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Testimonio del Dr. Juan Humberto Vera Gandulfo, Académico y Decano
Asociado (Investigación) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad
McGill, Canadá
La Escuela de Artes y Oficios (EAO) y la Escuela de Técnicos Industriales (ETI)
Durante mis estudios en la UTE tuve el privilegio de vivir en la casa de mi tío Pedro
Gandulfo quien, junto con su hermano Juan y con Santiago Labarca (tercer Rector de la
UTE), había sido uno de los líderes estudiantiles de la FECH en el año 1920. En la casa de
mis tíos hubo siempre un ambiente intelectual estimulante. Junto con mi primo Juan Luis
Gandulfo, uno de los fundadores del Teatro Teknos, viví una vida estudiantil intensa. Ingresé
a la Escuela de Artes y Oficios (EAO) en 1955.
Para los estudiantes del Grado Técnico (postsecundario) la escuela se llamaba ETI,
Escuela de Técnicos Industriales. Pero, en esos tiempos, la diferencia era mas bien nominal ya
que había una sola administración para la EAO y la ETI. La UTE misma tenía casi una
existencia virtual, con una Casa Central en la calle Fanor Velasco y tres escuelas: la EAO en
Av. Ecuador, la Escuela de Ingenieros Industriales en calle Sto. Domingo y el Instituto
Pedagógico Técnico (IPT) en la Alameda, cada una de ellas con una personalidad propia y de
existencia muy anterior al decreto de fundación de la UTE.
Los comienzos de la UTE
Eran años de gestación de la universidad como tal. Entre los estudiantes del Grado de
Técnicos había una gran preocupación por demostrar que éramos verdaderamente estudiantes
universitarios. Este ambiente de crecimiento motivaba actividades estudiantiles de todo tipo.
Se organizaban bailes, eventos deportivos, carnavales, conferencias y conciertos del recién
creado Coro Universitario UTE, bajo la dirección de Mario Baeza. En esos días fui presidente
del Centro de Alumnos de la Especialidad de Química y del Centro de Alumnos de la ETI.
Durante mi permanencia en la ETI se produjeron cambios mayores en las autoridades
de la naciente UTE. Santiago Labarca reemplazó a José Miguel Seguel como Rector, Héctor
Torres reemplazó a Manuel Rodríguez como Director de la EAO/ETI, Armando Quezada
reemplazó a Enrique Frömel como Director de la Escuela de Ingenieros Industriales (EII) y, si
me acuerdo bien, Mario Osses asumió la Dirección del IPT.
En esos tiempos los estudiantes teníamos poco peso en las decisiones administrativas y
sólo de oídas nos enterábamos que estos cambios se debían a fuertes tensiones creadas por la
imposición de una autoridad central para administrar tres escuelas diferentes en Santiago y
seis más en provincias, que previamente tenían una estructura débilmente dependiente del
Ministerio de Educación. A pesar de todo, nuestra opinión tuvo un cierto peso para traer a
Héctor Torres como Director de la EAO/ETI y también para traer al Dr. Reinaldo Irrgang
como Jefe de la Especialidad de Química de la ETI. De hecho, los estudiantes apoyamos las
candidaturas de Enrique Kirberg y de Héctor Torres para Director de la EAO/ETI. El Consejo
Universitario decidió por Héctor Torres.
Dicho sea de paso, el Consejo Universitario de esos tiempos se autogeneraba, esto es,
el Consejo decidía el reemplazo de sus propios miembros y el nombramiento de todas las
autoridades universitarias. Este fue el punto que inició el Movimiento de Mayo de 1961,
cuando los estudiantes no aceptaron la designación del Director de la Escuela de Minas de
Copiapó.
Es importante notar que en esos años casi no había estudiantes mujeres en la EAO/ETI
ni en la EII. Cuando yo ingresé a la Universidad había sólo una estudiante mujer (Irena
Dumler) en el Grado Técnico, ninguna en la EII y ninguna en el Grado Oficios. En mi curso
entraron cinco o seis compañeras de las cuales sólo una se tituló luego de algunas demoras.
Entre los académicos sólo había una mujer: doña Guacolda Antoine, profesora de
Matemáticas Superiores en la EII. Como ex-alumno de ella, debo declarar que era una
excelente profesora.
La mayoría de los profesores que teníamos en la ETI eran de tiempo parcial. Daban
unas pocas horas de clases por semana y trabajaban de tiempo completo en alguna otra parte.
En la ETI/EAO los únicos docentes de jornada completa eran los jefes de especialidad y
algunos instructores de laboratorios o talleres. En la especialidad de Química el Dr. Reinaldo
Irrgang fue contratado a tiempo completo y produjo muchos cambios positivos. En la
especialidad de Mecánica el jefe de especialidad era Sergio Fuentes Palma y en la
especialidad de Electricidad era Franklin Espinoza. Ambos tenían el título de ingeniero
industrial.
La Escuela de Ingenieros Industriales (EII)
Finalizados mis estudios de Técnico Químico ingresé a la EII, a la Especialidad de
Ingeniería Química. En la EII, los estudios eran más exigentes y dejaban tiempo limitado para
actividades extra curriculares. Pero, a pesar de ello, manteníamos un espíritu joven y
organizábamos actividades culturales y sociales para mantener la sanidad mental.
Fui nuevamente presidente del Centro de Alumnos de la Especialidad y también del
Centro de Alumnos de la EII. Con Horacio Correa, actual profesor de la USACH, hicimos
toda la carrera juntos, incluso la memoria de grado para el título de ingeniero. Sin la ayuda de
los apuntes de clase de Horacio quizás nunca hubiera terminado ingeniería.
No estoy muy seguro, pero debe haber sido en 1957, el Rector Santiago Labarca
inauguró la Sede Universitaria (campus) de la UTE en la Quinta Normal. El Instituto
Pedagógico Técnico, la ETI y la EII comenzaron ahí una nueva vida. El progreso fue lento y
el IPT fue el primero que se cambió al nuevo campus. El Laboratorio Central de Química
(ETI) (inaugurado en 1965) y el Laboratorio de Operaciones Unitarias (EII) estuvieron entre
las primeras semillas de unificación del grado de Ingenieros y la ETI.
Hay otra memoria, de esos mismos años, que hasta el día de hoy me emociona
recordarla. Se trata de la inauguración de la Radio UTE. Tengo la imagen vívida de un grupo
de jóvenes sentados alrededor de un receptor de radio silencioso, sintonizado en la banda
correspondiente. A la hora precisa que se había anunciado, mientras guardábamos religioso
silencio, escuchamos la voz profunda del locutor diciendo: “Transmite Radio Universidad
Técnica del Estado”. Es difícil describir en palabras, hoy día, la alegría profunda que esta
simple frase nos causó en esos tiempos. La primera directora de la Radio Universidad Técnica
del Estado fue doña María Teresa Femenías y desde el comienzo le dio un carácter cultural de
primera clase.
Los años 60 y el inicio de la Reforma Universitaria
En los años sesenta se vivía un ambiente de cambios en el mundo y los estudiantes nos
sentíamos identificados con esta corriente de aire fresco. El Papa Juan XXIII renovaba el
Vaticano y Nikita Krushev hacía lo propio con el Kremlin, mientras que John Kennedy traía
un soplo de juventud a la Casa Blanca y Fidel Castro daba esperanzas a Latinoamérica.
En este ambiente, el año 61 ocurrió el Movimiento del 25 de Mayo, que dio origen a la
Reforma de la UTE. El Presidente de la FEUT de entonces, viajó a USA invitado por
Kennedy y de vuelta decidió quedarse en Cuba a vivir. En esos días yo estaba de presidente
de la EII y como la Federación de Estudiantes de la UTE (FEUT) estaba un tanto
desmantelada, teníamos casi una junta de gobierno con Leo Fonseca y Ciro Oyarzún. Con
Ciro redactamos la Declaración del 25 de Mayo (ver Sección Documentos).
Fueron tiempos heroicos, de modo que son toneladas de memorias y que ya se me van
borrando. Me acuerdo de Alejandro Yáñez (que después fue cuatro veces presidente de la
FEUT) cuando él era un niño y nos ayudaba en todo durante el Movimiento de Mayo.
Recuerdo que Tomás Ireland, quien venía uno o dos cursos después del mío, fue enviado en
calidad de delegado a Copiapó (su escuela de origen) durante el Movimiento de Mayo.
Tomás, quien después fue elegido Secretario General de la UTE junto al Rector Kirberg, fue
otro de los motores del Teatro Teknos, junto a mi primo Juan Luis Gandulfo.
Luego de que, con el apoyo de las otras universidades del país, lográramos que el
Consejo Universitario acogiera nuestras peticiones, salí elegido Presidente de la FEUT y
ayudé por casi seis meses. Después tuve que renunciar porque comencé a trabajar como
ayudante (pagado) en la UTE y me reemplazó Omar Martínez.
Era el tiempo en que se comenzaba a contratar personal académico de jornada
completa en la ETI y la EII. Esta política comenzó en la rectoría de Santiago Labarca y se
intensificó en la rectoría de Horacio Aravena. Los primeros ‘contratados’ (como se les
llamaba en ese tiempo) que yo recuerdo, comenzaron a trabajar en la EII antes de que yo
entrara como alumno. Entre otros recuerdo a Isaac Levy y Lautaro Retamales en Química,
Hernán Sanhueza en Electricidad, Jacobo Urland en Mecánica y, en Física, comenzando por
Rubén Toro, un grupo grande formado por Luis Alava, Héctor Barrios, Hugo Levy, Juan
Alfaro, Fernando Veas, Rolando Oyarzún.
En una segunda ola llegamos otros cuantos a la EII y al Laboratorio Central de
Química de la ETI. Luego de los contratos para la Sede de Santiago, se contrató a tres
ingenieros industriales recién egresados y se les envió a la Sede de Antofagasta y luego otros
tres, un año o dos después, para enviarlos a la Sede de Punta Arenas. La idea de enviar un
grupo de jóvenes académicos a las Sedes de provincia tuvo un gran efecto renovador en la
Universidad.
Eran tiempos de cambios en el mundo. En París, y también en Berkeley, había
movimientos estudiantiles de magnitud. En la UTE la Reforma se veía venir. En la segunda
mitad de la década de los 60 hubo un factor que fue decisivo en el curso de la UTE. Este fue
la llegada de un gran número de profesores argentinos que se auto-exilaron como protesta
ante la dictadura de Onganía en Argentina. Este grupo estaba formado por individuos de la
más alta capacitación académica, con doctorados en USA, en Inglaterra y otros países
europeos. Eran todos individuos creativos, democráticos y que entendían claramente el
concepto de libertad académica. El Rector de entonces, Horacio Aravena, encargó al Dr.
Reinaldo Irrgang traer tantos académicos como pudiera a la UTE. Llegaron, entre otros, Juan
Costamagna, Eduardo Lisi, Elsa Abuin, Ricardo Zuccareli, Jaime Maymó, Roberto Raggi,
Bruce Cassels, Rubén Levitus, Rita Eskenazi, Alberto Zanlungo, Ana Crivelli, Hugo
Massaldi. La Reforma había comenzado.
La Reforma en marcha
Eran años de ‘nacimiento’ académico. Se creaba la Licenciatura Académica en
Matemáticas (LAM) bajo la dirección de Jaime Michelow. El Dr. Irrgang traía investigadores
de la República Federal Alemana y de la República Democrática Alemana (RDA). Los
académicos ‘contratados’ partían a estudiar al extranjero. Unos a España, otros a Inglaterra,
otros a USA. Se firmaban convenios para enviar anualmente académicos becados a la
Universidad de Toronto, en Canadá y a la Universidad de Dresden, en la RDA, y también para
enviar egresados becados a la Universidad Patrice Lumumba, en la URSS. La UTE recibía su
primer computador, un artefacto caprichoso que ocupaba toda una pieza en la Sede Quinta
Normal, donado de segunda mano por una universidad norteamericana. A veces trabajaba, a
veces no, dependiendo de la temperatura exterior y la eficiencia de los calentadores y
ventiladores interiores.
En calidad de profesor, me tocó vivir gran parte de la Reforma y contribuir como pude
a ese movimiento siendo Director del Departamento de Ingeniería Química y luego, Director
de la Escuela de Ingenieros Industriales. Con respecto a mi primer nombramiento de Director
de la EII, es apropiado recordar que eran los tiempos en que todos los cargos administrativos
eran decididos por el Consejo Universitario. Además, este nombramiento ocurrió en un
período de gran agitación estudiantil que ocasionó que el excelente Director de la EII, don
Armando Quezada, se acogiera a retiro.
Cuando el Rector Aravena me llamó a su oficina para ofrecerme el cargo de Director
de la EII, le expresé claramente que yo estaba en desacuerdo con la estructura universitaria
prevalente. El diálogo de esa reunión refleja, en más de un sentido, lo que después fue la
Reforma. No recuerdo las palabras precisas, pero creo que yo dije algo como: “Usted sabe,
Rector, que en cuanto a la visión del futuro de la Universidad, estamos en campos opuestos”.
El Rector, si recuerdo bien, me respondió: “Lo sé muy bien. Usted tiene libertad de pensar y
actuar como quiera. Todo lo que le estoy preguntando es si acepta o no el cargo de Director de
la Escuela de Ingenieros. Tengo el encargo del Consejo Universitario de ofrecérselo”.
Así fue como luego participé simultáneamente en la Comisión de Reforma, como
miembro electo, y en el Consejo Universitario en mi calidad de Director ‘nominado’ de la EII.
Me tocó jugar una función de puente y poner el hombro para traer a Enrique Kirberg como
Rector. En ese tiempo de transición, el Consejo Universitario, que era la autoridad legal de la
Universidad, ratificaba casi sin discusión las decisiones de la Comisión de Reforma. De
hecho, varios de académicos participábamos en los dos organismos.
Una de las figuras prominentes del Movimiento de Reforma fue don Rubén Toro. Don
Rubén fue una sorpresa para todos. Lo conocíamos como un reservado profesor de Física y de
Mecánica Racional, y cuando comenzó la Reforma se reveló como una figura inspiradora, de
espíritu joven y ágil. Don Rubén fue un ejemplo para todos nosotros. No creo que Enrique
Kirberg hubiera podido hacer todo lo que hizo sin el apoyo incondicional de don Rubén.
De los tiempos de la Reforma, además de las inspiradoras personalidades de Enrique
Kirberg y Rubén Toro, se me vienen a la memoria los nombres de René Schifferli (Secretario
Nacional Académico), Hernán Estévez (Director de la Escuela de Construcción Civil en
tiempos de la Reforma), Cesar Fernández, Jorge Soto (quien fuera Rector Interino en el
período de Reforma), Jaime Rovira, Arsenio Fica, Hernán Vega, Hugo Levy (Director de la
Oficina de Investigación Universitaria) y tantos otros.
Cuando ya la Comisión de Reforma había terminado su trabajo y el Consejo
Universitario, luego de ‘nombrar’ a Enrique Kirberg como Rector, se había auto-disuelto,
viajé a USA a completar mis estudios de doctorado. Durante mi estadía en Berkeley, me
correspondió organizar el viaje de Rubén Toro y Enrique Kirberg a Stanford para invitar a
Linus Pauling a visitar la UTE. Los acompañé a Stanford y les serví de intérprete. Lo más
impresionante para mí fue ver la oficina de Linus Pauling, ganador de dos Premios Nobel. A
lo mas tenía cuatro metros cuadrados, llena de papeles y con una regla de cálculo en el
escritorio.
Con esta ausencia en el extranjero, hay dos años de historia de la UTE de los cuales no
tengo información directa (1968-1970). Lo que sé es que, a mi vuelta, encontré que Arsenio
Fica había reemplazado a Tomás Ireland como Director (elegido) de la EII, y que Tomás
junto con Enrique Kirberg habían sido elegidos Secretario General y Rector, respectivamente,
de la UTE. Los grupos folklóricos Quilapayún e Inti-Illimani hacían furor en la renovada
UTE. El Ballet Folklórico de la UTE era otro de los puntales culturales de la época. Luego de
este intermedio dedicado al estudio, resulté elegido Director del Departamento (unificado,
EII-ETI) de Química y a la partida de Arsenio Fica, quien fue nombrado Gerente General de
ENAP, fui elegido Director de la Escuela de Ingenieros Industriales, el último director antes
de la creación de la Facultad de Ingeniería en 1972. Al desaparecer las escuelas y formarse la
Facultad de Ingeniería, fui elegido Decano.
La Facultad de Ingeniería de la UTE
Mi participación en los eventos posteriores fue directamente una consecuencia de la
dirección que nos mostró Rubén Toro. Junto con Lautaro Guerra, Luis Villarroel (primer
Secretario de la Facultad), Bernd Schultz, Alejandro Malla, Leonardo Kerner, entre otros,
formamos la Facultad de Ingeniería partiendo de tres escuelas independientes (ETI, EII y la
Escuela de Construcción Civil (ECC), que había sido creada pocos años antes). Considerando
que entre Luis Villarroel y yo, representábamos la unión de la ETI con la EII, la valiosa
colaboración del Director de la ECC, René Zorrilla, fue importantísima para crear una
transición suave.
Pedro Iván Alvarez (actual Profesor de la USACH), Carlos de la Cruz, Patricio
Herrera y el grupo de académicos argentinos fueron personas determinantes en los trabajos de
la nueva Facultad. Creo que una de las acciones de mayor trascendencia académica de las
escuelas ‘reformadas’ y de la nueva Facultad, fue la de producir ingenieros (de Ejecución y
Civiles) que recibieran su título al momento de terminar sus estudios. En esta misma línea,
fue importante regularizar la situación de título de los cientos de egresados que habían
terminado todos sus cursos sin recibir su título de ingeniero por faltarles la ‘memoria de
grado’.
Hoy día es quizás inconcebible que uno pudiera aprobar todos los cursos y no recibir
el título de ingeniero, pero era así en el pasado. Uno debía presentar una memoria de título,
preparada una vez que uno ya había egresado de la universidad, para poder llamarse
ingeniero. Esto significaba que los egresados sin título no podían optar a cargos públicos, no
recibían asignación de grado y no podían colegiarse como ingenieros. Esta era una pesadilla
que podía acompañar a un individuo por el resto de su vida. Lo digo por experiencia, ya que
trabajando con contrato de media jornada en la universidad y haciendo un trabajo conjunto
con Horacio Correa, una de las situaciones óptimas imaginables, me tomo casi un año
presentar la defensa de la memoria de título. Aquellos que trabajaban en la industria o
viajaban a provincia, raramente se titulaban de ingeniero antes de diez años
Son muchos los recuerdos y es difícil organizarlos. Quiero terminar mencionando a los
jóvenes que participaron activamente en los últimos años de la UTE. Entre los más destacados
dirigentes estudiantiles de ese período recuerdo con afecto a Goyo Mimica, a quien conocí
bien. Lo estimé mucho como líder estudiantil y mantuve contacto con él hasta que lo
asesinaron en 1973. Osiel Núñez es otro dirigente estudiantil del tiempo de la creación de la
Facultad que no puedo dejar de mencionar. La historia de la UTE para mí se interrumpe en el
año 1973. A otros les toca recordar sus últimos días antes de dar nacimiento a la USACH.