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Simposio:El desarrollo histórico de las economías latinoamericanas
en perspectiva comparada
Coordinadores: Gabriel Porcile y Luis Bértola
Título de la ponencia, La inversión extranjera en el cono sur:
Argentina, Brasil y Chile en la etapa neoliberal
Autor, Matías Kulfas
E-mail o fax del autor, [email protected]
Filiación institucional. Instituto de Investigaciones en Historia Económica y Social,
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas
INTRODUCCIÓN
Durante los últimos años del siglo XX se ha producido una significativa afluencia de capitales hacia América
Latina, y hacia los principales países del cono sur en particular. En un marco de creciente internacionalización
del capital, proceso que comienza a profundizarse a fines de los años ochenta como resultado –entre otros
aspectos- de la disolución del bloque soviético y la generalización en la implementación de los programas
neoliberales en los países periféricos, las corporaciones transnacionales (CTs) comienzan a desplegar una
multiplicidad de estrategias tendientes a posicionarse en la región.
En este trabajo se explorarán las características de la inversión extranjera en Argentina, Brasil y
Chile en la fase neoliberal. La delimitación temporal de esta etapa difiere según el país en cuestión,
por ello el análisis no se concentra en un lapso de años determinado sino que pretende caracterizar
las formas asumidas por la inversión extranjera en la etapa anterior –denominada de sustitución de
importaciones-, las fases de transición y los patrones incorporados a partir de la implementación
plena de los programas neoliberales.
Si la nota dominante de la fase sustitutiva de importaciones es la expansión de las CTs en torno a un
incipiente sector industrial protegido mediante distintas modalidades, y tendientes a la captación de
la demanda interna, durante la fase neoliberal las CTs priorizan su expansión mediante la
adquisición de empresas públicas vendidas en procesos de privatizaciones, el fortalecimiento de
alianzas con grupos económicos locales (importantes beneficiarios de los procesos de transición
entre ambas etapas), la apropiación de recursos naturales y una estrategia exportadora (en el caso de
Chile) y de integración regional con vistas a la ampliación del mercado interno (en el caso de la
Argentina y Brasil).
En los años noventa, la penetración del capital extranjero en los países bajo análisis ha asumido tal
magnitud que, en ocasiones, para comprender su dinámica y la naturaleza de su impacto sobre la
estructura económica se hace necesario extender el análisis a la economía en su conjunto. Ya no se
trata del mero aprovechamiento de ventajas específicas sobre sectores oligopólicos, o en eslabones
de la industria que prácticamente no existían con anterioridad al ingreso de las inversiones
extranjeras.
En este sentido, se presentan algunas diferencias significativas con respecto a las características de
las oleadas de inversión extranjera propias de la sustitución de importaciones. A pesar de estas
diferencias, el impacto sobre el balance de pagos presenta características similares –o tal vez más
exacerbadas- potenciando la fragilidad externa, la dependencia, el riesgo latente de crisis económica
y financiera y el condicionamiento permanente de las políticas a implementar por los países de la
región.
Estos son los aspectos centrales sobre los que se intentará aportar elementos de juicio a lo largo de
este trabajo. El análisis hace hincapié en las inversiones desarrolladas por filiales de CTs en los tres
países con relación al impacto sobre la economía real, es decir, aquellas que implican la inserción
en el aparato productivo o en la prestación de servicios, sin considerar las inversiones de tipo
financieras o especulativas.
En otras palabras, se considerará toda inversión que contemple la instalación de unidades
productivas, comerciales o de servicios, la ampliación de otras ya existentes y la compra de
empresas y otros activos. Estas modalidades de inversión tienen relación con la denominada
Inversión Extranjera Directa (IED), registrada en las balanzas de pagos, si bien este concepto es
más limitante en tanto sólo da cuenta de las inversiones realizadas por las CTs con fondos aportados
del exterior, mientras que las CTs suelen captar otras modalidades de financiamiento1.
De este modo, se intentará caracterizar con mayor precisión el impacto económico de la inversión
extranjera en los países bajo análisis y su incidencia en la estructura económica y la dinámica de la
acumulación y el desarrollo.
En la primera sección se realiza un análisis comparativo de las características centrales de la
inversión extranjera en la etapa sustitutiva, la interrupción de dicha etapa y el inicio de una fase de
transición previa a la implementación plena del neoliberalismo en la región. En la segunda sección
se describen los aspectos centrales de las modalidades de inversión extranjera en la etapa neoliberal,
y en la tercera sección se hace un análisis de la inserción de las CTs en la estructura económica de
los países en cuestión, basado en el estudio de las principales CTs con inversiones en la región.
Finalmente, se exponen las conclusiones.
1
Para una explicación conceptual respecto de las diferentes formas y registros de la inversión extranjera véase Kulfas y
Hecker, 1998, capítulo I.
-2-
LA FASE PREVIA: INDUSTRIALIZACIÓN SUSTITUTIVA DE
IMPORTACIONES CON CAPITALES EXTRANJEROS
La etapa de sustitución de importaciones que más nos interesa analizar (aquella en que el capital
extranjero desempeña un rol central) comienza en diferentes momentos para los tres países en
cuestión.
En el caso de la Argentina, podemos ubicar como punto de partida al año 1958, con la
implementación del programa económico desarrollista de Arturo Frondizi y su nueva ley de
inversiones extranjeras, que atrajo a una vasta cantidad de CTs hacia sectores productores de bienes
intermedios y la metalmecánica. En un marco de fuerte protección arancelaria, se produce el
desarrollo parcial de algunos segmentos industriales con fuertes altibajos, dadas las crisis
recurrentes de balance de pagos, la inestabilidad política y las pujas distributivas. Dicho esquema se
interrumpe en 1976, cuando la dictadura militar implementa un programa de apertura de la
economía y liberalización financiera. A partir de ese momento, y hasta fines de la década del
ochenta, Argentina atraviesa una etapa de transición signada por la crisis de la deuda externa. La
implementación del programa neoliberal se produce con el asenso a la presidencia del justicialista
Carlos Menem.
Para el caso de Brasil el punto de partida se da con anterioridad –a fines de la década del cuarentacon una fuerte oleada de inversión extranjera orientada hacia la manufactura de bienes de consumo
y con un importante rol del Estado, devenido en “demiurgo del proyecto nacional-desarrollista,
extendiendo su área de actuación en el sentido de constituir y dirigir las demás formas
institucionales y de participar directamente en la construcción del régimen de acumulación
intensivo a través de la creación de un sector productivo estatal y del oficial de una parte
importante de las inversiones en la industria” (Estrella Faria, 1996). Posteriormente, se ingresa en
una fase de industrialización basado en industrias más dinámicas, llegando a su punto de crisis en la
década del ochenta, si bien la crisis no tuvo efectos tan destructivos como en Argentina y Chile,
induciendo a una reestructuración defensiva antes que al desmantelamiento o reorientación plena
del aparato industrial. A mediados de los años noventa, el neoliberalismo se implementaba
plenamente en Brasil.
Finalmente, en Chile la sustitución de importaciones con capitales extranjeros se presenta de
manera más tardía. A mediados de la década del sesenta, bajo la presidencia de Frei, se promueve el
ingreso de capitales extranjeros para la radicación de plantas industriales. Estando el proceso en una
fase aún incipiente, se produce el asenso a la presidencia del socialista Salvador Allende en 1970,
quien emprende una política de nacionalizaciones. La dictadura militar instaurada a partir del golpe
de estado de 1973 abre los pasos a una fase de transición en que se desmantela la mayor parte del
aparato industrial al tiempo que otro segmento ingresa en una fase de reestructuración. Tres años
después ya puede hablarse del inicio de la etapa neoliberal en Chile.
En suma, la periodización que se propone puede resumirse en el siguiente cuadro:
PAÍS
Argentina
Brasil
Chile
ETAPA SUSTITUTIVA CON
CAPITALES EXTRANJEROS
ETAPA DE
TRANSICIÓN
NEOLIBERAL
Fines de los años ‘50 - 1976
Fines de los años ‘40 - 1980
Mediados de los años ‘60 - 1973
1976-1989
1981-1992
1973-1976
199019901976-
-3-
ETAPA
a) Argentina
La etapa de sustitución de importaciones con radicaciones de capitales extranjeros comienza en
1958. La Ley 14.780/58 instrumentó un régimen sumamente laxo para el ingreso de capitales
extranjeros. Así, se ponía fin a una amplia gama de regulaciones y restricciones existentes sobre la
actividad de las empresas extranjeras, cuyo origen se remitía a la década del treinta (dadas las
dificultades generadas por la crisis se habían implementado controles de cambios y otras medidas
que perjudicaban en mayor o menor medida a las empresas extranjeras) y que se habían
profundizado durante las dos presidencias de Juan D. Perón (1945-1955).
Entre los aspectos más importantes a destacar de esta nueva normativa cabe señalar la libre
disponibilidad de las utilidades obtenidas y la libre repatriación del capital. Esta norma se
complementa con la Ley 14.781 de “Promoción industrial” cuyos objetivos –de acuerdo a lo
manifestado por el poder ejecutivo- eran otorgar beneficios al empresariado nacional ante los
desequilibrios que podría generar la Ley de Radicaciones.
Como complemento de esta Ley se sanciona una serie de decretos específicos tales como el
11.917/58 y 11.919/58, mediante los cuales se eliminan aranceles del 40% sobre las importaciones
de bienes de capital correspondientes a radicaciones autorizadas por la Ley 14.780, especificando la
exención sobre mercancías destinadas a explotaciones petrolíferas, carboníferas, energía, siderurgia
y ferrocarriles. La mayor parte de las exenciones tiene como destino las ramas industriales
dominadas por el capital extranjero y, particularmente, la automotriz y la petroquímica, y tal
situación conduce a algunos autores a calificar al régimen de promoción industrial como “régimen
de promoción del capital extranjero” (Cimillo et al, 1973).
En años subsiguientes a la sanción de la ley se producen radicaciones por montos significativos.
Dos terceras partes de esos capitales se destinan a la industria automotriz y la petroquímica,
eslabones industriales prácticamente inexistentes en la economía argentina hasta ese momento.
Dado el alto grado de protección existente, la producción se destina casi exclusivamente al mercado
interno y se realiza en plantas industriales en las que prevalece el uso de maquinaria y equipos
importados (en general usados y de tecnología alejada de los estándares utilizados en los países
centrales).
En poco tiempo, el programa de Frondizi podía adjudicarse grandes éxitos, tales como el
incremento de la producción petrolera, alcanzando el autoabastecimiento. También creció
significativamente la producción siderúrgica y automotriz, pero apenas disminuye la afluencia de
capital, hacia el año 1961, se produce una crisis de balance de pagos.
El modelo desarrollista se verá en cierto modo frenado por estas crisis y la inestabilidad política
reinante. Pero recibirá un fuerte impulso a partir del golpe militar de 1966 y la asunción de Adalbert
Krieger Vasena al frente del Ministerio de Economía. Este programa, definido como la expresión
“del gran capital” (O’Donnell, 1996) profundizará el proceso de concentración del capital teniendo
como protagonistas centrales a las CTs.
Por otra parte, “dado que la Argentina es un país de muy limitada producción de tecnología y de
escasas posibilidades para la investigación y creación de nuevas técnicas, las empresas nacionales
que pretendieron alcanzar altos niveles de eficiencia se vieron ante la necesidad de adquirir
tecnología en los países centrales. De la misma forma, la necesidad de reequipamiento y/o compra
de materias primas no producidas localmente, llevaron a estas empresas a endeudarse con firmas
-4-
extranjeras. La evolución propia de las empresas y las periódicas devaluaciones de nuestro signo
monetario colocaron a muchas de estas firmas ante la imposibilidad de cumplir los compromisos
con sus acreedores externos. En estas circunstancias, se vieron obligados a entregar parte de sus
paquetes accionarios a aquellos... Si bien en un principio la participación del capital extranjero en el
paquete accionario de las empresas nacionales pudo no ser decisivo, el grado de control se fue
acentuando paulatinamente con las difíciles situaciones financieras por las que atravesaron estas
firmas y las sucesivas devaluaciones hasta quedar totalmente en manos de las empresas extranjeras”
(Cimillo, Khavisse, Lifschitz y Piotrkowski, 1972).
Así, las ventas de las primeras cien empresas, que a comienzos de la década comprendían
aproximadamente el 20% de la producción industrial, en 1966 alcanzaban el 24% y en 1969 el
26,2%. Simultáneamente, también crecía la participación del capital extranjero: del 16% del total de
la producción industrial en 1960, pasaban al 18.9% en 1966 y al 20% en 1969 (Khavisse y
Piotrkowski, 1973).
En suma, como corolarios de la etapa sustitutiva de importaciones bajo el impulso de la inversión
extranjera tenemos la constitución de una estructura industrial de un mayor grado de complejidad
pero de suma fragilidad y dependencia.
b) Brasil
El capital extranjero tuvo en Brasil un papel significativo en el proceso de industrialización
reciente. A fines de la década del cuarenta comienza la primera gran oleada de inversión extranjera
destinada al sector manufacturero, y que dará comienzo a una etapa de importantes ingresos de
inversión extranjera, al punto que a principios de la década del ochenta, Brasil figuraba en séptimo
lugar entre los países que tenían la mayor IED acumulada, y sólo era superado por países
industrializados (Chudnovsky y López, 1997; CEPAL, 1998).
Entre los principales hitos de la inversión extranjera en la manufactura brasileña cabe destacar el
desarrollo de la industria automotriz, en la segunda mitad de la década del cincuenta, y de la
petroquímica, en la segunda mitad de los años setenta.
Al igual que en el caso argentino, en un marco de barreras proteccionistas, las CTs comienzan a
instalarse en Brasil con el objeto de aprovechar el mercado interno. En la primera fase, las
inversiones se concentran en bienes de consumo durable, tales como maquinaria y equipo eléctrica
y mecánica, y también en algunas ramas de insumos básicos (Fristch y Franco, 1994).
Las siguientes oleadas de inversión extranjera se producen entre 1967 y 1973 (durante la fase del
denominado “milagro económico”), y posteriormente a partir de 1974 con la implementación del
Segundo Plan Nacional de Desarrollo. Durante ese primer período, las grandes empresas estatales
comenzaron a desarrollar la industria petroquímica en alianza con conglomerados nacionales y CTs,
y –simultáneamente- las CTs avanzaban sobre sectores no tradicionales y mantuvieron estable una
participación cercana al 50% del capital total de la industria manufacturera (Chudnovsky y López,
1997).
El Segundo Plan Nacional de Desarrollo favorece la creación de joint-ventures con participación
extranjera para la realización de inversiones en sectores productores de bienes intermedios y de
capital. Asimismo, el aumento de los costos de energía y de las materias primas en la economía
mundial incentiva inversiones destinadas al aprovechamiento de recursos naturales en actividades
-5-
industriales como la celulosa, siderurgia y otras (Fritsch y Franco, 1991; Laplane y Sarti, 1997;
Chudnovsky y López, 1997).
La industria manufacturera brasileña se transforma en una de las más extranjerizadas del mundo. A
fines de los años setenta, las CTs producían el 32% de la producción industrial brasileña, y este
grado de extranjerización productiva sólo era superado por países como Singapur, Canadá, Bélgica,
Malasia y Venezuela (CEPAL, 1998).
Asimismo, tres cuartas partes de la IED acumulada en la economía brasileña correspondían al
sector industrial. Los complejos metalmecánico y químico-petroquímico eran los que explicaban la
mayor parte de esa IED. Las CTs controlaban la producción automotriz, caucho, farmacéutica y
tabacalera y en 1975 concentraban el 42% de las ventas de las 500 principales empresas brasileñas
(Bielschowsky, 1994; Fritsch y Franco, 1991; Chudnovsky y López, 1997).
c) Chile
La etapa sustitutiva de importaciones sustentada en ingresos de capitales extranjeros, comienza en
Chile con el gobierno de Eduardo Frei, quien asume en 1964. Su programa instrumentó diversos
incentivos para el capital extranjero, tales como sistemas de remisión de utilidades, modalidades
promovidas para la importación de bienes de capital e insumos intermedios y otras de carácter
tributario y cambiario (Olave Castillo, 1997).
Paralelamente, el gobierno de Frei implementaba la denominada “chilenización” de la gran minería,
estatizando el 51% de las principales empresas, tales como El Teniente, Anaconda, Chiquicamata y
otras. Pero más allá de esta medida, que produjo resistencias por parte del capital extranjero, el
programa de incentivo a la inversión extranjera fue –en general- bien recibido.
Una significativa cantidad de CTs desembarcó en la economía chilena, concentrándose en los
complejos metalmecánico, químico, electrónico y de manufactura del cobre. Hacia fines de la
década del sesenta, las CTs controlaban 40 de las empresas más grandes del país y en otras 20
tenían una importante participación. A fines de 1970, cien compañías estadounidenses tenían
inversiones en Chile (Olave Castillo, 1997).
Asimismo, se produce una traslado del capital extranjero, tradicionalmente orientado hacia la
minería y ahora volcado masivamente hacia la industria manufacturera. En 1968, se estima que una
sexta parte del acervo de capital estaba en manos de inversores extranjeros. En cuanto a la
participación del capital extranjero en los diferentes sectores económicos, los datos de Olave
Castillo (1997) son los siguientes:

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Maquinaria y equipos: 50% (Xerox, National Cash Register, ITT y General Electric)
Metalurgia y siderurgia: 60% (Beethelman y Armco Aceros, Koopers, Kaisers, Singer y Hoover)
Derivados del petróleo y su distribución: más del 50% (Standard Oil, Gulf y Mobil Oil)
Química: 60% (Dow Chemical, Monsanto y W.R. Grace)
Productos del caucho: 100% (General Tire, Firestone)
Automotriz: 100% (Ford, General Motors, Chevrolet y Chrysler)
Radio y TV: casi el 100% (RCA, ITT, Philips, General Telephone and Electronic)
Farmacéutica: casi el 100% (American Cyanamid, Pfizer, Parke Davis)
Productos del cobre: 100% (Phelps, Dodge, Northern Indiana Brass Co., General Cable)
Equipos de oficina: casi el 100% (Sperry Rand, Remington y Xerox)
Tabaco: 100% (British American Tobacco)
-6-
 Publicidad: 90% (J. Walter Thompson, Mc Carm-Erikson)
También el capital extranjero poseía fuerte participación en el sector alimenticio con empresas tales
como Coca Cola, General Mills y Ralston Purina. Un estudio de la Corporación de Fomento (Corfo)
sobre un total de 160 empresas, da cuenta de que el 51,3% poseía participación extranjera y en el
23,3% de los casos superaba el 50%. Las empresas extranjeras controlaban cada rama en que
participaban, y generaban el 38% del valor agregado del sector industrial. En este marco de
acelerada extranjerización, la deuda externa crece un 73% entre 1966 y 1970, mientras que el
servicio de la deuda pasa del 21,4% al 32,9% de las exportaciones.
La llegada del socialista Salvador Allende a la presidencia le imprime un fuerte giro a la dirección
política y económica de Chile, que –si bien no detiene la sustitución de importaciones- pone límites
al avance del capital extranjero.
En 1971 se inicia el proceso de nacionalizaciones. En el sector minero se destacan los casos de
Anaconda, Kennecott y las minas cupríferas Cerro, la compañía de nitratos de Guggenheim y el
51% de las acciones de las carboníferas Lota y Schwager. En el sector bancario, se produce la
nacionalización del First National City Bank, Banco de Londres y Bank of America. En la industria
manufacturera se nacionalizan empresas textiles, cementeras, de neumáticos entre otras. En algunos
casos la nacionalización no incluye el 100% del capital, tales son los casos de la ITT
(telecomunicaciones), Northern Indiana Brass Co., Ford, General Motors, Standard Oil, Mobil Oil y
Ralston Purina. En ese período, la entrada neta de capitales pasa de 268 millones de dólares en 1970
a –26,5 millones al año siguiente (Olave Castillo, 1997).
El gobierno de la Unidad Popular pretende profundizar la sustitución de importaciones en Chile,
aunque tendiendo a eliminar la participación del capital extranjero y fortaleciendo la participación
estatal en la producción.
El fin de la etapa sustitutiva: la transición hacia el neoliberalismo
En los tres casos (aunque con más fuerza en Chile y Argentina) la interrupción del proceso de
sustitución de importaciones se vincula a la implementación de políticas de apertura de la economía
y desmantelamiento de buena parte de las regulaciones proteccionistas. En un sentido más amplio,
el fin de la etapa sustitutiva es un fenómeno mucho más profundo que un mero cambio de índole
estructural o de política económica, y representa un quiebre de la alianza social sobre la que se
estructuraba, tanto el patrón de acumulación como de la dinámica de las relaciones sociales de
producción.
De allí que resulte un contrasentido hablar de “agotamiento” de la fase de sustitución de
importaciones, siendo ante todo un cambio operado desde la conducción política resultante de un
complejo entramado, que comprende fuertes pujas distributivas, conflictos sociales, contradicciones
entre la acumulación de diferentes sectores de la economía y del empresariado.
En los tres países en cuestión, el fin de la sustitución de importaciones abre lugar a una etapa de
transición de diferentes matices. Estas diferencias pueden ser relacionadas, en primer lugar, con el
grado de desarrollo y profundización de la industrialización sustitutiva de cada país. La evidencia
indica que –de los tres países- Brasil fue el que alcanzó el mayor grado de desarrollo, Argentina es
el caso intermedio y en Chile esa industrialización no parece haber pasado de ser incipiente.
-7-
Un indicador de ello es la supervivencia de la estructura industrial frente a los cambios. Así, en
Chile una vasta capa del tejido industrial pareció ser borrada de un plumazo 2 apenas fueron
implementadas las reformas de la dictadura pinochetista. En el caso de Argentina, si bien los efectos
de la política de Martínez de Hoz fueron devastadores, el país conserva buena parte de su perfil
industrial, evidenciando una reestructuración combinada con signos de desintegración productiva,
reducción de la producción y cierta “desofisticación”. En Brasil la situación se da de manera
diferente, y la estructura industrial se conserva en gran medida, asumiendo estrategias de tipo
“defensivas”.
En segundo lugar, y como se sugiriera previamente, este cambio global en el patrón de acumulación
es la contracara de un nuevo proyecto basado en una nueva alianza social y de una nueva estructura
hegemónica. Por ende, su implementación depende –en buena medida- de la capacidad de esos
sectores para imponerse frente a otros sectores sociales e implementar su proyecto.
En Chile esa lucha parece dirimirse con celeridad, en base a la represión pinochetista, al desgaste de
la etapa anterior, a la debilidad de la burguesía más vinculada al mercado interno y a la rápida
reconversión hacia el nuevo proyecto de algunas facciones de esa misma burguesía.
En la Argentina, si bien al cabo de la dictadura emerge con claridad el nuevo polo de poder
económico, basado en unos pocos grupos económicos (de fuertes lazos con CTs) y las CTs, las
bases del consenso no están asentadas y los partidos políticos populares siguen aferrados a un
proyecto político más vinculado al orden previo a la dictadura.
El fracaso económico de la experiencia de la UCR (1983-1989), signado por el fuerte peso de la
deuda externa (asumida en su totalidad a pesar de las denuncias de ilegitimidad) y el estallido
hiperinflacionario de 1989 terminan construyendo las bases del consenso social en torno a la
necesidad de aplicar las políticas neoliberales3.
En Brasil las crisis de la deuda obliga a un severo ajuste económico. La economía brasileña se
estanca tras cuarenta años de crecimiento acelerado 4 . Las filiales de las CTs tienden a encarar
2
A lo largo de los años ochenta una gran cantidad de empresas desaparece: 8 mil en el caso de Chile y 20 mil en el de
Argentina (Stumpo, 1998).
3
Raúl Alfonsín abandona la presidencia en julio de 1989, en medio de una grave crisis social e hiperinflacionaria que
termina desarticulando y desintegrando cualquier intento de resistencia al ajuste estructural por parte de los sectores
sociales directamente perjudicados por su aplicación. En buena medida, el “golpe de mercado” (como se lo denominó
en diferentes ámbitos académicos y periodísticos) estaba dirigido más a condicionar al nuevo gobierno que a acelerar la
retirada del que finalizaba. Los perversos efectos de la crisis hiperinflacionaria conllevan la erosión del tejido social, y
en este sentido las teorías conspirativas no parecen estar demasiado alejadas de la realidad. Al respecto, es muy
elocuente el siguiente comentario de Perry Anderson: “la lección que deja la larga experiencia boliviana es esta: hay
un equivalente funcional al trauma de la dictadura militar como mecanismo para inducir democráticamente y no
coercitivamente a un pueblo a aceptar las más drásticas políticas neoliberales. Este equivalente es la hiperinflación.
Sus consecuencias son muy parecidas. Recuerdo una conversación en Río de Janeiro en 1987, cuando era consultor de
un equipo del Banco Mundial y hacía un análisis comparativo de alrededor de veinticuatro países del sur, en lo
relativo a políticas económicas. Un amigo neoliberal del equipo, sumamente inteligente, economista destacado, gran
admirador de la experiencia chilena bajo el régimen de Pinochet, me confió que el problema crítico del Brasil durante
la presidencia de Sarney no era una tasa de inflación demasiado alta –como creía la mayoría de los funcionarios del
Banco Mundial-, sino una tasa de inflación demasiado baja. «Esperamos que los diques se rompan», decía. «Aquí
precisamos una hiperinflación para condicionar al pueblo a aceptar la drástica medicina deflacionaria que falta en
este país». Después, como sabemos, la hiperinflación llegó a Brasil, y las consecuencias prometen, o amenazan –como
se quiera- confirmar la sagacidad de este neoliberal local”, Anderson, Perry: Balance del neoliberalismo: lecciones
para la izquierda.
4
“La contrapartida de los grandes superávits comerciales externos obtenidos después de 1982 fue una grave crisis
fiscal, cuyo origen se encuentra en el proceso de sustitución de deuda externa por deuda interna asociada a la
-8-
estrategias “defensivas” que las protejan de la crisis sin forzar una reestructuración a fondo. En este
período disminuye la IED y las filiales deben autofinanciarse mediante reinversiones de utilidades.
Por su parte, los mecanismos de conversión de deuda generan algo de afluencia de IED a fines de
los años ochenta (CEPAL, 1998).
En cuanto a la estructura del sector manufacturero, en Argentina se verifica un proceso de
racionalización y reespecialización que conlleva una “desofisticación” del parque manufacturero y
un fuerte impulso importador; en Brasil prevalece un ajuste “defensivo” que tiende a preservar la
composición del parque productivo heredado del modelo sustitutivo con alguna pérdida de
“densidad tecnológica”; finalmente, en el caso de Chile se produce el ya mencionado proceso que
combina desindustrialización (entre 1972 y 1982 el producto cae un 22% –un 33% entre 1972 y
1975- se pierden unos 180 mil puestos de trabajo y en algunos sectores –como la metalmecánica- se
llega a exportar maquinaria que conformaba el acervo de capital fijo 5 ) con la reorientación del
sector manufacturero hacia el procesamiento de recursos naturales para la exportación (plantas
procesadoras de celulosa, harina de pescado, conservas y alimentos congelados entre otros)
(Bielschowsky y Stumpo, 1998; Stumpo, 1998).
transferencia de recursos al exterior. De esta forma, el ajuste externo se reflejó en los desequilibrios
económico-financieros del sector público. Por ende, de ese proceso se originó la reducción de la capacidad de ahorro
del Estado pese a la reducción de los gastos públicos. A pesar de eso, se observaron crecientes necesidades de
financiamiento y un aumento de la deuda interna derivado de la necesidad de pagar altos intereses. Ello absorbió el
ahorro e inhibió la inversión privada”, (Bonelli, 1998).
5
Fiat, Peugeot, Renault, Citroen, General Motors, Ford, Philips y General Electric son ejemplos de CTs que abandonan
o reducen drásticamente sus actividades en Chile.
-9-
LA ETAPA NEOLIBERAL: AJUSTE ESTRUCTURAL, REESTRUCTURACIÓN
PRODUCTIVA Y NUEVA FASE DE INVERSIÓN EXTRANJERA
La implementación del régimen neoliberal en los tres países posee como elemento común la
aplicación de una serie de programas de ajuste estructural cuyos aspectos centrales pueden ser
definidos en base a cinco puntos: a) la apertura económica, reducción de barreras arancelarias y al
ingreso de capitales; b) la desregulación de segmentos de la producción de bienes y servicios; c) la
privatización de activos públicos y la reestructuración del sector público; d) la renegociación de la
deuda externa; e) el disciplinamiento social y la flexibilización laboral.
Más allá de las modalidades e impactos de su implementación (tema que excede los objetivos del
presente trabajo), cabe acotar los siguientes aspectos que se presentan como una suerte de núcleo de
condiciones “necesarias” y/o “suficientes” para la reanudación de los flujos de inversión
extranjera6:
 La apertura de la economía –reducción de barreras arancelarias y otras “trabas” para el
desarrollo del comercio exterior- opera en beneficio de las CTs, facilitando el
equipamiento de sus filiales y permitiendo un abastecimiento más “eficiente”, en tanto
permite una mayor planificación “global” de la producción en función de una asignación
de recursos basada en áreas geográficas de mejores condiciones y ventajas relativas.
 Como resultado de lo anterior, y aunado a la desregulación, las CTs –en general líderes
mundiales en los segmentos en que desarrollan su actividad- pueden barrer con facilidad
a los competidores cuyo desarrollo estaba asociado a un mercado interno protegido.
Algunos segmentos del empresariado local (básicamente los grandes conglomerados)
logran posicionarse eficientemente a partir de un proceso de reestructuración, pero queda
en el camino una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas.
 Las privatizaciones abren oportunidades de negocios en segmentos que el capital
extranjero tenía vedados desde la crisis del treinta y la instauración de las estrategias de
sustitución de importaciones.
 La “solución” del problema de la deuda7 resuelve parte de los conflictos al interior del
bloque dominante (hecho claramente visualizable en el caso argentino), al tiempo que
restablece plenamente el financiamiento externo para la región.
6
En los enfoques predominantes respecto de las causalidades inherentes a la reanudación de los flujos de capitales
hacia América Latina en la etapa neoliberal (y en los años noventa en particular) la implementación de programas
económicos de “ajuste estructural” conformaría el núcleo de “condiciones necesarias” para que los capitales vuelvan a
ingresar a la región. Pero este tipo de análisis parece hacer abstracción de las asimetrías de poder existentes en el
escenario internacional y el peso de los organismos internacionales y el aparato “diplomático” de los países centrales.
En otras palabras, para interpretar la lógica de los movimientos de capitales vale más hacer referencia a aquella vieja
“Ley de Say” (en mención a aquel pensador de la economía política del siglo XIX) quien sostenía que “toda oferta crea
su propia demanda”. En este marco, las “condiciones necesarias” para que ingresen capitales pasan por la existencia de
negocios que ofrezcan significativos márgenes de rentabilidad, ya sea mediante el aprovechamiento de recursos
naturales estratégicos, del mercado interno o de mano de obra barata (entre otros aspectos), mientras que “las
condiciones suficientes” aparecen más vinculadas a la creación de un marco en que esa rentabilidad potencial pueda
traducirse en ganancias apropiables y ventajas para el ingreso en el país en cuestión.
7
Si bien en este trabajo no se contempla el análisis del endeudamiento externo en la fase neoliberal, cabe realizar
algunas acotaciones. En el caso argentino, la “resolución” del problema de la deuda cobraba un significativo grado de
importancia en tanto el país había ingresado en una moratoria “de hecho” en 1988, generando graves conflictos con la
poderosa banca extranjera, quien presionó con dureza en los primeros meses de 1989. Asimismo, parte de la deuda
seguía siendo cuestionada en su legitimidad, y aquí entraban en juego grupos económicos locales. Para el gobierno
argentino, resolver el problema de la deuda implicaba retomar la senda del pago puntual, restablecer el crédito externo y
borrar definitivamente los cuestionamientos sobre la legitimidad. El “Plan Brady” coadyuvará a tales fines, y las
medidas adoptadas por el gobierno de Carlos Menem trajeron los siguientes resultados: a) la atomización y
- 10 -
 La represión militar primero y la hiperinflación 8 después, generan las bases del
disciplinamiento social que reduzca el grado de conflictividad social, permitiendo
empujar los salarios reales a la baja y la redistribución del ingreso nacional a favor de los
propietarios del capital. En el caso chileno la represión jugó un papel excluyente en este
proceso. En Argentina y Brasil la receta hiperinflacionaria es el complemento de la era
democrática. Nuevamente, el grado de desarrollo de la estructura económica y social
alcanzado en la etapa previa condiciona, juega un papel central y en alguna medida
determina (si bien no corresponde unilaterlizar el argumento) el curso de acción de la
siguiente etapa.
 Por último, y como complemento de lo anterior, la debilidad de los sectores populares
permite la implementación de las políticas de “flexibilización laboral”, tan “solicitadas”
por los organismos internacionales y las CTs, para reducir costos y eficientizar la
producción.
El inicio de una nueva fase de inversión extranjera en la región
Una vez restablecidas las “condiciones suficientes” para el ingreso de capitales extranjeros (ajuste
estructural, saneamiento fiscal y disciplinamiento social) se produce una nueva oleada de
inversiones foráneas en la región.
Como sosteníamos previamente, el caso chileno es pionero en la materia. Si bien las bases del
régimen que rige en la actualidad son estipuladas en 1974 mediante el Decreto Ley 600 (DL 600),
recién a mediados de los años ochenta comenzarán a afluir capitales con cierto grado de
significatividad. Así, la implementación del programa de conversión de deuda externa (conocido
como Capítulo XIX) en 1985 “restablece la confianza” de los inversores (CEPAL, 1998). En los
años ochenta Chile recibe un flujo de IED anual promedio de poco más de 500 millones de dólares,
pasando a 1.700 millones durante el primer lustro de los noventa y a más de 5 mil millones entre
1995 y 1998.
En el caso argentino, a partir de la implementación del programa neoliberal se produce una fuerte
oleada de inversiones extranjeras que en una primera etapa se orienta casi exclusivamente a la
compra de empresas estatales, para posteriormente sumar inversiones destinadas a la modernización
y ampliación de plantas instaladas en etapas anteriores, el aprovechamiento de recursos naturales
antes vedados al capital extranjero como el petróleo y la minería, la instalación de nuevos
emprendimientos (más orientados a sectores no transables, tales como comercio e infraestructura y
unas pocas plantas industriales) y la compra de empresas privadas, en su mayor parte de origen
nacional. La legislación respecto al capital extranjero no debió ser modificada sustancialmente, en
tanto ello ya había corrido por cuenta de la dictadura militar, la cual sancionó en 1976 la ley que
rige en la actualidad. Sólo se agregó la eliminación de hecho del registro obligatorio de las
inversiones extranjeras y se sancionaron algunas leyes de promoción en sectores específicos
(minería y forestación).
diversificación del universo de acreedores; b) una leve disminución inicial del endeudamiento externo como resultado
del canje de papeles de deuda por acciones de empresas públicas; c) la reanudación de las corrientes de capitales hacia
el país y el inicio de una nueva fase de endeudamiento externo, explicado por el financiamiento del sector público pero
también por el creciente endeudamiento de empresas privadas y el sector financiero; d) el fuerte crecimiento del pago
de servicios de la deuda.
8
Véase comentario de Perry Anderson, expuesto en nota al pie número 3.
- 11 -
Brasil asume algunas características distintivas. Si bien el programa neoliberal comienza a ser
implementado casi simultáneamente al caso argentino, el fracaso inicial en materia de estabilidad
económica y las pujas al interior del bloque hegemónico no permiten consolidar el núcleo de
“condiciones suficientes”. Asimismo, existía en Brasil una amplia gama de regulaciones legales
restrictivas para el capital extranjero. Entre ellas cabe destacar las restricciones para la remesa de
utilidades y los pagos de regalías, la Ley de Informática –que restringía el acceso del capital
extranjero a ese sector- y otras regulaciones específicas. En 1995 se reforma la Constitución,
eliminando por completo las restricciones sectoriales para la entrada de capital extranjero y se inicia
el proceso de privatizaciones. Recién en 1994, con la implementación del Plan Real, comenzará a
tomar impulso la inversión extranjera, dando un fuerte salto cuantitativo y cualitativo a partir de
1996.
FUENTE: CEPAL, 1998. La serie correspondiente a Argentina
fue corregida
en base a las últimas estimaciones oficiales de ese
CUADRO
1
país INGRESOS DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA (IED) EN ARGENTINA, BRASIL Y CHILE
Montos en millones de dólares
Argentina
Brasil
Chile
TOTAL
* Cifras provisorias
1990
1.836
989
661
3.486
1991
2.439
1.101
822
4.362
1992
4.384
2.061
935
7.380
1993
2.763
1.292
1.034
5.089
1994
3.432
3.072
2.583
9.087
1995
1996
1997 1998*
TOTAL
5.279 6.513 8.094 5.697 40.437 30,5%
4.859 11.200 19.652 24.000 68.226 51,5%
2.978 4.724 5.417 4.700 23.854 18,0%
13.116 22.437 33.163 34.397 132.517 100%
Como se puede apreciar en el Cuadro 1, entre 1990 y 1998 los países bajo análisis reciben –en
conjunto- más de 130 mil millones de dólares bajo la forma de IED, de los cuales poco más de la
mitad corresponde a Brasil, el 31% a la Argentina y el 18% restante a Chile.
GRAFICO 1
Países de destino de los flujos de Inversión Extranjera Directa
Resto del mundo
64,6%
Resto de Países "en
desarrollo"
24,0%
Argentina +
Brasil + Chile
5,3%
Resto de América
Latina
6,0%
FUENTE: UNCTAD/CEPAL
La IED que ha ingresado en la región tiene un alto grado de significatividad con respecto al total de
inversiones realizadas a nivel regional y mundial. Del Cuadro 2 se desprende que los tres países
absorbieron –en el sexenio comprendido entre 1992 y 1997- casi la mitad de la IED correspondiente
- 12 -
a América Latina9, el 15% del total de IED destinada a países “en desarrollo” y el 5,3% del total de
IED mundial.
CUADRO 2
INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN EL CONO SUR. COMPARACIONES INTERNACIONALES
Montos en millones de dólares
Participación de cada país o región en el total de:
1992-1997*
América Latina Países "en desarrollo"
Total mundial
30.465
15,8%
5,0%
1,8%
42.136
21,8%
7,0%
2,5%
17.671
9,1%
2,9%
1,0%
90.272
46,7%
15,0%
5,3%
193.367
100,0%
32,0%
11,3%
603.486
100,0%
35,4%
1.705.624
100,0%
Argentina (a)
Brasil (b)
Chile (c)
Subtotal A+B+C
América Latina y el Caribe
Países "en desarrollo"
Total mundial
* Acumulado
FUENTE: elaboración propia en base a datos de UNCTAD (1998), CEPAL (1998) y Ministerio de Economía (1999)
Entre los rasgos salientes de los cambios que se producen en materia de inversión extranjera, cabe
señalar: a) la conformación de las alianzas con los grupos económicos locales; b) las modalidades
de participación en los procesos de privatizaciones; c) las adquisiciones de empresas; d) la
redefinción de los espacios y modalidades de acumulación y expansión en la industria
manufacturera.
Los nuevos patrones de acumulación de las CTs
El nuevo patrón de acumulación que se implementa en la fase neoliberal establece nuevas
modalidades para la expansión de las CTs. Así, buena parte de las inversiones se destinarán a la
adquisición de empresas públicas, abriendo –de este modo- el acceso al capital extranjero en
sectores vedados o semivedados para el mismo durante la etapa sustitutiva.
La reestructuración neoliberal consolida los siguientes espacios para la acumulación por parte del
capital extranjero:
a) El aprovechamiento de recursos naturales para su exportación. Tal es el caso de la minería en
Chile y la Argentina, celulosa y pesca en Chile, cereales, oleaginosas, petróleo y gas en
Argentina, mineral de hierro en Brasil, entre otros. Se trata de la extracción de recursos naturales
y, en algunos casos mediante algún tratamiento industrial, su orientación hacia mercados
externos.
b) Servicios públicos privatizados. En los tres países, la participación de inversores extranjeros (en
asociación con conglomerados locales) ha jugado un papel determinante.
c) Industria manufacturera vinculada al mercado interno. Tales son los casos de alimentos, bebidas,
tabaco, farmacéutica, artículos de limpieza y, en el caso de la Argentina y Brasil, la industria
automotriz (amparada en un régimen particular de protección).
9
Cabe aclarar que buena parte de la IED destinada a América Latina aparece en los registros de la UNCTAD en
paraísos fiscales tales como las Islas Cayman. Esa inversión no se materializa en ese sitio geográfico sino que se
triangula a otros países de la región. Como corolario de ello puede afirmarse que la participación del 46,7% que aparece
en el cuadro está subestimando el peso de los tres países bajo análisis en la captación de IED de la región, en tanto gran
parte de las inversiones en Cayman constituyen la “base de operaciones” para inversiones en Argentina, Brasil y Chile.
- 13 -
Las alianzas de las CTs con grupos económicos locales
Como se mencionó anteriormente, en los casos de Argentina y Chile puede encontrarse, como una
de las resultantes en común del proceso de reestructuración forzado por sendas dictaduras militares,
la emergencia de un conjunto de conglomerados locales que experimenta un fuerte crecimiento
económico y financiero en un contexto recesivo. Parte de esos segmentos del empresariado local
sostienen estrechos lazos con el capital extranjero desde la etapa sustitutiva, mientras que otros se
reconvierten ante el nuevo contexto. Ello ocurre con mayor rapidez en el caso de Chile10.
Así como la estrategia de reestructuración asumida por las dictaduras de Argentina y Chile
beneficia particularmente a los conglomerados locales de fuerte raíz financiera (en ambos países la
liberalización del sector financiero da lugar a una fuerte especulación y acumulación por esa vía), el
aspecto que consolida estas alianzas (y en ello también cabe incluir a Brasil) es el proceso de
privatizaciones, el cual será analizado en el siguiente apartado.
Asimismo, en la industria manufacturera chilena (y también en algunos servicios) los
conglomerados locales desarrollan una serie de joint-ventures estratégicos con CTs, cediendo partes
minoritarias de sus paquetes accionarios11. Este tipo de asociaciones, que también se implementó
para la expansión internacional de los conglomerados –y particularmente para participar de las
privatizaciones en Argentina, Perú y otros países de la región-, ha predominado en los segmentos
más dinámicos de la economía chilena. Pero cabe destacar que en la actualidad se está verificando
un proceso en el que los socios extranjeros minoritarios comienzan a asumir el control de tales
asociaciones mediante la adquisición de mayores porciones de los paquetes accionarios12.
Los conglomerados locales juegan un papel estratégico en las privatizaciones de los tres países.
Como nota ilustrativa de ello, vale señalar la respuesta de una empresa ante una encuesta sobre
estrategias empresariales: “Endesa declara que escoge las modalidades de joint-venture para
asociarse con locales y así evitar los problemas de lobby y para conocer el mercado local”
(Paredes y Sánchez, 1996).
Las privatizaciones
Las privatizaciones conforman una parte fundamental de los programas neoliberales implementados
en los países de la región y representan, con diferentes impactos y resultados según el país en
cuestión, una llave de ingreso de inversiones extranjeras.
Chile es el primero de los tres países en iniciar un proceso de privatizaciones. En este caso, entraba
en juego la reprivatización de las empresas nacionalizadas por el gobierno de Salvador Allende.
“Los cambios en la estructura productiva chilena de 1967 a 1970 hicieron posible el fortalecimiento de una fracción
de la burguesía industrial ligada a ramas más complejas y al capital financiero. En el proceso de recomposición
capitalista, el régimen militar permite que esta fracción retome el control de la economía, al que se suma un tipo de
empresariado joven y «emprendedor», con fuerte vocación modernizante y mayor compromiso con la iniciativa de
transformación radical de la economía” (Olave Castillo, 1997). En este sentido, en la etapa de transición 1973-1976 se
termina de resolver con rapidez la puja entre los segmentos de la burguesía más ligados al modelo sustitutivo y el
“nuevo empresariado” que impulsa el modelo exportador basado en el aprovechamiento de recursos naturales.
11
Un listado de las principales asociaciones de los mayores conglomerados chilenos con CTs puede ser consultado en
Paredes y Sánchez (1996).
12
Ejemplos de este proceso (aún incipiente pero que parece conformar una tendencia) son la compra, por parte de
Procter & Gamble, de empresas del grupo Matte en las que tenían asociaciones y también la de la eléctrica española
Endesa sobre Enersis y algunas controladas de ese grupo.
10
- 14 -
Así, durante los primeros tres años de la dictadura pinochetista se restituyen tierras a los antiguos
propietarios y se venden algunas empresas de importancia secundaria. A partir de 1976 comienzan a
privatizarse las empresas orientadas a la exportación (es decir, el núcleo más dinámico a partir de la
reestructuración), que son adquiridas por los principales grupos económicos locales13.
Posteriormente, entre 1985 y 1989 se venden las acciones de cerca de cuarenta empresas, entre las
que se destacan compañías siderúrgicas, azúcar, electricidad y telecomunicaciones. En la mayor
parte de los casos, y especialmente en las empresas de servicios, se producen asociaciones entre
conglomerados locales y CTs. Así, las telecomunicaciones quedan bajo control español (Telefónica
de España) quienes comparten el control de la electricidad con grupos locales (Endesa España). El
capital extranjero participa en el proceso de privatizaciones haciendo uso de los mecanismos de
capitalización de deuda (canje de títulos de deuda externa por acciones de empresas locales).
En Argentina el proceso de privatizaciones es mucho más acelerado. Si bien en la actualidad quedan
unas pocas empresas por privatizar (así como también algunas acciones residuales) y se han
realizado privatizaciones de importancia recientemente, la mayor parte de las operaciones se
concentra entre 1990 y 1993. En la primera etapa hubo una significativa cantidad de operaciones en
las que los adquirentes podían capitalizar títulos de deuda externa.
El gobierno argentino recaudó poco más de 20 mil millones de dólares, de los cuales
aproximadamente el 65% fue aportado por inversores extranjeros 14 . La gran mayoría de los
consorcios que adquirieron las empresas privatizadas asumió una estructura “tripartita”, conformada
por operadores transnacionales, conglomerados locales y bancos extranjeros (en general, acreedores
externos que aportaron títulos de deuda para la compra de las empresas).
Finalmente, en el caso de Brasil cabe destacar dos etapas de privatizaciones. Bajo el gobierno de
Collor de Mello se inicia el denominado “Programa Nacional de Desestatización”. Entre 1991 y
1994 se privatiza la siderurgia y la petroquímica. Posteriormente, y particularmente en 1997 y 1998,
se privatizan las principales empresas de servicios públicos y mineras tales como Vale do Rio Doce.
Esta segunda etapa cobra particular importancia, dado el carácter estratégico y el alto valor de las
empresas15.
A diferencia del caso argentino, en que los grupos económicos locales participan activamente en
alianza con las CTs, en el caso brasileño los conglomerados locales preservan un cierto margen de
autonomía y se quedan con algunas compañías de gran importancia, como la mencionada Vale do
Rio Doce. De los 66 mil millones de dólares recaudados por el gobierno federal y los estaduales
entre 1991 y julio de 1998 el 41% fue aportado por inversores extranjeros.
13
En esta etapa se privatiza la mayor parte de las empresas pesqueras, de celulosa, forestal y Madeco (cobre
semielaborado).
14
La cifra de 20 mil millones surge de computar los montos desembolsados en efectivo y los títulos de deuda
entregados como parte de pago a su valor de mercado al momento de la operación. Un detalle de las operaciones y los
montos involucrados puede ser consultado en Kulfas y Hecker (1998). A los montos allí expuestos se adicionó los
correspondientes a las operaciones realizadas durante el segundo semestre de 1998 y el primer trimestre de 1999, entre
las que se destacan la venta del 14,99% de YPF al grupo español Repsol y de acciones del Banco Hipotecario Nacional
(adquiridas en proporciones significativas por fondos del grupo Soros).
15
Al respecto cabe mencionar que la privatización del sistema telefónico brasileño TELEBRAS reportó al gobierno
brasileño ingresos por 19 mil millones de dólares, es decir, casi el mismo monto que obtuvo el gobierno argentino por la
totalidad de sus empresas.
- 15 -
El proceso de fusiones y adquisiciones
El proceso de fusiones y adquisiciones (F&A) es propio de la década del noventa, y –en esenciaconsiste en la compra de empresas privadas locales por parte de CTs. En el caso argentino, el inicio
de este proceso está estrechamente vinculado al agotamiento del proceso de privatizaciones. Así, a
partir de 1995 comienza una oleada de transferencias de empresas cuyo punto culminante llega en
1997. Entre 1990 y 1998 se producen F&A por más de 28 mil millones de dólares, de los cuales en
el 66% de los casos se trata de compras de empresas locales por parte de CTs. La mayor parte de las
operaciones corresponde a la industria manufacturera, sector que absorbe el 32% de los montos
desembolsados. También se produce una gran cantidad de operaciones en áreas de servicios
privatizados y comunicaciones. En el sector financiero se destaca la transferencia de los principales
bancos privados nacionales16, y también han tenido importancia las F&A en el comercio minorista
(compra de grandes cadenas de supermercados).
El 32% de los ingresos de IED en Argentina entre 1992 y 1998 corresponde a F&A. Algo similar
ocurre en Brasil, donde alrededor del 40% de la IED ingresada tuvo como destino la compra de
empresas locales por parte de CTs (Quadros Carvalho y Bernardes, 1998). Entre 1992 y 1997 se
concretaron cerca de 600 operaciones y en más de la mitad las CTs tuvieron participación (CEPAL,
1998).
Finalmente, en el caso de Chile cabe señalar que, tras la importante ola de transferencias de
empresas de fines de los años ochenta17, en los últimos años –y tal como ya se mencionara- se han
producido importantes operaciones y se verifica un avance de las CTs sobre el capital de sus socios
locales. Durante 1997 un 65% de los montos aplicados a F&A fue desembolsado por inversores
extranjeros y en el primer semestre de 1998 tal proporción ascendió al 79% (CEPAL, 1998).
En suma, con diferentes matices y grados de intensidad, la reestructuración neoliberal conlleva una
mayor incidencia del capital extranjero en la estructura económica de los países bajo análisis. Ello
se basa en un proceso de concentración del capital (originado en el fuerte crecimiento y
capitalización de las filiales previamente existente) reforzado con la centralización del capital
generada por los procesos de privatizaciones y la oleada de F&A.
16
En la actualidad la mitad de los depósitos bancarios en Argentina están en manos de bancos extranjeros.
Entre 1985 y 1989 ingresan a Chile poco más de 3 mil millones de dólares bajo el Capítulo XIX. La mayor parte de
esos fondos se aplicó a la compra de empresas industriales (40%), agrícolas, forestales y pesqueras (21%) y de servicios
(CEPAL, 1998).
17
- 16 -
LAS ESTRATEGIAS DE LAS CORPORACIONES TRANSNACIONALES EN EL
CONO SUR EN LOS AÑOS NOVENTA
El análisis de la expansión de las CTs en Argentina, Brasil y Chile en los años noventa no puede ser
escindido de las tendencias generales, propias de su desarrollo a nivel mundial. En otras palabras, la
inserción de los países de la región en el marco del denominado proceso de “globalización” remite
al estudio de las estrategias de las CTs, en tanto “spiritus rector de la aldea global” (Dieterich,
1995).
Así, el generalmente idealizado proceso de “globalización” económica puede ser reducido
estilizadamente a partir de una serie de tendencias uniformadas en torno a la expansión de unas
pocas CTs pertenecientes a unos pocos países centrales18.
Ante la pregunta de por qué las CTs se interesan en invertir en Argentina, Brasil y Chile cabe
realizar una serie de acotaciones en torno a lo que definíamos anteriormente como núcleo de
condiciones “necesarias” y “suficientes”. Para interpretar el primer núcleo de condiciones es
pertinente la utilización del concepto de “producción estratégica”, definido por Ceseña (1995) a
partir de una serie de actividades productivas que permiten al capital el desarrollo de las
capacidades necesarias para garantizar la reproducción de su base material, sostener su hegemonía y
obtener rentas extraordinarias19.
Los hechos indican que Argentina, Brasil y Chile siguen constituyendo un espacio de acumulación
de interés para las CTs, y desde la perspectiva de los núcleos estratégicos descriptos conforman una
fuente de aprovisionamiento de productos pertenecientes a los núcleos II y III. Con relación al
primer núcleo estratégico, no es casual que el desarrollo en la región se limite al mero
aprovisionamiento o prestación de servicios (en casos como las telecomunicaciones) preservando el
monopolio tecnológico y de las actividades de investigación y desarrollo en los países centrales.
A partir de ello, la apropiación de recursos estratégicos y el aprovechamiento del mercado interno
pasan a constituir las directrices centrales en torno a las cuales se desenvuelven las CTs.
Análisis del núcleo más dinámico de inversores extranjeros de la región
De las 100 primeras filiales latinoamericanas de CTs (ordenadas en función de sus ventas
correspondientes a 199720) 86 desarrollan actividad económica en alguno de los tres países bajo
análisis. Las ventas combinadas de esas 86 filiales en Argentina, Brasil y Chile ascendieron en 1997
18
Una explicación detallada de esta argumentación puede ser consultada en Kulfas (1999).
Tales actividades productivas conforman, siguiendo el enfoque de Ceseña, tres núcleos estratégicos: I) producción
de tecnología de punta, “correspondiente a los campos de transformación y comunicación, y capaz de determinar el
rumbo y ritmo del proceso global de producción. Es decir, la tecnología que transforma al proceso de trabajo mismo y
al proceso de producción en su conjunto”; II) insumos energéticos y materias primas inherentes al desarrollo de la
tecnología de punta, en tanto proveen la base material para el desarrollo de la innovación tecnológica que apuntala el
crecimiento de la productividad y garantiza las condiciones de reproducción. Aquí se destacan los metales y
energéticos, mediados por las industrias química y petroquímica como fuentes de transformación; III) medios de
subsistencia básica, en particular los alimentos y otras mercancías necesarias para la reproducción de la fuerza de
trabajo.
20
El detalle de las primeras 100 filiales latinoamericanas de CTs fue extraído de CEPAL (1998). Sobre dicho cuadro se
realizaron algunas correcciones basadas en información adicional respecto, particularmente, del caso argentino. El
cuadro completo se presenta en el ANEXO I.
19
- 17 -
a poco más de 165 mil millones de dólares, cifra que representa el 73% de las ventas del total
correspondiente a América Latina.
Para la mayor parte de estas filiales (76 de las 86), los tres países bajo análisis juegan un papel
central dentro de su estrategia de expansión en América Latina, en tanto más de la mitad de sus
ventas corresponden a estos tres países. De las 10 restantes, en sólo dos casos las ventas de los tres
países representan menos del 10% de las ventas latinoamericanas.
Cincuenta y cinco de esas empresas son manufactureras, sobresaliendo alimentos (8), bebidas (3),
automotriz y autopartes (12), electrónica (10), y química (14). Otras doce son prestadoras de
servicios públicos privatizados. Siete son empresas extractivas (dos mineras y cinco petroleras).
Treinta y cinco son de capitales estadounidenses y cuarenta y seis europeos.
Asimismo, 42 de las 86 filiales (es decir, casi la mitad) pertenecen a CTs que integran el núcleo de
las 100 CTs más importantes del mundo (clasificadas según el monto de sus activos en el
exterior21). Para 68 de las 86 filiales se pudo obtener información precisa respecto de las ventas
mundiales del año 1997. Los resultados obtenidos a partir de una comparación de la actividad de las
CTs a nivel mundial y de sus filiales en Argentina, Brasil y Chile (ABC) son los siguientes:
 En promedio, las ventas de las filiales ABC representan –aproximadamente- un 7% del
total de ventas mundiales de dichas CTs.
 En sólo dos casos las ventas ABC superan el 30% del total mundial (Telefónica de
España –34,1%- y Endesa –51,7%-, ambas prestadoras de servicios públicos
privatizados).
 Las ventas ABC de quince de esas filiales representan entre un 10 y un 29,99% del total
mundial.
 En el caso de 23 de esas filiales, la participación en el total mundial alcanza entre un 5 y
un 9,99%.
 Las ventas ABC de otras 23 filiales absorben entre un 1 y un 4,99% del total mundial.
 Finalmente, las ventas ABC de las restantes cinco filiales representan menos del 1% de
las ventas mundiales de dichas CTs.
En suma, del análisis de este núcleo de filiales de CTs más dinámicas en los países bajo análisis
puede derivarse una participación significativa a nivel mundial con especial énfasis en industrias
destinadas al consumo interno, provisión de servicios públicos y extracción de minerales y
energéticos. He aquí la cúpula de empresas transnacionales del cono sur.
La banca extranjera en la región
Otro aspecto a destacar es la fuerte extranjerización de la banca en los países bajo análisis.
Mediante la adquisición de bancos locales y la expansión de otros extranjeros preexistentes, la
banca extranjera ha expandido su dominio sobre el sistema financiero en los tres países. Los 25
mayores bancos extranjeros de América Latina poseen activos por un valor cercano a los 180 mil
millones de dólares, de los cuales 130 mil (el 73%) se encuentran localizados en los tres países bajo
análisis (Cuadro 3).
21
Dicho cuadro puede ser consultado en UNCTAD (1998), y la información allí expuesta corresponde al año 1996.
Cabe destacar la escasa participación de las CTs japonesas en la región (sólo dos de las 86 son de ese origen), hecho que
explica, en alguna medida, por qué sólo la mitad de las filiales más importantes de Argentina, Brasil y Chile
corresponde a las primeras cien CTs a nivel mundial.
- 18 -
El 32% de esos activos pertenece a bancos estadounidenses, 19% a británicos, 15% franceses, 14%
españoles y el resto a otros países europeos y Japón (Cuadro 4).
1997. Montos
millones
de dólares
LOS MAYORES 25 BANCOSAño
EXTRANJEROS
DEUADRO
Aen
MÉRICA
, SEGÚN ACTIVOS CONSOLIDADOS
C
3 LATINA
Banco
País de origen
Argentina
Brasil
Chile
Total
Total
América
Latina
% Total
América
Latina
Citibank
Banco Santander
BankBoston
HSBC
BBV*
Sudameris
Crédit Commercial
Lloyds Bank
ABN Amro
Bankveiren
Banco Central Hispano
Chase Manhattan
Deutsche Bank**
Bank of Montreal
JP Morgan
ING Bank
Banca Nazionale del Lavoro
Bank of Nova Scotia
Dresdner Bank
Bank of America
Banco Comercial Portugués
Societé Generale
Bank of Tokyo Mitsubishi
Crédit Lyonnais
Sumitomo
EE.UU.
España
EE.UU.
Gran Bretaña
España
Francia
Francia
Gran Bretaña
Holanda
Austria
España
EE.UU.
Alemania
Canadá
EE.UU.
Gran Bretaña
Italia
Canadá
Alemania
EE.UU.
Portugal
Francia
Japón
Francia
Japón
4.761
5.004
7.816
2.623
4.971
699
0
1.134
1.795
222
0
1.290
3.178
0
1.212
727
2.477
1.870
0
1.270
0
561
266
955
0
7.507
3.545
8.661
11.677
0
7.304
8.645
6.211
3.806
5.605
10
3.099
928
0
1.597
2.113
907
0
1.363
0
0
1.055
961
0
882
2.337
2.131
991
0
0
279
0
0
549
0
2.556
643
0
0
0
113
0
1.062
471
312
0
0
79
0
0
14.605
10.680
17.468
14.300
4.971
8.282
8.645
7.345
6.150
5.827
2.566
5.032
4.106
0
2.809
2.953
3.384
2.932
1.834
1.582
0
1.616
1.306
955
882
23.484
19.313
18.228
18.011
16.920
9.338
8.645
8.151
6.725
5.827
5.569
5.239
4.106
3.955
3.738
3.620
3.384
3.206
1.976
1.800
1.710
1.705
1.405
955
882
62,2%
55,3%
95,8%
79,4%
29,4%
88,7%
100,0%
90,1%
91,4%
100,0%
46,1%
96,0%
100,0%
0,0%
75,1%
81,6%
100,0%
91,5%
92,8%
87,9%
0,0%
94,8%
93,0%
100,0%
100,0%
42.831
75.876
11.523
130.230
177.892
73,2%
TOTAL
* En 1998 el BBV adquirió el Banco Excel-Económico (Brasil) y el BHIF (Chile), incrementando sus activos latinoamericanos
** Su banca minorista argentina fue adquirida por el BankBoston
FUENTE: CEPAL (1998)
Asimismo, la participación de la banca extranjera en cada uno de los tres países no es uniforme en
lo atinente al país de origen de los capitales que la controlan. Así, en Argentina el predominio de la
banca estadounidense es mayor que en Brasil y similar al caso de Chile. Por su parte, la banca
española es muy fuerte en Chile (donde predomina) y también en la Argentina, pero es aún débil en
Brasil.
Estos aspectos pueden llevarnos a postular como hipótesis la existencia de una fuerte correlación
entre la expansión de la banca extranjera y las inversiones extranjeras en general. Así, la captación
del crédito interno pasa a desempeñar un papel significativo en el financiamiento de las filiales de
las CTs, hecho que motiva la extranjerización de la banca al tiempo en que se extranjeriza la
estructura económica general. A modo de ejemplo, puede notarse que al tiempo en que España se
transforma en el principal país inversor en Chile, la banca extranjera pasa a estar controlada por ese
mismo país. En suma, las CTs que ingresan en la región parecieran traer de la mano a la banca que
las financian en otras zonas geográficas.
- 19 -
CUADRO 4
PAÍS DE ORIGEN DE LA BANCA EXTRANJERA EN ARGENTINA, BRASIL Y CHILE
Montos en millones de dólares
Argentina
Brasil
Chile
Total
Total América Latina
Alemania
Austria
Canadá
EE.UU.
España
Francia
Gran Bretaña
Holanda
Italia
Japón
Portugal
3.178
222
1.870
16.349
9.975
2.215
4.484
1.795
2.477
266
0
7,4%
0,5%
4,4%
38,2%
23,3%
5,2%
10,5%
4,2%
5,8%
0,6%
0,0%
2.291
5.605
0
20.864
3.555
17.004
20.001
3.806
907
1.843
0
3,0%
7,4%
0,0%
27,5%
4,7%
22,4%
26,4%
5,0%
1,2%
2,4%
0,0%
471
0
1.062
4.283
4.687
279
113
549
0
79
0
4,1%
0,0%
9,2%
37,2%
40,7%
2,4%
1,0%
4,8%
0,0%
0,7%
0,0%
5.940
5.827
2.932
41.496
18.217
19.498
24.598
6.150
3.384
2.188
0
4,6%
4,5%
2,3%
31,9%
14,0%
15,0%
18,9%
4,7%
2,6%
1,7%
0,0%
6.082
5.827
7.161
52.489
41.802
20.643
29.782
6.725
3.384
2.287
1.710
3,4%
3,3%
4,0%
29,5%
23,5%
11,6%
16,7%
3,8%
1,9%
1,3%
1,0%
TOTAL
42.831
100,0%
75.876
100,0%
11.523
100,0%
130.230
100,0%
177.892
100,0%
FUENTE: Idem Cuadro 3
- 20 -
CONCLUSIÓN
A lo largo de este trabajo se ha intentado establecer una serie de pautas que permitan acceder a una
aproximación respecto de las características asumidas por la inversión extranjera en Argentina,
Brasil y Chile en la etapa neoliberal, a partir de una perspectiva histórica que dé cuenta de las
múltiples causalidades socioeconómicas y estructurales que sientan las bases de los fenómenos que
estamos observando en la actualidad.
No ha quedado espacio para el análisis de una serie de cuestiones que bien vale la pena indagar,
como ser los impactos sobre las cuentas externas que la actual oleada de inversión extranjera genera
sobre los tres países (así como también las comparaciones de esos impactos con los que se
producían en la etapa sustitutiva, entendiendo que la vulnerabilidad externa y la dependencia
económica y financiera tal vez sean de mayor envergadura en la etapa actual) y, de manera más
amplia, sobre las perspectivas del desarrollo de la región.
Del mismo modo en que, en múltiples ámbitos académicos y en el discurso cotidiano, el
denominado proceso de “globalización” es asumido como irreversible, también parece
incuestionable el aporte de la inversión extranjera al desarrollo de la región, haciéndose abstracción
de las dificultades que se generan en las cuentas externas, de la dependencia y de las formas y
modalidades que asume esa inversión extranjera. En otras palabras, no queda del todo claro cuál es
la concepción del desarrollo subyacente en los enfoques predominantes, por cuanto aparece una
estrecha asociación entre inversión y desarrollo, cuando –en todo caso- la inversión es una
condición necesaria aunque de ninguna manera suficiente para ese desarrollo.
Para ilustrar ese punto habrá que destacar que la contracara de la inversión, de la modernización
tecnológica es la conformación de “islotes” productivos modernos en un mar de subdesarrollo. En
otros términos, no existe una política de integración productiva que conforme un amplio tejido de
eslabonamientos industriales sino que prevalece la existencia de plantas industriales modernas
importadoras de insumos y de tecnología, hecho que –si bien transfiere tecnología a la región- no
hace lo propio con la generación y creación de esa tecnología. Asimismo, la apertura de la
economía facilita el aprovisionamiento desde el exterior, evitándose densificar la estructura
productiva. De allí que no extrañe que esos “islotes” productivos tengan como contracara la
conformación de “islotes” de prosperidad social en un mar de pobreza extrema, desempleo y
marginación. En otras palabras, se trata de una estrategia que genera un desarrollo amorfo,
desintegrado y desarticulado.
Volviendo a la perspectiva comparativa sobre la que se ha basado este trabajo, como corolario final
queda la estrecha vinculación entre el grado de desarrollo alcanzado en la etapa de sustitución de
importaciones y el alcance de la desarticulación de sus alcances que comienza a tener efecto entre
mediados de los años setenta y la década del ochenta. En este sentido, la convergencia entre el
ajuste estructural que propone el denominado “Consenso de Washington”, las CTs y sectores de la
gran burguesía local, en detrimento de pequeñas y medianas empresas, los trabajadores y los
sectores populares (es decir, de actores sociales vinculados a una dinámica orientada al
fortalecimiento y la expansión del mercado interno) encuentra en la represión política y social (a
través de las dictaduras militares) y económica (la hiperinflación) las herramientas que motorizan el
cambio hacia la implementación del modelo neoliberal.
- 21 -
BIBLIOGRAFÍA
 Bielschowsky, Ricardo: Two studies on transnational corporations in the brazilian manufacturing sector. The
1980s and the early 1990s, CEPAL, Santiago de Chile, 1994.
 Bielschowsky, Ricardo y Giovanni Stumpo: Empresas transnacionales manufactureras en diferentes estilos
de reestructuración en América Latina, los casos de Argentina, Brasil y México después de la sustitución de
importaciones, en Stumpo, Giovanni (ed): Empresas transnacionales, procesos de reestructuración industrial
y políticas económicas en América Latina, CEPAL/Alianza Editorial, Buenos Aires, 1998.
 Bonelli, Regis: Las estrategias de los grandes grupos económicos brasileños, en Peres, Wilson (coordinador):
Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos, CEPAL/Siglo XXI Editores, México, 1998.
 CEPAL – Naciones Unidas: La inversión extranjera en América Latina y el Caribe. Informe 1998, Santiago
de Chile, 1998.
 Ceseña, Ana Esther: La internacionalización del capital y sus fronteras tecnológicas, Ediciones El Caballito,
México, 1995.
 Cimillo, Elsa; Miguel Khavisse; Edgardo Lifschitz y Juana Piotrkowski: Un proceso de sustitución de
importaciones con inversiones extranjeras: el caso argentino, Secretaría de Planeamiento y Acción de
Gobierno, Buenos Aires, 1972.
 Cimillo, Elsa; Edgardo Lifschitz; Eugenio Gastiazoro; Horacio Ciafardini y Mauricio Turkieh: Acumulación y
centralización del capital en la industria argentina, Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1973.
 Chudnovsky, Daniel y Andrés López: Las estrategias de las empresas transnacionales en Argentina y Brasil:
¿qué hay de nuevo en los años noventa?, CENIT, Documento de trabajo Nro. 23, Buenos Aires, 1997.
 Estrella Faria, Luiz Augusto: Fordismo periférico, fordismo tropical y posfordismo: el camino brasileño de
acumulación y crisis, Revista Ciclos, Año VI, Vol. VI, Nro. 10, Buenos Aires, primer semestre de 1996.
 Fritsch, W. y G. Franco: Foreign direct investment in Brazil: its impact on industrial restructuring, OECD,
Paris, 1991.
 Khavisse, Miguel y Juana Piotrkowski: La consolidación hegemónica de los factores extranacionales. El caso
de las cien empresas industriales más grandes, Secretaría de Planeamiento y Acción de Gobierno, Buenos
Aires, 1973.
 Kulfas, Matías y Eduardo Hecker: La inversión extranjera en la Argentina de los años noventa. Tendencias y
perspectivas, Centro de Estudios para la Producción, Secretaría de Industria, Comercio y Minería, Estudios de
la Economía Real Nro. 10, Buenos Aires, Octubre de 1998.
 Kulfas, Matías: Globalización y expansión de empresas transnacionales. Efectos y problemas para la
Argentina, Fundación Octubre, Buenos Aires, 1999.
 Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos: Estimaciones trimestrales del balance de pagos y de
activos y de pasivos externos, Buenos Aires, 1999.
 O’Donnell, Guillermo: El Estado burocrático autoritario. Triunfos, derrotas y crisis, Editorial de Belgrano,
Buenos Aires, 1996.
 Olave Castillo, Patricia: El proyecto neoliberal en Chile y la construcción de una nueva economía, Instituto
de Investigaciones Económicas, Universidad Nacional Autónoma de México y Ediciones El Caballito,
México, 1997.
 Paredes, Ricardo y José Miguel Sánchez: Grupos económicos y desarrollo: el caso de Chile, en Katz, Jorge
(editor): Estabilización macroeconómica, reforma estructural y comportamiento industrial. Estructura y
funcionamiento del sector manufacturero latinoamericano en los años noventa, CEPAL/Alianza, Buenos
Aires, 1996.
 Peres, Wilson (coordinador): Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos, CEPAL/Siglo XXI
Editores, México, 1998.
 Quadros Carvalho, Ruy y Roberto Bernardes: Cambiando con la economía: la dinámica de las empresas
líderes en Brasil, en Peres, Wilson (coordinador): Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos,
CEPAL/Siglo XXI Editores, México, 1998.
 Stumpo, Giovanni (ed): Empresas transnacionales, procesos de reestructuración industrial y políticas
económicas en América Latina, CEPAL/Alianza Editorial, Buenos Aires, 1998.
 Stumpo, Giovanni: Procesos de reestructuración industrial y empresas transnacionales en Chile y Colombia,
en Stumpo, Giovanni (ed): Empresas transnacionales, procesos de reestructuración industrial y políticas
económicas en América Latina, CEPAL/Alianza Editorial, Buenos Aires, 1998.
 United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD): World Investment Report 1998. Trends
and determinants, Naciones Unidas, Ginebra, 1998.
- 22 -
ANEXO I: LAS PRINCIPALES CTS EN ARGENTINA, BRASIL Y CHILE
Empresa
1 Royal Dutch Shell
2 Fiat
3 Volkswagen
País de origen
Sector
Argentina
Brasil
Chile
Total
% Total
América
Latina
Gran Bretaña/Holanda
Petróleo
2.205
6.124
1.220
9.549
97,2%
Italia
Automotriz
3.181
5.824
0
9.005
98,0%
69,7%
Alemania
Automotriz
1.348
6.531
0
7.879
4 General Motors
EE.UU.
Automotriz
774
5.730
525
7.029
45,7%
5 Carrefour
Francia
Comercio
1.737
5.098
0
6.835
100,0%
6 Exxon
EE.UU.
Petróleo
1.818
3.009
1.103
5.930
82,8%
7 Ford
EE.UU.
Automotriz
1.866
3.759
0
5.625
50,2%
8 Telefónica de España
España
Telecomunicaciones
3.893
0
1.437
5.330
78,9%
9 Philip Morris
EE.UU.
Tabaco
3.446
1.478
0
4.924
100,0%
10 Unilever
Gran Bretaña/Holanda
Alimentos/química
884
3.621
220
4.725
84,8%
11 Coca Cola*
EE.UU.
Bebidas
1.989
1.495
936
4.420
51,0%
12 Endesa
España
Electricidad
869
701
2.815
4.385
97,3%
13 Nestlé
Suiza
Alimentos
453
3.080
807
4.340
67,3%
14 The Exxel Group
EE.UU.
Holding
3.938
0
0
3.938
100,0%
15 Pepsico
EE.UU.
Bebidas
1.059
2.601
0
3.660
54,1%
16 Cargill
17 Daimler-Benz
18 Texaco
19 Carter Holt Harvey
20 IBM
EE.UU.
Alimentos
1.687
1.791
64
3.542
89,7%
Alemania
Automotriz
619
2.852
0
3.471
100,0%
EE.UU.
Petróleo
0
3.144
0
3.144
80,0%
Nueva Zelandia
Forestal
0
0
3.048
3.048
100,0%
EE.UU.
Electrónica
580
2.321
82
2.983
50,6%
Gran Bretaña
Tabaco
879
1.693
180
2.752
66,1%
Alemania
Electrónica
502
1.649
0
2.151
71,2%
23 Xerox
EE.UU.
Electrónica
143
1.760
0
1.903
79,9%
24 Royal Ahold
Holanda
Comercio
1.147
755
0
1.902
99,0%
25 AES Corporation
EE.UU.
Electricidad
0
1.803
0
1.803
100,0%
26 Stet
Italia
Telecomunicaciones
1.175
0
378
1.553
100,0%
27 BHP
Australia
Minería
0
0
1.547
1.547
100,0%
28 Whirlpool
EE.UU.
Electrónica
0
1.545
0
1.545
100,0%
29 Ericsson
Suecia
Electrónica
0
1.525
0
1.525
78,4%
21 British American Tobacco
22 Siemens
30 Pirelli
Italia
Neumáticos
282
1.237
0
1.519
100,0%
31 Glencore
Suiza
Trader granos
998
504
0
1.502
100,0%
Alemania
Autopartes
0
1.390
0
1.390
100,0%
Italia
Electricidad y gas
1.298
0
0
1.298
100,0%
34 Repsol
España
Petróleo
1.272
0
0
1.272
100,0%
35 Renault
Francia
Automotriz
1.264
0
0
1.264
100,0%
32 Robert Bosch
33 Camuzzi Gazometri
36 Novartis
Suiza
Química
481
774
0
1.255
88,6%
37 Scania
Suecia
Automotriz
260
962
0
1.222
100,0%
38 Goodyear
EE.UU.
Neumáticos
151
852
215
1.218
85,1%
39 Louis Dreyfus
Francia
Alimentos
472
739
0
1.211
100,0%
40 Iberia
España
Transporte
1.201
0
0
1.201
98,8%
41 SHV Makro
Holanda
Comercio
0
1.182
0
1.182
100,0%
42 France Telecom
Francia
Telecomunicaciones
1.175
0
0
1.175
100,0%
43 Bayer
Alemania
Química
540
574
31
1.145
77,3%
44 Avon
EE.UU.
Química
311
822
0
1.133
72,7%
45 Basf
Alemania
Química
0
1.059
59
1.118
55,6%
46 Alcoa
EE.UU.
Metalurgia
0
1.073
0
1.073
100,0%
47 Praxair
EE.UU.
Química
0
979
0
979
100,0%
48 Nabisco
EE.UU.
Alimentos
308
654
0
962
95,9%
49 Amoco
EE.UU.
Petróleo
923
0
0
923
100,0%
50 Du Pont
EE.UU.
Química
339
576
0
915
64,2%
- 23 -
51 Hoechst
Alemania
Química
139
685
82
906
37,5%
52 Dow Chemical
EE.UU.
Química
239
651
0
890
100,0%
53 Enersis
España
Electricidad
869
0
0
869
100,0%
Italia
Alimentos
0
867
0
867
81,3%
55 Electricité de France
Francia
Electricidad
848
0
0
848
100,0%
56 Cragnotti & Partners
Italia
Química
0
828
0
828
100,0%
Alemania
Comercio
815
0
0
815
100,0%
58 Saint Gobain
Francia
Construcción
0
807
0
807
100,0%
59 Electrolux
Suecia
Electrónica
0
743
0
743
100,0%
60 Mc Donald's
EE.UU.
Servicios
0
719
0
719
100,0%
61 Peugeot
Francia
Automotriz
651
0
62
713
100,0%
62 Philips
Holanda
Electrónica
0
630
77
707
94,6%
63 Nova Corporation
Canadá
Gas
687
0
0
687
100,0%
64 Johnson & Johnson
EE.UU.
Química
197
474
0
671
98,2%
65 Dana
EE.UU.
Autopartes
0
665
0
665
100,0%
66 Danone
Francia
Alimentos
319
334
0
653
85,0%
Japón
Neumáticos
0
639
0
639
100,0%
100,0%
54 Parmalat
57 Paulmann
67 Bridgestone-Firestone
68 British Gas
Gran Bretaña
Gas
628
0
0
628
69 Hewlett Packard
EE.UU.
Electrónica
205
423
0
628
28,8%
70 Heineken
Holanda
Bebidas
608
0
0
608
100,0%
100,0%
71 André & Cie
Suiza
Trader granos
601
0
0
601
72 Gillette
EE.UU.
Química
216
377
0
593
98,2%
73 Paulaner
Alemania
Alimentos
0
0
588
588
100,0%
EE.UU.
Electrónica
0
583
0
583
100,0%
74 Unisys
75 Roche
Suiza
Química
175
408
0
583
96,4%
EE.UU.
Telecomunicaciones
574
0
0
574
88,4%
77 Toyota
Japón
Automotriz
265
282
0
547
40,9%
78 Kodak
EE.UU.
Optica y fotografía
0
538
0
538
25,1%
79 Monsanto
EE.UU.
Química
202
296
0
498
60,3%
Suiza
Cemento
0
332
150
482
45,3%
81 Alcatel Alsthom
Francia
Electrónica
0
463
0
463
56,9%
82 Cyprus Amax
EE.UU.
Minería
0
0
434
434
100,0%
83 Wal-Mart
EE.UU.
Comercio
400
0
0
400
8,9%
84 GTE
EE.UU.
Telecomunicaciones
252
0
0
252
10,5%
85 Chrysler
EE.UU.
Automotriz
171
0
0
171
2,6%
86 Colgate Palmolive
EE.UU.
Química
122
0
0
122
10,1%
76 Bellsouth
80 Holderbank
* Incluye ventas de las filiales y las embotelladoras
FUENTE: elaboración propia en base a CEPAL (1998)
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