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CANNABIS Y SEXUALIDAD: MITO Y REALIDAD
Anna Romaguera
Psiquiatra. CAS Sant Martí, Centre Fòrum. Programa d'Adiccions,
Institut de Neuropsiquiatria i Addiccions (INAD-IMIM-PSMAR).
Parc de Salut Mar, Barcelona.
[email protected]
Resumen
Se revisan la sexualidad y sus bases biológicas, la respuesta sexual humana y sus
factores y fases, y las disfunciones sexuales y su clasificación y evaluación, haciendo hincapié en las disfunciones sexuales
relacionadas con las sustancias de abuso y
especialmente con el cannabis. Se ofrecen
datos actualizados sobre la investigación en
torno al consumo de cannabis y sus efectos en la fertilidad y la sexualidad. Las conclusiones son tres: el consumo de cannabis
tiene una serie de efectos adversos en la
fertilidad masculina y femenina y en la excitación sexual, el placer y el rendimiento
tanto en hombres como en mujeres, si bien
aún se carece de investigación de calidad
en esta área; existe una dicotomía entre la
subjetividad de la percepción positiva de los
efectos de este tóxico en la función sexual,
y la realidad de que tales efectos resultan
ser negativos en estudios empíricos, es de-
cir, objetivos y físicamente demostrables; y
la investigación experimental más reciente
apunta a que el consumo de cannabis en
adolescentes puede tener efectos a largo
plazo en el comportamiento sexual de los
adultos y en la reactividad cerebral relacionada con el sexo.
Abstract
Sexuality and its biological basis, human
sexual response and its factors and phases,
and sexual dysfunctions and their classification and assessment are reviewed. Sexual
dysfunction related to substance abuse and
especially to cannabis is described. An update on research about the use of cannabis
and its effects on fertility and sexuality data
is offered. The conclusions are threefold:
cannabis has a number of adverse effects on
male and female fertility and sexual arousal, pleasure and performance in both men
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and women, although it still lacks quality
research in this area; there is a dichotomy
between the subjectivity of the positive perception of the effects of this toxic in sexual
function, and the reality that such effects
are negative in empirical studies, ie, objective and physically demonstrable; and the
latest experimental research suggests that
cannabis use in adolescents may have long
term effects on sexual behavior of adults
and on sex related brain reactivity.
Sexualidad
En la figura 1 se esquematizan los aspectos
determinantes de la sexualidad, que incluyen
los biológicos y sociodemográficos, los psicológicos y los sociales. En el contexto que nos
ocupa hay que destacar los aspectos psicológicos, que incluyen a su vez los componentes
cognitivo, emocional y sensorial. La combinación de estos tres aspectos caracteriza a
cada persona y le confiere individualidad.
Figura 1. Sexualidad: componentes
Biológicos
Sociodemográficos
Cognitivo
Psicológicos
Emocional
Sociales
Sensorial
Individual
A nivel biológico hay que tener en cuenta
los sistemas genital, vascular, neurológico
y endocrinológico, pero también el estado
físico en general. En la figura 2 se ilustra la
participación, en este complejo entramado,
de la región tuberal del hipotálamo y la pituitaria anterior, y de las hormonas gonadotrópicas liberadoras (GnRH) y estimuladoras
(FSH, foliculoestimulante y LH, luteinizante), además de las hormonas sexuales femeninas como estrógeno y progesterona, y las
masculinas como la testosterona, producidas
por las células de Leydig en los testículos.
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Figura 2. Bases biológicas de la sexualidad
La respuesta sexual
y sus factores
En la figura 3 se esquematizan los factores
que influyen en la respuesta sexual (1). Los
neurotransmisores activadores incluyen dopamina (DA), noradrenalina (NA), histamina
(H) y acetilcolina (Ach); los neurotransmisores inhibidores son la 5-hidroxitriptamina (5HT), es decir, la serotonina, y el ácido
gamaacetilbutírico (GABA). En cuanto a las
hormonas, las activadoras son la testosterona, los estrógenos en la mujer, y la gonadotrópica liberadora; las hormonas inhibidoras
son los estrógenos en el hombre, la proges-
terona y la prolactina. El tercer grupo de
factores que influyen en la respuesta sexual,
los neuropéptidos, son activadores como la
oxitocina, vasopresina, el péptido intestinal
vasoactivo (VIP) y el óxido nítrico (NO); se
considera que no existen neuropéptidos inhibidores.
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Figura 3. Factores que influyen en la respuesta sexual.
Activadores
Inhibidores
Neurotransmisores
DA
NA
H
Ach
5HT
GABA
Hormonas
Testosterona
Estrógenos (♀)
GnRH
Estrógenos (♂)
Progesterona
Prolactina
Neuropéptidos
Oxitocina
Vasopresina
VIP
ON
Fases de la respuesta
sexual humana
Según el modelo descrito per Helen Kaplan,
la respuesta sexual humana es un ciclo que
consta de cuatro fases que hoy día se considera que han sido establecidas de forma arbitraria (2). Son las conocidas fases de deseo,
excitación, orgasmo y resolución. La excitación sexual de la mujer y el hombre conlleva
cambios como la elevación del útero, la distensión inicial del tercio interno de la vagina, la turgencia y elongación del clítoris, el
agrandamiento de los labios y el comienzo
de la lubrificación vaginal. La excitación del
hombre comporta el ensanchamiento de la
uretra, la erección del pene, el aumento del
grosor de la piel escrotal y la elevación parcial de los testículos. En la mujer, el orgasmo
comprende la contracción uterina en oleadas y
la contracción muscular del tercio externo de
la vagina y del ano. En el hombre, el orgasmo
se plasma en las contracciones de la vesícula
seminal, del vaso deferente, de los músculos
eyaculatorios, de la próstata, del ano y las
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contracciones rítmicas del pene, con eyaculación de semen y elevación máxima de los
testículos. En ambos sexos, el orgasmo supone
espasmos musculares, aumento de la frecuencia cardio-respiratoria y de la tensión arterial,
y disminución del estado de conciencia. En la
fase de resolución, la mujer experimenta disminución de la congestión pélvica y del tamaño del clítoris y los labios, siendo posible otro
orgasmo. En esta fase, el hombre experimenta
sudoración y disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial.
Actualmente recibe mayor consideración
el modelo circular que Basson (figura 4) introdujo en 2001 (3). Que sea circular indica
que puede entrarse en la respuesta sexual en
cualquier punto del ciclo, aunque normalmente se inicia con intimidad emocional. El
deseo sexual espontáneo favorece la actitud
exploratoria y receptiva ante los estímulos
sexuales, las respuestas biofisiológicas y la
activación sexual. El deseo y la excitación
sexuales abocan a la satisfacción emocional
y física, que a su vez retroalimenta la intimidad emocional.
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Figura 4. Modelo circular de respuesta sexual humana (Basson).
CIRCULAR MODEL
EMOTIONAL INTIMACY
Seeking Out
and Being
Receptive to
EMOTIONAL AND
PHYSICAL SATISFACTION
SPONTANEOUS
SEXUAL DRIVE
AROUSAL AND
SEXUAL DESIRE
SEXUAL AROUSAL
Basson R. Med Aspects Hum Sex. 2001;1:41-42
SEXUAL STIMULI
BIOLOGIC
PSYCHOLOGICAL
Disfunciones sexuales
Las disfunciones sexuales se han visto inmersas en hipótesis que difieren según sea
la época de estudio. Así, han proliferado
las explicaciones primero psicoanalíticas y
más tarde conductistas, habiéndose llegado
actualmente a las psicobiológicas, que han
permitido la elaboración de una fisiopatología de los problemas de la función sexual.
La causa de las disfunciones sexuales puede ser orgánica, psicológica o mixta. Cada
vez nos decantamos más por este patrón mixto, ya que si bien el desencadenante puede
ser orgánico, posteriormente el factor psicológico jugará un papel importante. Las causas orgánicas abarcan desde enfermedades
genitales, vasculares o neurológicas a trastornos endocrinológicos o enfermedades
sistémicas. Además, siempre es muy importante preguntar al paciente tanto si toma
fármacos, sean prescritos o no, como si es
consumidor de drogas, un factor importantísimo que puede pasar desapercibido.
En la figura 5 se enumeran los diagnósticos de disfunción sexual en el DSM-IV-TR
comparándolos con los cambios introducidos con el manual diagnóstico-estadístico
actual, el DSM-5 (4, 5).
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Figura 5. Diagnósticos de disfunción sexual en el DSM-5 y su antecesor.
DSM-IV-TR Diagnoses
Changes in DSM-5
Female dysfunctions
Female hypoactive desire disorder
Female arousal disorder
Female orgasnic disorder
Dyspareunia
Vaginismus
Merged into:
Female sexual interest/arousal disorder
Unchanged
Marged into:
Genito-pelvic pain/penetration disorderr
Male dysfunctions
Male erectile disorder
Changed to Erectile disorder
Hypoactive sexual desire disorder
Changed to Male hypoactive sexual desire disorder
Premature (early) ejaculation
Unchanged
Male orgasmic disorder
Changed to Delayed ejaculation
Male dyspareunia
Male sexual pain
Deleted
Other dysfunctions
Sexual aversion disorder
Sexual dysfunction due to a
general medical condition
Deleted
Substance/medication-induced
sexual dysfunction
Unchanged
Sexual dysfunction NOS
Replaced by Other specified sexual dysfunctions and
Unspecified sexual dysfunction
Note: Individual changes to DSM nomenclature and criteria are in bold.
DSM: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders; IV-TR: 4th Edition-Text Revision;
NOS: Not Otherwise Sj.
Table 1: Sexual dysfunctions in DSM-5: Changes in classification from DSM-IV.
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El DSM-5 simplifica la clasificación anterior, ya que propone una reducción en el
número de entidades nosológicas propuestas. Son ejemplos el que la dispareunia y
el vaginismo se fusionan en el trastorno
génito-pélvico por dolor (en la mujer) y por
penetración (en el hombre), y que desaparecen los trastornos por aversión sexual y
por disfunción debida a alguna condición
médica general.
La evaluación sexológica plantea importantes diferencias con la evaluación exclusivamente psicológica o médica. Por un
lado existe una dificultad del paciente y del
propio médico para obtener este tipo de datos, ya que este necesita tener conocimientos de parcelas muy variadas: área médica,
área psicológica, área de la sexualidad, área
de la pareja. Es fundamental recoger una
buena historia sexual e incluir el examen
médico, la evaluación psicopatológica y
psicológica, los autoinformes y los autorregistros.
En la figura 6 se ofrece una selección de
instrumentos disponibles para la evaluación
de las disfunciones sexuales.
A ellos hay que añadir el Cuestionario
de cambios en la función sexual-14 (CSFQ14), validado al español por Bobes et al en
2000 y del que en 2010 Vallejo-Medina et
al. evaluaron sus propiedades psicométricas
(7, 8). Es un cuestionario constituido por
catorce ítems según la escala Likert, y es la
versión reducida del CSFQ de 36 ítems.
En el portal www.sexualidadysaludmental.
com de la Asociación Española de
Sexualidad y Salud Mental está disponible
el Cuestionario de Disfunción Sexual
Secundaria a Psicofármacos, también
conocido como SALSex.
Figura 6. Instrumentos globales para evaluar
disfunciones sexuales (Bobes et al. 2002) (6).
Instrumentos globales
Derogatis Sexual Functioning Inventory
(DSFI), 1976.
Golombok-Rust Inventory of Sexual
Satisfaction (GRISS), 1983.
Sexual Function Questionnaire (SFQ), 1986.
Brief Sexual Function Questionnaire (BSFQ),
1988.
Arizona Sexual Experience Scale (ASEX),
1997.
Cuestionario de Cambios en (CCFS), 2000.
Cuestionario de Disfunción Sexual Secundaria
a Fármacos (PRSexDQ), 2000.
Instrumentos específicos
Sexual Arousability Inventory (SAI), 1976.
Índice Internacional de Función Eréctil
(IIFE), 1997.
Cuestionario de Salud Sexual para Varones
(CSSV), 1999.
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Disfunciones sexuales y
sustancias de abuso
Existen diversos trabajos que estudian la
relación entre cannabis y disfunciones sexuales, pero los datos que se pueden extraer
de la investigación empírica son todavía
fragmentados, heterogéneos y muchas veces
contradictorios.
Lo que es bien conocido es que tanto el
alcohol como otras sustancias se han empleado en la esfera erótico-sexual como
facilitadores para excitar, desinhibir o desorientar. También está claro que el consumo
de sustancias de abuso constituye un factor
de riesgo para las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.
Otras realidades menos conocidas por la población debieran ser más tenidas en cuenta.
Por ejemplo, que el consumo de tóxicos se
asocia frecuentemente a disfunción sexual,
pudiendo causar inhibición de la excitación
psicológica y física (erección y lubricación
vaginal) y anorgasmia. En cualquier caso, el
uso de sustancias afecta a la función sexual
a través de los neurotransmisores serotonina (5HT2), noradrenalina (NA) y dopamina
(DA), que modifican hormonas como la testosterona, los estrógenos y la progesterona,
o por afectación directa de los factores implicados en la respuesta sexual humana. Y
viceversa, es decir, que aquejar disfunción
sexual es un factor de riesgo para los trastornos por uso de sustancias (9, 10, 11). En
la Revista Adicción y Ciencia vol. 2, núm.
2 de 2012, www.adiccionyciencia.info, está
disponible el artículo “Cómo afectan las diferentes sustancias a la sexualidad”, de F.
Pérez del Río, M. Mestre y F. J. del Río.
El consumo de alcohol de forma crónica,
frecuente y con elevadas ingestas se asocia
a disfunción sexual en un elevado porcentaje, mayor del 80%. Predomina la disfunción
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eréctil –Shakespeare: “el alcohol provoca
deseo pero frustra la ejecución”-, que puede reducirse con la abstinencia estable. Se
sabe que se debe a afectación directa del
eje hipotalámico-hipofisiario-gonadal. En
mujeres con alcoholismo se ha observado
que más del 60% aquejan disminución del
deseo sexual, anorgasmia y falta de excitación psicológica, y casi la mitad reconocen
falta de lubricación vaginal, vaginismo y
dispareunia (12, 13, 14).
En cuanto a la cocaína, se sabe que se la
valora como un potente afrodisíaco. Los psicoestimulantes pueden ayudar a retrasar el
orgasmo y prolongar su duración –Freud: “Ay
de ti princesa mía cuando llegue el fogoso
hombretón que tiene cocaína en el cuerpo”, de una carta a su futura esposa-, pero
a largo plazo afectan de forma negativa a
la función sexual. Aunque hay consumidores
de cocaína base (crack) que le atribuyen un
aumento del deseo y del orgasmo, la mayoría reconoce deseo sexual disminuido e
incluso anorgasmia (15, 16, 17).
El acto de inyectarse heroína ha sido descrito como un “orgasmo farmacógeno” que
tendería a desplazar el orgasmo. Inicialmente el uso de heroína puede mejorar la función sexual, especialmente en casos de dispareunia o vaginismo previos o bien en caso
de eyaculación precoz, pero a largo plazo
lo que provoca es anorgasmia y disminución
de la libido, disfunción eréctil y eyaculación retardada. Se debe a que el consumo
crónico de heroína inhibe el eje hipotalámico-hipofisario-gonadal, con el resultado de
hipogonadismo, desgaste muscular y osteoporosis. La abstinencia estable es, una vez
más, la condición necesaria para que pueda
restaurarse gradualmente la función sexual
(18, 19, 20).
El LSD (dietilamida del ácido lisérgico),
las anfetaminas y las drogas de síntesis se
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usan en muchos casos como sustancias facilitadoras de la relación sexual. Como sucede con las sustancias anteriores, en los
ambientes de consumo se les atribuye la
capacidad de incrementar el deseo sexual
e intensificar y prolongar el orgasmo. Pero
también como sucede prácticamente con todas las sustancias de abuso, se ha descrito
actividad sexual disminuida relacionada con
el consumo de estas tres sustancias mencionadas. A la metilenodioximetanfetamina (éxtasis), el ácido gamahidroxibutírico
(GHB), la fenilciclidina, psilocibina y otras
sustancias también se les atribuyen propiedades afrodisíacas, sensuales y estimuladoras de sensaciones táctiles y de empatía.
Pero se considera que, como sucede con las
anteriormente mencionadas, su consumo a
largo plazo puede perjudicar la función sexual (9, 14, 21, 22).
El tabaco –Oscar Wilde (El retrato de Dorian Grey): “El cigarrillo es el ejemplo perfecto de placer perfecto. Es exquisito y deja
insatisfecho. ¿Qué más se puede pedir?”puede dificultar el orgasmo en la mujer y
causar problemas de erección e incluso impotencia en el hombre, así como infertilidad
y riesgo de aborto.
Es frecuente que el cannabis se fume antes
y después del acto sexual. Al respecto, los
consumidores refieren que aumenta el placer
sexual por atribuirle mayor relajación y más
sensibilidad táctil. En la actualidad, en internet y concretamente en Youtube hay innumerables muestras audiovisuales que proclaman
el presunto efecto afrodisíaco del cannabis.
Dando un salto atrás, en Las Mil y Una Noches se cuenta que una muchacha después de
fumar hachís cayó en un sueño tan profundo
que se la dio por muerta, siendo enterrada
viva. Cuando se descubrió el error, fue exhumada y reanimada con aire fresco. Bajo el
influjo de la droga, sus únicos efectos mani-
fiestos fueron sus fuertes apetitos de amor y
de alimento. Pero ya Galeno advertía que su
consumo se asociaba a impotencia.
Los mitos que rodean al cannabis son que
ayuda a enfrentarse a la ansiedad ante el
sexo y que desbloquea y libera, lo que favorece el placer sexual. La realidad, en cambio,
es esta: que en todo caso es la sugestión
lo que causa el efecto positivo atribuido al
cannabis y que la desinhibición lo único que
favorece es la participación en prácticas sexuales arriesgadas, con desconocidos y en
las que no hay protección de barrera ante
virus como el del sida o la hepatitis o, sin ir
más lejos, el treponema de la sífilis.
Hay que decir que todavía es relativamente escasa la investigación sobre los efectos
de los cannabinoides en la excitación sexual,
el placer y temas relacionados. Acerca de la
fertilidad masculina y femenina, en cambio,
sí que existe un corpus de evidencias más
consistente. Actualmente es posible afirmar
que en los órganos reproductores de ambos
sexos hay receptores cannabinoides, y que
el sistema endocannabinoide demuestra ser
crítico en la regulación de los procesos reproductivos (23, 24). De hecho, la función
reproductiva es en ambos sexos vulnerable
a los efectos perjudiciales de los cannabinoides exógenos (25). A causa tanto de la
presencia de receptores cannabinoides en
los órganos sexuales cuanto de los efectos
del cannabis en las hormonas, el consumo
de cannabis también puede afectar a la excitación sexual y el orgasmo (26).
Cannabis y fertilidad
El consumo de cannabis, con la activación
de receptores cannabinoides que lleva inherente, afecta negativamente a la fertilidad
masculina, por interrumpirse la motilidad del
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esperma y otras importantes funciones como
la reacción del acrosoma (27, 28). Por reacción del acrosoma se conoce el proceso que
ha de pasar el espermatozoide una vez que
ha llegado al óvulo para intentar fertilizarlo, logrando así acceder al interior del óvulo. También se reduce el nivel de hormona
luteinizante (29), que regula la producción
de testosterona a través de las células de
Leydig, importante para la producción, motilidad y viabilidad del esperma (23, 25). Hay
evidencias, en suma, de que a largo plazo el
consumo de cannabis se asocia a reducción
de hormonas como la testosterona y a la de
producción de esperma, así como disminución en el recuento de espermatozoides.
En cuanto a la fertilidad femenina, hay
que partir de que el sistema endocannabinoide se halla íntimamente involucrado en
la regulación de las funciones reproductivas
en la mujer. La evidencia científica sugiere
que la exposición a los cannabinoides exógenos afecta negativamente, en diferentes,
formas, a la fertilidad femenina y el embarazo (30). Por ejemplo, las mujeres que
fuman cannabis regularmente pueden tener
ciclos menstruales más cortos, posiblemente
a causa de menores niveles de hormona luteinizante. En estudios con animales se ha
observado que los cannabinoides interrumpen el desarrollo del embrión, complicando
su implantación óptima en el revestimiento
uterino, e interfieren en el desarrollo de la
placenta durante la gestación (31).
El consumo de cannabis afecta también negativamente al crecimiento fetal, asociándose con recién nacidos de bajo peso (32, 33).
Como se sabe, los neonatos de bajo peso tienen mayor probabilidad de morir no solo en
el momento del nacimiento sino a lo largo del
primer año de vida. Además, los que sobreviven tienen mayor riesgo de sufrir diversas
condiciones neurológicas como parálisis ceInformaciones Psiquiátricas
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rebral y retraso en el desarrollo (Escobar et al
1991). De hecho, los efectos de la exposición
prenatal al cannabis en el crecimiento fetal
pueden ser mayores que los de la exposición
a tabaco. Además, los efectos adversos de la
exposición prenatal al cannabis se extienden
a toda la infancia, siendo responsables de
mayor prevalencia de impulsividad y de trastorno por hiperactividad y déficit de atención
en dichos niños (34).
Los mecanismos por los que la exposición
prenatal a cannabis afectan negativamente
al desarrollo fetal son variados. Por ejemplo, la exposición a cannabinoides exógenos
puede tener un efecto en el desarrollo fetal por la existencia de receptores en útero,
ovario y tejido placentario. Alternativamente, los efectos del cannabis en el desarrollo fetal pueden ser más directos: el THC
atraviesa fácilmente la barrera placentaria y
por tanto puede tener un efecto directo en
el neurodesarrollo del feto (35). De hecho,
estudios en animales y en humanos han encontrado evidencia de una alteración en la
anatomía del cerebro de neonatos expuestos
in utero a cannabinoides.
Cannabis y disfunción sexual
En relación a la disfunción sexual en el
hombre, los cannabinoides se han asociado a
la disfunción eréctil. Una manera en que los
cannabinoides pueden causar disfunción eréctil es a través de la presencia de receptores
CB1 y CB2 en el pene humano, concretamente en los cuerpos cavernosos, cuya repleción
sanguínea permite la erección. Los cannabinoides pueden actuar en los receptores del
pene inhibiendo la relajación del cuerpo cavernoso (36), necesaria para dicha repleción.
Antes se ha mencionado que el consumo
de cannabis puede estar relacionado con la
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reducción de los niveles de testosterona en
hombres, que a su vez se ha relacionado con
la disminución de la libido y la aparición de
disfunción eréctil (37). Desafortunadamente, la excitación sexual en consumidores de
cannabis se ha estudiado mediante encuestas de autoinforme retrospectivo que han
arrojado resultados mixtos: unos varones
reportan que el uso de cannabis aumenta el
placer sexual y la calidad del orgasmo (38),
mientras que otros, fumadores de cannabis a
diario, son más propensos a informar sobre
dificultades para llegar al orgasmo o por llegar a él con demasiada rapidez (39).
Los efectos de la exposición a cannabis
en la excitación masculina todavía no se
han estudiado en un entorno de laboratorio. Este tipo de investigación sería más útil
que la basada únicamente en expectativas,
subjetividades y factores de confusión. De
momento el estado de la cuestión podría
resumirse en que la exposición al cannabis
podría afectar positivamente al placer percibido durante las relaciones sexuales y al
mismo tiempo podría afectar negativamente
a la función eréctil.
Los estudios sobre disfunción sexual en
la mujer expuesta a cannabinoides también
arrojan resultados interesantes. La investigación apunta a que los cannabinoides
tienen un papel en la mediación de la excitación sexual femenina. Los estudios antiguos, realizados con datos retrospectivos
recogidos mediante autoinformes, indicaban
una correlación positiva entre consumo de
cannabis y excitación sexual (38). En cambio
los estudios actuales, experimentales y realizados en laboratorio, demuestran todo lo
contrario: la excitación sexual está asociada
a la disminución significativa de los niveles
de cannabinoides en circulación (40).
Curiosamente, la exposición al cannabis
durante la adolescencia puede tener efectos
a largo plazo en la motivación sexual, es
decir, efectos que se extienden a la edad
adulta (41). Es lo que se infiere de estudios
efectuados con ratas hembras expuestas a
cannabinoides en la adolescencia murina:
muestran una reducción de la motivación
sexual en la edad adulta, junto a una disminución de la activación en áreas relacionadas con la motivación y la excitación en
respuesta a estímulos sexuales (42). Parece
claro que esta es un área de investigación
que en el futuro debería abordarse con estudios en humanos.
Conclusiones
Se ha demostrado que el consumo de cannabis tiene una serie de efectos adversos en
la fertilidad masculina y femenina. Lo que
contrasta con que, como se sabe, gozar de
una buena sexualidad resulta esencial en la
calidad de vida y en la individualidad.
En el varón, el consumo de cannabis puede afectar negativamente la producción y la
función de los espermatozoides. En la mujer, el consumo de cannabis puede afectar a
la fertilidad por interrupción de la implantación del embrión. Además, puede tener
efectos adversos en el desarrollo del feto.
El consumo de cannabis puede también
tener efectos en la excitación sexual, el placer y el rendimiento tanto en hombres como
en mujeres, si bien aún se carece de investigación de calidad en esta área.
A partir de la investigación existente,
puede afirmarse que existe una dicotomía
entre la subjetividad de la percepción positiva de los efectos de este tóxico en la
función sexual, y la realidad de que tales
efectos resultan ser negativos en estudios
empíricos, es decir, objetivos y físicamente
demostrables.
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La investigación experimental más reciente también apunta a que el consumo de cannabis en adolescentes puede tener efectos
a largo plazo en el comportamiento sexual
de los adultos y en la reactividad cerebral
relacionada con el sexo.
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