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Amar a Dios al Amar a los Demás CARL H. STEVENS, JR. INTRODUCCIÓN La Biblia dice que estamos para amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente, con toda nuestra fuerza. ¿Cómo expresamos este amor hacia Él? Lo hacemos al compartir con los demás el amor que recibimos de Él. Cuando Ud. permite que el amor que recibe de Dios brote, entonces Ud. está amándolo con todo su corazón, alma, mente y cuerpo. Como Ud. podrá ver, no hay ni un sólo lugar a donde el amor de Dios no pueda llegar. Amar a Dios no es un programa de trabajos. Estas páginas mostraran que el amor del que estamos hablando es un amor incondicional. Esto implica que el Espíritu Santo lo produzca dentro de nosotros (Romanos 5:5). Capítulo 1 EL RESULTADO DEL CORAZÓN “Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:28-30). El corazón es el centro supremo de todas las comunicaciones, sentimientos, y decisiones que tienen su aplicación con el cuerpo físico. Esta es la premisa para todo el pensamiento motivacional y la base para toda operación humana. El corazón produce emociones tanto positivas como negativas, las cuales resultan en voluntades positivas y negativas. Basadas en esas condiciones, nosotros lo mismo glorificamos y honramos con nuestro cuerpo o no lo hacemos. El alma tiene cinco partes: la mente, las emociones, la conciencia (con sus normas y estándares), la auto conciencia, y la libre voluntad. La naturaleza del viejo pecado, la cual fue el resultado de la decisión de Adam de desobedecer a Dios, también opera desde el alma. La mente es una colección de pensamientos únicos correlacionados que caracteriza nuestro conocimiento de una asunto dado. De esos pensamientos, realizamos la observación para llegar al entendimiento (ya sea correcto o incorrecto) del asunto en cuestión y una familiarización para aplicar lo que conocemos. La mente revela la actitud del alma, la cual es determinada por la información dada por la conciencia, controlando nuestra actitud y dirigiendo nuestra voluntad. Este es el lugar del entendimiento y del pensamiento lógico – la facultad intelectual y reflexiva del hombre. Como esa parte de nosotros que percibe, piensa, y llega a conclusiones, la mente es la que toma las decisiones del alma (Ver Romano 1:28, 7:23 y 25, 12:2; 1 Corintios 2:16, 14:15; 2 Corintios 4:4; Efesios 4:17-18, 5:17). Finalmente, la “fuerza” a la que el Señor se refirió habla del cuerpo físico con el cual podemos o no servir y glorificar a Dios. Lo Primero y más Inminente La Palabra de Dios me enseña que si yo amo al Señor mi Dios con todo mi corazón, entonces estaré motivado a ayudar a los demás con el amor de Dios, sin importar quienes sean. Si yo Lo amo con toda mi mente, me pasaré tiempo en meditación, comunicándome con Él, dejando que el mundo more ricamente en mi corazón. Si yo Lo amo con toda mi alma, entonces las cinco partes de mi alma estarán sometidas al nuevo corazón y el nuevo espíritu de Ezequiel 36:26. “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.” Yo lo amo a Él con toda mi fuerza, por lo que mantendré mi cuerpo puro y no lo entregaré a las drogas o a cualquier otro estilo de vida que lo dañe. Al amar a Dios con toda mi fuerza, no entregaré mi cuerpo a la promiscuidad porque entiendo que mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Por lo tanto yo preservo mi cuerpo para glorificar a Dios (Romanos 12:1-2). La Necesidad Trae Consigo el Llamado al Amor “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos” (Marcos 12:31). El secreto real para estar a bien con Dios no es si cometemos o no errores. La cuestión no es lo que nosotros hacemos abiertamente. La clave para tener la correcta relación con Dios en nuestros corazones está en la medida de nuestra obediencia a los mandamientos de Jesucristo con respecto al amor, como se expresa en Marcos 12:30-31. Por ejemplo, si un esposo ama a su esposa con todo su corazón, tratándola con bondad y gentileza, comunicándose con ella, y dándole lo que necesita, entonces este esposo está amando a Dios. Cada vez que él ama a su esposa e hijos, él ama a Dios, porque la proporción del amor de este hombre por Dios es reflejada en como ese amor es compartido con los demás. La necesidad de una persona es el llamado de Dios al amor. Aquellos que responden al llamado de Dios al evangelismo comparten el amor de Dios con extraños. Ellos aman a Dios en cada puerta a la que ellos llegan. Ellos aman a Dios con sus cuerpos. Ellos aman a Dios con sus corazones, almas, y mentes al compartir a Jesucristo con aquellos que Le necesitan. Esta es una forma que usted puede decir si una persona ama con el amor de Dios. Por esta razón, somos conocidos por nuestro fruto (Mateo 7:16-20). Un hombre estaba moribundo en el hospital, él no era miembro de mi iglesia, pero su amigo quien había sido recientemente salvado me pidió que le visitara. Este hombre había sido educado en la religión, pero nunca había recibido a Cristo como su Salvador. Comencé a visitarlo diariamente, y eventualmente lo conducía a Cristo. A las tres de la mañana una enfermera me llamó y me dijo que él se estaba muriendo y que quería que yo estuviera allí antes que se fuera. “Usted es su amigo favorito que lo visita. Él le ama y quiere que usted venga ahora,” me dijo la enfermera. Amar a aquel hombre era amar a Dios. Capítulo 2 SOBRE EL MÁS PEQUEÑO “Cuando el Hijo de Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles santos con Él, entonces se sentará en su trono de Gloria, y serán reunidas delante de Él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha. Venid Benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; Estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forasteros, y te recogimos, o desnudos, y te recogimos, o desnudos, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuando lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me distes de comer, tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeño, tampoco a mí lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.” (Mateo 25:31-46) Otra forma de amar a Dios es perdonar y olvidar de la misma manera que Dios olvida y perdona (ver Efesios 4:32). Dar por gracia en las ofrendas es amar a Dios. Jesús dijo en Mateo 25:40, “cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” Cada vez que obedecemos a Dios al amar a alguien estamos amando a Dios. Dar de comer al desamparado es amar a Dios. Las personas que visitan los hogares de desamparados están amando a Dios al amar a esas personas. Los que visitan la prisión para enseñar y mostrar bondad aman a Dios. Nuestro valor no está determinado por lo que hacemos por los demás en obras, sino que nuestro valor se mide por la fe que sirve por el amor (Gálatas 5:6,14). El Valor de cada Alma “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.” (Lucas 10:33-37) El samaritano sintió compasión por el herido, a diferencia del Levita (que representaba la ley). Jesús no dijo que diéramos caridad a nuestro prójimo tal como el Samaritano lo hizo. Todas las almas del universo son tan valiosas, no importa quien sean o donde se encuentren. Esos que comen de los latones de la basura tienen valor ante Dios. Los que han cometido errores terribles y están ahora en prisión tienen valor ante Dios. El niño abandonado y herido a causa de un hogar destrozado tiene valor ante Dios. Tres niños que pertenecían a una pareja de alcohólicos comenzaron a asistir a nuestra Escuela Bíblica de Vacaciones. Uno de los pequeñines vino y me pidió, “Por favor vaya y hable con mi padre y mi madre – ellos .” Por lo que fuimos a visitar su casa. En cuestión de una hora, ambos, el padre y la madre, estaban de rodillas, orando para recibir a Jesucristo. Pronto ellos fueron bautizados. Ese día, el niñito de 6 años vino hacia nosotros y nos dijo, “Gracias por amar a mi mamita y a papá y hacer nuestro hogar un lugar feliz otra vez.” Ir a ese hogar fue amar a Dios con todos nuestros corazones, todas nuestra mentes, todas nuestras almas, y todas nuestras fuerzas. Perdón y Restauración Hacemos todo por cuanto esté a nuestro alcance para enseñar a nuestros jóvenes para que estén puros y se preserven vírgenes. Predicamos y enseñamos y tenemos programas en nuestras escuelas que están diseñados para apartarlos del pecado. Aún así, un caso aislado, aquí o allá, caerá. Estos casos los tomamos, los aconsejamos, los amamos, y los tratamos como si no hubieran pecado jamás. Este es el amor de Dios. Algunos estaban al abandonar la fe – ellos pensaron que nadie les permitiría jamás tener una boda en la iglesia debido a sus pecados. Pero nosotros fuimos adelante y los casamos. ¿Porqué? Por que ellos se arrepintieron, y ahora ellos necesitan el amor de Dios, no un período de prueba. Jesucristo no pone a las gentes a prueba, aunque algunas faltas necesitan que seamos obedientes para honrar las ordenanzas de la ley. Así y todo, espiritualmente no hay prueba para alguien que se recupere después de una caída. Capítulo 3 LA GRACIA SOBRENATURAL EN ACCIÓN Cada vez que amamos a alguien de una forma sagrada y pura estamos amando a Dios. Cuando alguien falla y nos hiere, vamos a él y le decimos, “Te perdono, y quiero ayudarte. No importa que hayas fallado. Quiero ayudarte. Quiero restaurarte ante Dios.” Esto es amar al pecador cuando él está aún en la falta. Esta es una expresión de amor sobrenatural y de gracia sobrenatural a través de la comunicación sobrenatural de la Palabra de Dios. ¿Conoce usted a alguien que aún está fuera? ¿Alguien que usted piensa que necesita corrección? Sólo recuerde esto: Mientras éramos aún pecadores, Cristo murió por nosotros. ¿Éramos pecadores? Sí. ¿Esperó Jesús hasta que fuésemos personas correctas antes de amarnos? No. Mientras éramos aún pecadores, Él derramó Su sangre y murió por nosotros tal como éramos. ¿Merece él ese tipo de amor? No. ¿Recibimos nosotros ese tipo de amor? Sí. Jesús no vino al mundo a imputarnos nuestras transgresiones, sino que por el contrario, vino para darnos un ministerio y una palabra de reconciliación (ver 1 Juan 2:1-2, Juan 3:16, 2 Corintios 5:18-19). No me mal interprete: Toda alma en la tierra debe ser salvada para que vaya al cielo. Ellos deben tomar la decisión para nacer de nuevo. Por la gracia a través de la fe cada uno de nosotros es salvo. Pero mientras que éramos pecadores, Jesús nos amó con todo Su corazón y no nos imputó más pecados sobre nosotros. En el momentos que creímos, recibimos Su justeza y nuestros nombres fueron escritos en el Libro de la Vida del Cordero para toda la eternidad. Un Visión más Allá de las Fronteras Todos nosotros tenemos parte en la visión que nuestros misioneros extranjeros tienen para nuestros países. Ellos están teniendo un gran impacto, pero ellos no hubieran podido lograrlo si un hubiera sido por nuestro amor y ayuda. Algunos de nosotros nunca iremos a otro país, aún así otros no hubieran podido ser enviados sin las oraciones, aliento, y la ayuda financiera de los que estamos aquí. Cada vez que alguien va a Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Las Filipinas, Uganda, Ghana, Tailandia, Rusia, India, y todas las partes a donde vamos, es una expresión de nuestro cuerpo que ama a Dios. Ellos van y representan a Jesucristo, caminando en los campos distantes, viviendo en condiciones inusuales y adversas, y a veces arriesgando su salud y sus vidas. Cuando ellos hacen esto, compartimos la recompensa – miembros del cuerpo de Cristo en la iglesia local están amando al Señor con todo sus corazones. Trabajando la Tierra Tenemos una hermana en nuestra iglesia que su esposo está muy enfermo en el hospital, y ella tiene dos hijos pequeños, aún así ella tiene tanta calma y es tan preciosa, con la paz del Señor ama a su esposo y a sus hijos. Por todo lo que ella está pasando le muestra a Dios que le ama cada momento de su vida. Ella ama a Dios con todo su corazón. Siendo honestos con la verdad y siéndole fiel a tres servicios religiosos a tu iglesia a la semana es amar a Dios con todo su corazón. Somos sólo un grupo de pecadores que necesita el amor de Dios pero que vamos adelante. Esto es una de las cosas maravillosas de estar en una ciudad como la nuestra. Tenemos una tierra con grandes necesidades. Todos nuestros ministerios – para las mujeres, para los jóvenes, para los que entren o salgan – todos ellos están prestos a mostrar el amor de Él. Cualquier vaso de agua fría dado en el nombre del Señores una expresión de amor del Señor. Expresar el amor de Dios es una cuestión muy práctica. Es algo que se cae de la mata. Todos podemos alcanzar el cielo cuando amas a Dios al amar a otros. No hay nada más grande que eso en la tierra. CONCLUSIÓN Moisés tenía un impedimento en su habla (Éxodo 4:10). Según Éxodo 4, él apareció con cuatro excusas – razones por las que Dios no lo utilizó. Cuando él se dio cuenta que sus excusas no impresionaron a su Creador, él insistió para que Dios usara a Aarón para que hablara por él, Dios todo poderoso usó a Moisés. Se decía que Pablo tenía un patrón de discurso que era menospreciable (2 Corintios 10:10). Esto no era hablando de su teología sino de su voz alta y chillona. A pesar de que él era un brillante hombre de Dios. Debe haber sido difícil de escucharle cuando predicaba toda la noche. Los que le acompañaban todo el tiempo, sin embargo, se enamoraron de lo que él tenía que decir. Por lo tanto no era un problema escucharle toda la noche y todos los días. Ellos le podían escuchar porque amaban a Dios. Él se reconcilió con Dios y empezó a amarle con todo su corazón, alma, mente, y cuerpo. Tenemos tan poco tiempo para estar aquí en la tierra, que no deberíamos darnos el lujo de malgastarlo en derrotas y desacuerdos. Necesitamos revelarle Cristo a alguien. Hay tantos que necesitan desesperadamente que se les muestre el amor de Dios. El poder, la paz, y las provisiones de Dios están disponibles a nuestro alcance. Bendeciremos a las gentes de una manera especial – simplemente si los amamos con el amor de Dios.