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REVISIÓN DE LA COOPERACIÓN REGIONAL Y EL
DESARROLLO EN ÁFRICA DEL SUR
POSIBILIDADES, PROBLEMAS Y RETOS
Documento de Reflexión preparado por el Alternative Information and Development Center
(AIDC) para el seminario ‘Conceptualización y Planificación Estratégica’ de mayo de 2006 del
proyecto “Peoples Dialogue” sobre “Estrategias Regionales Alternativas” para promover
análisis, intercambios permanentes y la cooperación activa entre las organizaciones de la
sociedad civil en África Austral y Sudamérica (MERCOSUR) 1.
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1
1. ORÍGENES Y VISIONES
Los orígenes de los objetivos, instituciones y programas para la reunificación del continente africano
están estrechamente relacionados con las luchas contra el colonialismo y la división colonial del
continente en esferas del control militar y político y la explotación económica por los competitivos
poderes europeos desde los primeros años de las guerras divisivas y destructivas de trata de esclavos
y la muerte, transporte y exilio de decenas de millones de africanos como esclavos, así como otras
actividades comerciales, desde el inicio del siglo XVI.
Durante los siglos subsiguientes casi todos los países europeos estuvieron involucrados de una u otra
forma en varias de estas actividades2, pero los poderes europeos que llegaron a dominar la
penetración y toma gradual del continente fueron Francia y Gran Bretaña. Otros países europeos
tuvieron sus puntos de apoyo, actividades e intereses en el continente, principalmente España y
Portugal. Estos jugadores auxiliares recibieron el ‘debido reconocimiento’ de los poderes mayores
cuando todos se juntaron, en el último trimestre del siglo XIX, para formalizar su ocupación y
gobernar el continente. Esto produjo una redefinición más ‘ordenada’ y ‘legalizada’ de sus
respectivas ‘esferas de influencia’; ahora transformadas en:
 departamentos administrativos de la metrópolis o ‘madre patria’ (Francia, Portugal y
España),
 colonias y ‘protectorados’ (Gran Bretaña), y
 el feudo personal del Rey de Bélgica, en el caso de la vasta región del Congo de África
central.
Este más coordinado “Pelearse por África”, formalizado en el Tratado de Berlín de 1884, se había
intensificado potentemente durante el siglo XIX con la creciente competencia económica y, por lo
tanto, política y militar entre los países europeos para controlar las valiosas riquezas forestales,
agrícolas y, principalmente, minerales que se hacían cada vez más evidentes en el continente. Italia
y Alemania, como los países más recientemente unificados en Europa durante el siglo XIX, llegaron
tardíamente a África. Sin embargo, Alemania se encargó de asegurarse una cierta porción de la torta
africana mediante la ‘asignación’ a esta de la vasta región de África oriental que nombraron
Tanganyika (ahora Tanzania) y África Occidental del sur (ahora Namibia). Gran bretaña aseguró su
predominio sobre la mayor parte de África Oriental y África Austral, aunque con dos áreas cedidas a
Portugal (Angola y Mozambique). Francia, por su parte, recibió la mayor parte de África occidental
y del norte, aunque con varias colonias, principalmente la Costa de Oro (ahora Ghana) y Nigeria,
reclamada por Gran Bretaña.
Posteriormente, todas las economías europeas que se industrializaban rápidamente, organizaron y
mantuvieron sus ‘posesiones’ africanas como proveedores de materias primas y fueron
desindustrializadas deliberadamente o las mantuvieron no industrializadas para servir de mercados
cautivos y exclusivos para las exportaciones manufacturadas europeas. Las colonias se construyeron
y se administraron como soporte y complementos estratégicos para las economías europeas para sus
intereses conjuntos o en competencia, a pesar de sus enfrentamientos y guerras catastróficas y los
requisitos económicos, políticos y militares que surgieron3.
Durante siglos, ha habido en este lugar diversas formas y grados de resistencia a la penetración y la
colonización final europea de todo el continente4. Sin embargo, las luchas contra el colonialismo
dentro de las diversas colonias tomaron forma después de la Segunda Guerra Mundial, aunque en
diferentes etapas y mediante diferentes medios. No obstante, una característica común notable de las
luchas de liberación anticoloniales/nacionales fue el alto nivel de reconocimiento y de apoyo mutuo
2
que se dieron, inspirados por los ideales del Panafricanismo, principalmente desde y dentro de los
primeros estados independientes, particularmente Ghana (de 1956), Tanzania (desde 1961) y
Zambia (desde 1964) y conjuntamente mediante el Comité de Liberación de la Organización de la
Unidad Africana continental (OAU) desde 1964. Otra característica notable de los objetivos y
motivaciones de liberación y el discurso político dentro de y entre los estados recién independientes
y los movimientos de liberación aún comprometidos, fueron los objetivos de largo plazo para
aprovechar esta unidad africana y la cooperación para reunificar el continente al retirar las líneas
coloniales artificiales que atravesaban las entidades políticas y las esferas económicas preexistentes,
así como las rutas de comercio establecidas que dividían arbitrariamente sociedades, comunidades,
clanes e incluso familias5.
Esto se expresó en forma política y programática en el Plan de Acción de Lagos de la OAU en 1980,
que también encapsuló el pensamiento central de las antiguas organizaciones anticoloniales y de los
gobiernos poscoloniales. Esto se basó en el entendimiento de que muchos de los estados africanos
recién creados no fueron manejables o viables. Algunos fueron construcciones artificiales enormes e
indómitas, otros pequeños en tamaño o población, muchas veces sin acceso al mar, atravesando
ecosistemas naturales y económicamente no sostenibles. La conclusión fundamental y explícita fue
que las fuerzas políticas africanas tenían que encargarse de la planificación nacional, de la
producción y cumplir la función de “organismos de modernización” para deshacer los efectos del
colonialismo. Las economías africanas tenían que ser impulsadas mediante esfuerzos colectivos y de
desarrollo autosuficiente. Las dimensiones nacionalistas y pan-africanistas simultáneas de estos
objetivos son evidentes hasta el día de hoy en los debates en curso y en las luchas dentro de la Unión
africana continental que reemplazó la OAU en 2002.
2. LUCHAS, OBJETIVOS Y ORGANIZACIONES EN ÁFRICA DEL SUR
Las luchas contra el colonialismo fueron particularmente difíciles – y más radicales – en África
Austral que en el resto del continente6. La región de África Austral estuvo marcada por su enorme
cantidad de recursos minerales y poblaciones de ‘colonos’ europeos mucho más grandes (y
crucialmente importantes) en relación con el resto del continente. En el caso más extremo del
“Congo Belga” la importancia estratégica de sus vastos recursos minerales y de otro tipo, y su
considerable población de colonos, motivó y permitió que las autoridades belgas, con el apoyo de
Washington y de la CIA, abandonaran las esperanzas de independencia y el potencial del Congo en
1960 y sumergió a ese país en una dictadura militar cleptocrática, en un saqueo internacional
destructor y en una destabilización deliberada que continua hasta el día de hoy7. En el resto de
África Austral, los movimientos anticoloniales más ‘moderados’ lograron asegurar al menos su
independencia política formal para fines de mediados de los años sesenta, pero acompañada de la
creciente radicalización en medios y objetivos de las continuas luchas de liberación en las colonias
de colonos reaccionarios de Angola, Mozambique y Zimbabwe en los años setenta y de las maneras
más complejas en Sudáfrica hasta fines de los años ochenta8.
También hubo otras características y tendencias dentro de los gobiernos poscoloniales en África. En
general, dirigidas por las ‘elites educadas’ y las fuerzas nacionales de petit bourgeois, estas
tendencias fueron muy susceptibles a los señuelos del poder y del privilegio y, a medida que la
complejidad de los retos económicos y de los problemas sociales de sus países se fue atenuando,
tendieron a convertirse en más oportunistas y autoritarios y, en muchos casos, se volvieron
colaboradores cada vez más interesados, abusivos y corruptos con fuerzas y proyectos
neocoloniales.
3
Sin embargo, para el propósito de este informe sobre cooperación intrarregional y perspectivas y
propuestas regionales alternativas, cabe señalar que, durante una gran parte del período anterior
desde los años sesenta a los años ochenta, los aspectos políticos, económicos y de seguridad y los
objetivos de los gobiernos y organizaciones de liberación de África Austral incluyeron:
 La vital función de Zambia y de Tanzania como bases de retaguardia y soportes vitales para las
luchas de liberación en Angola, Mozambique y Zimbabwe; apoyo que, después de la
independencia de estos dos últimos, en 1975, se tradujo a una alianza política y estratégica
importante conocida como los Estados de Primera Línea (FLS, por sus sigla en inglés) y a la
cual Zimbabwe también se adhirió después de su independencia en 1980. Los Estados de Primera
Línea desempeñaron un papel diplomático y político importante, además de prestar apoyo militar
evidente a Angola y a Mozambique, así como respaldo militar oculto a las organizaciones de
liberación en Sudáfrica.
 Los Estados de Primera Línea también fueron países centrales en la creación en 1980 de la
Conferencia de la Coordinación para el Desarrollo de África Austral más amplia de nueve
naciones (SADCC, por su sigla en inglés) cuyos objetivos primordiales fueron promover sus
esfuerzos respectivos de desarrollo, per se, y hacerlo de una manera que permitiera reducir su
encierro económico heredado y dependencia en la economía sudafricana. Esto formó parte de su
resistencia al régimen del apartheid. Lo que buscaban era retirarse de Sudáfrica para reducir su
exposición a los efectos de las sanciones económicas contra el régimen del apartheid y estaban
exhortando a la comunidad internacional para que esta lo impusiera en Sudáfrica.
Los objetivos y argumentos de la ruptura, y hasta cierto punto las formulaciones de políticas y
programas que se emprendieron dentro de y por los estados de la SADCC durante los años ochenta
también tuvieron lugar contra los antecedentes del discurso sobre un “desarrollo” más amplio y
programas en América Latina y el Caribe y en otro sitio en el tercer mundo durante los años setenta
y estuvieron influidos por ellos. Estos debates teóricos y los programas nacionales de desarrollo
reales y prácticos incluyeron objetivos importantes para:
 reducir su dependencia de y subordinación a las economías “centrales” altamente desarrolladas y
sus empresas multinacionales (MNCs, por su sigla en inglés) dentro del sistema económico
capitalista internacional;
 reafirmar sus propias estrategias nacionales de desarrollo conducidas por Estado más
independientes, adecuadas y eficaces y, por consiguiente de necesidad, e
 incluir, en algunos casos, perspectivas explícitas o implícitas para una “separación” de gran
alcance (o al menos “relativa”) del sistema capitalista internacional.
El discurso anti-imperialista y anticapitalista fue particularmente fuerte en Angola, Mozambique y
Zimbabwe en este período, y específicamente dentro de las organizaciones de liberación
antiapartheid en Sudáfrica. En este contexto también:
 Todos los países de África del Sur estuvieron influidos por el discurso dominante de desarrollo y
en diferentes grados por la separación lógica regional y, por extensión, internacional, de la SADCC.
No obstante, hubieron partidas pactadas, o de facto, de la ‘separación’, en las relaciones económicas
(e incluso políticas) con Sudáfrica por algunos de estos países.
 Ya sea que se tratase, según se habían identificado así mismas, de economías de mercado
(Botswana, Malawi), economías ‘mixtas’ (Zambia), economías ‘africanas tradicionales’
(Swazilandia y Lesotho), economías ‘africano-socialista’ (Tanzania) o economías ‘marxistas’
(Angola, Mozambique y Zimbabwe), todas ellas emplearon el modelo de desarrollo dominante
dirigido por el Estado en diversas formas y grados.
La subordinación y la dependencia heredada de todas las economías de África Austral en la
economía sudafricana fue el producto de las mismas políticas deliberadas de las autoridades
4
coloniales en la región y posteriormente en cooperación con y a través del régimen del apartheid en
Sudáfrica, en el servicio de los poderosos intereses capitalistas nacionales y multinacionales en
Sudáfrica y en la región. Actuaron juntos para asegurar que los países alrededor de Sudáfrica, así
como las zonas rurales en cada uno de los países, incluida Sudáfrica, estarían organizados como
reservorios de mano de obra barata para proveer millones de trabajadores emigrantes a las minas y a
otros sectores en la economía ‘central’ y en los ‘enclaves’ de minería en cualquiera de los otros
países. Estos países también tendrían que mantenerse subdesarrollados y no industrializados tanto
para suministrar mano de obra como para proporcionar mercados para las exportaciones
sudafricanas. Y, mientras se les ‘permitía’ desarrollar sus sectores de minería y plantación, estos
estarían orientados a y dependerían de los ferrocarriles y sistemas portuarios de Sudáfrica para sus
salidas de exportación.
El régimen del apartheid aprovechó totalmente las dependencias generales financieras, económicas,
laborales e infraestructurales de los países vecinos como parte de sus propias estrategias de
contraofensiva contra los gobiernos de la región que apoyaban a los movimientos de liberación.
Durante los años ochenta, el régimen del apartheid preparó una devastadora guerra militar y
económica de ‘contra insurgencia’ para la desestabilización contra todos los países de la región, pero
principalmente contra Angola ‘comunista’ y Mozambique (y sus aliados de cubanos). Esto coincidió
con el posicionamiento geoestratégico e intervenciones políticas y militares directas e indirectas de
Estados Unidos en la región, en particular en Angola y mediante la dictadura de Zairean de Mobutu
en el Congo. Esto también fue parte del apoyo oculto de Estados Unidos a Sudáfrica mediante la
política de Washington de “participación constructiva”. El Reino Unido, bajo el mandato de
Thatcher, desempeñó una función similar.
La aprobación política activa y encubierta de los poderes imperialistas, regulares y las fuerzas
militares sudafricanas ‘especiales’, así como las fuerzas substitutas ‘irregulares’ dentro de estos
países, sabotearon reiteradamente carreteras, puentes, ferrocarriles y suministros de energía;
atacaron el transporte público y destruyeron deliberadamente los servicios económicos y sociales,
incluidas escuelas y clínicas; imposibilitaron la producción rural de alimentos al colocar millones de
minas antipersonales en vastas áreas. Todas estas acciones causaron el desplazamiento, la
discapacidad y muerte de más de un millón y medio de personas, principalmente en Angola y en
Mozambique, y con el rebosamiento de cientos de miles de refugiados en todos sus países vecinos.
Este fue el costo social, económico y ambiental extremadamente alto que los pueblos y países que
colindaban con Sudáfrica tuvieron que pagar como contribución a las luchas internas de las personas
de Sudáfrica para poner fin al régimen del apartheid. Las crisis sociales y económicas resultantes en
estos países también tuvieron un precio político muy alto, ya que sus partidos gobernantes fueron
decayendo gradualmente; retractados en sus objetivos radicales iniciales (¿o retóricos?) y
acomodados al statu quo, como en el caso de Mozambique; o se volvieron cada vez más
pragmáticos, interesados, corruptos y opresivos, como en Angola; o cada vez más autoritarios,
arbitrarios y estrechamente nacionalistas a pesar de seguir siendo demagógicamente antiimperialistas, como en Zimbabwe.
3.
DE LAS OFENSIVAS POLÍTICO-MILITARES A LAS OFENSIVAS IDEOLÓGICAS
Después de la histórica victoria ganada por las fuerzas militares conjuntas de Angola y Cuba sobre
el poder del ejército sudafricano en la Batalla de Cuito Cuanavale en el sur de Angola en septiembre
de 19879 –y en combinación con otros factores regionales e internacionales geopolíticos y
geoeconómicos– el proceso hacia la independencia de Namibia se completó en 1990 y se puso en
5
marcha un acuerdo mutuo de fórmulas conciliatorias entre las organizaciones de liberación y las
principales fuerzas políticas y económicas en Sudáfrica desde inicios de los años noventa.
Aún en la lucha con las continuas consecuencias sociales y económicas de las guerras militares y
económicas del último decenio, las esperanzas y expectativas de los gobiernos y pueblos de todos
los países de la región fueron que, durante y fuera de las negociaciones internas de sudafricanos:
 la restitución política, social y económica para los habitantes de Sudáfrica estaría acompañada
del reconocimiento político y económico por los altísimos costos financieros, económicos, humanos,
sociales y ambientales pagados por los pueblos de la región para la liberación de los pueblos de
Sudáfrica, y
 la transformación económica dentro de Sudáfrica incluiría la transformación de sus relaciones
con los pueblos de los países vecinos cuya mano de obra y recursos habían contribuido, durante
muchos decenios, al crecimiento y la riqueza de la economía sudafricana.
Las batallas políticas e ideológicas, y los acuerdos, que caracterizaron el ‘acuerdo’ sudafricano
después del apartheid culminaron con las primeras elecciones democráticas en abril de 1994 y con el
establecimiento de una constitución democrática muy avanzada y la declaración de derechos. El
proceso y la naturaleza de las fórmulas conciliatorias fundamentales incluidas en ese acuerdo fueron
rebatidos por las fuerzas populares entonces existentes en Sudáfrica. Las luchas por la prometida
restitución social y económica, los derechos de las personas, y la transformación económica, social y
cultural del país continúan hasta el día de hoy. Las mismas luchas políticas e ideológicas y los
intereses económicos que impulsaron el acuerdo sudafricano también se pusieron en evidencia de
inmediato y continúan hasta hoy sobre la naturaleza y la transformación de las relaciones
económicas de Sudáfrica con sus vecinos y de la creación de una economía regional muy diferente.
Las fuerzas internacionales políticas e ideológicas y los intereses económicos también intervinieron
rápidamente en los procesos dentro de Sudáfrica, como lo estaban haciendo en el resto de la región.
En los años ochenta, el FMI y el Banco Mundial se afianzaron bien en la mayoría de los países de
África del Sur, ejecutando sus programas de ajuste estructural neoliberales estándares. Estos se
impusieron principalmente mediante la manipulación de las enormes deudas externas de estos países
que habían sido originadas en gran parte por los altos costos de las guerras y los embargos de los
años ochenta. Los efectos de los programas de ajuste estructural minaron gravemente las economías
de estos países y condujeron a una rápida desindustrialización, desempleo exacerbado y pobreza
creciente. La reducción de la función del Estado y la promoción de las ‘fuerzas del mercado’
mediante la privatización rápida y extensiva, se valió de los intereses existentes y fomentó nuevos
derechos adquiridos de la clase económica en estos países y creó nuevos conversos ideológicos al
neoliberalismo. Esto reforzó potentemente las tendencias interesadas y oportunistas dentro de las
elites gobernantes nacionales y las fuerzas de la clase aspirante pro-capitalista en estos países, lo que
también se reflejó en niveles nacionales gubernamentales y políticos y en la planificación y la
dirección neoliberal por ‘expertos’ burocráticos y tecnocráticos en el nivel regional.
Aunque la economía sudafricana también estuvo en un estado muy malo a fines de los años ochenta,
las sanciones financieras internacionales contra el régimen del apartheid, irónicamente, habrían
evitado que Sudáfrica aumentara su deuda externa en gran medida, incluido el FMI/BM. Por lo
tanto, estos últimos tuvieron que intervenir más indirectamente, políticamente e ideológicamente, a
fin de asegurar que el nuevo gobierno del Congreso Nacional Africano se reposicionara,
condicionara y canalizara apropiadamente hacia políticas ‘seguras’. Fueron apoyados de manera
competente en esta redirección del Congreso Nacional Africano por los gobiernos ‘donantes’ del
Norte (que también fueron los principales suscriptores financieros de las Instituciones Financieras
Internacionales), por los tecnócratas y burócratas del viejo régimen aún implantado en las
6
estructuras estatales heredadas y por los poderosos intereses empresariales nacionales dentro de
Sudáfrica e internacionalmente.
4. PERSPECTIVAS ALTERNATIVAS Y OBJETIVOS
A pesar de esta dominante variedad de fuerzas conservadoras y pro-capitalistas ejercidas en y sobre
Sudáfrica, las fuerzas populares no se conformaron, en particular desde el interior de los
movimientos sociales radicales y los sindicatos altamente politizados de los ‘movimientos sociales’
en Sudáfrica. No obstante, también hubo diferentes políticas y tendencias ideológicas y discusiones
sobre la naturaleza del sistema económico sudafricano y la relación de las estructuras políticas e
ideológicas en y dentro del sistema capitalista en Sudáfrica.
Por otro lado, entre las fuerzas radicales Africanistas y Pan-africanistas y las fuerzas socialistas y
comunistas en Sudáfrica hubo un reconocimiento general de la función explotadora y destructora del
capitalismo del apartheid y del imperialismo en toda la región de África Austral. Sin embargo, en
ese momento, todavía había la participación directa algo limitada entre la mayor parte de las fuerzas
radicales dentro de Sudáfrica con las realidades de la región o con la función de las instituciones
internacionales, como el FMI/BM. Esto empezó a cambiar con la ‘reintegración’ de Sudáfrica a
África y al sistema internacional, y con el impulso renovado de las fuerzas anticapitalistas y antiimperialistas en todo el mundo, principalmente bajo el impacto de la globalización neoliberal
emergente desde mediados de los años ochenta y a través de la OMC desde 1994.
A pesar de la ofensiva neoliberal desde los años ochenta, el discurso anti-imperialista aumentó
mediante campañas del FMI/BM, continuó y creció a lo largo de los años ochenta en todos los
países bajo la influencia de los programas de ajuste estructural. Los elementos de las opciones de
desarrollo de los años setenta continuaron en los debates políticos dentro de África Austral y en los
programas relacionados de desarrollo especial de las Naciones Unidas para África durante los años
ochenta. El más integral y coherente de estos fue el “Marco Africano Alternativo a Programas de
Ajuste Estructural para la Transformación Social y Económica (conocido como AAF-SAP-SERT,
por su sigla en inglés) elaborado por la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas
(Naciones Unidas-CEA), en 1986, en colaboración con economistas africanos, sociólogos y
científicos políticos. A pesar de tener muchas insuficiencias y algunas posiciones dudosas, sigue
siendo una articulación africana seminal de un enfoque del desarrollo conducido por el Estado, y
destinado a “enfrentar las distorsiones estructurales fundamentales que plagan la economía política
del continente”. La comprensión motivadora dentro de AAF-SAP fue principalmente que “el
corazón de una autosostenibilidad económica y social exitosa será la endogenisación
(interiorización) del desarrollo…[mediante] autosuficiencia interna y cooperación regional”. A
pesar de no excluir los “flujos financieros externos significativos no autónomos, [pero]
desembolsados de una manera más flexible de la que son actualmente”, los objetivos de la
autosuficiencia según AAF-SAP implican una “movilización principal de los recursos autónomos”
desde el interior de los países africanos. El AAF-SAP fue contrarrestado inmediatamente por otra
principal ofensiva ideológica por el Banco Mundial en forma de un estudio ‘autoritario’ sobre África
en 1989, titulado “Sub-Saharan Africa - From Crisis to Sustainable Development - A Long Term
Perspectives Study”.
No obstante, a inicios de los años noventa, el Banco Africano de Desarrollo (AfDB) todavía estaba
haciendo una investigación detallada, elaborando documentos de política y programas para la
cooperación y el desarrollo regional en África Austral. Estos tuvieron como premisa la función
protagónica del Estado con el sector privado, en los programas coordinados creados y negociados
conjuntamente para la inversión transfronteriza industrial, agrícola y agroindustrial, para la
7
conservación y el beneficio de los recursos naturales, incluidos los minerales, el agua, la silvicultura,
la pesca y los recursos de vida silvestre; junto con proyectos infraestructurales, el desarrollo de
recursos humanos y mucho más. La incorporación por parte del AfDB tanto del mercado como de
los sectores estatales, en las dimensiones del comercio y de producción, y el énfasis en la vital
importancia del crecimiento regional más equilibrado se refleja en el Prefacio de su estudio de 1991:
“El ajuste, sin embargo, investigado rigurosamente, tiene pocas probabilidades de causar un
impacto positivo importante en el crecimiento y en el desarrollo debido a falta de más progreso
sustancial con integración regional [no obstante]… la preocupación por la liberalización del
comercio es insuficiente para apoyar la integración económica. Debe hacerse el énfasis
correspondiente para promover la productividad e invertir en la producción en todos los sectores
[y].. para que el bienestar general de la región esté distribuido más equitativamente entre los países
en relación con el mercado, se requerirá una política regional para asegurar que todos los países
registren ganancias netas como resultado de la cooperación y de la integración progresiva”.
En las versiones posteriores del programa masivo de AfDB, el equilibrio se había inclinado hacia la
función del sector privado en los programas regionales. Esto reflejó las intervenciones económicas,
políticas e ideológicas de los organismos neoliberales en los debates sobre integración regional.
Desde inicios de los años noventa, se alertó al Banco Mundial sobre la importancia de formular
estrategias regionales de desarrollo más coordinadas mediante la mejora planificada de la SADCC
anterior más flexible en una nueva Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC, por
su sigla en inglés). De manera aún más significativa, Sudáfrica, en dirección a una exención después
del apartheid, estuvo finalmente en una posición de ‘volver a incorporarse’ al resto de África.
Preocupado por los potenciales desafíos regionales e incluso mundiales de una economía como la de
Sudáfrica integrada dentro de la SADC, el Banco Mundial –además de sus intervenciones de
políticas directas dentro de la misma Sudáfrica– también tardó en elaborar su propia contraestrategia regional (confidencial) en Sudáfrica10. La finalidad de esta acción fue asegurarse de que
los grupos regionales emergentes se estructurarían como “trampolines” para que sus países
miembros, más eficientemente como grupos, se adaptasen rápidamente a la economía mundial
‘globalizadora’. Esto implica la necesidad de que todos los grupos regionales existentes o futuros
sean liberalizados internamente y orientados al sector privado. No obstante, para no “discriminar
contra terceras partes” en la economía mundial, es necesario implementar el “regionalismo abierto”
basado en el libre comercio y en la inversión internacional liberalizada y flujos de capital.
La Comisión Europea –a pesar de que su propia región se ha desarrollado muy gradualmente con el
transcurso de los años sobre la base de programas regionales negociados políticamente, dirigidos y
protegidos por el gobierno y redistributivos– apoyó plenamente las estrategias de liberalización
rápida del Banco Mundial en África. Desde inicios de los años noventa, la CE dirigió la formulación
de una Iniciativa Transfronteriza (CBI, por su sigla en inglés) en África Oriental y Austral,
reuniendo tecnócratas del gobierno nacional, intereses empresariales locales e instituciones
económicas internacionales; ahora incluido el AfDB. Este programa proporcionó financiamiento a
los gobiernos para implementar liberalizaciones rápidas de comercio unilateral transfronterizo y de
inversiones. Esto se diseñó para consolidar programas nacionales de ajuste estructural mediante esos
compromisos de liberalización transfronteriza. Al mismo tiempo se crearía, como prevención, una
región liberalizada internamente, antes de que los gobiernos se reunieran para negociar el comercio
multilateral proyectado y variable, la inversión y otros acuerdos regionales de desarrollo, según lo
previsto en el tratado de la SADC de 1992.
5. COOPERACIÓN E INTEGRACIÓN PARA EL DESARROLLO DE ÁFRICA AUSTRAL
8
Aunque la SADCC había logrado movilizar la ayuda extranjera durante los años ochenta,
especialmente para los proyectos regionales infraestructurales11, era obvio que la estructura ya no
era adecuada para los inicios de la era post-apartheid ni para los objetivos de participación e
integración de Sudáfrica con el resto de la región. En previsión de esto, la SADCC como un simple
sistema de coordinación fue reemplazada, en 1992, por un plan más evolucionado y ambicioso para
una Comunidad para el Desarrollo del África Meridional. Este nuevo acuerdo regional se basó en la
“cooperación para el desarrollo” y –mediante una política escalonada y una ‘cooperación’ más
avanzada para el programa y niveles incluso más altos de ‘armonización’ en todas las esferas
económicas y sociales– se orientó hacia la total integración económica y política como una
comunidad dentro de un único mercado común para el año 2015.
De esta manera, las economías distorsionadas, desarrolladas desigualmente o subdesarrolladas de
África Austral se juntarían, beneficiándose de la combinación de sus respectivas dotaciones de
recursos naturales y otras capacidades y fortalezas nacionales específicas. En el último caso
significó principalmente las capacidades financieras, tecnológicas, científicas y de organización
dentro de Sudáfrica. Al formar juntos una economía más grande, todos los países de la región
podrían operar sobre la base de sistemas integrados de transporte y otras infraestructuras y podrían
cosechar las ventajas de las economías de escala en los proyectos infraestructurales, empresas de
producción complementarias e incluso conjuntas y comercio intrarregional en un mercado mixto
mucho más grande de más de 200 millones de personas.
Se consideró que esta era la base económica esencial para cualquiera de los países de la región,
incluida Sudáfrica, para poder desarrollarse de manera más cabal y autosuficiente dentro de su
propia región económica. A partir de esta base más fuerte, relativamente más autosuficiente y menos
dependiente, ellos podrían (re)posicionarse a sí mismos más firmemente e involucrarse más
eficazmente en una economía mundial globalizadora cada vez más competitiva e incluso hostil; o
inclusive podrían crear una base suficientemente autosostenida para una separación táctica o
estratégica de la economía mundial cuándo fuera necesario.
Sin embargo, la idea fundamental aún más avanzada y más profunda de la cooperación para el
desarrollo fue que las relaciones entre los países de la región también debían estar regidas por
compromisos gubernamentales y acuerdos intergubernamentales para producir programas
económicos y sociales mixtos o complementarios para su desarrollo común. Este objetivo de largo
plazo más fundamental no fue concebido solo para elevar los niveles respectivos del desarrollo, sino
para hacerlo de modo que se empezaría a contrarrestar los desajustes marcados dentro de y entre las
economías de la región [véase el cuadro I].
9
CUADRO I - Comunidad para el Desarrollo del África Meridional – DATOS DE PAÍS
País
Población
15
1.8
54.2
1.8
12.3
17.6
1.2
19.1
2.0
35.7
51.6
31.8
18
16.3
26.6
43.3
35.6
32.4
13.2
7.5
5.7
1.1
1.7
5.5
5.2
4.3
4.3
975
4372
107
635
156
324
4274
230
2120
PIB per
cápita
% anual de
la tasa de
crecimiento
(1990-2003)
0.4
2.7
-6.3
2.3
0.9
-0.9
4.0
4.6
0.9
46.9
1.0
36.9
56.9
23.6
35.4
159.9
1.8
10.3
3489
1669
287
0.1
0.2
1.0
(2003)
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
Angola
Botswana
DRC
Lesotho
Malawi
Madagascar
Mauricio
Mozambique
Namibia
10. S. África
11. Swazilandia
12. Tanzania
Población
PIB
urbana
US$ Miles
% de Total de Millones
(2003)
(2003)
PIB per
cápita
US$
(2003)
13. Zambia
11.3
35.9
4.3
417
-0.9
14. Zimbabwe
12.9
35
8.3 *
639 *
-0.8
Fuente: Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, 2005
* Cifras para Zimbabwe correspondientes a 2002 (Informe sobre Desarrollo Humano del
PNUD, 2004)
Sudáfrica representa un 70% del producto interno bruto combinado (PIB) de US$ 230 mil millones
para toda la región. Para tratar y corregir tal desigualdad pronunciada, es necesario realizar
esfuerzos conscientes, diseñar y rediseñar programas y negociar acuerdos regionales en los sectores
económicos, sociales y ambientales para promover resultados más equitativos y sostenibles. Sólo así
sería posible una distribución más amplia y la implantación de recursos financieros, industriales y
tecnológicos y el desarrollo social y económico en toda la región; o, en el idioma de la Comunidad
del África Meridional para el Desarrollo, como mínimo apuntar hacia un mayor “beneficio mutuo”.
Estas desigualdades fueron, en parte, el reflejo objetivo del tamaño y ubicación geográfica y tamaño
económico sumamente diferentes y los recursos naturales de los países respectivos. No obstante, el
refuerzo de estas desigualdades ‘naturales’ también fueron el resultado de políticas deliberadas y
políticas económicas de las autoridades de la era colonial/del apartheid [véase la página 3], y la
naturaleza inherente del funcionamiento del capitalismo colonial. Estos niveles desiguales de
desarrollo también reflejaron las desbarajustes económicos más recientes y las caídas económicas y
sociales [véase el cuadro II] originadas por la desestabilización del apartheid y por la imposición de
los perjudiciales PROGRAMAS DE AJUSTE ESTRUCTURAL del FMI/BM.
10
Cuadro II – Comunidad para el Desarrollo del África Meridional
INDICADORES DE DESARROLLO HUMANO
País
Esperanza
de Esperanza
Mortalidad
vida al nacer
de vida
infantil por
(1970-1975)
(2000-2005) 1.000
nacimientos
(2003)
1.
Angola
37.9
40.7
154
Alfabetismo
adulto
(% edad
15+)
(2003)
66.8
2.
Botswana
56.1
36.6
82
78.9
3.
DRC
46.0
43.1
129
65.3
4.
Lesotho
49.8
36.7
63
78.0
5.
Malawi
41.8
39.6
112
51.8
6.
Madagascar
44.9
55.3
78
70.6
7.
Mauricio
62.9
72.1
16
84.3
8.
Mozambique
40.7
41.9
109
33.5
9.
Namibia
53.9
48.6
48
85.0
10.
S. África
53.7
49.0
53
82.4
11.
Swazilandia
49.6
33.0
105
71.6
12.
Tanzania
49.5
46.0
104
69.4
13.
Zambia
50.2
37.4
102
68.2
14.
Zimbabwe
55.6
37.2
76
90.0
Fuente: Informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD 2005
Estos hechos, este lenguaje y estos objetivos fueron claramente inadmisibles para las potentes
fuerzas económicas y políticas dentro de Sudáfrica –incluso en relación con desequilibrios brutos
dentro de su país de casi cincuenta millones de personas, que fueron abandonados con respecto a
una población de más de 200 millones en docenas de países africanos ubicados alrededor de
Sudáfrica. Su estrategia evasiva inicial (y ocultamente racista) fue alegar que Sudáfrica debe centrar
sus esfuerzos ‘en África’ sólo dentro de la ‘Unión Aduanera Sudafricana’ (SACU) creada alrededor
de Sudáfrica, y usarla como su base y como el modelo para sus relaciones con el resto de África
Austral.
SACU fue el acuerdo de aduanas mediante el cual cuatro países vecinos económicamente diminutos,
Botswana, Lesotho, Namibia y Swazilandia (estados BLNS) se integraron eficazmente con y se
subordinaron a la economía sudafricana como reservorios de mano de obra, como mercados
cautivos y como mayores campos de inversión/recursos para las empresas sudafricanas y las
empresas internacionales con oficinas en Sudáfrica. No obstante, a pesar de ser pequeños, los BLAS
no tardaron en argumentar justificadamente que el nuevo gobierno democrático de SA estuvo
obligado, moral y políticamente, a renegociar los términos abismalmente desiguales del acuerdo
SACU. Además, también sostuvieron que una Sudáfrica democrática debe aceptar incluso la
implementación de medidas redistributivas, como participación en los ingresos y los fondos
proyectados de desarrollo, para compensar el BLNS por sus desventajas económicas de encontrarse
en un área de libre comercio dentro de una unión aduanera con una economía tan gigantesca. Las
11
renegociaciones prolongadas de SACU fueron completadas finalmente en tales términos en octubre
de 2002. Esto hizo que SACU lograra un nivel de integración y de cooperación más avanzado que el
de una unión aduanera tradicional basada en el comercio. Asimismo, en la práctica real logró un
nivel más avanzado que los planes de la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo que
eran mucho más integrales y ambiciosos.
Entretanto, los debates teóricos y las luchas políticas dentro de Sudáfrica sobre su enfoque para el
resto de la región se resolvieron políticamente en 1994 a favor de asociarse a la Comunidad para el
Desarrollo del África Meridional. Aparte de las discusiones sobre el desarrollo de carácter moral,
político, cultural, social y general de las fuerzas progresistas de la sociedad civil y el cabildeo
enérgico de los gobiernos de la SADC –y la retórica apropiada en muchos niveles políticos– las
decisiones gubernamentales sudafricanas finales también se basaron en gran medida en evaluaciones
estratégicas autoinformadas. Estos cálculos (en gran parte no declarados) indicaron que el
paradigma de “cooperación de desarrollo” también tuvo lugar fundamentalmente para los propios
intereses estratégicos de Sudáfrica:
 Por un lado, en calidad de ser la economía más avanzada de la región, Sudáfrica tuvo mucho que
ganar en el medio a largo plazo, desde cooperar en el desarrollo de los países vecinos y contribuir
con su consiguiente pedido de bienes de consumo fabricados en Sudáfrica y exportaciones de bienes
de capital de mayor tecnología, que ninguno de los países de la SADC estaba, o estaría, en una
posición de producir en el futuro inmediato. En otras palabras, convirtiéndolos en un mercado
mucho más grande, más cercano y ‘privilegiado’ para los productores y exportadores sudafricanos.
 Por otro lado, en calidad de ser el país más rico de la región, y con amplias fronteras que serían
imposibles de patrullar, fue también por intereses defensivos propios de Sudáfrica que se detuvo el
flujo rápido y creciente de refugiados económicos legales e ilegales del resto de la región. El
desarrollo alentador de los países vecinos contribuiría a la estabilización de sus poblaciones dentro
de sus propias comunidades y países. En una imagen comúnmente usada: Sudáfrica no podía
existir/sobrevivir como una isla de prosperidad y seguridad en un mar de miseria y desesperación12.
Una de las primeras medidas internacionales que tomó el nuevo gobierno democrático en Sudáfrica
fue asociarse a la SADC, junto con su integración sumamente simbólica en la Organización de la
Unidad Africana. La OAU, a su vez, tenía una sede simbólica en el único país africano, Etiopía, que
nunca había sido conquistado ni colonizado por los europeos. Estos movimientos fueron recibidos
con expectativas por los pueblos de África, y dentro de la población negra de Sudáfrica como
afirmaciones políticas claras sobre el carácter africano inalienable de Sudáfrica y su destino común
inextricablemente obligado en el continente como un todo. Lamentablemente, la función y las
relaciones de Sudáfrica dentro de África, durante los últimos doce años, han resultado ser mucho
más complicadas, confusas e incluso contradictorias, principalmente en su vecindario inmediato,
SADC.
6. COMUNIDAD PARA EL DESARROLLO DEL ÁFRICA MERIDIONAL (SADC)
Además de Sudáfrica, otros estados de África Austral también se unieron a la SADC. Con la
inclusión de los estados insulares distantes del Océano Índico de Mauricio y las Seychelles13, y la
gigantesca República Democrática del Congo (DRC), después del derrocamiento de la dictadura de
Mobuto y luego la incorporación tardía de Madagascar en 2005, la SADC tiene ahora 14 Estados
Miembros [véase la portada del Mapa] con cerca de 211 millones de personas y se ha ampliado
mucho más allá del alcance geográfico de la SADC anterior. Sin embargo, la SADC también se está
ampliando en la complejidad y diversidad de las dimensiones políticas, económicas, sociales y
ambientales que abarca.
12
6.1 Estructuras y sistemas
La SADC heredó doce Unidades Coordinadoras Sectoriales generales (SCUs) para los sectores
económicos, sociales y ambientales. Juntos, estos incluyen unas 21 comisiones diferentes para
emprender la investigación, la política y elaboración de programas para que fueran presentados a
todos los miembros para consideración, negociación e implementación. A cada Estado Miembro
específico se asignó una SCU de acuerdo con sus propias áreas de interés más directo, experiencia y
conocimientos especializados [Anexo A]. Algunas de estas responsabilidades no fueron asignadas
de manera adecuada ni se llevaron a cabo eficazmente –como programas regionales– por los
gobiernos nacionales responsables. Sin embargo, este sistema descentralizado dio a todos los
Estados Miembros un sentido de apropiación en la formulación de políticas de la SADC y garantizó
una participación más directa de una mayor variedad de fuerzas, junto con ‘comités nacionales de la
SADC’, además de las reuniones ministeriales centralizadas periódicas y las cumbres anuales de
jefes de Estado [Anexo B].
La SADC podría haber utilizado las SCUs conjuntamente para ocupar todos y cada uno de los
gobierno más activamente, y la SCU podría haber sido más eficaz al ser ampliada
(multilateralizada), como lo hizo Mozambique de manera muy constructiva en el sector del
transporte y de las comunicaciones. En cambio, bajo la influencia del modelo de la Comisión
Europea, en 2001 todas las funciones de la SADC se centralizaron en cuatro conglomerados dentro
de las Direcciones coordinadoras con oficinas de Secretaría en Gaborone, Botswana [Anexo C].
Sudáfrica fomentó activamente esto, ya que esta concentración permitiría a sus propios ‘expertos
técnicos’ participar más directamente en todas las áreas de la SADC de formulación de políticas y
no sólo en los sectores financieros y de inversiones que se habían asignado a Sudáfrica cuando esta
se integró a la SADC14. No obstante, el efecto ha sido la centralización y burocratización extrema de
la secretaría de la SADC –y su parálisis virtual durante la mayor parte de los últimos cinco años.
Aún más seriamente, esta centralización ha fortalecido la función de los tecnócratas neoliberales y
ha abierto la formulación de políticas a los ‘expertos’ extranjeros proporcionados para, e incluso
colocados dentro de la secretaría bajo el disfraz de ‘ayuda a la cooperación e integración regional’,
principalmente a través de los programas de AOD (Asistencia Oficial para el Desarrollo) de
gobiernos europeos. Al usar las ambigüedades y ‘espacios’ en el tratado y protocolos de la
Comunidad del África Meridional para el Desarrollo, tanto los ‘expertos técnicos’ extranjeros como
los nativos están reinterpretando y reformulando la SADC como un proceso neoliberal impulsado
por el sector privado y basado en el mercado. En la “Revisión oficial sobre Comercio, Industria e
Inversiones” de la Comunidad del África Meridional de 2004 resumió esto como la “la evolución de
la SADC de pasar de una economía ampliamente controlada por el Estado a una economía dirigida
por el sector privado…lo que sucedió a una creciente velocidad durante los últimos diez años. La
función del sector privado en la creación de riqueza, generación de empleo y, por consiguiente,
mitigación de la pobreza [sic] es firmemente aceptada por todos los Estados Miembros de la
SADC”. Sin embargo, el informe observa con pesar que incluso a pesar de que “los Estados
Miembros de SADC acordaron hacer participar al sector privado en la campaña hacia la
integración regional, esto no está respaldado por una Política de la SADC sobre el diálogo de los
Sectores Público y Privado y la asociación de los Sectores Público y Privado”. El énfasis neoliberal
hacia el sector privado y el mercado también se expresa reiteradamente en la importancia de crear
“un ambiente conducente a la inversión local y extranjera…” [al proveer] “seguridad de inversión”
[y] “libre circulación del capital para mejorar la competitividad nacional y regional”.
Si bien en todos los países de la región existen enfoques diferentes dirigidos por personas y
centrados en las personas, así como debates y campañas neoliberales, principalmente entre los
13
movimientos sociales y laborales y en todas las esferas sociales, económicas y ambientales 15, el tipo
anterior de proyección oficial neoliberal, reenfoque, e ‘integración’ de los objetivos y
funcionamiento de SADC está creciendo y es evidente en todas las esferas y sectores económico,
social y político.
6.2 ‘Paz y estabilidad’
Además de la UE, Estados Unidos ha desempeñado una función muy activa al hacer que la SADC
pase de ser un proyecto integral de cooperación para el desarrollo a ser un cuerpo más activo de ‘paz
y estabilización’ y una democratización e instrumento de ‘buena gobierno’ en la región. No está
demás decir que sus conceptualizaciones y la promoción de estos objetivos de ‘paz’ y de
‘democracia’ se basaron en formulaciones sumamente tendenciosas que reflejaban su propia política
y los intereses y objetivos de seguridad.
Desde luego, su propia paz, seguridad y desarrollo democrático deben haber sido promovidos
activamente por los mismos gobiernos de la SADC, como la base esencial, garantía y expresión
misma del completo desarrollo social y económico. Sin embargo, no solo hay excepciones notables
del país para las prácticas de democracia real y los principios de los derechos humanos en la región
(de manera más manifiesta en Swazilandia y Zimbabwe), sino que también hay una renuencia clara
entre sus gobiernos compañeros para tomar posiciones públicas y mucho menos quieren tomar
decisiones e implementar acciones sobre los abusos contra los derechos humanos en estos países, en
otros lugares de la región y en África como un todo. Actualmente, existe un acuerdo regional sobre
la realización adecuada de las elecciones y las disposiciones para monitorear las elecciones dentro
de y por los países de la SADC, aunque los criterios formalísticos y su implementación y monitoreo
están lejos de ser satisfactorios. Sin embargo, ha habido una resistencia notable a la creación de un
Tribunal regional de Apelación para los Derechos Humanos promovido por activistas y
organizaciones de derechos humanos. Sólo se ha acordado un Tribunal para tratar la ‘resolución de
controversias’ entre estados.
La mayoría estos temas supuestamente se han decidido en la junta en un Órgano específico sobre
Política, Defensa y Cooperación de Seguridad (OPDSC, por su sigla en inglés) en la SADC. Esta ha
sido lugar de intensas luchas políticas y de organización e incluso de rivalidades evidentes y
enfrentamientos públicos entre líderes nacionales (Mugabe y Mandela). Estos temas siguen siendo
una continua fuente de contención, lo que refleja enfoques dispares e intereses nacionales en
competencia entre los diversos países de la SADC16. Aún falta que se ratifique un pacto formal de
defensa regional, aunque este ya cuenta con el respaldo de algunos17. No obstante, los
establecimientos oficiales de seguridad, inteligencia, militares y policial de la región han progresado
rápidamente para crear sus propios acuerdos transfronterizos sobre una amplia gama de problemas
de seguridad y policiales, como la evasión de impuestos, el lavado de dinero, el tráfico de drogas y
el tráfico de armas. Los acuerdos transfronterizos sobre el tráfico humano (principalmente de
mujeres y niños), sobre el tratamiento y derechos de refugiados y de buscadores de asilo y otros
temas como la seguridad humana y los derechos humanos no han recibido la atención urgente
necesaria18.
Las estructuras de poder político de la SADC conciben y persiguen la ‘estabilidad regional’ dentro
de los paradigmas estatales predominantes de seguridad. Se está dando aún más importancia (y
ayuda extranjera) a la SADC, y especialmente a Sudáfrica, para desempeñar la función de fuerza
pacificadora en el nivel regional, incluidas las áreas ubicadas lejos de las fronteras de la SADC.
También se está instando a Sudáfrica para que aplique su experiencia y ‘conocimientos
especializados’ (muy particulares) para la resolución de conflictos en la región y en todo el
continente. De esta forma, se está alentando a los países africanos para que ‘asuman la
14
responsabilidad’ de su propia paz y estabilidad regional y para que resuelvan sus propios problemas
internos. A pesar de ser un sondeo detallado, este enfoque está interpretando y tratando:
 las fuentes de inestabilidad y conflicto en el continente, principalmente en términos
convencionales político-militares y minimizando o pasando por alto las fuentes económicas y
sociales de tensión, disturbios y conflicto civil;
 las fuentes y la solución para los conflictos como residir dentro del continente y, por lo tanto,
exonerar los principales poderes para tratar la función de sus empresas al crear pobreza e
inestabilidad y al contribuir con conflictos internos e interestatales.
Al mismo tiempo este enfoque también:
 minimiza la obligación de los poderes principales para identificar y controlar a los corruptos
distribuidores de armas, operadores mercenarios y criminales aventureros que fomentan y se
aprovechan deliberadamente de los conflictos en el continente; y
 recalca, en cambio, la importancia de los gobiernos africanos y de las instituciones
intergubernamentales que se centran en la paz y en la estabilidad de acuerdo con las precondiciones
necesarias para la ‘confianza de inversionistas extranjeros’ a fin de ‘promover el crecimiento y el
desarrollo’; y
 mina la primacía de los gobiernos africanos que priorizan, a través de los organismos públicos y
con sus pueblos, su propia diversificación y desarrollo económico generado internamente y a través
de esto asegura la seguridad y los derechos humanos de las poblaciones.
7. PERFILES, PRÁCTICA Y POLÍTICAS ECONÓMICAS
La diversificación económica es un componente intrínseco y el medio esencial para el desarrollo en
la región. Las economías coloniales heredadas dependieron en gran medida –y en gran parte siguen
dependiendo– del comercio exterior [véase el Cuadro III, página xxx], con hasta 90% de
exportaciones de países de la SADC que comprendían productos minerales y agrícolas. Todas las
áreas de la actividad económica ‘moderna’ que se han creado son particularmente ‘extrovertidas’ y
aún se centran en sus mercados tradicionales en el norte, principalmente en Europa y en Estados
Unidos, aunque cada vez más también hacia China.
7.1 Minería … e industrias ‘basadas en recursos’
África Austral es probablemente la fuente más grande y más variada de la mayoría de los minerales
del mundo19, lo que explica en gran medida la determinación de los intereses capitalistas
internacionales y de los poderes imperialistas para mantener el control sobre esta región, sin
importar por qué medio. Esto se está volviendo más marcado y más peligroso con el descubrimiento
de petróleo en muchos países de África occidental, central y austral.
El petróleo es actualmente la principal exportación de Angola, explotado por Estados Unidos y por
empresas petroleras europeas. La mayor parte de este se exporta crudo a Estados Unidos. También
hay depósitos más pequeños de petróleo y de gas en otros países de la SADC. Las empresas
sudafricanas están tratando entrar en el lado del apoyo técnico e incluso en la exploración en
Angola. No obstante, están mejor posicionadas en Mozambique en un gigantesco proyecto conjunto
de gas introducido en el sector de productos químicos industriales sudafricanos.
El oro se produce principalmente en Sudáfrica y en Zimbabwe, y en menor grado en Tanzania,
todos dominados por el ‘Tratado de Negociaciones Comerciales’ mundial (anteriormente ‘SA’),
Angloamericano. La función histórica de la minería de oro como una base económica vital y fuente
15
de divisas para estas economías actualmente está siendo reforzada por precios mundiales de oro sin
precedentes históricos (del anterior +/- US$ 200 por onza a niveles actuales de US$ 720 + por onza).
Los diamantes se han producido por mucho tiempo en Sudáfrica, Namibia, Botswana, Angola y
DRC (juntos 52% del suministro mundial), con depósitos menores de piedras preciosas en
Zimbabwe y Tanzania. Si bien estos se han exportado tradicionalmente no procesados, se están
realizando esfuerzos para desarrollar industrias calificadas de corte de diamantes y de joyas en
Botswana, Angola, Namibia y SA, aunque todavía se encuentran bajo el control de capacitación y de
mercadeo del conglomerado ‘sudafricano’, pero mundial, DeBeers, que hace mucho ha dominado
también el lado de la extracción.
El platino también es un metal industrial vital y aeroespacial, y la mayor proporción de producción
en el mundo (49%) se concentra en Zimbabwe y en Sudáfrica y está dominada por las empresas de
minería de SA. Con precios mundiales ahora a un registro de US$ 1.200+ por onza, esto es una
principal fuente rentable. Debido a su nivel más alto de capacidad industrial –y contribución
adicional a esa capacidad– Sudáfrica también se beneficia y usa su platino en la producción
industrial doméstica (principalmente en el sector automovilístico).
El carbón se mina en grandes cantidades en Zimbabwe, Mozambique y Sudáfrica, y este último país
lidera el mundo en la tecnología de transformación de carbón-a-combustible a través de la
gigantesca empresa estatal SASOL, ahora privatizada.
La producción y tecnología de hierro y de acero se desarrolló de igual manera a un alto nivel en
Sudáfrica por la gigantesca empresa estatal ISCOR, ahora privatizada y transnacionalizada.
Las principales características comunes del sector de minería en los países de África Austral son que
la producción mineral:
 constituye grandes proporciones de los PIB y de las exportaciones a muchos de estos países,
pero especialmente Angola (90%+ petróleo) y Zambia (90%+ cobre), pero significativamente
decreciente a sólo 9% del PIB en Sudáfrica, con repercusiones negativas en el empleo de mano de
obra en toda la región;
 se sigue exportando en forma casi no procesada, salvo por un valor agregado en Zimbabwe y en
Moreso en Sudáfrica como un aspecto deliberado de su ‘estrategia de industrialización basada en
recursos’;
 sigue siendo dominada por los conglomerados de minería establecidos en SA, a pesar de la
diversificación en la ley de propiedad para incluir nuevos socios ‘nativos’ (negros) en Sudáfrica y
hasta cierto punto en Zimbabwe;
 el beneficio de minerales manejado y apoyado por el Estado ha sido una característica notable de
la industrialización en Sudáfrica y hasta cierto punto en Zimbabwe y en una etapa también dentro
del gigantesco conglomerado de minería estatizado ZCCM en Zambia (pero ahora reprivatizado,
quebrado y en parte recuperado por empresas sudafricanas de minería);
 al gozar de precios altos en los mercados mundiales de productos básicos, la producción mineral
está proporcionando ganancias inesperadas a los respectivos gobiernos (aunque las principales
ganancias son para los Tratados de Negociaciones Comerciales que controlan la producción y
mercadotecnia) reactivando y reforzando la función de los minerales y la dependencia en la
exportación en estos países; y
 la competencia internacional del Tratado de Negociaciones Comerciales se está intensificando
en todos estos sectores, principalmente por parte de empresas mineras canadienses y australianas y
más recientemente de China, aunque más por el lado del comercio que por el lado de la producción.
No obstante, los Tratados de Negociaciones Comerciales sudafricanas siguen siendo fuerzas
principales en la región, en África e internacionalmente20
16
La revisión pertinente del sector de minería realizada por la Dirección de la SADC en 2004 no trata
estas características. A pesar de resaltar la importancia del procesamiento de valor agregado para
aumentar las ganancias provenientes de las exportaciones y crear oportunidades de empleo, el foco
esencial se encuentra en la armonización de políticas y de flujos de información, “mejorando el
clima de inversiones para el capital local y extranjero… eliminando las barreras al flujo de los
factores de la producción” … [y] “la adquisición de tecnología”.
7.2 La producción agrícola y el agroprocesamiento
La agricultura es la otra base principal de la mayoría de las economías de la SADC y, salvo
Sudáfrica, Botswana y Mauricio, la mayoría de las poblaciones son rurales [véase el cuadro 1].
Los cereales, principalmente el maíz y el trigo, se cultivan en explotaciones agropecuarias
comerciales de gran escala (y de propietarios blancos) en Sudáfrica, y en una escala menor en
Zimbabwe y Zambia. Sin embargo, el maíz, junto con el sorgo y el mijo como alimentos de primera
necesidad en la región, se producen principalmente por agricultores campesinos pequeños y
medianos que trabajan para la subsistencia familiar, los últimos en parte orientados a los mercados
locales.
El azúcar se produce en mayor escala en Mauricio, pero también en Sudáfrica, Swazilandia,
Mozambique, Malawi y Tanzania; en gran parte en manos de empresas internacionales, pero con
una cantidad considerable de cultivadores nacionales en Mauricio y Sudáfrica que ahora también se
están ampliando a Mozambique y Malawi, principalmente con la perspectiva de usar azúcar para
producir etanol.
Los cultivos de aceite, como las semillas de girasol, colza/canola, cacahuetes y otros se cultivan
principalmente en las haciendas grandes para procesarse para aceites comestibles, pero están
ganando una nueva importancia porque junto con el maíz, el sorgo, la soya y el azúcar, estos
cultivos se están citando para el procesamiento más avanzado des biocombustibles en el futuro,
principalmente en Sudáfrica.
El cultivo del algodón está a cargo de agricultores campesinos pequeños y medianos,
principalmente en Mozambique, Zimbabwe y Tanzania, pero también en las haciendas de gran
escala, a menudo también los algodoneros y comerciantes, pero el procesamiento primario de
algodón y la fabricación secundaria de textiles y de ropa se concentra en gran medida en Sudáfrica y
en Mauricio y en menor grado en Zimbabwe; pero con productores más pequeños en los demás
países de donde fueron prácticamente retirados por los PROGRAMAS DE AJUSTE
ESTRUCTURAL.
El tabaco, el té, el café y otros cultivos ‘comerciales’ de exportación generalmente se producen en
haciendas de gran escala, el primero especialmente en Zimbabwe donde hasta hace poco fueron
principalmente propiedad de agricultores colonos y corporaciones multinacionales regionales;
mientras que en Malawi y Tanzania son principalmente propiedad de empresas internacionales,
aunque en estos países también hay agricultores domésticos pequeños y medianos que cultivan el
tabaco y el café respectivamente.
La producción horticultural de flores y frutas y verduras tropicales de lujo para la exportación por
cultivadores pequeños y medianos se está difundiendo rápidamente con la promoción del BM,
desplazando la producción de alimentos y dañando la seguridad alimentaria en muchas áreas de
Zambia, Zimbabwe, Tanzania y otros. Asimismo, también está reforzando las presiones de extraños
sobre los recursos comunales de tierra y de fuentes rurales de agua.
La agricultura de fruta en gran escala, principalmente para la exportación, está mejor desarrollada
en Sudáfrica y en una escala pequeña en Zimbabwe y en Mozambique, pero relacionada con el
agroprocesamiento avanzado y complejo de vinos y licores, jugos de fruta,
fruta/mermeladas/hortalizas enlatadas y otros procesamientos relacionados de alimentos,
principalmente en Sudáfrica pero hasta cierto punto también en Zimbabwe.
17
Es difícil resumir las principales características del sector agropecuario en los países de África
Austral debido a las amplias variaciones entre ellos, por ejemplo:
 si bien la agricultura ocupa solamente un 4% del PIB en Sudáfrica, es mucho mayor, en un
promedio de 28% del PIB en el resto de la región, aunque con amplias variaciones allí también;
 la propiedad de tierra para la agricultura se concentra en manos privadas (principalmente por
blancos) en Sudáfrica, un 80% de tierras de cultivo y hasta hace poco en Zimbabwe un 40%; con
agricultores blancos ‘desplazados’ que son estimulados por los gobiernos de Mozambique y de
Zambia para reubicar sus extensas tierras; aunque
 la alienación en gran escala (expropiación) de la tierra para las plantaciones también es evidente
en áreas específicas de Mozambique, Malawi y Tanzania y previamente en Angola; y para haciendas
de ganado bovino y parques recreativos en todos ellos, pero particularmente en Namibia, Zambia,
Zimbabwe y Sudáfrica, dejando las tierras menos aconsejables en manos de agricultores de pequeña
escala;
 la mayoría de los agricultores de pequeña escala tienen acceso a tierras dentro de sistemas
formalmente tradicionales y comunales para la propiedad de las tierras en todos los países de la
región y producen principalmente para satisfacer las necesidades de subsistencia familiar;
 la agricultura en pequeña escala ha disminuido radicalmente ya que el retiro impuesto, a través
de los programas de ajuste estructural, de servicios previos del gobierno para la mercadotecnia,
transporte y capacitación agrícola, así como la investigación y el desarrollo agrícola, así como la
semilla, fertilizantes y otras formas de apoyo y subsidio de producciones;
 incluso esos productores agrícolas, pequeños, medianos y grandes, orientados hacia el mercado y
hacia las exportaciones internacionales siguen enfrentándose con barreras arancelarias prohibitivas
en los países ricos, lo cual incrementa la competencia con otros exportadores del sur y los precios
mundiales volátiles de los productos básicos.
La Dirección de la SADC que se encarga de la agricultura resalta la importancia de promover la
seguridad alimentaria y la importancia de crear un sistema regional alimentario de
reservas/almacenamiento (que había sido creado anteriormente en la SADC pero desmantelado por
el FMI/BM). No obstante, existen divergencias sobre si esto debe ser organizado y financiado por el
gobierno o financiado por el gobierno para la administración del sector privado. La Dirección de la
SADC se refiere incluso a la importancia de la ‘reforma de la tenencia de la tierra’ pero esto no
significa la redistribución de tierras sino más bien cambios en los sistemas comunales a sistemas de
propiedad privada de la tierra. Otra diferencia principal de la política entre los gobiernos de la
SADC es la esfera de la agricultura entre Sudáfrica, por un lado, persiguiendo la liberalización del
comercio agrícola internacional (en el interés de sus propios productores y exportadores en gran
escala) y por otro lado los demás países de la SADC que están más preocupados por ejercer sus
derechos para proteger a sus productores agrícolas vulnerables de pequeña escala contra los
exportadores agrícolas subsidiados de los países ricos, y los efectos de igual manera perjudiciales de
la ‘ayuda alimentaria’ internacional (en gran parte de Estados Unidos) sobre sus productores
agrícolas menos competitivos. También hay diferencias entre Sudáfrica, que acepta y promueve la
producción de cultivos con Organismos Modificados Genéticamente (OMG), seguidas de algunos
otros países de la SADC (como Malawi y Mozambique), mientras que otros (como Zambia y
Zimbabwe) han estado tratando de mantener los OMG fuera de sus países.
7.3 Industrias de fabricación y construcción
La proporción abrumadora de la producción industrial en África Austral se concentra en Sudáfrica,
donde, como Mauricio, representa aproximadamente 25% del PIB. Hasta hace poco, Zimbabwe
tenía un sector industrial bastante desarrollado y diversificado hasta su reciente disminución
económica iniciada por el gobierno; mientras que como otros países habían desarrollado cualquier
industria, en gran parte bajo esquemas de sustitución de importaciones en períodos anteriores de
18
desarrollo económico dirigidas por el Estado, también se vieron afectados por la mala
administración y la crisis financiera y luego fueron prácticamente cancelados con la liberalización y
la privatización de FMI/BM.
La producción industrial basada en minerales es particularmente significativa en Sudáfrica, por
ejemplo productos químicos industriales y productos plásticos, hierro y acero y productos de platino
y otros; y es en gran medida con uso intensivo de capital y principalmente orientado hacia la
exportación; pero con demanda en China que ahora ofrece salidas más accesibles y de rápida
expansión que los mercados más difíciles de Europa y de América del Norte.
La producción agroindustrial también es significativa en Sudáfrica pero, a diferencia de las
mencionadas industrias de procesamiento de alimentos, principalmente con gran intensidad de mano
de obra, este sector incluye principalmente la producción en gran escala y con uso intensivo de
capital de bebidas (la cervecería de SA es una de las empresas de cerveza más grandes del mundo),
así como productos químicos agrícolas y fertilizantes.
Los bienes de capital intermedios tanto para el sector de minería como para el sector agropecuario
está bastante desarrollado en Sudáfrica pero aún no es totalmente competitivo en el nivel
internacional y esta es un área clara en la que los productores sudafricanos tienen un gran interés en
servir/proveer, desarrollar y preservar el mercado de la SADC para sus exportaciones de bienes de
capital y servicios técnicos adicionales.
El sector de construcción e ingeniería está creciendo rápidamente en Sudáfrica y está
particularmente bien posicionado para aprovechar los grandes nuevos proyectos infraestructurales,
principalmente obras viales, puentes y otros nexos de transporte y de comunicación que se están
planificando y ejecutando en la región de la SADC; mediante modalidades de construir-operar y
apropiarse y construir, operar y transferir al Estado y las que se las compañías constructoras
nacionales e internacionales están aprovechando totalmente.
La fabricación de autos es otro sector principal en Sudáfrica (y cuyo desarrollo se evita en otros
países de la SADC) que está dominado por los principales fabricantes de autos de Tratado de
Negociaciones Comerciales y, junto con piezas de autos y de otros equipos de transporte, constituye
una parte principal de las exportaciones crecientes de Sudáfrica en el resto de África Austral.
La producción de productos eléctricos y enseres domésticos ha sido afectada por la competencia
internacional debido a las reducciones arancelarias avanzadas que Sudáfrica asumió en la Ronda de
Uruguay (y que también han afectado a los otros miembros de la Unión Aduanera Sudafricana
donde, por ejemplo, se ha disminuido las fabricaciones recientes de productos electrodomésticos de
línea blanca, principalmente para el mercado sudafricano). Asimismo, la producción de muebles está
disminuyendo en Sudáfrica y aún más seriamente en Mozambique, Zimbabwe, Zambia y Tanzania
donde esta era una de las pocas industrias manufactureras existentes, aparte de los artículos de
cuero, confecciones y textiles.
Los textiles, confecciones y productos de cuero son otras industrias manufactureras que luchan por
sobrevivir en África Austral, ubicadas principalmente en Sudáfrica, ocupan una función central en
Mauricio (como principal exportador de prendas de punto) y antes habría sido también importante
en Zimbabwe. Sin embargo, existen tensiones competitivas entre sus productores, y todos se
encuentran bajo presiones externas masivas, principalmente de las alzas de las importaciones chinas.
Las principales características de la industria manufacturera en la SADC son las siguientes:
 se centran abrumadoramente en Sudáfrica y cualquier reactivación o creación de la capacidad
industrial en el resto de la región requerirá más que la confianza en simples elecciones de procesos
de mercado y comerciales;
 en algunos casos, las empresas con gran intensidad de mano de obra se han reubicado, o están
amenazando hacerlo, desde Sudáfrica a países como Lesotho y Malawi debido a que tienen una
mano de obra ‘mucho más barata’, no obstante se trata de un sector empresarial ‘móvil’;
19
 las industrias basadas en recursos y cada vez más con uso intensivo de capital están cobrando
cada vez más importancia, ya que las industrias manufactureras con gran intensidad de mano de
obra son víctimas de las crecientes presiones competitivas de los productores asiáticos;
 el capital internacional y los Tratados de Negociaciones Comercialess están desempeñando un
papel cada vez más importante en el sector industrial de alta tecnología, ahora incluidas no sólo las
empresas de Europa y de América del Norte sino también las de Asia (principalmente de India y
Malasia) así como de América Latina (en particular, Brasil);
 las industrias orientadas hacia la exportación también se enfrentan a presiones competitivas
hacia mayores niveles tecnológicos de producción y productividad, lo que ‘requiere’ la
‘distribución’ de la mano de obra o mayor ‘flexibilidad’ laboral;
 ubicado en zonas urbanas y en países caracterizados por las tasas altísimas de desempleo, el
sector industrial se ve amenazado por mayores presiones y reducciones laborales mediante la posible
liberalización arancelaria industrial de la OMC.
7.4 Recursos naturales
Al igual que en los sectores de minería y agropecuario, los recursos naturales constituyen un factor
económico singularmente importante y un recurso crucial para el desarrollo en todos los países de
África Austral.
Los recursos hídricos están distribuidos de una manera muy desigual en África Austral con la
mayoría de sus ríos y lagos principales situados en los países del norte, mientras que Sudáfrica tiene
una escasez de agua de 70% y Namibia y Botswana son países principalmente desérticos. Este fue
uno de los primeros sectores y los más urgentes que se identificó para la coordinación y cooperación
regional de gobierno-a-gobierno (cursos de agua y cuencas hidrográficas compartidas), a fin de
lograr un manejo y desarrollo que fuera ventajoso mutuamente.
La pesca es de especial importancia para Sudáfrica, Namibia y Angola. No obstante, mientras
algunos pescadores artesanales de pequeña escala sobreviven en Angola, en Namibia se ha
eliminado y está bajo presiones de comercialización a favor de empresas pesqueras nacionales e
internacionales de gran escala en Sudáfrica. La pesca en lagos interiores, principalmente en Malawi,
Zambia y Tanzania, está amenazada por presiones naturales y humanas.
La silvicultura y la biodiversidad son otros recursos naturales ricos que están distribuidos de
manera desigual en la región, con plantaciones de madera comercial producidas por el hombre
principalmente ubicadas en Sudáfrica y en menor grado en Zimbabwe y en Swazilandia, pero
dominadas por empresas sudafricanas; de las cuales la más exitosa, SAPPI, se ha ampliado a uno de
los conglomerados transnacionales más grandes del mundo de pulpa de madera y papel.
La fauna silvestre es otro recurso natural valioso y la base de los sectores de turismo en expansión
con una considerable cooperación entre todos los países de África Austral (a través de RETOSA).
Este sector también es valioso para la amalgamación de conocimientos regionales técnicos y
científicos a través de las fronteras, principalmente en la fusión de los principales parques nacionales
que colindan con las áreas de subconjuntos de países en nuevos parques ‘interfronterizos’.
Las características clave en el área del desarrollo de recursos naturales son:
 todas tienen un enorme potencial para el desarrollo conjunto estable y sostenible y nuevas
formas de integración real que atraviesa y que disminuye las fronteras artificiales formadas por el
colonialismo en la región;
 se ha logrado algunos avances notables, pero el área potencial más significativa para el
desarrollo mutuamente beneficioso, que es el manejo del agua, se caracteriza por las necesidades
dominantes e intereses de Sudáfrica, y principalmente de su núcleo industrial;
 el potencial y la necesidad de acuerdos intergubernamentales negociados y previsores está
siendo eclipsado por las demandas y operaciones de las empresas privadas, tanto locales como
internacionales, en el agua y la silvicultura y la pesca;
20
 el potencial para los acuerdos conjuntos mutuamente beneficiosos, principalmente en la fauna
silvestre y el turismo, también está disminuyendo y se está desplazando mediante operaciones con
fines de lucro de empresas privadas, tanto locales como internacionales; las cuales también están
desplazando a las comunidades locales;
 las funciones establecidas de los operadores privados en todos estos campos están reforzándose
potentemente mediante la comercialización y privatización de los recursos e infraestructuras
nacionalizadas de gran escala y las operaciones dirigidas por el Estado en todos estos campos;
 la ‘administración’ tradicional de los recursos biológicos y los sistemas autóctonos de
conocimiento se ven amenazados por el ‘sobre-desarrollo’ comercial generalizado y más
directamente por la asignación de fondos privados y la propiedad ‘patentada’ (mediante TRIP’s y
otros IPRs legales) sobre estos recursos públicos, tradiciones de la comunidad y derechos de los
pueblos.
ADPIC
La Dirección de la SADC que trata los recursos naturales y el ambiente emplea gran parte del
idioma de la conservación y sostenibilidad ambiental, incluida la participación comunitaria. Pero, al
igual que en todos los otros sectores, el gobierno se considera principalmente un simple ‘regulador’
y facilitador para el sector privado. De esta forma, también se subestima la definición y el
tratamiento de los recursos naturales como comunes públicos, así como la función y los derechos de
los pueblos y comunidades marginadas. Sin embargo, se han dado algunos logros cooperativos
notables, por ejemplo en la cooperación científica y de investigación que se está llevando a cabo en
la región, incluidos los logros en el desarrollo, en el mantenimiento de un Banco de Germoplasma
de Semillas para la SADC, ubicado en Zambia, y en el manejo de la fauna silvestre. La combinación
de los recursos científicos y tecnológicos de toda la región y con los recursos financieros de
Sudáfrica podría ser la base para una estrategia de desarrollo mucho más avanzada, cooperativa,
sostenible y equitativa para toda África Austral.
7.5 Características y tendencias del comercio
El comercio es el área donde se hacen evidentes los desajustes e intereses en competencia dentro de
la región. El comercio siempre ha desempeñado una función determinante en las economías de la
mayoría de los países africanos, como exportadores de productos básicos agrícolas y minerales, con
eslabonamientos descendentes muy limitados en el agroprocesamiento o en el beneficio mineral y
una fabricación de mayor valor agregado, diferente a Sudáfrica y en menor grado en Zimbabwe
[como en el caso anterior].
Sin embargo, los niveles de comercio como porcentajes de PIB son muy bajos, lo que refleja el
subdesarrollo general de estas economías, por ejemplo en Malawi, Madagascar, Mozambique,
Tanzania y Zambia. Por el contrario, si bien las importaciones están limitadas por restricciones
financieras, sus importaciones exceden invariablemente sus razones de exportación [véase el cuadro
III]. Por lo tanto, estos países viven con déficit comerciales casi permanentes. Las proporciones muy
altas del PIB proveniente de las importaciones y exportaciones en la economía de Angola se basan
casi exclusivamente en la exportación de petróleo e importaciones financiadas por el petróleo para
cada sector y para cada necesidad en la economía nacional. La posición de las exportaciones e
importaciones en el PIB de Sudáfrica es relativamente baja, lo que refleja una economía mucho más
diversificada y un mayor peso conjunto de fabricación y servicios. Al mismo tiempo, la producción
sudafricana aún está muy ‘orientada hacia la exportación’ y también experimenta fluctuaciones en
los ingresos provenientes de la exportación y en los costos de importación, por lo que afronta déficit
comerciales externos periódicos e inestabilidades de cuenta corriente.
21
Cuadro III – EL PESO DEL COMERCIO EN LOS PAÍSES DE LA SADC
País
Importaciones de
Exportaciones
bienes y servicios
de bienes y
(% de PIB)
servicios
(% de PIB)
1.
Angola
67
71
2.
Botswana
34
44
3.
D.R.C.
53
78
4.
Lesotho
95
41
5.
Malawi
41
27
6.
Madagascar
32
21
7.
Mauricio
57
60
8.
Mozambique
39
23
9.
Namibia
47
39
10.
Sudáfrica
26
11.
Swazilandia
94
84
12.
Tanzania
27
18
13.
Zambia
28
21
14.
Zimbabwe
22
24
28
Fuente: Informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD 2005
El comercio internacional es muy sensible a las fluctuaciones de los precios mundiales de los
productos básicos, y a otros procesos económicos y variaciones monetarias en los países sumamente
industrializados, hacia los cuales se orienta la mayoría de las exportaciones de la SADC. Para
reducir esta dependencia y vulnerabilidad a los choques externos, una de las principales
motivaciones para la cooperación e integración regional fue diversificar sus economías y su
comercio y alejarlas de tal dependencia y vulnerabilidad y dirigir el comercio hacia la economía
regional. Esto implica crear un mercado más amplio que apoyar y fomente este objetivo. La idea
complementaria fue que esto no solo aumentaría el comercio y la producción intrarregional sino que
también favorecería una mayor redistribución y efectos más amplios del desarrollo.
El primer problema fue que, como todos estos países tenían excedente de productos para la
exportación, había la tendencia de que fueran los mismos sectores, principalmente confección y
textiles, muebles y otros productos de madera y productos alimenticios. Sin acuerdos
intergubernamentales ni programas proactivos para promover la diversificación en la producción, el
efecto inmediato del comercio expandido en el nivel intrarregional, con considerables
superposiciones y otras duplicidades, fue la mayor competencia entre los productores existentes con
una limitada variedad de productos. Además, en el contexto de:
 niveles muy desiguales de desarrollo tanto en las capacidades de comercio como en las
capacidades de producción entre los países de la SADC;
22
 la liberalización extensiva del comercio generalizado impuesta en la mayoría de estos países por
el los programas de ajuste estructural del FMI/BM, e
 iniciativas muy enérgicas por los exportadores sudafricanos en todos estos países,
tal comercio ‘regional’ transfronterizo no sólo estimuló las capacidades de producción en todos
estos países, sino que contribuyó rápidamente a la disminución y expulsión de los productores
locales más pequeños y menos competitivos. Por lo tanto, aunque ha habido un rápido crecimiento
en el comercio dentro de la SADC, al grado de un aumento de 22% entre 1999-2003, un total de
77,32% de comercio de exportación dentro de la región en 2002 provino de SACU –principalmente
de Sudáfrica– en el resto de la región [véase el cuadro IV - AfDB, 2004]
CUADRO IV – IMPORTACIONES Y EXPORTACIONES INTRA-REGIONALES
País
Angola
15.
D. R.
16.del Congo
Malawi
17.
Mauricio
18.
Seychelles
19.
SACU
20.
Tanzania
21.
Zambia
22.
Zimbabwe
23.
Proporción por país de exportaciones
intra-SADC, 2002 (%)
0.23
0.99
1.66
0.65
3.33
77.32
1.08
4.88
9.74
País
Proporción por país de exportaciones
intra-SADC, 2002 (%)
Angola
24.
7.43
D. R.
25.del Congo
4.17
Malawi
26.
9.56
Mauricio
27.
7.29
Seychelles
28.
1.15
SACU
29.
12.74
Tanzania
30.
5.24
Zambia
31.
16.15
Zimbabwe
32.
25.78
Fuente: BAFD, 2004
De manera análoga, con las capacidades de exportación extremadamente limitadas de tales países en
Sudáfrica, había una brecha creciente de comercio, que duplicaba una relación promedio de 4.2: 1
(1994), a 8,2: 1 (2002). Estas cifras promedios disfrazan el hecho de que en las economías más
débiles o más liberalizadas, como Zambia, el desajuste comercial con Sudáfrica en unos años
alcanzó más de 20:1, en Angola 15:1 y en Malawi 12:121. Las relaciones de importación-exportación
entre Zimbabwe y Sudáfrica, que generalmente era mucho menos desequilibrada –debido a que
Zimbabwe tenía una economía relativamente bien desarrollada, diversificada y protegida–
probablemente han empeorado en los últimos años con el deterioro de la economía y la dependencia
creciente de ese país en Sudáfrica.
23
Todas estas cifras oficiales no incluyen los flujos no registrados y probablemente mucho mayores de
comercio transfronterizo ‘informal’ dentro de la región, realizado en gran parte por comerciantes
mujeres intrépidas y principalmente transportando productos de Sudáfrica a los otros países;
nuevamente, es el caso principalmente de Zimbabwe, pero también de Angola y Zambia.
Debido al creciente predominio del paradigma mundial de ‘comercio’ en el mundo actualmente, la
integración regional se representa de manera invariable y se mide a partir de las relaciones y
acuerdos comerciales. Y debido al predominio de intereses empresariales nacionales, regionales e
internacionales dentro del paradigma dominante de ‘libre comercio’ en el nivel mundial y la
promoción asociada de los flujos de ‘inversiones libres’, la SADC está orientando claramente la
dirección de la promoción y liberalización del comercio y de las inversiones. También es
precisamente en estas esferas que la economía sudafricana es abrumadoramente dominante en la
región, lo cual refuerza las tendencias hegemónicas y las fuerzas dentro de Sudáfrica en relación con
el resto de la región y el continente.
8. LA POSICIÓN Y FUNCIÓN DE SUDÁFRICA EN ÁFRICA AUSTRAL
En los años inmediatamente después de 1994, la presión de los antiguos intereses empresariales (en
gran parte a cargo de blancos) y los intereses recién creados (en gran parte a cargo de negros) en SA,
así como las presiones políticas y económicas desde afuera, estaban conduciendo rápidamente al
gobierno de SA hacia políticas basadas en el mercado y del sector privado. Ya en 1996, esto se
expresó más claramente en el desplazamiento unilateral del gobierno del Programa nacional
negociado popularmente para la Reconstrucción y el Desarrollo (RDP, por su sigla en inglés)
mediante el programa Empleo de Crecimiento y Redistribución (GEAR, por su sigla en inglés). Este
marco macroeconómico para todas las políticas y programas de Sudáfrica las formularon ‘en forma
autónoma’ el Banco Sudafricano de Reserva ‘independiente’ y el Ministerio de Finanzas, pero de
conformidad con las prescripciones macroeconómicas estándares del FMI.
8.1 Negociaciones comerciales y resultados regionales
La oposición popular organizada contra el cambio neoliberal en el sector financiero en Sudáfrica
estaba acompañada por la creciente comprensión de la función del FMI/BM en Sudáfrica, en la
región África Austral y en el mundo. Esto reunió a muchas organizaciones progresistas y populares
antineoliberales en la región de África Austral sobre la base de sus experiencias compartidas, así
como las luchas e identidades compartidas. Esto incluyó la cooperación en temas de cooperación e
integración regional y políticas alternativas a las promovidas mediante acuerdos
intergubernamentales y la secretaría de la SADC22.
Al parecer, el gobierno sudafricano, en gran parte a través del Ministerio de Comercio e Industria,
estaba tratando de seguir un enfoque de desarrollo más progresista –probablemente también
‘realista’– para sus vecinos, como se evidencia en la renegociación del acuerdo SACU [véase la
página 10 anterior] y en el Protocolo de Comercio de SADC de 1996, ratificado en 2000 e
implementado desde 2001.
El objetivo inicial oficial del acuerdo comercial de SADC fue tanto para promover el comercio
intrarregional como para tratar de corregir los desajustes regionales del comercio. Aunque el
objetivo era facilitar los flujos intrarregionales de comercio, mediante el mejoramiento de las
infraestructuras de transporte, la simplificación de los procedimientos fronterizos y la reducción de
otras barreras no arancelarias informales, en el primer caso el acuerdo se centró principalmente en la
24
reducción de las ‘barreras’ arancelarias entre los países miembros. Principalmente debido a las
marcadas diferencias en sus niveles desarrollo y a las vulnerabilidades de sectores y productos
específicos en relación con el libre comercio, se permitió y se alentó a cada Estado Miembro a
identificar:
 los productos sobre los cuales podrían reducir sus aranceles, y los diversos niveles y
 los productos específicos que mantendrían sus protecciones arancelarias y sus niveles.
Además, se acordó en principio que los países más fuertes como Sudáfrica, y también otros como
Zimbabwe (entonces) y Mauricio, proporcionarían una apertura de mercados a otros miembros de la
SADC, principalmente los PMD23, mayor de la que se esperaría de ellos a cambio.
Esta liberalización comercial asimétrica debería haber sido vista y defendida como un acuerdo de
desarrollo más matizado, apropiado y esencial. Sin embargo, aunque incorporó conjuntos
extremadamente complejos de términos comerciales variables y preferentes, la SADC la definió y
proyectó sólo como una fase preliminar en dirección a un ‘tratado de libre comercio’ total. Este libre
comercio sería ejecutado por los países de SACU (esencialmente SA) en relación con el resto de la
SADC para el año 2008, y por los otros países de la SADC para el año 2010 o 2012, como máximo.
Esta trayectoria mal concebida y contraproducente de ‘libre comercio’ fue diseñada en parte para
detener las reacciones críticas inmediatas del Banco Mundial, pero también para ajustarse a los
plazos y estipulaciones del Artículo 24 de la OMC en los Acuerdos Regionales de Comercio24.
Además del fracaso de la mayoría de los gobiernos de la SADC para comprender, usar y promover
los requisitos preferentes y de desarrollo que el acuerdo comercial podría y debería haber estado
promoviendo, había incongruencias adicionales y contradicciones aún dentro de los términos
variable acordados:
 Por un lado, la mayoría de los gobiernos de la región ya habían introducido reducciones
generalizadas y avanzadas en los aranceles de sus países, bajo PROGRAMAS DE AJUSTE
ESTRUCTURAL. Los analistas del comercio gubernamental (y otros) también se convirtieron
ideológicamente a los reclamos del paradigma de comercio neoliberal, aun cuando las evaluaciones
de sus propios intereses comerciales y arancelarios y las experiencias recientes contradijeron las
prescripciones y promesas de ‘libre comercio’. Por lo tanto, con pocas excepciones –Zimbabwe,
Mauricio y Mozambique– los países más débiles de la SADC no aprovecharon eficazmente las
variaciones arancelarias permitidas dentro de la SADC que podrían haber invocado para proteger
sus propios productos clave y sensibilidades económicas (por ejemplo, ingresos) y sociales (por
ejemplo, de empleo).
 Por otro lado, Sudáfrica, a pesar de sus promesas de concesiones generosas a sus vecinos, tuvo
cuidado al reducir/retirar sus aranceles principalmente en las áreas en las que los productores de SA
tenían una ventaja competitiva inatacable sobre sus vecinos. Y, en las áreas en las que estos últimos
podían competir con los productores de SA, SA mantuvo aranceles proyectados cuidadosamente y
en aumento25. Al mismo tiempo, SA estaba ansiosa por usar las negociaciones para obtener términos
preferentes y acceso en los mercados de sus vecinos sobre exportadores externos/internacionales; y,
por el contrario, aseguró que las reglas exigentes de origen fueron establecidas por el acuerdo de la
SADC para evitar la exportación de productores internacionales en SA a través de otros miembros
de la SADC (liberalizado externamente).
En este contexto, a pesar de que el Acuerdo de Comercio de la SADC fue concebido como un
‘tratado de libre comercio’ conveniente, también fue criticado –con razón– en el resto de la región
debido a las políticas proteccionistas selectivas del gobierno sudafricano. En cambio, el tratado de
libre comercio regional y recíproco con SA, por el que abogaban otros miembros de la SADC,
habría estado y estará dañando sus economías más activamente. Aun según los términos existentes,
el fracaso de los países más débiles para usar sus propias protecciones posibles dentro del acuerdo
25
de la SADC, ha permitido el ingreso cada vez mayor de productores y exportadores sudafricanos en
sus mercados.
Además, los países más débiles han recurrido incluso a negociaciones bilaterales con Sudáfrica para
que se les permita un acceso de ‘cupo’ especial. De esta forma, ellos mismos han dañado el supuesto
carácter multilateral de la SADC –y su propio peso potencial conjunto de negociación, como en toda
la SADC, en relación con el gigante regional– y, de esta y de otras maneras, han reforzado
activamente las tendencias hegemónicas dentro de Sudáfrica [véase los párrafos 8,2 y 10 a
continuación].
8.2 Inversión y flujos de capital regionales
Claramente, uno de los efectos inmediatos del déficit comercial para los demás países de la SADC
en relación con Sudáfrica es su creciente déficit financiero. Para algunos países, principalmente
Mozambique y Zimbabwe, este déficit puede ser, hasta cierto punto, compensado mediante los
envíos que reciben de sus millones de ciudadanos que trabajan en Sudáfrica. En la teoría neoliberal,
el déficit comercial también se puede equilibrar mediante los ingresos de inversiones extranjeras.
Tales flujos de Sudáfrica al resto de la SADC están creciendo rápidamente: de un total de US$ 1,4
mil millones en 2000 a US$ 2,3 mil millones en 2001. Los monitores sudafricanos de las empresas
comerciales de SA en la región estiman una cifra de aproximadamente US$ 6,6 mil millones para el
año 200326. Este monto asciende a un porcentaje de 63% de inversiones de Sudáfrica en África.
Sin embargo, lo que estas fuentes no informan son los flujos de capital que regresan a Sudáfrica de
estas inversiones. A tasas-de-rendimiento reportadas de hasta 30% en tales inversiones en África27,
se puede concluir que las empresas sudafricanas están extrayendo ganancias considerables de sus
inversiones y, mediante las transferencias que regresan a Sudáfrica, están agravando los déficit de
estos países con Sudáfrica. Estas salidas de capitales al exterior se facilitan mediante la
liberalización avanzada de los sectores financieros en la mayoría de los países en África Austral,
como resultado de los programas de ajuste estructural y mediante los generosos términos y
competitivos ‘paquetes’ de inversiones que ofrecen a las empresas extranjeras. Por otro lado, desde
el punto de vista de Sudáfrica, puede haber sospechas justificadas (¿de parte de?) de que los ingresos
de las empresas sudafricanas en África ni siquiera encuentran su camino de regreso a Sudáfrica sino
que son transferidos al extranjero mediante regímenes de cuentas de capital liberalizados legales y
otros procesos ilegales en muchos países africanos.
Sudáfrica ahora se enorgullece de ser considerada la principal fuente de inversión directa extranjera
en África, desplazando incluso a las empresas europeas y norteamericanas en muchos países
africanos28. La principal excepción es Angola que es, de lejos, la mayor beneficiaria de las
inversiones extranjeras directas (IED) en África, abrumadoramente en el sector del petróleo, y que
hace parecer pequeño la IED que recibe Sudáfrica [véase el cuadro V ]. La cifra de IED citada para
la DRC es indudablemente una sub-estimación debido a la falta de contabilidad pública y muchas
otras ilegalidades. Sin embargo, los flujos mucho más altos de IED que reciben Mozambique y
Tanzania son más exactos y provienen principalmente de empresas sudafricanas en muchos
sectores29.
26
CUADRO V -- INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN LA SADC
País
Entradas
netas de IED
(% de PIB)
2003
10.7
Otros flujos
pvt
(% de PIB)
2003
3.7
Entradas
de
IED
US$ millones
2003
1312
Salidas
de
IED
US$ millones
2003
*
1.
Angola
2.
Botswana
1.1
*
37
2
3.
D. R. C.
2.8
0.5
32
*
4.
Lesotho
3.7
-0.5
24
*
5.
Malawi
1.3
0.0
20
3
6.
Madagascar
0.2
*
8
*
7.
Mauricio
1.2
0.5
28
1
8.
Mozambique
7.8
-0.5
406
*
9.
Namibia
*
*
181
5
10. Sudáfrica
0.5
2.1
754
401
11. Swazilandia
2.4
0.0
107
27
12. Tanzania
2.4
0.2
240
*
13. Zambia
2.3
-0.2
197
*
*
-0.3
26
3
14. Zimbabwe
Fuente: Informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD 2005; Informe Mundial sobre
Inversiones de la UNCTAD 2004
* cifras no disponibles
Los Tratado de Negociaciones Comercialess de la minería sudafricana se están reestableciendo en
los sectores de minería en toda África [véase la sección 7,1 anterior] –en particular en la DRC,
Tanzania, Angola, Mozambique y Zambia dentro de la SADC, incluida África Occidental– tanto en
las empresas de producción directa como en el suministro de bienes de capital de la minería y
servicios técnicos. Sin embargo, las empresas sudafricanas también se están estableciéndose en
muchos otros sectores. Estos incluyen los servicios bancarios y otros servicios financieros
relacionados, servicios de informática y telecomunicación, servicios de transporte aéreo de pasajeros
y de carga, hoteles y turismo, gestión ambiental y de la fauna silvestre, producción de bebidas
(cerveza), sector de venta al por menor (supermercados), principalmente alimentos frescos y
procesados, equipos eléctricos y electrodomésticos y en muchos otros sectores en África Austral… y
en el resto del continente.
Estas empresas se llevan a cabo previa licencia y otros acuerdos de inversión (¿y los sobornos y
tratos económicos?) por empresas sudafricanas con los gobiernos respectivos de los otros estados de
la SADC; a pesar de las frecuentes declaraciones públicas demagógicas por los mismos líderes
políticos que condenan esa ‘penetración y explotación sudafricana’ de sus economías y pueblos, etc.
Esta retórica es proyectada en parte para el consumo público y popular pero, en países como
Zimbabwe, también expresa el resentimiento de intereses empresariales locales sobre la penetración
empresarial sudafricana en ‘sus’ terrenos y refleja la influencia que ejercen en sus gobiernos
nacionales para proteger sus intereses ‘nacionales’30. Las secciones más amplias de las poblaciones
de los países de África Austral tampoco son inmunes a las exhortaciones a intereses ‘nacionales’ ni
27
a la xenofobia hacia los ‘extranjeros, y especialmente trabajadores emigrantes y refugiados de otros
países de África Austral.
Por mucho tiempo, la SADC ha tenido en la mesa diversas propuestas financieras y de inversiones
sobre la convergencia macroeconómica, y otros borradores de protocolos financieros. Muchos no
han sido presentados, ni siquiera se han aprobado [véase el Anexo D]. Sin embargo, aún si hubieran
sido aprobados e implementados, el problema principal es que se basan en ‘principios’
macroeconómicos neoliberales y en hipótesis sumamente tendenciosas sobre la necesidad de
inversión privada y las ventajas de los flujos de capital liberalizados.
9. ALTERNATIVAS Y CONTRA-TENDENCIAS
Más reglamentaciones de inversiones en el ‘desarrollo’ incluirían, al contrario, y como mínimo,
controles acordados regionalmente sobre los movimientos de capital dentro de y fuera de la región,
términos negociados en la escala y plazos para reinversiones con fines de lucro de todas las
empresas locales e internacionales que operan en la región, requisitos locales de insumo y la
creación de eslabonamientos descendentes y ascendentes a empresas locales existentes o recién
creadas, transferencia de tecnología y capacidades administrativas, derechos laborales y
capacitación de la mano de obra y responsabilidades sociales y ambientales, así como la
responsabilidad formal y las obligaciones de contabilidad, entre otros31.
Sin embargo, la inversión regional y el desarrollo eficaz deben estar impulsados por la inversión
pública. No obstante, en los términos establecidos del BM, la ‘inversión pública’ se caracteriza
según se requiera para ‘introducir’ la inversión privada y promover o crear la infraestructura
necesaria y los incentivos para la inversión privada. Este es en gran parte el enfoque del Banco de
Desarrollo de África Austral nominalmente independiente (DBSA, por su sigla en inglés) ubicado
en Sudáfrica, así como de la Empresa de Desarrollo Industrial del Gobierno sudafricano (IDC, por
su sigla en inglés), y el Banco Africano de Desarrollo (AfDB) en el que Sudáfrica es actualmente el
principal accionista.
Los gobiernos de la SADC no han creado un Banco Regional de Desarrollo ni fondos de desarrollo
redistributivos especializados. En la SADC, las políticas oficiales se centran en instituciones
privadas de financiamiento y en el fomento de alianzas públicas-privadas que proporcionarán el
estímulo, las garantías y la seguridad que requiere la inversión privada32. Desde las perspectivas de
las ONG de desarrollo progresivo y de organizaciones populares, la función más apropiada y
genuina del ‘público’ sería mediante procesos negociados de manera más democrática y
transparente, creando asociaciones públicas-privadas más variadas e inclusivas
 entre los respectivos organismos gubernamentales financieros responsables,
 entre las empresas e instituciones paraestatales democratizadas y fideicomisos públicos y
 entre tales organismos públicos y cooperativas ‘públicas’, cooperativas de
trabajadores/empleados, cooperativas comunitarias y otros tipos de autoorganización y esfuerzos
conjuntos populares.
Sin embargo, la principal función ‘pública’ en las operaciones de inversiones dentro de la SADC,
actualmente, está dominada por empresas sudafricanas importantes estatales o paraestatales pero en
los marcos y criterios del mercado. Por ejemplo, el (aún) estatal Spoornet de Sudáfrica está
recibiendo lucrativos contratos de administración para los sistemas férreos en otros países de la
SADC (pero rehusando operar líneas ‘menos lucrativas’ aún donde estos son importantes para las
economías de esos países). Portnet tiene contratos lucrativos de servicios para administrar o mejorar
los puertos en Angola y Mozambique. La compañía aérea nacional (aún) estatal SAA está
28
asumiendo las rutas e incluso algunas compañías aéreas nacionales, en el resto de África Austral. El
gigantesco organismo paraestatal sudafricano de energía, ESKOM, se está posicionando para
hacerse cargo de las empresas estatales de electricidad en otros países de la SADC, a medida que
estas experimentan diversas formas de comercialización o privatización33. Los procesos de
comercialización y transformación de empresas públicas en sociedades comerciales –aunque (aún)
no totalmente privatizadas– dentro de la misma ESKOM, ilustran las razones por las que se impulsa
y justifica las operaciones competitivas de este y de otras entidades paraestatales de SA.
Las modalidades anteriores basadas en el mercado de empresas tanto privadas como públicas en la
región contradicen directamente las visiones previas de la SADC para los programas cooperativos y
dirigidos por el Estado conjuntos y mutuamente beneficiosos entre los países de África Austral,
conducidos mediante consideraciones de desarrollo sostenible y de equidad y no sólo en la
rentabilidad empresarial. De hecho, un proceso de facto impulsado por el mercado de ‘integración
económica’ que sea implementado con base en la ventaja competitiva y en la explotación de
mercados. Además, las decisiones y operaciones empresariales de las empresas SA, públicas o
privadas –en forma autónoma o en cooperación con otros intereses económicos regionales privados
y gubernamentales– también están siendo promovidas activamente por fuerzas económicas
internacionales, del sector privado, gubernamentales e institucionales.
10. TENDENCIAS REGIONALES,
CONTRADICTORIAS
CONTINENTALES
E
INTERNACIONALES
Además de todas las características y tendencias mencionadas anteriormente dentro de y entre los
países y gobiernos de los países de África Austral, existen algunas iniciativas políticas y económicas
nacionales, bilaterales y multilaterales que desafían y contrarrestan las futuras posibilidades de
cooperación y estrategias alternativas de desarrollo en esta región, en el resto de África y en el sur
en general.
10.1 El predominio de Sudáfrica
Los analistas neorrealistas (y apologistas) dentro de Sudáfrica proyectan su función en la región y en
el resto de África como si fueran una “hegemonía benigna”. Por el lado del comercio sudafricano, su
posición dominante se atribuye al espíritu empresarial y las ventajas competitivas de sus empresas
en el continente africano. Sin embargo, esta rápida ‘toma de control sudafricana’ también está
avanzando con el apoyo activo de las autoridades políticas y financieras de SA34. Las regulaciones
de transferencias de capital del gobierno sudafricano permiten transferencias financieras mayores en
los países de la región35 cuando estos forman parte de empresas que ‘contribuirán al desarrollo’. El
gobierno sudafricano presenta esto como testimonio de su compromiso para promover la inversión y
el desarrollo en el resto de la región.
Sin embargo, a falta de marcos normativos gubernamentales claros y de desarrollo para la inversión
y operaciones empresariales de SA, el gobierno sudafricano comparte la responsabilidad de la
explotación de sus países vecinos, sus recursos, sus trabajadores y sus pueblos, y los daños a sus
ambientes. Esto, a su vez, está exacerbando la polarización del desarrollo a favor de la economía
sudafricana y fermentando el creciente resentimiento en el resto de la región, entre el pueblo general
y los gobiernos e intereses empresariales locales.
La rápida transformación del Congreso Nacional Africano en un gobierno económicamente
conservador36 no solo se refleja en una evaluación ‘neorrealista’ y participación diplomática con los
poderes mundiales y dentro del sistema mundial interestatal y la OMC, sino también en un análisis
29
pragmático y minucioso de los ‘intereses nacionales’, de sus relaciones con, y la función en, el resto
de África Austral y el continente. En las principales empresas privadas sudafricanas se está
permitiendo operar sobre la base de un laissez faire virtual. En este contexto, el gobierno
sudafricano parece estar haciéndose la vista gorda frente a los efectos económicos y ambientales
negativos y a las implicaciones económicas y políticas de las operaciones de las empresas de SA en
la región y en todo el continente.
Esta situación puede servir intereses y tendencias sub-imperialistas dentro de Sudáfrica,
 si refleja la capacidad de respuesta del gobierno de SA a los intereses de ‘sus’ empresas en el
continente y en el nivel mundial; o
 si es una función sub-imperialista de Sudáfrica como ‘plataforma’ ofrecida para TCN mundiales
en el resto de África y en el servicio del capitalismo mundial.
Tal competencia y cooperación simultáneas no son mutuamente excluyentes pero son características
del funcionamiento del capitalismo globalizado. Estas tendencias dentro de Sudáfrica presentan
organizaciones progresivas y populares en Sudáfrica y en el resto de África con retos significativos.
Esta dinámica compleja y desarrollo más reciente en el sistema global interestatal y en la economía
también son evidentes en la función equivalente y mucho mayor de ‘poderes intermedios’ similares
y mucho más grandes y ‘economías emergentes’ en otros lugares del sur, incluido Brasil dentro de
MERCOSUR, América Latina y el resto del sur.
10.2 Integración de ‘cooperación’ y compromiso con Sudáfrica
Ya sea definido o concebido, el predominio de Sudáfrica está promoviendo tendencias
contradictorias activas y contra-activas en la región. Las reacciones de otros gobiernos en la región
frente al predominio de facto de la economía sudafricana difieren en gran medida de acuerdo con su
tamaño, grado de interacción con y la dependencia en la economía de SA. El enfoque principal
adoptado por países como Mozambique, Malawi y Tanzania, es obtener cualquier tipo de
concesiones bilaterales especiales y condiciones de Sudáfrica. Esto refleja y también ha reforzado la
mayor penetración por las empresas sudafricanas en sus economías.
Otros, como los estados BLNS ya integrados con Sudáfrica en una unión aduanera, han optado por
tratar de mejorar las condiciones dentro del convenio SACU. De hecho, ellos protegen celosamente
la unión aduanera como su base para el acceso preferente al mercado de SA en relación con sus
compañeros miembros de la SADC. Sin embargo, también ejercen un peso conjunto para presionar
al gobierno sudafricano para que considere sus intereses, como en la renegociación del acuerdo
SACU y en las negociaciones comerciales de SADC.
Los estados BLNS y en particular Namibia, también ejercieron sus intereses, aunque algo
tardíamente, con respecto a la negociación de Sudáfrica de su propio acuerdo ‘bilateral’ de libre
comercio con la UE, el persuasivamente titulado Acuerdo para la Cooperación Comercial y de
Desarrollo entre la UE y SA (TDCA, por su sigla en inglés), el cual también afecta intrínsecamente
al BLNS. Estos estados, conducidos principalmente por Botswana, supuestamente también están
desempeñando una función al contender los términos sumamente dudosos y potencialmente
prejudiciales dentro del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Aduanera
Sudafricana, que actualmente se encuentra en negociación; pero que ahora está prácticamente
paralizado debido a las críticas del BLNS, así como a las propias reservas y preocupaciones de
Sudáfrica. Los BLNS también influyeron en el acuerdo comercial recientemente concluido de
SACU- MERCOSUR hacia términos más variables [véase el párrafo 10.6 a continuación].
30
10.3 Dependencia continua y orientación hacia el norte
Sin embargo, la mayoría de los PMD e incluso otros estados relativamente más fuertes de la SADC,
aún están recurriendo principalmente a sus ‘socios tradicionales’ en el norte, y principalmente en
Europa, para tratar sus problemas. Los PMD apelan constantemente al mejor “acceso al mercado” a
través de los denominados términos DFQF (Libre de Impuestos y Cuota Libre), resaltados mas
recientemente en las negociaciones multilaterales en la OMC en Hong Kong. Esto se ha expresado,
de manera controlada, en la oferta unilateral EBA (Todo menos Armas) de la UE a todos los PMD y
de la que actualmente confían muchos países africanos. De manera análoga, muchos gobiernos
africanos han estado dispuestos a firmar sobre el comercio, la inversión, la privatización extensivos
y otros mandatos económicos y políticos incluidos por Estados Unidos en su AGOA unilateral (Ley
para el Crecimiento africano y Oportunidades) disponible para todos los países africanos … si
cumplen las condicionalidades.
Los compromisos aún en curso y potencialmente más peligrosos de todos los gobiernos de SADC –y
el resto de los países del Caribe africano y del Pacífico (ACP)– son sus negociaciones en diversos
subgrupos con la UE en sus Acuerdos de Asociaciones Económicas propuestos. Estos Acuerdos
reflejan la terminología más sutil y persuasiva de la UE y los términos de ‘ayuda financiera y
técnica’ (que Estados Unidos se rehúsa a ofrecer). No obstante, estos son acuerdos de libre comercio
fundamentalmente recíprocos que reforzarán y vincularán a estos países permanentemente en sus
relaciones dependientes y subordinadas con la UE. Los Acuerdos se basan en negociaciones de
región-a-región entre la UE y los subgrupos del ACP y supuestamente están diseñados para
promover sus (propios) programas regionales de integración. En la práctica, tales acuerdos de libre
comercio con la UE plantean amenazas fundamentales para cualquier perspectiva de estrategias
comerciales preferenciales alternativas, diferenciadas y proyectadas. Los TLC de ‘región-a-región’
con una economía tan potente como la de la UE minarán directamente las perspectivas regionales
alternativas reales de desarrollo para cualquier grupo regional de los países en desarrollo y los
menos desarrollados.
10.4 División de la SADC
La amenaza más inmediata para la ‘supervivencia’ de la SADC reside en la división de la región en
dos grupos separados de países para negociar los Acuerdos de Asociación Económica con la UE
[véase la Figura A] Por un Lado, Mauricio, Zimbabwe, Zambia y Malawi han optado por negociar
con la UE como un grupo de la parte de África Oriental y Austral (EASA, por su sigla en inglés).
Angola, Mozambique y los BLNS se están adhiriendo con SADC, por decisión deliberada
(Mozambique) o por defecto (Angola). Sudáfrica, que no es un participante directo en las
negociaciones de los Acuerdos con la UE (porque ya tiene su propio TLC con la UE), está
exhortando supuestamente a la UE para que negocie un Acuerdo de Asociación Económica con la
SADC en su totalidad e incluya probablemente a Sudáfrica. Sin embargo, no está claro si SA está
proponiendo esto último para
 tratar de proporcionar un marco alternativo de las negociaciones con la UE para los estados de
SADC que actualmente optan por involucrarse en las negociaciones de EASA con la UE, y hacer
que regresen a la SADC; o
 lejos de ello, valerse de la participación de los PMD dentro de la SADC, que gozan de derechos
de ‘trato especial y diferenciado’37, como argumentos para ejercer presión sobre la UE para
enmendar el propio TLC de Sudáfrica (insatisfactorio) con la UE; o
 muy por el contrario, incorporar los otros estados de la SADC en el modelo de TLC de Sudáfrica
con la UE, que es generalmente mencionada por Sudáfrica, en su función de ‘observador’ activo en
las relaciones del TLC con la UE, y que la EU usa para sus propios fines.
31
Sin embargo, en cualquiera de las situaciones anteriores, la amenaza inmediata es que la SADC y
otros grupos africanos y sus planes de desarrollo regionales están en grave peligro de ser
reconfigurados y reorientados para servir a los intereses estratégicos geoeconómicos y
geoestratégicos de la Unión Europea, per se y en sus rivalidades inter-imperialistas con Estados
Unidos38. Sin embargo, desde el punto de vista de las regiones de África, las opciones ‘tácticas’ de
algunos países para negociar con la UE fuera y lejos del resto de la ‘Comunidad para el Desarrollo’,
que ellos supuestamente están creando dentro de y a través de la SADC, pone a todo el proyecto de
la SADC en peligro.
10.5 Membresías superpuestas en diferentes grupos regionales
A un grado principal, la responsabilidad de esta situación peligrosa recae en los hombros de los
mismos gobiernos africanos. El éxito de la UE para dividir y poner estos gobiernos uno contra el
otro, deshaciendo y complicando sus regiones existentes y la cooperación regional para el
desarrollo, así como los planes de integración se debe, por un lado, a que estos dependen
continuamente de la ayuda de la UE y a las concesiones de ‘ayuda y comercio’ y a su compromiso
con el actual paradigma mundial dominante de ‘libre comercio’ y a la globalización neoliberal en
general.
Por otro lado, sin embargo, las divergencias entre estos estados también es el resultado de, y se ve
reflejado en, sus membresías en diferentes grupos regionales. Algunos Estados Miembros de la
SADC, incluido Mauricio, Malawi, Zambia y Zimbabwe, son simultáneamente los miembros de una
vasta área de ‘libre comercio’ que se extiende desde Egipto en el norte, por África oriental y central
hasta Mauricio en el sur. Este es el denominado Mercado Común de África Oriental y Austral
(COMESA) [véase la figura A].
Por lo tanto, varios miembros de la SADC fueron y son miembros de COMESA, un área de libre
comercio, incluso cuando supuestamente también estaban negociando acuerdos preferentes, una
potencial unión aduanera protectora y un mercado común integral dentro de la SADC. Las
afiliaciones simultáneas de acuerdos comerciales dispares incluirían desde un principio a estos
países en algunas relaciones comerciales y arancelarias superpuestas y mutuamente
contradictorias39. Las posibles explicaciones de sus afiliaciones múltiples son que los gobiernos
SADC:
 desconocían las contradicciones o conocían lo mínimo sobre las complicaciones de pertenecer a
dos tipos diferentes de acuerdos comerciales y regiones, pero Tanzania y Mozambique hicieron este
análisis y se retiraron de COMESA; o
 se sintieron motivados por la oportunidad (como fue el caso de Mauricio) del acceso de
‘comercio’ para sus exportadores en el ‘área de libre comercio’ de COMESA mucho más grande de
aproximadamente 500 millones de personas que se extendían hasta Egipto (aunque este último hizo
los mismos cálculos interesados en relación con el gran mercado de COMESA); o
 se sintieron motivados por la determinación nacionalista (como fue el caso de Zimbabwe) para
orientar su comercio hacia un grupo regional africano de libre comercio que no incluía a su
poderoso rival africano del sur, Sudáfrica, y donde Zimbabwe gozaría de una ventaja competitiva
con sus empresas relativamente más avanzadas; y
 en el caso particular de Zambia, un sentido de la ‘propiedad’ política de COMESA, y valorado
incluso para recibir ayuda mínima que se filtraba mediante la ubicación de la sede de COMESA
dentro de ese país; además del hecho de que la orientación simple y rápida de libre comercio de
COMESA también coincidió con la mayoría de las políticas extremas de comercio y liberalización
general de Zambia en toda la región.
32
FIGURA A: MEMBRESÍAS REGIONALES MÚLTIPLES
¿ESAPaís
SACU SADC COMESA EPA?
SADC - ¿EPA? OMC
EAC
Angola
Botswana
Burundi
Congo del
DR.
Comoras
Djibouti
Egipto
Eritrea
Etiopía
Kenya
Libia
Lesotho
Madagascar
Malawi
Mauricio
Mozambique
Namibia
Réunion
Rwanda
Seychelles
Somalia
Estado de
observadores
Sudáfrica
Sudán
Swazilandia
Tanzania
Uganda
Zambia
Zimbabwe
Además de las tensiones y contradicciones originadas por la afiliación superpuesta de COMESA y
SADC, de la configuración EASA-Acuerdos de Asociaciones Económicas y de la configuración
propuesta de SADC-Acuerdos de Asociaciones Económicas, hay otras tensiones y complicaciones
generadas por la participación de cinco miembros SADC en el grupo interno SACU dentro de la
SADC y hay diversas propuestas sobre si esto se debe
 disolver, y pedir a todos los miembros actuales de SACU que participen y negocien
individualmente dentro de la región más amplia de SADC, poniéndolos a la altura de todos los otros
miembros de la SADC (pero esto está siendo resistido firmemente por el BLNS);
 ampliar gradualmente para incluir a los países (como Mozambique) que estén dispuestos a
abandonar sus regímenes arancelarios externos actuales y fuentes de ingresos públicos, dentro de un
arancel externo común (AEC) convenido con todos los otros gobiernos;
33
 incorporado a una unión aduanera mucho más grande que abarque la totalidad de la SADC, que
en teoría se planifica durante el más largo plazo, pero que muchos países no están dispuestos a
implementar en esta etapa, mientras hay diferencias enormes en los niveles de desarrollo entre los
países de la SADC;
 mantener como hasta el presente porque, desde el punto de vista de Sudáfrica, puede ser una
base económica y política útil para sus propias negociaciones externas [como se indica en el párrafo
10.2 anterior]; y, además, porque el negociar una unión aduanera formal con un gran número de
países con regímenes arancelarios externos ampliamente dispares implicaría un desgaste adicional
de la propia ‘autonomía’ de política de Sudáfrica y expondría a Sudáfrica a regímenes arancelarios
mucho más liberalizados en otros países de la región40.
10.5 Estructuras, planes y programas múltiples y superpuestos en África
Los miembros de la SADC que ven las contradicciones y que por consiguiente no son miembros de
COMESA ni del grupo EASA son Sudáfrica y el BLNS, Angola, Mozambique y Tanzania. No
obstante, este último es simultáneamente un miembro de la SADC y de la Comunidad del África
Oriental (EAC, por su sigla en inglés) recientemente reactivada y rápidamente en desarrollo junto
con Kenya y Uganda [véase la Figura A].
Las complejidades de las afiliaciones múltiples de los países de África oriental y austral refleja la
mayor multiplicidad de grupos, planes y programas regionales en el continente de África como un
todo. Todos los estados africanos son formalmente los miembros de la Unión Africana y hay seis
comunidades económicas regionales en África (conocidas como RECs, por su sigla en inglés)
designadas “elementos fundamentales” de un Mercado Común Africano para el año 2023. Por
consiguiente, la UA se encarga principalmente de promover la racionalización de las membresías
superpuestas y duplicadas, y la fusión de varios de los grupos existentes. Frente a ello, se trata de
una cuestión de voluntad política y acuerdos negociados apropiados. Sin embargo, en la práctica
comercial y arancelaria y para los objetivos de un desarrollo económico más amplio, esto es más
difícil debido a las diferentes modalidades, compromisos, plazos y planes de integración de las
respectivas regiones.
Otro problema es que el plan oficial general para un Mercado Común Africano y una Comunidad
Económica Africana (AEC, por su sigla en inglés), para el año 2028, según fuera adoptado por la
OAU en el Tratado de Abuja de 1991, ahora existe paralelamente con la Nueva Alianza para el
Desarrollo de África recién creada y oficialmente respaldada (NEPAD, por su sigla en inglés). El
plan del reflejaba la era en la que fue creado; con un enfoque combinado dirigido por el Estado y por
el sector privado y basado en la producción y en el comercio (como el AfDB). NEPAD refleja los
cambios paradigmáticos y de poder de los años noventa, con una relación revertida entre el Estado y
el mercado; y una inversión africana (implícitamente sudafricana) e internacional y comercio
liberalizado como los principales motores, respaldados por el Estado. Por lo tanto, NEPAD es
rechazado por los analistas africanos progresistas y las organizaciones populares como la última
toma de poder neoliberal de los planes y programas de integración de todo el continente41.
10.6 Multiplicidad del TLC en todas direcciones entre los países y regiones del sur
La ‘integración’ neoliberal rápida de África impulsada por el comercio internamente y en la
economía mundial está ahora acompañada de una proliferación de libre comercio y otros convenios
entre los países africanos y las regiones y otros países y las regiones del sur. Estos acuerdos se
proyectan como las bases de nuevas alternativas pioneras Sur-Sur. Una de las más significativas
entre estas es el TLC que actualmente se busca con economías ‘emergentes’ como la India y China,
así como Malasia y Tailandia; pero también con otras regiones del sur, como el tratado comercial de
34
SACU con MERCOSUR. Se están proponiendo muchos otros TLC Sur-Sur entre los países
africanos, latinoamericanos y asiáticos y los grupos regionales, sin consideración evidente de las
implicaciones y los efectos de sus niveles sumamente diferentes de desarrollo.
La otra forma que está adoptando tal cooperación ‘Sur-Sur’ es el ‘diálogo’ entre India-BrasilSudáfrica (IBSA) hacia el desarrollo mutuamente beneficioso en el comercio, la inversión y los
proyectos conjuntos de producción, así como la cooperación en los campos de la ciencia y
tecnología, la educación y la salud, entre otros. Esto también indica que estas alternativas
potencialmente significativas para la economía globalizada dominada del norte y el paradigma
neoliberal están siendo rápidamente controlados por los respectivos intereses empresariales dentro
de los tres países, y que están siendo influenciados por intereses ‘nacionales’ geoeconómicos
opuestos de los gobiernos respectivos.
Este es otro desafío importante que deben enfrentar las organizaciones de los pueblos en todos estos
países y en sus regiones. Los diálogos interregionales también son vitales para formular y luchar por
estrategias alternativas de desarrollo regional a fin de poner a prueba los gobiernos e intereses
económicos, incluidos los poderes e instituciones multilaterales mundiales que conducen a la
globalización capitalista, y para usar estrategias regionales económicas y políticas eficaces y
alianzas interregionales.
ANEXO A: COORDINADORES DEL SECTOR DE LA SADC
Angola
Botswana
Lesotho
Malawi
Mauricio
Mozambique
Namibia
Sudáfrica
Swazilandia
Tanzania
Zambia
Zimbabwe
Comisión de Energía
Investigación y capacitación agrícola;
producción pecuaria y control de
enfermedades de los animales
Gestión del ambiente y manejo de
tierras; agua
Pesca en aguas interiores; silvicultura;
fauna silvestre
Turismo
Cultura, información y deporte;
Transporte y comunicación
Pesca marina; asuntos jurídicos
Finanzas e inversión; Salud
Desarrollo de Recursos Humanos
Industria y comercio
Empleo y mano de obra; minería
Producción de cultivos; alimentos,
agricultura y recursos naturales
35
ANEXO B: ESTRUCTURA DE LA TOMA DE DECISIONES DE LA SADC
CUMBRE
Foro Parlamentario
de la SADC
Tribunal
Troika
Órgano de la Troika
Concejo de Ministros
Comité Ministerial
Comité Integrado de
Ministros
Comité de Políticas
Interestatales y
Diplomacia
Comité de Defensa y
Seguridad
Interestatal
Integrated Committee
of Ministers
Secretariado
Institutiones y Asociaciones
Regionales
Comité de la SADC de
Embajadores y Altos
Comisionados
Países miembros
Comités nacionales de la SADC
36
ANEXO C: ESTRUCTURA DEL SECRETARIADO DE LA SADC
Secretario
Ejecutivo
Unidades:
Políticas y planificación estratégica; mobilización de
recursos; asuntos legales; auditoría interna y
comunicación empresarial
Deputy Executive
Secretary
Unidades:
Finanzas; administración; recursos humanos;
tecnologías de la información y la
comunicación, servicios de interpretación de
conferencias y traducción de documentos
Director
jefe
Director
Politicas, defense, seguridad

Políticas y diplomacia

Defensa y seguridad

Análisis estratégico y
alerta roja
Unidades:
HIV/SIDA;
estadísticas y género
TIFI
 Comercio
 Industria y minería
 Inversión y
finanzas
I&S
 energía
 agua
 turismo
 transporte,
comunicaciones y
meteorología
FANR
 Producción agrícola
y seguridad
alimentaria
 Investigación y des.
 Desarrollo de rec. nat.
 Gestión ambiental y
manejo de tierras
37
SHD
 Desarrollo de
recursos humanos
 Salud
 Empleo y mano de
obra
 Cultura
ANEXO D: PROTOCOLOS E INSTRUMENTOS LEGALES DE LA SADC
Presentado antes
Entró en
Protocolos e instrumentos jurídicos
de la Cumbre
vigencia
1
Tratado
1992, agosto
1993
2
Inmunidades y prerrogativas
1992, agosto
1993
Sistemas Compartidos de Corriente de
1995, agosto
3
Agua
1998
4
Transporte, comunicación y meteorología
1996, agosto
1998
5
Energía
1996, agosto
1998
6
Lucha contra drogas ilícitas
1996, agosto
1999
7
Comercio
1996, agosto
2000
Carta de la Organización Regional
1997, septiembre
8
Turística de África Austral (RETOSA)
1997
9
Educación y capacitación
1997, septiembre
2000
10 Minería
1997, septiembre
2000
11 Turismo
1998, septiembre
2000
Conservación de la fauna silvestre y
1999, agosto
12 ejecución de la ley
2003
13 Salud
1999, agosto
2004
Memorandum de entendimiento sobre la
cooperación en la estandarización, garantía 1999, noviembre
14 de la calidad, acreditación y metrología
2000
15 Tribunal y reglas del procedimiento
2000, agosto
2001
16 Asuntos jurídicos
2000, agosto
Protocolo revisado sobre las corrientes de
2000, agosto
17 agua compartidas
2003
18 Protocolo de enmienda sobre el comercio
2000, agosto
2000
Notificación del acuerdo de adopciones que
2001, agosto
19 enmienda el Tratado de SADC
2001
Cooperación en las políticas, defensa y
2001, agosto
20 seguridad
2004
Control de las armas de fuego, munición y
2001, agosto
21 otros materiales relacionados
2004
22 Pesca
2001, agosto
2003
23 Corrupción
2001, agosto
24 Cultura, información y deportes
2001, agosto
25 Extradición
2002, octubre
26 Silvicultura
2002, octubre
Ayuda legal mutua para asuntos
2002, octubre
27 criminales
Convenio que enmienda el protocolo en el
2002, octubre
28 Tribunal
2002
Memorandum de entendimiento sobre la
Cooperación en la tributación y asuntos
2002, agosto
29 relacionados
2002
Memorandum de entendimiento sobre la
2002, agosto
30 convergencia macroeconómica
2002
31 Pacto de defensa mutua
2003, agosto
38
Carta sobre los derechos sociales
32 fundamentales
Fuente: Sitio web de la SADC (www.sadc.int).
2003, agosto
39
2003
ENANOTES.
1
Los principales focos de análisis y compromiso se identifican, en un principio, como tales pero el alcance de este
‘proyecto’ también tiene por finalidad aplicarse a otros grupos regionales en África y en toda América Latina y el
Caribe, así como en el resto del Sur.
2
Incluidos algunos países – ‘ejemplarmente sociales y democráticos’ – como Suecia y Dinamarca.
3
La función de las colonias africanas para apoyar los esfuerzos y la reconstrucción de Europa, principalmente después
de la Segunda Guerra Mundial, ha sido documentada en gran medida. Está demás decir que estas líneas introductorias
necesarias en este documento no pueden, de manera alguna, hacer justicia al impacto e importancia de la función de
Europa en África ni a la importancia de la explotación de África en el crecimiento y desarrollo de Europa.
4
Así como a la cooperación o incluso colaboración por líderes ‘tradicionales’ y elites en algunas áreas, y la
conformidad popular en otras (resignados u optimistas). La literatura histórica ha cubierto detalladamente estas
respuestas, reacciones y resistencias complejas y cambiantes … pero es necesario citarlos en este documento.
5
Estas aspiraciones también fueron parte del discurso de los intelectuales panafricanistas de África y de la Diáspora
Africana, desde el pasado siglo XIX.
6
Pero con algunas luchas radicales significativas en todas las áreas, como la lucha urbana y rural contra Francia para la
independencia de Algeria, la lucha revolucionaria de campesinos de PAIGC contra el poder colonial portugués en
Guinea-Bissau en África Occidental y las luchas dirigidas por campesinos en Kenya, en África Oriental, llamadas MauMau por los oficiales coloniales y colonos británicos.
7
Esto explica en gran medida por qué la República Democrática del Congo (DRC), a pesar de ser un miembro formal de
la SADC (véase el cuadro I) no participa activamente en sus programas, aunque recibe una considerable ‘atención’
política, militar y económica de otros miembros de la SADC, véase la nota a pie de página 15.
8
Se han realizado análisis y discusiones extensivas sobre la naturaleza y los objetivos de estos movimientos y luchas,
sus resultados y logros, sus deficiencias y fracasos o traiciones y sus posiciones y trayectorias actuales. Estos
constituyen otra área de vital importancia para los intercambios entre los pueblos de África Austral y entre ellos y sus
contrapartes en América Latina. Sin embargo, al ser sumamente importantes, no pueden ser el tema directo o el foco del
presente informe.
9
Incluye la participación activa de las fuerzas de liberación sudafricana ubicadas en Angola.
10
“Intra-Regional Trade in Sub-Saharan Africa”, Banco Mundial, Washington, Mayo 1991.
11
Que la CE ha proporcionado en parte para reconstruir los ferrocarriles y puertos dañados por la guerra en la región
para los beneficios de sus empresas que operan allí y también para dar fe de su apoyo a la SADCC, como una alternativa
o como una manera de evadir las sanciones económicas en Sudáfrica.
12
Desde luego se puede evocar exactamente la misma imagen de las ‘islas’ de riqueza extrema del sector rico y
diminuto (en gran parte todavía por población blanca) de la población y la creciente pobreza extrema e ira de la mayor
parte de la población pobre en Sudáfrica (todavía en su mayoría conformada por personas de raza negra) hasta el día de
hoy.
13
Las islas distantes de las Seychelles fueron retiradas de la SADC en 2003 y la enorme isla de Madagascar fue adherida
en 2005, manteniendo la SADC como un grupo de 14 países.
14
Y, un poco por ironía del destino, el sector de la salud también había sido asignado a la infraestructura sudafricana
que, indudablemente, tiene enormes recursos de salud y una infraestructura más eficaz, pero también retrasos en
comparación con el resto de la SADC en el campo de la política de la salud pública, principalmente en el contexto de la
pandemia de VIH-sida.
15
Véase las “Perspectivas y Propuestas Alternativas de los Pueblos de África Austral sobre la Cooperación y Desarrollo
Regional”, emitido en Windhoek, Namibia, con ocasión de la Cumbre de los jefes de Estado de la SADC, agosto de
2000; y reproducido como Informe Regional #6, por el Centro de Desarrollo Alternativo (CADI, por su sigla en inglés),
Cape Town, 2004. Vea también “La Carta Social de los Derechos Fundamentales de los Trabajadores en África Austral”
producida y promovida por el Consejo de Coordinación Sindical de Africa Austral (SATUCC, por su sigla en inglés) en
un proceso largo desde 1991.
16
Angola, Namibia y Zimbabwe presentaron su propia intervención militar en el Congo, al mismo tiempo que Sudáfrica,
Mozambique, Botswana y otros estaban tratando de promover la reconciliación, etc…. Estos no solo reflejaron las
conceptualizaciones y enfoques dispares de los conflictos regionales y de la resolución de conflictos, sino también las
aspiraciones económicas e intereses en competencia, principalmente entre Zimbabwe y Sudáfrica a posicionar a sus
países para beneficiarse de su ‘asistencia a’ y presencia en la DRC. Las empresas de minería de Zimbabwe y los líderes
militares de Zimbabwe se han beneficiado significativamente de sus operaciones en la DRC. Por su parte, la misión de
mantenimiento de paz del gobierno sudafricano visitó la DRC con un séquito de empresas mineras sudafricanas,
incluidos los nuevos empresarios de BEE (que es una ‘acción afirmativa’ negra).
17
También hay reservas comprensibles en la región sobre las posibilidades de intervenciones militares y políticas
inoportunas en los asuntos nacionales, impulsadas por motivaciones dudosas y realizadas con efectos negativos, como lo
demostró la intervención de 1996 en Lesotho, supuestamente por la SADC, pero esencialmente por la parte de Sudáfrica.
40
18
A pesar de la ratificación de una Carta de la SADC sobre el Derecho Fundamental Social y de los Trabajadores en
2003 y de la creación de una Unidad dedicada de Género dentro de la Secretaría de SADC.
19
Con sólo Rusia/Siberia que tenían la misma variedad y tamaño de recursos minerales.
20
Incluidas operaciones en Rusia….. y Brasil .
21
En Botswana, Lesotho, Namibia y Swazilandia no es posible medir tales desajustes de comercio con exactitud porque
son en un área de libre comercio dentro de una unión aduanera con Sudáfrica.
22
Véase en la nota a pie de página 15 y a los programas y actividades de Red de Solidaridad de los Pueblos Africanos
(SAPSN, por su sigla en inglés), el Consejo de Coordinación Sindical de Africa Austral (SATUCC, por su sigla en
inglés), el Género y Comercio en África (GENTA, por su sigla en inglés) y muchas otras en las esferas del VIH-sida y
campañas conjuntas de salud, derechos humanos y libertad de prensa, temas relacionados con el agua el ambiente, entre
otros.
23
Más de la mitad de los 14 miembros de la SADC son Países Menos Desarrollados designados oficialmente por las
Naciones Unidas, a saber, Angola, la DRC, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mozambique, Tanzania y Zambia.
24
Lo cual no fue en realidad aplicable a un grupo regional como la SADC, constituido por países en desarrollo y PMD,
y debería de haber sido manejado desde el inicio. El artículo 24 ha estado más recientemente bajo mayor escrutinio por
los gobiernos africanos, con demandas de la AU para enmiendas en la OMC, aunque todavía está concebido muy
inadecuadamente. Véase también las “Reglas Desafiantes de la OMC para Contrarrestar las Estrategias Regionales de
Desarrollo”, Informe Regional #3, Alternative Information and Development Center (AIDC), Cape Town, 2004.
25
Como 10-20% en textiles, 13-31% en confecciones y 49-100% en productos alimenticios procesados.
26
Mapa empresarial de Sudáfrica, “Inversión 2002: Retos y Oportunidades”, febrero de 2003.
27
African Trade Insurance Agency, incluido en el Informe Comercial, Johannesburgo, 15/09/2003.
28
Informe Comercial, Johannesburgo, 15/09/2003.
29
A pesar de que existe evidencia sobre el creciente interés de las empresas brasileñas en la minería, energía, industria
manufacturera y agricultura…. y en la competencia con las empresas sudafricanas. ¿Se trata de una nueva versión de las
rivalidades inter-imperialistas?
30
Véase en “Counteractive Forces Against Regional Development Strategies in Africa”, Informe Regional # 2,
Alternative Information and Development Center (AIDC), Cape Town 2004.
31
Véase en “The strategic Aims of Regional Cooperation and Integration in Africa”, Informe Regional #1, Alternative
Information and Development Center (AIDC) Cape Town, 2004.
32
Que es la justificación estándar actual para todos los PPPs en el mundo.
33
En el caso de ZESA, la empresa de electricidad estatal de Zimbabwe, ESKOM, hizo la sugerencia sumamente dudosa
de que ZESA debería ofrecer un “capital para la permuta financiera de la deuda” con ESKOM a fin de saldar su
creciente deuda a la empresa de SA debido a la crisis económica en Zimbabwe.
34
Véase la nota a pie de página 16.
35
Establecido en dos mil millones de rand (aproximadamente US$ 300 millones), es cuatro veces la cantidad permitida
para las empresas internacionales.
36
Algunos analistas fundamentales alegan que este fue siempre el carácter dominante y la trayectoria del Congreso
Nacional Africano durante su historia.
37
Los Tratos Especiales y Diferenciados forman parte de los términos de la OMC que permiten a algunos, aunque sólo
temporalmente, las partidas de sus reglas y requisitos estándares, incluida en la negociación de acuerdos regionales de
comercio.
38
Véase en “Multi-track Strategies of the Major Powers on, and against, Regional Integration(s)”, Informe Regional #
4, Alternative Information and Development Center (AIDC), Cape Town, 2004.
39
No podían tener aranceles externos comunes eficaces con un grupo de países y al tiempo negociar el acceso de libre
comercio con otros.
40
Este también es un problema político y legal, porque dentro de los términos actuales del Artículo 24 de la OMC, la
creación de una unión aduanera se debe basar en el promedio ponderado de todos los aranceles externos actualmente en
funcionamiento y con los aranceles externos muy bajos en algunos países de la SADC, esto ejercería presiones
descendentes sobre el arancel externo común propuesto; véase también la nota a pie de página 24.
41
Vése también Dot Keet “The New Partnership for Africa's Development - Unity and Integration within Africa? Or
Integration of Africa into the Global Economy?”, AIDC, Cape Town, Octubre, 2002.
41