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Antónimos son palabras que tienen un significado opuesto o contrario entre sí. 1 Deben pertenecer, al igual que los sinónimos, a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, antónimos de alegría son: tristeza, depresión, melancolía...; antónimos de grande son pequeño o chico. Existen al menos tres clases de antónimos: Graduales: Las dos palabras se oponen de forma gradual; hay otras palabras que significan lo mismo con diferente grado. Ejemplos: blanco y negro (hay gris), frío y caliente (hay templado, gélido, helado, tibio...). Complementarios: El significado de una elimina el de la otra, incompatibles entre sí. Ejemplo: vivo y muerto (no se puede estar vivo y muerto a la vez). Es decir, la afirmación de uno implica la negación del otro. Por ejemplo, Si algo es legal, no puede ser ilegal. Recíprocos: Designan una relación desde el punto de vista opuesto, no se puede dar uno sin el otro. Ejemplo: comprar y vender (para que alguien venda una cosa otro tiene que comprarla; si uno no compra, el otro no vende, pero no se puede comprar algo si no lo vende alguien) Sinonimia (semántica) La sinonimia es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas expresiones o palabras (llamadas sinónimos). Por tanto, sinónimos son expresiones o palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical.1 Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo. Clases de sinonimia La sinonimia total. se da cuando dos términos son totalmente intercambiables en un mismo contexto. Dicha sinonimia total es muy poco frecuente (ejemplos: esposo /marido). Es mucho más frecuente la sinonimia parcial que se da cuando dos términos son intercambiables en un determinado contexto pero no en otros: Hoy Pedro ha venido alterado del trabajo (en este contexto alterado, tiene sinonimia parcial con nervioso). Hemos alterado el orden de los ejercicios (en este contexto alterado, puede ser cambiado por modificado, sinonimia parcial). Como se puede observar, nervioso y modificado son sinónimos parciales de alterado, pues cada uno es válido para determinados contextos. Sin embargo, en el primer ejemplo no es posible substituir alterado por modificado (sin cambio de significado) ni en el segundo alterado por nervioso. Específicamente las clases de sinonimia reconocida son: Sinonimia conceptual. Los términos relacionados remiten al mismo referente y significan exactamente lo mismo (a veces puede haber una cierta preferencia de un dialecto por una forma y la preferencia opuesta en otro dialecto). Por ejemplo: asno – borrico marido - esposo alberca - piscina odontólogo - dentista Sinonimia referencial. Los términos relacionados remiten al mismo referente pero no significan lo mismo, no presentan exactamente los mismos rasgos significativos. Por ejemplo: limonada – bebida mesa - mueble Sinonimia contextual. Los términos relacionados pueden conmutarse únicamente en determinados contextos. Por ejemplo: Las legumbres son pesadas (indigestas). Tu amigo es muy pesado (cansino). Este trabajo es pesado (duro, arduo). Sinonimia de connotación. Los términos relacionados están cargados de valoraciones subjetivas, tanto que se pierde el significado objetivo. Por ejemplo: Miguel es un monstruo de la informática (genio, hábil). Sinonimia como figura La sinonimia también puede referirse a la figura que consiste en usar intencionadamente voces sinónimas de significación similar para amplificar o reforzar la expresión de un concepto, por ejemplo: Pérfidos, desleales, fementidos, crueles, revoltosos y tiranos: cobardes, codiciosos, malnacidos, pertinaces, feroces y villanos; adúlteros, infames, conocidos por de industriosas, más cobardes manos Adjetivo El adjetivo (del latín: adiectīvus,1 "que se agrega") es una parte de la oración o clase de palabra que complementa un sustantivo para calificarlo; expresa características o propiedades atribuidas a un sustantivo, ya sean concretas (el libro verde, el libro grande) o abstractas (el libro difícil). Estos adjetivos acompañan al sustantivo (libro) y cumplen la función de especificar o resaltar alguna de sus características y se dice que lo determinan, pues, al añadir un adjetivo ya no se habla de cualquier libro, sino precisamente de un libro verde. El adjetivo suele utilizarse para describir al sustantivo. Por significado, señala una cualidad atribuida a un sustantivo, bien abstracta (cognoscible por la mente, como en libro difícil), bien concreta (perceptible por los sentidos, como en libro verde). El adjetivo en el idioma español Morfología El adjetivo es, en español, una clase de palabra que funciona ordinariamente como adyacente del nombre sustantivo, esto es, como complemento nominal adjunto que se sitúa delante o después del sustantivo al que se refiere, con el cual concierta en género y número. En cuanto a su morfología, el adjetivo posee en español accidente de género o de número para concordar con el sustantivo del cual es adyacente. Existen adjetivos de una terminación (fuerte, falaz, hábil, débil...) que no experimentan variación de género, aunque sí de número, y de dos terminaciones (bueno/buena, malo/mala, etc.). Dentro de los adjetivos de una terminación, el caso más común es el de los adjetivos finalizados en E, como grande, fuerte, triste, insomne, alegre, inmutable, etc. También existen adjetivos que terminan en L (débil, fácil, sutil, fútil, personal, frágil); en R (peor, mejor, ulterior, particular, singular); en Z (sagaz, veloz, atroz); pocos en N (común, ruin). Por último también existen adjetivos terminados en I (sefardí). En cierto modo un adjetivo denota una condición, precediendo al sustantivo indica cuál es esa condición. Apócope En posición antepuesta a un sustantivo algunos adjetivos se apocopan, es decir, pierden algunos de sus elementos finales. Por ejemplo: un hombre bueno -> un buen hombre un territorio grande -> un gran territorio La gramática tradicional clasificaba a los posesivos y otras clases de determinantes como adjetivos apocopados: a) en masculino y femenino, plural y singular: 1) adjetivos posesivos: - mío -> mi, - tuyo -> tu, - suyo -> su; 2) adjetivo indefinido cualquiera: - cualquiera -> cualquier hombre / mujer, - cualesquiera -> cualesquiera hombres / mujeres; b) en masculino y singular solamente: 1) adjetivos determinativos: - alguno -> algún hombre, - ninguno -> ningún hombre, - primero -> primer hombre, - tercero -> tercer hombre, Sin embargo nótese que muchos de estos elementos son incompatibles con el determinante en español moderno (aunque sí fueron compatibles con él en español medieval): Superlativo Admite, además, afijos y morfemas de grado superlativo (los sufijos ísimo, -érrimo). Es determinado asimismo por adverbios cuantificadores que le confieren los otros grados, el comparativo de igualdad (tan), de superioridad (más) y de inferioridad (menos), así como el grado superlativo analítico (muy bueno). Lo sustantivan o transforman en sustantivo el artículo neutro lo ("lo bueno") y el masculino el y, además, la supresión del sustantivo en una lexía habitual: el barco velero = el velero, la j = la letra j, entre otros. Expresa la cualidad en el grado más alto, intenso. Puede ser superlativo relativo, superlativo absoluto, etc. Sintaxis En cuanto a su sintaxis, el adjetivo desempeña habitualmente cinco funciones diferentes: 1. Adyacente de un sustantivo ("Un buen libro grande.") 2. Atributo de un sustantivo a través de un verbo copulativo ("Pedro es, está o parece sano.") 3. Complemento predicativo ("La mujer llegó cansada.") 4. Núcleo de un sintagma adjetivo. ("Muy próximo al barrio.") 5. Núcleo de un sintagma preposicional. ("Lo acusaron por tonto".) 6. Adjetivo en posición o función incidental: "Tristes por los malos presagios, los dos chicos siguieron su camino". El adjetivo en español también es tónico y por tanto una de sus sílabas se pronuncia con mayor intensidad que las otras. Tipos Los adjetivos según su función sintáctica[ Se puede distinguir entre las siguientes funciones sintácticas: adjetivos adjuntos, que van unidos al nombre, como en noche oscura u oscura noche adjetivos atributivos, ligados al nombre mediante un verbo copulativo (ser o estar), como la noche era oscura adjetivos en función de complemento predicativo cuando entre el adjetivo y el sustantivo hay un verbo no copulativo (aquí entra parecer, pues no es un verbo copulativo puro), como en La casa parece verde, el niño llegó feliz adjetivos en función de aposición, cuando van coordinados al sustantivo sin ir unidos, como en la casa, grande. Adjetivos explicativos y especificativos El adjetivo explicativo expresa una cualidad abstracta o concreta de la cual el sustantivo ya informa, subrayando dicha cualidad; por ejemplo: "Dulce azúcar", "manso cordero", "fiero león", "azul cielo". Este adjetivo suele ir antes del sustantivo, y es más común en el lenguaje literario o poético. El adjetivo especificativo es el que expresa una cualidad necesaria del nombre que lo diferencia de los demás. Ejemplo: "coche grande", "fría tarde"; es el más corriente en la lengua hablada. Adjetivos calificativos, relacionales y determinativos Los adjetivos calificativos son los adjetivos más propiamente dichos, que se limitan a señalar una cualidad o característica del sustantivo al que modifican, como en hombre alto, perro hermoso. Los "adjetivos relacionales" son aquellos que, pese a limitar la extensión del sustantivo al que acompañan como los calificativos, carecen de grado. Es decir, no pueden aparecer en grado comparativo ni superlativo. Así, podemos decir, que un coche es "policial", pero no que es *muy policial o *policialísimo. Por tanto, adscriben al sustantivo dentro de una clase pero no lo califican en determinado grado. Un adverbio es una palabra que complementa a un verbo, un adjetivo, otros adverbios e incluso oraciones. Los adverbios generalmente expresan modo, lugar, tiempo, cantidad, afirmación, duda, etc., respondiendo a preguntas como ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿de qué manera?, entre otras. Esta función es llamada función adverbial, y puede ser llevada a cabo por palabras aisladas (adverbios) o por grupos de dos o más palabras (locuciones adverbiales). Algunas de las palabras consideradas por la gramática tradicional precientífica como adverbios pueden considerarse en categorías independientes. Por ejemplo, los adverbios de ubicación, modo y cantidad parecen formar una clase natural, pero otros adverbios («epistémicos», «adverbios de negación») parecen formar desde el punto de vista sintáctico una clase aparte. Funciones La palabra adverbio viene del latín adverbium, construida con el prefijo ad- («hacia», «junto»), verbum («palabra», «verbo») y el sufijo nominal -ium. El término implica que la función principal de los adverbios es actuar como modificadores o complementos de un verbo o frase verbal. Un adverbio usado de esta manera puede dar información acerca del modo, lugar, tiempo, certeza, u otras circunstancias de la actividad expresada por el verbo o frase verbal. A continuación algunos ejemplos: Lo dejamos aquí (aquí modifica el verbo dejamos, indicando lugar) Yo trabajé ayer (ayer modifica el verbo trabajé, indicando tiempo) Tú cometes errores frecuentemente (frecuentemente modifica la frase verbal cometes errores, indicando modo) Indudablemente él lo hizo (indudablemente modifica el verbo hizo, indicando certeza) Los adverbios también se usan como modificadores de adjetivos, y de otros adverbios, generalmente para indicar grado. Ejemplos: Esta paella está muy sabrosa (el adverbio muy modifica al adjetivo sabrosa) Mi casa está bastante lejos (el adverbio bastante modifica otro adverbio – lejos) Clases de adverbios Tradicionalmente los adverbios se han dividido en las siguientes categorías: Adverbios de ubicación, tiempo y espacio, modo y cantidad. Adverbios de lugar: aquí, allí, ahí, allá, acá, arriba, abajo, cerca, lejos, delante, detrás, encima, debajo, enfrente, atrás, alrededor. Adverbios de tiempo: antes, después, luego, pronto, tarde, temprano, todavía, aún, ya, ayer, hoy, mañana, siempre, nunca, jamás, próximamente, prontamente, anoche, enseguida, ahora, mientras, anteriormente. Adverbios de modo: bien, mal, regular, despacio, deprisa, así, tal, como, aprisa, adrede, peor, mejor, fielmente, estupendamente, fácilmente, negativamente, responsablemente —todas las que se formen con las terminaciones «mente»—. Adverbios de cantidad o grado: muy, poco, mucho, bastante, más, menos, algo, demasiado, casi, solo, solamente, tan, tanto, todo, nada, aproximadamente.1 Adverbios que cumplen la función de epistémicos: Adverbios de afirmación: sí, también, cierto, ciertamente, efectivamente, claro, exacto, obvio, verdaderamente, seguramente, asimismo, etc. Adverbios de negación: no, jamás, nunca, tampoco. Adverbios de orden: primeramente, últimamente. Adverbios de duda o dubitativos: quizá(s), acaso, probablemente, posiblemente, seguramente, tal vez, puede, puede ser, a lo mejor. Adverbios interrogativos/exclamativos y relativos, las formas usadas ortográficamente en oraciones son cuándo, cómo, cuánto y dónde(las interrogativas formas y relativas exclamativas son idénticas aunque se escriben sin tilde). El verbo es la parte de la oración o categoría léxica que expresa acción o movimiento, existencia, consecución, condición o estado del sujeto; semánticamente expresa una predicación completa. En la oración, el verbo conjugado funciona como el núcleo sintáctico del predicado (si el verbo está en una forma conjugada ocupará en general la posición del núcleo del sintagma de tiempo, y si no de un sintagma verbal ordinario). Los verbos, según su valencia o gramática, pueden ser clasificados en intransitivos, transitivos, ditransitivos, etc. Son transitivos cuando el verbo requiere más de un argumento obligatorio. Los intransitivos tienen un solo argumento obligatorio. Accidentes gramaticales En la inmensa mayoría de lenguas del mundo el verbo es la clase de palabra más compleja en el sentido de que puede reflejar muchas más categorías gramaticales que otras palabras. Es frecuente que exprese una o varias personas gramaticales (en lenguas como el español solo marca la persona gramatical asociada al sujeto; en otras lenguas también puede marcar el objeto), número gramatical, tiempo-modo-aspecto y más raramente en algunas lenguas puede llevar género gramatical, evidenciales, direccionales, clasificadores de forma, intencionales, etc. En gramática tradicional las categorías expresadas en el verbo se denominan "accidentes gramaticales". En la mayoría de lenguas flexivas existen tres categorías gramaticales típicas del verbo. Los verboides son las formas no personales del verbo cuando este ha adquirido un valor que ya no es de acción, sino más bien actuando como un sustantivo, en el caso del infinitivo, como un adjetivo en el participio o ya sea como un adverbio (gerundio). Generalmente no posee otras flexiones comunes en un verbo, como modo, aspecto, número, género o persona. Un verboide, por ende, funge simultáneamente como un verbo y como alguna otra parte de la frase, dándole una forma más breve, sirviendo como una frase independiente, o como una oración subordinada. Infinitivo El infinitivo es un derivado verbal en la que no se distingue la persona ni el número (en español, tampoco distingue tiempo; aunque sí en algunas lenguas como en griego clásico). Es una forma no conjugada, es decir que no varía. Como es una forma invariable a la que no puede afectar ningún cambio circunstancial, tradicionalmente, y desde un punto de vista nocional, se le ha asignado el significado potencial de la acción, expresada por el lexema verbal. Así la entrada en el diccionario del significado de los verbos se realiza mediante el infinitivo. El infinitivo en castellano adopta tres posibles sufijos que permiten conocer el modelo de conjugación del verbo. La terminación -ar para los verbos de la primera conjugación que siguen el modelo de amar; la segunda conjugación es la de los verbos cuyo infinitivo acaba en -er (temer); finalmente la terminación en -ir (partir) señala los verbos de la tercera conjugación. Presenta dos formas: la simple (amar, ser, salir) y la compuesta (haber amado, haber sido, haber salido). El infinitivo puede presentarse formando parte de una perífrasis verbal, en ese caso es el que aporta el significado y los valores sintácticos de la perífrasis. Por ejemplo en la oración Tenéis que estudiar la lección, el verbo estudiar es transitivo y lleva objeto directo la lección. Pero en Tenéis que ser puntuales, el viernes a las diez, el verboide ser lleva atributo puntuales. En los casos que no forma una perífrasis el infinitivo suele funcionar como un sustantivo o bien como verbo en determinadas oraciones subordinadas. Puede llevar artículo: El saber no ocupa lugar. En algunos casos su uso ha dado lugar a que adquiera el morfema de número: el deber, los deberes. Y realiza las funciones propias del sustantivo: Me gusta viajar, en este caso viajar es el sujeto de gusta. En Desean verlo, verlo es el objeto directo de desean. Con preposición puede ser complemento circunstancial, complemento de régimen verbal, complemento del nombre... Hay que considerar que aunque se comporte sintácticamente como un sustantivo puede aparecer con complementos propios del verbo, así en la frase: Me interesa conocerlos, los es objeto directo de conocer, que a su vez actúa como el sujeto de interesa. En oraciones subordinadas, generalmente cuando el verbo coincide con el de la proposición principal, puede apararecer funcionando como el verbo. En Venimos para verte, supone el mismo sujeto para verte que para venimos, ya que si cambiamos el sujeto de la subordinada tenemos: Venimos para que nos vean. A veces encontramos un infinitivo con un pronombre sujeto: El apoyar tú la propuesta me satisface (ejemplo de la Gramática de la Lengua Española de Emilio Alarcos Llorach), en este caso tú sólo puede ser sujeto de apoyar. Gerundio El gerundio tiene valor adverbial. Se forma con la raíz -ando (verbos -ar) y iendo (verbos -er e -ir). Los dos usos principales son: 1. Con el verbo "estar" para expresar una acción simultánea con otra: "Está lloviendo", "En ese momento me estaba bañando", "¿Sabes en qué estoy pensando?". 2. Con verbos de acción para expresar modo: "Voy corriendo", "Entró gritando", "Estudia leyendo en voz alta". Participio Son todos los verbos en participio los cuales cumplen la función de adjetivo. La forma verbal de participio en castellano procede del participio de pasado latino; se perdieron como formas verbales, las correspondientes al participio de presente y de futuro, aunque hubo algún intento de introducir el de presente en la lengua culta del siglo X. Actualmente el participio es siempre pasivo en castellano y no posee formas compuestas; como es pasivo, puede llevar complementos agentes, (amado por alguien, por ejemplo). Denota siempre tiempo pasado y aspecto perfectivo, y sirve para formar los tiempos compuestos o perfectos de la conjugación regular en castellano, (he cantado una canción, había venido, habré temido...), para conjugar la voz pasiva, (la canción ha sido cantada por mí), para formar oraciones subordinadas (dicho esto, se murió, por ejemplo) absolutas o no, y para calificar a sustantivos, (el libro prestado era bueno). Los regulares se construyen de la siguiente manera: lexema del verbo + vocal inductora + vocal temática + morfema de participio + morfema de género + morfema de número. Los de la primera conjugación terminan en -ado/a y los de la segunda y tercera en ido/a: de cantar, cantado; de temer, temido; de partir, partido. Los participios irregulares ven desfigurado el lexema y pierden el morfema de participio: de ver, visto; de escribir, escrito; de bendecir, bendito. Existen verbos que poseen ambas formas: una para formar los tiempos compuestos (he freído1 la carne; ojalá haya imprimido el trabajo, por ejemplo), y otra que tiene función adjetiva (el huevo frito; el libro impreso).