Download LA COMUNIDAD DE PRÁCTICA: TEORÍAS Y METODOLOGÍAS EN
Document related concepts
Transcript
INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista LA COMUNIDAD DE PRÁCTICA: TEORÍAS Y METODOLOGÍAS EN INVESTIGACIÓN DE LENGUA Y GÉNERO* JANET HOLMES** & MIRIAM MEYERHOFF*** RESUMEN Este artículo ofrece una introducción a la presente entrega de Language in Society que explora la relación del concepto de comunidad de práctica (CP) con términos y marcos teóricos relacionados. Se examinan las características que constituyen criterios y los rasgos constitutivos de una CP; el artículo apunta a cómo un marco de CP se distingue de otros marcos sociolingüísticos y de psicología social, incluyendo la teoría de identidad social, comunidad de habla, red social y aproximaciones sociales constructivistas. PALABRAS CLAVE: comunidad de práctica, comunidad de habla, género, sexo, práctica social, sociolingüística etnográfica, análisis del discurso El término “comunidad de práctica” (CP) recientemente ha asumido su forma dentro del léxico sociolingüístico. El propósito del tema de Language in Society es dar un análisis a la variación de la lengua, al discurso y al uso de la lengua que ilustra la potencialidad de este concepto (y también los límites) como base teórica y metodológica para la investigación. Generalmente, no es de gran ayuda añadir un término a un campo a menos que se dedique a alcanzar algún propósito cuya utilidad sea demostrable. El término “comunidad de práctica” tiene una fuerte similitud al término “comunidad de habla” —un concepto que ha demostrado ser una herramienta útil y productiva para la investigación de la heterogeneidad ordenada de la lengua en su escenario social—; así, se debe mostrar cómo la CP de alguna manera nos acerca más a nuestra meta de entender las restricciones sobre la naturaleza de la variación del lenguaje. Además, algunos sociolingüistas pueden ver en la CP una herramienta para la descripción de la variación de la lengua que tiene una fuerte semejanza a los principios fundamentales de la teoría de la identidad social. La distinción entre las identidades intergrupales e interpersonales ha sido la base para la investigación en psicología social por más de dos décadas. Por lo tanto, debe demostrarse que la noción de CP nos proporciona algo más que la teoría de la identidad social y que puede ser una ayuda directa para comprender el comportamiento humano y, particularmente, el comportamiento lingüístico. Quienes escriben para esta entrega presentan un trabajo que puede ser caracterizado como investigación de la relación entre lengua y género, y todos ellos trabajan con datos conversacionales; sin embargo, los grupos con los que trabajan difieren cualitativamente. Esas diferencias cualitativas iluminarán la contribución de lo que un análisis de CP puede hacer por el estudio sobre lengua y sociedad. Los propósitos principales de este artículo introductorio son * Artículo tomado de Language in Society, Cambridge University Press, 28, jun. 1999: 173-183. School of Linguistics and Applied Language Studies, Victoria University of Wellington (Wellington, Nueva Zelanda). *** Department of Linguistics, University of Hawaii (Honolulú, Hawai). ** INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista ejemplificar la comunidad de práctica y dar unos principios básicos para distinguir la CP de conceptos similares tales como la comunidad de habla, las redes sociales y la identidad social. El término “comunidad de práctica” fue introducido a la investigación de lengua y género por Eckert & McConnell-Ginet (1992). Siguiendo a Lave & Wenger (1991), ellos definieron una CP como sigue: Un conglomerado de personas que se reúnen alrededor de un compromiso mutuo para llevar a cabo algo. Formas de hacer cosas, formas de hablar, creencias, valores, relaciones de poder —en una palabra: prácticas— surgen en el curso de ese esfuerzo mutuo. Como un constructo social, una CP es diferente de la comunidad tradicional, ante todo porque se define simultáneamente por su membresía y por la práctica en la cual esa membresía se emplea (1992: 464). Esta definición da a entender que el concepto CP es dinámico, rico y complejo. Enfatiza la noción de “práctica” como central a la comprensión de por qué el concepto ofrece algo diferente del término tradicional “comunidad” a los investigadores —o, en el contexto de investigación sociolingüística, algo más complejo que “comunidad de habla” y “red social”—. Para Lave & Wenger (1991), la CP es un componente de la teoría social del aprendizaje, y Wenger (1998) lo usa para criticar los modelos tradicionales de aprendizaje. Esos, argumenta, abstraen a los estudiantes de sus contextos normales de interacción; hacen necesario que los estudiantes asimilen material que el PROFESOR ha seleccionado en un contexto artificial, la clase. Wenger sugiere, en cambio, que el aprendizaje es un aspecto natural e inevitable de la vida y fundamentalmente un proceso social. Él considera el concepto CP como un medio de examinar un método natural de aprendizaje el cual, en muchos aspectos, se asemeja a una preparación. El proceso de convertirse en un miembro de una CP —como cuando nos unimos a un nuevo lugar de trabajo, a un club de lectura o a una nueva familia (p. ej., a través del matrimonio)— involucra el aprendizaje. Aprendemos a actuar apropiadamente en una CP como le concierne a nuestro estatus de membresía: inicialmente como “miembro periférico”, luego, quizás, como “miembro esencial” (o quizás no: uno puede elegir permanecer como miembro periférico). En otras palabras, una CP inevitablemente involucra la adquisición de la competencia sociolingüística1. La CP es una forma de enfocarse sobre lo que los miembros hacen: la práctica o las actividades que indican que ellos hacen parte del grupo, y el grado en que pertenecen a este. La práctica o actividades incluyen, típicamente, muchos aspectos del comportamiento, entre los cuales hay aspectos globales o específicos de la estructura de la lengua, del discurso, y de los modelos de interacción. El atractivo obvio de esta aproximación es que ofrece al sociolingüista 1 Wenger diferencia miembros “periféricos” de miembros “marginales” en una CP, dependiendo de si la posición es temporal y dinámica. Incluso aunque un miembro esencial de una CP pueda percibir a alguien como miembro potencial, su participación puede ser periférica porque ellos gradualmente aprenden las prácticas que, eventualmente, hará un miembro esencial. Sin embargo, los individuos pueden elegir permanecer periféricos. Por contraste, los miembros marginales son individuos impedidos de la participación completa. Wenger da como ejemplo del hecho de que “generalmente encontramos difícil ser participantes adultos en nuestras propias familias de nacimiento” (1998: 175); es decir, nuestras prácticas y las de otros miembros de la CP establecen nuestra posición marginal. La distinción entre miembros marginales y periféricos de una CP puede ser importante en la teoría del aprendizaje. Sin embargo, creemos que queda por demostrar si la distinción es significativa para el estudio sincrónico del comportamiento (lingüístico). INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista un marco de definiciones con el cual examinar las formas en las cuales convertirse en miembro de una CP interactúa con el proceso de obtener control del discurso correspondiente a ésta. Enfatizando en un proceso en el que los aprendices toman actitudes hacia situaciones e interlocutores —y con el que aprenden a cómo modificar su comportamiento lingüístico y otros comportamientos, de tal forma que se alimenten las percepciones de sí mismo y de otros— la CP también tiene obvias atracciones para la psicología social. DIMENSIONES DE UN A COMUNIDAD DE PRÁCTICA Wenger (1998: 76) identifica tres dimensiones esenciales de una CP: (1) a. Compromiso mutuo b. Empresa negociada conjuntamente c. Repertorio compartido de recursos negociables acumulados sobre el tiempo Ejemplificaremos cada uno de esos criterios, según investigaciones recientes sobre lengua en unidades políticas del gobierno en Nueva Zelanda (Holmes, 1997; Holmes y otros, 1999). Compromiso mutuo Éste, típicamente, implica interacción regular: es la base para las relaciones que hacen posible la CP. La gente que trabaja junta en unidades de política, típicamente, interactúa de manera regular: casualmente, cuando pasan por el corredor o comparten el té de la mañana; intensivamente, en pares o en grupos pequeños para discutir proyectos particulares; y, como unidad, integralmente, cuando un grupo grande se encuentra una vez a la semana para tratar temas más generales. Empresa conjunta Esto se refiere a un proceso: La empresa conjunta no sólo es una meta establecida y compartida, sino también una empresa negociada, que incluye las relaciones complejas de mutua responsabilidad que se convierten en parte de la práctica de una comunidad (Wenger, 1998: 80). La meta establecida de las unidades políticas que investigamos fue resumida en su misión institucional, la cual especificó su rol en la contribución al desarrollo de la política de gobierno. Sin embargo, en los términos de Wenger ellos constituyen una CP, ya que los miembros de las unidades políticas participaron en un proceso continuo de negociación y construyeron sus contribuciones hacia la empresa más grande. Esas negociaciones reflejan la comprensión que tienen los miembros de sus roles personales en la institución, y ellas son una característica que los define como CP. Desde la perspectiva sociolingüística, esta caracterización de la empresa conjunta o meta compartida parece muy general. Mientras que puede ser satisfactoria para la teoría del aprendizaje, parece probable que lo que precisamente constituye una meta compartida o empresa conjunta tendrá que ser especificado más plenamente con el fin de que la noción de CP sea útil a un amplio rango de programas investigativos en las ciencias sociales. El artículo de Meyerhoff INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista en esta colección explora en más detalle la necesidad de una especificación de la meta compartida. Repertorio compartido Con el tiempo, el propósito conjunto de una empresa resulta ser un repertorio compartido de fuentes conjuntas para negociar un significado (Wenger, 1998: 85). Esto incluye fuentes lingüísticas tales como terminología especializada y rutinas lingüísticas, pero también fuentes tales como imágenes, comidas regulares, y gestos que se convierten en parte de la práctica de la comunidad. En las unidades políticas de Nueva Zelanda, por ejemplo, observamos rituales de saludos regulares entre los miembros, acuerdos de cuánta conversación social era tolerable en varios contextos (Holmes, 1998b), y formas preferidas de llegar a decisiones en las reuniones de diferentes unidades. Esas manifestaciones lingüísticas de un repertorio compartido ofrecen una fuente especialmente fructífera de visiones para los sociolingüistas y analistas del discurso. Como se señaló arriba, la naturaleza progresiva de una CP significa que la membresía del individuo en una CP diferirá. Algunas personas serán miembros esenciales, otras personas serán miembros periféricos. La base de esta variación está en el éxito con el que una persona ha adquirido el repertorio compartido, o ha asimilado la(s) meta(s) de la empresa conjunta, o ha establecido modelos de compromiso con otros miembros. En un camino similar, Wenger propone (1998:130-31) que las características que constituyen criterios de una CP son establecidas a través de una cantidad de rasgos más específicos: - Relaciones mutuamente sostenidas —armoniosas o conflictivas—. - Formas compartidas de colaborar en la elaboración conjunta de cosas. - El rápido flujo de información y propagación de innovación. - Ausencia de preámbulos introductorios, como si las conversaciones e interacciones fueran meramente la continuación de un proceso en curso. - Rápido planteamiento de un problema que se va a tratar. - Solapamiento sustancial de las descripciones de los participantes sobre quién forma parte del grupo. - Saber lo que otros saben, lo que ellos pueden hacer, y cómo ellos pueden contribuir a la empresa. - Identidades mutuamente definidas. - La habilidad para evaluar la pertinencia de acciones y productos. - Herramientas específicas, representaciones y otros artefactos. - Sabiduría popular local, historias compartidas, chistes privados, risa por razones sobreentendidas. - Jerga y atajos expresivos para la comunicación también como la propensión de producir nuevas jergas y atajos. - Ciertos estilos reconocidos que demuestran la membresía. - Un discurso compartido que refleja cierta perspectiva sobre el mundo. Esos rasgos presentan una rica oportunidad para los investigadores interesados. Con la puesta en funcionamiento adecuada, ellos se prestan para desarrollar un índice de diferenciación de INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista diversas comunidades. Los artículos en esta colección que tienen que ver claramente con las comunidades de práctica comienzan a especificar la importancia relativa o absoluta de esos rasgos en la teoría. Así, para los investigadores interesados en la relación entre lengua y sociedad, esos rasgos ofrecen una base para la exploración de la utilidad del modelo CP en relación a comunidades particulares. Esto puede generar resultados muy prácticos. Por ejemplo, una serie consistente de rasgos que forman la base de comparación entre Comunidades de Práctica —lo que nos permite especificar el grado en el cual ellas son similares o diferentes— muestra una considerable promesa para la investigación sobre la interacción en el lugar de trabajo. El grado en el que las prácticas de un lugar de trabajo difieren de otro tiene implicaciones para la gente que se une a esos lugares de trabajo, y también para la gente externa que quiere interactuar de manera efectiva con esos miembros. Algunas de las unidades políticas de Nueva Zelanda, de las cuales coleccionamos datos, dieron evidencia de la reunión de un gran número de esos rasgos de una CP. Por ejemplo, la ausencia de preámbulos y el planteamiento rápido de los problemas se manifestaban en la forma en que un gerente podía dar instrucciones a un asistente administrativo. (2) El Señor analista político Greg entra a la oficina del asistente administrativo Jo. G: Puede usted llamar esa gente por mi Jo + y establecer un encuentro para el jueves en la tarde J: Claro no hay problema [PAUSA] ¿a qué hora? G: a las 2 J: bueno G: oh y y el libro de las sala de reuniones Es importante mantener tres características de una CP (1a-c) distintas de los 14 rasgos constitutivos enumerados atrás. Las CP mostrarán los últimos en distinta medida. Por ejemplo, no todas las unidades políticas del gobierno en nuestra muestra compartieron la propiedad de tener “chistes privados”2. CONTRASTANDO CP CON OTROS MODELOS Y MARCOS TEORICOS Habiendo delineado las propiedades y procedencia de la CP, vamos ahora a tratar de diferenciar, de manera m{as precisa, a la CP de otros marcos sociolingüísticos y de psicología social. Teoría de la identidad social La noción de identidad social primero fue articulada por Henri Tajfel y gradualmente ha sido probada en numerosos estudios experimentales y cuantitativos en el campo de la psicología social. Como Tajfel propuso (1978: 44), la teoría de la identidad social sostuvo que el 2 Porque alguien que ha trabajado en tales unidades políticas puede atestiguar, ellas también difieren marcadamente en el grado en que son caracterizadas por el “flujo rápido de información y la propagación de innovaciones”. INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista comportamiento social de los individuos es una función conjunta de (a) su afiliación a una identidad de un grupo en particular que es significativa en el momento de la interacción, y (b) su interpretación de las relaciones entre el grupo del que uno forma parte con los grupos externos. En la teoría de Tajfel, las categorizaciones sociales de un individuo —o intergrupo— son herramientas cognitivas, cuya función es ayudar a un individuo a hacer sentido y a facilitar la acción social (Tajfel & Turner 1986:15). Tajfel (1978:43) vio las identidades interpersonales e intergrupales como un continuo, aunque se han propuesto otras formas de modelar la relación entre ellas. Giles & Coupland (1991) sugieren que las identidades personales y sociales son independientes una de la otra. Meyerhoff & Niedzielski (1994) las representan como interdependientes, pero caracterizan la dependencia en una manera no escalar. Sin embargo, se considera que esas identidades son representaciones altamente abstractas (Abrams 1996:147), las cuales deben ser construidas a través de procesos sociales y en el tiempo. Tajfel sugirió (Tajfel & Turner 1986:16-17) que el proceso primario por el cual una identidad social positiva se establece es a través de la comparación con otros grupos. Naturalmente, muchos comportamientos sociales son la base para este proceso de comparación, y la lengua es sólo una de esas formas en las que un individuo desarrolla una fuerte identidad social. La teoría de la identidad social es un principio clave detrás de la teoría de acomodación comunicativa (Giles y otros. 1978) y, en esta medida, ha llegado a ser una dimensión regularmente empleada en la investigación e interpretación de la variación de la lengua. La comunidad de habla La noción de comunidad de habla es algo fundamental en lingüística. Es la base tácita de la mayoría de la investigación lingüística y su relevancia se ha articulado con la mayor precisión para el estudio de la variación de la lengua y el cambio. Pero a pesar de su importancia en el estudio de la lengua no hay una sola definición acordada de comunidad de habla (ver Santa Ana & Parodi 1998 para una reciente discusión). Labov (1972: 121) definió la comunidad de habla como un grupo de hablantes que participan en un conjunto compartido de normas, donde “esas normas son observadas en el comportamiento evaluativo abierto, y por medio de la uniformidad de modelos abstractos de variación”3. De esta forma, le definición de comunidad de habla es compatible con la variación inter-individual. Para alguna variable lingüística, puede ser el caso que ninguna actuación de un individuo realice el rango de posibles variantes, sino más bien que la heterogeneidad del comportamiento de todos los individuos muestre efectos consistentes a través de un orden de conjuntos de dominios. Cuando se pueda demostrar que es improbable que esta clase de ordenación es resultado del azar, se podrá inferir que los hablantes comparten evaluaciones subyacentes de la significación social o estilística de las posibles variantes. 3 El concepto de “comportamientos evaluativos” algunas veces ha sido erróneamente interpretado en términos de “actitudes” (p. ej., Hudson 1980:27). Entre los comportamientos evaluativos a los cuales Labov hace referencia están, p. ej., la tendencia de todos los hablantes a cambiar hacia variantes con prestigio abiertamente más alto porque ellos ponen más atención a su habla. Ellos pueden ser muy diferentes, claramente, de contener o ser articulables a las ACTITUDES. INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista Gumperz (1971) ofreció una definición más interaccional de la comunidad de habla, que se enfoca en la frecuencia y la cualidad de las interacciones entre los miembros, donde la cualidad de la interacción es definida particularmente en términos de contrastes con otras. Preston (1989) lleva esta inclinación cualitativa más allá; en algunas de sus investigaciones, los límites de las comunidades de habla son descritos acorde a si los hablantes comparten las mismas creencias sobre su propia lengua y la lengua de fuera del grupo. Incluso aunque esas definiciones de comunidad de habla son algo diversas, hay un hilo común en ellas: en el sentido de que una comunidad de habla es una forma de ser. La membresía de una persona en una comunidad de habla depende de sus propiedades sociales o de su comportamiento. Las dimensiones en las que una CP difiere de una comunidad de habla son discutidas en gran detalle en los artículos de Bucholtz y de Eckert & McConnell-Ginet en la presente colección. La tabla 1 resume las diferencias y similitudes entre los tres constructos — comunidad de habla, identidad social y CP— cada uno de los cuales ha ofrecido variadas utilidades al estudio de la variación de la lengua socialmente estratificada. TABLA 1. Diferentes supuestos y predicciones que pueden ser usados para distinguir investigaciones basadas en la comunidad de habla, teoría de la identidad social y comunidad de práctica. Comunidad de habla Se requieren normas compartidas y evaluaciones de normas. La membresía compartida puede ser definida externamente. Nada que decir sobre las relaciones entre identidades personales o grupales del individuo. No- teleológica. Nada que decir sobre conservación o (de)construcción de límites entre categorías. Adquisición de normas. Identidad Social Se requieren identidades compartidas. La membresía es construida interna o externamente. La relación entre identidades grupales e individuales no es clara: ¿continua?, ¿ortognal? Comunidad de Práctica Se requieren prácticas compartidas. La membresía es construida internamente. Dependencia de identidades personales o grupales construida activamente. No- teleológica: los resultados son incidentales. La identidad del grupo está definida a través de comparación y competencia con grupos de afuera. Aprendizaje incidental. Metas sociales o instrumentales compartidas. Los límites se conservan pero no necesariamente se definen por contraste con grupos de afuera. Procesos sociales de aprendizaje. Redes Sociales Un análisis de la lengua en uso que emplea el marco de CP también tiene rasgos en común con el análisis de redes sociales (cf. Bortoni-Ricardo 1985, Milroy 1987, Lippi-Gren 1989, Kerswill 1994). Pero de nuevo, los dos marcos pueden diferenciarse de manera útil. Ambos incluyen alguna distinción entre membresía esencial y membresía periférica. Las ideas de medir los lazos de un individuo en la red (múltiples lazos o un solo lazo), y de la densidad de una red como un total, son similares a la idea de que la membresía en una CP se adquiere como el resultado de procesos de aprendizaje. Tales medidas proporcionan el escape a las dicotomías inútiles —punto elaborado en el artículo de Bergvall en esta colección. INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista Por contraste, una CP ofrece una perspectiva diferente de la red social sobre el estudio de la lengua en sociedad: Una CP requiere definir la interacción regular y mutuamente. Por contraste, en una red social, existen lazos débiles incluso entre gente que ha limitado el contacto o no lo frecuenta. En breve, una red social y una CP pueden ser diferenciadas por la naturaleza del contacto que ellas definen. Una red social requiere CANTIDAD en la interacción; una CP requiere CUALIDAD en la interacción. A pesar de esas diferencias, es posible imaginar el desarrollo de un índice del grado de la integración de un individuo en una CP —una que podría ser comparable con las medidas que han sido usadas para contar los diferentes grados de integración en las redes sociales. Esta comparación de métricas puede ser esclarecedora porque tanto redes y CP se enfocan en la diversidad y variedad, teniendo en cuenta la variación en el tiempo; ambos conceptos proporcionan un medio de medición del cambio, lingüístico y social. Aproximaciones construccionistas sociales Investigaciones recientes sobre la relación entre lengua y género han sido dominadas por aproximaciones que examinan las formas en que el género está socialmente construido en la interacción y no como categoría social fija existente en la cual los individuos son asignados al nacer (ej. Crawford 1995, Hall &Bucholtz 1995, Bergvall y otros. 1996, Bucholtz y otros. 1996). El concepto de CP claramente es mucho más compatible con esta clase de aproximaciones construccionistas-sociales que con otros conceptos menos dinámicos o enfocados a actividades. Así, la CP ha sido acogida en las investigaciones de lengua y género como un correctivo a las aproximaciones esencialistas insatisfactorias del análisis del género4. En palabras de Cameron (1992:13), que fomenta un enfoque diferente: “no las diferencias de género sino las diferencias que el género hace”. Eckert & McConnell-Ginet (1992:466) apuntan que, más que enfatizar en las diferencias de género que resultan de modelos diferentes de socialización temprana, las investigaciones de género pueden, de manera más fructífera, enfocarse en “el compromiso activo de la gente en la reproducción o resistencia a los acuerdos de género en sus comunidades”. En cambio de abstraer el género de la práctica social, ellos notan la necesidad de enfocarse en “el género en su complejidad completa: cómo el género es construido en la práctica social, y cómo esas construcciones se entrelazan con otros componentes de identidad y diferencia, y de la lengua” (472). El concepto de una CP, sugieren, ofrece un camino fructífero hacia adelante. En la presente colección, Eckert & McConell-Ginet persiguen esos puntos más profundamente, ilustrando formas en las que el concepto ha dado utilidad en su propia investigación. De manera similar, Bergvall examina las amplias implicaciones de la CP para la teoría y metodología en la investigación de lengua y género. Los comportamientos lingüísticos y características sociales de comunidades específicas de práctica son esbozados en los artículos de Bucholtz y Ehrlich. Los datos de Bucholtz proporcionan una evidencia útil del rol jugado por los miembros periféricos o aprendices de una 4 También hay obvios paralelos en el cambio en la sicología social al tratar las identidades grupales (o personales) de un individuo como construcciones altamente locales o como el resultado acumulativo de una cantidad de interacciones. Los ejemplos incluyen investigación en las construcciones de una identidad discapacitada (Fox & Giles 1996) y la construcción de una identidad de un miembro de un grupo de edad particular (Coupland y otros. 1991, Ryan y otros. 1995). INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista CP, y el nivel de trabajo que se gasta en el proceso de mantener los límites en una CP. Ehrlich explora las uniones entre la construcción de identidades individuales y comunidades de práctica. Ella examina cómo los modelos discursivos, compartidos por la CP constituida por un tribunal disciplinal, deconstruyen la identidad de las victimas cuyo caso ellos escucharon. Las contribuciones de Meyerhoff y Freed ilustran que el comportamiento de algunos grupos sociales no puede ser descrito en términos de una CP. Meyerhoff concluye que las nociones de una comunidad de habla y la distinción intergrupal explica más apropiadamente la distribución de apologías en la habla de mujeres y hombres en Vanuatu (Pacífico Sur). Freed argumenta que, aunque a menudo se habla de las mujeres embarazadas de maneras que insinúan que la sociedad las percibe como una CP, las comunidades operativas de práctica en sus vidas son realmente los médicos, profesionales de la salud, y parientes con quienes interactúan. Esos grupos, en conjunto, producen una “narrativa dominante” del embarazo. Finalmente, el concepto de CP ofrece unos medios potencialmente productivos de unión de análisis a nivel-micro y nivel-macro. La CP inevitablemente involucra un análisis a nivelmicro del tipo fomentado por una aproximación construccionista social. Éste requiere análisis etnográfico detallado del discurso en contexto —para identificar interacciones sociales significativas o representativas, para caracterizar el proceso de negociación de metas compartidas, y para describir las prácticas que identifican a la CP. No obstante, una CP también debe describirse en un contexto más amplio que le dé significado y singularidad. En otras palabras, “los modelos, generalizaciones, y normas de uso de habla que surgen de análisis cuantitativos dan un marco esencial que informa e ilumina los caminos en los que los hablantes individuales usan la lengua” (Holmes 1998a:325). Sólo cuando la cuantificación depende del análisis preliminar en orden a establecer unidades válidas y categorías de análisis, el análisis etnográfico tan detallado no puede dar cuenta de las elecciones lingüísticas de los individuos en un vacío. Hay un límite para las clases de modelos que son evidentes a nivel-micro de los individuos. Es aquí, en la unión del análisis-micro y el análisis-macro, que el concepto CP y las metodologías asociadas quizás tienen más que ofrecer, como Eckert y McConnell-Ginet ilustran en su contribución. El nivel de análisis implicado en la aproximación CP fomenta un foco sobre la diversidad social, mientras que simultáneamente facilita la percepción de modelos significativos aún sutiles. Así Eckert (1988) demostró que algunos modelos de variación son simplemente pasados por alto sin la información dada por su término-largo y por sus estudios altamente locales de los adolescentes de Detroit. Ella demostró que las formas innovadoras del cambio fonológico de las Ciudades del Norte habían sido transferidas a lo largo de caminos llamados “burnouts” para los “jocks” en la escuela donde ella estudió. Además, mirando en detalle, al menos a los hablantes innovadores entre los burnouts, hizo la observación académica más temprana de extensiones del cambio en curso de vocales en las Ciudades del Norte. Incorporando en sus estudios principios y métodos que también son requeridos por el marco de CP, ella fue capaz de relacionar detalles fonéticos en el habla de individuos a grandes modelos de variación estratificada sociolingüísticamente. Además, fue capaz de relacionar los modelos de adición y conservación, construidos por los individuos en su habla, a modelos sociales donde los hablantes estuvieron activamente involucrados en mantener o construir. Así la CP ofrece un concepto fructífero a esos interesados en explorar la relación entre lengua y sociedad. Con sus características que constituyen criterios, proporciona un marco ideal para INSTITUTO CARO Y CUERVO PROYECTO ASLEC Angélica María Ávila Molina Lingüista explorar los procesos por medio de los cuales los individuos adquieren membresía en una comunidad cuyas metas son compartidas; proporciona un medio para estudiar la adquisición de la competencia sociolingüística, cómo los miembros se localizan en relación a otros miembros de la comunidad; y, por razones similares, proporciona un marco para examinar el cambio lingüístico. Una definición precisa de la distinción entre miembros esenciales y periféricos en una CP promete más allá de nuestro conocimiento de los caminos por medio de los cuales los cambios lingüísticos se expanden a través de la comunidad de habla. La especificación de los rasgos constitutivos permite la comparación entre diferentes comunidades de práctica a lo largo de un rango de diversas dimensiones. Así, mientras la CP comparte algunas características con los conceptos de comunidad de habla, identidad social, y red social, también ofrece perspectivas diferentes y enriquecedoras. En esta colección, los practicantes en investigación de lengua y género ilustran las potencialidades y limitaciones del concepto CP en la extensión de límites teóricos y metodológicos para esos interesados en nuevas miradas a la relación entre lengua, género y comunidad.