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1
Tercer Encuentro Nacional de la Red Alfredo de Carvalho
--- Novo Hamburgo, Brasil – 13-17 de abril del 2005 --La nueva historia de la comunicación
y la información en América Latina.
Juan Gargurevich
Pontificia Universidad Católica del Perú
Una distinguida historiadora ha comparado su trabajo con la manipulación de
telas, tejidos de colores y texturas diversas confeccionados de muchos materiales
manejados con creatividad y, sobre todo, con la voluntad de contar algo. “Los distintos
tejidos dan cuenta de las varias maneras de contar la historia” agrega, sentenciando al
final que no hay dos que sean iguales porque cada historiador trae consigo su propia
experiencia y su manera personal de vivir la vida1.
Esta es sólo alguna de las visiones de los profesionales de la historia que se
enfrentan a la cada vez más compleja tarea de abordar el estudio del pasado,
organizarlo, y traerlo al presente de manera coherente, comprensible y sobre todo útil
para el fin último de la historia que no es otro que darle sentido a la vida, a nuestra vida.
Un episodio histórico, como todos saben, tiene muchas ventanas, ofrece visiones
múltiples que no dependen tampoco solamente del observador pues los autores no
pueden escoger a sus lectores, seleccionarlos y obligarlos a creer lo que están
planteando.
Es por todo esto que la historia se escribe una y otra vez y nunca se insistirá lo
suficiente en que la historiografía observa desde el presente y con el juicio nada
inocente de un historiador incapaz de ser objetivo.
Y si el narrador es un periodista... será más difícil todavía.
La sociedad ha concedido al periodismo la tarea de explicarle lo que pasó o está
pasando, porqué ha pasado y qué podemos esperar en el futuro inmediato, construyendo
cada día un auténtico y a veces confuso retrato que solo es inteligible cuando el
periodista es mejor, en el amplio sentido de la palabra.
Todo lo anterior intenta justificar, y a la vez comprender, lo variado del universo
historiográfico mediático latinoamericano que, como en la analogía de los tejidos
descrita al principio, habrá que observar con la advertencia de que fueron
confeccionados en su circunstancia histórica pero que siempre han sido muy
importantes. No hay ni peor ni mejor texto histórico pues hasta los más injustos o
desacertados fueron, al final también, auténticos productos históricos como veremos
luego al examinar pasquines y panfletos.
El trabajo del historiador del periodismo debe partir de la comprensión,
insistimos, de que un medio de información es un fruto histórico que recoge
1
Corcuera de Mancera, Sonia. Voces y silencios en la historia. Siglos XIX y XX. Fondo de Cultura
Econ´mica. México. 1997. p. 7
2
experiencias múltiples de otras y otras incontables experiencias que contribuyeron a
formar lo que hoy es el espeso tejido mediático al que estamos expuestos.
El historiador brasileño Sodré es un clásico ampliamente conocido y difundido
en América Latina. Y vale la pena recordar las primeras líneas de su gran trabajo sobre
la prensa brasileña: “ Por muchas razones, fáciles de contar y de demostrar, la historia
de la prensa es la historia del desarrollo de la sociedad capitalista. El control de los
medios de difusión de ideas e informaciones –que se realiza a lo largo del desarrollo de
la prensa como reflejo del desarrollo capitalista en que está inmersa- es una lucha en
que aparecen organizaciones y personas de la más diversa situación social, cultural y
política, correspondiendo a diferencias de intereses y aspiraciones”.
Propondré ahora, con ánimo de incentivar la reflexión, un conjunto de
interrogantes que son a la vez a síntesis de los rasgos que caracterizarían a la historia de
los medios en América Latina pero con otra advertencia previa: cualquier medio
informativo, como producto histórico cabal, está absolutamente ligado al contexto
entendido éste como todo aquello que sucedía en el complejo escenario del tiempo en
que apareció el medio, o sea, la política partidaria, las ideas en discusión, la economía,
la cultura –comprendiendo aquí desde libros hasta exposiciones de arte, espectáculos- ,
las fuerzas sociales, etc.
América Latina tiene naturalmente muchas cosas en común porque nuestras
historias pueden ser divididas, gruesamente en: la etapa antigua, precolombina, luego la
invasión europea y la formación de las colonias y finalmente la fundación y proceso de
consolidación de las repúblicas independientes.
En todas estuvo presente y plenamente vigente la comunicación en formas
diversas aparejadas a la tecnología de su tiempo y los públicos posibles, y aquí nos
referimos a las grandes masas excluidas, incluso hoy, de los beneficios de la
información.
Tengo varias afirmaciones que son la vez problemas que podrían convertirse en
hipótesis de investigaciones mayores, y que resumo así:
-No se puede aseverar que no existieron modos de expresión escrita en la
América precolombina;
-El periodismo colonial no debe ser considerado irrelevante;
-El periodismo republicano es solamente político hasta bien entrado el siglo XX
y hasta entonces es postergado el criterio profesional-informativo;
-El periodismo industrial y masivo se integra al proceso de globalización
liderado por los Estados Unidos a partir de 1950;
-La excesiva centralización, tan común en América Latina, alcanza a la
historiografía de los medios, postergando los estudios regionales;
-Una gran producción de historias de medios a la par que propuestas
historiográficas está floreciendo en América Latina y avanzamos con seguridad hacia
una comprensión mejor y más cabal de cómo y cuánto el periodismo participó en la
construcción de nuestras repúblicas, primero, y su rol sociocultural posterior.
-Todo parece indicar que ha llegado el fin de las grandes historias totalizantes
que dominaron la historiografía de los medios latinoamericanos por más de un siglo.
3
-Esto último nos lleva, finalmente, a la evidencia de que no se puede ya pensar
en historias de línea o mirada única, sin recurrir a otras disciplinas. La mejor
comprensión de la prensa, sus lecciones, su sentido histórico y experiencias para el
presente se logrará con el apoyo de otros especialistas que nos ayuden a los
comunicadores historiadores a ampliar nuestro abanico de juicio.
Pasemos ahora a las singularidades, cuyo examen nos ha convocado en esta
importante reunión con la advertencia del reconocimiento de la extrema arbitrariedad de
las viejas divisiones de la historia pero que siguen siendo útiles para sistematizarla por
lo menos hasta que no las reemplacemos.
-América precolombina
La primera singularidad de nuestra historia de la información y la comunicación
está en la escasa relevancia que se concede a la América precolombina, aunque ya
existen estudios pioneros al respecto.
El planteamiento es sencillo: la invasión española encontró en la América de hoy
dos grandes culturas dominantes, en el norte los aztecas y en el sur los incas. Incapaces
de comprender sus estructuras y modos de organización las compararon con los
imperios españoles inventando cortes reales al modo europeo, declarándolos ignorantes
y primitivos y decretando, finalmente, que no tenían escritura porque no hallaron
ningún libro como los que ellos conocían en Europa.
Hubo cronistas que no ignoraron la existencia de formidables redes de caminos,
de viajes de navíos de gran tamaño, de sistemas de acopio de información, ya sea en
quipus, en cortezas de árboles, en cueros o en piedra pero en su imposibilidad,
repetimos, de percepción de los significados, declararon que acá en América no existía
la escritura.
Han sido necesarios muchos años para que la afirmación sea puesta en discusión
y que se acepte el planteamiento siguiente: Los españoles no encontraron en América
sistemas de escritura parecidos a los suyos y declararon que en América no había
escritura, pero muchos cronistas reconocieron que existían formas de conservación de
información con códigos y soportes distintos a los clásicos de su tiempo, pergaminos y
papeles..
Hoy ya se leen los jeroglíficos mayas, los códigos mexicanos, y se avanza de
manera consistente en los estudios sobre los quipus, esas cuerdas con nudos de las que
había miles en los depósitos imperiales y que los invasores mandaron destruir.
Fueron los religiosos evangelizadores los primeros en comprobar la enorme
diversidad cultural americana de la que aztecas o incas eran solo pequeña una parte.
Idiomas, tradiciones, religiones, costumbres locales, niveles de aislamiento, etc.
formaban un complejo ecosistema comunicacional que probablemente todavía persiste
al lado de los nuevos sistemas.
Esta es pues una singularidad importante: la historiografía de los medios ha
hecho poco caso a la comunicación indígena y los viejos sistemas de transmisión y
conservación de información son olvidados para siempre. Sólo los antropólogos han
cultivado su estudio pero todavía no se ha producido el encuentro con los
comunicadores historiadores.
-América colonial
4
Fueron 300 años de dominación colonial en América Latina en que tanto
Portugal como España hicieron los máximos esfuerzos por mantener a sus más lejanos
súbditos alejados de la información europea. Al final, como se sabe, fueron sus propios
hijos, ya convertidos en criollos –o mejor, en españoles americanos- los que se
apartaron de la tutela de las coronas.
Pueden distinguirse etapas claras en el proceso de formación de la opinión
pública americana y su concreción en periodismo. Una primera etapa de control
absoluto, de casi total prohibición de producir prensa en América, durará desde
mediados del siglo 16 hasta finales del siglo 17 cuando en Lima se publica el “Diario de
Lima” el 1ro. de octubre de 17902. Es un periódico diario, editado por un particular,
español de España, que pronto entra en conflicto con los intelectuales españoles de
América que hacen su propia publicación, el “Mercurio Peruano” al año siguiente.
Todos son pronto considerados incómodo por la corona y pierden el favor real
pero han sembrado algo muy importante, esto es, la ruptura del secreto de cómo hacer
un periódico, algo que hoy parece elemental.
La tercera etapa es igualmente nítida: cuando se produce aquel episodio llamado
“La Primavera de Cádiz” y los españoles que guerrean contra Napoleón decretan la
Libertad de Imprenta, los criollos americanos y muchos españoles liberales lanzan el
más poderoso ataque de ideas que había recibido hasta entonces alguna monarquía, a
excepción, claro, de la francesa en la primera etapa de la Gran Revolución.
Es el breve lapso en que gracias a la libertad de imprenta se expresan en público
voces que reclaman una monarquía constitucional.
La última etapa es aquella en que se combate en los campos de batalla con
cañones y en las ciudades con pasquines, panfletos, periódicos, en el proceso de
independencia que culminará en Perú cuando en 1826 el Libertador Bolívar derrota y
expulsa a los españoles y funda nuevas repúblicas.
En el gran esfuerzo libertario participan por supuesto los indígenas pero su
situación no mejorará de manera sustancial y seguirán sin participar del proceso salvo
como mano de obra de nuevo tipo. La comunicación andina seguirá siendo ignorada a
tal punto que cuando se habla de historias de la información y la comunicación en
América se omitirá a las masas que hablan quechua por ejemplo, sencillamente como si
no existieran.
Pero hubo además maneras alternativas de informarse y que eran tan eficientes o
aún más que la prensa, como los toques de campanas, las homilías dominicales en las
parroquias, los cafés políticos, las veladas literarias o de estudio, los pregoneros, todos
tejiendo un entramado informativo del que casi no tenemos información.
-América republicana
América se desligó políticamente de la tutela europea en las tres primeras
décadas del siglo XIX luego de una lucha que fue librada en frentes simultáneos. El
principal el militar y luego, entre los más importantes, el de la opinión pública
expresada, como se dijo, en periódicos, panfletos, hojas de todo tipo que son llamados
2
La primera “Relación” redactada e impresa en América circuló en México en 1541 y la primera
de Lima en 1594 y formaron parte de casos excepcionales pues la información era normalmente redactada
en España y copiada y reimpresa en las colonias.
5
“periodismo” pero que eran en realidad propaganda con alguna noticia que justificara su
condición de “periódico”.
No es el caso entrar ahora en detalles que son por lo demás muy conocidos pero
vale la pena destacar la enorme diferencia que se plantea ya entre los periodismos del
Norte y los del Sur.
Un ejemplo simple: cuando en Nueva York el “Sun” o “La Presse” en París, etc.
sientan las bases del nuevo periodismo popular de bajo precio, nuestros diarios todavía
se imprimen casi a mano, se venden en pocas cantidades y no hacen trabajo noticioso
sino ideológico político. Las informaciones circulan de otra manera y hasta quizá mas
eficientemente que las hojas impresas.
Recién a principios del siglo XX comienza a distinguirse un esfuerzo de
profesionalización de propietarios de periódicos que apuestan por la venta de
ejemplares para sostener la publicidad, naciendo los llamados “Avisos Económicos”
que fueron por muchos años la columna vertebral de la economía de los grandes
rotativos.
Hasta mediados de siglo los diarios son distintos, han desarrollado estilos de
presentación, redacción, etc. dictados por su historia pero inmediatamente después
finalizada la Segunda Guerra se introducen por lo menos tres elementos claves que
serán el punto de partida de un esfuerzo de homogeneización tecnológica, profesional y
finalmente ideológica, a saber, la influencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, la
fundación de escuelas de periodismo que adoptan la línea norteamericana de formación
y la penetración excluyente de las industrias culturales del Norte.
Paralelamente se producen movimientos sociales importantes. La pobreza
empuja a los campesinos a las ciudades y forman cinturones de pobreza que las hace
más grandes y más problemáticas pero también más ricas en diversidad cultural.
Para satisfacer este nuevo público surgirá un nuevo periodismo tabloide,
popular, de bajo precio, que alterará los viejos cánones de la prensa y colocará a los
pobres como actores de aquellos nuevos escenarios.
No solo la prensa debió readaptarse a estos nuevos públicos. También la radio
primero y luego la televisión, todos ligados absolutamente al mercado en el amplio
sentido de la palabra.
-La historiografía latinoamericana
Todos nuestros países cuentan con historias de la prensa redactadas
generalmente en el siglo pasado y sin más ambición que dar a conocer listados de
periódicos y datos de sus propietarios, intereses, etc. A estas historias que dan cuenta
del desarrollo diacrónico del periodismo se suman testimonios, memorias, relatos en
general de periodistas o políticos que quisieron dejar huella de su paso por el mundo de
la prensa.
Pero hay otra visión también propuesta por los grandes historiados y en especial
de la etapa republicana que, al narrar episodios políticos, antecedentes y consecuencias,
tuvieron presente la acción de la prensa. Para conocerla es necesario buscar y espigar,
separando con cuidado. Se encontrará que la política y el periodismo estuvieron tan
estrechamente ligados que es difícil hacer una historia que prescinda de alguno.
6
Y debemos considerar que Grupos de Poder, de Presión, Partidos, Estados, tejen
todavía la trama de los medios en la medida en que el periodismo ha sido dejado en
manos del mercado.
-Es posible ya reconocer por lo menos esfuerzos sistemáticos y grupales de
historiar la prensa y en general los medios masivos de información en América Latina,
esto es, el Grupo de Trabajo de Historia de la Información que organiza la Asociación
Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) que actualmente
coordina Juan Gargurevich y la Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en
Iberoamérica que promueve Celia del Palacio desde Guadalajara. Debemos considerar
en este esfuerzo al grupo brasileño reunido en la Red Alfredo Carvalho con la
inspiración de José Marques de Melo, tanto por la magnitud del esfuerzo como por la
propuesta metodológica y la influencia continental que están ejerciendo los académicos
brasileños.
La primera experiencia de convocatoria a historiadores latinoamericanos a
integrarse en un grupo de trabajo la hizo ALAIC como parte de su gran esfuerzo de
conformar redes que abarcaran la mayoría de ámbitos de la comunicación y su práctica.
Como se sabe, ALAIC se reúne cada dos años en diferentes capitales y ha logrado
reunir a centenares de investigadores de la mayor parte de países de nuestra región (Sao
Paulo 1992; Guadalajara 1994; Caracas 1996; Recife, 1998 ; Santiago de Chile, 2000;
Santa Cruz 2002; La Plata, 2004).
ALAIC alentó la integración de un grupo que trabajara la historia y surgió así el
“Grupo de Trabajo Nro. 14” con un llamamiento, sencillo pero abarcador, de presentar
ponencias sobre Bibliografía, Didáctica, Historiografía, agregándose que “se procurará
enfatizar en la observación de la historia actual para configurar un fondo de datos que
sea útil para los estudiosos de la especialidad, teniendo en cuenta que se está
acumulando una gran cantidad de información”3.
La idea central era, entonces, de convocatoria amplia sin poner casi más límites
que la temática especializada. Con esa idea se han acumulado decenas de trabajos que
dan cuenta de metodologías diversas para historiar medios, escenarios mediáticos,
comportamientos en coyunturas, etc. que han enriquecido nuestra experiencia.
El grupo de México, Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en
Iberoamérica, surgió en el año1999 con el aliento y entusiasmo de la profesora Celia del
Palacio y sus colaboradores de la Universidad de Guadalajara y con planteamientos
claros y amplio sobre el tema. Una diferencia que vale la pena resaltar es que escogieron
el vocablo “Iberoamérica” para su denominación formal, abriendo así la posibilidad de
integración al trabajo a historiadores españoles y portugueses.
Una particularidad que enfatiza la Red mexicana es el llamado a la visión
interdisciplinaria, asumiendo que no es fácil comprender cabalmente el complejo
fenómeno mediático a través de una sola visión4. Es en esta línea que se abrió una
extensión de la Red hacia el gran escenario académico norteamericano que significa la
Latin American Studies Association (LASA) organizando un capítulo de historiadores
3
4
Véase en el Anexo I el texto completo de la convocatoria del GT 14 de ALAIC.
Véase Anexo II.
7
de la prensa en su IV Congreso Internacional en Dallas, en el año 2003. La Mesa de
Trabajo se tituló precisamente “Historia de los impresos en América Latina siglos
XIX.XX. La interdisciplinariedad como futuro”. Se reunieron nuevamente en Las Vegas
en el año 2004 y hay ya planificada otra reunión para la cita de LASA en San Juan, en el
próximo Noviembre. También han organizado congresos internacionales de gran éxito
académico cuyo detalle puede verse en la Página que mantienen en Internet.
Por su parte la Red Alfredo de Carvalho, de Brasil, debe ser unida a estas
voluntades por ser el mayor esfuerzo, que conozcamos, por organizar de manera
sistemática la historia de la prensa del país5. Fue fundada en el año 2001 y con la
intención de “Desarrollar acciones públicas destinadas a conmemorar los 200 años del
nacimiento de la prensa en Brasil, preservando su memoria y construyendo su historia.
Pretende así contribuir al avance de los medios impresos en el nuevo siglo, integrando
los medios electrónicos y digitales, convirtiéndolos en patrimonio colectivo del pueblo
brasileño”.
No avanzamos en detalles por razones obvias pero añadiremos, para un lector no
brasileño, que la Red acoge a “todas las organizaciones que trabajan en investigación,
fomento, profesionalización, producción mediática así como cualquier otro sector
vinculado a este campo de actividad intelectual”6. Es así como la Red puede exhibir una
gran lista de entidades tanto participantes como colaboradoras, como un verdadero
ejemplo de unidad en búsqueda de un gran objetivo común.
Podemos así finalmente señalar que la historiografía latinoamericana de la
comunicación se nutre de tres vertientes bien definidas y objetivos comunes: la
convocatoria amplia de ALAIC, la exhortación a la interdisciplinariedad de la Red de
Guadalajara y la gran propuesta nacional brasileña de la Red Alfredo de Carvalho.
Debemos mencionar también el esfuerzo que significó la organización del
Simposio “Construcciones impresas. Diarios, periódicos y revistas en la formación de
los Estadios nacionales en América latina y Estados Unidos (1820-1920” realizado en la
Universidad de San Andres7 en Buenos Aires, en el año 2002.
Finalmente:
Al abordar el final de esta conversación con ustedes y proponerles extraer
conclusiones permítame citar al extensamente a una distinguida profesora mexicana que
al trazar bases metodológicas para el estudio de la prensa advirtió que:
“La historiografía es un enfoque, una forma reflexiva de acercarse a la historia
que renuncia a la objetividad imposible del naturalismo historiográfico. Explora en la
obra misma y en las circunstancias de su producción, analiza su discurso, desentraña al
público al que el autor dirige sus textos, y descubre el sentido específico –la intenciónque el autor impone a los hechos porque éste analiza los acontecimientos desde su
realidad y su experiencia, imponiendo su singular interpretación”.
“La historiografía parte del hecho de que todo discurso, como el de la prensa,
tiene una intencionalidad. Ella permite develar el propósito de ocultar una parte del
discurso. Desenmascara lo que por mucho tiempo permanece enmascarado, no importa
Véase Anexo III.
La traducción es nuestra.
7
Los principales aportes han sido compilados por Paula Alonso y publicados. Véase la Bibliografía.
5
6
8
si el texto en cuestión se publica en forma de libro, diario, memoria o narración
periodística”8.
Las nuevas historias de medios en América Latina se están ya trabajando bajo
esa comprensión pero lo que todavía falta es ensamblar las piezas del gran
rompecabezas, es decir, avanzar hacia la búsqueda de relaciones entre historias porque
una singularidad esencial nuestra es el idioma común, incluyendo el portugués de
acceso relativamente fácil en comparación a otros idiomas.
En otros continentes las distancias comunicacionales son enormes, casi
inabordables. Aquí, en cambio, portugués y castellano se encuentran con cierta
comodidad y permiten –como ahora- el intercambio de experiencias.
Tenemos tiempos precolombinos, coloniales, fundacionales republicanos
comunes, lo que nos debería llevar a investigar un poco más allá del círculo estrecho de
las historias locales siempre y cuando, por supuesto, ese terreno haya sido ya trabajado
con un rigor como el que propone, por ejemplo, la Red Carvalho.
Estamos seguros de que falta muy poco ya para ofrecer una historiografía
latinoamericana de los medios de comunicación.
Lima, 15 de marzo del 2005
BIBLIOGRAFÍA
Advertencia: la siguiente es una bibliografía elemental de carácter introductorio,
cuyo examen sería útil para encontrar puntos de partida de la historiografía
latinoamericana de la prensa.
Se incluyen al final varios textos totalizantes de autores españoles, que contienen
capítulos o secciones dedicadas a la prensa americana.
-Comunicación en América Precolombina
Alcázar Molina, Cayetano. Historia del correo en América. Rivadeneyra. Madrid. 1920.
Arellano, Carmen. Quipu y Tocapu. Sistemas de comunicación inca. En “Los Incas, arte
y símbolos”. Lima. BCP. 1999.
Ascher, Marcia y Ascher, Robert. The code of quipu: a study in media., mathematics
and culture. University of Michigan Press. 1981.
Coe, Michael. El desciframiento de los glifos mayas. México. FCE. 1995.
De la Jara, Victoria. Introducción al estudio de la escritura de los Incas. Inide. Lima.
1975.
Gargurevich Regal, Juan. La comunicación imposible. Información y comunicación en
el Perú – Siglo XVI. Lima. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 2002.
Gruzinski, Serge. La colonización lo imaginario. Sociedades indígenas y
occidentalización en el Méjico español. Siglos XVI y XVII. Méjico. FCE. 1995.
Cruz Soto, Rosalba. El periódico, un documento historiográfico. En “Historia de la prensa en
Iberoamérica”. V. Bibliografía.
8
9
Hill Boone y Mignolo, Walter. (eds.) Writing without words; alternative literacies in
Mesoamerica and the Andes. Duke University Press. 1994.
Hyslop, John. Qhapaqñan. El sistema vial inkaico. Lima. Instituto Andino de Estudios
Arqueológicos. 1992.
Quilter, Jeffrey y Urton, Gary (eds.). Narrative Threads. Accounting and recounting in
Andean khipu. University of Texas Press. 2002.
Urton, Gary. Signs of the Inca Khipu: binary coding in the Andean knotted-string
records. University press of Texas. 2003.
-Información en América Colonial
Beltrán, Oscar. R. Historia del periodismo argentino. Sopena. Buenos Aires. 1943.
Cacua Prada, Antonio. Historia del periodismo colombiano. Ogotá. 1968.
Galván Moreno, C. El periodismo argentino. Claridad. Buenos Aires. 1944.
Marques de Melo, José. Historia Social da imprensa. Fatores socioculturais que
retardaram a implantacao da imprensa no Brasil. EDIPUCRS. Porto Alegre. 2003.
Martinell Gifre, Emma. La comunicación entre españoles e indios: palabras y gestos.
Mapfre. Madrid. 1992.
Sodré, Werneck Nelson. A história da imprensa no Brasil. Editora Civilizacao
Brasileira. Rio de Janeiro. 1966.
Torre Revello, José. El Libro, la Imprenta y el Periodismo en América durante la
dominación española. Buenos Aires. 1940.
-Información en América Republicana
Alonso, Paula (comp.) Construcciones impresas. Panfletos, diarios y revistas en la
formación de los estados nacionales en América Latina, 1820-1920. Fondo de Cultura
Económica de Argentina. Buenos Aires. 2003.
Arias Escobedo, Osvaldo. La prensa obrera en Chile: 1900-1930. Universidad de Chile,
Chillán. 1970.
CIESPAL. Políticas nacionales de comunicación. Editorial Epoca. Quito. 1981.
Couyoumdjian, Juan Ricardo, Rozas, Eliana y Tocornal, Josefina. La Hora 1935-1951.
Trayectoria de un diario político. Universidad Católica de Chile, Santiago. 2002.
Del Palacio, Celia (comp..). Historia de la prensa en Iberoamérica. Altexto.
Guadalajara. 2000.
Glave, Luis Miguel. La república instalada. Formación nacional y prensa en el Cuzco
1825-1839. IFEA-IEP. Lima. 2004.
Lafleur, Héctor (et. al.) Las revistas literarias argentinas, 1893-1967. Centro Editor de
América Latina. Buenos Aires. 1968.
Marques de Melo, José (coord.). Comunicación latinoamericana: desafíos de la
investigación para el siglo XXI. ALAIC. Sao Paulo. 1992.
Marques de Melo, José. La Escuela Latinoamericana de Comunicación. Voluntad. Sao
Paulo, 1997.
Ocampo Moscoso, Eduardo. Historia del periodismo boliviano. Juventud. La Paz, 1978.
Otero, Gustavo Adolfo. Historia del periodismo en Bolivia. Bogotá. 1943.
Peñaranda Undurraga, Raul. Retrato del periodista boliviano. CEBEM. La Paz. 2002.
10
Portales, Diego. Heterogeneidad industrial en la prensa de Santiago de Chile. FLACSO.
Santiago de Chile. 1978.
Portales, Diego. Poder económico y libertad de expresión. La industria de la
comunicación chilena en la democracia y el autoritarismo. ILET-Nueva Imagen.
México. 1981.
Silva Castro, Raul. Prensa y periodismo en Chile (1812-1956). Universidad de Chile.
Santiago. 1958.
Stándard Electric Argentina. Historia de las comunicaciones argentinas. Buenos Aires.
1980.
Sunkel, Guillermo. El Mercurio: 10 años de educación político-ideológica 1969-1979.
ILET. Santiago de Chile. 1983.
Ulanovsky, Carlos. Paren las rotativas. Espasa. Buenos Aires. 1997.
-Las nuevas grandes historias
Barrera, Carlos (coord.) Historia del periodismo universal. Ariel. Barcelona. 2004.
Del Palacio Montiel, Celia (comp.) Historia de la prensa en Iberoamérica. Altexto.
Guadalajara. 2000.
Gómez Mompart, Joseph Lluis y Marín Otto, Enric (eds.). Historia del periodismo
universal. Síntesis. Madrid. 1999.
Pizarroso Quintero, Alejandro (comp.). Historia de la prensa. Centro de Estudios
Ramón Areces. Madrid. 1994.
ANEXO
Redes especializadas en la historia de la información y comunicación en América
Latina.
I)
Grupo de Trabajo de Historia de la Asociación Latinoamericana de Investigadores
de la Comunicación (ALAIC)
El grupo de trabajo de Historia de la Comunicación busca recaudar e intercambiar
información sobre cuestiones básicas de la especialidad como:
Bibliografía, incluyendo la información de dónde y cómo obtener material;
Didáctica de la historia de la información;
Propuestas historiográficas especializadas en medios de comunicación;
Metodologías de investigación aplicadas a la historia de los medios y que buscarán
trabajar sobre historias nacionales, regionales, de casos y coyunturas específicas,
biografías de comunicadores etc.
Se procurará enfatizar en la observación de la historia actual de la comunicación para
configurar un fondo de datos que sea útil para los estudiosos de la especialidad,
teniendo en cuenta que se está acumulando una gran cantidad de información. Esta
abundancia de datos es consecuencia, entre otras causas, del fenómeno de globalización
11
telecomunicativa que afrontamos en la actualidad y que debe ser visto desde vertientes
distintas.
Se buscará también establecer relaciones con especialistas de otras regiones para
intercambio de los itens básicos citados arriba, para establecer lazos de intercambio de
información que tengan como efecto inmediato la creación de una lista de interés de
historiadores.
Fuente: http://www.eca.usp.br/alaic/gt14.htm
...........................
II)
Red de Historiadores de la Prensa y el Periodismo en Iberoamérica
La Red de historia de la prensa y el periodismo en Iberoamérica fue creada el día 7 de
septiembre de 1999 en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de
la Universidad de Guadalajara, por un grupo de investigadores de diversas
universidades de varios países, con el fin de constituir una red de investigación e
intercambio académico internacional.
Los objetivos fundamentales que se señalaron en aquel momento son:
1.- Reunir a todos los interesados en la problemática teórica y metodológica inherente al
estudio de la prensa y el periodismo en los distintos países de Iberoamérica, sin
privilegiar ningún enfoque, propiciando la multidisciplinariedad. Serán bienvenidos los
investigadores provenientes de diversas disciplinas: historia, literatura, comunicación o
sociología. El único requisito es tomar a la historia de la prensa y el periodismo como
objeto de estudio. Las líneas de investigación que se privilegiarán son:












Problemas teóricos y metodológicos del estudio de la historia de la prensa y el
periodismo.
La prensa y el periodismo en las regiones
Empresas periodísticas.
Los periodistas y otros profesionales relacionados.
El periódico como producto cultural y formador de opinión pública.
Prensa e historia política
Legislación y prensa
El impacto de las tecnologías en el desarrollo del periodismo
Historias comparativas
El público, la circulación y la recepción de los periódicos.
Contextos culturales del periodismo
Periodismo y sus modalidades.
2.-Propiciar el intercambio de información de todo tipo, concerniente a la investigación
de la historia de la prensa y el periodismo y a los integrantes de la red: dando a conocer
novedades bibliográficas y hemerográficas, congresos, foros diversos y productos de
investigación.
3.-Incentivar el rescate de los materiales hemerográficos, así como la conservación de
los acervos, buscando sensibilizar a las autoridades en torno a esta necesidad.
4.-Buscar la difusión del conocimiento y de la misma información manejada a través de
12
la creación de una página web. Propiciar la publicación de índices y catálogos, tanto de
fondos públicos como privados a los que los integrantes tengan acceso. Así mismo,
procurar la realización de una publicación conjunta con los resultados de las
investigaciones de los miembros
5.-Propiciar el contacto con otras redes y asociaciones de temas y objetivos afines
6.-Fomentar la relación de las facultades, a fin de vincular la investigación con la
docencia.
7.-Mantener reuniones periódicas.
Fuente: http://www.historiadoresdelaprensa.com.mx/quienes.shtml
..............
III)
Preservando a Memória e construindo a História dos 200 anos da Imprensa no
Brasil
Ao ingressar no século XXI, o Brasil sofre de mal endêmico. Sua imprensa permanece
restrita a uma fatia minoritária da sociedade, excluindo da cultura escrita os nossos
grandes contingentes populacionais.
É reduzido o número de brasileiros que são leitores regulares de livros, revistas ou
jornais, quando comparados aos estadunidenses, canadenses, ingleses, franceses,
argentinos ou chilenos.
Assume característica singular a crise nacional da lei-tura de jornais. A expansão das
tiragens diárias mostra-se absolutamente descompassada com o ritmo do incremento
demográfico.
Na década de 50 tínhamos um volume diário de 5,7 milhões de exemplares de jornais
para uma população de 52 milhões de habitantes. Chegamos ao ano 2000 com uma
tiragem diária de 7,8 milhões de jornais para uma população estimada em mais de 170
milhões de pessoas.
O mais grave em tal confronto estatístico está no fa-to de que, no mesmo período,
ampliou-se a escolarização em todo o país, reduzindo-se a taxa de analfabetismo.
Paralelamente, ocorreu elevação da renda nacional, elastecendo-se a capacidade
aquisitiva das camadas médias da população.
Diante desse quadro calamitoso, a Rede Alfredo de Carvalho lançou bandeira destinada
a converter o século XXI no século da imprensa brasileira, contribuindo para o
fortalecimento da nossa cidadania. Sua premissa é a de que o processo civilizatório
ancora-se na capacidade de abstração intelectual dos componentes de qualquer
sociedade humana.
A Rede Alfredo de Carvalho foi constituída formalmente em reunião efetuada na sede
da ABI - Associação Brasileira de Imprensa, na cidade do Rio de Janeiro, no dia 5 de
abril de 2001. O anfitrião do encontro, jornalista Fernando Segismundo , fez
emblemática alusão histórica. Ele disse que a utopia ali esboçada assemelhava-se ao
sonho que, há um século, impulsionara Gustavo de Lacerda a lançar as bases do
associativismo jornalístico no país.
Em 1908, ninguém acreditava que fosse possível transformar o ofício noticioso numa
profissão juridicamente reconhecida e socialmente legitimada. Em 2001, lembrava o
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atual presidente da ABI, alguns duvidarão da oportunidade de se recuperar o tempo
perdido, transformando a imprensa em alavanca civilizatória, quando já se proclama até
mesmo a sua morte tecnológica.
Pretende-se retomar o trabalho realizado, no início do século XX, pelo historiador
pernambucano Alfredo de Carvalho, sob os auspícios do IHGB - Instituto Histórico e
Geográfico Brasileiro . Ele realizou a primeira pesquisa integrada sobre a imprensa
brasileira . Constituiu-se, na verdade, em artífice do inventário documental que preparou
o terreno para a aventura historiográfica reservada aos jovens pesquisadores da mídia
impressa.
Foi baseada nessa sistematização das fontes da moderna História nacional que a
historiadora Esther Bertoletti empreendeu, no último quartel do século XX, o ousado
Plano Nacional de Microfilmagem dos Periódicos Brasileiros . Trata-se naturalmente de
obra a ser completada, com a criação da Hemeroteca Nacional. Esse programa destinase a retirar as coleções de jornais e revistas dos porões da Biblioteca Nacional ,
intensificando o seu uso por parte da comunidade acadêmica. Somente assim será
possível preservar a memória daqueles que construíram a opinião pública e fortaleceram
a democracia participativa no Brasil.
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Princípios norteadores:
A idéia central é recuperar a história dos impressos a partir de espaços sociais
considerados. Falar de um veículo de uma determinada época é obrigatoriamente se
referir à cidade no qual estava inserido, as relações sociais e culturais determinantes
nesta cidade. É importante perceber a dinâmica do veículo em relação a uma dinâmica
social mais ampla;
Cada grupo trabalhará, portanto, com períodos e/ou veículos de comunicação
impressos (jornais e revistas) num dado espaço cultural. Por exemplo: A imprensa de
Manaus no século XIX ou Os jornais fluminenses do século XIX (exceto Capital)
O que se propõe é portanto conseguir fazer um inventário o mais vasto possível
da história da mídia impressa brasileira nos séculos XIX e XX.
Uma determinada visão de história
Na tradicional historiografia identificada como positivista ou historicista, a
imprensa aparecia em geral como fonte privilegiada na medida em que era vista como
portadora dos «fatos» e da «verdade». Em seguida, com a renovação dos estudos
históricos e a ênfase numa abordagem que privilegiava o sócio-econômico, a imprensa
passou a ser relegada à uma condição subalterna, pois seria apenas «reflexo» superficial
de idéias que, por sua vez, eram subordinadas estritamente por uma infra-estrutura
sócio-econômica. E a subseqüente renovação historiográfica, com destaque nas
abordagens políticas e culturais, passou a redimensionar a importância da imprensa, que
passa a ser considerada como fonte documental (na medida em que expressa discursos e
expressões de protagonistas) e também como agente histórico que intervém nos
processos e episódios, não mero «reflexo».
Dentro do recorte cronológico definido, trata-se então de trabalhar as relações
entre os estudos históricos e a imprensa destacando dois eixos principais. De um lado as
discussões teóricas e definições metodológicas do trabalho do historiador diante da
imprensa e, de outro, a construção de histórias da imprensa para o período no Brasil. As
referências teóricas situam-se no campo da chamada Revolução Impressa, isto é, os
estudos sobre a imprensa na Revolução Francesa moldados pela nova história cultural
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(DARNTON e ROCHE), as perspectivas da historiografia da América hispânica
(GUERRA, OSSANDÓN e GARGUREVICH) e uma leitura crítica dos textos clássicos
na historiografia brasileira sobre imprensa (SODRÉ, RIZZINI e LIMA SOBRINHO)
servirão de fundamento para leitura e análise de jornais do século XIX e XX. Levandose também em conta abordagens mais recentes sobre a história da imprensa no Brasil
(MARQUES DE MELO, SCHWARCZ e CAPELATO).
Fuente: http://www.jornalismo.ufsc.br/redealcar/rede.htm