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1 Tercer Encuentro Nacional de la Red Alfredo de Carvalho --- Novo Hamburgo, Brasil – 13-17 de abril del 2005 --La nueva historia de la comunicación y la información en América Latina. Juan Gargurevich Pontificia Universidad Católica del Perú Una distinguida historiadora ha comparado su trabajo con la manipulación de telas, tejidos de colores y texturas diversas confeccionados de muchos materiales manejados con creatividad y, sobre todo, con la voluntad de contar algo. “Los distintos tejidos dan cuenta de las varias maneras de contar la historia” agrega, sentenciando al final que no hay dos que sean iguales porque cada historiador trae consigo su propia experiencia y su manera personal de vivir la vida1. Esta es sólo alguna de las visiones de los profesionales de la historia que se enfrentan a la cada vez más compleja tarea de abordar el estudio del pasado, organizarlo, y traerlo al presente de manera coherente, comprensible y sobre todo útil para el fin último de la historia que no es otro que darle sentido a la vida, a nuestra vida. Un episodio histórico, como todos saben, tiene muchas ventanas, ofrece visiones múltiples que no dependen tampoco solamente del observador pues los autores no pueden escoger a sus lectores, seleccionarlos y obligarlos a creer lo que están planteando. Es por todo esto que la historia se escribe una y otra vez y nunca se insistirá lo suficiente en que la historiografía observa desde el presente y con el juicio nada inocente de un historiador incapaz de ser objetivo. Y si el narrador es un periodista... será más difícil todavía. La sociedad ha concedido al periodismo la tarea de explicarle lo que pasó o está pasando, porqué ha pasado y qué podemos esperar en el futuro inmediato, construyendo cada día un auténtico y a veces confuso retrato que solo es inteligible cuando el periodista es mejor, en el amplio sentido de la palabra. Todo lo anterior intenta justificar, y a la vez comprender, lo variado del universo historiográfico mediático latinoamericano que, como en la analogía de los tejidos descrita al principio, habrá que observar con la advertencia de que fueron confeccionados en su circunstancia histórica pero que siempre han sido muy importantes. No hay ni peor ni mejor texto histórico pues hasta los más injustos o desacertados fueron, al final también, auténticos productos históricos como veremos luego al examinar pasquines y panfletos. El trabajo del historiador del periodismo debe partir de la comprensión, insistimos, de que un medio de información es un fruto histórico que recoge 1 Corcuera de Mancera, Sonia. Voces y silencios en la historia. Siglos XIX y XX. Fondo de Cultura Econ´mica. México. 1997. p. 7 2 experiencias múltiples de otras y otras incontables experiencias que contribuyeron a formar lo que hoy es el espeso tejido mediático al que estamos expuestos. El historiador brasileño Sodré es un clásico ampliamente conocido y difundido en América Latina. Y vale la pena recordar las primeras líneas de su gran trabajo sobre la prensa brasileña: “ Por muchas razones, fáciles de contar y de demostrar, la historia de la prensa es la historia del desarrollo de la sociedad capitalista. El control de los medios de difusión de ideas e informaciones –que se realiza a lo largo del desarrollo de la prensa como reflejo del desarrollo capitalista en que está inmersa- es una lucha en que aparecen organizaciones y personas de la más diversa situación social, cultural y política, correspondiendo a diferencias de intereses y aspiraciones”. Propondré ahora, con ánimo de incentivar la reflexión, un conjunto de interrogantes que son a la vez a síntesis de los rasgos que caracterizarían a la historia de los medios en América Latina pero con otra advertencia previa: cualquier medio informativo, como producto histórico cabal, está absolutamente ligado al contexto entendido éste como todo aquello que sucedía en el complejo escenario del tiempo en que apareció el medio, o sea, la política partidaria, las ideas en discusión, la economía, la cultura –comprendiendo aquí desde libros hasta exposiciones de arte, espectáculos- , las fuerzas sociales, etc. América Latina tiene naturalmente muchas cosas en común porque nuestras historias pueden ser divididas, gruesamente en: la etapa antigua, precolombina, luego la invasión europea y la formación de las colonias y finalmente la fundación y proceso de consolidación de las repúblicas independientes. En todas estuvo presente y plenamente vigente la comunicación en formas diversas aparejadas a la tecnología de su tiempo y los públicos posibles, y aquí nos referimos a las grandes masas excluidas, incluso hoy, de los beneficios de la información. Tengo varias afirmaciones que son la vez problemas que podrían convertirse en hipótesis de investigaciones mayores, y que resumo así: -No se puede aseverar que no existieron modos de expresión escrita en la América precolombina; -El periodismo colonial no debe ser considerado irrelevante; -El periodismo republicano es solamente político hasta bien entrado el siglo XX y hasta entonces es postergado el criterio profesional-informativo; -El periodismo industrial y masivo se integra al proceso de globalización liderado por los Estados Unidos a partir de 1950; -La excesiva centralización, tan común en América Latina, alcanza a la historiografía de los medios, postergando los estudios regionales; -Una gran producción de historias de medios a la par que propuestas historiográficas está floreciendo en América Latina y avanzamos con seguridad hacia una comprensión mejor y más cabal de cómo y cuánto el periodismo participó en la construcción de nuestras repúblicas, primero, y su rol sociocultural posterior. -Todo parece indicar que ha llegado el fin de las grandes historias totalizantes que dominaron la historiografía de los medios latinoamericanos por más de un siglo. 3 -Esto último nos lleva, finalmente, a la evidencia de que no se puede ya pensar en historias de línea o mirada única, sin recurrir a otras disciplinas. La mejor comprensión de la prensa, sus lecciones, su sentido histórico y experiencias para el presente se logrará con el apoyo de otros especialistas que nos ayuden a los comunicadores historiadores a ampliar nuestro abanico de juicio. Pasemos ahora a las singularidades, cuyo examen nos ha convocado en esta importante reunión con la advertencia del reconocimiento de la extrema arbitrariedad de las viejas divisiones de la historia pero que siguen siendo útiles para sistematizarla por lo menos hasta que no las reemplacemos. -América precolombina La primera singularidad de nuestra historia de la información y la comunicación está en la escasa relevancia que se concede a la América precolombina, aunque ya existen estudios pioneros al respecto. El planteamiento es sencillo: la invasión española encontró en la América de hoy dos grandes culturas dominantes, en el norte los aztecas y en el sur los incas. Incapaces de comprender sus estructuras y modos de organización las compararon con los imperios españoles inventando cortes reales al modo europeo, declarándolos ignorantes y primitivos y decretando, finalmente, que no tenían escritura porque no hallaron ningún libro como los que ellos conocían en Europa. Hubo cronistas que no ignoraron la existencia de formidables redes de caminos, de viajes de navíos de gran tamaño, de sistemas de acopio de información, ya sea en quipus, en cortezas de árboles, en cueros o en piedra pero en su imposibilidad, repetimos, de percepción de los significados, declararon que acá en América no existía la escritura. Han sido necesarios muchos años para que la afirmación sea puesta en discusión y que se acepte el planteamiento siguiente: Los españoles no encontraron en América sistemas de escritura parecidos a los suyos y declararon que en América no había escritura, pero muchos cronistas reconocieron que existían formas de conservación de información con códigos y soportes distintos a los clásicos de su tiempo, pergaminos y papeles.. Hoy ya se leen los jeroglíficos mayas, los códigos mexicanos, y se avanza de manera consistente en los estudios sobre los quipus, esas cuerdas con nudos de las que había miles en los depósitos imperiales y que los invasores mandaron destruir. Fueron los religiosos evangelizadores los primeros en comprobar la enorme diversidad cultural americana de la que aztecas o incas eran solo pequeña una parte. Idiomas, tradiciones, religiones, costumbres locales, niveles de aislamiento, etc. formaban un complejo ecosistema comunicacional que probablemente todavía persiste al lado de los nuevos sistemas. Esta es pues una singularidad importante: la historiografía de los medios ha hecho poco caso a la comunicación indígena y los viejos sistemas de transmisión y conservación de información son olvidados para siempre. Sólo los antropólogos han cultivado su estudio pero todavía no se ha producido el encuentro con los comunicadores historiadores. -América colonial 4 Fueron 300 años de dominación colonial en América Latina en que tanto Portugal como España hicieron los máximos esfuerzos por mantener a sus más lejanos súbditos alejados de la información europea. Al final, como se sabe, fueron sus propios hijos, ya convertidos en criollos –o mejor, en españoles americanos- los que se apartaron de la tutela de las coronas. Pueden distinguirse etapas claras en el proceso de formación de la opinión pública americana y su concreción en periodismo. Una primera etapa de control absoluto, de casi total prohibición de producir prensa en América, durará desde mediados del siglo 16 hasta finales del siglo 17 cuando en Lima se publica el “Diario de Lima” el 1ro. de octubre de 17902. Es un periódico diario, editado por un particular, español de España, que pronto entra en conflicto con los intelectuales españoles de América que hacen su propia publicación, el “Mercurio Peruano” al año siguiente. Todos son pronto considerados incómodo por la corona y pierden el favor real pero han sembrado algo muy importante, esto es, la ruptura del secreto de cómo hacer un periódico, algo que hoy parece elemental. La tercera etapa es igualmente nítida: cuando se produce aquel episodio llamado “La Primavera de Cádiz” y los españoles que guerrean contra Napoleón decretan la Libertad de Imprenta, los criollos americanos y muchos españoles liberales lanzan el más poderoso ataque de ideas que había recibido hasta entonces alguna monarquía, a excepción, claro, de la francesa en la primera etapa de la Gran Revolución. Es el breve lapso en que gracias a la libertad de imprenta se expresan en público voces que reclaman una monarquía constitucional. La última etapa es aquella en que se combate en los campos de batalla con cañones y en las ciudades con pasquines, panfletos, periódicos, en el proceso de independencia que culminará en Perú cuando en 1826 el Libertador Bolívar derrota y expulsa a los españoles y funda nuevas repúblicas. En el gran esfuerzo libertario participan por supuesto los indígenas pero su situación no mejorará de manera sustancial y seguirán sin participar del proceso salvo como mano de obra de nuevo tipo. La comunicación andina seguirá siendo ignorada a tal punto que cuando se habla de historias de la información y la comunicación en América se omitirá a las masas que hablan quechua por ejemplo, sencillamente como si no existieran. Pero hubo además maneras alternativas de informarse y que eran tan eficientes o aún más que la prensa, como los toques de campanas, las homilías dominicales en las parroquias, los cafés políticos, las veladas literarias o de estudio, los pregoneros, todos tejiendo un entramado informativo del que casi no tenemos información. -América republicana América se desligó políticamente de la tutela europea en las tres primeras décadas del siglo XIX luego de una lucha que fue librada en frentes simultáneos. El principal el militar y luego, entre los más importantes, el de la opinión pública expresada, como se dijo, en periódicos, panfletos, hojas de todo tipo que son llamados 2 La primera “Relación” redactada e impresa en América circuló en México en 1541 y la primera de Lima en 1594 y formaron parte de casos excepcionales pues la información era normalmente redactada en España y copiada y reimpresa en las colonias. 5 “periodismo” pero que eran en realidad propaganda con alguna noticia que justificara su condición de “periódico”. No es el caso entrar ahora en detalles que son por lo demás muy conocidos pero vale la pena destacar la enorme diferencia que se plantea ya entre los periodismos del Norte y los del Sur. Un ejemplo simple: cuando en Nueva York el “Sun” o “La Presse” en París, etc. sientan las bases del nuevo periodismo popular de bajo precio, nuestros diarios todavía se imprimen casi a mano, se venden en pocas cantidades y no hacen trabajo noticioso sino ideológico político. Las informaciones circulan de otra manera y hasta quizá mas eficientemente que las hojas impresas. Recién a principios del siglo XX comienza a distinguirse un esfuerzo de profesionalización de propietarios de periódicos que apuestan por la venta de ejemplares para sostener la publicidad, naciendo los llamados “Avisos Económicos” que fueron por muchos años la columna vertebral de la economía de los grandes rotativos. Hasta mediados de siglo los diarios son distintos, han desarrollado estilos de presentación, redacción, etc. dictados por su historia pero inmediatamente después finalizada la Segunda Guerra se introducen por lo menos tres elementos claves que serán el punto de partida de un esfuerzo de homogeneización tecnológica, profesional y finalmente ideológica, a saber, la influencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, la fundación de escuelas de periodismo que adoptan la línea norteamericana de formación y la penetración excluyente de las industrias culturales del Norte. Paralelamente se producen movimientos sociales importantes. La pobreza empuja a los campesinos a las ciudades y forman cinturones de pobreza que las hace más grandes y más problemáticas pero también más ricas en diversidad cultural. Para satisfacer este nuevo público surgirá un nuevo periodismo tabloide, popular, de bajo precio, que alterará los viejos cánones de la prensa y colocará a los pobres como actores de aquellos nuevos escenarios. No solo la prensa debió readaptarse a estos nuevos públicos. También la radio primero y luego la televisión, todos ligados absolutamente al mercado en el amplio sentido de la palabra. -La historiografía latinoamericana Todos nuestros países cuentan con historias de la prensa redactadas generalmente en el siglo pasado y sin más ambición que dar a conocer listados de periódicos y datos de sus propietarios, intereses, etc. A estas historias que dan cuenta del desarrollo diacrónico del periodismo se suman testimonios, memorias, relatos en general de periodistas o políticos que quisieron dejar huella de su paso por el mundo de la prensa. Pero hay otra visión también propuesta por los grandes historiados y en especial de la etapa republicana que, al narrar episodios políticos, antecedentes y consecuencias, tuvieron presente la acción de la prensa. Para conocerla es necesario buscar y espigar, separando con cuidado. Se encontrará que la política y el periodismo estuvieron tan estrechamente ligados que es difícil hacer una historia que prescinda de alguno. 6 Y debemos considerar que Grupos de Poder, de Presión, Partidos, Estados, tejen todavía la trama de los medios en la medida en que el periodismo ha sido dejado en manos del mercado. -Es posible ya reconocer por lo menos esfuerzos sistemáticos y grupales de historiar la prensa y en general los medios masivos de información en América Latina, esto es, el Grupo de Trabajo de Historia de la Información que organiza la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) que actualmente coordina Juan Gargurevich y la Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica que promueve Celia del Palacio desde Guadalajara. Debemos considerar en este esfuerzo al grupo brasileño reunido en la Red Alfredo Carvalho con la inspiración de José Marques de Melo, tanto por la magnitud del esfuerzo como por la propuesta metodológica y la influencia continental que están ejerciendo los académicos brasileños. La primera experiencia de convocatoria a historiadores latinoamericanos a integrarse en un grupo de trabajo la hizo ALAIC como parte de su gran esfuerzo de conformar redes que abarcaran la mayoría de ámbitos de la comunicación y su práctica. Como se sabe, ALAIC se reúne cada dos años en diferentes capitales y ha logrado reunir a centenares de investigadores de la mayor parte de países de nuestra región (Sao Paulo 1992; Guadalajara 1994; Caracas 1996; Recife, 1998 ; Santiago de Chile, 2000; Santa Cruz 2002; La Plata, 2004). ALAIC alentó la integración de un grupo que trabajara la historia y surgió así el “Grupo de Trabajo Nro. 14” con un llamamiento, sencillo pero abarcador, de presentar ponencias sobre Bibliografía, Didáctica, Historiografía, agregándose que “se procurará enfatizar en la observación de la historia actual para configurar un fondo de datos que sea útil para los estudiosos de la especialidad, teniendo en cuenta que se está acumulando una gran cantidad de información”3. La idea central era, entonces, de convocatoria amplia sin poner casi más límites que la temática especializada. Con esa idea se han acumulado decenas de trabajos que dan cuenta de metodologías diversas para historiar medios, escenarios mediáticos, comportamientos en coyunturas, etc. que han enriquecido nuestra experiencia. El grupo de México, Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica, surgió en el año1999 con el aliento y entusiasmo de la profesora Celia del Palacio y sus colaboradores de la Universidad de Guadalajara y con planteamientos claros y amplio sobre el tema. Una diferencia que vale la pena resaltar es que escogieron el vocablo “Iberoamérica” para su denominación formal, abriendo así la posibilidad de integración al trabajo a historiadores españoles y portugueses. Una particularidad que enfatiza la Red mexicana es el llamado a la visión interdisciplinaria, asumiendo que no es fácil comprender cabalmente el complejo fenómeno mediático a través de una sola visión4. Es en esta línea que se abrió una extensión de la Red hacia el gran escenario académico norteamericano que significa la Latin American Studies Association (LASA) organizando un capítulo de historiadores 3 4 Véase en el Anexo I el texto completo de la convocatoria del GT 14 de ALAIC. Véase Anexo II. 7 de la prensa en su IV Congreso Internacional en Dallas, en el año 2003. La Mesa de Trabajo se tituló precisamente “Historia de los impresos en América Latina siglos XIX.XX. La interdisciplinariedad como futuro”. Se reunieron nuevamente en Las Vegas en el año 2004 y hay ya planificada otra reunión para la cita de LASA en San Juan, en el próximo Noviembre. También han organizado congresos internacionales de gran éxito académico cuyo detalle puede verse en la Página que mantienen en Internet. Por su parte la Red Alfredo de Carvalho, de Brasil, debe ser unida a estas voluntades por ser el mayor esfuerzo, que conozcamos, por organizar de manera sistemática la historia de la prensa del país5. Fue fundada en el año 2001 y con la intención de “Desarrollar acciones públicas destinadas a conmemorar los 200 años del nacimiento de la prensa en Brasil, preservando su memoria y construyendo su historia. Pretende así contribuir al avance de los medios impresos en el nuevo siglo, integrando los medios electrónicos y digitales, convirtiéndolos en patrimonio colectivo del pueblo brasileño”. No avanzamos en detalles por razones obvias pero añadiremos, para un lector no brasileño, que la Red acoge a “todas las organizaciones que trabajan en investigación, fomento, profesionalización, producción mediática así como cualquier otro sector vinculado a este campo de actividad intelectual”6. Es así como la Red puede exhibir una gran lista de entidades tanto participantes como colaboradoras, como un verdadero ejemplo de unidad en búsqueda de un gran objetivo común. Podemos así finalmente señalar que la historiografía latinoamericana de la comunicación se nutre de tres vertientes bien definidas y objetivos comunes: la convocatoria amplia de ALAIC, la exhortación a la interdisciplinariedad de la Red de Guadalajara y la gran propuesta nacional brasileña de la Red Alfredo de Carvalho. Debemos mencionar también el esfuerzo que significó la organización del Simposio “Construcciones impresas. Diarios, periódicos y revistas en la formación de los Estadios nacionales en América latina y Estados Unidos (1820-1920” realizado en la Universidad de San Andres7 en Buenos Aires, en el año 2002. Finalmente: Al abordar el final de esta conversación con ustedes y proponerles extraer conclusiones permítame citar al extensamente a una distinguida profesora mexicana que al trazar bases metodológicas para el estudio de la prensa advirtió que: “La historiografía es un enfoque, una forma reflexiva de acercarse a la historia que renuncia a la objetividad imposible del naturalismo historiográfico. Explora en la obra misma y en las circunstancias de su producción, analiza su discurso, desentraña al público al que el autor dirige sus textos, y descubre el sentido específico –la intenciónque el autor impone a los hechos porque éste analiza los acontecimientos desde su realidad y su experiencia, imponiendo su singular interpretación”. “La historiografía parte del hecho de que todo discurso, como el de la prensa, tiene una intencionalidad. Ella permite develar el propósito de ocultar una parte del discurso. Desenmascara lo que por mucho tiempo permanece enmascarado, no importa Véase Anexo III. La traducción es nuestra. 7 Los principales aportes han sido compilados por Paula Alonso y publicados. Véase la Bibliografía. 5 6 8 si el texto en cuestión se publica en forma de libro, diario, memoria o narración periodística”8. Las nuevas historias de medios en América Latina se están ya trabajando bajo esa comprensión pero lo que todavía falta es ensamblar las piezas del gran rompecabezas, es decir, avanzar hacia la búsqueda de relaciones entre historias porque una singularidad esencial nuestra es el idioma común, incluyendo el portugués de acceso relativamente fácil en comparación a otros idiomas. En otros continentes las distancias comunicacionales son enormes, casi inabordables. Aquí, en cambio, portugués y castellano se encuentran con cierta comodidad y permiten –como ahora- el intercambio de experiencias. Tenemos tiempos precolombinos, coloniales, fundacionales republicanos comunes, lo que nos debería llevar a investigar un poco más allá del círculo estrecho de las historias locales siempre y cuando, por supuesto, ese terreno haya sido ya trabajado con un rigor como el que propone, por ejemplo, la Red Carvalho. Estamos seguros de que falta muy poco ya para ofrecer una historiografía latinoamericana de los medios de comunicación. Lima, 15 de marzo del 2005 BIBLIOGRAFÍA Advertencia: la siguiente es una bibliografía elemental de carácter introductorio, cuyo examen sería útil para encontrar puntos de partida de la historiografía latinoamericana de la prensa. Se incluyen al final varios textos totalizantes de autores españoles, que contienen capítulos o secciones dedicadas a la prensa americana. -Comunicación en América Precolombina Alcázar Molina, Cayetano. Historia del correo en América. Rivadeneyra. Madrid. 1920. Arellano, Carmen. Quipu y Tocapu. Sistemas de comunicación inca. En “Los Incas, arte y símbolos”. Lima. BCP. 1999. Ascher, Marcia y Ascher, Robert. The code of quipu: a study in media., mathematics and culture. University of Michigan Press. 1981. Coe, Michael. El desciframiento de los glifos mayas. México. FCE. 1995. De la Jara, Victoria. 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I) Grupo de Trabajo de Historia de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) El grupo de trabajo de Historia de la Comunicación busca recaudar e intercambiar información sobre cuestiones básicas de la especialidad como: Bibliografía, incluyendo la información de dónde y cómo obtener material; Didáctica de la historia de la información; Propuestas historiográficas especializadas en medios de comunicación; Metodologías de investigación aplicadas a la historia de los medios y que buscarán trabajar sobre historias nacionales, regionales, de casos y coyunturas específicas, biografías de comunicadores etc. Se procurará enfatizar en la observación de la historia actual de la comunicación para configurar un fondo de datos que sea útil para los estudiosos de la especialidad, teniendo en cuenta que se está acumulando una gran cantidad de información. Esta abundancia de datos es consecuencia, entre otras causas, del fenómeno de globalización 11 telecomunicativa que afrontamos en la actualidad y que debe ser visto desde vertientes distintas. Se buscará también establecer relaciones con especialistas de otras regiones para intercambio de los itens básicos citados arriba, para establecer lazos de intercambio de información que tengan como efecto inmediato la creación de una lista de interés de historiadores. Fuente: http://www.eca.usp.br/alaic/gt14.htm ........................... II) Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica La Red de historia de la prensa y el periodismo en Iberoamérica fue creada el día 7 de septiembre de 1999 en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, por un grupo de investigadores de diversas universidades de varios países, con el fin de constituir una red de investigación e intercambio académico internacional. Los objetivos fundamentales que se señalaron en aquel momento son: 1.- Reunir a todos los interesados en la problemática teórica y metodológica inherente al estudio de la prensa y el periodismo en los distintos países de Iberoamérica, sin privilegiar ningún enfoque, propiciando la multidisciplinariedad. Serán bienvenidos los investigadores provenientes de diversas disciplinas: historia, literatura, comunicación o sociología. El único requisito es tomar a la historia de la prensa y el periodismo como objeto de estudio. Las líneas de investigación que se privilegiarán son: Problemas teóricos y metodológicos del estudio de la historia de la prensa y el periodismo. La prensa y el periodismo en las regiones Empresas periodísticas. Los periodistas y otros profesionales relacionados. El periódico como producto cultural y formador de opinión pública. Prensa e historia política Legislación y prensa El impacto de las tecnologías en el desarrollo del periodismo Historias comparativas El público, la circulación y la recepción de los periódicos. Contextos culturales del periodismo Periodismo y sus modalidades. 2.-Propiciar el intercambio de información de todo tipo, concerniente a la investigación de la historia de la prensa y el periodismo y a los integrantes de la red: dando a conocer novedades bibliográficas y hemerográficas, congresos, foros diversos y productos de investigación. 3.-Incentivar el rescate de los materiales hemerográficos, así como la conservación de los acervos, buscando sensibilizar a las autoridades en torno a esta necesidad. 4.-Buscar la difusión del conocimiento y de la misma información manejada a través de 12 la creación de una página web. Propiciar la publicación de índices y catálogos, tanto de fondos públicos como privados a los que los integrantes tengan acceso. Así mismo, procurar la realización de una publicación conjunta con los resultados de las investigaciones de los miembros 5.-Propiciar el contacto con otras redes y asociaciones de temas y objetivos afines 6.-Fomentar la relación de las facultades, a fin de vincular la investigación con la docencia. 7.-Mantener reuniones periódicas. Fuente: http://www.historiadoresdelaprensa.com.mx/quienes.shtml .............. III) Preservando a Memória e construindo a História dos 200 anos da Imprensa no Brasil Ao ingressar no século XXI, o Brasil sofre de mal endêmico. Sua imprensa permanece restrita a uma fatia minoritária da sociedade, excluindo da cultura escrita os nossos grandes contingentes populacionais. É reduzido o número de brasileiros que são leitores regulares de livros, revistas ou jornais, quando comparados aos estadunidenses, canadenses, ingleses, franceses, argentinos ou chilenos. Assume característica singular a crise nacional da lei-tura de jornais. A expansão das tiragens diárias mostra-se absolutamente descompassada com o ritmo do incremento demográfico. Na década de 50 tínhamos um volume diário de 5,7 milhões de exemplares de jornais para uma população de 52 milhões de habitantes. Chegamos ao ano 2000 com uma tiragem diária de 7,8 milhões de jornais para uma população estimada em mais de 170 milhões de pessoas. O mais grave em tal confronto estatístico está no fa-to de que, no mesmo período, ampliou-se a escolarização em todo o país, reduzindo-se a taxa de analfabetismo. Paralelamente, ocorreu elevação da renda nacional, elastecendo-se a capacidade aquisitiva das camadas médias da população. Diante desse quadro calamitoso, a Rede Alfredo de Carvalho lançou bandeira destinada a converter o século XXI no século da imprensa brasileira, contribuindo para o fortalecimento da nossa cidadania. Sua premissa é a de que o processo civilizatório ancora-se na capacidade de abstração intelectual dos componentes de qualquer sociedade humana. A Rede Alfredo de Carvalho foi constituída formalmente em reunião efetuada na sede da ABI - Associação Brasileira de Imprensa, na cidade do Rio de Janeiro, no dia 5 de abril de 2001. O anfitrião do encontro, jornalista Fernando Segismundo , fez emblemática alusão histórica. Ele disse que a utopia ali esboçada assemelhava-se ao sonho que, há um século, impulsionara Gustavo de Lacerda a lançar as bases do associativismo jornalístico no país. Em 1908, ninguém acreditava que fosse possível transformar o ofício noticioso numa profissão juridicamente reconhecida e socialmente legitimada. Em 2001, lembrava o 13 atual presidente da ABI, alguns duvidarão da oportunidade de se recuperar o tempo perdido, transformando a imprensa em alavanca civilizatória, quando já se proclama até mesmo a sua morte tecnológica. Pretende-se retomar o trabalho realizado, no início do século XX, pelo historiador pernambucano Alfredo de Carvalho, sob os auspícios do IHGB - Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro . Ele realizou a primeira pesquisa integrada sobre a imprensa brasileira . Constituiu-se, na verdade, em artífice do inventário documental que preparou o terreno para a aventura historiográfica reservada aos jovens pesquisadores da mídia impressa. Foi baseada nessa sistematização das fontes da moderna História nacional que a historiadora Esther Bertoletti empreendeu, no último quartel do século XX, o ousado Plano Nacional de Microfilmagem dos Periódicos Brasileiros . Trata-se naturalmente de obra a ser completada, com a criação da Hemeroteca Nacional. Esse programa destinase a retirar as coleções de jornais e revistas dos porões da Biblioteca Nacional , intensificando o seu uso por parte da comunidade acadêmica. Somente assim será possível preservar a memória daqueles que construíram a opinião pública e fortaleceram a democracia participativa no Brasil. .... Princípios norteadores: A idéia central é recuperar a história dos impressos a partir de espaços sociais considerados. Falar de um veículo de uma determinada época é obrigatoriamente se referir à cidade no qual estava inserido, as relações sociais e culturais determinantes nesta cidade. É importante perceber a dinâmica do veículo em relação a uma dinâmica social mais ampla; Cada grupo trabalhará, portanto, com períodos e/ou veículos de comunicação impressos (jornais e revistas) num dado espaço cultural. Por exemplo: A imprensa de Manaus no século XIX ou Os jornais fluminenses do século XIX (exceto Capital) O que se propõe é portanto conseguir fazer um inventário o mais vasto possível da história da mídia impressa brasileira nos séculos XIX e XX. Uma determinada visão de história Na tradicional historiografia identificada como positivista ou historicista, a imprensa aparecia em geral como fonte privilegiada na medida em que era vista como portadora dos «fatos» e da «verdade». Em seguida, com a renovação dos estudos históricos e a ênfase numa abordagem que privilegiava o sócio-econômico, a imprensa passou a ser relegada à uma condição subalterna, pois seria apenas «reflexo» superficial de idéias que, por sua vez, eram subordinadas estritamente por uma infra-estrutura sócio-econômica. E a subseqüente renovação historiográfica, com destaque nas abordagens políticas e culturais, passou a redimensionar a importância da imprensa, que passa a ser considerada como fonte documental (na medida em que expressa discursos e expressões de protagonistas) e também como agente histórico que intervém nos processos e episódios, não mero «reflexo». Dentro do recorte cronológico definido, trata-se então de trabalhar as relações entre os estudos históricos e a imprensa destacando dois eixos principais. De um lado as discussões teóricas e definições metodológicas do trabalho do historiador diante da imprensa e, de outro, a construção de histórias da imprensa para o período no Brasil. As referências teóricas situam-se no campo da chamada Revolução Impressa, isto é, os estudos sobre a imprensa na Revolução Francesa moldados pela nova história cultural 14 (DARNTON e ROCHE), as perspectivas da historiografia da América hispânica (GUERRA, OSSANDÓN e GARGUREVICH) e uma leitura crítica dos textos clássicos na historiografia brasileira sobre imprensa (SODRÉ, RIZZINI e LIMA SOBRINHO) servirão de fundamento para leitura e análise de jornais do século XIX e XX. Levandose também em conta abordagens mais recentes sobre a história da imprensa no Brasil (MARQUES DE MELO, SCHWARCZ e CAPELATO). Fuente: http://www.jornalismo.ufsc.br/redealcar/rede.htm