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Justificación política de la propuesta del grupo de comunicación.
En este documento presentamos una propuesta de coordinación de las
estrategias informativas comunicativas de los colectivos y organizaciones
presentes en nuestra Plataforma Contra la Europa del capital y la Guerra.
Globalicemos la resistencia, otro mundo es posible. El objetivo central
aprovechar este esfuerzo de coordinación para intentar salir al exterior de
nuestras redes, conectando con personas y colectivos que vienen trabajando
con voluntad transformadora en el campo de la cultura y la comunicación. En
un momento en el que se ha acelerado la marginación de las fuerzas de
izquierda reforzando las estrategias jurídicas y mediáticas de criminalización,
ganar potencia comunicativa es un reto clave a nuestra estrategia política.
La actual campaña para incidir en el semestre europeo ha mostrado las
dificultades y lentitud de este proceso de acercamiento y búsqueda de
coordinación entre organizaciones herederas de distintas tradiciones
emancipatorias y con trayectorias políticas tan diferentes en el cruce del
“desierto” de las dos décadas neoliberales.
Creemos que todo el oscurecimiento del mundo tras el tan espectacularizado
11-S tiene que ver con el nuevo ciclo de movilización –esta vez global- que
veníamos abriendo con la convergencia de sectores radicales y reformistas en
una innovadora y estratégica división del trabajo político en torno a las cumbres
internacionales trabajando cada uno con sus repertorios de acciones. Si bien
esta estrategia de trabajo en torno a cumbres transnacionales ha ido perfilando
limitaciones obvias –los poderosos se pueden ir a Qatar o a las Rocosas; entre
nosotr@s, no tod@s nos podemos permitir el activismo transnacional -,
también nos permitieron (re)descubrir que la movilización social sostenida
sirve para presionar para que viejos y nuevos temas entren en la agenda
política de la globalización. Creemos que en las actuales circunstancias
ninguno de los dos sectores podemos permitirnos el lujo de retroceder en la
construcción de esta alianza si no queremos ver definitivamente desarticuladas
nuestros respectivos proyectos, reformistas y radicales, ante la dinámica
desbocada del capital. El Foro Social de Porto Alegre será un indicador del
ritmo y la fortaleza de esta alianza, por la que seguimos apostando.
En el “mientras tanto”, aquí estamos y aquí seguimos, como diría el Sub,
buscando puntos en común para actuar juntos contra unas estructuras de
poder político y económico deshumanizadas y reconstruir una defensa de la
ciudadanía ante el capitalismo que la está destrozando sin remilgos y con todas
sus fuerzas. De hecho, estamos viendo como después del 11-S, las reuniones
y acciones anticapitalistas son condenadas, asediadas y reprimidas por las
intervenciones de políticos y policías. Obviamente gracias a la labor de unos
medios de comunicación que se apresuran a criminalizar hasta la más pacífica
de nuestras prácticas políticas – como acaba de suceder en ABC a l@s
compañer@s de los servidores antagonistas- sin tan siquiera haberl@s
consultado.
En esta fase informacional del capitalismo estamos obligados a encarar de
manera más decidida el campo de la comunicación y la cultura. Esta propuesta
busca la manera de darle a las iniciativas en este ámbito una mayor visibilidad
y centralidad en nuestra estrategia política, que no puede perder de vista las
crecientes articulaciones que se están construyendo entre el espacio público y
una esfera mediática en un contexto de hipermercantilización. En esta situación
se están cerrando progresivamente espacios sociales fundamentales desde el
punto de vista de la democratización y la construcción de ciudadanía.
Sobre todo por la vía de la distorsión-omisión de problemas sociales y la
negación de la pasión política. No sólo la producción de información política
cada vez más presa de una lucha partidista miserablemente reducida a lo
parlamentario-electoral, (re)presentada de forma insulsa y personalizada en
bochornosos liderazgos paternalistas y acartonada en momentos de
protocolos institucionalizados y ceremonias tan monárquicas como estériles.
Los medios convencionales construyen una “alta política” que no deja sitio para
la política que hace la ciudadanía de a pie, por lo que sigue alejándose del
sentido común y de las necesidades colectivas de las mayorías que siguen
siendo de carne y hueso.
Pero no es solo la “información” de telediarios y tertulianos. También a lo largo
y ancho de la programación de los medios masivos se ocultan, distorsionan y
legitiman/deslegitiman los problemas/soluciones de la gente. Ya sea en la
publicidad, en las series y telenovelas o en los programas de entretenimiento
se puede ver a las claras que tenemos un ecosistema comunicativo-cultural
altamente contaminado y deteriorado desde el punto de vista de la cultura
necesaria para producir “personas” que para habitar razonablemente este
mundo complejo, interdependiente, complicado, pero también hermoso y
sorprendente, también tendrían que ser convocadas como ciudadanos.
Ciñéndonos ahora a una crítica sobre información que dan los medios
convencionales sobre los problemas sociales, vemos cómo buena parte de las
temáticas –graves- en las que nosotr@s y nuestros colectivos estamos
trabajando están bajo mínimos de información o tienden a silenciarse bajo
escandalosas omisiones. A pesar de que nosotro@s estamos produciendo
conocimiento crítico y homologable, propuestas de transformación razonadas y
viables, sosteniendo la denuncia y la protesta y organizando la estructura que
lleve el conflicto social al campo político.
Creemos que es necesario subrayar la importancia de esta realidad mediáticapolítica, porque en estas circunstancias se hace imposible una comprensión
cabal por parte de la ciudadanía del origen de los problemas, sus
consecuencias, las responsabilidades institucionales que encierran y las
posibles soluciones que tienen. Con esta dieta informativa, no es tan difícil
comprender la situación de pasividad apáticamente degradante en la que se
acomoda la mayoría de la ciudadanía.
Todos estamos “condenados” a la marginación comunicativa en estas
coordenadas mediáticas. Incluso las ONG, a pesar de la “fiebre de la
solidaridad” que han construido los medios y que las ha hecho proliferar de
forma tan sospechosa en los últimos tiempos. Desde las movilizaciones del
0’7% en otoño de 1994, las ONG fueron introducidas por la “puerta grande” a
los medios, pero a pesar del tiempo la Coordinadora de ONGD se sigue
quejando en sus memorias anuales - “a pesar de que todo el mundo sabe los
que es una ONG, no se sabe lo qué hacemos ni porqué lo hacemos, y en ese
sentido, no se puede distinguir la diferencia que hay por ejemplo entre nuestro
trabajo y el de una empresa”. Por su parte, la vía de la comunicación
publicitaria no sólo no solventa estas carencias informativas, sino que complica
el problema: no sólo transformando la dinámica interna de la organización con
una estrategia de financiación tan capitalista, sino que además pervierte aún
más la percepción de los problemas del desarrollo –como se puso de
manifiesto con la reciente expulsión de ANESVAND de la CONGDE,
aplicándole el código de uso de imágenes sobre el tercer mundo-. Las ONG
progresistas y transformadoras están buscando salir del marco sensiblero en
donde las han encajonado los medios, y para ello plantean el encuentro con
otros movimientos sociales (en las jornadas de la CONGDE del 6 y 17
noviembre de 2001, el Taller 2 respondía al nombre de transformación social y
alianza con otros movimientos).
Los sectores radicales que estamos más implicados en la organización de la
acción de protesta nos vemos ante el chantaje que para informar sobre
nuestras acciones tiene que haber “interés informativo”, lo que muchas veces
se reduce a que se produzcan enfrentamientos con la policía. Y para colmo,
cuando se producen la interpretación del conflicto violento se hace cada vez
más automáticamente en clave de criminalización, como se ha visto
históricamente en el movimiento insumiso, y más recintemente en el caso de
las vinculaciones del movimiento okupa con ETA y en todas las movilizaciones
que han impulsado las distintas hebras del llamado movimiento
antiglobalización en el Estado español(como en el caso de la RCADE ante el
Congreso y en la contracumbre Barcelona 2001; etc.).
En este sentido, defendemos el derecho a expresar el conflicto social y la
necesidad de entender la violencia como interrogantes –no deseados- sobre la
justicia del orden social en el que nos ha tocado vivir y a la que tenemos la
obligación moral de responder en sus causas y contener lo más civilizadamente
posible sus consecuencias. Por lo tanto, en el campo de la comunicación sobre
nuestra acción colectiva consideramos necesario enfrentar la estrategia de
dividir al movimiento entre “antiglobalizadores buenos” y “antiglobalizadores
malos” . para lo que tenemos que desarrollar una defensa apologética de la
desobediencia civil y una defensa cerrada de los derechos humanos y civiles
de l@s compañer@s que enfrentan la violencia policial con sus mismos
métodos. Una cuestión de comunicación sumamente delicada al interior y para
el futuro del movimiento, que creemos que tiene que ser detenida y
consensudamente debatida entre los distintos colectivos de la Plataforma para
desarrollar la mejor estrategia informativa posible –está preparándose el trabajo
del “taller de defensa mediática”para analizar, producir y distribuir nuestros
propios audiovisuales en las manis y acciones-.
Si esta distorsión sobre la información que contamos sobre los problemas
sociales es grave en los medios masivos, no lo es menos el proceso de
(des)moralización que estamos viviendo en el campo de los valores sociales y
la promoción de modelos de ciudadanía en todos los campos de la vida
cultural. Sea en forma de mercancia/producto de las industrias culturales, o la
otra “oferta” de cultura subvencionada por los sectores público y/o empresarial,
las omisiones y distorsiones de nuestras prácticas y/o nuestros valores siguen
siendo escandalosas.
En este vasto espacio de las mediaciones culturales se está fraguando la
orientación estratégica del nuevo orden social emergente: lo que se imagina
como otro mundo posible, y lo que no. Los nuevos mecanismos de autoridad
cultural impulsados por la lógica mercantil presente en los medios masivos y en
la industria cultural está (re)definiendo cotidianamente la apertura -o el cierrede nociones clave, como por ejemplo, democracia, ciudadanía,
interculturalidad, sociedad civil y, en última instancia, la propia participación
social y política.
A lo largo de las dos últimas décadas el avance de la (des)regulación
(re)mercantilizadora en estos ámbitos –cultura, comunicación y también en la
educación- ha gravitado poderosamente sobre la dinámica de los espacios
públicos, los valores que la sociedad está dispuesta a potenciar en común, la
memoria colectiva que los distintos grupos sociales y nacionales están
dispuestos a compartir, así como sobre la naturaleza y la intensidad de las
interacciones que se producen entre las distintas identidades sociales, étnicas
y culturales.
Tenemos la necesidad de entender políticamente que los medios de
comunicación de masas y las industrias culturales por un lado, y las políticas
culturales y sistemas educativos por otro, son espacios institucionales de
socialización en los que se producen, trasmiten y reciben imágenes, discursos
y representaciones simbólicas. Todas ellos compiten entre sí para darle
“sentido” a la (con)vivencia de las distintas gentes que habitan la Polis, ya
insoslayablemete global.
Obviamente se generan contenidos muy diversos, elaborados en una amplia
pluralidad de géneros y registros que inciden de muy distintas maneras en la
activación de diferentes sentimientos, actitudes y comportamientos. Pueden
trabajar en la dirección de generar un mayor diálogo e integración entre los
diferentes sectores y grupos sociales, políticos y culturales
O, por el contrario, seguir cerrando los espacios para el debate social. Y seguir
consolidando el simulacro del individuo felizmente consumidor, que puede
permitirse el lujo de ser ignorante de los problemas colectivos que lo rodean, a
quien lo público y lo político se le aparece como una carga innecesariaprescindible.
Se construye así un imaginario donde la ciudadanía se presenta con una baja
intensidad democrática. Sin embargo este imaginario no puede evitar el
desasosiego de la mayorías ante una panorama cultural que nos presentan,
porque para acomodarse tranquilamente al “planazo” de alienación programada
que nos proponen hay que tener un bolsillo que no conozca su fondo -además
de estar corto de reflejos vitales-. Ni tampoco esta ciudadanía, como han
mostrado tímidamente los propios medios hasta los acontecimientos de
Génova –en buena medida posicionándose contra los métodos represivos de
Berlusconi-, puede disimular su simpatía a unas contestaciones al sistema que
puede “comprender” con el esquema informativo-evaluativo disponible.
Creemos que es posible acercarnos a esta ciudadanía siempre que tengamos
presentes en nuestra propuesta política los esquemas cognitivo-evaluativos de
las mayorías –formateado principalmente por los medios- Lo que queremos
decir es que tenemos que poder explicar que nuestra lucha tiene un fin
colectivo que busca generar/demandar “bienes sociales” de contenido
transformador de una realidad que no nos gusta. Lo que nos obliga a
considerar como núcleo fundamental de nuestra disputa política la lucha por la
interpretación, en términos de abordar estratégicamente (con planes de corto,
medio y largo plazo) el proceso legitimación-deslegitimación que promueven
los medios.
Pensamos que existe esta oportunidad por que los poderosos van cada vez
más “sobrados” para los ojos de las mayorías. Con la campaña de Afganistán
ya finalizada y la ausencia de la tan pregonada respuesta que darían las
“células durmientes” del terrorismo integrista, a la que se suma la megaquiebra
del turbio entramado que pone en contacto a la petrolera ENRON con la
consultora Andersen y al Gobierno Bush, tiñe todo aún más de sospecha.
Pensamos que vivimos una coyuntura que con una buena estrategia de
comunicación se puede contener –vía deslegitimación- el recorte de libertades
y de derechos civiles que tan alegremente han planteando la mayoría de los
gobiernos. Por su parte, la crisis argentina es la de un modelo económico
felicitado por instituciones financieras multilaterales, gobiernos y empresas
multinacionales durante más de una década, y que dio tantas garantías para el
lucro de los inversores. Pensamos que también se ha abierto aquí una ventana
de oportunidad para mirar bien de cerca la mentira que viene montando el
neoliberalismo en las últimas décadas. La proximidad histórica y el
conocimiento mutuo de los pueblos de España y de Argentina pueden servir
para generar con nuestra información el grado suficiente de evidencia como
para encarar la estrategia informativa que nos quiere alinear detrás de la
defensa del capital transnacional español surgido principalmente de las
privatizaciones de nuestro sector público.
A esta prepotencia se junta la de los medios, que están haciendo cada vez
más “mala” política y construyendo sin remilgos una cultura basura
deshumanizadora. En cierta medida están larvando una crisis de legitimidad:
cada vez está más claro para más gente que ya no son más el “cuarto poder”
con el que han pretendido justificar su poder social, además que su entusiasmo
por el lucro de entretener les ha hecho descuidar totalmente sus otras
funciones clásicas de informar y educar.
Las mayorías empiezan a estar en condiciones de descubrir que los medios
cubren cada vez menos necesidades sociales y atienden cuasiexclusivamente
a sus intereses mercantiles, al tiempo que distorsionan profundamente una vida
política ya de por sí deteriorada. La trayectoria de la política italiana a merced
de Berlusconi es un claro y amenazante ejemplo de estas nuevas dinámicas
perversas que la izquierda tiene la necesidad de encarar en nuevos campos de
disputa.
Nuestra propuesta de un trabajo de coordinación comunicativa busca generar
una suerte de “artefacto colectivo de comunicación para la democratización y
la ciudadanía” que haga posible el intercambio lo más sinérgico posible entre
nuestras iniciativas informativas y culturales. El objetivo básico es
complementar la dinámica de contrainformación con una nueva estrategia de
apertura lo más integrada posible hacia los medios convencionales y el mundo
de la cultura.
En los últimos cinco años hemos visto cómo parte de nuestra renovada energía
creativa y movilizadora partía de las nuevas estrategias política-tecnológicas en
la red, creando decenas de webs y listas de distribución, con nuevos formatos
audiovisuales de información y nuevas mecánicas de relación organizativa.
L@s compañer@s de los servidores telemáticos antagonistas, de radios libres
y comunitarias y prensa antagonista han realizado un amplio aprendizaje
colectivo que les ha permitido avanzar mucho en este proyecto, tanto en
innovación tecnológica como en las dinámicas de coordinación mancomunada.
Pero es necesario seguir avanzando en esta línea al mismo tiempo que
explorar la apertura de nuevas estrategias de relación con los medios
convencionales y los capitales simbólicos de las personas afines que circulan
en el mundo de la cultura. Éstas podrían –con una estrategia adecuada- poner
a trabajar estos capitales simbólicos a jugar a favor de nuestras causas
siempre que logremos hacerlos partícipes de una manera razonable de
nuestros procesos políticos. Porque lamentablemente, la dinámica de
contrainformación no suele rebasar nuestras redes y nuestros públicos afines, y
en este sentido, trabaja más en lógica de comunicación interna que externa.
Tenemos que buscar llegar a nuevos públicos potencialmente sensibles a
nuestras demandas y posiciones, que hoy por hoy no están en contacto con
nuestras redes. Es la única manera de proteger nuestras organizaciones y
estrategias ante el proceso de criminalización marginante al que estamos
sometidos. La gente normal tendría que entender que somos gente, y bastante
normal, por otra parte.
Este reajuste de imagen se intentaría buscar promoviendo estrategias de
optimicen la capacidad emisora de los medios de nuestras organizaciones,
buscando entre todos aumentar el caudal de nuestros canales. Pero también
buscando establecer relaciones, que vayan generando confianza con los
trabajadores de los medios para que nos consideren una fuente de información
fiable y un actor social que busca incidir legítimamente en la agenda
informativa y política. Reclamarles la dimensión cívica y democrática de su
labor profesional es un derecho que tenemos.
Las compañías discográficas han sistematizado en sus estrategias de
mercadotecnia un concepto útil desde el punto de vista de la reflexión sobre la
hegemonía al descubrir el fenómeno del “cross over”. Se produce cuando uno
de sus productos llega a públicos (para los grises ejecutivos, simplemente
mercados) que no estaban contemplados ni previstos en el diseño inicial de su
estrategia de marketing.
Nuestra propuesta esta pensada para producir nuestro específico “cross over”,
buscando aliados en el mundo de la cultura y de la comunicación que quieran
colaborar puntual o regularmente con nuestras iniciativas. Sea en forma de
capital simbólico para nuestras manis y ruedas de prensa, de facilitación en el
acceso a las redacciones,a los corresponsales, a los escenarios, a los centros
culturales, a las universidades y en toda puesta en marcha de iniciativas
culturales (activismo cultural de calle, exposiciones, jornadas universitarias,
etc.) y financiadoras (conciertos, difusión de libros, música y videos, etc).
Creemos que es un esfuerzo importante para tod@s nosotr@s y también para
nuestras organizaciones, e incluso para nuestras identidades. Todos
tendríamos que reubicar y modelar energías personales, dentro de las
organizaciones, consensuar nuevos marcos discursivos para presentar nuestra
posición anticapitalista a la ciudadanía. Creemos que todo esto es un reto clave
para seguir avanzando en el proceso de coordinación de colectivos y
organizaciones implicadas en el trabajo político contra la Europa del capital y la
guerra, para globalizar las resistencias y que creen que construir otro mundo es
posible.
Esta propuesta de contraofensiva social en el campo de la cultura y la
comunicación tiene que elaborar un calendario para discutir los documentos ya
elaborados (nº 0: Justificación Política de la propuesta y nº 1: Propuesta de
Organización y de Trabajo del Grupo de Comunicación), para saber si
seguimos elaborando documentos que la vayan haciendo viable. Éstos pueden
ser:
Documento 2: Documento explicativo de nuestra propuesta de trabajo para l@s
ciudadan@s periodistas.
Documento 3: Documento explicativo de nuestra propuesta de trabajo para l@s
ciudadan@s intelectuales y artistas.
Documento 4: Documento explicativo de nuestra propuesta de trabajo a los
colectivos ciudadanos que trabajan en la cultural y la educación.
Documento 5: Texto de estrategia contra la Criminalización donde se elaboren
los parámetros discursivos para la promoción de la resistencia activa no
violenta y la defensa de los derechos civiles ante represión policial.
Documento 6:Texto de invitación-reto a las juventudes de los partidos
parlamentarios que se dicen de izquierda para forzar un esclarecimiento de los
que es en el actual marco de la globalización la lucha política y social por la
transformación democrática (con orden del día organizado por nosotros).