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Meditación de Pascua del Padre Jozo
Queridos hermanos y hermanas,
No sé qué esperaban ustedes de la Reina de la Paz en este tiempo de Pascua de Resurrección.
Hoy, en el día de la Anunciación, la Reina de la Paz nos mira y reconoce lo que está en el interior de
nuestros corazones, llamándonos a la conversión personal. ¿Cómo estamos trabajando en nuestra
conversión personal?
Ya ha pasado la Cuaresma y su llamado a la oración y la abstinencia. Sin embargo, nos debemos
preguntar cuán sinceros hemos sido a este llamado de abstinencia. ¿A qué hemos renunciado? Todas
las familias que yo visité tenían el televisor prendido, con diversas escenas, sin darse cuenta de lo
inapropiado que esto era para la Cuaresma. Frente a la Iglesia pasaban niños con las manos llenas de
emparedados, meriendas y jugos. En mi corazón surgía una pregunta: “¿Dónde está la abstinencia?
Donde se aplica el mensaje de Nuestra Señora en nuestra vida diaria?”
La superficialidad y la falta de preparación para el Sacramento de la Santa Confesión y la
Eucaristía demuestran nuestra ausencia y distancia del camino de la conversión. Todas estas acciones,
al igual que los cortos momentos de oración después de la Confesión y la Comunión, demuestran
nuestra falta de consideración y una gran incapacidad en los momentos mas íntimos con Dios y con Su
gracia. ¿Qué es la Pascua de Resurrección para nosotros? ¿Qué significa para nosotros la resurrección
y la nueva vida? ¿Somos fieles a la Reina de la Paz, o ha menguado nuestro interés en nuestra misión?
¿Acaso nos avergonzamos de llevar a cabo nuestro Apostolado y de alertar a otros de la llamada que
nos hace Nuestra Señora a la oración y la abstinencia? Es evidente que hemos hecho muy poco. En Su
mensaje, la Madre nuevamente nos despierta, diciéndonos que estamos todavía lejos de encontrarnos
con Dios en nuestros corazones.
Queridos hermanos y hermanas, nos percatamos de que Sus mensajes no son proclamados por
un hábito ni accidentalmente. Por el contrario, Nuestra Señora, como una Madre, mira nuestras vidas y
la vida de nuestras familias. En este mensaje, nosotros mismos descubrimos cuán lejos estamos de la
santidad y de la espiritualidad que Nuestra Señora ha cultivado en nuestros corazones por casi 27 años.
Es cierto que hemos visto la fiesta de la Pascua como un evento en el calendario, al igual que los
Sacramentos que celebramos para esta gran fiesta de fe y de paz. Pero dónde está el encuentro con el
Jesús resucitado en nuestros corazones? ¿Por qué el Jueves Santo no atrajo a la mayoría de nosotros
a la Adoración del Santísimo Sacramento? ¿Por qué nuestros grupos de oración no están creciendo? Y
por qué algunos hasta se están reduciendo?
Nuestra Madre nos da la respuesta a todas estas preguntas en este mensaje, donde nos dice
que todavía estamos muy lejos de encontrarnos con Dios en nuestro corazón. Esta es la realidad y no
debemos evadirla. No debemos ignorarla y continuar como si nada. Para poder encontrar a Dios en
nuestros corazones debemos encontrar el tiempo y arrodillarnos ante El. Debemos perseverar y venir
regularmente los Jueves a nuestro programa de oración y Adoración. Qué pocos son los que han
entendido la gracia y la grandeza de la Adoración y de reunirnos en oración ante el Santísimo
Sacramento. Por esto debemos preguntarnos desde lo mas profundo de nuestro corazón: “¿He
entusiasmado a otros a orar y a Adorar cada vez que vengo? ¿Cuántas veces he venido a orar sin sentir
la necesidad del Apostolado de atraer a un hermano o hermana? No hay otro camino. Nuestra Señora
nos habla de esto en el día de hoy. Ella nos llama a pasar mucho más tiempo en oración y Adoración
del Santísimo Sacramento del Altar—para que El nos cambie, y para que ponga en nuestros corazones
una fe viva.
Jesús es nuestro camino. Pasar mucho mas tiempo con El, y ante El en oración, es una gracia
que produce a una fe viva en nuestro corazón. Esta fe, a su vez, nos inspira al amor y nos mueve a
cumplir con el Apostolado. Debemos ser honestos con nosotros mismos y darnos cuenta del poco
tiempo, de las 24 horas del día nos dedicamos a rezar. ¿Cuánto tiempo rezo por mi familia? Si Nuestro
Señor nos ha dado 24 horas en cada día, ¿Cómo puedo decir, entonces que no tengo tiempo para la
oración? ¿Cómo nuestros hijos pueden encontrar tiempo para ver un programa de televisión que les
gusta? ¿Por qué no hemos podido inspirar a nuestra familia a orar más tiempo todos los días?
¿Podemos dormir en paz cuando Nuestra Señora nos llama a rezar el Rosario todos los días—a rezarlo
juntos y rezarlo con el corazón? Si yo siento que estoy perdiendo el entusiasmo y el amor por la oración
y por el encuentro con Dios, me debo preguntar qué me está pasando. No debo convertir la oración en
una rutina o en algo que requiere esfuerzo. Por el contrario, debo tratar de hacer lo que Nuestra Señora
dice, que para mí, la oración debe ser “como respirar” – completamente normal y necesario.
Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, cambia a aquél que Lo honra, que Le ora, que Le
adora. Ese cambio se manifiesta entonces en un crecimiento en la fe y el amor hacia Dios y hacia el
prójimo. Queridos hermanos y hermanas, este mensaje tiene el propósito de renovar nuestro
entusiasmo por la oración y aumentar la cantidad de miembros de nuestra comunidad de oración. Por
esta razón, me llené de alegría cuando vi que muchos de ustedes se quedaron en adoración y oración el
Jueves Santo. Sentí que nuestra comunidad de oración se unía en un solo corazón y una sola alma ante
Dios. Desde el fondo de mi alma le pedía al Señor que nuestros grupos de oración se renueven en una
nueva vida y que crezcan grandemente, para que puedan verdaderamente experimentar el renacer de la
primavera.
Queridos hermanos y hermanas, nunca digan que la oración es muy larga, o que nos hemos
quedado en oración por mucho tiempo. Siempre recuerden las palabras maternales de Nuestra Señora
que son una señal de alerta: “Dediquen mucho más tiempo a la oración.” Nunca le den las migajas o las
sobras de su día a Dios. Al contrario, ofrézcanle el regalo del mejor tiempo que tengan disponible, y en
abundancia. Que su tiempo de oración no sea corto, sino que penetre durante todo el día en su vida y
en su trabajo. La oración une a sus familias y las mantiene en paz. Remueve toda maldad y tentación.
La oración es una reunión con Dios en nuestro corazón.
Al reflexionar sobre este mensaje, creo que la Reina de la Paz insiste en nuestro Apostolado: la
oración en familia, la oración en comunidad y la Adoración del Santísimo Sacramento. Este mensaje nos
recuerda nuevamente que no debemos regir o poner otras cosas antes que la oración y la Adoración. Si
nuestra Madre nos esta llamando con tanta persistencia y tanto amor, ¿cómo debe ser nuestra respuesta
de amor al reconocer nuestro llamado y nuestro camino? Este llamado y camino son correctos.
Tenemos que perseverar en este camino de los mensajes.
Queridos hermanos y hermanas, hoy la Reina de la Paz nos dice que está con nosotros y nos alienta con
amor. Si, esta es también mi oración y mi deseo. Estoy unido a ustedes al orar por ustedes y los animo
a aceptar el mensaje de oración y Adoración del Santísimo Sacramento con un gran amor.
Con sinceros saludos de hermandad para ustedes y sus seres queridos, quedo de ustedes
sinceramente,
Padre Jozo.
Mensaje de la Virgen a Mirjana el 2 de Abril.
Queridos hijos! También hoy, mientras estoy con vosotros en el gran amor de Dios, deseo
preguntaros: estáis vosotros conmigo? Está vuestro corazón abierto a mi? Me permitís que lo
purifique y lo prepare para mi Hijo ? Mis hijos, vosotros sois escogidos porque, en vuestro
tiempo, la gran gracias de Dios ha descendido sobre la tierra. No dudéis en aceptarla. Muchas
gracias ¡!