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Cristóbal Arteta Ripoll 1 Cristóbal Arteta Ripoll CRISTÓBAL ARTETA RIPOLL Antillas/Amauta 2 Cristóbal Arteta Ripoll Colección Antillas/Amauta Ética y política: Una mirada desde la academia © Cristóbal Arteta Ripoll, 2005. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial o del autor. Casa Editorial Antillas Ltda. Director Fundador. ABEL ÁVILA Director: ALFONSO ÁVILA PÉREZ Gerente: ADRIANA ÁVILA PÉREZ Carrera 45 No.59-22 Tels: (095) 3518150 Cels.: (03) 3008027942 - 3008188373 Barranquilla - Colombia Impreso en Colombia por SantaBárbara Ediciones E.U. Prohibida la reproducción, venta y/o distribución sin autorización del autor. 3 Cristóbal Arteta Ripoll PRESENTACION Cristóbal Arteta, desde su época como estudiante de Ciencias Sociales y en su larga trayectoria como profesor universitario ha cogitado obsesivamente sobre los temas de las Ciencias del Hombre. Una evidencia de ello es que como director del Departamento de Postgrados de la Universidad del Atlántico, impulsó e inauguró, primero que todo, una maestría en Historia de Colombia, consabido término que para Bolívar significó núcleo de integración latinoamericana, y que tanto nos recuerda a Colón, igual que el nombre de este nos recuerda al autor del presente libro. Lo que en este texto se recoge es un intento de racionalizar una serie de ideas sobre filosofía de la historia, ética y política, intento que logra en sus reflexiones, cruzadas de principio a fin por un orden subjetivo, inconsciente, necesario: la Filosofía. Porque la historia, la ética y la política en la pluma de Cristóbal Arteta no es el simple arte de narrar, cotejar o interpretar hechos pasados o presentes, sino la nota atrevida de la razón. Audacia de la razón frente al hecho histórico es su divisa. E.H. Carr expresa poéticamente al respecto: "...Era aquella la edad de la inocencia y los historiadores paseaban por el jardín del Edén sin un retozo de filosofía con que cubrirse, desnudos y sin avergonzarse ante el dios de la historia. Desde entonces, hemos conocido el pecado y hemos experimentado en nosotros la caída; y los historiadores que en la actualidad pretenden dispensarse de una filosofía tan sólo tratan, vanamente y sin naturalidad, como miembros de una colonia nudista, de recrear el jardín del Edén...". La ausencia del pecado original, la inocencia, la insólita virginidad, impura por lo estéril, no permite salir de la idiotez del paraíso. Hay que atreverse al desafío, buscar el árbol de la ciencia y comer de su fruto prohibido. El hombre de hoy es tal por su expulsión; y hoy como ayer hay que volver a pecar para continuar con el largo camino de ser igual a los dioses. Crítica a la ingenuidad de la historia es el llamado de Cristóbal Arteta. La repetición sin creación es el precio de la castidad por temor a "falsear". Es así como las crónicas desde un principio fueron tomadas tal cual, adjudicándoles un valor absoluto por cuanto para la tradición empírica, toda discusión debe centrarse alrededor del documento y el documento tiene el carácter de "prueba", sin la cual su concepción de la historia naufraga". Esta tradición no se ha perdido y conforman nuestra "historia sagrada". Precisión paleográfica, archivos, comparación heurística entre fechas y cuantificaciones, pero sin internarse en el mundo de su lógica interna, su lenguaje, su episteme y hasta despreciando la ética y la política como herramientas básicas para completar el cuadro. Lo que pretende Arteta en "ETICA Y POLÍTICA: Una mirada desde la academia" es desbrozar caminos, incitar, agitar ideas sobre algunos temas de evidente actualidad. Sería necio de mi parte pre-condicionar a los lectores con la mediación 4 Cristóbal Arteta Ripoll de mis comentarios sobre el libro. Son ustedes los que directamente deben enfrentarse a cada uno de sus artículos y al texto en su conjunto, sin preceptores, para que desde sus respectivos horizontes de intelección realicen, cada cual, su propia hermenéutica. Así se generará el debate: se apoyan sus tesis o se detectan sus errores y fallas; luego la investigación como corolario. La intención de Cristóbal, es pasar de la crítica histórica a la historia crítica, como un pasado que se hace presente y se proyecta hacia el futuro, pero desde la perspectiva ética de su dialéctica, entregando elementos importantes para rehacer la historia que nos han contado, imprimiéndole una sólida reflexión epistemológica, ya que es imposible hacer historia sin filosofía. Para él la historia es infecunda sin la filosofía. Precisamente uno de sus grandes méritos es la defensa del análisis filosófico en el contenido histórico. Tal vez por esta razón, en cada uno de los capítulos del presente libro, está presente la reflexión filosófica sobre el comportamiento de la globalización, sobre su componente militar: la guerra, y sobre la política como expresión máxima de los desarrollos económicos y sociales. Al respecto son muy importantes sus opiniones sobre la actualidad ética de la política colombiana, mostrándonos desde una mirada académica, sus aspectos más relevantes e incluyendo aquellos que hoy son motivos de acalorados y apasionados debates como la reelección, la ética de la guerra y los diálogos para alcanzar la tan anhelada pero esquiva paz entre los colombianos. En nuestro país, antes de 1960 únicamente eran conocidos dos trabajos críticos importantes sobre la historia tradicional: un artículo periodístico del filósofo barranquillero Luís Eduardo Nieto Arteta, "Crítica a un programa de Historia de Colombia" (1946) y otro trabajo de Miguel Aguilera, "La Enseñanza de la historia en Colombia" (1951). Sólo a partir de 1963 Jaime Jaramillo Uribe y su libro "El Pensamiento Colombiano en el Siglo XIX" nos aporta un modelo aproximado de cómo historiar diferente y que aún, según amigos de confiar, tiene vigencia. En el resto de América Latina también en estas últimas tres décadas, ha crecido el interés por hacer lo que se ha denominado la "nueva historia" (incluyendo la enseñanza de la misma, por supuesto), en donde se han asumido (y Cristóbal la asume) resueltamente actitudes teóricas y filosóficas distintas. Esto es, al decir de Arteta, introducir la reflexión ética y política de la historia que se construye hoy sobre hechos de hoy. Gastón Bachelard afirmaba que la historia no sólo es el ordenamiento y colección cronológica de los documentos empíricos del pasado. Ellos son un simple rastro, generalmente parcial que hay que reconstruir y representarlo con metáforas que aparentan realidad "ya que nuestro contacto inmediato... (Con los documentos históricos) sólo es un dato confuso, provisional, y ese contacto fenomenológico reclama inventario..." (Racional). 5 Cristóbal Arteta Ripoll "Ninguna rama de la ciencia vive sin respirar filosofía", afirma el jusfilófoso Carnelutti, a propósito del Derecho. Igualmente sucede con la historia y sus vecinas. Cada hecho histórico debe ser el resultado de un proceso crítico y reflexivo. La lupa de Arteta se dirige en esta misma perspectiva. Sus artículos escudriñan, interrogan, violentan. Reflexiona. Está en la "nueva historia" y quiere hacer, situado, como diría Heidegguer, la historia nueva que tanto reclama nuestro ser latinoamericano. Sin esquemas, modelos o arquetipos fijos de los autores o sistemas de Occidente, sino apropiándose del semen universal del pensamiento para producir los instrumentos teóricos que nos permitan analizar nuestro verdadero ser, ya que la realidad, en su múltiples expresiones reclama un tratamiento específico. La "nueva historia" es la que tiene que ser escrita por los latinoamericanos, por sus nuevos historiadores. No bajo el código epistemológico cartesiano del yo pienso, luego yo domino, de Occidente sino con plena conciencia de buscar nuestro ser dominado en perspectivas de ser libre y autodeterminado sin que se soslayen la globalización y los conflictos internacionales que repercuten en nosotros. En los escritos que hoy presentamos está latente y palpitante la necesidad de criticar, sin caer en el eclecticismo, las opiniones recibidas o impuestas, las tradiciones transmitidas y las ideas admitidas, lo mismo que superar las supuestas síntesis de Occidente que todo y nada explican. Se impone en Arteta hacer conciencia de no seguir imitando, calcando, repitiendo. En el rígido sistema Hegeliano no caben los hombres de América Latina como no cabían los bárbaros en la filosofía de Aristóteles. Debemos encontrarnos nosotros mismos, con nuestra historia para determinar nuestras posibilidades de ser, ya que el futuro no se espera sino que se comienza a construir en el presente. Lo que seamos mañana depende de lo que hagamos ahora. Hay que autoproblematizarse y, por consiguiente, producir respuestas para llegar a una auténtica filosofía de la historia que nos permita mirar lo que hemos sido y nuestras reales perspectivas de ser. Escribir la nueva historia, partiendo de una reflexión filosófica enlazada con nuestra realidad y con el proyecto de crear una cultura no refleja, sino una cultura capaz de expresar los valores del hombre en esta parte del mundo. Esto es, la búsqueda de la identidad con el ser propio en nuestra específica circunstancia espacio-témporo-existencial. La conciencia de la dependencia, de la distorsión de nuestras culturas, ha conducido al replanteamiento de los discursos históricos y filosóficos, éticos y políticos tradicionales que como subdesarrollados o, eufemísticamente, en vías de desarrollo, nos ubican con rezago por "haber accedido tardíamente a la civilización", quince siglos después de Cristo, cuando aquí apenas se salía del 6 Cristóbal Arteta Ripoll neolítico y ni siquiera se conocía la rueda. Por tanto, no futuro, trascendencia ni superación. En la medida en que se devele esta ideología de la justificación de la expansión de Occidente a América que comenzó en 1492, no hay otro sendero que re-pensar nuestra historia, nuestra especificidad y nuestra particular misión en el conjunto mundial de la historia y de la cultura. Reflexionar sobre la historia latinoamericana (que es el estudio del tiempo a través de las huellas que nuestros pueblos han dejado en su movimiento en este espacio sub-continental) es siempre de profunda significación. Es el comprobar que por esa historia estamos aquí y ahora, en Latinoamérica, que causa expectativa, que se enciende por las guerras, la angustia, la injusticia y que, a pesar de todo o por ello, empieza a preguntarse seriamente por sí misma, por su ser usurpado, inventado, despojado; por su historia, por su pensamiento, por su filosofía. Estos son, a mi parecer, los motivos que tuvo el profesor Cristóbal Elpidio Artera Ripoll, mi compañero de aula, de lides y de ideas, para entregarles hoy su libro "ETICA Y POLÍTICA: Una mirada desde la Academia"; los míos no son otros que esta interpretación cifrada. La descifrada le corresponde a ustedes, señores lectores. José Gabriel Coley Pérez Profesor Titular Facultad de Ciencias Humanas Universidad del Atlántico Barranquilla Colombia, 2005 7 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 1 LA DIALÉCTICA ÉTICA DE LAS CIENCIAS DEL HOMBRE La historia hace a los hombres El historiador Francés Fernand Braudel, uno de los más caracterizados representantes de la Escuela de los Anales al lado de Lucien Febvre y Marx Bloch, en una obra interesante: La historia y las Ciencias Sociales reflexiona sobre los estudios históricos, la responsabilidad del oficio del historiador y la integración y colaboración de las distintas ramas de las Ciencias Sociales. Quiero compartir, algunas de sus ideas más importantes con la seguridad que serán de gran utilidad para los estudiosos de las ciencias del Hombre Dice Braudel en una de sus afirmaciones categóricas que la rutina académica y la monotonía sin alcances de los cursos ordinarios, atrincheradas en la cátedras y sostenida por los manuales ha sido la característica más importante de la historia que hemos venido en-leñando. Con ella se ha impuesto la narración política, ideológica, social, y económica de acontecimientos, MU alcances profundos en el análisis y la reconstrucción. Hemos venido proyectando la historia de antaño: una pequeña ciencia de la contingencia, del relato particularizado, del tiempo reconstruido y, por todas estas razones y algunas más, una "ciencia" más que a medias absurda. Y como si fuera poco reduciendo lo múltiple a lo simple, a lo excesivamente simple, desconociendo que el hombre es mucho más complejo de lo que creemos. Porque no es solo determinación del pasado, ni de los poderosos ritmos económicos, ni del progreso o del caos, ni de las constantes tensiones sociales, ni del espiritualismo al que tanto afecto tenia Ranke -y por el que son sublimados, a su modo de ver, el individuo y la amplia historia general,- ni por el reino de la técnica, ni por la presión demográfica, ese empuje vegetativo de consecuencias retardadas sobre la vida de las colectividades. El hombre es fruto de cada uno de ellos y de todos al mismo tiempo. Sin embargo, esa tentativa histórica de reducir lo múltiple a lo simple ha significado un enriquecimiento sin precedentes, desde hace más de un siglo, de nuestros estudios históricos. Una batalla, un encuentro de hombres de Estado, un importante discurso, una carta fundamental, son instantáneas de la historia que han desarrollado los conocimientos de esa ciencia. Esos estudios nos han ido colocando progresivamente en la vía de la superación del individuo y del acontecimiento. Habría, no obstante, que poner de relieve que el individuo constituye en la historia, demasiado a menudo, una abstracción. Jamás se da en la realidad viva un individuo encerrado en sí mismo; todas las aventuras individuales se basan en una realidad más compleja: una realidad 8 Cristóbal Arteta Ripoll "entrecruzada", como dice la sociología. El problema no reside en negar lo individual bajo pretexto de que es objeto de contingencias, sino de sobrepasarlo, en distinguirlo de las fuerzas diferentes de él, en reaccionar contra una historia arbitrariamente reducida a la función de los héroes quintaesenciados: no creemos en el culto de todos esos semidioses, o, dicho con mayor sencillez, nos oponemos a la orgullosa frase unilateral de Treitschke: "Los hombres hacen la historia". No, la historia también hace a los hombres y modela su destino: la historia anónima, profunda y con frecuencia silenciosa, cuyo incierto pero inmenso campo se impone ahora abordar. Sin embargo debemos ser conscientes del peligro que entraña una historia social: olvidar, en beneficio de la contemplación de los movimientos profundos de la vida de los hombres, a cada hombre bregando con su propia vida, con su propio destino; olvidar, negar quizá, lo que en cada individuo hay de irreemplazable. Porque impugnar el papel considerable que se ha querido atribuir a algunos hombres abusivos en la génesis de la historia no equivale ciertamente a negar la grandeza del individuo considerado como tal, ni el interés que en un hombre pueda despertar el destino de otro hombre. El tiempo hace florecer a las rosas Para el fundador de la Escuela de los Anales el otro gran problema de la historia tradicional es el manejo i Leí tiempo. Dice el autor que el historiador tradicional presta atención solo al tiempo breve de la historia: el de las biografías y de los acontecimientos. Ese tiempo no es, en absoluto, el que interesa a los historiadores economistas o sociales. Las sociedades, las civilizaciones, las economías y las instituciones políticas viven a un ritmo menos precipitado. La historia tradicional, atenta al tiempo breve, al individuo y al acontecimiento, desde hace largo tiempo nos ha habituado a su relato precipitado, dramático, de corto aliento. Es el tiempo por excelencia del cronista, del periodista. Ahora bien, téngase en cuenta que la crónica o el periódico ofrecen, junto con los grandes acontecimientos llamados históricos, los mediocres accidentes de la vida ordinaria: un incendio, una catástrofe ferroviaria, el precio del trigo, un crimen, una representación teatral, una inundación. No sin razón: el tiempo corto es la más caprichosa, la más engañosa de las duraciones, por ello no es conveniente pensar tan sólo en el tiempo corto, no creer que sólo los sectores que meten ruido son los más auténticos; también los hay silenciosos. Recalca Braudel que no existe un tiempo social de una sola y simple colada, sino un tiempo social susceptible de mil velocidades, de mil lentitudes, tiempo que no tiene prácticamente nada que ver con el tiempo periodístico de la crónica y de la historia tradicional. No existe en la realidad una historia particularmente lenta de las civilizaciones, entendida en sus profundidades abismales, en sus rasgos 9 Cristóbal Arteta Ripoll estructurales y geográficos. Toda progresión lenta se termina un buen día; "el tiempo de las verdaderas revoluciones es también el tiempo en que florecen las rosas". El tiempo que nos arrastra, arrastra también aunque de manera diferente- a sociedades y civilizaciones cuya realidad nos sobrepasa, porque la duración de su vida es mucho más larga que la nuestra y porque los jalones, las etapas, hacia la decrepitud nunca son las mismas para ellas y para nosotros. El tiempo que es el nuestro el de nuestra experiencia, de nuestra vida, el tiempo que trae nuevamente a las estaciones y que hace florecer a las rosas- señala el transcurso de nuestra edad y cuenta también, pero con un ritmo muy diferente, las horas de existencia de las diversas estructurales sociales. No obstante, por mucho que tarden en envejecer, también ellas cambian. Terminan por morir. Entre los diferentes tiempos de la historia, la larga duración se presenta, pues, como un personaje embarazoso, complejo, con frecuencia inédito. Admitirla en el seno del oficio del científico social no puede representar un simple juego, ni la acostumbrada ampliación de estudios y de curiosidades. Tampoco se trata de una elección de la que la historia sería la única beneficiaría. Bajo los efectos de la larga duración el pasado penetra en el presente sin fronteras fijas. Cada "actualidad" reúne movimientos de origen y de ritmos diferentes: el tiempo de hoy data a la vez de ayer, de anteayer, de antaño. La operación consistente en pasar del tiempo corto al tiempo menos corto y al tiempo muy largo ("este último, si existe, no puede ser más que el tiempo de los sabios", dice Braudel) para después, una vez alcanzado este punto, detenerse, reconsiderar y reconstruir todo de nuevo. Ver girar todo en torno a uno, no puede dejar de resultar sumamente tentador para un historiador. Para el gran continuador de la Historia de los Anales: si la historia está abocada, por naturaleza, a prestar una atención privilegiada a la duración, a todos los movimientos en los que ésta puede descomponerse, la larga duración parece, en este abanico, la línea más útil para una observación y una reflexión comunes a las ciencias sociales. ¿Será demasiado pedirles a los científicos de las Ciencias sociales, vecinos de los historiadores, que en un momento de sus razonamientos refieran a este eje sus constataciones o sus investigaciones? Un oficio que retoña y florece a cada instante La historia siempre ha dependido, en su ser y en sus transformaciones, de condiciones sociales concretas. “La historia es hija de su tiempo". Su preocupación es, pues, la misma que pesa sobre nuestros corazones y nuestros espíritus. Y si sus métodos, sus programas, sus respuestas ayer más rigurosas y más seguras, y sus conceptos fallan todos a la vez, es bajo el peso de nuestras reflexiones, de nuestro trabajo, y, más aún, de nuestras experiencias vividas. 10 Cristóbal Arteta Ripoll Ahora bien, éstas, en el curso de la última centuria, han sido particularmente crueles para todos los hombres; nos han lanzado con violencia hacia lo más profundo de nosotros mismos y, allende, hacia el destino de conjunto de los hombres, es decir, hacia los problemas cruciales de la historia. De hecho, todos los oficios de las ciencias sociales no cesan de transformarse en razón de sus propios movimientos y del dinámico movimiento de conjunto. La historia no constituye una excepción. No se vislumbra, pues, ninguna quietud. Nuestra época es demasiado rica en catástrofes, en revoluciones, en imprevistos, en sorpresas. Para Braudel la realidad de lo social, la realidad fundamental del hombre, nos parece nueva; y, se quiera o no, el viejo oficio de historiador no cesa de retoñar y de florecer en sus manos. Las grandes catástrofes no son necesariamente los artífices pero sí, con toda seguridad, los pregoneros infalibles de revoluciones reales; en todo caso, constituyen siempre una incitación a pensar, o más bien a replantearse, el universo. De la tormenta de la gran Revolución Francesa, que, durante años, ha constituido toda la historia dramática del mundo, nace la meditación del conde de Saint Simón, y más tarde, las de sus discípulos enemigos, Augusto Comte, Proudhon y Karl Marx. El hábito de la crítica no es natural, exige ser inculcado y sólo se convierte en orgánico tras repetidos ejercicios. El trabajo histórico es un trabajo crítico por excelencia, "cuando alguien se dedica a él sin haberse protegido previamente contra el instinto, se ahoga". El espíritu histórico es básicamente crítico. Pero, más allá de prudencias evidentes, es también reconstrucción, como ha sabido decir con su aguda inteligencia Charles Seignobos en varias ocasiones. La labor del Historiador consiste precisamente en sobrepasar este primer margen de la historia. Tiene que abordar, en sí mismas y para sí mismas, las realidades sociales. Entiéndase por realidades sociales todas las formas amplias de la vida colectiva: las economías, las instituciones, las arquitecturas sociales y, por último, las civilizaciones; realidades todas ellas que los historiadores de ayer no han ciertamente ignorado, pero que, salvo excepcionales precursores, han considerado con excesiva frecuencia como tela de fondo, dispuesta tan sólo para explicar o como si se quisiera explicarlas obras de individuos excepcionales, en torno a quienes se mueve el historiador con soltura. Se piensa siempre en las dificultades del oficio de historiador. Sin pretender negarlas, hay que insistir, una vez y otra vez, en sus insustituibles ventajas. El Historiador puede, en efecto, en un primer examen, desentrañar lo esencial de una situación histórica en lo que a su porvenir se refiere. Discernir entre las diferentes 11 Cristóbal Arteta Ripoll líneas de fuerza cuáles serán las triunfadoras. Distinguir de antemano los acontecimientos importantes, los que han de tener consecuencias, aquellos a los que, en definitiva, pertenece el futuro. ¡Inmenso privilegio! ¿Quién en efecto, sería capaz, en la compleja urdimbre de hechos de la vida actual, de distinguir con tantos visos de seguridad lo duradero de lo efímeros?. A los ojos de los contemporáneos los hechos se presentan, por desgracia con excesiva frecuencia, en un mismo plano de importancia; y los muy grandes acontecimientos constructores del futuro hacen tan poco ruido y, parece que llegaran sobre patas de tórtola, decía Nietzsche, lo cual hace difícil adivinar su presencia. Lo que primero percibe el historiador es la tropa de acontecimientos vencedores en la rivalidad de la vida; pero estos acontecimientos se vuelven a colocar y se ordenan en el marco de múltiples posibilidades contradictorias. Conviene, no obstante, tratar de reintroducirlas, porque estos movimientos derrotados representan las fuerzas múltiples, materiales e inmateriales, que en cada instante han frenado los grandes impulsos de la evolución, retrasado su florecimiento y puesto a veces un término prematuro a su carrera. Es indispensable conocerlos. Diremos, pues, que es necesario que los historiadores vayan contra corriente, reaccionen contra las facilidades del oficio y no se limiten a estudiar el progreso, el movimiento vencedor, sino también su opuesto, esa proliferación de experiencias contrarias cuya derrota exigió muchos esfuerzos. Una liebre mucho más esquiva El documento es fuente de investigación histórica y el lenguaje del Historiador el instrumento para comunicar su contenido. Braudel señalaba, una y otra vez, la necesidad de tener cuidado con el descubrimiento masivo del documento, pues este ha hecho creer al historiador que en la autenticidad documental estaba contenida toda la verdad. Es indiscutible que allí hay parte de la verdad, pero es el oficio del historiador, si está guiado por el método científico, el que puede descubrir detrás del documento la otra parte de la verdad. No es, creo, como pensaba Louis Halphen que: "basta con dejarse llevar en cierta manera por los documentos, leídos uno tras otro, tal y como se nos ofrecen, para asistir a la reconstitución automática de la cadena de los hechos". Descubrir detrás de la realidad lo que otros no ven, es un objetivo que solo pueden lograr los Historiadores apertrechados con el Método Científico de Investigación. Y más aún, si le meten reflexión filosófica al asunto. Si no lo hacen, sus investigaciones y conclusiones no van a ser de largo aliento. Se quedarán allí, en la frialdad del conocimiento, encerrados sobre sí mismo, sin mayores perspectivas que ofrecer... ... Si el científico social no entiende la importancia de la filosofía en sus investigaciones, de seguro las conclusiones van a carecer del interés que vivifica 12 Cristóbal Arteta Ripoll la conciencia y le imprime belleza y dinámica a las construcciones gramaticales. .. Ello ocurre cuando el historiador se queda en la descripción mecánica de hechos y acontecimientos, a manera de crónica..., cuando esto se da, entonces, las inferencias lógicas no serán tan lógicas como aparentan ser ni tan interesantes y profundas como lo exige la epistemología. Decía Braudel que los historiadores y los científicos sociales podrían seguir devolviéndose la pelota hasta el infinito a propósito del documento muerto y del testimonio demasiado vivo, del pasado lejano y de la actualidad próxima en exceso. No creía que en ella residía el problema fundamental, porque presente y pasado se aclaran mutuamente con luz recíproca. Y si la observación se limita a la estricta actualidad, la atención se dirigirá hacia lo que se mueve de prisa, hacia lo que sobresale con razón o sin ella, hacia lo que acaba de cambiar porque lo social es una liebre mucho más esquiva. Lucien Febvre, durante los últimos diez años de su vida, solía repetir: "historia, ciencia del pasado, ciencia del presente". Braudel nos dice: la Historia es, a un tiempo, conocimiento del pasado y del presente, del "devenido" y del "devenir"; la historia es la suma de todas las historias posibles: una colección de oficios y de puntos de vista, de ayer, de hoy y de mañana. El historiador en su oficio tiene la ventaja y la debilidad de emplear el lenguaje corriente; entiéndase, el lenguaje literario. Con frecuencia recomendó Henri Pirenne a la historia que conservara este privilegio. Por este hecho, dice: nuestra disciplina es la más literaria, la más legible de las ciencias del hombre, la más accesible al gran público. Pero una investigación científica común exige un cierto vocabulario de "base" al que se llegará el día en que dejemos que nuestros conceptos, fórmulas y consignas pasen de una disciplina a otra en mayor grado que en la actualidad. Es posible que en esta apreciación muy respetable por cierto, de Pirenne, resida el error de interpretación de algunos historiadores que desprecian las posibilidades en el análisis histórico de utilizar un lenguaje distinto del narrativo literario. Es decir, un lenguaje propio de otras disciplinas, me refiero por ejemplo, al que comúnmente utiliza la filosofía u otras ramas de las Ciencias Sociales y Humanas. No creo que deban existir límites exagerados entre una disciplina y otra a la hora de utilizar las herramientas para la construcción de sus hipótesis, teorías y doctrinas. Al fin y al cabo es tan estrecha la relación entre las distintas ramas de las Ciencias Sociales y tan difícil saber a veces donde termina y donde comienza el estudio de su objeto particular que es un despropósito pretender utilizar un esquema cuadriculado, psíquico-rígido, para encasillar las conceptualizaciones que les son propias. El desprecio que muchos historiadores muestran hacia la filosofía y su importancia enorme en la interpretación y análisis de los hechos históricos, es tremendo y 13 Cristóbal Arteta Ripoll ridículo. A veces es un desprecio que raya en la ignorancia con afanes de pedantería. Si, por el contrario, comprendiesen su importancia y el hecho de que nada quita la una a la otra, más bien se complementan, un gran favor le hicieran a los estudios históricos y a la necesaria integración de las Ciencias Sociales y Humanas. Cuánta no sería la riqueza del documento escrito o del testimonio vivo si a su frialdad, enmohecimiento y languidez le imprimiéramos la inquietud de la reflexión filosófica. Pero cosa parecida ocurre con algunos filósofos o amantes de la filosofía, para quienes la historia tiene poca o ninguna importancia. Parece que no entendieran una verdad de Perogrullo: que es tan imprescindible esta Ciencia que lo que sabemos del pasado de aquella es gracias a su labor y enfoque. Los límites entre las Ciencias Sociales, por ser justamente su objeto de estudio el hombre, son cada día más difusos y, más bien, valdría la pena hablar de fronteras compartidas. La historia es el hombre La Historia se nos presenta, al igual que la vida misma, como un espectáculo fugaz, móvil, formado por la trama de problemas intrincadamente mezclados y que puede revestir, sucesivamente, multitud de aspectos diversos y contradictorios. El autor que en las páginas precedentes he venido comentando nos recalca en sus escritos que "la historia es un juego monótono, siempre diferente pero siempre semejante, al igual que las mil combinaciones de las piezas de ajedrez: un juego que encausa situaciones siempre análogas, sentimientos eternamente iguales, bajo el imperativo de un eterno e implacable retorno atlas cosas. También hay aquellas situaciones que en cada edad imponen sus medios, su poder, sus velocidades, mejor dicho, sus lentitudes relativas. "Todo estudio del pasado debe necesariamente comportar una minuciosa medida de lo que, en una determinada época, afecta exactamente a su vida: obstáculos geográficos, obstáculos técnicos, obstáculos sociales administrativos". Si todo cambia en la vida y en la moral de los hombres, si pensamos en esas prestigiosas revoluciones interiores, entonces el horizonte, lento en abrirse paso, se amplía y se complica con más intensidad aún. Hay que recogerlo todo para reinstalarlo en el marco general de la historia, para que, a pesar de las dificultades, de las antinomias y de las contradicciones fundamentales, la unidad de la historia, que es unidad de la vida, sea respetada. Entre las fuerzas en pugna, somos capaces de distinguir aquellas que triunfarán; discernirnos de antemano los acontecimientos importantes, "los que tendrán consecuencias", aquellos a quienes pertenecerá en definitiva el futuro. ¡Inmenso privilegio! 14 Cristóbal Arteta Ripoll La vida es nuestra escuela. Pero sus lecciones no sólo las ha escuchado la historia; y, tras comprenderlas, no sólo la historia ha sacado sus consecuencias. Otras disciplinas han hecho lo mismo. "Vivir la historia", es una consigna y al mismo tiempo todo un programa. La historia nunca debe suponer un juego de erudición estéril, una especie de arte por el arte, de erudición que se bastaría a sí misma. Siempre hay que considerarla como una explicación del hombre y de lo social a partir de esa coordenada inapreciable, sutil y compleja el tiempo que sólo los historiadores sabemos manejar y sin la cual ni las sociedades ni los individuos del pasado o del presente pueden recuperar el ritmo y el calor de la vida. Reconstituir con tiempos diferentes y órdenes de hechos diferentes la unidad de la vida constituye el oficio del historiador, pero al mismo tiempo su tormento, porque junto con los sociólogos y demás científicos sociales son los privilegiados en tener derecho de mirada sobre todo lo humano. "La historia es el hombre", diría en su magistral fórmula Lucien Febvre. El lector habrá advertido ya a donde queremos ir a parar. Creemos, en efecto, que la historia de las civilizaciones, al igual que la historia a secas, se encuentra en una encrucijada. Necesita, aunque sea contra su voluntad, asimilar todos los descubrimientos que las diferentes ciencias sociales, de nacimiento más o menos reciente, están realizando en el campo inagotable de la vida de los hombres. La tarea, aunque difícil, es urgente, ya que la Historia sólo podrá servir desde primera fila a la inteligencia del mundo actual si permanece firmemente en esta vía por la que ya se está encaminando. Pero la vida es demasiado corta para permitir a cualquiera de nosotros la adquisición de multitud de competencias. El economista continuará siendo economista; el sociólogo, sociólogo; el geógrafo, geógrafo, y, así sucesivamente. Sin duda, dirán los prudentes, más vale que así sea, que cada cual hable su lengua materna y discuta de lo que sabe: su tienda, su oficio... El diálogo entre las Ciencias del Hombre Es imprescindible la convergencia de las ramas del árbol que integran las diversas Ciencias Sociales, de modo que cada una sea auxiliar de las demás y todas simultáneamente y de concierto laboren por vencer la crisis que al avanzar independientemente las constriñe. He expresado ya mi desconfianza respecto de una historia que se limita simplemente al relato de los acontecimientos o sucesos pasados. Pero seamos justos: si existe pecado de abusiva y exclusiva preocupación por los acontecimientos, la historia, principal acusada, no es ni mucho menos, la única culpable. Todas las ciencias sociales incurren en este error. Tanto los economistas 15 Cristóbal Arteta Ripoll como los demógrafos y los geógrafos están divididos y mal divididos, entre el pasado y el presente, y discurren por el mismo camino. Mientras que los historiadores aplican a los documentos del pasado sus viejos métodos consagrados, hombres de ciencia cada vez más numerosos dedican con entusiasmo su actividad al estudio de las sociedades y de las economías contemporáneas. Esto sería inmejorable, claro está, si cada cual, en la práctica de una especialización legítima, en el cultivo laborioso de su jardín, se esforzara, no obstante, en mantenerse al corriente de la labor del vecino. Pero los muros, entre las distintas Ciencias Sociales, son tan altos que muy a menudo impiden ver. Y, sin embargo, ¿cuántas sugestiones inapreciables respecto del método y de la interpretación de los hechos, cuántos enriquecimientos culturales, cuántos progresos en la intuición surgirían entre los diferentes grupos gracias a intercambios intelectuales más frecuentes!. El porvenir de la historia depende de estos intercambios, como también de la correcta intelección de los hechos que mañana serán historia. Sin tener explícita voluntad de ello, las Ciencias Sociales se imponen las unas a las otras: cada una de ellas intenta captar lo social en su "totalidad"; cada una de ellas se entromete en el terreno de sus vecinas, en la creencia de permanecer en el propio. La economía descubre a la sociología, que la cerca; y la historia quizá la menos estructurada de las ciencias del hombre-acepta todas las lecciones que le ofrece su múltiple vecindad y se esfuerza por repercutirlas. Es igualmente imprescindible que la reunión de las ciencias sea completa, que no se menosprecie a la más antigua en provecho de las más jóvenes, capaces de prometer mucho, aunque no siempre de cumplir mucho. Tanto si se trata del pasado como si se trata de la actualidad, una consciencia neta de esta pluralidad del tiempo social resulta indispensable para una metodología común de las ciencias del hombre. Por lo mismo, no imaginemos que existen entre el historiador y el observador de las demás Ciencias Sociales las barreras y las diferencias que antes existían. Todas las ciencias del hombre, comprendida la historia, están contaminadas unas por otras. Hablan o pueden hablar el mismo idioma. Pero son comúnmente los historiadores los que ven a menudo con evidente retraso a nuestras ciencias vecinas. De esta forma, de una ciencia a la otra se establece un clima de incomprensión, a pesar de que todas las ciencias humanas se interesan por un único y común paisaje: el de las acciones pasadas, presentes y futuras del hombre. Tenemos que poner nuestros relojes a la misma hora, o si no resignarnos a inútiles e inverosímiles disquisiciones aisladas y a veces sin sentido. 16 Cristóbal Arteta Ripoll Se trata más bien de trazar, a través de nuestras investigaciones, las líneas si líneas hubiere- que pudieran orientar una investigación colectiva y también los temas que permitieran alcanzar convergencias para bien del conocimiento científico. Hay que seguir el ejemplo de la Escuela histórica de las Anales, en donde especialmente Lucien Febvre y Marc Bloch, edificaron lentamente una ciencia histórica que se apoyó sobre el conjunto de las ciencias del hombre y no sobre una de ellas en particular. Este legado hay que asimilarlo críticamente y convertirlo en el camino que deben recorrer los científicos sociales. El maridaje de un científico con su disciplina no puede romper las relaciones con sus vecinas. La circulación de los bienes culturales Cuando un sociólogo nos dice que una estructura no cesa de destruirse más que para reconstruirse, aceptamos de buena gana la explicación, confirmada por lo demás por la observación histórica. Pero en la trayectoria de nuestras habituales exigencias aspiraríamos a conocer la duración precisa de estos movimientos, positivos o negativos. La animadversión que los sociólogos experimentan no va dirigida, en definitiva e inconscientemente, contra la historia, sino contra el tiempo de la historia, esa realidad que sigue siendo violenta incluso cuando se pretende ordenarla y diversificarla; incide en este proceso reconstructivo el hecho de que los bienes culturales, microelementos de la civilización, no cesan de viajar; y por esta misma razón se distinguen de los fenómenos sociales ordinarios: simultánea o alternativamente, las civilizaciones los exportan o los toman en préstamo. Las unas se muestran glotonas, las otras pródigas. Esta enorme circulación no se interrumpe nunca. Ciertos elementos culturales, como la ciencia y las técnicas modernas, son incluso contagiosos, a pesar de que todas las civilizaciones no se encuentran igualmente abiertas a intercambios de este tipo. Pero no todos los intercambios se realizan sin tropiezos: existen a veces resistencias a tomar en préstamo, ya sea una forma de pensar, de creer o de vivir, ya sea un mero instrumento de trabajo. Algunas de estas resistencias van incluso acompañadas de una consciencia y de una lucidez aguda, mientras que otras son ciegas, como si estuvieran determinadas por umbrales, por cerrojos que impiden el paso. No es necesario multiplicar los ejemplos para explicar hasta qué punto se ha enriquecido la historia en los últimos años gracias a las adquisiciones de las ciencias vecinas. De hecho, puede decirse que se ha construido de nuevo. Por eso nuestra premisa de que se impone un diálogo con todas las Ciencias Sociales: de la historia con los demógrafos, pues la civilización es hija del número 17 Cristóbal Arteta Ripoll y un empuje demográfico puede provocar, y de hecho provoca, rupturas, mutaciones.; un diálogo también con la sociología, con la economía, con la estadística, con la geografía económica para ver cómo se registran en espacios económicos dados las ondas y las peripecias de la historia. Braudel, por ejemplo, trató sin lograrlo por sus únicos medios, de mostrar lo que podía ser, a fines del siglo XVI, la vida del Mediterráneo. Es un buen ejercicio de la utilidad de la geografía en el análisis histórico. La geografía, con las modificaciones aportadas por un siglo fértil en innovaciones, puede constituir en el caso francés un plan válido de investigación y una manera de alcanzar, en espera de mejorar, esas capas de historia lenta cuya vista nos es encubierta por sus espectaculares modificaciones y crisis. Con razón Braudel decía que la historia está necesitada de un Vidal de la Blache que, en lugar de pensar esta vez tiempo y espacio, pensara espacio y realidad social. A partir de entonces, se concedería la primacía en la investigación geográfica a los problemas del conjunto de las ciencias del hombre. Una de las obras más fecundas para la historia, quizá incluso la más fecunda de todas, ha sido la de Vidal de la Blache, historiador de origen, geógrafo por vocación. Pero seguimos insistiendo hasta el cansancio que tenemos discrepancias con Braudel en algunos de sus bellos paisajes literarios cuando nos dice: El historiador debía beneficiarse al máximo de la ventaja de utilizar las palabras vivas del lenguaje vulgar y evitar resueltamente el uso de un vocabulario inmovilizado, esclerotizado, como el de los filósofos (que, por otra parte, al igual que el de los matemáticos, no deja también de evolucionar, dígase lo que se diga). El filosofo, atento al aspecto subjetivo, interior, de la noción del tiempo, no experimenta jamás ese peso del tiempo de la historia, del tiempo concreto, universal, como ese tiempo de la coyuntura que describe Ernest Labrousse en el umbral de su libro bajo los rasgos de un viajero siempre idéntico a sí mismo que recorre el mundo e impone por doquier idénticas coacciones, cualquiera que sea el país en el que desembarca, el régimen político o el orden social que existe". Contrario a lo que piensa Braudel, con el respeto que merece un historiador de su talla, la filosofía es la atmósfera que oxigena y vivifica a sus vecinas y a todas las ciencias. Gracias a ella estas pueden trascender hacia las causas últimas que explican el conjunto de los fenómenos físicos y humanos. El oficio del historiador y el de los demás científicos sociales es más cualificado, si el está acompañado del profundo espíritu reflexivo de la filosofía. 18 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 2 LOS LÍMITES DEONTOLOGICOS DE LA POLÍTICA Savater, ética y política La discusión y los movimientos sobre la realidad política latinoamericana y del país nos exigen, desde una visión académica, una reflexión del más alto nivel sobre lo que es la política y su sentido en este momento, pero también lo que es la ética, ligadas al ejército ciudadano. Nada más apropiado que acudir a Fernando Savater, una de los filósofos más brillantes, influyentes y controvertidos de esta generación, y, desde su perspectiva teórica dialogar para extraer de su pensamiento lo que hay de pertinente en el y así contribuir con la necesaria transformación de nuestra cultura política, hoy más deteriorada que ayer. Savater nació en el país Vasco, en San Sebastián, el 21 de junio de 1947. Ha escrito numerosos libros que le han dado la vuelta al mundo, entre ellos: La ética como amor propio, La ética para Amador, La Filosofía tachada, La tarea del héroe y El valor de Educar. El 26 de Abril de 1997, fue invitado a México a dictar una conferencia por quienes aspiraban a que en ese país la democracia política abriera sus espacios y transitara hacia una mayor participación. Esa conferencia fue publicada bajo el título: Ética, política, ciudadanía. Dice Savater que la falta de ética nos ha llevado a una postración que nosotros eufemísticamente llamamos la crisis de valores, pero que en realidad es una forma de decadencia económica y política, es un desdibuja-miento de las formas tradicionales del poder. La ruptura sistemática de los ideales fundamentales de la política por parte de quienes la practican es, tal vez, su causa fundamental. Hay que aspirar a que la política se haga de modo distinto, sujeta a los grandes principios fundamentales que están inscritos en lo profundo de la conciencia de cada uno de nosotros. No hay posibilidad de transformar el mundo si no se le comprende y se le explica, de tal manera, que una buena política dirija esos cambios. De hecho quienes aspiran a dirigir el Estado y a sus instituciones deben dedicar mucho tiempo al estudio para comprender la realidad y transformarla de una manera positiva. Es un error decir que la política es un asco, que la política es toda ella repulsiva, olvidando que en una democracia política somos todos políticos. Para Fernando Savater precisamente lo que diferencia a una democracia de un régimen autoritario, de una dictadura, es que en estos regímenes la política está monopolizada, secuestrada por un grupo pequeño de personas que son las que deciden y dan órdenes por todos los demás. Y en las democracias, la política es 19 Cristóbal Arteta Ripoll una tarea no a tiempo completo, en buena medida a tiempo parcial, de todos los ciudadanos; por lo tanto, es inútil simplemente quejarse o maldecir a los políticos. O sea que las quejas universales sobre la política, sobre todo cuando a veces caen de maravilla a los jóvenes que simplemente oyen maldecir, o comentarios como " la política es un asco", a lo único que llevan es a que ellos se retiren, se aparten del juego político con gran beneficio de los que van a monopolizar la política para provecho propio. Lo que se debe hacer cuando se está en contra de las corrupciones políticas no es rechazar la política y alejarse de ella, sino intervenir para limpiarla de esas corrupciones. Apartarse con una mueca desdeñosa, favorece únicamente a los corruptos políticos, a los que se aprovechan de ese apartamento de los ciudadanos para manejarla a su antojo. Savater no es partidario de que se recurra a la ética como una panacea, o una solución mágica, para los problemas de la política, a pesar de que evidentemente, los valores, tanto los de la ética como los de la política, como otros valores sociales y ciudadanos confluyen en último término. La perspectiva de la ética y la de la política son diferentes. La ética es la actitud o las intención del individuo frente sus obligaciones sociales y personales. La ética siempre está en nuestras manos individuales para actuar de conformidad con nuestros propios niveles de conciencia. La ética es siempre una reflexión sobre la propia libertad en el aquí y en el ahora. La política tiene y necesita la complicidad y el apoyo de otros, la política no siempre está en nuestras manos, debemos convencer a los otros de las necesidades de determinadas reformas o proyectos para llevarlos a cabo. Tiene perfecto sentido decir que un proyecto político no se puede realizar hoy, pero se puede realizar dentro de 2 meses, o dentro de 3 o 4 meses. Entonces la política admite el aplazamiento, pero la ética no; la política admite el largo plazo, la política exige el hecho de que se cuente con el apoyo y la complicidad de los otros, pero la ética no. La política requiere de instituciones y no simplemente de buena voluntad o intenciones, de modo que la política es diferente de la ética y no puede resolverse exclusivamente por inyecciones de ética. La ética busca mejorar a las personas, la política busca mejorar las instituciones. Por lo tanto, la idea de que se puede curar o modificar la política por dosis de ética es una ilusión engañosa de la que hay que despertar. La política requiere mejor política, la reforma de la política requiere mejor política, transformación de las instituciones. Pero evidentemente para Savater la ética, es decir, la reflexión sobre la libertad, sobre lo que queremos, sobre los valores, sirve o tiene o brinda un marco necesario para las expectativas de los políticos. Esta bien que además de hacer buena política, relacionemos los ideales políticos con los ideales morales más generales de la sociedad, sobre todo con los aspectos colectivos, porque la 20 Cristóbal Arteta Ripoll ética tiene una faceta, una dimensión personal en la búsqueda de la excelencia, de la perfección personal, pero igualmente, una faceta social o colectiva de nuestras relaciones con los demás y lo que queremos hacer juntos como ideal. En el próximo espacio seguiremos analizando el pensamiento de Fernando Savater. Nos vamos a referir a los nódulos de valoración en los cuales coinciden la ética y la mejor política. Fuentes de valor de la ética y la política Para Fernando Savater hay fundamentalmente tres valores, tres fuentes de valores, tres nódulos duros de valoración en los cuales coinciden la ética y la mejor política. En primer lugar, la inviolabilidad de la persona humana. Es decir, no sacrificar al individuo, no sacrificar a ninguna persona que sea fin en si misma, a objetivos colectivos; no instrumentalizar a la persona, no sacrificar una generación por el bien de la siguiente; ni sacrificar parte de la población por el bienestar de otra parte de la misma población; no convertir a las personas en meras herramientas o instrumentos, sino considerarlas inviolables. Hay cosas que simplemente no pueden hacerse a la persona, hay límites. El Estado, la colectividad, puede exigirles, puede imponerles una serie de cargas, pero hay unos límites más allá de los cuales la persona es inviolable. No se puede forzar a la individualidad personal incluso por las mejores razones. La inviolabilidad de la persona, del individuo humano, es uno de los límites éticos con los que tiene que contar la política. Savater recalca que las cuestiones éticas siempre se refieren a las personas, porque lo único que puede ser moral e inmoral es una persona, no es una institución o una colectividad; las instituciones son buenas, malas, eficaces, deseables, indeseables; pero lo único que puede ser éticamente bueno o malo es una persona, no una institución o una colectividad. No hay países buenos, ni países malos, no hay partidos buenos, ni partidos malos, sino personas en el sentido moral, buenas o malas. El segundo valor para el filósofo Vasco es la autonomía de la persona, Es decir, el valor intrínseco que tienen los planes de vida, los objetivos, los ideales, los estilos de utilizar la libertad que tiene cada persona. Naturalmente hay normas necesarias en todos los grupos, leyes que los grupos se tienen que dar así mismos para marcar las fronteras de lo admisible o lo inadmisible dentro de una colectividad. Pero las personas tienen derecho a su autonomía, a plantearse objetivos, proponerse cosas diferentes quizá de las que se proponen otros, ideales, formas de vida, transformaciones, experimentos en el campo de la estética, en el de la sensualidad, inclusive en el del planteamiento el desarrollo económico. La autonomía de la persona, es también un elemento que la política tiene que reconocer. La necesidad de que haya leyes comunes y de que se respeten 21 Cristóbal Arteta Ripoll fronteras comunes en el desarrollo personal no puede ser causa de que la persona sea violada en su autonomía personal. Y la tercera valoración es la dignidad de la persona. Se debe tratar a cada una de las personas de acuerdo con sus méritos y con sus acciones concretas reales a las que son sujetas, y no de acuerdo con su sexo, raza, ideología religiosa u otros criterios excluyentes de este tipo. La dignidad de la persona, el hecho de que valoremos para premiar, o quizá para castigar a una persona en un grupo social, no puede provenir más que de sus acciones y no de lo que es. De ahí que la política tenga que estar dispuesta a reconocer la dignidad humana sin discriminaciones de ningún tipo, sin clasificaciones en humanos de primera, humanos de segunda, de tercera, de cuarta o de quinta. Entonces, la inviolabilidad de la persona para no sacrificarla a los fines comunes, la autonomía de la persona para respetar sus planes de vida y sus proyectos de forma quizá divergentes de las de otros grupos humanos y la dignidad de la persona no basada es su etnia, su sexo, sus preferencias en los órdenes de su demostración expresiva y su vitalidad son los límites éticos de cualquier desarrollo político. Dice Savater que el político no debe preocuparse porque la defensa de esos tres nódulos de valoración ética le generen dificultades. No hay que asustarse de los conflictos, es normal que existan en las comunidades; sólo las colectividades que están sometidas a las tiranías carecen de conflictos. Uno de los grandes teóricos de la política del siglo XVIII, Monstesquieu, decía que para saber si en una comunidad hay tiranía o no la hay, no hacia falta más que acercar el oído; si se oye ruido y discordias, quejas, entonces es que hay libertad; si no se oye nada es que hay tiranía. Entonces es necesario aceptar que las sociedades humanas libres son conflictivas y, en cuanto más libres, más conflictivas. Los grupos humanos no pueden hacer las cosas como n solo hombre, porque no somos ni un solo hombre ni una solo mujer, sino muchos, y debemos hacer las cosas de la manera más armónica, más consesuada, más pactada; pero también sabemos que los conflictos nunca acabarán, que van a continuar y van a estar constantes en el esfuerzo de transacción. Y a veces, esos esfuerzos adquieren incluso una dimensión trágica. La historia puede mostrar muchos ejemplos en esta dirección. Nuestros límites deontológicos El operativo de rescate adelantado por la fuerza pública para liberar a los secuestrados que se encontraban en poder de las Farc y que terminó con la pérdida lamentable de la vida de la mayoría, entre ellos la del ex-gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria puso de manifiesto un debate ético que se ha soslayado en las diferentes interpretaciones que sobre el asunto se adelantaron. 22 Cristóbal Arteta Ripoll Está claro que el Estado tiene que intentar poner a salvo a los ciudadanos y garantizar sus vidas, porque esa es una de sus funciones y porque de alguna manera formamos parte de una colectividad institucional. Pero si la intromisión estatal hubiese sido de tal contundencia que eliminara o borrara del mapa a todos los subversivos, eso hubiera ido en contra de los límites morales de la acción pública y del individuo. Así como fue en contra de los límites morales del individúo y de la acción pública del Estado la acción subversiva al eliminar a los secuestrados. La vida es el bien más preciado y nadie tiene derecho a quitarla por razones políticas, ideológicas, religiosas o de cualquier otra índole. La trasgresión de la ley debe ser castigada, pero ella no implica la pérdida de la condición y dignidad humana. Todo humano tiene derecho a ser considerado humano, quizá a ser condenado o castigado, pero no a ser simplemente eliminado como si fuese simplemente una mancha de tinta sobre la ropa. Esa delimitación ética es importante si tenemos en cuenta, como lo apunta constantemente Savater, que los conflictos nunca acabarán, que van a continuar y van a estar constantes aún en el esfuerzo de transacción, esfuerzos que en cualquier momento adquieren incluso una dimensión trágica. Refiriéndose al secuestro de altos funcionarios públicos en la embajada del Japón en Lima en el año de 1.997, Savater decía: la tragedia, que evidentemente es trágica, presenta el choque difícil entre dos cosas contrapuestas. La inseguridad de un grupo de personas que debía ser rescatado y aliviado de la situación del secuestro injusto que sufría. Y, por otra parte, el grupo de personas, que no dejaba de serlo por el hecho de estar transgrediendo las leyes, por el hecho de estar llevando a cabo una acción reprobable. No dejaban de ser un grupo de seres humanos con vinculaciones, con una historia, con un tipo de demandas concretas y sociales. Para Savater existían delimitaciones deontológicas tanto para unos como para otros. Por eso criticó fuertemente la acción subversiva, pero igualmente la acción liquidacionista del estado. Este tipo de tragedias ocurren en la política y ocurrirán. Para ellas no existe una solución mágica. Sin duda que tiene que haber un elemento represivo, pero tiene unos límites éticos que son inviolables. De acuerdo con estos límites éticos convertir las cárceles en verdaderos infiernos de hacinamiento y marginación, sin alguna función resocializadora, o implementar la tortura, la brutalidad policial, y tantas otras cosas, pervierte evidentemente la función represiva, cuya racionalidad, entonces, pasa a ser un instrumento brutalizador de la colectividad. Esos límites deontológicos están inscritos perfectamente en la relación entre la ética y la política y deben ser tenidos en cuenta si de lo que se trata es buscarle soluciones racionales a los grandes males y conflictos violentos de la sociedad. Pero existe una ética general, una ética en términos más absolutos, que es la ética que tenemos cada uno en cuanto seres humanos en tanto buscamos un destino, más o menos de felicidad y de dignidad. Todos tenemos un determinado conjunto 23 Cristóbal Arteta Ripoll de valores éticos que son semejantes. Pero hay una serie de éticas concretas de acuerdo con la actividad o el puesto o el papel social que cada uno desempeña en un grupo humano. Este tipo de éticas concretas es la deontología que viene de la expresión griega taderontak, que significa lo debido, lo que corresponde a un grupo determinado. La deontología no es entonces una ética global o general para todo el mundo, sino el código ético que tiene un tipo de persona determinada que hace una acción determinada, por lo que hay límites deontológicos para unas profesiones, o para unos puestos en la vida, que no corresponden en cambio a otros. A toda profesión y a toda persona en particular le es propia una deontología, de conformidad con la cual procede y actúa. Hay una deontología de los periodistas y de las personas que deben informar. Cualquier persona normal puede comentar un rumor que acaba de escuchar. Un periodista, en cambio, requiere tener una deontología que le impida propalar rumores sin fundamento, porque tiene una responsabilidad con sus lectores, oyentes y receptores. De modo que es importante recordar que, además de la ética en el sentido global, general, fundamental, hay deontologías que sólo corresponden a grupos determinados, tal vez esos grupos, quizá cada uno de nosotros en cuanto que formamos parte de un grupo y no sólo somos de la humanidad, sino también parte de otros papeles, debemos reflexionar sobre la deontología de cada uno en esas actividades. La ética no es simplemente comportarse bien para dar gusto a los demás. La ética es buena para la persona que reflexiona racionalmente sobre su condición humana y sabe que hay cosas mejores que otras. Que es mejor, por ejemplo, ser un ciudadano libre y respetuoso que un bandido amante de lo ajeno y de la corrupción. Es bueno ser éticos no por razones de trascendencia ni de recompensas intramundanas, hay que ser éticamente sanos porque de esa manera garantizamos vivir una vida mejor. La deontología del político El político en el ejercicio de su función pública debe ser consciente de la deontología política que debe practicar, es decir de aquellas obligaciones o éticas concretas que les son propias por ser un servidor del Estado. Entre estas, sin lugar a dudas, la más importante es la transparencia de su gestión, de tal manera, que los ciudadanos puedan mirar con claridad lo que se hace sin necesidad de acudir a estrategias espaciales de carácter investigativo para saber que destino toman los dineros del Estado o hacia dónde se dirigen las políticas públicas. Como bien lo explica Fernando Savater, en la obra que he venido comentando: la transparencia es el pacto de honradez entre el político y los ciudadanos. Transparencia que no impide una cierta discreción en algunos campos, pero sí el secretismo sistemático en el ejercicio de la función pública. Los políticos no 24 Cristóbal Arteta Ripoll pueden ser una casta que viva a espaldas de los ciudadanos y que de esa manera fragüen sus alianzas, relaciones, planes y proyectos. Parte de la deontología de un político es negarse al secretismo, negarse al oscurantismo y favorecer la información permanente sobre los resultados de su actividad y cuando sea necesario responder las inquietudes y preguntas de los ciudadanos. Cuando utilizamos el concepto político aquí nos referimos al que está en ejercicio, pues políticos somos todos y los que mandan o están en el ejercicio de un cargo público son los mandados por nosotros, o por nuestros representantes, para que durante un tiempo determinado ejerzan esas funciones Nadie ha nacido para la autoridad, ni para mandar, ni nadie ha nacido para obedecer. En las democracias, todos mandamos en un determinado ámbito y obedecemos en otros ámbitos, y nadie ha nacido, como decía muy bien Thomas Jefferson, con una silla de montar al lomo para que otros se suban y le conduzcan con las riendas. Hay cosas perfectamente lícitas y administrables para un particular que no lo son para un político. Por ejemplo: recibir regalos y obsequios no es nada moral-mente ilícito para cualquiera de nosotros, en cuanto que somos ciudadanos privados. Ello no supone ningún demérito moral; en cambio, si alguien ocupa un alto puesto político y recibiera esos regalos, orientados a ganar sus favores en un sentido u en otro del desarrollo de su función pública, ya es distinto. Quien está en una determinado función pública, no podría admitirlos en ese sentido, porque su deontología, -es decir, una moral que no prohíbe eso cuando se está haciendo de hombre de la calle normal- le prohíbe eso cuando está actuando en un cargo público, y esto se extiende no solamente a los políticos. La deontología del político exige que tenga bien claro tres fines que tiene la actividad de una persona con un cargo público: en primer lugar, los fines privados que son fines que los tenemos todos, tales como las satisfacciones personales, llevar una vida cómoda y grata y hasta desplegar actividades lúdicas. Estos fines son perfectamente respetables siempre que se consigan por las vías adecuadas. En segundo lugar, están los fines partidistas, pues el político normalmente forma parte de un partido político. Lamentablemente a veces estos fines son contrarios al interés común o termina este subordinado a aquellos. Y por último están los fines del estado que se supone deben coincidir con los del bien común, pero que muchas veces no sucede así. Cuando el político confunde o mezcla estos fines se presentan las desviaciones éticas en el comportamiento político. Los tres fines son legítimos, pero lo son mientras no se mezclen; es decir una persona, impolítico no puede tomar unas determinadas decisiones que le beneficien a él personalmente, o a su partido, con el pretexto de que benefician a la colectividad. Lo importante es que se distingan esos fines, que el político sepa diferenciar la actividad con unos fines o con otros. Y si uno no es capaz de distinguirse entre los diversos fines, no debe ofrecerse para la actividad pública. Esta persona no puede ocupar un cargo público, ni tampoco lo puede hacer una 25 Cristóbal Arteta Ripoll persona fanatizada y obsesionada con su propio partido, porque esta obsesión lo muestra incapaz de ver a la sociedad como un todo. El dinero que reparten los políticos, sobre todo en épocas preelectorales y electorales, comúnmente en casi todos los casos sale del bolsillo de los ciudadanos y debe tener como único fin el bien común y no el bien individual. Lo que debe ofrecer un político a los ciudadanos es un servicio público, una buena gestión y no debe ser una especie de príncipe del renacimiento que va repartiendo beneficios y regalos para que la gente vaya detrás de él. Esa idea clientelar, dice Fernando Savater, de que el buen político es como el torero de finales del siglo pasado, que repartía lo que acababa de ganar en la plaza entre el público e invitaba a comer y a beber a todo el mundo, ésa no es la actitud ni la actividad del político. Es importante informarse y enterarse de lo que piensan los partidos políticos, en vez de exigir que los partidos se conviertan en circos gigantescos para que todo el mundo se entere de lo que hacen, planeen y dicen. Pero esto también es una cuestión de educación, de ahí que sea importante que la ciudadanía, en una democracia, esté educada. Que sea capaz de buscar sus fuentes de información y de enterarse de las propuestas partidistas. La deontología del político exige una cierta función ejemplar o educativa en el cumplimiento de su deber, político está a la vista, más expuesto que los demás; por lo tanto, su actitud pública, su forma de comporte, sus gastos, domicilio, vestuario, el de su familia, lodo eso tiene una función ejemplar de cara a la sociedad. El hecho de que él se comporte no sólo de una manera decente, sino que también se vea decencia, honradez y austeridad en su alrededor, sobre todo cuando los países atraviesan por momentos de depresión económica y cuando saben que hay muchos conciudadanos que están atravesando situaciones muy difíciles económicamente, es un ejemplo digno que educa por sí solo. Es responsabilidad del político no "mostrarse de una manera insensata, con ostentación, como si fueran una especie de sultán de los antiguos tiempos. Es importante, además, que el político se porte bien y se muestre mejor, pues, "la mujer del César no solamente tiene que ser decente, sino también parecerlo". El político tiene que ser, pero al mismo tiempo parecer. Los ciudadanos estamos en la obligación de recordarles a los políticos que ellos tienen una deontología, | decir una ética específica que debe ser el fundamentó de su comportamiento ciudadano, especialmente en el ejercicio de su función pública. Sobre todo, en estos tiempos en que formamos parte de sociedades muy complejas y sus problemas ya no se van a poder seguir planteando a escala meramente individual. En esta complejidad los campos en que ética y política entran en colisión son muy numerosos y, por tanto, su relación va a seguir siendo muy conflictiva. Al punto de que cuestiones aparentemente éticas se convierten en problemas políticos de primera magnitud. El mundo va avanzando hacia una globalización económica e igualmente hacia una globalización política. 26 Cristóbal Arteta Ripoll Hoy los problemas de la humanidad son comunes a todos los países y las actitudes de la economía y ética deben corresponderse con esa realidad. Eso indica claramente que hay muchos problemas que ya no se van a poder seguir planteando a escala meramente individual como la prohibición de las drogas, por ejemplo, la cual responde a un tipo de moralidad puritana y surge no por razones médicas, sino por razones puramente morales a comienzos del siglo XX en Estados Unidos. Igualmente, la utilización de ideas religiosas como fermento de discordias políticas y los nacionalismos extremos, el apego a un nosotros que excluye a los otros, un nosotros que se convierte en un no a los otros y que en algunos lugares está creando dificultades de convivencia inmensa. 27 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 3 LA BRUTALIDAD ÉTICA DE LA GUERRA La guerra contra Irak No creo que sea exagerado decir que la política exterior Norteamericana se transformó en forma sustancial a partir de los actos terroristas desarrollados por los fanáticos suicidas de la Red Alqueda, el pasado 11 de Septiembre del año 2.001, contra el centro del poder financiero de la nación más grande y poderosa del mundo. Pero ese no fue su único efecto. El impacto fue tan contundente que no existe esfera de la vida social, económica, política y cultural de los distintos países a donde no haya llegado su incidencia. Y es natural que esto ocurriera así, por lo que son y significan los Estados Unidos y por la integración e interacción que mantienen con el resto del mundo. Los diferentes análisis que se han realizado sobre el particular han coincidido en afirmar que los hechos ocurrieron por la capacidad de la organización terrorista para generar episodios inesperados y debido a la vulnerabilidad de la política de defensa y seguridad norteamericana. De igual manera, los analistas políticos se identifican en las causas, la proyección y sentido de tan lamentables episodios. Por esta razón, no es novedoso decir que es en la política, como máxima expresión de la economía, y en la ideología en donde hay que encontrar los motivos que tienen los enemigos de los Estados Unidos para atentar contra sus intereses dentro y fuera de la gran nación. La hegemonía de los Estados Unidos en el mundo fue posible gracias al papel jugado por esa gran potencia durante la Primera Guerra mundial (1.914-1.918) y al desarrollo posterior de una política neocolonialista que se consolidó durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y con posterioridad a la misma. Esta expresión de poder y dominio es la proyección, en todos los campos y niveles fundamentales de la vida, de una filosofía política, pragmática y utilitarista, asumida de Inglaterra desde su colonización por este país y luego adaptada, con mucho tino y rigor, a sus propias circunstancias. Es aquí, en donde hay que buscar las causas más esenciales y últimas que explican y fundamentan la visión del Estado Norteamericano sobre la realidad para actuar frente a su pueblo y frente a los demás pueblos del mundo. Teniendo en cuenta, además, que el Pragmatismo y el Utilitarismo trascienden y se enganchan con una filosofía religiosa, según la cual, los estadounidenses, están predestinados por la divina providencia a ser los defensores de la libertad y del equilibrio mundial. Es igualmente una filosofía religiosa la que les sirve, a sus más encarnizados y fanáticos enemigos en el mundo, para explicar las razones de su odio a la primera potencia, para pronosticar su derrota y con ella la destrucción del mal y la 28 Cristóbal Arteta Ripoll hegemonía del bien. Es posible que esta misma concepción e ideología providencia-lista les sirva ahora para considerar, no como un accidente, sino como un castigo divino la tragedia del transbordador espacial Columbia, ocurrida el primero de Febrero del año 2003, a las 9 y 16 a.m, cuando descendía a la atmósfera terrestre a una altura de 61.000 metros y a una velocidad 18 veces mayor que la del sonido, es decir a 20.000 kilómetros por hora. Ese doloroso episodio que enluto a los norteamericanos y a los hombres de ciencia y de progreso en el universo, decíamos en su momento, en un artículo periodístico: no va a frenar a los Estados Unidos de Norteamérica en su afán por dominar el espacio, porque su manera de ver la realidad no tiene espera ni cede ante cualquier fracaso. Mucho menos va a evitar la confrontación militar contra Irak para derrotar al régimen de Sadam Hussein y controlar la exploración, explotación y comercialización del petróleo en el Medio Oriente... ...El mundo estuvo a la expectativa de las evidencias que prometió presentar el Secretario de Estado Collin Powell, el pasado 5 de Febrero ante el Consejo de Seguridad de la ONU, sobre las armas de destrucción masivas que posee Irak y sobre sus vínculos con grupos terroristas. La idea era justificar ante la humanidad una intervención y ocupación militar directa contra ese país... .. .Hoy los analistas se preguntan si el mismo poder que tiene el Consejo de Seguridad para abordar la discusión del asunto, lo tiene para evitar una decisión unilateral de declaratoria de guerra de los Estados Unidos. De sus 15 miembros solo este país, Inglaterra, Bulgaria y España estarían listos para aprobar una guerra contra Irak. El resto de países que lo conforman miran con buenos ojos una salida diplomática a la crisis, sobre todo, Rusia, Francia y China que son tres de los cinco miembros permanentes con derecho a vetar cualquier resolución del máximo organismo... Y rematábamos el escrito diciendo...Aún así, todo parece indicar que nada ni nadie impedirán las pretensiones bélicas e imperiales de los Estados Unidos. Nada ni nadie lo impidió. Maquiavelo y la guerra para justificar el fin Nicolás Maquiavelo nació en Florencia-Italia (1469-1527). Su pensamiento político ejerció una gran influencia en la filosofía política, especialmente en la filosofía del Estado. Su concepción historicista y naturalista lo llevó a mirar a la historia como "la realidad" y al hombre como un sujeto impulsado por los mismos motivos y sujeto a las mismas pasiones que lo llevan siempre a aspirar al poder, al orden o la seguridad. La naturaleza humana es invariable, según Maquiavelo, y tiene una característica especial: es corrompida y dispuesta a satisfacer sus pasiones, por lo que es 29 Cristóbal Arteta Ripoll menester sujetarla a un principio de autoridad, con orden, coacción y fuerza a fin de hacer posible el desarrollo normal de la sociedad. Para el Florentino esa autoridad debe ser hábil, astuta e inescrupulosa, si fuese necesario, para humillarse cuando sea menester, pero para luego imponerse sobre quienes se ha humillado. Debe saber cuando halaga a las multitudes para manejarlas mejor y cuando es necesario utilizar todo el peso de la violencia para someterlas a sus designios. Por una trágica paradoja, el afán de seguridad que constituye la médula del Estado maquiavélico hace que éste quede constitutivamente inscrito en el horizonte de la guerra. Para maquiavélico la guerra no es un estado de excepción, caso extremo o posibilidad límite, sino una situación ordinaria. Por una razón profunda y grave: mientras las cosas y los hombres sean como son, la guerra es el supuesto de la seguridad. El Español Francisco Javier Conde, en su libro: El saber político en Maquiavelo nos recuerda algunos rasgos de la antropología maquiavélica proyectados obre los Estados: la vecindad no une a los Estados con lazos de amor, sino de odio. El motor último es el mis-o que en los individuos: la ambición de dominar, la envidia del otro. La situación natural entre dos Estados está determinada por el odio, la ambición y el miedo. Más que como pasiones individuales han de entenderse aquí estos términos en sentido político. El Estado Maquiavélico es a modo de un hombre en grande ominado por las pasiones. Ambición, temor, odio, ingratitud, determinan sus acciones. En su famosa obra El Príncipe, en el capítulo de la ambición, describe Maquiavelo los atroces efectos de esta pasión cuando no puede desfogarse dentro del mismo Estado y busca un objetivo externo para descargar en él su furia arrolladora. Como el hombre, también el Estado es ordinariamente ingrato y esencialmente egoísta. En estas condiciones, la seguridad exige que el Estado maquiavélico viva siempre en estado de guerra. El mismo Maquiavelo ha cifrado este insoslayable destino en una frase lapidaria: la guerra es siempre posible y sólo es seguro un Estado que se ordena como si la guerra fuese siempre real. Apenas cabe dentro de estos supuestos un concepto de paz en sentido positivo. Más que de paz se puede hablar de tregua o armisticio. La ecuación Estado-Seguridad se amplia con un término nuevo: guerra. Estado significa seguridad y ésta, poder hacer siempre la guerra. Sólo es autónomo (medio siglo después se dirá "soberano"), mejor, sólo es Estado un Estado en la medida en que puede hacer la guerra. El fundamento de la seguridad y de la autonomía del Estado son, por esta razón, "las armas propias" las "buenas armas," el "ejército justo". La dialéctica del mando y la obediencia está en la proporción directa del poder armado. En la dialéctica externa de dos Estados, el mejor armado impone la ley al otro, mientras este pierde su autonomía, deja de ser Estado. En el poder de darse así mismo la ley y no recibirla de nadie estriba la 30 Cristóbal Arteta Ripoll autonomía del Estado, su seguridad, lo que en él hay de Estado propiamente dicho. Por eso un Estado que no sepa o no pueda hacer la guerra es para Maquiavelo un concepto esencialmente contradictorio, un contrasentido, o más bien, un contra-ser. En este pluriuniverso político, cuya situación normal es la guerra y en el que cada Estado ha de estar en condiciones de poder hacer siempre la guerra, no hay margen para la neutralidad. El neutral no se evita a sí mismo la guerra, sólo logra diferirla. La seguridad interior y exterior del Estado depende fundamentalmente de su fama. Así como el mayor peligro interior estriba en el desprecio de los súbditos hacia el que manda, así en la política exterior un Estado al que los demás desprecien es objeto seguro de injuria y, por tanto, de nuevas causas de guerra. Por otro lado, permanecer neutral entre dos que combaten no es saludable desde el punto de vista político ya que es mostrarse amigo inútil y enemigo no formidable La neutralidad engendra odio en el que pierde y desprecio en el que vence, y el odio y el desprecio son siempre razones de nueva guerra. Obligado a optar entre el odio y el desprecio, Maquiavelo no vacila en subrayar el mayor peligro que el segundo comporta. Si la política interior descansa en buena parte sobre la opinión e importa más para el que manda parecer bueno que serlo, la seguridad exterior del Estado maquiavélico depende también de la opinión de los demás Estados. En última instancia, la guerra inevitable y unificadora, y la paz, inalcanzable e incierta, son valores secundarios frente a la gloria, deidad suprema para Maquiavelo. La preservación y conservación del Estado (su fortuna, fama, gloria, seguridad y estabilidad ),- razón filosófico- político de su existencia como bien supremo para Maquiavelo,- parece estar presente en la política exterior Estadounidense al utilizar todos los medios a su alcance, incluyendo los más bárbaros y crueles de la guerra, para justificar el fin último de un Estado con gloria y fama por su control hegemónico y excluyente del mundo, no importa que para ello sea necesario ser más temido que amado. Marcuse y la brutalidad de la guerra Herbert Marcuse, nació en Berlín en 1.898. Las primeras influencias las recibió de Husserl y de Heideger. Su temprano interés por Hegel y el Socialismo lo llevaron a profundizar en el Marxismo. En el año de 1.933, por sus cercanías con algunas orientaciones sociales y políticas de Adorno y Horkheimer, ingresó a la Escuela de Frankfurt. A partir de 1.967, sus ideas filosófico-políticas despertaron gran interés entre los estudiantes de Alemania y Francia, extendiéndose esa influencia, a comienzos de la década del 70, por todos los confines de América Latina. En nuestro país impactó en la conciencia del movimiento estudiantil que para esa época se realizaba. Tal vez la más interesante contribución de Marcuse a la filosofía fue haber establecido el enlace entre el pensamiento de Marx y el de Freud. No había 31 Cristóbal Arteta Ripoll advertido Freud, dice Marcuse, que las represiones de que dio cuenta y para las cuales trató de encontrar una terapéutica, se presentan al mismo tiempo con una serie de represiones suplementarias originadas en forma de dominio social. Su permanencia en los Estados Unidos, -trabajando primero en el Instituto de Investigación Social, asociado con la Universidad de Columbia y luego en el Departamento de Estado,- le permitió estudiar y comprender de cerca las tendencias del Capitalismo Americano que, según él, condujeron a una sociedad cerrada que disciplina e integra todas las dimensiones de la existencia, privada o pública. Esta sociedad industrial avanzada es unidimensional y crea una concepción unidimensional en el hombre que es la que prevalece y con la que se quiere cuestionar lo que es: una sociedad falaz porque presenta el rostro de la abundancia, la libertad y la tolerancia ocultando su verdadera realidad: el dominio social y el conformismo. Es una sociedad en donde el tópico sobre "la banalidad del mal" se ha revelado como carente de sentido: el mal se muestra en la desnudez de su monstruosidad como contradicción total a la esencia de la palabra y la acción humanas La sociedad cerrada sobre el interior se abre hacia el exterior mediante la expansión económica, política y militar. Es más o menos una cuestión semántica, dice, saber si esta expansión es del "imperialismo" o no. También allí es la totalidad quien esta en movimiento: en esa totalidad apenas es posible ya la distinción conceptual entre los negocios y la política, el beneficio y el prestigio, las necesidades y la publicidad. Se exporta un modo de vida o este se exporta así mismo en la dinámica de la totalidad. Con el capital, los ordenadores y el sabervivir, llegan los restantes valores: relaciones libidinosas con la mercancía, con los artefactos motorizados agresivos, con la estética falsa del supermercado. En todas partes reina la agresión de la lucha por la existencia: a escala individual, nacional, internacional esta agresión determina el sistema de las necesidades. Las contradicciones internas del capitalismo son más fuertes y más llamativas que en los estadios anteriores del desarrollo. Así mismo se han hecho totales. Su forma más general, la contradicción entre la riqueza social y su empleo destructivo determinan a esta sociedad en todas sus dimensiones y en todos los aspectos de su política. Empero, ninguna contradicción social, ni siquiera la más fuerte, estalla por sí misma: la teoría debe poder mostrar y evaluar las fuerzas y los factores objetivos. La sociedad existente logrará contener a las fuerzas del cambio mientras consiga producir cada vez más "mantequilla y cañones" y burlar a la población con la ayuda de nuevas formas de control total. En Febrero de 1.967, en el Prefacio a la edición Francesa del libro: El hombre unidimensional, refiriéndose al la guerra en Vietnam, -que para la época estaba en su apogeo,- decía: esta ha tomado tales proporciones que pueden hacer de ella un hito en la evolución del sistema capitalista. Por dos razones: Primera, el exceso 32 Cristóbal Arteta Ripoll de brutalidad, de agresión y de mentira al que tiene que recurrir el sistema para asegurar su estabilidad ha alcanzado tal medida que la positividad de lo existente encuentra aquí su límite: el sistema en su conjunto se revela ser este "crimen contra la humanidad". Segunda, la aparición del límite es visible asimismo en el hecho de que, por vez primera en su historia, el sistema encuentra fuerzas resistentes que no son " de su propia naturaleza"; estas fuerzas no le libran un combate competitivo por la explotación en su propio terreno, sino que significan, en su misma existencia, en sus necesidades vitales, la negación determinada del sistema enfrentándose a él y combatiéndole en tanto que totalidad. Es aquí donde reside la coincidencia de los factores objetivos y los factores subjetivos del cambio de sentido. Continuaba diciendo: el hecho de que los hombres 11 las pobres de la tierra, apenas armados, los más atrasados técnicamente, tengan en jaque- y esto durante años- a la máquina de destrucción más avanzada técnicamente, más eficaz, más destructiva de todos los tiempos, se alza como un signo históricomundial, incluso si estos hombres son finalmente derrotados, lo que es verosímil, puesto que el sistema de represión de la sociedad opulenta sabe mejor que sus críticos liberales lo que está en juego y está dispuesto a poner en acción todas sus fuerzas. Estos "condenados de la tierra", las gentes más débiles sobre las que gravita con todo su peso el sistema existen en todas partes; son pueblos enteros, no tienen de hecho otra cosa que perder que su vida al sublevarse contra el sistema dominante. Y remataba sus reflexiones sobre Vietnam: La expansión que salva al sistema, o al menos lo fortalece, no puede ser detenida más que por medio de un contramovimiento internacional y global. Por todas partes se manifiesta la interpretación global: la solidaridad permanece como el factor decisivo. Y es esta solidaridad la que ha sido quebrada por la productividad integradora del capitalismo y por el poder absoluto de su máquina de propaganda, de publicidad y de administración. Es preciso despertar y organizar la solidaridad en tanto que necesidad biológica de mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación inhumanas. Esta es la tarea. Comienza con la educación de la conciencia, el saber, la observación y el sentimiento que aprehende lo que sucede: el crimen contra la humanidad. La justificación del trabajo intelectual reside en esta tarea, y hoy el trabajo intelectual necesita ser justificado. ¿Cuántas de esas ideas, contenidas en la Filosofía política de Marcuse y en su interpretación sobre la Guerra contra Vietnam, tienen hoy plena vigencia y actualidad, mientras se realiza una nueva guerra criminal expansiva y de conquista contra Irak a nombre de la libertad, la justicia y el equilibrio mundial ? Por supuesto, guardando las distancias y circunstancias diferentes entre un momento y otro. 33 Cristóbal Arteta Ripoll Habermas y la crisis de la guerra Jurgen Habermas, nació en 1.929. Enseñó Filosofía en Heidelberg y en Francfort, donde continuó proyectando los principios de la Escuela Filosófica iniciada por los pensadores Horkheimer y Adorno. Su interés por explorar nuevos caminos y analizar los viejos teoremas sobre las crisis del capitalismo tardío o de organización, entre ellos la teoría Marxista, lo lleva a estudiar el papel de la superestructura en el proceso social a la luz de los problemas actuales. Para este pensador el enorme crecimiento económico del Capitalismo ha transcurrido sin superar sus crisis, a pesar de los esfuerzos que se han dado en esa dirección y los intentos de entregar al Estado el papel de dirimir los conflictos en el plano económico y sociocultural, primero como complemento del mercado, y luego, sustituyéndolo en su función de regulador automático de los intercambios. Habermas define el capitalismo tardío como un régimen en que el conflicto de clases del capitalismo liberal se ha vuelto latente y las crisis periódicas se han convertido en crisis permanentes y larvadas que se expresan siempre en la necesidad de que se acepte como legítimo el poder político, aún en las condiciones de una persistente desigualdad social. Con abundantes argumentos acerca de la inevitabilidad de la crisis del .sistema y sus posibilidades de solución en cada uno de los ámbitos pertinentes, muestra una estructura no concluyente tanto en el subsistema de la economía cuanto en el ámbito de la evitación de conflictos por el Estado y concluye que parece que la tesis de Marx, .1 cerca del desarrollo capitalista, deberían modificarse para una realidad que se ha transformado. Como en el Capitalismo tardío la sociedad se caracteriza por la distribución asimétrica de las oportunidades de vida, la exigencia de que los intereses legítimos sean generalizables opera como desestabilizador del sistema y las únicas posibilidades de su transformación se trasladan al problema de la ética. Por esa razón considera que si la teoría no se corrobora en la práctica, es porque existen problemas de la ideología y de la conciencia falsa que se convierten en obstáculos para el esclarecimiento de la mente de los hombres. En su libro: Problemas de legitimación del Capitalismo Tardío señala que el rápido proceso de crecimiento de las sociedades de este sistema ha puesto a la sociedad mundial frente a problemas que no pueden considerarse fenómenos de crisis específicos, aunque las posibilidades de conjurar tales crisis sí están limitadas por la índole específica del mismo. Se refiere a la ruptura del equilibrio ecológico, a la quiebra de los requisitos de congruencia del sistema de la personalidad (alienación), y a la carga explosiva de las relaciones internacionales. Con una complejidad creciente, dice: " el sistema de la sociedad mundial desplaza sus límites a expensas de su ambiente a punto tal que tropieza con barreras de capacidad tanto respecto de la naturaleza exterior como de la interior. Los equilibrios ecológicos definen un límite absoluto de crecimiento; los equilibrios antropológicos, menos perceptibles, definen un límite que solo puede superarse a 34 Cristóbal Arteta Ripoll costa de una transformación de la identidad sociocultural de los sistemas sociales. El peligro de autodestrucción que entraña el equilibrio internacional es una consecuencia del crecimiento de fuerzas productivas que pueden emplearse para la destrucción". Para Habermas los peligros de autodestrucción del sistema mundial por el empleo de las armas termonucleares son evidentes. El potencial de aniquilamiento acumulado es una consecuencia de alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, que, por virtud del carácter neutral de sus fundamentos técnicos, pueden adoptar también la forma de fuerzas destructivas (y la han adoptado de hecho, a causa de la índole espontánea o natural de las relaciones internacionales). En los sistemas militares de acción, dice: "las partes enfrentadas se objetivan, unas en relación con las otras, bajo el aspecto de la naturaleza exterior: en la lucha organizada a vida o a muerte, la destrucción del enemigo es la ultima ratio. Hoy estos sistemas disponen, por vez primera, de un potencial técnico que permitiría la mortífera destrucción del sustrato natural de la sociedad mundial. Ello dicta a las relaciones internacionales un nuevo imperativo histórico de autolimitación. Esto vale, en general, para todos los sistemas de sociedad con alto grado de militarización; pero las posibilidades de salir al paso de este problema están limitadas por la índole específica del sistema. Un desarme efectivo es improbable, si se atiende a las fuerzas impulsoras de la sociedades de clase capitalistas y postcapitalistas; sin embargo, la regulación de la carrera armamentista no es incompatible con la estructura de las sociedades del capitalismo tardío, en la medida en que se logre compensar el efecto-ocupación de la demanda de bienes de consumo improductivos por parte del Estado con un acrecimiento del valor del uso del capital". Para Habermas si las instancias constitutivas de una forma de vida racional han de conservarse, ellas mismas no pueden convertirse en objeto de una formación racional de la voluntad, y se requiere más bien el llamado para la toma de partido a favor de la razón. Pero esta, como toma de partido, solo puede fundamentarse en la medida en que se planteen alternativas dentro de una forma de vida comunicativa en la cual ya se está y que se comparte. El interés por la razón, dice Habermas: " es la única toma de partido universalizable, pero tan pronto como surge una alternativa que rompe ese círculo de intersubjetividad predeterminada, se vuelve a su vez particular. La toma de partido a favor e la razón, no la justifica el retroceso a una ortodoxia exornada de marxismo que hoy puede llevar, en el mejor de los casos, a que se establezcan gratuitamente subculturas amuralladas y carentes de efectos políticos. La claridad teórica a cerca de lo que no sabemos, no puede desanimarnos en el intento de discernir los límites de perdurabilidad del capitalismo tardío; menos aún podría paralizarnos en la decisión de luchar contra la estabilización de un sistema de sociedad hecha a costa de la dignidad del hombre, tal como se le entiende en el sentido europeo tradicional." 35 Cristóbal Arteta Ripoll Será que desde la perspectiva Habermasiana, es posible considerar que las pretensiones hegemónicas de los Estados Unidos solo persiguen hoy, en la guerra contra Irak, relegitimar subasto poder político, económico y militar en el mundo? 36 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 4 ETICIDAD DE LA GLOBALIZACIÓN Y GLOBALIZACIÓN DE LA IRRACIONALIDAD Mi malestar en la globalización MI premio nobel de economía Joseph Stiglitz publicó hace poco tiempo un libro polémico: El malestar en la globalización el cual, ha generado una discusión mundial por las abundantes consideraciones críticas que aborda frente a un fenómeno que está incidiendo profundamente en todos los confines y espacios del universo. Como lo señala el autor, el libro es el resultado de mucho tiempo investigando y reflexionando sobre las cuestiones económicas y sociales con las que ha tenido que lidiar. Primero durante su vida académica como profesor en Kenia en el año de 1.963, pocos años después que esta nación obtuviera su independencia. Su estadía allí le permitió vincularse a cuestiones propias del desarrollo e inspirarse en los arduos desafíos de la extrema pobreza de millones de Kenianos. Años después abandonó a esta ciudad, en 1993, para dedicarse a la labor de asesor del presidente Bill Clinton. La carrera académica lo preparó profesionalmente para su trabajo en Washington como miembro y presidente del Comité de Asesores Económicos. La docencia y la investigación la desarrollaron entre la economía matemática abstracta y otros temas aplicados como la economía del sector público, el desarrollo y la política monetaria. En el primer campo, desarrollo la economía de la información con sus aportes sobre las asimetrías generalizadas en todas las economías, mostrando las diferencias entre trabajador y empleador, prestamista y prestatario, asegurador y asegurado. A través de la economía de la información logró replantear los modelos que se habían utilizado por generaciones y que se basaban en el funcionamiento perfecto de los mercados, en la negación del paro y de los salarios excesivos como única razón de la desocupación. La reinterpretación de los mercados de trabajo, capital y bienes dio paso a la construcción teórica de nuevos modelos macroeconómicos con mejores enfoques sobre el paro, las fluctuaciones, recesiones y depresiones que ha sufrido el capitalismo a través de su historia. El análisis plantea la necesidad de una mayor transparencia en la información para que los ciudadanos estén bien informados sobre las instituciones y puedan hacer formulaciones sobre las políticas que los afecten. Igualmente se muestra partidario de un Estado más eficiente y sensible capaz de intervenir limitadamente en los procesos económicos, partiendo del reconocimiento de que los mercados son el centro de la economía. 37 Cristóbal Arteta Ripoll Leamos al Premio Nobel de Economía cuando se refiere al FMI: "...En la Administración Clinton disfruté del debate político, gané algunas batallas y perdí otras. Como miembro del gabinete del Presidente, estaba en buena posición no solo para observar los debates y sus desenlaces, sino también para participar en ellos, especialmente en áreas relativas a la economía. En la esfera internacional descubrí que las decisiones en el FMI eran adoptadas sobre la base de una curiosa mezcla de ideología y mala economía, un dogma que en ocasiones parece velar solo por intereses creados. Cuando la crisis golpeó, EL FMI prescribió soluciones viejas, inadecuadas, aunque estándares, sin considerar los efectos que ejercerían sobre los pueblos de los países a los que se aconsejaba aplicarlas. Rara vez vi predicciones sobre que harían las políticas con la pobreza; rara vez vi discusiones y análisis curiosos sobre las consecuencias de políticas alternativas: solo había una receta y no se buscaban otras opiniones. La ideología orientaba la prescripción. ...Las políticas de ajuste estructural del FMI- diseñadas para ayudar a un país a ajustarse ante crisis y desequilibrios permanentes- produjeron hambre y disturbios en muchos lugares; e incluso cuando los resultados no fueron tan deplorables y consiguieron a duras penas algo de crecimiento durante algún tiempo, muchas veces los beneficios se repartieron desproporcionadamente a favor de los más pudientes, mientras que los más pobres se hundían aún más en la miseria. Dentro del FMI simplemente se suponía que todo el i ¡olor provocado era parte necesaria de algo que los países debían experimentar para llegar a ser una exitosa economía de mercado y que las medidas lograrían de hecho mitigar el surgimiento de los países a largo plazo." Sus apreciaciones críticas sobre el FMI tienen mucha vigencia y actualidad y deberían servir para evaluar |e repercusiones que podrían tener sus políticas sobre América Latina, especialmente sobre aquellas economías que están siendo fuertemente afectadas por el fenómeno de la recesión con consecuencias devastadoras sobre la capacidad adquisitiva de los consumidores, el trabajo y los bienes. No se trata de rechazar la participación del organismo mundial en la superación de la crisis extrema de estos países, pues tal cono están las cosas en el mundo es un mal necesario. Se trotaría más bien de que la crisis financiera mundial y os debates sobre la reforma a la arquitectura económica mundial, llevarán a quienes gobiernan el sistema financiero global a la conclusión de que solo una globalización más humana y equitativa podría mitigar el sufrimiento de los pobres en los países en vía de desarrollo, a largo plazo. La irracionalidad de la globalización Los humanos somos la más grata y cualificada manifestación de la evolución del universo. La mano y, especialmente, el cerebro, dicen algunos antropólogos, son los órganos que mejor expresan la creación divina; para otros, por el contrario, son 38 Cristóbal Arteta Ripoll las bondades del desarrollo natural de la materia siempre eterna e infinita en el tiempo y el espacio. Cualquiera que sea la perspectiva de origen teórico-filosófico, la conclusión apunta a considerarnos el resultado mejor acabado de todos los reinos. Sin dudas, porque es el único ser conocido por la ciencia que gracias al desarrollo de su cerebro ha conocido el privilegio de la razón. Esa capacidad, solo humana, que nos permita reflejar en la mente las características más generales y esenciales de la realidad, ordenarlas y deducir inferencias o consecuencias. Bastaría la razón para asumir en el planeta tierra, y más allá de sus confines, un comportamiento diferente al del resto del mundo animal, en donde la irracionalidad no tuviera espacios o solo se mostrara como un vestigio perteneciente a las especies que nos antecedieron en el largo proceso de hominización. Cuando se trata de la evolución físico-anatómica el pasado deja sus rastros en el presente y con él se proyectan hacia el futuro, pero con el correr del tiempo se hacen cada vez más difusos e imperceptibles. Pero cuando se trata de la evolución cultural humana, si la socialización educativa no opera, las manifestaciones irracionales transmitidas de generación en generación pueden crecer y acentuar sus trágicos efectos. Esta última consideración, es la clave para entender las grandes diferencias del comportamiento humano universalmente considerado. Porque si bien es cierto que subyace una estructura genética, explicativa de fenómenos conductuales, las tendencias hacia la irracionalidad pueden ser neutralizadas o desarrolladas de conformidad con el grado de socialización que la educación logre en la familia, en la escuela primaria, en la escuela secundaria, en la escuela universitaria y en la propia escuela de la vida que es la suma de las anteriores y su proyección hasta la muerte. A veces creemos que las manifestaciones de la irracionalidad se expresan solo cuando somos agresivos o violentos. De pronto estas son sus más altos niveles de desarrollo, pero no son las únicas. La irracionalidad es un conjunto múltiple de manifestaciones culturales integradas: el individualismo, la insolidaridad, el pesimismo extremo, la intolerancia, el utilitarismo egoísta, la deshonestidad, la deslealtad. En fin, toda práctica que desdibuje y contribuya a empequeñecer nuestra dignidad como seres humanos. La humanidad vive la irracionalidad de la globalización porque nada más perturbador e irracional que pretender acaparar todo en unas pocas manos. Sus más elocuentes expresiones: la alta concentración de las riquezas, de la tecnología y de la ciencia en el mundo, los altos niveles de pobreza y miseria absolutas que ella genera y la falta de canales de acceso democrático a la cultura y la educación son, entre otras, las causas más poderosas para que no se encuentren caminos hacia niveles cada vez más crecientes de racionalidad humana. Pero también la humanidad vive la globalización de la irracionalidad 39 Cristóbal Arteta Ripoll porque no hay lugar habitado en el planeta tierra en donde ella no tenga su expresión, aunque la cultura política y sus diferencias en las distintas latitudes hagan más irracionales a unos hombres que a otros. Si para dirimir los grandes conflictos entre humanos, independientemente de sus causas, se impone la guerra y no la razón difícilmente se va a extinguir la vieja herencia cultural legada por nuestros antepasados: la irracionalidad. Cualquier política represiva sobre la conducta humana no genera los efectos deseados si ella no va acompañada de la real convicción y práctica de una política de Estado que privilegie el sentido y uso racional del mayor número de recursos posibles para dignificar la cultura y educar al hombre. Por allí pasa un verdadero concepto de revolución educativa en la globalización. Pero teniendo en cuenta que ello es parte integrante de un nuevo orden económico, político y social más justo y democrático en el mundo. La responsabilidad es de todos los Estados, pero especialmente de quienes detentan y controlan los poderes en el universo: los Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Japón, Francia, Canadá e Italia. Del grado de racionalidad de sus políticas depende en gran parte la suerte de la humanidad y la restricción cada vez más acentuada de los espacios para las expresiones de la irracionalidad humana. La globalización de la irracionalidad La globalización es un proceso que ha sido posible gracias a los avances inconmensurables de la ciencia y la tecnología. Sus efectos se sienten en cada uno de los rincones de nuestro planeta y más allá de sus confines, generando profundas transformaciones en las estructuras de las sociedades y originando procesos sociales, económicos y políticos que han enriquecido más a unos y empobrecidos más a otros. La manera como ha impactado a los diferentes países no es homogénea. En algunas naciones las manifestaciones de las crisis y sus consecuencias han sido más devastadoras que en otras, demostrando que la Globalización es un proceso arrollador de carácter contradictorio, discontinuo y asincrónico entre esferas y espacios. Es un fenómeno que se caracteriza por la formación cada vez más profunda de una sociedad global que intenta borrar fronteras entre naciones, pero sin acabar con las grandes diferencias entre las ricas y las pobres. El eje central de esta dinámica es el modelo de desarrollo neoliberal centrado en el poder del capital y el del mercado, tanto en relación con el trabajo como con el propio Estado. Con este modelo nunca una civilización, en tan poco tiempo, había logrado someter a tantas regiones del mundo y producir en los últimos 40 años más de lo que la humanidad ha producido en los 2000 años precedentes, contados a partir del origen de la civilización. Estas estadísticas entregadas por el Instituto Mundial de Investigaciones de Manchester, igualmente señalan, que la concentración de las 40 Cristóbal Arteta Ripoll riquezas ha sido tan acelerada que 385 personas en el mundo tienen ingresos superiores al 45% de la población mundial. Así como con la globalización la concentración de las riquezas se ha acentuado gracias a la aplicación de sus grandes aliados, la ciencia y la tecnología al servicio del capital; del mismo modo lo ha logrado la extensión de la pobreza y la miseria en el mundo. Algunas estadísticas recogidas del informe sobre Desarrollo Humano, entregado por la UNESCO en 1998, -estadísticas que por supuesto hoy deben mostrar un panorama crítico- nos indican los grados superlativos de densidades generados en el ámbito del mundo globalizado: …Las 3/5 partes de los 4.400 millones de hab. de los países en vías de desarrollo, carecen de saneamiento básico y 1.100 millones no disfrutan de una vivienda digna y adecuada. ..880 millones no tienen los mínimos elementos de salud y 1.460 millones no gozan de las posibilidades de beber agua limpia y saludable. ...880 millones de niños no alcanzan los cinco años de escuela primaria y más de 2.000 millones de seres humanos padecen de anemia, de los cuales 55 millones viven en los países industrializados. Por su parte el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, en 1.998 hizo un estudio relacionando el consumo de los países desarrollados y los tercermundistas. Los resultados fueron trágicos, mostrando el abismo que separa a los ricos de los pobres: mientras la quinta parte de la población más rica en el mundo, aproximadamente 1.2000 millones, consume el 45% de toda la carne y el pescado, el 58% del total de la energía, el 74% de todas las líneas telefónicas, el 84% de todo el papel y el 78% de la flota mundial de vehículos; la quinta parte más pobre consume en el mismo orden y referido a los mismos conceptos: el 5%, el 4%, el 1.5%, el 1.1% y el 11%. Pero las desbastadoras consecuencias de la Economía global no solo afectan a la población de los países pobres, también a la de los países ricos. El mismo informe de la Unesco trae, entre otros, los siguientes datos: 200 millones de hab. de las naciones ricas no tienen la posibilidad de vivir más de 60 años, 75 millones viven con menos de un dólar diario, más de 100 millones deambulan por las calles porque carecen de un hogar y más de 37 millones de personas no tienen empleos. Esto significa que la impresionante generación y concentración de riquezas no han sido capaces de acabar con la miseria en su propio entorno. En los países ricos la opulencia también vive rodeada de la miseria. El aislamiento ya no es posible porque no hay información que no sea entregada y recibida en tiempo real alcanzando los rincones más alejados del universo. Por eso nadie puede escapar a ella y condenarse a la exclusión. 41 Cristóbal Arteta Ripoll La globalización y América Latina Los cambios mundiales ocurridos en los últimos años son formidables. Entre ellos podemos mencionar: la finalización de la guerra fría y la desaparición de formas arcaicas y primarias de colonialismo e imperialismo, la instauración de un nuevo esquema organizativo de la producción y acumulación basado en la internacionalización del capital y de los mercados, el monopolio de las armas estratégicas y el unipolarismo en la elaboración y desarrollo de políticas de dominio y control, el desarrollo de la informática a sus más altos niveles de expresión, el deterioro cada día más intenso y agresivo del sistema ecológico y del medio ambiente, la reconfiguración de flujos migratorios estimulados por el acercamiento real y virtual que los medios de comunicación propician y los altos niveles de crecimiento de la ciencia y la tecnología. El avance de la globalización, como fenómeno que continúa su marcha inexorable hacia la disipación de fronteras, ha puesto en cuestión el núcleo y eje de su dinámica actual: el modelo neoliberal convencional. Para sus críticos, este modelo no consulta las realidades del mundo moderno y ha demostrado ser incapaz de subsanar sus vacíos acorde con las necesidades de un desarrollo humano integral y global. Pero para sus máximos defensores, en el universo no hay un modelo alternativo más apropiado para el crecimiento del capital y el trabajo. La creciente complejización de las relaciones entre lo global y lo local y la profundización del proceso de transnacionalización, permite comprender cómo los problemas internos de un país se relacionan y repercuten en los de otros países. Entre más estrecha es la relación en la órbita de influencias inmediatas más claras se ven las consecuencias del efecto dominó. Es la relación dialéctica entre el centro y la periferia. América Latina, inserta en los efectos del contexto internacional, enfrenta una crisis económica, política y social que atenta contra la supervivencia e integridad de sus habitantes. Es tal vez mucho más grave que la que vivieron sus países durante la segunda guerra mundial, expresándose con mayor intensidad en Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia. Aunque la economía chilena parece ser la que presenta una mayor estabilidad, con ritmos de crecimiento aceptables frente al conjunto de las demás economías latinoamericanas, todo parece indicar que, si las políticas del FMI no logran abrir las vías para la superación de las dificultades, terminará siendo afectada. Actualmente, solo ésta nación y Costa Rica en América Latina presentan indicadores de calidad de vida muy semejantes a los de España. Según estadísticas oficiales del Fondo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en el continente: existen más de 204 millones de personas que viven en la pobreza. Siete de cada diez latinoamericanos son pobres y casi 30 de cada 100 viven en la miseria. 42 Cristóbal Arteta Ripoll El ingreso per cápita, en el año de 1.998, era de 600 dólares en Honduras y 4.820 en Chile, mientras Estados Unidos era de 31.380 dólares y en Alemania de 28.280 dólares. Es decir, el ingreso per cápita en la economía más poderosa del mundo es, aproximadamente, 52 veces mayor que el de Honduras y 7.5 veces mayor que el de Chile. El fenómeno del desempleo ha afectado a los latinoamericanos con mayor o menor grado de intensidad: en países como Argentina, Colombia, Venezuela, Uruguay el índice del desempleo está por encima del 15%, mientras que en aquellas naciones que no han superado el dígito porcentual, como Chile, Bolivia, México y Brasil, la tendencia general es la de crecer. Por su parte, el subempleo se ha incrementado en los últimos años llegando a un índice promedio superior al 51% y demostrando que es el refugio para quienes no encuentran trabajo estable ni en lo público ni en lo privado. A los problemas anteriores hay que agregar, en el campo de la ciencia, la tecnología y la educación: la baja escolaridad de la población, la ausencia de políticas definidas y resueltas, la poca transferencia de tecnología, el bajo número de científicos e investigadores, técnicos y tecnólogos, la crisis de las universidades públicas y la proliferación de universidades privadas de muy baja calidad académica. Paradójicamente con la globalización, en los últimos 60 años, el crecimiento económico del mundo ha superado con creces el acumulado en los 2.000 años precedentes del desarrollo histórico de la humanidad. Pero al mismo tiempo, dice el Instituto Mundial de Investigaciones de Manchester, nunca en la historia de la civilización se había generado tanta concentración de las riquezas, al punto, que un número no mayor de 400 personas tienen ingresos iguales al 45% de los ingresos de la población mundial. Con ese panorama, el futuro de nuestro continente está unido inexorablemente a lo que puedan hacer los países ricos para que el desarrollo económico genere progreso con justicia, equidad y bienestar social. Colombia en la globalización Colombia no ha estado al margen de los efectos de la globalización en el mundo, de la misma manera, como no ha escapado a ella ningún país en América Latina. La crisis que vivió su economía recientemente y que aún se proyecta, fue tal vez, la más aguda y grave de toda la historia. Todos los análisis apuntan a señalar que fue solo comparable con la que se vivió en el año de 1.940. Pero a diferencia de la ella, aquella fue el resultado de los desastres causados por la segunda guerra mundial (1.939-1.945): la utilización de los medios de comunicación y de transportes marítimos, aéreos y fluviales, solo con fines militares, paralizó las importaciones y exportaciones, centró el interés y la atención mundial en la 43 Cristóbal Arteta Ripoll dinámica del conflicto y consecuencialmente con ello quebró las economías en muchas naciones del universo. Colombia había sido la excepción en América Latina durante la primera guerra mundial (1.914-1.919). El país había logrado, gracias al impulso de la economía cafetera y a las divisas generadas por las exportaciones del grano, comprar e instalar maquinarias y demás bienes de capital indispensables para el desarrollo industrial. Al paralizarse el tráfico mundial y el comercio, nos vimos obligados a producir internamente lo que antes comprábamos en el exterior. Por eso el desenlace de la guerra estimuló la expansión industrial del país y los efectos sobre el conjunto de la sociedad no fueron tan devastadores. Terminada la segunda guerra mundial, con la apertura de los mercados, el desarrollo de la producción del café y los altos niveles de exportación del grano, la economía colombiana supera rápidamente la crisis y alcanza porcentajes de crecimiento no conocidos en períodos posteriores de nuestra historia. Esto, muy a pesar de que en el país los conflictos entre los partidos tradicionales se agudizaron provocando la entrada en escena del período histórico que los estudiosos de la historia han denominado violencia bipartidista (1.945-1.953). Es el comienzo de la época conocida mundial-mente como la transnacionalización (1.945-1.970) y durante la cual las grandes corporaciones multinacionales, especialmente norteamericanas, establecen sus filiales y subsidiarias en el mundo, interactuando, de tal manera, que muy pronto el comercio internacional se fue convirtiendo en un conjunto de transacciones entre sucursales de los grandes monopolios. Este modelo permitió a las unidades económicas diseñar sus procesos para atender los requerimientos internos de cada mercado nacional. Por eso las empresas transnacionales redistribuyeron sus propias filiales y se hicieron partícipes de la formación e integración de uniones aduaneras y bloques económicos. Ese modelo entró en crisis a lo largo de dos décadas (1.970-1.990) y obligó a las grandes empresas transnacionales a reconcentrar sus filiales en países claves de industrialización emergentes, como Brasil y Argentina, mientras abandonaban a los países pobres. Colombia y los demás países de la comunidad andina se vieron fuertemente afectados en sus procesos de industrialización y en sus niveles de progreso y bienestar social, al mismo tiempo que los países altamente desarrollados vieron crecer exorbitantemente sus riquezas. Con la entrada de la globalización al escenario mundial y el impulso a un nuevo modelo de desarrollo económico, desde los inicios de la década del 90, se profundizan las hegemonías y desigualdades, generándose más riquezas para los países ricos y más pobreza para las naciones pobres. Para el año de 1.997, según estadísticas publicadas por la secretaría de la comunidad andina, el PBI por persona en países como Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia estaba entre 8 y 11 44 Cristóbal Arteta Ripoll veces por debajo de las economías avanzadas y a 3.3 veces por debajo del de Argentina y Brasil sumados. Con la crisis del modelo neoliberal las tasas de crecimiento del PBI que fluctuaban hasta llegar al 5% anual han caído considerablemente. En Colombia, la tasa promedio de crecimiento, en el período 1.998-2.000, fue de 0.44, es decir, menos del medio por ciento. En los últimos dos años se ha recuperado un poco con un crecimiento aproximado del 3.5%. Esto explica el elevado índice de desempleo que bordea el 16.5% y de subempleo que supera el 34%. Mientras tanto el déficit fiscal no ha sido superado, en gran parte explicable por la caída de los ingresos tributarios, y la deuda externa que es equivalente al 46% del PBI sigue en aumento. Si a esta situación le agregamos los 24 millones de pobres, 13 de los cuales viven en la miseria absoluta, la delicada situación de orden público por el conflicto interno que tenemos, la galopante corrupción que afecta las finanzas del Estado y los problemas graves de salud y educación, entonces, el cuadro es más alarmante, patético y escalofriante. La actividad ética sigue esperando que se enderecen los entuertos y el país encuentre los caminos de la verdadera transformación nacional. Pero esta vía, está inexorablemente unida a lo que sean capaces de hacer los países ricos en el mundo. 45 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 5 LA ÉTICA DE LA GUERRA Y LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS Las elecciones presidenciales El investigador del Centro de Estudios sobre Estados Unidos, (CESEU), Luís Rene Fernández Sabio, como contribución al análisis prospectivo de las elecciones presidenciales del 2004 en Estados Unidos, presentó una serie de observaciones sobre la realidad de la sociedad norteamericana en los Talleres de Escenarios Políticos, celebrados en la Universidad de La Habana en el año 2003. Consideraba el investigador que sin desconocer la interrelación de aspectos socioeconómicos, políticos e ideológicos en el proceso político norteamericano, el impacto de la situación de la economía no tendría una relación directa en los resultados electorales. La repercusión de la economía en el proceso no la determinaría su estado real, sino el propio accionar del presidente en ejercicio y sus contrincantes, así como el papel de los medios de prensa dominados por los grandes monopolios de la información y sus enfoques sobre esta realidad. Es decir, la influencia de la situación económica sobre los resultados electorales no sólo dependía de la profundidad de los problemas y contradicciones acumuladas en el sistema y de la idoneidad m las políticas y propuestas enunciadas para superarlas, sino también de las expectativas formadas en la mente de los electores mediante la manipulación de la realidad ejercida por los grupos de poder a través del control de los medios de información. A pesar de que los aspectos de política externa han te nido en general menos relevancia en las campañas electorales norteamericanas, en esa oportunidad el ascenso de los temas de seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo adquirieron un inusitado vigor después del 11 de septiembre del 2001, configurando lo que parece ser una nueva fase de la política norteamericana. El presidente Bush supo capitalizar con bastante éxito en el orden interno, para afincar una línea política de tendencia muy conservadora que hizo recordar en muchos aspectos el auge del conservadurismo desplegado durante las administraciones de Ronald Reagan, durante los años 80 del pasado siglo. Sin embargo, a pesar del derrocamiento rápido del gobierno de Saddam en Irak, su captura y encarcelamiento y la consiguiente estabilización del mercado petrolero, acontecimientos presumiblemente favorables al Presidente, los resultados ulteriores habían complicando la situación debido a las continuas bajas de las tropas norteamericanas y de sus aliados, así como las consecuencias económicas de no conseguir con suficiente seguridad y celeridad la explotación de la riqueza petrolera iraquí. En marzo del 2004, aunque el 50% de los electores norteamericanos aprobaban la gestión de Bush en general, en cuanto a la economía su desempeño era 46 Cristóbal Arteta Ripoll desaprobado por el 51% de los votantes y en política exterior se apreciaba un virtual empate (47% aprobación y 48% desaprobación). A pocos días de las elecciones, las encuestas seguían mostrando un empate técnico y todo parecía indicar que habría que esperar el conteo del último voto para ver quién sería el nuevo presidente de los norteamericanos. Sin embargo no fue así, Bush ganó ampliamente a su contrincante a pesar délo reñido del debate. Los debates realizados en los últimos días, entre los candidatos presidenciales Bush y Kerry, mostraron la gran importancia conferida a los temas de la llamada seguridad nacional, los cuales desplazaron a los de los asuntos económicos, pues en encuesta de junio del 2004 se descubría por primera vez que los norteamericanos estaban más preocupados por la economía (25 por ciento), seguidos por la salud (14 por ciento) y la educación (13 por ciento), que por otros asuntos. Notable diferencia respecto a la situación en el mes de Abril, cuando la guerra en Irak encabezaba la lista. Es decir nuevamente los temas político-ideológicos a vinculados a la defensa de la patria, a los valores de la sociedad americana y a su cultura, ante nuevas amebas terroristas -reales o imaginarias-, se convirtieron en las preocupaciones que más acaparaban la atención de la población. Cuando el presidente Bill Clinton ganó la carrera presidencial el tema económico se convirtió en el eje del desarrollo de la campaña electoral. Tanto es así que en los momentos más cruciales del debate y ante la encrucijada de escepticismos y confusión reinante en el panorama político, cuando los contrincantes se devanaban los sesos buscando el meollo de la problemática y sus soluciones, lanzó la famosa frase que catapultó mis aspiraciones y lo llevó a la Casa Blanca: ¡es la economía, estúpidos!. En el 2004, dada la situación política y el moderado crecimiento económico, así como las contradicciones y elementos de preocupación sobre su desempeño futuro, el debate sobre temas económicos debió ser nuevamente protagónico, pero no fue así. Fue la lucha contra el terrorismo y cómo afrontarlo, la estrategia que ocupó, en los últimos meses, un espacio cada vez más importante en el trabajo de los equipos de campaña electoral de ambos contendientes. De hecho, los dos aspectos menos favorables para las aspiraciones de Bush eran las debilidades en el comportamiento de la economía en general y las complejidades derivadas de su política exterior, especialmente el conflicto militar en Irak. Pero muy a pesar de esas debilidades, el actual presidente ganó el debate electoral, el dos de Noviembre del 2004, con su estrategia de guerra contra el terrorismo. Por eso se podría afirmar que en la conciencia del pueblo norteamericano, esta vez, la frase- símbolo, con la cual explicarán mil situaciones de su prepotente y arrogante democracia política, para justificar su dominio en el mundo, será: ¡es el terrorismo, estúpidos! 47 Cristóbal Arteta Ripoll El nuevo gobierno y la economía norteamericana Como lo habían previsto la mayoría de analistas políticos en el mundo, las elecciones realizadas el dos de noviembre de 2004 en los Estados Unidos fueron tan reñidas que, 24 horas antes del proceso, no había un seguro ganador. Pero ganó Bush. El nuevo gobierno tiene frente sí un panorama de dificultades que van a requerir de una política de estado que involucre los esfuerzos de todos los partidos políticos para afrontarlas y resolverlas. La estrategia de guerra contra el terrorismo en el mundo seguirá siendo la prioridad de la política exterior norteamericana. Internamente, a pesar de que no fue eje de debate, será la recuperación de la economía la meta que comprometa a todos los actores políticos. Para ilustrar a nuestros lectores vamos a presentar unas series de ideas, extraídas del estudio que sobre la economía de los estados Unidos hizo Luís Rene Fernández Tobio, investigador del Centro de estudios aludido (publicado, en Abril 2.004, por la Revista Koeyu Latinoamericano. Caracas. Venezuela). Es importante porque nos ilustra sobre el estado actual de la economía más próspera del mundo y por las repercusiones que en el futuro van a tener las políticas que para su recuperación se han iniciado con el nuevo mandato. Especial interés tendrán estas para los estudiosos y analistas de América Latina. La economía norteamericana inició su última etapa recesiva en marzo del 2001. El crecimiento del PIB real en el 2002 fue de 2.2%, ligeramente inferior al registrado en el 2002 que fue de 3.1%. Para el último trimestre del 2003 el PIB trimestral se ubicó en 4%, lo que significa una disminución del ritmo de crecimiento observado en el trimestre precedente de 8.2%. Las dos mayores contribuciones al crecimiento económico fueron los gastos de los consumidores y las exportaciones. La escasez de inversiones por parte de las empresas, una de las dificultades para hacer más rápido el crecimiento, se encuentra asociada a problemas estructurales de la economía norteamericana que eclosionaron ton fuerza desde finales del año 2001 en la crisis de gobernabilidad del sistema corporativo de Estados Unidos, iniciada con el escándalo de Enron, pero que Be extiende a toda una serie de corporaciones, en las que los fraudes contables y otras irregularidades afectaron seriamente la confianza de los inversionistas. La débil creación de empleos, o el alto nivel de desempleo, alcanzó niveles record de 6.1 por ciento en el tercer trimestre de 2003. El número de desempleados se estimaba en 9 millones de personas en aquel momento. A partir de entonces ha descendido, pero muy lentamente, a contrapelo del comportamiento de otros indicadores. Como es usual para la economía norteamericana, el desempleo expresa notables disparidades entre los distintos grupos identificados, siendo superior para los adolescentes (16.7%), los negros 48 Cristóbal Arteta Ripoll (10.5%) y los latinos (7.3%), mientras para los blancos es de 4.9% de acuerdo a los datos de desempleo correspondientes al mes de enero del 2004. En el mes de marzo del 2004 el desempleo promedio general se estimó en 5.7%. A inicios del 2004 el número de desempleados reflejado según las estadísticas oficiales de Estados Unidos se estimaba en 8.3 millones, sin incluir 432 mil trabajadores desalentados a buscar empleo, por lo cual la cifra real de desempleo podría ser muy superior. Se calcula que durante el período presidencial anterior se perdieron más de 2 millones de empleos, cifra que puede ser mayor por no incluir los desalentados a buscar trabajo y los subempleados. Es evidente que un mercado laboral tan deprimido afecta las posibilidades de la recuperación en la medida que el temor a perder el empleo en el futuro contribuye a incrementar el ahorro y a reducir los gastos. Uno de los fenómenos más desfavorables en el comportamiento actual de la economía norteamericana es que incluso después de decretada la fase expansiva del ciclo en noviembre del 2001, el nivel de desempleo creció y el número de empleados disminuyó en 1.03 millones. Si se empleara el desempleo como una variable principal para determinar el comportamiento del ciclo económico, la expansión no se habría iniciado en noviembre del 2001, sino en la segunda mitad del 2003, que es cuando comienza a recuperarse débilmente dicho indicador. La actualidad económica El ingreso personal real, en Estados Unidos, disminuyó desde finales del 2000 hasta finales del 2001, luego creció hasta enero del 2003, pero nuevamente en febrero del 2003 decreció. En los dos últimos trimestres del 2003 el ingreso personal creció muy lentamente, 1 y 1.1 respectivamente. El índice de la producción industrial alcanzó su nivel máximo de precrisis en junio del 2000 y disminuyó ininterrumpidamente, en los dieciocho meses siguientes, en 6.8 por ciento hasta su nivel más bajo en diciembre del 2001. La producción industrial creció entre enero y julio del 2002, pero se produjo una caída en octubre para aumentar de nuevo hasta febrero del 2003. El índice de la producción industrial observado se redujo en marzo y abril 0.6%, para incrementarse en mayo apenas un 0.1% y en agosto registró una caída de 0.1%, observándose un crecimiento de 0.4%. En noviembre del 2003 aumentó 1%, pero en diciembre no se apreció crecimiento y en enero del 2004 apenas se incrementó 0.8%. La utilización de las capacidades de la industria se ubicaba en enero del 2004 en 76.2 por ciento, cinco puntos porcentuales por debajo del nivel promedio del período 1972-2002. 49 Cristóbal Arteta Ripoll El efecto de las políticas económicas aplicadas al menos hasta la primera mitad del 2003 tuvieron un impacto limitado y quizás hasta contraproducente en lo que respecta a la necesidad de creación de empleos. Lo mismo ha sucedido con la política impositiva, que al parecer ha dificultado dicho proceso. En el corto plazo, sólo la política fiscal y en particular los gastos propuestos por el Presidente pueden surtir algún efecto estimulador. La política fiscal de la administración de George W. Bush, en el período presidencial anterior, estuvo marcada por tres reducciones de impuestos. En el terreno de la economía fue casi su principal y única política económica. Se considera desde la perspectiva oficial que estas disminuciones deben estimular el crecimiento económico,-si los recortes de impuestos se traducen en inversiones y mayores gastos de consumo,-en lugar de reducir el crecimiento de la economía debido a la posible subida de las tasas de interés, que podría ocurrir sí el tamaño del déficit y la deuda federal con respecto al las dimensiones de la economía desvían el financiamiento del sector privado. Sin embargo, existen evidencias que estas reducciones impositivas han tenido un sesgo regresivo. Es decir, han empeorado la distribución de la riqueza y han encarecido relativamente el costo de la fuerza de trabajo, contribuyendo a la anémica inversión y creación de empleo. Esta es la crítica más enfática a la política del reelegido Presidente, en materia económica. El último programa de reducción de impuestos, firmada por el Presidente el 28 de mayo del 2003, -denominado paquete de crecimiento de 350 mil millones de dólares- aprovechó la victoria militar en Irak para reducir la resistencia de los críticos en el Congreso y aunque el éxito fue apretado, dio un gran paso en el camino de su campaña electoral para la reelección. Se ha estimado que debe aportar indirectamente unos 210 mil millones de dólares entre el 2003 y el 2004, dándole un impulso adicional al mercado. En esta política impositiva se considera que el Presidente se ha interesado más en reducir impuestos, que en realizar cambios estructurales en el sistema. Pero ello no opta para dejar de identificar la evidente inclinación neoclásica, o neoliberal de tal política, en tanto privilegia los instrumentos indirectos de mercado, en lugar de estimular el empleo de mecanismos de intervención directa a través de los gastos del presupuesto. Como elementos constitutivos de esas políticas, los gastos militares han desempeñado un lugar relevante. Y aunque pudiera argumentarse sus efectos negativos, en el mediano y largo plazo, sin duda constituyen un estímulo a empresas y sectores de la economía involucrados en los contratos militares, -como las corporaciones del llamado complejo militar industrial, financiadas por el Estado,- mediante fabulosos contratos que abarcan la investigación, desarrollo y producción de armas. Además, en términos macroeconómicos, un aumento en el gasto de defensa significa un estímulo al 50 Cristóbal Arteta Ripoll crecimiento, más importante aún debido a las debilidades presentadas en el sector privado. La caída del dólar En Estados Unidos la política monetaria es práctica y oficialmente responsabilidad del Banco Central, al cual se le atribuye independencia del gobierno federal. Es una política absolutamente consistente con los intereses políticos de la administración en ejercicio. Es conservadora y ha estado encaminada a mantener un clima favorable para la economía. Debido a que la inflación ha dejado de ser un problema, la política monetaria se ha centrado sobre todo desde los inicios de la recesión en estimular la economía mediante recortes de las tasas de interés que la han llevado en la actualidad a su nivel más bajo en más de cuatro décadas. Dice Luís Rene Fernández Tobio, investigador del Centro de estudios avanzados de los Estados Unidos, en el documento que hemos venido comentando, que el 16 de septiembre el Comité de Mercado Abierto, el órgano encargado de establecer la política monetaria, decidió mantener la tasa referencial para los fondos federales a 1.0 por ciento, su nivel mas bajo desde 1958, alcanzado luego de 13 recortes desde inicios el 2001 destinados a fortalecer la expansión económica. El 28 de enero del 2004 se confirmaba el sostenimiento de la política monetaria al mantener la referida tasa al 1 por ciento. En la situación actual el riesgo principal asociado a la política monetaria es la deflación o reducción de los precios dado un pobre crecimiento económico. Todavía se aprecia un crecimiento en los precios, pero la inflación se ha mantenido a un nivel sumamente bajo. En febrero del 2004 la inflación presenta un crecimiento lento: 1.7% en los precios al consumidor y 2.1% en los precios de producción. (Fuente: Bureau of Labor Statistics). La preocupación se debe a la semejanza que pudiera establecerse entre la situación económica actual de Estados Unidos y las dificultades confrontadas en este sentido por la economía japonesa, atravesando por un largo período de estancamiento derivado de la inutilidad en que cae la política monetaria cuando la deflación se entroniza en un contexto de estancamiento económico. Una tasa de interés muy baja, cercana a cero, crearía problemas con los instrumentos financieros de corto plazo y por ello la necesidad de un plan contra la posibilidad de una crisis deflacionaria. Al tiempo que esto ocurre la economía mundial, en particular los principales mercados de Estados Unidos, Europa, Canadá y Japón, no evidencia gran 51 Cristóbal Arteta Ripoll dinamismo y por ello la demanda de bienes y servicios norteamericanos no es como se necesitaría para impulsar la recuperación por esta vía. En primera instancia pudiera pensarse que la caída del dólar respecto a sus principales contrapartes comerciales serviría de estímulo a la economía al alentar las exportaciones y disminuir las importaciones, lo que podría ayudar en los próximos meses a reducir el déficit comercial y alentar de forma neta la recuperación económica. No obstante, la teoría económica y la práctica de la última caída del dólar (1985 1987) demuestran que al menos en el primer año posterior a su ocurrencia, la caída del dólar funciona como un impuesto deflacionario, al aumentar el costo de las importaciones que no logran ser ajustadas con la oferta interna, tal y como sucede con un incremento del precio del petróleo. La disminución relativa del valor del dólar frente a sus principales contrapartes económicas pudiera perjudicar las inversiones internas en la medida que el 40 por ciento de las importaciones son gastos en equipos. Tiene por lo tanto un carácter recesivo y ello pudiera ser negativo para la economía de Estados Unidos en las condiciones actuales. Por supuesto, ello no quiere decir que todos salgan perdiendo. Como sucede con otras medidas económicas existe un balance dentro y fuera y hay ganadores y perdedores. Las corporaciones norteamericanas con una gran actividad en el exterior se ven beneficiadas en sus ingresos. También es cierto que un dólar muy débil puede alentar la salida de los inversionistas extranjeros del mercado norteamericano, si bien debe tenerse en cuenta que otros factores como la fuerte posición política y militar de Estados Unidos, acrecentada después de la rápida victoria en la guerra en Irak contribuye a su posición de superpotencia. Son las paradojas de la dinámica ética del desarrollo capitalista. La incertidumbre de la recuperación La sensibilidad del momento histórico mundial a ligeros cambios puede desencadenar distintos resultados, lo que hace la situación de la economía muy fluida, compleja y difícil de predecir. La clave sigue siendo lo que suceda con la economía más poderosa del mundo. La nueva administración por lo que desprende de sus discursos y actuaciones va seguir alentando la recuperación estimulando la confianza de los inversionistas y consumidores en las medidas adoptadas y las condiciones del mercado. Se supone que el impacto exitoso de la reducción de impuestos aprobada en el 2.004 y el incremento de los gastos federales, -que agregados a un estímulo a las exportaciones por la relativa debilidad del dólar, contribuyeron de conjunto a impulsar el ritmo de crecimiento-, van a servir como punto de partida para proyectar un mayor crecimiento, el cual podría alcanzar más de un 4 por ciento en 52 Cristóbal Arteta Ripoll términos reales a finales del 2005, según los analistas. Este crecimiento mayor sería acompañado por un incremento del empleo y obviamente colocaría a la economía como una virtual carta de éxito para la administración. Es posible que la nueva administración acoja los planteamientos del entonces candidato a la presidencia John Kerry. Según el demócrata, se puede estimular a las corporaciones norteamericanas a invertir más en el país mediante una modificación conveniente del código de impuestos, lo cual disminuiría las pérdidas de empleo en Estados Unidos asociadas a este fenómeno. La disminución del índice del desempleo es una de las metas predilectas de la nueva administración. De cualquier manera, el escenario más probable debido a la gran cantidad de aspectos contradictorios, retos y el efecto de tal coyuntura sobre las expectativas futuras de inversionistas y consumidores, es la continuidad de la situación actual: Un débil crecimiento del Producto Interno Bruto y un comportamiento contradictorio de otros indicadores. El crecimiento se mantendría en el intervalo de 4 a 5 por ciento, pero todavía insuficiente para despejar las sombras de la gestión de la administración sobre la economía, y el desempleo no descendería de 5 por ciento, sin alcanzar los niveles anteriores al inicio de la recesión. Además, la incertidumbre geopolítica por la intervención militar en Afganistán e Irak, su evolución y otras percepciones de amenazas plantearían una mayor peligrosidad intervencionista al gobierno norteamericano, lo cual incidiría en los escenarios de peor comportamiento de la economía. La reconstrucción de Irak, su recuperación económica y la más rápida salida de las tropas norteamericanas son objetivos importantes, pero difíciles de lograr. Las dificultades para conseguirlo -con una mayor participación de sus aliados en hombres, financiamiento y un cierto regreso al multilateralismo con el empleo de Naciones Unidas- está vinculado al costo impuesto por la resistencia iraquí a la ocupación y a las modificaciones en la política de sus aliados. El éxito de la operación de pacificación en Irak, tras las próximas elecciones presidenciales, no es sólo un tema de interés militar y político, sino que podría significar un importante estímulo a la recuperación, tanto por el efecto directo derivado del beneficio económico de la participación de las corporaciones norteamericanas en los más diversos negocios relacionados con la reconstrucción y la explotación de las riquezas petroleras, como por el efecto indirecto en las percepciones de los inversionistas. De signo contrario para la economía, sería un escenario de estancamiento, que comienza a ser asociado peligrosamente con la historia de Vietnam, en una situación conflictiva que aporta cada día nuevas bajas sin beneficios a la vista, ni posibilidades claras de salida exitosa. Frente a estas dificultades ¿cuáles serían las perspectivas de la economía en el reto del mundo y especialmente en América Latina? 53 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 6 EL NUEVO GIRO POLÍTICO DE AMÉRICA LATINA Los cambios arrecian Desde el mismo día en que inicié mis estudios en la Universidad del Atlántico, hace ya más de tres décadas para vincularme al programa de Ciencias Sociales, me puse en contacto con el ambiente político y el debate de ideas que allí se adelantaba. Era un buen reflejo de lo que ocurría en el mundo, en Latinoamérica y en Colombia. El debate era intenso en la Universidad: las corrientes políticas de izquierda se agrupaban entre los que pregonaban la combinación de las diferentes formas de lucha y los que veían en la lucha armada la única vía posible para "enfrentar al enemigo de clase", derrotarlo e instaurar una dictadura proletaria o socialista. Las primeras le daban una gran importancia a las elecciones, participaban en los procesos y lograban escaños y curules en las corporaciones públicas; independientemente de que se reservaran el planteamiento de la lucha armada como una opción alternativa. Las segundas, rechazaban las elecciones al considerar dos (2) principios esenciales: "el que escruta elige" y "la violencia es la partera de la historia"; por lo tanto, para esta corriente la línea correcta era la abstención. La situación política del país permitía el debate, entre otras cosas, porque el conflicto no había logrado altos niveles de degradación que hicieran intolerable la participación activa de algunos sectores. Salvo en aquellos países en donde el voto por mandato legal y constitucional es obligatorio, la abstención ha sido un fenómeno recurrente en el mundo y se ha manifestado en forma espontánea sin que en la mayoría de los casos responda a elevados nivele de conciencia y organización política. En este sentido, Colombia no ha sido la excepción pues, por lo regular, el índice de abstención, a través de la historia, ha oscilado entre el 50% y el 70% del total de personas en disposición de votar, sin que ello exprese un alto contenido de conciencia política y de compromiso con las organizaciones armadas. La gente que no vota lo hace por muchas razones: porque están cansados de tanta demagogia, engaño y mentiras de los políticos de turno; porque las soluciones a los problemas que los afectan nunca llegan o llegan demasiado tarde; porque la corrupción, la politiquería y el clientelismo terminan siendo las estrategias de perpetuación política de los elegidos; o, simplemente, porque no les interesa ni les ha interesado participar en esos procesos. Es muy bajo el índice de personas que no votan porque estén convencidos que la vía armada sea la vía para llegar al poder. Los abstencionistas por principios deberían tener en cuenta la presente época histórica, analizar con profundidad lo que está sucediendo en el mundo y proceder en consecuencia. La nueva característica del actual momento político Latinoamericano es la expresión victoriosa de grandes movimientos políticos con 54 Cristóbal Arteta Ripoll un alto contenido populista de izquierda. Venezuela, Brasil y Paraguay, países caracterizados por el deterioro de los partidos tradicionales y la irrupción en la vida política-electoral de figuras con gran imagen, carisma y apoyo popular, han permitido la conformación de un gran eje político que puede forzar un giro hacia la izquierda y cambiar la configuración del mapa político en América Latina. Este giro puede acentuar su dinámica: si en Venezuela Chávez logra salir adelante con el gran respaldo popular con que cuenta y supera la inestabilidad y zozobra política, social y económica del país; y si Lula y Tabaré Vásquez, a partir de las peculiaridades de sus países, asimilan la experiencia Venezolana y realizan una gestión de cara a ala reivindicación de los más necesitados. Brasil, por el peso real de su economía, puede convertirse en el líder real de este proceso. El triunfo electoral de fuerzas opositoras en esos países, debería servir de ejemplo para profundizar la convicción de que los grandes procesos de cambios y transformaciones alternativos solo son posibles con la presencia activa de los pueblos en las urnas y en las calles para defender el triunfo; pero, al mismo tiempo, para consolidarlo, devolviéndole al pueblo amor y lealtad en cada una de las acciones de la gestión pública. Con el pueblo hacia el bien común todo es posible, sin el pueblo nada es posible. Esta verdad de perogrullo parece que la desconocieran algunas organizaciones políticas, cuando en vez de actuar para ganar el afecto popular realizan acciones en contravía de sus intereses poniendo en peligro lo más preciado de su existencia: la vida y la libertad individual. Jamás en la historia de la humanidad las acciones terroristas y suicidas convocan y aglutinan, por el contrario, ellas aíslan y dividen En Colombia existen condiciones excepcionales para que una opción democrática y popular, aún en medio de la intolerancia y la insensatez de algunos, se abra paso, siga reivindicando el contenido de la vía electoral y empuje hacia la apertura y consolidación de un modelo de desarrollo social humanitario. Esta sería una buena alternativa contra el neoliberalismo que tantos estragos y daños a causado a la economía y a la sociedad en el mundo. El ejemplo histórico de Gaitán Jorge Eliécer Gaitán Maecha, nació a comienzos del siglo XX, en el año de 1.903, cuando en el país el período histórico de La Regeneración daba paso a la Hegemonía Conservadora y se sucedían dos hechos determinantes: La guerra de los mil días y la separación de Panamá. Tenía apenas 25 años cuando nuestra nación fue sacudida por la matanza de las Bananeras en el año de 1928. En ese momento, le correspondió mostrar sus dotes y virtudes como un gran dirigente popular y asomar su proyección como el caudillo y conductor que el país necesitaba. Sus denuncias políticas por los atropellos de la multinacional (United Fruit Company) contra los trabajadores y por los actos de barbarie desarrollados 55 Cristóbal Arteta Ripoll por la fuerza pública, le abrirían el camino de la elocuencia, la oratoria y la compenetración con los ideales de las gentes pobres, discriminadas y desplazadas del país. Su formación política centrada en la doctrina liberal y sus contactos con ideas y dirigentes socialistas del mundo europeo contribuirían a estructurar una concepción del mundo y de la vida caracterizada por el amor y el servicio al prójimo. El bien común fue el vértice desde el cual Gaitán construyó su pirámide filosófica y política. Servir a él, fue la clave para ganarse el afecto y el fervor popular. Terminada la Hegemonía Conservadora e iniciada la Hegemonía Liberal (1.9301.946) los problemas fundamentales de la economía, la salud, la educación, el desempleo, el enfrentamiento bipartidita, la inseguridad y la violencia no cesaban, por el contrario, se agudizaban (pareciera como si la Historia se repitiera infernal e incesantemente)... A Gaitán le correspondió, entonces, ser el principal crítico de su propio partido como miembro que era del parlamento, al cual había sido elegido en el año de 1.929. Sus críticas le valieron la excomunión de muchos de sus copartidarios, pero especialmente del influyente periódico El Tiempo, quien lo señalaba como socialista. Esta situación lo llevó a fundar su propio grupo político (Unión Nacional Izquierda Revolucionaria-UNIR), con el cual, desarrollaría una fugaz política abstencionista hasta que el partido liberal lo envolviera nuevamente en su estructura organizativa. Ya en las filas del partido liberal, fue alcalde de Bogotá durante la primera administración e Alfonso López Pumarejo (1.934-1938), Ministro de Educación en la presidencia de Eduardo santos (1.938-1.942) y Ministro del trabajo en el segundo gobierno de López (1.9942-1.946). Aspiró a las elecciones presidenciales del 5 de Mayo de 1.946, pero con un liberalismo dividido, fue derrotado por el dirigente conservador Mariano Ospina Pérez. La izquierda organizada, con una concepción política contraria al establecimiento, consideraba a Gaitán como un peligroso adversario que deliberadamente contribuía a mantener a las masas bajo la influencia ideológica de la burguesía. Tal vez, por esta razón no lo apoyó en sus aspiraciones presidenciales y prefirió hacerlo por otros candidatos. Gaitán perdió, pero de allí en adelante logró captar el descontento de las gentes, inconformidad que ascendía cada día debido al aumento cada vez más creciente del costo de la vida y por las frustraciones que dejaba la segunda administración de López. Nombrado jefe del liberalismo, tras una corta colaboración con el Gobierno de Ospina, y, como consecuencia de la violencia oficial, no tuvo otra alternativa que suprimir la participación liberal en los altos cargos del gobierno, constituyéndose en el jefe indiscutible de las masas y de la oposición democrática. Sus consignas predilectas se hicieron famosas y calaron hondo en el sentimiento popular: ¡Contra las Oligarquías!..., y, ¡Por la restauración moral de la República!... ¿Será que aún tienen vigencia? 56 Cristóbal Arteta Ripoll Que lástima que el asesinato de Gaitán, el 9 de Abril de 1.948, no hubiera permitido que sus ideas y conceptos los respaldara con sus ejecuciones como gobernante. Entonces, hoy, estaríamos, si no hubiese cumplido su programa de gobierno, enjuiciándolo con su propia máxima: político que no respalda sus principios con sus actos es un farsante que merece el desprecio. El Caso de Venezuela Tres años después de su espectacular ascenso al poder, en 1998, con un apoyo popular extraordinario, el presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, el día 11 de Abril, fue depuesto como presidente mediante un golpe de estado dirigido por altos mandos militares de ese país y auspiciado por fuerzas poderosas internas y externas. Ese día, los empresarios, sindicalistas y dirigentes políticos contrarios a Chávez lograron, previamente, desarrollar una marcha sin precedentes en contra de su gobierno, la cual, creó las condiciones que los golpistas esperaban. Sin embargo, no fue esa la información que estuvieron emitiendo los que controlan los grandes medios de información del hermano país y sus símiles en el exterior. Por el contrario, decían que el presidente Chávez, forzado por las consecuencias de las manifestaciones en su contra, no le quedó otra alternativa que renunciar a su cargo. Esa información la vinieron recepcionando nuestros medios, salvo pocas excepciones, dándole absoluta credibilidad sin ni siquiera dignarse a dar cabida a la "otra opinión", la que por lo regular siempre se cercena para esconder determinados intereses. Algunos hasta editorializaron para sumarse a la mentira y alegrarse por la caída de Chávez. Pero, como siempre ocurre, por muy oscura que parezca la noche habrá alguien con una linterna para alumbrar el camino y mostrar la realidad tal como ella se presenta. Hay medios honestos en el mundo que han entendido que su función principal es informar en forma objetiva, imparcial y veraz para que las gentes libremente puedan construir su propia opinión. Es un deber informar correctamente, pero también es un derecho estar bien informado. Quienes hemos seguido de cerca y con algún interés académico el proceso venezolano, solo nos correspondió tomar con pinzas la información y sospechar de ella. Las razones de pronto muy simples: los medios de comunicación en manos de los poderosos en el vecino país, desde la llegada de Chávez al poder, entendieron que no eran los suyos sino otros los intereses representados en ese gobierno. De allí, el sesgo en la noticia. Pero Chávez volvió al gobierno, antes de transcurrir 48 horas del golpe de Estado más corto de la historia latinoamericana, porque el pueblo que lo había elegido se tomó las calles, superando las manifestaciones del 11 de Abril, y, porque, fue tanta la presión que el ejército no tuvo otra alternativa que apoyar la restauración del gobierno legítima y legalmente constituido. 57 Cristóbal Arteta Ripoll No es fácil simpatizar con el estilo de conducción política de Chávez. Su interés en mostrarse como el nuevo representante de Bolívar en la tierra venezolana y proyectarse como tal, más allá de las fronteras, lo lleva a creerse el elegido de la gloria y a cometer muchos errores. El primero de ellos, y, tal vez el más protuberante, subestimar permanentemente a sus opositores y creer ciegamente que el respaldo popular y el de los militares es eterno. De allí la seguridad que muestra en sus discursos e intervenciones tanto en el interior como en el exterior del país. El más reciente de todos, el discurso como delegatario de los presidentes en la reunión del Grupo de Río, es la muestra más clara de su formación y actitud mesiánica. Chávez, tiene el coraje y la valentía del llanero Páez, el espíritu reivindicatorio de Sucre, y, aunque le falta la inteligencia y el equilibrio emocional de Bolívar, encarna la esperanza Bolivariana de redención de los pobres venezolanos. Ha sabido canalizar la inconformidad del pueblo venezolano contra los partidos tradicionales (Acción Democrática y Copey) y ganar en línea los diferentes procesos eleccionarios que se han realizado en el vecino país, pero, aún, no ha podido plenamente convencer y demostrar sus dotes sobre el difícil arte de gobernar. Para gobernar hay que estar preparado. Los ricos se preparan y preparan a sus hijos para el gobierno, los pobres a lo sumo lo hacen como medio de trabajo y subsistencia. Son pocas las excepciones que recoge la historia sobre aquellos casos en que líderes pobres, con poca formación, llegan a triunfar y a realizar un buen gobierno; entre otras cosas, porque los ricos no siempre los dejan. Lo que si recoge la historia son los casos de líderes pobres que por su inteligencia y formación han escalado las cimas más empinadas del poder del Estado y se han mantenido gracias al apoyo popular. La expresión Platónica: solo los sabios pueden conducir adecuadamente los destinos de un estado, (si se analiza en su contexto histórico y como inferencia de sus opiniones filosófico-políticas, contenidas en su obra magna "La República"), podría interpretarse como el interés del sabio griego en que los estados sean gobernados solo por los que saben. Y así debe ser, lo demás es irresponsabilidad. No hay dudas, a los pobres no nos queda otro camino, tenemos que prepararnos y preparar a nuestros hijos no solo para que sobrevivan, también para que gobiernen si las circunstancias así lo exigen. Chávez regresó, porque no perdió el apoyo popular. Cuando este se pierde, para el gobernante todo está perdido; y para mantener ese apoyo, aún con una buena obra de gobierno, se requiere del poder de los medios para informar adecuada y verazmente. La voz del pueblo no es siempre la voz de Dios, por el contrario, es más bien la de los poderosos sí, a través de los medios de información y comunicación, logran manejar y construir opinión a su favor. Si Chávez no logra convencer a los grandes medios u obligarlos para que informen con objetividad e imparcialidad, va a seguir teniendo dificultades en su gestión. Con la salida y regreso de Chávez voló y volvió la esperanza de los pobres en Venezuela. En 58 Cristóbal Arteta Ripoll adelante, tendrá que recoger las experiencias vividas, procesarlas, rectificar errores y demostrar que sí sabe gobernar. Amanecerá y veremos. Avance hacía un nuevo modelo El caso de La República Bolivariana de Venezuela puede ser analizado desde diversos puntos de vista, y, de conformidad con ellos, presentar las inferencias que se desprendan. Si el punto de partida está marcado por los intereses individualistas, utilitaristas y pragmáticos de quienes históricamente han defendido los grandes privilegios del capitalismo, entonces, lo que está pasando en el vecino país representa un retroceso para la democracia representativa y, aún, para la democracia participativa; muy especialmente, porque allí se corre el peligro de que el Castrocomunismo se instaure definitivamente y ello sería un mal ejemplo históricopolítico para el resto de la humanidad. Si, por el contrario, la óptica representa intereses colectivos, solidarios y humanistas lo que está pasando allí se muestra interesante y Venezuela avanza, en medio de las dificultades, hacia metas de desarrollo sostenible con justicia social y equidad. Quienes hacen desprender su análisis desde esta perspectiva, no necesariamente entienden que el proceso que se adelanta marcha hacia un sistema antagónico con el actual sistema capitalista imperante en Venezuela. Si la visión utilizada para analizar el caso Venezolano está centrada en una perspectiva científica o se desprende de una óptica académica, entonces, los resultados, más allá de una posición y actitud política, tienen que mostrar coincidencias más eficaces y ajustadas con la realidad del país bolivariano. La lectura de estudios académicos, realizados por intelectuales internos y externos del vecino país, así como el seguimiento que hemos venido haciendo al proceso nos ha permitido llegar a las siguientes conclusiones: La pretensión de realizar una Revolución con justicia social y equidad por la vía constitucional sin mayores márgenes de violencia, a pesar de la férrea oposición de los sectores poderosos, es única en el mundo. Se pretende cambiar revolucionariamente el actual modelo de desarrollo neoliberal por un nuevo modelo de desarrollo social humanitario, de tal manera que, al lado de la libre empresa, la defensa de la propiedad privada y la democracia política, el Estado asuma un papel protagónico en la redistribución de las riquezas, en el manejo, control y prestación de los servicios públicos y en la inversión de grandes recursos para la construcción de universidades, escuelas, hospitales y demás obras de infraestructura. Las dificultades para avanzar son enormes, sobre todo, porque los grandes y tradicionales grupos de poder económico y político son antagónicamente contrarios al proceso y, de mil maneras, han impedido y van a seguir impidiendo su consolidación. Para la oposición, la única salida a la crisis, hoy convertida en obsesión, es la salida de Chávez. Ni siquiera la presión de la 59 Cristóbal Arteta Ripoll Organización de los Estados Americanos -O.E.A.- y la presencia de su presidente, en ese entonces, Cesar Gaviria pudieron convencer a la oposición que debía esperar los tiempos establecidos por la constitución para la realización de elecciones. Los dos grandes problemas que tiene la oposición para lograr sus objetivos son: en primer lugar, el amplio apoyo popular del presidente Chávez y, en segundo lugar, el respaldo de las Fuerzas Armadas Venezolanas. La toma de Caracas y las grandes movilizaciones en todo el territorio nacional durante los días 11, 12, 13 y 14 de Abril, después del golpe de estado de más corto tiempo en el mundo, demostraron, una vez más, que solo con el pueblo y su apoyo era posible mantenerse en el poder. Solo 47 horas bastaron para que los golpistas mostraran sus garras y dientes fascistas contra los demócratas del vecino país, demostrando ante el mundo que los dueños del poder económico ni siguiera son capaces de respetar la democracia que tanto pregonan y defienden: la electoral representativa. Las ocho elecciones en línea que les ha ganado el presidente Chávez han sido cuestionadas e irrespetadas. Y tal como están las cosas, cuando se realicen las elecciones presidenciales en el 2006 lo más posible es que las vuelva a ganar y se las sigan irrespetando. El gran dilema que tenía el presidente Chávez era convencer a los Estados Unidos y a los poderosos de su país que su gobierno solo persigue mejorar el funcionamiento del capitalismo, para hacerlo más eficiente y ajustado a los nuevos tiempos. Pero no lo logró, y por esa va a ser muy difícil mantenerse en el poder sin las grandes dificultades del presente y las que están por venir. La crisis de Venezuela parece ser una crisis de superación de los males endémicos que la caracterizan, sobre todo, porque ha brindado las condiciones y la oportunidad para la renacionalización de la principal industria petrolera del país y una de las más grandes del mundo. Todo ello puede ser posible por la radicalización del movimiento popular a favor de Hugo Chávez Frías y su consolidación como gobernante, si es que tal apoyo y el de las Fuerzas Armadas es suficiente para mantenerse en el poder. El impacto de la figura de Chávez en el mundo, a pesar de la campaña difamatoria que en su contra adelantan los medios, lo ha colocado como protagonista de la vida política y de los cambios en Latinoamérica. Según encuesta realizada por la Agencia de Noticias BBC de Londres Chávez está en el primer lugar con un 51.33% de aceptación, seguido por Bush con un 25.03%, Ronaldo con 10.87%, Lula con 8.83% y Sadan con3.95%. Y ello es indiscutible, porque a pesar de todas las dificultades y problemas se mantiene en el poder levantando en alto las banderas de un nuevo modelo de desarrollo social humanitario y porque ha derrotado dos grandes conspiraciones: la de comienzos del año 2001que terminó con el fracasado golpe de estado del 11 60 Cristóbal Arteta Ripoll de Abril y la de finales del mismo año iniciada con un paro nacional indefinido que ha saboteado criminalmente a la principal industria petrolera del país. Las reivindicaciones populares El referendo realizado el 15 y 16 de agosto del año 2004 en la República Bolivariana de Venezuela, para decidir la permanencia del Presidente Chávez en el poder fue una demostración contundente de la democracia participativa protagónica. Chávez ganó otra vez y no de cualquier manera. Lo hizo ampliamente y en contra del poder descomunal de los poderosos internos del vecino país, de los magnates del gran imperio del norte y sus aliados en el mundo. De acuerdo a las cifras emitidas por el Concejo Nacional Electoral Chávez ganó con el 58.25% de la votación total. Fue la octava victoria en línea de Hugo Chávez Frías, desde cuando llegó a la Presidencia de la República en el ano de 1.998. Ya nadie debería decir en adelante que en el vecino país lo que se pretende es instaurar un orden dictatorial excluyente, como lo han venido afirmando sus enemigos y adversarios en el mundo. Pero lo seguirán diciendo quienes, interna y externamente, no soportan ver a los de abajo gobernar a los de arriba porque para ellos los pobres solo existen para ser gobernados y trabajar para ampliar las arcas de sus economías. Sobre todo, lo seguirán diciendo os de la oposición interna, quienes desde antes del triunfo ya se habían resistido a aceptar los resultados del referéndum. Lo anterior significa que la demostración contundente de Democracia dada por el pueblo de Venezuela no será suficiente para contener las pretensiones golpistas de la oposición y acabar a como dé lugar con el gobierno de Chávez. Algunos como el expresidente Carlos Andrés Pérez, desde antes del proceso lo había anunciado, señalando (¿quién lo creyera?) "que la única vía para sacarlo del poder es la vía armada" En sus declaraciones desde el exterior decía: “existe un desgobierno que ha llevado a Venezuela al desastre. Quien lo dirige es un loco sin capacidad mental ni organización para pensar ni para dirigir los destinos del país. Esa es la realidad venezolana, de manera que nosotros no tenemos más recursos que salir de él v eso es lo que vamos a hacer en estos días... lo vamos a sacar del poder. El referendo triunfa, y si no hay referendo, sin referendo lo sacamos. Este señor ha demostrado que no tiene interés en una solución negociada de la situación venezolana. Este es el peor gobierno populista que se hay vivido en América Latina" Y remataba diciendo que si era necesario había que malario como a un perro, con el perdón de los perros. Semejante exabrupto pone al descubierto que quienes más pregonan la vía electoral y pacífica como único medio para acceder al poder son los primeros en desconocerla cuando ella está en contra de sus mezquinos intereses continuistas. Es decir, la oposición no esperará otro proceso eleccionario para intentar sacar a Chávez del poder. De seguro lo intentará por la fuerza con la anuencia y el apoyo 61 Cristóbal Arteta Ripoll de sus amos en el mundo. Pero desconocen o más bien no quieren entender que no se trata de sacar a un hombre sino a un pueblo, porque esto es lo que él encarna. De allí su fortaleza. La encarnación de un pueblo que hoy cuenta con otra ventaja incomparable: el apoyo irrestricto de las fuerzas armadas. Esos miles de hombres y mujeres permanentemente en las calles de Venezuela, apoyando mayoritariamente al gobierno, demuestran que el Proyecto Político Bolivariano ha prendido en la conciencia de las gentes. Y si bien es cierto que aún no se han resuelto los problemas estructurales de Venezuela, tienen plena fe y confianza en un futuro más digno y justo que acabe con la miseria, la pobreza, el desempleo y todas las desgracias del Proyecto Neoliberal Capitalista. La política de Misiones impulsada por el Gobierno Bolivariano de Venezuela es apenas el inicio de un proceso, que como todo parece indicar, profundizará las soluciones a las reivindicaciones populares: La Misión Robinsón en menos de un año en Venezuela casi ha erradicado el analfabetismo, según aseguran fuentes oficiales. Es casi un país Ubre del analfabetismo y en su segunda fase pretende garantizar la educación primaria a toda la población; La Misión Rivas incorpora a todos los que no pudieron terminar el bachillerato hasta que lo concluyan. Ya se han beneficiado más de 500 mil bachilleres. Todas las instituciones públicas del país están involucradas. Es gratuito y obligatorio; La Misión Sucre creó la Universidad Bolivariana que está abriendo núcleos en todo el país. Brinda educación hasta concluir la carrera profesional; La Misión Barrio Adentro esparció más de mil médicos cubanos por todos los barios del país. No hay un barrio donde no haya un médico con su consultorio. Se brinda salud a la puerta de la casa, gratuita, se entregan medicamentos. Por decreto los hospitales militares antes instituciones restringidas sólo para el personal militar- atienden emergencias; La Misión Mercal un sistema que garantiza alimentos baratos al pueblo, pone un control de precios a los productos de la canasta básica para evitar la especulación. Existen mega mercados para vender productos básicos a precios muy por debajo de los regulares. Por no dar abasto ante la gran demanda que tienen, todos los días se están inaugurando otros. También hay mercaditos, que son bodegas para la gente del sector. Además los mercales grandes tienen una botica popular adentro donde se consigue medicina con 80 por ciento de descuento subsidiado por el Estado. Esas Misiones, las medidas petroleras y las agrarias tomadas con la Ley de tierras ponen al descubierto que un nuevo modelo de desarrollo en América Latina sí es posible y viable. Venezuela abre caminos inéditos en el mundo. Creo que ni aún con el asesinato de Chávez (ojala y Dios no lo quiera) se interrumpiría el proceso Venezolano. No hay dudas, los movimientos de resistencia y cambio liderados por Chávez, Lula, Krischner y Tabaré Vásquez, entre otros, constituyen las figuras protagónicas del nuevo giro político de nuestro continente. Otra de las 62 Cristóbal Arteta Ripoll manifestaciones de los vientos de cambios que soplan en América fue la reciente elección el día I .unes dos de mayo de 2005 del chileno José Miguel Insulza como nuevo presidente de la O.E.A.; sobre todo, porque su candidatura no contó con el apoyo inicial de los Estados Unidos, país que para evitar su derrota, a última hora, retiró la candidatura del mejicano Luís Ernesto Derbez. Según los analistas políticos fue la primera vez en la historia que ese país es derrotado en la Organización de los Estados Americanos. Otros analistas, por el contrario, creen que Insulza no hubiera llegado a la presidencia sin el apoyo de Washington. De cualquier manera, todo parece indicar que las posiciones del nuevo presidente se desarrollarán a favor de los intereses norteamericanos. 63 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 7 POLITICA ELECTORAL Y ANGUSTIA AXIOLOGICA EN COLOMBIA Coaliciones sin fronteras La existencia de los partidos políticos en Colombia data desde mediados del siglo XIX, cuando las contradicciones económicas y sociales comenzaron a expresarse en términos de intereses políticos. El incipiente Conservatismo defendiendo el supuesto orden derivado de relaciones sociales que consideraron garantizados por la religión y el ejercicio efectivo de la autoridad; y el Liberalismo dividido en dos fracciones: los Draconianos, representantes de los intereses manufactureros y artesanos y defensores del proteccionismo, y los Gólgotas, representantes de la burguesía comercial y defensores de un Estado burgués liberal y democrático. Coinciden nuestros historiadores en afirmar que, en sus inicios, las diferencias entre liberales y conservadores estaban fundamentalmente referidas al divorcio o maridaje en las relaciones Iglesia-Estado, a la amplitud o restricción de los derechos políticos y libertades individuales, al carácter laico o confesional de la educación y, en menor proporción, al librecambismo o proteccionismo en materia de política económica. Sin embargo, sería erróneo, históricamente, reconocer líneas de demarcación que homogeneizaran ideológica y políticamente a nuestras grandes organizaciones tradicionales. A través de la historia, aspectos de los programas y plataformas políticas de un partido siempre han encontrado adeptos y creado fricciones en el otro, independientemente de la hostilidad que en algunos períodos convulsivos de nuestra historia los ha caracterizado y que los ha enfrentado belicosamente en fratricidas guerras civiles. Ni siquiera las organizaciones políticas de izquierda han escapado a la tentación de dejar de hacer oposición, para aliarse y apoyar coyunturalmente determinados proyectos políticos partidistas. A sólo cinco años de fundado el P.C.C. llamó a sus militantes y adeptos a votar por la candidatura presidencial triunfante de Alfonso López Pumarejo (1934-1938), por considerar que expresaba para la época reivindicaciones más sentidas de los miserables del campo y la ciudad. Las coaliciones no son, en nuestra historia, un fenómeno nuevo, ni rasgo original de nuestra política. La experiencia histórica mundial es rica en experimentos de esa naturaleza y no existe en la teoría política, un clásico que por principio las niegue en forma absoluta y excluyente. Todos los procesos políticos de cambios, transformaciones y reformas han estado acompañados de ellas. No puede, por lo tanto, negarse su importancia ni su vigencia histórica. La multitud de problemas que afectan a la comunidad y las exigencias de una sociedad más 64 Cristóbal Arteta Ripoll justa, abierta y democrática, requieren eslabonar los esfuerzos e iniciativas de todos hacia metas concretas. Lo negativo de los acuerdos entre los partidos y organizaciones políticas es que ellos se realicen sin que medien tesis y programas, sin líneas ideológicas divisorias y desapareciendo las opciones y alternativas tan esenciales y necesarias para la vida de la democracia. Es imprescindible que las componendas burocráticas, el reparto milimétrico del poder y la entrega de la conciencia por el beneficio inmediato cedan el paso al mantenimiento de los principios ideológicos y políticos para que se fortalezca la controversia sana y civilizada y se puedan establecer responsabilidades en el manejo político y en los resultados de su acción. Una democracia que exprese con nitidez las diferentes salidas y soluciones a sus problemas, ensanche sus posibilidades y perspectivas, acreciente la credibilidad de los ciudadanos, se hace más participativa y se vincula sin temores y vacilaciones a los cambios que miran al progreso de la humanidad. La desesperación por la obtención de un mayor número de votos para garantizar una curul, o aumentar su número, está impidiendo que las fuerzas que gobiernan y las que conforman la oposición, tracen claras líneas de separación a sus tesis programáticas, parece que sólo importara el resultado del momento y la mejor suerte del grupo y de sus candidatos a corporaciones públicas. La preocupación por una democracia más real, con verdaderas proyecciones hacia soluciones profundas en lo económico, político y social no ocupa lugar importante en las reflexiones de nuestra vida política. Ese oportunismo político ha creado un panorama de confusiones y confusionismos sin fronteras ideológicas, donde es difícil y a veces hasta imposible, a no Ser por el rótulo de la tradición, diferenciar al liberal del conservador, y, más aún, las tendencias y matices que los más agudos analistas y visionarios políticos dicen que existen en el interior de los grandes partidos de la política nacional. Este proceso terminará agotando definitivamente las opciones, desinteresando más al ciudadano y creándole espacios a la abstención y a todas las consecuencias que ella implica. Y si la oposición de izquierda, como se vislumbra, guarda sus propósitos y principios para acomodarse a las ventajas electorales de la coyuntura, con mayor razón, la densa nube que oscurece el panorama político, acabará convirtiendo nuestra ya deteriorada democracia, en la noche de las tinieblas. Candidatos, tesis y programas Cuando se acercan procesos eleccionarios en nuestro país, la expectativa crece y la confrontación política se agudiza sin que aparezcan claramente definidas las tesis y programas. El esfuerzo de los candidatos no pasa los límites del discurso llano que, con acento populista, persigue captar un electorado cada vez más 65 Cristóbal Arteta Ripoll distante de motivación, para opinar consignando su voto por una alternativa real y verdadera. La consigna del bienestar para todos se concibe, simplemente, como resultado de la superación de los problemas que afectan la prestación de los servicios públicos y los de la seguridad social, tan cercada por la ola delictiva que envuelve y amenaza permanentemente nuestras vidas. A veces, y entre líneas, aparece en las intervenciones de los candidatos, una que otra mención tangencial al flagelo del desempleo, sin la menor intención de analizar profundamente un problema que, por sus connotaciones económicas, políticas y sociales, requiere de claras alternativas que reduzcan el índice a su menor nivel de expresión. Los problemas referidos a la vivienda popular, ni se tocan, dando la impresión que no existieran. Las dificultades educativas regionales merecen poca consideración, lo que demuestra la escasa importancia que la educación ocupa en las reflexiones políticas de quienes as piran a regir nuestros destinos. Para nadie es un misterio el estado desastroso de la infraestructura de las regiones, la ausencia de planes para su desarrollo, la desorganización que la sustenta y la ineficacia de la administración. Los centros educativos padecen de crisis de dirección, anarquía e incapacidad administrativa, clientelismo y politiquería, ausencia de propuestas para su optimización académica, aislamiento de las necesidades básicas del desarrollo regional y local y sin las perspectivas de generar cultura para la satisfacción estética y espiritual de los barranquilleros. Es indiscutible que las elección popular plantea dos alternativas: o contribuye a oxigenar y fortalecer la necesidad de una apertura democrática que amplíe sin reservas la participación política civilizada y racional, o, por el contraria, la deteriora si los compromisos políticos de los elegidos con los grupos y organizaciones significan la exclusión dogmática de las minorías del ejercicio del control y poder gubernamental. En lenguaje cristiano, traduciría volver a un pasado que sólo violencia e irracionalidad deparó y cuyas secuelas hoy viven y sienten los colombianos. De allí, la exigencia de un estatuto que dé garantías a las minorías y a la oposición en la participación y expresión política. A los candidatos a gobernantes y corporaciones públicas les corresponde escoger y definir en su plataforma programática, la línea de conducta que más se ajuste a sus concepciones y criterios. No pueden menospreciar el pasado y ser indiferente al futuro. Un aspirante sin tesis y programas no puede esperar opciones de la franja del electorado que históricamente se ha abstergido, por considerar violentados sus derechos y engañado por la demagogia en otras oportunidades. Es menester que se pase de la vaga y veintijuliera charlatanería, a las definiciones programáticas acompañadas de una real voluntad política para realizar y trabajar por el beneficio comunitario. Un candidato que se respete y respete al elector no ofrece lo que 66 Cristóbal Arteta Ripoll está imposibilitado de cumplir. Ni sale por la tangente de la problemática socioeconómica y cultural, ofreciendo torpe y populistamente los más absurdos exabruptos y despropósitos, con lo cual se indica la ausencia total de creación e imaginación para lograr un planteamiento que, seria y coherentemente, brinde diagnósticos y soluciones a la agigantada muralla de sinsabores, problemas y dificultades que rodea a la ciudad. La seriedad y honestidad de un aspirante deben llevarlo a concebir la presentación de sus tesis y programas, más como un imperativo moral y ético por realizar que un requisito formal para ganar adeptos en las elecciones. La democracia se fortalece ampliándola y haciendo, no diciendo y mintiendo. Más allá de la burocracia Las elecciones y la política de coaliciones va acompañada de la rebatiña burocrática. Una vez elegidos la situación no parece la más favorable para afrontar con decisión y coraje la vía de soluciones al sinnúmero de problemas que agobian al país, porque en su clase dirigente priman más los intereses restringidamente grupistas y burocráticos, que el bienestar colectivo. El tema central de las reflexiones y preocupaciones políticas no es el Plan Operativo para definir las tareas y avanzar hacia la materialización de la plataforma programática lanzada durante la campaña electoral. Es la rebatiña por los cargos y el manejo de los centros de poder empleacional, lo que más parece inquietar y mover la política nacional en los actuales momentos. A nadie puede escapar en su comprensión racional, por muy neófito que sea en la cosa política, la idea de la distribución de la burocracia para definir coaliciones y garantizar triunfos. Es lógico suponer que una vez definido el programa, los acuerdos deben incluir el reparto del poder político en correspondencia con la correlación de fuerzas de cada sector político obtenido en las urnas. Única manera de potencializar esfuerzos, establecer una sana competencia por aumentar el caudal electoral y evitar posteriores divergencias, o, insinuación de las mismas, que sólo sirven para acrecentar el desprestigio de la política tradicional. La prensa hablada y escrita en época electoral debería reseñar en sus páginas, no la pugna por la burocracia, sino la gran obsesión de las fuerzas coaligadas, girando en torno al interrogante ¿Qué hacer? para cristalizar lo prometido y convertir a Colombia en el país pujante y progresista que sus habitantes necesitan. Por la vía de los enfrentamientos grupistas y burocráticos no serán posibles respuestas claras y efectivas al interrogante. Pero por la que conduce a deponer intereses personalistas y a concitar esfuerzos para crear los equipos de apoyo 67 Cristóbal Arteta Ripoll logístico que las duras tareas por emprender esperan, sí, es factible diseñar un marco de políticas hacia realizaciones prácticas, en el espacio y el tiempo, para el desarrollo financiero, el estímulo de las inversiones, el progreso industrial, la expansión de la vitalidad cultural, y educativa del país, la reducción del desempleo, la superación de las dificultades habitacionales y para resolver definitivamente uno de los innumerables problemas de la comunidad: las contrariedades de los servicios públicos. Si los dirigentes políticos en la actual coyuntura contribuyen con su sensatez y humanismo a cumplir con el país, evitarán que el descrédito de la democracia colombiana continúe su curso ascendente y que los venideros procesos eleccionarios sean excesivamente más costosos y difíciles para ganar adeptos. La paz de que tanto hablamos y que reclama el país, podemos ayudar a construirla, más por lo que hagamos, que por lo que digamos. El discurso educativo y su praxis El discurso sobre la educación es muy diverso y complejo. Pero existen elementos y aspectos centrales que le pertenecen, que a fuerza de repetirse incansablemente se han mecanizado en la conciencia colectiva de las gentes. De tal manera, que cualquier ciudadano común y corriente los repite con una facilidad asombrosa. Con mucha razón lo hacen quienes tienen y han asumido responsabilidades en ese campo. Me refiero a los docentes, a los investigadores científicos, a los filósofos, a los sociólogos, a los psicólogos y a los funcionarios o directivos de la educación. Lo anterior solo significa que no hay discusión en que el tema de la educación ha sido, es y será considerado importante en el devenir histórico, y, que, por tal razón, ha ameritado reflexiones de toda índole. Desde las más simples hasta las más encumbradas y empinadas en los campos de la ciencia, la política, la sociología, la psicología y la filosofía. Tantas han sido esas reflexiones, a través de la historia, que no creemos equivocamos si afirmamos que ha sido uno de los temas sobre el cual se ha escrito más en el mundo. En Colombia, el más torpe de los funcionarios y directivos de la educación tiene muy bien aprendida la lección y para repetirla en cócteles, círculos de amigos y reuniones no requieren de mayor esfuerzo intelectual. Algunos hasta sorprenden por su locuacidad y ademanes que la acompañan. A veces nos da la impresión, por el manejo extraordinario del tema, que estamos realmente ante sabios o filósofos de la educación. Solo que cuando miramos los resultados de sus prácticas, entonces, confirmamos que, en el campo educativo, Colombia es un país lleno de charlatanes y farsantes. Pero seríamos injustos, si no reconociéramos la existencia de profundos conocedores del tema y de activistas profesionales en el difícil arte de enseñar, dispuestos a abrir caminos y nuevos 68 Cristóbal Arteta Ripoll derroteros para que en este país la teoría germine, florezca y fructifique en el accionar de los hechos sociales, políticos, económicos y culturales del país. Pero a estos últimos, el estado ni los requiere ni le ha dado la importancia que merecen sus planteamientos. Por lo mismo que siempre hemos afirmado: porque los canales de ascenso y movilidad en la estructura político-administrativa del estado no están mediados por la meritocracia sino por la politiquería y el clientelismo rampante. Basta pertenecer a un sector político con influencias en las altas esferas del poder para estar habilitado y ocupar altas dignidades en el campo educativo. En cualquier país del mundo, sobre todo en Europa, las altas autoridades de la educación son los profesionales académicamente más preparados, con grandes investigaciones científicas en el campo educativo, con profundas vocaciones y convicciones pedagógicas, y, sobretodo, con demostradas capacidades (le liderazgo para convocar, reunir voluntades y establecer consensos sobre los tópicos o temas que requieran de grandes reflexiones y soluciones. Pero en Colombia, los ejemplos sobran para demostrar que aquí se hace todo lo contrario. Hemos tenido Ministros de Educación expertos en comercio, agricultura y finanzas pero ignorantes en el campo educativo y pedagógico. En muchas Universidades, donde se supone se forman a los mejores hombres del país para dirigir sus destinos en lo económico, lo político, lo cultural y lo propiamente educativo, la politiquería y la corrupción han terminado entregando la dirección de la institución en manos de Rectores ineptos e incapaces. En los niveles menores, como la secretaría de educación Departamental, Distrital y las Facultades de Educación la situación es peor: los cargos han sido y son ocupados por lo regular, salvo contadas excepciones, por profesionales de muy baja o escasa preparación para afrontar las dificultades educativas. Hacia el futuro la situación puede variar significativamente si como candidatos y luego como gobernantes son enfáticos al reafirmar su compromiso para cumplir con el programa de gobierno, especialmente, con su propuesta educativa, como el camino más expedito para hacer avanzar al país hacia la reconciliación nacional y la restauración moral de la República. Y efectivamente, lo mínimo que esperamos los colombianos es que durante sus gestiones la educación deje de ser la cenicienta en el manejo de la política oficial y pase a ser parte esencialísima de una política de estado con metas claras definidas a corto, mediano y largo plazo. De esa manera, se podrían establecer líneas nítidas para que al momento de seleccionar a los directivos de la educación se cumpla con mínimos criterios y requisitos de calidad y se les obligue a desarrollar las políticas oficiales mediante planes operativos previamente concebidos, y, diseñados, de tal manera, que sus resultados puedan ser evaluados periódicamente. El discurso educativo debe adquirir una gran dimensión práctica para que no se aplace el sueño de ver convertida la educación en la verdadera palanca del 69 Cristóbal Arteta Ripoll desarrollo económico, político, social y cultural del país. Y que por fin, cese la politiquería y el clientelismo en su manejo para dar paso a la dignificación de la profesión. El doctor Uribe y la educación Los colombianos esperáramos que el Gobierno de la República asuma con profunda vocación, seriedad y diligencia los compromisos adquiridos, sobretodo, en lo concerniente a la educación, pues de ello depende en gran parte el futuro de Colombia y el de nuestros hijos. Si algo agradó del primer discurso del Presidente Uribe, fue el hecho de haberlo iniciado con el señalamiento de la Revolución Educativa como uno de sus compromisos prioritarios. Uno de sus hijos varones, en un programa televisivo, ante la pregunta de la periodista sobre ¿ cuál de las propuestas de su padre desearía que le prestara mayor atención ?. La respuesta del joven fue categórica: a la Revolución Educativa. Uno supone que esa reafirmación no era gratuita, ni accidental. Era mas bien el resultado, y es conveniente que así lo aceptemos, de un concepto y de una visión que de tanto repetirse en público y en privado ha sido asimilada como ejemplonorte en el núcleo familiar y para orientar una acción y una labor de gobierno. La Revolución Educativa, tal como fue concebida por el Doctor Uribe en su programa de gobierno, implica, entre otras cosas: cientificidad, tolerancia, criticidad, eticidad, cobertura universal y acceso democrático; además, incremento del presupuesto de investigación, ciencia y tecnología; y, creación de centros de desarrollo tecnológicos mediante la alianza del Estado con la comunidad académica, científica y empresarial. Es bueno indicar que estos aspectos ya han sido señalados en programas de gobiernos anteriores y no han sido alcanzados plenamente. Pero, más allá de las reticencias y diferencias que hubiese podido dejar el debate electoral que lo eligió, lo único que nos correspondía sin distingos étnicos, políticos, religiosos e ideológicos era rodear y apoyar todos los esfuerzos y acciones que el gobierno realice por el bien de la comunidad. Justamente es el Bien Común, principio esencial de la filosofía Platónica, el que debe orientar el comportamiento y sentido de la acción gubernamental. Desde esa perspectiva, el interés y significado que adquiera la educación será la clave que diferencie cualitativamente a este gobierno de los anteriores y reivindique la gobernabilidad con la historia. Todavía estamos convencidos que con el Doctor Uribe puede volver a renacer la esperanza de creer en nuestros gobernantes. Sin embargo, se percibe en el gremio de los educadores la preocupación de que durante el próximo gobierno la educación pública va a seguir siendo la cocinera en palacio, por varias razones: 70 Cristóbal Arteta Ripoll -porque la propuesta sobre calidad y cobertura no habla claramente sobre los recursos e infraestructura requeridos para adelantar los grandes cambios y transformaciones que implica una Revolución Educativa; -porque no se ha definido si la educación en su conjunto, sobretodo la pública, va a constituirse en punto esencialísimo de una política de Estado coherente, planeada estratégicamente a corto, mediano y largo plazo; -porque no ha sido la meritocracia, en reemplazo de la politiquería y el clientelismo, el fundamento para designar a las altas autoridades y dignidades de la educación pública en todos sus niveles; -porque no queda claro, si las exigencias para entregar los recursos que necesita la universidad pública y sanear sus finanzas van a depender de los avances y resultados de su gestión, o, por el contrario, serán otros los criterios a tener en cuenta; -porque aún no sabemos, si las reivindicaciones laborales, obtenidas con grandes luchas y sacrificios, van a continuar siendo asediadas y amenazadas por la política permanente de reajuste fiscal a que nos tienen acostumbrados los gobiernos de turno. Creo que estas y otras dudas las va a disipar el tiempo, pues solo en ese espacio adquirirán cuerpo y forma los enunciados teóricos que sobre el tema educativo se realizan y que, estoy seguro, se van a seguir debatiendo en el futuro. Los educadores, y sus organizaciones gremiales y académicas, en estos momentos difíciles de nuestra historia, debemos contribuir, con esmero y tesón, a hacer realidad los cambios aplazados durante tanto tiempo a través de la historia. Si nos movemos en esta dirección, - con un discurso lleno de propuestas e iniciativas, desprovistas de espejismos y alucinaciones, - avanzaremos en el diálogo, el debate y la concertación para hacer de la educación la palanca de nuestro desarrollo y para dignificar nuestra profesión. Popularidad, violencia e inseguridad El actual presidente de los colombianos tiene la oportunidad de pasar a la historia como el mejor mandatario de los últimos 50 años, si es que logra transformar la situación del país, de tal manera, que al finalizar su período los índices indicativos de las soluciones a los problemas sobre seguridad, empleo, salud, vivienda y educación muestren avances comparativamente significativos y mejores en relación a los gobernantes del Frente Nacional y de los demás presidentes del período Postfrentenacionalista. El presidente Uribe tuvo la ventaja de haber llegado en una situación de ingobernabilidad creada por la incapacidad del anterior mandatario para afrontar tantas dificultades y problemas de la economía, la política y la seguridad ciudadana. El país pedía a gritos una autoridad fuerte y encontró en Uribe su encarnación. 71 Cristóbal Arteta Ripoll El tiempo que ha transcurrido de su mandato ha ser-v ido para demostrar, al más alto nivel de la dirección del Estado, sus dotes como estadista de una recia autoridad, capacidad de trabajo y voluntad para avanzar en dos direcciones fundamentales: por un lado, la seguridad ciudadana y la reducción de la violencia mediante el fortalecimiento de la acción del Estado; y, por el otro, la solución a los problemas fiscales de la nación a través de una política de ajuste, acorde con las orientaciones del F.M.I., basada en más tributos e impuestos, reducción del tamaño burocrático del estado y disminución de los salarios del sector público. Los altos índices de popularidad, antes de que fuesen aprobadas la más recientes reformas: tributaria, pensional y laboral, se explican porque más del 80% del pueblo colombiano está hastiado de tanta violencia e inseguridad en los campos y ciudades del país y quiere que se alcance la paz a como dé lugar. Pero, más allá de esta realidad, creemos que en la medida en que se avance en la aplicación de las reformas y se sientan sus efectos sobre el bolsillo de los consumidores y sobre su bienestar en general, si es que al mismo tiempo su política de seguridad fracasa, la situación puede revertirse y mostrar a mediano plazo una imagen presidencial deteriorada. Si las reformas aprobadas por el Senado y sancionadas por el presidente estimulan el crecimiento económico y el empleo productivo, como afirman sus defensores, y al mismo tiempo los resultados de su política de seguridad saltan a la vista, de seguro los altos índices de popularidad se mantendrán o aumentarán considerablemente. Inclusive, son posibles otros escenarios: que la política de seguridad ciudadana triunfe y fracase la política social y laboral o viceversa. En cualquiera de los dos casos, es posible que su popularidad se mantenga. La única manera de que Uribe termine su mandato como lo terminó Pastrana, desprestigiado y sin perspectivas políticas claras, es que fracase en todo. En cualquiera de los dos flancos que acierte terminará ganando. Ahora, si acierta en ambos su protagonismo y proyección nacional e internacional serán históricos por su trascendencia. Fue en el alto grado de popularidad que basó toda su estrategia para que el Senado le aprobara el proyecto de referendo, aunque cedió en aspectos importantes de su propuesta original como la reducción considerable del número de congresistas hasta un máximo de 150 y la revocatoria de los actuales. Un presidente desprestigiado y timorato en sus decisiones, no hubiera podido afrontar tantas dificultades y jugárselas en los momentos más difíciles de sus relaciones políticas con senadores y representantes. Sabe el presidente Uribe que en las próximas elecciones además de tener a su favor el prestigio, como un presidente de mucha seriedad y honestidad, va a contar con el apoyo directo y decidido de alcaldes y gobernadores de todo el país. El solo hecho de que se haya incluido la prolongación del mandato de estos funcionarios es suficiente para que asuman, sin que nadie se los pida, el 72 Cristóbal Arteta Ripoll compromiso como jefes de debate. Es parte de la estrategia clientelista del actual gobierno para asegurar el éxito de su propuesta. El gran contrapeso en este proceso lo va a ejercer la mayoría de los dirigentes políticos de izquierda y empleados estatales que le harán campaña a la abstención para que el presidente no gane las próximas elecciones, porque consideran que los intereses de los trabajadores son seria y gravemente afectados con las reformas políticas, laborales, prestacionales y salariales impulsadas por el gobierno. Pero independientemente de los vicios del próximo proceso eleccionario y la maquinaria clientelista que ya ha comenzado a funcionar, es necesario participar y aprovechar la coyuntura para ganar y así avanzar hacia la construcción de una alternativa fuerte y duradera como la requiere la democracia colombiana. Hay que derrotar la abstención en el próximo debate. Esta en vez de educar políticamente puede, más bien, generar efectos contrarios, confundir y seguir operando en el futuro como dique de contención para el ascenso de sectores alternativos a las corporaciones públicas, propiciando, de paso, el continuismo de políticos corruptos y clientelistas. La reelección presidencial El presidente de la República está interesado en la reelección presidencial para así aprovechar la popularidad y el prestigio con que aún cuenta. A pesar de que en las últimas encuestas el nivel de popularidad ha descendido del 74% al 66% y lo que se vislumbra en el horizonte es un mayor descenso del mismo, como consecuencia de su política laboral, salarial y prestacional. Esta situación explica el gran interés del gobierno, en las últimas semanas, por mostrar un giro radical en su política y gestión de gobierno hacia lo social. Es este el sentido y el objetivo central de la gran estrategia y ofensiva publicitaria que se materializa en: entrevistas del presidente y altos funcionarios del Estado a todos los medios de difusión y comunicación social, en la proliferación de escritos y comunicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales, en el manejo de portales en Internet y en otros tipos de declaraciones utilizando instrumentos diversos. El programa social, como parte de la campaña publicitaria, gira sobre tres temas básicos: la seguridad, la lucha contra la corrupción y la politiquería y la recuperación de la economía nacional. En el desarrollo de estas estrategias se propone, con el concurso de los gremios de la producción, la reducción de los niveles de desempleo para desactivar una de las bombas sociales que mayor impacto puede causar en la sociedad colombiana. Además, la reducción de los gastos por parte del Estado, el aumento de los ingresos a través de mayores 73 Cristóbal Arteta Ripoll cargas impositivas y la reforma de la administración pública para hacerla más ágil y eficiente. El eje de esa intensa y multifacética campaña es la imagen y el estilo de un presidente capaz, serio y honesto. Un gobernante empeñado en sacar adelante las políticas que se ha trazado y que entiende muy bien los vericuetos y complicaciones de una situación política confusa, enrarecida y violenta. En medio de esas dificultades el esfuerzo del gobierno para convencer a los electores de las bondades de la reelección va a ser inmenso. Cuenta para ello con el apoyo de la vieja maquinaria política tradicional y de importantes sectores de la vida ciudadana, simpatizantes del estilo de dirección del Estado y de las políticas de seguridad social del gobierno. Pero existe, al mismo tiempo, una fuerte oposición a la iniciativa, conformada por quienes pregonan la abstención y por quienes acudirán a las urnas a votar en contra de la reelección. Pero más allá de las divergencias por el contenido contradictorio de sus propuestas, estas incluyen aspectos positivos dirigidos a coadyuvar la solución a los males endémicos de nuestra patria, tales como: la austeridad en los gastos de funcionamiento del Estado; la destinación de regalías para servicios básicos como educación, saneamiento y agua potable; la supresión de contralorías y personerías en los distintos municipios, con lo cual, se destinarían mayores inversiones en el campo social; medidas contra la corrupción y la politiquería para sanear y mejorar las costumbres políticas y la reducción de la burocracia estatal y del número de miembros del congreso. Sería necio desconocer estas bondades. Sin embargo, es lamentable que la política de ajuste social y las exigencias del F.M.I. van a afectar en forma negativa el contenido de sus propuestas al plantear iniciativas contra los derechos e intereses de los trabajadores, entre ellos, la congelación salarial de los funcionarios estatales. Este duro golpe al bolsillo del consumidor repercutirá en el deterioro de la calidad del servicio público y en su nivel de vida. El mito de la maquinaria Desde que el país asumió la gran responsabilidad histórica de afrontar "autónoma y soberanamente", como república independiente, los retos de la utopía permanente a que ha estado sometido, ha vivido numerosos momentos constitucionales y trascendentales. Por falta de leyes, ni se ha muerto ni se morirá el país. Nuestras normas jurídicas no tienen nada que envidiarle a las mejores constituciones del mundo. A fin de cuentas, para escribir leyes de una gran factura y logro literario, sólo hace falta un grupo de técnicos expertos en esos menesteres. De lo que si ha adolecido nuestro país, es de la suficiente voluntad política para imponer la realización práctica de las leyes y evitar su acumulación como letra 74 Cristóbal Arteta Ripoll muerta. Son muchas y valiosas las normas constituciones que no han tenido un desarrollo práctico en nuestra vida republicana. La desconfianza y la incredulidad, siempre están al acecho. Pero, quienes tenemos la inmensa responsabilidad de impartir saberes y contribuir a la formación y estructuración de "almas nobles y virtuosas", como diría Platón, no podemos perder la confianza en el futuro y permitir que los discípulos se extravíen sin rumbos por los senderos oscuros de la "caverna". La vía electoral tiene plena vigencia y actualidad. La Carta Constitucional da al pueblo la posibilidad, con el "tarjetón", de ejercer libremente el derecho al sufragio. No son vanas ilusiones que ella crea. Es cierto que los viejos vicios de caciques y gamonales siguen allí, incrustados en nuestras costumbres políticas: clientelismo, politiquería, corrupción y compra de votos, son consustanciales a su existencia. Pero la historia nos enseña que el pueblo no se deja engañar eternamente. Nunca antes, como hoy, tiene la gran oportunidad de jubilar de la actividad política, sin remuneración, a quienes lo han vilipendiado. Es una cuestión de dignidad Hay que cancelar la deuda con un renovador cambio de actitud mental y mediante el desarrollo de nuevas prácticas frente a los acontecimientos que vive el país, y, muy especialmente, los que se avecinan. No podemos seguir anclados en el pasado de las viejas y feas costumbres políticas, amarrados a la nostalgia por no poseer hoy los grandes privilegios que el ayer nos deparó. Es necesario asimilar conceptualmente la coyuntura histórica de cambios y transformaciones que vive el país y ponerse en sintonía con la necesidad de hacer de la política lo que en sus orígenes fue, un arte y una ciencia para servir realmente a los intereses comunitarios. Pero el encuentro de un camino extraviado, no es tan importante como la necesidad de preservarlo y continuarlo a paso firme y decidido. Para nadie es un secreto que la crisis de identidad, tiene como causa principal la ausencia de un liderazgo real desde la administración pública municipal. De cara a las nuevas elecciones hay que superar el folclor y la irresponsabilidad en el tratamiento de la política. Para Colombia no cabe otra alternativa que el acierto y el buen tacto político para seleccionar a los mejores candidatos: agentes del cambio, con relevante formación profesional e intelectual y en condiciones morales de proyectar internacionalmente al país y reivindicar su prestigio perdido. Ojala se escojan, como candidatos a líderes populares, pulcros y capaces, que estén en armonía con un país y unas regiones cada día más cambiantes para que sus municipios superen los problemas de acueducto, alcantarillado, 75 Cristóbal Arteta Ripoll pavimentación, telefonía rural, aislamiento, educación, recreación y desarrollo cultural. Esperamos que el gamonalismo y sus prácticas clientelistas, de mayor efecto en el campo rural, no frustre nuestra aspiración de ver en los diferentes municipios, dirigiendo sus destinos, a funcionarios preparados, decorosos y hábiles en el manejo inteligente de la cosa pública. El voto castigo En las grandes y mejores democracias del mundo los gobernantes se preocupan y esmeran por presentar al final de su mandato un balance de gestión calificado. En primer lugar, porque han sido educados para gobernar en democracia política y servir al bien común. En segundo lugar, porque el ambiente cultural que les ha servido de marco, tanto para su formación como para sus actividades, tiene un sentido crítico altamente desarrollado que les permite a las personas tener la suficiente claridad visual para ver la realidad, la armoniosa transparencia auditiva para escuchar las convulsiones de la misma y la necesaria racionalidad lógica para diferenciar esencialmente, a partir del manejo de estadísticas, la buena de la mala gestión, los buenos de los malos resultados, y, garantizarse así mismo la certeza en las decisiones, con un margen de error muy reducido. En tercer lugar, porque como parte integrante de ese ambiente los medios de comunicación cumplen con el papel de fortalecer la democracia y sus instituciones, y, por ello, en vez de utilizar la información subjetivamente para mentir y defender privilegiados intereses, por el contrario, se dedican a informar con objetividad, imparcialidad, veracidad y a educar para que los ciudadanos se comporten como personas dignas y honradas con su propia conciencia y con la sociedad a la cual les sirven. Pero en democracias poco desarrolladas y con un alto grado de atraso cultural, científico e ideológico, como la nuestra, la claridad visual, la transparencia auditiva y la racionalidad lógica brillan por su ausencia. Y en ellas, los gobernantes y funcionarios se dan el lujo de pasar sin pena ni gloria y sin mayores dificultades de un cargo a otro. Por supuesto, el mejor requisito es que tengan un buen apoyo político resultado de su capacidad de lambonería, de su habilidad para corromper y de sus destrezas en el manejo de clientelas para mantenerse en el cargo y repartir con quienes los apoyan las adjudicaciones, los contratos, los cargos y lo que de ellos se desprende. No importan los buenos resultados, ni importan las buenas estadísticas. Lo único que interesa es el fiel cumplimiento del compromiso adquirido con el padrino político. Nuestra cultura política no se interesa realmente por los balances de gestión. A veces cualquier resultado sirve para mostrarlo como si se tratara de una gran labor; aún hasta los más insignificantes y que uno entiende son efectos que se desprenden de la simpleza de las funciones y de las labores cotidianas. Da la 76 Cristóbal Arteta Ripoll impresión que por no hacer nada a los funcionarios los premian, y, si no sirven para un cargo, simplemente les entregan o condicionan otro. La meritocracia se define por la cantidad de votos que se coloquen en época electoral y por la eficiencia para manejar y repartir los recursos obtenidos gracias a las prácticas corruptas que desarrolla el funcionario de turno. Pero es tan grande nuestro atraso cultural democrático que la ciudadanía a pesar de mostrarse inconforme con quienes manejan el poder político, así lo revelan las encuestas sobre corrupción y credibilidad política en el país, cada dos o cuatro años, vota nuevamente por años y los reelige. El análisis más simple sobre la composición del actual congreso, así lo muestra. El voto castigo, tan necesario para el fortalecimiento de las democracias, en Colombia no existe. A propósito, en un artículo publicado con anterioridad a la elección del Dr. Uribe como presidente de Colombia, decía: si existiese el voto castigo en las elecciones, se hubiese aplicado contra todos los amigos y copartidarios del gobierno que, por acción u omisión, contribuyeron para que durante este periodo de gobierno los problemas más urgentes y sentidos del pueblo colombiano, en vez de resolverse, se agravaran y agudizaran al extremo. Pero, aunque parezca paradójico, el actual gobierno tampoco va a ser castigado en las próximas elecciones. Sus seguidores y copartidarios se curaron en salud, terminaron avergonzados de tener un candidato propio e identificable fácilmente y no les quedó otro camino que guarecerse bajo la sombra frondosa de uno de los candidatos de mayor aceptación y prestigio en el país. Y no lo hicieron de cualquier manera. Lo hicieron en el momento justo cuando la imagen y proyección del candidato, primero en las encuestas de opinión, no tenía mayores posibilidades de deterioro y descenso. Es el más clásico de los oportunismos políticos y la muestra más clara de que las alianzas políticas se hacen sin mediar principios y resultados benéficos para el pueblo. A mi entender, a las campañas políticas adversas al Doctor Uribe no les alcanzó el tiempo para explotar a su favor esa circunstancia, entre otras cosas, porque algunas también estaban a la expectativa de contar con ese apoyo. Y si como todo parece indicar el próximo presidente de los colombianos es el Doctor Uribe, ojala y la incidencia de los malos gobernantes y consejeros de este cuatrienio no se haga sentir en su gobierno... Pero lamentablemente se siguió sintiendo. La angustia axiológica Los problemas económicos, políticos, socioculturales e ideológicos de la sociedad en que vivimos que tantos análisis e interpretaciones han merecido tienen su más cara explicación, reflejo e incidencia en la angustia axiológica que fundamenta el que hacer humano. 77 Cristóbal Arteta Ripoll En todas las sociedades existen diagnósticos y estrategias para enfrentar y erradicar los problemas de la pobreza absoluta, del medio ambiente, el desempleo, la desnutrición, la mortalidad, la inseguridad social, el analfabetismo, la drogadicción, la corrupción, etc. y en muchas de ellas, donde el hombre es el sentido de la acción político-administrativa, los resultados han sido altamente positivos. Desgraciadamente, la misma suerte no ha corrido las cuestiones referidas a los valores humanos. Ninguna o poca importancia han adquirido iniciativas en el desarrollo de proyectos y planes de gobierno, para conjurar su crisis. La triste impresión que recibimos es que no se tiene conciencia plena de su existencia, o de lo que significan para el desarrollo déla acción humana. Desde la más remota antigüedad son muchos los sentidos que se le han dado al término valor. Aquí utilizamos el concepto de valor en un sentido filosófico, como idea capital de la llamada "Teoría de los valores" o axiología, es decir, como fundamento moral de las concepciones del mundo y de la vida. El valor es relativo al hombre, pero no por ello está fundado en el agrado o desagrado, en el deseo o repugnancia, en la atracción o repulsión. Éstas son actitudes necesariamente ligadas al valor, pero que no pueden constituir su esencia íntima. Los valores no dependen de preferencias individuales. Ellos mantienen su forma de realidad más allá de toda apreciación y valorización. Son autónomos con respecto a toda estimación subjetiva y arbitraria y presentan siempre una relación de polaridad que se expresa en el desdoblamiento de cada cosa valente en el aspecto positivo y negativo (bondad- maldad). Este elemento es lo que comúnmente recibe el nombre de disvalor. La importancia de los valores radica en que ellos definen el comportamiento del hombre, asignándole características bien definidas. En los países de lengua Española, Sheller y Hartmann han sido, tal vez, los filósofos más influyentes en las investigaciones axiológicas. Los valores vitales, los espirituales, los religiosos, los morales, los estéticos y los de conocimiento han sido objeto de sus profundas reflexiones. Pero aún así, sus concepciones filosóficas no han logrado la incidencia práctica necesaria para que los círculos asesores de la cultura, y, muy especialmente, de la política educativa, implementen acciones de desarrollo axiológico. En nuestro país, valdría la pena que las nuevas normas reglamentarias de la educación, en todos sus niveles, le brindaran a la Ética, como cátedra, y a la Axiología, como subregión temática, el relieve que merecen. Buen servicio se le haría a la Nación y a las futuras generaciones, si la Ética y la Axiología dejan de ser un simple catálogo normativo para convertirse en auténticas reflexiones filosóficas sobre la conducta humana. Este sería el mejor camino para que la existencia de valores espirituales, vitales, morales, religiosos y de conocimientos, en sus aspectos positivos, le entreguen al cumplimiento de las nuevas normas, 78 Cristóbal Arteta Ripoll leyes e imperativos categóricos, la moralidad que dichos actos exigen. No hay otra posibilidad de superar la angustia axiológica tan arraigada en los altos niveles de corrupción, inmoralidad y violencia. La hipocresía moral El debate sobre el tema del aborto va y viene. Ha enfrentado históricamente a representantes de las más diversas opiniones religiosas e ideológicas con argumentos de carácter legal, cultural y axiológico. No ha existido una sola sociedad en el mundo en donde el aborto no haya sido condenado como una práctica contraria a la vida. Ni ha existido una sola comunidad donde, a pesar de las prohibiciones, las condenas y las campañas publicitarias sobre los riesgos que se corren, no haya seguido siendo un fenómeno de la vida cotidiana. Incluso aquellas sociedades que lo han penalizado han terminado aceptándolo y tolerándolo como malignidad inevitable. Es la hipocresía de la moral humana. De allí que el debate es histórico y universal. Y los fundamentos que lo defienden o lo rechazan han seguido siendo los mismos, sin mayores variaciones a través del tiempo. Por eso nada nuevo agregamos a la discusión cuando afirmamos que por producirse en el país más de trescientos mil abortos ilegales, cada año, el aborto debería legalizarse. O cuando decimos, para sostener lo contrario que, con el sentido de este mismo argumento, es decir, por producirse cientos de miles de muertes violentas al año y muchos secuestros, cada día, tanto la violencia como el secuestro deberían correr la misma suerte. Son situaciones parecidas estadísticamente, pero esencialmente diferentes en cuanto a su naturaleza y sentido. Mejores argumentos han presentado las feministas en el mundo, para defender sus tesis sobre la necesidad de admitir y legalizar el aborto como un derecho de la mujer. Muchas intelectuales de este movimiento han realizado estudios serios que ameritan ser tenidos en cuenta, sobre todo, por tratarse de decisiones que incumben más a la mujer que al hombre. En algunos casos el debate ha servido a gobernantes de turno para distraer la atención y evitar que se ocupe de aspectos más trascendentales de la vida pública. Es apenas uno de los muchos temas que se mueven cuando se trata de actuar en esa dirección, cuando se quiere ejercer un protagonismo para salir del anonimato momentáneo o, simplemente, para aparecer ante la opinión pública como un funcionario responsable de funciones que, aunque le competen, no son justamente las más importantes. A muchos les conviene meter al país en una discusión que, si bien es cierto no es innecesaria, evita que la atención ciudadana se centre en otros temas polémicos de mayor envergadura. La necesidad, interés y significado del debate surge si la idea del aborto se plantea como parte de un sistema de ideas morales, independientemente de que esta sea una discusión mucho más especializada y 79 Cristóbal Arteta Ripoll propia para los entendidos en la materia. De esa manera, y, ya en el plano de la reflexión ética, podríamos mirar y comprender con claridad: -La relación entre las normas y los bienes, entre la ética individual y la ética social y entre la vida teórica y la vida práctica. Además, entenderíamos el fundamento último que sustenta la conducta moral y el sentido, dirección e intención que el mismo proyecta. Esto nos permitiría llegar al fondo del fariseísmo moral, propio de estas sociedades. -Si es primordial en la naturaleza humana plantearse como fin último la felicidad, y, si es este hedonismo el que hace que la moral sea utilitaria, perfeccionista, evolucionista, religiosa, individual o social. -Si la bondad o maldad de todo acto depende de la adecuación o inadecuación con el fin propuesto (felicidad), a diferencia del rigorismo Kantiano que anula todo posible eudemonismo en la conducta moral. -Si es necesario que el sistema de valores admitidos, por la vía de la costumbre o de la legalidad, se articule con los principios éticos de la felicidad y la libertad y se realicen sin hipocresías, pues legislamos pero no obedecemos la ley, exigimos pero no damos, en suma, teorizamos pero no practicamos. De cualquier manera, Colombia atraviesa por momentos muy difíciles y problemas como el desempleo, la corrupción, la pobreza, la baja calidad de la educación, la estrechez de su cobertura, la inasistencia hospitalaria, la falta de soluciones dignas para afrontar el problema de la vivienda, la violencia e inseguridad ciudadana... etc., merecen mayor atención que el problema de la despenalización del aborto. Ameritan ser debatidos en público y con la suficiente amplitud, no para hacer el mero ejercicio intelectual y mentiroso de épocas preelectorales, sino para encontrarles las alternativas apropiadas y debidas. Para el Estado y los partidarios de que no se des-penalice el aborto: ¿No sería mejor avanzar en la solución de los graves problemas de la educación en el país y encontrar en ella las acciones y estrategias para desarrollar una labor cultural, preventiva y de conciencia? Gobierno y liderazgo: una relación esencial La salida a la angustia axiológica y a los demás problemas precedentes y subsiguientes requiere revivir el viejo debate entre gobierno y liderazgo. La relación existente entre Gobierno y Liderazgo es esencial, pues no puede ser buen gobernante quien no posea las condiciones y características de un líder y sólo un líder con formación, vocación administrativa y capacidad de gestión puede llegar hacer un buen gobernante. Quien manda con autoridad o rige una institución gobierna, y, quien es jefe o director de un partido político o de otra organización 80 Cristóbal Arteta Ripoll ejerce liderazgo, pero no necesariamente es un líder. En el mejor de los sentidos el líder convoca, agrupa y orienta porque encarna los mejores intereses colectivos. Cualquiera puede ser nombrado o designado para gobernar, más no para ser líder. El líder no nace se hace. Como lo señala Warren Bennis en su libro, Cómo llegar a ser líder, "el liderazgo es como la belleza: difícil de definir pero fácil de reconocer si uno lo ve". El liderazgo no es exacto y uniforme debido, entre otras cosas, a que el mundo social no es tan ordenado ni tan susceptible de reglas como el mundo físico. Las personas a diferencia de los sólidos, los líquidos y los gases, no son nada uniformes ni nada previsibles en su comportamiento. Por eso ser líder no es nada fácil, aunque aprender a dirigir, si se tienen las calidades precedentes, es menos difícil de lo que se cree. El proceso de convertirse en líder es muy parecido al proceso de transformarse en un ser humano integral. Para uno como para otro, la carrera profesional es la vida y sus problemas. Los gobernantes líderes se hacen por sí mismos más que por medios externos si poseen, entre otras, las siguientes cualidades: habilidades conceptuales, competencia técnica, buen juicio, carácter, capacidades para entender los desafíos del presente, la cultura de la época, y para modificar las condiciones adversas, si el contexto en el que se inserta así lo determina. Sobre todo, talento para cambiar las cosas que no marchan bien, es lo que permite demostrar si las comprendemos realmente. En nuestro medio personas con liderazgo nunca han tenido la oportunidad de participar en el gobierno de la cosa pública; algunas veces, porque simplemente no les interesa y, otras, porque los canales de acceso al poder, por lo regular, están imposibilitados para quienes no tienen dinero, influencias políticas o padrinos con poder y respaldo en las altas esferas del Estado. Pero lo que sí es común, es encontrar personajes carentes de liderazgo designados especialmente para administrar personal, dirigir y controlar los procesos propios de la organización pública y privada. Por lo general, los gobiernos fracasan cuando sus agentes carecen de las condiciones propias del líder. Si falta liderazgo para estar a la altura de las circunstancias y dominar los distintos campos de acción, no se puede comprender el contexto cambiante ni se tiene capacidad para expresar completa y libremente lo que se piensa sobre él. Un agente con capacidad de liderazgo se conoce así mismo, sabe cuáles son sus fortalezas y fallas, sabe cómo desplegar unas y compensar las otras, sabe lo que quiere, por qué lo quiere y cómo comunicarle a otro lo que quieren, a fin de lograr su cooperación y apoyo. Pero, además, sabe cómo alcanzar sus metas y mediante qué acciones y estrategias. En el marco de la crisis que vive el país, como consecuencia de las dificultades de la economía y de la política, nuestras instituciones necesitan gobernantes con liderazgo. Solo un gobernante líder puede evitar las cinco tentaciones de un gerente (nombre del libro de Patrick Lencione): anteponer la posición a los 81 Cristóbal Arteta Ripoll resultados, la popularidad a la necesidad de exigir cuentas, la certeza a la claridad, la armonía al conflicto productivo y la invulnerabilidad a la confianza. Estas tentaciones deberían evitarlas nuestros dirigentes y gobernantes y al mismo tiempo tener en cuenta las características personales y organizacionales para ser frente al cambio, tal como lo señala Warren Bennin, en la obra antes enunciada. 82 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 8 LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES, LA GUERRA Y LA PAZ EN COLOMBIA Crisis, desempleo y elecciones La crisis general por la que atraviesa nuestra querida Colombia, día a día, se aproxima más al abismo, y si gobernantes, trabajadores, empleados, fuerza pública y ciudadanos en general no colocamos el grano de arena que nos corresponde, al menos para construir la muralla de contención que aguante la avalancha, muy pronto estaremos en el fondo del precipicio. De todos los problemas referidos a la crisis los que más nos deben llamar la atención y exigir profundas y sinceras reflexiones son el lento crecimiento económico del país y el desempleo. Estos problemas están tan ligados, unidos uno al otro e implicados entre sí que las políticas, acciones y estrategias para sus soluciones tienen que ser únicas e integrales. En la última década la economía ha tenido un ritmo de crecimiento promedio que no supera el 2% anual y la tendencia de la curva es la de inclinarse cada vez más hacia índices de desarrollo negativo. Concomitante con ello, la tasa de desempleo, en las principales ciudades del país, según las estadísticas oficiales del Dane, se acerca al 18% y la del subempleo al 38%. Quienes vivimos y sufrimos de cualquier manera con la pesadilla del desempleo, unas veces por nuestros hijos, otras por nuestros familiares o amigos, sabemos que las cifras de esas estadísticas son amañadas y lo único que persiguen es evitar que siga aumentando el descrédito del gobierno. Es posible afirmar, sin mayores esfuerzos investigativos, que la tasa de desempleo en el país es la más alta en los últimos cien años de vida políticaconstitucional en Colombia, una de las tres más elevadas de América Latina y una de las mayores en el mundo. Al mismo tiempo, es el país en donde más violencia se ejerce contra líderes políticos y sindicalistas, según informes que manejan los organismos defensores de los Derechos Humanos. El estrepitoso fracaso de la política de empleo de los últimos presidentes debería servir a quienes aspiran a dirigir al país, en los próximos 4 años, para evitar hacer propuestas genéricas y sonoras que solo persiguen engañar y captar votos en época preelectoral. A los desempleados del país y al resto de la población,- que le interesa una solución de fondo de este inmenso problema social,- lo que quieren escuchar son salidas precisas y explicaciones claras acerca de cómo y con qué estrategias y acciones concretas se van a generar los 3.000.000 de empleos que se necesitan para palear la zozobra y la inseguridad social. Creo que no bastan los planteamientos muy respetables que hasta el día de hoy han realizado los distintos candidatos a la Presidencia de la República, en muchos 83 Cristóbal Arteta Ripoll aspectos coincidentes, y con los cuales es muy difícil estar en desacuerdo. En Colombia los programas no bastan, entre otras cosas, porque los gobernantes al no cumplirlos han terminado desprestigiándolos; entonces, a ellos, casi nadie les presta mayor atención e interés. En las próximas elecciones será muy pobre su incidencia en la toma de decisiones. Como en el hipódromo, las gentes asisten a las carreras de caballo, y, ese mismo día, en su mayoría, apuestan a favoritos. A manera de síntesis, entre esos planteamientos, para resolver el problema del desempleo, me refiero a los siguientes: a la sustitución de importaciones y a un mayor crecimiento productivo para fortalecer la diversificación de las exportaciones; al desarrollo de planes agresivos de construcción de vivienda social para generar empleos a corto plazo; a la implementación de una política de seguridad que genere confianza a los empresarios extranjeros que tienen presencia activa en el país, y, estimule a los nuevos inversionistas, a pesar de los riesgos, a mirar hacia las posibilidades de invertir en el país; a las estrategias de corrección de las insuficiencias y debilidades de la actual política económica para buscar un mayor equilibrio entre el salario mínimo y la inflación; a la promoción de exportaciones no tradicionales y la capitalización de las empresas del sector productivo; a la implementación de subsidios para financiar fondos de obras públicas y construcción de viviendas de interés social; al impulso, mediante estímulos fuertes y duraderos, de la inversión y la creación de microempresas como motores del crecimiento económico; al establecimiento de seguros y subsidios de desempleos y créditos educativos especiales, a través del Icetex, para hijos de desempleados, e igualmente, mecanismos especiales para garantizar a estos los servicios de salud. Pero de cualquier manera, a lo mínimo que aspiramos los colombianos es que el próximo presidente no nos vuelva a defraudar y que sea capaz de jalonar, hacia el futuro, un gran crecimiento económico y un verdadero desarrollo del bienestar social en donde el trabajo, la cultura y la educación ocupen un lugar de privilegio. Esto sólo será posible, si a través de un diálogo productivo e interactivo, se logra un gran consenso en el país para impulsar profundas reformas que toquen la estructura económica y las relaciones de propiedad; sobre todo, en sectores improductivos socialmente, para una mejor redistribución del ingreso y una mayor desconcentración de las riquezas. Por el choque histórico de intereses en juego ello no es nada fácil. Pero hay que atreverse, para resolver de raíz los males generadores de violencia y lograr la Colombia que todos queremos y esperamos. Corrupción, impunidad y elecciones La corrupción a todos los niveles de la vida pública y privada es la peor de nuestras enfermedades, la que impide que una gran cantidad de recursos se destinen a solucionar los graves problemas sociales, económicos, políticos, culturales y educativos del país y la que amenaza con derrumbar las bases sobre las cuales se levanta el sistema político vigente. 84 Cristóbal Arteta Ripoll No existe una sola de las instituciones del estado que no haya sido víctima de un político corrupto, de un funcionario sobornable o de un contratista inescrupuloso. La cantidad de dineros que han devorado se cuentan en miles de billones de pesos y el Estado allí, como si nada pasara, preso por los corruptos. De vez en cuando, quienes lo dirigen, se acuerdan de que el cáncer existe, pero no se preocupan por extirparlo de raíz con una operación de alta cirugía. Entre muchas razones, porque el corrupto ni se juzga ni se castiga así mismo. Colombia es uno de los países del mundo con mayor grado de impunidad en la administración de la justicia. Los mismos órganos di control del Estado reconocen que la impunidad el una de las causas de la corrupción en el país. Por supuesto, tendríamos que preguntarle a esas entidades si las investigaciones adelantadas han sido suficientes y si sus representantes, en las regiones y departamentos del país, han aplicado coherente y eficazmente la política anticorrupción que con tanto énfasis se pregona; sobre todo, cuando se trata de mostrar, con el pregón, solo buenas intenciones. Colombia está cansada de la justicia espectáculo, requiere, por el contrario, de una justicia eficaz y efectiva. En el mes de Febrero del año 2.002 se realizó en Colombia la más grande de las encuestas realizadas sobre el fenómeno de la corrupción. Fue preparada por el Instituto del Banco Mundial y en ella participaron y colaboraron el Centro Nacional de Consultoría, Transparencia por Colombia, Universidad de los Andes y la Vicepresidencia de la República. Las cifras no han podido ser más elocuentes y aterradoras al mismo tiempo: la mitad de las adquisiciones del Estado contienen algún elemento de soborno, el promedio de los cobros podría ascender hasta cerca del 19% del monto de los contratos, cerca del 11% de las asignaciones públicas estarían siendo desviadas para fines distintos a su destinación legal, el 62% de los empresarios estimó que siempre se pagan sobornos o propinas para ganar licitaciones en el sector público. La encuesta, igualmente, arrojó que entre las instituciones más corruptas del país están el Congreso de la República, Invías, Cajanal y Caprecóm. En esa misma encuesta apareció la rama judicial como el epicentro de la corrupción, asociada con elevados niveles de impunidad, dilación, ineficiencia y muy baja calidad en su administración. El 74% de los usuarios consideró que es muy frecuente el pago de sobornos en la justicia. Para esa época el gobierno de Andrés Pastrana preparó un programa de acción para mejorar la gobernabilidad y controlar la corrupción. Él tiempo ha seguido su marcha inexorable hacia el futuro, y, que sepamos, la primera ha continuado el camino del deterioro, y, la segunda, en vez de ceder, crece constante y permanentemente estimulada, justamente, por la falta de controles y la impunidad en la administración de la justicia. Lo que uno puede corregir es que no existe en las altas esferas gubernamentales voluntad política para concebir y adelantar una lucha sin cuartel contra el peor enemigo del sistema democrático. El doctor Pastrana terminó como presidente, sin pena ni gloria en la lucha contra la 85 Cristóbal Arteta Ripoll corrupción. Los últimos escándalos sobre ese flagelo, al final de su administración, así lo señalan, sobre todo, el desvío de más de 2 millones de dólares de la ayuda estadounidense para la lucha antidroga contemplada en el Plan Colombia. Pero eso no es lo más grave. Lo más grave es que quienes dirigieron y apoyaron a ese gobierno, bajo la idea de que "quien a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija", se fueron con su morral de propuestas para "sitio seguro" buscando proyectar su influencia en el cuatrienio siguiente. Tal vez, justificadamente, pues de pronto en ese nuevo período podrían cumplir con sus aplazadas propuestas de gobierno. De allí, que orientados por el concepto hípico de política electoral esperaron hasta el final de la carrera, para apostarle al candidato ganador en las encuestas. Sobre el particular en un artículo periodístico para esa época decíamos... lo único que nos puede salvar de tan nefasta influencia es que al final de la misma, como sucede en cualquier hipódromo del mundo, se meta un palo como ganador... ...Muchos en este país a pesar de las virtudes, formación, inteligencia, claridad y valor del Doctor Uribe, primer opcionado en las encuestas, van a preferir esperar la sorpresa que apostarle a 4 años más de malos consejos y asesorías. Pero al final fue el triunfador y la nefasta influencia se sigue proyectando en el tiempo. Alianzas electorales, consignas y torpeza En los últimos 10 años la situación económica del país ha empeorado considerablemente y con ella los niveles de pobreza, la falta de trabajo, la inseguridad social, la deficiencia de centros hospitalarios y de salud, la estrechez de la cobertura educativa, la baja calidad educativa, el acceso de los pobres a la educación, etc. Las últimas estadísticas del Departamento de Planeación Nacional asilo confirman. Mientras esa situación continúe no sólo sirve como caldo de cultivo para amparar justificaciones ideológicas y políticas contrarias a la ley; igualmente, va ha generar el aumento de la inconformidad social que aunque hoy no muestra mayores y complicadas formas de expresión masivas, puede acumular día tras días fuerzas de inimaginables proporciones que al estallar podrían hacer saltar en añicos el ordenamiento social y político reinante en el país. Mal haríamos si afirmáramos que ese cuadro patético de preocupaciones ha sido motivo de reflexión de los candidatos presidenciables. Todos en sus programas de gobierno y al calor de la campaña electoral han presentado sus opiniones y propuestas al respecto; por cierto, muy coincidentes, tanto en el diagnóstico como en la manera de concebir las estrategias de superación de los problemas. Y si hacemos una recuperación histórica del tiempo hacia atrás, las coincidencias se 86 Cristóbal Arteta Ripoll confunden en la lejanía; dando a veces la impresión de que por el hecho de no haber encontrado en el devenir las soluciones esperadas, los programas y las ideas se copian y repiten incesantemente cada dos o cuatro años. Sólo el estilo literario, la estructura formal y una que otra consigna parecen recoger alguna novedad. Lo único que marca la diferencia es el estilo, la personalidad de los candidatos y sus expresiones cuando uno y otro pretenden mostrar vocación humanística, sensibilidad social y voluntad de servicio. Son más las diferencias individuales que las programáticas; por eso las alianzas, sin fronteras y principios, en momentos electorales se arman y desarman con relativa facilidad. Y en el caso de la campaña para elegir Senadores y representantes, la imaginación y creatividad intelectual brillan por su ausencia en la concepción de programas, y, sobre todo, en la presentación de algunas consignas con las cuales quieren recoger unos contenidos y unos principios. Algunas de éstas últimas no muestran mayores esfuerzos en su elaboración; son tan chambonas e insignificantes que lo primero que uno se imagina es que el candidato no solo carece de virtudes literarias, sino de asesores con algún grado de formación lingüística, política o filosófica. Es la muestra más clara de que los espacios políticos en nuestra democracia no lo ocupan los mejores, sino los más diestros en el arte de la lambonería, la corrupción y el clientelismo. Bueno y ¿para qué la inteligencia, sino se necesita para ser elegidos?. Fácilmente puede ser reemplazada por el dinero para gastar a cántaros en la campaña y por el poder político para manejar la clientela, corromper y prometer. Si las gentes en este país votaran a "conciencia limpia" no sería tan difícil rechazar a los peores y seleccionar a los mejores candidatos en plena campaña electoral, pues bastaría una mirada a sus ejecuciones, una lectura a sus consignas y un análisis a su comportamiento ciudadano. ¿Quedarían pocos?. No lo sé. Pero serían muchos los que saldrían. Las Universidades con centros de estudios políticos y lingüísticos en el país deberían, en el marco de una pedagogía electoral, orientar a los electores en esta dirección procurando mostrar a través de análisis sencillos, elaborados científicamente, las bondades y perversidades contenidas en programas y consignas. Se me ocurre que ésta puede ser una buena línea de investigación científica para que estudiantes y profesores puedan contribuir con sus aportes al desarrollo de una democracia más participativa y calificada. Ya la Universidad de los Andes nos ha mostrado el camino con el desarrollo de su proyecto pedagógico "Candidatos Visibles", con el cual se pretende, entre otras cosas, evaluar el comportamiento ético y político de los senadores y representantes que aspiran a repetir en sus curules. Pero este tipo de investigaciones si no van acompañadas de una pedagogía y una profusa difusión, no tienen la importancia significativa que hemos señalado en párrafos anteriores. Elecciones presidenciales, la guerra y la paz 87 Cristóbal Arteta Ripoll En el momento actual y dado las proporciones alcanzadas por el conflicto interno, que a manera de tornado envuelve a la población civil, es innegable que el sentimiento real de la mayoría del pueblo colombiano es hacia una salida militar del conflicto. Es posible que este sentimiento sea temporal y es muy posible también que al manifestarse en las encuestas, al pronunciarse en las charlas de cafetería o en las reuniones a favor de la guerra, la gente no esté expresando una voluntad de participar en la contienda, sino la pretensión de que otros resuelvan el problema". Pero no porque el pueblo anhele la guerra, por el contrario, porque está mamado de tanta violencia y quiere urgentemente un cambio que conduzca a una salida urgente hacia la paz. Es entonces necesario transformar dialécticamente una cosa en otra, y, abrirle a sentimientos complejos y contradictorios caminos y salidas que confluyan y presionen hacia la tan cacareada, pero aún no desgastada, política negociada del conflicto. No importa que a lo largo del camino, muchos sigan hablando con facilidad de "echar plomo y más plomo" y no se detengan a pensar en las graves consecuencias que ello puede acarrearle a la economía, a la población civil y a su propia familia. Quienes así piensan deberían repasar la historia y hacer consciente el tantas veces repetido y confirmado principio sociológico de que en una guerra nadie es ganador absoluto, todos pierden, sobretodo la población inerme. ¿Pero por qué, con tantas experiencias históricas, tantos guerreritas? Porque en algunos casos, o son comerciantes de la guerra, o están protegidos, o piensan que con ellos nadie se va a meter, o definitivamente las tendencias perturbadoras e irracionales del subconsciente, como se infiere de la Meta-psicología Freudiana, no han podido ser controladas por la educación y la cultura, y, entonces, les domina plenamente su sentido conductual. Esta última y poderosa razón científica nos explica por qué, frente al proceso de paz y sus políticas para hacerla realidad, jamás va a existir unanimismo e identificación plena en estrategias y principios. Siempre van a existir los amantes de la guerra, más allá de cualquier consideración sociológica, filosófica o política. Ese tema de la paz y la guerra, va a seguir siendo tema de actualidad política. Seguirá siendo el tema grueso que marca la diferencia y, proyectivamente, el que todo parece indicar va a terminar definiendo quién será el próximo presidente de Colombia. Es lamentable que ello sea así, pero esa es la realidad. Sobretodo, porque, como lo indican los análisis de los entendidos y especialistas en el tema, la confrontación y sus efectos no va a parar, por el contrario, para desventura de la población civil, continuará. Ojala y estas inferencias resulten equivocadas y tengamos muy pronto un país proyectado hacia lo que todos queremos y soñamos: libre de alzados en armas, pero, igualmente, Ubre de corrupción, hambre, desempleo e inseguridad social y ciudadana. 88 Cristóbal Arteta Ripoll Sin embargo, los candidatos van a tener que hacer un gran esfuerzo y referirse con esmero a otros ejes temáticos, igualmente interesantes, y que hasta el día de hoy no han merecido la suficiente consideración. Me refiero, por ejemplo, a una reforma educativa profunda y esencial que toque realmente la estructura del sistema educativo, proyecte el presupuesto necesario, estimule y dignifique la labor docente; una reforma política audaz y profunda capaz de calificar y hacer más participativa a nuestra democracia; un paquete de reformas económicas y fiscales, claramente diseñadas y puntuales, para minimizar los efectos recesivos y redistribuir los ingresos con criterios de equidad y justicia social; una reforma urbana y rural que entregue a los pobres de la ciudad y del campo las posibilidades de vivienda y tierra para el desarrollo de una vida digna y amable. En fin, propuestas claras, concretas y precisas para mejorar la economía del país, la educación, y, sobretodo, la calidad de vida de los colombianos, especialmente de los más pobres. Allí debe estar la clave para que el pueblo pueda reputar con más claridad entre los distintos candidatos y escoger al mejor para la presidencia de Colombia. La historia se repite Ojala y en los debates electorales por venir se produzca una renovación de quienes nos representan en las dos cámaras del Honorable Congreso de la República, porque en el evento pasado la situación no varió considerable y esencialmente, pues el 70% de los aspirantes a la reelección fueron nuevamente elegidos. Y eso que, como nunca, los distintos medios de comunicación hablados y escritos, aunque sin responder a un plan previamente concebido, a través de sus páginas editoriales, emprendieron una cruzada para lograr la renovación del congreso y evitar así que la corrupción y las prácticas clientelistas siguieron campeando al interior del recinto de dicha corporación. Hasta se difundieron profusamente las encuestas que indicaban que, para la mayoría de la población colombiana, la institución pública más desprestigiada y corrupta del país es el Congreso de la República. Pero eso no bastó, lo cual refleja el bajo grado de conciencia política y la falta de amor y solidaridad ciudadanos. Pero sería injusto no reconocer que algunos congresistas reelegidos, por su vocación de servicio, honestidad y trabajo, merecen continuar sirviéndole al país. En esos pocos congresistas que trabajan por el bien del país se debe confiar para que con el nuevo presidente de los colombianos se aboquen las reformas que el país necesita; entre ellas, la gran reforma política que debe contribuir a transformar las costumbres políticas y a purificar nuestra democracia, de tal manera, que los espacios para los indecentes se reduzcan considerablemente. Si la historia se repitió, como ha venido sucediendo en los últimos años, se explica más por la ausencia de valores éticos en la formación ciudadana que por la situación de miseria y pobreza reinantes; independientemente de que, como lo señalan los sociólogos, ésta sea el mejor aliciente para que en época electoral los 89 Cristóbal Arteta Ripoll políticos inescrupulosos se dediquen a comprar votos y a realizar todo tipo de promesas para aliviarles o resolverles sus problemas. Es cierto que mientras persista la miseria y el hambre, existirá el mercado persa de los votos; pero más cierto es aún que un pueblo ignorante y sin valores que fundamenten sus acciones "es instrumento ciego de su propia destrucción". Sin temor a equivocarnos ese es el problema mayúsculo de nuestra democracia y el que impide que se cualifique. Para solucionarlo no bastan unas campañas publicitarias y pedagógicas en épocas preelectorales. Se requiere de algo más: de una educación que forme para la vida, "desde el vientre hasta la muerte"; una educación que reconstruya todo el tejido cultural que durante años nos ha caracterizado; una educación capaz de lograr la formación de un colombiano distinto: simplemente humano, es decir, más cívico, más solidario, más sincero, más dialógico, más leal a la patria, más pacífico y menos violento, más laborioso y menos amigo del dinero "fácil" y a borbotones. Tamaña tarea, entonces, no es a corto plazo, es a largo plazo. Con una visión de larga duración, esta tarea debe ser proyectada como una política de Estado, de carácter educacional, pedagógica y ciudadana que involucre al conjunto de las instituciones políticas y privadas, de tal manera, que el hogar sea la primera y verdadera escuela fundamentadora de valores, en condiciones de entregar al niño con algún grado de estructuración axiológica a los otros niveles de socialización educacional (primaria, media o básica, superior y postgraduada). Aquí, por supuesto, deben encontrar los educandos maestros auténticos, igualmente formados para la vida y en condiciones de proyectarse en sus discípulos. Sin dudas, a simple vista, es un proyecto irrealizable en nuestro medio, sobre todo, si tenemos en cuenta que nuestros gobernantes le han dado a la educación, históricamente, un trato de cenicienta; muy a pesar de que en los planes y proyectos gubernamentales, teóricamente, la educación aparece siempre como la gran palanca del desarrollo social, político y cultural de nuestra nación. Este aspecto científico está siempre presente en los discursos, proyectos o programas que pretenden ganar adeptos para cualquier causa política, social, pedagógica o cultural. Se recuerda, incansablemente, pero cuando se requiere que la educación sea abordada con voluntad, honestidad, seriedad y acciones concretas, entonces, la historia se repite: nuevamente aparece el abandono y la desidia. El cuadro parece más bien un círculo cerrado y sin salida, pero ahí está la clave, hay que buscársela para construir el espiral. Política electoral y universidad Es tradicional en nuestro país, siempre que se avecina un proceso electoral para elegir a la primera autoridad de la nación o a los distintos representantes a las corporaciones públicas, ver a los Rectores y altos directivos, tanto de la Educación Superior como de otros niveles inferiores, participar directamente en la contienda unas veces como candidatos, otras como apoyo logístico e infraestructural para 90 Cristóbal Arteta Ripoll que amigos y copartidarios lleguen al senado, a la cámara, a las asambleas o a los concejos. En el caso de las universidades es tan obsesiva y compulsiva la participación de algunos directivos universitarios que terminan por olvidarse de la naturaleza, filosofía, misión, visión y objetivos de la institución que dirigen. Su comportamiento ético y ciudadano se confunde con los candidatos que nada tienen que ver con la Educación Superior, de tal manera, que el observador desprevenido los mira como unos simples políticos del montón. Por lo regular, salvo contadas excepciones, no son capaces de establecer con claridad las diferencias necesarias. Hacen política a la manera tradicional, sin importarles que como a muchos otros se les llame politiqueros. Es más acentuada la participación de quienes regentan los destinos de la educación privada, que quienes dirigen a la educación pública. Tal vez, porque en este último caso, existen una serie de controles naturales que operan a manera de frenos de contención, aunque a simple vista no sean perceptibles. Me refiero al sentido crítico que con más libertad estudiantes, profesores y trabajadores pueden desplegar y que, de alguna manera, contribuye para que las cosas no se hagan tan abierta y desvergonzadamente. Sin embargo, los directivos de algunas universidades públicas se las ingenian y utilizan como puentes para agenciar su labor politiquera a sumisos subalternos que para defender su cargo y estabilidad están obligados a realizar la respectiva propaganda política, hacer reuniones con quienes previamente "han convencido" de las bondades del candidato y colaborar en los aspectos organizativos del proceso. La experiencia vivida por la universidad es desagradable; aunque sería necio no reconocer que hoy las cosas, bajo la dirección de algunos directivos han cambiado, independientemente de que algunos de sus subalternos no hayan entendido la magnitud de los cambios que proyecta y sigan como en el pasado haciendo politiquería, al lado de grises personajes de la vida política local. No existe en el país una norma que regularice la participación de los altos ejecutivos de la Educación Superior en la actividad política y en la contienda electoral, ni siquiera existen limitaciones en aquellos casos en que puedan comprometer la naturaleza jurídica y académica de la institución. Valdría la pena que se legislara al respecto para bien de la academia y para el futuro de una educación al servicio de los mejores intereses de la patria. Por no existir una legislación que impida los desafueros, es que la contienda electoral se convierte para docentes y profesores en un verdadero calvario, pues, de antemano, saben que no les queda otra alternativa que hacer listas de posibles votantes y así cumplir con una cuota determinada de votos, contribuir con algunos recursos, servir como capitanes o colaborar con otras labores antes, durante y después de las elecciones. Por supuesto, si no gozan estatutariamente de alguna 91 Cristóbal Arteta Ripoll estabilidad laboral en la institución, no les queda otro camino que el que le han indicado los altos directivos de la misma. Y ante la ausencia de otras alternativas laborales, con mucha más razón, deben cumplir con los "dictámenes de su conciencia política pagada". De mis comentarios no se debe colegir que creo en una educación apolítica y en unos directivos, profesores y trabajadores que no deban y puedan participar decididamente en la actividad política. Por el contrario, requerimos de educadores y directivos comprometidos con los cambios que el país necesita haciendo una buena política, de puertas abiertas para el debate y la Ubre, tolerante y civilizada confrontación de ideas; que, igualmente, privilegie el bien común y el logro de una educación como la visualizada por nuestro premio Nobel García Márquez: "una educación que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra, al fin, la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía". Romper con viejos esquemas En el año 2006 se realizarán las elecciones para escoger al nuevo presidente de los colombianos. Ese día, el pueblo debe hacer un gran esfuerzo para votar a conciencia limpia y elegir al mejor de los mejores, o, al menos malo del conjunto, de acuerdo a nuestros conceptos muy particulares sobre el asunto. Pero hay que hacerlo. En un momento tan complicado como el que vive Colombia, abstenerse de participar en el proceso electoral, es contribuir a que las soluciones a sus males se sigan postergando como si se tratara de asuntos de otros y no de nosotros mismos. No debemos continuar con argumentos como aquellos de que siempre elegimos a los mismos, de que los políticos nunca cumplen, o de que nos utilizan en época electoral, y, luego se olvidan por completo de los demás para enriquecer sus bolsillos. Esta ha sido la historia, pero hay que cambiarla. Tampoco es conveniente reflexionar bajo los viejos esquemas conceptuales de que "quien escruta, elige", o de que "si la violencia es la partera de la historia, entonces, la única vía posible para acceder al poder es la vía armada". Estas premisas sociológicas, si bien es cierto pudieron tener alguna validez histórica, hoy, están en desuso. En primer lugar, porque la real dimensión del momento histórico que vivimos nos indica que son las armas de la razón y el entendimiento, los únicos instrumentos en capacidad de convencer al pueblo; y, es éste, quien históricamente ha demostrado que es el único que puede garantizar el triunfo de ideales reivindicatorios en el campo económico, político, social y cultural. En segundo lugar, porque sería desaprovechar un escenario y unos espacios para el ejercicio de esa razón y ese entendimiento, en la perspectiva de canalizar el 92 Cristóbal Arteta Ripoll descontento de las gentes contra los malos gobiernos y los dirigentes políticos desprestigiados, hacia proyectos de orden social. La vía electoral es un buen camino para que las alternativas políticas diferentes al bipartidismo, con un trabajo político-pedagógico serio convenzan a los electores de las bondades de sus propuestas; sobretodo, a la masa de abstencionistas que, según las estadísticas de las últimas elecciones, supera el 55% del total de votantes en el país. Es una tarea nada fácil, porque la conciencia política de las gentes ha sido deteriorada por la corrupción, el clientelismo y la compra de votos. Pero hay que atreverse y participar para educar; al fin y al cabo el pueblo no puede ser engañado toda una vida, y, para su propio bien, algún día despertará. Como tantas veces lo hemos repetido: educar políticamente al pueblo depende de estrategias educativas, pedagógicas y concebidas como políticas de Estado. Si el próximo gobierno de los colombianos no lo hace, algo habrá que hacer para que la tan cacareada reforma política, de la cual todo el mundo habla, se articule con una reforma educativa y cultural de caladura que de cuenta de la solución de tan trascendentales problemas. Mientras tanto, hay que utilizar los restringidos y peligrosos espacios políticos que nos confiere la democracia para tocar las fibras más profundas de la sensibilidad humana y rescatar los mejores valores de la vida: la dignidad y la honestidad. ¿Cómo lograrlo?. Se me ocurre que el mejor camino es el de la unidad de los sectores más representativos y calificados de la política y la intelectualidad democrática, marginando los vicios de la vieja izquierda, pregonera de consignas y principios que en vez unir alejan. El proyecto debe mirar hacia la unidad de la civilidad para enfrentar a quienes históricamente se han opuesto a ella y han impedido su desenlace. Las próximas elecciones son un buen escenario para avanzar en esa línea, con el candidato que mejores garantías ofrezca a las posibilidades de cambios y reformas que beneficien a la población desamparada del país. Sólo con realismo político y acuerdos programáticos, se pueden ir abriendo pasos opciones auténticamente populares y democráticas. La prueba de fuego del nuevo gobierno El presidente Uribe fue elegido por los Colombianos, entre otras cosas, para desarrollar un programa de gobierno afrontar y superar las dificultades del país. ¿Hasta dónde llegará?, nos preguntamos recién iniciado su mandato. No lo sabíamos, decíamos, ni nos atrevíamos a pronosticar a ciencia cierta un futuro promisorio, porque la historia reciente del país no nos daba los suficientes motivos para ser optimistas. Todavía están allí las promesas de los anteriores presidentes, recogidas en sus planes de desarrollo, esperando que algún día alguien las 93 Cristóbal Arteta Ripoll cumpla. Algunas de ellas son coincidentes con las expuestas por el mandatario de los Colombianos. Uribe como presidente, y como posible candidato a la reelección sigue haciendo énfasis en la lucha contra la inseguridad y la violencia, la revolución educativa y la reforma política, como prioridades de su gestión durante los próximos años de gobierno. Llama poderosamente la atención que quienes lo acompañaron y salieron elegidos como congresistas gracias al fervor popular que estimularon sus promesas, en algunos momentos del desarrollo legislativo, hicieron las veces de palos en la rueda de la historia para frenar algunas iniciativas que no tenían por qué sorprender a nadie, pues de sobra las expuso y explicó en la plaza pública y en los recintos cerrados programados para tal efecto. De todas esas iniciativas, el impulso de la reforma política, tal como la presentó y fue acogida por el pueblo, fue el termómetro real para medir los alcances y proyecciones de su gobierno, su grado de compenetración y real compromiso con su programa. Esta iniciativa en su versión final fue maquillada por las presiones y compromisos adquiridos a última hora. No fue la primera vez que ello ocurre en el país, pues la costumbre generalizada de nuestros gobernantes es la de abandonar, muy pronto, cuando llegan al poder, las promesas con las cuales fueron elegidos. Es de sobra conocida la hipocresía de nuestros gobernantes: unas cosas predican como candidatos y otras las que hacen como mandatarios. Por esas circunstancias históricas de nuestra política abundan las razones para desarrollar posiciones pendulares entre la fe y la duda, la esperanza y la frustración, la certidumbre y la mentira. De lo que logre en los próximos años va a depender que la credibilidad, la fe y la esperanza acompañen al primer mandatario y se proyecte en el proceso eleccionario. No se trata de anteponer la popularidad a los resultados, pero si estos son contrarios a los más hondos intereses del pueblo, una nueva frustración abonará el camino para caer al precipicio. La reforma política presentada por Uribe, al comienzo de su mandato tenía dos vías: un acto legislativo y el referendo. La primera a simple vista parecería la más fácil, pues la mayoría de los congresistas fueron elegidos bajo la sombra de su programa de gobierno. Pero está no fue la vía seleccionada, fue la segunda. A través de ella se le consultó a los colombianos sobre la composición del congreso, el desmonte de las funciones judiciales y administrativas, el fin de las suplencias para congresistas, la severidad en el régimen de inhabilidades e incompatibilidades, la eliminación de votaciones secretas y de auxilios parlamentarios y la no intromisión de los partidos políticos en la postulación de los miembros del Consejo Nacional Electoral. Antes del referéndum, en un artículo periodístico, preguntábamos: ... ¿Pero estarían dispuestos los honorables senadores y representantes a deponer sus intereses individuales y de grupo para favorecer unas propuestas que persiguen 94 Cristóbal Arteta Ripoll en el fondo acabar de una vez por todas con las prácticas politiqueras, clientelistas y corruptas en la política? ¿Estará el congreso en disposición de autorreformarse sin pedir a cambio contratos, burocracia y condiciones especiales, como aquellas de que las nuevas disposiciones se apliquen no ahora, sino dentro de 4 años?. Los críticos de la revocatoria y del unicameralismo consideraban que: "estas propuestas no parecían medidas adecuadas para remediar los males del congreso y la política. Más bien, desviaban la atención del debate y provocaban innecesarios conflictos en el seno del estado, desgastadores del ejercicio de autoridad". A pesar de que esas ideas, las que más polémicas generaron, fueron expuestas con suficiente claridad y sobradas razones objetivas que las justificaron. Entre ellas, la de que el actual congreso, independientemente de su renovación en un 50%, fue fruto de viejas prácticas clientelistas y corruptas como la contratocracia, el caciquismo y la compra devotos. Motivos más que suficientes para no creer que con los actuales congresistas el nuevo gobierno pueda llegar a puerto seguro y próspero. Una esperanza aún viva La esperanza del pueblo es ver avanzar, en e n los años venideros, los procesos de paz con los diferentes actores del conflicto armado en el país. Ojala y se profundice y llegue a feliz término con las autodefensas y se abran caminos para iniciarlos en firme con las demás organizaciones armadas del país. Sabemos que las dificultades se van a seguir presentando, y, tal vez, se multiplicarán. Pero bien vale la pena que se tensionen todas las fuerzas de la intelectualidad, la política, las del gobierno, las de los propios actores y, sobre todo, las de la sociedad civil para que las respuestas y soluciones a esas dificultades sean siempre oportunas y eficaces. Esperamos que no sea muy lejano el día en que la reconciliación entre los colombinos tenga la oportunidad que no tuvieron los miles de hombres, mujeres y niños que como consecuencia de la guerra han muerto, durante muchos años de historia triste. Es imperioso que quienes dirigen el país entiendan que es necesario ampliar el sentido social del Estado para reducir a su más mínima expresión los niveles de pobreza y miseria extrema en que viven millones de compatriotas. Es la mejor manera de atacar las raíces más profundas de las inconformidades y de evitar que unos suelten las armas y otros las empuñen. Si para ello son necesarias nuevas leyes y ordenamientos constitucionales, habrá que construir esos espacios para lograrlo. Cualquier pretensión de aplazar indefinidamente las soluciones es ir en contravía del desarrollo humano y seguir estimulando las salidas violentas del espíritu. 95 Cristóbal Arteta Ripoll En esa dirección, la Universidad Colombiana Pública y Privada está en deuda con el país. Su participación, mediada por el miedo al conflicto, ha sido muy débil. Salvo una que otra opinión, uno que otro foro no ha logrado un dispositivo, conceptual y estratégico, para ayudar a orientar y canalizar tantas energías y fuerzas en conflicto. La existencia de una política estratégica de paz debe permitirle al Estado construir una Red de Universidades por la Paz, con la misión principal de colaborarle no solo en la teoría para avanzar; igualmente, ganando espacios en la comunicación masiva y en los medios de comunicación para dar luces y movilizar a la sociedad en su conjunto en apoyo a las políticas y acciones que se emprendan hacia los nobles objetivos de concordia y paz entre los colombianos. De paso, contribuyendo a neutralizar a los especialistas y doctores en tirar piedras y palos a los diálogos para arruinarlos. La Universidad puede jugar un papel importante para evitar que quienes tienen como único y vital interés la guerra, tal vez, porque se alimentan de ella, terminen imponiendo su voluntad. Los momentos difíciles que vive Colombia requieren de una universidad vigorosa que pierda el miedo por el temor de morir en la guerra, y, que, por lo tanto esté allí, en medio del conflicto, generando y creando iniciativas de paz Pero, igualmente, estructurando los procesos organizativos para desarrollarlas. Es un ejercicio que debe hacer como parte de la estrategia para superar su crisis. La disposición de los académicos para no ser piezas aisladas en el rompecabezas del conflicto y sus soluciones es importante y necesaria, con la seguridad de que aportaremos mucho en la construcción de una Colombia nueva, libre de la violencia y ejemplo de paz en el mundo. No es el único camino, pero es el mejor Quienes solo tenemos como armas la razón lógica del pensamiento, estamos en la obligación moral de contribuir, en nuestros espacios y con nuestras reflexiones, a la solución de los problemas que afectan desde hace muchos años al sufrido pueblo colombiano. Las dificultades son innumerables y conocidas, pero las más agudas tienen que ver con el desempleo, la falta de educación calificada y gratuita y la violencia e inseguridad que azota a los campos y ciudades. Este último, es el más cruel de nuestros problemas, sobre todo, porque da la triste impresión que nada podría detenerlo, a pensar de los ingentes esfuerzos que se hacen para lograrlo. Por el contrario, la situación de violencia se degrada cada día más y la fuerza de un torbellino de muerte, crece y crece inmisericordemente, abarcando todos los espacios y rincones de la sociedad y arrastrando tras de sí a niños y niñas, jóvenes y mujeres, viejos y viejas, ancianos y ancianas. Es una dinámica incesante e implacable que no conoce contemplaciones, distancias y peor, aún, sin discriminaciones de ninguna clase. 96 Cristóbal Arteta Ripoll ¿Qué hacer es la pregunta? Muchos han optado por el camino mas fácil y cómodo, "dejar hacer, dejar pasar". Algunos han preferido huir del país y abandonarlo a su suerte. Otros, por el contrario, han tomado la misma dirección violenta pero con intereses distintos y opuestos. Pero la inmensa mayoría, ahí, tolerante y fría como si nada pasara. Con una indolencia e indiferencia que ya no nos asombra. ¡Que lástima que hasta la capacidad de asombro - que según el poeta es lo ultimo que se pierde- la hayamos perdido! Pareciera que la violencia es parte ya de nuestra cultura, porque nos hemos acostumbrado a ella. Mientras no nos pellizquemos en el alma y estimulemos nuestras mentes para entender que nos han metido en el conflicto, que ya somos parte de él y que nos toca actuar, protestando cada acción que afecte a los indefensos y atente contra sus vidas y bienes y presionando una salida negociada. Mientras esto no suceda, no habrán posibilidades ciertas de un dialogo digno para las partes y fructífero para el pueblo. Cuando se cumplió un aniversario del rompimiento de los diálogos de paz que venia adelantando el gobierno del presidente Andrés Pastrana, en un escrito para la época dije: ...en lo que va transcurrido de ese tiempo, a pesar de las predicciones de los analistas políticos, con la llegada del nuevo presidente, Dr. Álvaro Uribe Vélez, la guerra se ha extendido considerablemente llegando con su poder de muerte a las ciudades y tocando las puertas de nuestras casas. Nadie parece detenerla, ni siquiera la fuerza legítima y legal de Estado que es a quien le toca garantizar la vida, honra y bienes de los colombianos. Ahora se piensa, desde la dirección de poder del gobierno, que la presión internacional y la colaboración que las distintas democracias del mundo puedan brindar para romper conexiones, aislar, perseguir y congelar presuntas cuentas de la subversión y el terrorismo en el mundo, pueden contribuir a su derrota definitiva; por supuesto, si es que al mismo tiempo la estrategia interna de enfrentamientos militares da los resultados anunciados por el Ministro del Interior y Justicia. Del mismo modo, los gobiernos de los distintos países, a través de sus presidentes y embajadores, han anunciado un frente para apoyar a Colombia en su lucha contra el terrorismo, el secuestro y la extorsión; y los partidos políticos, los gremios y otra cantidad de organizaciones en el país han hecho anuncios parecidos para rodear al presidente Uribe y al Estado. Esas estrategias, desde el análisis de su estructura formal, tienen un poder enorme de convencimiento, pero desde el análisis de contenido - que debe dar cuenta de las intrínguilis e interrelaciones del proceso en su conjunto - ese poder comienza a ceder y a confundirse con el escepticismo. Por otro lado, los especialistas en estrategias de guerra afirman que la fuerza del Estado debe llevar a la subversión a un punto de no retorno donde su alternativa, por la debilidad, no sea otra: negociar o negociar aun en condiciones desventajosas Se les olvida que el mismo planteamiento, a la inversa, lo deben estar haciendo ellos. Tal vez aquí, 97 Cristóbal Arteta Ripoll podríamos encontrar razones que nos expliquen la tozudez, la prepotencia y la falta de voluntad, de muchos actores del conflicto, para entender que lo mas importante y beneficioso para la sociedad civil es el desarrollo urgente de una política de dialogo negociada; capaz de afrontar, con realismo práctico, reformas políticas, educativas y sociales de caladura, es decir, verdaderas soluciones a los problemas de pobreza y miseria material y espiritual de los colombianos. Quienes creemos y estamos convencidos que nuestro papel hoy es ser instrumentos de la paz contra la guerra, debemos tensionar nuestras fuerzas y energías desde la cátedra, desde la cultura, desde la calle, desde la empresa, desde el trabajo, etc., para que la única opción posible al conflicto no sea la guerra contra la guerra, sino la paz negociada con justicia social. El diálogo no es el único camino. Pero es el mejor y, aún es posible. 98 Cristóbal Arteta Ripoll Referencias Bibliográficas ARTETA, Cristóbal. La universidad en el desarrollo regional, Amauta. Barranquilla, 1993. …………………………..Briznas sobre el ser histórico latinoamericano. Antillas. Barranquilla, 1990. …………………………..Paginas universitarias, Antillas. Barranquilla, 2003. B AGU, Sergio, Tiempo, realidad social y conocimiento Argentina S. XXI, 1975 BOTARRO, Iris. Hacia una enseñanza vitalizada de las Ciencias Sociales. Chile. Lantarro. 1975. BUBER, Martín. Caminos de utopía. Fondo de Cultura. Economía. México 1985. CARBONELL, Alberto. La reencarnación de Maquiavelo. Nobel Impresores. Barranquilla, 2003. CARDOZO, Ciro y Pérez, H. Los métodos de la historia 1974. CARR, Edgar H. ¿Qué es la historia? Barcelona, Ariel 1961 COLEY, Pérez José. Crónica sobre la Universidad. Editorial Arfolito, 1997. CONDE, Francisco Javier. El saber político de Maquiavelo. Ariel. DUVERGER, Maurice. Métodos de la Ciencias Sociales. Barcelona. 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Fronteras del conocimiento en el estudio del hombre, Eudeba. año 1963. 100 Cristóbal Arteta Ripoll ÍNDICE PRESENTACIÓN CAPITULO 1 LA DIALÉCTICA ÉTICA DE LAS CIENCIAS DEL HOMBRE La historia hace a los hombres El tiempo hace florecer a las rosas Un oficio que retoña y florece a cada instante Una liebre mucho más esquiva La historia es el hombre El diálogo entre las Ciencias del Hombre La circulación de los bienes culturales CAPÍTULO 2 LOS LÍMITES DEONTOLÓGICOS DE LA POLÍTICA Savater, ética y política Fuentes de valor de la ética y la política Nuestros límites deontológicos La deontología del político CAPITULO 3 LA BRUTALIDAD ÉTICA DE LA GUERRA La guerra contra Irak Maquiavelo y la guerra para justificar el fin Marcusey la brutalidad de la guerra Habermas y la crisis de la guerra CAPITULO 4 ETICIDADDELA GLOBALIZACIÓN Y GLOBALIZACIÓN DE LA IRRACIONALIDAD El malestar en la globalización La irracionalidad de la globalización La globalización de la irracionalidad La globalización y América Latina Colombia en la globalización 101 Cristóbal Arteta Ripoll CAPITULO 5 LA ÉTICA DE LA GUERRA Y LA ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS Las elecciones presidenciales El nuevo gobierno y la economía norteamericana La actualidad económica La caída del dólar La incertidumbre de la recuperación CAPÍTULO 6 EL NUEVO GIRO POLÍTICO DE AMÉRICA LATINA Los cambios arrecian El ejemplo histórico de Gaitán El Caso de Venezuela Avance hacía un nuevo modelo Las reivindicaciones populares CAPITULO 7 POLITICA ELECTORAL Y ANGUSTIA AXIOLÓGICA EN COLOMBIA Coaliciones sin fronteras Candidatos, tesis y programas Más allá de la burocracia El discurso educativo y su praxis El doctor Uribe y la educación Popularidad, violencia e inseguridad La reelección presidencial El mito de la maquinaria Es una cuestión de dignidad El voto castigo La angustia axiológica La hipocresía moral Gobierno y liderazgo: una relación esencial CAPÍTULO 8 LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES, LA GUERRA Y LA PAZ EN COLOMBIA Crisis, desempleo y elecciones Corrupción, impunidad y elecciones Alianzas electorales, consignas y torpeza Elecciones presidenciales, la guerra y la paz 102 Cristóbal Arteta Ripoll La historia se repite Política electoral y universidad Romper con viejos esquemas La prueba de fuego del nuevo gobierno Una esperanza aún viva No es el único camino, pero es el mejor 103 Cristóbal Arteta Ripoll 104 Cristóbal Arteta Ripoll 105