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Socializar y transcurrir Ana Alejandra Lichilín P.1 Docente universitaria. Educadora especial de la Universidad Pedagógica Nacional __________________________________________________________________ “Cuando se piensa en la niñez, una de las preocupaciones usuales de padres y profesores está en los modos mediante los cuales esos nuevos seres van a constituirse como parte de un orden social determinado. Tales modos han sido designados con el nombre de proceso de socialización y pueden considerarse de maneras diversas de acuerdo con las tendencias y las prácticas. En esta dirección, valdría la pena preguntarse: ¿qué vínculos pueden establecerse entre la educación y los procesos de socialización? Esta pregunta es importante, pero si se consideran los radicales cambios de la sociedad contemporánea, los interrogantes deben cambiar. Hoy es vital cuestionarse sobre el papel mismo de la socialización: ¿es útil seguir hablando de socialización para pensar la educación en el mundo contemporáneo? “When one thinks of the childhood, one of the usual concerns of parents and professors it is in the ways by means of which those new beings will be constituted like part of a certain social order. Such ways have been designated with the name of socialization process and they can be considered in diverse ways of agreement with the tendencies and the practices. In this address, it would be worthwhile to wonder: what bonds can they settle down between the education and the socialization processes? This question is important, but if they are considered the radical changes of the contemporary society, the queries should change. Today is vital to be questioned on the same paper of the socialization: is it useful to continue speaking of socialization to think the education of the contemporary world? “ 1 Docente universitaria, educadora especial de la Universidad Pedagógica Nacional, magíster en antropología de la Universidad Nacional de Colombia. Keywords: Childhood and society, education, socialization.. En un sentido amplio, la educación ocupa un papel fundamental porque se encarga de dar continuidad a la vida de un colectivo determinado. Con mayor énfasis, la educación se hace necesaria cuando se aumenta la distancia entre las capacidades de los miembros de un colectivo y las posibilidades para reproducir una vida. Habría que indicar que las reflexiones de este ensayo se enmarcan, de manera general, en una preocupación por el papel de la educación en un país como el nuestro, donde las múltiples dificultades pueden ampliar dicha distancia. En esta perspectiva, actualmente, la educación se constituye en un problema político fundamental: la continuidad de la propia existencia. La consideración del proceso de socialización ha sido una de las problemáticas más importantes para la educación en el Siglo XX. En primera instancia, contiene la idea del proceso, de la marcha hacia delante, del desarrollo en el tiempo, del crecimiento. Esta idea va unida a la de socialización, que comúnmente se entiende como «estar en sociedad», participar de un orden social determinado. Tendríamos que indicar, de manera general, que cuando nos referimos al proceso de socialización se está haciendo referencia a los modos mediante los cuales se forma parte de un orden social a través de diversos procedimientos establecidos por las culturas. En general, se habla del proceso por el cual el ser humano interioriza durante su vida unos esquemas de conducta que le permiten actuar de acuerdo con las conveniencias y las normas del medio sociocultural al cual pertenece. Se habla de socialización primaria para indicar que se produce durante la infancia y que, por medio de ella, el individuo se convierte en un miembro de la sociedad. Se hace referencia a socialización secundaria, cuando se la considera como un proceso de interiorización de submundos institucionales, cuyo alcance viene determinado por el grado de complejidad de la división social del trabajo y la consiguiente distribución social de los conocimientos. Se habla entonces de la posibilidad de inclusión de los miembros en un ordenamiento social determinado, de la apropiación de un cuerpo por parte de la historia. La socialización y sus tendencias Para dar cuenta de la relación entre el proceso de socialización y la educación, y sin el ánimo de agotar las posibilidades, se pueden citar algunas tendencias pedagógicas desarrolladas durante el Siglo XX e influyentes en nuestro medio: Para la tecnología educativa, la socialización dependerá, simplemente, de la disposición de las contingencias de refuerzo. Estas contingencias se componen de tres variables: primera, el proceso depende del ambiente en el cual el sujeto se inscriba; segunda, socializarse es hacer, actuar, responder con un comportamiento ante el medio ambiente; tercera, la educación depende de las consecuencias derivadas del comportamiento en las experiencias vividas. De acuerdo con las contingencias de refuerzo, un sujeto es apropiado por el ambiente en el cual vive cuando es modificado por las contingencias de refuerzo, y debido a ello, vive como sujeto modificado, cambiado por el ambiente. Un nuevo miembro de un colectivo aprenderá a comportarse, pero no será necesariamente enseñado. El sujeto no almacena las contingencias, pero los cambios que introduce en su comportamiento son definitivos y duran mucho tiempo. En esta perspectiva, la educación programada y agenciada por máquinas es esencial, pues tanto los programas como las tecnologías de la enseñanza almacenan las contingencias a fin de sostener el proceso socializador. La educación, en esta perspectiva, tendrá como objeto central modificar el comportamiento de un sujeto; en consecuencia, el proceso de socialización consistirá en poner un comportamiento de determinada configuración bajo el control de las variables que componen las contingencias de refuerzo. Para las pedagogías materialistas, la socialización plantea la interiorización de lo social por parte de un sujeto histórico, en un modo de producción determinado; a través de la educación, los miembros jóvenes de un colectivo asimilan las relaciones humanas vigentes, acumuladas por la cultura, y se adaptan a una sociedad determinada. Durante el Siglo XX, en particular, se planteó la transformación de las condiciones de vida en el paso entre el capitalismo y el socialismo. En este proceso socializador se planteó la constitución de un modelo de hombre nuevo que se insertaba en conflicto entre: la búsqueda de lo vital en los valores culturales del pasado, y los postulados del pensamiento científico y de la historia. La transformación de la sociedad a través de una revolución permanente impuso el norte a la socialización y a los objetivos de la educación: la modificación de las condiciones de producción y reproducción de la vida de acuerdo con los ideales del socialismo. Aquí es definitivo que el hombre sé autoproduzca en el transcurso de la su actividad histórica; por lo tanto, el proceso de desarrollo humano depende de la historia y se constituye colectivamente, es la vida social, real y material históricamente determinada. Esta vida real y material del orden social, establece la configuración de la conciencia individual y no al contrario. Sin la existencia social, la conciencia es incapaz de generar alguna actividad humana. Lo que constituye la conciencia humana ha sido interiorizado por un sujeto histórico, luego de la ejecución de sus acciones en el plano colectivo. Socializarse es un proceso histórico de interiorización de la acción socialmente establecida y culturalmente acumulada. En esta perspectiva, el papel del trabajo y la constitución de colectivos fueron definitivos para establecer el vínculo entre la socialización y la educación. Para la educación de tendencia psicoanalista, el proceso de socialización implica la apropiación de un cuerpo a través de la cultura, el «cachorro» humano es asumido por un engranaje familiar y escolar que tiene al uso del lenguaje como elemento definitorio. La relación con el otro, al formar parte de escenarios (madre-hijo-padre, maestro-alumno-padre, etc.), se modula como una relación estructurante en los ambientes de socialización, en esos lugares vivos en donde se pasa por el aprendizaje exterior de enunciados, espacios en donde se habla y responde. En dicha relación implícita o explícitamente, se parte de un niño ideal y se avanza modelándolo de acuerdo con esa imagen previa. En dicha modelación se efectúa un dominio de las pulsiones que, en sus funciones de inhibir, prohibir y sofocar, conlleva al peligro de la neurosis. El proyecto educativo psicoanalítico es profiláctico de sanar lo social, se trata de hacer niños lo más sanos y capaces posibles de trabajar, en lugar de permitir el avance de las neurosis de nuestra época. En este proceso no se aspira a que el niño se subordine al régimen social existente, se pretende que el niño no se alíe, posteriormente, de lado de la opresión o la reacción. Esto se logra cuando la educación se plantea como un proceso en el cual se incita a vencer el principio del placer y a sustituirlo por el principio de realidad. La educación es un juego donde se arranca el goce inmediato, se ejecuta un dominio del placer preliminar y se sustituye por un gran placer final que se diluye en el bienestar de la humanidad. El proceso de socialización influido por el psicoanálisis coincide con la constitución de una empresa educativa de curación de lo social. En la escuela activa, la educación posee un carácter eminentemente social y se encarga de suministrar las experiencias necesarias y efectivas para que los nuevos miembros de un colectivo se integren en un medio con ideales democráticos. La educación se efectúa a través de la escuela constituida a imagen de la sociedad, es un microcosmos social. En esta perspectiva, la experiencia define la socialización, y se entiende como la conexión entre el hacer activo y el sufrir pasivo las consecuencias de ese hacer. En este proceso se provee a los niños de aptitudes y recursos para generar conocimiento y aprender a vivir colectivamente. La experiencia se hace concreta en la realización de proyectos, cuyo ordenamiento permite disponer las condiciones de tiempo, espacio y objetos en el ambiente escolar. Las transformaciones contemporáneas Ahora bien, el panorama anterior indica con claridad la importancia de la consideración de los procesos de socialización y algunas de sus posibilidades más influyentes en la educación de nuestro medio. Pero, actualmente, valdría la pena preguntarse si las ideas sobre los procesos de socialización siguen siendo útiles cuando nos vemos enfrentados a trasformaciones radicales en el orden social. Y, en este caso, me refiero a modificaciones con la indicada por Foucault cuando plantea el paso de las sociedades disciplinarias a las sociedades de control o la estudiada por Castells cuando muestra la mutación capitalista entre el modo de producción industrial y el modo de producción informacional. Nos hallamos ante un nuevo modo de producción, Castells2 lo denomina el modo de producción informacional. En tal modo, el principal cambio no está, solamente, en el paso de la producción de bienes a servicios, sino en el surgimiento del procesamiento de la información como la actividad central que condiciona la efectividad y la productividad. Lo cual no quiere decir que los procesos de modernización de la industria dejen de efectuarse, simplemente se avanza hacia una economía informacional. Así como en la industrialización la producción tendió a industrializarse, durante el proceso de posmodernización, la producción tiende a la informatización para producción de servicios. Sobre todo en los países denominados del tercer mundo, en las regiones subordinadas, no es preciso encontrar una progresión clara de los procesos de producción, en estos lugares, los diferentes modos de producción se mezclan y coexisten. De este modo, es fácil encontrar: producción de servicios basados en la información, al lado de la agricultura, la ganadería, la minería y, por supuesto, al lado de la producción industrial de bienes. Dos dimensiones que sostienen el modo de ser informacional: una tecnológica, basada en la información, y, otra, organizativa, agenciada por la red. Ahora bien, ¿qué novedad introduce el modo informacional? La característica definitoria está en la orientación hacia el desarrollo tecnológico3, que en este caso significa acumulación del conocimiento. A niveles de conocimiento cada vez más altos, corresponden niveles cada vez más altos de producción; «es la búsqueda y acumulación de conocimiento en sí mismo lo que determina la función tecnológica en el informacionismo [...] El conocimiento actúa sobre el conocimiento en sí mismo con el fin de generar una mayor productividad [...] El conocimiento moviliza la generación de nuevo conocimiento como fuente clave de la productividad a través de su impacto sobre los otros elementos del proceso de producción, así como sobre sus relaciones»4. 2 Manuel Castells, La ciudad informacional, Alianza, Madrid, 1995. La tecnología es el tipo de relación establecida entre la fuerza de trabajo y la materia, en el proceso de producción a través de la intermediación de medios de producción que utilizan energía y conocimiento. 4 Op. Cit. Manuel Castells, La ciudad informacional, p.34. 3 Por su parte Foucault5 plantea el paso histórico de las formas sociales disciplinarias a las formas de control generalizado. En la sociedad disciplinaria, lo social se constituye a través de una red difusa de aparatos que producen, regulan y determinan las formas ser, los comportamientos y las prácticas productivas. Entonces, la puesta en marcha de esta sociedad se asegura a través de la obediencia a las reglas y de la inclusión y exclusión a través en los mecanismos de las instituciones disciplinarias (escuela, prisión, fábrica, hospital, asilo, universidad,, etc.). Ahora bien, en las sociedades de control, los mecanismos disciplinarios se hacen más sofisticados, infiltran la vida en todos sus aspectos y se extienden en redes múltiples y variadas. La inclusión y exclusión de los mecanismos de control son cada vez más interiorizadas en los individuos y se encuentran de manera más difusa sobre el orden social. Las máquinas y sus programas organizan, cada vez más, las mentes y distribuyen los cuerpos. La sociedad de control intensifica y generaliza la acción de los aparatos normalizadores en las prácticas comunes y cotidianas. Las grandes corporaciones transnacionales estructuran de manera directa la vida de los hombres, además de articular los territorios y las poblaciones; ellas constituyen la trama del control social. De esta forma, las redes de comunicación ponen de presente la ubicación central que adquiere el control en el nuevo modo de producción informacional. Las redes de comunicación son el medio a través del cual los antiguos aparatos normalizadores de la sociedad disciplinaria se intensifican y se generalizan. Con las redes, el control «se extiende por fuera de los sitios estructurados de las relaciones sociales»6. La vida, en sus prácticas más comunes y cotidianas, se convierte en el objeto central del control. Foucault ha denominado a esta nueva forma de poder: biopoder. «El biopoder es una forma de poder que regula la vida social desde su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola y rearticulándola [...] La más alta función de este poder es infiltrar cada vez más la vida, y su objeto primario es administrar la vida. El biopoder, pues, se refiere a una situación en la cual el objetivo del poder es la producción y reproducción de la vida misma» 7. «El poder es entonces expresado como un control que se extiende por las profundidades de las conciencias y cuerpos de la población y al mismo tiempo a través de la totalidad de las relaciones sociales»8. 5 Las ideas sobre el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control no se presentan localizadas en un texto de Foucault, sino que se distribuyen a lo largo de su obra. Para ver, en resumen, este punto de vista, se puede consultar la Revista Encuentros de la Universidad del Valle, artículo de Gilles Deleuze, «Sociedades de Control». También se puede consultar a Toni Negri y Michael Hardt, Imperio, Ediciones desde abajo, Bogotá, 2001. 6 Negri y Hardt, Ibídem, p.66. 7 Ibídem, p.66. 8 Ibídem, p.67. Si consideramos, tan sólo, estas dos trasformaciones, ¿podemos decir que los procesos de socialización han variado? Se puede pensar que con estas transformaciones no solamente pueden encontrarse variaciones en los procesos de socialización, sino que las mismas nociones de proceso y de socialización pueden verse en entredicho. Primero, la noción de proceso, con su marcha hacia delante, con las diversas posibilidades de desarrollo o unida a las ideas de evolución y progreso, no aparece de manera clara en este momento. Para citar algunos ejemplos, puede decirse que, con los actuales descubrimientos del código genético y las experimentaciones sobre la clonación, no es posible sostener que vamos hacia delante o que estamos evolucionando biológicamente; ya, aun, los programas políticos de las entidades internacionales como la UNICEF o el Banco Mundial, han dejado de sostener las ideas de progreso para las áreas subdesarrolladas del planeta. En general, podemos indicar que la idea de proceso está puesta en cuestión. Si bien la socialización puede variar en las actuales condiciones, habría que cuestionar la idea de proceso e indicar qué otras posibilidades existen para pensar la vida contemporánea. Segundo, socializar, tal como se ha indicado anteriormente, le implica al nuevo miembro de un colectivo apropiarse, asimilarse, adaptarse, comportarse, interiorizar a fin de actuar de acuerdo con las conveniencias y las normas del medio sociocultural al cual pertenece. En este caso, el problema de la separación entre la naturaleza y la cultura es definitivo. La socialización plantea una tendencia en la cual se hace necesario separarse de la naturaleza para introducirse en la cultura. Lo humano está en la asunción de universos culturales que se suponen complejos. Tanto las sociedades de control como el modo de ser informacional, van a sugerir muchos interrogantes a esta separación entre la naturaleza y la cultura. Frente a la información y sus redes, por ejemplo, la naturaleza es indiferente; la cultura deja de ser importante frente al control, pues su infiltración rebasa los límites físicos e imaginarios de cualquier ordenamiento existente. Ya el mismo Skinner había indicado la acción innecesaria de la cultura cuando el control toma el mando en la disposición de las contingencias de refuerzo. Entonces, si aceptamos que las actuales condiciones cuestionan las ideas sobre los procesos de socialización o que, de manera más simple, se han variado las posibilidades de la socialización en el mundo actual, algunas preguntas son: ¿cómo es posible pensar la presencia de un nuevo miembro en un colectivo? ¿De qué manera el hombre puede incluirse como parte de la vida de un colectivo? O, aún una pregunta más radical: ¿Se trataría de repensar esta inclusión a partir del concepto de agenciamiento y no de agrupamientos sociales?9 Al responder estas 9 «Parto de la idea de que la subjetividad es siempre el resultado de agenciamientos colectivos, que implican, no solamente una multiplicidad de individuos, sino también una multiplicidad de preguntas para el mundo contemporáneo, se plantean diversas modificaciones en el pensamiento pedagógico y, en general, en las ciencias humanas. De acuerdo con Edgar Garavito10, dichas variaciones pueden referirse a las nociones de mundo, cuerpo, pensamiento y cerebro. Me detendré en sólo algunas de ellas. Frente a la noción de mundo, el proceso de socialización establece la ruptura entre el hombre y la naturaleza, ruptura constituyente de lo humano. En el seno de la modernidad esa ruptura se dio por la separación entre el mundo y el conocimiento: «no podemos conocer la cosa en sí». Hoy, la complicidad del conocimiento con la cosa se rompe y eso ocurre cuando el mundo pasa de ser agrario a ser urbano. Entonces, la noción de proceso de socialización resulta útil cuando el mundo comienza a separar al hombre de naturaleza y se deben utilizar todos los medios para lograr la articulación con la cultura. Pero, hoy, el problema ya no es la separación entre el hombre y la naturaleza. Hoy, el «cachorro humano» nace en el mundo de la informática, de la computación, de la televisión, y esto implica que el paisaje ha cambiado, los lenguajes se ponen de presente como el medio humano por excelencia, el nuevo sujeto se encuentra frente a un mundo-lenguaje como nuevo campo de habitación. El cuerpo, en consecuencia, también varía. El cuerpo en la socialización atravesaba por etapas sucesivas y evolutivas, era un cuerpo definido por el tiempo, a la espera de constituirse como miembro de un colectivo. Ahora, ese cuerpo deja de adaptarse al mundo y se aparta del engranaje entre el eje sensoriomotriz y el eje de integración conceptual. Es un cuerpo que se confronta con el mundo, un cuerpo que es mundo, porque es una de las fuerzas con las que cuenta el campo social. El pensamiento en la socialización implica la exteriorización de las imágenes, asociadas a la acción, para luego interiorizarse en forma conceptos. Existe un movimiento circular de interiorización y exteriorización para definir al pensamiento de carácter representativo y reflexivo. La verdad, la certeza y la duda son elementos esenciales y definitorios del pensar. Este era un pensamiento con pretensiones universales y cuya lógica dependía de la historia. Ahora, el pensamiento es capaz de superar la separación entre el interior y el exterior, la relación entre el pienso y el existo, para plantearse la capacidad de crear una construcción significativa a la que se le da el nombre de realidad. Este pensamiento implica ubicarse en un afuera del pensamiento habitual, un lugar sin sujeto que remite al ser del lenguaje. Un pensamiento que irrumpe con tal fuerza factores tecnológicos, maquínicos, económicos..., una multiplicidad de factores de sensaciones llamadas pre-personales». Declaración de Félix Guattari en una entrevista el «Arte contemporáneo» con Oliver Zahm, en: Revista Chimeres No.23, traducido al español por Ernesto Hernández para la Revista de la Universidad del Valle, No.15, 1996. 10 Edgar Garavito, «Actualidad y diferencia», En: Escrito Escogidos, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, 1998. que provoca la muerte del pensamiento que le precede. Un pensamiento, por excelencia, creativo, productivo, vital. El transcurso vital Frente a estas variaciones actuales del orden social, indicadas anteriormente, y a las preguntas formuladas por este ensayo, propongo la noción de transcurso vital11, a fin de dar una salida a la antigua noción de procesos de socialización. La noción que propongo tiene varias ventajas. En primera instancia se ubica en el problema de la vida. En este momento, el problema de la vida está puesto en primer plano. En segunda instancia, la idea del transcurso no sólo plantea la idea del tiempo que transcurre, sino que nos remite a la idea de un campo en cual «algo» se mueve. Transcurrir es emprender y continuar un recorrido. Cuando un río sigue su curso, por ejemplo, esto quiere decir que fluye y que pasa continuamente frente a quien lo observa; pero, además, el río posee una corriente, una continuidad y una regularidad en su marcha. En transcurso contiene la idea de correr de una parte a otra, sin embargo, ese movimiento no es lineal ni va por etapas. El prefijo trans indica «a través de», literalmente diríamos que transcurso es «a través de un curso», ese trans significa que algo se atraviesa o es atravesado. En esta dirección, el transcurso nos propone un problema de distancia. Si hubiera que representar gráficamente un transcurso, tendríamos al vector como la representación más cercana a ese movimiento. El curso del río, no sólo tiene un movimiento y una dirección, que en muchos casos puede variar según las condiciones, sino que pueden instalarse sobre él recorridos, entre dos puntos, para efectuar determinada acción. Podríamos decir que el transcurso nos remite a la idea de un campo, esta idea sugiere que no son los puntos de origen y llegada lo fundamental, sino el campo entre ellos. Es usual hablar, así, de campo eléctrico, campo magnético o campo gravitacional. En un campo de fútbol, por ejemplo, es frecuente oír al locutor utilizando la expresión: «en el transcurso del partido...». El transcurso nos remite a la presencia de un espacio dinámico y abierto de transformaciones. En el transcurso, el tiempo no es estrictamente cronológico, sino que le pertenece a la acción y a las fuerzas que mueven el campo. Si se utiliza la noción de transcurso vital para pensar la manera como se constituyen los nuevos sujetos humanos, ¿qué posibilidades se le plantean a la educación frente al concepto de proceso de socialización? Si se sigue con el 11 La noción de transcurso ha sido tomada de propuesta de Edgar Garavito, Transcursividad, Crítica de la identidad psicológica, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1997. planteamiento ubicado en la sociedad de control, se puede decir que la educación se plantea contemporáneamente como un eje transversal que acompaña al control en la intensificación y difuminación de sus mecanismos a fin de que el individuo internalice las funciones sociales. Según la noción propuesta, hablaríamos de un sujeto que tiene como uno de sus mayores peligros, el control de su vida y, en esta dirección, los transcursos impedirían que el biopoder fuera el administrador definitivo de la existencia. Plantearse la existencia de transcursos vitales como objeto central de la educación, implicaría la constitución de un nuevo humano que no requiere de procesos que se extienden evolutiva y cronológicamente en el tiempo; este nuevo sujeto estaría inscrito en transcursos, con tiempos y espacios variables que no se circunscriben a las acciones de las instituciones de soporte. Los transcursos vitales plantearían a la educación la posibilidad de constituir un sujeto que forme parte de un mundo donde el lenguaje deje de estar codificado exclusivamente por la informática; un cuerpo que no está definido por un proceso, o una forma, sino que depende de las fuerzas en un campo; un pensamiento que destituye la relación entre el interior y el exterior, que abandona el encadenamiento sensomotor para interiorizar al mundo, que destituye las certezas y las verdades, para dar paso a un espacio poblado de imágenes no vectorizadas en un intervalo de tiempo indeterminado. Cuando pensamos en los niños del Siglo XXI, más que preguntarnos por cómo incluirlos en nuestros ambientes de socialización, creo que la pregunta de la educación es: ¿de qué manera transitar por transcursos vitales? ¿Cómo hacer para que la vida quiera vivirse en medio del control? Referencias bibliográficas. Castells, Manuel (1995) La ciudad informacional, Madrid: Alianza. Garavito, Edgar (1997) Transcursividad, Crítica de la identidad psicológica, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Garavito, Edgar. (1998) , Actualidad y diferencia. En: Escrito Escogidos, Medellín: Universidad Nacional de Colombia.. Negri, Toni ; Hardt, Michael. (2001) Imperio, Bogotá: Ediciones desde abajo. 2001. Zahm, Oliver (1996) Arte contemporáneo. En: Revista Chimeres No.23, traducido al español por Ernesto Hernández para la Revista de la Universidad del Valle, No.15, 1996.