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Los verbos latinos y su enunciado “Tema”, “desinencia” y “modelo de conjugación” En una lengua como el español o el gallego, para que alguien pueda saber cómo se conjuga un verbo determinado (y suponiendo, claro, que se trate de un verbo regular) necesita conocer dos cosas: (1) el radical o tema del verbo (por ejemplo, en el caso de “amar”, su tema sería “am-”); y (2) las desinencias que hay que añadir a ese tema o radical. El tema es lo propio de cada verbo, es —en otras palabras— lo que lo diferencia de todos los otros verbos; las desinencias, por el contrario, son comunes a muchos verbos (así, las mismas desinencias que sirven para “amar”, sirven también para “lavar”, “cantar”, etc.). Acabamos de decir que las desinencias son comunes a muchos verbos; sin embargo, esto no quiere decir que absolutamente todos los verbos utilicen las mismas desinencias. De hecho, en español existen tres modelos distintos de desinencias (las “tres conjugaciones” del español; dejando aparte, claro está, los muchos verbos irregulares), de tal forma que cada verbo regular está asignado de antemano a un modelo de conjugación (es decir, que un verbo como “amar” no se puede conjugar igual que un verbo como “beber”, ni un verbo como “beber” se puede conjugar igual que “vivir”, etc.). N.B. Es importante no confundir “radical o tema” con “raíz”. La raíz (también llamada “lexema”) sería lo que tienen en común todas las palabras que comparten un origen común (las palabras pertenecientes a una misma familia léxica). En español, resulta obvio que el verbo “amar”, los sustantivos “amor” y “amistad”, y el adjetivo “amigo” están todos ellos genéticamente emparentados; resulta, sin embargo, más difícil reconocer que también el adjetivo “enemigo” (< latín inimicus < in+amicus), y sólo un especialista en lingüística indoeuropea podría reconocer que también pertenece a la misma familia léxica la palabra sánscrita kama (“amor”, la misma que aparece en “kamasutra”). Siendo rigurosos, para obtener la raíz o lexema de una palabra sería preciso retirar de ella absolutamente todos los sufijos y prefijos, pero en la práctica esto es, en última instancia, imposible, porque los cambios fonéticos han ido aglutinando la mayor parte de los sufijos y prefijos de tal forma que ya resulta imposible reconocerlos. El “radical o tema”, por el contrario es relativamente fácil de aislar: basta con retirar las desinencias (que son unos sufijos de uso sistemático y, por tanto, fácilmente reconocibles). Los tres temas de cada verbo en latín y los cinco modelos de conjugación. En latín las cosas a este respecto son algo más complicadas que en español. La principal complicación se debe a que en latin cada verbo utiliza tres temas distintos. Sucede algo parecido a lo que pasa con los “verbos fuertes” del inglés o el alemán, cada uno de los cuales también utiliza tres temas (go/went/gone, see/saw/seen, etc. en inglés, o gehen/ging/gegangen, sehen/sah/gesehen en alemán). Para poder conjugar un verbo latino, por tanto, es necesario conocer de memoria cuáles son sus tres temas. Por otra parte, en latín existen cinco modelos distintos de conjugación (aunque lo que en justa lógica debería llamarse “quinta conjugación” no se llama así, sino “conjugación mixta” o —más raramente— “cuarta bis”). F.J. LEDO LEMOS ENUNCIADO DE VERBOS LATINOS 2 El enunciado de un verbo en latín. Así pues, para poder conjugar un verbo latino es necesario que sepamos cuáles son sus tres temas y cuál es su modelo de conjugación. A tal fin, es costumbre entre los latinistas aprender de memoria lo que se llama el “enunciado” de cada verbo. Vamos ahora a ver cómo se enuncia un verbo según el procedimiento más usual en España. En el siguiente cuadro se ejemplifica con el verbo amo (“amar”) cómo es el enunciado de un verbo, y qué información obtenemos de él: Enunciado: amō amās amāre amāvī Amātum ¿Qué formas se utilizan para formar el enunciado del verbo? 1ª persona de singular del presente de indicativo 2ª persona de singular del presente de indicativo Infinitivo Presente 1ª persona de singular del pretérito perfecto de indicativo Supino (forma nominal sin equivalente español) ¿Qué información obtenemos del enunciado? En primer lugar, el tema de El tema de presente: am-. En segundo lugar, perfecto: el modelo de conjucación (en amāv-. este caso la 1ª, porque las terminaciones son: -ō, -ās, -āre). El tema de supino: amāt-. A continuación damos el enunciado de los verbos que vamos a usar como modelos de las distintas conjugaciones: (1ª) amō, amās, amāre, amāvī, amātum. (2ª) habeō, habēs, habēre, habuī, habitum (3ª) agō, agis, agere,ēgī, actum (4ª) audiō, audīs, audīre, audīvī, audītum (mixta) capiō, capis, capere, cēpī, captum Para saber a qué conjugación pertenece un verbo determinado, una vez que conocemos su enunciado, debemos fijarnos en las desinencias de las tres primeras formas de dicho enunciado (las mismas que hemos marcado con letra negrita en los verbos modelos que acabamos de presentar). Así, un verbo cuyo enunciado sea lego, legis, legere, lēgī, lectum, podemos saber que pertenece a la tercera conjugación porque las tres primeras desinecias del enunciado son -ō, -is, -ere (igual que en ago); y un verbo cuyo enunciado sea moveō, movēs, movēre, mōvī, mōtum pertenecerá a la segunda conjugación porque las tres primeras desinencias del enunciado son -eō, -ēs, -ēre. A la hora de aprender un enunciado de memoria, por cierto, es muy importante colocar bien los acentos. Nótese a este respecto que el lugar del acento en el infinitivo de la tercera conjugación y de la mixta (ágere, cápere) es la antepenúltima sílaba, en tanto que en las restante conjugaciones el acento va en la penúltima sílaba (amáre, habére, audíre). N.B. No hay que confundir “enunciado” con “forma de cita”. En las lenguas que tienen formas flexivas (como es el caso de los verbos españoles, gallegos y latinos), la “forma de cita” es la que tenemos que buscar en el diccionario; en español, gallego o francés se trata del infinitivo, pero en latín (y en griego clásico) se utiliza como “forma de cita” la primera persona de singular del F.J. LEDO LEMOS ENUNCIADO DE VERBOS LATINOS 3 presente de indicativo (así hablamos de “el verbo amo” o “el verbo habeo”¸ en tanto que en español hablaríamos de “el verbo amar” o “el verbo tener). Formas “del tema de presente”, formas “del tema de perfecto”, y formas “del tema de supino. Como hemos dicho, cada verbo en latín tiene tres temas distintos. Cada uno de estos temas se utiliza en unas determinadas formas del verbo y no en otras. El tema de presente se utiliza para formar el presente, el pretérito imperfecto y el futuro imperfecto (tanto en indicativo, como en subjuntivo o imperativo). En otras palabras, el tema de presente se utiliza para las formas “que no son perfectas” (en latín se llamaba tema de infectum, es decir, de “lo no terminado”; en términos gramaticales modernos, son las formas cuyo aspecto es imperfectivo). El tema de perfecto, por su parte, se utiliza para las formas que sí son “perfectas” (en latín perfectum quiere decir “totalmente hecho, ya terminado”; es lo que los lingüistas modernos llaman “aspecto perfectivo”): pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto y futuro perfecto (tanto en indicativo como en subjuntivo). Aparte de los tiempos verbales a que acabamos de hacer referencia, también existen en el verbo latino muchas formas nominales; de éstas —como veremos en su momento— algunas se construyen con el tema de presente y otras con el tema de supino. Los cinco modelos de conjugación sólo afectan a los tiempos que se hacen con el tema de presente. Como hemos dicho, en latín existen cinco modelos diferentes de conjugación verbal. Hay que advertir, sin embargo, que esto sólo es válido para las formas que se construyen con el tema de presente. Las formas que se construyen con el tema de perfecto o con el tema de supino utilizan exactamente las misma desinencias en todos los verbos latinos (incluso en los verbos irregulares). Un error que se comete frecuentemente es pensar que existe una relación directa entre la conjugación del verbo y las formas del tema de perfecto o de supino. Como el verbo modelo de la primera conjugación se enuncia amo, amās, amāre, amāvī, amātum, son muchos los principiantes (y no tan principiantes) que creen que todos los verbos de la primera conjugación se enuncian exactamente igual que amo. Así, dado que los verbos stō (“estar de pie”) y cubō (“estar acostado, yacer”) son de la primera conjugación, haciendo una “regla de tres” con el enunciado de amō obtendríamos para ellos los siguiente enunciado: sto, stās, stāre,** stāvī, stātum cubo, cubās, cubāre, **cubāvī,** cubātum Sin embargo, los enunciados reales de estos verbos son los siguientes: sto, stās, stāre, stetī, stātum cubo, cubās, cubāre, cubuī, cubitum Así pues, no basta con saber el modelo de conjugación de un verbo para saber cómo son sus temas de perfecto y de supino: la única forma de conocer esta información es disponiendo del enunciado completo. N.B. (1) Los verbos amo y habeo como modelos también para el tema de perfecto y supino. Pese a lo que acabamos de decir, son muy numerosos los verbos de la primera conjugación en los que los tres F.J. LEDO LEMOS ENUNCIADO DE VERBOS LATINOS 4 temas guardan entre sí la misma correlación que los del verbo amo (es decir, a partir del tema de presente se puede obtener el tema de perfecto añadiéndole -āv-, y el de supino añadiéndole -āv-), y son frecuentes también los verbos de la segunda conjugación en que los tres temas se forman según el modelo del verbo habeo (el tema de perfecto y de supino se obtienen a partir del de presente, añadiéndole -u- e -it-, respectivamente). Por esta razón, en muchos diccionarios cuando se indica que un verbo es de la primera o de la segunda, sin dar precisiones sobre el tema de perfecto o de supino, se presupone que éstos se forman según los modelos de amo o habeo. N.B. (2) Otras formas de enunciar los verbos La forma de enunciar los verbos que hemos presentado es la más utilizada en España (y en otros países), pero no es universal. Las distintas formas de enunciar verbos, sin embargo, siempre recogen los distintos temas del verbo y siempre indican su modelo de conjugación, por lo que no resulta difícil reconvertir los enunciados de un sistema en los del otro.