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Revista Candidus Año 1- No.12 - Noviembre/Diciembre 2000
ETICA Y EDUCACION FISICA
Prof. Carlos M. Rodríguez C.
No hay actividad en la que hayan más reglas, normas y principios que en la actividad
deportiva. No hay ningún nivel, campo o acción que no se rija por disposiciones
especialmente elaboradas para ello; o que no se sujete a penalizaciones, castigos,
censura, etc. Desde los sencillos juegos de niños hasta los deportes más organizados y
agresivos, las reglas, normas y sanciones están presentes.
Es que resulta que las actividades físicas son por esencia actividades éticas.
Tanto en los juegos más elementales como las prácticas deportivas más avanzadas son
actividades donde todo un mundo de reglas y de valores tienen vigencia. En los juegos
de roles y en aquellos que practican nuestros infantes en su casa y en el preescolar, el
niño aprende a comportarse, a asumir un papel social cuya función está regida por
normas. En los juegos recreativos el niño asume su rol en forma tal que debe respetar
las disposiciones previamente concertadas. En los deportes altamente competititvos,
los principios, reglas, leyes, etc. son de universal cumplimiento so pena de sanciones
que van desde la amonestación hasta la suspensión definitiva de la práctica de dicho
deporte.
Este mundo valorativo constituye la parte formal de la enseñanza de la
educación física. El educador debe hacer hincapié en la parte formativa del niño a
través de la asunción de los valores propios de esta área del conocimiento. La
puntualidad, responsabilidad, el respeto por el otro, son parte de estos valores.
Siendo el juego la actividad lúdica más altamente organizada, donde el
respeto al espacio, tiempo, jugadores y reglas son base fundamental de su práctica, el
niño debe ser educado en dichos principios. Éstos, deben ser inculcados como parte de
su personalidad a fin de que constituyan su ser social. El respeto a las normas
constituye parte fundamental de la honestidd deportiva. La práctica del deporte provee
al niño de un conjunto de principios conductuales que deben fomentarse en la vida
social. La responsabilidad, la puntualidad, el respeto al reglamento, a las normas y
principios. El respeto al otro debe ser enseñado como parte de la actividad deportiva y
extrapolado a la vida cotidiana.
En este sentido, el deporte condiciona su práctica a través de códigos
universalmente diseñados: la Ley del Deporte y su Reglamento, las disposiciones
olímpicas o leyes de carácter internacional, las sanciones, etc. forman parte de este
mundo especialmente ético que es el mundo del deporte y el juego.
Pero de vital importancia es el análisis ético de la competencia. La competencia
constituye la piedra angular del mundo deportivo. Es ella la base de la agonística,
papel fundamental del deporte y el deportista. Si bien la competencia está basada en
principios psicológicos como lo son la agresividad, el exhibicionismo, etc. el contenido
ético de la misma sirve de control de las conductas del atleta. La agresividad es el
motor fundamental del éxito, pero ésta debe ser bien entendida. La agresividad es
tensión emocional, es el ponerle el «extra», pero es diferente a la agresión. La
agresión es el acto inmoral del deportista. La agresividad es la parte ética, la agresión
es la parte talámica no deseada, inmoral.
Aquí vamos a hacer una distinción entre ética y moral. La moral es el
comportamiento del sujto de acuerdo a la sujeción a ciertos principios y normas. La
ética es el estudio de las normas y principios, es una disciplina filosófica que estudia
los valores, las normas morales, el comportamiento moral. La moral es la ética puesta
en ejecución. La ética es teoría, la moral es práctica. El comportamiento del hombre es
esencialmente moral porque lo rigen normas y valores. El comportamiento del animal
es amoral porque desconoce normas y principios. Los valores y principios son
históricos, es decir, se originan en sociedad, valen para un tiempo y lugar -aunque su
existencia sea permanente- y su finalidad es la coerción grupal. El comportamiento
social -e individual- del hombre es moral porque está regido por normas éticas. Sólo
un hombre en estado de locura tiene comportamiento amoral.
En la competencia el hombre frena el instinto animal de agresión con los principios
éticos del respeto al otro y a las reglas, a través de la socialización de las normas
creadas para ello. El respeto al otro debe ser el principio ético fundamental para la
elaboración de una ética deportiva basada en Emulación vs. Competencia. La
competencia es la parte cuantitativa del deporte; la emulación es la parte cualitativa.
Para la competencia la finalidad es ganar; para la emulación es superar. Ganar es sólo
llegar primero, superar es hacerlo mejor. El «juego limpio» está basado en esta
premisa.
La viveza, como expresión de sagacidad es admisible, la trampa como
expresión de rompimiento de normas debe ser rechazada. La agresión como expresión
de viveza debe ser eliminada. La ética de la emulación debe sustituir a la ética de la
competición, a través de la internalización de los valores propios de la práctica
deportiva «limpia». Este axioma cobra vigencia en la sociedad actual en la cual los
medios de comunicación masivos (m.c.m.) estimulan una práctica deportiva reñida con
los principios emulativos. La violencia, el prágmatismo deportivo, lo profesional vs. lo
aficionado, han llevado a una escena competitiva poco deseable. Es común ver en los
m.c.m. escenas violentas, donde el público, estimulado por los mass media ejecutan
acciones de agresión inusitada, incitando a la misma; a tal extremo que se han
legislado normas que regulan y penalizan la acción del público en actos no deseados.
Incluso se ha llegado a tal grado de perversión que se han masificado actividades de
dudoso contenido deportivo y que desvirtúan las disciplinas de contacto, el caso de los
combates callejeros, para los cuales no hay retricciones. Incluso en las artes marciales
el exceso de contacto está penalizado a fin de preservar la limpieza de la ejecución del
movimiento, por encima de la agresividad.
En el mundo deportivo la rivalidad no tiene sentido. Se compite por ser mejor,
por superarse. Entonces no hay rival, hay émulo. La rivalidad es parte de la conducta
no deseada. Se asiste a la competencia a fin de demostrar quien es el mejor, quien
merece los laureles. En los Juego Olímpicos de la antigua Grecia, los atletas acudían a
las competencias a fin de demostrar a Ateneas quien era el mejor. Para ello se
preparaban durante todo el año. En la actualidad se esfuerzan los atletas para batir su
propio récord. Entonces, no se puede ser rival de sí mismo. La rivalidad debe ser
desechada del léxico deportivo.
En este sentido es fundamental establecer las diferencias éticas entre rivalidad y
emulación. Rivalizar es el enfrentamiento por la victoria. Es la expresión cuantitativa
de la competencia. Emular es el enfrentamiento por demostrar superación. Es la
expresión cualitativa de la praxis deportiva. La rivalidad es la expresión de una ética
competiva y se fundamenta en la agresión como acción ejecutiva. La emulación es la
expresión de una ética evolutiva, de crecimiento y se fundamenta en el respeto y
superación del otro.
La Educación Física, como formación integral del ciudadano, debe proveer los
contenidos éticos propios de las actividades físicas (juegos, deporte, recreación) a fin
de estimular una praxis social consustanciada con normas, principios, valores
deseados, apoyados en el respeto, la responsabilidad, puntualidad e identificados con
las disposiciones legales y éticas elaboradas para tal fin.
Los docentes en Educación Física, deben, además de conocer los elementos
técnicos, científicos y pedagógicos, identificarse con los aspectos éticos y morales a
través de los cuales puedan conformar una conciencia social basada en una ética
emulativa.
Para ello es fundamental el conocimiento y análisis crítico de la realidad social
y establecer con claridad cuáles son los aspectos fundamentales que deben privar en la
enseñanza de las actividades físicas y en la formación integral del niño a través de las
mismas y que permitan la formación de un ciudadano crítico, participativo, capaz de
construir su propia realidad, así como transmisor de contenidos sociales
transformadores.
La Educación Física constituye el medio fundamental para, además de
fomentar la discusión social en temas tales como la importación de los m.c.m. en la
vida contemporánea, conformar espacios para las contrucción de proyectos educativos
que permitan formar ciudadanos cónsonos con los cambios que reclama el país y la
sociedad mundial en su conjunto, en especial en los actuales momentos cuando la
deformación cultural, producto de la globalización y el neoliberalismo, ha impactado
vastos sectores de la población mundial y afectado importantes áreas de la sociedad,
en especial la educativa (y la deportiva), y con ello, la formación de los niños a nivel
mundial.
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