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Sala de Prensa
El Presidente Calderón en la Presentación del Programa Nacional de
Infraestructura
Miércoles, 18 de Julio | Discurso
Palacio Nacional, Ciudad de México.
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"Es un honor para mí recibirlos en este Palacio Nacional para presentar ante ustedes el
Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012: Construyamos un México Mejor".
"El Programa Nacional de Infraestructura tiene tres propósitos fundamentales".
"El Programa Nacional de Infraestructura se plantea los siguientes objetivos generales".
"El programa, parte también de varias premisas".
"Tener una mayor cobertura y calidad en infraestructura propicia un crecimiento más
dinámico de la economía; algunas estimaciones hechas sobre los datos observados en México
establecen que por cada punto porcentual del Producto Interno Bruto invertido en
infraestructura se generaría un crecimiento adicional al de la inversión misma de 0.3 por
ciento en la economía".
"Para alcanzar los escenarios más favorables para México estamos proponiendo varias
acciones concretas, entre las que destacan".
"Con la aplicación de éstas y otras acciones el Programa Nacional de Infraestructura 20072012 plantea alcanzar diversas metas y realizar proyectos entre los que se encuentran:
construir y modernizar más de 17 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales".
"Desde el inicio de mi Gobierno asumí el compromiso de dar la más alta prioridad a la
infraestructura para que la economía acelere su crecimiento y genere así los empleos mejor
pagados que demandan las mexicanas y los mexicanos. Para mi Gobierno, la inversión en
infraestructura es vital porque repercute positivamente en las posibilidades de progreso y nos
permitirá saldar la deuda social con quienes se han quedado al margen del desarrollo".
Gracias muy buenos días a todas y a todos ustedes.
Diputada María Elena Álvarez Bernal, Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Doctor Guillermo Ortiz Martínez, Gobernador del Banco de México, muchas gracias por su presencia.
Muy apreciados señores gobernadores de distintas entidades de la República.
Distinguidos miembros del presídium, invitados especiales.
Señoras y señores legisladores federales y locales aquí presentes, gracias por su presencia en este
día.
Señoras y señores:
Es un honor para mí recibirlos en este Palacio Nacional para presentar ante ustedes el Programa
Nacional de Infraestructura 2007-2012: Construyamos un México Mejor.
La infraestructura es sinónimo de desarrollo social y humano, hoy la competitividad, el crecimiento
económico y las oportunidades de bienestar de las naciones, dependen en gran medida de la solidez y
la modernidad de su infraestructura.
Los mexicanos tenemos la oportunidad y la responsabilidad histórica de tomar las decisiones que nos
corresponden para impulsar de manera decidida, definitiva, el desarrollo del país.
Por eso hoy presentamos una estrategia clara con una visión de largo plazo para ampliar y mejorar en
los sectores de comunicaciones, transporte, energía, agua, turismo, telecomunicaciones y muchos
otros.
El Programa Nacional de Infraestructura tiene tres propósitos fundamentales:
El primero, es contribuir a nivelar las oportunidades de desarrollo de todos los mexicanos
especialmente de quienes menos tienen, sabemos que con más y mejor infraestructura y sólo con ella
es posible romper el aislamiento y la marginación de las comunidades, introducir el agua, la
electricidad, el drenaje, construir escuelas y hospitales.
En suma, multiplicar las posibilidades de progreso hoy canceladas todavía para millones de
mexicanos.
El segundo propósito del Programa es construir y ampliar la infraestructura necesaria para elevar la
competitividad de la economía nacional.
Los países que hoy están logrando mayor crecimiento económico son los que comenzaron a invertir
hace ya varios años en una red de infraestructura sólida y moderna.
México no puede ni debe quedarse atrás.
Nuestro país tiene una posición geográfica estratégica, estamos situados al lado del mercado más
grande del mundo, los Estados Unidos; contamos con más de 11 mil kilómetros de litoral que nos
conectan directamente con Asia, con la Unión Europea y, desde luego, con América Latina.
Contamos con una extensa red de tratados y acuerdos comerciales que le dan a México acceso
preferencial a un mercado de más de mil millones de consumidores en 44 países.
Por ello, el tercer propósito del Programa Nacional de Infraestructura es convertir a México en una
plataforma logística altamente competitiva, que aproveche estas ventajas geográficas y comerciales, y
acelere así su crecimiento económico y la generación de empleos.
Tenemos que lograr que México sea el eslabón multidireccional privilegiado para el comercio y la
inversión en América Latina y a escala global.
Tenemos que hacer que invertir en México para vender en todos los mercados del mundo, sea el
negocio más atractivo.
En un mundo que compite ferozmente, los mexicanos estamos decididos no sólo a competir, sino a
ganar.
Queremos hacer realidad el pronóstico que varias firmas consultoras realizan ya de que México estará,
junto con China, India, Estados Unidos y Brasil, entre las cinco principales economías para el año
2040.
Para ello, propongo al país que hagamos este esfuerzo sin precedente en materia de infraestructura.
Por diversas razones, México enfrenta importantes rezagos en la materia.
Por ejemplo, nos encontramos en el lugar 64, entre 125 países, medida la competitividad de nuestra
infraestructura.
Incluso, en los países de América Latina y El Caribe estamos rezagados, porque estamos por debajo
de países como Barbados, Chile, Panamá, Jamaica, El Salvador o Uruguay.
Comparados con otras naciones, invertimos muy poco en infraestructura. En los últimos seis años, la
inversión promedio anual en los sectores de comunicaciones y transportes, agua y electricidad, fue
inferior al dos por ciento del Producto Interno Bruto; y sumando la infraestructura petrolera, apenas
alcanzamos el tres por ciento del producto nacional.
Países como Chile o China invierten el doble o el triple de lo que invierte México en proporción a su
Producto Interno Bruto.
Por otra parte, nuestras carencias en infraestructura amplían la desigualdad, la miseria y las brechas
sociales.
Hoy, uno de cada 10 mexicanos no tiene aún agua potable y 14 por ciento no tiene drenaje; miles de
comunidades, cientos especialmente indígenas, carecen de acceso a los servicios más elementales e
incluso a una vía digna de comunicación con el resto de los mexicanos.
Es claro que esto no puede seguir así y que tenemos que hacer un cambio dramático en la política de
infraestructura.
Para revertir esta situación, el Programa Nacional de Infraestructura se plantea los siguientes
objetivos generales:
Primero: Incrementar la cobertura, la calidad y la competitividad de la infraestructura.
En los próximos años México debe convertirse en líder en América Latina y entre los países
emergentes, tenemos que estar en el primer decil, es decir, entre el 20 por ciento más competitivo a
nivel mundial en materia de infraestructura para el año 2030, tal como nos lo hemos propuesto en el
Programa de Gran Visión.
Segundo: Hacer de México una de las principales plataformas logísticas del mundo con costos
competitivos, particularmente de transporte y de energía.
Tercero: Mejorar el acceso de los mexicanos, especialmente de quienes menos tienen a los servicios
públicos.
Cuarto: Promover un desarrollo regional equilibrado sin menguar la competitividad creciente en el
norte del país, pero dando especial atención a superar el rezago del centro, del sur y del sureste de
México.
Los gobiernos estatales, representados por los señores gobernadores aquí presentes, conocen de
primera mano las necesidades de infraestructura de sus entidades; por ello el programa toma en
cuenta los proyectos de infraestructura que han propuesto como primordiales en las entidades
federativas.
Quinto: Crear más empleos permanentes a través de la inversión y crecimiento económico que
generará el desarrollo de infraestructura.
Sexto: Impulsar el desarrollo sustentable con proyectos que respeten el medio ambiente y favorezcan
el uso racional de nuestros recursos naturales.
Séptimo: Promover la infraestructura necesaria para incrementar la actividad turística detonadora del
empleo y del desarrollo regional.
El programa, parte también de varias premisas:
Primero: Que tenemos que aumentar sustancialmente la inversión pública en infraestructura
mejorando la calidad del gasto y aumentando la disponibilidad de recursos públicos.
Dos: Que en cualquier economía y México, por supuesto, no es la excepción, la inversión pública es
insuficiente y que se requiere la promoción de inversión privada en infraestructura como motor
indispensable del desarrollo.
Tercer: Qué México puede y debe aprovechar las condiciones de estabilidad económica que la
disciplina en el manejo de las finanzas públicas está proveyendo al país y la liquidez financiera
internacional que se presenta en estos momentos.
Este programa provee en su escenario básico una inversión de poco más de dos billones 500 mil
millones de pesos en el periodo 2007-2012.
Es decir, una inversión promedio anual en infraestructura de más de 420 mil millones de pesos.
Este monto que incluye recursos públicos y privados representaría un incremento de más del 50 por
ciento en términos reales respecto del sexenio anterior.
La evidencia ha demostrado que una infraestructura adecuada es esencial para elevar el crecimiento
económico y la productividad.
Tener una mayor cobertura y calidad en infraestructura propicia un crecimiento más dinámico de la
economía; algunas estimaciones hechas sobre los datos observados en México establecen que por
cada punto porcentual del Producto Interno Bruto invertido en infraestructura se generaría un
crecimiento adicional al de la inversión misma de 0.3 por ciento en la economía.
Cualquiera que sea la estimación que se tome hay claramente una correlación positiva entre inversión
en infraestructura y crecimiento económico.
Por ello, el Programa Nacional de Infraestructura contempla tres escenarios fundamentales: un
escenario base, un escenario inercial y un tercero que le llamamos escenario sobresaliente.
El escenario base parte del supuesto de que se apruebe la reforma hacendaria propuesta al Congreso
de la Unión, de cuya recaudación adicional mi Gobierno piensa destinar por lo menos la mitad a gasto
en infraestructura.
Es por ello, que es vital la aprobación de esta reforma y también que el Poder Ejecutivo y el
Legislativo hagamos un esfuerzo político conjunto para evitar que las habituales presiones de gasto
presupuestal nos aparten de este propósito de destinar la recaudación adicional en una mitad a la
infraestructura pública que requiere el país.
De esta manera, el gasto público en el rubro aumentaría cuando menos en un punto porcentual del
Producto Interno Bruto por año, es decir, por lo menos 100 mil millones de pesos anuales, lo que
aunado a la inversión privada estimada permitiría que al crecimiento inercial de la economía se le
pueda agregar conservadoramente un 0.6 por ciento más por año.
También se crearían por lo menos 700 mil nuevos empleos adicionales a lo largo del sexenio,
generados directa o indirectamente por la inversión en infraestructura.
Existe la posibilidad y estoy consciente de ello, porque soy respetuoso del Congreso, de que la
reforma no sea aprobada en los términos que está presentada, si eso fuera así tendríamos que
plantearnos un escenario inercial que parte de la premisa de que las finanzas públicas se quedarían
como están.
Y en consecuencia no sólo no se podría aumentar la inversión en infraestructura pública, sino incluso
tendrían que disminuirse los niveles de inversión en infraestructura.
De hecho, en este escenario hipotético sin reforma hacendaria, la inversión en infraestructura
registraría una tendencia decreciente, ya que el Gobierno tendría que destinar año con año cada vez
mayores recursos a las crecientes pensiones en curso de pago, y además pagar las inversiones
realizadas en el pasado a través del Mecanismo de Proyectos de Impacto Diferido en el Registro del
Gasto, los llamados Pidiregas
En este escenario, se estima que la inversión en infraestructura disminuya, quedando en poco más de
un billón 600 mil millones de pesos para el resto de la Administración.
Finalmente, el Programa también considera un escenario sobresaliente, un escenario que es
evidentemente el que más beneficios traería a los mexicanos, un escenario que es acorde a nuestro
propósito de acelerar el desarrollo.
Alcanzar este escenario alternativo, requeriría de una gran voluntad y de la construcción de acuerdos
entre todos los actores políticos y económicos del país, pues supone que, además de la reforma ya
aprobada al Régimen de Pensiones y de la reforma hacendaria en los términos propuestos, pueda
seguirse con una agenda de cambios estructurales que hemos puesto en marcha en mi Gobierno.
Este escenario prevé una secuencia de reformas estructurales exitosas en los planos laboral,
energético o de telecomunicaciones, entre otros.
Esto supondría un flujo extraordinario de recursos para infraestructura, por un monto de casi 300 mil
millones de dólares en los próximos seis años, y más de cinco billones de pesos en los próximos 10,
que representaría una inversión en infraestructura de 5.5 por ciento del Producto Interno Bruto al año,
similar a lo que invierten los países con los que estamos compitiendo.
Sé que lograr este escenario es difícil, pero no imposible. Estoy convencido de que en políticas
públicas cuando hay voluntad, no hay imposibles.
Por lo pronto, mi Gobierno se compromete a trabajar con los recursos y con el marco legal que
disponga el Congreso de la Unión, seguro de la importancia que tiene este tema para el futuro del
país.
De lo que estamos convencidos es que es hora de actuar y recuperar el tiempo perdido en materia de
infraestructura.
Para alcanzar los escenarios más favorables para México estamos proponiendo varias acciones
concretas, entre las que destacan:
Primero: Incrementar los recursos para el desarrollo de infraestructura, lo cual requerirá el impulso
decidido de los tres órdenes de Gobierno y el apoyo indispensable del Poder Legislativo en la
aprobación de reformas y asignaciones presupuestarias necesarias.
Dos: Promover la autorización de erogaciones plurianuales o multianuales para proyectos de inversión
en infraestructura con base en la propuesta de reforma hacendaria presentada al Congreso de la
Unión.
Tres: Brindar certeza jurídica a los proyectos de participación pública y privada, y eliminar
rápidamente la regulación excesiva a la inversión en infraestructura.
Y cuarto: Promover una mejor coordinación entre los órdenes de Gobierno y el sector privado para
destinar los recursos escasos a las obras verdaderamente prioritarias que necesita el país y no
dispersar la capacidad de gasto de México.
Con la aplicación de éstas y otras acciones el Programa Nacional de Infraestructura 2007-2012 plantea
alcanzar diversas metas y realizar proyectos entre los que se encuentran: construir y modernizar más
de 17 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales.
Construir y modernizar más de mil 400 kilómetros de vías férreas y desarrollar los Sistemas I, II y III
del Ferrocarril Suburbano de la Zona Metropolitana del Valle de México, construir varios nuevos
aeropuertos como los de la Riviera Maya, Mar de Cortés y Ensenada.
Ampliar otros como los de Toluca y Cancún, además de dar solución definitiva con proyectos que
están en estudio y se anunciarán en su momento, al crecimiento de la demanda de servicios
aeroportuarios de largo plazo en el Valle de México y centro del país.
Desarrollar 10 nuevos corredores multimodales, además de ampliar nuestra capacidad portuaria por el
movimiento de contenedores en un 80 por ciento.
Incrementar la cobertura nacional de los servicios de agua potable y alcantarillado a 92 y 88 por
ciento, respectivamente de la población. Modernizar 1.2 millones de hectáreas de superficie agrícola
de riego.
Aumentar la capacidad neta de generación de electricidad en más de nueve mil megavatios, impulsar
inversiones para la producción de petrolíferos y el transporte y almacenamiento de gas natural y
recuperar la estabilidad de los acuíferos más importantes del país, entre ellos, el del Valle de México.
Señoras y señores:
Desde el inicio de mi Gobierno asumí el compromiso de dar la más alta prioridad a la infraestructura
para que la economía acelere su crecimiento y genere así los empleos mejor pagados que demandan
las mexicanas y los mexicanos.
Para mi Gobierno, la inversión en infraestructura es vital porque repercute positivamente en las
posibilidades de progreso y nos permitirá saldar la deuda social con quienes se han quedado al
margen del desarrollo.
Por eso me comprometí en su momento a que éste sería el sexenio de la infraestructura y así será,
hagámoslo y demos ese cambio estructural que México necesita para superar el subdesarrollo.
Yo los invito a todos sin excepción a que conformemos una gran alianza para fortalecer la
infraestructura del país, México requiere que trabajemos juntos, uniendo fuerzas, la sociedad civil, los
inversionistas, los gobiernos estatales y municipales, el Gobierno Federal, el Congreso de la Unión.
Miremos al futuro y construyamos juntos un México mejor.
Muchas gracias.