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NOTAS DEL PRESIDENTE MAO SOBRE CAPITALISMO BUROCRÁTICO Presidente Mao en Yenán (1942) Ediciones Alborada Segunda Edición, 2008 2 Presentación “El régimen de propiedad de la tierra determina el régimen político y administrativo de toda nación. El problema agrario –que la República no ha podido hasta ahora resolver-, domina todos los problemas de la nuestra. Sobre una economía semifeudal no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales” José Carlos Mariátegui. Siete Ensayos de interpretación de la realidad peruana “El imperialismo «se alía en primer término con las capas dominantes del régimen social precedente –los señores feudales y la burguesía comercial-usurera-, contra la mayoría del pueblo. En todas partes, el imperialismo intenta preservar y perpetuar todas aquellas formas de explotación precapitalista (particularmente en el campo), que son la base de la existencia de sus aliados reaccionarios»…«[. . .] el imperialismo, con todo el poderío financiero y militar que tiene en China, es la fuerza que apoya, alienta, cultiva y conserva las supervivencias feudales, con toda su superestructura burocrático-militarista»” Presidente Mao1 “Tanto los intelectuales como los estudiantes deben estudiar con ahínco. A la par que estudian sus especialidades tienen que progresar ideológica y políticamente, y para esto deben estudiar el marxismo y los problemas políticos y de actualidad. No tener una correcta concepción política equivale a no tener alma” Presidente Mao Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo Este año estamos retomando el estudio de la categoría histórica del capitalismo burocrático para una mayor y mejor comprensión del proceso de desarrollo de nuestras sociedades. Concepto que ha sido trabajado desde nuestras luminarias del marxismo Marx, Engels, Lenin, Presidente Mao y en los últimos 50 años por el Dr. Abimael Guzmán del Partido Comunista del Perú. La tesis del capitalismo burocrático procede de la síntesis realizada por el Presidente Mao de la teoría de Marx y Lenin, la misma que puede y debe ser aplicada en todos los países donde no triunfó la revolución burguesa. En esta oportunidad hemos recopilado extractos de notas que elaboró el presidente Mao y que se encuentra en su extensa obra, donde aborda sobre el capitalismo burocrático. Esperando pueda ser de utilidad y herramienta teórica para el estudio y la aplicación creadora en nuestra realidad concreta: Bolivia. Centro de Estudios Populares Bolivia, mayo 2008. 1 El Presidente Mao cita en La revolución china y el Partido Comunista de China un pasaje de las tesis "Sobre el movimiento revolucionario en los países coloniales y semicoloniales" adoptadas por el VI Congreso de la Internacional Comunista” y a J. V. Stalin: "la revolución en China y las tareas de la Internacional Comunista", discurso pronunciado el 24 de mayo de 1927 en la VIII Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. 3 SOBRE EL ESTUDIO Estudiamos el marxismo, pero el método de estudio empleado por muchos de nosotros va directamente contra el marxismo. En otros términos, esas gentes violan un principio fundamental encarecido por Marx, Engels, Lenin y Stalin: la unidad de la teoría y la práctica. Al infringir este principio, han inventado uno opuesto: la separación de la teoría y la práctica. Tanto en las escuelas como en los cursos para cuadros en funciones, los profesores de filosofía no orientan a sus alumnos hacia el estudio de la lógica de la revolución china; los profesores de economía no los encaminan hacia el estudio de las particularidades de la economía de China; los profesores de ciencias políticas no los guían hacia el estudio de la táctica de la revolución china; los profesores de ciencias militares no los conducen hacia el estudio de la estrategia y la táctica adecuadas a las características de China, y así por el estilo. Como resultado de todo esto, los errores se propagan y causan no poco daño. Hay quienes no saben aplicar en Fusien[1] lo aprendido en Yenán. Cuando un profesor de economía es incapaz de explicar la relación entre el piempi y el fapi [2], es natural que sus alumnos tampoco puedan hacerlo. Esto ha engendrado en muchos estudiantes una mentalidad anormal: en lugar de interesarse por los problemas de China y conceder la debida importancia a las instrucciones del Partido, vuelcan su entusiasmo hacia los dogmas pretendidamente eternos e invariables, aprendidos de sus profesores. ______________ [1] Distrito situado a unos setenta kilómetros al Sur de Yenán. [pág. 16] [2] Piempi, billetes emitidos por el Banco del Gobierno de la Región Fronteriza de ShensíKansú-Ningsia. Fapi, papel moneda puesto en circulación a partir de 1935 por los cuatro principales bancos del capital burocrático del Kuomintang, con el apoyo de los imperialistas anglo-norteamericanos. El camarada Mao Tse-tung se refiere aquí al problema surgido en ese entonces sobre la fluctuación del cambio entre el piempi y el fapi. [pág. 16] Reformemos nuestro estudio. Mayo de 1941 SOBRE EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO La principal camarilla gobernante del Kuomintang, persistiendo testarudamente en su régimen dictatorial, sigue una política de resistencia pasiva al Japón y una política interna antipopular. En consecuencia, sus fuerzas armadas se han reducido a menos de la mitad, con el agravante de que la mayor parte de las que le restan ha perdido prácticamente su capacidad combativa; se ha creado un abismo profundo entre esta camarilla y las grandes masas populares, y se ha producido una grave crisis: el pueblo vive sumido en la miseria, hierve de indignación y se rebela en todas partes; no sólo se ha reducido a la mínima expresión el papel de esta camarilla en la Guerra de Resistencia, sino que ella misma ha pasado a ser un obstáculo para la movilización y unificación de todas las fuerzas antijaponesas del pueblo chino. 4 ¿Por qué bajo la dirección de esta camarilla se ha producido tan grave situación? Porque representa los intereses de los grandes terratenientes, los grandes banqueros y los magnates de la burguesía compradora de China, capa reaccionaria, compuesta por un ínfimo puñado de individuos, que monopoliza todos los importantes organismos militares, políticos, económicos y culturales bajo el gobierno del Kuomintang. Esta camarilla antepone la defensa de sus intereses a la resistencia antijaponesa. Afirma que "la nación está por encima de todo", pero sus actos nunca se ajustan a las demandas de la mayoría de la nación. Dice que "el Estado está por encima de todo", pero entiende por "Estado" el de dictadura feudal-fascista de los grandes terratenientes, los grandes banqueros y los magnates de la burguesía compradora, y no un Estado democrático de las amplias masas populares. Por ello, teme que el pueblo se ponga en pie, teme a los movimientos democráticos y teme una guerra de resistencia en que se movilice seriamente a todo el pueblo. En esto radica la causa primaria de su política de resistencia pasiva al Japón y de su reaccionaria política interna antipopular, antidemocrática y anticomunista. Practica en todos los terrenos una doble política. Por ejemplo, mientras por un lado resiste al Japón, por el otro sigue una política de resistencia pasiva; además, es constantemente objeto de las maniobras de los agresores japoneses para inducirlo a la capitulación. Mientras declara que se propone desarrollar la economía china, en los hechos se dedica a multiplicar el capital burocrático, o sea, el capital de los grandes terratenientes, los grandes banqueros y los magnates de la burguesía compradora, monopoliza las palancas de la economía china y oprime sin piedad a los campesinos, los obreros, la pequeña burguesía y la burguesía no monopolista. Sobre el gobierno de coalición 14 de abril de 1945 Nota del editor en el texto impreso. El 1ƒ de diciembre de 1958, en una reunión del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada en Wuchang, el camarada Mao Tse-tung manifestó: "Así como en el mundo no hay cosa alguna sin doble naturaleza (ésta es la ley de la unidad de los contrarios), así también el imperialismo y todos los reaccionarios tienen un doble carácter: son tigres auténticos y al mismo tiempo tigres de papel. En la historia, antes de conquistar el Poder y durante algún tiempo después de haberlo conquistado, la clase de los esclavistas, la clase terrateniente feudal y la burguesía eran vigorosas, revolucionarias y progresistas; eran tigres auténticos. Pero, con el tiempo, como sus contrarios -- la clase de los esclavos, el campesinado y el proletariado -- crecían y se fortalecían gradualmente, luchaban contra ellas y se volvían más y más formidables, dichas clases gobernantes se transformaron poco a poco en su reverso, se transformaron en reaccionarios, en gentes retrógradas, en tigres de papel, y finalmente fueron derrocadas, o serán derrocadas, por el pueblo. Las clases reaccionarias, retrógradas y decadentes conservaban este doble carácter aun en la lucha a 5 muerte que el pueblo libraba contra ellas. Por una parte, eran tigres auténticos, devoraban a la gente, devoraban a la gente por millones y decenas de millones. La causa de la lucha popular atravesaba un período de dificultades y penalidades y un camino lleno de recodos. Para destruir la dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático en China, el pueblo chino necesitó más de cien años y perdió decenas de millones de vidas antes de lograr la victoria en 1949. ¡Miren! ¿No eran tigres vivos, tigres de hierro, tigres auténticos? Sin embrago, al final se transformaron en tigres de papel, tigres muertos, tigres de requesón de soya. Estos son hechos históricos. ¿No ha visto y oído la gente tales hechos? ¡En verdad ha habido millares y decenas de millares de ellos! ¡Millares y decenas de millares! Por tanto, el imperialismo y todos los reaccionarios, mirados en su esencia, en perspectiva, desde el punto de vista estratégico, deben ser considerados como lo que son: tigres de papel. Sobre esto se basa nuestro concepto estratégico. Por otra parte, también son tigres vivos, tigres de hierro, tigres auténticos, que devoran a la gente. Sobre esto se basa nuestro concepto táctico." Conversación con la corresponsal norteamericana Anna Louise Strong. Agosto de 1946 La sección "Asuntos económicos y financieros" establecía que "se frenará el desarrollo del capital burocrático y quedará estrictamente prohibido a los funcionarios abusar de su poder e influencia para dedicarse a la especulación, a actividades monopolistas, a la evasión de impuestos, al contrabando, al desfalco de fondos públicos y al empleo ilícito de los medios de transporte"; que "se reducirán los arriendos y los intereses, se protegerán los derechos de los campesinos arrendatarios, se asegurará el pago de los arriendos de la tierra, aumentarán los créditos agrícolas y se prohibirá estrictamente la usura, a fin de mejorar la vida de los campesinos; además, se pondrá en práctica una ley agraria para alcanzar el objetivo de `la tierra para el que la trabaja'"; que "se pondrá en vigor la legislación obrera con el objeto de mejorar las condiciones de trabajo"; que "se hará pública la gestión financiera, se aplicará estrictamente el sistema de presupuesto y de rendición de cuentas, se reducirán sustancialmente los gastos presupuestarios, se equilibrarán los ingresos y los gastos, se definirán las finanzas del Gobierno central y de los gobiernos locales, se reducirá el circulante, se estabilizará el sistema monetario, se harán públicos y se someterán a la supervisión de organizaciones representativas de la opinión pública la adquisición y el uso de los empréstitos tanto interiores como exteriores", y que "se reformará el sistema tributario y se abolirá toda clase de tributos exorbitantes y exacciones ilegales". Derrotar la ofensiva de Chiang Kai-shek mediante una guerra en defensa propia. 20 de julio de 1946. Notas. 6 7. Debido a que el gobierno de Chiang Kai-shek ha seguido durante largo tiempo una política financiera y económica reaccionaria y debido a que el capital burocráticocomprador de Chiang Kai-shek[6] se ha asociado con el capital imperialista de los EE.UU. por medio de un escandaloso tratado de traición nacional, el Tratado de Comercio Chino-Norteamericano[7], se desarrolla rápidamente una inflación maligna; se arruinan de día en día la industria y el comercio de la burguesía nacional china; empeora cada vez más la vida de las masas trabajadoras, de los empleados públicos y de los profesores; ven agotarse sus ahorros hasta perder todos sus bienes gran número de elementos de la clase media; por tanto, se producen constantemente huelgas de obreros y de estudiantes y otras luchas. Una crisis económica de gravedad sin precedentes en China amenaza a todas las capas populares. Chiang Kai-shek, con miras a proseguir la guerra civil, ha restablecido su sistema pernicioso de reclutamiento forzoso y exacciones en grano, sistema aplicado durante la Guerra de Resistencia, lo cual hace la vida imposible a la inmensa población rural, especialmente a los campesinos indigentes; de resultas, ya han comenzado y continuarán extendiéndose las revueltas populares. De este modo, la reaccionaria camarilla dominante de Chiang Kaishek se desacreditará más y más ante los ojos de las amplias masas populares y se verá enfrentada a graves crisis políticas y militares. Esta situación, por un lado, impulsa cada día hacia adelante el movimiento popular antiimperialista y antifeudal en las regiones controladas por Chiang Kai-shek y, por otro lado, desmoraliza más aún a las tropas de Chiang y aumenta la posibilidad de la victoria del Ejército Popular de Liberación. ______________ [6] Véase el presente tomo, págs. 170-173", "La situación actual y nuestras tareas", sec. 6. 122] [pág. [7] El "Tratado de Comercio Chino-Norteamericano", o "Tratado Chino-Norteamericano de Amistad, Comercio y Navegación", se firmó el 4 de noviembre de 1946, en Nankín, entre el gobierno de Chiang Kai-shek y el de los EE.UU. Este Tratado, que vendió gran parte de la soberanía china a los EE.UU., consta de treinta artículos, cuyo contenido principal es el siguiente: 1) Los ciudadanos de los EE.UU. gozarán, "en toda la extensión de . . . los territorios" de China, de los derechos a residir; a viajar, a realizar actividades en el comercio, la manufactura, la elaboración, las ciencias, la educación, la religión y las obras filantrópicas, a explorar y explotar recursos minerales, a arrendar y poseer tierras y a dedicarse a diversas ocupaciones. Con respecto a los derechos económicos, los ciudadanos de los EE.UU.: en China recibirán el mismo trato que los chinos. 2) Con respecto a la tributación, venta, distribución y uso, las mercancías norteamericanas recibirán en China un trato no menos favorable que el concedido a las mercancías de cualquier tercer país o a las mercancías chinas. "No se impondrá ninguna prohibición o restricción", por parte de China, a las importaciones de artículos cultivados, producidos y manufacturados en los EE.UU. ni a la exportación a los EE.UU. de todo artículo chino. 3) Los barcos norteamericanos tendrán libertad de acceso a cualquiera de los puertos, lugares o aguas territoriales de China que estén abiertos al comercio exterior o a la navegación extranjera; su tripulación y carga gozarán de la libertad de tránsito a través del territorio chino "por las rutas más convenientes". So pretexto de "cualquier . . . peligro", los barcos norteamericanos, incluidos los buques de guerra, podrán entrar en "cualquiera de los puertos, lugares o aguas territoriales" de China que no estén "abiertos al comercio exterior o a la navegación extranjera". 7 Wellington Koo, entonces embajador del gobierno de Chiang Kai-shek en los EE.UU., declaró abierta y desvergonzadamente que este Tratado significaba "la apertura de todo el territorio de China a los comerciantes norteamericanos". [pág. 122] Saludemos el nuevo ascenso de la revolución china. 11 de febrero de 1947 Somos el ejército del pueblo chino y en todo asunto hacemos nuestra la voluntad del pueblo chino. La política de nuestro ejército representa las urgentes exigencias del pueblo chino, y sus principales puntos son: [...] 5. Confiscar las propiedades de las cuatro grandes familias[9] de Chiang Kai-shek, T. V. Soong, H. H. Kung y los hermanos Chen Li-fu y Chen Kuo-fu, así como las propiedades de los demás principales criminales de guerra; confiscar el capital burocrático, desarrollar la industria y el comercio de la burguesía nacional, mejorar la vida de los obreros y empleados, y socorrer a las víctimas de las calamidades y a los indigentes. ______________ Se refiere a los cuatro grandes grupos del capital monopolista, los de Chiang Kai-shek, T. V. Soong, H. H. Kung y Chen Li-fu. Véase el presente tomo, págs. 170-173 "La situación actual y nuestras tareas", sec. 6. [pág. 152] [9] Manifiesto del Ejército Popular de Liberación de China. Octubre de 1947. pág. 152 Confiscar la tierra de la clase feudal y entregarla a los campesinos; confiscar el capital monopolista, cuyos cabecillas son Chiang Kai-shek, T. V. Soong, H. H. Kung y Chen Li-fu, y entregarlo al Estado de nueva democracia; proteger la industria y el comercio de la burguesía nacional: éstos son los tres principios cardinales del programa económico de la revolución de nueva democracia. Durante los veinte años de su dominación, las cuatro grandes familias -- Chiang, Soong, Kung y Chen -- han amasado enormes fortunas que alcanzan de diez a veinte mil millones de dólares norteamericanos, y han monopolizado las arterias vitales de la economía del país. Este capital monopolista; combinado con el Poder del Estado, se ha convertido en el capitalismo monopolista de Estado. Este capitalismo monopolista, estrechamente vinculado al imperialismo extranjero y a la clase terrateniente y los campesinos ricos de viejo tipo del país, se ha convertido en el capitalismo monopolista estatal, comprador y feudal. Tal es la base económica del régimen reaccionario de Chiang Kaishek. Dicho capitalismo monopolista de Estado oprime no sólo a los obreros y 8 campesinos, sino también a la pequeña burguesía urbana, y perjudica a la burguesía media. Alcanzó la cúspide de su desarrollo durante la Guerra de Resistencia y después de la rendición del Japón; ha preparado suficientes condiciones materiales para la revolución de nueva democracia. Este capital se llama corrientemente en China capital burocrático; y esta clase capitalista, conocida con el nombre de clase capitalista burocrática, es la gran burguesía de China. Además de abolir los privilegios del imperialismo en China, la tarea de la revolución de nueva democracia es eliminar en el país la explotación y opresión ejercidas por la clase terrateniente y la clase capitalista burocrática (la gran burguesía), liquidar las relaciones de producción compradoras y feudales y liberar las fuerzas productivas encadenadas. La capa superior de la pequeña burguesía y la burguesía media, oprimidas y lesionadas por la clase terrateniente y la gran burguesía, así como por el Poder estatal de ambas, pueden tomar parte en la revolución de nueva democracia o permanecer neutrales, aunque ellas mismas sean burguesas. No tienen lazos, o tienen relativamente pocos, con el imperialismo y constituyen la genuina burguesía nacional. Dondequiera que se extienda el Poder estatal de nueva democracia, éste debe protegerlas con firmeza, sin la menor vacilación. En las regiones dominadas por Chiang Kai-shek, entre la capa superior de la pequeña burguesía y entre la burguesía media, hay un pequeño número de personas, elementos del ala derecha de estas clases, que poseen tendencias políticas reaccionarias; esparcen ilusiones acerca del imperialismo norteamericano y la camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek y se oponen a la revolución democrática popular. Mientras las tendencias reaccionarias de estos elementos puedan afectar a las masas, debemos desenmascararlos ante los que estén bajo su influencia política, combatir esta influencia y liberar a las masas de ella. Pero combatir políticamente y aniquilar económicamente son dos cosas diferentes; si las confundimos, cometeremos errores. La revolución de nueva democracia tiene por objetivo liquidar solamente el feudalismo y el capitalismo monopolista, solamente la clase terrateniente y la clase capitalista burocrática (la gran burguesía), y no el capitalismo en general, ni la capa superior de la pequeña burguesía ni la burguesía media. En vista del atraso económico de China, incluso después de la victoria de la revolución en todo el país, será todavía necesario permitir, durante un largo período, la existencia del sector capitalista representado por la extensa capa superior de la pequeña burguesía y por la burguesía media. En correspondencia con la división del trabajo en la economía nacional, será necesario aún cierto desarrollo de todos los elementos de este sector capitalista que sean beneficiosos para la economía nacional. Dicho sector capitalista constituirá todavía una parte indispensable en el conjunto de la economía nacional. La capa superior de la pequeña burguesía aquí mencionada está formada de los pequeños industriales y comerciantes que emplean obreros o dependientes. Además, existe también un gran número de pequeños artesanos y comerciantes independientes que no emplean obreros o dependientes; estos pequeños artesanos y comerciantes, no hay ni que decirlo, deben ser protegidos firmemente. El Estado de nueva democracia poseerá, después de la victoria de la revolución en todo el país, inmensas empresas estatales confiscadas a los capitalistas burocráticos, empresas que controlan las arterias vitales de la economía del país; además de eso, habrá entonces una economía agrícola liberada del feudalismo, la que, si bien permanecerá en lo fundamental dispersa e individual durante un tiempo bastante largo, podrá ser más tarde conducida gradualmente a desarrollarse por el camino de la cooperación. En tales circunstancias, la existencia y desarrollo de estos sectores capitalistas pequeños y medios no presentará ningún peligro. Lo mismo puede decirse de la economía del campesinado rico de nuevo tipo, 9 que inevitablemente surgirá en las zonas rurales después de la reforma agraria. Con respecto al sector de la economía representado por la capa superior de la pequeña burguesía y por la burguesía media, sería totalmente inadmisible reincidir en la errónea política ultraizquierdista que adoptó nuestro Partido de 1931 a 1934 (imponer condiciones de trabajo demasiado exigentes, establecer excesivas tasas de impuestos sobre la renta, perjudicar los intereses de los industriales y comerciantes durante la reforma agraria, y adoptar como objetivo el llamado "bienestar de los trabajadores", concepto miope y unilateral; en vez de proponerse el objetivo de desarrollar la producción, de promover la prosperidad económica, de dar la debida consideración a los intereses públicos y privados a la vez y de beneficiar tanto al trabajo como al capital). Repetir tales errores lesionaría sin duda a los intereses de las masas trabajadoras y del Estado de nueva democracia. Una de las cláusulas de las Disposiciones Generales de la Ley Agraria de China establece: "La propiedad y las actividades legales de los industriales y comerciantes serán protegidas contra todo perjuicio." Por "industriales y comerciantes" se entiende a todos los pequeños artesanos y comerciantes independientes, así como a todos los elementos capitalistas pequeños y medios. En resumen, la estructura económica de la Nueva China constará de: 1) la economía estatal, que es el sector dirigente; 2) la economía agrícola, en desarrollo gradual de individual a colectiva, y 3) la economía de los pequeños artesanos y comerciantes independientes y la del capital privado pequeño y medio. Estas constituyen el conjunto de la economía nacional de nueva democracia. Los principios que rigen la economía nacional de nueva democracia deben ajustarse estrechamente al objetivo general de desarrollar la producción, promover la prosperidad económica, dar la debida consideración a los intereses públicos y privados a la vez y beneficiar tanto al trabajo como al capital. Todo principio, política o medida que se aparte de este objetivo general es erróneo. La situación actual y nuestras tareas. 25 de diciembre de 1947. Hay que combatir la sobreestimación de la fuerza del enemigo. Por ejemplo: el miedo al imperialismo norteamericano, el miedo a llevar la batalla a las regiones del Kuomintang, el miedo a liquidar el sistema comprador-feudal, a distribuir la tierra de los terratenientes y a confiscar el capital burocrático, el miedo a una guerra de larga duración, etc.; todo esto es incorrecto. El imperialismo en el mundo entero y el régimen de la camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek en China están ya podridos y no tienen futuro. Tenemos razones para despreciarlos y tenemos seguridad y confianza en que venceremos a todos los enemigos interiores y exteriores del pueblo chino. Pero, en cada caso particular, en cada lucha concreta (trátese de una lucha militar, política, económica o ideológica), no debemos en absoluto despreciar al enemigo, sino, por el contrario, tenerlo seriamente en cuenta y concentrar toda nuestra fuerza en la lucha para conquistar la victoria. Si bien señalamos con razón que, estratégicamente, desde el punto de vista del conjunto, es preciso despreciar al enemigo, jamás debemos despreciarlo en cada caso particular, en cada problema concreto. Si, desde el punto de vista del conjunto, sobreestimamos la fuerza del enemigo y, en consecuencia, no nos 10 atrevemos a derribarlo ni a conquistar la victoria, cometeremos un error de oportunismo de derecha. Si, en cada caso particular, en cada problema concreto, no actuamos con prudencia, no ponemos cuidado en estudiar y perfeccionar nuestro arte de lucha, no concentramos toda nuestra fuerza en la lucha y no prestamos atención a ganamos a todos los aliados que deben ser ganados (campesinos medios, pequeños artesanos y comerciantes independientes, burguesía media, estudiantes, profesores, catedráticos e intelectuales en general; simples empleados públicos, profesionales y shenshi sensatos), cometeremos un error de oportunismo de "izquierda". […] 3. Hay que evitar toda política aventurera hacia los industriales y comerciantes medios y pequeños. La política, aplicada en las regiones liberadas, de proteger toda industria y comercio privados beneficiosos para la economía nacional y estimular su desarrollo, es acertada y debe continuarse en el futuro. Es también acertada la política de estimular a los terratenientes y campesinos ricos a dirigir sus actividades hacia la industria o el comercio, política que adoptamos durante el período de la reducción de los arriendos y los intereses; resulta erróneo considerar este cambio de actividad como "disfraz" y, por consiguiente, combatirlo, confiscar y distribuir la parte de propiedad empleada en estas actividades. En general, se deben proteger las empresas industriales y comerciales de los terratenientes y de los campesinos ricos; sólo se pueden confiscar las empresas industriales y comerciales de los capitalistas burocráticos, de los verdaderos tiranos locales y de otros contrarrevolucionarios. Sobre algunos problemas importantes de la actual política del Partido. 18 de enero de 1948 1. En lugar de propagar la línea de apoyarse en los campesinos pobres y asalariados agrícolas y unirse firmemente con los campesinos medios para abolir el sistema feudal, han difundido unilateralmente la línea de campesinos pobres y asalariados agrícolas. En lugar de propagar el punto de vista de que el proletariado ha de unirse con todo el pueblo trabajador y los demás oprimidos -- la burguesía nacional, los intelectuales y otros patriotas (incluidos los shenshi sensatos que no se oponen a la reforma agraria) -- a fin de derrocar la dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático y establecer una República Popular China y un gobierno democrático popular, han difundido unilateralmente la idea de que son los campesinos pobres y asalariados agrícolas los que conquistan el país y lo gobiernan, o de que el gobierno democrático tiene que ser un gobierno exclusivo de los campesinos, o de que este gobierno sólo debe escuchar la voz de los obreros, campesinos pobres y asalariados agrícolas, y no han hecho mención alguna de los campesinos medios, los artesanos independientes, la burguesía nacional y los intelectuales. Este es un grave error de principio. Sin embargo, reportajes de este tipo han sido divulgados por oficinas de nuestra agencia de noticias, periódicos y 11 emisoras. Los departamentos de propaganda de los comités del Partido en diversos lugares no han dado ninguna información sobre estos errores a los organismos superiores. Corregir los errores de “izquierda”en la propaganda de la reforma agraria. 11 de febrero de 1948. El vocero dijo: No sólo en el Noroeste ha sido realizado este movimiento de educación ideológica de nuevo tipo en el ejército; lo ha sido o lo está siendo en todo el Ejército Popular de Liberación. Este movimiento, que se lleva a cabo en los intervalos entre batallas, no estorba las operaciones militares. Está ligado a los movimientos por la consolidación del Partido y por la reforma agraria, que ahora lleva adelante con acierto nuestro Partido; está coordinado con nuestra justa política de estrechar el radio de ataque luchando solamente contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, prohibiendo estrictamente golpear y matar sin discriminación (mientras menos muertes, mejor) y uniéndonos resueltamente con las masas populares, que totalizan más del 90 por ciento de la población del país; está coordinado con la aplicación de la acertada política urbana de nuestro Partido y su política de proteger y desarrollar firmemente la industria y el comercio de la burguesía nacional. Sobre la gran victoria en el noroeste y el movimiento de educación ideológica de nuevo tipo en el Ejército de Liberación. 7 de marzo de 1948 La revolución china en la etapa actual es, por su carácter, una revolución de las amplias masas populares, dirigida por el proletariado, contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Por amplias masas populares se entiende a todos los que son oprimidos, perjudicados o sojuzgados por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, a saber: los obreros, campesinos, soldados, intelectuales, hombres de negocios y demás patriotas, como se indica claramente en el "Manifiesto del Ejército Popular de Liberación de China", publicado en octubre de 1947[1]. En el Manifiesto, "intelectuales" se refiere a todos los intelectuales perseguidos y sojuzgados; "hombres de negocios", a toda la burguesía nacional perseguida y restringida, esto es, la burguesía media y pequeña; y "demás patriotas", principalmente a los shenshi sensatos. La revolución china en la etapa actual es una revolución en la cual todos los arriba mencionados se unen para formar un frente único contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, y en la cual el pueblo trabajador constituye el cuerpo principal. Por pueblo trabajador se quiere decir todos los trabajadores manuales (los obreros, campesinos, artesanos, etc.) y los trabajadores intelectuales que, por su condición, están próximos a los primeros y que no son explotadores, sino víctimas de la explotación. El objetivo de la revolución china en la 12 actual etapa no es abolir el capitalismo en general, sino derrocar la dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático y establecer una república de nueva democracia de las amplias masas populares, con los trabajadores como fuerza principal. No debemos abandonar a los shenshi sensatos que han cooperado y continúan cooperando con nosotros, que aprueban la lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek y que aprueban la reforma agraria. Tomemos por ejemplo a Liu Shao-pai de la región fronteriza de Shansí-Suiyuán, Li Ting-ming de la región fronteriza de Shensí-KansúNingsia[2] y otros, que nos prestaron bastante ayuda en los tiempos difíciles durante la Guerra de Resistencia contra el Japón y después de ella, y no obstaculizaron la reforma agraria ni se opusieron a ella cuando la llevábamos a cabo. Debemos, por tanto, continuar la política de unimos con ellos. Pero unimos con ellos no significa considerarlos como una fuerza que determine el carácter de la revolución china. Las fuerzas que determinan el carácter de una revolución son, por un lado, los principales enemigos y, por el otro, los principales revolucionarios. En la actualidad, nuestros principales enemigos son el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, mientras que las principales fuerzas en nuestra lucha contra esos enemigos son todos los trabajadores manuales e intelectuales, que representan el 90 por ciento de la población del país. Y esto determina que nuestra revolución en la actual etapa sea, por su carácter, una revolución democrática popular, de nueva democracia, diferente de una revolución socialista como la Revolución de Octubre. Un pequeño número de elementos de derecha de la burguesía nacional, que se adhieren al imperialismo, al feudalismo y al capitalismo burocrático y que se oponen a la revolución democrática popular, son también enemigos de la revolución, mientras que los elementos de izquierda de la burguesía nacional, adheridos al pueblo trabajador y opuestos a los reaccionarios, y el pequeño número de shenshi sensatos desprendidos de la clase feudal son también revolucionarios. Pero ni los primeros forman el cuerpo principal de los enemigos, ni los últimos el cuerpo principal de los revolucionarios. Ni los unos ni los otros son fuerzas que puedan determinar el carácter de la revolución. La burguesía nacional es una clase políticamente muy débil y vacilante. No obstante, la mayoría de sus componentes, por ser perseguidos y restringidos por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, pueden, o incorporarse a la revolución democrática popular, o bien adoptar una posición neutral. Forman parte de las amplias masas populares, pero no constituyen ni su cuerpo principal, ni una fuerza que determine el carácter de la revolución. Sin embargo, es posible y necesario que nos unamos con ellos, porque son económicamente importantes y pueden incorporarse a la lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek o permanecer neutrales en esa lucha. […] Los shenshi sensatos son terratenientes y campesinos ricos aislados que poseen una tendencia democrática. Tienen contradicciones con el capitalismo burocrático y el imperialismo y, en cierta medida, también con los terratenientes y campesinos ricos feudales. Nos unimos con ellos no porque sean una fuerza política de consideración, ni porque tengan importancia económica alguna (las tierras que poseen en virtud del sistema feudal deben entregarse, con su consentimiento, a los campesinos para la distribución), sino porque políticamente nos han prestado bastante ayuda durante la Guerra de Resistencia y la lucha contra los EE.UU. y Chiang Kai-shek. 13 Sobre el problema de la burguesía nacional y de los shensi sensatos. 1x de marzo de 1948 2. Hay que precisar la definición del capital burocrático; no calificar de capital burocrático y confiscar, por tanto, todas las empresas industriales y comerciales de los miembros del Kuomintang. Debe establecerse el principio de que el gobierno democrático se hará cargo de la propiedad y funcionamiento de todas las empresas industriales y comerciales que han sido, según se verifique definitivamente, administradas por el gobierno central o los gobiernos de provincia, distrito o municipio del Kuomintang, esto es, las empresas manejadas enteramente por organismos oficiales. Pero si, por el momento, el gobierno democrático aún no ha tenido tiempo para tomar posesión de ellas, o no está todavía en condiciones de hacerlo, se debe hacer asumir a los que las tenían a su cargo la responsabilidad de administrar temporalmente dichas empresas, de modo que éstas puedan funcionar como de costumbre, hasta que el gobierno democrático nombre personas que se encarguen de tomar posesión de ellas. Hay que organizar a los obreros y los técnicos de estas empresas industriales y comerciales para que participen en la administración, y es preciso confiar en su competencia. Telegrama a la Comandancia de Frente de Luoyang después de la reconquista de la ciudad. 8 de abril de 1948 El problema que ahora se plantea al pueblo chino, a todos los partidos democráticos y a todas las organizaciones populares, es llevar la revolución hasta el fin o abandonarla a mitad de camino. Llevar la revolución hasta el fin significa emplear métodos revolucionarios para liquidar resuelta, definitiva, cabal y totalmente todas las fuerzas de la reacción, persistir sin vacilaciones en derribar al imperialismo, al feudalismo y al capitalismo burocrático, derrocar en todo el país la dominación reaccionaria del Kuomintang y establecer una república que sea una dictadura democrática popular, dirigida por el proletariado y basada en la alianza de los obreros y los campesinos. De este modo, la nación china se emancipará totalmente, el país se transformará de semicolonia en Estado auténticamente independiente; el pueblo chino se liberará por completo, se sacudirá de una vez por todas el yugo del feudalismo y del capital burocrático (el capital monopolista chino), y, como resultado de ello, se realizará la paz basada en la unidad y la democracia, se crearán las condiciones previas para transformar a China de país agrícola en país industrial, y se hará posible el paso de una sociedad fundada sobre la explotación del hombre por el hombre a una sociedad socialista. Abandonar la revolución a mitad de camino significa ir contra la voluntad del pueblo, someterse a la voluntad de los agresores extranjeros y de los reaccionarios chinos y dar tiempo al Kuomintang a curar sus heridas, para que un buen día se abalance repentinamente sobre la revolución con el fin de estrangularla y sumir de nuevo a todo el país en las tinieblas. Así precisamente, con toda claridad y toda agudeza, se plantea ahora el problema. De los dos caminos, ¿cuál elegir? Cada partido 14 democrático, cada organización popular de China debe reflexionar sobre este problema, elegir su camino y aclarar su posición. El que los partidos democráticos y organizaciones populares de China puedan o no cooperar sinceramente, sin separarse a mitad de camino, depende de que concuerden o no en este problema y adopten una acción unánime para derrocar al enemigo común del pueblo chino. Lo que aquí se necesita es la unanimidad y la cooperación, y no crear una "oposición", ni adoptar un "camino intermedio"[4]. El pueblo chino jamás tendrá piedad de los malvados semejantes a las serpientes, y considera de buena fe que de ningún modo son fieles amigos suyos aquellos que dicen insidiosamente que es preciso tener piedad de estos malvados y que actuar de otro modo estaría en desacuerdo con las tradiciones chinas o sería carecer de grandeza, etc. ¿Por qué se debe tener piedad de malvados semejantes a las serpientes? ¿Qué obrero, qué campesino, qué soldado opina que hay que tenerles piedad? Es cierto, hay "liberales kuomintanistas" o "liberales" no kuomintanistas que aconsejan al pueblo chino que acepte la "paz" ofrecida por los EE.UU. y el Kuomintang, es decir, que guarde y adore, como cosa sagrada, los vestigios del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático, para que estos tesoros no desaparezcan de la tierra. Pero ellos de ningún modo son obreros, ni campesinos, ni soldados, ni tampoco amigos de los obreros, campesinos y soldados. ______________ El "camino intermedio" se llamaba también el "tercer camino". Véase el presente tomo, pág. 180, "La situación actual y nuestras tareas", nota 9. [pág. 314] [4] Llevar la revolución hasta el fin. 30 de diciembre de 1948. 3. La industria moderna de China está sumamente concentrada, aunque el valor de su producción llega sólo al 10 por ciento aproximadamente del valor global de la producción de la economía nacional; la parte mayor y más importante del capital está concentrada en manos de los imperialistas y de sus lacayos, los capitalistas burocráticos chinos. La confiscación de esta parte del capital y su traspaso a la república popular dirigida por el proletariado permitirán a ésta controlar las arterias vitales de la economía del país y a la economía estatal convertirse en el sector dirigente de toda la economía nacional. Este sector de la economía es de carácter socialista, y no capitalista. Quienquiera que pase por alto este punto o aminore su importancia cometerá errores oportunistas de derecha. 4. La industria capitalista privada de China, que ocupa el segundo lugar en la industria moderna del país, representa una fuerza que no debe ser pasada por alto. La burguesía nacional de China y sus representantes, oprimidos o restringidos por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, a menudo han tomado parte o mantenido una posición neutral en las luchas de la revolución democrática popular. Por esta razón y debido a que la economía china está todavía atrasada, será necesario, durante un período bastante largo después de la victoria de la 15 revolución, aprovechar hasta donde sea posible los factores positivos del capitalismo privado de la ciudad y del campo, en interés del desarrollo de la economía nacional. En dicho período, hay que permitir que existan y se desarrollen todos los elementos capitalistas de la ciudad y del campo que no sean perjudiciales, sino beneficiosos para la economía nacional. Esto no sólo es inevitable, sino también económicamente indispensable. el capitalismo en China, sin embargo, no existirá ni se desarrollará de manera ilimitada y desenfrenada como en los países capitalistas. Será limitado de varias maneras: con la restricción de su esfera de operaciones, con la política de impuestos, con los precios de mercado y con las condiciones de trabajo. Adoptaremos una política adecuada y flexible para limitar el capitalismo de distintas maneras, de acuerdo con las condiciones específicas de cada lugar, cada rama y cada período. Nos es necesario y útil emplear la consigna de Sun Yat-sen de "control del capital"[2] Sin embargo; en interés del conjunto de la economía nacional y en el interés presente y futuro de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador, no debemos limitar de manera excesiva ni demasiado rígida la economía capitalista privada, sino que debemos dejarle un margen para que exista y se desarrolle en el marco de la política y la planificación económicas de la república popular. La política de limitación del capitalismo privado encontrará inevitablemente resistencia, en diversos grados y formas, por parte de la burguesía, especialmente de los grandes propietarios de empresas privadas, o sea, de los grandes capitalistas. La limitación y la resistencia a la limitación constituirán la forma principal de la lucha de clases en el Estado de nueva democracia. Es enteramente erróneo creer que en la actualidad no necesitamos limitar el capitalismo y que podemos abandonar la consigna de "control del capital"; éste es un punto de vista oportunista de derecha. Pero también es del todo errónea la opinión opuesta de que debemos imponer una limitación excesiva o demasiado rígida del capital privado, o que podemos simplemente eliminarlo en forma muy rápida; éste es un punto de vista oportunista de "izquierda" o aventurero. 6. La restauración y el desarrollo de la economía nacional de la república popular serán imposibles sin una política de control del comercio exterior. Aun cuando hayan sido eliminados en China el imperialismo, el feudalismo, el capitalismo burocrático y la expresión concentrada de todos ellos -- el régimen del Kuomintang --, permanecerá sin resolver el problema del establecimiento de un sistema industrial independiente e íntegro, y será resuelto definitivamente tan sólo cuando nuestro país se haya desarrollado mucho económicamente y se haya transformado de país agrícola atrasado en país industrial avanzado. Sin el control del comercio exterior será imposible lograr este objetivo. Después de conquistada la victoria de la revolución china en todo el país y resuelto el problema agrario, existirán todavía dos contradicciones fundamentales en China. La primera, de orden interior, es la contradicción entre la clase obrera y la burguesía; la segunda, de orden exterior, la contradicción entre China y los países imperialistas. En consecuencia, después de la victoria de la revolución democrática popular, no debe ser debilitado, sino fortalecido, el Poder estatal de la república popular dirigida por la clase obrera. La limitación del capital en el país y el control del comercio exterior serán los dos principios políticos fundamentales del Estado en la lucha económica. Quienquiera que pase por alto este punto o aminore su importancia cometerá errores sumamente graves. 16 ______________ [2] "Control del capital" fue una de las famosas consignas de Sun Yat-sen. El Manifiesto, publicado el 23 de enero de 1924, del I Congreso Nacional del Kuomintang, en el cual colaboraron el Kuomintang y el Partido Comunista, interpretaba esta consigna como sigue: "Toda empresa privada perteneciente a los chinos o a los extranjeros que fuere de carácter monopolista o que, por su magnitud, estuviere más allá de la capacidad de una persona particular para desarrollarla, tal como la banca, los ferrocarriles y la navegación, será administrada por el Estado, con el fin de que el capital privado no pueda controlar la vida económica del pueblo." [pág. 382] Informe ante la II Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VII Congreso Nacional del Partido Comunista de China. 5 de marzo de 1949. Frente a esta situación, todos los miembros del Partido deben atenerse firmemente a la línea general del Partido, que es la línea de la revolución de nueva democracia. La revolución de nueva democracia no es una revolución cualquiera; sólo puede y debe ser una revolución de las amplias masas populares, dirigida por el proletariado, contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Esto significa que la dirección de esta revolución no la puede ni deben asumir ninguna otra clase y ningún otro partido que el proletariado y el Partido Comunista de China. Esto significa que es muy amplio el frente único de quienes toman parte en esta revolución, el cual abarca a los obreros, campesinos, artesanos independientes, profesionales, intelectuales, la burguesía nacional y el sector de shenshi sensatos, que se ha desprendido de la clase de los terratenientes. A todos ellos nos referimos al hablar de las amplias masas populares. El Estado y el gobierno que han de fundar éstas, serán la República Popular China y el gobierno democrático de coalición asentado sobre la alianza de todas las clases democráticas y dirigido por el proletariado. Los enemigos a los que esta revolución se propone derrocar sólo son y deben ser el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. La expresión concentrada de todos estos enemigos es el reaccionario régimen del Kuomintang chiangkaishekista. El feudalismo es el aliado del imperialismo y del capitalismo burocrático y sirve de base a su dominación. Por eso, la reforma del sistema agrario constituye el contenido principal de la revolución de nueva democracia en China. La línea general de la reforma agraria consiste en apoyarse en los campesinos pobres y unirse con los campesinos medios para abolir, de manera metódica y con diferencias en el trato, el sistema de explotación feudal y desarrollar la producción agrícola. La fuerza fundamental en que nos apoyamos durante la reforma agraria sólo pueden y deben ser los campesinos pobres. Esta capa de campesinos pobres constituye, junto con los asalariados agrícolas, alrededor del 70 por ciento de la población rural de China. La tarea principal e inmediata de la reforma agraria es satisfacer las reivindicaciones de las masas de campesinos pobres y asalariados agrícolas. En la reforma agraria es indispensable unirse con los campesinos medios; los campesinos pobres y los asalariados agrícolas deben formar un sólido frente único con los campesinos medios, que representan alrededor del 20 por ciento de la población rural. De otra manera se 17 encontrarán aislados los campesinos pobres y los asalariados agrícolas y fracasará la reforma agraria. Una de las tareas de la reforma agraria es satisfacer las reivindicaciones de una parte de los campesinos medios. A un sector de los campesinos medios se les debe permitir poseer individualmente más tierras que las que reciben como promedio los campesinos pobres. Si apoyamos la reivindicación de los campesinos por una distribución por igual de la tierra, es para facilitar la movilización de las amplias masas campesinas a fin de abolir rápidamente el sistema de propiedad territorial de la clase terrateniente feudal, y no para preconizar un igualitarismo absoluto. Quienquiera que abogue por el igualitarismo absoluto, se equivoca. Hay una manera de pensar, en la actualidad corriente en el campo, que perjudica la industria y el comercio y preconiza el igualitarismo absoluto en la distribución de la tierra. Es de carácter reaccionario, atrasado y retrógrado. Debemos criticarla. El blanco de la reforma agraria sólo es y debe ser el sistema de explotación feudal ejercida por la clase terrateniente y por los campesinos ricos de viejo tipo, y no hay que perjudicar ni los intereses de la burguesía nacional ni las empresas industriales y comerciales de los terratenientes y campesinos ricos. Hay que guardarse, en particular, de lesionar a los intereses de los campesinos medios, artesanos independientes, profesionales y campesinos ricos de nuevo tipo, que no ejercen explotación o la ejercen en pequeña medida. El objetivo de la reforma agraria es abolir el sistema de explotación feudal, es decir, liquidar a los terratenientes feudales como clase y no como individuos. Por eso, a cada terrateniente hay que darle la misma cantidad de tierra y de bienes que a un campesino, hacerle aprender el trabajo productivo e incorporarlo a la vida económica nacional. Con excepción de los contrarrevolucionarios y tiranos locales culpables de los peores crímenes confirmados por pruebas concluyentes, quienes se han hecho acreedores del odio implacable de las amplias masas y a quienes, por lo tanto, se puede y debe castigar, hay que aplicar una política de clemencia para con todos; se prohíbe en cualquier caso golpear o matar sin discriminación. El sistema de explotación feudal debe ser abolido de manera metódica, es decir, con arreglo a una táctica. Al desatar la lucha, debemos determinar nuestra táctica de acuerdo con las circunstancias y el grado de conciencia política y de organización de las masas campesinas; no hay que intentar liquidar de la noche a la mañana todo el sistema de explotación feudal. Dadas las condiciones reales del sistema de explotación feudal en las zonas rurales de China, el radio total de ataque en la reforma agraria no debe exceder, por lo general, de un e por ciento, más o menos, de las familias rurales, o sea, alrededor del 10 por ciento de la población rural. En las regiones liberadas antiguas y semiantiguas, el porcentaje debe ser aún menor. Es peligroso apartarse de las condiciones reales y ampliar erróneamente el radio de ataque. En las regiones liberadas nuevas es además necesario realizar la reforma agraria por zonas y por etapas. "Por zonas" significa que, en los lugares que podemos mantener sólidamente, debemos concentrar nuestros esfuerzos en realizar un adecuado trabajo de reforma agraria que responda a los deseos de las masas locales, mientras que en los lugares difíciles de conservar con solidez por el momento, no debemos, antes de un cambio en la situación, apresuramos a emprender la reforma agraria, sino limitamos a los trabajos factibles y beneficiosos para las masas en las circunstancias actuales. "Por etapas" significa que, en los lugares recién ocupados por el Ejército Popular de Liberación, debemos formular y aplicar la táctica de neutralizar a los campesinos ricos y a los terratenientes medios y pequeños, y disminuir el radio de ataque en tal medida que sólo destruyamos las fuerzas armadas reaccionarias del Kuomintang y asestemos golpes a los déspotas y tiranos locales. Debemos concentrar todos nuestros esfuerzos en cumplir esta tarea como la primera etapa del trabajo en las 18 regiones liberadas nuevas. Después de lo cual, debemos avanzar gradualmente; conforme a la elevación del nivel de conciencia política y de organización de las masas, hacia la etapa de total abolición del sistema feudal. […] Permitidme repetir: La revolución de las amplias masas populares, dirigida por el proletariado, contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático: ésta es la revolución de nueva democracia en China, y ésta es la línea general y la política general del Partido Comunista de China en la actual etapa histórica. Apoyarse en los campesinos pobres y unirse con los campesinos medios para abolir, de manera metódica y con diferencias en el trato, el sistema de explotación feudal y desarrollar la producción agrícola: tal es la línea general y la política general del Partido Comunista de China en el trabajo de reforma agraria durante el período de la revolución de nueva democracia. Discurso pronunciado en una Conferencia de Cuadros de la región liberada de Shansi-Suiyuan. 1x de abril de 1948 El reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín priva al pueblo de todas sus libertades; oprime a todos los partidos democráticos y organizaciones populares, despojándolos de su legalidad; reprime el justo movimiento de los estudiantes contra la guerra civil, el hambre y la persecución, contra la ingerencia norteamericana en los asuntos internos de China y contra el apoyo de los EE.UU. al renacimiento de las fuerzas agresoras japonesas; inunda el país con sus emisiones de papel moneda -- fapi y chinyuanchüan --, que arruinan la vida económica del pueblo y reducen a la quiebra a las amplias masas; por último, mediante toda clase de expoliaciones, concentra una parte colosal de la riqueza nacional en manos de los capitalistas burocráticos, encabezados por las cuatro grandes familias: Chiang, Soong, Kung y Chen. En suma, al hacer una guerra civil basada en los principios de su política interior y exterior, reaccionaria y entreguista, el reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín ha sumergido a la nación entera en horrendos sufrimientos; no puede en absoluto eludir la responsabilidad con que debe cargar por entero. En contraste con el Kuomintang, el Partido Comunista de China hizo, después de la rendición del Japón, todo lo que pudo por exigir del gobierno kuomintanista que conjurara y detuviera la guerra civil y realizara la paz interior. Declaración de Mao Tse-Tung, presidente del Comité Central del Partido Comunista de China, sobre la situación actual. 14 de enero de 1949 El 14 de enero del mismo año, el Partido Comunista de China hizo pública una declaración en que aceptaba esta propuesta del Gobierno Nacional de Nankín y 19 formulaba ocho condiciones como base para las negociaciones de paz entre las dos partes, a saber: castigar a los criminales de guerra; abolir la seudoconstitución; abolir el espurio "orden legal"; reorganizar a todas las tropas reaccionarias conforme a los principios democráticos; confiscar el capital burocrático; realizar la reforma del sistema agrario; derogar los tratados de traición nacional; convocar una Nueva Conferencia Consultiva Política sin la participación de elementos reaccionarios y formar un gobierno democrático de coalición encargado de asumir todos los poderes detentados por el reaccionario gobierno kuomintanista de Nankín y los gobiernos subordinados a él en todos los niveles. Estas ocho condiciones básicas fueron aceptadas por el Gobierno Nacional de Nankín. Por lo tanto, el Partido Comunista de China y el Gobierno Nacional de Nankín han nombrado sus respectivas delegaciones, investidas de plenos poderes para celebrar negociaciones y firmar un acuerdo. […] Artículo 11. Ambas partes convienen en que serán confiscadas en favor del Estado todas las empresas (incluidos bancos, fábricas, minas, barcos, compañías y tiendas) y propiedades del capital burocrático adquiridas o usurpadas bajo el régimen del Gobierno Nacional de Nankín con ayuda de las prerrogativas políticas y la influencia de las grandes familias. Artículo 12. En las regiones a que aún no haya Llegado el Ejército Popular de Liberación y de que aún no haya tomado posesión, el Gobierno Nacional de Nankín tendrá la responsabilidad de vigilar las empresas y propiedades del capital burocrático mencionadas en el artículo 11, a fin de que no se efectúe ninguna fuga u ocultamiento, ninguna destrucción, transferencia o venta secreta. Los haberes que ya hayan sido trasladados serán congelados donde estén, y no se tolerará ningún nuevo traslado, ninguna fuga al extranjero o destrucción. Las empresas y propiedades del capital burocrático que se encuentran en el extranjero serán declaradas propiedad del Estado. Artículo 13. En las regiones a que haya llegado el Ejército Popular de Liberación y de que haya tomado posesión, las empresas y propiedades del capital burocrático mencionadas en el articulo 11, serán confiscadas por las Comisiones Militares de Control locales o por los organismos autorizados por el gobierno democrático de coalición. Si en las susodichas empresas y propiedades hay acciones privadas, se hará una investigación al respecto, y si se verifica que son efectivamente acciones privadas y no acciones del capital burocrático secretamente transferidas, serán reconocidas como tales, y se permitirá a sus poseedores quedar como accionistas o retirar su participación: Orden al Ejército para avanzar en todo el país. 21 de abril de 1949 Proclamamos aquí el siguiente convenio de ocho puntos, que observaremos junto con el pueblo entero. 1. Proteger la vida y los bienes de todo el pueblo. Se espera que todos los sectores del pueblo, sin distinción de clase, creencia o profesión, respetarán el orden público y adoptarán una actitud de cooperación hacia el Ejército Popular de Liberación. Este, a su vez, adoptará la misma actitud hacia todos los sectores del pueblo. Serán 20 severamente castigados los contrarrevolucionarios u otros saboteadores que aprovechen la ocasión para provocar disturbios, saquear o sabotear. 2. Proteger las empresas industriales, comerciales, agrícolas y ganaderas de la burguesía nacional. Todas las fábricas, tiendas, bancos, depósitos, barcos, muelles, granjas agrícolas, granjas ganaderas, etc., bajo administración privada, serán protegidos sin excepción contra todo atentado. Se espera que los obreros y empleados de todas las ramas de la producción continuarán sus labores como de costumbre y que todas las tiendas seguirán abiertas. 3. Confiscar el capital burocrático. El Gobierno Popular tomará posesión de todas las fábricas, tiendas, bancos, depósitos, barcos, muelles; ferrocarriles, servicios de correos, telégrafos, teléfonos, electricidad y agua potable, granjas agrícolas, granjas ganaderas, etc.; explotados por el gobierno reaccionario del Kuomintang y por los grandes burócratas. Si algún capitalista nacional dedicado a la industria, comercio, agricultura o ganadería posee acciones de tales empresas, su derecho de propiedad sobre dichas acciones será reconocido después de su verificación. El personal de las empresas del capital burocrático debe permanecer en su puesto hasta que el Gobierno Popular tome posesión de ellas, y debe asumir la responsabilidad de proteger todos los haberes, máquinas, planos, libros de contabilidad, archivos, etc.; en espera de que se haga el inventario y se proceda a tomar posesión de ellos. Serán recompensados los que rindan servicios meritorios a este respecto y castigados los que obstruyan o saboteen. Una vez que el Gobierno Popular haya tomado posesión de estas empresas, los que deseen continuar trabajando recibirán empleos de acuerdo con sus aptitudes y no se les dejará cesantes y desamparados. 4. Proteger todos los establecimientos públicos y privados: escuelas, hospitales, instituciones culturales y docentes, campos deportivos y otros establecimientos de bienestar público. Se espera que el personal de estos establecimientos permanezca en sus puestos; el Ejército Popular de Liberación los protegerá contra todo perjuicio. 5. Con excepción de los criminales de guerra empedernidos y de los contrarrevolucionarios culpables de los peores crímenes, el Ejército Popular de Liberación y el Gobierno Popular no mantendrán en cautiverio, no arrestarán ni injuriarán a ninguno de los funcionarios, altos o bajos, de los gobiernos central, provinciales, municipales o distritales del Kuomintang, a ninguno de los diputados a la "Asamblea Nacional", a ninguno de los miembros del Yuan Legislativo, del Yuan de Control y de los consejos consultivos, a ninguno de los agentes de policía, a ninguno de los funcionarios de territorio, poblado y cantón y agentes de los pao y chia [1], siempre que no opongan resistencia armada ni fragüen sabotajes. A todas estas personas se les exige que, en espera de la toma de posesión, permanezcan en sus puestos, se sometan a las órdenes y decretos del Ejército Popular de Liberación y del Gobierno Popular y asuman la responsabilidad de proteger todos los haberes y archivos de sus respectivas instituciones. Entre estas personas, serán admitidas en el trabajo por el Gobierno Popular las que tengan alguna capacidad y no hayan cometido ningún grave acto reaccionario u otra grave fechoría. Serán castigadas las que aprovechen la oportunidad para perpetrar sabotajes, robos o fraudes; o que se evadan con fondos públicos, bienes públicos o archivos; o que rehusen rendir cuentas. 21 6. A fin de que sea garantizada la seguridad tanto en la ciudad como en el campo y mantenido el orden público, todos los soldados desbandados de las unidades kuomintanistas deben rendirse al Ejército Popular de Liberación o al gobierno popular de su localidad y registrarse en uno u otro. No se realizará ninguna acción contra los que actúen voluntariamente de este modo y entreguen sus armas. Los que rehusen registrarse o que escondan sus armas serán arrestados y sometidos a una investigación. Serán debidamente castigados los que oculten a soldados desbandados o armas y no den parte a las autoridades. 7. El sistema feudal de propiedad de la tierra en las zonas rurales es injusto y debe ser abolido. Pero, para abolirlo, es preciso hacer preparativos y proceder metódicamente. En términos generales, hay que comenzar por la reducción de los arriendos y los intereses y pasar luego a la distribución de la tierra; sólo después que el Ejército Popular de Liberación haya llegado a un lugar y haya trabajado allí por un período bastante largo, será posible abordar seriamente la solución del problema agrario. Las masas campesinas deben organizarse y ayudar al Ejército Popular de Liberación a realizar las diversas reformas iniciales. Deben a la vez dedicarse activamente a las faenas del campo para evitar el descenso del nivel actual de la producción agrícola y elevarlo luego paso a paso con miras a mejorar sus propias condiciones de vida y abastecer a la población urbana de cereales para la venta. El problema de la tierra y de los edificios en las ciudades no puede ser tratado de la misma manera que el problema agrario en las zonas rurales. 8. Proteger la vida y los bienes de los residentes extranjeros. Se espera que todos los residentes extranjeros continuarán en sus ocupaciones habituales y respetarán el orden público. Deben acatar las órdenes y decretos del Ejército Popular de Liberación y del Gobierno Popular y se les prohíbe dedicarse al espionaje, o cometer actos dirigidos contra la causa de la independencia nacional de China y la causa de la liberación del pueblo chino, o amparar a criminales de guerra, contrarrevolucionarios u otros criminales chinos. En caso de infracción, incurrirán en las sanciones legales previstas por el Ejército Popular de Liberación y el Gobierno Popular. El Ejército Popular de Liberación es altamente disciplinado; sus combatientes pagan con honradez las compras y no se les permite tomar del pueblo ni una sola aguja ni un solo trozo de hilo. Que todo el pueblo viva y trabaje en paz y no dé crédito a falsos rumores ni provoque alarmas infundadas. Que esta proclama se cumpla al pie de la letra. Mao Tse-tung Presidente de la Comisión Militar Revolucionaria del Pueblo Chino Chu Te Comandante en Jefe del Ejército Popular de Liberación de China Proclama del Ejército Popular de Liberación de China. 25 de abril de 1949. Tomo IV, p. 412 22 La convocatoria de la Nueva Conferencia Consultiva Política la propuso el Partido Comunista de China a todo el pueblo el 1ƒ de mayo de 1948[2]. Esta proposición tuvo pronto eco entre los partidos democráticos, las organizaciones populares, las personalidades democráticas de todos los sectores sociales, las minorías nacionales y los chinos de ultramar. El Partido Comunista de China, los partidos democráticos, las organizaciones populares, las personalidades democráticas de todos los sectores sociales, las minorías nacionales y los chinos de ultramar, todos sostienen que es necesario derrocar la dominación del imperialismo, del feudalismo, del capitalismo burocrático y de los reaccionarios del Kuomintang, convocar una Conferencia Consultiva Política con la participación de representantes de los partidos democráticos, las organizaciones populares, las personalidades democráticas de todos los sectores sociales, las minorías nacionales y los chinos de ultramar, proclamar la fundación de la República Popular [...] La revolución china es una revolución de las amplias masas populares de toda la nación. Todos son nuestros amigos salvo los imperialistas, los feudales y los capitalistas burocráticos, los reaccionarios del Kuomintang y sus cómplices. Tenemos un frente único revolucionario amplio y sólido. Este frente único es tan amplio que comprende a la clase obrera, el campesinado, la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional. Este frente único es tan sólido que posee la firme voluntad y la energía inagotable para derrotar a todo enemigo y vencer toda dificultad. La época que vivimos es una época en que el sistema imperialista se precipita hacia su derrumbe total; los imperialistas se han sumido en una crisis de la que jamás podrán salir, y, sean cuáles fueren los esfuerzos que hagan por proseguir su lucha contra el pueblo chino, éste encontrará siempre los medios para conquistar la victoria final. ______________ Véase el presente tomo, pág. 287, "Circular del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la reunión de septiembre", nota 4. [pág. 419] [2] Discurso pronunciado en la reunión preparatoria de la nueva Conferencia Consultiva Política. 15 de junio de 1949. Tomo IV, p. 419 ¿Es cierto que "hasta el momento ningún gobierno ha tenido éxito"? En las regiones liberadas antiguas del Noroeste, Norte, Nordeste y Este de China, en donde ya se ha resuelto el problema agrario, ¿acaso existe todavía el problema de "alimentar a la población", del cual habla Acheson? Los EE.UU. mantienen en China no pocos espías u "observadores"; ¿por qué no han averiguado ni siquiera este hecho? En lugares como Shanghai, el problema del desempleo, es decir, el de alimentar a la población, surgió únicamente debido a la cruel y despiadada opresión y explotación del imperialismo, el feudalismo, el capitalismo burocrático y el reaccionario gobierno del Kuomintang. Bajo el Gobierno Popular, bastarán sólo unos pocos años para que este problema del desempleo, es decir, el de alimentar a la población, sea resuelto en forma tan completa como lo ha sido en el Norte, Nordeste y otras partes del país. 23 La bancarrota de la concepción idealista de la historia. 16 de septiembre de 1949. Tomo IV, p. 469 A ésta la llamamos Conferencia Consultiva Política porque hace cosa de tres años celebrarnos, junto con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, una reunión que también se llamó Conferencia Consultiva Política[1]. Sus resultados fueron echados a pique por el Kuomintang de Chiang Kai-shek y sus cómplices, pero la Conferencia dejó un recuerdo imborrable en nuestro pueblo. Puso en evidencia que es imposible realizar, junto con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus cómplices, ninguna tarea de provecho para el pueblo y que, incluso cuando se sacan forzadamente algunas resoluciones, no se llega a nada, pues tan pronto como se les presenta la oportunidad, ellos las hacen pedazos y desencadenan una despiadada guerra contra el pueblo. El único efecto positivo de esa conferencia fue la profunda educación que dio al pueblo al hacerle comprender que no hay lugar a ningún compromiso con el Kuomintang de Chiang Kai-shek, lacayo del imperialismo, y sus cómplices, y que es preciso optar por una de dos: o derrotar a estos enemigos o dejarse oprimir y matar por ellos, sin que exista otra alternativa. En algo más de tres años, bajo la dirección del Partido Comunista de China, el pueblo chino ha tenido un rápido despertar, se ha organizado y ha formado un frente único de amplitud nacional contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático y contra su representante general, el reaccionario gobierno del Kuomintang y, apoyando la Guerra Popular de Liberación, ha derribado básicamente a ese gobierno, echado abajo la dominación del imperialismo en China y revivido la Conferencia Consultiva Política. ______________ Véase "Derrotar la ofensiva de Chiang Kai-shek mediante una guerra en defensa propia", nota 2, Obras Escogidas de Mao Tsetung, t. IV. [pág. 12] 1] El pueblo chino se ha puesto en pie. 21 de septiembre de 1949. Tomo V., p.12 De los numerosos problemas debatidos en esta sesión, el principal ha sido el de la reforma del viejo sistema agrario. Todos hemos expresado nuestro acuerdo con el proyecto de Ley de Reforma Agraria[3] propuesto por el Comité Central del Partido Comunista de China, y hemos introducido en él algunas modificaciones y adiciones valiosas. Esto es muy bueno. Me siento contento y felicito a los centenares de millones de habitantes rurales de la nueva China por el logro de esta posibilidad de emanciparse, y a la nación entera por la consecución de este requisito básico para su industrialización. La mayoría de la población china la constituyen los campesinos, sin cuyo apoyo no podía haber triunfado la revolución ni logrará éxito la industrialización del país. Por lo tanto, la clase obrera debe ayudar activamente a los campesinos en la reforma agraria; igualmente, deben favorecer esta reforma la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional y, con mayor razón, los partidos democráticos y las organizaciones populares. La guerra y la reforma agraria son las dos pruebas cruciales para todos en China -- individuos y partidos -- en el período histórico de la nueva 24 democracia. Quien toma partido por el pueblo revolucionario es un revolucionario. Quien toma partido por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, es un contrarrevolucionario. Quien se coloca del lado del pueblo revolucionario sólo de palabra y no en los hechos, es un revolucionario de palabra. Quien se coloca del lado del pueblo revolucionario no sólo de palabra sino también en los hechos, es un revolucionario completo. La prueba de la guerra ya la hemos pasado en lo fundamental, y todos airosamente; de ello está satisfecho el pueblo entero. Ahora tenemos por delante la prueba de la reforma agraria y espero que todos salgamos de ella con tanto éxito como salimos de la prueba de la guerra. Siempre que estudiemos este problema y nos consultemos frecuentemente al respecto, nos desprendamos de las trabas mentales y marchemos al mismo paso, formando así un gran frente único antifeudal, podremos conducir y ayudar al pueblo a salir felizmente de esta prueba. Superadas las pruebas de la guerra y la reforma agraria, la prueba restante, la del socialismo, la de la transformación socialista a escala nacional, será fácil de pasar. Cuando llegue el momento (este momento llegará en un futuro lejano) de la nacionalización de la industria privada y de la socialización de la agricultura, el pueblo no olvidará a aquellos que hayan hecho contribuciones en el curso de la guerra revolucionaria y de la reforma revolucionaria del sistema agrario, así como en los subsiguientes años de la edificación económica y cultural; ellos tienen un brillante porvenir. Nuestro país avanza a paso firme de la manera siguiente: Ha pasado por la guerra, se halla ahora en el proceso de las reformas de nueva democracia, y luego pasará, sin apresuramiento y con la debida preparación, a un nuevo período, el socialismo, cuando su economía y cultura hayan alcanzado un gran florecimiento y todas las condiciones estén dadas y cuando, habiéndolo meditado bien, lo apruebe todo el pueblo. Estimo necesario dejar en claro este punto, pues así podemos infundir confianza a ciertas personas y librarlas de un temor como éste: "No sé en qué momento me abandonarán y me privarán de la oportunidad de servir al pueblo pese a mis deseos." No, esto no va a suceder. Si uno tiene el verdadero deseo de servir al pueblo; si, en un período difícil para éste, realmente le ha ayudado y ha hecho algo bueno, y sigue procediendo así consecuentemente, sin detenerse a medio camino, el pueblo y su gobierno no tendrán motivos para rechazarlo ni para negarle la posibilidad de ganarse la vida y de prestar sus servicios. Ser un revolucionario completo. 23 de junio de 1950. Tomo V, p. 35 ¿Por qué este proyecto ha obtenido el respaldo de ustedes, los presentes en esta reunión, y de la masa de activistas? ¿Por qué lo consideran bueno? Principalmente por dos razones: Una es que constituye una síntesis de experiencias, y la otra, que integra la fidelidad a los principios. Primero. En este proyecto de Constitución se han sintetizado las experiencias del pasado, en particular, las de la revolución y la construcción en estos cinco años. Allí se han resumido las experiencias de la revolución popular dirigida por el proletariado contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, así como las 25 experiencias de la reforma social, la construcción económica y cultural y la labor gubernamental de los últimos años. También se han sintetizado las experiencias relativas a la cuestión constitucional, acumuladas a partir de los últimos años de la dinastía Ching, valga decir, desde los diecinueve preceptos[1] proclamados en los días finales de la dinastía Ching, pasando por la Constitución Provisional de la República de China[2] proclamada en 1912, las constituciones o proyectos de constitución de gobiernos de caudillos militares del Norte[3] y el Convenio de la República de China para el Período de Tutela Política del reaccionario gobierno chiangkaishekista, hasta la espuria constitución de Chiang Kai-shek. De todos ellos sólo uno es positivo, y los demás son negativos. En efecto, la Constitución Provisional de la República de China de 1912 fue un documento relativamente bueno para su tiempo. Claro que es un documento incompleto, deficiente y burgués por su naturaleza, pero tiene algo de revolucionario y democrático. Esta Constitución es muy sencilla; dicen que se elaboró con mucho apremio, mediando sólo un mes entre su redacción y su aprobación. En cuanto a las demás constituciones o proyectos de constitución, fueron todos reaccionarios. El proyecto de Constitución que tenemos ahora es, principalmente, un resumen de las experiencias de la revolución y la construcción de nuestro país y, a la vez, una obra que conjuga experiencias nacionales y extranjeras. Nuestra Constitución es de tipo socialista. Para su elaboración nos basamos principalmente en nuestras propias experiencias y también tomamos en consideración lo que hay de positivo en las constituciones de la Unión Soviética y las Democracias Populares. En materia de constituciones, la burguesía es la precursora. La burguesía, trátese de la inglesa, la francesa o la estadounidense, tuvo su período revolucionario, y fue precisamente entonces cuando empezó a crear constituciones. No debemos borrar de un plumazo la democracia burguesa, negando el papel que han jugado en la historia las constituciones burguesas. Sin embargo, las constituciones burguesas son hoy todas negativas, malas; las constituciones de los países imperialistas, en particular, están destinadas a engañar y oprimir a las grandes mayorías. Nuestra Constitución es de tipo nuevo, socialista, es diferente de las de tipo burgués. Es mucho más progresista que las promulgadas por la burguesía incluso en su período revolucionario. En esto le llevamos ventaja. ______________ [1] Se refiere a los Diecinueve Importantes Preceptos promulgados en noviembre de 1911 por el Gobierno de la dinastía Ching. [pág. 151] [2] La Constitución Provisional de la República de China fue promulgada por el Dr. Sun Yatsen después de la Revolución de 1911, cuando desempeñaba el cargo de Presidente provisional de la República de China. [pág. 152] [3] Se refiere al proyecto de Constitución del Templo del Cielo de 1913 y el Convenio de 1914 elaborados por el gobierno de Yuan Shi-kai, a la Constitución promulgada por el gobierno de Tsao Kun en 1923 y al proyecto de Constitución presentado por el gobierno provisional de Tuan Chi-yui en 1925. [pág. 152] Sobre el proyecto de construcción de la República Popular China. 14 de junio de 1954. Tomo V, p. 151 26 CONCLUSIONES 31 de marzo de 1955 Camaradas: Han terminado ustedes sus intervenciones. Ahora voy a referirme; en unas cuantas palabras, a los siguientes problemas: la evaluación de esta conferencia, el plan quinquenal, el caso de Kao Kang y Yao Shu-shi, la situación actual y el VIII Congreso Nacional del Partido. I. SOBRE LA EVALUACION DE ESTA CONFERENCIA La abrumadora mayoría de los camaradas aquí presentes consideran que esta conferencia ha tenido gran éxito y que ha sido la primera reunión de rectificación del estilo de trabajo desde la campaña de rectificación en Yenán, una reunión en la que se ha desplegado el espíritu democrático y practicado la crítica y autocrítica, permitiéndonos un mejor entendimiento mutuo, una mayor unidad ideológica y una identidad de criterio sobre los problemas. Ya antes existía entre nosotros cierta identidad de criterio, pero nuestras opiniones diferían en torno a algunos problemas; a través de esta conferencia, hemos logrado unificar nuestra comprensión. Sobre esta base -- la identidad de criterio que tenemos en lo ideológico y lo político, así como en cuanto a la serie de políticas --, nuestro Partido podrá estrechar más sus filas. Justamente como lo ha señalado el camarada Chou En-lai, si el VII Congreso del Partido y la campaña de rectificación ideológica y política realizada en todo el Partido durante un tiempo anterior a dicho congreso, sentaron la base para la unidad ideológica de nuestro Partido, base sobre la cual alcanzamos la victoria de la revolución democrática contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, la presente conferencia, a su vez, nos permitirá conseguir la victoria del socialismo. Esta conferencia prueba que nuestro Partido ha elevado considerablemente su nivel y dado un gran paso adelante no sólo respecto de la época del VII Congreso, celebrado hace diez años, sino también de los momentos de la II y III Sesiones Plenarias del Comité Central celebradas en 1949 y 1950. Esta es una situación excelente, y el progreso obtenido lo ha demostrado esta conferencia. Hemos entrado en un nuevo período histórico, un período tal que los asuntos que comprometen nuestros esfuerzos, que ocupan nuestra mente y en los que tratamos de penetrar son la industrialización socialista, las transformaciones socialistas, la modernización de la defensa nacional e incluso la investigación de la energía atómica, ya iniciada. Entre los camaradas de todo el Partido, unos han profundizado más que otros en dichos problemas, e igual puede decirse de los camaradas aquí presentes. Esto es como lo que ocurre con los médicos: Unos saben operar y otros no, algunos saben aplicar inyecciones intravenosas y otros sólo saben poner las subcutáneas. Hay también médicos que ni siquiera se atreven a hacer esto y sólo actúan a flor de piel. Si algunos camaradas no han ahondado en las cuestiones arriba mencionadas, la gran mayoría se halla en ese proceso y, por lo visto, muchos se han compenetrado con ellas, valga decir, tienen ya trazas de expertos. Esto, que se ha puesto de manifiesto en la presente conferencia, es una cosa excelente. Ahora, cuando tenemos por delante nuevos problemas como la industrialización socialista, las transformaciones socialistas, la modernización de la defensa nacional y otros nuevos campos de trabajo, nuestra tarea 27 consiste en adaptarnos a la nueva situación y penetrar en ellos para hacernos expertos. En consecuencia, es preciso educar a aquellos que no han profundizado en sus trabajos y se han quedado a flor de piel, para que se conviertan en expertos. La lucha contra la alianza antipartido de Kao Kang y Yao Shu-shi contribuirá a que nuestro Partido dé un gran paso adelante. Debemos difundir el materialismo dialéctico entre los cinco millones de intelectuales de dentro y de fuera del Partido y entre los cuadros a todos los niveles, a fin de que lo asimilen y combatan el idealismo. Formaremos así un poderoso contingente teórico, del cual tanto precisamos. Esta será otra cosa magnífica. Debemos elaborar un plan para formar un poderoso contingente teórico, compuesto de millones de personas que estudien los fundamentos teóricos del marxismo -- el materialismo dialéctico y el materialismo histórico -- y combatan todo género de idealismo y de materialismo mecanicista. Contamos ahora con un considerable número de cuadros dedicados al trabajo teórico, pero éstos todavía no alcanzan a conformar un contingente teórico, y menos aún uno poderoso. Sin tal contingente, no irán a ningún lado ni tendrán solución posible la causa de todo nuestro Partido, la industrialización socialista, las transformaciones socialistas, la modernización de la defensa nacional ni la investigación de la energía atómica en nuestro país. Por consiguiente, aconsejo a los camaradas estudien la filosofía. Hay un número bastante grande de personas que carecen de interés por la filosofía y que no han cultivado el hábito de estudiarla. Pueden empezar por leer folletos y artículos cortos a fin de ir despertando su interés, y luego ponerse a leer obras de setenta u ochenta mil caracteres y, más tarde, libros de centenares de miles de caracteres. El marxismo está integrado de las siguientes partes del saber: la filosofía marxista, la economía política marxista y el socialismo marxista - la teoría de la lucha de clases --, pero es la filosofía marxista la que constituye su base. Mientras no asimilemos ésta, no encontraremos un lenguaje común ni métodos en común y, luego de muchos forcejeos, no esclareceremos nada. Una vez asimilado el materialismo dialéctico, nos ahorraremos muchas molestias y evitaremos muchos errores. Discursos pronunciados en una Conferencia Nacional del Partido Comunista de China. Marzo de 1955 Durante los últimos meses, el Buró Político del Comité Central ha escuchado informes de trabajo de treinta y cuatro departamentos centrales de la industria, la agricultura, el transporte, el comercio, las finanzas, etc., y ha advertido en ellos algunos problemas relativos a la edificación socialista y las transformaciones socialistas. Se trata, en síntesis, de diez problemas, de diez grandes relaciones. Estos diez problemas se plantean teniendo como eje una orientación fundamental: movilizar todos los factores positivos de dentro y de fuera del país para ponerlos al servicio de la causa socialista. En el pasado, a fin de acabar con la dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático y conseguir la victoria de la revolución democrática popular, seguimos ya la orientación de movilizar todos los factores positivos. Esta es la misma que actualmente seguimos para llevar adelante la 28 revolución socialista y la construcción de un país socialista. Sin embargo, existen en nuestro trabajo algunos problemas que es preciso abordar. Algo que merece especial atención son ciertos defectos y errores existentes en el proceso de la edificación socialista de la Unión Soviética, que últimamente han salido a la luz. ¿Desea uno repetir los recodos que ellos transitaron? En el pasado, pudimos evitar ciertos recodos gracias justamente a que tomamos en cuenta sus experiencias y lecciones, y ahora con mayor razón debemos escarmentar en cabeza ajena. * Discurso pronunciado por el camarada Mao Tsetung en una reunión ampliada del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China. En este discurso, el camarada Mao Tsetung, sacando lecciones de la experiencia soviética y resumiendo la experiencia china, expuso las diez grandes relaciones en la revolución y la construcción socialistas y formuló las ideas básicas para la línea general de edificación del socialismo según el principio de cantidad, rapidez, calidad y economía, línea que concuerda con las condiciones de nuestro país Sobre diez grandes relaciones. 25 de abril de 1956. Tomo V, p. 308 Algunos cuadros intelectuales con categoría de jefe de departamento se pronuncian en favor de la democracia grande, alegando que la democracia pequeña no satisface su apetito. La "democracia grande" que ellos ansían consiste en adoptar el sistema parlamentario burgués de Occidente e imitar esas baratijas occidentales como "democracia parlamentaria", "libertad de prensa", "libertad de expresión". Este pronunciamiento carece de todo enfoque marxista, carece de todo enfoque de clase; es erróneo. Sin embargo, siendo "democracia grande" y "democracia pequeña" términos tan expresivos, podemos valernos de ellos. La democracia es un medio; todo depende de a quién se aplica y con qué propósito. Nos gusta la democracia grande, pero una democracia grande bajo la dirección del proletariado. Movilizamos a las masas en la lucha contra Chiang Kai-shek y lo derribamos al cabo de veintitantos años de lucha; en el movimiento de reforma agraria, las masas campesinas se levantaron contra la clase terrateniente y, luego de tres años de lucha, obtuvieron la tierra. Todo esto significó democracia grande. La campaña contra los "tres males" tuvo como blanco a los funcionarios corrompidos por la burguesía, y la campaña contra los "cinco males", a la burguesía; fueron duros golpes contra ellos. 'Todas estas luchas constituyeron vigorosos movimientos de masas implicaron democracia grande. Días atrás, las masas efectuaron manifestaciones frente a la Oficina del Encargado de Negocios de Inglaterra acreditado en China y centenares de miles de personas realizaron un gran mitin en la Plaza Tienanmen, de Pekín, como actos de apoyo a Egipto en su resistencia a la agresión anglo-francesa. Esto también significa democracia grande, dirigida contra el imperialismo. ¿Por qué no nos va a gustar una democracia grande como ésta? Nos gusta de veras. ¿Contra quiénes está dirigida esta democracia grande? Contra el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, así como contra el capitalismo. La transformación socialista de la industria y el comercio privados está dirigida contra el capitalismo. La transformación socialista de la agricultura tiene por objeto abolir la propiedad privada de los pequeños productores y, por su naturaleza, también está dirigida contra el capitalismo. La transformación socialista de la agricultura la efectuamos mediante el 29 movimiento de masas, es decir, mediante la movilización del campesinado, siendo lo más importante hacer que primero se organizaran los campesinos pobres y los campesinos medios inferiores, de modo que luego los campesinos medios superiores no tuvieran otro remedio que dar su aprobación. En cuanto a la aprobación que a la transformación socialista dieron los capitalistas batiendo tambores y gongs, eso se explica porque no les quedaba otra alternativa ante el auge socialista en el campo y el empujón que desde abajo les propinaron las masas obreras. Si ahora se pretende practicar nuevamente la democracia grande, también estoy de acuerdo. Puede ser que ustedes teman a que las masas se lancen a las calles, pero yo no; ni siquiera temo a que lo hagan centenares de miles de personas. "Quien no teme morir cortado en mil pedazos, se atreve a desmontar al emperador." Esto lo dijo una mujer de los tiempos antiguos llamada Wang Si-feng, o Hermana Feng. Fue ella quien así habló. La democracia grande de que se vale el proletariado está dirigida contra los enemigos de clase. Los enemigos de la nación (no otros sino los imperialistas y la burguesía monopolista extranjera) son también enemigos de clase. La democracia grande puede servir, a su vez, para hacer frente a los burócratas. Acabo de decir que, incluso después de pasados diez mil años, habrá revolución; es posible que para entonces aún se recurra a la democracia grande. Si algunos, cansados de vivir, practican el burocratismo, reprendiendo a las masas cada vez que las ven, sin dirigirles nunca una palabra cariñosa ni resolver sus problemas, serán, indudablemente, derribados. En la actualidad existe este peligro. Dado el caso de que alguien se divorcie de las masas y se niegue a solucionar sus problemas, los campesinos lo golpearán con sus pértigas, los obreros se echarán a las calles y los estudiantes armarán alborotos. Cada vez que ocurra algo así, lo primero que se debe hacer es afirmar que se trata de una cosa buena. Es así como yo veo esto. Hace unos pocos años, se decidió construir un aeropuerto en cierto lugar de la provincia de Junán. Pero, se obligó a los campesinos del lugar a mudarse, sin antes haberlos acomodado debidamente ni haberles explicado con claridad las razones. Los campesinos protestaron: "Ni los mismos pájaros dejarían de lanzar unos chillidos si ustedes, armados de una vara, hurgaran y derribasen sus nidos." También tú, Teng Siao-ping, tienes un nido; ¿no lanzarías gritos si yo te lo destruyera? Entonces, las masas de allí dispusieron tres cordones de defensa: el primero, formado por niños, el segundo, por mujeres y el tercero, por hombres jóvenes y de edad madura. Todos los agrimensores fueron expulsados y el problema terminó con el triunfo de los campesinos. Posteriormente, gracias a que se les habló con buenas razones y se los acomodó como era debido, aquéllos accedieron a mudarse y el aeropuerto pudo construirse. No son pocos los hechos como éste. Ahora, hay quienes consideran que, estando el Poder en sus manos, pueden echarse a dormir sobre los laureles y hacer y deshacer a su antojo. Si las masas se levantan contra ellos y los golpean con piedras y azadas, mi opinión será que lo tienen merecido y lo aplaudiré con todas mis ganas. Más aún, en algunos casos, los problemas no pueden resolverse sino a golpes. El Partido Comunista necesita ser aleccionado. Si los estudiantes se echan a las calles, si los obreros se echan a las calles, todas estas cosas, camaradas, ustedes deben considerarlas buenas. Más de cien estudiantes de Chengtú han querido venir a Pekín para presentar un reclamo. Pero no han logrado llegar, pues una parte de ellos, que viene en un tren, ha sido retenida en la estación de Kuangyuan, provincia de Sechuán, mientras que el resto, que viene en otro, no ha podido pasar de Luoyang. Mi opinión, así como la del Primer Ministro Chou En-lai, es que se les debe dejar llegar a Pekín y entrevistarse con 30 los departamentos concernientes. Debemos permitir que los obreros se declaren en huelga y que las masas hagan manifestaciones. El derecho a realizar manifestaciones está estipulado en la Constitución. Propongo que, en el futuro, cuando se modifique la Constitución, se agregue la libertad de huelga, permitiendo así que los obreros se declaren en huelga. Esto facilitará la solución de las contradicciones del Estado y los directores de fábrica con las masas. Estas son contradicciones y nada más. El mundo está lleno de contradicciones. La revolución democrática resolvió aquellas que teníamos con el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. Hoy, también se han resuelto en lo fundamental nuestras contradicciones con el capitalismo nacional y la pequeña producción en cuanto al sistema de propiedad, pero, al mismo tiempo, se ha puesto de relieve contradicciones distintas y han surgido otras nuevas. Tenemos centenares de miles de cuadros del nivel de comité distrital del Partido para arriba, y en sus manos está el destino del país. Si ellos no actúan bien, si se divorcian de las masas y no mantienen el estilo de vida sencilla y lucha dura, los obreros, los campesinos, los estudiantes tendrán razón para desaprobarlos. Debemos estar alerta para no fomentar el estilo burocrático ni convertirnos en una capa aristocrática, divorciada del pueblo. Al que practique el burocratismo, insultando y oprimiendo a las masas en lugar de resolver sus problemas, y rehúse enmendar tal conducta, las masas tendrán toda razón para derribarlo. Digo que está muy bien que lo derriben, que deben derribarlo. Actualmente, los partidos democráticos y la burguesía se oponen a la democracia grande del proletariado. Si desplegáramos otra campaña contra los "cinco males", ellos no estarían de acuerdo. Tienen mucho miedo de que, al ponerse en práctica la democracia grande, los partidos democráticos sean eliminados y no haya más coexistencia duradera. ¿Gusta a los profesores de cátedra la democracia grande? ¡Quién sabe! Creo que abrigan cierto recelo y también temen a la democracia grande del proletariado. Si ellos quieren practicar la democracia grande de la burguesía, nosotros les opondremos una campaña de rectificación, o sea, la remodelación ideológica. Movilizaremos a todos los estudiantes para que los critiquen. Instalaremos un "puesto de control" en cada universidad. No podrán cruzarlo sino luego de haber sido aprobados por las masas. Es por eso que, después de todo, los profesores de cátedra tienen miedo a la democracia grande del proletariado. Discurso pronunciado en la II Sesión Plenaria de del VIII Comité Central del Partido Comunista de China. 15 de noviembre de 1956. Tomo V, p. 373 Las contradicciones entre nosotros y el enemigo son antagónicas. En cuanto a las contradicciones en el seno del pueblo, las que existen dentro de las masas trabajadoras no son antagónicas, mientras que las existentes entre la clase explotada y la explotadora tienen, además del aspecto antagónico, otro no antagónico. Las contradicciones en el seno del pueblo no datan de hoy, pero tienen distinto contenido en los diferentes períodos de la revolución y el período de la construcción socialista. En las condiciones actuales de nuestro país, esas contradicciones comprenden: las contradicciones dentro de la clase obrera, dentro del campesinado y dentro de la 31 intelectualidad; las contradicciones entre la clase obrera y el campesinado; las contradicciones entre los obreros y campesinos, por una parte, y los intelectuales, por la otra; las contradicciones entre la clase obrera y los demás trabajadores, de un lado, y la burguesía nacional, del otro; las contradicciones dentro de la burguesía nacional, etc. Nuestro gobierno popular es un gobierno que representa realmente los intereses del pueblo y que está al servicio de éste. Sin embargo, entre el gobierno y las masas populares también existen ciertas contradicciones. Estas incluyen las contradicciones entre los intereses del sector estatal, los intereses del sector colectivo y los intereses individuales, entre la democracia y el centralismo, entre dirigentes y dirigidos y entre las masas y ciertos trabajadores gubernamentales con estilo burocrático. Todas éstas también son contradicciones en el seno del pueblo. Hablando en términos generales, las contradicciones en el seno del pueblo son contradicciones que se dan sobre la base de la identidad fundamental de los intereses de éste. En nuestro país, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional hace parte de las contradicciones en el seno del pueblo. La lucha de clases entre la clase obrera y la burguesía nacional es, en general, una lucha de clases en las filas del pueblo, porque la burguesía nacional de China tiene doble carácter. En el período de la revolución democrático-burguesa, ella tenía en su carácter tanto un lado revolucionario como otro conciliador. En el período de la revolución socialista, al tiempo que explota a la clase obrera obteniendo ganancias, apoya la Constitución y se muestra dispuesta a aceptar la transformación socialista. La burguesía nacional difiere del imperialismo, la clase terrateniente y la burguesía burocrática. La contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional, que es una contradicción entre explotados y explotadores, es de suyo antagónica. Sin embargo, en las condiciones concretas de China, esta contradicción antagónica entre las dos clases, si la tratamos apropiadamente, puede transformarse en no antagónica y ser resuelta por medios pacíficos. Pero la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional se convertirá en una contradicción entre nosotros y el enemigo si no la tratamos como es debido, es decir, si no aplicamos la política de unidad, crítica y educación respecto a la burguesía nacional, o si ella no acepta esta política nuestra. Las contradicciones entre nosotros y el enemigo y las contradicciones en el seno del pueblo, por ser de distinta naturaleza, deben resolverse con diferentes métodos. En pocas palabras, en el primer caso, se trata de establecer una clara distinción entre nosotros y el enemigo y, en el segundo, entre lo correcto y lo erróneo. Por supuesto, distinguir entre nosotros y el enemigo también implica distinguir entre lo correcto y lo erróneo. Por ejemplo, la cuestión de si la razón nos asiste a nosotros o a los reaccionarios internos y externos -- el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático --, supone asimismo distinguir entre lo correcto y lo erróneo, pero se diferencia, por su naturaleza, de las cuestiones relativas a lo correcto y lo erróneo en el seno del pueblo. El nuestro es un Estado de dictadura democrática popular, dirigido por la clase obrera y basado en la alianza obrero-campesina. ¿Cuáles son las funciones de esta dictadura? Su primera función es reprimir, dentro del país, a las clases y elementos reaccionarios, a los explotadores que oponen resistencia a la revolución socialista y a los que sabotean nuestra construcción socialista, es decir, resolver las contradicciones entre nosotros y el enemigo interno. Por ejemplo, está dentro del marco de nuestra dictadura arrestar, juzgar y condenar a ciertos contrarrevolucionarios, lo mismo que 32 privar por determinado tiempo de derechos electorales y libertad de expresión a los terratenientes y burgueses burocráticos. Para mantener el orden público y defender los intereses de las masas populares, también es necesario ejercer la dictadura sobre los ladrones, estafadores, incendiarios, asesinos, bandas de malhechores y otros elementos nocivos que alteran seriamente el orden público. La segunda función de esta dictadura es defender a nuestro país de la subversión y eventual agresión de los enemigos externos. En este caso, la dictadura asume la tarea de resolver la contradicción entre nosotros y el enemigo externo. El objetivo de la dictadura es proteger a todo el pueblo para que pueda dedicarse al trabajo pacífico y así transformar a China en un país socialista con una industria, una agricultura, una ciencia y una cultura modernas. ¿Quiénes ejercen la dictadura? Naturalmente, la clase obrera y el pueblo dirigido por ella. La dictadura no se aplica dentro del pueblo. Es imposible que el pueblo ejerza la dictadura sobre sí mismo, e inadmisible que una parte del pueblo oprima a otra. Los elementos pertenecientes al pueblo que infrinjan las leyes también deben ser castigados con arreglo a la ley, pero entre esto y la dictadura que reprime a los enemigos del pueblo media una diferencia de principio. Dentro del pueblo se practica el centralismo democrático. Nuestra Constitución estipula que los ciudadanos de la República Popular China gozan de libertad de palabra, de prensa, de reunión, de asociación, de desfile, de manifestación, de culto, etc. Establece, además, que los organismos del Estado practiquen el centralismo democrático y se fundamenten en las masas populares y que su personal sirva al pueblo. Nuestra democracia socialista es la democracia más amplia, una democracia que no puede existir en ningún Estado burgués. Nuestra dictadura es una dictadura democrática popular, dirigida por la clase obrera y basada en la alianza obrero-campesina. Esto significa que dentro del pueblo se practica la democracia, mientras que la clase obrera, en unión con todos los que gozan de derechos ciudadanos, los campesinos en primer lugar, ejerce la dictadura sobre las clases y elementos reaccionarios y sobre aquellos que se oponen a las transformaciones socialistas y la construcción socialista. En sentido político, por derechos ciudadanos se entienden los derechos a la libertad y a la democracia. Sin embargo, esta libertad es una libertad bajo dirección, y esta democracia es una democracia guiada por el centralismo; no son la anarquía. La anarquía no responde a los intereses y deseos del pueblo. [...] En la sociedad socialista, las contradicciones fundamentales siguen siendo las existentes entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, y entre la superestructura y la base económica. Sin embargo, por su carácter y sus manifestaciones, estas contradicciones son radicalmente distintas de las que se daban en las viejas sociedades entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, y entre la superestructura y la base económica. El actual sistema social de nuestro país es muy superior al dé antaño. De no ser así, el viejo sistema no habría sido derrocado y el nuevo no habría podido implantarse. Al afirmar que las relaciones de producción socialistas son por su naturaleza más apropiadas que las de la vieja época para el desarrollo de las fuerzas productivas, se quiere decir que aquéllas permiten a las fuerzas productivas desarrollarse a un ritmo desconocido en la vieja sociedad, gracias a 33 lo cual la producción puede ampliarse de continuo y las siempre crecientes necesidades del pueblo pueden satisfacerse de manera gradual. En la vieja China, sometida a la dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático, las fuerzas productivas se desarrollaban con extrema lentitud. Durante más de medio siglo antes de la Liberación, la producción anual de acero en todo el país, sin contar la del Nordeste, no pasaba de unas decenas de miles de toneladas, mientras que, incluyendo ésta, la producción máxima anual alcanzó sólo a algo más de novecientas mil toneladas. En 1949, la producción de acero en todo el país fue sólo de poco más de cien mil toneladas. Pero ahora, apenas siete años después de la liberación del país, ya asciende a cuatro millones y varios cientos de miles de toneladas. En la vieja China casi no existía industria de construcción de maquinaria, y mucho menos las industrias automotriz y aeronáutica. Hoy, sin embargo, se ha creado todo esto. ¿Hacia dónde debía marchar China una vez que el pueblo derrocó la dominación del imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático? ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo? Mucha gente no tenía una idea clara al respecto. Los hechos han dado la respuesta: Sólo el socialismo puede salvar a China. El sistema socialista ha promovido un impetuoso desarrollo de nuestras fuerzas productivas, hecho que hasta nuestros enemigos externos han tenido que reconocer. Pero nuestro sistema socialista acaba de instaurarse, y aún no está totalmente establecido ni consolidado por completo. En las empresas mixtas estatal-privadas de la industria y el comercio, los capitalistas reciben todavía un dividendo fijo, valga decir, aún existe explotación. En cuanto a la propiedad se refiere, este tipo de empresas no tiene todavía un carácter completamente socialista. Una parte de las cooperativas de producción agrícola y de las cooperativas de producción artesanal aún es de carácter semisocialista. En las cooperativas enteramente socialistas, quedan por resolver ciertos problemas acerca de la propiedad. Las relaciones entre las distintas ramas de la economía en cuanto a producción e intercambio, están aún estableciéndose de modo gradual y en consonancia con los principios socialistas y van buscando poco a poco formas relativamente adecuadas. Dentro de cada uno de los dos sectores de la economía socialista -- el uno de propiedad de todo el pueblo y el otro de propiedad colectiva --, así como en sus relaciones mutuas, fijar la proporción entre la acumulación y el consumo es un problema complicado, al que no es fácil encontrar de golpe una solución completamente racional. En resumidas cuentas, ya se han creado las relaciones de producción socialistas y ellas están en consonancia con el desarrollo de las fuerzas productivas; pero, al mismo tiempo, están lejos de ser perfectas, y esta imperfección se halla en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas. Este fenómeno de consonancia y contradicción simultáneas, además de darse entre las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas, se presenta también entre la superestructura y la base económica. La superestructura -- el sistema estatal y las leyes de la dictadura democrática popular, así como la ideología socialista guiada por el marxismo-leninismo -- desempeña un positivo papel impulsor para la victoria de las transformaciones socialistas y el establecimiento de la organización socialista del trabajo en nuestro país; ella está en consonancia con la base económica socialista, es decir, con las relaciones de producción socialistas. Pero, a su vez, la existencia de la ideología burguesa, cierto estilo burocrático en nuestros organismos estatales y las deficiencias en algunos eslabones del sistema estatal, están en contradicción con la base económica socialista. En adelante, debemos seguir solucionando estas contradicciones según lo aconsejen las circunstancias concretas. Naturalmente, una vez 34 resueltas estas contradicciones, surgirán nuevos problemas. Y las nuevas contradicciones también exigirán solución. Por ejemplo, se necesita hacer constantes reajustes mediante los planes del Estado para tratar la contradicción entre la producción social y las necesidades sociales, contradicción que continuará existiendo objetivamente durante largo tiempo. Nuestro Estado elabora cada año un plan económico y establece una proporción adecuada entre la acumulación y el consumo, a fin de lograr el equilibrio entre la producción y las necesidades. Lo que llamamos equilibrio es la temporal y relativa unidad de los contrarios. Al cabo de un año, este equilibrio, tomado en su conjunto, queda roto por la lucha de los contrarios, esta unidad se ve alterada, el equilibrio se convierte en desequilibrio, la unidad en desunidad y, entonces, una vez más se hace necesario conseguir el equilibrio y ja unidad para el año siguiente. En esto reside la superioridad de nuestra economía planificada. En realidad, este equilibrio y esta unidad se rompen parcialmente cada mes y cada trimestre, y se requieren reajustes parciales. A veces, se presentan contradicciones y se rompe el equilibrio debido a que las medidas subjetivas no corresponden a la realidad objetiva. Esto es lo que llamamos cometer un error. Las contradicciones surgen de continuo y se resuelven también continuamente: He aquí la ley dialéctica del desarrollo de las cosas. La situación actual es la siguiente: Las vastas y tempestuosas luchas clasistas de las masas, características de los períodos de revolución, han terminado en lo fundamental, pero la lucha de clases no ha cesado por completo. Las grandes masas populares acogen el nuevo sistema, pero todavía no se sienten muy acostumbradas a él. Los trabajadores gubernamentales aún no tienen suficiente experiencia y necesitan seguir examinando y explorando algunos problemas relativos a las políticas concretas. En otras palabras, se necesita un proceso para que nuestro sistema socialista continúe estableciéndose y consolidándose, para que las masas se acostumbren al nuevo sistema y para que los trabajadores gubernamentales aprendan y adquieran experiencias. En este momento es, pues, imperativo que planteemos la cuestión de diferenciar las contradicciones en el seno del pueblo de las existentes entre nosotros y el enemigo y la de tratar correctamente las contradicciones en el seno del pueblo, con el propósito de cohesionar al pueblo de todas las nacionalidades de nuestro país para una nueva batalla -- la batalla contra la naturaleza --, desarrollar nuestra economía y nuestra cultura, hacer que todo el pueblo atraviese de manera relativamente feliz el actual período de transición, consolidar nuestro nuevo sistema y construir nuestro nuevo Estado. Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo. 27 de febrero de 1957. Tomo V., p.422 En segundo termino, la situación de los intelectuales de nuestro país. No disponemos de estadísticas precisas sobre el número de intelectuales chinos. Se calcula que hay alrededor de cinco millones de todo tipo, entre intelectuales de alta categoría e intelectuales en general. De estos cinco millones, la absoluta mayoría son patriotas, aman nuestra República Popular y están dispuestos a servir al pueblo y al Estado socialista. Un pequeño número de intelectuales no gusta mucho del sistema socialista ni se siente muy feliz con él. Todavía se muestra escéptico respecto del socialismo, 35 pero no deja de ser patriota frente al imperialismo. Los intelectuales hostiles a nuestro Estado son muy pocos. A ellos no les agrada nuestro Estado de dictadura del proletariado y añoran la vieja sociedad. A la primera ocasión que se les presenta, agitan las aguas y provocan disturbios, intentando derrocar al Partido Comunista y restaurar la vieja China. Entre la línea proletaria y la burguesa, entre la socialista y la capitalista, se obstinan en seguir la segunda. Y como seguir esta línea es impracticable, de hecho están dispuestos a entregarse al imperialismo, al feudalismo y al capitalismo burocrático. Tales individuos figuran en los círculos políticos, industriales y comerciales, culturales y docentes, científico-tecnológicos y religiosos, y son extremadamente reaccionarios. Constituyen sólo el 1, 2 ó 3 por ciento de los cinco millones. La abrumadora mayoría, o sea más del 90 por ciento, apoya en diverso grado el sistema socialista. Muchos de ellos aún no tienen muy claro cómo trabajar bajo el socialismo y cómo comprender, manejar y resolver tantos problemas nuevos. Respecto a la actitud de los cinco millones de intelectuales hacia el marxismo, se podría decir que más del 1o por ciento -- comunistas y simpatizantes -- están relativamente familiarizados con el marxismo y, bien plantados sobre sus pies, se sitúan firmemente en la posición del proletariado. Ellos sólo representan una minoría de ese total de cinco millones, pero constituyen su núcleo y tienen gran fuerza. La mayoría desea estudiar el marxismo y ya ha aprendido algo, pero aún no lo conoce bien. Entre esta mayoría hay algunos que, siendo todavía escépticos y careciendo de una posición firme, vacilan en cuanto se levanta una tormenta. Este sector de intelectuales, que constituyen la gran mayoría de los cinco millones, mantienen una posición intermedia. Aquellos que se oponen obstinadamente al marxismo o le tienen odio representan una mínima proporción. Hay algunos que, si bien no lo declaran abiertamente, de hecho desaprueban el marxismo. Habrá gentes de este tipo durante mucho tiempo y debemos permitirles que lo desaprueben. Por ejemplo, algunos idealistas pueden apoyar el sistema político y económico del socialismo, pero disienten de la concepción marxista del mundo. Lo mismo ocurre con los patriotas de los círculos religiosos. Ellos son teístas y nosotros ateos. No podemos forzarlos a aceptar la concepción marxista del mundo. En resumen, sobre la actitud de los cinco millones de intelectuales hacia el marxismo, puede decirse lo siguiente: Los que aprueban el marxismo y están relativamente familiarizados con él son una minoría, los que se oponen a el son también una minoría y la mayoría lo aprueba pero no lo conoce bien, y esta aprobación se da en muy diversos grados. Se presentan, por consiguiente, tres posiciones: apoyo resuelto, vacilación y oposición. Tal situación perdurará por largo tiempo; esto debemos reconocerlo, pues si no, puede suceder que exijamos demasiado a los demás y nos asignemos a nosotros mismos tareas muy pequeñas. La tarea de los camaradas encargados de la propaganda es divulgar el marxismo. Esto debe hacerse gradualmente y en forma apropiada, de manera que la gente lo acepte gustosa. No podemos obligar a la gente a aceptar el marxismo; lo único admisible en este sentido es la persuasión. Estaría muy bien que, en un período de varios planes quinquenales, un buen número de intelectuales llegara a aceptar el marxismo y lograse comprenderlo mejor a través de su trabajo y de su vida, a través de su práctica en la lucha de clases, en la producción y en las actividades científicas. Y esto es lo que esperamos. 36 Discurso ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China sobre trabajo de propaganda. 12 de marzo de 1957. Tomo V, p. 460 Lo fundamental es tener confianza en la gran mayoría de las masas, abrigar la convicción de que la gran mayoría del pueblo es honesta. En su inmensa mayoría, los obreros son honestos, y lo son también los campesinos. Otro tanto puede decirse de los militantes del Partido Comunista y de la Liga de la Juventud en su gran mayoría. No es su propósito llevar a nuestro país al caos. En cuanto a la mayor parte de los intelectuales burgueses, de los capitalistas y de los militantes de los partidos democráticos, éstos son transformables. Por lo tanto, no debemos tener miedo a que se produzca el caos; no se producirá ni puede producirse. Hay que confiar en la mayoría. ¿Nos referirnos aquí por mayoría al 51 por ciento? No, nos referimos a un porcentaje que va del 90 al 98 por ciento. Para todos nosotros, la revolución socialista es algo nuevo. La que hicimos en el pasado fue una revolución democrática, de carácter burgués, llamada a eliminar únicamente la propiedad imperialista, la Feudal y la del capitalismo burocrático, y no la propiedad individual ni la del capitalismo nacional. Esto permitió que muchos pasaran la prueba de la revolución democrática. Algunos de ellos, que no sentían suficiente afán por una revolución democrática cabal, pasaron por ella a duras penas; otros, que trabajaban a conciencia por una revolución democrática cabal, salieron, ellos sí, airosos de esta prueba. Ahora se trata de pasar la prueba del socialismo, que para algunos resulta difícil. (pág. 545) [...] A muchos no les entró lo que dije el 30 de abril[2]. "Desaparecida la piel, ¿a qué podrá adherirse el pelo?" Afirmé entonces que en China habían existido cinco pieles. Las tres viejas pieles eran la propiedad imperialista, la propiedad Feudal y la propiedad del capitalismo burocrático. En el pasado, los intelectuales vivían a costillas de estas tres pieles; a costillas, además, de la propiedad del capitalismo nacional y la propiedad de los pequeños productores, o sea, la de la pequeña burguesía. La revolución democrática en nuestro país se dirigía contra las primeras tres pieles, y duró más de cien años a contar desde Lin Tse-sü[3]. La revolución socialista se dirige contra las dos últimas: la propiedad del capitalismo nacional y la de los pequeños productores. Ahora todas estas cinco pieles han dejado de existir. Las tres antiguas desaparecieron hace tiempo y las otras dos tampoco existen ya. ¿Qué piel hay ahora? La de la propiedad social socialista. Esta, desde luego, comprende dos partes: la propiedad de todo el pueblo y la colectiva. ¿A costillas de quiénes viven ellos ahora? Sean los partidos democráticos, los profesores universitarios, los científicos o los periodistas, todos ellos viven a costillas de la clase obrera y los campesinos colectivizados, de la propiedad de todo el pueblo y la colectiva y, en síntesis, de la propiedad social socialista. Aquellas cinco viejas pieles ya no existen, y el pelo, ¿qué? Se ha quedado volando en el aire y ni cayendo puede afianzarse. Los intelectuales todavía miran con desprecio esta nueva 37 piel. ¡Vaya con el proletariado y los campesinos pobres y campesinos medios inferiores! ¡Vaya con esa gente tan ignorante, que no entiende ni de astronomía ni de geografía, y que es inferior a Sus Señorías en cuanto a los conocimientos sobre "las tres religiones y las nueve escuelas"[4]! Los intelectuales son renuentes aceptar el marxismo-leninismo. A el se le oponía antes mucha gente. Se le oponían los imperialistas, y Chiang Kai-shek lo combatía todos los días aseverando que "el comunismo es extraño a la índole nacional de China", lo que infundió a muchos el miedo a esta cosa. Se requiere un proceso y una campaña de revolución ideológica socialista para que los intelectuales acepten el marxismo-leninismo y transformen su concepción burguesa del mundo en proletaria. La campaña desplegada este año tiene precisamente por objeto desbrozar ese camino. (pág. 554) ______________ 2] El 30 de abril de 1957, el camarada Mao Tsetung convocó una reunión de responsables de los partidos democráticos y personalidades democráticas sin partido y en ella dio una charla sobre la campaña de rectificación y la transformación ideológica de los intelectuales. [pág. 554] [3] Lin Tse-sü (1785-1850), gobernador de las provincias de Kuangtung y Kuangsí en tiempos de la Guerra del Opio, bajo la dinastía Ching. Impulsó una resuelta resistencia a la agresión inglesa. [pág. 554] [4] Con el término "tres religiones" se refiere al confucianismo, al taoísmo y al budismo, y con el de "nueve escuelas", a la escuela confuciana, la taoísta, la del yin y el yang, la legista, la nominalista, la de Motsi, la diplomática, la polimática y la agronómica. Posteriormente se emplearon estos términos para aludir, por extensión, a las diversas escuelas religiosas y académicas. En la vieja sociedad, se aplicaban también a una gran variedad de oficios inciertos y ambulantes. [pág. 554] Confiar firmemente en la gran mayoría de las masas. 13 de octubre de 1957. No hay que temer a las masas, sino estar junto con ellas. Algunos camaradas tienen tanto miedo a las masas como al agua. ¿Nadan ustedes o no? Yo ando aconsejando la natación dondequiera que llego. El agua es una cosa buena. Siempre que te ejercites en la natación una hora al día, que lo hagas hoy y lo repitas mañana, y así durante cien días continuos, te aseguro que aprenderás a nadar. Pero, en primer término, no debes pedir que nadie te enseñe y, en segundo, no usar salvavidas, pues con éste nunca aprenderás. "¡Pero si mi vida es tan importante, y yo no sé nadar!" Entonces puedes nadar primero allí donde el agua sea poco profunda. Suponiendo que el plazo de aprendizaje sea de cien días, puedes dedicar treinta a nadar en aguas poco profundas, y así aprenderás. Al que ha aprendido a nadar, le da lo mismo hacerlo en el río Yangtsé que en el Océano Pacífico, pues en ambos casos se encuentra con la misma cosa: agua. Algunos dicen que, si uno nada en una piscina, puede ser salvado de inmediato en caso de hundirse, sin riesgo de muerte, pero que nadar en el río Yangtsé es terrible, pues el agua corre tan rápido que, si se hunde, nadie sabrá dónde encontrarlo. Este argumento lo usan para atemorizar a la gente. A mi juicio, hablar así es propio de profanos en la materia. Nuestros campeones de natación, nuestros maestros y profesores de natación en piscinas, que antes no se atrevían a zambullirse en el Yangtsé, ahora se atreven. 38 ¿Acaso no hay ya quienes nadan aquí en el río Juangpu? El Juangpu y el Yangtsé son piscinas donde no se cobra ni un centavo por la entrada. Poniendo metafóricamente al pueblo como el agua y a los dirigentes de todos los niveles como los nadadores, diríamos que éstos no deben apartarse del agua, que deben seguir el curso de las aguas y no ir en contra. No deben vilipendiar a las masas. ¿De cuándo acá se las puede vilipendiar? No deben injuriar a las masas obreras, campesinas y estudiantiles, ni a la mayoría de los miembros de los partidos democráticos y de los intelectuales; no enfrentarse a las masas, sino permanecer siempre al lado de ellas. Las masas también pueden cometer errores. Cuando esto sucede, debemos razonar con ellas en forma debida y, si no quieren escucharnos, esperar la oportunidad para hablarles de nuevo. Pero, nunca debemos separarnos de las masas, lo mismo que, al nadar, no debemos apartarnos del agua. Cuando Liu Pei dio con Chuke Liang, fue, según sus propias palabras, como cuando "el pez da con el agua". Este fue un hecho real. Así está escrito no sólo en la novela, sino también en los anales históricos, donde se hace el mismo paralelo. Las masas son Chuke Liang y los dirigentes, Liu Pei. Unos son dirigentes y los otros, dirigidos. La sabiduría proviene de las masas. Siempre he dicho que los intelectuales son los más ignorantes. Esta es una manera de hablar para ir al fondo de las cosas. Si los intelectuales yerguen el rabo, lo tendrán más largo que el de Sun Wu-kung. Sun Wukung, que era capaz de metamorfosearse en setenta y dos figuras distintas, cierta vez no tuvo más remedio que hacer pasar su rabo por un largo mástil. ¡Es realmente terrible cuando los intelectuales yerguen el rabo! "Si yo no soy la primera autoridad de la Tierra, soy al menos la segunda." "¿Qué valen ustedes los obreros y campesinos? Ustedes son unos simplones que apenas conocen unos cuantos caracteres." Con todo, los problemas que atañen a la situación general no son decididos por los intelectuales, sino finalmente por los trabajadores y, más aún, por el sector más avanzado de los trabajadores, el proletariado. ¿Debe ser el proletariado el que dirija a la burguesía, o a la inversa? ¿Debe ser el proletariado el que dirija a los intelectuales, o a la inversa? Los intelectuales tendrán que hacerse intelectuales del proletariado; no les queda otra salida. "Desaparecida la piel, ¿a qué podrá adherirse el pelo?"[3] Antes, el "pelo" -- los intelectuales -- estaba adherido a cinco "pieles" distintas, viviendo a costillas de ellas. La primera piel era la propiedad imperialista. La segunda, la propiedad feudal. La tercera, la propiedad del capitalismo burocrático. ¿No se proponía la revolución democrática derribar las tres grandes montañas? Se proponía justamente derribar el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático. La cuarta piel era la propiedad del capitalismo nacional. La quinta, finalmente, era la propiedad de los pequeños productores, o sea, la propiedad individual de los campesinos y los artesanos. En el pasado, los intelectuales estaban adheridos o a las primeras tres pieles o a las dos últimas, y vivían de ellas. ¿Existen aún o no estas cinco pieles? Como antes se decía, "la piel ha desaparecido". Los imperialistas se largaron y nosotros tomamos posesión de sus bienes. La propiedad feudal quedó eliminada y la tierra Fue distribuida entre los campesinos, que hoy, además, se han cooperativizado. Las empresas del capitalismo burocrático fueron confiscadas por el Estado. Las empresas industriales y comerciales del capitalismo nacional se han transformado en empresas mixtas estatal-privadas, pasando a ser en lo fundamental (aún no completamente) socialistas. La propiedad individual de los campesinos y los artesanos se ha convertido en propiedad colectiva, aunque este sistema de propiedad todavía no está consolidado y para ello se requiere aún varios 39 años. Estas cinco pieles han dejado de existir, pero siguen ejerciendo su influencia sobre el "pelo", sobre los capitalistas y los intelectuales, que las evocan siempre, hasta en sueños. Quienes proceden de la vieja sociedad y vienen de transitar los viejos carriles, añoran constantemente la antigua vida y las antiguas costumbres. Por lo tanto, la remodelación del hombre requiere un tiempo más largo. En el presente, ¿a qué piel están adheridos los intelectuales? A la piel de la propiedad social, al cuerpo del proletariado. ¿Quién les da de comer? Los obreros y los campesinos. Los intelectuales son maestros contratados por la clase obrera y demás trabajadores para enseñar a sus hijos. Si tú desobedeces al contratante e insistes en inculcar a los alumnos tus propias cosas, los ensayos de cliché, la doctrina confuciana o los cachivaches capitalistas y, con tu educación, formas unos cuantos contrarrevolucionarios, eso no lo tolerará la clase obrera, que te despedirá o no te renovará el contrato para el año siguiente. Como dije hace cien días en este mismo lugar, los intelectuales procedentes de la vieja sociedad ya no tienen ninguna base, pues han perdido su antigua base económicosocial; en otras palabras, han desaparecido aquellas cinco pieles, y así a ellos no les queda más alternativa que adherirse a la nueva piel. Algunos intelectuales se sienten intranquilos, andan con el alma en vilo. Flotan en el aire, sin poder prenderse del cielo ni asentar los pies en la tierra. Esas personas, dije entonces, deben ser llamadas "caballeros suspendidos en el vacío". Flotan en el aire sin tener dónde posarse. Desean volver a su vieja querencia, pero como allí no queda nada, como esas pieles ya no existen, es imposible el regreso. Aunque huérfanos de hogar, no se resignan, sin embargo, a adherirse al cuerpo del proletariado. Para hacerlo, tendrían que estudiar la ideología del proletariado, adquirir algún sentimiento de cariño por el y trabar amistad con los obreros y campesinos. Pero ellos no quieren proceder así y, a sabiendas de que allí ya no queda nada, todavía piensan en su viejo hogar. Lo que hacemos ahora es persuadirlos a que despierten. Creo que, a través de esta crítica masiva, despertarán en uno u otro grado. ______________ 3] Citado de Tsuo Chuan, "El decimocuarto año del reinado del príncipe Sikung". Rechazar la ofensiva de los derechistas burgueses. 9 de julio de 1957. Tomo V., p.511 Frente a la gran competencia de ideas, la gran apertura de opiniones, el gran debate y el dazibao, existen principalmente dos temores. Primero, el temor a los desórdenes. ¿Tienen ustedes miedo a los desórdenes? A mi juicio, son muchos los que les tienen miedo. Segundo, el temor a no poder salir de la embarazosa situación creada. Los que desempeñan cargos de directores de fábricas, cooperativas y centros docentes y de secretarios de comités del Partido, temen no poder salir de la embarazosa situación en que puedan hallarse luego de que se haya dado paso a la apertura de opiniones y se hayan encendido las llamas. Ahora ya es fácil convencer a la gente de que se deshaga de esos temores; sin embargo, la cuestión se presentaba muy difícil en aquel mes de 40 mayo. En los treinta y cuatro centros de enseñanza superior de Pekín, no se dio curso a la apertura sino después de una serie de reuniones. ¿Por qué no se debe abrigar temores? ¿Por qué es ventajosa la apertura? ¿Qué trae más ventajas: la competencia y apertura en grande, la competencia y apertura en pequeño o el veto a todas ellas? No es ventajoso el veto y, en cuanto a la competencia y apertura en pequeño, no resuelve los problemas; así, la gran competencia y la gran apertura se hacen, de todos modos, necesarias. Estas últimas no tienen por qué dar origen a desórdenes ni impedirle a uno salir de las situaciones embarazosas que puedan producirse. Claro que hay unos pocos individuos que constituyen la excepción a la regla, como es el caso de Ting Ling, quien no halló la manera de salir de apuros. Otro ejemplo es el de Feng Süe-feng, quien, habiendo prendido fuego para quemar al Partido Comunista, tampoco encontró salida. Pero éste es el caso de un puñado de personas: los derechistas. Los demás no tienen motivo para temer que se les haga imposible salir de apuros, pues podrán hacerlo. Si tienen vicios, no son otros que el burocratismo, el sectarismo y el subjetivismo, que deben corregir, sin que haya razón para el temor. Lo fundamental es tener confianza en la gran mayoría de las masas, abrigar la convicción de que la gran mayoría del pueblo es honesta. En su inmensa mayoría, los obreros son honestos, y lo son también los campesinos. Otro tanto puede decirse de los militantes del Partido Comunista y de la Liga de la Juventud en su gran mayoría. No es su propósito llevar a nuestro país al caos. En cuanto a la mayor parte de los intelectuales burgueses, de los capitalistas y de los militantes de los partidos democráticos, éstos son transformables. Por lo tanto, no debemos tener miedo a que se produzca el caos; no se producirá ni puede producirse. Hay que confiar en la mayoría. ¿Nos referirnos aquí por mayoría al 51 por ciento? No, nos referimos a un porcentaje que va del 90 al 98 por ciento. Para todos nosotros, la revolución socialista es algo nuevo. La que hicimos en el pasado fue una revolución democrática, de carácter burgués, llamada a eliminar únicamente la propiedad imperialista, la Feudal y la del capitalismo burocrático, y no la propiedad individual ni la del capitalismo nacional. Esto permitió que muchos pasaran la prueba de la revolución democrática. Algunos de ellos, que no sentían suficiente afán por una revolución democrática cabal, pasaron por ella a duras penas; otros, que trabajaban a conciencia por una revolución democrática cabal, salieron, ellos sí, airosos de esta prueba. Ahora se trata de pasar la prueba del socialismo, que para algunos resulta difícil. Vale traer aquí, a modo de ejemplo, el caso de un militante del Partido en Jupei, procedente de una familia de asalariados agrícolas que vivió de la mendicidad durante tres generaciones. Con la Liberación, se emancipó y comenzó a llevar una vida cómoda, y llegó a ser un cuadro de nivel territorial. Pues bien, hace poco se mostró muy descontento del socialismo, muy en desacuerdo con la cooperativización y, queriendo "ser libre", se opuso al monopolio estatal de compra y venta de cereales. Ahora se ha abierto, con fines de educación clasista, una exposición sobre su vida, y allí el hombre lloró a mares y se manifestó dispuesto a corregir sus errores. ¿Por qué cuesta tanto pasar la prueba del socialismo? Porque de lo que se trata en esta prueba es de eliminar la propiedad capitalista convirtiéndola en propiedad socialista de todo el pueblo, y de eliminar la propiedad individual convirtiéndola en propiedad colectiva socialista. Es obvio que esta lucha ha de durar muchos años, siendo por ahora difícil predecir con exactitud cuánto tiempo durará el período de transición. Este año se ha presentado una creciente de la lucha. ¿Se presentará en adelante una creciente cada año, como ocurre con el río Amarillo? Me parece que su frecuencia no será tanta, pero no faltarán en el futuro, crecientes como ésta. 41 Ahora, ¿cuánta gente en todo el país desaprueba el socialismo? A este respecto, un buen número de camaradas de diversos lugares y yo hemos hecho algún cálculo. De toda la población del país, probablemente un 10 por ciento desaprueba el socialismo o se opone a él. Este porcentaje comprende a la clase terrateniente y los campesinos ricos, así como a una parte de los campesinos medios acomodados, de la burguesía nacional, de los intelectuales burgueses y de la pequeña burguesía superior urbana, e incluso a unos pocos obreros, campesinos pobres y campesinos medios inferiores. ¿Qué representa el 1o por ciento de seiscientos millones de habitantes? Sesenta millones. Esta cifra es considerable y no debemos subestimarla. [...] El proletariado debe formar su propio contingente de intelectuales, así como la burguesía tuvo que formar el suyo. Ningún Poder político de clase social alguna puede arreglárselas sin intelectuales propios. ¿Cómo podría funcionar la dictadura burguesa de los Estados Unidos si no tuviera sus intelectuales? Siendo la nuestra una dictadura proletaria, debemos formar un contingente de intelectuales propios del proletariado, contingente que incluya a todos aquellos intelectuales procedentes de la vieja sociedad que, como resultado de la reeducación, hayan hecho sólidamente suya la posición de la clase obrera. Entre los derechistas que se resisten a cambiar se cuenta probablemente ese tal Chang Nai-chi. Si usted le aconseja que se convierta en un intelectual proletario, dirá que no, que él hace tiempo se transformó y que es un "burgués rojo". Pero toda autodefinición necesita someterse a un examen colectivo, es decir, uno tiene derecho a definirse a sí mismo como le parezca, pero es indispensable someter esto a un examen de la comunidad. A él le decimos: "Usted no ha alcanzado esa calificación. Usted, Chang Nai-chi, es un burgués blanco." Hay quienes abogan por ser calificados primero y rojos después. ¡Eso significaría nada menos que hacerse blancos primero y rojos después! Ellos se niegan a ser rojos ahora, diciendo que lo serán en el futuro. Cabe preguntar: Si no son rojos ahora, ¿qué color tienen? ¿No es acaso el color blanco? Los intelectuales deben ser rojos y a la vez calificados. Para tornarse rojos, tienen que tomar la decisión de desprenderse definitivamente de su concepción burguesa del mundo. Esto no implica la necesidad de leer gran cantidad de libros, pero sí la de adquirir una verdadera comprensión de qué es el proletariado y qué la dictadura proletaria, por qué el proletariado es la única clase que tiene porvenir en tanto que todas las demás son clases transitorias, por qué nuestro país debe seguir el camino socialista y no el capitalista, por qué es indispensable la dirección del Partido Comunista, etc., etc. A muchos no les entró lo que dije el 30 de abril[2]. "Desaparecida la piel, ¿a qué podrá adherirse el pelo?" Afirmé entonces que en China habían existido cinco pieles. Las tres viejas pieles eran la propiedad imperialista, la propiedad Feudal y la propiedad del capitalismo burocrático. En el pasado, los intelectuales vivían a costillas de estas tres pieles; a costillas, además, de la propiedad del capitalismo nacional y la propiedad de los pequeños productores, o sea, la de la pequeña burguesía. La revolución democrática en nuestro país se dirigía contra las primeras tres pieles, y duró más de cien años a contar desde Lin Tse-sü[3]. La revolución socialista se dirige contra las dos últimas: la propiedad del capitalismo nacional y la de los pequeños productores. Ahora 42 todas estas cinco pieles han dejado de existir. Las tres antiguas desaparecieron hace tiempo y las otras dos tampoco existen ya. ¿Qué piel hay ahora? La de la propiedad social socialista. Esta, desde luego, comprende dos partes: la propiedad de todo el pueblo y la colectiva. ¿A costillas de quiénes viven ellos ahora? Sean los partidos democráticos, los profesores universitarios, los científicos o los periodistas, todos ellos viven a costillas de la clase obrera y los campesinos colectivizados, de la propiedad de todo el pueblo y la colectiva y, en síntesis, de la propiedad social socialista. Aquellas cinco viejas pieles ya no existen, y el pelo, ¿qué? Se ha quedado volando en el aire y ni cayendo puede afianzarse. Los intelectuales todavía miran con desprecio esta nueva piel. ¡Vaya con el proletariado y los campesinos pobres y campesinos medios inferiores! ¡Vaya con esa gente tan ignorante, que no entiende ni de astronomía ni de geografía, y que es inferior a Sus Señorías en cuanto a los conocimientos sobre "las tres religiones y las nueve escuelas"[4]! Los intelectuales son renuentes aceptar el marxismo-leninismo. A el se le oponía antes mucha gente. Se le oponían los imperialistas, y Chiang Kai-shek lo combatía todos los días aseverando que "el comunismo es extraño a la índole nacional de China", lo que infundió a muchos el miedo a esta cosa. Se requiere un proceso y una campaña de revolución ideológica socialista para que los intelectuales acepten el marxismo-leninismo y transformen su concepción burguesa del mundo en proletaria. La campaña desplegada este año tiene precisamente por objeto desbrozar ese camino. ______________ [2] El 30 de abril de 1957, el camarada Mao Tsetung convocó una reunión de responsables de los partidos democráticos y personalidades democráticas sin partido y en ella dio una charla sobre la campaña de rectificación y la transformación ideológica de los intelectuales. [pág. 554] [3] Lin Tse-sü (1785-1850), gobernador de las provincias de Kuangtung y Kuangsí en tiempos de la Guerra del Opio, bajo la dinastía Ching. Impulsó una resuelta resistencia a la agresión inglesa. [pág. 554] [4] Con el término "tres religiones" se refiere al confucianismo, al taoísmo y al budismo, y con el de "nueve escuelas", a la escuela confuciana, la taoísta, la del yin y el yang, la legista, la nominalista, la de Motsi, la diplomática, la polimática y la agronómica. Posteriormente se emplearon estos términos para aludir, por extensión, a las diversas escuelas religiosas y académicas. En la vieja sociedad, se aplicaban también a una gran variedad de oficios inciertos y ambulantes. [pág. 554] Confiar firmemente en la gran mayoría de las masas. 13 de octubre de 1957. Tomo V, p. 545 El Manual afirma también (pp. 331): "Si los países en los cuales las formas económicas precapitalistas ocupan un lugar importante pueden realizar una revolución socialista es porque ellos se benefician de la ayuda de los países socialistas avanzados". Esta interpretación es insuficiente. China puede entrar en la vía del socialismo principalmente porque detrás de la victoria de la revolución democrática derrocó la dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático. Los factores interiores son los factores esenciales. La ayuda concedida a China por los 43 países en los cuales el socialismo ya ha triunfado constituye una condición, ciertamente importante, pero no suficiente para decidir sobre la capacidad de China de avanzar o no por el camino del socialismo. Puede solamente ejercer una influencia en el ritmo de su progreso por el camino del socialismo después de que ella misma se haya puesto en marcha por él. Con la ayuda progresamos un poco más rápidamente. Sin ayuda progresamos un poco menos rápido. La ayuda de que se habla comprende no sólo la asistencia económica de los países socialistas, sino también los aspectos positivo y negativo de sus experiencias, de sus victorias como de sus derrotas, que nos dan material para reflexionar [...] El último parágrafo de la página 330 habla de la transformación de la revolución democrática en una revolución socialista. ¿Pero como se efectúa? El Manual no da explicación clara. La revolución de Octubre es una revolución socialista. Accesoriamente ha cumplido tareas que dejó inconclusas la revolución democrático burguesa. El decreto de la nacionalización de tierras se promulgó inmediatamente después de la revolución de Octubre. Pero la revolución democrática que debía resolver el problema agrario se prolongó aún durante un cierto tiempo. En China cumplimos las tareas de la revolución democrática durante la guerra de liberación. La fundación en 1949 de la República Popular de China marcó la coronación, en lo esencial, de la revolución democrática y el comienzo del paso al socialismo. En seguida se necesitaron aún tres años para realizar la reforma agraria. Pero, desde la fundación de la República Popular de China, confiscamos las empresas capitalistas burocráticas que representaban el 80% de los capitales fijos de la industria y del transporte del país para hacerlas propiedad de todo el pueblo. Durante el período de la guerra de Liberación en China, lanzamos llamados para luchar no sólo contra el imperialismo y el feudalismo, sino también contra el capitalismo burocrático. La lucha contra el capitalismo burocrático tiene un doble carácter: de un lado lucha contra el capital comprador, lucha que entra en el cuadro de la revolución democrática y, del otro lado, lucha contra la gran burguesía, lucha que hace parte de la revolución socialista. Una parte muy grande del capital burocrático chino pertenecía a empresas japonesas, alemanas e italianas de las que el Kuomintang había tomado posesión después de la victoria, al fin de la guerra antijaponesa. En esta época la relación entre el capital burocrático y el capital nacional, en China, era de ocho a dos. Después de la Liberación confiscamos la totalidad del capital burocrático, destruyendo así el elemento principal del capitalismo chino. Es pues erróneo pensar que después de la Liberación, "la revolución china, en su primera etapa, esencialmente hizo parte de la revolución democrática; fue sólo más tarde cuando se desarrolló poco a poco en una revolución socialista". [...] 44 8. La transformación de la industria y el comercio capitalistas En la página 335, el proceso de la transformación del sistema de la propiedad capitalista en sistema de la propiedad del Estado socialista en China, se trata de manera errónea. La exposición del Manual se refiere solamente a nuestra política respecto al capital nacional y no a nuestra política (de confiscación) respecto al capital burocrático. En lo que concierne a los bienes de los capitalistas burocráticos, hemos adoptado una política de confiscación con el fin de realizar el sistema de la propiedad colectiva. En el segundo parágrafo de la página 338, la transformación del capitalismo a través del capitalismo Estado es considerada como una experiencia aislada y particular sin significación universal. En los países de Europa occidental y en los Estados Unidos el nivel de desarrollo del capitalismo es muy elevado. Un puñado de capitalistas monopolistas ocupan la posición dominante en estos países. Conjuntamente se encuentra un gran número de capitalistas medianos y pequeños. Se dice que el capital norteamericano está a la vez centralizado y descentralizado. Es cierto que, en estos países, después de la victoria de la revolución, el capital monopolista será confiscado. ¿Pero deberán también confiscarse sin excepción los bienes de los capitalistas medianos y pequeños? ¿Será necesario transformarlos igualmente por intermedio del capitalismo de Estado? Se puede decir que en China el nordeste es una región con un nivel de desarrollo capitalista muy elevado, lo que es también el caso de Kiangsu cuyos dos centros industriales se sitúan en Shanghai y en el sur de la provincia. Ya que el capitalismo de Estado puede ponerse en práctica en estas provincias chinas, ¿por qué no podría ser aplicada la misma política en los países del mundo en donde reina una situación semejante a la de aquellas provincias? La política adoptada en otra época por los japoneses en la China del nordeste consistía en eliminar los grandes capitalistas locales y en transformar sus empresas en empresas de Estado japonesas o en empresas del capital monopolista. En cuanto a los capitalistas medianos y pequeños, los japoneses creaban para controlarlos sociedades de holding. En China, la transformación del capitalismo nacional ha debido recorrer tres etapas: el Estado hizo primero pedidos a las empresas privadas para asegurar su producción y su trabajo de transformación; después realizó compras y ventas agrupa das (¿compras agrupadas para asegurar la venta?); asegura en fin, conjuntamente con los propietarios, la administración de las empresas (administración conjunta de empresas individuales o de todo un sector). Cada una de estas etapas se ha realizado de manera progresiva. Este método no ha estorbado la producción. Incluso ésta se ha desarrollado durante el proceso de transformación: En lo que concierne al capitalismo de Estado, hemos realizado muchas experiencias nuevas, una de ellas es la distribución de una tasa de interés fija a los capitalistas después de la transformación de sus empresas en empresas administradas conjuntamente por el Estado y por ellos mismos. 45 [...] 26. "No es absolutamente necesario que China adopte una forma aguda de lucha de clases ": ¡una pretendida tesis! Lo que se ha dicho en la página 419 es erróneo. Después de la revolución de Octubre, viendo que la economía rusa había sido perturbada gravemente, la burguesía rusa estaba convencida de que el proletariado no sería capaz de modificar esta situación, ni sería suficientemente poderoso para mantenerse en el poder. Calculaba pues que cuando se lanzara a la batalla el régimen proletario se hundiría. Por esto desató la resistencia armada, obligando así al proletariado ruso a tomar medidas draconianas y a confiscar los bienes de la burguesía. En esta época tanto la burguesía como el proletariado carecían de experiencia. Decir que nuestra lucha de clases no es aguda en China no es conforme a la realidad. ¡Cuán aguda es la revolución china! Hemos combatido continuamente durante veintidós años. Hemos hecho la guerra para derrocar la dominación burguesa del Koumintang. Hemos confiscado el capital burocrático que constituía el 80% del conjunto del capital de la economía capitalista. Esto nos ha dado la posibilidad de emplear medidas pacíficas para transformar el capital nacional que representaba el 20% del capital de la economía capitalista. En el curso de este proceso de transformación hemos pasado por luchas encarnizadas tales como las campañas de los "tres antis" y de los "cinco antis"[3]. En la página 420, la descripción relativa a la transformación de la industria y del comercio capitalista no es correcta. Después de la Liberación, la burguesía nacional ha sido obligada a tomar la vía de la transformación socialista. Hemos derribado a Chiang Kai-shek, confiscado el capital burocrático, terminado la reforma agraria, lanzado las campañas de los "tres antis" y de los "cinco antis", aplicado la cooperativización agrícola. Desde el principio hemos controlado los mercados. Esta serie de cambios ha forzado a la burguesía nacional a avanzar progresivamente por la vía de la transformación. Por otra parte, el Programa común[4] ha definido una política que preconiza que todos los componentes económicos tengan su propio lugar, lo que permitiría a los capitalistas obtener ganancias. La Constitución ha garantizado además a los capitalistas una papeleta de voto y una taza de arroz. Todas estas medidas les han permitido comprender que, si aceptaban la transformación, podían mantenerse en cierta posición y desempeñar un cierto papel en los dominios económico y cultural. En las empresas que pertenecían conjuntamente al Estado y a particulares, los capitalistas no detentaban ningún poder administrativo real. No había administración conjunta de la producción por los re presentantes del gobierno y por los capitalistas. Es por esto por lo que es falso decir que, en esta situación, "la explotación del trabajo por el capital era limitada"; en realidad estaba extremadamente limitada. El Manual no acepta la idea que hemos formulado nosotros y según la cual las empresas que pertenecían conjuntamente al Estado y a personas privadas representaban un socialismo a tres cuartos. Naturalmente, en la hora actual, este socialismo a tres cuartos se ha convertido en un socialismo a nueve décimos e incluso más. La transformación de la industria y del comercio capitalista está en lo esencial terminada entre nosotros. Pero, si la ocasión se presenta, los capitalistas lanzarán una 46 ofensiva vigorosa contra nosotros. Un ataque de los derechistas fue rechazado en 1957. En 1959, los capitalistas desencadenaron contra nosotros otro ataque por medio de sus representantes en el partido. En cuanto a nuestra política respecto a los capitalistas nacionales consiste en atraer los hacia nosotros para contenerlos mejor. El Manual (p. 421) se refiere a una cita de Lenin que dice: el capitalismo de Estado es "la continuación, bajo otra forma, de la lucha de clases". Esto es correcto. ______________ 3. La campaña de los "tres antis", desatada desde diciembre de 1951, se dirigís a los cuadros del Partido y se enfrentaba a la corrupción, al despilfarro y al burocratismo. La campaña de los "cinco antis", que relevó a la precedente, fue dirigida contra los jarros de vino, el fraude, la evasión fiscal, la desviación de los fondos del Estado y la obtención ilegal de secretos económicos del Estado. 4. El "Programa común" fue adoptado el 29 de septiembre de 1949 por la Conferencia política consultiva del pueblo chino, convocada por el Partido Comunista chino. Reafirmaba lo bien fundado de la política del "frente unido" y tendía a reunir políticamente la población china alrededor del PCC. Notas de Lectura acerca del Manual de Economía Política de la Unión Soviética. 1960. De la colección Mao Tse-tung, La construcción del socialismo, p. 23