento por los acuerdos de paz, y que planteaba un programa
revolucionario en materia social. Su fracaso por la vía democrática hizo que su actuación se
orientase por la acción violenta, fundamentalmente dirigido hacia los sectores sociales y
políticos del movimiento obrero. El contexto político italiano y la agitación social existente
favoreció la actuación de los fascistas (camisas negras) quienes llevaron a cabo en 1922 una manifestación desde Nápoles
a Roma (la Marcha sobre Roma). La reacción del rey Victor Manuel III fue la de entregarle el poder. Tras eliminar a la
oposición política, se erigió como poder único y transformó su gobierno en un régimen dictatorial siendo nombrado Duce.
En política interior llevó a cabo medidas encaminadas a modernizar la economía italiana y las obras públicas a través de un
firme intervencionismo estatal. Consiguió el apoyo del Vaticano a través del Tratado de Letrán, y en política internacional
llevó a cabo una política imperialista que le aproximaría a la Alemania de Hitler y que provocaría la intervención de Italia en
la II Guerra Mundial. Tras ser capturado por los partisanos antifascistas fue ejecutado y su cadáver expuesto en la ciudad
de Milán en 1945.
Cronología (1931-1945): Principales acontecimientos.
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Dinámica del conflicto bélico
De septiembre de 1939, ocupación alemana de Polonia y declaración de guerra del Reino Unido y Francia a Alemania,
hasta agosto de 1945 fecha en que se produce la rendición incondicional de Japón, la II Guerra Mundial atraviesa tres
etapas fundamentalmente, la primera de ellas centrada en Europa y las dos últimas con dimensiones mundiales al verse
implicados en el conflicto países como Estados Unidos, La Unión Soviética y Japón, entre otros.
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Kairos – HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO: La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.
http://iris.cnice.mec.es/kairos/ensenanzas/bachillerato/mundo/textos/2guerra_posicion.doc
Posición de Rusia en 1939 según el embajador francés
“No era necesario haber leído los periódicos franceses para saber el gran alivio que proporcionaría a un pueblo
amante de la paz como nuestro, el comunicado que se dio a conocer el 30 de septiembre. A la inversa de nuestra prensa,
la de los Soviets sólo ha comentado el elevado precio que ha sido necesario pagar para lograr el mantenimiento, al menos
temporal, de la paz; ha dedicado numerosos comentarios sarcásticos al Primer ministro británico, al que considera
responsable de la «debilidad de las democracias» y ha expresado su conmiseración por Francia, a la que considera
disminuida.
Ello se debe a que el acuerdo de Munich, que puede acarrear consecuencias muy graves para toda Europa, la
cual deberá sin duda revisar muchos de sus principios, amenaza enormemente a la Unión Soviética. Después de las fechas
del 16 de marzo de 1934, del 7 de marzo de 1936, del 12 de marzo de 1938, que son como otras tantas estaciones del
largo calvario de la paz transportando su cruz, la del 30 de septiembre ha visto derrumbarse, con una de las cláusulas
territoriales esenciales del tratado de Versalles, el baluarte central de la Europa pacífica. Con la neutralización de
Checoslovaquia, Alemania tiene abierta, de ahora en adelante, la vía hacia el sudeste. ¿Existirán potencias que querrán y
podrán impedir que la emprenda, o que se detenga antes de que haya alcanzado Rusia para intentar obtener el
«Lebensraum» anunciado en «Mein Kampf»? Esta cuestión es probablemente en la actualidad la principal preocupación
del gobierno soviético y la respuesta negativa que éste, no falto de razón, se ve obligado a dar basta para explicar el estado
de ánimo de su prensa.
Aquí se considera que los últimos acontecimientos han demostrado que ni Francia ni Inglaterra están dispuestas a
oponerse por las armas a la expansión germánica en Europa central y oriental. Incluso se pretende ver en la declaración
común publicada por Chamberlain y Hitler, el 30 de septiembre un compromiso por parte de Inglaterra, que permitiría a
Alemania la consecución de sus objetivos en el Este europeo, a cambio de la abstención del Reich en el Oeste. Este
acuerdo, esta «complicidad», dicen, anglo-alemana, se interpreta aquí de tal forma que el acuerdo de Munich llega a
considerarse como algo especialmente dirigido contra la URSS. Y hace sentir de forma bastante dolorosa a los Soviets la
proximidad del peligro, del que creían haberse librado uniéndose a los defensores del Tratado de Versalles, al que temen
por encima de todo desde que empezó a manifestarse el dinamismo alemán: encontrarse cara a cara con el Reich...
En estas condiciones, ¿qué otra solución les queda sino reanudar la política de entendimiento con Alemania que
habían abandonado en 1931?”.
Informe de R. Coulondre, embajador de Francia.
En: Limouzin, P. Textes et documents d’histoire. París: Hachette, 1971, p.76-77.
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Kairos – HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO: La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.
El bombardeo de Pearl Harbor. Peter Calvocoressi y Guy Wint
http://iris.cnice.mec.es/kairos/ensenanzas/bachillerato/mundo/textos/2guerra_bombardeo.doc
“Por muy impresionante que fueran los resultados del ataque, por humillantes que resultaran para la marina americana, Japón
estuvo a punto de conseguir el aplastante triunfo que había pretendido. Inexplicablemente los japoneses no destruyeron las vastas
existencias de petróleo de Hawai ni, por lo que sabemos, tampoco consideraron la posibilidad de apoderarse de ellas. América
comenzó la guerra con reservas petrolíferas casi iguales a todas las existencias de Japón. Japón las tuvo a su merced y resulta
inexplicable por qué no las voló. Es cierto que hubo un momento en que los japoneses pensaron capturar Cahu, la isla hawaiana donde
se encontraba Pearl Harbor, y en ese caso las reservas de petróleo hubieran pasado a manos de los japoneses. Pero esta parte del
plan había sido rápidamente abandonada, entre otras razones porque hubiera requerido el transporte de tropas y las embarcaciones de
desembarco que se necesitaban simultáneamente para la operación que comenzaba en los Mares del Sur. Para haber hecho que la
operación hubiera alterado realmente la posición fundamental de ambas partes, los japoneses hubieran necesitado no sólo destruir los
barcos sino también capturar territorio en medio del océano Pacífico.
Japón no incluyó entre su sus víctimas a ninguno de los cuatro portaaviones americanos que estaban destinados a la Flota
del Pacífico, y precisamente iban a resultar el arma decisiva en la lucha posterior del Pacífico, como bien lo comprendió el almirante
Yamamoto. Una serie de afortunados incidentes llevaron a uno de los portaaviones a entregar algunos aviones a la Isla Midway, al otro
a Guam, otro estaba en reparaciones en la costa americana del Pacífico y el cuarto, según se iba a descubrir más tarde, estaba siendo
perseguido por un submarino japonés pero este último fue hundido en el combate final entre ambos.
Pearl Harbor tuvo también otro fallo de los japoneses que fue poco notado en su momento, pero que iba a tener un efecto
decisivo. El plan de Yamamoto había incluido un ataque a cargo de los submarinos además del ataque aéreo, pero el primero resultó un
fracaso mientras que el segundo fue un triunfo. Un invento especial japonés, el submarino enano (un submarino diminuto operado por
una tripulación de dos hombres) iba a ser puesto dentro del puerto entre los acorazados para ver hasta dónde podía llevar la
destrucción. Cinco de estos submarinos, transportados por submarinos oceánicos mayores, fueron insertados a través de la entrada del
puerto. Esta era en realidad una misión suicida, porque las posibilidades de que las tripulaciones fuesen recogidas de nuevo eran,
aunque algunas, escasísimas. De hecho los cinco submarinos fueron destruidos y sólo un miembro de sus tripulaciones logró
sobrevivir, cayendo prisionero en manos de los americanos y –contrariamente a la costumbre japonesa- resultó de lo más locuaz y
reveló útil información a los americanos. En el consiguiente reparto de honores por el ataque, los oficiales al mando de la operación de
los submarinos se sintieron despreciados y toda la reputación fue para los pilotos. A partir de entonces el servicio de submarinos fue
menospreciado entre los japoneses, y no se trazaron nuevos planes en los que se otorgara al submarino una gran responsabilidad.
Aunque anteriormente se había prestado atención a la producción del submarino enano, la inventiva japonesa se desvió del submarino
y se concentró en otros asuntos (...).
¿Fue por tanto Pearl Harbor un verdadero triunfo para los japoneses? Considerando el curso entero de la guerra esto resulta
opinable. El historiador naval americano S.E. Morrison duda de ello; resume la situación diciendo que Pearl Harbor, a pesar de toda la
destrucción que logró, fue en realidad un triunfo hueco. Mira hacia el cuidadoso plan japonés que había sido trazado para hacer frente a
la esperada ofensiva americana a cargo de la Flota Asiática avanzando por el Pacífico, y estima que Japón hubiera actuado más
sabiamente de haber esperado a ser atacado y haberlo contenido en alguna parte de las Islas Marshall o de las Carolinas. Mediante
una acción de la flota en esta línea Japón hubiera obtenido la mejor oportunidad de sobrevivir; pero semejante punto de vista es
también difícil de creer. Según el cálculo más realista Yamamoto había ganado de dieciocho meses a dos años de respiro para Japón, y
aunque las perspectivas a largo plazo continuaron siendo bastante lúgubres, él había asegurado que el tifón asolase a Japón al cabo
de dos años y no inmediatamente. Fue él quien dio la oportunidad a sus propios planes bélicos y a otros que Japón pudiera producir, o
aún mejor, a sus diplomáticos y estadistas en su habilidad para encontrar una solución para la paz, para encontrar un modo de detener
la catástrofe final.
Una circunstancia peculiar ayudó a Japón en Pearl Harbor, circunstancia que iba a continuar en cierta manera todo a lo largo
de la guerra y a ser un estorbo constante para los planes americanos. Se trataba de que el Alto Mando de la marina y del ejército
americanos apenas se hablaban; el grado de discordia variaba de lugar a lugar y dependía en parte de las personalidades envueltas,
pero la tensión fue con frecuencia un factor importante en la evolución de los hechos, como había ocurrido en Pearl Harbor donde hubo
un mínimo de cooperación entre las fuerzas aéreas, que en los Estados Unidos formaban parte del ejército, y la marina (...).
Había también otros defectos en el aparato de defensa americano y todos ellos se pusieron de manifiesto en Pearl Harbor. La
extensión de los controles burocráticos llegaba hasta tal punto, que las baterías anti-aéreas estaban obligadas a tomar nota de cada
proyectil que fuera disparado. Conforme la maquinaria de guerra americana se puso en acción se descubrieron una gran cantidad de
disparates que tenían su causa en la meticulosidad excesiva del control civil. Eran la consecuencia natural de un largo período de paz.
Si se levanta la vista más allá de esta guerra hay que constatar que, mediante el astuto golpe asertado a los Estado Unidos
(mucho más grandes que Japón), y por la soberbia reserva que se había mantenido al organizar una cooperación tan compleja.
Yamamoto había dado un impulso al amor propio japonés que levantaría al pueblo en futuros períodos de calamidad nacional. Llegará
un día en que el triunfo de Pearl Harbor será considerado de manera diferente por el bando rival de aquel tiempo; el recuerdo de la
traición se borrará y quedará como un hecho de armas de lo más notable”.
Peter Calvocoressi y Guy Wint. Guerra total 2. La II Guerra Mundial en Oriente. Madrid: Alianza Universidad, 1988, p. 728731.
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Kairos – HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO: La Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias.
Rusia y Polonia. La promesa soviética. Wiston S. Churchill
http://iris.cnice.mec.es/kairos/ensenanzas/bachillerato/mundo/textos/2guerra_polonia.doc
“Se habló de Polonia nada menos que en las siete de las ocho reuniones plenarias que se celebraron en Yalta y los documentos
británicos contienen un intercambio sobre este tema de casi dieciocho mil palabras entre Stalin, Roosevelt y yo. Con la colaboración de
nuestros ministros de Asuntos Exteriores y sus subordinados, que también mantuvieron entre sí, al final presentamos una declaración
que constituía tanto una promesa al mundo como un acuerdo entre nosotros acerca de nuestras futuras acciones. La triste historia no
ha concluido aún, y hasta hoy no se conoce del todo la verdad, pero puede que lo que aquí se exponga contribuya a hacer una
apreciación justa de los esfuerzos que hicimos durante la penúltima conferencia celebrada en tiempos de guerra. Las dificultades y los
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problemas eran antiguos, innumerables y fundamentales. El gobierno de Lublin en Polonia, con el apoyo soviético, o el gobierno de
«Varsovia», como preferían llamarlo los rusos de cualquier ideología, sentía una profunda aversión por el gobierno polaco en Londres.
Los sentimientos entre ellos habían empeorado en lugar de mejorar después de la entrevista que tuvimos con ellos en octubre en
Moscú. Las tropas soviéticas invadían Polonia y se acusaba sin reparos al Ejército clandestino polaco del asesinato de soldados rusos y
de sabotaje y de ataques a sus zonas de retaguardia y sus líneas de comunicación. Se negaron a las potencias occidentales tanto el
acceso como la información. En Italia y en el frente occidental más de ciento cincuenta mil polacos luchaban con valor por la
destrucción definitiva de los ejércitos nazis. Ellos y muchos otros, en distintos lugares de Europa, esperaban con ansia la liberación de
su país y regresar a su patria desde un exilio voluntario y honorable. La numerosa comunidad de polacos que vivía en Estados Unidos
aguardaba con inquietud un acuerdo entre las tres grandes potencias.
Las cuestiones que discutimos se pueden resumir de la siguiente manera:
Cómo formar un gobierno provisional único para Polonia.
Cómo y cuando celebrar elecciones libres.
Cómo establecer las fronteras polacas, tanto en el este como en el oeste.
Cómo salvaguardar las zonas de retaguardia y las vías de comunicación de los ejércitos soviéticos que avanzaban.
En realidad Polonia había sido el motivo más urgente de la conferencia de Yalta y resultaría la primera de las grandes causas
que provocaron la descomposición de la gran alianza. Por mi parte estaba seguro de que una Polonia fuerte, libre e independiente era
mucho más importante que unos límites territoriales determinados. Quería que los polacos fueran libres y pudieran vivir su vida propia a
u manera. Este fue el motivo que impulsó a entrar en guerra contra Alemania en 1939. Había estado a punto de costarnos la vida, no
sólo como imperio sino como nación, y cuando nos reunimos el seis de febrero de 1945 planteé la cuestión de la siguiente manera: ¿no
podíamos crear un gobierno, o un instrumento de gobierno para Polonia, a la espera de unas elecciones generales y libres, que fuera
reconocido por todos? Este gobierno podría preparar la votación libre de todo el pueblo polaco sobre su futura Constitución y gobierno.
Si se pudiera hacer eso habríamos dado un gran paso al frente hacia la futura paz y prosperidad de Europa central.
En el debate que comenzó Stalin dijo que comprendía nuestra actitud. Para los británicos, dijo, Polonia era una cuestión de
honor pero para los rusos era una cuestión tanto de honor como de seguridad: de honor, porque habían tenido muchos conflictos con
los polacos y querían eliminar las causas de estos conflictos, y de seguridad porque Polonia compartía fronteras con Rusia y a lo largo
de toda su historia Polonia fue un corredor por el que pasaron lo0s enemigos de Rusia para atacarla. Los alemanes lo habían hecho
dos veces en los últimos treinta años y lo habían conseguido porque Polonia era débil. Rusia quería que fuera fuerte y poderosa para
que pudiera cerrar este corredor con su propia fuerza. Rusia no podía mantenerlo cerrado desde fuera; sólo la propia Polonia podía
cerrarlo desde dentro. Esta era una cuestión de vida o muerte para el Estado soviético.
En cuanto a sus fronteras, Stalin continuó diciendo que el presidente había propuesto algunas modificaciones a la línea
Curzon y que se entregaran a Polonia Lvov y tal vez algunos distritos más y que yo había dicho que esto sería un gesto de
magnanimidad. Pero él destacó que la línea Curzon no había sido inventada por los rusos sino que la habían trazado Curzon y
Clemenceau y los representantes de Estados Unidos en la conferencia de 1918 a la que Rusia no fue invitada. La línea Curzon se
había aceptado contra la voluntad de Rusia partiendo de datos etnográficos. Lenin no la había aceptado. Los rusos ya habían
abandonado la posición de Lenin y ahora algunas personas querían que Rusia se conformara con menos de lo que le habían concedido
Curzon y Clemenceau, lo que sería vergonzoso. Cuando los ucranianos fueran a Moscú dirían que Stalin y Mólotov eran menos dignos
de confianza como defensores de Rusia que Curzon y Clemenceau. Era preferible continuar la guerra un poco más, aunque le costara a
Rusia mucha sangre, para poder compensar a Polonia a expensas de Alemania. Cuando Mikolajczyk estuvo en Rusia en octubre
preguntó qué frontera reconocería Rusia para Polonia en el oeste y escuchó con satisfacción que Rusia pensaba que la frontera
occidental de Polonia debía extenderse hasta el Nysa. Había dos ríos con ese nombre dijo Stalin: uno cerca de Wroclaw y otro más al
oeste. Él se refería al que estaba más al oeste.
Cuando volvimos a reunirnos el siete de febrero recordé a mis oyentes que yo siempre me había referido al desplazamiento
de la frontera de Polonia hacia el oeste diciendo que los polacos deberían tener libertad para ocupar territorios en el oeste, aunque no
más de lo que deseasen o pudiesen administrar adecuadamente. Sería una gran pena que atiborráramos tanto a los polacos, como si
fueran ocas, que los matáramos de una indigestión. A una importante corriente de opinión en Gran Bretaña la asustaba la idea de
trasladar a millones de personas por la fuerza. Se había alcanzado un éxito importante en la separación de la población griega y la turca
después de la última guerra y los dos países habían mantenido buenas relaciones desde entonces; pero en ese caso se desplazaron
menos de un par de millones de personas. Si Polonia se anexaba el este de Prusia y la Silesia hasta el Oder esto sólo ya supondría el
regreso a Alemania de seis millones de alemanes. Se podía conseguir pero dependía de una cuestión moral que yo tendría que
resolver con mi propio pueblo.
Stalin dijo que no había alemanes en esa zona ya que todos habían huido.
Le respondí que la cuestión era si había lugar para ellos en lo que quedaba de Alemania. Habían muerto seis o siete millones
de alemanes y era probable que muriera otro millón (Stalin sugirió que serían dos) antes de que acabara la guerra. Por consiguiente
habría lugar para estos inmigrantes, hasta cierto punto, y harían falta para llenar los huecos. No me asustaba el problema de trasnportar
a la población siempre y cuando fuera proporcional a lo que los polacos pudieran administrar y a lo que pudiera caber en Alemania.
Pero era un asunto que había que estudiar no como una cuestión de principio sino por las cifras que habría que manejar.
En estas discusiones generales no se utilizaron mapas y la distinción entre el Nysa oriental y el occidental no se planteó con
tanta claridad como se debería haber hecho. Sin embargo pronto se aclararía esta cuestión.
El día ocho Roosevelt aceptó que el límite oriental de Polonia fuera la línea Curzon con modificaciones a favor de Polonia en
algunas zonas de entre cinco y ocho kilómetros. Pero se mostró firme y preciso acerca de la frontera occidental. Sin duda Polonia
debería recibir una compensación a expensas de Alemania, «pero –prosiguió- parecería que no se justifica extenderla hasta el Nysa
occidental ». Esto es lo mismo que yo había opinado siempre y sobre lo que insistí con vehemencia cuando volvimos a reunirnos en
Potsdam cinco meses después.
De modo que en Yalta estábamos todos de acuerdo sobre la frontera occidental y la única cuestión era dónde trazar la línea
exactamente y cuánto deberíamos decir al respecto. Los polacos tendrían parte del este de Prusia y podrían subir hasta la línea del
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Oder, si querían, pero teníamos muchas dudas sobre si seguir más allá o si referirnos a la cuestión a estas alturas; tres días después
comuniqué a la conferencia que habíamos recibido un telegrama del gabinete de Guerra en el que condenaba enérgicamente cualquier
referencia a trasladar la frontera hasta el Nysa occidental porque el problema de desplazar a la población era demasiado difícil de
manejar.
Por ello decidimos insertar lo siguiente en nuestra declaración:
Los tres jefes de gobierno consideran que la frontera oriental de Polonia debe seguir la línea Curzon, aunque puede apartarse
de ella en algunas regiones, de cinco a ocho kilómetros, a favor de Polonia. Reconocen que Polonia debe anexarse bastante territorio
en el norte y en el oeste. Piensan que a su debido tiempo hay que consultar la opinión del nuevo gobierno provisional polaco de unidad
nacional en lo que respecta a estas anexiones y que, por tanto, antes de delimitar de forma definitiva la frontera occidental de Polonia
habría que esperar a la conferencia de paz”.
Wiston S. Churchill. La Segunda guerra mundial. Madrid: La esfera de los libros, 2002, Vol. II, (Fragmento del capítulo XXIII, Rusia y
Polonia: la promesa soviética, p. 472-475)
Consecuencias
Los historiadores coinciden en señalar las terribles consecuencias del conflicto bélico y como muchos de los efectos de la
guerra van más allá de los campos de batalla. Siguiendo esta línea, podemos agrupar las consecuencias de la II Guerra
Mundial en cuatro grandes aspectos:
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Organización de la Paz
Los líderes de las principales potencias aliadas se van a reunir periódicamente desde 1941 con dos objetivos
fundamentalmente: estudiar la táctica de las operaciones y el desarrollo militar del conflicto, y planificar una posible victoria
y por tanto, el establecimiento de un nuevo orden mundial y la creación de una organización internacional de seguridad
colectiva. En definitiva, una nueva estructura de relaciones internacionales que ha estado vigente hasta comienzos de la
década de los noventa del siglo XX.
Para lograr ese fin van a utilizar el conocido como sistema de conferencias, uno de los procedimientos diplomáticos más
antiguos. En un principio se van a reunir los líderes de Estados Unidos y el Reino Unido, en lo que se conocen como las
conferencias bipartitas. Desde el año 1943, estas reuniones de carácter diplomático se van a abrir a otras potencias, China,
Unión Soviética, son las denominadas conferencias tripartitas.
Organización de la Paz - Conferencias bipartitas
Organización de la Paz - Conferencias tripartitas
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