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La Cisplatina 1820-1828. La Cisplatina ha sido un tema de difícil abordaje por parte de la historiografía tradicional. Ana Frega señala “El período de la ocupación luso-brasileña del territorio oriental es un tema poco abordado por la historiografía uruguaya, en parte debido a la dificultad para insertar esa etapa en una interpretación lineal y nacionalista de la independencia. De la resistencia al invasor lusitano, que concluyó en la derrota artiguista en 1820, suele pasarse al reinicio de la lucha independentista en 1825 y a la formación del Estado Oriental”.1 Esta precisión sobre la historiografía respecto de este tema es muy adecuada, los títulos son limitados, algunos lo tratan de manera pasajera, pocos son los casos donde existe una profundidad acorde a la importancia del tema. El fin del artiguismo. El fin del artiguismo estaba prácticamente fijado en el momento de producirse la invasión lusitana al territorio de la Provincia Oriental, las fuerzas eran bastante dispares. El 30 de marzo de 1816 llegan a Río de Janeiro 5000 hombres al mando de Carlos Federico Lecor, integrantes de las fuerzas vencedoras de Napoleón. La diplomacia oriental comandada por Nicolás Herrera estaba trabajando para derrotar al sistema artiguista. En el año 1817, el 20 de enero tiene lugar la entrada de Lecor en Montevideo. El Cabildo de Montevideo comisiona a la Corte de Río de Janeiro al padre Dámaso A. Larrañaga y a Gerónimo Pío Bianqui para solicitar al rey Juan VI, la incorporación de la Provincia Oriental a Portugal. España aún reclama por su posesión (conde Fernán Núñez) el diplomático lusitano Palmella argumenta diciendo que la propagación de la anarquía fue lo que motivó a Portugal a intervenir. En 1820 el artiguismo es finalmente derrotado, una coalición de fuerzas muy superior a sus posibilidades, antiguados aliados como Ramírez, Buenos Aires haciendo todo lo posible por generar la derrota y Portugal atacando por Misiones y la Banda Oriental. El ingreso a Montevideo, alianzas y acuerdos. El ingreso de las fuerzas portuguesas estuvo de acuerdo con las personalidades más destacadas de la ciudad, aquellos grandes comerciantes y propietarios. Lecor buscó el apoyo de los grandes comerciantes, otorgando cargos y beneficios a todos los que colaboraban en primera instancia con el ocupante. Pero en 1820 debía atender los reclamos de los hacendados perjudicados por el Artiguismo y su Reglamento de Tierras. El problema de la Tierra y los ganados. Pero como señalan Rosa Alonso y otros. “Con Artigas las condiciones parecían buenas, pero Artigas y su jacobinismo su incorruptibilidad, su escrupulosidad en el manejo de los fondos públicos y su constante preocupación por las necesidades de la guerra no podía ser de devoción para esta joven burguesía.”2 Fega, Ana. “Pueblos y Soberanía”, op. Cit., p. 329. ALONSO, Rosa, et alter. “La Oligarquía Oriental en la Cisplatina”. Montevideo: Pueblos Unidos, 1970, p. 29. 1 2 1 La documentación a partir de 1817 comienza a mencionar y asociar al período artiguista con un período de anarquía. A esto se le sumó que en los últimos años de lucha desesperada, Artigas comienza a utilizar todos los recursos posibles y existentes con lo cual los sectores más afectados son los sectores poseedores. Éstos de inmediato buscan que el artiguismo finalice de inmediato. Los hacendados son los primeros en abandonar la Revolución: “Las defecciones de los grandes hacendados empezarán a sucederse luego de 1817. Entre los propietarios rurales el odio de los portugueses estaba muy arraigado. Se remontaba al coloniaje y no estaban lejanos los sufrimientos de la invasión de 1811. Pero sostener una larga guerra implicaba sin embargo una segura destrucción de los ganados que aún podían quedar sobre los campos.”3 Los diferentes sectores conservadores comenzaron a tener conversaciones con Buenos Aires, la cual estimulaba el regreso de los portugueses. Si a esta falta de intereses en común se le agrega los cargos y promesas realizadas por Lecor, era imposible que se apoyara la causa artiguista. Los comerciantes, en una primera instancia apoyan al nuevo régimen, pero cuando éstos obvien el puerto de Montevideo y afecten al comercio Montevideano por la salida riograndense, éstos serán los primeros en abandonar el apoyo a los lusitanos. La colocación de impuestos a los cueros “orejanos” (sin marca), los cuales iban a la plaza de Montevideo, generaron malestar en los comerciantes. Además de que desde la frontera se extraía el ganado, beneficiándose los hacendados y comerciantes riograndenses. Al problema de los ganados se le sumo el problema de la tierra, los reclamos de los anteriormente considerados “malos europeos” no se hizo esperar. La política de Lecor fue la devolución a aquellos propietarios que estuvieran presentes y realizaran el reclamo respectivo. Esto se reafirmó con el Bando del 7 de setiembre de 1821, donde además se preveía la venta de tierras pertenecientes al anterior Estado español, con el fin de obtener recursos. Algunos ocupantes de la época artiguista consiguieron regularizar su situación, pero claro está, éstos fueron los casos menores. Estas medidas fueron consideradas para Rosa Alonso y otros investigadores como “el contrarreglamento” .4 El Congreso Cisplatino. El Imperio de Brasil sustituye a Portugal. Reunido en Montevideo entre el 15 de julio y el 8 de agosto de 1821, tuvo su origen en el cambio de política de la Corona portuguesa, respecto de la provincia, las ideas liberales se comenzaron a aplicar. Las Instrucciones dadas a Lecor eran claras, debía reunir un Congreso y luego debía votar por su incorporación o no al Imperio. Razones de política internacional, entre ellas alianza con España, motivaban no presionar a la incorporación de un territorio, anteriormente español, a los dominios de Portugal. Lecor, partidario del imperialismo lusitano y viendo la posibilidad de Independencia de Brasil, no quería perder este valioso territorio, por lo cual, desdibuja las Instrucciones e incide en las elecciones para que de esa manera solo exista la posibilidad de votar la incorporación a Portugal. Las bases de aprobación para ingresar al “Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarves”, “Las bases reproducían y ampliaban los términos propuestos por Larrañaga: el territorio de la Provincia Oriental debíase considerar distinto de los demás del Reino Unido, bajo el nombre de “Cisplatino”(a) Oriental, y gozar del mismo rango que los 3 4 Ibíd., pp. 34-35 Ibíd., pp. 92. 2 demás reinos de la monarquía lusitana, teniendo su representante en el Congreso Nacional; se le reconocerían los mismos límites…”5 Lecor fue considerado la autoridad superior, así como la autoridad de un Síndico Procurador del Estado, destinado a cuidar de las bases de la incorporación. La Corte de Lisboa se vio sorprendida ante una incorporación no esperada, conociendo los manejos de Lecor. La discusión fue llevada a las Cortes en Portugal, pero la misma fue interrumpida por la declaración de Independencia de Brasil, el 6 de setiembre de 1822. Lecor fue declarado traidor por el rey de Portugal. Así comenzó el enfrentamiento entre las fuerzas de Lecor, partidarias de la Independencia y del nuevo emperador Pedro I contra las fuerzas defensoras de Portugal al mando de Alvaro da Costa. Ante esta coyuntura se creó una sociedad secreta, integrada por Orientales, los cuales pretendían lograr la independencia de Brasil y Portugal en un momento de crisis de éstos poderes. Dicha sociedad se llamó, “Los Caballeros Orientales”. Se pretendió realizar una Asamblea en el cabildo, la cual no fue permitida por Álvaro da Costa, alegando se debía esperar noticias y ordenes de la Corte portuguesa. Por otra parte, se busca la cooperación de Lavalleja, pero éste no se pliega a los planes, debido a que ya estaba organizando su propia revolución en el Litoral argentino. Dentro de las alianzas, una de las más firmes fue con la provincia de Santa Fe, luego se pliega Entre Ríos, provincias éstas que veían en Portugal un posible invasor y un peligroso dominador. Pero fue la acción de Buenos Aires, ante los gobernadores de estas Provincias, la que desarticuló la ayuda a una posible sublevación de los orientales. El acuerdo entre Lecor y Da Costa, con la partida de éste último hacia Lisboa, generó en definitiva el fin de toda posibilidad revolucionaria. El intento del Cabildo, se encontró aislado y circunscripto solo a Montevideo, no tuvo el apoyo de da Costa, quien estaba seguro de que volvería a Lisboa y la orden para esto le iba a llegar. Mientras Lecor dominaba la campaña. Buenos Aires a través de gestiones, le impidió a Montevideo tener apoyos suficientes para ganar fuerzas ante enemigos tan poderosos. La dominación Brasileña (1824-1828). El acuerdo entre Lecor y Da Costa motivó que éste partiera el 28 de febrero de 1824, comienza la dominación brasileña. Uno de los primeros actos fue la celebración de la Constitución brasileña, de esta manera se incorporaba la Provincia a la nueva organización política. El poder de Lecor se transformó casi en absoluto beneficiando directamente a los integrantes de su bando y en especial a los propietarios de tierras. En el último período el gobierno de Lecor adquirió tales desbordes dictatoriales, que se transformó en un motivo de descontentos. El declive comercial sufrido por Montevideo, en detrimento del crecimiento de Buenos Aires que desde 1822 había firmado el Tratado del Cuadrilátero, con Santa Fe y Entre Ríos, generaron malestar, el cual ya no podía ser disimulado y contenido, la situación estaba madura para una nueva revolución. CASTELLANOS, Alfredo. “La Cisplatina, La Independencia y La República Caudillesca”. Montevideo: EBO, 2007, pp. 19-20. 5 3