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El ANIMAL MODERNO *
Eduardo Mendoza (Doctor en Energía en Agricultura), María Bertalot ( Bióloga con maestría en
Ciencias Agrarias & Sergio Pimenta (Ingeniero agrónomo).
El proceso de alimentación de los bovinos, su crecimiento y reflexiones sobre los modelos de
producción con los animales domésticos.
Resumen: El proceso metabólico normal del ganado esta siendo alterado por ganaderos y técnicos
buscando una mayor producción y rentabilidad, sin tener en cuenta que los animales son
fundamentalmente organismos vivientes. Los animales han de adaptar su conducta al medio
artificial creado por el ser humano.
En un interesante artículo titulado La vaca: ¿organismo o birreactor comercial? publicado por la
revista Biodynamics (mayo / junio 1996. Número 205, p3-7, 25), Craig Holdrege realiza una serie
de consideraciones sobre la situación actual de la actividad lechera en los Estados Unidos de
Norteamérica:
“Cuando tomamos leche, comemos queso o yugourt, estamos consumiendo productos que nos
relacionan con muchas personas, las cuales están involucradas en procesos de producción,
distribución y comercialización de lácteos”.
Todas estas actividades giran en torno a la vaca. Esta, a su vez, depende de la hierba y otras plantas
silvestres para alimentarse y en compensación ella aporta al suelo su estiércol.
Considerando al animal como un organismo vivo, Johann Wolfang Goethe (1749 – 1832) escribía:
“Concibamos cada animal como un pequeño mundo, existiendo por sí mismo, por sus propios
medios. Cada criatura tiene su razón de ser. Todos sus órganos están estrictamente relacionados
entre sí, renovando constantemente el círculo de la vida” (J.W. Goethe, citado en estudios
científicos, Ed. Douglas Mifler, New York, 1988, p 121).
En el pastoreo la vaca baja la cabeza y con la lengua busca el forraje y las otras plantas que le sirven
de alimento. En confinamiento las vacas reciben una ración de concentrado, lamen a las otras vacas
más de lo normal porque sus lenguas necesitan el estímulo de alimentos fibrosos y groseros.
Después de masticar rápidamente cierta cantidad de alimento, este es deglutido. El alimento pasa al
rumen, el cual es la primera cámara de sus cuatro estómagos. Esta actividad continúa durante
algunas horas. La digestión ruminal es facilitada por la presencia de microorganismos que
descomponen la celulosa, principal componente de los alimentos fibrosos. La actividad bacteriana,
la secreción de jugos digestivos y la actividad muscular del rumen son estimulados por la presencia
de material fibroso (este estrato fibroso es llamado por algunos fisiólogos Lengua del forraje). De
hecho, el rumen sólo logra su pleno desarrollo y funcionamiento cuando el ternero comienza a
alimentarse de hierba o de heno.
Cuando el rumen está parcialmente lleno, parte del alimento que está, también, parcialmente
digerido es regurgitado (devuelto) hacia la boca y se inicia el acto de la rumia. Las vacas,
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* Traducción parcial de artículo aparecido en la revista AGRICULTURA BIODINÁMICA. Año 13 nº 77 Primavera /
96. Boletim do Instituto Biodinâmico de Desenvolvimento Rural. Botucatu – SP Traductor Juan Guillermo Restrepo
Arango. Curso Agroecología Tropical. Facultad Ciencias Agrarias. Universidad de Antioquia.
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generalmente, permanecen echadas cuando rumian, moliendo el alimento mediante movimientos
circulares de la mandíbula. La digestión involucra la producción, secreción y circulación de gran
cantidad de líquidos corporales. El proceso comienza en la cabeza. Cuando la vaca rumia, las
glándulas salivares secretan grandes cantidades de saliva, hasta 160 litros por día, según el tipo de
alimento.
Después del proceso de la rumia, el alimento es deglutido (tragado), pasando por los otros dos
preestómagos (retículo y omaso) y el estómago glandular (abomaso) y llega al intestino delgado. En
estos órganos, especialmente desde el omaso, los líquidos son removidos y son secretados nuevos
jugos digestivos, hasta llegar a un punto del proceso, en el cual son absorbidos por el organismo y
transportados a la sangre. Una característica de la vaca es su estiércol semilíquido, diferente del
estiércol sólido de otros rumiantes como las ovejas, las cabras y los venados, porque su intestino
grueso no absorbe todos los líquidos.
El proceso digestivo está relacionado con el sistema circulatorio, y es así, que por cada parte de
saliva utilizada deben circular 300 partes de sangre por las glándulas salivares.
La transformación intensiva de substancias y la secreción de líquidos que caracterizan al proceso
digestivo son aumentadas durante la formación y secreción de la leche. Algunas substancias
producidas por la digestión son retiradas de la sangre cuando pasan por la ubre de la vaca. Por cada
parte de leche producida, deben circular por la glándula mamaria entre 300 a 500 partes de sangre.
La leche es una substancia que sirve para satisfacer las necesidades alimentarias del ternero, que es
un organismo en desarrollo. La domesticación de los bovinos ocurrió millares de años atrás. En el
transcurrir de este tiempo, muchas razas de ganado han sido desarrolladas, cada una con sus
características propias, las cuales reflejan, en parte, los objetivos de los técnicos en genética.
Hasta el inicio del siglo XX una vaca producía leche suficiente, de 8 a 12 litros, para alimentar su
becerro. Actualmente una vaca lechera produce más de 28 litros por día. Este incremento en la
producción se ha dado en los últimos 50 años. ¿Cómo ha ocurrido esto? En primer lugar
seleccionando las vacas de mayor tamaño, que comen y digieren más alimentos; en segundo lugar,
dando a las vacas mayor cantidad de granos con elevado contenido de proteínas. El investigador
universitario Steven Loerch desarrolló un método simple para simular la presencia de fibras en el
alimento de novillos criados para la producción de carne. Este método consiste en obligar a los
novillos a tragar trozos de material plástico (esponjillas plásticas ásperas), en lugar de suministrar
fibra vegetal en los alimento. Estas esponjillas se envolvieron en cinta adhesiva y se las empujaban
por la garganta hacia el esófago, cayendo después en el rumen. Con la humedad, la cinta se despega
rápidamente de las esponjillas y estas permanecen flotando en la superficie del contenido ruminal,
formando un tapete “semejante” al observado cuando los rumiantes comen fibra. Los trozos de
plástico permanecen durante toda la vida del animal. Fue observado que los novillos alimentados
con una dieta del 100% de concentrados proteicos y energéticos, además de los trozos de plástico,
crecieron a una tasa aproximadamente igual a aquellos que consumieron 85 % de concentrados más
15% de alimentos fibrosos (ensilaje de millo).
Evidentemente los trozos de plástico estimularon las paredes del rumen de forma similar al
alimento fibroso. Además, debemos tener en cuenta que el alimento fibroso es pobre en energía y de
costos relativamente elevados. Loerch considera, que de esta manera se podría eliminar la fibra de
los rumiantes sin sacrificar su desempeño (S. Loerch. Efficiency of plastic pot scrubbers as a
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* Traducción parcial de artículo aparecido en la revista AGRICULTURA BIODINÁMICA. Año 13 nº 77 Primavera /
96. Boletim do Instituto Biodinâmico de Desenvolvimento Rural. Botucatu – SP Traductor Juan Guillermo Restrepo
Arango. Curso Agroecología Tropical. Facultad Ciencias Agrarias. Universidad de Antioquia.
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replacement for roughage in high concentrate cattle diets. Journal of Animal Science, v 69:23212328 1991).
A pesar de que el balance energético y económico de Loerch no quedó muy claro, varios ganaderos
y /o cebadores en feeds lots (crianza y ceba en confinamiento) utilizaron este método, como se
puede apreciar en el periódico New York Times (agosto 29 de 1992) en una noticia que afirma que
varios carniceros perplejos, encontraron trozos de esponjillas plásticas en los rumenes de los
animales sacrificados. Con toda su crudeza, este ejemplo nos muestra como el único deseo de la
investigación pecuaria es reducir costos, pero también refleja el estrecho punto de vista que se tiene
para observar a los animales, en este caso la vaca.
La necesidad que tiene la vaca, de consumir alimentos fibrosos es reducida a una función
meramente mecánica y que puede ser sustituida. Las cualidades sensoriales: gusto, aroma, textura
del heno, del ensilaje o forraje verde no son tenidas en cuenta en absoluto. Las condiciones
nutricionales no son tenidas en cuenta, hasta el punto de afirmar que las fibras son un alimento con
bajo contenido de calorías y no efectivo para un rápido crecimiento.
Criados y criadas de esta manera, terneros y terneras no podrán rumiar más, debido a que los trozos
de plástico son demasiado grandes para ser regurgitados. ¿Eso no significa nada para el bienestar y
la fisiología del animal? La vaca como una máquina y no la vaca como un ser viviente, es lo que
realmente se debate detrás de todas las tecnologías que se están empleando para sustituir los
alimentos fibrosos.
Tal vez en otras épocas, con mayor lucidez mental de los técnicos, se descubrirá que la cualidad
nutricional de los alimentos no depende únicamente de los resultados de análisis bioquímicos, sino
también de la forma en que son manejados los animales.
Actualmente, la tendencia ha sido considerar a la vaca como un objeto mecánico, desde una
perspectiva únicamente económica, tanto que la posibilidad de aplicar la ingeniería genética en la
producción de proteínas de uso farmacéutico en los humanos, empleando hatos transgénicos
(intervenidos con ingeniería genética, se está convirtiendo en un negocio altamente atractivo. Estas
tecnologías transgénicas están surgiendo gracias a muchas razones, y entre ellas tenemos que
ofrecen un potencial de alta productividad, relativos bajos costos operativos y multiplicación
ilimitada del biorreactor o sea del animal. De acuerdo con Bialy (1991) los resultados demuestran la
posibilidad de utilizar animales como biorreactores comerciales (H. Bialy. Transgenic Pharmig
Comes of Age. Biotechnology, v. 9, 786-788 1991).
Las tentativas de incrementar la producción láctea, tratando a las vacas como si fueran biorreactores
comerciales ha provocado varios efectos colaterales indeseables y se ha tratado de prevenir estos
efectos sin disminuir la producción lechera. Estos efectos incluyen problemas de fertilidad, mastitis
y artritis en las vacas. Vacas con elevada producción lechera son frecuentemente sacrificadas
después de tres años de lactancia, cuando ellas apenas han cumplido los 5 años de edad. Cuando las
vacas no son presionadas a producir gran cantidad de leche en poco tiempo, ellas podrán alcanzar su
producción máxima aproximadamente a la tercera o cuarta lactancia, continuando con lactancias
saludables y productivas durante varios años más.
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* Traducción parcial de artículo aparecido en la revista AGRICULTURA BIODINÁMICA. Año 13 nº 77 Primavera /
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Debemos pensar y aprender que cuando alteramos una parte del organismo, el efecto que esperamos
alcanzar será apenas uno entre los varios que pueden ocurrir. Así mismo, no es nada sorprendente el
hecho de que la mastitis acompañe siempre un incremento de la producción de leche y aumente la
posibilidad de una enfermedad infecciosa, lo cual nos obligará a observar procedimientos rigurosos
de higiene. Pero esto es apenas una parte del problema. Debido a la circulación sanguínea más
intensa que se presenta durante la lactancia a través de la ubre, esta llega a ser más susceptible a
fenómenos de inflamación (el aumento de la circulación en un tejido se manifiesta por la
producción de calor y un aspecto enrojecido, pareciendo inflamado). Cuando la producción láctea
está en su punto máximo, la vaca se estresa (sufre tensión) y su ubre se aproxima a un punto en el
cual se puede inflamar fácilmente. En estas condiciones, en el caso de entrar bacterias a través de
los pezones, puede aparecer un cuadro clínico de mastitis infecciosa.
En noviembre de 1993, la FDA (food & Drug Administration) aprobó la venta comercial de leche,
productos lácteos y carne de vacas tratadas con hormona bovina recombinante del crecimiento
(Recombinant Bovine Growth Hormone – rBGH). Esta hormona es producida por bacterias, las
cuales han sido alteradas genéticamente por un gen bovino, el cual está relacionado con la
producción de la hormona del crecimiento (somatotropina). De alguna manera, aún en estudio, la
hormona del crecimiento estimula la producción de leche. Vacas tratadas con esta hormona
producen entre un 10 a un 20% más de leche.
Se ha generado una gran controversia en torno a este producto, ya que en Europa no se ha aprobado
su utilización en las lecherías; pero, desafortunadamente, en los Estados Unidos de Norteamérica la
FDA ha estado poco interesada en el asunto de la seguridad de este producto biológico. Los
técnicos de la FDA concluyeron, a partir de evidencias experimentales, apoyadas por los recursos
técnicos y económicos de los fabricantes de rBGH, que la leche de vacas tratadas con la hormona
era, en esencia, químicamente idéntica a la de las vacas no tratadas. Por esta razón la FDA, no
consideró importante informar este hecho a los consumidores.
Una exhaustiva investigación con rBGH fue realizada con ratones, como parte del procedimiento
adoptado por la FDA, con el fin de probarse la seguridad de la substancia. Aunque estos resultados
no pueden ser simplemente asumidos como válidos en el tratamiento de las vacas, son bastante
interesantes. Los investigadores observaron en los ratones muestreados, que todo el organismo era
afectado por la rBGH: los animales tratados eran más grandes que los testigos normales. Cuando los
órganos fueron estudiados separadamente, se observó que algunos eran proporcionalmente mayores
y otros proporcionalmente menores que los normales. Tales alteraciones dependían, en parte, del
sexo del animal. La relación (valor) del peso de los órganos fue mayor para el bazo y las glándulas
adrenales y menor para los testículos en los ratones machos, en el caso de ratones hembras, la
relación fue mayor para el corazón y el bazo y menor para el cerebro.
A pesar de que estos análisis tan detallados no fueron realizados en vacas surgen muchas preguntas
y discusiones alrededor de los efectos de la rBGH. La compañía Monsanto Co., principal
productora de rBGH, alega que no existen efectos colaterales significativos provocados por el uso
de rBGH. Algunos estudiosos independientes opinan lo contrario, recientemente Eric Millstone y su
grupo de investigadores reportaron que un análisis de la información aportada por la Monsanto,
mostró que un 19% de más glóbulos blancos son encontrados en la leche de vacas tratadas con
rBGH. Los glóbulos blancos constituyen parte de una reacción inflamatoria y su aumento está
relacionado con un mayor riesgo de mastitis. Un equipo de investigadores reconoció que su análisis
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permanecerá incompleto hasta que la Monsanto libere toda la información necesaria. También
reportaron que la Monsanto trato de entorpecer una publicación de los resultados obtenidos (Eric
Millistone et al. ¿Plagiarism or protecting Public Health? Nature, v 371:647-648, 1994).
La Monsanto y otras empresas fabricantes de rBGH deben ser obligadas a explicar las razones de
orden técnico y socioeconómico que existen para obligar a los ganaderos a utilizar este producto,
máxime, cuando en el mercado de la leche no existe una mayor demanda por más leche y menos
aún por leche rBGh. Hasta el presente, año 2001, el gobierno de los Estados Unidos de
Norteamérica ha tenido que utilizar recursos que oscilan entre 600 a 1.3 billones de dólares por año,
para comprar los excedentes de leche y poder estabilizar los precios. (Down on the Farm. Hastings
Center Report. July/august, 1991, p.3).
Es absurdo inventar un producto para incrementar la producción lechera, cuando esta está siendo
producida en exceso. Esta total separación entre la producción y las necesidades reales es una
consecuencia de nuestro sistema económico. En la actual ideología económica el énfasis está en el
crecimiento, en la alta producción y la reducción de costos. El estímulo a estos aspectos en la
agricultura ha llevado al desarrollo de fincas-fábricas cada vez más grandes. La alta productividad
se logra en detrimento de la relación entre los granjeros y las plantas y los animales, los cuales son
la base y razón de su trabajo. Además, los estímulos económicos del gobierno reflejan un concepto
de producción que no tiene en consideración las necesidades reales del consumidor.
Las grandes compañías de productos químicos y farmacéuticos crecen continuamente y este
crecimiento es visto como la única forma de contrarrestar el aumento en los costos de producción
(inflación, alza de los salarios y otros rubros). Cuando una de estas compañías inventa un producto
nuevo, como la rBGH, debe generar un mercado para él y pretende comercializarlo
“agresivamente”.
Los finqueros más inclinados al uso de rBGH son aquellos, generalmente, con grandes fincas, a
quienes les han infundido la idea de la máxima mecanización y tener, cada vez más, una mayor
producción. Otros granjeros, que sin ser del grupo de los más grandes, también la empleará, lo
harán por temor a no ser competitivos.
¿Y de la vaca? Mientras la tratemos como un biorreactor mecánico, no hay razón para dejar de
intentar siempre la producción, ya que este concepto está ligado a otros de carácter económico
particulares, y cualquiera que piense basado en estos conceptos, siempre podrá considerar atrasado
y antieconómico pensar que los animales son seres vivientes.
Pero si recordamos que la vaca es un organismo vivo, surge la pregunta de ¿hasta dónde queremos
forzar la producción de leche? Al ver a la vaca como un “pequeño mundo, que existe en su propio
beneficio” podemos reconocer sus características y necesidades como ser vivo.
La situación económica actual en los países guiados por las políticas neoliberales del libre mercado,
hace difícil basar la producción agropecuaria en las necesidades del consumidor. Esto ha conducido
a la creación de una propuesta de Agricultura apoyada en las necesidades de la comunidad. En ella,
los granjeros y los consumidores tratan de desarrollar una asociación económica, que permita, en
algún grado, liberar al granjero de esa fuerza unilateral que le presiona hacia el continuo incremento
en la producción. La comunidad de consumidores provee al granjero un apoyo, al crear un mercado
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estable y al mismo tiempo la producción de la granja está relacionada más directamente con las
necesidades del consumidor. Es, en una base de relaciones sociales como éstas, donde es posible
tratar animales y plantas como los seres vivos que son.
Hasta aquí las consideraciones de Craig Holdrege nos muestran un panorama esclarecedor, pero
también sombrío en cuanto a las tendencias técnicas y económicas de los sistemas modernos de
producción animal. Estas reflexiones deben servir de inicio para la creación de una mirada crítica,
que permita el estudio de la producción animal contemporánea.
Cuando se estudia la zoonosis de la encefalopatía espongiforma bovina, también llamada la
enfermedad de las vacas locas, aparecida en Inglaterra, se aprecia su origen en unos métodos de
producción que, buscando únicamente una rentabilidad inmediata, convirtieron las granjas o fincas
en fábricas de animales. Ellos fueron confinados, no permitiéndoles pastorear y pocos viendo el sol.
Pasaron a comer vísceras de ovejas y bovinos, restos de aves, excrementos de cerdos. De herbívoros
fueron transformados en saprofitos o, aún peor, carnívoros. Impacta apreciar la ceguera de los
técnicos al desconocer la posición que estos animales tienen en la pirámide de la biomasa, donde
son consumidores primarios. Finalmente, este modelo tecnológico estresante desencadenó la
presentación de enfermedades que provocaron el uso y el abuso de antibióticos y otros fármacos.
Resulta paradójico que el año de 1964 se publicó en este mismo país el libro “Animal Machines” de
Ruth Harrison, en el cual se denunciaba el maltrato animal en las granjas fábricas de Gran Bretaña.
La reacción del público al conocer esta situación fue tan dramática, que obligó al gobierno británico
a formar una comisión para investigar la situación de bienestar de los animales mantenidos en
sistemas de producción industrial e intensiva. La misma concluyó que el concepto de bienestar era
amplio e incluía aspectos psíquicos y físicos del animal.
Es necesario tomar una posición crítica, fundamentada en la ciencia y en la sensibilidad, que
responda al temor generados por los procesos que mecanizan la vida en el planeta y recordar que
estas prevenciones ya han sido manifestadas desde hace tiempo por hombres y mujeres que se han
permitido reflexionar sobre la acción humana en la naturaleza. Es así como Leonardo Da Vinci, ya
en el siglo XV, comentó: “Los animales sufren y desgarran el aire con sus gemidos, las selvas caen
a merced de la destrucción, las montañas son laceradas y saqueados los metales que guardan en su
venas; cada vez más, la especie humana se dedica a honrar a aquellos que destruyen la naturaleza
y a la propia humanidad”.
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