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Transcript
NOTAS DEL PRESIDENTE
MAO SOBRE CAPITALISMO
BUROCRÁTICO
Presidente Mao en Yenán (1942)
Ediciones Alborada
Segunda Edición, 2008
2
Presentación
“El régimen de propiedad de la tierra determina el régimen político y administrativo
de toda nación. El problema agrario –que la República no ha podido hasta ahora
resolver-, domina todos los problemas de la nuestra. Sobre una economía semifeudal
no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales”
José Carlos Mariátegui.
Siete Ensayos de interpretación de la realidad peruana
“El imperialismo «se alía en primer término con las capas dominantes del régimen
social precedente –los señores feudales y la burguesía comercial-usurera-, contra la
mayoría del pueblo. En todas partes, el imperialismo intenta preservar y perpetuar
todas aquellas formas de explotación precapitalista (particularmente en el campo),
que son la base de la existencia de sus aliados reaccionarios»…«[. . .] el
imperialismo, con todo el poderío financiero y militar que tiene en China, es la fuerza
que apoya, alienta, cultiva y conserva las supervivencias feudales, con toda su
superestructura burocrático-militarista»”
Presidente Mao1
“Tanto los intelectuales como los estudiantes deben estudiar con ahínco. A la par que
estudian sus especialidades tienen que progresar ideológica y políticamente, y para
esto deben estudiar el marxismo y los problemas políticos y de actualidad. No tener
una correcta concepción política equivale a no tener alma”
Presidente Mao
Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo
Este año estamos retomando el estudio de la categoría histórica del capitalismo
burocrático para una mayor y mejor comprensión del proceso de desarrollo de nuestras
sociedades. Concepto que ha sido trabajado desde nuestras luminarias del marxismo
Marx, Engels, Lenin, Presidente Mao y en los últimos 50 años por el Dr. Abimael
Guzmán del Partido Comunista del Perú.
La tesis del capitalismo burocrático procede de la síntesis realizada por el Presidente
Mao de la teoría de Marx y Lenin, la misma que puede y debe ser aplicada en todos los
países donde no triunfó la revolución burguesa.
En esta oportunidad hemos recopilado extractos de notas que elaboró el presidente
Mao y que se encuentra en su extensa obra, donde aborda sobre el capitalismo
burocrático.
Esperando pueda ser de utilidad y herramienta teórica para el estudio y la aplicación
creadora en nuestra realidad concreta: Bolivia.
Centro de Estudios Populares
Bolivia, mayo 2008.
1
El Presidente Mao cita en La revolución china y el Partido Comunista de China un pasaje de las tesis "Sobre
el movimiento revolucionario en los países coloniales y semicoloniales" adoptadas por el VI Congreso de la
Internacional Comunista” y a J. V. Stalin: "la revolución en China y las tareas de la Internacional Comunista",
discurso pronunciado el 24 de mayo de 1927 en la VIII Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo de la
Internacional Comunista.
3
SOBRE EL ESTUDIO
Estudiamos el marxismo, pero el método de estudio empleado por muchos de nosotros
va directamente contra el marxismo. En otros términos, esas gentes violan un principio
fundamental encarecido por Marx, Engels, Lenin y Stalin: la unidad de la teoría y la
práctica. Al infringir este principio, han inventado uno opuesto: la separación de la
teoría y la práctica. Tanto en las escuelas como en los cursos para cuadros en
funciones, los profesores de filosofía no orientan a sus alumnos hacia el estudio de la
lógica de la revolución china; los profesores de economía no los encaminan hacia el
estudio de las particularidades de la economía de China; los profesores de ciencias
políticas no los guían hacia el estudio de la táctica de la revolución china; los
profesores de ciencias militares no los conducen hacia el estudio de la estrategia y la
táctica adecuadas a las características de China, y así por el estilo. Como resultado de
todo esto, los errores se propagan y causan no poco daño. Hay quienes no saben aplicar
en Fusien[1] lo aprendido en Yenán. Cuando un profesor de economía es incapaz de
explicar la relación entre el piempi y el fapi [2], es natural que sus alumnos tampoco
puedan hacerlo. Esto ha engendrado en muchos estudiantes una mentalidad anormal:
en lugar de interesarse por los problemas de China y conceder la debida importancia a
las instrucciones del Partido, vuelcan su entusiasmo hacia los dogmas pretendidamente
eternos e invariables, aprendidos de sus profesores.
______________
[1]
Distrito situado a unos setenta kilómetros al Sur de Yenán.
[pág. 16]
[2]
Piempi, billetes emitidos por el Banco del Gobierno de la Región Fronteriza de ShensíKansú-Ningsia. Fapi, papel moneda puesto en circulación a partir de 1935 por los cuatro
principales bancos del capital burocrático del Kuomintang, con el apoyo de los imperialistas
anglo-norteamericanos. El camarada Mao Tse-tung se refiere aquí al problema surgido en ese
entonces sobre la fluctuación del cambio entre el piempi y el fapi. [pág. 16]
Reformemos nuestro estudio.
Mayo de 1941
SOBRE EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO
La principal camarilla gobernante del Kuomintang, persistiendo testarudamente en su
régimen dictatorial, sigue una política de resistencia pasiva al Japón y una política
interna antipopular. En consecuencia, sus fuerzas armadas se han reducido a menos de
la mitad, con el agravante de que la mayor parte de las que le restan ha perdido
prácticamente su capacidad combativa; se ha creado un abismo profundo entre esta
camarilla y las grandes masas populares, y se ha producido una grave crisis: el pueblo
vive sumido en la miseria, hierve de indignación y se rebela en todas partes; no sólo se
ha reducido a la mínima expresión el papel de esta camarilla en la Guerra de
Resistencia, sino que ella misma ha pasado a ser un obstáculo para la movilización y
unificación de todas las fuerzas antijaponesas del pueblo chino.
4
¿Por qué bajo la dirección de esta camarilla se ha producido tan grave situación?
Porque representa los intereses de los grandes terratenientes, los grandes banqueros y
los magnates de la burguesía compradora de China, capa reaccionaria, compuesta por
un ínfimo puñado de individuos, que monopoliza todos los importantes organismos
militares, políticos, económicos y culturales bajo el gobierno del Kuomintang. Esta
camarilla antepone la defensa de sus intereses a la resistencia antijaponesa. Afirma que
"la nación está por encima de todo", pero sus actos nunca se ajustan a las demandas de
la mayoría de la nación. Dice que "el Estado está por encima de todo", pero entiende
por "Estado" el de dictadura feudal-fascista de los grandes terratenientes, los grandes
banqueros y los magnates de la burguesía compradora, y no un Estado democrático de
las amplias masas populares. Por ello, teme que el pueblo se ponga en pie, teme a los
movimientos democráticos y teme una guerra de resistencia en que se movilice
seriamente a todo el pueblo. En esto radica la causa primaria de su política de
resistencia pasiva al Japón y de su reaccionaria política interna antipopular,
antidemocrática y anticomunista. Practica en todos los terrenos una doble política. Por
ejemplo, mientras por un lado resiste al Japón, por el otro sigue una política de
resistencia pasiva; además, es constantemente objeto de las maniobras de los agresores
japoneses para inducirlo a la capitulación. Mientras declara que se propone desarrollar
la economía china, en los hechos se dedica a multiplicar el capital burocrático, o sea, el
capital de los grandes terratenientes, los grandes banqueros y los magnates de la
burguesía compradora, monopoliza las palancas de la economía china y oprime sin
piedad a los campesinos, los obreros, la pequeña burguesía y la burguesía no
monopolista.
Sobre el gobierno de coalición
14 de abril de 1945
Nota del editor en el texto impreso.
El 1ƒ de diciembre de 1958, en una reunión del Buró Político del Comité Central del
Partido Comunista de China, celebrada en Wuchang, el camarada Mao Tse-tung
manifestó:
"Así como en el mundo no hay cosa alguna sin doble naturaleza (ésta es la ley
de la unidad de los contrarios), así también el imperialismo y todos los
reaccionarios tienen un doble carácter: son tigres auténticos y al mismo tiempo
tigres de papel. En la historia, antes de conquistar el Poder y durante algún
tiempo después de haberlo conquistado, la clase de los esclavistas, la clase
terrateniente feudal y la burguesía eran vigorosas, revolucionarias y progresistas;
eran tigres auténticos. Pero, con el tiempo, como sus contrarios -- la clase de los
esclavos, el campesinado y el proletariado -- crecían y se fortalecían
gradualmente, luchaban contra ellas y se volvían más y más formidables, dichas
clases gobernantes se transformaron poco a poco en su reverso, se transformaron
en reaccionarios, en gentes retrógradas, en tigres de papel, y finalmente fueron
derrocadas, o serán derrocadas, por el pueblo. Las clases reaccionarias,
retrógradas y decadentes conservaban este doble carácter aun en la lucha a
5
muerte que el pueblo libraba contra ellas. Por una parte, eran tigres auténticos,
devoraban a la gente, devoraban a la gente por millones y decenas de millones.
La causa de la lucha popular atravesaba un período de dificultades y penalidades
y un camino lleno de recodos. Para destruir la dominación del imperialismo, del
feudalismo y del capitalismo burocrático en China, el pueblo chino necesitó más
de cien años y perdió decenas de millones de vidas antes de lograr la victoria en
1949. ¡Miren! ¿No eran tigres vivos, tigres de hierro, tigres auténticos? Sin
embrago, al final se transformaron en tigres de papel, tigres muertos, tigres de
requesón de soya. Estos son hechos históricos. ¿No ha visto y oído la gente tales
hechos? ¡En verdad ha habido millares y decenas de millares de ellos! ¡Millares
y decenas de millares! Por tanto, el imperialismo y todos los reaccionarios,
mirados en su esencia, en perspectiva, desde el punto de vista estratégico, deben
ser considerados como lo que son: tigres de papel. Sobre esto se basa nuestro
concepto estratégico. Por otra parte, también son tigres vivos, tigres de hierro,
tigres auténticos, que devoran a la gente. Sobre esto se basa nuestro concepto
táctico."
Conversación con la corresponsal norteamericana Anna Louise Strong. Agosto de
1946
La sección "Asuntos económicos y financieros" establecía que "se frenará el desarrollo
del capital burocrático y quedará estrictamente prohibido a los funcionarios abusar de
su poder e influencia para dedicarse a la especulación, a actividades monopolistas, a la
evasión de impuestos, al contrabando, al desfalco de fondos públicos y al empleo
ilícito de los medios de transporte"; que "se reducirán los arriendos y los intereses, se
protegerán los derechos de los campesinos arrendatarios, se asegurará el pago de los
arriendos de la tierra, aumentarán los créditos agrícolas y se prohibirá estrictamente la
usura, a fin de mejorar la vida de los campesinos; además, se pondrá en práctica una
ley agraria para alcanzar el objetivo de `la tierra para el que la trabaja'"; que "se pondrá
en vigor la legislación obrera con el objeto de mejorar las condiciones de trabajo"; que
"se hará pública la gestión financiera, se aplicará estrictamente el sistema de
presupuesto y de rendición de cuentas, se reducirán sustancialmente los gastos
presupuestarios, se equilibrarán los ingresos y los gastos, se definirán las finanzas del
Gobierno central y de los gobiernos locales, se reducirá el circulante, se estabilizará el
sistema monetario, se harán públicos y se someterán a la supervisión de organizaciones
representativas de la opinión pública la adquisición y el uso de los empréstitos tanto
interiores como exteriores", y que "se reformará el sistema tributario y se abolirá toda
clase de tributos exorbitantes y exacciones ilegales".
Derrotar la ofensiva de Chiang Kai-shek mediante
una guerra en defensa propia. 20 de julio de 1946. Notas.
6
7. Debido a que el gobierno de Chiang Kai-shek ha seguido durante largo tiempo una
política financiera y económica reaccionaria y debido a que el capital burocráticocomprador de Chiang Kai-shek[6] se ha asociado con el capital imperialista de los
EE.UU. por medio de un escandaloso tratado de traición nacional, el Tratado de
Comercio Chino-Norteamericano[7], se desarrolla rápidamente una inflación maligna;
se arruinan de día en día la industria y el comercio de la burguesía nacional china;
empeora cada vez más la vida de las masas trabajadoras, de los empleados públicos y
de los profesores; ven agotarse sus ahorros hasta perder todos sus bienes gran número
de elementos de la clase media; por tanto, se producen constantemente huelgas de
obreros y de estudiantes y otras luchas. Una crisis económica de gravedad sin
precedentes en China amenaza a todas las capas populares. Chiang Kai-shek, con miras
a proseguir la guerra civil, ha restablecido su sistema pernicioso de reclutamiento
forzoso y exacciones en grano, sistema aplicado durante la Guerra de Resistencia, lo
cual hace la vida imposible a la inmensa población rural, especialmente a los
campesinos indigentes; de resultas, ya han comenzado y continuarán extendiéndose las
revueltas populares. De este modo, la reaccionaria camarilla dominante de Chiang Kaishek se desacreditará más y más ante los ojos de las amplias masas populares y se verá
enfrentada a graves crisis políticas y militares. Esta situación, por un lado, impulsa
cada día hacia adelante el movimiento popular antiimperialista y antifeudal en las
regiones controladas por Chiang Kai-shek y, por otro lado, desmoraliza más aún a las
tropas de Chiang y aumenta la posibilidad de la victoria del Ejército Popular de
Liberación.
______________
[6]
Véase el presente tomo, págs. 170-173", "La situación actual y nuestras tareas", sec. 6.
122]
[pág.
[7]
El "Tratado de Comercio Chino-Norteamericano", o "Tratado Chino-Norteamericano de
Amistad, Comercio y Navegación", se firmó el 4 de noviembre de 1946, en Nankín, entre el
gobierno de Chiang Kai-shek y el de los EE.UU. Este Tratado, que vendió gran parte de la soberanía
china a los EE.UU., consta de treinta artículos, cuyo contenido principal es el siguiente:
1) Los ciudadanos de los EE.UU. gozarán, "en toda la extensión de . . . los territorios" de
China, de los derechos a residir; a viajar, a realizar actividades en el comercio, la
manufactura, la elaboración, las ciencias, la educación, la religión y las obras filantrópicas,
a explorar y explotar recursos minerales, a arrendar y poseer tierras y a dedicarse a diversas
ocupaciones. Con respecto a los derechos económicos, los ciudadanos de los EE.UU.: en
China recibirán el mismo trato que los chinos.
2) Con respecto a la tributación, venta, distribución y uso, las mercancías
norteamericanas recibirán en China un trato no menos favorable que el concedido a las
mercancías de cualquier tercer país o a las mercancías chinas. "No se impondrá ninguna
prohibición o restricción", por parte de China, a las importaciones de artículos cultivados,
producidos y manufacturados en los EE.UU. ni a la exportación a los EE.UU. de todo
artículo chino.
3) Los barcos norteamericanos tendrán libertad de acceso a cualquiera de los puertos,
lugares o aguas territoriales de China que estén abiertos al comercio exterior o a la
navegación extranjera; su tripulación y carga gozarán de la libertad de tránsito a través del
territorio chino "por las rutas más convenientes". So pretexto de "cualquier . . . peligro", los
barcos norteamericanos, incluidos los buques de guerra, podrán entrar en "cualquiera de los
puertos, lugares o aguas territoriales" de China que no estén "abiertos al comercio exterior o
a la navegación extranjera".
7
Wellington Koo, entonces embajador del gobierno de Chiang Kai-shek en los EE.UU., declaró
abierta y desvergonzadamente que este Tratado significaba "la apertura de todo el territorio de China
a los comerciantes norteamericanos". [pág. 122]
Saludemos el nuevo ascenso de la revolución china.
11 de febrero de 1947
Somos el ejército del pueblo chino y en todo asunto hacemos nuestra la voluntad del
pueblo chino. La política de nuestro ejército representa las urgentes exigencias del
pueblo chino, y sus principales puntos son:
[...]
5. Confiscar las propiedades de las cuatro grandes familias[9] de Chiang Kai-shek, T.
V. Soong, H. H. Kung y los hermanos Chen Li-fu y Chen Kuo-fu, así como las
propiedades de los demás principales criminales de guerra; confiscar el capital
burocrático, desarrollar la industria y el comercio de la burguesía nacional, mejorar la
vida de los obreros y empleados, y socorrer a las víctimas de las calamidades y a los
indigentes.
______________
Se refiere a los cuatro grandes grupos del capital monopolista, los de Chiang Kai-shek, T. V.
Soong, H. H. Kung y Chen Li-fu. Véase el presente tomo, págs. 170-173 "La situación actual y
nuestras tareas", sec. 6. [pág. 152]
[9]
Manifiesto del Ejército Popular de Liberación de China.
Octubre de 1947. pág. 152
Confiscar la tierra de la clase feudal y entregarla a los campesinos; confiscar el capital
monopolista, cuyos cabecillas son Chiang Kai-shek, T. V. Soong, H. H. Kung y Chen
Li-fu, y entregarlo al Estado de nueva democracia; proteger la industria y el comercio
de la burguesía nacional: éstos son los tres principios cardinales del programa
económico de la revolución de nueva democracia. Durante los veinte años de su
dominación, las cuatro grandes familias -- Chiang, Soong, Kung y Chen -- han
amasado enormes fortunas que alcanzan de diez a veinte mil millones de dólares
norteamericanos, y han monopolizado las arterias vitales de la economía del país. Este
capital monopolista; combinado con el Poder del Estado, se ha convertido en el
capitalismo monopolista de Estado. Este capitalismo monopolista, estrechamente
vinculado al imperialismo extranjero y a la clase terrateniente y los campesinos ricos
de viejo tipo del país, se ha convertido en el capitalismo monopolista estatal,
comprador y feudal. Tal es la base económica del régimen reaccionario de Chiang Kaishek. Dicho capitalismo monopolista de Estado oprime no sólo a los obreros y
8
campesinos, sino también a la pequeña burguesía urbana, y perjudica a la burguesía
media. Alcanzó la cúspide de su desarrollo durante la Guerra de Resistencia y después
de la rendición del Japón; ha preparado suficientes condiciones materiales para la
revolución de nueva democracia. Este capital se llama corrientemente en China capital
burocrático; y esta clase capitalista, conocida con el nombre de clase capitalista
burocrática, es la gran burguesía de China. Además de abolir los privilegios del
imperialismo en China, la tarea de la revolución de nueva democracia es eliminar en el
país la explotación y opresión ejercidas por la clase terrateniente y la clase capitalista
burocrática (la gran burguesía), liquidar las relaciones de producción compradoras y
feudales y liberar las fuerzas productivas encadenadas. La capa superior de la pequeña
burguesía y la burguesía media, oprimidas y lesionadas por la clase terrateniente y la
gran burguesía, así como por el Poder estatal de ambas, pueden tomar parte en la
revolución de nueva democracia o permanecer neutrales, aunque ellas mismas sean
burguesas. No tienen lazos, o tienen relativamente pocos, con el imperialismo y
constituyen la genuina burguesía nacional. Dondequiera que se extienda el Poder
estatal de nueva democracia, éste debe protegerlas con firmeza, sin la menor
vacilación. En las regiones dominadas por Chiang Kai-shek, entre la capa superior de
la pequeña burguesía y entre la burguesía media, hay un pequeño número de personas,
elementos del ala derecha de estas clases, que poseen tendencias políticas
reaccionarias; esparcen ilusiones acerca del imperialismo norteamericano y la
camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek y se oponen a la revolución democrática
popular. Mientras las tendencias reaccionarias de estos elementos puedan afectar a las
masas, debemos desenmascararlos ante los que estén bajo su influencia política,
combatir esta influencia y liberar a las masas de ella. Pero combatir políticamente y
aniquilar económicamente son dos cosas diferentes; si las confundimos, cometeremos
errores. La revolución de nueva democracia tiene por objetivo liquidar solamente el
feudalismo y el capitalismo monopolista, solamente la clase terrateniente y la clase
capitalista burocrática (la gran burguesía), y no el capitalismo en general, ni la capa
superior de la pequeña burguesía ni la burguesía media. En vista del atraso económico
de China, incluso después de la victoria de la revolución en todo el país, será todavía
necesario permitir, durante un largo período, la existencia del sector capitalista
representado por la extensa capa superior de la pequeña burguesía y por la burguesía
media. En correspondencia con la división del trabajo en la economía nacional, será
necesario aún cierto desarrollo de todos los elementos de este sector capitalista que
sean beneficiosos para la economía nacional. Dicho sector capitalista constituirá
todavía una parte indispensable en el conjunto de la economía nacional. La capa
superior de la pequeña burguesía aquí mencionada está formada de los pequeños
industriales y comerciantes que emplean obreros o dependientes. Además, existe
también un gran número de pequeños artesanos y comerciantes independientes que no
emplean obreros o dependientes; estos pequeños artesanos y comerciantes, no hay ni
que decirlo, deben ser protegidos firmemente. El Estado de nueva democracia poseerá,
después de la victoria de la revolución en todo el país, inmensas empresas estatales
confiscadas a los capitalistas burocráticos, empresas que controlan las arterias vitales
de la economía del país; además de eso, habrá entonces una economía agrícola liberada
del feudalismo, la que, si bien permanecerá en lo fundamental dispersa e individual
durante un tiempo bastante largo, podrá ser más tarde conducida gradualmente a
desarrollarse por el camino de la cooperación. En tales circunstancias, la existencia y
desarrollo de estos sectores capitalistas pequeños y medios no presentará ningún
peligro. Lo mismo puede decirse de la economía del campesinado rico de nuevo tipo,
9
que inevitablemente surgirá en las zonas rurales después de la reforma agraria. Con
respecto al sector de la economía representado por la capa superior de la pequeña
burguesía y por la burguesía media, sería totalmente inadmisible reincidir en la errónea
política ultraizquierdista que adoptó nuestro Partido de 1931 a 1934 (imponer
condiciones de trabajo demasiado exigentes, establecer excesivas tasas de impuestos
sobre la renta, perjudicar los intereses de los industriales y comerciantes durante la
reforma agraria, y adoptar como objetivo el llamado "bienestar de los trabajadores",
concepto miope y unilateral; en vez de proponerse el objetivo de desarrollar la
producción, de promover la prosperidad económica, de dar la debida consideración a
los intereses públicos y privados a la vez y de beneficiar tanto al trabajo como al
capital). Repetir tales errores lesionaría sin duda a los intereses de las masas
trabajadoras y del Estado de nueva democracia. Una de las cláusulas de las
Disposiciones Generales de la Ley Agraria de China establece: "La propiedad y las
actividades legales de los industriales y comerciantes serán protegidas contra todo
perjuicio." Por "industriales y comerciantes" se entiende a todos los pequeños
artesanos y comerciantes independientes, así como a todos los elementos capitalistas
pequeños y medios. En resumen, la estructura económica de la Nueva China constará
de: 1) la economía estatal, que es el sector dirigente; 2) la economía agrícola, en
desarrollo gradual de individual a colectiva, y 3) la economía de los pequeños
artesanos y comerciantes independientes y la del capital privado pequeño y medio.
Estas constituyen el conjunto de la economía nacional de nueva democracia. Los
principios que rigen la economía nacional de nueva democracia deben ajustarse
estrechamente al objetivo general de desarrollar la producción, promover la
prosperidad económica, dar la debida consideración a los intereses públicos y privados
a la vez y beneficiar tanto al trabajo como al capital. Todo principio, política o medida
que se aparte de este objetivo general es erróneo.
La situación actual y nuestras tareas.
25 de diciembre de 1947.
Hay que combatir la sobreestimación de la fuerza del enemigo. Por ejemplo: el miedo
al imperialismo norteamericano, el miedo a llevar la batalla a las regiones del
Kuomintang, el miedo a liquidar el sistema comprador-feudal, a distribuir la tierra de
los terratenientes y a confiscar el capital burocrático, el miedo a una guerra de larga
duración, etc.; todo esto es incorrecto. El imperialismo en el mundo entero y el
régimen de la camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek en China están ya podridos y
no tienen futuro. Tenemos razones para despreciarlos y tenemos seguridad y confianza
en que venceremos a todos los enemigos interiores y exteriores del pueblo chino. Pero,
en cada caso particular, en cada lucha concreta (trátese de una lucha militar, política,
económica o ideológica), no debemos en absoluto despreciar al enemigo, sino, por el
contrario, tenerlo seriamente en cuenta y concentrar toda nuestra fuerza en la lucha
para conquistar la victoria. Si bien señalamos con razón que, estratégicamente, desde el
punto de vista del conjunto, es preciso despreciar al enemigo, jamás debemos
despreciarlo en cada caso particular, en cada problema concreto. Si, desde el punto de
vista del conjunto, sobreestimamos la fuerza del enemigo y, en consecuencia, no nos
10
atrevemos a derribarlo ni a conquistar la victoria, cometeremos un error de
oportunismo de derecha. Si, en cada caso particular, en cada problema concreto, no
actuamos con prudencia, no ponemos cuidado en estudiar y perfeccionar nuestro arte
de lucha, no concentramos toda nuestra fuerza en la lucha y no prestamos atención a
ganamos a todos los aliados que deben ser ganados (campesinos medios, pequeños
artesanos y comerciantes independientes, burguesía media, estudiantes, profesores,
catedráticos e intelectuales en general; simples empleados públicos, profesionales y
shenshi sensatos), cometeremos un error de oportunismo de "izquierda".
[…]
3. Hay que evitar toda política aventurera hacia los industriales y comerciantes
medios y pequeños. La política, aplicada en las regiones liberadas, de proteger toda
industria y comercio privados beneficiosos para la economía nacional y estimular su
desarrollo, es acertada y debe continuarse en el futuro. Es también acertada la política
de estimular a los terratenientes y campesinos ricos a dirigir sus actividades hacia la
industria o el comercio, política que adoptamos durante el período de la reducción de
los arriendos y los intereses; resulta erróneo considerar este cambio de actividad como
"disfraz" y, por consiguiente, combatirlo, confiscar y distribuir la parte de propiedad
empleada en estas actividades. En general, se deben proteger las empresas industriales
y comerciales de los terratenientes y de los campesinos ricos; sólo se pueden confiscar
las empresas industriales y comerciales de los capitalistas burocráticos, de los
verdaderos tiranos locales y de otros contrarrevolucionarios.
Sobre algunos problemas importantes de la actual política del Partido.
18 de enero de 1948
1. En lugar de propagar la línea de apoyarse en los campesinos pobres y asalariados
agrícolas y unirse firmemente con los campesinos medios para abolir el sistema
feudal, han difundido unilateralmente la línea de campesinos pobres y asalariados
agrícolas. En lugar de propagar el punto de vista de que el proletariado ha de unirse
con todo el pueblo trabajador y los demás oprimidos -- la burguesía nacional, los
intelectuales y otros patriotas (incluidos los shenshi sensatos que no se oponen a la
reforma agraria) -- a fin de derrocar la dominación del imperialismo, del
feudalismo y del capitalismo burocrático y establecer una República Popular China
y un gobierno democrático popular, han difundido unilateralmente la idea de que
son los campesinos pobres y asalariados agrícolas los que conquistan el país y lo
gobiernan, o de que el gobierno democrático tiene que ser un gobierno exclusivo
de los campesinos, o de que este gobierno sólo debe escuchar la voz de los obreros,
campesinos pobres y asalariados agrícolas, y no han hecho mención alguna de los
campesinos medios, los artesanos independientes, la burguesía nacional y los
intelectuales. Este es un grave error de principio. Sin embargo, reportajes de este
tipo han sido divulgados por oficinas de nuestra agencia de noticias, periódicos y
11
emisoras. Los departamentos de propaganda de los comités del Partido en diversos
lugares no han dado ninguna información sobre estos errores a los organismos
superiores.
Corregir los errores de “izquierda”en la
propaganda de la reforma agraria.
11 de febrero de 1948.
El vocero dijo: No sólo en el Noroeste ha sido realizado este movimiento de educación
ideológica de nuevo tipo en el ejército; lo ha sido o lo está siendo en todo el Ejército
Popular de Liberación. Este movimiento, que se lleva a cabo en los intervalos entre
batallas, no estorba las operaciones militares. Está ligado a los movimientos por la
consolidación del Partido y por la reforma agraria, que ahora lleva adelante con acierto
nuestro Partido; está coordinado con nuestra justa política de estrechar el radio de
ataque luchando solamente contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo
burocrático, prohibiendo estrictamente golpear y matar sin discriminación (mientras
menos muertes, mejor) y uniéndonos resueltamente con las masas populares, que
totalizan más del 90 por ciento de la población del país; está coordinado con la
aplicación de la acertada política urbana de nuestro Partido y su política de proteger y
desarrollar firmemente la industria y el comercio de la burguesía nacional.
Sobre la gran victoria en el noroeste y el movimiento de educación ideológica de
nuevo tipo en el Ejército de Liberación.
7 de marzo de 1948
La revolución china en la etapa actual es, por su carácter, una revolución de las amplias
masas populares, dirigida por el proletariado, contra el imperialismo, el feudalismo y el
capitalismo burocrático. Por amplias masas populares se entiende a todos los que son
oprimidos, perjudicados o sojuzgados por el imperialismo, el feudalismo y el
capitalismo burocrático, a saber: los obreros, campesinos, soldados, intelectuales,
hombres de negocios y demás patriotas, como se indica claramente en el "Manifiesto
del Ejército Popular de Liberación de China", publicado en octubre de 1947[1]. En el
Manifiesto, "intelectuales" se refiere a todos los intelectuales perseguidos y
sojuzgados; "hombres de negocios", a toda la burguesía nacional perseguida y
restringida, esto es, la burguesía media y pequeña; y "demás patriotas", principalmente
a los shenshi sensatos. La revolución china en la etapa actual es una revolución en la
cual todos los arriba mencionados se unen para formar un frente único contra el
imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, y en la cual el pueblo
trabajador constituye el cuerpo principal. Por pueblo trabajador se quiere decir todos
los trabajadores manuales (los obreros, campesinos, artesanos, etc.) y los trabajadores
intelectuales que, por su condición, están próximos a los primeros y que no son
explotadores, sino víctimas de la explotación. El objetivo de la revolución china en la
12
actual etapa no es abolir el capitalismo en general, sino derrocar la dominación del
imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático y establecer una república
de nueva democracia de las amplias masas populares, con los trabajadores como fuerza
principal.
No debemos abandonar a los shenshi sensatos que han cooperado y continúan
cooperando con nosotros, que aprueban la lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek
y que aprueban la reforma agraria. Tomemos por ejemplo a Liu Shao-pai de la región
fronteriza de Shansí-Suiyuán, Li Ting-ming de la región fronteriza de Shensí-KansúNingsia[2] y otros, que nos prestaron bastante ayuda en los tiempos difíciles durante la
Guerra de Resistencia contra el Japón y después de ella, y no obstaculizaron la reforma
agraria ni se opusieron a ella cuando la llevábamos a cabo. Debemos, por tanto,
continuar la política de unimos con ellos. Pero unimos con ellos no significa
considerarlos como una fuerza que determine el carácter de la revolución china. Las
fuerzas que determinan el carácter de una revolución son, por un lado, los principales
enemigos y, por el otro, los principales revolucionarios. En la actualidad, nuestros
principales enemigos son el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático,
mientras que las principales fuerzas en nuestra lucha contra esos enemigos son todos
los trabajadores manuales e intelectuales, que representan el 90 por ciento de la
población del país. Y esto determina que nuestra revolución en la actual etapa sea, por
su carácter, una revolución democrática popular, de nueva democracia, diferente de
una revolución socialista como la Revolución de Octubre.
Un pequeño número de elementos de derecha de la burguesía nacional, que se
adhieren al imperialismo, al feudalismo y al capitalismo burocrático y que se oponen a
la revolución democrática popular, son también enemigos de la revolución, mientras
que los elementos de izquierda de la burguesía nacional, adheridos al pueblo trabajador
y opuestos a los reaccionarios, y el pequeño número de shenshi sensatos desprendidos
de la clase feudal son también revolucionarios. Pero ni los primeros forman el cuerpo
principal de los enemigos, ni los últimos el cuerpo principal de los revolucionarios. Ni
los unos ni los otros son fuerzas que puedan determinar el carácter de la revolución. La
burguesía nacional es una clase políticamente muy débil y vacilante. No obstante, la
mayoría de sus componentes, por ser perseguidos y restringidos por el imperialismo, el
feudalismo y el capitalismo burocrático, pueden, o incorporarse a la revolución
democrática popular, o bien adoptar una posición neutral. Forman parte de las amplias
masas populares, pero no constituyen ni su cuerpo principal, ni una fuerza que
determine el carácter de la revolución. Sin embargo, es posible y necesario que nos
unamos con ellos, porque son económicamente importantes y pueden incorporarse a la
lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek o permanecer neutrales en esa lucha.
[…]
Los shenshi sensatos son terratenientes y campesinos ricos aislados que poseen una
tendencia democrática. Tienen contradicciones con el capitalismo burocrático y el
imperialismo y, en cierta medida, también con los terratenientes y campesinos ricos
feudales. Nos unimos con ellos no porque sean una fuerza política de consideración, ni
porque tengan importancia económica alguna (las tierras que poseen en virtud del
sistema feudal deben entregarse, con su consentimiento, a los campesinos para la
distribución), sino porque políticamente nos han prestado bastante ayuda durante la
Guerra de Resistencia y la lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek.
13
Sobre el problema de la burguesía nacional y de los shensi sensatos.
1x de marzo de 1948
2. Hay que precisar la definición del capital burocrático; no calificar de capital
burocrático y confiscar, por tanto, todas las empresas industriales y comerciales de
los miembros del Kuomintang. Debe establecerse el principio de que el gobierno
democrático se hará cargo de la propiedad y funcionamiento de todas las empresas
industriales y comerciales que han sido, según se verifique definitivamente,
administradas por el gobierno central o los gobiernos de provincia, distrito o
municipio del Kuomintang, esto es, las empresas manejadas enteramente por
organismos oficiales. Pero si, por el momento, el gobierno democrático aún no ha
tenido tiempo para tomar posesión de ellas, o no está todavía en condiciones de
hacerlo, se debe hacer asumir a los que las tenían a su cargo la responsabilidad de
administrar temporalmente dichas empresas, de modo que éstas puedan funcionar
como de costumbre, hasta que el gobierno democrático nombre personas que se
encarguen de tomar posesión de ellas. Hay que organizar a los obreros y los
técnicos de estas empresas industriales y comerciales para que participen en la
administración, y es preciso confiar en su competencia.
Telegrama a la Comandancia de Frente de Luoyang después de la reconquista de la
ciudad. 8 de abril de 1948
El problema que ahora se plantea al pueblo chino, a todos los partidos democráticos y a
todas las organizaciones populares, es llevar la revolución hasta el fin o abandonarla a
mitad de camino. Llevar la revolución hasta el fin significa emplear métodos
revolucionarios para liquidar resuelta, definitiva, cabal y totalmente todas las fuerzas
de la reacción, persistir sin vacilaciones en derribar al imperialismo, al feudalismo y al
capitalismo burocrático, derrocar en todo el país la dominación reaccionaria del
Kuomintang y establecer una república que sea una dictadura democrática popular,
dirigida por el proletariado y basada en la alianza de los obreros y los campesinos. De
este modo, la nación china se emancipará totalmente, el país se transformará de
semicolonia en Estado auténticamente independiente; el pueblo chino se liberará por
completo, se sacudirá de una vez por todas el yugo del feudalismo y del capital
burocrático (el capital monopolista chino), y, como resultado de ello, se realizará la paz
basada en la unidad y la democracia, se crearán las condiciones previas para
transformar a China de país agrícola en país industrial, y se hará posible el paso de una
sociedad fundada sobre la explotación del hombre por el hombre a una sociedad
socialista. Abandonar la revolución a mitad de camino significa ir contra la voluntad
del pueblo, someterse a la voluntad de los agresores extranjeros y de los reaccionarios
chinos y dar tiempo al Kuomintang a curar sus heridas, para que un buen día se
abalance repentinamente sobre la revolución con el fin de estrangularla y sumir de
nuevo a todo el país en las tinieblas. Así precisamente, con toda claridad y toda
agudeza, se plantea ahora el problema. De los dos caminos, ¿cuál elegir? Cada partido
14
democrático, cada organización popular de China debe reflexionar sobre este
problema, elegir su camino y aclarar su posición. El que los partidos democráticos y
organizaciones populares de China puedan o no cooperar sinceramente, sin separarse a
mitad de camino, depende de que concuerden o no en este problema y adopten una
acción unánime para derrocar al enemigo común del pueblo chino. Lo que aquí se
necesita es la unanimidad y la cooperación, y no crear una "oposición", ni adoptar un
"camino intermedio"[4].
El pueblo chino jamás tendrá piedad de los malvados semejantes a las serpientes, y
considera de buena fe que de ningún modo son fieles amigos suyos aquellos que dicen
insidiosamente que es preciso tener piedad de estos malvados y que actuar de otro
modo estaría en desacuerdo con las tradiciones chinas o sería carecer de grandeza, etc.
¿Por qué se debe tener piedad de malvados semejantes a las serpientes? ¿Qué obrero,
qué campesino, qué soldado opina que hay que tenerles piedad? Es cierto, hay
"liberales kuomintanistas" o "liberales" no kuomintanistas que aconsejan al pueblo
chino que acepte la "paz" ofrecida por los EE.UU. y el Kuomintang, es decir, que
guarde y adore, como cosa sagrada, los vestigios del imperialismo, del feudalismo y
del capitalismo burocrático, para que estos tesoros no desaparezcan de la tierra. Pero
ellos de ningún modo son obreros, ni campesinos, ni soldados, ni tampoco amigos de
los obreros, campesinos y soldados.
______________
El "camino intermedio" se llamaba también el "tercer camino". Véase el presente tomo, pág.
180, "La situación actual y nuestras tareas", nota 9. [pág. 314]
[4]
Llevar la revolución hasta el fin. 30 de diciembre de 1948.
3. La industria moderna de China está sumamente concentrada, aunque el valor de su
producción llega sólo al 10 por ciento aproximadamente del valor global de la
producción de la economía nacional; la parte mayor y más importante del capital
está concentrada en manos de los imperialistas y de sus lacayos, los capitalistas
burocráticos chinos. La confiscación de esta parte del capital y su traspaso a la
república popular dirigida por el proletariado permitirán a ésta controlar las arterias
vitales de la economía del país y a la economía estatal convertirse en el sector
dirigente de toda la economía nacional. Este sector de la economía es de carácter
socialista, y no capitalista. Quienquiera que pase por alto este punto o aminore su
importancia cometerá errores oportunistas de derecha.
4. La industria capitalista privada de China, que ocupa el segundo lugar en la
industria moderna del país, representa una fuerza que no debe ser pasada por alto.
La burguesía nacional de China y sus representantes, oprimidos o restringidos por
el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, a menudo han tomado
parte o mantenido una posición neutral en las luchas de la revolución democrática
popular. Por esta razón y debido a que la economía china está todavía atrasada,
será necesario, durante un período bastante largo después de la victoria de la
15
revolución, aprovechar hasta donde sea posible los factores positivos del
capitalismo privado de la ciudad y del campo, en interés del desarrollo de la
economía nacional. En dicho período, hay que permitir que existan y se desarrollen
todos los elementos capitalistas de la ciudad y del campo que no sean perjudiciales,
sino beneficiosos para la economía nacional. Esto no sólo es inevitable, sino
también económicamente indispensable. el capitalismo en China, sin embargo, no
existirá ni se desarrollará de manera ilimitada y desenfrenada como en los países
capitalistas. Será limitado de varias maneras: con la restricción de su esfera de
operaciones, con la política de impuestos, con los precios de mercado y con las
condiciones de trabajo. Adoptaremos una política adecuada y flexible para limitar
el capitalismo de distintas maneras, de acuerdo con las condiciones específicas de
cada lugar, cada rama y cada período. Nos es necesario y útil emplear la consigna
de Sun Yat-sen de "control del capital"[2] Sin embargo; en interés del conjunto de
la economía nacional y en el interés presente y futuro de la clase obrera y de todo
el pueblo trabajador, no debemos limitar de manera excesiva ni demasiado rígida
la economía capitalista privada, sino que debemos dejarle un margen para que
exista y se desarrolle en el marco de la política y la planificación económicas de la
república popular. La política de limitación del capitalismo privado encontrará
inevitablemente resistencia, en diversos grados y formas, por parte de la burguesía,
especialmente de los grandes propietarios de empresas privadas, o sea, de los
grandes capitalistas. La limitación y la resistencia a la limitación constituirán la
forma principal de la lucha de clases en el Estado de nueva democracia. Es
enteramente erróneo creer que en la actualidad no necesitamos limitar el
capitalismo y que podemos abandonar la consigna de "control del capital"; éste es
un punto de vista oportunista de derecha. Pero también es del todo errónea la
opinión opuesta de que debemos imponer una limitación excesiva o demasiado
rígida del capital privado, o que podemos simplemente eliminarlo en forma muy
rápida; éste es un punto de vista oportunista de "izquierda" o aventurero.
6. La restauración y el desarrollo de la economía nacional de la república popular serán
imposibles sin una política de control del comercio exterior. Aun cuando hayan sido
eliminados en China el imperialismo, el feudalismo, el capitalismo burocrático y la
expresión concentrada de todos ellos -- el régimen del Kuomintang --, permanecerá sin
resolver el problema del establecimiento de un sistema industrial independiente e
íntegro, y será resuelto definitivamente tan sólo cuando nuestro país se haya
desarrollado mucho económicamente y se haya transformado de país agrícola atrasado
en país industrial avanzado. Sin el control del comercio exterior será imposible lograr
este objetivo. Después de conquistada la victoria de la revolución china en todo el país
y resuelto el problema agrario, existirán todavía dos contradicciones fundamentales en
China. La primera, de orden interior, es la contradicción entre la clase obrera y la
burguesía; la segunda, de orden exterior, la contradicción entre China y los países
imperialistas. En consecuencia, después de la victoria de la revolución democrática
popular, no debe ser debilitado, sino fortalecido, el Poder estatal de la república
popular dirigida por la clase obrera. La limitación del capital en el país y el control del
comercio exterior serán los dos principios políticos fundamentales del Estado en la
lucha económica. Quienquiera que pase por alto este punto o aminore su importancia
cometerá errores sumamente graves.
16
______________
[2]
"Control del capital" fue una de las famosas consignas de Sun Yat-sen. El Manifiesto, publicado el 23 de
enero de 1924, del I Congreso Nacional del Kuomintang, en el cual colaboraron el Kuomintang y el Partido
Comunista, interpretaba esta consigna como sigue:
"Toda empresa privada perteneciente a los chinos o a los extranjeros que fuere de carácter
monopolista o que, por su magnitud, estuviere más allá de la capacidad de una persona particular
para desarrollarla, tal como la banca, los ferrocarriles y la navegación, será administrada por el
Estado, con el fin de que el capital privado no pueda controlar la vida económica del pueblo."
[pág. 382]
Informe ante la II Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VII Congreso
Nacional del Partido Comunista de China. 5 de marzo de 1949.
Frente a esta situación, todos los miembros del Partido deben atenerse firmemente a la
línea general del Partido, que es la línea de la revolución de nueva democracia. La
revolución de nueva democracia no es una revolución cualquiera; sólo puede y debe
ser una revolución de las amplias masas populares, dirigida por el proletariado, contra
el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Esto significa que la
dirección de esta revolución no la puede ni deben asumir ninguna otra clase y ningún
otro partido que el proletariado y el Partido Comunista de China. Esto significa que es
muy amplio el frente único de quienes toman parte en esta revolución, el cual abarca a
los obreros, campesinos, artesanos independientes, profesionales, intelectuales, la
burguesía nacional y el sector de shenshi sensatos, que se ha desprendido de la clase de
los terratenientes. A todos ellos nos referimos al hablar de las amplias masas populares.
El Estado y el gobierno que han de fundar éstas, serán la República Popular China y el
gobierno democrático de coalición asentado sobre la alianza de todas las clases
democráticas y dirigido por el proletariado. Los enemigos a los que esta revolución se
propone derrocar sólo son y deben ser el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo
burocrático. La expresión concentrada de todos estos enemigos es el reaccionario
régimen del Kuomintang chiangkaishekista.
El feudalismo es el aliado del imperialismo y del capitalismo burocrático y sirve de
base a su dominación. Por eso, la reforma del sistema agrario constituye el contenido
principal de la revolución de nueva democracia en China. La línea general de la
reforma agraria consiste en apoyarse en los campesinos pobres y unirse con los
campesinos medios para abolir, de manera metódica y con diferencias en el trato, el
sistema de explotación feudal y desarrollar la producción agrícola. La fuerza
fundamental en que nos apoyamos durante la reforma agraria sólo pueden y deben ser
los campesinos pobres. Esta capa de campesinos pobres constituye, junto con los
asalariados agrícolas, alrededor del 70 por ciento de la población rural de China. La
tarea principal e inmediata de la reforma agraria es satisfacer las reivindicaciones de
las masas de campesinos pobres y asalariados agrícolas. En la reforma agraria es
indispensable unirse con los campesinos medios; los campesinos pobres y los
asalariados agrícolas deben formar un sólido frente único con los campesinos medios,
que representan alrededor del 20 por ciento de la población rural. De otra manera se
17
encontrarán aislados los campesinos pobres y los asalariados agrícolas y fracasará la
reforma agraria. Una de las tareas de la reforma agraria es satisfacer las
reivindicaciones de una parte de los campesinos medios. A un sector de los campesinos
medios se les debe permitir poseer individualmente más tierras que las que reciben
como promedio los campesinos pobres. Si apoyamos la reivindicación de los
campesinos por una distribución por igual de la tierra, es para facilitar la movilización
de las amplias masas campesinas a fin de abolir rápidamente el sistema de propiedad
territorial de la clase terrateniente feudal, y no para preconizar un igualitarismo
absoluto. Quienquiera que abogue por el igualitarismo absoluto, se equivoca. Hay una
manera de pensar, en la actualidad corriente en el campo, que perjudica la industria y el
comercio y preconiza el igualitarismo absoluto en la distribución de la tierra. Es de
carácter reaccionario, atrasado y retrógrado. Debemos criticarla. El blanco de la
reforma agraria sólo es y debe ser el sistema de explotación feudal ejercida por la clase
terrateniente y por los campesinos ricos de viejo tipo, y no hay que perjudicar ni los
intereses de la burguesía nacional ni las empresas industriales y comerciales de los
terratenientes y campesinos ricos. Hay que guardarse, en particular, de lesionar a los
intereses de los campesinos medios, artesanos independientes, profesionales y
campesinos ricos de nuevo tipo, que no ejercen explotación o la ejercen en pequeña
medida. El objetivo de la reforma agraria es abolir el sistema de explotación feudal, es
decir, liquidar a los terratenientes feudales como clase y no como individuos. Por eso, a
cada terrateniente hay que darle la misma cantidad de tierra y de bienes que a un
campesino, hacerle aprender el trabajo productivo e incorporarlo a la vida económica
nacional. Con excepción de los contrarrevolucionarios y tiranos locales culpables de
los peores crímenes confirmados por pruebas concluyentes, quienes se han hecho
acreedores del odio implacable de las amplias masas y a quienes, por lo tanto, se puede
y debe castigar, hay que aplicar una política de clemencia para con todos; se prohíbe en
cualquier caso golpear o matar sin discriminación. El sistema de explotación feudal
debe ser abolido de manera metódica, es decir, con arreglo a una táctica. Al desatar la
lucha, debemos determinar nuestra táctica de acuerdo con las circunstancias y el grado
de conciencia política y de organización de las masas campesinas; no hay que intentar
liquidar de la noche a la mañana todo el sistema de explotación feudal. Dadas las
condiciones reales del sistema de explotación feudal en las zonas rurales de China, el
radio total de ataque en la reforma agraria no debe exceder, por lo general, de un e por
ciento, más o menos, de las familias rurales, o sea, alrededor del 10 por ciento de la
población rural. En las regiones liberadas antiguas y semiantiguas, el porcentaje debe
ser aún menor. Es peligroso apartarse de las condiciones reales y ampliar erróneamente
el radio de ataque. En las regiones liberadas nuevas es además necesario realizar la
reforma agraria por zonas y por etapas. "Por zonas" significa que, en los lugares que
podemos mantener sólidamente, debemos concentrar nuestros esfuerzos en realizar un
adecuado trabajo de reforma agraria que responda a los deseos de las masas locales,
mientras que en los lugares difíciles de conservar con solidez por el momento, no
debemos, antes de un cambio en la situación, apresuramos a emprender la reforma
agraria, sino limitamos a los trabajos factibles y beneficiosos para las masas en las
circunstancias actuales. "Por etapas" significa que, en los lugares recién ocupados por
el Ejército Popular de Liberación, debemos formular y aplicar la táctica de neutralizar
a los campesinos ricos y a los terratenientes medios y pequeños, y disminuir el radio de
ataque en tal medida que sólo destruyamos las fuerzas armadas reaccionarias del
Kuomintang y asestemos golpes a los déspotas y tiranos locales. Debemos concentrar
todos nuestros esfuerzos en cumplir esta tarea como la primera etapa del trabajo en las
18
regiones liberadas nuevas. Después de lo cual, debemos avanzar gradualmente;
conforme a la elevación del nivel de conciencia política y de organización de las
masas, hacia la etapa de total abolición del sistema feudal.
[…]
Permitidme repetir:
La revolución de las amplias masas populares, dirigida por el proletariado, contra el
imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático: ésta es la revolución de
nueva democracia en China, y ésta es la línea general y la política general del Partido
Comunista de China en la actual etapa histórica.
Apoyarse en los campesinos pobres y unirse con los campesinos medios para abolir,
de manera metódica y con diferencias en el trato, el sistema de explotación feudal y
desarrollar la producción agrícola: tal es la línea general y la política general del
Partido Comunista de China en el trabajo de reforma agraria durante el período de la
revolución de nueva democracia.
Discurso pronunciado en una Conferencia de Cuadros de la región liberada de
Shansi-Suiyuan. 1x de abril de 1948
El reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín priva al pueblo de todas sus
libertades; oprime a todos los partidos democráticos y organizaciones populares,
despojándolos de su legalidad; reprime el justo movimiento de los estudiantes contra la
guerra civil, el hambre y la persecución, contra la ingerencia norteamericana en los
asuntos internos de China y contra el apoyo de los EE.UU. al renacimiento de las
fuerzas agresoras japonesas; inunda el país con sus emisiones de papel moneda -- fapi
y chinyuanchüan --, que arruinan la vida económica del pueblo y reducen a la quiebra
a las amplias masas; por último, mediante toda clase de expoliaciones, concentra una
parte colosal de la riqueza nacional en manos de los capitalistas burocráticos,
encabezados por las cuatro grandes familias: Chiang, Soong, Kung y Chen. En suma,
al hacer una guerra civil basada en los principios de su política interior y exterior,
reaccionaria y entreguista, el reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín ha
sumergido a la nación entera en horrendos sufrimientos; no puede en absoluto eludir la
responsabilidad con que debe cargar por entero. En contraste con el Kuomintang, el
Partido Comunista de China hizo, después de la rendición del Japón, todo lo que pudo
por exigir del gobierno kuomintanista que conjurara y detuviera la guerra civil y
realizara la paz interior.
Declaración de Mao Tse-Tung, presidente del Comité Central del
Partido Comunista de China, sobre la situación actual.
14 de enero de 1949
El 14 de enero del mismo año, el Partido Comunista de China hizo pública una
declaración en que aceptaba esta propuesta del Gobierno Nacional de Nankín y
19
formulaba ocho condiciones como base para las negociaciones de paz entre las dos
partes, a saber: castigar a los criminales de guerra; abolir la seudoconstitución; abolir el
espurio "orden legal"; reorganizar a todas las tropas reaccionarias conforme a los
principios democráticos; confiscar el capital burocrático; realizar la reforma del
sistema agrario; derogar los tratados de traición nacional; convocar una Nueva
Conferencia Consultiva Política sin la participación de elementos reaccionarios y
formar un gobierno democrático de coalición encargado de asumir todos los poderes
detentados por el reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín y los gobiernos
subordinados a él en todos los niveles. Estas ocho condiciones básicas fueron
aceptadas por el Gobierno Nacional de Nankín. Por lo tanto, el Partido Comunista de
China y el Gobierno Nacional de Nankín han nombrado sus respectivas delegaciones,
investidas de plenos poderes para celebrar negociaciones y firmar un acuerdo.
[…]
Artículo 11. Ambas partes convienen en que serán confiscadas en favor del Estado
todas las empresas (incluidos bancos, fábricas, minas, barcos, compañías y tiendas) y
propiedades del capital burocrático adquiridas o usurpadas bajo el régimen del
Gobierno Nacional de Nankín con ayuda de las prerrogativas políticas y la influencia
de las grandes familias.
Artículo 12. En las regiones a que aún no haya Llegado el Ejército Popular de
Liberación y de que aún no haya tomado posesión, el Gobierno Nacional de Nankín
tendrá la responsabilidad de vigilar las empresas y propiedades del capital burocrático
mencionadas en el artículo 11, a fin de que no se efectúe ninguna fuga u ocultamiento,
ninguna destrucción, transferencia o venta secreta. Los haberes que ya hayan sido
trasladados serán congelados donde estén, y no se tolerará ningún nuevo traslado,
ninguna fuga al extranjero o destrucción. Las empresas y propiedades del capital
burocrático que se encuentran en el extranjero serán declaradas propiedad del Estado.
Artículo 13. En las regiones a que haya llegado el Ejército Popular de Liberación y
de que haya tomado posesión, las empresas y propiedades del capital burocrático
mencionadas en el articulo 11, serán confiscadas por las Comisiones Militares de
Control locales o por los organismos autorizados por el gobierno democrático de
coalición. Si en las susodichas empresas y propiedades hay acciones privadas, se hará
una investigación al respecto, y si se verifica que son efectivamente acciones privadas
y no acciones del capital burocrático secretamente transferidas, serán reconocidas
como tales, y se permitirá a sus poseedores quedar como accionistas o retirar su
participación:
Orden al Ejército para avanzar en todo el país. 21 de abril de 1949
Proclamamos aquí el siguiente convenio de ocho puntos, que observaremos junto con
el pueblo entero.
1. Proteger la vida y los bienes de todo el pueblo. Se espera que todos los sectores del
pueblo, sin distinción de clase, creencia o profesión, respetarán el orden público y
adoptarán una actitud de cooperación hacia el Ejército Popular de Liberación. Este, a
su vez, adoptará la misma actitud hacia todos los sectores del pueblo. Serán
20
severamente castigados los contrarrevolucionarios u otros saboteadores que
aprovechen la ocasión para provocar disturbios, saquear o sabotear.
2. Proteger las empresas industriales, comerciales, agrícolas y ganaderas de la
burguesía nacional. Todas las fábricas, tiendas, bancos, depósitos, barcos, muelles,
granjas agrícolas, granjas ganaderas, etc., bajo administración privada, serán
protegidos sin excepción contra todo atentado. Se espera que los obreros y empleados
de todas las ramas de la producción continuarán sus labores como de costumbre y
que todas las tiendas seguirán abiertas.
3. Confiscar el capital burocrático. El Gobierno Popular tomará posesión de todas
las fábricas, tiendas, bancos, depósitos, barcos, muelles; ferrocarriles, servicios de
correos, telégrafos, teléfonos, electricidad y agua potable, granjas agrícolas, granjas
ganaderas, etc.; explotados por el gobierno reaccionario del Kuomintang y por los
grandes burócratas. Si algún capitalista nacional dedicado a la industria, comercio,
agricultura o ganadería posee acciones de tales empresas, su derecho de propiedad
sobre dichas acciones será reconocido después de su verificación. El personal de las
empresas del capital burocrático debe permanecer en su puesto hasta que el Gobierno
Popular tome posesión de ellas, y debe asumir la responsabilidad de proteger todos
los haberes, máquinas, planos, libros de contabilidad, archivos, etc.; en espera de que
se haga el inventario y se proceda a tomar posesión de ellos. Serán recompensados
los que rindan servicios meritorios a este respecto y castigados los que obstruyan o
saboteen. Una vez que el Gobierno Popular haya tomado posesión de estas empresas,
los que deseen continuar trabajando recibirán empleos de acuerdo con sus aptitudes y
no se les dejará cesantes y desamparados.
4. Proteger todos los establecimientos públicos y privados: escuelas, hospitales,
instituciones culturales y docentes, campos deportivos y otros establecimientos de
bienestar público. Se espera que el personal de estos establecimientos permanezca en
sus puestos; el Ejército Popular de Liberación los protegerá contra todo perjuicio.
5. Con excepción de los criminales de guerra empedernidos y de los
contrarrevolucionarios culpables de los peores crímenes, el Ejército Popular de
Liberación y el Gobierno Popular no mantendrán en cautiverio, no arrestarán ni
injuriarán a ninguno de los funcionarios, altos o bajos, de los gobiernos central,
provinciales, municipales o distritales del Kuomintang, a ninguno de los diputados a
la "Asamblea Nacional", a ninguno de los miembros del Yuan Legislativo, del Yuan
de Control y de los consejos consultivos, a ninguno de los agentes de policía, a
ninguno de los funcionarios de territorio, poblado y cantón y agentes de los pao y
chia [1], siempre que no opongan resistencia armada ni fragüen sabotajes. A todas
estas personas se les exige que, en espera de la toma de posesión, permanezcan en
sus puestos, se sometan a las órdenes y decretos del Ejército Popular de Liberación y
del Gobierno Popular y asuman la responsabilidad de proteger todos los haberes y
archivos de sus respectivas instituciones. Entre estas personas, serán admitidas en el
trabajo por el Gobierno Popular las que tengan alguna capacidad y no hayan
cometido ningún grave acto reaccionario u otra grave fechoría. Serán castigadas las
que aprovechen la oportunidad para perpetrar sabotajes, robos o fraudes; o que se
evadan con fondos públicos, bienes públicos o archivos; o que rehusen rendir
cuentas.
21
6. A fin de que sea garantizada la seguridad tanto en la ciudad como en el campo y
mantenido el orden público, todos los soldados desbandados de las unidades
kuomintanistas deben rendirse al Ejército Popular de Liberación o al gobierno
popular de su localidad y registrarse en uno u otro. No se realizará ninguna acción
contra los que actúen voluntariamente de este modo y entreguen sus armas. Los que
rehusen registrarse o que escondan sus armas serán arrestados y sometidos a una
investigación. Serán debidamente castigados los que oculten a soldados desbandados
o armas y no den parte a las autoridades.
7. El sistema feudal de propiedad de la tierra en las zonas rurales es injusto y debe
ser abolido. Pero, para abolirlo, es preciso hacer preparativos y proceder
metódicamente. En términos generales, hay que comenzar por la reducción de los
arriendos y los intereses y pasar luego a la distribución de la tierra; sólo después que
el Ejército Popular de Liberación haya llegado a un lugar y haya trabajado allí por un
período bastante largo, será posible abordar seriamente la solución del problema
agrario. Las masas campesinas deben organizarse y ayudar al Ejército Popular de
Liberación a realizar las diversas reformas iniciales. Deben a la vez dedicarse
activamente a las faenas del campo para evitar el descenso del nivel actual de la
producción agrícola y elevarlo luego paso a paso con miras a mejorar sus propias
condiciones de vida y abastecer a la población urbana de cereales para la venta. El
problema de la tierra y de los edificios en las ciudades no puede ser tratado de la
misma manera que el problema agrario en las zonas rurales.
8. Proteger la vida y los bienes de los residentes extranjeros. Se espera que todos
los residentes extranjeros continuarán en sus ocupaciones habituales y respetarán el
orden público. Deben acatar las órdenes y decretos del Ejército Popular de
Liberación y del Gobierno Popular y se les prohíbe dedicarse al espionaje, o cometer
actos dirigidos contra la causa de la independencia nacional de China y la causa de la
liberación del pueblo chino, o amparar a criminales de guerra, contrarrevolucionarios
u otros criminales chinos. En caso de infracción, incurrirán en las sanciones legales
previstas por el Ejército Popular de Liberación y el Gobierno Popular.
El Ejército Popular de Liberación es altamente disciplinado; sus combatientes
pagan con honradez las compras y no se les permite tomar del pueblo ni una sola
aguja ni un solo trozo de hilo. Que todo el pueblo viva y trabaje en paz y no dé
crédito a falsos rumores ni provoque alarmas infundadas. Que esta proclama se
cumpla al pie de la letra.
Mao Tse-tung
Presidente de la Comisión Militar
Revolucionaria del Pueblo Chino
Chu Te
Comandante en Jefe del Ejército
Popular de Liberación de China
Proclama del Ejército Popular de Liberación de China.
25 de abril de 1949. Tomo IV, p. 412
22
La convocatoria de la Nueva Conferencia Consultiva Política la propuso el Partido
Comunista de China a todo el pueblo el 1ƒ de mayo de 1948[2]. Esta proposición tuvo
pronto eco entre los partidos democráticos, las organizaciones populares, las
personalidades democráticas de todos los sectores sociales, las minorías nacionales y
los chinos de ultramar. El Partido Comunista de China, los partidos democráticos, las
organizaciones populares, las personalidades democráticas de todos los sectores
sociales, las minorías nacionales y los chinos de ultramar, todos sostienen que es
necesario derrocar la dominación del imperialismo, del feudalismo, del capitalismo
burocrático y de los reaccionarios del Kuomintang, convocar una Conferencia
Consultiva Política con la participación de representantes de los partidos democráticos,
las organizaciones populares, las personalidades democráticas de todos los sectores
sociales, las minorías nacionales y los chinos de ultramar, proclamar la fundación de la
República Popular
[...]
La revolución china es una revolución de las amplias masas populares de toda la
nación. Todos son nuestros amigos salvo los imperialistas, los feudales y los
capitalistas burocráticos, los reaccionarios del Kuomintang y sus cómplices. Tenemos
un frente único revolucionario amplio y sólido. Este frente único es tan amplio que
comprende a la clase obrera, el campesinado, la pequeña burguesía urbana y la
burguesía nacional. Este frente único es tan sólido que posee la firme voluntad y la
energía inagotable para derrotar a todo enemigo y vencer toda dificultad. La época que
vivimos es una época en que el sistema imperialista se precipita hacia su derrumbe
total; los imperialistas se han sumido en una crisis de la que jamás podrán salir, y, sean
cuáles fueren los esfuerzos que hagan por proseguir su lucha contra el pueblo chino,
éste encontrará siempre los medios para conquistar la victoria final.
______________
Véase el presente tomo, pág. 287, "Circular del Comité Central del Partido Comunista de
China sobre la reunión de septiembre", nota 4. [pág. 419]
[2]
Discurso pronunciado en la reunión preparatoria de la nueva Conferencia Consultiva
Política. 15 de junio de 1949. Tomo IV, p. 419
¿Es cierto que "hasta el momento ningún gobierno ha tenido éxito"? En las regiones
liberadas antiguas del Noroeste, Norte, Nordeste y Este de China, en donde ya se ha
resuelto el problema agrario, ¿acaso existe todavía el problema de "alimentar a la
población", del cual habla Acheson? Los EE.UU. mantienen en China no pocos espías
u "observadores"; ¿por qué no han averiguado ni siquiera este hecho? En lugares como
Shanghai, el problema del desempleo, es decir, el de alimentar a la población, surgió
únicamente debido a la cruel y despiadada opresión y explotación del imperialismo, el
feudalismo, el capitalismo burocrático y el reaccionario gobierno del Kuomintang.
Bajo el Gobierno Popular, bastarán sólo unos pocos años para que este problema del
desempleo, es decir, el de alimentar a la población, sea resuelto en forma tan completa
como lo ha sido en el Norte, Nordeste y otras partes del país.
23
La bancarrota de la concepción idealista de la historia.
16 de septiembre de 1949. Tomo IV, p. 469
A ésta la llamamos Conferencia Consultiva Política porque hace cosa de tres años
celebrarnos, junto con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, una reunión que también se
llamó Conferencia Consultiva Política[1]. Sus resultados fueron echados a pique por el
Kuomintang de Chiang Kai-shek y sus cómplices, pero la Conferencia dejó un
recuerdo imborrable en nuestro pueblo. Puso en evidencia que es imposible realizar,
junto con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus
cómplices, ninguna tarea de provecho para el pueblo y que, incluso cuando se sacan
forzadamente algunas resoluciones, no se llega a nada, pues tan pronto como se les
presenta la oportunidad, ellos las hacen pedazos y desencadenan una despiadada guerra
contra el pueblo. El único efecto positivo de esa conferencia fue la profunda educación
que dio al pueblo al hacerle comprender que no hay lugar a ningún compromiso con el
Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus cómplices, y que es
preciso optar por una de dos: o derrotar a estos enemigos o dejarse oprimir y matar por
ellos, sin que exista otra alternativa. En algo más de tres años, bajo la dirección del
Partido Comunista de China, el pueblo chino ha tenido un rápido despertar, se ha
organizado y ha formado un frente único de amplitud nacional contra el imperialismo,
el feudalismo y el capitalismo burocrático y contra su representante general, el
reaccionario gobierno del Kuomintang y, apoyando la Guerra Popular de Liberación,
ha derribado básicamente a ese gobierno, echado abajo la dominación del imperialismo
en China y revivido la Conferencia Consultiva Política.
______________
Véase "Derrotar la ofensiva de Chiang Kai-shek mediante una guerra en defensa propia", nota
2, Obras Escogidas de Mao Tsetung, t. IV. [pág. 12]
1]
El pueblo chino se ha puesto en pie.
21 de septiembre de 1949. Tomo V., p.12
De los numerosos problemas debatidos en esta sesión, el principal ha sido el de la
reforma del viejo sistema agrario. Todos hemos expresado nuestro acuerdo con el
proyecto de Ley de Reforma Agraria[3] propuesto por el Comité Central del Partido
Comunista de China, y hemos introducido en él algunas modificaciones y adiciones
valiosas. Esto es muy bueno. Me siento contento y felicito a los centenares de millones
de habitantes rurales de la nueva China por el logro de esta posibilidad de emanciparse,
y a la nación entera por la consecución de este requisito básico para su
industrialización. La mayoría de la población china la constituyen los campesinos, sin
cuyo apoyo no podía haber triunfado la revolución ni logrará éxito la industrialización
del país. Por lo tanto, la clase obrera debe ayudar activamente a los campesinos en la
reforma agraria; igualmente, deben favorecer esta reforma la pequeña burguesía urbana
y la burguesía nacional y, con mayor razón, los partidos democráticos y las
organizaciones populares. La guerra y la reforma agraria son las dos pruebas cruciales
para todos en China -- individuos y partidos -- en el período histórico de la nueva
24
democracia. Quien toma partido por el pueblo revolucionario es un revolucionario.
Quien toma partido por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, es
un contrarrevolucionario. Quien se coloca del lado del pueblo revolucionario sólo de
palabra y no en los hechos, es un revolucionario de palabra. Quien se coloca del lado
del pueblo revolucionario no sólo de palabra sino también en los hechos, es un
revolucionario completo. La prueba de la guerra ya la hemos pasado en lo
fundamental, y todos airosamente; de ello está satisfecho el pueblo entero. Ahora
tenemos por delante la prueba de la reforma agraria y espero que todos salgamos de
ella con tanto éxito como salimos de la prueba de la guerra. Siempre que estudiemos
este problema y nos consultemos frecuentemente al respecto, nos desprendamos de las
trabas mentales y marchemos al mismo paso, formando así un gran frente único
antifeudal, podremos conducir y ayudar al pueblo a salir felizmente de esta prueba.
Superadas las pruebas de la guerra y la reforma agraria, la prueba restante, la del
socialismo, la de la transformación socialista a escala nacional, será fácil de pasar.
Cuando llegue el momento (este momento llegará en un futuro lejano) de la
nacionalización de la industria privada y de la socialización de la agricultura, el pueblo
no olvidará a aquellos que hayan hecho contribuciones en el curso de la guerra
revolucionaria y de la reforma revolucionaria del sistema agrario, así como en los
subsiguientes años de la edificación económica y cultural; ellos tienen un brillante
porvenir. Nuestro país avanza a paso firme de la manera siguiente: Ha pasado por la
guerra, se halla ahora en el proceso de las reformas de nueva democracia, y luego
pasará, sin apresuramiento y con la debida preparación, a un nuevo período, el
socialismo, cuando su economía y cultura hayan alcanzado un gran florecimiento y
todas las condiciones estén dadas y cuando, habiéndolo meditado bien, lo apruebe todo
el pueblo. Estimo necesario dejar en claro este punto, pues así podemos infundir
confianza a ciertas personas y librarlas de un temor como éste: "No sé en qué momento
me abandonarán y me privarán de la oportunidad de servir al pueblo pese a mis
deseos." No, esto no va a suceder. Si uno tiene el verdadero deseo de servir al pueblo;
si, en un período difícil para éste, realmente le ha ayudado y ha hecho algo bueno, y
sigue procediendo así consecuentemente, sin detenerse a medio camino, el pueblo y su
gobierno no tendrán motivos para rechazarlo ni para negarle la posibilidad de ganarse
la vida y de prestar sus servicios.
Ser un revolucionario completo. 23 de junio de 1950. Tomo V, p. 35
¿Por qué este proyecto ha obtenido el respaldo de ustedes, los presentes en esta
reunión, y de la masa de activistas? ¿Por qué lo consideran bueno? Principalmente por
dos razones: Una es que constituye una síntesis de experiencias, y la otra, que integra
la fidelidad a los principios.
Primero. En este proyecto de Constitución se han sintetizado las experiencias del
pasado, en particular, las de la revolución y la construcción en estos cinco años. Allí se
han resumido las experiencias de la revolución popular dirigida por el proletariado
contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, así como las
25
experiencias de la reforma social, la construcción económica y cultural y la labor
gubernamental de los últimos años. También se han sintetizado las experiencias
relativas a la cuestión constitucional, acumuladas a partir de los últimos años de la
dinastía Ching, valga decir, desde los diecinueve preceptos[1] proclamados en los días
finales de la dinastía Ching, pasando por la Constitución Provisional de la República
de China[2] proclamada en 1912, las constituciones o proyectos de constitución de
gobiernos de caudillos militares del Norte[3] y el Convenio de la República de China
para el Período de Tutela Política del reaccionario gobierno chiangkaishekista, hasta la
espuria constitución de Chiang Kai-shek. De todos ellos sólo uno es positivo, y los
demás son negativos. En efecto, la Constitución Provisional de la República de China
de 1912 fue un documento relativamente bueno para su tiempo. Claro que es un
documento incompleto, deficiente y burgués por su naturaleza, pero tiene algo de
revolucionario y democrático. Esta Constitución es muy sencilla; dicen que se elaboró
con mucho apremio, mediando sólo un mes entre su redacción y su aprobación. En
cuanto a las demás constituciones o proyectos de constitución, fueron todos
reaccionarios. El proyecto de Constitución que tenemos ahora es, principalmente, un
resumen de las experiencias de la revolución y la construcción de nuestro país y, a la
vez, una obra que conjuga experiencias nacionales y extranjeras. Nuestra Constitución
es de tipo socialista. Para su elaboración nos basamos principalmente en nuestras
propias experiencias y también tomamos en consideración lo que hay de positivo en las
constituciones de la Unión Soviética y las Democracias Populares. En materia de
constituciones, la burguesía es la precursora. La burguesía, trátese de la inglesa, la
francesa o la estadounidense, tuvo su período revolucionario, y fue precisamente
entonces cuando empezó a crear constituciones. No debemos borrar de un plumazo la
democracia burguesa, negando el papel que han jugado en la historia las constituciones
burguesas. Sin embargo, las constituciones burguesas son hoy todas negativas, malas;
las constituciones de los países imperialistas, en particular, están destinadas a engañar
y oprimir a las grandes mayorías. Nuestra Constitución es de tipo nuevo, socialista, es
diferente de las de tipo burgués. Es mucho más progresista que las promulgadas por la
burguesía incluso en su período revolucionario. En esto le llevamos ventaja.
______________
[1]
Se refiere a los Diecinueve Importantes Preceptos promulgados en noviembre de 1911 por el
Gobierno de la dinastía Ching. [pág. 151]
[2]
La Constitución Provisional de la República de China fue promulgada por el Dr. Sun Yatsen después de la Revolución de 1911, cuando desempeñaba el cargo de Presidente provisional
de la República de China. [pág. 152]
[3]
Se refiere al proyecto de Constitución del Templo del Cielo de 1913 y el Convenio de 1914
elaborados por el gobierno de Yuan Shi-kai, a la Constitución promulgada por el gobierno de
Tsao Kun en 1923 y al proyecto de Constitución presentado por el gobierno provisional de
Tuan Chi-yui en 1925. [pág. 152]
Sobre el proyecto de construcción de la República Popular China.
14 de junio de 1954. Tomo V, p. 151
26
CONCLUSIONES
31 de marzo de 1955
Camaradas:
Han terminado ustedes sus intervenciones. Ahora voy a referirme; en unas cuantas
palabras, a los siguientes problemas: la evaluación de esta conferencia, el plan
quinquenal, el caso de Kao Kang y Yao Shu-shi, la situación actual y el VIII Congreso
Nacional del Partido.
I. SOBRE LA EVALUACION DE ESTA CONFERENCIA
La abrumadora mayoría de los camaradas aquí presentes consideran que esta
conferencia ha tenido gran éxito y que ha sido la primera reunión de rectificación del
estilo de trabajo desde la campaña de rectificación en Yenán, una reunión en la que se
ha desplegado el espíritu democrático y practicado la crítica y autocrítica,
permitiéndonos un mejor entendimiento mutuo, una mayor unidad ideológica y una
identidad de criterio sobre los problemas. Ya antes existía entre nosotros cierta
identidad de criterio, pero nuestras opiniones diferían en torno a algunos problemas; a
través de esta conferencia, hemos logrado unificar nuestra comprensión. Sobre esta
base -- la identidad de criterio que tenemos en lo ideológico y lo político, así como en
cuanto a la serie de políticas --, nuestro Partido podrá estrechar más sus filas.
Justamente como lo ha señalado el camarada Chou En-lai, si el VII Congreso del
Partido y la campaña de rectificación ideológica y política realizada en todo el Partido
durante un tiempo anterior a dicho congreso, sentaron la base para la unidad ideológica
de nuestro Partido, base sobre la cual alcanzamos la victoria de la revolución
democrática contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, la
presente conferencia, a su vez, nos permitirá conseguir la victoria del socialismo.
Esta conferencia prueba que nuestro Partido ha elevado considerablemente su nivel
y dado un gran paso adelante no sólo respecto de la época del VII Congreso, celebrado
hace diez años, sino también de los momentos de la II y III Sesiones Plenarias del
Comité Central celebradas en 1949 y 1950. Esta es una situación excelente, y el
progreso obtenido lo ha demostrado esta conferencia.
Hemos entrado en un nuevo período histórico, un período tal que los asuntos que
comprometen nuestros esfuerzos, que ocupan nuestra mente y en los que tratamos de
penetrar son la industrialización socialista, las transformaciones socialistas, la
modernización de la defensa nacional e incluso la investigación de la energía atómica,
ya iniciada. Entre los camaradas de todo el Partido, unos han profundizado más que
otros en dichos problemas, e igual puede decirse de los camaradas aquí presentes. Esto
es como lo que ocurre con los médicos: Unos saben operar y otros no, algunos saben
aplicar inyecciones intravenosas y otros sólo saben poner las subcutáneas. Hay también
médicos que ni siquiera se atreven a hacer esto y sólo actúan a flor de piel. Si algunos
camaradas no han ahondado en las cuestiones arriba mencionadas, la gran mayoría se
halla en ese proceso y, por lo visto, muchos se han compenetrado con ellas, valga
decir, tienen ya trazas de expertos. Esto, que se ha puesto de manifiesto en la presente
conferencia, es una cosa excelente. Ahora, cuando tenemos por delante nuevos
problemas como la industrialización socialista, las transformaciones socialistas, la
modernización de la defensa nacional y otros nuevos campos de trabajo, nuestra tarea
27
consiste en adaptarnos a la nueva situación y penetrar en ellos para hacernos expertos.
En consecuencia, es preciso educar a aquellos que no han profundizado en sus trabajos
y se han quedado a flor de piel, para que se conviertan en expertos.
La lucha contra la alianza antipartido de Kao Kang y Yao Shu-shi contribuirá a que
nuestro Partido dé un gran paso adelante. Debemos difundir el materialismo dialéctico
entre los cinco millones de intelectuales de dentro y de fuera del Partido y entre los
cuadros a todos los niveles, a fin de que lo asimilen y combatan el idealismo.
Formaremos así un poderoso contingente teórico, del cual tanto precisamos. Esta será
otra cosa magnífica.
Debemos elaborar un plan para formar un poderoso contingente teórico, compuesto
de millones de personas que estudien los fundamentos teóricos del marxismo -- el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico -- y combatan todo género de
idealismo y de materialismo mecanicista. Contamos ahora con un considerable número
de cuadros dedicados al trabajo teórico, pero éstos todavía no alcanzan a conformar un
contingente teórico, y menos aún uno poderoso. Sin tal contingente, no irán a ningún
lado ni tendrán solución posible la causa de todo nuestro Partido, la industrialización
socialista, las transformaciones socialistas, la modernización de la defensa nacional ni
la investigación de la energía atómica en nuestro país. Por consiguiente, aconsejo a los
camaradas estudien la filosofía. Hay un número bastante grande de personas que
carecen de interés por la filosofía y que no han cultivado el hábito de estudiarla.
Pueden empezar por leer folletos y artículos cortos a fin de ir despertando su interés, y
luego ponerse a leer obras de setenta u ochenta mil caracteres y, más tarde, libros de
centenares de miles de caracteres. El marxismo está integrado de las siguientes partes
del saber: la filosofía marxista, la economía política marxista y el socialismo marxista - la teoría de la lucha de clases --, pero es la filosofía marxista la que constituye su
base. Mientras no asimilemos ésta, no encontraremos un lenguaje común ni métodos
en común y, luego de muchos forcejeos, no esclareceremos nada. Una vez asimilado el
materialismo dialéctico, nos ahorraremos muchas molestias y evitaremos muchos
errores.
Discursos pronunciados en una Conferencia Nacional del Partido Comunista de
China. Marzo de 1955
Durante los últimos meses, el Buró Político del Comité Central ha escuchado informes
de trabajo de treinta y cuatro departamentos centrales de la industria, la agricultura, el
transporte, el comercio, las finanzas, etc., y ha advertido en ellos algunos problemas
relativos a la edificación socialista y las transformaciones socialistas. Se trata, en
síntesis, de diez problemas, de diez grandes relaciones.
Estos diez problemas se plantean teniendo como eje una orientación fundamental:
movilizar todos los factores positivos de dentro y de fuera del país para ponerlos al
servicio de la causa socialista. En el pasado, a fin de acabar con la dominación del
imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático y conseguir la victoria de la
revolución democrática popular, seguimos ya la orientación de movilizar todos los
factores positivos. Esta es la misma que actualmente seguimos para llevar adelante la
28
revolución socialista y la construcción de un país socialista. Sin embargo, existen en
nuestro trabajo algunos problemas que es preciso abordar. Algo que merece especial
atención son ciertos defectos y errores existentes en el proceso de la edificación
socialista de la Unión Soviética, que últimamente han salido a la luz. ¿Desea uno
repetir los recodos que ellos transitaron? En el pasado, pudimos evitar ciertos recodos
gracias justamente a que tomamos en cuenta sus experiencias y lecciones, y ahora con
mayor razón debemos escarmentar en cabeza ajena.
* Discurso pronunciado por el camarada Mao Tsetung en una reunión ampliada del Buró
Político del Comité Central del Partido Comunista de China. En este discurso, el camarada Mao
Tsetung, sacando lecciones de la experiencia soviética y resumiendo la experiencia china,
expuso las diez grandes relaciones en la revolución y la construcción socialistas y formuló las
ideas básicas para la línea general de edificación del socialismo según el principio de cantidad,
rapidez, calidad y economía, línea que concuerda con las condiciones de nuestro país
Sobre diez grandes relaciones. 25 de abril de 1956. Tomo V, p. 308
Algunos cuadros intelectuales con categoría de jefe de departamento se pronuncian en
favor de la democracia grande, alegando que la democracia pequeña no satisface su
apetito. La "democracia grande" que ellos ansían consiste en adoptar el sistema
parlamentario burgués de Occidente e imitar esas baratijas occidentales como
"democracia parlamentaria", "libertad de prensa", "libertad de expresión". Este
pronunciamiento carece de todo enfoque marxista, carece de todo enfoque de clase; es
erróneo. Sin embargo, siendo "democracia grande" y "democracia pequeña" términos
tan expresivos, podemos valernos de ellos.
La democracia es un medio; todo depende de a quién se aplica y con qué propósito.
Nos gusta la democracia grande, pero una democracia grande bajo la dirección del
proletariado. Movilizamos a las masas en la lucha contra Chiang Kai-shek y lo
derribamos al cabo de veintitantos años de lucha; en el movimiento de reforma agraria,
las masas campesinas se levantaron contra la clase terrateniente y, luego de tres años
de lucha, obtuvieron la tierra. Todo esto significó democracia grande. La campaña
contra los "tres males" tuvo como blanco a los funcionarios corrompidos por la
burguesía, y la campaña contra los "cinco males", a la burguesía; fueron duros golpes
contra ellos. 'Todas estas luchas constituyeron vigorosos movimientos de masas
implicaron democracia grande. Días atrás, las masas efectuaron manifestaciones frente
a la Oficina del Encargado de Negocios de Inglaterra acreditado en China y centenares
de miles de personas realizaron un gran mitin en la Plaza Tienanmen, de Pekín, como
actos de apoyo a Egipto en su resistencia a la agresión anglo-francesa. Esto también
significa democracia grande, dirigida contra el imperialismo. ¿Por qué no nos va a
gustar una democracia grande como ésta? Nos gusta de veras. ¿Contra quiénes está
dirigida esta democracia grande? Contra el imperialismo, el feudalismo y el
capitalismo burocrático, así como contra el capitalismo. La transformación socialista
de la industria y el comercio privados está dirigida contra el capitalismo. La
transformación socialista de la agricultura tiene por objeto abolir la propiedad privada
de los pequeños productores y, por su naturaleza, también está dirigida contra el
capitalismo. La transformación socialista de la agricultura la efectuamos mediante el
29
movimiento de masas, es decir, mediante la movilización del campesinado, siendo lo
más importante hacer que primero se organizaran los campesinos pobres y los
campesinos medios inferiores, de modo que luego los campesinos medios superiores
no tuvieran otro remedio que dar su aprobación. En cuanto a la aprobación que a la
transformación socialista dieron los capitalistas batiendo tambores y gongs, eso se
explica porque no les quedaba otra alternativa ante el auge socialista en el campo y el
empujón que desde abajo les propinaron las masas obreras.
Si ahora se pretende practicar nuevamente la democracia grande, también estoy de
acuerdo. Puede ser que ustedes teman a que las masas se lancen a las calles, pero yo
no; ni siquiera temo a que lo hagan centenares de miles de personas. "Quien no teme
morir cortado en mil pedazos, se atreve a desmontar al emperador." Esto lo dijo una
mujer de los tiempos antiguos llamada Wang Si-feng, o Hermana Feng. Fue ella quien
así habló. La democracia grande de que se vale el proletariado está dirigida contra los
enemigos de clase. Los enemigos de la nación (no otros sino los imperialistas y la
burguesía monopolista extranjera) son también enemigos de clase. La democracia
grande puede servir, a su vez, para hacer frente a los burócratas. Acabo de decir que,
incluso después de pasados diez mil años, habrá revolución; es posible que para
entonces aún se recurra a la democracia grande. Si algunos, cansados de vivir,
practican el burocratismo, reprendiendo a las masas cada vez que las ven, sin dirigirles
nunca una palabra cariñosa ni resolver sus problemas, serán, indudablemente,
derribados. En la actualidad existe este peligro. Dado el caso de que alguien se divorcie
de las masas y se niegue a solucionar sus problemas, los campesinos lo golpearán con
sus pértigas, los obreros se echarán a las calles y los estudiantes armarán alborotos.
Cada vez que ocurra algo así, lo primero que se debe hacer es afirmar que se trata de
una cosa buena. Es así como yo veo esto.
Hace unos pocos años, se decidió construir un aeropuerto en cierto lugar de la
provincia de Junán. Pero, se obligó a los campesinos del lugar a mudarse, sin antes
haberlos acomodado debidamente ni haberles explicado con claridad las razones. Los
campesinos protestaron: "Ni los mismos pájaros dejarían de lanzar unos chillidos si
ustedes, armados de una vara, hurgaran y derribasen sus nidos." También tú, Teng
Siao-ping, tienes un nido; ¿no lanzarías gritos si yo te lo destruyera? Entonces, las
masas de allí dispusieron tres cordones de defensa: el primero, formado por niños, el
segundo, por mujeres y el tercero, por hombres jóvenes y de edad madura. Todos los
agrimensores fueron expulsados y el problema terminó con el triunfo de los
campesinos. Posteriormente, gracias a que se les habló con buenas razones y se los
acomodó como era debido, aquéllos accedieron a mudarse y el aeropuerto pudo
construirse. No son pocos los hechos como éste. Ahora, hay quienes consideran que,
estando el Poder en sus manos, pueden echarse a dormir sobre los laureles y hacer y
deshacer a su antojo. Si las masas se levantan contra ellos y los golpean con piedras y
azadas, mi opinión será que lo tienen merecido y lo aplaudiré con todas mis ganas. Más
aún, en algunos casos, los problemas no pueden resolverse sino a golpes. El Partido
Comunista necesita ser aleccionado. Si los estudiantes se echan a las calles, si los
obreros se echan a las calles, todas estas cosas, camaradas, ustedes deben considerarlas
buenas. Más de cien estudiantes de Chengtú han querido venir a Pekín para presentar
un reclamo. Pero no han logrado llegar, pues una parte de ellos, que viene en un tren,
ha sido retenida en la estación de Kuangyuan, provincia de Sechuán, mientras que el
resto, que viene en otro, no ha podido pasar de Luoyang. Mi opinión, así como la del
Primer Ministro Chou En-lai, es que se les debe dejar llegar a Pekín y entrevistarse con
30
los departamentos concernientes. Debemos permitir que los obreros se declaren en
huelga y que las masas hagan manifestaciones. El derecho a realizar manifestaciones
está estipulado en la Constitución. Propongo que, en el futuro, cuando se modifique la
Constitución, se agregue la libertad de huelga, permitiendo así que los obreros se
declaren en huelga. Esto facilitará la solución de las contradicciones del Estado y los
directores de fábrica con las masas. Estas son contradicciones y nada más. El mundo
está lleno de contradicciones. La revolución democrática resolvió aquellas que
teníamos con el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Hoy,
también se han resuelto en lo fundamental nuestras contradicciones con el capitalismo
nacional y la pequeña producción en cuanto al sistema de propiedad, pero, al mismo
tiempo, se ha puesto de relieve contradicciones distintas y han surgido otras nuevas.
Tenemos centenares de miles de cuadros del nivel de comité distrital del Partido para
arriba, y en sus manos está el destino del país. Si ellos no actúan bien, si se divorcian
de las masas y no mantienen el estilo de vida sencilla y lucha dura, los obreros, los
campesinos, los estudiantes tendrán razón para desaprobarlos. Debemos estar alerta
para no fomentar el estilo burocrático ni convertirnos en una capa aristocrática,
divorciada del pueblo. Al que practique el burocratismo, insultando y oprimiendo a las
masas en lugar de resolver sus problemas, y rehúse enmendar tal conducta, las masas
tendrán toda razón para derribarlo. Digo que está muy bien que lo derriben, que deben
derribarlo.
Actualmente, los partidos democráticos y la burguesía se oponen a la democracia
grande del proletariado. Si desplegáramos otra campaña contra los "cinco males", ellos
no estarían de acuerdo. Tienen mucho miedo de que, al ponerse en práctica la
democracia grande, los partidos democráticos sean eliminados y no haya más
coexistencia duradera. ¿Gusta a los profesores de cátedra la democracia grande?
¡Quién sabe! Creo que abrigan cierto recelo y también temen a la democracia grande
del proletariado. Si ellos quieren practicar la democracia grande de la burguesía,
nosotros les opondremos una campaña de rectificación, o sea, la remodelación
ideológica. Movilizaremos a todos los estudiantes para que los critiquen. Instalaremos
un "puesto de control" en cada universidad. No podrán cruzarlo sino luego de haber
sido aprobados por las masas. Es por eso que, después de todo, los profesores de
cátedra tienen miedo a la democracia grande del proletariado.
Discurso pronunciado en la II Sesión Plenaria de del VIII
Comité Central del Partido Comunista de China.
15 de noviembre de 1956. Tomo V, p. 373
Las contradicciones entre nosotros y el enemigo son antagónicas. En cuanto a las
contradicciones en el seno del pueblo, las que existen dentro de las masas trabajadoras
no son antagónicas, mientras que las existentes entre la clase explotada y la
explotadora tienen, además del aspecto antagónico, otro no antagónico. Las
contradicciones en el seno del pueblo no datan de hoy, pero tienen distinto contenido
en los diferentes períodos de la revolución y el período de la construcción socialista.
En las condiciones actuales de nuestro país, esas contradicciones comprenden: las
contradicciones dentro de la clase obrera, dentro del campesinado y dentro de la
31
intelectualidad; las contradicciones entre la clase obrera y el campesinado; las
contradicciones entre los obreros y campesinos, por una parte, y los intelectuales, por
la otra; las contradicciones entre la clase obrera y los demás trabajadores, de un lado, y
la burguesía nacional, del otro; las contradicciones dentro de la burguesía nacional, etc.
Nuestro gobierno popular es un gobierno que representa realmente los intereses del
pueblo y que está al servicio de éste. Sin embargo, entre el gobierno y las masas
populares también existen ciertas contradicciones. Estas incluyen las contradicciones
entre los intereses del sector estatal, los intereses del sector colectivo y los intereses
individuales, entre la democracia y el centralismo, entre dirigentes y dirigidos y entre
las masas y ciertos trabajadores gubernamentales con estilo burocrático. Todas éstas
también son contradicciones en el seno del pueblo. Hablando en términos generales,
las contradicciones en el seno del pueblo son contradicciones que se dan sobre la base
de la identidad fundamental de los intereses de éste.
En nuestro país, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional hace
parte de las contradicciones en el seno del pueblo. La lucha de clases entre la clase
obrera y la burguesía nacional es, en general, una lucha de clases en las filas del
pueblo, porque la burguesía nacional de China tiene doble carácter. En el período de la
revolución democrático-burguesa, ella tenía en su carácter tanto un lado revolucionario
como otro conciliador. En el período de la revolución socialista, al tiempo que explota
a la clase obrera obteniendo ganancias, apoya la Constitución y se muestra dispuesta a
aceptar la transformación socialista. La burguesía nacional difiere del imperialismo, la
clase terrateniente y la burguesía burocrática. La contradicción entre la clase obrera y
la burguesía nacional, que es una contradicción entre explotados y explotadores, es de
suyo antagónica. Sin embargo, en las condiciones concretas de China, esta
contradicción antagónica entre las dos clases, si la tratamos apropiadamente, puede
transformarse en no antagónica y ser resuelta por medios pacíficos. Pero la
contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional se convertirá en una
contradicción entre nosotros y el enemigo si no la tratamos como es debido, es decir, si
no aplicamos la política de unidad, crítica y educación respecto a la burguesía nacional,
o si ella no acepta esta política nuestra.
Las contradicciones entre nosotros y el enemigo y las contradicciones en el seno del
pueblo, por ser de distinta naturaleza, deben resolverse con diferentes métodos. En
pocas palabras, en el primer caso, se trata de establecer una clara distinción entre
nosotros y el enemigo y, en el segundo, entre lo correcto y lo erróneo. Por supuesto,
distinguir entre nosotros y el enemigo también implica distinguir entre lo correcto y lo
erróneo. Por ejemplo, la cuestión de si la razón nos asiste a nosotros o a los
reaccionarios internos y externos -- el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo
burocrático --, supone asimismo distinguir entre lo correcto y lo erróneo, pero se
diferencia, por su naturaleza, de las cuestiones relativas a lo correcto y lo erróneo en el
seno del pueblo.
El nuestro es un Estado de dictadura democrática popular, dirigido por la clase
obrera y basado en la alianza obrero-campesina. ¿Cuáles son las funciones de esta
dictadura? Su primera función es reprimir, dentro del país, a las clases y elementos
reaccionarios, a los explotadores que oponen resistencia a la revolución socialista y a
los que sabotean nuestra construcción socialista, es decir, resolver las contradicciones
entre nosotros y el enemigo interno. Por ejemplo, está dentro del marco de nuestra
dictadura arrestar, juzgar y condenar a ciertos contrarrevolucionarios, lo mismo que
32
privar por determinado tiempo de derechos electorales y libertad de expresión a los
terratenientes y burgueses burocráticos. Para mantener el orden público y defender los
intereses de las masas populares, también es necesario ejercer la dictadura sobre los
ladrones, estafadores, incendiarios, asesinos, bandas de malhechores y otros elementos
nocivos que alteran seriamente el orden público. La segunda función de esta dictadura
es defender a nuestro país de la subversión y eventual agresión de los enemigos
externos. En este caso, la dictadura asume la tarea de resolver la contradicción entre
nosotros y el enemigo externo. El objetivo de la dictadura es proteger a todo el pueblo
para que pueda dedicarse al trabajo pacífico y así transformar a China en un país
socialista con una industria, una agricultura, una ciencia y una cultura modernas.
¿Quiénes ejercen la dictadura? Naturalmente, la clase obrera y el pueblo dirigido por
ella. La dictadura no se aplica dentro del pueblo. Es imposible que el pueblo ejerza la
dictadura sobre sí mismo, e inadmisible que una parte del pueblo oprima a otra. Los
elementos pertenecientes al pueblo que infrinjan las leyes también deben ser castigados
con arreglo a la ley, pero entre esto y la dictadura que reprime a los enemigos del
pueblo media una diferencia de principio. Dentro del pueblo se practica el centralismo
democrático. Nuestra Constitución estipula que los ciudadanos de la República Popular
China gozan de libertad de palabra, de prensa, de reunión, de asociación, de desfile, de
manifestación, de culto, etc. Establece, además, que los organismos del Estado
practiquen el centralismo democrático y se fundamenten en las masas populares y que
su personal sirva al pueblo. Nuestra democracia socialista es la democracia más
amplia, una democracia que no puede existir en ningún Estado burgués. Nuestra
dictadura es una dictadura democrática popular, dirigida por la clase obrera y basada
en la alianza obrero-campesina. Esto significa que dentro del pueblo se practica la
democracia, mientras que la clase obrera, en unión con todos los que gozan de
derechos ciudadanos, los campesinos en primer lugar, ejerce la dictadura sobre las
clases y elementos reaccionarios y sobre aquellos que se oponen a las transformaciones
socialistas y la construcción socialista. En sentido político, por derechos ciudadanos se
entienden los derechos a la libertad y a la democracia.
Sin embargo, esta libertad es una libertad bajo dirección, y esta democracia es una
democracia guiada por el centralismo; no son la anarquía. La anarquía no responde a
los intereses y deseos del pueblo.
[...]
En la sociedad socialista, las contradicciones fundamentales siguen siendo las
existentes entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, y entre la
superestructura y la base económica. Sin embargo, por su carácter y sus
manifestaciones, estas contradicciones son radicalmente distintas de las que se daban
en las viejas sociedades entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, y
entre la superestructura y la base económica. El actual sistema social de nuestro país es
muy superior al dé antaño. De no ser así, el viejo sistema no habría sido derrocado y el
nuevo no habría podido implantarse. Al afirmar que las relaciones de producción
socialistas son por su naturaleza más apropiadas que las de la vieja época para el
desarrollo de las fuerzas productivas, se quiere decir que aquéllas permiten a las
fuerzas productivas desarrollarse a un ritmo desconocido en la vieja sociedad, gracias a
33
lo cual la producción puede ampliarse de continuo y las siempre crecientes necesidades
del pueblo pueden satisfacerse de manera gradual. En la vieja China, sometida a la
dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, las fuerzas
productivas se desarrollaban con extrema lentitud. Durante más de medio siglo antes
de la Liberación, la producción anual de acero en todo el país, sin contar la del
Nordeste, no pasaba de unas decenas de miles de toneladas, mientras que, incluyendo
ésta, la producción máxima anual alcanzó sólo a algo más de novecientas mil
toneladas. En 1949, la producción de acero en todo el país fue sólo de poco más de
cien mil toneladas. Pero ahora, apenas siete años después de la liberación del país, ya
asciende a cuatro millones y varios cientos de miles de toneladas. En la vieja China
casi no existía industria de construcción de maquinaria, y mucho menos las industrias
automotriz y aeronáutica. Hoy, sin embargo, se ha creado todo esto. ¿Hacia dónde
debía marchar China una vez que el pueblo derrocó la dominación del imperialismo, el
feudalismo y el capitalismo burocrático? ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?
Mucha gente no tenía una idea clara al respecto. Los hechos han dado la respuesta:
Sólo el socialismo puede salvar a China. El sistema socialista ha promovido un
impetuoso desarrollo de nuestras fuerzas productivas, hecho que hasta nuestros
enemigos externos han tenido que reconocer.
Pero nuestro sistema socialista acaba de instaurarse, y aún no está totalmente
establecido ni consolidado por completo. En las empresas mixtas estatal-privadas de la
industria y el comercio, los capitalistas reciben todavía un dividendo fijo, valga decir,
aún existe explotación. En cuanto a la propiedad se refiere, este tipo de empresas no
tiene todavía un carácter completamente socialista. Una parte de las cooperativas de
producción agrícola y de las cooperativas de producción artesanal aún es de carácter
semisocialista. En las cooperativas enteramente socialistas, quedan por resolver ciertos
problemas acerca de la propiedad. Las relaciones entre las distintas ramas de la
economía en cuanto a producción e intercambio, están aún estableciéndose de modo
gradual y en consonancia con los principios socialistas y van buscando poco a poco
formas relativamente adecuadas. Dentro de cada uno de los dos sectores de la
economía socialista -- el uno de propiedad de todo el pueblo y el otro de propiedad
colectiva --, así como en sus relaciones mutuas, fijar la proporción entre la
acumulación y el consumo es un problema complicado, al que no es fácil encontrar de
golpe una solución completamente racional. En resumidas cuentas, ya se han creado
las relaciones de producción socialistas y ellas están en consonancia con el desarrollo
de las fuerzas productivas; pero, al mismo tiempo, están lejos de ser perfectas, y esta
imperfección se halla en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas.
Este fenómeno de consonancia y contradicción simultáneas, además de darse entre las
relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas, se presenta también
entre la superestructura y la base económica. La superestructura -- el sistema estatal y
las leyes de la dictadura democrática popular, así como la ideología socialista guiada
por el marxismo-leninismo -- desempeña un positivo papel impulsor para la victoria de
las transformaciones socialistas y el establecimiento de la organización socialista del
trabajo en nuestro país; ella está en consonancia con la base económica socialista, es
decir, con las relaciones de producción socialistas. Pero, a su vez, la existencia de la
ideología burguesa, cierto estilo burocrático en nuestros organismos estatales y las
deficiencias en algunos eslabones del sistema estatal, están en contradicción con la
base económica socialista. En adelante, debemos seguir solucionando estas
contradicciones según lo aconsejen las circunstancias concretas. Naturalmente, una vez
34
resueltas estas contradicciones, surgirán nuevos problemas. Y las nuevas
contradicciones también exigirán solución. Por ejemplo, se necesita hacer constantes
reajustes mediante los planes del Estado para tratar la contradicción entre la
producción social y las necesidades sociales, contradicción que continuará existiendo
objetivamente durante largo tiempo. Nuestro Estado elabora cada año un plan
económico y establece una proporción adecuada entre la acumulación y el consumo, a
fin de lograr el equilibrio entre la producción y las necesidades. Lo que llamamos
equilibrio es la temporal y relativa unidad de los contrarios. Al cabo de un año, este
equilibrio, tomado en su conjunto, queda roto por la lucha de los contrarios, esta
unidad se ve alterada, el equilibrio se convierte en desequilibrio, la unidad en
desunidad y, entonces, una vez más se hace necesario conseguir el equilibrio y ja
unidad para el año siguiente. En esto reside la superioridad de nuestra economía
planificada. En realidad, este equilibrio y esta unidad se rompen parcialmente cada mes
y cada trimestre, y se requieren reajustes parciales. A veces, se presentan
contradicciones y se rompe el equilibrio debido a que las medidas subjetivas no
corresponden a la realidad objetiva. Esto es lo que llamamos cometer un error. Las
contradicciones surgen de continuo y se resuelven también continuamente: He aquí la
ley dialéctica del desarrollo de las cosas.
La situación actual es la siguiente: Las vastas y tempestuosas luchas clasistas de las
masas, características de los períodos de revolución, han terminado en lo fundamental,
pero la lucha de clases no ha cesado por completo. Las grandes masas populares
acogen el nuevo sistema, pero todavía no se sienten muy acostumbradas a él. Los
trabajadores gubernamentales aún no tienen suficiente experiencia y necesitan seguir
examinando y explorando algunos problemas relativos a las políticas concretas. En
otras palabras, se necesita un proceso para que nuestro sistema socialista continúe
estableciéndose y consolidándose, para que las masas se acostumbren al nuevo sistema
y para que los trabajadores gubernamentales aprendan y adquieran experiencias. En
este momento es, pues, imperativo que planteemos la cuestión de diferenciar las
contradicciones en el seno del pueblo de las existentes entre nosotros y el enemigo y la
de tratar correctamente las contradicciones en el seno del pueblo, con el propósito de
cohesionar al pueblo de todas las nacionalidades de nuestro país para una nueva batalla
-- la batalla contra la naturaleza --, desarrollar nuestra economía y nuestra cultura,
hacer que todo el pueblo atraviese de manera relativamente feliz el actual período de
transición, consolidar nuestro nuevo sistema y construir nuestro nuevo Estado.
Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo.
27 de febrero de 1957. Tomo V., p.422
En segundo termino, la situación de los intelectuales de nuestro país. No disponemos
de estadísticas precisas sobre el número de intelectuales chinos. Se calcula que hay
alrededor de cinco millones de todo tipo, entre intelectuales de alta categoría e
intelectuales en general. De estos cinco millones, la absoluta mayoría son patriotas,
aman nuestra República Popular y están dispuestos a servir al pueblo y al Estado
socialista. Un pequeño número de intelectuales no gusta mucho del sistema socialista
ni se siente muy feliz con él. Todavía se muestra escéptico respecto del socialismo,
35
pero no deja de ser patriota frente al imperialismo. Los intelectuales hostiles a nuestro
Estado son muy pocos. A ellos no les agrada nuestro Estado de dictadura del
proletariado y añoran la vieja sociedad. A la primera ocasión que se les presenta, agitan
las aguas y provocan disturbios, intentando derrocar al Partido Comunista y restaurar la
vieja China. Entre la línea proletaria y la burguesa, entre la socialista y la capitalista, se
obstinan en seguir la segunda. Y como seguir esta línea es impracticable, de hecho
están dispuestos a entregarse al imperialismo, al feudalismo y al capitalismo
burocrático. Tales individuos figuran en los círculos políticos, industriales y
comerciales, culturales y docentes, científico-tecnológicos y religiosos, y son
extremadamente reaccionarios. Constituyen sólo el 1, 2 ó 3 por ciento de los cinco
millones. La abrumadora mayoría, o sea más del 90 por ciento, apoya en diverso grado
el sistema socialista. Muchos de ellos aún no tienen muy claro cómo trabajar bajo el
socialismo y cómo comprender, manejar y resolver tantos problemas nuevos.
Respecto a la actitud de los cinco millones de intelectuales hacia el marxismo, se
podría decir que más del 1o por ciento -- comunistas y simpatizantes -- están
relativamente familiarizados con el marxismo y, bien plantados sobre sus pies, se
sitúan firmemente en la posición del proletariado. Ellos sólo representan una minoría
de ese total de cinco millones, pero constituyen su núcleo y tienen gran fuerza. La
mayoría desea estudiar el marxismo y ya ha aprendido algo, pero aún no lo conoce
bien. Entre esta mayoría hay algunos que, siendo todavía escépticos y careciendo de
una posición firme, vacilan en cuanto se levanta una tormenta. Este sector de
intelectuales, que constituyen la gran mayoría de los cinco millones, mantienen una
posición intermedia. Aquellos que se oponen obstinadamente al marxismo o le tienen
odio representan una mínima proporción. Hay algunos que, si bien no lo declaran
abiertamente, de hecho desaprueban el marxismo. Habrá gentes de este tipo durante
mucho tiempo y debemos permitirles que lo desaprueben. Por ejemplo, algunos
idealistas pueden apoyar el sistema político y económico del socialismo, pero disienten
de la concepción marxista del mundo. Lo mismo ocurre con los patriotas de los
círculos religiosos. Ellos son teístas y nosotros ateos. No podemos forzarlos a aceptar
la concepción marxista del mundo. En resumen, sobre la actitud de los cinco millones
de intelectuales hacia el marxismo, puede decirse lo siguiente: Los que aprueban el
marxismo y están relativamente familiarizados con él son una minoría, los que se
oponen a el son también una minoría y la mayoría lo aprueba pero no lo conoce bien, y
esta aprobación se da en muy diversos grados. Se presentan, por consiguiente, tres
posiciones: apoyo resuelto, vacilación y oposición. Tal situación perdurará por largo
tiempo; esto debemos reconocerlo, pues si no, puede suceder que exijamos demasiado
a los demás y nos asignemos a nosotros mismos tareas muy pequeñas. La tarea de los
camaradas encargados de la propaganda es divulgar el marxismo. Esto debe hacerse
gradualmente y en forma apropiada, de manera que la gente lo acepte gustosa. No
podemos obligar a la gente a aceptar el marxismo; lo único admisible en este sentido es
la persuasión. Estaría muy bien que, en un período de varios planes quinquenales, un
buen número de intelectuales llegara a aceptar el marxismo y lograse comprenderlo
mejor a través de su trabajo y de su vida, a través de su práctica en la lucha de clases,
en la producción y en las actividades científicas. Y esto es lo que esperamos.
36
Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China
sobre trabajo de propaganda.
12 de marzo de 1957. Tomo V, p. 460
Lo fundamental es tener confianza en la gran mayoría de las masas, abrigar la
convicción de que la gran mayoría del pueblo es honesta. En su inmensa mayoría, los
obreros son honestos, y lo son también los campesinos. Otro tanto puede decirse de los
militantes del Partido Comunista y de la Liga de la Juventud en su gran mayoría. No es
su propósito llevar a nuestro país al caos. En cuanto a la mayor parte de los
intelectuales burgueses, de los capitalistas y de los militantes de los partidos
democráticos, éstos son transformables. Por lo tanto, no debemos tener miedo a que se
produzca el caos; no se producirá ni puede producirse. Hay que confiar en la mayoría.
¿Nos referirnos aquí por mayoría al 51 por ciento? No, nos referimos a un porcentaje
que va del 90 al 98 por ciento.
Para todos nosotros, la revolución socialista es algo nuevo. La que hicimos en el
pasado fue una revolución democrática, de carácter burgués, llamada a eliminar
únicamente la propiedad imperialista, la Feudal y la del capitalismo burocrático, y no
la propiedad individual ni la del capitalismo nacional. Esto permitió que muchos
pasaran la prueba de la revolución democrática. Algunos de ellos, que no sentían
suficiente afán por una revolución democrática cabal, pasaron por ella a duras penas;
otros, que trabajaban a conciencia por una revolución democrática cabal, salieron, ellos
sí, airosos de esta prueba. Ahora se trata de pasar la prueba del socialismo, que para
algunos resulta difícil. (pág. 545)
[...]
A muchos no les entró lo que dije el 30 de abril[2]. "Desaparecida la piel, ¿a qué podrá
adherirse el pelo?" Afirmé entonces que en China habían existido cinco pieles. Las tres
viejas pieles eran la propiedad imperialista, la propiedad Feudal y la propiedad del
capitalismo burocrático. En el pasado, los intelectuales vivían a costillas de estas tres
pieles; a costillas, además, de la propiedad del capitalismo nacional y la propiedad de
los pequeños productores, o sea, la de la pequeña burguesía. La revolución democrática
en nuestro país se dirigía contra las primeras tres pieles, y duró más de cien años a
contar desde Lin Tse-sü[3]. La revolución socialista se dirige contra las dos últimas: la
propiedad del capitalismo nacional y la de los pequeños productores. Ahora todas estas
cinco pieles han dejado de existir. Las tres antiguas desaparecieron hace tiempo y las
otras dos tampoco existen ya. ¿Qué piel hay ahora? La de la propiedad social
socialista. Esta, desde luego, comprende dos partes: la propiedad de todo el pueblo y la
colectiva. ¿A costillas de quiénes viven ellos ahora? Sean los partidos democráticos,
los profesores universitarios, los científicos o los periodistas, todos ellos viven a
costillas de la clase obrera y los campesinos colectivizados, de la propiedad de todo el
pueblo y la colectiva y, en síntesis, de la propiedad social socialista. Aquellas cinco
viejas pieles ya no existen, y el pelo, ¿qué? Se ha quedado volando en el aire y ni
cayendo puede afianzarse. Los intelectuales todavía miran con desprecio esta nueva
37
piel. ¡Vaya con el proletariado y los campesinos pobres y campesinos medios
inferiores! ¡Vaya con esa gente tan ignorante, que no entiende ni de astronomía ni de
geografía, y que es inferior a Sus Señorías en cuanto a los conocimientos sobre "las
tres religiones y las nueve escuelas"[4]! Los intelectuales son renuentes aceptar el
marxismo-leninismo. A el se le oponía antes mucha gente. Se le oponían los
imperialistas, y Chiang Kai-shek lo combatía todos los días aseverando que "el
comunismo es extraño a la índole nacional de China", lo que infundió a muchos el
miedo a esta cosa. Se requiere un proceso y una campaña de revolución ideológica
socialista para que los intelectuales acepten el marxismo-leninismo y transformen su
concepción burguesa del mundo en proletaria. La campaña desplegada este año tiene
precisamente por objeto desbrozar ese camino. (pág. 554)
______________
2]
El 30 de abril de 1957, el camarada Mao Tsetung convocó una reunión de responsables de los
partidos democráticos y personalidades democráticas sin partido y en ella dio una charla sobre
la campaña de rectificación y la transformación ideológica de los intelectuales. [pág. 554]
[3]
Lin Tse-sü (1785-1850), gobernador de las provincias de Kuangtung y Kuangsí en tiempos
de la Guerra del Opio, bajo la dinastía Ching. Impulsó una resuelta resistencia a la agresión
inglesa. [pág. 554]
[4]
Con el término "tres religiones" se refiere al confucianismo, al taoísmo y al budismo, y con
el de "nueve escuelas", a la escuela confuciana, la taoísta, la del yin y el yang, la legista, la
nominalista, la de Motsi, la diplomática, la polimática y la agronómica. Posteriormente se
emplearon estos términos para aludir, por extensión, a las diversas escuelas religiosas y
académicas. En la vieja sociedad, se aplicaban también a una gran variedad de oficios inciertos
y ambulantes. [pág. 554]
Confiar firmemente en la gran mayoría de las masas.
13 de octubre de 1957.
No hay que temer a las masas, sino estar junto con ellas. Algunos camaradas tienen
tanto miedo a las masas como al agua. ¿Nadan ustedes o no? Yo ando aconsejando la
natación dondequiera que llego. El agua es una cosa buena. Siempre que te ejercites en
la natación una hora al día, que lo hagas hoy y lo repitas mañana, y así durante cien
días continuos, te aseguro que aprenderás a nadar. Pero, en primer término, no debes
pedir que nadie te enseñe y, en segundo, no usar salvavidas, pues con éste nunca
aprenderás. "¡Pero si mi vida es tan importante, y yo no sé nadar!" Entonces puedes
nadar primero allí donde el agua sea poco profunda. Suponiendo que el plazo de
aprendizaje sea de cien días, puedes dedicar treinta a nadar en aguas poco profundas, y
así aprenderás. Al que ha aprendido a nadar, le da lo mismo hacerlo en el río Yangtsé
que en el Océano Pacífico, pues en ambos casos se encuentra con la misma cosa: agua.
Algunos dicen que, si uno nada en una piscina, puede ser salvado de inmediato en caso
de hundirse, sin riesgo de muerte, pero que nadar en el río Yangtsé es terrible, pues el
agua corre tan rápido que, si se hunde, nadie sabrá dónde encontrarlo. Este argumento
lo usan para atemorizar a la gente. A mi juicio, hablar así es propio de profanos en la
materia. Nuestros campeones de natación, nuestros maestros y profesores de natación
en piscinas, que antes no se atrevían a zambullirse en el Yangtsé, ahora se atreven.
38
¿Acaso no hay ya quienes nadan aquí en el río Juangpu? El Juangpu y el Yangtsé son
piscinas donde no se cobra ni un centavo por la entrada. Poniendo metafóricamente al
pueblo como el agua y a los dirigentes de todos los niveles como los nadadores,
diríamos que éstos no deben apartarse del agua, que deben seguir el curso de las aguas
y no ir en contra. No deben vilipendiar a las masas. ¿De cuándo acá se las puede
vilipendiar? No deben injuriar a las masas obreras, campesinas y estudiantiles, ni a la
mayoría de los miembros de los partidos democráticos y de los intelectuales; no
enfrentarse a las masas, sino permanecer siempre al lado de ellas. Las masas también
pueden cometer errores. Cuando esto sucede, debemos razonar con ellas en forma
debida y, si no quieren escucharnos, esperar la oportunidad para hablarles de nuevo.
Pero, nunca debemos separarnos de las masas, lo mismo que, al nadar, no debemos
apartarnos del agua. Cuando Liu Pei dio con Chuke Liang, fue, según sus propias
palabras, como cuando "el pez da con el agua". Este fue un hecho real. Así está escrito
no sólo en la novela, sino también en los anales históricos, donde se hace el mismo
paralelo. Las masas son Chuke Liang y los dirigentes, Liu Pei. Unos son dirigentes y
los otros, dirigidos.
La sabiduría proviene de las masas. Siempre he dicho que los intelectuales son los
más ignorantes. Esta es una manera de hablar para ir al fondo de las cosas. Si los
intelectuales yerguen el rabo, lo tendrán más largo que el de Sun Wu-kung. Sun Wukung, que era capaz de metamorfosearse en setenta y dos figuras distintas, cierta vez
no tuvo más remedio que hacer pasar su rabo por un largo mástil. ¡Es realmente
terrible cuando los intelectuales yerguen el rabo! "Si yo no soy la primera autoridad de
la Tierra, soy al menos la segunda." "¿Qué valen ustedes los obreros y campesinos?
Ustedes son unos simplones que apenas conocen unos cuantos caracteres." Con todo,
los problemas que atañen a la situación general no son decididos por los intelectuales,
sino finalmente por los trabajadores y, más aún, por el sector más avanzado de los
trabajadores, el proletariado.
¿Debe ser el proletariado el que dirija a la burguesía, o a la inversa? ¿Debe ser el
proletariado el que dirija a los intelectuales, o a la inversa? Los intelectuales tendrán
que hacerse intelectuales del proletariado; no les queda otra salida. "Desaparecida la
piel, ¿a qué podrá adherirse el pelo?"[3] Antes, el "pelo" -- los intelectuales -- estaba
adherido a cinco "pieles" distintas, viviendo a costillas de ellas. La primera piel era la
propiedad imperialista. La segunda, la propiedad feudal. La tercera, la propiedad del
capitalismo burocrático. ¿No se proponía la revolución democrática derribar las tres
grandes montañas? Se proponía justamente derribar el imperialismo, el feudalismo y el
capitalismo burocrático. La cuarta piel era la propiedad del capitalismo nacional. La
quinta, finalmente, era la propiedad de los pequeños productores, o sea, la propiedad
individual de los campesinos y los artesanos. En el pasado, los intelectuales estaban
adheridos o a las primeras tres pieles o a las dos últimas, y vivían de ellas. ¿Existen aún
o no estas cinco pieles? Como antes se decía, "la piel ha desaparecido". Los
imperialistas se largaron y nosotros tomamos posesión de sus bienes. La propiedad
feudal quedó eliminada y la tierra Fue distribuida entre los campesinos, que hoy,
además, se han cooperativizado. Las empresas del capitalismo burocrático fueron
confiscadas por el Estado. Las empresas industriales y comerciales del capitalismo
nacional se han transformado en empresas mixtas estatal-privadas, pasando a ser en lo
fundamental (aún no completamente) socialistas. La propiedad individual de los
campesinos y los artesanos se ha convertido en propiedad colectiva, aunque este
sistema de propiedad todavía no está consolidado y para ello se requiere aún varios
39
años. Estas cinco pieles han dejado de existir, pero siguen ejerciendo su influencia
sobre el "pelo", sobre los capitalistas y los intelectuales, que las evocan siempre, hasta
en sueños. Quienes proceden de la vieja sociedad y vienen de transitar los viejos
carriles, añoran constantemente la antigua vida y las antiguas costumbres. Por lo tanto,
la remodelación del hombre requiere un tiempo más largo.
En el presente, ¿a qué piel están adheridos los intelectuales? A la piel de la
propiedad social, al cuerpo del proletariado. ¿Quién les da de comer? Los obreros y los
campesinos. Los intelectuales son maestros contratados por la clase obrera y demás
trabajadores para enseñar a sus hijos. Si tú desobedeces al contratante e insistes en
inculcar a los alumnos tus propias cosas, los ensayos de cliché, la doctrina confuciana
o los cachivaches capitalistas y, con tu educación, formas unos cuantos
contrarrevolucionarios, eso no lo tolerará la clase obrera, que te despedirá o no te
renovará el contrato para el año siguiente.
Como dije hace cien días en este mismo lugar, los intelectuales procedentes de la
vieja sociedad ya no tienen ninguna base, pues han perdido su antigua base económicosocial; en otras palabras, han desaparecido aquellas cinco pieles, y así a ellos no les
queda más alternativa que adherirse a la nueva piel. Algunos intelectuales se sienten
intranquilos, andan con el alma en vilo. Flotan en el aire, sin poder prenderse del cielo
ni asentar los pies en la tierra. Esas personas, dije entonces, deben ser llamadas
"caballeros suspendidos en el vacío". Flotan en el aire sin tener dónde posarse. Desean
volver a su vieja querencia, pero como allí no queda nada, como esas pieles ya no
existen, es imposible el regreso. Aunque huérfanos de hogar, no se resignan, sin
embargo, a adherirse al cuerpo del proletariado. Para hacerlo, tendrían que estudiar la
ideología del proletariado, adquirir algún sentimiento de cariño por el y trabar amistad
con los obreros y campesinos. Pero ellos no quieren proceder así y, a sabiendas de que
allí ya no queda nada, todavía piensan en su viejo hogar. Lo que hacemos ahora es
persuadirlos a que despierten. Creo que, a través de esta crítica masiva, despertarán en
uno u otro grado.
______________
3]
Citado de Tsuo Chuan, "El decimocuarto año del reinado del príncipe Sikung".
Rechazar la ofensiva de los derechistas burgueses.
9 de julio de 1957. Tomo V., p.511
Frente a la gran competencia de ideas, la gran apertura de opiniones, el gran debate y el
dazibao, existen principalmente dos temores. Primero, el temor a los desórdenes.
¿Tienen ustedes miedo a los desórdenes? A mi juicio, son muchos los que les tienen
miedo. Segundo, el temor a no poder salir de la embarazosa situación creada. Los que
desempeñan cargos de directores de fábricas, cooperativas y centros docentes y de
secretarios de comités del Partido, temen no poder salir de la embarazosa situación en
que puedan hallarse luego de que se haya dado paso a la apertura de opiniones y se
hayan encendido las llamas. Ahora ya es fácil convencer a la gente de que se deshaga
de esos temores; sin embargo, la cuestión se presentaba muy difícil en aquel mes de
40
mayo. En los treinta y cuatro centros de enseñanza superior de Pekín, no se dio curso a
la apertura sino después de una serie de reuniones. ¿Por qué no se debe abrigar
temores? ¿Por qué es ventajosa la apertura? ¿Qué trae más ventajas: la competencia y
apertura en grande, la competencia y apertura en pequeño o el veto a todas ellas? No es
ventajoso el veto y, en cuanto a la competencia y apertura en pequeño, no resuelve los
problemas; así, la gran competencia y la gran apertura se hacen, de todos modos,
necesarias. Estas últimas no tienen por qué dar origen a desórdenes ni impedirle a uno
salir de las situaciones embarazosas que puedan producirse. Claro que hay unos pocos
individuos que constituyen la excepción a la regla, como es el caso de Ting Ling, quien
no halló la manera de salir de apuros. Otro ejemplo es el de Feng Süe-feng, quien,
habiendo prendido fuego para quemar al Partido Comunista, tampoco encontró salida.
Pero éste es el caso de un puñado de personas: los derechistas. Los demás no tienen
motivo para temer que se les haga imposible salir de apuros, pues podrán hacerlo. Si
tienen vicios, no son otros que el burocratismo, el sectarismo y el subjetivismo, que
deben corregir, sin que haya razón para el temor. Lo fundamental es tener confianza en
la gran mayoría de las masas, abrigar la convicción de que la gran mayoría del pueblo
es honesta. En su inmensa mayoría, los obreros son honestos, y lo son también los
campesinos. Otro tanto puede decirse de los militantes del Partido Comunista y de la
Liga de la Juventud en su gran mayoría. No es su propósito llevar a nuestro país al
caos. En cuanto a la mayor parte de los intelectuales burgueses, de los capitalistas y de
los militantes de los partidos democráticos, éstos son transformables. Por lo tanto, no
debemos tener miedo a que se produzca el caos; no se producirá ni puede producirse.
Hay que confiar en la mayoría. ¿Nos referirnos aquí por mayoría al 51 por ciento? No,
nos referimos a un porcentaje que va del 90 al 98 por ciento.
Para todos nosotros, la revolución socialista es algo nuevo. La que hicimos en el
pasado fue una revolución democrática, de carácter burgués, llamada a eliminar
únicamente la propiedad imperialista, la Feudal y la del capitalismo burocrático, y no
la propiedad individual ni la del capitalismo nacional. Esto permitió que muchos
pasaran la prueba de la revolución democrática. Algunos de ellos, que no sentían
suficiente afán por una revolución democrática cabal, pasaron por ella a duras penas;
otros, que trabajaban a conciencia por una revolución democrática cabal, salieron, ellos
sí, airosos de esta prueba. Ahora se trata de pasar la prueba del socialismo, que para
algunos resulta difícil. Vale traer aquí, a modo de ejemplo, el caso de un militante del
Partido en Jupei, procedente de una familia de asalariados agrícolas que vivió de la
mendicidad durante tres generaciones. Con la Liberación, se emancipó y comenzó a
llevar una vida cómoda, y llegó a ser un cuadro de nivel territorial. Pues bien, hace
poco se mostró muy descontento del socialismo, muy en desacuerdo con la
cooperativización y, queriendo "ser libre", se opuso al monopolio estatal de compra y
venta de cereales. Ahora se ha abierto, con fines de educación clasista, una exposición
sobre su vida, y allí el hombre lloró a mares y se manifestó dispuesto a corregir sus
errores. ¿Por qué cuesta tanto pasar la prueba del socialismo? Porque de lo que se trata
en esta prueba es de eliminar la propiedad capitalista convirtiéndola en propiedad
socialista de todo el pueblo, y de eliminar la propiedad individual convirtiéndola en
propiedad colectiva socialista. Es obvio que esta lucha ha de durar muchos años,
siendo por ahora difícil predecir con exactitud cuánto tiempo durará el período de
transición. Este año se ha presentado una creciente de la lucha. ¿Se presentará en
adelante una creciente cada año, como ocurre con el río Amarillo? Me parece que su
frecuencia no será tanta, pero no faltarán en el futuro, crecientes como ésta.
41
Ahora, ¿cuánta gente en todo el país desaprueba el socialismo? A este respecto, un
buen número de camaradas de diversos lugares y yo hemos hecho algún cálculo. De
toda la población del país, probablemente un 10 por ciento desaprueba el socialismo o
se opone a él. Este porcentaje comprende a la clase terrateniente y los campesinos
ricos, así como a una parte de los campesinos medios acomodados, de la burguesía
nacional, de los intelectuales burgueses y de la pequeña burguesía superior urbana, e
incluso a unos pocos obreros, campesinos pobres y campesinos medios inferiores.
¿Qué representa el 1o por ciento de seiscientos millones de habitantes? Sesenta
millones. Esta cifra es considerable y no debemos subestimarla.
[...]
El proletariado debe formar su propio contingente de intelectuales, así como la
burguesía tuvo que formar el suyo. Ningún Poder político de clase social alguna puede
arreglárselas sin intelectuales propios. ¿Cómo podría funcionar la dictadura burguesa
de los Estados Unidos si no tuviera sus intelectuales? Siendo la nuestra una dictadura
proletaria, debemos formar un contingente de intelectuales propios del proletariado,
contingente que incluya a todos aquellos intelectuales procedentes de la vieja sociedad
que, como resultado de la reeducación, hayan hecho sólidamente suya la posición de la
clase obrera. Entre los derechistas que se resisten a cambiar se cuenta probablemente
ese tal Chang Nai-chi. Si usted le aconseja que se convierta en un intelectual proletario,
dirá que no, que él hace tiempo se transformó y que es un "burgués rojo". Pero toda
autodefinición necesita someterse a un examen colectivo, es decir, uno tiene derecho a
definirse a sí mismo como le parezca, pero es indispensable someter esto a un examen
de la comunidad. A él le decimos: "Usted no ha alcanzado esa calificación. Usted,
Chang Nai-chi, es un burgués blanco." Hay quienes abogan por ser calificados primero
y rojos después. ¡Eso significaría nada menos que hacerse blancos primero y rojos
después! Ellos se niegan a ser rojos ahora, diciendo que lo serán en el futuro. Cabe
preguntar: Si no son rojos ahora, ¿qué color tienen? ¿No es acaso el color blanco? Los
intelectuales deben ser rojos y a la vez calificados. Para tornarse rojos, tienen que
tomar la decisión de desprenderse definitivamente de su concepción burguesa del
mundo. Esto no implica la necesidad de leer gran cantidad de libros, pero sí la de
adquirir una verdadera comprensión de qué es el proletariado y qué la dictadura
proletaria, por qué el proletariado es la única clase que tiene porvenir en tanto que
todas las demás son clases transitorias, por qué nuestro país debe seguir el camino
socialista y no el capitalista, por qué es indispensable la dirección del Partido
Comunista, etc., etc.
A muchos no les entró lo que dije el 30 de abril[2]. "Desaparecida la piel, ¿a qué
podrá adherirse el pelo?" Afirmé entonces que en China habían existido cinco pieles.
Las tres viejas pieles eran la propiedad imperialista, la propiedad Feudal y la propiedad
del capitalismo burocrático. En el pasado, los intelectuales vivían a costillas de estas
tres pieles; a costillas, además, de la propiedad del capitalismo nacional y la propiedad
de los pequeños productores, o sea, la de la pequeña burguesía. La revolución
democrática en nuestro país se dirigía contra las primeras tres pieles, y duró más de
cien años a contar desde Lin Tse-sü[3]. La revolución socialista se dirige contra las dos
últimas: la propiedad del capitalismo nacional y la de los pequeños productores. Ahora
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todas estas cinco pieles han dejado de existir. Las tres antiguas desaparecieron hace
tiempo y las otras dos tampoco existen ya. ¿Qué piel hay ahora? La de la propiedad
social socialista. Esta, desde luego, comprende dos partes: la propiedad de todo el
pueblo y la colectiva. ¿A costillas de quiénes viven ellos ahora? Sean los partidos
democráticos, los profesores universitarios, los científicos o los periodistas, todos ellos
viven a costillas de la clase obrera y los campesinos colectivizados, de la propiedad de
todo el pueblo y la colectiva y, en síntesis, de la propiedad social socialista. Aquellas
cinco viejas pieles ya no existen, y el pelo, ¿qué? Se ha quedado volando en el aire y ni
cayendo puede afianzarse. Los intelectuales todavía miran con desprecio esta nueva
piel. ¡Vaya con el proletariado y los campesinos pobres y campesinos medios
inferiores! ¡Vaya con esa gente tan ignorante, que no entiende ni de astronomía ni de
geografía, y que es inferior a Sus Señorías en cuanto a los conocimientos sobre "las
tres religiones y las nueve escuelas"[4]! Los intelectuales son renuentes aceptar el
marxismo-leninismo. A el se le oponía antes mucha gente. Se le oponían los
imperialistas, y Chiang Kai-shek lo combatía todos los días aseverando que "el
comunismo es extraño a la índole nacional de China", lo que infundió a muchos el
miedo a esta cosa. Se requiere un proceso y una campaña de revolución ideológica
socialista para que los intelectuales acepten el marxismo-leninismo y transformen su
concepción burguesa del mundo en proletaria. La campaña desplegada este año tiene
precisamente por objeto desbrozar ese camino.
______________
[2]
El 30 de abril de 1957, el camarada Mao Tsetung convocó una reunión de responsables de los
partidos democráticos y personalidades democráticas sin partido y en ella dio una charla sobre
la campaña de rectificación y la transformación ideológica de los intelectuales. [pág. 554]
[3]
Lin Tse-sü (1785-1850), gobernador de las provincias de Kuangtung y Kuangsí en tiempos
de la Guerra del Opio, bajo la dinastía Ching. Impulsó una resuelta resistencia a la agresión
inglesa. [pág. 554]
[4]
Con el término "tres religiones" se refiere al confucianismo, al taoísmo y al budismo, y con
el de "nueve escuelas", a la escuela confuciana, la taoísta, la del yin y el yang, la legista, la
nominalista, la de Motsi, la diplomática, la polimática y la agronómica. Posteriormente se
emplearon estos términos para aludir, por extensión, a las diversas escuelas religiosas y
académicas. En la vieja sociedad, se aplicaban también a una gran variedad de oficios inciertos
y ambulantes. [pág. 554]
Confiar firmemente en la gran mayoría de las masas.
13 de octubre de 1957. Tomo V, p. 545
El Manual afirma también (pp. 331): "Si los países en los cuales las formas
económicas precapitalistas ocupan un lugar importante pueden realizar una revolución
socialista es porque ellos se benefician de la ayuda de los países socialistas avanzados".
Esta interpretación es insuficiente. China puede entrar en la vía del socialismo
principalmente porque detrás de la victoria de la revolución democrática derrocó la
dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático. Los
factores interiores son los factores esenciales. La ayuda concedida a China por los
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países en los cuales el socialismo ya ha triunfado constituye una condición, ciertamente
importante, pero no suficiente para decidir sobre la capacidad de China de avanzar o no
por el camino del socialismo. Puede solamente ejercer una influencia en el ritmo de su
progreso por el camino del socialismo después de que ella misma se haya puesto en
marcha por él. Con la ayuda progresamos un poco más rápidamente. Sin ayuda
progresamos un poco menos rápido. La ayuda de que se habla comprende no sólo la
asistencia económica de los países socialistas, sino también los aspectos positivo y
negativo de sus experiencias, de sus victorias como de sus derrotas, que nos dan
material para reflexionar
[...]
El último parágrafo de la página 330 habla de la transformación de la revolución
democrática en una revolución socialista. ¿Pero como se efectúa? El Manual no da
explicación clara. La revolución de Octubre es una revolución socialista.
Accesoriamente ha cumplido tareas que dejó inconclusas la revolución democrático
burguesa. El decreto de la nacionalización de tierras se promulgó inmediatamente
después de la revolución de Octubre. Pero la revolución democrática que debía
resolver el problema agrario se prolongó aún durante un cierto tiempo.
En China cumplimos las tareas de la revolución democrática durante la guerra de
liberación. La fundación en 1949 de la República Popular de China marcó la
coronación, en lo esencial, de la revolución democrática y el comienzo del paso al
socialismo. En seguida se necesitaron aún tres años para realizar la reforma agraria.
Pero, desde la fundación de la República Popular de China, confiscamos las empresas
capitalistas burocráticas que representaban el 80% de los capitales fijos de la industria
y del transporte del país para hacerlas propiedad de todo el pueblo.
Durante el período de la guerra de Liberación en China, lanzamos llamados para
luchar no sólo contra el imperialismo y el feudalismo, sino también contra el
capitalismo burocrático. La lucha contra el capitalismo burocrático tiene un doble
carácter: de un lado lucha contra el capital comprador, lucha que entra en el cuadro de
la revolución democrática y, del otro lado, lucha contra la gran burguesía, lucha que
hace parte de la revolución socialista.
Una parte muy grande del capital burocrático chino pertenecía a empresas japonesas,
alemanas e italianas de las que el Kuomintang había tomado posesión después de la
victoria, al fin de la guerra antijaponesa. En esta época la relación entre el capital
burocrático y el capital nacional, en China, era de ocho a dos. Después de la Liberación
confiscamos la totalidad del capital burocrático, destruyendo así el elemento principal
del capitalismo chino.
Es pues erróneo pensar que después de la Liberación, "la revolución china, en su
primera etapa, esencialmente hizo parte de la revolución democrática; fue sólo más
tarde cuando se desarrolló poco a poco en una revolución socialista".
[...]
44
8. La transformación de la industria y el comercio capitalistas
En la página 335, el proceso de la transformación del sistema de la propiedad
capitalista en sistema de la propiedad del Estado socialista en China, se trata de manera
errónea. La exposición del Manual se refiere solamente a nuestra política respecto al
capital nacional y no a nuestra política (de confiscación) respecto al capital
burocrático. En lo que concierne a los bienes de los capitalistas burocráticos, hemos
adoptado una política de confiscación con el fin de realizar el sistema de la propiedad
colectiva.
En el segundo parágrafo de la página 338, la transformación del capitalismo a través
del capitalismo Estado es considerada como una experiencia aislada y particular sin
significación universal. En los países de Europa occidental y en los Estados Unidos el
nivel de desarrollo del capitalismo es muy elevado. Un puñado de capitalistas
monopolistas ocupan la posición dominante en estos países. Conjuntamente se
encuentra un gran número de capitalistas medianos y pequeños. Se dice que el capital
norteamericano está a la vez centralizado y descentralizado. Es cierto que, en estos
países, después de la victoria de la revolución, el capital monopolista será confiscado.
¿Pero deberán también confiscarse sin excepción los bienes de los capitalistas
medianos y pequeños? ¿Será necesario transformarlos igualmente por intermedio del
capitalismo de Estado?
Se puede decir que en China el nordeste es una región con un nivel de desarrollo
capitalista muy elevado, lo que es también el caso de Kiangsu cuyos dos centros
industriales se sitúan en Shanghai y en el sur de la provincia. Ya que el capitalismo de
Estado puede ponerse en práctica en estas provincias chinas, ¿por qué no podría ser
aplicada la misma política en los países del mundo en donde reina una situación
semejante a la de aquellas provincias?
La política adoptada en otra época por los japoneses en la China del nordeste
consistía en eliminar los grandes capitalistas locales y en transformar sus empresas en
empresas de Estado japonesas o en empresas del capital monopolista. En cuanto a los
capitalistas medianos y pequeños, los japoneses creaban para controlarlos sociedades
de holding.
En China, la transformación del capitalismo nacional ha debido recorrer tres etapas:
el Estado hizo primero pedidos a las empresas privadas para asegurar su producción y
su trabajo de transformación; después realizó compras y ventas agrupa das (¿compras
agrupadas para asegurar la venta?); asegura en fin, conjuntamente con los propietarios,
la administración de las empresas (administración conjunta de empresas individuales o
de todo un sector). Cada una de estas etapas se ha realizado de manera progresiva. Este
método no ha estorbado la producción. Incluso ésta se ha desarrollado durante el
proceso de transformación: En lo que concierne al capitalismo de Estado, hemos
realizado muchas experiencias nuevas, una de ellas es la distribución de una tasa de
interés fija a los capitalistas después de la transformación de sus empresas en empresas
administradas conjuntamente por el Estado y por ellos mismos.
45
[...]
26. "No es absolutamente necesario que China adopte una forma aguda de lucha de
clases ": ¡una pretendida tesis!
Lo que se ha dicho en la página 419 es erróneo.
Después de la revolución de Octubre, viendo que la economía rusa había sido
perturbada gravemente, la burguesía rusa estaba convencida de que el proletariado no
sería capaz de modificar esta situación, ni sería suficientemente poderoso para
mantenerse en el poder. Calculaba pues que cuando se lanzara a la batalla el régimen
proletario se hundiría. Por esto desató la resistencia armada, obligando así al
proletariado ruso a tomar medidas draconianas y a confiscar los bienes de la burguesía.
En esta época tanto la burguesía como el proletariado carecían de experiencia.
Decir que nuestra lucha de clases no es aguda en China no es conforme a la realidad.
¡Cuán aguda es la revolución china! Hemos combatido continuamente durante
veintidós años. Hemos hecho la guerra para derrocar la dominación burguesa del
Koumintang. Hemos confiscado el capital burocrático que constituía el 80% del
conjunto del capital de la economía capitalista. Esto nos ha dado la posibilidad de
emplear medidas pacíficas para transformar el capital nacional que representaba el
20% del capital de la economía capitalista. En el curso de este proceso de
transformación hemos pasado por luchas encarnizadas tales como las campañas de los
"tres antis" y de los "cinco antis"[3].
En la página 420, la descripción relativa a la transformación de la industria y del
comercio capitalista no es correcta. Después de la Liberación, la burguesía nacional ha
sido obligada a tomar la vía de la transformación socialista. Hemos derribado a Chiang
Kai-shek, confiscado el capital burocrático, terminado la reforma agraria, lanzado las
campañas de los "tres antis" y de los "cinco antis", aplicado la cooperativización
agrícola. Desde el principio hemos controlado los mercados. Esta serie de cambios ha
forzado a la burguesía nacional a avanzar progresivamente por la vía de la
transformación. Por otra parte, el Programa común[4] ha definido una política que
preconiza que todos los componentes económicos tengan su propio lugar, lo que
permitiría a los capitalistas obtener ganancias. La Constitución ha garantizado además
a los capitalistas una papeleta de voto y una taza de arroz. Todas estas medidas les han
permitido comprender que, si aceptaban la transformación, podían mantenerse en cierta
posición y desempeñar un cierto papel en los dominios económico y cultural.
En las empresas que pertenecían conjuntamente al Estado y a particulares, los
capitalistas no detentaban ningún poder administrativo real. No había administración
conjunta de la producción por los re presentantes del gobierno y por los capitalistas. Es
por esto por lo que es falso decir que, en esta situación, "la explotación del trabajo por
el capital era limitada"; en realidad estaba extremadamente limitada. El Manual no
acepta la idea que hemos formulado nosotros y según la cual las empresas que
pertenecían conjuntamente al Estado y a personas privadas representaban un
socialismo a tres cuartos. Naturalmente, en la hora actual, este socialismo a tres cuartos
se ha convertido en un socialismo a nueve décimos e incluso más.
La transformación de la industria y del comercio capitalista está en lo esencial
terminada entre nosotros. Pero, si la ocasión se presenta, los capitalistas lanzarán una
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ofensiva vigorosa contra nosotros. Un ataque de los derechistas fue rechazado en 1957.
En 1959, los capitalistas desencadenaron contra nosotros otro ataque por medio de sus
representantes en el partido. En cuanto a nuestra política respecto a los capitalistas
nacionales consiste en atraer los hacia nosotros para contenerlos mejor.
El Manual (p. 421) se refiere a una cita de Lenin que dice: el capitalismo de Estado
es "la continuación, bajo otra forma, de la lucha de clases". Esto es correcto.
______________
3.
La campaña de los "tres antis", desatada desde diciembre de 1951, se dirigís a los cuadros del
Partido y se enfrentaba a la corrupción, al despilfarro y al burocratismo. La campaña de los
"cinco antis", que relevó a la precedente, fue dirigida contra los jarros de vino, el fraude, la
evasión fiscal, la desviación de los fondos del Estado y la obtención ilegal de secretos
económicos del Estado.
4.
El "Programa común" fue adoptado el 29 de septiembre de 1949 por la Conferencia política
consultiva del pueblo chino, convocada por el Partido Comunista chino. Reafirmaba lo bien
fundado de la política del "frente unido" y tendía a reunir políticamente la población china
alrededor del PCC.
Notas de Lectura acerca del Manual de Economía Política
de la Unión Soviética. 1960.
De la colección Mao Tse-tung,
La construcción del socialismo, p. 23