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LA PROMOCIÓN DE LA SALUD, LA PARTICIPACIÓN Y EL EMPODERAMIENTO Elaborado por Marcela Gómez B. Es la intención de este escrito presentar de manera amplia la relación existente entre la promoción de la salud, la participación y el empoderamiento de las comunidades teniendo como elemento de partida las definiciones y consideraciones de cada uno de estos conceptos desde la perspectiva de la salud colectiva. Desde los orígenes del concepto de promoción de la salud reportado en la literatura desde 1945 con Sigerist1 y hasta los presentes, este ha recibido una serie de aportes, a través del desarrollo histórico de las maneras de producir, entender y poner en práctica el conocimiento y del devenir de la sociedad y los modelos de desarrollo, que han ido moldeando su contenido teórico y conceptual generando una cantidad de posibles definiciones y practicas que van desde su explicación a partir de identificar las causas de la enfermedad, partiendo de enfoques positivistas biomédicos desde los cuales se explicaba la prevención de la enfermedad como el control de los factores de riesgo y la promoción de la salud como el control de los factores protectores de esta 2 donde ambas dimensiones, salud y enfermedad, eran definidas como estados de la existencia del individuo; pasando por propuestas del orden socio humano igualmente basadas en la relación causa efecto de la enfermedad de las personas y de grupos poblacionales; llegando finalmente, a nuestros días, donde se han desarrollado unas serie de planteamientos desde enfoques cualitativos, comprensivos, complejos y holisticos que pretenden superar la noción de salud y enfermedad como estados del hombre, reconociendo que estos dos aspectos son un binomio, que se configuran como proceso, donde interactúan, se interrelacionan y coexisten permanentemente durante la existencia humana, originalmente conocido como el proceso salud enfermedad y que hoy por hoy es modificado y propuesto por algunos pensadores como proceso vital humano donde el centro es la vida de los hombres y las mujeres en sociedad, la salud es definida en positivo, en si misma y no como negación de algo diferente a ella . Desde esta propuesta del proceso vital humano, el concepto de promoción de la salud gana en elementos conceptuales y se configura en una dimensión en sí misma que es entendida por algunos y algunas como una política , como la nueva forma de hacer la salud pública, como un movimiento y practica social, y que independientemente de cómo sea definida, existe una tendencia alrededor de la explicación de esta desde la relación de la salud con la vida del ser humano en sociedad, con la manera en que se relaciona intersubjetivamente con los demás, con las diferentes esferas del mundo de la vida de las personas, con la equidad en las condiciones para una vida digna de la población, y con el reconocimiento de la salud como un derecho humano 1 Terris, M. Conceptos de la promoción de la salud: dualidades de la teoría de la salud publica. Journal of Public Health Policy 1992;13:267 – 276. Estados Unidos de América 2 Terris, M. Ibid fundamental. Desde esta perspectiva, Elena Espinosa de Restrepo3 afirma “comprender la interrelación que existe entre la promoción de la salud, el cambio social, la construcción de capital social , la política y la distribución del poder es esencial para orientar las acciones hacia el mejoramiento de la calidad de vida y la salud de toda la población”, que la justicia social y la equidad son prerrequisitos para alcanzar este mejoramiento y que “la democracia y el respeto por los derechos humanos son cualidades inherentes a la construcción de ambos prerrequisitos”. Complementario a estos aspectos, se ha reconocido desde los diferentes espacios y declaraciones internacionales acogidas por diversos países, que el centro de la las acciones y estrategias para la promoción de la salud debe partir y tener su fundamento en las necesidades, expectativas y características singulares de los sujetos que conforman los diferentes colectivos humanos, a través de la participación. La participación, al igual que la promoción de la salud, pasa por múltiples definiciones donde se presenta como un proceso social por medio del cual los actores toman parte de las actividades que se desarrollan en la comunidad, cómo las fuerzas sociales hacen valer sus intereses, como estrategia utilizada por los ciudadanos para incidir y orientar las intervenciones hacia la resolución de problemas mediante la posibilidad y capacidad de organización que alcanzan los sujetos y colectivos. Todas las definiciones son igualmente pertinentes, encontrando en el enfoque que presenta Esperanza González 4 una propuesta de participación que recoge el espíritu de las aspiraciones de la promoción de la salud vista desde la salud colectiva: “ la participación como ejercicio democrático ligado a referentes como la construcción de ciudadanía, el pluralismo, la acción colectiva, el fortalecimiento de lo público, la construcción del bien común, el diálogo, y la concertación entre las autoridades y la ciudadanía y la capacidad de esta última de incidir por diversas vías en las decisiones locales. La participación concebida como un proceso político, como apropiación de poder y como ingrediente insoslayable de la gestión pública”, construyendo por esta vía la posibilidad de aportar, incidir y tomar posición de forma activa en el desarrollo social. Según Turabian5 participar es un proceso gradual, continuo y dinámico que supone la apertura a la realidad social (observar, comprender, interpretar), la comunicación con el entorno (relación de escucha y diálogo), que incluye unos criterios socio políticos (igualdad, solidaridad, desarrollo humano, progreso, democracia, descentralización y coordinación) y que tiene tres componentes que deben estar siempre presentes en el proceso participativo: poder político, planificación y población con derecho a la información y formación para ejercer la participación. 3 Espinosa de Restrepo, H. Incremento de la capacidad comunitaria y del empoderamiento de las comunidades para promover la salud. Rev. Facultad Nacional de Salud Publica Universidad de Antioquia. Vol. 19. N·1 enero-junio de 2001. p. 41-43. 4 González, E. Velásquez F. ¿Qué ha pasado con la participación ciudadana en Colombia?, Bogotá, Editado por Fundación Corona, 2003. p 367. 5 Turabian, J. Apuntes esquemas y ejemplos de participación comunitaria en la salud. Madrid, Ediciones Díaz de Santos. S.A, 1992. p 20. Como tercer elemento a desarrollar dentro de esta relación entre promoción de la salud y participación, y relacionado directamente con el ejercicio y derecho democrático de la participación, encontramos el concepto de empoderamiento, utilizado ampliamente desde la década de los setenta, para analizar los procesos de desarrollo social desde el concepto de poder y explicar la pobreza, subordinación y subdesarrollo como consecuencia de tener o no poder, por consiguiente el termino empoderamiento hace referencia esencialmente a la distribución de este: poder político, social y económico. Poder como posibilidad de los diversos grupos sociales para promover su desarrollo. Mas específicamente, Peter Oakley6 señala que cuando hablamos de “empoderamiento”, nos referimos a posiciones relacionadas al poder formal e informal disfrutado por diferentes grupos socio económicos, y que las consecuencias de los grandes desequilibrios demuestran la necesidad de la distribución de este. Que un proceso de empoderamiento busca intervenir estos desequilibrios y ayudar a aumentar el poder de aquellos grupos “desprovistos de poder” para que puedan empoderarse. Igualmente señala que un proceso de empoderamiento social y político tiene como objetivo a largo plazo “reequilibrar” la estructura de poder dentro de la sociedad, haciendo que la acción del estado sea mas responsable ante la sociedad civil, fortaleciendo los poderes de esta última para que administre sus propios asuntos. Luego de tener una definición de estos aspectos, encontramos que existen afinidades entre estos, desde su naturaleza política donde prima el bien común, pasando por su objeto de intervención representado en gran medida en la existencia de hombres y mujeres viviendo en sociedad, idealmente de manera digna y con equidad en las condiciones y posibilidades para la autodeterminación, la satisfacción de necesidades y el desarrollo individual y social de sujetos y colectivos, y, desde los propósitos que se plantean alrededor de la construcción colectiva de sociedades justas, equitativas y felices por medio de la necesaria y negada redistribución del poder, donde Estado y ciudadanía vivan una verdadera democracia participativa sólida, donde los derechos humanos fundamentales, como el derecho a la vida, la educación, la salud, el trabajo, la alimentación, la recreación y la participación sean garantizados por el Estado y disfrutados por la ciudadanía de manera responsable, plena y activa, donde igualmente, se asuman responsabilidades frente a estos, representadas en la toma de posición critica, reflexiva y actuante frente a la participación como vía viable, factible y reconocida para la inserción en la vida, para la incidencia en el mejoramiento de los determinantes sociales, en los procesos políticos y sociales del país, buscando la organización de los colectivos para determinar y priorizar sus necesidades y expectativas, diseñar y cogestionar participativamente propuestas alternativas de mejoramiento, y establecer compromisos con las autoridades y gobiernos a nivel local y nacional que garanticen que la organización, participación y procesos que se construyen desde las bases, desde abajo, tendrán reconocimiento desde arriba, serán respetados y tenidos en cuenta a la hora de legislar, de diseñar las políticas publicas, regularlas, ejecutarlas y evaluarlas, para que estas estén totalmente soportadas por un fuerte componente de realidad, que garanticen que las políticas sociales publicas responderán exclusivamente a las 6 Oakley, P. Clayton, A. Monitoramento a avaliaçâo do empoderamiento. Sâo Paulo, edita INTRA- Inglaterra, junio 2003. p. 7-11 necesidades sentidas y expresas de los ciudadanos y ciudadanas de un país, por encima de las imposiciones internacionales que únicamente responden a la racionalidad instrumental propia del modelo de producción tardo capitalista, soportado por criterios de eficiencia y rentabilidad económica, generación de plusvalía y concentración de la riqueza y el poder en unos pocos imperios. Helena Espinosa de Restrepo reconoce que si la promoción de la salud persigue la equidad como resultado más deseado, el principal objetivo debe ser la aplicación de estrategias participativas y como precondiciones para la búsqueda de la equidad por medio de estos es necesario establecer una fuerte identificación con las características sociológicas del grupo y la inclusión social de una determinada localidad . Finalmente plantea que las estrategias de la participación social establecen vínculos con el cambio social y con los procesos de construir capacidad comunitaria y empoderamiento desde abajo hacia arriba buscando nutrir las relaciones que habiliten a la gente para fortalecer el control sobre sus vidas para beneficio de todos reconociendo que la promoción de la salud intenta cerrar las brechas con respecto a la equidad, apoyando las redes sociales, abogando por políticas publicas saludables y fortaleciendo la capacidad de la comunidad 7. A manera de conclusión, encuentro que es evidente que a partir de estos aspectos, interrelacionados, se cuestiona el papel de los trabajadores de la salud ya que reafirma que es necesario ampliar las campos de acción y no concentrar la mirada únicamente en la enfermedad de los individuos, tratando de satisfacer la expectativas de los “ideales colectivos de salud” desde el sector sanitario aislado del resto de actores y sectores, que en el centro de las estrategias de la promoción de la salud tiene que estar la de la promoción de la organización y participación ciudadana y comunitaria, que tanto la identificación y priorización de necesidades, como la acción e intervención en el desarrollo social, y la evaluación de las políticas sociales necesariamente tienen que hacerse en ambas direcciones, de abajo hacia arriba y viceversa, que si miramos el sistema normativo que regula hoy la promoción de la salud en Colombia, encontramos una gran abismo en lo que se ha planteado en este texto y lo que es vivido en nuestra realidad, pero que este panorama se convierte en un dispositivo para creer que es necesario un cambio en este escenario y que solo es posible utilizando las herramientas que se ofrecen desde la Constitución Política de Colombia en cuanto a la democracia participativa, superar las instancias que esta propone y generar verdaderos procesos organizativos que hagan realidad el sueño de una sociedad justa equitativa construida colectivamente y de todos y todas. 7 Espinosa, H. Ibid. P.43-49.