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REVISTA INVESTIGACION Y CRITICA Nro. 4
Revista del Centro de Investigaciones Sociales
¿LA ESTADÍSTICA TIENE LA CULPA?
Ivan Atencio A.
A Modo de Marco Crítico
"La estadística es el arte de torturar los datos, hasta obtener la información". Esta máxima es de las primeras nociones sobre la
estadística que aprende un estudiante de esa disciplina, como metáfora es bastante deshumanizada, pero contiene lo suficiente
para entender las limitaciones y riquezas de la misma. Este pequeño artículo va en busca de esas virtudes y flaquezas al momento
de ser instalada en la sociedad como una manera de "constituir" la manera de hacer y pensar de las personas individualmente o
como grupos sociales objetivos del trabajo estadístico, intentaremos dar con el lenguaje que aparece como técnico y que deviene
en lo social, pero como grupos, nunca como una totalidad, nunca como la sociedad toda. Esto último es importante y es una de las
consecuencias de ver lo social desde la estadística, y que veremos como procede y lo efectivo que resulta ello no sólo como
herramienta técnica, sino como forma de dominación en lo económico y en lo político, entendiendo en ello el uso de la técnica
por sobre la propia existencia humana. Esto que no es propio de la estadística, sino de todas las disciplinas que actualmente se
enseñan en nuestras instituciones de educación superior, tanto del área llamada social, como de la científica, nos coloca un
acontecimiento nuevo en nuestra sociedad, la de adolecer de una especificidad absoluta en nuestras distintas profesiones, el pasar
a parcializarnos1 como individuos profesionales, somos trabajadores altamente especializados (en dónde hasta el propio no-saber
se convierte en una especialidad nos indica Marx) y sólo la suma de dichos conocimientos, la interdisciplina, pueden conformar
un trabajador intelectual-universal, es decir, ya no es posible que un profesional pueda pensar a la sociedad, o pueda ubicar su
profesión desde y para la sociedad, sino que dependemos totalmente del mercado para ubicarnos al interior de la sociedad y para
actuar desde nuestras profesiones.
Esta descripción de las profesiones, de una manera no gremial, es dar cuenta de nuestra nueva forma de ser actual, frente a lo cual
nos sentimos sorprendidos o desmoralizados al haber dado tanto tiempo y esperanza al estudio, sin el resultado esperado en un
posterior trabajo profesional, mencionamos esto pues es común esta opinión, nos constituye y no nos permite ver nuestra propia
realidad, lo que indica que aún se mantiene esa idea ilustrada de que los estudios superiores de alguna manera entregan status y
dinero para vivir. La realidad lejos es otra al menos en nuestro país, hace años múltiples estudios al respecto demuestran que
existen una gran cantidad y variedad de profesionales cesantes y profesionales pobres. Destacarlo así viene a proponer la idea de
1 Esta idea de la parcialidad está hábilmente tratada en C. Marx, en el tomo I del Capital, capítulo XII, apartado 2, allí se trabaja la idea de obrero parcial, en que
el obrero se ve reducido de por vida a la especialización, de modo que sólo la suma de estos obreros parciales y limitados conformarían el obrero total.
que somos trabajadores altamente especializados al servicio del mercado, somos la reproducción moderna de la fuerza de trabajo
y vivimos una situación histórica que nos determina, somos la base social para la modernidad, en una etapa superior de
re-adecuación de lo económico inserto en el mercado mundial, el mundo funcionando como una gran industria, de esa manera es
posible la alta concentración de trabajadores frente a un capital, a través del uso de la alta tecnología de las comunicaciones, es
decir, internet coloca la avanzada de lo que serán las nuevas formas de la gran industria y la explotación mundial, y los
profesionales jugamos un papel importante para dicho paso histórico, se reconoce fácilmente en ello la proliferación de institutos
superiores privados al calor de las universidades tradicionales (compitiendo contra las anteriores), y esta proliferación la
podríamos liar no sólo con la construcción de una fuerza de trabajo moderna, sino también con la necesidad de su abaratamiento
como mano de obra dado que existen muchos de la misma profesión, ello es posible de ver por la cantidad de escuelas de derecho
que existen, lo mismo con escuelas de arquitectura o ingeniería, etc. Por otra parte habría que ver cuáles son las condiciones que
se tuvieron que dar para el nacimiento de tanta institución de ese tipo hoy en día y no en años anteriores, a nuestro modo de ver
coincide con la idea de gobierno (desde la dictadura hasta el gobierno actual) de no quedarnos atrás en la modernidad, de declarar
a nuestra sociedad como moderna, que Chile sea un país importante al ser mencionado por organismos internacionales en
desarrollo económico (ya que en otras áreas nuestro país ocupa lugares pésimos, como el hábito de lectura por ejemplo), llevamos
de alguna forma una cierta ventaja en una carrera hacia la modernidad, en dónde los países desarrollados ven con buenos ojos que
los sigamos en su idea de modernidad.
La modernidad entonces tiene una forma de ser que nos constituye, y no es al revés, es decir, habría un cierto modelo al cual
debiéramos parecernos (¡que grande es la metafísica!), habría que tener cuidado con entender este "parecer" no como algo
totalmente racional ya que obedece al ritmo que impone la sobrevivencia en el mercado, esto es la competencia, en dónde hay una
alta regulación al interior de la gran industria (allí debe imperar el orden), pero no debe haber ley alguna que regule el mercado,
luego esto implica necesariamente el cercenamiento completo del hacer del profesional (por si aún quedara algún vestigio de lo
crítico) que forzadamente debe ofrecer sus servicios al interior de alguna empresa ya sea estatal o privada, somos, querámoslo o
no, un pieza fundamental de esta gran máquina, somos la tecnología humana al servicio de esta época del capital.
Todo ello va acompañado de la idea del pensar, de la fuerza con que aflora (ya que así ha sido desde los griegos) el pensamiento,
quizás con una violencia insospechada hasta hoy, pensamiento como hacedor de mundo, no como hombre pensando, sino como
pensando al hombre, pensándolo como neoliberal, como gremios al interior de la sociedad, como sociedad transformada, como
poeta, como moderno, es decir, ante esa violencia que era posible de ser criticada, transformada, de la cual uno podría
"distanciarse", ha sido completamente absorbido por este pensar la sociedad, es decir, hasta la tesis 11 de las Tesis sobre
Feuerbach de Marx: "los filósofos no han hecho más que interpretar al mundo, cuando lo que hay que hacer es transformarlo", se
hace necesaria para conformar la modernidad, esto es la transformación del capitalismo a una forma mayor y más avanzada, toda
la pregunta crítica viene a ser absorbida por el gran capital que le es necesaria para provocar el desarrollo superior del
capitalismo. Para él ser consciente de lo que le falta, o que debe cambiar para superarse, la crítica en esas circunstancias se ha
violentado a sí misma. La pregunta crítica de Marx ha trastornado al mundo de todo el siglo XX, es una pregunta violenta para
terminar con la violencia del mundo (Marx entendía que no era posible escapar de la violencia, que no era posible vivir por fuera
de la sociedad, a ello le llamaba robinsonadas), pero el capitalismo la ha violentado en un nivel mayor, asimilándola como suya.
Desde allí ¿es posible desplegar el pensamiento crítico o el hacer crítico?, esta pregunta nos hace dudar de si es posible pensar a
la sociedad sin ser herramienta en alguna medida del gran capital ¿debemos acaso abstenernos de escribir críticamente?. Estas
preguntas siempre serán desde cualquier teoría crítica pura metafísica (en su idea de poder, ya que entendemos que la metafísica
abre nuevos mundos), por lo que su respuesta tiene una relación imprescindible con el hacer, con la práxis, ello nos "libera"
digámoslo así de la condición de poder que acompaña a todo pensar, no se trata de un depotenciar el pensamiento, sino buscar su
corroboración crítica en dicha práxis. Al respecto podríamos concluir que la propia pregunta marxista sobre el capitalismo hace
que el capitalismo se supere, y ello es totalmente posible, de hecho ello es lo que está ocurriendo y ese evento (creemos
fuertemente en ello) no detiene el pensamiento marxista, al contrario, a nuestro modo de ver éste se acerca más a su consumación
de la mayor violencia, tanto como respuesta crítica transformadora en tanto las tendencias mundiales se encuentran observadas ya
en el texto del Capital, como por el continuo fracaso de los modelos capitalistas neoliberales y hoy de tercera vía, por solucionar
los problemas sociales de un país en particular, o la pobreza mundial (fracasos que perfectamente podrían continuar por 100 años
más, si no acusamos recibo de lo social críticamente).
Es así como podríamos preguntarnos ¿es que acaso Marx no nos describía esta nueva sociedad moderna para llevar a acabo la
emancipación? Al respecto es sabido que en Chile alrededor de un poco más de dos tercios de la fuerza de trabajo se encuentra
empleada en la pequeña y mediana empresa, y el resto se dividiría entre empresas con alrededor de 200 trabajadores y más y sólo
algunas áreas con una alta concentración de trabajadores bajo un mismo capital, es decir, recién estaríamos, probablemente, en la
antesala de la existencia del gran capitalismo en nuestro país, y esta modernidad que nos viene, no hace sino acercarnos a las
condiciones propicias para la emancipación humana (insistimos en que el cambio puede ser dentro de 30 años o nunca, sólo que
es posible).
Todo pensamiento transformador viene a tener su cabida en la vida de la sociedad, pero no toda transformación es crítica, a veces
es sólo transformadora, allí se encuentran ubicadas nuestras profesiones, en esa labor transformadora de la sociedad, pero
desapegadas de cualquier hacer crítico, en su característica más violenta, la de terminar con ese estado de cosas para dar paso a un
profesional completo y no parcializado, para un profesional pensar-haciendo en la sociedad, desde y para la sociedad, pero
críticamente. Desde aquí es de dónde queremos hacer nuestra entrada a la estadística, creemos que éste, el que hemos descrito
vagamente, es un marco apropiado desde dónde criticar a alguna de nuestras profesiones, y no desde el lugar de otra ciencia social
ya que ello es sólo gremial y la crítica se encontraría totalmente desprovista de los elementos necesarios para llevarla a cabo.
La Estadística en su Despliegue
La complejidad2 del vivir actual ha traído como consecuencia una cierta sorpresa de cómo somos, de cómo actuamos, de cómo
pensamos. Ello es posible verlo, en su momento más álgido como son las votaciones políticas, en la cantidad enorme de
variedades que hay de un mismo producto (como los detergentes en un supermercado, por ejemplo) ante los cuales debemos
decidir, en la oferta impresionante de lugares de estudio en todos los niveles de la escolaridad, jardines infantiles, colegios
básicos, medios, institutos de formación superior, post-grados, etc. Existe también una gran distancia que es recorrida por los que
trabajan y que afecta el ordenamiento de su vida temporal y espacialmente. El enumerar todas estas complejidades sería largo de
dar cuenta, lo común es que todo está cruzado por una toma de decisiones, obligadas o no, que vienen a conformar nuestras vidas.
No es lo mismo decidir por el próximo presidente, que decidir por el jabón que voy a comprar (pero ello también lo ve la
estadística y toma sus resguardos y riesgos al analizar ambos fenómenos), tampoco es lo mismo decidir sobre la carrera que se ha
de estudiar, etc. Es decir, toda la complejidad social está determinada por la oferta que se tenga y la demanda que de cuenta de
dicha oferta, hay incluso decisiones que aún no se sabe que se deben tomar, como aquel niño que aún no nace pero que sabemos
deberá decidir si es parte del 98% de consumidores de Coca Cola o se entregará al 2% de Pepsi, pero allí está en juego,
esperándolo, una gran gama de alternativas, están también aquellas decisiones a que nos enfrentaremos y aún no han sido
pensadas. No existe modo alguno a que escapemos a estas decisiones, nos guste o no, y son lo que conforma nuestra actividad
cotidiana3, la del gran capitalista, la de la dueña de casa, la del trabajador, la del gerente, del profesor, del estudiante, del
administrador, del gobernante, todos se encuentran condenados a decidir entre usar detergente o jabón para lavarse las manos, hay
ciertamente los que prefieren el lavalozas4.
Y esta complejidad se ha dado en aparecer como información, se podría decir que es casi imposible mostrar a una persona
moderna en todas sus múltiples y escondidas características que no sea reduciéndola a información, y a información procesable.
Somos los seres humanos con las mayores complejidades de la historia humana, son tantas las atenciones a las cuales nos
debemos que no es posible desprendernos de ello, que hay que vivir así y no se nos hace extraño que así sea, nuestra subjetividad
es totalmente diferente al chileno de antes de la dictadura, o incluso al del período de la dictadura (las generaciones actuales
menores de 20 años no conocieron las barricadas, ni los allanamientos masivos de militares, son la generación que nunca vivió en
el keynesianismo, etc.). Estamos en una situación totalmente nueva, y que nos provoca sorpresas a veces, ya ni siquiera estamos
extrañados de que así sea, sólo es así, es decir, una "sorpresa de la cotidianeidad", sorpresas demasiado rápidas para que demos
cuenta de ellas, nuestro pensamiento no logra madurar una circunstancia cuando se ve enfrentada a una multitud de ellas, unas
más importantes que otras, pero al fin y al cabo cada una de muchas alternativas posibles. Reconozcamos que no nos conocemos
y que el despliegue para ello es un esfuerzo inmenso, tanto en tiempo como en recursos (lo cual ya es posible de rastrear en los
grandes pensadores, el proyecto crítico de Kant dura casi toda su vida, otro tanto ocurre con Marx, que no alcanza a concluir su
obra, etc). Pero en la modernidad, en la época de los negocios y del mercado, esta rapidez es tomada como una ventaja, es la
competencia en su mayor momento, la toma de decisiones que va ligada a la "oportunidad" es de máxima relevancia, el cómo se
"mueve" el mercado, o cómo son las necesidades de la gente, es básico para la sobrevivencia del capital, cuestión que en
condiciones del neoliberalismo que viene a ocupar toda la vida de la sociedad, que todo lo mercantiliza, tanto el propio cuerpo
humano como la poesía, hasta la propia crítica, no es posible prescindir del competir con información. No es una información que
venga a dar cuenta de alguna humanidad, es la información para el vender que viene desde el propio ser humano, pero que a su
vez lo constituye como tal, como el hombre moderno, y lo que se vende es múltiple, y va desde lo más complejo a lo más simple,
desde un presidente hasta un "tradicional" helado chocolito.
Pero como dijimos todo es a partir del hombre, pero no es para su humanidad, sino para venderle algo a esa humanidad. Ello es
importante, es un modo distinto de ver al ser humano, pero que es lo "naturalizado", lo normal, que ha escondido por completo,
hasta el nivel de la fantasía el pensar de otro modo (ya no sólo es utópico el comunismo, sino pensar en Marx mismo ya es
utópico), es decir hay un desapego total con lo que muestra este aparecer en información, algo así que la mirada huye de aquello
que es mirado, le es violento, y todo deviene en la mirada únicamente, lo que está frente a los ojos, pero desde la mirada, hemos
2 Esta complejidad intentaré tratarla al modo en que ocurre en las empresas de Marketing, esto es importante de modo de dar con el sentido de la pregunta por la
estadística en lo social, y por el traslado de esas herramientas a otros ámbitos de la vida de la sociedad, como por ejemplo la política, debemos dejar en claro sí
que la complejidad en la subjetividad es un tema de suyo complejo y que la estadística no es capaz de dar cuenta de toda ella, pero se podría suponer que ese es el
norte cuando se pone como reflejo de lo social.
3 Se podría pensar una cierta igualdad frente a las decisiones, pero luego veremos que es posible de provocar la distinción entre consumidores, la discriminación
se realiza hasta el punto de eliminar a parte de la sociedad de los análisis, es el caso de los sectores llamados E en la escala socioeconómica, por no contar éstos
con poder adquisitivo.
4 En un estudio nacional sobre el consumo que me tocó participar, la hipótesis fundamental que lo recorría era determinar si Chile era homogéneo o hetereogéneo
en el consumo de doce productos de aseo del hogar, el país fue dividido de norte a sur en zonas urbanas, semi rurales y rurales, es decir abarcaba pueblos aislados.
Los resultados demostraron que era homogéneo, ello por cierto no tiene nada que ver con igualdad pero sí con una "actitud" de respuesta de la gente ante el
mercado y del mercado ante la gente.
caído entonces en la información desprendida de toda humanidad, es el aparecer de humanidad sin humanidad. Es también
devolver como información un ser humano que no es aquel de dónde se obtuvo la información, es decir, se ha frankeinstizado a la
persona al describir sus características, en tanto el lenguaje no puede ser lo que constituya a las personas. Y no hablamos de un
lenguaje ilustrado, sino del lenguaje numérico, somos 52% de mujeres en Chile, un 35% de C3, etc., somos cifras que informan
nuestra manera de ser, de pensar, ese es el lenguaje que somos, casi como nuestra identidad, y ello es lo que vende, o si no ¿por
qué en los viajes del Presidente de la República lo acompañan hombres de negocios y poetas que venden algo? Opera allí la
lógica del ofrecer cuantificado, de la demanda cuantificada (poder de compra, los indicadores macros están saludables, etc.).
Estas complejidades son numerizadas para poder ser comprendidas, en donde la palabra pierde ante el número su lugar de
privilegio como constitutivo del ser humano ilustrado, los números son ahora lo dominante, como una necesidad histórica, como
lo fue en su momento la ingeniería comercial, y como lo fueron los ingenieros en su generalidad, hoy es el turno de la estadística
en su mayor despliegue, con su mayor potencia. No es tampoco cualquier estadística, en Chile predomina la estadística Normal,
aquella de la curva de Gaus (función de densidad graficada de la distribución normal) y no la estadística Bayesiana o la estadística
no paramétrica. Esta normalidad posee muchos supuestos para su aplicación, para ver las cosas desde la normalidad y poder
provocar algún análisis comparativo. Es decir, habitualmente se compara desde una normalidad estadística, desde una técnica de
la normalidad, que no tiene que ver con alguna normalidad humana, si es que se puede hablar desde una normalidad humana.
Quizás al respecto desde Durkheim podamos hablar de una cierta voluntad colectiva, pues bueno, esta voluntad colectiva ha sido
llevada a la normalidad estadística como el primer supuesto de cualquier análisis (es decir supera aquella propuesta de
Durkheim), es una voluntad que ha caído en el mercado y ha sido contabilizada desde la estadística como supuesto de
normalidad. Estamos entonces ante una nueva apertura de mundo, ante una nueva manera de ser del mundo, con un cambio no
sólo de formas de ser, sino con un nuevo lenguaje, en donde los supuestos técnicos determinan lo que se diga del propio ser
humano. Más adelante este ser humano se olvida completamente e importa la correcta aplicación de la técnica.
El Lenguaje Constituyente de la Estadística hacia la Sociedad
La existencia de la categoría desde Aristóteles hasta la actualidad ha sido determinante, nuestra posibilidad de nombrar las cosas
y no caer en un cuento de Borges, es lo que ha formateado el lenguaje y la forma de ser del mundo occidental, es la idea de la
metafísica sobre la generalidad, sobre la apariencia y la escencia, sobre el objeto y el sujeto, sobre el ser y la nada, desde allí es
posible rastrear el inicio del mundo occidental, se podría decir que pensamos lo ya pensado. Quizás el tratamiento de Heidegger
al habla, sea de alguna manera una pista sobre qué es posible intentar alguna otra cosa 5. No obstante ello el lenguaje que nos
nombra para poder ser, viene a ocupar un lugar previlegiado en la actualidad, y en su forma más violenta (se podría decir hasta
fascista), la de nombrar numéricamente. Es la tecnología como "sustento" de lo humano, pero con una perspectiva diferente, es la
pérdida de todo lo humano bajo el sentido de la técnica.
Hemos dicho que un momento relevante corresponde a las elecciones políticas, pero describamos un ejemplo más cotidiano, algo
que nos ocurre a diario, el texto al cual referiremos es tomado de una publicación en el diario El Mercurio el día sábado 11 de
noviembre del año en curso, el artículo se titula "A la Caza de la Generación Bacan", éste trata sobre un sector de la población
hacia la cual se dirigirá la venta de ciertos productos, en él se describe como es el joven actual, el lenguaje que usa, etc., veamos
entonces como es un joven hoy (pero en su ser consumiendo, claro).
El texto comienza indicando que "los adolescentes y pre-adolescentes consumen como nunca antes. Y las empresas están tratando
por todos los medios de satisfacer las infinitas y crecientes necesidades de un segmento (...) un nicho adolescente (...) como nunca
antes los jóvenes están ejerciendo su poder de decisión en el consumo. Entonces no estar en los medios que les interesa o no
hablarles con el lenguaje adecuado implica despreciar grandes oportunidades de vender". El artículo continúa describiendo las
características de estos jóvenes: "Son consumidores tremendamente atractivos. Les gusta vitrinear y les encanta comprar. Es
sintomático que los centros comerciales se hayan transformado en verdaderos centros de reuniones para adolescentes (...) la actual
generación de los menores de veinte es exigente, realista, pero también cambiante, se aburre fácilmente, es mayormente
conservadora y sin muchas ilusiones. A estos rasgos ha contribuido la fragmentación de las familias, la exposición a los infinitos
medios de comunicación y la creciente competitividad de los colegios. También influyen los padres actuales -una generación más
rebelde que la presente- que dejaron de ser la figura autoritaria que imponía sus decisiones a los hijos. Y a pesar de que no es un
grupo que ahorra, disponen de dinero, sea porque sus progenitores les dan una mesada o porque, los menos trabajan (...) Así
actualmente el consumo se transforma en un medio para traspasar el aburrimiento de un mundo lleno de estímulos que les
muestra todo desde temprana edad. Comprar les permite ser libres, pues toman sus propias decisiones, y los ayuda a afirmarse con
un estilo propio (...) En las dinámicas de grupo también aparece que les interesa el futuro". Y se concluye el artículo de la
siguiente forma: "A partir de estos rasgos, los especialistas en publicidad concuerdan en que los avisos destinados a los
adolescentes deben cumplir varios requisitos: ser divertidos, provocar sorpresa y ser simples (...) Con tantas condiciones, que un
producto sea aceptado por un menor de 20 pareciera requerir sobre todo de un golpe de buena fortuna. Sin embargo la práctica
dice que no es así. Detrás del producto infaltable en la casa de un "chico cool", suele cada vez más existir caros estudios de
mercado y numerosos testeos previos entre un público menor de edad.".
5 Al respecto, el que Heidegger esté por fuera del logos y del taos, de todas formas no logra romper con la metafísica, a nuestro entender.
Todas las conclusiones que allí se enuncian no son para nada casuales, tampoco es que no las reconozcamos en mayor o menor
medida en nuestros hogares (teniendo presente que lo mismo se realiza para otros segmentos: dueñas de casa, profesionales, etc.,
nadie escapa a ser clasificado), es desde los jóvenes de dónde se recupera dicha información, es la diversidad mayor del ser
humano producida por el vivir actual que se intenta rescatar estadísticamente para crear un perfil del consumidor, un perfil que
constantemente cambia. Es de interés observar en el artículo como se describe al joven, no es cualquiera, sino aquel que posee
poder de compra, no importa como, exigente, realista, conservador, también es aquel que gusta de vitrinear, etc., hay allí todos
los aderezos para armar una buena ensalada (pero sin verduras), y este joven se preocupa por el futuro y en el consumo se
encuentra con la libertad, todo ello en un mundo de infinitas y crecientes necesidades, y lo que vende finalmente a los jóvenes
debe ser divertido, provocar sorpresa y ser simple, todo ello seriamente obtenido por estudios caros y múltiples, es decir, ayudan6
a asegurar los resultados de venta.
Esa es la realidad de la decisión actual, totalmente mediada por un análisis múltiple (multidimensional, podríamos decir) y que
responde al arsenal estadístico dispuesto para ello, es decir, totalmente funcional al mercado. Allí se encuentran los estudios de
imagen, de posicionamiento, de consumo, flash, testeos, etc. Existe una gama variada para cada caso, es posible determinar desde
dónde ubicar la publicidad en un almacén de barrio hasta determinar la venta futura de un producto, es posible catalogar un país
desde el consumo. Existen diversas técnicas de análisis que buscan llegar a lo más profundo del pensamiento humano (al respecto
La Crítica al Juicio de Kant quizás no pensó en llegar a tal estado de cosas). Ya no se trata de espacio público, sino del pensar de
las personas, el espacio público es totalmente armado a partir del pensamiento de la gente, y es ello lo que se pretende llegar a
inferir con algún grado de certeza (o diferentes niveles de error, como enseña la estadística), es decir, con un 95% de confianza, o
con un p-value vigoroso del 0,01, todo es medido, hasta el error que se comete al realizar el estudio. Ese es el sentido de este
lenguaje constitutivo, es un sentido en donde nos ubicamos, en el cual vivimos, tiene una temporalidad diferente a la lineal, que
viene dado por el mercado y por la técnica que atrapa al ser humano en su vivir actual. De ello es lo que no es posible escapar,
todos tenemos como primer recuerdo a la Coca Cola, y como recuerdo espontáneo otras bebidas gaseosas, todos compramos
helados llamados impulsivos (helados de paleta). Y para todo ello la estadística que se ocupa del marketing le ha llamado de
alguna manera: segmento, nicho, consumidor, población objetivo, locales residenciales, locales comerciales, alta afluencia de
público, y así sería posible continuar con esa nueva categorización propia de la estadística para desplegar sus esfuerzos técnicos.
Así opera también en política, en los últimos tiempos, estos términos vienen a formar parte del lenguaje y la preocupación
habitual de los políticos, ya no es el polemista, sino el sabedor de ese dominio técnico (pensando en determinar el resultado de
una elección) lo que se muestra como un buen político, informado de los problemas de la gente. Tanto de izquierda como de
derecha ruedan las manifestaciones aritméticas. ¿Podría haber un Paz Ciudadana que contabilizara las actividades de los aparatos
de inteligencia desde la dictadura hasta la actualidad, y cuánto es lo que esa oscura y permanente actividad ha aportado para el
actual aire de violencia que se respira en nuestro país? Y no nos referimos a la violencia delictual únicamente (entre ellos todo
tipo de delincuentes habituales, gente corrupta, torturadores, asesinos intelectuales amnistiados y políticos mentirosos anteriores y
actuales), sino también a los gastos sociales que ha costado la mantención de los “organismos de seguridad y prevención”,
cantidad de armas y tecnologías usadas en ello, indicadores que muestren los apaleos de carabineros, cantidad de guardias civiles,
etc., es decir, la amplia información al servicio público, para el control público.
No creemos que sea posible dar cuenta de un discurso aritmético que refleje todo lo que ocurre en la sociedad, porque ello no es
dar cuenta de alguna circunstancia crítica, no es encontrar la radicalidad del fenómeno, la estadística no posee esa facultad, por
ello siempre debe ir acompañada de otro tipo de investigaciones y atenciones que nada tienen que ver con lo numérico. Entra en
juego una eticidad y una práctica social que no ha acompañado a nuestros políticos de gobierno, ni a los de oposición, ni tampoco
a las Fuerzas Armadas. No obstante ello, durante la dictadura fue posible desplegar amplios esfuerzos en pos de una nueva
constitución política, se realizó un cambio total en lo económico del país (todo ello amparado por la violencia, por cierto), ¿es
posible, entonces, pensar el país que no sea desde los números? Claro que es posible, claro que ayudará el tener información
numérica, pero no es ello lo determinante, sino el hecho social que permite la cifra. Tomar decisiones que reflejen una vida más
humana, en el amplio sentido de la palabra, desde el ser humano que necesita vivir una sociedad no en el discurso, sino de hecho.
Los Usos de la Estadística
Siempre ha sido interesante la pregunta ¿quienes realmente saben estadística? o ¿qué significa saber estadística? Creemos que ello
dice mucho sobre los usos que se le puedan dar en lo social a esa herramienta. Los organismos con la capacidad para ello, suelen
hacer un uso finalmente político de los resultados numéricos, y ello tiene que ver con crear un discurso que va más allá de la
propia estadística, algo así como la impropiedad de la estadística. En ese contexto diremos que los que tratan con propiedad la
estadística serían los estudiosos de esa disciplina (en la carrera de estadística), convocando para ello complicadísimos aforismos
matemáticos o estadísticos. Desde allí afloran las técnicas que posteriormente, en su aplicación social, a través de organismos
6 Debemos ser justos e indicar que estos estudios sólo pasan a formar parte de una amplia gama de condiciones necesarias de reunir para tomar la decisión final
sobre un producto, no son la panacea, y cualquier empresario que conozca estas herramientas lo sabe. Por ello no es posible dejarse seducir por una buena
campaña, los gastos en publicidad, suele ocurrir, son mayores que los resultados esperados, el producto en sí tiene mucho que decir al respecto, por ejemplo, todos
conocemos los automóviles Mercedes Benz, pero muy pocos los compran, o la publicidad de Bresler es muy superior a la de Savory, pero el segundo vende
mucho más que el primero.
públicos o privados, se hace un uso de poder a través del discurso. Es este discurso de poder, el poder dar un discurso desde la
estadística hacia lo social. En ello se comete un grave error, pues la estadística no es capaz de dar cuenta de toda la vida de la
sociedad y todas las subjetividades que allí se encuentran, no es posible introducir dentro de un error aleatorio la existencia
humana, ello ya supera al propio mercado como regulador de lo social (y es así de todas formas como avanza esta sociedad).
La impropiedad viene dada por un mal uso que se le da a la estadística, pero ese uso, tiene que ver con una voluntad (consciente o
no) pública de la manera de enfrentar la política, a todo nivel. No es que la estadística desde su formulación teórica venga a
desprender algo así como una deshumanización, sino es la impropiedad que permite realizar, ordenar y proyectar la vida desde
ahí, en dónde el mercado dictamina ese saber como útil, como lo necesario para continuar con su avance, con la modernidad
necesaria para desarrollar la sociedad, pero no cualquier sociedad, sino la del gran capital. Esta determinación impropia a la
estadística es actualmente la estadística. Así mirado ella viene a ser lo discursivo sustantivado como vida humana y como una
estadística que trasciende sus propios límites teóricos, y que pasa a formar parte del sentido común de la sociedad. Por ello
solemos incomodarnos por el IPC mensual dado por el INE (la formula estadística usada allí es de bastante interés estadístico,
pero su utilización social es pésima como indicador de la vida humana), en realidad no se trata de mejorar o no la canasta
utilizada en esa fórmula o cambiar la fórmula misma, sino que el problema es la implicancia social que tiene ese resultado. Ello es
deshumanizar la vida, es querer decir que un resultado numérico debe aparecer para constatar de hecho nuestra calidad de vida.
No puede ser así, ese indicador de conjunto con un análisis completo de la vida social del país recién podría venir a llamarse un
indicador social, ello es agregarle algo a la propiedad de la estadística que le es completamente ajena.
¿Es posible dar a entender algo como un indicador social sin una ética social más allá de la propia disciplina, más allá de los
intereses de poder, e incluso más allá de la ignorancia estadística (que muestran algunos personajes públicos)?, creemos que sí y
éste debiera concertar no sólo especialistas estadísticos, sino de otras áreas del saber, como filósofos, sociólogos, etc. Es decir, dar
cuenta de un indicador que mida el pulso de la vida en toda su plenitud, y no en la parcialidad que pueda entregar un
conocimiento usado por fuera de él y ello no puede ser un resultado numérico, lejos no puede suplantar a la propia vida, pero
puede buscar aspectos que permitan entregar elementos del hacer humano. Esto nos indica que la estadística tiene un lugar que
ocupar en la sociedad, pero nunca buscar suplantar la vida, esto supone un análisis político otro, el cuál estaría en riña con las
lógicas del mercado, es decir, recién ahí habría algo así como una crítica en dónde la estadística tendría una participación. La
estadística por si sola no posee un juicio de valor sino hasta que tenga un uso social y ese nos interesa que se asemeje lo más
posible a un carácter crítico.
Pensar así de la estadística es descentrarla colocándola al servicio del hombre y no del mercado, hoy en día pensar algo así suena
insensato, como lo es ocuparse del saber por el saber y no pensar en extraer de una profesión algún rendimiento monetario, esta
insensatez podría serle propia a todas nuestras profesiones, de ese modo (no vemos otro) la estadística estaría despreocupada de
velar por intereses que no fueran las personas mismas, esto es una estadística no para vender, o para el poder, eliminándole toda
impropiedad. Con ello quizás el saber no sería poder, y el pensar ocuparía otra jerarquía en nuestros cuerpos individuales y en la
sociedad.
Las herramientas estadísticas usadas en las más amplias esferas de lo social han ido adquiriendo una riqueza que. No es posible
de despreciar, no se trata de eliminar esta ciencia, se trata de darle otra calidad con todo lo multifacética que ella pueda ser, en sus
versiones de marketing, o en las aplicaciones en ciencias sociales, o médicas, o psicológicas, etc.
Los métodos de clasificación y de análisis, a nuestro entender, nunca han sido desplegados en favor de la lucha social, no estamos
hablando de una campaña marketera para alguna elección política, ello sería reducir el problema, buscar una solución fácil y
rápida (lo impropio), nos referimos a dar cuenta de una batería de herramientas para crear una política amplia. Es al calor de las
herramientas de análisis social que los grandes pensadores clásicos nos han legado para reconocer las relaciones que la sociedad
establece o cómo ella se comporta, realizando una labor ardua, muy compleja y crítica. Es proponer, a partir de lo que hay, lo
nuevo distinto de la novedad mercantil, es no sólo hacer política, es también tener proyecto, es reconocer el movimiento social no
desde una vanguardia iluminista, sino dar las herramientas para potenciar la transformación crítica de la sociedad hacia la propia
sociedad. Identificar las relaciones de conflicto fundamentales reales que afectan el vivir de esta sociedad y cómo es el entramado
complejo de relaciones que conforman al individuo actual, ver hacia dónde vamos con esta sociedad neoliberal actual. A nuestro
parecer ello es perfectamente posible, el conocimiento está allí para crear una política amplia y esto no puede ser mirado desde
lejos mientras la vida continúa, pues lo trágico es que allí estén esas herramientas teóricas y técnicas y por temor de su
complejidad y del esfuerzo que requiere, por temor a que la crítica nos apunte no lo contemplemos en favor de la sociedad toda.
Pensamos que no se trata de esperar que alguna supuesta vanguardia haga las veces de sabedor social, de hecho ocurre que es la
sociedad lo que posee ese saber y que es posible de ser usado para criticarla. Nadie es dueño de las ideas ni tampoco es un partido
político el que realiza el cambio social, son las distintas fuerzas sociales en tensión que logran ese cambio. Tampoco pensamos
que tenemos la solución a tanta precariedad de vida (no sólo de los pobres o los trabajadores, sino también de los ricos, es toda la
sociedad en precariedad), no son sino esas fuerzas en tensión las que finalmente resolverán el asunto en una u otra dirección y aún
no conocemos las nuevas complejidades que ello depararía. Es lo inmediato o lo mediato azaroso pero con una determinada
tendencia lo que nos preocupa que siga sin una labor de crítica o que la crítica sea impulsora de cambios más deshumanizantes
(tanto de derecha como de izquierda actualmente, esperamos que ello cambie).
Pensar una estadística por fuera de las instituciones, puestas en la tensión social pondría una vara más alta al quehacer de
cualquier partido político (y ello lo entendieron hace tiempo algunos personajes de derecha), crear una fuerza crítica social
moderna requiere ser insensato, requiere escuchar lo indecible, requiere observar lo vomitivo. ¿Cuántos de los actuales llamados
dirigentes de izquierda (pensando mesiánicamente) están dispuestos a ello?, ¿Ahora cuál es el valor de que pudiese ser así?
Pensamos que hacer algo como ello en la izquierda sería sacarse de encima el mesianismo, de que por algún motivo casi
misterioso determinadas personas son básicas para la lucha social (siendo que de lo que se trata es de lo social) y que la
vanguardia puede o no ser imprescindible, cuando de lo que se trata es de dar con la fuerza social única capaz de llevar a cabo la
más completa transformación social, ella es insustituible y lejos no tiene nada que ver con alguna institución política o pública.
Este hacer desde la izquierda posee muy poco o nada que se asemeje al conocimiento de avanzada, está muy lejos incluso de ser
constantemente consultora de los distintos clásicos que siempre han acompañado a estos partidos, y un consultar en discusión
crítica, porque de memoria o por manual es sólo un chiste malo comparado con la potencia política que ha desplegado la derecha
y las Fuerzas Armadas los últimos 30 años. Se trata de dar cuenta con las actuales actividades que un movimiento de izquierda
debe enfrentar, si desea conocer a la fuerza trabajadora actual, si desea acercarse a ella, si desea ser parte de ella, finalmente si
desea avanzar en la transformación crítica de la sociedad. Esa es la importancia que poseen las disciplinas del conocimiento, entre
ellas la estadística, pero no como iluminadora, sino como un grano de arena ante el tremendo esfuerzo que esto requiere.
Filosofía y Estadística
¿Se podría pensar que en la parcialidad absoluta de nuestras profesiones exista la filosofía o la estadística en igualdad de
condiciones, en el sentido de ambas pensando al hombre? Sí, ambas pueden pensar al hombre, pero no igualmente, estamos
convencidos de que la filosofía desde los griegos hasta la actualidad ha sido la gran formadora del mundo occidental, con todo lo
que este mundo tiene (pensando que incluso Marx responde a ese conocimiento), pero hoy en día la aparición de la estadística en
el discurso es una caída, o un aparecer de alguna de esas aristas formadoras de mundo que suele tener la filosofía, y no cualquier
filosofía, sino la metafísica de Platón, la de Aristóteles, la de Kant, la de Hegel, la de Heidegger, así como otros pensadores de ese
nivel.
Ciertamente que la estadística como ciencia posee su cierta independencia. Ahora, también podríamos especular con la idea de
que la investigación teórica estadística dependa de alguna forma del mercado, es decir se investiga dónde hay dinero, pero cuando
ella está en su impropiedad, está totalmente instalada precisamente en la metafísica, es la referencia técnica del hombre, es lo que
suele llamarse fascismo. Esa dimensión o arista o lo impropio de la estadística, como le hemos llamado, viene a ser la aparición
de la metafísica más perversa que pueda ser consumada en la actualidad, es la impropiedad como un alojado en la temporalidad
metafísica de occidente, es una “filosofía” vulgar que lleva a la más alta precariedad de la sociedad en su modernidad como
hacedora de mundo. Este lugar fundante mira hacia el futuro, es pura mirada, no hay un acoger, no hay un depotenciar, es
agresiva en su avance, no ruega, domina. Es el estilo de nuestro país, es nuestra herencia fascista, que todos ya teníamos desde el
mismo día del golpe militar que nos lo hace evidente. Es el empujón en el metro repleto, es la tarifa “inteligente” del mismo, es la
censura en todas las áreas de la sociedad, es el mirar la puesta de sol detrás de un edificio, es la televisión viendo los mismos ya
30 años o lo mismo, es no legislar por los desaparecidos a favor de los que los desaparecieron, es el desaparecimiento de la
sociedad cada vez y todas las veces en la técnica. Es en definitiva el desaparecer del desaparecer como un no lugar en la pura
mirada. No existe lo que nos abraza desde atrás.
Esta condición histórica de la filosofía se despliega en los saberes que aloja, los fuerza a aparecer como lo que no son siéndolo,
para ello está el poder, es la pinza que los designa y los lleva al escenario social, como una mirada desviada de si misma, de
hecho no tiene nada que mirar en el futuro, ya que éste no existe. Desde la estadística le es ya posible hacer inferencia,
proyecciones con modelos supuestos, simulación de eventos ante los cuales se podría enfrentar el mercado, dónde la crisis que
ocurre pasa y no está en el futuro, es un aquí y ahora imposible, es lo que no se puede mirar. No es alguna parte del cuerpo que
reconozca su vida, ya que está la mirada más allá de los ojos, y estos aunque retornan sobre si mismo, giran para verse como
mirada, no como ojos, no reconocen vida alguna, allí no hay otredad, no hay diferencia, ello superado por la mismidad de la
mirada se vuelve idéntico. Es la mirada como certeza.
Dar cuenta de esta operatoria de la filosofía es caer en la explicación numérica del mundo, es el mundo pensando en la
modernidad.
¿Debemos acaso destruir a la estadística como se quería acabar con las máquinas en la revolución industrial?. Ante la inmensidad
de lo descrito ello es muy, pero muy burdo, de hecho no hay crítica más dura que la que se hacen los propios estadísticos en sus
congresos, y por cierto que además se rien de las aplicaciones sociales, o las aplicaciones médicas de la estadística, lo habitual es
que no superen el Chi-cuadrado, o las llamadas correlaciones. En este caso, la impropiedad, posee una connotación mucho mayor
que reclamar por las aplicaciones mediocres de muchos investigadores, estamos hablando de un mundo en donde vive toda la
sociedad no viviendo, en dónde es herramienta de poder. No es la designación de individuos como locos, ya que son las
estadísticas las que validan los test de los psicólogos finalmente, aquellos que determinan el nivel de la “racionalidad”. Pero qué
ocurre con la locura cuando se trata de grupos sociales en tensión, puede existir algo así como una clase social loca. No, entonces,
el paso siguiente es el olvido, de allí olvidemos que olvidamos, y sólo queda el futuro, ya no hay locura y he desalojado a toda la
sociedad de la mirada, pues los trabajadores están locos al querer mejorar sus sueldos en la crisis, debieran cuidar sus empleos,
los ricos están locos si quieren más y más plata, eso ya no está en el futuro, un caído en el discurso, no en la vida de hecho,
Manuel Contreras está loco tanto matar y matar, él corresponde a un pasado que debemos olvidar y mirar hacia delante.