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Lección 10 para el 7 de
marzo de 2015
El texto inspirado nos ayuda a
descubrir qué hay «detrás de la
máscara»; qué se esconde detrás de
las apariencias; detrás de aquello
que nuestros ojos no pueden ver.
Lo inescrutable de Dios. Proverbios 25:2-3.
El necio que parece sabio. Proverbios 26:11-12.
El perezoso que se cree sabio. Proverbios 26:13-16.
El enemigo que parece amigo. Proverbios 26:18-25.
El amigo que parece enemigo. Proverbios 27:5-6, 17.
«Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra [gloria] del rey es
escudriñarlo. Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la
tierra, y para el corazón de los reyes, no hay investigación» (Proverbios 25:2-3)
«Para Dios es motivo de gloria ser infinito y, por
lo mismo, poder ocultar muchas cosas de las
mentes humanas, limitadas y entenebrecidas
por el pecado» (CBA, sobre Pr. 25:2).
«¡Oh profundidad de las
riquezas de la sabiduría y de la
ciencia de Dios! ¡Cuán
insondables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos!»
(Romanos 11:33)
Igualmente, es gloria de los líderes
escudriñar las cosas difíciles que Dios ha
escondido en su Palabra para que, con
esfuerzo, puedan ser comprendidas.
«Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son
para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas
las palabras de esta ley» (Deuteronomio 29:29)
«En la palabra de Dios hay profundos
misterios que las mentes que no están
ayudadas por el Espíritu de Dios serán
incapaces de descubrir. También hay
insondables misterios en el plan de la
redención que las mentes finitas jamás
podrán comprender. Los jóvenes
inexpertos deberían ejercitar sus mentes y
sus capacidades para poder entender los
asuntos que son revelados… Cuando hayan
recibido la luz y hagan un uso práctico de
ella estarán listos para dar un paso
adelante… Ninguno es demasiado joven o
demasiado viejo para aprender en esta
escuela prestando diligente atención a las
lecciones que enseña el divino Maestro»
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 4, pg. 436)
«Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio
que repite su necedad. ¿Has visto hombre sabio en
su propia opinión? Más esperanza hay del necio que
de él» (Proverbios 26:11-12)
¿Por qué repite el necio su necedad?
¿Por qué repetimos nuestros propios errores?
Aunque muchas veces repetimos nuestros errores a
causa de nuestra debilidad, este versículo nos habla
del que cree que hace lo correcto cuando yerra; el
ciego espiritual.
La única manera de no volver a nuestro «vómito» es
estudiar la Palabra, para que el Espíritu Santo nos
muestre en qué estamos equivocados y en qué
momento estamos haciendo lo correcto.
Pero para poder aprender, debemos dejar el orgullo
y no ser sabios «en nuestra propia opinión». El que
se cree sabio nunca aprenderá. El necio (o simple)
puede dejar de serlo si está dispuesto a aprender.
«Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles. Como
la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama. Mete
el perezoso su mano en el plato; se cansa de llevarla a su boca. En su propia
opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar» (Proverbios 26:13-16)
Observemos las «cualidades» del perezoso:
COBARDÍA
INDOLENCIA
VAGANCIA
INFATUACIÓN
No hace nada
por la remota
posibilidad de
que un león
esté en el
camino.
Como la puerta
se mueve
continuamente
sin ir a ninguna
parte, prefiere
revolverse en su
cama antes que
ir a trabajar.
Le cuesta
esforzarse
incluso para
satisfacer sus
propias
necesidades.
Está satisfecho
con sus propias
opiniones
preconcebidas,
pues es
demasiado
perezoso para
investigar por sí
mismo las cosas.
Como el que enloquece, y echa
llamas y saetas y muerte, tal es
el hombre que engaña a su
amigo, y dice: Ciertamente lo
hice por broma» (Proverbios 26:18-19)
Sin leña se apaga el fuego, y
donde no hay chismoso, cesa la
contienda. El carbón para brasas,
y la leña para el fuego; y el
hombre rencilloso para encender
contienda » (Proverbios 26:20-21)
Como escoria de plata echada sobre
el tiesto son los labios lisonjeros y
el corazón malo. El que odia disimula
con sus labios; mas en su interior
maquina engaño. Cuando hablare
amigablemente, no le creas; porque
siete abominaciones hay en su
corazón» (Proverbios 26:23-25)
Cuando un «amigo» te
quiere engañar y lo
descubres, se excusa
diciendo «lo hice por
broma».
Si el que crees tu amigo te
habla mal de un amigo
suyo, ten por seguro que a
él le hablará mal de ti.
Estos «amigos» que te
hablan con palabras
bonitas para estar a
bien contigo, pero en su
corazón te desprecian,
son en realidad
enemigos disfrazados
de amigos.
«Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto. Fieles son las heridas
del que ama; pero importunos los besos del que aborrece» (Proverbios 27:5-6)
¿Cuáles son «las heridas del que ama»?
Cuando un amigo reprende con amor a
otro, mostrándole sus errores, produce una
herida; parecen palabras de un enemigo.
Pero estas heridas son provechosas, fieles
(del hebreo «amén», así sea), capaces de
salvar el alma. Al sanar, la amistad saldrá
fortalecida.
«Hierro con hierro se aguza; y así el hombre
aguza el rostro de su amigo» (Proverbios 27:17)
Como el hierro de la lima, o del martillo,
afila la hoja de hierro, la amistad se
fortalece mediante la ayuda mutua y la
confrontación de las ideas.
«El estar de acuerdo con el transgresor
en lugar de mostrarle fielmente sus
errores, tiende a anular la distinción
entre el bien y el mal. Tal curso de acción
nunca se origina en una amistad real»
E.G.W. (Exaltad a Jesús, 26 de octubre)