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S. Pedro Sochiapam, 3 de Mayo de 2005
DIOS ES AMOR
22. CUANDO UN AMIGO SE VA…
Un gigante del siglo XX
Cuando os envié la carta anterior, el Papa ya había muerto. Desde que escribo una carta hasta que la
envío transcurre un cierto tiempo, difícil de determinar. He tenido la suerte de haber podido enterarme de todo
en la televisión y de haber sido desde san Pedro Sochiapam testigo, también como vosotros, de grandes
momentos históricos, gracias a unos amigos nuestros de Tuxtepec que vinieron en esos días a instalarnos
una televisión satelital. Cada mes pagaremos una cuota, y así podremos ver varios canales de noticias y estar
más comunicados con el resto del mundo... Hace tres días he recibido un extraordinario número especial de
la revista “Palabra” dedicado a Juan Pablo II. De este número extra de la revista he sacado el título de este
capítulo, tomado a su vez de la popular canción andaluza, “Cuando un amigo se va”.
Todos los comentarios sobre la vida y obra de Juan Pablo II en las diversas cadenas de televisión han
sido muy positivos, pero ninguno ha superado a la calidad profesional de la RAI (italiana). Sólo -¡faltaba más!la TVE (española) ha sido la más crítica al papado de este Pontífice, pero -todo hay que decirlo- siempre con
un gran respeto y una gran admiración hacia él. Las críticas, viniendo de donde vienen (asociaciones de
homosexuales y lesbianas, abortistas, “feministas” extremistas, sacerdotes secularizados, teólogos disidentes,
marxistas, etc.), no hacen sino engrandecer aún más a un Papa que ha sabido con valor poner frente a
tantos abusos doctrinales y morales. Además, la mayor parte de las críticas vienen de gente que no está
dentro, sino fuera de la Iglesia, y sus críticas van dirigidas no tanto contra el Papa Juan Pablo II, como
pudiera parecer, sino contra la Iglesia de Jesucristo, ya que ni Juan Pablo II ni ninguno de los Papas que
han existido hasta la fecha ni los que vendrán después han aceptado ni aceptarán las locuras que destruyen
la persona humana. Algún periodista ha comentado que la Iglesia debe acomodarse a los tiempos, pero esto
no es verdad, sino que debe ser al revés, es decir, la sociedad de cada época debe aceptar los
Mandamientos que predica la Iglesia y adaptarse a ellos. Por tanto, quien sugiera que “Cristo sí, Iglesia no”,
está demostrando que Cristo tampoco, porque sólo la Iglesia es Madre y Esposa de Cristo. Es curioso, pero
mientras muchos “intelectuales” han perdido su tiempo criticando al Papa, las grande masas populares y los
pobres, que son mayoría en el mundo, han acogido positivamente su mensaje y se han echado a la calle para
darle una muy calurosa y emotiva despedida. Juan Pablo II, como la beata Madre Teresa de Calcuta, ha sido
un verdadero gigante de nuestros tiempos.
En un mundo occidental que cada vez más está perdiendo el norte, donde la pérdida de valores
humanos está minando nuestro mundo, la voz del Papa Juan Pablo II ha iluminado y guiado a muchos a
la verdadera Luz, único Camino, única Verdad y única Vida que se encuentran en Cristo. El Papa Juan Pablo
II no ha hecho más que ser fiel a su ministerio de Pastor encomendado por su Maestro. Gracias a esta
claridad de principios doctrinales y morales, son muchísimos los hombres y mujeres, especialmente
intelectuales, que se han convertido al Señor. Aunque la pequeña pantalla nos introduce en todos los
rincones del mundo, muchos no saben sin embargo que, si el Cristianismo ha perdido fuerza en un gran
sector de la población occidental, y le ha dado traicioneramente la espalda a Cristo, está muy vivo en otras
grandes regiones del mundo, como África, Asia o países del Este… Y en el mundo occidental no todo está
perdido, porque están surgiendo desde hace algún tiempo, especialmente después del Concilio Vaticano II,
asociaciones y movimientos católicos de gran vitalidad, sobre todo entre los jóvenes, como por ejemplo el
movimiento de los “Focolares” de Chiara Lubich, “Comunión y Liberación” de. Luihi Giussani, la “Comunidad
de San Egidio” de Andrea Ricardi, el “Camino Neocatecumenal” de Kilo Argüello, o las diversas comunidades
que se guían bajo la espiritualidad de la “Renovación Carismática Católica”…, y otros muchos más. Todos
estos Movimientos, junto con el “Opus Dei”, tienen una gran influencia en el mundo, más de lo que nosotros
podemos imaginar, porque su influencia, nunca lo olvidéis, viene del Espíritu Santo. La vitalidad de antaño
de algunas Órdenes Religiosas e Institutos Religiosos del pasado está siendo sustituida en nuestros tiempos
por estos Movimientos, muy fervorosos y dinámicos dentro de la Iglesia. Estos Movimientos de la Iglesia,
formados en su mayoría por Laicos bien comprometidos con el mundo, son todos ellos de una gran fidelidad
al Papa y al Magisterio actual de la Iglesia, mientras que algunas Órdenes e Institutos Religiosos pierden
vitalidad a causa precisamente de esta falta de fidelidad… Así lo percibo y así os lo expreso.
En la Navidad del año 2001 el Papa se encontraba muy mal. Algunas voces sugirieron que el Papa
dimitiese. Yo entonces escribí un artículo. Tal como lo escribí, así os lo transmito ahora a vosotros. En estos
momentos históricos siento que debo hacerlo.
1. Juan Pablo II el Grande
<< Sí, tal como lo estás leyendo. Juan Pablo II el Grande.
El Papa Juan Pablo II pasará a la Historia como uno de los Pontífices más importantes de la historia
de la Iglesia y de la humanidad. Tal vez nosotros no lo veamos, pero sin duda que los historiadores que
vendrán después de nosotros añadirán el título de “Magno” al Papa que, en su tiempo, supo llevar la Barca de
Pedro –en medio de numerosas tormentas- con coraje y optimismo: “No tengáis miedo. Abrid las puertas al
Redentor...” Con estas palabras daba inicio a su largo Pontificado y con estas palabras, no lo dudo, entregará
su alma a Dios en el ocaso de su vida. Y éste ha sido siempre el trasfondo de su vocación misionera. El
Papa Juan Pablo II ha batido infinidad de records dentro de la Iglesia. No los voy a mencionar, pero te invito a
leer las mejores biografías que ya existen sobre este gran Papa misionero.
2. Juan Pablo II anciano
Es Navidad del año 2001. El Papa se dirige a todos los fieles del mundo para transmitirles su mensaje
de Navidad e impartir su bendición”.
Confieso que jamás había visto al Papa tan cansado y tan débil. Casi no se le entiende lo que dice...
Algunos, malévolamente, llegan a decir que el Papa debe retirarse ya, que en este estado en que se
encuentra no es sino un escándalo y un mal ejemplo para la Iglesia y para el mundo. Dicen que un “viejo” no
puede guiar la Iglesia de Jesucristo... No me extraña: en una sociedad occidental como la nuestra, donde lo
que cuenta es sólo la producción y la eficacia, los ancianos estorban, no hay lugar para ellos... Los que
somos misioneros sabemos la importancia que tienen los ancianos en los ambientes “menos productivos” de
África, Asia u Oceanía. Se les toma en cuenta. Porque se les venera, vamos.
¿Es que no nos decía nada, por ejemplo, la diminuta anciana Madre Teresa de Calcuta? ¿Y no os
impresiona aquel venerable obispo anciano San Policarpo de Esmirna camino del martirio? Cuando se le
invita a renegar de Cristo no tiene otras palabras que éstas: “Tengo ya 86 años, he respetado y servido
siempre el nombre de Cristo, no me ha ofendido nunca, y me ha salvado siempre, ¿cómo puedo odiar a aquel
que he venerado, respetado, elegido como piadoso protector, mi soberano (...)? Digno de elogio también el
testimonio del anciano Eleazar, de 90 años, (cfr. 2 Macabeos), el cual dice preferir morir en medio de grandes
torturas antes que traicionar su fe y dar mal ejemplo a los jóvenes...
Juan Pablo II está anciano y lleno de achaques, sin duda alguna, pero su mente está lúcida. Ninguno
de los Papas que han pasado por la historia de la Iglesia han sufrido trastornos mentales, por eso se aferran a
la cruz, como su Maestro. No es ambición, afán de aferrarse al “poder”, como alguno insinúan, sencillamente
porque el Pontificado no es un “poder”, sino un servicio que está ligado a la cruz y al martirio. Anciano y débil
físicamente, Juan Pablo II ha tomado algunas decisiones en estos últimos años que pasarán a la historia por
lo trascendentales que ha sido. Los historiadores se encargarán de decirnos cuáles han sido estas
decisiones.
3. Juan Pablo II y las conversiones al Catolicismo
Es difícil hacer un juicio global a toda la magna obra apostólica del Papa Juan Pablo II a lo largo de su
Pontificado. Por muchos años se hablará y se escribirán numerosas obras acerca de este Pontífice, único en
la historia. Para dar un juicio positivo o negativo sobre una persona y su obra es importante considerar, como
dijo Jesucristo, el Maestro, los frutos. Muchos frutos de este Papa se irán viendo después, pero ya ahora se
están cosechando numerosos frutos, los más importantes son las conversiones a la Iglesia Católica. Es
verdad que en gran parte de Occidente estamos siendo testigos de una evidente apostasía. Los cristianos,
preocupados por las cosas materiales de cada día, sumergidos en el fango de algunas realidades terrenas,
preocupados más por los placeres de la vida y muy poco o nada de lo espiritual y del único valor supremo que
es Dios, sucumbe a la tentación de la idolatría. Y esto es así, por desgracia.
Pero también es verdad que son numerosos los conversos, los que se sienten atraídos por la
seguridad doctrinal y moral de la Iglesia católica. Ante la confusión doctrinal de las Iglesias Protestantes y
Anglicanas y la cerrazón de algunas de las Ortodoxas, son muchos los fieles de estas Iglesias que optan por
ingresar en la Iglesia Católica. Obviamente los medios de comunicación “laicales” harán caso omiso de estas
noticias sin relieve (para ellos, claro). La conversa Linda Poindexter, que había sido “sacerdotisa”
episcopaliana, cuenta acerca de su conversión: “A menudo daba gracias a Dios por el testimonio tan
coherente de la Iglesia Católica en cuestiones de moral y de doctrina, y empecé a sentir un enorme respeto
por el Santo Padre y a rezar por él. Llegó un momento en que no podía rezar en la Iglesia donde trabajaba:
Había demasiada cuestiones pendientes”.
4. Congreso Internacional “Path To Rome”
Este año pasado se ha celebrado en Madrid el VI Congreso Internacional “Path To Rome” (camino a
Roma), una iniciativa del Instituto Católico “Miles Iesu”, en el que varios conversos dan testimonio de su
“camino” hasta llegar a la Iglesia Católica. Se trata de una iniciativa muy interesante, donde todos podemos
interesarnos de las abundantes pero desconocidas conversiones a la Iglesia Católica que se dan en nuestros
días.
La caída del comunismo en Rusia y países del Este, por ejemplo, está levantando muchas
expectativas; de sus cenizas están emergiendo incontables y sinceras conversiones. Todos los años en los
Estados Unidos ingresan en la Iglesia Católica pequeños grupos de pastores protestantes; sólo el año pasado
se convirtieron en este país más de 170.000 adultos, y han sido admitidos unos 500 pastores en los últimos
años. En Alemania el número de católicos supera ya al de los protestantes. En Inglaterra, la Iglesia Católica
acoge cada año unos 5.000 nuevos fieles del mundo anglicano, entre ellos fueron acogidos últimamente 4
obispos y más de 300 ministros. En Francia se calcula que el número de conversos anuales se eleva a 9.000.
Estos datos corresponden a la descristianizada y neopagana Occidente, no lo olvidemos. Porque si
pasamos al mundo de las misiones, por ejemplo en África o en Asia, las conversiones son aún más
numerosas. En Corea del Sur cada año se bautizan unos 150.000 adultos. Y en África el número alcanza el
millón de fieles por año... Y la India... Y... ¿Para qué continuar?
Pues bien en todas estas conversiones ha tenido mucho que ver la Iglesia actual pastoreada por Juan
Pablo II. La sociedad moderna está enferma, no lo dudamos. No podemos negar la existencia en estos
tiempos de una cierta degradación de costumbres. Los valores éticos, morales y culturales están en crisis.
Esto es así. Pero en medio de tantas tinieblas, la Iglesia Católica, conducida con decisión y fidelidad al
Evangelio de la mano de Juan Pablo II, brilla con nuevo resplandor. La Iglesia, pastoreada por este Pontífice,
es hoy, más que nunca, faro luminoso que guía a Roma. Esta Roma que no es sino el Puerto, el punto de
referencia, pues, para todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que han sabido hacer de sus
vidas una donación sincera y generosa a su único Rey y Señor de cielos y tierra.
No me cabe la menor duda: Juan Pablo II el Grande.
Con este nombre pasará a la historia >>.
P. Damián Bruyel Pérez,
Misionero Comboniano
http://www.iespana.es/renovacioncarismatica/dami.htm