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DOLENTIUM HOMINUM
N. 61 – año XXI – N. 1, 2006
REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJO
PARA LA PASTORAL DE LA SALUD
Actas de la XX
conferencia
internacional
promovida y organizada por el
Pontificio Consejo
para la Pastoral de la Salud
sobre
El genoma humano
17-18-19 noviembre 2005
Nueva Sala del Sínodo
Ciudad del Vaticano
DIRECCION
CORRESPONSALES
S.EM. CARD. JAVIER LOZANO BARRAGÁN, Director
S.E. MONS. JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe
P. FELICE RUFFINI, M.I., Secretario
COMITE DE REDACCION
BENEDETTINI P. CIRO
BOLIS DRA. LILIANA
CUADRON SOR AURELIA
D’ERCOLE P. GIOVANNI
EL-HACHEM DRA. MAYA
GRIECO P. GIANFRANCO
HONINGS P. BONIFACIO
IRIGOYEN MONS. JESÚS
JOBLIN P. JOSEPH
MAGNO P. VITO
NEROZZI-FRAJESE DRA. DINA
PLACIDI ING. FRANCO
SANDRIN P. LUCIANO
TADDEI MONS. ITALO
BAUTISTA P. MATEO, Bolivia
CASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A.
DELGADO P. RUDE, España
FERRERO P. RAMON, Mozambique
GOUDOTE P. BENOIT, Costa de Marfil
LEONE PROF. SALVINO, Italia
PALENCIA P. JORGE, México
PEREIRA P. GEORGE, India
VERLINDE SRA. AN, Bélgica
WALLEY PROF. ROBERT, Canadá
TRADUCTORES
CHALON DRA. COLETTE
CASABIANCA SRA. STEFANIA
FARINA SRA. ANTONELLA
FFORDE PROF. MATTHEW
QWISTGAARD SR. GUILLERMO
Dirección, Redacción, Administración: PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PASTORAL DE LA SALUD,
CIUDAD DEL VATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139
www.healthpastoral.org - e-mail: [email protected]
Publicación cuatrimestral. Suscripción: 32 € comprendidos los gastos de envío
Impreso en la Editrice VELAR, Gorle (BG)
En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri
Poste Italiane s.p.a. Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. In L. 27/02/2004 nº 46) art. 1, comma 2, DCB Roma
Sumario
6 Homenaje al Santo Padre
S.Em. Card. Javier Lozano Barragán
30 4. Las enfermedades monogénicas
Prof. Pietro Chiurazzi
7 Discurso del Santo Padre
Benedicto XVI
33 5. Las enfermedades multifactoriales
Prof. Maurizio Genuardi
EL GENOMA HUMANO
jueves
17
noviembre
PROLUSIÓN
10 Vida: donación de amor
S.Em. Card. Javier Lozano Barragán
15 Introducción a la primera jornada
P. Angelo Serra
PRIMERA SECCIÓN
REALIDAD
36 6. Predisposición genética al cáncer
y a las enfermedades latentes
P. Jacques Simporé, M.I.
42 7. Asistencia médica para
los pacientes y sus familias
Prof. Giovanni Neri
45 8. El juicio, el error y la negligencia
en los aspectos genéticos
de la medicina materno-fetal
Prof. Aubrey Milunsky
50 9. Desarrollo de test diagnósticos
para enfermedades genéticas
Dra. Christine M. Eng
54 10. Screening genético
de la población
S.E. Mons. Johannes Baptist
M. Gijsen, D.D.
24 2. Genoma y postgenoma:
presente y futuro. Variabilidad
del genoma humano y disturbios
Prof. Stylianos E. Antonarakis
58 11. Células estaminales:
terapia génica in utero
Prof. Christopher D. Porada
Prof. Graça Almeida-Porada
Prof. Paul Park
Prof. Ferhat Ozturk
Prof. Joe Tellez
Prof. Esmail D. Zanjani
26 3. Enfermedades congénitas
vinculadas a una anomalía
cromosómica
Dra. Clotilde Mircher
62 12. Bioética internacional
y genética humana.
La actividad de la UNESCO
Prof. Henk A.M.J ten Have
16 1. La genética humana hoy:
esperanzas y riesgos
Prof. George Robert Fraser
65 13. Investigación genética
y cooperación internacional
S.E. Mons. Celestino Migliore
viernes
18
noviembre
SEGUNDA SECCIÓN
ILUMINACIÓN
69 1. Recorrido histórico
de la genética humana
Prof. Vincenzo Cappelletti
75 2. La genética humana
a la luz de la palabra de Dios
S.Em. Card. Darío Castrillón Hoyos
81 3. La ética della genética médica:
el reto de la concreción de las
potencialidades de la medicina genética
sin tener que recurrir a manufacturas
Prof. Paul Lauritzen
87 4. Hacia el eugenismo liberal.
Una valoración ética
P. Bonifacio Honings, O.C.D.
89 5. La prevención de las
enfermedades genéticas desde
el punto de vista de la pastoral
S.Em. Card. Karl Lehmann
97 6. Diálogo interreligioso
en la aplicación del conocimiento
de la genética humana
102 6.4 El Budismo y el genoma humano
Dr. Masahiro Tanaka
105 7. Genética y postmodernidad
P. Ján Ďačok, S.J.
TERCERA SECCIÓN
ACCIÓN
108 1. Genética y nueva cultura
S.Em. Card. Paul Poupard
114 2. Visión pastoral de la investigación
genética
S.Em. Card. Angelo Scola
sábado
19
noviembre
120 3. Genética médica y comités éticos
en los hospitales
Prof. Maria Luisa Di Pietro
124 4. Genética y sociedad
Dra. Francesca Pasinelli
127 5. Economía y genética
Dr. Xavier Pomés
130 6. Formación y puesta al día
del agente de pastoral
en el campo de la genética
Prof. Francisco de Llanos Peña
134 7. Etica del counselling genético
P. Maurizio Pietro Faggioni, O.F.M.
97 6.1 Perspectiva hebrea
Prof. Abramo Alberto Piattelli
98 6.2 Perspectiva islámica
Prof. Justo Lacunza Balda
100 6.3 Hinduismo y la aplicación de los conocimientos de la genética humana
Dr. Vasantha Muthuswamy
Las ilustraciones de este número
proceden del volumen:
La Casina Pio IV in Vaticano.
Guida storica e iconografica
Pontificia Academia de las Ciencias
Ciudad del Vaticano, 2005
6
EL GENOMA HUMANO
HOMENAJE AL SANTO PADRE
En la Carta Apostólica “Motu Proprio” Dolentium Hominum, con la que se constituyó este Dicasterio para la Pastoral de la Salud, se nos pide
“promover e intensificar las actividades necesarias
de estudio, de propuesta y de profundización”(n.5)
de los problemas específicos del servicio sanitario,
en el contexto profundo del verdadero bien del
hombre. Entre estos problemas dicha Carta Apostólica menciona: “Las nuevas metas pues, que ha
abierto el progreso de la ciencia y sus posibles
aplicaciones técnicas y terapéuticas, tocan los ámbitos más delicados de la vida en sus mismas fuentes y en su significado más profundo” (n.3).
Precisamente para intentar una profunda respuesta a los problemas de los orígenes de la vida y
de la salud, en el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, con el beneplácito de Vuestro amado predecesor, Su Santidad Juan Pablo II, hemos
elegido el Genoma Humano como tema para nuestra XX Conferencia Internacional. Para realizar este cometido, se han reunido relatores de gran competencia de 17 países y participantes de 82 países.
Nuestro objetivo es confrontar con el Evangelio
las maravillas genéticas actuales para iluminar con
la Palabra de Dios los ámbitos más delicados de la
vida en su misma fuente. En esta iluminación, su
palabra, Santidad, será nuestra ruta que nos conducirá hacia el verdadero bien del hombre en la fuente misma de la salud.
Santo Padre, tengo el honor de manifestarle el
afecto y la adhesión de nuestros relatores y de
nuestros participantes: cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos y laicos que, con su
competencia científica, filosófica y teológica, han
realizado esta Conferencia.
Nos alegra mucho gozar de la presencia del Delegado personal de Su Santidad Alexis II del Patriarcado de Moscú, y del Metropolita Nicolaos
miembro del Santo Sínodo y Delegado de la Iglesia ortodoxa de Grecia.
Santo Padre, ahora hemos llegado al final de
nuestra Conferencia para ser recibidos por su Santidad y tener el privilegio de escuchar su autorizada
Palabra que será guía segura para nuestro trabajo.
Muchas gracias, Santo Padre; con el gozo de estar en su presencia, nos preparamos a escucharle
con atención, humildad y devoción.
Ciudad del Vaticano, 19 de noviembre de 2005.
S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN
Presidente del Pontificio Consejo
para la Pastoral de la Salud
Santa Sede
7
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Todo descubrimiento científico contribuya
al bien integral de la persona
en el respeto constante de su dignidad
Señor cardenal;
venerados hermanos en el episcopado
y en el sacerdocio;
ilustres señores y señoras:
Saludo a todos con afecto y agradezco en particular al señor cardenal Javier Lozano Barragán las
amables palabras de saludo que me ha dirigido en
nombre de los presentes. Saludo de modo especial a
los obispos y a los sacerdotes que participan en esta
Conferencia, así como a los relatores, que durante
estos días han dado una contribución ciertamente
cualificada sobre los problemas afrontados: sus reflexiones y sugerencias serán objeto de atenta valoración por parte de las instancias eclesiales competentes.
Situándome en la perspectiva pastoral propia del
Consejo pontificio que ha organizado esta Conferencia, me complace notar cómo hoy, sobre todo en
el ámbito de las nuevas aportaciones de la ciencia
médica, se ofrece a la Iglesia una posibilidad ulterior
de realizar una valiosa obra de iluminación de las
conciencias, para que todo descubrimiento científico contribuya al bien integral de la persona, en el
respeto constante de su dignidad.
Al subrayar la importancia de esta tarea pastoral,
quisiera decir ante todo una palabra de aliento a
quienes se encargan de promoverla. El mundo actual se caracteriza por el proceso de secularización
que, a través de complejas circunstancias culturales
y sociales, no sólo ha reivindicado una justa autonomía de la ciencia y de la organización social, sino
también, a menudo, ha cancelado el vínculo de las
realidades temporales con su Creador, llegando incluso a descuidar la salvaguardia de la dignidad trascendente del hombre y el respeto de su misma vida.
Sin embargo, hoy la secularización, en la forma del
secularismo radical, ya no satisface a los espíritus
más conscientes y atentos. Esto quiere decir que se
abren espacios posibles, y tal vez nuevos, para un
diálogo fecundo con la sociedad y no sólo con los
fieles, especialmente sobre temas importantes como
los que atañen a la vida.
Esto es posible porque en las poblaciones de larga
tradición cristiana siguen presentes semillas de humanismo a las que no han afectado las disputas de la
filosofía nihilista; semillas que, en realidad, tienden
a reforzarse cuanto más graves son los desafíos. Por
lo demás, el creyente sabe bien que el Evangelio tiene una sintonía intrínseca con los valores inscritos
en la naturaleza humana. La imagen de Dios está tan
profundamente grabada en el alma del hombre, que
difícilmente puede silenciarse del todo la voz de la
conciencia. Con la parábola del sembrador, Jesús
nos recuerda en el Evangelio que existe siempre un
terreno fértil en el que la semilla echa raíces, germina y da fruto.
También los hombres que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia o que incluso han perdido la luz de la fe siguen estando atentos a los valores
humanos y a las contribuciones positivas que el
Evangelio puede aportar al bien personal y social.
Es fácil darse cuenta de esto, sobre todo reflexionando en lo que constituye el objeto de vuestra Conferencia: los hombres de nuestro tiempo, que se
han vuelto más sensibles a causa de los terribles
acontecimientos que han ensombrecido el siglo XX
y el inicio del actual, pueden comprender bien que la
dignidad del hombre no se identifica con los genes
de su ADN y no disminuye por la posible presencia
de diferencias físicas o de defectos congénitos.
El principio de “no discriminación” sobre la base
de factores físicos o genéticos ha penetrado profundamente en las conciencias y está formalmente
enunciado en las Cartas sobre los derechos humanos. Este principio tiene su fundamento más verdadero en la dignidad ínsita en todo hombre por el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de
Dios (cf. Gn 1, 26). Por otra parte, el análisis sereno
de los datos científicos lleva a reconocer la presencia de esta dignidad en cada fase de la vida humana,
comenzando desde el primer momento de la fecundación. La Iglesia anuncia y propone estas verdades
no sólo con la autoridad del Evangelio, sino también
con la fuerza que deriva de la razón, y precisamente
por esto siente el deber de apelar a todos los hombres de buena voluntad, con la certeza de que la
aceptación de estas verdades no puede por menos de
8
favorecer a las personas y a la sociedad. En efecto,
es preciso evitar los riesgos de una ciencia y de una
tecnología que pretenden ser completamente autónomas con respecto a las normas morales inscritas
en la naturaleza del ser humano.
No faltan en la Iglesia organismos profesionales y
academias capaces de evaluar las novedades en el
ámbito científico, especialmente en el mundo de la
biomedicina; hay, además, organismos doctrinales
dedicados específicamente a definir los valores morales que hay que salvaguardar y a formular las normas que requiere su tutela eficaz; por último, hay dicasterios pastorales, como el Consejo pontificio para la pastoral de la salud, a los que corresponde elaborar las metodologías oportunas para asegurar una
presencia eficaz de la Iglesia en el ámbito pastoral.
Este tercer momento es valioso no sólo para una humanización cada vez más adecuada de la medicina,
sino también para asegurar una respuesta oportuna a
las expectativas, por parte de las personas, de una
eficaz ayuda espiritual.
Por consiguiente, es necesario dar nuevo impulso
a la pastoral de la salud. Esto implica una renovación y una profundización de la misma propuesta
pastoral, que tenga en cuenta el aumento del conjunto de conocimientos difundidos por los medios de
comunicación en la sociedad y del nivel de instrucción más elevado de las personas a las que se dirige.
No se puede descuidar el hecho de que, cada vez
con más frecuencia, no sólo los legisladores, sino
también los mismos ciudadanos están llamados a
expresar su pensamiento sobre problemas también
científicamente cualificados y difíciles. Si falta una
instrucción adecuada, más aún, una formación adecuada de las conciencias, en la orientación de la opinión pública fácilmente pueden prevalecer falsos
valores o informaciones inexactas.
Adecuar la formación de los pastores y de los educadores, a fin de capacitarlos para asumir sus res-
EL GENOMA HUMANO
ponsabilidades de modo coherente con su fe y al
mismo tiempo en un diálogo respetuoso y leal con
los no creyentes, es la tarea imprescindible de una
pastoral actualizada de la salud. En particular, en el
campo de las aplicaciones de la genética, hoy las familias pueden carecer de las informaciones adecuadas y tener dificultades para mantener la autonomía
moral necesaria para permanecer fieles a sus opciones de vida.
Por tanto, en este sector se requiere una formación
profunda y clara de las conciencias. Los actuales
descubrimientos científicos afectan a la vida de las
familias, impulsándolas a opciones imprevistas y
delicadas, que hay que afrontar con responsabilidad.
Así pues, la pastoral en el campo de la salud necesita consejeros formados y competentes. Esto permite
entrever cuán compleja y exigente es hoy la gestión
de este sector de actividades.
Ante estas mayores exigencias de la pastoral, la
Iglesia, a la vez que sigue confiando en la luz del
Evangelio y en la fuerza de la gracia, exhorta a los
responsables a estudiar la metodología adecuada para prestar ayuda a las personas, a las familias y a la
sociedad, conjugando fidelidad y diálogo, profundización teológica y capacidad de mediación. Para
ello cuenta, en particular, con el apoyo de cuantos
como vosotros, reunidos aquí para participar en esta
Conferencia internacional, se interesan por los valores fundamentales en los que se basa la convivencia
humana. Aprovecho de buen grado esta circunstancia para expresar a todos mi gratitud y mi aprecio
por la contribución en un sector tan importante para
el futuro de la humanidad. Con estos sentimientos,
imploro del Señor copiosas luces sobre vuestro trabajo y, como testimonio de estima y afecto, os imparto a todos una especial bendición.
Ciudad del Vaticano, sábado 19 de noviembre de
2005.
BENEDICTO XVI
El genoma
humano
10
EL GENOMA HUMANO
PROLUSIÓN
jueves
17
noviembre
JAVIER LOZANO BARRAGÁN
Vida: donación de amor
Reflexionando sobre el genoma
humano, como una pequeña introducción a nuestra Conferencia internacional trataré de presentar algunos aportes respecto a la vida como donación de amor, con la esperanza de que puedan ser de alguna
utilidad para encuadrar nuestro estudio a la luz del Mensaje Revelado.
Mi reflexión abarcará los siguientes puntos:
I. Vida. Rudimentos
de Biogenética
Inicio de la vida
humana
II. Vida. Movimiento
Organicidad-Finalidad
Unidad interna
Unidad externa
Negación de distinción
III. La Vida como Oposición
Diversas Oposiciones
Contradicción
Contrariedad
IV. Vida Cristiana Trinitaria
Encarnación
Contradicción y Contrariedad
I. Vida. Rudimentos
de Biogenética
Séame permitido enunciar algunos rudimentos científicos sobre el
origen de la vida humana. Parecería
ridículo hacerlo frente a científicos
de tan alta calidad como los que se
encuentran participando en esta
Conferencia internacional. Sin em-
bargo, pidiendo su venia y comprensión, lo hago sólo en cuanto
me sirven como datos elementales
desde los cuales deseo hacer partir
mi reflexión sobre la vida como donación de amor.
Inicio de la vida humana
La vida humana se inicia en una
célula que está formada por membrana celular, citoplasma, membrana nuclear y núcleo.
En el citoplasma hay una serie de
estructuras con diversas funciones
como los ribosomas, donde se sintetizan las proteínas, consideradas
como el producto primario de la actividad genética.
La membrana nuclear separa al
citoplasma del nucleo, dentro del
cual se encuentran los cromosomas,
en los que están colocados el ADN
y los genes que a su vez se encuentran ubicados en el ADN. Desde los
cromosomas brota la vida humana
mediante la energía del ADN con
sus genes. ¿Cómo sucede?
Elementos iniciales
de la vida humana:
1. Actores
Tenemos cinco actores, a saber:
los cromosomas – 23 pares, 46 en
total –, el ADN – ácido desoxidoribonucléico donde se ubican los cromosomas que los envuelve a manera de hélice con una vuelta y tres
cuartos –, el ARN – ácido ribonucléico, tanto mensajero como traductor del ADN: ADNm y ADNt –;
Genes – mínima porción del ADN
que determinan la vida, para ello
deben ordenarse de tres en tres,
conjuntos que se denominan “tripletas” –; Proteínas – que si tienen
una función de metabolismo se llaman “Enzimas”, son 20 aminoácidos que son ordenados por el
ADN –. La función de los genes se
explicita más adelante.
De los 23 pares de cromosomas
humanos, 22 se llaman autosomas
y un par, el número 23 se llama gonosoma o cromosoma X. Cuando
el par tiene dos cromosomas X porta el sexo femenino, cuando contiene un cromosoma X y otro Y, origina el sexo masculino. Los genes residen en el ADN que a su vez se
ubica en estos cromosomas, como
ya se ha dicho.
El movimiemto básico del ADN
se realiza desde el núcleo de la célula hasta su citoplasma. Para ello
atraviesa la membrana del núcleo y
se encuentra en el citoplasma con
las proteínas que va a ordenar. El
ADN se replica en el núcleo, se
transcribe en el mismo núcleo y se
traduce fuera del núcleo, en el citoplasma en el Ribosoma, y traducido
llega a las Proteínas, ubicadas como se ha dicho en el mismo citoplasma. Manda su información
desde el núcleo, esta información
se transcribe y se traduce para llegar así a las Proteínas.
La recepción de la información,
su transcripción y traducción se hace en el ácido ribonucleico: ARN,
que se llama “mensajero”, ARNm,
hasta salir del núcleo de la célula; y
se llama “traductor”, ARNt, cuando
hace la traducción del ADN en el
citoplasma, en el Ribosoma, para
que así se puedan ordenar los ami-
11
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
noácidos de las Proteínas. Los 20
aminoácidos de la proteína que ordena el ADN son: arginina, cisteína, asparagina, ácido glutónico, fenilalamina, glicide, histidina, isoleucina, lijaide, licina, mediodine,
prolina, glutomina, serina, treandine, valine, triptófano, tirocina, argidina y apartica.
2. Estructura del ADN
La estructura del ADN consta de
cuatro elementos que se combinan
pero que en su expresión más simple son: una base nitrogenada, dos
ácidos y una proteína. La base nitrogenada puede ser “púrica” o
“primídica”: la base púrica consta
de Adenina y Guanina; la base primídica, de Citosina y Tiamina. Las
bases púricas y primídicas se unen
por ligamentos de hidrógeno. Los
ácidos son el ácido fosfórico y la
desoxidoribosa (azúcar). La Proteína es la Histona. El conjunto de estos cuatro elementos forma un Nucleótido. El conjunto de nucleótidos se encadenan y sus cadenas forman el ADN.
3. Estructura del ARN
El ARN se distingue del ADN en
que el primero tiene una sola banda
en lugar de las dos que tiene la “hélice” del ADN. En esta banda tiene
las mismas bases nitrogenadas del
ADN, excepto la tiamina que suple
por otra base denominada “Uracilo”. Queda así constituido por adenina, citosina, guanina y uracilo. El
ARN mensajero (ARNm) “fotografía” al ADN en el núcleo y así
transcribe y transmite la información del ADN al citoplasma para
ordenar los aminoácidos de las Proteínas. La información “fotografiada” por el ARNm se lee en las secuencias de tres genes de las que
hablábamos y que decíamos que se
denominaban “tripletas”; estas tri-
pletas se llaman a su vez “Codones” y sirven como molde para que
en ellas se ubiquen las proteínas y
así se haga su síntesis; junto con los
codones se encuentra otra substancia del ARN que se denomina “Anticodón”; los anticodones son los
que se encargan de dar la secuencia
correcta a los aminoácidos de las
proteínas que se han amoldado en
los codones.
Aquí el ARN se convierte en
“traductor”, ARNt, y realiza una
transferencia de familias de moléculas, cada una para un aminoácido
distinto de la proteína.
Ahora se realiza la codificación
de la secuencia de las mismas proteínas que lleva a cabo otro elemento que aquí se origina desde el
ARN, este elemento se llama
“Exón”. Junto con éste viene otro
más, el “Intrón”. Del intrón se sabe
poco, algunos dicen que ayuda al
exón en la codificación. Sin embargo, cuando el ARN llega al Ribosoma, que como decíamos se ubica en
el citoplasma de la célula, elimina a
los intrones y deja sólo operar a los
exones.
4. Los Genes
Los genes son la unidad de la herencia colocada en línea en el núcleo celular como una partecita del
ADN (entre el 2 y 3% del ácido).
Cada gene tiene muchos nucleótidos. Un nucleótido está formado
por azúcar de cinco carbones, ácido
fosfórico y una base nitrogenada.
La base nitrogenada a su vez está
formada por cuatro componentes, a
saber: adenina, citosina, guanina y
tiamina. Es muy importante notar
que la secuencia y proporción de
estos elementos determina las propiedades del gen. Los genes actúan
a través de las moléculas del ácido
ribonucleico para el metabolismo
del organismo, o bien, para la producción de las proteínas. Las proteínas a su vez están formada por cadenas de veinte aminoácidos. La
secuencia de los aminoácidos en
una proteína específica determina
si esta proteína formará parte de la
estructura de un organismo o bien
de su metabolismo.
Hay otros componentes de los
genes en los animales y en las plantas que se encuentran en proporción de diez a una en relación con
la base nitrogenada; pero todavía
no se conocen muy bien.
La secuencia interna en el nucleótido es la secuencia de las bases
nitrogenadas purídicas y primídicas
que a su vez están formadas en grupos de tres, que reciben el nombre
de tripletes o cod genes. Es muy
importante notar que la secuencia
interna y externa de estas bases y su
proporción es la que marca la diferencia entre todos los seres vivientes. Un ejemplo de secuencia de tripletes podría ser: ATT—-CGC—CGA—-AAC—-ACG—-AAA.
5. Código genético
El Código genético es la información genética cifrada de la secuencia de los nucleótidos. La información del Código genético del
ADN se transcribe en una información complementaria en los tripletes del RNA mensajero, que reciben el nombre de codones, y finalmente esta se traduce para ordenar
los aminoácidos de la proteína.
Realizado todo el proceso, se ha
llegado a poder ubicar el lugar donde se ubican los genes en los cromosomas humanos. Estos lugares
les dan la denominación latina: “loci”. Se ha llegado así a poder determinar el trabajo que cada gen realiza con cada aminoácido de las proteínas. Así se ha podido trazar el
mapa del genoma humano, su código genético.
6. Reproducción
Las células así formadas se dividen y se reproducen por la “Mitosis” en proporciones geométricas;
cada una con sus 46 cromosomas;
excepto la reproducción de las células de las gonadas, la que se reproducen por otro proceso llamado
“Meiosis”, según el cual la cadena
de cromosomas que formaba una
hélice de 46, se parte en dos por la
mitad. Una mitad va al óvulo y otra
al espermatozoo. Cuando el óvulo
es fecundado por el espermatozoo,
éste se reproduce ya con los 46 cromosomas normales por mitosis,
forma así el blastocito, el embrión y
el feto.
Conclusión del muestreo
biogenético
De acuerdo a lo anterior podemos
sacar las siguientes conclusiones:
– La vida aparece como un movimiento
– Como un movimiento orgánico,
12
– Como un movimiento orgánico complementario que procede
siempre a base de intrincadas relaciones,
– Y tiene siempre una finalidad.
Se perfila así la vida como “un
movimiento orgánico complementario de relaciones y finalidad”.
EL GENOMA HUMANO
cartesiana, sino una expansión finalística que trasciende la cantidad
aunque no prescinda de ella, y que
precisamente, gracias a esta finalidad, el movimiento vital es un movimiento que se encuentra en el
campo de las relaciones y apunta a
una finalidad definida que hace
precisamente que la vida orgánica
sea unidad y que la desintegración
vital constituya la muerte.
II. Vida. Movimiento
3. Organicidad
Si ahora nos preguntamos: ¿qué
hay más allá de la Biogenética para
entender la vida?
La respuesta la encontramos en
el capítulo 11 del Evangelio de San
Juan en la narración de la resurrección de Lázaro: Cristo le dice al
muerto Lázaro: - “Lázaro, ¡sal fuera! Y el paso de la muerte a la vida
se da visiblemente por el movimiento: Lázaro, inmóvil y cubierto
de vendas, empieza a moverse, camina, sale fuera. Una vez más aparece el movimiento que observamos en la Biogenética, superficialmente observado ahora como movimiento local: sale fuera; ¿qué hay
de vital dentro del movimiento?
1. Antigua definición de la vida
Recuerdo una vieja definición de
la vida: la vida es moverse a sí mismo. Esto es, la vida, nos decían los
antiguos, es el ser o actuar de la
substancia que según su naturaleza
o su operación natural se relaciona
con el movimiento o con alguna
operación. Se trata de un ser constituido en sus partes esenciales que
ahora se lanza a la vida, esto es a su
movimiento interno. Pero, ¿qué es
este movimiento? Se nos responde,
es aquello que es en capacidad y
potencia en cuanto tal. Por tanto la
vida sería la capacidad primordial
de ser y de actuar.
2. Movimiento orgánico
Precisando más este movimiento
orgánico o finalísimo se puede
comprender mejor contraponiéndolo a cierta concepción de la vida
que se coloca dentro de un parámetro mecanicista, concibiendo el movimiento vital como una colisión
cuántica.
El movimiento orgánico que
constituye la vida no es un choque
de cantidades de la “res extensa”
Ser actuando, y actuando siendo.
Pero en todo movimiento hay dos
términos, uno del que se procede y
otro al cual se tiende y aquel al cual
se tiende es su finalidad, lo que especifica y define todo el movimiento. ¿Hacia dónde pues tiende la vida? Pienso que la respuesta es que
la vida tiende hacia la unidad. La
organicidad es lo que especifica la
vida, hay una unidad que organiza
al ser viviente desde dentro y hay
una unidad que lo organiza desde
fuera, esto es, con relación a otros
seres.
Pero para que haya organicidad,
debe haber distinción de partes,
distinción de órganos, tanto interna
como externa, si no, no puede haber unidad. La unidad interna, la
organicidad del ser vivo lo constituye presente en la vida, generar la
propia organicidad es generar la
propia vida. Sin embargo, esta organicidad no se agota en lo interno,
sino que mira a la organicidad externa, mira hacia la unidad con los
demás seres vivos. La unicidad interna da la individualidad, sin embargo esta unicidad interna no es
vital si no está íntimamente transformada por la unicidad externa, la
relación con otros seres vivos.
La organicidad externa afecta en
tal manera la individualidad que ésta no se puede cerrar en sí misma
para ser vida individual, sino que su
riqueza la obtiene cuando se abre
hacia los demás y se realiza la unidad, la armonía, la convergencia de
distintos. Podríamos así decir que
la vida es la convergencia de distintos. Así la organicidad externa se
vuelve en cierta manera organicidad interna sin dañar la distinción
de los seres vivos.
4. Seres distintos
Ahora bien, alguien se puede de-
cir distinto en cuanto tenga lo que
otro no tiene y no tenga lo que otro
tiene. Hay un aspecto de la vida que
implica negación y que a través de
esta negación se produzca la vida.
Esta negación implica una afirmación que exige la organicidad, la
convergencia misma en la unidad
de diversos seres, la vida.
Esta convergencia de distintos,
que en último término constituye la
vida en su totalidad, ha sido pensada o negada de diversas maneras a
través de la historia del pensamiento. Una manera de hacerlo ha sido
el Panteísmo en todas sus formas,
otra, la Participación. Ha habido
también un pensamiento que estructura muchas corrientes contemporáneas y ha sido la negación básica de la organicidad externa al
menos al llegar al hombre en la llamada cultura o anticultura de la
muerte.
5. Negación de la distinción:
Panteísmo
En el Panteísmo realmente no
existe organicidad distinta, pues las
barreras se suprimen y el uno es el
todo y el todo es uno. Por lo tanto el
Panteísmo no explica la vida, pues
en él no hay verdaderamente coincidencia de distintos, sino un todo
amorfo y por tanto sin vida. Verdaderamente en el Panteísmo no existe una auténtica oposición entre privación y posesión pues todo es todo.
III. Vida como oposición
En concepciones ajenas del Panteísmo, en cambio, existe la oposición, pero atendamos a la clase de
oposición que se piensa: la vida es
oposición, la oposición según la
Lógica puede ser oposición de contrariedad u oposición de contradicción. Si es de contrariedad, nos encontramos en el ámbito de la vida.
Si es de contradicción, nos lleva a
la muerte. La oposición de contrariedad une los contrarios con una
partícula copulativa: esto y esto; la
oposición de contradicción excluye
a uno de los opuestos para afirmar
al otro. Al excluir uno de los opuestos no se da más organicidad y así
no se puede hablar de la vida.
Abundando más en lo anterior
podemos decir que hay oposición
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DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
entre dos contenidos cuando la posición de uno excluye en cierta manera la del otro. Según sea la índole
de esta exclusión, resultan diversas
clases de oposición. La oposición
de contradicción es irreductible, se
da entre el ser y el no ser, no tolera
término medio. La oposición de
contrariedad u oposición contraria
hace que dos contenidos se excluyan en un campo particular del ser,
y por tanto acepta que haya un término medio en el campo universal
del ser. La oposición contraria puede ser privativa o bien relativa según se opongan los dos contenidos
por privación – posesión, o bien
por mera relación.
1. Oposición de contradicción
en el concepto de la vida
Hay una mentalidad que en la
modernidad se basa fuertemente en
la oposición de contradicción. Y es
la mentalidad evolucionística aplicada al hombre directa y plenamente. En efecto, en la mentalidad evolucionística la supervivencia de las
especies se da por la lucha a muerte
que es una oposición de contradicción, y así por la supervivencia del
más fuerte. Se trata de una concepción mecanicista que concibe la vida como simple movimiento contradictorio de colisión cuántica.
Posiblemente muchos pasos de
la evolución de los seres inferiores
al hombre se puedan explicar en algunos sectores por esta lucha por la
vida, la famosa “struggle for life”.
Pero no puede ser aplicada en su totalidad, pues si bien es cierto que
existe una graduación en la existencia actual de las especies en el mundo vivo infrahumano, persiste hoy
la gradualidad de las mismas, no
han desaparecido las inferiores. Y
en su conjunto forman la esfera infrahumana orgánica.
Sin embargo, el problema aparece fuertemente cuando esta explicación de la vida por la oposición contradictoria se aplica a la misma vida
en su esfera humana. Entonces se
llega a la opinión de la prevalencia
y supervivencia del más fuerte como norma y de allí se generan todas
las opiniones maltusianas y de super razas en las cuales alguien se
afirma tratando de matar a los demás, de una manera salvaje en estadios primitivos, y de una manera
sofisticada en la actualidad. Esta es
la cultura de la contradicción o lo
que es lo mismo la cultura de la
muerte o la anticultura propiamente
tal. En esta posición no hay propiamente organicidad, la vida como organicidad desaparece, pues no hay
término de oposición al cual oponerse, pues se ha destruido. Y el
problema es que como el término
de oposición es absolutamente indispensable para la vida, al no existir más éste, la vida se marchita y
cabalmente se llega a la cultura de
la muerte. No hay el término contra
el cual afirmarse y como éste pertenece también internamente a la propia organicidad, la misma vida individual perece. Nuevamente, incluso
desde la misma Lógica, nos enfrentamos a la cultura de la muerte.
2. Oposición de contrariedad
en el concepto de la vida
La auténtica oposición que es la
que puede garantizar la vida es la
oposición de contrariedad, que como decíamos anteriormente, se expresa mediante una partícula copulativa, “esto y esto”. En otras palabras, la vida es complementariedad
orgánica, alguien vive en cuanto se
opone a otro ser vivo porque no tiene lo que este otro ser vivo posee,
pero quiere participar de su riqueza. Y a la vez, el otro ser vivo vive
en cuanto que permaneciendo distinto, participa de la riqueza del primero. El ideal es que esta participación sea sin mengua ajena, esto es,
sin restar para nada lo que cada uno
de los seres vivos posean de por sí,
aquí nos encontraremos con la oposición por mera relación.
IV. La vida trinitaria cristiana
1. La vida en la Santísima Trinidad
Exactamente este ideal es el que
se realiza en la fuente de la vida de
todo lo creado que es la Santísima
Trinidad. La Santísima Trinidad,
según nos lo ha revelado el mismo
Dios, se constituye por una oposición relativa y una coincidencia absoluta. Esto es lo que quiere decir
que Dios sea uno en tres personas
distintas. En Dios la oposición entre las divinas personas es la oposición de relación, sin que la privación signifique mengua y sin que la
posesión signifique cualquier resta
a la otra persona. La oposición entre las divinas personas es una oposición de contrariedad relativa. Esto es, lo que una persona tiene se relaciona con lo que la otra persona
posee de tal manera que la privación permanece en una posesión infinita. Y esta aparente contradicción se aclara viendo las tres personas en concreto: el Padre no tiene la
filiación, sin embargo es Padre por
la filiación. El Hijo no tiene la paternidad, sin embargo es Hijo por la
Paternidad, el Espíritu no tiene la
inspiración activa, sin embargo es
Espíritu por la Inspiración activa
del Padre y del Hijo. La vida infinita de las tres divinas personas se realiza por una donación absoluta y
total de dicha vida, del Padre al Hijo, del Hijo al Padre, del Padre y del
Hijo al Espíritu y del Espíritu al Padre y al Hijo; por eso son un solo
Dios. La distinción de las tres divinas personas es sólo por oposición
de contrariedad relativa y por su
oposición de contrariedad relativa
son la vida en sí, esto es, un solo
Dios, a la vez que tres personas distintas.
Desde este modelo divino podemos intuir que la vida es moverse a
sí mismo en un conjunto de relaciones hacia la plena donación. Se dona lo que se tiene y se recibe lo que
no se tiene en un proceso incesante
que enriquece y que precisamente
es el proceso vital. Los puntos fundamentales son las relaciones, que
fundan la oposición contraria, no
para encerrarse en la propia posesión o en la propia privación, sino
para abrirse en total donación. Así
la vida es relación fecunda de donación amorosa.
Esta es la vida en sí y cuando
Dios la participa a su creación, en
especial, cuando la participa al
hombre, la da de este talante. Dios
inscribe esta donación dentro de la
14
libertad humana. Y precisamente,
cuando el hombre no quiere más
proceder a esta donación, entonces
se cierra en sí mismo, se opone a
los demás en contradicción. Esto es
el pecado, y lo que es lo mismo, la
muerte.
2. La Historia de la Salvación
EL GENOMA HUMANO
dad, la vida. La vida trinitaria de
oposición contraria de pura donación pasa ahora a través de la contradicción de la muerte para vencer
a esta misma muerte y volverla pura donación en el Espíritu. La convierte en donación de puro amor.
Se supera la contradicción de la
muerte en la oposición relativa de
Dentro de estas coordenadas se
escribe la Historia de la Salvación,
como una historia de la libertad. Y
como el hombre eligió la oposición
de contradicción, el pecado y la
muerte y a pesar de ello Dios no le
retiró el que desde dentro siga siendo su imagen, la historia de la humanidad viene a ser una historia
que se realiza dentro de dos términos: contradicción-contrariedad;
muerte-vida; odio-amor; egoísmodonación.
3. La Encarnación pascual
En este ámbito, la Encarnación
pascual viene a realizar el rompimiento de la contradicción amorosa de contrariedad de relación. Esto es, la muerte viene a ser vencida
por la resurección. Cristo asume la
contradicción del hombre que significa su pecado y su muerte, y esta contradicción la lleva hasta sufrirla en sí mismo con el sufrimiento de la muerte. Pero esta muerte,
por el amor del Espíritu Santo se
torna en fuente de vida, en resurrección. La muerte se coloca como la mayor prueba de amor, la
mayor prueba de donación. Y así,
Cristo, de la nada culpable, esto es
de la contradicción absoluta del
hombre, recrea al nuevo hombre en
la relación de justicia y santidad.
Esta es la profundidad ilógica de ha
historia que sólo la Omnipotencia
de Dios-Amor pudo hacer lógica,
como la expresión humana máxima de la Verdad, esto es Cristo, el
Verbo de Dios encarnado.
4. La contradicción asumida
en la contrariedad
Siguiendo el hilo conductor de
nuestra reflexión, Cristo asume la
contradicción y la vuelve contrariedad de relación de máximo amor y
así de máxima vida, contrariedad
en la que se opone relativamente al
hombre como a un sujeto al que le
dona lo que le face falta en totali-
contrariedad que es relación de
amor. Habíamos dicho como la
oposición de contradicción genera
la cultura de la muerte; en Cristo,
esta oposición lo llevó a la máxima
muerte por decirlo así y la Redención consistió en volver esta máxima muerte en máxima vida, volver
la contradicción a través del Espíritu en pura relación de amor, como
donación total. Este es el sentido
último de la resurrección.
Si como decíamos la vida es la
capacidad de ser y de actuar, ahora
podemos concluir que la vida es la
capacidad de ser y de actuar a través de una oposición contradictoria, esto es la muerte, la oposición
contraria como relación de donación amorosa absoluta en la que se
recibe la vida participada de la Santísima Trinidad. La vida es así la
Resurrección.
Conclusión
En la reflexión que hacíamos sobre algunos elementos de la Biogenética que describen el inicio de la
vida humana, hacíamos una primera conclusión, encontrábamos que
la vida aparecía como “un movimiento orgánico complementario
de relaciones y finalidad”. Cuando
avanzábamos desde el aspecto filosófico confirmábamos lo anterior,
incluso a la luz de la resurrección
de Lázaro y decíamos que la vida
es “moverse a sí mismo”, y que esto implica una oposición vital, que
para ser tal debe ser no de contradicción sino de contrariedad, esto
es, de integración. Teológicamente
avanzábamos y veíamos que la vida no puede ser más que una oposición de contrariedad, esto es, de integración, pero que pasa a través de
la contradicción de la muerte, en la
historia de la salvación.
Para concluir pudiéramos decir
que la vida es amor. Sólo el amor
rompe la contradicción de la muerte y su absurdo de destrucción total
lo vuelve fuente inagotable de vida.
Lo ilógico se torna en plena y única
racionalidad. Es la lógica histórica
del Amor que irrumpió en el mundo en el Misterio de la Encarnación
pascual. Así entendemos el aforismo de Tertuliano: “Credo quia
ineptum”. Así, la vida que es donación de amor, fluye victoriosa iluminando la oscuridad de la muerte,
apoyada en la plena confianza en
Aquel que la hizo triunfar en la resurrección de Jesucristo.
S. Em. Card. JAVIER LOZANO
BARRAGÁN
Presidente del Pontificio Consejo
para la Pastoral de la Salud
Santa Sede
Nota Bibliográfica
ARISTÓTELES, Metafísica, vol 10, X, 3;b. De
Anima II, 1-2
STO. TOMÁS DE AQUINO, Summa Contra
Gentiles, 4,11; Summa Theologica I q. 18 aa.
1-2.
R. GUARDINI, Der Gegensatz, 1925.
C. NINK, Sein, Einheit, Gegensatz, en Scholastik 17 (1942) 504-522
M. HONECKER. Logik 1927 (índice)
J. FRÖBES, Tractatus Logicae Formalis, Roma 1940, 70 y ss. 156 y ss.
J. DOPP, Lecons de Logique formelle 3 vols,
Lovaina 1950.
M. GRABMANN, Die Idee des Lebens in der
Theologie der hl. Thomas, 1922.
H. DRIESCH-R WOLTERECK, Das Lebens
Problem in der Lichte der modernen Forschung. 1931
C. BURDO Y OTROS, La vie et l’evolution, en
“Archives de Philosophie” 6, (1928) Fase.
Links, Biogenética, México 2000.
15
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
ANGELO SERRA
Introducción a la primera jornada
Se me permita una brevísima introducción a esta primera jornada
de trabajo sobre un tema hoy apasionante y de extraordinaria importancia para el povernir de la
Medicina.
El primer pensamiento es de
agradecimiento a su Eminencia
Reverendísima el Cardenal Javier
Lozano Barragán, Presidente del
Pontificio Consejo para la Pastoral
de los Agentes Sanitarios, que a
través de este Congreso ha querido
presentar a quienes están comprometidos en la solicitud y la asistencia a los enfermos uno de los pasos
más recientes, que ha dado la ciencia y la tecnología, y está abriendo
caminos realmente nuevos para un
gran progreso de la Medicina.
El segundo pensamiento lo recojo de la “Editorial” que introduce al volumioso número de la conocida revista Science del 16 de
febrero 2001, donde se presentan
los resultados de la secuenciación
del genoma humano alcanzados en
18 años de intenso trabajo de centenares de laboratorios en todo el
mundo, coordinados por el “Human Genome Project”. Escribía
así: “La humanidad ha recibido un
don inmenso. Al completarse la secuenciación del genoma humano,
hemos recibido un potente instrumento para revelar los secretos de
nuestro patrimonio genético y para
encontrar nuestro puesto entre todos los que participan en la aventura de la vida”. De hecho, se había
traducido en letras el texto del código secreto del plan-programa de
nuestra vida biológica; texto escrito en lenguaje molecular en 23 capítulos, los 23 cromosomas. Un
texto que en los cuatro años que
han seguido, ha sido anotado, determinando y asignando a los diferentes cromosomas informaciones
específicas – los “genes” - de los
que hoy conocemos – por estructura y por función – 20,065 a la actualización del 23 de octubre de
2005, mientras otros 35,329 denominados “putativos” aún están
siendo estudiados.
Pasos extraordinariamente rápidos, que han abierto el camino a
grandes progresos y expectativas,
pero también a peligrosos proyectos y riesgos si la ciencia, la tecnología y la sociedad se dejasen arrollar por la atractiva pero cegadora
tentación prometeica de la omnipotencia.
El tercer pensamiento es un
ferviente y sincero agradecimiento
a los que han aceptado ofrecer en
pocos y preciosos minutos su profunda competencia en estos campos adelantados de la ciencia y de
la sabiduría. Estoy seguro que del
trabajo de estas jornadas surgirá un
mosaico en el que cada pieza hará
brillar la grandiosidad de las numerosas conquistas alcanzadas por
la ciencia, y cada leyenda de caracteres góticos – fruto de la segunda
jornada de trabajo – manifestará el
pensamiento de una sabiduría iluminada por una luz que no es sólo
humana.
P. ANGELO SERRA
Profesor emérito de Genética humana,
Facultad de Medicina,
Universidad Católica del Sagrado Corazón,
Roma
16
EL GENOMA HUMANO
Primera Sección
Realidad
GEORGE ROBERT FRASER
1. La Genética humana hoy: esperanzas y riesgos
Fue precisamente en la ciudad de
Roma que hace 44 años, en 1961,
hice mi primera intervención en un
congreso internacional acerca de
The Pool of Harmful Genes in Human Populations (Fraser 1962a), un
tema que está dentro del que me toca desarrollar ahora, esto es, La genética humana hoy: esperanzas y
riesgos. Se trata de un amplio panorama que traza la historia del desarrollo de nuestra especie tal como
está documentado por la herencia
común de nuestro genoma humano
en toda su diversa, aunque armoniosa, complejidad. De acuerdo con la
presentación escrita de los objetivos
de esta Conferencia, en esta intervención me limitaré sobre todo a la
perspectiva de la salud, dejando de
lado otros aspectos de la genética
humana; esto nos lleva a deducir
que el término genética se podrá intercambiar ampliamente con el de
genética médica (o genómica). Hablaré de las esperanzas y de los riesgos que acompañan el proceso de
integración de la genética médica en
la ciencia y en el arte de la medicina
y de la práctica médica en general,
un proceso que con mucho empeño
se está tratando de alcanzar.
Como parte de esta perspectiva
de aplicar la genética humana a la
salud, la reciente descripción de la
secuencia y de la topografía del genoma humano (Proyecto Genoma
Humano) representa un progreso
importante que ha llevado a acumular un cuerpo de conocimientos,
muy amplio y en rápido crecimiento, de nuestro material hereditario.
Sin embargo, ello no es suficiente
para un impacto importante en la
salud; es indispensable también la
sabiduría para emplear el conocimiento. El principio que nos debe
guiar para lograr esta sabiduría no
es la arrogancia, sino más bien la
humildad. De aquí que el filósofo
pre-Sócrates, Xenófanes de Colofón, escribió en los pocos fragmentos que nos han llegado de su pensamiento sobre los límites del conocimiento humano:
Los dioses no han revelado todo
a los mortales desde el principio,
pero buscando poco a poco los
hombres encuentran lo mejor.
OUTOI AP∆ARCHS PANTA
QEOI QNHTOIS∆UPEDEIXAN,
ALLA CRONW ZHTOUNTES
EFEURISKOUSIN AMEINON.
Aún pudiendo afirmar justamente que hemos hecho progresos en el
camino hacia lo que es mejor, cuando consideramos la genética humana actual no deberíamos permanecer desilusionados al considerar que
en nuestra investigación hemos dado sólo los primeros pasos a lo largo de este camino; tampoco deberíamos ufanarnos de que lo hemos realizado en la era moderna. Ya los
antiguos griegos del sexto siglo a.C.
en adelante, Anaximandro, Hipócrates, Aristóteles, Platón y otros
habían escrito acerca de los mecanismos hereditarios y sobre aquellos que se refieren a la evolución.
Para introducir un ejemplo bastante
sorprendente que pone en evidencia
uno de los mayores riesgos de la genética humana hoy en el contexto
de las atribuciones injustificadas e
injustificables a los individuos de
superioridad e inferioridad heredi-
taria, Platón había aplicado ampliamente dichas ideas hace 2500 años
a lo que hoy llamaríamos principios
eugénicos, especialmente en el
quinto libro de República, una crónica de los reglamentos que gobernarían el funcionamiento de la ciudad hipotética en la que la justicia
reina suprema. En la cita que sigue,
Platón pasa de la consideración de
las prácticas referentes a la crianza
de los perros de caza con el fin de
maximizar sus capacidades, a los
modelos que se deberían aplicar a
los gobernantes o guardianes de la
ciudad.
Ante las premisas concordadas,
es necesario que el hombre mejor
se una con la mujer mejor en el mayor número de casos posibles,
mientras lo contrario estaría reservado para el hombre y la mujer peores; si nuestra grey debe ser de la
mejor calidad, nosotros deberíamos criar a los descendientes del
primero y no del segundo.
Moviéndonos velozmente de dos
milenios y medio hacia el siglo XIX,
según Theodosius Dobzhansky, la
genética, una rama importante de la
ciencia biológica, se ha desarrollado partiendo de la humilde planta
de guisante en el huerto de un monasterio. Sin exagerar, los descubrimientos del monje Gregor Johann
Mendel se pueden describir como
únicos en los anales de la ciencia. Es
en base a estos éxitos que, en los últimos 140 años hemos podido acumular el amplio cuerpo de conocimientos que he mencionado antes.
Hasta un período muy reciente, el
genetista en la medicina, ha sido
ampliamente marginado al papel de
17
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
counselling en lo que se refiere a la
hereditariedad en la casualidad de
la enfermedad y del handicap entre
los que lo consultan, y sus hijos, especialmente en lo referente a la evaluación de los raros desórdenes monogénicos mendelianos, de los síndromes congenitos y de las anomalías cromosómicas. De ningún modo su papel ha sido seguir los preceptos eugénicos de Platón para
animar la reproducción de un grupo
de la población y desanimarla en
otros. Una ventaja que deriva de la
acumulación del conocimiento es
que ahora sabemos que, además de
una base moral para dicha selección
de los padres de la próxima generación puesta en práctica hasta hace
poco tiempo atrás, también puede
no tener ninguna base racional para
dicha selección entre la variedad
virtualmente infinita de nuestra dote genética.
Mi mentor, maestro y amigo, el
profesor Lionel Penrose, escribió
en 1966: “Los valores sociales y
biológicos de las diferencias hereditarias se alteran continuamente
con el cambio del ambiente. No podemos estar seguros que un gen sea
malo en toda circunstancia y menos
seguros aún que sea siempre bueno.
Por el momento, estamos sólo raspando la superficie de esta gran
ciencia. Nuestro conocimiento de
los genes humanos y de su acción
aún es tan sutil que es presuntuoso
y una locura establecer principios
positivos de la reproducción humana. Antes bien, cada persona puede
maravillarse frente a la prodigiosa
diversidad de los caracteres heredados del Hombre y respetar a los
que difieren de él genéticamente.
Todos somos parte del mismo gigantesco experimento en la selección natural.” (Penrose 1966).
La genética humana actual no debe ser considerada absolutamente
como un subrogado para las desacreditadas ideas eugénicas del pasado; antes bien, debemos verla como
parte integrante de la medicina con
el papel de incorporar el conocimiento logrado con el genoma humano en las actividades diagnósticas dirigidas al feto, al recién nacido, al niño o al adulto, en el contexto de la unidad familiar, al no haber
discontinuidad entre estas fases de
la existencia humana. En este contexto, la práctica del aborto selectivo del feto diagnosticado in utero
como afectado por una enfermedad
genéticamente determinada o por
una malformación, es contraria a
los principios de nuestra tradición
médica que pone énfasis en la preservación de la vida. Esto puede ser
visto mejor como una fase transitoria en el desarrollo de la genética
médica, que será sustituida por métodos generalmente más aceptables.
Como alternativa, se ha propuesto el diagnóstico pre-implantación,
que se practica en algunos centros,
pero esto ha originado controversias éticas relacionadas con el status
moral del embrión. Pasando de la
selección al nivel del feto y del embrión a la selección a nivel del gameto, la separación atendible del
esperma del marido en secciones
que llevan el cromosoma X e Y, seguida por la fertilización de la mujer usando únicamente el esperma
portador del cromosoma X con el
fin de evitar el nacimiento de hombres cuando la mujer es portadora
de una disfunción vinculada con el
cromosoma X, como la distrofia de
Duchenne, puede ser posible en el
futuro próximo y estar menos sujeta
a objeciones en el terreno de la ética. Sin embargo, sería temerario
prever las actitudes y las prácticas
de las generaciones futuras con respecto a estos problemas en general,
especialmente porque ellos tendrán
acceso a tecnologías de las que no
se puede prever su naturaleza.
Aquí están presentes expertos que
en los próximos días os explicarán
todos los aspectos de esta integración de la genética humana en la
práctica de la medicina. Naturalmente, el importante rol actual del
genetista médico como un consultor
no directivo seguirá siendo siempre
necesario y aumentará con el mismo
ritmo de la expansión del conocimiento sobre el papel de la herencia
en la etiología y en la patogénesis de
la enfermedad. Un considerable
ejemplo de dicho aumento ha sido la
creación, relativamente reciente, de
una subespecialización muy amplia
de counselling genético en el campo
del tumor, como resultado del descubrimiento de los locis del gen que
alojan alelos de frecuencia sustancial, que da lugar a una fuerte predisposición en varias formas de esta
enfermedad común, a menudo en
una edad trágicamente joven.
En efecto, siempre ha sido evidente que la herencia desarrolla virtualmente un papel en la etiología y
en la patogénesis de cada estado de
enfermedad, pero no estábamos en
la capacidad para definir los mecanismos de esta implicación. Ahora
podemos iniciar esta tarea y, por
consiguiente, comenzar a pensar en
formas terapéuticas para corregir
defectos, enfermedades y disfunciones heredadas. Se piensa que el
perfil genético se volverá la piedra
miliar de esta tentativa para determinar el complemento genético de
los individuos con gran número de
locis cromosómicos, definiendo así
sus predisposiciones específicas a
enfermedades comunes, indicando
posibilidades de prevención y de
tratamiento y, de igual modo, prediciendo las variaciones que se pueden dar en la eficacia o en la toxicidad de agentes terapéuticos, proporcionando indicadores a la terapia concebida para el paciente (farmacogenómica). Este perfil genético constituirá un suplemento para
los numerosos tipos de test y screening genéticos para cada gen, que
se efectúan corrientemente y que
proseguirán en el futuro.
A parte de las perspectivas abiertas para progresos en los cuidados
sanitarios de dichas amplias extensiones de genoma para determinar
el completamiento genético del individuo, la genética médica se ha
enriquecido con un nuevo armamentario de métodos que interesan
la terapia génica – el tratamiento de
disturbios genéticos introduciendo
genes específicos preparados en las
células del paciente. Dicho armamentario se inició en 1989 con el
afortunado tratamiento de un raro
transtorno inmuno-recesivo, el déficit de la enzima adenosina deaminasa (ADA), conocido también co-
18
mo síndrome por immunodeficiencia combinada grave (SCID). Las
posibilidades de dicha terapia génica en sustituir la función de genes
defectuosos aumentará al crecer el
empleo de células estaminales pluripotentes cultivadas y modificadas,
que han mantenido tal plasticidad
de modo que puedan ser integradas
en múltiples tejidos. En el futuro será posible extraer estas células pluripotentes de tejidos adultos, obviando así los problemás éticos suscitados por el empleo de estaminales embrionales.
Debo subrayar que este breve sumario de posibles aplicaciones de
los progresos en nuestro conocimiento del genoma humano al tratamiento de enfermedades, más que
una realidad actual representa una
esperanza o una perspectiva para el
futuro. En efecto, estamos al comienzo de una larga investigación
por la cual lo mejor es lo que he
mencionado al inicio de mi intervención al referirme al sentimiento
de Xenófanes. Por ahora sólo podemos comenzar a nutrir esperanzas
de mejoras en el tratamiento de enfermedades comunes de la vida
adulta como la diabetes melito de
tipo 2, el cáncer, la arterioesclerosis, la hipertensión, etc. Estas enfermedades tienen una causa multifactorial mediada por complejas interacciones de factores ambientales
con múltiples genes que determinan
la predisposición, que ahora están
sometidos a intensa búsqueda por la
creación del mapa de los aplotipos
humanos o HapMap, de la pequeña
proporción de los locis del gen donde la secuencia del ADN varía entre
los individuos (SNPs o polimorfismo de nucleótido único). Hay que
notar que muchos agentes implicados como desencadenates ambientales de dichas enfermedades en individuos genéticamente susceptibles, están tan profundamente radicados en nuestro modo de vida que
son difíciles de evitar. Estos factores incluyen el humo, las dietas desbalanceadas o excesivas, una vida
sedentaria y la exposición al estrés,
ante todo entre los habitantes de las
naciones ricas en las que el exceso,
más que la escasez, constituye la
carcterística de la sociedad, y donde
ha aumentado de tal manera la expectativa de vida que la mayoría de
la población vive por más tiempo.
Lamentablemente, la abolición del
empleo del tabaco y de sus produc-
EL GENOMA HUMANO
tos, y la adopción de una dieta sana,
son proyectos que son sencillos en
su concepción, pero difíciles en su
ejecución. En este contexto, se derrollan hoy terrenos de genética médica específicamente en el campo
del estudio de los efectos sobre el
individuo de sustancias contaminantes y tóxicas como el tabaco (toxogenómica o toxicogenómica) y
de la dieta (nutrigenómica).
La farmacogenómica ya contribuye a favor de un cuidado mejor
de algunos tipos de cáncer, grupo de
enfermedades en las que desarrollan un papel de primera importancia generalmente son las mutaciones somáticas más que las células
germinales. Por ejemplo, si los test
revelan que el complemento genético de un cáncer de mama recientemente diagnosticado resulta en la
presencia del receptor 2 del factor
preliminar a la corrección, que se ha
discutido, debe estar acompañada
por mayores progresos en biología
computacional. No es suficiente tener un catálogo o un database del
complemento genético de un individuo. Es necesario al menos un entendimiento elemental de los modelos del número virtualmente infinito de la interacción de primer, segundo y más elevado orden entre
las miríadas de genes (genómica),
gen transcrito mRNA (transcriptómica), proteínas (proteómica), azúcares (glicómica) y metabolitos
(metabolómica), que constituyen la
base del fenotipo y la fisiología de
una sola célula. Y el funcionamiento, sano o enfermo, de un órgano
del cuerpo no se puede definir simplemente haciendo un inventario
del funcionamiento de cada una de
las células que lo constituyen.
de crecimiento epidérmico humano
(HER-2) en la superficie de la célula, como es el caso en el 25-30% de
todos estos pacientes, se piensa entonces que la añadidura de la herceptina o trastuzumab, al régimen
terapéutico, puede llevar a una considerable mejora en el pronóstico.
También se espera mucho de la terapia génica para mejorar el pronóstico en varias formas más de enfermedades malignas. El mejor conocimiento de los mecanismos genéticos implicados en la patogénesis
también puede contribuir a una
identificación precoz de los tumores cuando la masa de las células
malignas es mucho más pequeña y
las perspectivas de un tratamiento
positivo son mucho más prometedoras.
Hay que notar que la aproximación a la terapia definiendo aberraciones de la función celular como
Dada la diversidad de causalidades multifactoriales que depende de
la compleja interacción de factores
ambientales con múltiples genes
que determinan la predisposición,
el desarrollo de la prevención y del
tratamiento para las enfermedades
comunes incluidas aquellas que hemos mencionado, será siempre muy
difícil. Pero estas dificultades serán
compensadas. Por ejemplo, en el
caso del cáncer, ya se ha mencionado el descubrimiento de los locis de
los genes (BRCA1 y BRCA2 responsables del cáncer de mama y de
los ovarios, y otros), que acogen,
con una frecuencia sustancial, alelos que dan lugar a una fuerte predisposición en varias formas de esta
enfermedad común, a menudo en
una edad trágicamente joven. Todas
las enfermedades comunes son heterogéneas en su etiología y patogénesis, y hay formas insólitas y raras
19
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
clasificadas en la generalidad de cada enfermedad común, heredadas
en un modo simple monogénico como en el caso ya citado del cáncer
de mama y de los ovarios debido a
mutaciones a los genes BRCA1 y
BRCA2. Un estudio intensivo de
estos subgrupos, determinados monogénicamente, de cáncer, diabetes
melito de tipo 2, arterioesclerosis,
hipertensión y otras enfermedades
comunes, y el descubrimiento de
anomalías genéticas implicadas en
raras e insólitas familias de este tipo, echarán luz en la etiología y en
la patogenesis de estas enfermedades en general, sugiriendo en parte
el camino para descubrir genes implicados en la predisposición a las
formas más comunes.
Durante estos viajes de descubrimiento, así como en muchos más,
seguiremos los preceptos contenidos en un extracto avisor y muy cotizado, de gran belleza y fuerza de
una carta de William Harvey, que
escribió en 1657, seis semanas antes de su muerte, a John Vlackveld,
un médico de Harlem en Holanda,
como respuesta a una pregunta sobre un paciente. Harvey escribió la
carta en latín, la lengua franca empleada en la profesión médica de
ese tiempo.
“La naturaleza en ningún otro lugar está tan acostumbrada a mostrar
sus secretos misterios como en los
casos en los que muestra señas de
su proprio trabajo prescindiendo del
camino abierto; tampoco existe un
modo mejor para presentar la justa
práctica de la medicina que aquella
de dedicarnos al descubrimiento de
la ley habitual de la Naturaleza mediante una atenta investigación de
las formas más raras de enfermedad. Porque en casi todas las cosas
se ha encontrado que lo que ellas
contienen de útil o aplicable en la
naturaleza difícilmente se puede
percibir salvo cuando se nos priva
de ellas, o en cierto modo es transtornado.” (Traducido del original
latín al inglés por R Willis,1847)
Non solet natura usquiam penitiora sua arcana apertius detegere,
quam sicubi extra consuetam semitam tenuia sui vestigia monstraverit: nec est ad medicinam recte faciendam tutius iter, quam si quis ex
morborum raro contingentium diligenti scrutamine, ad usitatam naturae legem dignoscendam, animum
transtulerit. Quippe ita fere in rebus
omnibus comparatum est, ut quid
illis insit commodi, cuive usui potissimum inserviant, nisi earundem
carentia, aut vitiosa constitutione
aliqua, vix satis perspicamus. William Harvey (1657).
Por tanto, una atenta investigación de estas raras formas monogénicamente determinadas de enfermedades heterogéneas comunes no
puede dejar de echar luz en los mecanismos de patogénesis de las correspondientes enfermedades comunes en general. Para pasar ahora
a los raros síndromes de malformación genéticamente determinados, a
los que este perspicaz precepto de
Harvey se aplica naturalmente a
fortiori, el nombre de mi colega y
amigo, Profesor Jérôme Lejeune, es
bien conocido a esta conferencia en
este contexto. Quisiera decir una
palabra sobre la enfermedad a la
que se asocia de modo especial su
carrera, es decir el síndrome de
Down debido a una aberración cromosómica ocasionada por una trisomía del cromosoma 21 que él
descubrió en 1959.
En 1981, el Profesor Lejeune escribía: ¿Qué sabemos de la trisomía 21 después de veinte años de
investigación? ¡Qué argumento de
meditación e inquietud! Ciertamente, hemos aprendido muchas
cosas y también a reconocer la enfermedad en niños muy jóvenes,
aún en el seno materno. Pero si este nuevo poder ha suscitado en algunos la tentación de eliminar a los
enfermos extremamente jóvenes,
dicho conocimiento en ningún caso
ha hecho retroceder la enfermedad.
¡Es a la enfermedad que es preciso
vencer, y es a los pacientes que es
preciso curar!
El Profesor Lejeune estuvo siempre convencido de que estos pacientes pueden ser tratados y curados.
Pensaba en las manifestaciones del
síndrome de Down como en los síntomas de una enfermedad por derrotar, y estaba totalmente en desacuerdo con muchos de sus colegas
que, siguiendo un diagnóstico prenatal, pensaban en la condición como a un síntoma de muerte, falseando así el objetivo tradicional de la
medicina de un cuidado en un asalto al paciente. Su esperanza era que
un día un paciente con el síndrome
de Down se habría convertido en un
genetista de éxito. Posiblemente en
la nueva era de la genómica funcional, se descubrirá un camino para
hacer inactivo el par supernumera-
rio del cromosoma 21, quizás comprendiendo el mecanismo de inactivación de uno de los cromosomas X
en las mujeres.
La afirmación del Profesor Lejeune arriba citada, hace eco a otra
reflexión escrita por William Harvey, sacada de la dedicatoria de su
excepcional libro titulado Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et
Sanguinis in Animalibus (1628), en
el que describe su descubrimiento
de la circulación de la sangre. La
humildad intelectual contenida en
este estracto, no obstante su exaltada proveniencia de un texto clásico
que ocupa una posición fundamental en los anales del progreso científico, es de considerable importancia hoy como lo era cuando fue escrito en el siglo XVII. Si hubiese
necesidad, sirve para recordar el
amplio alcance de nuestra ignorancia actual, y como antídoto precaucional a todo concepto mal planteado sobre la envergadura ilimitada
de nuestro actual conocimiento en
el campo de la genética humana o
en otros campos del esfuerzo científico.
“Ni ellos son muy limitados para
creer que cada arte o ciencia nunca
haya sido tan absoluta o perfectamente enseñada bajo todos los puntos de vista por los antiguos, que nada permanezca a la industria y a la
diligencia de otros, porque son muchos los que confiesan abiertamente que la parte mayor de las cosas
que conocemos, es la parte menor
de las que no conocemos.” (Traducido del original latín al inglés por
G Witteridge 1976).
Nec tam angusti animi ut credant
quamuis artem aut scientiam adeo
omnibus numeris absolutam et perfectam a veteribus traditam, ut
aliorum industriae, et diligentiae
nihil sit reliquum: cum profiteantur
plurimi, maximam partem eorum
quae scimus, eorum quae ignoramus minimam esse. (William Harvey 1628)
Quisiera mencionar brevemente
otro raro síndrome determinado genéticamente, el síndrome autosómico recesivo del criptoftalmos, al que
se asoció mi nombre como un epónimo teniendo en cuenta un texto
que escribí hace más de cuarenta
años (Fraser 1962b). En los últimos
tres años, se han identificado dos
locis del gen donde residen alelos
mutantes responsables de su entidad heterogénea y se han encontra-
20
do las características de los mismos
alelos mutantes y las proteínas a las
que dan lugar. De modo que el síndrome del criptoftalmos ha entrado
en la era moderna de la genómica
trayendo consigo la esperanza de
una eventual prevención y tratamiento.
Las invalideces asociadas con la
forma plenamente manifestada de
esta condición son aún más serias
de aquellas asociadas al síndrome
de Down. Sin embargo, hay algunas
familias que hacen crecer a estos niños en una atmósfera de armonía y
felicidad. En un caso reciente en
Alemania, al diagnóstico prenatal
de una niña totalmente afectada siguió una importante operación quirúrgica fetal en sus malformaciones
para asegurar su supervivencia, en
vez de recurrir al aborto-no terapia
génica in utero empleado hasta ahora, pero por lo menos un tratamiento convencional en la vida fetal de
una enfermedad mendeliana de por
sí fatal.
Una de las chicas examinadas en
mi texto de 1962 tenía en ese tiempo ocho años. La encontré por primera vez cuando tenía seis años y
era sorda y ciega; se comportaba
como un animal salvaje, reaccionaba con gritos de temor a toda tentativa de acercamiento hacia ella. Noté que le gustaba apoyar cerca de su
cabeza para escuchar el ticteo de los
relojes y, sospechando que su sordera fuese ampliamente conductiva, la llevé a un otorinolaringoiatra
que conocía. El médico reconstruyó
el oído extermo malformado y el oído mediano y, a la edad de siete
años la niña escuchó hablar por vez
primera; 45 años después, vive una
vida que se ha vuelto más tolerable
en comparación de la primera. Quizás esta pequeña contribución para
mejorar la calidad de vida de esa niña representa un éxito mayor de
aquel de que ve mi nombre ligado a
un síndrome – incluso en una forma
abreviada como FRAS1 – a un gen
y a una proteína.
No hay duda de que hacer crecer
a un niño con este tipo de handicap
pueda tratarse de una experiencia
de enriquecimiento para la familia
si la sociedad está preparada a proporcionar cierto alivio en el peso
económico que esto comporta.
Además, la sociedad en general
puede obtener beneficio de esa inversión en términos de empleo remunerado e iluminación espiritual,
EL GENOMA HUMANO
como resultado de la cooperación
en el sostén y en la educación de dichos niños.
En el siglo XVI, en su obra Of a
Monstrous Child, Michel Eyquem
de Montaigne (1533-1592) escribió: “Los que llamamos monstruos
no son tales para Dios que, en la inmensidad de su obra, ve la infinidad de formas contenidas en ellos”.
Cuatrocientos años después, el Profesor Lionel Penrose, que compartió con el Profesor Lejeune el amor
por los pacientes afectados por el
símdrome de Down, escribió en
1971, un año antes de su muerte que
“El objetivo de la ciencia médica en
las comunidades civiles es mantener en vida a las personas. Este
principio no tiene excepciones y se
aplica también a los defectos de bajo nivel de todo tipo... No sólo estas
personas son inocentes, sino que no
son responsables de su condición;
pueden ser felices y estimular sentimientos humanos y el amor de los
padres. Según los cánones de una
sociedad civil, tienen derecho a pedir cuidados y consolación incluso
aunque no esten en la capacidad de
restituirlos de manera adecuada.
La capacidad de una comunidad de
proporcionar condiciones satisfactorias para estas personas es índice
de salud y progresivo desarrollo; en
cambio, el deseo de eutanasia es
signo de involución y de decadencia de los estándar humanos“ (Penrose 1972).
Quisiera regresar ahora a la cita
de Platón con la que he iniciado esta intervención, pues contiene ideas
asociadas a una eugenética positiva,
o a la mejora de las cualidades humanas, a realizar mediante acoplamiento controlado entre individuos
con cualidades superiores, cuya superioridad sin embargo es definida.
La aplicación de la genética humana a la medicina debería ser pensada en términos de individuo y de familia, como en el caso de todas las
demás ramas de la medicina terapéutica, y no en el contexto de las
generaciones futuras. Ante todo, deberíamos pensarla también en términos de lucha contra las enfermedades y no en el contexto de crecimiento de la capacidad del niño. La
ingeniería genética que tiende a la
transferencia de genes que determinan niveles más elevados de inteligencia o capacidad musical, o que
modifican el comportamiento en direcciones socialmente deseables,
nunca podrá realizarse; ni siquiera
será posible encontrar definiciones
universalmente aceptables de la calidad de crecimiento que podría obtenerse de tales métodos si y cuando se identifican a dichos genes individualmente. No tenemos ni el
conocimiento ni la sabiduría para
perseguir las ilusiones eugénicas
del pasado con respecto a una mejora hipotética de nuestra especie, y la
analogía de Platón que trata de la
reproducción de los perros de caza
es inadecuada y sin importancia como los tratamientos de la actual
crianza de animales con el fin de
aumentar la producción de leche.
Mientras los seres humanos no son
candidatos para la ingeniería genética de “mejora” mediante tales medios, ellos son capaces de beneficiar
abundantemente de las mejoras,
cualitativas y cuantitativas, en el
campo de la educación, en el sentido de extender oportunidades para
una educación mejor a amplios segmentos de la sociedad.
Con respecto al objetivo de la eugenética negativa, reflejada también en los escritos de Platón, de reducir o eliminar la reproducción del
ser inferior e inhábil, no sólo nos
falta el conocimiento y la sabiduría
para definirlo, sino también, todos
los seres humanos que no sufren
una condición que los hace no fértiles tienen derecho a procrear. Este
derecho está celosamente custodiado en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, de las Naciones Unidas (Artículo 16-1—
Hombres y mujeres de edad adecuada tienen el derecho a casarse y
formar una familia, sin ninguna limitación de raza, ciudadanía o religión). Ningún ser humano tiene el
poder de prohibir el ejercicio de este derecho de parte de otro ser humano. Y si la genética permite la
transmisión reproductiva de las características hereditarias que ha cerrado la reproducción antes de que
el tratamiento se volviese disponible, cada aumento en la frecuencia
en la población de los genes que determinan dichos rasgos representará
una modificación totalmente insignificante del pool genético.
La tarea primaria de la sociedad
es asegurar, de modo totalmente independiente la introducción de la
medicina genética, la atenta conservación del ambiente y, por tanto, la
transmisión a nuestros descendientes de una herencia física intacta y
21
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
no disminuida. Es una sine qua non
con respecto a la preservación de
nuestra civilización y de nuestro
planeta ante catástrofes mayores
que resultan por el logro de nuestro
nuevo dominio de los medios tecnológicos de autodestrucción. Admitido que será así, estos descendientes estarán entonces en la capacidad de asegurar la atenta conservación de un pool genético intacto y
la transmisión de una herencia biológica no disminuida, empleando
medios de los cuales no podemos
predecir su naturaleza y ni siquiera
imaginarla, porque se basarán en
descubrimientos que aún se deben
realizar. Según las palabras de
Francis Bacon (1561-1626) “Los
hombres deben perseguir las cosas
presentes, y dejar el futuro a la Divina Povidencia.”
Por tanto, ¿cuáles son las esperanzas y los riesgos de esta moderna transición de la genética humana
para iluminar y uniformar un espectro más amplio de actividad médica
– la genética médica? La esperanza
principal es simple e indudablemente se realizará: mejorar la salud
de la población. Pero dicho logro
enfermedades infectivas, donde el
papel predominante del ambiente
en la determinación de los efectos
adversos asociados sobrepasa el papel de la variación genética. Al buscar mitigar los efectos de dichos flagelos, debemos hacer también que
los potenciales beneficios de la genética médica no se queden confinados a pocos individuos de sociedades adelantadas. Desigualdades
en el acceso a los beneficios de la
genética médica son particularmente anómalos precisamente porque el
genoma humano objeto de esta
Conferencia, es herencia común de
la familia mundial representada por
miembros de nuestra especie, y
constituye la promesa y la marca indeleble de su unidad intrínseca e inmanente.
En términos de equidad de acceso a la salud en general el progreso
no es un optional sino más bien un
requisito esencial para la estabilidad a largo plazo de nuestra sociedad. Por ejemplo, en 1999 las mujeres en Japón tenían una expectativa de vida de 84.3 años mientras
que en Sierra Leona lo tenían de
35.4 años, es decir del 42 por cien-
comportará riesgos, esto es, la acentuación de la desigualdad y de la injusticia. Por tanto, estas nuevas actividades médicas son todas muy
costosas y difíciles de realizar, y sus
beneficios no serán disponibles de
manera equitativa para todos los
miembros de la familia humana.
Lamentablemente, fuentes actuales de morbilidad y mortalidad en la
mayoría de la población de nuestro
planeta, que está desventajada materialmente, o en muchos casos, totalmente pobre, derivan de flagelos
como, por ejemplo, la carestía, la
falta de acceso al agua limpia y a
to. El Papa Juan Pablo II escribió
en la Evangelium vitae en 1995 que
“la vida es siempre un bien. Esta es
una intuición o incluso un dato de
experiencia, del que el hombre está
llamado a captar su razón profunda.” Una distribución inicua de este bien es una desgracia para nuestra civilización y también una importante fuente de dificultad social
y política.
Para regresar a nuestras esperanzas para la genética médica, no
mencionaré posibles aplicaciones y
usos en el campo de la clonación reproductiva, de la terapia génica de
líneas germinales, y del retraso del
envejecimiento humano; estos argumentos no entran en el tema principal de esta breve intervención.
Podría parecer presuntuoso embarcarnos en proyectos importantes
que implican la terapia génica germinal con sus efectos potenciales
en las futuras generaciones en un
tiempo en que la terapia génica con
células somáticas ha alcanzado solo un primer nivel experimental.
Como ya he mencionado, algunos
de los caminos más importantes que
conducirán a progresos terapéuticos
serán en el campo de la farmacogenómica, una ciencia que llevará al
desarrollo de farmacos de pequeñas
moléculas para modular secuencias
conexas con la enfermedad en la dirección deseada y completará nuestro conocimiento de la variación en
la reacción a los fármacos ya usados, ayudando a evitar el surgimiento de efectos colaterales que, a menudo pueden ser serios. La base genética de dichas reacciones a la amplia gama de fármacos antipsicóticos abundantemente prescritos en
nuestra sociedad, parecería ser un
campo potencialmente fructífero
por estudiar. También he mencionado la terapia génica como una forma
terapéutica que ya muestra promesas en el tratamiento de enfermedades como el síndrome de inmunodeficiencia combinada grave (SCID)
sustituyendo la función de un gen
defectuoso y añadiendo uno normal,
aunque los progresos sean lentos y
acompañados por momentos de detenimiento que representan resultados indeseados de los procedimientos empleados para introducir el gen
normal. Una estrategia alternativa
que promete evitar efectos dañinos
consiste en sustituir solamente las
secuencias mutadas del gen anormal, arreglando la función en vez de
sustituir el gen.
Habrá disponibilidad de test genéticos para identificar la predisposición a las enfermedades comunes,
permitiendo estudiar medidas de
protección referentes a cambios en
el estilo de vida y el suministro de
fármacos, a predisposiciones genéticas individuales. En este campo,
será necesario un cuidado particular
para evitar discriminaciones en materia de empleo y previsión social.
El mantra de la medicina genética
es que el perfil genético permitirá
concretizar estrategias preventivas,
tratamiento e intervenciones a los
22
individuos y, por tanto, hará posible
la medicina personalizada. Hay importantes implicaciones éticas legales y sociales particularmente en
áreas como la privacidad, la previsión, el trabajo y la instrucción. Todas estas implicaciones están relacionadas con riesgos, y dentro del
Proyecto Genoma Humano el 3-5
por ciento de los fondos ha sido
destinado al estudio de estas cuestiones éticas, legales y sociales (ELSI). Además, ya he dicho que el
gasto de la genética médica puede
ser considerado un riesgo que comporta discriminación en terrenos
económicos ya que una distribución
inicua de los beneficios sanitarios
acrecenterá las considerables tensiones de las que ya está llena nuestra sociedad.
Hay también el riesgo de que el
amplio desarrollo del conocimiento sobre el propio complemento
genético y la potencial nocividad
de algunos de sus elementos constitutivos sean psicológicamente deletéreos para muchos individuos y
les cause una seria ansia en vez de
animarlos a adaptar su estilo de vida a su constitución genética. Al
respecto, el remedio está en aumentar la conciencia y el conocimiento de parte de los miembros
de la profesión sanitaria a fin de
que puedan desarrollar un mayor
papel educativo.
También debemos considerar los
riesgos que pueden derivar de la comercialización de cada aspecto de
la genética humana y de la genética
médica. Esto comporta la introducción de test injustificados en amplia
escala, la patente de las secuencias
del ADN a fin de que se paguen los
derechos sobre los procedimientos
de laboratorio, aumentando grandemente los costos, rechazando desarrollar fármacos para el tratamiento
de raras enfermedades “huérfanas”,
y el desarrollo y la patente de fármacos sobre la base de falsas premisas. Por ejemplo la Federal Drug
Administration (FDA) en los
EE.UU. ha aprobado recientemente
un fármaco llamado BiDil para prevenir el paro cardíaco en auto-identificados afroamericanos según un
experimento (A-HeFT o African
American Heart Failure Trial) que
se refería solamente a dichos individuos. Este episodio ciertamente no
representa un proceso en la farmacogenómica o en la medicina personalizada y, en efecto, tiene implica-
EL GENOMA HUMANO
ciones muy graves desde el punto
de vista de la discriminación racial
que han sido discutidas por Kahn
(2005).
De modo que, mientras la distribución de genes a la pequeñísima
proporción de locis en los que ocurre la variación, puede ser diferente
en razas diversas, la raza en sí no es
una característica genética. Al respecto, en 1966 el Profesor Penrose
escribió: “La exacta descripción del
polimorfismo hereditario en nuestras especies, que va más allá de los
confines de ideas anticuadas de
grupos raciales, nos ayuda a comprender, más que a deplorar, las peculiaridades innatas de cada uno”
(Penrose 1966). Sin embargo, la
discriminación en base a supuestas
e incluso reales diferencias en la
frecuencia de varios genes entre diversos grupos étnicos representa un
riesgo sustancial que deriva del desarrollo de la genética humana. Hay
numerosos proyectos de investigación que prevén la recolección de
sangre y de otras muestras para proporcionar información genética sobre la distribución de los genes en
amplios grupos de individuos. El
Human Genome Diversity Project
de la HUGO (Human Genome Organization) y muchos biobancos de
diferente tipo contienen grandes
cantidades de sangre y otras muestras. Mientras dichos proyectos son
válidos para el estudio de temas como la evolución y la migración del
ser humano, así como sobre la predisposición diferencial a la enfermedad, ellos presentan también
riesgos de mal uso y de abuso en el
campo de la discriminación política, social, educativa, médica y económica. La privacidad y la confidencialidad deben ser consideraciones primarias en la conservación de
los datos. Dichos riesgos de mal uso
y abuso se intensifican considerablemente cuando se realizan tentativas para identificar los genes responsables de la inteligencia y del
comportamiento normal y anormal,
incluso criminal, con el fin de estudiar la distribución étcnica diferencial. Hasta ahora no se ha identificado ningún gen, y nunca será posible hacerlo, que tenga un efecto directo sobre la variación no patológica en la inteligencia y en el comportamiento, no asociada a la enfermedad.
Como he dicho antes, las esperanzas referentes a la genética hu-
mana hoy se pueden resumir como
promesa de una salud mejor a largo
plazo, inseparablemente vinculada
a la promesa de un mayor respeto
para la vida humana en asociación
con la aumentada conciencia de que
todos los miembros de nuestra especie están inextricablemente unidos entre sí por la posesión de la común herencia de nuestro genoma
humano. Dichas esperanzas se podrán realizar sólo si habrá una mayor educación del público y especialmente de la profesión sanitaria y
un ataque concertado a las desigualdades globales que turban nuestra
civilización.
Numerosos riesgos de la genética humana hoy, se refieren a una
discriminación geográfica, étnica y
de clase, que lleva a restricciones
en el uso benéfico de la información acumulada tan rápidamente.
También está el riesgo que no sólo
no emplearemos esta nueva información en beneficio de todos los
miembros de la especie humana, sino en realidad haremos un mal uso
para esconder y justificar las desigualdades existentes, reforzando de
este modo los privilegios de una
pequeña minoría, auto elegida como tal, de miembros de la sociedad
que se consideran superiores, hasta
llegar a negar el derecho a la reproducción y a la misma vida a la mayoría de los débiles y vulnerables,
ya sea que tal debilidad y vulnerabilidad dependa de la pobre o de la
mala salud, o de injustificables atribuciones de falta de idoneidad en el
terreno de la inferioridad física o
intelectual. En este contexto logra
importancia un comentario del Profesor Penrose: “Los nuevos descubrimientos nos pueden agarrar a
todos de sorpresa y los hombres de
ciencia deben estar continuamente
en alerta contra un mal uso de sus
descubrimientos de parte de quienes tienen un conocimiento incompleto de los mismos” (Penrose
1966).
Hemos revelado una parte de la
naturaleza del genoma humano; en
los límites de este genoma humano
unitario, no podemos definir los
complementos genéticos individuales totales que son cualitativamente
superiores o inferiores. Lamentablemente dichas nociones corruptas
de superioridad e inferioridad, basadas como están en un conocimiento incompleto, son profundamente fuertes en nuestra psique co-
23
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
lectiva y expresadas explícitamente
también por apreciados filósofos
como Platón. El desastroso corolario de estas nociones bajo forma de
exclusión y asesinato repetidas veces se ha puesto en práctica, y ha
culminado en las exclusiones y en
los asesinatos que han influido en
muchas regiones del mundo durante el atormentado siglo apenas pasado. Frente a los peligros del siglo
actual, debemos encontrar la sabiduría para evitar que los grandes
éxitos científicos que han llevado a
la genética de hoy, y que pueden ser
vistos como la antítesis de los contrarios a los que la sociedad está sujeta en este período, sean usados para sostener estas prácticas divisorias, aumentando así el riesgo de
que la discordia social y política y
el disenso pongan en peligro el futuro de nuestra civilización.
Debemos salvaguardar en general la integridad de nuestro genoma
humano, la herencia de la familia
mundial representada por los
miembros de nuestra especie, totalmente independiente de la clase o
del origen étnico, poniendo fin a las
depredaciones ecológicas y dedicándonos en forma asidua y meticu-
losa a proteger al ambiente de daños posteriores, asegurando así la
transmisión a nuestros descendientes de una herencia física intacta y
no disminuida de modo que ellos
sean capaces de curar adecuadamente su herencia biológica con el
fin de reforzar las mejoras en sus
circunstancias físicas y sociales. En
este contexto, concluyo citando las
últimas frases de mi intervención en
Roma de hace 44 años que mencioné al comienzo de este artículo
(Fraser 1962a): “La complejidad de
las dinámicas genéticas de una población se puede confrontar con
aquella de la organización molecular de una célula. Así como una célula funciona como un bellísimo
conjunto integrado, así también hace la constitución genética total de
una población, y como una célula
es sensible a una variedad de insultos, así también el material hereditario de nuestras especies es sensible a todo cambio incontrolado en
su ambiente”.
Prof. GEORGE ROBERT FRASER
Ex Profesor de Genética Humana de la
Universidad de Leiden
Holanda
Bibliografía
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Annals of Human Genetics, 25: 387-414,
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7. WHITTERIDGE, G: An Anatomical Disputation concerning the Movement of the Heart
and Great Vessels in Animals (Traducción de
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Sanguinis in Animalibus - William Harvey
1628). Blackwell Scientific Publications, Oxford London Edinburgh Melbourne, 1976.
8. WILLIS, R: The Works of William Harvey, M.D., Traducción del latín con una biografía del autor. Sydenham Society, London,
1847.
24
EL GENOMA HUMANO
STYLIANOS E. ANTONARAKIS
2. Genoma y postgenoma: presente y futuro
Variabilidad del Genoma Humano y Disturbios
Una de las cuestiones y retos más
importantes y cruciales de la medicina moderna es identificar la variación genética que causa o predispone a la variación fenotípica. En términos simples la cuestión se plantea
así: ¿cuáles son las variantes en el
genoma de varios individuos que
son el fundamento molecular del sufrimiento humano, causa de millares
de disturbios raros y comunes? Este
reto es antiguo como la misma medicina, pero el reciente completamiento de la secuencia del ADN (1)
y la exploración continua del genoma humano proporcionan los medios para un nuevo y poderoso acercamiento para acrecentar nuestro conocimiento y proporcionar algunas
soluciones a los problemas médicos.
El Proyecto del Genoma Humano
y sus elementos funcionales
El proyecto (2) internacional y de
colaboración del Genoma Humano
inició el 1º de octubre de 1990 después de un período de gestación intelectual en los años 80. El proyecto
tenía como finalidades el mapa, la
clonación y la secuencia de todo el
genoma humano. Esencialmente, se
completó el proyecto en el 2004. Toda la porción eucromática (codificación de la proteína) porción que llega aproximadamente al 93% del genoma ha sido secuenciada con una
precisión de menos de 1 error por
10,000 nucleótidos. Aún queda por
conocer el 7% sobrante que corresponde a las regiones centrómero de
los cromosomas humanos, los acrocéntricos brazos cortos, el cromosoma distal Yp y las construcciones secundarias de algunos cromosomas,
llamados globalmente las regiones
heterocromias. El largo total valorado del genoma aploide humano medio es de aproximadamente
3,076’700,000 nucleótidos. La secuencia se encuentra libremente disponible a través de bancos de datos
públicos, los denominados sitios del
genoma (http://genome.ucsc.edu/ y
http://www.ensembl.org/index.html).
Sin embargo, nuestro conocimiento
de los elementos funcionales del genoma humano es limitado y considerables esfuerzos se dirigen ahora
hacia la identificación de importantes segmentos del genoma que es
probable que sean implicados en la
salud y en la enfermedad. La evidencia actual sugiere la presencia de no
más de 25,000 genes en nuestro genoma (el banco de datos de la nomenclatura humana que enumeraba
23,413 genes los menciona el 15 de
diciembre de 2005; http://www.gene.
ucl.ac.uk/cgi-bin/nomenclature/search
genes.pl), pero este número puede
estar subvalorado.
La secuencia nucléotido de un
adicional mamífero y otros genomas
(3-5) sugiere que aproximadamente
el 5% de nuestro genoma está altamente conservado entre los mamíferos y esto se puede considerar como
el límite más bajo de la funcionalidad de las importantes secuencias
genómicas (3-6-7). También es probable que elementos genómicos
añadidos no conservados en todos
los mamíferos son de importancia
funcional. Con este fin el National
Institutes of Health de Estados Unidos ha puesto en marcha un proyecto internacional llamado EnCODE
(Enciclopedia del ADN Elementos;
http://www.genome.gov./10005107)
para identificar todos los elementos
funcionales del 1% del genoma humano(8). El objetivo global es desarrollar y establecer metodologías, de
modo que eventualmente se puedan
identificar todos los elementos funcionales de todo el genomna.
lidad de la secuencia entre los genomas de los individuos humanos.
Esta variabilidad pleomórfica es
tal que cada individuo posee un único genoma que no es compartido por
ningún otro individuo en la tierra
(excepto para los gemelos monocigotes). El tipo más común de las variantes son sustituciones nucleótidos
(único pleomorfismo nucleótido;
SNPs). Un banco público de datos
SNP que enumera todas estas variantes potenciales contiene más de
10 millones de entradas (dbSNP;
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/SNP/index.html). Se ha calculado que aproximadamente 1 de 1,000 nucleótidos
se diferencia en 2 genomas humanos
elegidos casualmente. Por tanto,
contamos aproximadamente ¡aportes de 3’000,000 nucleótidos únicos
variantes de genoma paterno y genoma materno para cada uno de nosotros! Ciertamente este número es
una valoración completa porque se
refiere sólo a la variación genética
común. Recientemente se ha completado un proyecto internacional
denominado proyecto HapMap (1012), tenía como objetivo definir los
Fig. 1 - La variabilidad genómica
individual es un factor determinante
de los diferentes fenotipos humanos.
Las mutaciones de las células
somáticas contribuyen en los varios
síndromes neoplásicos. También el
impacto ambiental representa un
elemento de considerable alcance en
la expresión fenotípica. La Medicina
Genética tiene como objetivo
importante identificar las variantes
genómicas que son responsables del
desarrollo de varios defectos
Variabilidad
genómica
Variación del genoma
Desde la primera identificación
del pleomorfismo del ADN (9) en
1978, numerosos estudios han revelado hasta ahora una amplia variabi-
Fenotipos
(defectos y
características)
Mutaciones
células
somáticas
Ambiente
25
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
modelos de la viariación común genética SNP en un ejemplar de 270
ADNs de individuos de origen europeo, africano, chino y japonés (http:
//www.hapmap.org/). Los datos logrados en este proyecto involucran
aproximadamente a 2.8 millones
SNP y a nuestra literatura disponible. Asimismo, los resultados de este proyecto probablemente constituyen un significativo aporte para el
entendimiento de los desórdenes genéticos raros y comunes. La variabilidad de los genomas humanos y por
tanto los mayores esfuerzos de la investigación deben focalizarse en el
descubrimiento de estos vínculos
entre las variantes ADN y los fenotipos.
La variación genómica no sólo se
limita a los SNPs. Otros tipos de variación común son las breves réplicas de la secuencia (13), los pleomorfismos del número de la copia
(http://projects.gs.washington.edu/stru
cturalvariation; http://projects.tcag.ca
/variation), los pleomorfismos inserción-deleción y la inversión del
ADN. Se desconoce el significado
funcional de la mayoría de estas variantes pleomórficas.
Los “disturbios monogénicos”
Los últimos 20 años han sido
triunfantes para la identificación de
los genes que causan numerosos disturbios monogénicos mendelianos.
Un catálogo de estos disturbios, los
genes implicados y la mutación patogénica se pueden encontrar en dos
bancos de datos, el de la OMIM
(Herencia mendeliana en el Hombre
en el sitio web: http:// www.ncbi.nlm.
nih.gov/entrez/query.fcgi?db=OMIM)
y el HGMD (banco de datos de la
mutación de los genes humanos:
http://www.hgmd.org/). Los descubrimientos de genes alelomorfos responsables de los desórdenes monogénicos aumentaron nuestro entendimiento del mecanismo molecular
que lleva a los fenotipos debido a las
variantes del genoma, pero también
nos introduce en la complejidad de
las interacciones del ambiente del
genoma y de gen-gen. El descubrimiento más importante de los desórdenes mendelianos ha sido que incluso estos disturbios “simples” son
también multifactoriales y complejos (14). Cuestiones como la hereterogeneidad genética, serie alelomórficas, penetrancia, modificadores
del fenotípico (ambiental y genético), herencia digénica, herencia trialélica, mutaciones somáticas y disomia uniparental son fenómenos que
contribuyen en la compleja interacción entre nuestros genomas y el
ambiente (15). El aprecio de estas
complicaciones no puede permitirnos formular hipótesis para comprender los fenotipos poligénicos
complejos. Además, los disturbios
mendelianos no sólo nos introdujeron en las importantes y serias cuestiones de diagnósticos presintomáticos, y de screening genético, sino
que también revelaron los aspectos
multidisciplinarios éticos, legales y
sociales de la Medicina Genética
(16,17).
Objetivos médicos postgenoma
para la próxima década
Es obvio que nuestro conocimiento referente a las causas de la mayoría de los disturbios humanos comunes es un estudio primitivo. Dado
que el aporte genético a casi todos
estos desórdenes (incluido el cáncer)
es sustancial (ver figura para una esquemática represetación de las causas de los disturbios), el estudio de
los genomas de individuos con varios fenotipos de enfermedades se
vuelve una absoluta prioridad por
razones médicas. Actualmente, todos los emocionantes resultados y
desarrollos de la investigación genética proporcionan una nueva infraestructura de conocimiento para afrontar los problemas sanitarios serios y
comunes.
Algunos objetivos de la investigación vinculados con la medicina genética incluyen:
– Identificar todos los elementos
del genoma que probablemente están implicados en la salud y en la enfermedad.
– Descubrir la exacta función de
cada porción del genoma.
– Descubrir todo lo patológico,
las mutaciones de elevada penetrancia que causan los desórdenes genéticos.
– Identificar todas las variantes
genómicas que aumentan o disminuyen el riesgo para los fenotipos multifactoriales, complejos y comunes.
– Emplear el conocimiento postgenómico para introducir nuevas terapias.
– Emplear el conocimiento postgenómico para mantener el capital
de salud de los individuos y de las
poblaciones.
Es probable que la información
genómica tendrá profundos efectos
en todos los aspectos de la medicina
incluida la comprensión del mecanismo, del diagnóstico, del pronóstico y del tratamiento de gran número
de disturbios.
Prof. STYLIANOS E.
ANTONARAKIS,
Profesor y Director
Departamento de Medicina Genética
Universidad de la Escuela Médica
de Ginebra, Suiza
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26
EL GENOMA HUMANO
CLOTILDE MIRCHER
3. Enfermedades congénitas vinculadas
a una anomalía cromosómica
1. Introducción
Las anomalías cromosómicas
originan una porcentual no indiferente de enfermedades presentes
desde el nacimiento. Dichas anomalías tienen consecuencias graves
en el desarrollo precoz en el útero,
en la salud del niño y del adulto y en
su inteligencia o fertilidad. Se han
realizado muchos progresos en términos de posibilidades diagnósticas, y de acompañamiento médico
necesario ante estas enfermedades.
Sin embargo, no existe un tratamiento radicalmente eficaz para
ellas, aun cuando se conoce desde
hace tiempo la causa, como es el caso de la trisomía 21.
El Instituto Jérôme Lejeune (IJL)
fue creado en 1997 por la Fundación que lleva el mismo nombre para curar a los pacientes de toda edad
afectados por deficiencia intelectiva de origen genética cierta (cromosómica o monogénica), o sospechada como tal, y para promover una
investigación no sólo epidemiológica y clínica sino también terapéutica a favor de dichos enfermos.
Desde que se abrió este Instituto,
regularmente se ha seguido, en forma pluridisciplinaria, cerca de
3,500 pacientes desde su nacimiento hasta más de 60 años, la mayoría
de los cuales (90%) con una anomalía cromosómica.
Por tanto, basándonos en la experiencia del Instituto Jérôme Lejeune
y de la Fundación Jérôme Lejeune,
hablaremos de las perspectivas
existentes hoy para desarrollar la
cura, el diagnóstico y la investigación terapéutica de estas enfermedades.
2. Definición-Epidemiología
Lo particular de las anomalías
cromosómicas es la implicación de
varios genes, ya sea faltantes, supernumerarios, contrariamente a las
enfermedades monogénicas que se
refieren a un solo gen.
Las anomalías cromosómicas
afectan a dos personas de cada mil,
y ya se han descrito cerca de 1,000
síndromes.
El 30% de las anomalías cromosómicas son equilibradas, y por lo
general no comportan consecuencias para la persona que es portadora, pero pueden tenerlas en lo que
respecta a su fecundidad o trascendencia.
Las demás (el 70%) son desequilibradas y representadas por:
– Anomalías de número (86%),
trisomía o monosomía;
– Anomalías de estructura (inversiones, delecciones, duplicaciones)
(14%) que tiene lugar de manera
accidental (3%) o hereditaria
(11%).
Las consecuencias de estas anomalías cromosómicas desbalanceadas son de mucha importancia, ya
que ellas son responsables del 8%
de los decesos infantiles, del 4 al
8% de las deformaciones congénitas, del 12 al 35% de las deficiencias intelectuales.
Ellas se refieren también a la fecundidad masculina, son responsables de repetidos embarazos falsos
y, en fin, de predisposición a algunos tipos de tumor.
Las aneuploidías se deben a la
falta de separación meiótica; su frecuencia está ligada directamente a
la edad de la madre, salvo para el
síndrome de Turner (45, X).
La anomalías de estructura sobrevienen también en el momento de la
meiosis, debido a la ruptura y reparación no homólogos. Ahora ya se
conocen las zonas del cariotipo predispuestas a estas recombinaciones
ilegítimas: se considera que son 170
las regiones interesadas del genoma, pero actualmente se conocen
sólo 30 enfermedades ligadas a este
mecanismo.
En los niños nacidos con técnicas
de procreación medicalmente asistida, no parece existir un aumento
de la frecuencia de las anomalías
cromosómicas pero se observa un
aumento de las enfermedades ligadas a una anomalía de imprinting
parental.
La mayor parte de dichas anomalías autosómicas comportan una deficiencia intelectiva (DI).
3. Historia y técnicas
Las etapas del conocimiento de
las enfermedades cromosómicas están conexas estrechamente con el
desarrollo de las técnicas de observación de los cromosomas humanos: en 1912, Wini-Warter estudia
los cromosomas humanos, pero no
llega a una conclusión definitiva sobre el número de cromosomas de la
especie humana. Sólo en 1956 Tijo
y Levann mejoran las técnicas de
cultivo celular, añadiendo la colquicina: al bloquear las mitosis, ella
permitía ver de manera neta los cromosomas. Dicho progreso técnico
permitirá que el Prof. Jérôme Lejeune [1], describa en 1959 la primera enfermedad vinculada a una
anomalía de los cromosomas, la trisomía 21; a esta descripción seguirán muchas más de parte de su equi-
27
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
po y de otros grupos del mundo,
que vertirán sobre cromosomas sexuales o autónomos.
En 1960, una conferencia internacional establece la primera clasificación de los cromosomas, numerándolos según una medida decreciente de 1 a 22, 22, más los cromosomas X e Y, responsables de la determinación del sexo.
nómica comparativa (CGH) estudia
de manera global el genoma del paciente y permite identificar un desequilibrio de 5 a 10 Megabases. El
desarrollo del CGH-array permite
obtener una mejor resolución (0.5 a
1 Mb), siendo más rápidas y sistemáticas.
4. Diagnóstico
Hay que recordar que G. Mendel
definió las leyes de la herencia en
1866 y que sólo en 1944 Avery afirma que el ADN es el soporte de la
hereditariedad, y en 1956 Watson et
Crick establecen la estructura de
doble hélice del ADN. La mutilación del ADN, descrita más recientemente (1985), abre nuevas perspectivas para explicar enfermedades cromosómicas nuevas, vinculadas con un defecto de imprinting
parental.
En 1970, De Grouchy, Lejeune y
Dutrillaux predisponen nuevas técnicas (calentamiento, empleo de la
papaína) que permiten obtener bandas alternativamente claras y oscuras cuya distribución en cada cromosoma permite caracterizarlo mejor. El número de banda obtenida
define la resolución del cariotipo;
en la actualidad se obtiene cariotipos (alta resolución) de 700 a 1000
bandas.
La citogenética clásica se combina actualmente a las técnicas de
biología molecular (hibridación
in situ de sondas fluorescentes
– FISCH –, específicas de una determinada región; desde un punto
de vista clínico o de modo más sistemático, dichos métodos permiten
la búsqueda de micro ajustes, no visibles ni siquiera con técnicas de
elevada resolución).
En fin, aparecen nuevas técnicas
prometedoras: las técnicas de hibridación de sonda fluorescente en
moléculas de ADN.
La técnica de la hibridación ge-
Aunque sigue siendo importante
la porcentual de deficiencia intelectiva (DI), y de malformaciones congénitas de las que no se conoce la
etiología, el desarrollo continuo de
dichas técnicas, asociadas siempre
a un análisis clínico (árbol genealógico, precedentes familiares y personales, examen del niño) ha permitido mejorar notablemente el
diagnóstico. Este es importante para el mismo niño porque permite
dar un nombre a la enfermedad y
evitar errores diagnósticos, fuente
de gran sufrimiento para los padres.
También es indispensable el mejor
conocimiento de la enfermedad para prevenir ulteriores handicap, que
pueden alterar de modo significativo la vida de las personas.
El diagnóstico permite también
proporcionar un consejo desde el
punto de vista genético para los padres, ya sea para confirmar el carácter accidental de la anomalía o, por
el contrario, para informales sobre
los riesgos para otro niño. Dicho
consejo genético, en fin, es crucial
para el resto de la familia, ante todo
para los hermanos y las hermanas
que están en edad de procrear. Se
calcula que es necesario rehacer los
análisis genéticos cada 5 años aproximadamente en caso de deficiencia intelectiva inexplicable, aprovechando los continuos progresos de
las técnicas diagnósticas.
Sin embargo, como hemos dicho,
la mejora de las técnicas debería ser
útil siempre ante todo para el niño;
en efecto, es grande la tentación de
utilizarlas para la identificación sistemática en la población, con el fin
de eliminar el nacimiento de niños
portadores de dichas enfermedades,
por motivos “de compasión”, pero
sobre todo, por razones económicas: la esperanza de vida aumenta
en las personas con retrasos mentales, así como en la población en general, lo que genera costos considerados de importancia no prioritaria.
La propuesta de identificar sistemáticamente la trisomía 21 es actual en
algunos países, una vez que sean
predispuestas y convalidadas, se
podrían utilizar para identificar de
modo sistemático todos los fetos
portadores de micro ajustes.
Para hacer un ejemplo, con las
técnicas actuales de identificación
prenatal de la trisomía 21, la tasa de
interrupción médica de embarazo
para esta enfermedad es muy elevada en las regiones en las que la identificación prenatal es empleada de
manera sistemática (Ile de France
79.7%, Barcelona 72.6%), con respecto a las regiones en que no existe esta política (Países Bajos del
Norte: 23.7%; Portugal del Sur:
31.7%) [2].
Dichas políticas plantean la cuestión del lugar que corresponde a los
discapacitados mentales en algunos
países industrializados.
Algunas naciones no cuentan con
políticas de identificación sistemática de la trisonomía 21, pero tienen
más bien una fuerte política para
ayudar a las familias que deben
afrontar dicho sufrimiento (ayudas
económicas, escuelas, estructuras
de acogida, ayuda a domicilio, etc.).
En fin, una política sistemática de
identificación prenatal hace aún
más difícil la acogida de un niño
discapacitado de parte de la familia;
un estudio francés [3] ha hecho ver
que el 22% de los niños trisómicos
21 nacidos en la región de París entre 1980 y 1989 eran abandonados
al nacer. Según nuestra experiencia,
de los 263 pacientes trisómicos 21
abandonados, seguidos por el Instituto Jérôme Lejeune (IJL), sólo 2
nacieron antes de 1980; los demás
han nacido después de esa fecha,
período en que inició en Francia
una identificación prenatal más sistemática.
5. Seguimiento médico
Ya hemos recordado la importancia del diagnóstico para permitir
que el niño se beneficie de los progresos de la medicina. Uno de los
papeles de IJL es proponer a los pacientes, a lo largo de su vida, un seguimiento médico adecuado a su
edad y a su enfermedad, para identificar y afrontar las diferentes complicaciones que pueden sobrevenir.
Algunas de estas son discapacida-
28
des suplementarias que a veces alteran gravemente la calidad de la vida
de los pacientes.
Quisiera proponer algunos ejemplos significativos de utilidad de dicho estudio:
– La trisomía 21 es responsable
de una deficiencia intelectiva (DI)
de importancia variable; potencialmente se asocia un número bastante
grande de complicaciones, la mayoría de las cuales pueden ser prevenidas, o corregidas mediante un tratamiento adecuado.
– El síndrome de West es un tipo
de epilepsia que se manifiesta entre
los 5 y los 15 meses aproximadamente, cuya frecuencia es del 1%
en la trisomía 21 mientras es del 0.3
% en la población en general. El
diagnóstico se puede efectuar con
retraso debido a la expresión poco
evidente de los síntomas (espasmos
en flexión, bloqueo del desarrollo
psicomotorio o regresión); por el
contrario, el diagnóstico se puede
hacer fácilmente mediante un encefalograma, y el tratamiento es bien
codificado y eficaz. Un estudio reciente [4] sobre algunos niños trisómicos 21 ha mostrado que un retraso en el diagnóstico, y en el tratamiento de más de dos meses estaba
ligado a un QI más bajo y, a la presencia de signos de autismo en los
niños afectados. El conocimiento
de esta complicación, y su identificación puede tener un impacto muy
importante para la salud del niño y
para el equilibrio de toda la familia.
– El síndrome de Willi Prader es
responsable de una DI de intensidad
variable, asociada a un comportamiento alimenticio anormal (bulimia), causa de una obesidad que se
instala a partir de los 2 años de edad
y que luego es responsable, de otros
disturbios médicos. Un control precoz y multidisciplinario del niño y
de la familia (en ámbito dietético,
endrocinológo, psicológico) permite una real prevención de las obesidades.
En el IJL, los pacientes más jóvenes, bien seguidos, tienen un índice
de masa corporal (IMC) controlado
(<20), contrariamente a los pacientes más grandes que no han beneficiado de esta prevención (IMC>40,
que corresponde a una mayor obesidad).
– El síndrome del “cri du chat”
se debe a una delección del brazo
corto del cromosoma 5; la mitad de
EL GENOMA HUMANO
estos pacientes no logran hablar, y a
menudo tienen disturbios del comportamiento que conducen a proponer un tratamiento mediante psicótropos. Sin embargo, ante un transtorno del comportamiento, no se
dejará de buscar también un dolor
somático: ortopédico (gran frecuencia de escoliosis), o digestivo (hernia iatal con reflujo gastroesofageo). En efecto, dichas complicaciones son más frecuentes en esta
enfermedad y no se deben dejar de
lado en los enfermos que no saben
expresarse.
6. Investigación y tratamiento
Si es cierto que ya es posible prevenir y curar gran número de complicaciones de estas enfermedades,
por el momento no existen tratamientos específicos para la deficiencia intelectiva en estas enfermedades cromosómicas.
De todos modos, hay la posibilidad de varias vías de acceso a esta
difícil problemática:
– La vía genética, que es la más
lógica: el conocimiento de los genes y de su función debería permitir
elaborar estrategias terapéuticas racionales, tanto mediante la farmacología clásica, como a través de
nuevas técnicas (terapia génica,
RNA interferente). Por el momento,
aún existiendo buenos modelos celulares y animales de las patologías
cromosómicas más frecuentes, las
pistas terapéuticas aún son modestas y aún queda mucho por hacer
para comprender bien estas enfermedades en las que intervienen numerosos genes, ya sean faltantes o
supernumerarios.
– La vía clínica. Haremos dos
ejemplos:
- El síndrome de Smith-Magenis
se debe a una microdelección en
17p11.2. Además de la DI, en estos
pacientes se constatan fuertes disturbios del sueño, como también
transtornos del carácter y del comportamiento que hacen muy difícil
la vida cotidiana. La existencia de
estos transtornos del sueño ha hecho que algunos médicos (Dr. de
Leersnyder- Necker- París) estudien el ciclo de la melatonina y pongan en evidencia una inversión del
ritmo circadiano de esta hormona
necesaria para el sueño. Un tratamiento que bloquea la secreción
diurna de la hormona, y el aporte de
melatonina por la noche ha permitido que estos niños encuentren un
ritmo más regular del sueño, de modo que se pueda emprender el
aprendizaje con mayor éxito [5].
- En la trisomía 21 existen varios
factores que favorecen la presencia
de apneas del sueño (particularidades anatómicas, mayor frecuencia
de las infecciones ORL, de las apneas centrales, sobrecarga ponderal). Ante la ausencia de lamento de
parte del paciente, el diagnóstico
puede ser retrasado u omitido; sin
embargo, una apnea del sueño crónica puede tener consecuencias
graves a breve plazo en el crecimiento, el aprendizaje y el porte en
los más jóvenes; en los adultos, en
cambio, puede alterar la atención,
la memoria, es responsable de
transtornos del humor y del comportamiento. A largo plazo, una disminución crónica de la saturación
arterial en oxígeno es deletérea a
nivel celular, y en las neuronas en
particular; un síndrome de apnea
del sueño desconocida durante numerosos años podría ser causa de
envejecimiento precoz y de regresiones cognitivas observadas en el
50% de los pacientes T21 de más
de 50 años. El tratamiento no es
simple si no pasa por algunas medidas de prevención; se puede tratar
de usar para algunos pacientes aparatos de ventilación con presión positiva, lo que podría permitir mantener las funciones cognitivas y
prevenir en parte dicha regresión
cognitiva tan catastrófica.
En estos dos ejemplos, se ve que
incluso sin conocer todos los mecanismos genéticos, y sin mirar a los
genes en cuanto tales, se pueden
mejorar o preservar las funciones
cognitivas de los pacientes.
– El intercambio entre la investigación fundamental y la observación clínica son indispensables y
muy fructíferos para hacer progresar los dos campos, y encontrar recorridos terapéuticos.
- El conocimiento de los genes
del cromosoma 21, por ejemplo,
proporcionará informaciones útiles,
esto es, progresos técnicos para
otras enfermedades como los tumores (aumento de la frecuencia de las
29
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
leucemias, disminución de los tumores sólidos en la trisomía 21) o el
morbo de Alzheimer.
- Otro ejemplo de dicha sinergía
entre la clínica y la investigación es
el interés por el gen CBS (Cystathionie‚ synthase): para oponerlos,
Jérôme Lejeune había confrontado
los signos clínicos observados en la
trisomía 21 y la homocistinuria, enfermedad conexa con la falta de la
enzima CBS; en 1975 [6] dedujo la
localización del gen codante para
este enzima en el cromosoma 21;
dicha localización fue confirmada
en 1985[7], en 21q22.3. La etapa siguiente fue pensar que este gen desarrollase un papel mayor en el DI
presente en los pacientes T21; el
IJL (Dott. H. Bléhaut) ha lanzado
desde hace un año un programa de
investigación CIBLES 21, destinado a crear un inhibido de este enzima para normalizar la actividad que
aumenta en la trisomía 21.
en útero para proponer luego la eliminación de los fetos afectados.
Aún desconociendo la causa exacta
de la sobrevenida de las anomalías
cromosómicas, la edad de la madre
es ciertamente un factor de riesgo:
en una reciente investigación (EUROCAT) [2], se constata que la prevalencia de la trisomía 21 (nacidos
vivos + muertos fetales + interrupción médica de embarazo) varía
mucho de un país a otro, y está directamente ligada a la edad de las
mujeres embarazadas (el 3.72‰ en
Ile-de-France donde las mujeres
embarazadas son de mayor edad,
contra el 0.94‰ de Portugal). Una
campaña sanitaria pública dirigida a
informar a las personas, y en particular a las mujeres, sobre este factor
de riesgo, podría ser un medio eficaz de prevención, en el pleno respeto de las personas.
Conclusión
– Otras perspectivas:
- Medicina fetal: si un tratamiento se demostrase eficaz, lo más lógico sería proponerlo al feto en útero.
El diagnóstico prenatal podría ofrecer entonces al joven paciente el beneficio de los progresos de la investigación.
- Prevención: habida cuenta de
las dificultades de la investigación,
ciertamente la prevención es la mejor “terapia”.
La única verdadera prevención es
la que trata de impedir que el niño
concebido sea portador de una anomalía cromosómica y no la búsqueda de una identificación sistemática
En los últimos años observamos
numerosos progresos técnicos en
materia de diagnósticos para las enfermedades cromosómicas; el empleo de dichas técnicas puede ser o
no en beneficio de los pacientes.
Estos años han aportado también
mejoras significativas en el seguimiento médico, con una real prevención de los handicap asociados.
Hay que encontrar tratamientos
curativos más eficaces: el primer
paso es la esperanza, creer, esto es,
que es posible encontrarlo (“Los
encontraremos; es mucho más fácil
intelectualmente encontrar un trata-
miento para la trisomía 21 que enviar a un hombre sobre la luna”, decía el Prof. J. Lejeune); se trata también de justicia, para todos esos pacientes afectados en su inteligencia:
como todos los enfermos, también
ellos tienen derecho a un esfuerzo
de investigación decidido y eficaz.
Dra. CLOTILDE MIRCHER
Instituto Jérôme Lejeune
París- Francia
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30
EL GENOMA HUMANO
PIETRO CHIURAZZI
4. Las enfermedades monogénicas
Las enfermedades monogénicas
se deben a alteraciones de la secuencia del ADN de genes individuales, las unidades fundamentales
de la información hereditaria contenida en el núcleo de cada una de
nuestras células. Dichas alteraciones (o mutaciones), generalmente
no son visibles cuando se examinan
los cromosomas, ya que implican
incluso pocos nucleótidos, es decir
las “letras” del ADN, y cada cromosoma está compuesto por decenas o
centenares de millones de nucleótidos. Las mutaciones y las enfermedades genéticas correspondientes
pueden ser transmitidas a la generación sucesiva siguiendo las leyes de
la hereditariedad que describió Gregor Mendel en 1865, mucho antes
de que se descubrieran los cromosomas y el ADN.
El núcleo de cada célula del cuerpo humano contiene 46 cromosomas, compuestos por centenares de
millones de nucleótidos (Adenina,
Citosina, Guanina y Timina) por un
total de aproximadamente 3 mil millones de “letras” de ácido desoxiribonucléico (ADN). No obstante que
la secuencia del ADN humano haya
sido determinada casi en su totalidad, el número de los genes aún es
incierto y oscila entre 20,000 y
30,000. Dicha incertidumbre depende de que los genes están “fragmentados” y dispersos a lo largo del genoma. Lo mismo que en los átomos,
en que mucho espacio vacío separa
los electrones de los protones y neutrones del núcleo, así también sólo
el 3% del ADN es empleado efectivamente para dirigir la síntesis de
las proteínas, que animan la vida de
la célula. De hecho, para desarrollar
su función, uno de los dos filamentos de ADN debe ser primero “replicado” (o transcripto) en un filamento único de ARN (ácido ribonucléico), que luego se traslada del núcleo
al citoplasma de la célula y es
“transformado” (o traducido) en la
proteína correspondiente. Resumiendo:
1) Los genes son las unidades
fundamentales de la información
hereditaria (globalmente llamada
genoma).
2) Están escritos con las 4 letras o
nucleótidos (A,C,G,T) del ácido desoxiribonucléico (ADN) que está
distribuido en 46 cromosomas y es
conservado en el núcleo de las células.
3) Los genes (cerca de 25,000)
deben ser primero transcriptos en
ácido ribonucléico (ARN) y luego
traducidos en proteínas en el citoplasma. El ADN se puede comparar
a un libro que contiene toda la música de la célula, el ARN mensajero a
las partituras musicales que son impresas para los músicos, mientras
que las proteínas corresponden a la
música ejecutada.
4) Las proteínas dirigen la vida de
la célula y pueden tener una función
estructural (constituyendo el entramado de las células) o enzimática
(capaz de transformar una molécula
en otra).
En fin, es importante recordar que
todos los genes, así como los cromosomas en los que residen, están
presentes en doble copia (una por
cada progenitor).
El Proyecto Genoma Humano,
que fuera concebido hace cerca de
20 años atrás, ha permitido alcanzar
el objetivo de reconstruir la secuencia de 3 mil millones de nucleótidos
del ADN del hombre. Este resultado, anunciado en el 2000 y publicado por vez primera al comienzo del
2001 en las prestigiosas revistas
Science y Nature, se debe considerar alcanzado al 90%, pero no corresponde a la identificación de todos los fragmentos del ADN que representan los genes. Además, la mitad de los genes yacen inexplorados
en la secuencia de nuestro genoma,
que todavía tenemos que descifrar
en forma total. Asimismo, tenemos
informaciones aún muy incompletas sobre las funciones desarrolladas
por las correspondientes proteínas
en las varias células (musculares,
nerviosas, epitetales, etc.). Las informaciones que derivan del Proyecto Genoma Humano y que por
tanto siguen acumulándose en un
ritmo exponencial, están encerradas
en bancos de datos como el National Center for Biotechnology Information americano (http://www.ncbi.
nlm.nih.gov) o el European Bioinformatics Institute (www.ensembl.org).
A través de estos bancos de datos es
posible para todos los investigadores, e incluso para los curiosos, explorar el gran libro del genoma de
nuestra especie. Además del genoma humano, se han secuenciado,
parcial o totalmente, los genomas de
varias especies de vertebrados (ratón, chimpancé), invertebrados
(mosquito de la fruta, gusanos) y organismos unicelulares (levadura de
cerveza, varios microbios).
Para simplificar, podemos explorar el genoma humano gracias al database EnsEMBL (http://www.ensem
bl.org/Homo_sapiens/index.html), comenzando el mapa cromosómico
presente en la página incial. Pulsando, por ejemplo, sobre el cromosoma X, aparece una panorámica que
representa el cromosoma con su
conjunto de banda citogenética Y al
lado la densidad de genes para cada
subregión. Los genes sobre el cromosoma X son cerca de 1000. Seleccionando luego una de estas regiones, es posible visualizar a varios
grados de resolución los genes presentes en ella, separados unos de
otros incluso por centenares de millares o incluso millones de nucleótidos. Con una mayor resolución se
puede apreciar la fragmentación de
los genes que están compuestos por
varias porciones llamados “exones”,
que se volverán a encontrar en la
“partitura” del ARN mensajero por
traducir en proteínas, interrumpidas
por secuencias generalmente más
largas (denominadas “intrones”)
que son eliminadas por el ARN después que han sido replicadas por el
ADN. El fenómeno de eliminación
31
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
de los intrones (denominado “splicing”) permite obtener también del
mismo gen ARN mensajeros diferentes (correspondientes a proteínas
diferentes) con la inclusión o la exclusión de algunos exones en el
ARN maduro. En fin, llegando al
máximo nivel de resolución, encontramos la secuencia de los nucleótidos del ADN en aquel particular
segmento del genoma humano. Dicha secuencia está escrita en ambos
filamentos del ADN de modo complementario, con una A frente a cada
T y una C frente a cada G, como fue
hipotizado por Crick y Watson en
1953.
En la tabla siguiente se presenta
el largo en pares de nucleótidos de
cada cromosoma y el número de genes previstos y confirmados localizados en él, por un total de cerca de
3.1miles de millones de nucleótidos
y 22,531 genes totales presuntos. El
número de los genes se relaciona
vagamente con el largo de los cromosomas.
cromosoma
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
X
Y
largo (bp)
245.522.847
243.018.229
199.505.740
191.411.218
180.857.866
170.975.699
158.628.139
146.274.826
138.429.268
135.413.628
134.452.384
132.449.811
114.142.980
106.368.585
100.338.915
88.827.254
78.774.742
76.117.153
63.811.651
62.435.964
46.944.323
49.554.710
154.824.264
57.701.691
3.076.781.887
El genoma humano corresponde
a cerca de 2 metros de doble hélice
del ADN, más o menos envuelto estrechamente a proteínas llamadas
histonas para formar la cromatina.
Normalmente, el ADN es parcialmente desarrollado en el núcleo de
las células y aparece como un ovillo
indistinguible, pero cuando las células se deben dividir el genoma se re-
coge ordenadamente sobre sí mismo de modo tal que se vuelve visible bajo forma de cromosomas. La
especie humana se caracteriza por
46 cromosomas: iguales en pares,
23 provenientes del padre y 23 de la
madre.
El modo más común de dividirse
las células es a través del proceso de
mitosis. Esta división produce un
entero organismo a partir de la primera célula huevo fecundada o cigote. Cada división celular presupone la replicación del ADN de modo
que asegura a cada célula una copia
completa del genoma. Al comienzo
de la mitosis cada cromosoma está
constituido por dos cromatidos
idénticos, unidos en un área que se
llama centrómero, y dichos cromatidos se separarán ordenadamente para volverse a encontrar con 46 cromosomas en ambas células hijas,
cada cromosoma ahora con un solo
cromatido.
Durante la replicación del ADN
es posible que se verifiquen errores
genes
(conocidos +nuevos)
2281
1482
1168
866
970
1152
1116
794
919
862
1426
1104
399
733
766
957
1257
322
1468
631
271
552
931
104
22.531
genes
conocidos
1988
1246
1033
743
834
1050
916
692
778
730
1264
1009
318
646
589
839
1104
267
1337
592
243
471
766
76
19.531
y que se inserten nucleotidos equivocados. Dichos errores, conocidos
también como mutaciones se volverán a encontrar en las células hijas y
también pueden ser transmitidas a la
sucesiva generación, causando una
enfermedad monogénica.
Para que sean transmitidas a la
generación sucesiva, las mutaciones
deben estar presentes en células es-
pecializadas que son diputadas a la
fertilización y, por tanto, a la formación del cigote. Dichas células, denominadas gametos (óvulo y espermatozoo), se forman con una especial división celular llamada meiosis
que disminuye de la mitad el número de los cromosomas (de 46 a 23),
permitiendo la segregación ordenada de los cromosomas homólogos (o
los miembros de cada par). De hecho, el nuevo individuo recibirá 23
cromosomas de cada progenitor para tener nuevamente 46.
Durante la meiosis, así como los
cromosomas homólogos, se separan
también los pares (los alelos) de cada gen y acaban en gametos diferentes. Esta es la base biológica de la
ley de la segregación de los alelos
descubierta por Mendel. Por tanto,
cada alel tiene el 50% de posibilidades de estar incluso en el gameto
que generará el cigote del hijo.
Mendel también había observado
que en las plantas híbridas, esto es
heterocigotes por dos alelos diferentes (que por ejemplo determinan la
producción de semillas amarillas o
verdes), uno de los dos alelos es dominante y determina el fenotipo.
Mientras que el otro alelo es recesivo. Un alelo recesivo determina el
fenotipo sólo cuando está presente
en doble pareja y el individuo es denominado homocigote.
Aplicando las observaciones de
Mendel a la genética médica podemos decir lo siguiente:
1) Las enfermedades monogénicas están determinadas por mutaciones en un único gen y por el correspondiente defecto proteico.
2) Un gen mutante puede resultar
en la producción de una proteína
anómala o de ninguna proteína.
3) Si un alelo mutante determina
el fenotipo incluso cuando está presente en un sol par es dominante.
4) Si un alelo mutante determina
el fenotipo sólo cuando está presente en doble par, es recesivo.
En un típico árbol genealógico
que demuestre una transmisión dominante, la característica (o la enfermedad) se transmite de padre a hijo
de modo vertical con el pasaje de un
solo alelo. El riesgo de transmisión
es del 50% y la mayoría de los individuos afectados son heterocigotes
con un alelo mutante y uno normal
(Aa). En cambio, en el caso de una
transmisión recesiva serán enfermos solamente los individuos ho-
32
mocigotes por la mutación (como en
el caso de hijos de consanguíneos) o
heterocigotes compuestos por dos
mutaciones diferentes pero del mismo gen. En este caso, los heterocigotes serán portadores sanos con un
riesgo de tener prole enferma de
cerca del 25%.
Un caso particular lo representa la
transmisión de cracterísticas X-linked, es decir, determinadas por mutaciones en genes en el cromosoma
X, presente en doble par en las mujeres (XX) y en un solo par en los
hombres hemicigotes (XY). De hecho, en el caso de la transmisión Xlinked recesiva, las mujeres heterocigotes por la mutación son portadoras sanas, mientras el 50% de sus
hijos hombres será enfermo. En la
transmisión X-linked no se observa
nunca una transmisión de hombre a
hombre, precisamente porque el padre transmite a sus hijos hombres el
cromosoma Y. Todas las hijas de un
hombre enfermo, en cambio, serán
portadoras obligadas.
También para las enfermedades
monogénicas existe un banco de datos actualizado en Internet, OMIM
(Online Mendelian Inheritance in
Man). OMIM se puede alcanzar a
través del sitio del NCBI y cataloga
prácticamente todas las condiciones
genéticas de transmisión mendeliana (monogénica) descritas en la literatura. En OMIM se encuentran actualmente elencados y descritos más
o menos detalladamente cerca de
10,000 genes con sus correspondientes mutaciones y enfermedades
genéticas. Por cada gen y/o condición se presenta una breve descripción histórica, las características
clínicas y algunas de las principales
mutaciones descritas con los correspondientes fenotipos (enfermedades). Además, se citan las referencias bibliográficas más importantes.
Es importante recordar que la expresión clínica de las enfermedades
monogénicas puede ser extremadamente variable (de leve a muy grave). A veces esta diferencia se puede
explicar por la presencia de mutaciones diferentes del mismo gen.
Otras veces, incluso la misma mutación puede corresponder a cuadros
clínicos de gravedad muy variable,
lo que se explica con la acción modificadora de otros genes y de las
proteínas correspondientes. Ninguna proteína actúa de modo aislado.
Por heterogeneidad alélica entendemos, en cambio, cuando mu-
EL GENOMA HUMANO
taciones (generalmente diversas) de
un mismo gen determinan cuadros
clínicos absolutamente diferentes.
A veces esto puede reconducir al
efecto de la mutación sobre la actividad de la proteína (logro en vez
que pérdida de función), en otros
casos es posible que haya una alteración del splicing que determina la
producción de una proteína en parte
diversa. Un ejemplo clásico de heterogeneidad alélica lo proporcionan las mutaciones del gen del receptor por el factor de crecimiento
de los fibroblastos FGFR3. Dichas
mutaciones pueden ser responsables de cuadros clínicos totalmente
diferentes, como displasias esqueléticas sin implicación del cranio, craniosinostosis o también una patología dermatológica.
Finalmente, debemos tener presente que muchas enfermedades
monogénicas presentan una heterogeneidad de locus (o precisamente,
hetereoneidad genética). En este caso debemos recordar que múltiples
proteínas pueden ser necesarias para
una particular función celular y, por
tanto, mutaciones en más genes diversos pueden causar el mismo fenotipo (enfermedad). Cuando mutaciones en más genes en contemporánea son necesarias para determinar una enfermedad genética, podemos hablar de hereditariedad poligénica o multifactorial (en el caso
sean necesarios también particulares factores ambientales).
La caracterización detallada de
las vías metabólicas y de los mecanismos moleculares del funcionamiento normal de las células es una
condición preliminar al entendimiento de los mecanismos que determinan las enfermedades genéticas y a la identificación de eventuales terapias eficaces. Es muy instructivo el ejemplo de la fenilquetonuria, una enfermedad monogénica
recesiva muy conocida que es buscada apenas nacen los niños. La
mayoría de los pacientes, en efecto,
tiene mutaciones en el gen de la fenilalanina hidroxilasa (PAH) que
generalmente convierte el aminoácido esencial fenilalanina en tiroxina. El fenotipo puede variar de la
forma grave de fenilquetonuria clásica a hiperfenilalaninemias benignas (expresividad variable). En algunos casos, en cambio, están presentes mutaciones en genes que codifican para los encimas diputados
a la síntesis de un cofactor indispensable para la reacción, la tetrahidrobiopterina (BH4). Este es un típico
ejemplo de heterogeneidad genética. En fin, los niveles de fenilalanina asumidos con la dieta condicionan mucho el efecto fenotípico,
configurando una enfermedad multifactorial en el que el efecto de las
mutaciones génicas puede ser casi
anulado por una deprivación de fenilalanina en las dietas. Esta observación es el fundamento del tratamiento dietético de la fenilquetonuria clásica, mientras los déficit de
tetrahidrobiopterina de ningún modo responde a la dieta. En estos casos, el déficit de BH4 inhibe también el funcionamiento de otros encimas como la tiroxina hidroxilasis
y la tiptofano hidroxilasis, fundamentales para la síntesis de los neurotransmisores dopamina y serotonina, necesitando de un diferente (y
lamentablemente aún insuficiente)
acercamiento terapéutico.
Para concluir, el conocimiento de
las decenas de millares de genes humanos contribuirá a la identificación de muchas enfermedades monogenéticas de transmisión mendeliana. La caracterización de las proteínas mutantes y de su funcionamiento natural y patológico en la
compleja red de interacciones moleculares de la célula es el paso sucesivo, difícil pero necesario para la
eventual identificación de terapias
eficaces. Como se ha demostrado
con el ejemplo de la fenilquetonuria, el conocimiento del mecanismo
patogenético puede sugerir terapias
más fáciles que la sustitución del
gen defectuoso con una copia normal. La terapia génica, de hecho, representa hasta ahora una opción poco realista y un reto tecnológico formidable.
Prof. PIETRO CHIURAZZI
Instituto de Genética Médica
Universidad Católica del Sagrado Corazón
Roma
33
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
MAURIZIO GENUARDI
5. Las enfermedades multifactoriales
Las enfermedades multifactoriales son condiciones patológicas debido a complejas interacciones entre
factores genéticos y factores ambientales. Generalmente, se considera que los factores genéticos son
múltiples, al igual que aquellos ambientales, implicados en la patogénesis de estas condiciones. Precisamente en virtud de la complejidad
de los mecanismos causales y de la
multiplicidad de los factores genéticos involucrados, estas condiciones
se denominan también enfermedades “complejas” o “poligénicas”. El
completamiento del Proyecto Genoma Humano ha abierto perspectivas
que eran inimaginables dos décadas
atrás, y ha hecho que estas condiciones se conviertan en objeto de intensos estudios en el ámbito de las
ciencias biomédicas, proporcionando las bases metodológicas para poner en marcha proyectos ambiciosos
de amplia escala con el objeto de
identificar los factores genéticos y
ambientales implicados.
Este grupo de patologías se diferencia de las tradicionales enfermedades genéticas causadas por defectos de genes individuales, tal como
se presentan en las familias. En las
enfermedades genéticas clásicas (o
monogénicas) observamos que están implicados varios miembros de
una familia y el examen sobre el número de individuos afectados y su
grado de parentela en un número
considerable de familias permite establecer el modo de transmisión genética. Por ejemplo, con respecto a
una enfermedad autosómica dominante, observaremos en la mayoría
de las familias analizadas la transmisión directa de la enfermedad de
un progenitor al hijo y la presencia
de varias generaciones de individuos afectados por la enfermedad.
Por el contrario, en las enfermedades multifactoriales, la situación
que encontramos con mayor frecuencia es representada por la presencia de un solo caso en la familia.
En una parte de las familias en las
que existe una condición multifac-
torial se observan dos individuos
afectados, a menudo estrechamente
emparentados entre sí o, más raramente, 3 ó más personas con la enfermedad. Este tipo de presencia podría estar determinado por factores
puramente casuales, sobre todo si se
tiene en cuenta las enfemedades frecuentes en la población general. La
implicación de factores genéticos
queda demostrada cuando se observa que la enfermedad aparece con
mayor frecuencia en los parientes
de los pacientes con respecto a la
población en general. Estudios epidemiológicos de este tipo miden el
valor de λ, es decir, de la relación
entre prevalencia de la enfermedad
en un tipo específico de parientes de
sujetos afectados con respecto a la
población en general. La clase de
parientes tomada en consideración
con mayor frecuencia es aquella de
los hermanos. Para una enfermedad
genética mendeliana clásica, como
la fibrosis quística, el valor de λ referente a los hermanos – definido
como λs, en que s= siblings (hermanos) – es muy elevado, siendo equivalente a 1 de 625. Esto quiere decir
que la enfermedad es 625 veces más
frecuente en los hermanos de una
persona ya afectada por la enfermedad con respecto a la población en
general. Esto significa también que
el riesgo que un hermano de un paciente con fibrosis quística pueda
desarrollar la misma enfermedad es
625 veces más elevado con respecto
a la población general. El mismo
cálculo de riesgo efectuado para la
diabetes insulino-dependiente o juvenil (diabetes de tipo 1) proporciona un valor de λs equivalente a 15.
Este valor es muy inferior con respecto al que se calcula para la fibrosis quística, debido a que analizando
familias con casos de diabetes de tipo 1 se encuentra que en la mayoría
de ellas la familia se limita a un solo
individuo. Las enfermedades multifactoriales se caracterizan, pues, por
valores de λs que indican un riesgo
mayor de que aparezca la enfermedad en los parientes de individuos
afectados, aunque son inferiores con
respecto a los que se observan en las
familias monogénicas.
Se ha propuesto varios modelos
teóricos con el fin de explicar las razones de la agregación familiar en
las condiciones multifactoriales.
Por lo general, dichos modelos preven que una condición multifactorial esté causada por un número definido, que también puede ser muy
amplio, y llegar quizás a unos centenares de variantes génicas en varios
loci. Cada uno de estos loci puede
existir bajo formas diferentes, cada
una de las cuales confiere un diferente grado de susceptibilidad o de
resistencia al desarrollo de la enfermedad. La aparición de la enfermedad tiene lugar cuando se logra la
concomitancia de combinaciones
genéticas y de exposiciones a factores ambientales que superan cierto
nivel de umbral de suceptibilidad,
más allá del cual aparecen las manifestaciones de la enfermedad. A diferencia de lo que sucede en las enfermedades genéticas clásicas, no
existe una sola combinación sino
más bien la enfermedad puede surgir en individuos que tienen combinaciones de genotipos y de factores
ambientales con riesgos muy diferentes entre sí.
Una de las razones por las que
hoy estamos asistiendo a un considerable incremento de los estudios
sobre las bases genéticas de las enfermedades multifactoriales, está en
el hecho de que en esta clase de patologías está comprendida la mayoría de las enfermedades comunes en
el hombre, que representan la mayor fuente de empeño en el plano
sociosanitario. Por ejemplo, tienen
origen multifactorial la diabetes, la
arterioesclerosis y los tumores. Se
trata de enfermedades muy frecuentes, en contraste con las enfermedades genéticas mendelianas, como la
fibrosis quística, la b-talasemia y la
distrofia muscular de Duchenne,
cuya prevalencia, con excepción de
algunas áreas geográficas particulares, es inferior a 1 de cada 2,000.
34
Los riesgos de enfermedad conferidos por los genes implicados en estas últimas patologías son muy elevados, a menudo equivalentes al
100% o cercanos a estos valores en
los portadores de las alteraciones
genéticas causales. Existen también
formas hereditarias de enfermedades comunes. Por ejemplo, se sabe
que en una pequeña fracción de los
tumores, como el cáncer de mama o
del ovario, la susceptibilidad a su
desarrollo puede transmitirse como
carácter mendeliano. Uno de los genes implicados es el llamado BRCA1, y confiere un riesgo de desarrollar tumores en el arco de la vida
comprendido entre el 40% y el 80%
según las diversas casuísticas analizadas. El riesgo relativo expresa la
relación entre el riesgo absoluto de
enfermedad en el tipo de portadores
de variantes genéticas particulares
con respecto a la población general.
Dicho riesgo es equivalente a miles
de veces para los portadores de mutaciones genéticas que causan enfermedades raras, como la fibrosis
quística o la distrofia muscular de
Duchenne. Es más bajo (valor comprendido entre 5 y 10), pero siempre significativamente elevado, para el gene BRCA1 y el tumor mamario/ovárico, y esta diferencia de casos no está vinculada con mutaciones que actúan con el mecanismo
mendeliano. En las enfermedades
multifactoriales, los valores de riesgo relativo a menudo son muy inferiores, como en el caso del gen
MTHR y de los defectos del tubo
neural (riesgo relativo 2-4), incluso
si los factores genéticos de susceptibilidad hasta ahora identificados
son probablemente aquellos con
efectos mayores como sucede para
una particular combinación de genes del sistema HLA en la diabetes
juvenil insulinodependiente.
La teoría prevaleciente sobre los
mecanismos patogenéticos de las
enfermedades multifactoriales prevé que la susceptibilidad a su desarrollo esté determinada por variantes génicas comunes o relativamente comunes, diferentemente de lo
que ocurre para las enfermedades
mendelianas, en las que las variantes génicas interesadas son en realidad raras o muy raras. Las viariantes
implicadas en las enfermedades
multifactoriales están consideradas
en la categoría de los “poliformismos” genéticos, es decir, de aquellas variaciones en la secuencia del
EL GENOMA HUMANO
ADN que tienen una frecuencia en
la población general superior al 1%.
En los últimos años un tipo particular de variantes genéticas ha asumido un papel predominante en el estudio de las enfermedades multifactoriales. Se trata de los llamados
“Single Nucleotide Polymorphisms”
(SNPs; polimorfismos de un solo
nucleótido), que consisten en la sustitución de una sola base del genoma humano. Por ejemplo, una hipotética secuencia AGGTGTC en una
específica posición del genoma podría existir en la forma AGGAGTC
en algunos individuos; la sustitución de la base timina (T) con una
base adenina (A) en la cuarta posición de esta secuencia correspondería en ese caso a un SNP. Se ha calculado que en el genoma humano
está presente en un promedio de un
SNP por cada 290 bases de secuencia: ya que el genoma humano contiene cerca de 3mil millones de bases, esto correspondería a un total de
10 millones de SNP esparcidos en el
genoma en varias posiciones. Los
trata de investigaciones bastante
sencillas desde el punto de vista
conceptual, que consisten en determinar y confrontar la frecuencia de
una o más variantes examinadas en
una serie de casos, constituidos por
sujetos afligidos por una específica
condición, y en una serie de controles no afectados por la patología.
Cuando la frecuencia de una variante, previa la aplicación de adecuados test estadísticos, resulta ser significativamente superior en los casos con respecto a los controles, la
asociación se define como positiva.
Esto indica que la variante en objeto
está verosímilmente involucrada en
la susceptibilidad hacia la enfermedad. Un ejemplo de estudio de asociación con éxito ampliamente positivo está representado por el resultado de la investigación conducida en
el 2001 por un grupo de estudiosos
franceses en pacientes afectados por
el morbo de Crohn, una enfermedad
inflamatoria del intestino, que puso
en evidencia una frecuencia significativamente superior de variantes
SNP presentan la gran ventaja de
que se pueden reconducir a un análisis automatizado y, por tanto, poder ser empleados para estudios de
larga escala. Por esta razón, el descubrimiento de un enorme número
de SNP que ha tenido lugar gracias a
algunas ramificaciones colaterales
del Proyecto Genoma Humano ha
hecho entrever la posibilidad de superar los límites numéricos y tecnológicos que tradicionalmente han
obstaculizado el desarrollo de proyectos que querían definir las bases
genéticas de las enfermedades multifactoriales.
Tradicionalmente la potencial implicación de polimorfismos genéticos en la génesis de las enfermedades multifactoriales se examina realizando estudios de asociación. Se
de un gen denominado CARD15 en
los sujetos con el morbo de Crohn
con respecto a la población de control examinada. Por el contrario, el
mismo estudio no reveló ninguna
diferencia entre controles y pacientes afectados por rectocolitis ulcerosa, una enfermedad cercana al morbo de Crohn, del que se distingue
por algunos matices clínicos. La frecuencia de tres variantes específicas
del gen CARD15 resultó ser equivalente respectivamente al 29% en los
pacientes con el morbo de Crohn, al
7% en los sujetos de control y al 5%
en la muestra de pacientes con rectocolitis ulcerosa. La diferencia entre el 29% y el 7% resultó ser ampliamente significativa desde el
punto de vista estadístico. La observación de una menor frecuencia de
35
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
las variantes en los casos con rectocolitis ulcerosa podría hacer pensar
que estos polimorfismos genéticos
tienen incluso un efecto protectivo
hacia esta enfermedad. Sin embargo, es ya intuitivo que no existe una
fuerte separación entre los valores
del 7% y el 5% y, en efecto, esta diferencia no aparece como importante cuando es sometida a análisis estadístico.
En verdad, los estudios de asociación a menudo son invalidados por
una serie de problemas o de errores.
Los datos obtenidos sobre el morbo
de Crohn representan uno de los pocos ejemplos de resultados logrados
en los últimos años que ha soportado la prueba de posteriores estudios
tendientes a reproducir los datos en
otras casuísticas. La gran mayoría
de asociaciones positivas descritas
en la literatura científica no ha sido
reproducida en estudios posteriores.
La explicación más sencilla de dichas discrepancias hay que buscarla
en las fuentes de error, que se pueden representar por el exiguo número de las casuísticas examinadas, o
por el empleo de métodos estadísticos indadecuados. Generalmente
los estudios de asociación así como
han sido configurados hasta ahora,
han resultado ser inadecuados para
el descubrimiento de variantes genéticas con efectos débiles, es decir,
que confieren riesgos relativos inferiores a 2. Conociendo estas problemáticas es posible tratar de resolverlas hoy, al menos parcialmente,
aplicando análisis estadísticos rigurosos, analizando un número elevado de muestras, de varios miles como mínimo, y tomando otras precauciones. En esta línea se orientan
varios estudios que se están efectuando actualmente, que prevén
precisamente como paso inicial la
recolección de grandes números de
muestras. Entre ellas la llamada UK
Biobank, que enrolará cerca de
500,000 personas en el arco de los
próximos años, el estudio europeo
de los mellizos, GenomEUtwin,
que prevé la recolección de más de
600,000 parejas de mellizos, y los
estudios sobre las poblaciones islandesas, estonas y australiana. Este
último prevé examinar 2’000,000
de personas.
Con excepción del proyecto islandés, estos estudios aún están en
fases iniciales y aún no han producido resultados significativos, y no es
posible prever cuáles serán los pro-
ductos finales y sus beneficios en
términos de mejora de la salud pública. En línea general, las tecnologías disponibles, que se presume
puedan mejorar sustancialmente en
el futuro, y el esquema de los estudios deberían permitir obtener progresos significativos. Sin embargo
las opiniones sobre la utilidad de estos estudios no son unívocas.
Hay quien sostiene que, gracias a
la identificación de los factores genéticos implicados en las enfermedades multifactoriales, se llegará a
una medicina personalizada. Esta es
la visión formulada por uno de los
conductores del Proyecto Genoma
Humano, Francis Collins, en el
1999. En una famosa lectura magistral, Collins presentó los datos hipotéticos de un “check up” genético
efectuado por un individuo en el año
2010. De acuerdo con estos resultados, el individuo presentaba un riesgo aumentado de algunas patologías, como enfermedades coronáricas,
tumor al colon y al pulmón, y un reducido riesgo de la enfermedad de
Alzheimer y de tumor de la próstata.
Teniendo en cuenta estas indicaciones a esta persona se habría previsto
medidas adecuadas para reducir el
riesgo de enfermedades coronáricas
y de tumores del colon y del pulmón, mientras se le podría aconsejar
que evite someterse a exámenes para el cáncer a la próstata. Hay que
decir que para la enfermedad de
Alzheimer cualquier resultado, tanto de aumento como de reducción
del riesgo, no habría ningún beneficio en el plano clínico, ya que actualmente no existen medios de prevención.
La vista hiperbólica de Collins y
de otros hombres de ciencia prevé
que, a través del análisis del perfil
genético de todo individuo se podrá
llegar a una medicina personalizada
de acuerdo al genotipo, así como a
tratamientos personalizados. La farmacogenética, o el estudio de las
bases genéticas de la respuesta a los
fármacos, representa de hecho un
especial y particularmente prometedor campo de aplicación de estas
metodologías.
Sin embargo, existen aún muchas
dudas sobre la posibilidad de poder
efectivamente llegar a un escenario
parecido, y sobre la oportunidad de
aplicar de esta manera los eventuales futuros conocimientos. El poder,
es decir la capacidad de logro, de los
estudios en curso está aún por de-
mostrarse, y esta objeción se refuerza por el hecho de que el número de
genes hasta ahora identificados es
muy exiguo. Antes bien, es posible
y para algunos es probable que las
variantes genéticas descubiertas de
este modo no pueden sustituir a
otros marcadores de riesgo de amplio uso en la actualidad, como por
ejemplo los niveles de colesterol en
la sangre: de hecho, si las variantes
genéticas influyen en los niveles de
colesterol, aparece mucho más simple ir a dosar directamente a este último. El efecto de algunas variantes
podría estar ligado también a la presencia de factores ambientales. En
este caso, sería preferible reducir la
exposición a estos últimos, sobre todo que ellos podrían incrementar el
riesgo también en los que no son
portadores de las variantes genéticas con las que se ha demostrado
una interacción. En fin, en tema con
lo que hemos expuesto arriba para la
enfermedad de Alzheimer, nos preguntamos qué utilidad tendría el conocimiento del nivel de riesgo para
enfermedades no previsibles. En estos casos incluso el conocimiento
podría tener efectos dañinos desde
el punto de vista psicológico.
Otro escenario, que llamaría minimalista, prevé que efectivamente
se puede llegar al conocimiento de
cierto número de factores con débil
efecto sobre la susceptibilidad a
condiciones multifactoriales, pero
que sólo una fracción limitada de
estos se podrá utilizar en la práctica
clínica. Por otro lado, los conocimientos de estos factores deberían
llevar a una mejora de los conocimientos de base sobre mecanismos
de enfermedad y, en último análisis,
al desarrollo de nuevas terapias, en
beneficio de la salud pública.
Actualmente, no pudiéndose prever cuáles de los dos escenarios se
realizará, es de todos modos importante evitar que la visión “hiperbólica” tome la delantera, sobre todo para no favorecer comercios ilusorios
basados en datos aún no verificados,
y que podrían alimentar y ser alimentados en un círculo vicioso debido a un exceso de expectativas sobre las posibilidades de “mejorar” la
salud o incluso las características de
la especie humana.
Prof. MAURIZIO GENUARDI
Profesor Ordinario de Genética Médica,
Facultad de Medicina y Cirugía,
Universidad de Estudios de Florencia
36
EL GENOMA HUMANO
JACQUES SIMPORÉ
6. Predisposición genética al cáncer
y a las enfermedades latentes
INTRODUCCIÓN
Cuando vemos que el cielo se
oscurece en el horizonte, por experiencia decimos: “Va a llover”.
Cuando vemos un árbol en flor durante la primavera, afirmamos:
“Mira, dará muchos frutos”. De
igual manera, cuando los genetistas encuentran una mutación genética suave en un recién nacido, predicen: “Desarrollará esta enfermedad hereditaria latente o este
cáncer cuando tendrá tal edad”1-2.
Pero, ¿quién sabe cuántas nubes
negras no han producido lluvia, o
cuántos árboles non han mantenido las promesas de su gran florecer? ¿Cuántas personas predispuestas a una patología no han
muerto, gracias a Dios, debido a
esta predisposición genética?
En la era de la genética molecular, bien sabemos que los tumores
sobrevienen luego de las mutaciones de ciertos genes que participan
en el control de los procesos:
– del crecimiento celular
– de la limitación de la proliferación celular
– de la reparación del ADN dañado.
En la presente intervención, expondremos:
I – La definición de predisposición genética al cáncer y a las enfermedades latentes.
II – Los mecanismos moleculares de la predisposición al cáncer.
III – Ejemplos de mutaciones
del ADN que predisponen a las enfermedades genéticas.
I. LA DEFINICIÓN
DE PREDISPOSICIÓN
GENÉTICA AL CÁNCER
Y A LAS ENFERMEDADES
LATENTES
La predisposición define el he-
cho que un individuo tenga un patrimonio genético que lo hace susceptible de desarrollar durante su
vida una enfermedad genética como, por ejemplo, la policistosis renal, la enfermedad de Gaucher,
una hemocromatosis, la distrofia
muscular de Duchen, un cáncer
hereditario: retinoblastoma (RB),
tumores de mama (BRCA), al colon HNPCC (Herediterary Non
Polyposis Colon Cancer), etc.
1. La predisposición genética
al cáncer
Una mujer portadora de una mutación de los genes BRCA corre el
riesgo de contraer un tumor de mama de 8 a 10 veces superior al de la
población en general, y 40 veces
superior en lo que respecta el cáncer de los ovarios. Existen también
predisposiciones relacionadas con
el ambiente y con el modo de vida.
Hoy sabemos que:
– solamente del 5 al 10% de los
tumores son hereditarios y transmisibles (mutaciones genéticas en
la línea germinal),
– por cáncer familiar generalmente se entiende un cáncer que
afecta a varios miembros de una
misma familia pero sin que sea por
fuerza hereditario,
– algunos tipos de cáncer son
formas esporádicas.
1.1 Historia
Al comienzo del siglo XX, fundamentalmente se seguían dos líneas de investigación en la cancerología:
1.1a – La primera exploraba la
base infectiva del tumor y llegaba
a la identificación de los proto-oncogenes y de los oncogenes.
1.1b – La otra se fundaba en la
correlación entre desarrollo del tumor y la actividad cancerígena y
mutágena de numerosos agentes
químicos y físicos.
El trabajo de Alfred Knudson se
inscribe en esta segunda línea de
investigación. Fue él que por primero desarrolló una teoría que explicaba la predisposición genética
al tumor teniendo en cuenta la naturaleza de varias etapas del proceso mutacional puesto en acto en la
génesis de los tumores.
En familias con casos múltiples,
una de estas mutaciones podría estar presente desde la concepción y
por tanto encontrarse en todas las
células del organismo. En este caso, estando ya presente una mutación, la aparición del tumor necesitaría de una etapa mutacional
menos. Según Knudson, se necesitan dos acontecimientos mutacionales para la aparición del retinoblastoma, cáncer de la retina en un
sujeto sin precedentes familiares3.
En síntesis, la acumulación de mutaciones en las células del organismo provoca pues la oncogénesis.
Las mutaciones genéticas
en el hombre
El hombre es una ciudad celular,
formado por un promedio de más
de 60 trillones de células. Durante
la vida humana promedio, sin la
intervención de un agente mutágeno, tenemos:
– 1017 divisiones celulares,
– una incorporación de 6.1026
nucleótidos,
– durante la replicación tenemos
errores de 10-9 a 10-11 causados por
nucleótido incorporado,
– así, durante las 1016 mitosis
que sobrevienen en promedio durante una vida humana, cada gen
sufre de 108 a 1010 mutaciones.
De este modo, el riesgo de mutaciones genéticas y el riesgo tumoral aumentan con la edad (Fig.1).
37
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
1.2 ¿De qué modo puede ser
hereditario un cáncer (Fig.2)?
Fig. 1
Podemos hablar, pues, de patologías del ADN que predisponen al
cáncer:
A nivel familiar mediante:
– Transmisión mendeliana monogénica,
– Trasmisión poligénica,
– Interacción sinérgica entre genes y ambiente o modo de vida.
A nivel individual mediante:
– Polimorfismos específicos
constitucionales del gen que inducen a la aparición de este o de
aquel cáncer en el sujeto portador.
– Numerosas mutaciones genéticas posteriores que activan un
pro-oncogen o desactivan un gen
relugador o supresor.
Clauss et al.4
38% a 50 años; 67% a 80 años
Fig. 2
Tal acumulación acelerada de
mutaciones del ADN conduce a alcanzar prematuramente un número
crítico de alteraciones genéticas en
una célula del organismo que dará
vida a un tumor.
Localización de las mutaciones
Tejido somático
Tejido germinal
2. La predisposición a las
enfermedades genéticas
latentes
Las enfermedades hereditarias
se manifiestan algunos años después del nacimiento. Al igual que
para los tumores, las enfermedades
genéticas latentes son provocadas
por mutaciones genéticas.
El gen mutado:
– Ya no codifica una proteína
aunque sea esencial para el organismo,
– O bien codifica una proteína
tóxica, nociva para el organismo.
Algunos ejemplos de enfermedades genéticas latentes (tab.1).
II. MECANISMOS
MOLECULARES DE
LA PREDISPOSICIÓN
AL CÁNCER
Las patologías del ADN son
provocadas por:
– Sustituciones causales de los
nucleótidos en el momento de la
replicación,
– Exposición a las radiaciones
ionizantes,
No hay transmisión a la
descendencia; pero en este
individuo, tenemos ya una
predisposición a un cáncer
esporádico si suceden otras
mutaciones.
Aquí existen:
– una predisposición
genética al cáncer
– una transmisión
mendeliana del gen
mutado a la descendencia
Tab. 1
Síndrome
Enfermedad de Kennedy
Enfermedad de Machado Joseph
Ataxia de Friedreich
Enfermedad de Stumpell-Lorrain
Morbo de Addison
Morbo de Huntington
Morbo de Alzheimer
Esclerosis lateral amiotrófica
Síndrome de Gilles Tourette
Morbo de Strargardt
Atrofia óptica de Leber
Neurofibromatosis de tipo 2
Policistosis renal
Cistinosis
Enfermedad de Morquio
Enfermedad de Gaucher
Enfermedad de Wilson
Hemocromatosis genética
Enfermedad
Amiotrofia
Ataxia cerebelar
Neurológica
Paraplegia espástica
Adrenoleucodistrofia
Neurodegenerativa
Neurodegenerativa
Neurodegenerativa
Invalidante
Distrofia macular
Neuritis óptica
Tumores nerviosos
Insuficiencia renal
Enfermedad metabólica
Enfermedad metabólica
Enfermedad metabólica
Enfermedad metabólica
Enfermedad metabólica
Gen
CAG
SCA2
GAA
SPG5
ALD
CAG
APP
SOD1
DRD4
ABCR
A340H
NF2
PKD1
CTNS
MPS IVA
N370S
WND
HFE
Localización
X en q11-12
6p
9q13
8q; 15q; 10q
Xq28
4p16.3
Cromo. 21
22q12.2
11p15.5
1p22.1
Mitocondrias
22q12
16P13.3
17p13
16Q24-3
1q21
13q14
6p21.3
Años
30
70
<15
35
40
45
60
50
<21
<12
<40
<30
<50
<12
>10
<60
X>5
<60
38
EL GENOMA HUMANO
– Sustancias químicas cancerígenas,
– virus.
– El p53 (que favorece el proceso de la apoptosis)
De modo que las tres etapas fundamentales de cancerogénesis se
componen como sigue:
– una iniciación
– una promoción
– una progresión
3 Genes de la reparación
del ADN dañados
En la puesta en marcha del proceso de la cancerogénesis, se activan o desactivan varios tipos de
genes reguladores:
Esta clase de genes vigila el estado del ADN durante la replicación. Si se produce un error, el
complejo bloquea la replicación e
induce a la corrección.
1. Proto-oncogenes estimulan
el crecimiento
Un proto-oncogen es un gen cuya acción controla positivamente
la proliferación celular. La mutación de uno de los alelos es dominante. Una vez que ha mutado, los
proto-oncogenes se vuelven oncogenes, logran funciones y estimulan aún más la proliferación celular.
Ejemplos de proto-oncogenes:
– Factores de crecimiento de las
plaquetas (PDGF)
– Factores de crecimiento (CSF)
– Reguladores del ciclo celular
(cyclin D)
Los mecanismos de activación
de los proto-oncogenes son:
– Mutaciones puntuales
– Amplificación génica
– Translocación cromosómica
– Inserción viral
2. Genes que frenan
el crecimiento: genes
supresores de tumores (TS)
o anti-oncogenes
Un anti-oncogen es un gen implicado en la regulación del crecimiento celular. Los productos del
gen supresor inhiben la proliferación celular5. Dichas mutaciones
recesivas inducen una pérdida de
función y favorecen la proliferación celular y, por tanto, el desarrollo tumoral.
Ejemplos de genes supresores
de tumor:
– El gen BRCA1 (que induce la
formación del cáncer de mama)
– El gen RB (que provoca el
cáncer de la retina)
pendiente, por ejemplo, está vinculada a los polimorfismos genéticos o a formas alélicas de los sistemas enzimáticos implicados en la
respuesta a los agentes tóxicos y a
los mutágenos. Si una persona está
predispuesta a este tipo de cáncer a
los pulmones, si no fuma o no vive
con una persona que fuma, no correrá el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Pero el entendimiento del origen
de los tumores depende de nuestros conocimientos actuales:
– de las vías de transducción de
la señal que inducen a la proliferación celular,
– de las proteínas que controlan
y limitan el ciclo de división celular,
– de los mecanismos de regulación de la apoptosis.
III. EJEMPLOS DE
PATOLOGÍAS DEL ADN
DE PREDISPOSICIÓN
GENÉTICA
4. Genes que regulan la muerte
celular programada
(apoptosis)
Los productos del gen Bcl-2 inhiben la apoptosis, la muerte celular programada. Entre los grandes
sistemas de acción antagonista del
organismo humano, tenemos por
ejemplo: la proliferación celular y
la muerte celular programada,
apoptosis (diferente de la necrosis,
muerte violenta de la célula). Ambos sistemas deben estar en equilibrio. Si la acción de la apoptosis es
mayor de aquella de la proliferación celular, tenemos una involución en el organismo. Por el contrario, si aquella de la proliferación
es predominante, tenemos una
evolución hacia la oncogénesis. El
equilibrio de estos dos mecanismos biológicos favorece el desarrollo de la vida.
5. Genes del metabolismo
de los carcinógenos endógenos
y exógenos
La predisposición genética al
cáncer de los pulmones, fumo-de-
Los mecanismos moleculares de
las enfermedades genéticas varían
de un tipo de patología a otro, pero
el denominador común sería una
enfermedad del ADN, una mutación genética.
1. Retinoblastoma
El retinoblastoma es un tumor
de la retina que afecta a casi
1/20,000 niños. Está ligado a la
inactivación de los 2 alelos del
proto-oncogen RB1 al nivel del
27° exón de 180000pb por 4700b
RNAm. El proto-oncogen RB1 está implicado en el control de la división celular a nivel de la transición entre las tres fases G1 y S.
Generalmente, la enfermedad aparece como un Fenotipo dominante
aunque la mutación sea recesiva6.
2. Cáncer de mama
Según la experiencia colectiva
INSERM-FNCLCC; Ann Genet
1999, se puede hablar de riesgo del
cáncer genético de mama hereditario cuando se trata de:
– Cáncer de mama en edad joven (43 años promedio para las
formas familiares)
39
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
– Formas familiares: al menos 2
ó 3 casos en el primer grado en un
ramo familiar
– Una lesión tumoral bilateral
– Un cáncer del ovario asociado
al cáncer de mama
– Un cáncer de mama de tipo
medular
Los genes identificados cuya
mutación provocaría el cáncer de
mama son7: BRCA1, BRCA2,
CHEK2 et TP53.
El gen BRCA1 es un gen grande
situado en el cromosoma 17q que
contiene 22 exones 1,683 ácidos
aminados. Ya se han descrito más
de 500 mutaciones o variaciones
de secuencia, y la mayoría de las
veces, por cada familia, una mutación parece ser única. El gen BRCA2 fue aislado en 1995, está situado en el cromosoma 13q12-13
y no tiene ninguna homología con
el gen BRCA1. Se han denominado más de 100 mutaciones diferentes con pocas mutaciones comunes
a las diferentes familias. Las mujeres portadoras de una mutación
BRCA tienen:
– un riesgo del 40 al 85% de desarrollar un cáncer de mama antes
de los 70 años, mientras este riesgo
es del 10 % en la población en general;
– un riesgo del 10 al 63% de desarrollar un cáncer a los ovarios
antes de los 70 años, mientras este
riesgo es del 1% en la población en
general.
3. Síndrome de Lynch,
carcinoma del colon
hereditario, HNPCC
El HNPCC (Herediterary Non
Polyposis Colon Cancer), es causado por las mutaciones/delecciones de uno o más genes globalmente denominados Mismatch repair, reparador de errores de replicación del ADN8.
En el mundo occidental, una
persona de cada docientas es afectada por una mutación del gen del
HNPCC. Este tipo de cáncer del
colon es una enfermedad hereditaria de tipo autosómico dominante.
Los portadores tienen un riesgo
importante de desarrollar el cáncer
(colon, tejido endometrial, ovarios, gástrico, intestino…) antes de
los 50 años. Los genes de repara-
ción del ADN, que una vez mutados provocan este tipo de cáncer,
son: MSH2, MLH1, PMS1 y
PMS2.
Pero, ¿por qué la pérdida de función es dominante desde un punto
de vista cancerígeno? Una célula
heterocigote para el gen MSH2 es
siempre capaz de reparar los errores. Desde este punto de vista, la
pérdida de función del gen MSH2
es recesiva. ¡No es la célula heterocigote que desencadena el tumor
sino el homocigote mutante!
4. Corea de Huntington
Se trata de una afección neurodegenerativa hereditaria de tipo
autosómico-dominante. Por tanto,
un niño que tenga uno de sus padres portador del gen mutado tiene
un riesgo del 50% de heredar este
gen. El morbo de Huntington provoca la destrucción de los núcleos
grices centrales: el núcleo caudato,
el putamen. Un crossing-over desigual provoca la formación de las
tripletas de más de 35 nucleótidos
CAG al nivel del brazo corto del
cromosoma IV (4p16.3). La tripleta CAG, repetida al final de gen,
codifica para la glutamina9. El gen
entonces produce la proteína “huntingtina” que favorecería el desarrollo de la enfermedad10.
Según algunos investigadores,
la proteína p53 desarrollaría un papel fundamental de supresor de tumor en cuanto es factor de trascripción a nivel de DNA nuclear.
Sin embargo, la proteína p53 se
expresa igualmente en las neuronas del cerebro. En estas células
que se dividen poco, su supresión
comporta la muerte neuronal. En
el 2000, se mostró que la proteína
p53 podía ligarse a la huntingtina
mutada (mHtt), proteína responsable del morbo de Huntington. A
inicios de este año, Bae et col.
2005 han demostrado la influencia
de la proteína p53 en el proceso del
desarrollo de la Corea de Huntington11. Para ellos, la p53 ha aumentado igualmente en el cerebro de
los ratones que sobrexponen la Htt
mutada y en la corteza y en striatum de pacientes afectados por la
enfermedad. En nuestros días, el
diagnóstico de la Corea de Huntington se basa en la investigación
directa de la expansión de la tripleta CAG mediante PCR (Polymerase Chain Reaction), seguida por la
separación de los fragmentos (en
gel de agarosa o acrilamida) y secuenciación.
5. Morbo de Alzheimer
El morbo de Alzheimer es una
enfermedad genética compleja. El
10% de los casos son transmitidos
40
de modo autosómico dominante
con una penetración completa.
Las primeras manifestaciones de
la enfermedad aparecen más precozmente entre los 55 y los 60
años en estas familias12. El morbo
de Alzheimer es ante todo una enfermedad de la memoria. Resultan
afectados todos los procesos mnésicos (codificación, almacenaje,
recuerdo, consolidación). Los genes implicados en esta enfermedad latentes son: APP, PS1, PS2,
ApoE y e4.
PERSPECTIVAS
Y CONCLUSIÓN
Hasta ahora, se han identificado
más de 6000 tipos de enfermedades genéticas hereditarias. El ideal
sería obtener test diagnósticos para
todas estas enfermedades con el
fin de identificarlas a tiempo, prevenirlas y poder analizar a sus portadores. Pero, ¿cuáles son las enfermedades a favor de las cuales la
genética nos propone hoy test de
identificación y perspectivas de
curación? Existen test genéticos
diagnósticos para algunas enfermedades monogénicas dominantes
y recesivas.
Presentamos algunos ejemplos
de enfermedades genéticas latentes que disponen o podrán disponer pronto de kit de test diagnósticos (Tab.2).
EL GENOMA HUMANO
Cronograma de actividad:
– Identificar los genes de la predisposición a los tumores y a las
enfermedades latentes.
– Solicitar las entidades a desarrollar kit diagnósticos: sistemas
de microarray, micropulci o primers muy específicos para los test
moleculares.
– Constituir equipos pluridisciplinarios bien formados: genetistas, médicos, psicólogos, asistentes sociales.
– Promover centros regionales y
nacionales de excelencia para
diagnósticos fiables de las enfermedades genéticas.
– Lograr la gratuidad de estos
test, el counseling pre- y post-test
y el análisis médico y psicológico
de los enfermos.
– Promover la investigación a
favor de perspectivas terapéuticas
de estas enfermedades genéticas.
– Los test genéticos para la detección de los tumores y de las enfermedades latentes en vista de
cuidados más adelantados deben
respetar siempre: el ser humano,
sus derechos, su libertad fundamental, su vida privada y su dignidad humana.
Actualmente, la predisposición
genética a los tumores y a las enfermedades latentes constituye un
verdadero drama para la humanidad ligado a los riesgos de las
transmisiones genéticas y a los
mecanismos sin apelación de la
oncogénesis.
Señales de esperanza: vendrá un
día en que, gracias a los progresos
de la ciencia, todos los tumores y
las enfermedades genéticas temibles serán erradicadas. Ese día el
hombre se reconciliará con la madre naturaleza y su vida regresará
a resplandecer armoniosamente en
el jardín del reencontrado Eden.
P. JACQUES SIMPORÉ, MI
Profesor de Genética molecular,
Universidad de Ouagadougou,
Profesor con contrato Universidad
de Roma Tor Vergata,
Director del Laboratorio Biomédico
y de investigación Biomolecular
CERBA, Burkina Faso
Notas
1
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2
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3
KNUDSON A., Retinoblastoma: teacher
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4
CLAUS E.B., RISCH N., THOMPSON W.D.,
Genetic analysis of breast cancer in the cancer and steroid hormone study. Am J Hum
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5
KNUDSON A.G., Anti-oncogenes and hu-
Tab. 2
Predisposición
Gen interesado 3
HNPCC
(síndrome de Lynch)
MSH2,MLH1PMS1, PMS2 Cáncer de mama
hereditario
BRCA1, BRCA2
Neurofibromatosis
tipo 1
(Recklinghausen)
NF1
Poliposis adenomatosa
(síndrome de Gardner)
APC
Melanoma hereditario
MTS1…
Esclerosis tuberosa
de Bourneville
TSC2
Síndrome de
Li-Fraumeni
p53
Neuro- fibromatosis
tipo 2 (neurinoma
bilateral del VIII)
NF2
Retinoblastoma
hereditario
OMIM Frecuencia Sitios tumorales
2
principales
N°
114400 1/500
colon, endometrio,
estómago
Mama, ovario
113705 1/500
próstata, colon
162200 1/3 500
Sistema nervioso,
sitios múltiples
175100 1/10 000
Localización
cromosoma
2p, 3p, 2q, 7p
17q, 13q…
17q
9p, 1p
16p…
114480 1/30 000
colon y recto, 5q
duodeno
Piel
Sistema nervioso,
riñón
Sitios múltiples
101000 1/35 000
Sistema nervioso
22q
180200 1/40 000
Retina, huesos
13q
155600 1/10 000
191100 1/10 000
17p
41
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
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42
EL GENOMA HUMANO
GIOVANNI NERI
7. Asistencia médica para los pacientes
y sus familias
El tema de la asistencia médica
para los pacientes con enfermedad
genética y para sus familiares es árduo porque se refiere a una materia
no codificada de todo. Existen líneas guía suficientemente claras y
compartidas en lo que se respecta el
iter diagnóstico de una enfermedad
genética, incluido el suministro de
test genéticos y otras investigaciones instrumentales, tal como existen
líneas guía para la asesoría genética.
Pero la “asistencia médica” es un
término más global y comprensivo,
no fácil de declinar con respecto a
las enfermedades genéticas. Salvo
en raros casos, los pacientes afectados de enfermedad genética no pueden ser “curados”, es decir curados
de su afección, pero esto no quita
que uno siga ocupándose de ellos.
Podemos decir, empleando una expresión inglesa no fácil de traducir:
we cannot cure, but we can care for.
Generalmente, el cuidado requiere
la acción concertada de muchos y
variados especialistas, tanto del sector estrictamente médico como de
aquel de la rehabilitación, cuyas acciones deben ser coordinadas por
una figura de referencia. Aunque no
necesariamente, esta figura es a menudo la del genetista clínico, que,
por un lado, se relaciona con los colegas especialistas llamados cada
vez en causa y, por el otro, con el
paciente y/o con su familia.
Hay luego otra peculiaridad de
las enfermedades genéticas que,
complica aún más el cuidar, esto es,
que requiere el encargarse no sólo
de la persona afligida, sino de toda
su familia. De hecho, la presencia
de una enfermedad genética en la
familia es percibida casi como una
marca infamante, como una causa
de discriminación social. A esto se
añade el temor de que la enfermedad esté destinada a perpetuarse en
las generaciones futuras, y, por tanto, un sentido de culpa y de inadecuación para procrear.
característicos movimientos coréicos, movimientos involuntarios que
interesan sobre todo las extremidades , como si fuesen aquellos de un
danzador. Se trata, por tanto, de una
afección fundamentalmente neuromuscular, que puede manifestarse
con varios grados de gravedad, de
simples tic, al menos al comienzo,
hasta un movimiento espasmódico
continuo de todas las partes del
cuerpo, que encuentra tregua solamente durante el sueño. A menudo
se asocian también síntomas de tipo
psiquiátrico en la forma de psicosis
y de demencia (Tab. I). No es raro
que estos pobres sujetos pongan
ellos mismos fin a su vida mediante
el suicidio. No hay un tratamiento
eficaz para esta terrible enfermedad, que se presenta tardivamente,
generalmente no antes de los treinta
años y su desarrollo es progresivo.
Esta problemática amplia y compleja no puede ser afrontada por un
solo sanitario, sino requiere una estrategia de acercamiento integrado
y multidisciplinario que ponga realmente como centro de sus intervenciones los intereses del enfermo y
de su familia. Es difícil proporcionar una representación abstracta de
dicha estrategia, también porque,
como hemos recordado al inicio, no
existe un protocolo oficial que la
codifique según cánones precisos.
Por consiguiente, me parece que es
posible ilustrarla mejor a través de
algunos ejemplos concretos, tomados de la experiencia cotidiana.
El primer ejemplo se refiere a una
familia (Fig. 1) en la que se transmite una enfermedad hereditaria
conocida como enfermedad de
Huntington, una condición afortunadamente rara, pero bien conocida, y de las más devastantes. Toma
su nombre del Dr. George Huntington, un médico de familia de Long
Island, que la reconoció en la segunda mitad del Ochocientos y ha
dejado una descripción ejemplar
por su claridad, meticulosidad y
concisión. Es conocida también como corea de Huntington, debido a
Tab. 1 - Enfermedad de Huntington
• Exordio tardivo de los sintomas
• Movimientos involuntarios,
especialmente de las extremidades
• Deterioro mental
• Progresiva atrofia de los núcleos
de la base del cerebro
Fig. 1 - Arbol genealógico de una familia con enfermedad de Huntington.
Símbolos cuadrados: hombres; símbolos redondos: mujeres. Los símbolos
llenos indican individuos clínicamente afectados por la enfermedad.
Los números sobre los símbolos identifican a cada uno de los sujetos.
Los números colocados en la parte baja indican la edad en años.
1
2
I
65
1
II
2
52
1
2
3
50
3
4
46
39
4
5
6
7
III
25
23
19
14
12
9
6
43
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Por consiguiente, tratemos de
afrontar con cierto orden los varios
y complejos problemas que se presentan en esta familia, comenzando
por el núcleo comprendido en el
cuadro de izquierda. Aquí tenemos
a un hombre afectado de 52 años
(II,1), que ha recibido la enfermedad del padre, muerto suicida a la
edad de 65 años (I,1), y que en este
momento tiene tres hijos aparentemente sanos (III,1-3). El primer
problema es el de ocuparse de este
hombre, en el cual los síntomas motorios de la enfermedad son bien
evidentes, pero que aún no han causado una discapacidad. El neurólogo es el primer especialista llamado
en causa, aunque en verdad tiene
muy pocas armas. Algunos medicamentos que tienden al control de los
movimientos involuntarios globalmente tienen escasa eficacia. Otras
sustancias que miran a prevenir la
formación de los daños cerebrales
característicos de la enfermedad,
aún están en fase experimental sobre modelos animales. Importantes,
aunque siempre limitadas, las posibilidades de intervención del psiquiatra o del psicólogo, para tratar
de atenuar la tendencia a la depresión, que por lo general acompaña a
la conciencia de que la enfermedad
es incurable.
La falta de una cura nos lleva a
apuntar sobre todo a la prevención
y, por tanto, a considerar el caso de
los hijos del hombre afectado. Ellos
aún están sanos, pero ante el exordio tardivo de los síntomas y de su
joven edad, no están exentos del
riesgo de haber heredado el gen que
causa la enfermedad y, por lo mismo, de resultar afligidos en edad
más adelantada. Estos jóvenes tienen dos interrogantes que pesan sobre ellos como montañas: si efectivamente desarrollarán la enfermedad o si están con riesgo de transmitirla a sus proprios hijos. En la
actualidad el laboratorio de genética ofrece un test simple y seguro
para dar una respuesta a esta interrogante, un test que revela la presencia del gen mutante incluso antes de la aparición de los síntomas,
se trata pues de un test presintomático (Fig. 2). Pero la sencillez de
ejecución del test no implica que
sea simple la decisión de efectuarlo
realmente. Por el contrario, un test
positivo es como una condena definitiva y es justificado que la perso-
na con riesgo lo rechace, aunque
conocer su status genético resolvería la segunda interrogante, es decir,
si existe o no el riesgo de transmitir
la enfermedad a sus hijos. Por estas
razones es praxis estructurar el proceso decisional si efectuar o no el
test genético en una serie de etapas
de reflexión recorridas con la ayuda
del psicólogo y que no obligan nunca al interesado a conocer el resultado del test, incluso cuando éste ya
haya sido efectuado.
Problemas análogos se encuentran también en el núcleo familiar
circunscrito en el recuadro de la derecha, donde la enfermedad aún no
está presente. El padre de 39 años
(II,4) podría estar aún en fase presintomática. Además, en su caso la
elección de efectuar el test genético
y de conocer el resultado tendría reflejos indirectos también sobre sus
hijos, que implícitamente serían reconocidos como potenciales portadores de la mutación o no. Una razón más para reflexionar atentamente sobre la oportunidad de efectuar o no el test. En lo que se refiere
a los hijos de este hombre (III,4-7),
se excluye que ellos sean sometidos
Fig. 2 - Ejemplo de test
genético-molecular en muestras de
ADN por enfermedad de
Huntington. Los secotres 3, 4 y 7
corresponden a sujetos normales.
Los sectores 1, 2, 5 y 6
corresponden a pacientes afligidos
por la enfermedad.
1
2
3
4
5
6
7
al test, por razones de su menor
edad.
Para concluir, nos encontramos
frente a una problemática extremamente compleja que requiere la intervención de un equipo formado
por al menos cuatro especialistas, el
biólogo molecular que efectúa el
test genético, el neurólogo, el psicólogo/psiquiatra y el asesor genetista, cada uno que trabaja según su
propio papel, pero cuya acción debe
ser perfectamente coordinada, para
evitar que lleguen al paciente, o potencialmente tal, mensajes que no
concuerdan o son contradictorios.
La intervención no puede ser momentánea. Para resultar realmente
eficaz, debe prolongarse en el tiempo. En otras palabras, la familia debe ser tomada en su globalidad, y
cada miembro de ella debe ser seguido según sus particulares exigencias e intereses, que no coinciden necesariamente con los de los
demás miembros de la familia.
Otro ejemplo útil para ilustrar
otras problemáticas conexas con la
asistencia a familias con enfermedad genética es aquel representado
por el síndrome del cromosoma X
frágil, una condición hereditaria
que causa el retraso mental, por lo
general de grado moderado (Tab.
II). El gen mutante responsable,
FMR1, está localizado en el cromosoma X y por tanto la enfermedad
afecta sobre todo a los hombres, a
los cuales lo transmiten las madres
portadoras sanas. Consideramos
una familia (Fig. 3) en la que hay
dos afectados, el tío (II,3) y el sobrino (III,1), y una madre portadora
sana (II,2). Las problemáticas asistenciales y sociales que esta familia
debe afrontar son muchas y complejas. En primer lugar el problema
del diagnóstico. El retraso mental,
que es el signo más característico
del síndrome, en general no es claramente evidente antes de los 24-30
meses de edad. Anteriormente a este período de desarrollo, hacer diagnósticos de síndrome X frágil es objetivamente difícil y, lamentablemente, también después, si no se
tiene un buen conocimiento de este
síndrome. Son muy frecuentes las
historias de familias que por años
vagan de un centro a otro, a veces
también viajan al extranjero, en
busca de un diagnóstico que no se
logra. Con grande gasto de energías
físicas y mentales, a veces con gra-
44
EL GENOMA HUMANO
Tab. 2 - Síndrome X frágil
• Retraso mental
• Hiperactividad
• Defecto de atención
• Comportamiento ansioso
• Hiper-reactividad
• Anomalías físicas modestas
Fig. 3 Arbol genealógico de una
familia con síndrome X frágil.
Los símbolos llenos indican dos
hombres afectados. El símbolo
parcialmente lleno indica una
portadora sana.
1
2
I
1
2
3
4
5
II
1
III
ve perjuicio económico, sobre todo
con el riesgo de que, ignorándose la
naturaleza genética del problema,
inconscientemente se sigan generando mientras tanto otros hijos
afectados.
Una vez más, el caso debe ser
afrontado a través de un acercamiento integrado. El médico que
tiene el primer contacto con el niño,
ya sea el pediatra u otro especialista, debe ser capaz de dirigir la familia hacia un centro donde se efectúe
el test genético que confirma el
diagnóstico sospechoso y, posteriormente, seguir al niño afectado,
confiándolo cada vez a varios
agentes sanitarios, de los médicos
especialistas a los técnicos de la rehabilitación, según las exigencias, y
luego naturalmente entregándolo al
sistema escolar, que cuente con maestros de apoyo adecuados. Este
acompañamiento a la familia está
destinado a ser duradero durante
años, ya que los problemas y las
exigencias mutan con el pasar del
tiempo. Al problema de la inserción
escolar seguirá aquel en el mundo
del trabajo o, en alternativa, al logro
de una pensión de invalidez. Son recorridos difíciles, a menudo cruzados con complejidades burocráticas, que no siempre las familias logran afrontar por sí solas. Sin contar
otras emergencias, de naturaleza
comportamental, que pueden surgir
en las personas afectadas y que requieren intervenciones miradas, a
veces incluso de orden farmacológico.
Y luego está la familia, todos los
demás miembros, muchos de los
cuales se pueden encontrar en una
situación de riesgo genético. Comencemos por la madre del afectado (II,2), portadora de aquella que
en jerga técnica llamamos una premutación. Tiene el riesgo importante de generar otros hijos afectados,
riesgo que el asesor genetista deberá cuantificar exactamente y explicarlo con claridad. Asimimo, deberá ilustrar la opción del diagnóstico
prenatal en caso de embarazo. Lo
cual abre otro escenario denso de
dudas, de incertidumbres, de dilemas morales, que por enésima vez
requieren que se intervenga en sostén de la libertad de elección por un
lado, de la sacralidad de la vida humana, por el otro. Como si no bastara, esta mujer puede tener también
otro problema que afrontar, el de
una posible menopausa precoz, relativamente frecuente en las portadoras de una premutación y, por
tanto, deberá ser dirigida al especialista competente en materia. La hermana menor (II,5), no habiendo tenido aún hijos, en particular hijos
afectados, no es obligatoriamente
una portadora sana, pero ciertamente es a riesgo de serlo. Como tal, tiene el derecho de ser informada debidamente sobre la posibilidad de
efectuar un test genético para acertar el eventual estado de portadora.
También el hermano sano (II,4)
puede ser portador de una premutación del gen FMR1, lo que de por sí
no comporta el riesgo de tener hijos
afectados – a lo más, sólo hijas portadoras sanas – sino el de desarrollar, en edad más adelantada, un síndrome de tipo parkinsoniano, a veces también con demencia.
La ilustración de estos dos casos
emblemáticos demuestra la complejidad de los problemas, tanto sanitarios como sociales, que acompañan a los afectados por una enfermedad genética y a sus familiares, y
pone sobre la mesa la exigencia de
afrontar estos problemas con intervenciones que al mismo tiempo sean específicas, eficaces y soportables económicamente. Lo cual ciertamente es más fácil decirlo que ha-
cerlo. El sistema sanitario nacional
y el de los apoyos sociales son un
patrimonio de gran valor para nuestro país, pero son la clásica frazada
corta, que termina siendo jalada
mayormente hacia los sectores que
tienen mayor representación social.
En campo sanitario baste pensar en
los enfermos de cáncer: en aquel
social, a los ancianos. Las enfermedades genéticas son afortunadamente raras, pero esta fortuna se
cambia en mala suerte para quien
está afectado, porque su problema
tiende a ser olvidado o pasar en segundo orden con respecto a problemás más urgentes y prioritarios.
Afortunadamente una gran ayuda
es proporcionada por las mismas familias, que se reunen en asociaciones de apoyo, con el objetivo de hacer conocer mejor las enfermedades
genéticas que les afligen, a asistirse
recíprocamente, a llevar adelante la
propia causa ante las instituciones,
a promover la investigación.
Esto no quita que la cuestión de la
asistencia a las familias con enfermedad genética sea seria y no pueda
ser ignorada. Estamos reunidos en
esta Conferencia Internacional para
hablar de genoma humano partiendo de la definición de salud como
“tensión hacia la armonía”, que
precisamente en el genoma humano
tiene fu fundamento. Si a lo largo
de la historia natural de la humanidad, o en el curso de la vida de un
solo individuo, se introducen en el
genoma elementos de desequilibrio
que causan enfermedad y sufrimiento impidiendo o deteniendo el alcance de la armonía, será tarea nuestra y nuestro deber preciso corregir
esta anomalía con los medios lícitos
que la ciencia y la naturaleza misma
ponen a nuestra disposición. Para el
futuro esperamos terapias génicas
eficaces. Lo cual no no exime de
pensar al hoy y a la responsabilidad
de realizar otras intervenciones que,
por cuanto paliativas y provisorias,
sin embargo son lo mejor que por el
momento podemos y debemos dar a
nuestros hermanos menos afortunados. Es una tarea que incumbe a cada uno de nosotros individualmente
y a la sociedad en su globalidad.
Prof. GIOVANNI NERI
Instituto de Genética Médica,
Universidad Católica del S. Corazón,
Facultad de Medicina y Cirugía
“A.Gemelli”,
Roma, Italia
45
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
AUBREY MILUNSKY
8. El juicio, el error y la negligencia en los
aspectos genéticos de la medicina materno-fetal
Aparentemente, Giano, el dios
mítico de los antiguos romanos, tenía la habilidad de mirar al mismo
tiempo en dos direcciones opuestas. Las dos capacidades de previdencia y del juicio retrospectivo
difundirían una luz milagrosa en la
práctica de obstetricia, en la perinatología y en particular en la genética clínica. En vista de que no
contamos con un don de este tipo,
tenemos que tener en cuenta nuestras limitaciones intrínsecas cuando tratamos de alcanzar un juicio
bien fundamentado.
Entre las diferentes definiciones
de juicio, ya sea en sentido bíblico
o no, están las exhortaciones y las
invocaciones a la sabiduría, al discernimiento, a la discreción, al conocimiento, a la comprensión y al
buen sentido. Una parte integrante
de la definición lógica de juicio es
la acción necesaria de la mente que
por lo menos entiende la relación
que existe entre dos objetos del
pensamiento. Los ingredientes clave que son necesarios para lograr
un juicio bien fundado incluyen
sabiduría, conocimiento y experiencia. Mientras el conjunto del
conocimiento es un reto que dura
toda la vida, la necesidad de la sabiduría no es inevitable. Sir William Osler capturó la esencia de la
diferencia:
“El conocimiento es el orgullo
de haber aprendido mucho:
La sabiduría es la humildad de
no conocer lo suficiente”.
Definitivamente, una síntesis de
conocimiento y experiencia impregnada de sensibilidad y de intuición en la condición humana
puede estimular la necesidad de la
sabiduría. En el mundo en que vivimos, bajo una forma u otra la
práctica clínica de la medicina, en
nuestro caso la medicina materno-
El juicio
incidir de modo crítico en las decisiones.
Las percepciones del riesgo varían de un individuo a otro. Un
porcentaje del 10% de riesgo que
ocurra un acontecimiento adverso,
es altamente inquietante para algunos, mientras que otros lo ven como problema insignificante. No es
raro que un médico y su paciente
tengan una visión totalmente diferente de los riesgos por afrontar.
La práctica de obstetricia y de
perinatología están ligadas también con la salud genética fetal,
evocando una ola de requisitos para una válida decision-making. La
constante focalización en la práctica clínica se concentra en el conocimiento real y en la experiencia
clínica.
Existe un considerable abismo
entre los elementos prácticos necesarios en la decision-making en especial ante una situación de riesgo,
y los antecedentes conocidos para
formular un juicio válido. Por lo
general se ha hecho poco para educar a nuestros médicos a estos precedentes necesarios. No hemos dado la debida importancia al hecho
de proporcionarles una guía enunciada de modo claro sobre estos
factores que influyen en el juicio
discrecional y en las deciciones a
tomarse. ¿Puede recordarse un
médico la instrucción formal sobre
elementos fundamentales del juicio clínico, la génesis, o el hecho
de evitar los errores? Los médicos
que deben tomar decisiones en circunstancias de emergencia que
comprenden los dolores y el parto
o la gestión de posibles (o reales)
anomalías fetales, deben haber sido educados en los factores – más
allá del conocimiento y de la experiencia – que, potencialmente,
pueden influir en el pensamiento e
También el tipo de personalidad
puede influir de manera importante en la percepción de riesgo y en
la probabilidad. Sabemos que hay
individuos que aceptan el riesgo
más que otros, y efectivamente
hay genios que parecen mostrar
que ciertos individuos están en
búsqueda de novedades (o personas que aceptan el riesgo de modo
elevado). Estos mismos individuos pueden llegar a conclusiones
de certeza en contraste con sus colegas más prudentes que pueden
permanecer inciertos. Es probable
que este tipo de personas que
aceptan el riesgo manifiesten una
excesiva seguridad cuando en realidad podría ser más adecuada
cierta inseguridad. Los individuos
fetal, y la genética clínica, requiere
la adquisición constante y la aplicación de estas cualidades.
La supervisión de los doctorados de duración más larga permite
un rápido entrecruce de estas cualidades, lo que es de buen auspicio
para la mejora de los cuidados médicos.
46
(incluidos algunos médicos) que
presentan estas características de
personalidad tienen menos probabilidad de reconocer rápidamente
un peligro creciente (o el riesgo
para el paciente o para el feto) y
tienen menos probabilidad de solicitar ayuda o una consulta. Las valoraciones de riesgo son falibles y
el grado de falibilidad puede ser
considerable. Lamentablemente,
hay quien puede tener una escasa
valoración del riesgo y una gran
presunción, lo cual ocurre en particular con quienes tienen límites
para reconocer sus propias capacidades.
Además, los errores de juicio
pueden ser una consecuencia porque no se reflexiona suficientemente. El hecho que no se encuadra la cuestión de modo preciso, o
de reconocer el riesgo específico
de modo oportuno, a menudo puede constituir la base de la consiguiente catástrofe. Examinad la
presente narración:
“La señora L., de 22 años, sufría
de hemorragias intermitentes durante el embarazo. En el momento
del parto en el hospital tuvo una repentina hemorragia vaginal y se
volvió hipotensa y anémica. El
monitoreo fetal electrónico registraba un latido cardiaco fetal de 50
– 60 latidos por minuto.
Se le practicó una anestesia epidural (desaconsejable en caso de
emergencia) y se le practicó el
corte cesáreo. Al nacer, HL no tenía ningún latido cardiaco y no
respiraba, era azul y sin vigor, tenía acidosis metabólica, anemia,
un bajo número de plaquetas (que
requería una transfusión de plaquetas) y un conteo muy elevado
de células nucleadas de sangre. Se
pusieron en acto medidas de reanimación de emergencia dentro de
un minuto del nacimiento. La debilitación del riñón (anuria) se volvió evidente y el examen ecográfico mostró una necrosis cortical y
tubular aguda, y a HL se le practicó la diálisis peritoneal. Además,
HL sufría de edema pulmunar y
hemorragia, y desarrolló una insuficiencia respiratoria. El estado de
HL al nacer era patognónico de
una grave y prolongada hiposia
iniciada por lo menos durante los
dolores y el parto.
Al contrario de las expectativas,
los riñones no se repusieron, la
EL GENOMA HUMANO
diálisis peritoneal prosiguió y fue
claro que para sobrevivir el niño
habría tenido necesidad de un trasplante. A la edad de diez meses, los
estudios por imágenes efectuados
en su abdomen revelaron un tumor
extendido (neuroblastoma) de la
glándula suprarenal adyacente a
un riñón. Tanto el tumor como el
riñón adyacente fueron extraidos
quirúrgicamente. El riñón débil
que quedó era causa de presión alta. Al final se puso remedio sometiendo al niño a un trasplante de riñón donado por su padre.
Según los padres, los riñones
del niño habían sido dañados por
la hiposia durante las contracciones y el parto, contrariamente a la
posición de la defensa que afirmaba que la causa no habría sido la
falta de oxígeno, pues su desarrollo intelectual era perfectamente
normal y no habían complicaciones neurológicas.
Con los nuevos conocimientos,
hoy sabemos que el neuroblastoma
es un tumor embrional que tenía
que estar presente ya desde el nacimiento, escondido por la producción excesiva de adrenalina debido
a la estimulación de la hiposia y
estimulada posteriormente por el
suministro de fármacos afines a la
adrenalina empleados para reanimar a HL. Todos estos agentes deben haber dañado gravemente el
abastecimiento de sangre a los riñones y haber causado un daño
irreversible”.
Al afrontar la complejidad del
cuerpo humano, se pueden presentar malos funcionamientos inesperados y cruciales. Una tendencia
para sobrevalorar la probabilidad
de factores conjuntivos y a subvalorar la problemática de eventos
disyuntivos favorecerá invariablemente un inconveniente. Existe la
tendencia general de subvalorar
las probabilidades de insucesos en
sistemas complejos. Peor aún, es el
hecho que algunas personas (incluidos los médicos) se consideran
personalmente inmunes de ciertos
riesgos, creyendo que a ellos “no
le sucederá”. Existe también en las
personas una tendencia natural de
ver lo que se espera ver, en vez de
lo que es abiertamente evidente. Y
este es un problema intrínseco y
una causa importante de error médico. Muchos otros factores, que
no hemos examinado en esta sede,
incluyen entre otros la influencia
del estado de ánimo, del cansancio, de una personalidad depresiva
u optimista, así como de la emotividad sobre la capacidad de tomar
decisiones. Lo que es claro, sin
embargo, es la necesidad de educar a nuestros estudiantes de medicina y a los practicantes sobre los
factores antecedentes que no son
reconcidos de otro modo, que influyen involuntariamente en su capacidad de tomar decisiones que,
al final, se demostrarían dañinas
para los pacientes.
Decisiones de los pacientes
Frente a graves decisiones que
se refieren a la salud, también los
pacientes pueden alcanzar conclusiones no esperadas. Genetistas
clínicos con cierta experiencia han
visto a parejas que, no obstante
fuese elevado el riesgo, habían tenido, por ejemplo, tres niños con
fibrosis quística o con el síndrome
de la X Frágil. Los genetistas clínicos en el mundo occidental adhieren a un consenso de asesoría cohercitiva, no directiva. De este modo, no hay “decisiones equivocadas”, ya que la autonomía del paciente y el médico ponen en evidencia los principios éticos clave y
universales. No obstante esto, en
lo que se refiere a la fidelidad a la
autonomía del paciente, hay un
claro reconocimiento de los factores que influyen en las decisiones
tomadas por los pacientes frente a
un riesgo serio.
Entre estos factores clave tenemos: el nivel de instrucción y de
conocimiento, el credo religioso,
las características de la personalidad (personas que se asumen los
riesgos y las que están poco dispuestas a afrontarlos), el modo de
entender las probabilidades, la percepción de un inesperado peso
provocado por la enfermedad/por
el defecto, el grado de ansia y la
experiencia precedente de un niño
enfermo.
Considerados los factores que
influyen en las decisiones de parte
de los futuros pacientes en lo que
respecta a enfermedades genéticas
graves o fatales, una estrecha adherencia a un tipo de asesoría genética no paternalista y sin prejuicios, sigue siendo un estándar en el
mundo occidental.
47
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Error y negligencia
El American Institute of Medicine, hacía notar en su publicación
“To err is human: Building a safer
health system” (“Errar es humano:
crear un sistema sanitario más seguro”) que cerca de 98,000 personas mueren cada año en Estados
Unidos debido a errores médicos.
Además de la incredulidad, una
respuesta era reprochar toda negligencia que se puede atribuir a un
simple error humano, actuando en
un sistema considerado intrínsecamente riesgoso. Parece haberse
tratado de modo insuficiente el
punto que un sistema operativo
fuese ideado por el hombre. La
opinión de James Reason es que,
dado que los errores son ampliamente involuntarios, es difícil controlar lo que las personas no desean hacer. Este tema deja de lado el
reconocimiento de la importancia
de una planificación anticipada y
un claro conocimiento de las oportunidades que existen para evitar
los errores, que por cierto son involuntarios, pero no inevitablemente sorprendentes. De modo
que se habrían podido prever, evitar o prevenir muchos errores.
En el campo de la medicina materno-fetal existe en Estados Unidos una superabundancia de causas legales por negligencia médica, y en otros países estas causas
están aumentando. En este ámbito
tiene efecto un amplio conjunto de
factores, que no se puede tratar en
esta sede de modo completo. Los
factores iniciales que llevan a una
causa legal son el fuerte deseo del
paciente de culpabilizar a alguien
por el hecho adverso, inculpar,
castigar, buscar un resarcimiento o
aconsejar a otros para que se protejan. A menudo, el paciente o la familia manifiestan rabia contra los
hechos que han llevado al resultado adverso. Además, la escasez de
comunicaciones y la falta de relación con los médicos echan leña al
fuego. A veces la percepción de los
acontecimientos que tiene el paciente no es realista, pero a menudo hay escasa comunicación, especialmente en lo que se refiere al
conocimiento de los riesgos y con
respecto a la duda y a la incertidumbre. En el contexto de la genética clínica en medicina maternofetal, el médico favorece la inter-
vención legal cuando hay una falta
en la formulación de un diagnóstico que tiene como resultado la
muerte o la discapacidad, cuando
hay falta de comunicación o negligencia al efectuar el tratamiento o
la gestión que era de esperarse. Lo
que sigue es un pequeño examen
meticuloso de algunas de estas faltas.
La falta de formulación de un
preciso diagnóstico, no significa
de suyo negligencia. Pero si de
cualquier modo deriva un daño para el individuo, la familia o la prole, se puede llegar a una conclu-
verificación necesaria y uniforme
de obvias tentativas que procuran
alivio. En ese caso, un obrero que
trabajaba en los remolques no usó
la radio receptora que estaba a su
disposición y que habría advertido
de la inminente llegada de la tempestad antes de que hubieran pérdidas. El famoso Juez Learned
Hand opinó que “hay precauciones tan imperativas que ni siquiera
el descuido universal puede justificar la negligencia”. Por tanto, las
decisiones de la corte han conservado la opinión que los médicos
tienen “el deber de estar a la altura”. Otros antecedentes han surgido de una decisión de 1996 de la
Corte Suprema del Wisconsin que
afirmó: “Un médico razonable-
sión de negligencia. La negligencia no se puede deducir necesariamente de un resultado desfavorable. Además, los médicos no detienen el estándar de la perfección.
Antes bien, la ley común en la mayoría de los países occidentales
considera que los médicos están a
la altura de los cuidados que se espera recibir. Esto refleja lo que un
médico común y prudente haría razonablemente en semejantes circunstancias. Yendo más allá del estándar del médico razonable, prudente y común, uno espera que los
médicos incluyan tentativas que
son muy importantes y que no se
pueden ignorar. El famoso caso de
T. J. Hooper, de 1932 en Estados
Unidos, fue el escenario para una
mente competente es aquel que se
mantiene al nivel de los progresos
en campo médico” y, por consiguiente, la corte informó a la juría
de dicha obligación.
Un ejemplo de diagnóstico equivocado que ha terminado en un
proceso legal es el de una familia
que ha tenido tres hijos con el síndrome de la X Frágil. La falta de
diagnóstico sobre esta enfermedad
en los primeros seis años del primer hijo no ha permitido que los
padres evitaran tener otros hijos
afectados por este síndrome de retraso mental. La doctrina legal que
lleva adelante la opinión del reclamante es llamada “Pérdida de
oportunidad” que, en la sustancia
priva a individuos y a las familias
Falta de formulación
de un diagnóstico
48
de las oportunidades de evitar o
prevenir una enfermedad grave, un
handicap o la muerte. En esta línea, pero con otras conexiones, ha
tenido lugar la siguiente causa:
La hija de un hombre que había
desarrollado poliposis adenomatosis familiar (cáncer del colon)
ha citato a juicio al médico de familia por no haberla informado de
tener el 50% de riesgo de desarrollar la misma forma genética de
cáncer del colon y de que fuese necesario estar bajo control. De hecho, también la mujer fue afectada
por el mismo tipo de cáncer.
Este caso inició la extensión de
la responsabilidad en el contexto
del diagnóstico genético. Los médicos son vistos como los que tienen responsabilidad y tareas suplementarias al menos para advertir a
los parientes más estrechos del paciente sobre los riesgos que pueden poner en peligro la vida. Puede
nacer una extensión de estos deberes si continuarán los sensacionales progresos en el campo de la genética humana. Las responsabilidades se pueden transmitir a los
genetistas y a otros médicos que
deberán recontactar a los pacientes
para quienes han desarrollado nuevos test diagnósticos y prenatales.
Los progresos tecnológicos, incluidos los que se usan en la gestión del embarazo, han abastecido
enormes beneficios a muchos pacientes. Sin embargo siguen aconteciendo importantes insucesos en
la ejecución de procedimientos y
en el campo de los análisis mediante imágenes.
Durante un embarazo normal,
un examen ecográfico de nivel II
efectuado a cerca de 16 semanas
ha tenido un éxito normal. Al nacer, el niño no tenía los brazos o
las piernas.
En estas circunstancias, a la
Iglesia, pero también a los genetistas, a menudo se les pregunta, especialmente de parte de muchos
fieles practicantes: “¿Dónde estaba Dios?”
Counselling genético
y falta de informaciones
Una adecuada información respecto a las enfermedades genéticas, los riesgos, los test y el tratamiento, requiere un entendimiento
sofisticado de la condición huma-
EL GENOMA HUMANO
na que va más allá del profundo
conocimiento de la genética clínica. Los especialistas en varios
campos de la medicina proporcionan involuntariamente una asesoría de tipo genético sólo para darse
cuenta, en un segundo momento (a
menudo frente a la propia mortificación y a la consternación del paciente), que muchos problemas a
los que habría debido dedicarse, o
habían escapado totalmente a su
atención, o no los conocían. Al
menos en Estados Unidos, el counselling genético es proporcionado
ante todo por la American Board
of Medical Genetics, certificado
por genetistas clínicos y por counselors de genética. Los ejemplos
de insucesos abundan.
Un ginecólogo ha hecho nacer a
un niño al que se le había diagnosticado la enfermedad de riñón policístico. Ha comunicado a la madre que habría tenido una probabilidad sobre un millón que esto
habría podido suceder incluso teniendo otro niño. Mientras tanto el
primer hijo murió. Seguidamente
la mujer tuvo otro hijo igualmente
enfermo y murió. Para esta enfermedad autosómica recesiva, ¡el
porcentaje de riesgo es del 25%!
Han acontecido varios casos en
los que el médico no ha puesto
atención en la etnicidad de la familia. Dichas negligencias han tenido
como resultado que no se efectuaran los test carrier propuestos para
enfermedades específicas de un
grupo étnico, incluido el síndrome
de Dresbach, la enfermedad de
Tay-Sachs (judíos Ashkenazi) y la
β-talasemia (italianos y otras poblaciones mediterráneas). El hecho de no descubrir que ambos pa-
dres son portadores (con el 25% de
riesgo de tener hijos enfermos) ha
tenido como resultado el nacimiento de niños con una de estas
enfermedades específicas.
La falta de comunicación se
puede verificar también entre los
médicos.
Una mujer ciega se había presentado para una visita obstétrica
de routine. Sus ojos habían sido
extraidos cuando aún era niña.
Había sido adoptada en su primera infancia y no tenía ninguna idea
del por qué esta estracción. Su médico no le preguntó cuáles habían
sido las causas de su ceguera, y
por tanto la mujer dio a luz a un
niño al que se le diagnosticó, a la
edad de nueve meses, un retinoblastoma bilateral (cáncer genético del ojo).
En efecto, había el 50% de probabilidad de que esta mujer habría tenido un hijo afecto por retinoblastoma. También los ojos de
ese niño fueron extraidos quirúrgicamente.
Cuando los médicos son obstaculizados por la exposición del paciente y ante la falta de diagnóstico, hay que tener en cuenta o referir (además de la sensibilidad de
averiguar las causas de la ceguera
de la mujer), sobre todo por qué se
han catalogado cerca de 9,000 enfermedades genéticas. El problema no es la omisión cuando se formula un diagnóstico de enfermedad genética rara. Antes bien, es el
hecho de no haberse consultado o
no haber mencionado el problema.
Ante las modernas complicaciones en la práctica de la medicina,
no es raro para un paciente ser curado al menos por dos médicos.
Parecería obvio que dichos médicos estén en contacto entre sí cuando atienden al mismo paciente.
Una paciente con epilepsia se
presentó para una visita obstétrica
de rutina. El medicamento anticonvulsión que tomaba era el ácido valproico. Se conoce que este
medicamento provoca embriopatía valproica, y había sido prescrito por su neurólogo. Su ginecólogo, sin ponerse en contacto con el
neurólogo de la mujer, pensó que
se habían efectuado cambios en el
tratamiento farmacológico de la
mujer. Nunca hubo una comunicación entre los dos médicos y la mujer dio a luz un niño con una grave
49
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
espina bífida, hidrocefalia y con
retraso mental debido a esta medicina.
Insucesos gestionales
No es raro que los detalles más
pequeños que requieren atención
sean dejados de lado, con consecuencias catastróficas. Mientras
los errores en el “sistema” a menudo son considerados culpables, los
insucesos médicos se deben a una
combinación de dependencia de
los demás, del cansancio, del sufrir
repetidos ataques, y por la falta de
atención.
Una mujer fue sometida a amniocéntesis para estudios genéticos prenatales porque tenía el
25% de probabilidad de tener un
hijo con la fibrosis quística. El formulario de solicitud, llenado por
el técnico de ultrasonidos, no pe-
día el test de ADN específico para
la fibrosis quística que, por tanto,
no se efectuó. El niño nació con
una grave fibrosis quística. Un caso como este refleja la falta de una
organización específica y por haberse ordenado un test para miopatia miotubular vinculada con el
cromosoma X luego de la amniocéntesis para estudios prenatales y
por tanto el niño nació con esta
enfermedad letal.
La incertidumbre invade virtualmente todo aspecto de la vida y
contra ella debemos combatir. La
percepción de la realidad y del
riesgo de parte del paciente puede
reflexionar expectativas no realísticas sin conocer el cálculo estándar de las probabilidades, o las leyes sobre la teoría de la probabilidades. La duda y la incertidumbre
pueden dejar su marca indeleble en
nuestra vida cotidiana, pero conocemos las oportunidades para interpretar sabiamente los hechos y
para compartir las informaciones.
Ciertamente una planificación anticipada y el ser previdentes podrían disminuir de manera considerable la frecuencia de errores no intencionales, aumentado por cierto
la seguridad de los pacientes. Los
progresos en el campo de la genética humana presentan un nuevo
acercamiento al bienestar del género humano. Debemos lograr que
estas oportunidades tengan lugar
de modo ético y con el necesario
buen sentido.
Prof. AUBREY MILUNSKY
Profesor de Genética Humana,
Pediatría, Patología, Ginecología
y Obstetricia
Director del Centro
para la Genética Humana
Universidad de Medicina de Boston
50
EL GENOMA HUMANO
CHRISTINE M. ENG
9. Desarrollo de test diagnósticos
para enfermedades genéticas
Introducción
El test genético lo podemos definir como un análisis de laboratorio
destinado a identificar anomalías
que causan o que probablemente
causarán una determinada enfermedad. El análisis puede tener como finalidad descubrir anomalías
del ADN, del ARN, a nivel cromosómico o bioquímico.
Existen muchos tipos de test genéticos. Entre ellos tenemos los
test clínicos diagnósticos de exclusión o de confirmación en los que
el diagnóstico de un síndrome genético se hace basándose en señales y síntomas clínicos y se aconseja el test para confirmar el diagnóstico. Para los test genéticos pre-sintomáticos, donde generalmente
hay una historia familiar conocida
de una enfermedad de surgimiento
tardío como la enfermedad de
Huntington, el test es necesario para determinar si un individuo asintomático esté bajo riesgo de desarrollar la enfermedad. Los test genéticos pre-sintomáticos se pueden
aplicar también a los test genéticos
del cáncer, cuando un aumentado
riesgo de cáncer familiar se puede
asociar con la presencia de una
mutación genética BRCA1 o BRCA 2. Por lo general, los test genéticos pre-sintomáticos no se efectúan en los menores, salvo que una
intervención de tratamiento o un
protocolo de screening se instituyan en edad precoz en individuos
en los cuales se ha descubierto que
pueden estar en riesgo. La farmacogenética, o un test genético para
pronosticar la respuesta a una terapia específica es un instrumento
emergente para optimizar el tratamiento médico de una persona. El
test del portador determina si un individuo ha heredado un par de la
mutación genética, y puede ser solicitado de acuerdo con la historia
familiar de una enfermedad genética conocida o sobre la propensión
étnica a ciertas enfermedades genéticas, como la enfermedad de
Tay-Sachs en la población judía
Ashkenazi, la anemia falciforme
en los individuos de descendencia
africana o la beta-talasemia en los
mediterráneos. Generalmente, se
efectúa el test portador para determinar el riesgo reproductivo de la
pareja de tener un niño con una enfermedad específica. El test genético prenatal se requiere cuando se
nota que el feto en un embarazo
tiene un riesgo de enfermedad mayor de aquel de la población general. El diagnóstico genético pre implantación se realiza luego de la fecundación in vitro para diagnosticar una enfermedad genética en un
embrión antes de ser implantado.
Por lo general, el screening del recién nacido se prevé a nivel estatal
para identificar enfermedades genéticas específicas para las cuales
la identificación precoz y la puesta
en marcha de un tratamiento son
fundamentales para un buen éxito.
Los ejemplos incluyen los disturbios del metabolismo como la fenilketonuria y la galactosemia.
Los progresos en todos los aspectos de la genética han llevado a
un rápido aumento del número de
enfermedades genéticas para las
que es posible efectuar el test, así
como ha aumentado el número de
laboratorios que pueden efectuar
dichos test, que se pueden basar en
el ADN, en el fenotipo o en los cromosomas.
La reglamentación para los test
genéticos tiene lugar en muchos niveles. Ante todo, las agencias de
gobierno pueden imponer qué tipo
de test genéticos se pueden realizar. La americana FDA controla la
difusión de kit disponibles comercialmente para efectuar test genéticos. También las compañías de se-
guros proporcionan un mecanismo
con el fin de rever los test genéticos indicados a nivel clínico. Las
sociedades que obran en campo
profesional estudian el desarrollo
de nuevos test y ponen a disposición una guía a los agentes sobre
las formas más adecuadas para
ofrecer test. También es importante
la preferencia del paciente por los
test genéticos ya que todos los pacientes deben comprender los riesgos y los beneficios del test antes
de emprender el procedimiento.
Generalmente, se requiere el consenso informado para realizar los
test genéticos.
¿Por qué es importante que los
pacientes cuenten con un diagnóstico definitivo, obtenido mediante
un test genético? La información
es la base para la herencia, para el
riesgo recurrente y para el pronóstico. Para muchos pacientes, se necesitan muchos años y varios test
antes de llegar a formular un diagnóstico. Por tanto, cuando se llega
a un diagnóstico específico, se alivia la incertidumbre y el riesgo de
someterse a muchas sesiones de
test diagnósticos, sean o no invasivos. Y al final, un diagnóstico específico – en contraste con un diagnóstico no específico – puede contribuir para obtener servicios sanitarios y escolares. Por ejemplo, la
confirmación del diagnóstico del
síndrome de Prader-Willi puede
ayudar a las familias a recibir los
servicios necesarios como la intervención en el campo escolar y una
asesoría sobre la dieta y el tipo de
nutrición que se debe seguir.
Hay varios métodos moleculares para descubrir las mutaciones,
que pueden ser un cambio de una
sola base en una secuencia del gen
hasta rearrangements (Mb) del
DNA genómico. El nivel de la determinación genómica de métodos
moleculares y de la citogenética
51
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
clásica representan las dos extremidades de la gama. Más recientemente, los métodos citogenéticos
moleculares híbridos han proporcionado modelos extraordinarios
para colmar la separación. Esta
presentación proporciona una visión de conjunto de los métodos
analíticos actuales que se basan en
el ADN, están en evolución y se
pueden aplicar a todos los tipos de
test genéticos, con particular énfasis en la hibridación genómica
comparativa basada en array
(array-CGH) para descubrir aumentos o pérdidas desequilibrados
de regiones genómicas que provocan enfermedades genéticas reconocidas clínicamente.
Visión de conjunto
de los métodos actuales
de test sobre el ADN
Los puntos de mutación conocidos se pueden identificar empleando varios métodos genotípicos de
detección basados en la amplificación PCR seguida por la resolución
de los alelos normales y mutados.
Las mutaciones del gen que no se
conocen a priori se pueden descubrir con métodos de escansión de
la mutación como el análisis heterodúplex. La técnica ‘gold standard’ para identificar los puntos de
mutaciones es considerada como
una secuenciación del ADN. Am-
plios órdenes del ADN se pueden
descubrir con el clásico análisis
Southern y con PFGE (pulse-field
gel electrophoresis). Los métodos
PCR- dependientes también están
disponibles para el análisis del dosaje del gen.
Convergencia del diagnóstico
molecular y citogenético
Las alteraciones genómicas se
pueden resolver en varios niveles
usando los métodos molecular, citogenético y molecular-citogenético. Por un lado, la secuenciación
del ADN resuelve mutaciones de
bases individuales en las regiones
que se acercan a las 1000 bases por
lectura. Por el otro, el cariotipo con
banda G descubre los reordenamientos cromosómicos a nivel de
~4 megabases. Los reordenamientos intermedios se pueden descubrir con la hibridación in situ de la
fluorescencia (FISH) con sondeo
del ADN que va de ~40 a 250kb
[4]. De todos modos, la FISH tiene
una capacidad limitada para pasar
simultáneamente por el tamiz
grandes regiones genómicas.
El análisis múltiple se ha facilitado mucho gracias a la hibridación genómica comparativa (CGH)
en cromosomas metafase, empleado inicialmente para descubrir desequilibrios cromosómicos en el
cáncer [10], más adelante el análisis CGH ha sido aplicado a clonaciones del ADN ordenadas en lánimas de vidrio más que expansiones
de la metafase (array-CGH).
El ADN genómico del paciente y
el normal están clasificados con
varios colores fluorescentes y cohibridizados en microarray del
ADN, y las relaciones de fluorescencia del color indican un respectivo aumento o pérdida de los clones específicos [11, 12].
El array-CGH que emplea micro-arrays que contienen clones
genómicos de amplia inserción como BAC, PAC, y clones cósmidos
son adecuados para el descubrimiento de alteraciones de un solo
par. El resto del material de esta
presentación se ocupa del microarray BAC, al que se hace referencia también como análisis microarray cromosómico (CMA).
Los métodos de corte microarray se han desarrollado muy bien
cuando el ADN activado se impri-
me en una superficie de vidrio natural para producir arrays con pequeñas cantidades uniformes para
una cuantificación precisa [35],
mientras otros métodos fijan el
ADN en láminas de vidrio tratadas
químicamente. El CMA ha sido legitimado clínicamente en nuestra
institución como método de elevado éxito para examinar los cambios
occuridos en regiones cromosómicas asociadas con más de 70 enfermedades específicas y 41 regiones
subteloméricas [38]. El fragmento de CMA clínico está proyectado
para proporcionar una elevada sensibilidad para identificar enfermedades bien definidas, mientras al
mismo tiempo reduce a lo mínimo
el descubrimiento de variaciones
de importancia clínica incierta. El
array revela también algunos desequilibrios que no habían sido revelados antecedentemente por el cariotipo convencional.
Un ejemplo de análisis CMA en
un niño con retraso global en el desarrollo y en el lenguaje y con rasgos dismórficos ha llevado al descubrimiento de una delección al
cromosoma 1p36.
La mayoría de los casos clínicos
se han desarrollado empleando un
array actualizado (versión 5) que
contiene 860 clones que miden regiones genómicas para más de 70
enfermedades genéticas conocidas
y 41 sub-regiones subteloméricas.
En nuestro laboratorio se han
analizado hasta hoy más de 1205
casos.
Se han identificado alteraciones
génicas en 83 de 1205 probandos
(6,8%) sin relaciones de parentela
con discapacidades mentales, disformismo y otras anomalías, la mayoría de las cuales habían sido sometidas a pruebas de laboratorio
genéticas antes del test CMA. Los
resultados globales que derivan de
más de 1200 estudios CMA en
nuestra institución (probandos y
miembros familiares suplementarios) se almacenan continuamente
en un data base interactivo, que
constituye un precioso recurso basado en la actual experiencia clínica de laboratorio.
Complejidad de los polimorfismos
del número de pares genómicos
La variación genética ha sido
bien documentada en el genoma
52
humano. Variaciones en amplia escala (LCV) o los polimorfismos
con número de copias (CNP) que
van de 100kb a 2 Mb han sido definidos empleando métodos moleculares. Es posible que estas variantes puedan representar la punta del
iceberg en la variación genética humana [44]. Cuando analizamos el
genoma en su conjunto, debemos
estar atentos para interpretar los
cambios, que pueden ser mutaciones benignas o realmente relacionadas con la enfermedad.
En la citogenética clínica, se ha
aceptado ampliamente que el descubrimiento de una anomalía cromosómica establece la causa de un
fenotipo clínico. Esta convicción
se ha reforzado a lo largo de los
años por la asociación repetida de
un determinado descubrimiento citogenético con un fenotipo diferente. Sin embargo, el análisis microarray con mayor resolución llega a
descubrimientos atípicos cuya interpretación clínica se complica
por variantes polimórficas debido
al número de copias. Por tanto, es
difícil distinguir entre causantes de
la enfermedad y variaciones genómicas benignas obtenidas con
CMA, en el mismo modo en que
las variaciones son diferentes de
polimorfismos en los análisis de
secuencia del ADN clínico. Una
verificación en database disponibles de variaciones genómicas anteriormente documentadas de número de copias, y posteriores examenes en muestras de los padres,
pueden ser aproximaciones muy
útiles para interpretar la importancia clínica de nuevos descubrimientos clasificados con el CMA.
Aplicación del Array CGH
en pruebas clínicas de laboratorio
El empleo clínico del array CGH
podría representar una transición
revolucionaria de un test diagnóstico molecular de enfermedades de
un único gen al screening molecular para enfermedades genómicas
poligénicas.
Counselling
Se requiere un programa de
counselling genético global, para
proporcionar a los pacientes una
educación pre y post-test y un soporte importante a este nuevo programa de pruebas. Como parte del
procedimiento del consenso infor-
EL GENOMA HUMANO
mado, el paciente debe tener conocimiento de ciertos procedimientos
que incluyen: a) test CMA, proyectado para identificar anomalías genómicas de número de pares, pero
no reordenamientos equilibrados o
mutaciones puntiformes en los genes enfermos; b) las porcentuales
de descubrimiento varían para las
enfermedades identificadas con
CMA, dado que los reordenamientos genómicos influyen en porcentuales variables de mutaciones totales por cada gen enfermo; y c) el
CMA es capaz de descubrir anomalías nuevas y no definidas de
importancia clínica desconocida,
que podría llevar a la incertidumbre con respecto al vínculo causativo entre la variante examinada y la
enfermedad clínica.
único programa de test de laboratorio ofrece a los expertos una primera oportunidad para integrar un
modelo eficaz para el screening del
genoma en su práctica médica. Se
identificarán nuevos síndromes, y
las correlaciones fenotipo-genotipo con precisas regiones cromosómicas mejorarán de modo importante. Se emplearán Array específicos para el diagnóstico y el pronóstico de varios tipos de cáncer, y
permitirán monitorear un tratamiento eficaz. Una aproximación
específica puede ser más adecuada
en estudios de routine, mientras
una aproximación de ‘screening’
puede ser apropiada para retos
diagnósticos en campo pediátrico.
Los mayores retos del futuro comprenden los esfuerzos para educar
a los agentes sanitarios y a los pacientes con respecto a los riesgos y
a los beneficios que derivan del
empleo de esta tecnología revolucionaria, y la preparación de un número adecuado de genetistas médicos y asesores genéticos, a fin de
que ayuden a dar sentido a los descubrimientos destinándoles a un
cuidado optimal de los pacientes.
Dra. CHRISTINE M. ENG.
Baylor College of Medicine
Houston, Texas, U.S.A.
Las técnicas para test genéticos,
como la FISH y la tecnología de
secuencia del ADN han sido aceptadas por los laboratorios diagnósticos y por quienes proporcionan
cuidados sanitarios al final del siglo XX, y la CMA ha obtenido actualmente la aprobación en ambiente pediátrico para la rápida
identificación del desarrollo genómico. Esta tecnología tiene el potencial de ofrecer el nivel más elevado de screening genómico con
respecto al cariotipo estándar. La
múltiple naturaleza del CMA se
pueda comparar a miles de test
FISH single-locus, lo que lo hace
altamente eficiente y útil. Proporciona un mejor nivel de evidenciación del desequilibrio cromosómico. Como sucede en la introducción de cada tecnología, debemos
ser conscientes de los riesgos potenciales, informar a los pacientes
y tratar de reducir estos riesgos potenciales a lo mínimo.
La actual disponibilidad de este
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54
EL GENOMA HUMANO
JOHANNES BAPTIST M. GIJSEN
10. Screening genético de la población
1. Premisa
En la actualidad la medicina, y
en particular la medicina genómica, se mueve de una intervención
provocada por una crisis profunda
e intensa hacia una medicina predictiva. Con el screening de poblaciones enteras o de subgrupos específicos con el fin de lograr una información genética se está volviendo posible tener como objetivo intervenciones a pacientes individuales que pueden prevenir el surgimiento o el desarrollo de la enfermedad y, por lo general, mejorar la
propia salud. El screening poblacional ya es usado corrientemente
para identificar a las personas con
ciertos desórdenes mendelianos antes de que aparezcan los síntomas y
por tanto para prevenir las enfermedades – como ejemplo podemos
mencionar el examen de la fenilketonuria en los recién nacidos. También se están controlando a las poblaciones seleccionadas en torno al
estado social de los eventuales padres como ayuda para reducir la
frecuencia de ciertas enfermedades
en las futuras generaciones. Pero
los progresos de la información genética se emplean también para determinar la sensibilidad individual
a los disturbios comunes como las
enfermedades cardiacas, diabetes y
cáncer.
Dicho screening se usa para
identificar a las personas con riesgo
de modo que se inicien los esfuerzos para la prevención primaria
(por ejemplo la dieta y el ejercicio)
o los esfuerzos para la prevención
secundaria como el descubrimiento
precoz o la intervención farmacológica. La información alcanzada por
la práctica actual del examen puede
llevar a la mejora o a la modificación de las actuales recomendaciones del screening y – se espera – a
una sustancial reducción de la carga social para el cuidado de la salud, incluyendo sus costos sociales
financieros y emocionales.
2. Actuales realizaciones
del screening genético
poblacional
El screening genético implica tres
elementos: 1. Identificación de las
personas que probablemente están
afectadas por un elevado riesgo de
un disturbio específico; 2. Llegar a
las poblaciones que precedentemente no han buscado verificar su condición a través de una visita médica; 3.
Seguir e intervenir para sostener a
las personas examinadas. La aplicación más universal del screening genético de la población es el ejemplo
del screening de los recién nacidos.
En muchas naciones del mundo, sobre todo en Estados Unidos, Canadá
y en muchos países europeos, todos
los niños recién nacidos son examinados en un amplio espectro de enfermedades raras, debilitantes pero
curables.
Sin embargo, entre estos países e
incluso en el interior de los mismos
– en Estados Unidos cada estado
tiene su propia política de verificación – el particular grupo de enfermedades examinadas varía. Existen
varios métodos de verificación y la
disponibilidad de diferentes tecnologías entre los países, de manera que
incluso cuando existe un acuerdo
bajo cuáles condiciones se debería
actuar el examen, no existe la garantía de que se aplicará el mismo tipo
de examen.
El screening de la población adulta ha sido muy limitado. Un ejemplo
de su aplicación es el examen de la
enfermedad de Tay-Sachs, un disturbio genético fatal en los niños que
causa la progresiva destrucción del
sistema nervioso central. En este caso, examinar al niño sería demasiado tarde porque no se conoce una
cura adecuada. Sin embargo, dado
que la enfermedad es recesiva, se
puede examinar a los futuros padres
para ver si son portadores del gen
mutante Kex-A. Si los futuros padres son portadores, su prole tendría
una posibilidad de cuatro de contra-
er la enfermedad. Esta enfermedad
es demasiado rara en la población en
general para justificar el examen de
todos los posibles padres, pero existen subpoblaciones en las que la frecuencia es muy elevada, los más conocidos son los descendientes de los
hebreos de Europa del Este. En estas
poblaciones, el screening para el
Tay-Sachs se ha vuelto un standard.
Otros ejemplos del screening para
adultos han sido más ambiguos.
Cuando se identificaron las mutaciones de fibrosis quística, se lanzaron planes para iniciar el screening
de esta enfermedad que produce una
secreción mucosa espesa y puede
bloquear los pulmones y causar daños al hígado, pero desde entonces
se han identificado más de 900 mutaciones diferentes y la anterior promesa del screening de ayudar a prevenir y tratar este disturbio al parecer no se puede actuar. Este es un
ejemplo en el que un examen negativo no sería muy decisivo – se presume que exista un número desconocido de mutaciones añadidas y que
aún no se pueden identificar. Hematocromos, en los que se conocen tres
mutaciones para más del 80% de los
casos de esta enfermedad que sobrecarga la sangre con hierro, pareció
ser luego la esperanza próxima para
el screening. Aún si existe un cuidado simple para esta enfermedad – la
donación regular de sangre – el hecho que la gente con la enfermedad
experimenta una amplia gama de
gravedad de los síntomas, con la mayoría que tiene formas muy ligeras
que no requieren cuidados, ha llevado a verificar que el screening no se
debe aplicar a toda la población, sino sólo en los casos de individuos de
elevado riesgo como, por ejemplo,
cuando se conoce que un hermano o
una hermana ya ha contraido la enfermedad. Un ejemplo final es el caso del screening para el Factor V
Leiden. De cuatro a siete por ciento
de la población original de Europa
del Norte es portadora de al menos
un ejemplo de gen mutado. Es pro-
55
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
bable que los portadores desarrollen
coágulos de sangre, lo cual constituye en especial una condición seria y
es una importante consideración
cuando se evalúan los riesgos de la
intervención.
Desafortunadamente, la actual cura para la enfermedad del Factor V
Leiden es tomar anticoagulantes, pero este tratamiento de suyo tiene
otros riesgos, en particular un riesgo
del 3% al año de hemorragias – de
las que una de cada cinco es fatal.
Dado que no es fácil evaluar los riesgos de la enfermedad contra los riesgos del tratamiento actual, no se ha
recomendado el screening para esta
enfermedad.
3. La ética para el screening
genético poblacional
La mayoría de las enfermedades
presentadas aquí son consideradas
relativamente raras en la población.
Pero, ¿qué se puede decir sobre las
complejas enfermedades más comunes, enfermedades que probablemente implican a genes múltiples e
interacciones genes-ambiente? Gran
número de recientes estudios genéticos han comenzado a identificar variantes en genes que se asocian con
modestos riesgos de aumentar los
casos de enfermedades comunes,
como la diabetes melito no dependiente de insulina, la enfermedad de
Crohn y muchas formas de cáncer.
En estos casos las variantes no son
raras – test screening identificarían a
muchos portadores. Sin embargo,
poco se sabe sobre el mecanismo
por el cual las mutaciones causan las
enfermedades, y son casi del todo
inexistentes las curas adecuadas para los portadores de las mutaciones.
A menudo se desconoce donde los
estímulos ambientales son necesarios en añadidura a aquellos genéticos o donde las mutaciones a dos o
más genes tienen necesidad de trabajar juntas. Lo que es conocido es
que muchas personas con estas mutaciones no experimentarán la enfermedad y muchas personas se enfermarán sin estas mutaciones. Por
ahora existen numerosas sociedades
que gozan al vender test screening
genéticos proporcionándolos al público con escasos consejos o escasa
asistencia para el empleo e interpretación de los mismos, proporcionando test que pueden ser efectuados
por cuenta propia en casa con resul-
tados enviados vía internet, como si
fuese fácil interpretarlos de parte de
alguien que no es competente. Dichas sociedades que explotan los temores que muchas personas experimentan de contraer una de estas enfermedades, a menudo son indignas
e incluso censurables. El surgimiento de otras conclusiones éticas se refiere a quién se puede examinar –
por ejemplo, ¿se puede examinar al
niño dentro del útero de la madre?
¿se puede examinar a los individuos
de elevado riesgo de enfermedades
que amenazan a la población, obligando a las prostitutas, a los homosexuales y a los dogradictos para
que se sometan a screening para la
infección por VIH? ¿Qué se puede
decir de las informaciones secundarias que resultarían del examen?
Consideremos aquí a una persona
que se ha preparado para los posibles resultados de la enfermedad A,
formulación de sus principios. Un
reciente grupo de eminentes hombres de ciencia y eticistas ha hecho
las siguientes propuestas:
3.1 Con respecto a la verificación
de la salud pública
– La enfermedad o la condición a
examinarse debería constituir una
importante carga sanitaria pública
para la población en términos de enfermedades, invalidez y muerte.
– Debería conocerse la prevalencia del aspecto genético en el objetivo de la población y en el peso que
se le atribuye a la enfermedad.
– Se debería comprender adecuadamente la historia natural de la condición, por la sensibilidad a la enfermedad latente o a la enfermedad manifestada.
3.2 Con respecto a la evolución
de los exámenes y
de las intervenciones:
– Se debería contar con la disponibilidad de los datos sobre los valores de previsión positivos o negativos en lo que se refiere a la enfermedad o a la condición en el objetivo
de la población.
– Se deberían determinar bien la
seguridad y la eficacia de los exámenes y las intervenciones que los
acompañan.
pero no se le ha dicho que podría tratarse también de la enfermedad B
¿Se le debe informar que también
tiene la enfermedad B aún si no ha
querido someterse a un test para la
B? Es claro que los criterios tanto
científicos como éticos son esenciales para el screening genético de la
población y también se necesitará
una supervisión o regulación.
El primer grupo de principios para establecer alguna de estas cuestiones fue desarrollado en 1968 por
J.N.G. Wilson y G. Jungner. Estos
principios acentuaron la importancia
de dicha condición para la salud pública, la disponibilidad de un screening eficaz, la disponibilidad de cuidados para prevenir la enfermedad,
y las consideraciones sobre los costos. Los impresionantes progresos
de los estudios genéticos y la experiencia del screening sobre la población en los últimos treinta años, tiene necesidad sin embargo de una re-
3.3 Con respecto al desarrollo
de la línea de conducta
y a la actuación del screening:
– Los consensos referentes a la
adecuación del screening y las intervenciones para personas con resultados de los exámenes negativos y positivos deberían basarse en una evidencia científica.
– El screening debería ser aceptado por la población establecida.
– Se debería contar con la disponibilidad de servicios para el control, la prevención, el cuidado, la
educación, consultación y para un
apoyo a nivel social.
– El screening debería ser un continuo proceso, incluidos los programas- piloto, valoración de la calidad
de laboratorio, y de los servicios sanitarios, valoración del efecto del
screening y disposiciones para cambios basados en una nueva evidencia.
– Debería establecerse el costo de
la eficiencia del screening.
56
– Screening e intervenciones deberían ser accesibles para la población establecida.
– Se debería contar con la tutela
de la ley para asegurar que se obtenga el consentimiento informado y se
respete la privacidad de quienes son
examinados, que no haya ninguna
imposición o manipulación y que las
personas examinadas estén protegidas contra toda estigmatización y
discriminación.
4. El ejemplo de Islandia
Las sociedades en el mundo que
están implicadas en serias investigaciones sobre la genética poblacional
encuentran las mismas o parecidas
controversias científicas. Un ejemplo que proviene de Islandia es el caso de las investigaciones genéticas
DeCODE. En 1996, Kári Stefánson,
un médico muy preparado nacido en
Islandia, luego de haber enseñado
durante algunos años en la facultad
de Neurología en la Universidad de
Chicago y en la de Harvard, funda
las investigaciones genéticas DeCODE para seguir las causas genéticas
de las enfermedades humanas. Aunque la sociedad esté incorporada al
Estado de Delaware, su cuartel general y los mayores servicios de investigación están en Reykjavik, Islandia.
Hubo muchas razones para elegir
Islandia como ambiente para esta investigación:
1. Islandia ha tenido una población relativamente homogénea en la
mayor parte de sus últimos 1000
años. Estuvo muy aislada hasta la
mitad del siglo XX, y también actualmente sólo el 3% de sus habitantes no son ciudadanos y sólo el 5%
de los ciudadanos no son naturales
del país.
2. Casi toda la genealogía de los
islandeses es disponible y se basa en
documentos históricos, desde la fundación de la nación en el siglo X.
3. Por lo general, los islandeses
son muy instruidos y capaces de tomar decisiones informadas que conciernen la participación en trabajos
científicos.
4. Debido a sus gobiernos socialistas, en el pasado el país ha tenido
un sólo sistema sanitario con una cobertura universal. Es probable que
no crea discriminaciones basadas en
las posibilidades genéticas. Naturalmente las relaciones mantenidas en-
EL GENOMA HUMANO
tre el Dr. Stefánson con otros médicos islandeses y con los funcionarios
del gobierno fueron absolutamente
esenciales al comienzo. En la actualidad aproximadamente 100,000 islandeses han participado voluntariamente en la investigación de las genéticas DeCODE, proporcionando
muestras de sangre para el DNA y
permitiendo que la sociedad conozca y utilice las informaciones sobre
su salud, generalmente restringidas
a una o a un grupo de enfermedades
particulares. Este animador nivel de
cooperación de la mitad de la población adulta de Islandia es un testamento por su confianza en la investigación, una confianza que es sostenida por el compromiso demostrado
de la sociedad al publicar los resultados de su investigación en las publicaciones científicas. También la privacidad de los participantes ha quedado asegurada gracias a un ingenioso sistema cifrado que ha funcionado entre la sociedad y el comité
ético nacional del país. DeCODE es
una sociedad fundada primero por
un grupo de inversionistas de capital, pero a partir de 1998 es de pública propiedad de la Nasdaq stock exchange. Siendo propiedad pública
tiene la obligación de referir trimestralmente sobre su condición financiera – lo cual aumenta la confianza
pública. En añadidura al capital aumentado cuando se ha vuelto pública, la sociedad incrementa el capital
para su investigación aplicando concesiones gubernamentales y estableciendo acuerdos contractuales con
otras sociedades farmacéuticas y
biotecnológicas. Ultimamente, DeCODE espera identificar mutaciones genéticas o pleomorfismos que
se asocian con un aumentado riesgo
de la enfermedad. Estas variantes
pueden servir como base para los
exámenes screening genéticos y, dado que globalmente se han comprendido más los mecanismos de la
enfermedad, servirán también para
desarrollar las medicinas para la cura. La venta de dichos productos para la investigación procurarían el deseado retorno de las inversiones de
los accionistas.
Entre las enfermedades de las
cuales se está haciendo la investigación hay algunas tradicionales como la diabetes melito no dependiente de insulina, el ictus, la osteoartritis reumatoide, el cáncer de la próstata, el cáncer de la piel, el cáncer de
mama, la esquizofrenia, la enferme-
dad bipolar, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer
y la hipertensión. Pero la investigación incluye también condiciones
como la longevidad, el alcoholismo
y la dependencia de nicotina. Actualmente, la sociedad está implicada en una experimentación clínica
para un compuesto con el fin de reducir el riesgo del infarto miocárdico y este año iniciará una experimentación clínica de los medicamentos para curar el asma y la enfermedad oclusiva arterial periférica.
Es preciso poner de relieve dos colaboraciones: una con la Merck para
estudiar las causas evidentes de la
obesidad y otra con Hoffmann La
Roche para desarrollar los exámenes
screening diagnósticos para algunas
enfermedades incluida la osteoporosis. Hasta ahora los genetistas DeCODE con el uso de datos genéticos
han identificado 15 genes y objetivos para los fármacos en 12 enfermedades comunes. Regiones de genes han sido identificadas en 16 enfermedades más y el trabajo está
procediendo para identificar otros
genes particulares. DeCODE no está
implicado en ninguna investigación
de células estaminales o de experimentos de clonación humana. Actualmente no aspira a desarrollar
ninguna terapia genética humana.
La sociedad tiene un compromiso
científico y también ético-científico,
pero no explíticitamente una ética
cristiana. Hasta hoy, ninguna otra
sociedad genética ha tenido éxito en
su investigación. Quizás este ejemplo de transparencia en las informaciones científicas, transparencia en
las informaciones financieras, protección de la privacidad personal y
una positiva interacción entre la sociedad y el gobierno y los organismos para los cuidados sanitarios, es
un modelo para la investigación genética en la era actual.
5. Conclusiones
Este número de variantes genéticas identificadas, asociadas con los
más elevados riesgos para la enfermedad, está aumentado rápidamente. Además, se puede efectuar el
screening de estas variantes fácilmente y con bajo costo – hasta el
punto de que es posible efectuar el
screening de toda una población para muchas enfermedades. Esto tiene
la capacidad para producir enormes
57
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
reducciones de los costos sanitarios
en todo el mundo y grandes beneficios para la salud personal de cada
individuo. Por tanto, no debería haber una desconfianza prioritaria de
dicha investigación y tecnologías.
Sin embargo permanecen obstáculos
concretos. Es necesario que se realice mucho trabajo, por ejemplo para
comprender de que modo cada variante lleva a las enfermedades, y
qué tratamientos serían más adecuados como vectores de cada variante.
Esto permitiría una verificación más
rigurosa de los costos de un test
screening. La población, asimismo,
tiene necesidad de ser educada al
uso y a las limitaciones de los exámenes genéticos en general, y con
respecto a screening particulares que
hay que tener en cuenta, de modo
que cada persona tome una decisión
informada.
Es necesario aprobar reglamentos
que gobiernen la producción y la
venta de dichos exámenes y establecer normas y tutelas contra todo empleo antiético de dichos screening y
de sus resultados. Esto es importante especialmente para prevenir la
discriminación en el lugar de trabajo
o en los seguros sanitarios. Estas
cuestiones legales y científicas son
también netamente cuestiones éticas. Cada persona tiene necesidad
de ser tratada con dignidad. Las razones para el desarrollo de dichos
exámenes necesitan apoyarse menos
en las compensaciones financieras o
en la avidez, y más en el amor y en el
deseo de mejora del otro. Aquí la
Iglesia, “Maestra de vida” de todos
los hijos de Dios, tiene su responsa-
bilidad y una buena oportunidad para informar y modelar políticas de
desarrollo en esta área del screening
genético de la población.
S.E. Mons. JOHANNES BAPTIST M.
GIJSEN, D.D.
Obispo de Reykjavik
Islandia
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58
EL GENOMA HUMANO
CHRISTOPHER D. PORADA, GRAÇA ALMEIDA-PORADA, PAUL PARK,
FERHAT OZTURK, JOE TELLEZ, ESMAIL D. ZANJANI
11. Células estaminales, terapia génica in utero
Introducción
La terapia génica es un procedimiento terapéutico relativamente
nuevo que se ha desarrollado en los
últimos veinte años y aún está sometida a una intensa investigación
experimental. La podemos definir
como un procedimiento a través del
cual un par de un gen normalmente
funcional es implantado en las células de un individuo con el fin de
corregir una enfermedad causada
por un defecto dentro del par del
gen en cuestión (1,2). La terapia
génica se presenta como un instrumento preciso para curar de modo
permanente una de las 4000 enfermedades actualmente conocidas
que son causadas por un error en un
solo gen. Entre ellas tenemos la hemofilia, las enfermedades que se
deben a un déficit de la enzima lysosomal como las de Gaucher y
Hurler, los disturbios de la hemoglobina como la talasemia y la anemia falciforme, las enfermedades
del sistema inmunitario como el
déficit de la adenosina deaminasa
(ADA), y la fibrosis quística. Se
prevé también que un día la terapia
génica permitirá tratar gran número
de enfermedades hereditarias o adquiridas como el cáncer, el SIDA, y
muchas más para las cuales en la
actualidad no existe curación. Diferentemente de las opciones terapéuticas existentes, como la sustitución de proteína, que requieren
una terapia para toda la vida con el
fin de prevenir la reaparición de los
síntomas, la terapia génica promete
curar de modo permanente introduciendo un par sano del material genéticamente defectuoso en las células del paciente, cura que idealmente perdurará por toda su vida con un
solo tratamiento.
Dado que los hombres de ciencia
y los médicos desean que un solo
tratamiento con la terapia genética
proporcione una cura definitiva,
gran parte de la investigación en
materia de terapia génica se ha concentrado para tratar de transferir el
material genético correctivo en la
células estaminales del paciente.
Estas células representan un “vehículo” ideal para la introducción del
gen, ya que tienen la capacidad de
auto-renovarse, o de dividirse en
dos copias idénticas. Esta característica hace que el pool de células
estaminales en una persona no termine durante su vida y, desde el
punto de vista de la terapia génica,
garantiza al paciente un abastecimiento para toda la vida de células
genéticamente correctas. Otro aspecto clave de las células estaminales que las hace ideales para la terapia génica es su capacidad de diferenciarse para dar vida a un amplísimo número de tipos de células
maduras. Si se piensa en el sistema
hematopoiético, el amplio potencial de células estaminales como un
vehículo de inserción de un gen,
muy pronto se hace evidente la alternación de células en el sistema
hematopoiético en un hombre que
pesa 70 Kg es de cerca de un trillón
de células por día (3). Este considerable proceso de renovación celular
es sostenido por una pequeña población de células estremadamente
raras que ordinariamente se encuentran en la médula espinal de
adultos, conocidas como células estaminales hematopoiéticas, o HSC.
Son capaces de una auto-renovación tan amplia que incluso pocas
de ellas después de un trasplante
pueden reconstituir todo el sistema
hematopoiético de un paciente sin
que se agoten. Esta propiedad de la
célula estaminal puede permitir en
un único y exitoso tratamiento de
terapia génica corregir para siempre un defecto genético. Además,
en general se considera que, en la
fase astacionaria, sólo algunas HSC
actively cycling proporcionan todas las células hematopoiéticas en
un determinado momento. La capacidad de proporcionar todas estas
células evidencia una segunda e
importante característica de la
HSC, o células estaminales en general; son multipotentes, es decir,
capaces de diferenciarse para producir todos los numerosos linajes
de células hemáticas maduras en
circulación. Esta capacidad de
auto-renovarse y por tanto de poder diferenciarse en linajes múltiples permite que una sola célula estaminal produzca centenares de células progenitoras, que, a su vez,
dan vida a miles de células hematopoiéticas diferenciadas. Como consecuencia, incluso pocas células estaminales genéticamente modificadas pueden ejercer un efecto terapéutico pronunciado en muchas enfermedades genéticas (4-6).
Límites de la terapia génica
post-natal
Lamentablemente, la aplicación
alcanzada por la terapia génica en
la mayoría de las enfermedades objeto de estudio actualmente se ve
obstaculizada por varios factores,
muchos de los cuales conexos con
la elección de HSC como células
target. El primero de estos factores
es que las HSC normalmente están
en un estado quiesciente, que los
hace resistentes a la modificación
genética con vectores basados en
retrovirus que corrientemente se
usan en muchas tentativas de terapia génica experimental y clínica
(7). Como resultado tenemos que
los niveles observados de corrección del gen son muy bajos. Otro
problema que ha condicionado la
terapia génica post-natal es la respuesta inmunitaria ya sea del vector
de introducción del gen como de la
proteína producida. Es importante
notar que muchos pacientes sufren
de enfermedades genéticas tratadas
59
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
con la terapia génica porque nunca
han producido una sola proteína específica. Resulta que su sistema inmunitario nunca “ha visto” esta
proteína y, siguiendo la terapia génica, las células del sistema inmunitario tratan de eliminar toda célula en el cuerpo que manifiesta precisamente esa proteína que podría
curar la enfermedad del paciente.
Los bajos niveles de gen delivery a
las células estaminales y la respuesta inmunitaria se combinan para
producir niveles muy bajos de expresión de la proteína terapéutica;
además, las pequeñas cantidades
producidas a menudo lo son solamente por un breve período. Otro
aspecto importante de la terapia génica post-natal que podría limitar la
capacidad de proporcionar la curación definitiva es que muchas enfermedades que podrían ser tratadas con la terapia génica producen
una cantidad significativa de daños
irreversibles al paciente antes del
nacimiento, durante el desarrollo
embrional y fetal. Por ejemplo, un
daño neurológico irreversible está
asociado a enfermedades metabólicas hereditarias como la enfermedad de Gaucher, Lesch-Nyhan y
Tay Sachs. La terapia génica en estos pacientes, aunque potencialmente es capaz de corregir el transtorno metabólico, tendria sólo un
beneficio terapéutico limitado, ya
que no podría anular el daño producido por el gen defectuoso durante
el desarrollo. Esto está claramente
en contraste con niños nacidos con
el déficit del ADA o con otras disfunciones genéticas, que son esencialmente normales en el nacimiento y que por tanto podrían ser curadas mediante la terapia postnatal,
sin embargo, también en las enfermedades que pueden ser curadas
después del nacimiento, existen beneficios científicos, psicológicos y
financieros para actuar una corrección genética in utero, ya que el tratamiento in utero permitiría el nacimiento de un niño sano.
Terapia génica in utero
Varias características del feto en
vías de desarrollo constituyen un
target ideal para la terapia in utero.
Durante el desarrollo, casi todos
los tejidos del feto son sometidos a
una enorme expansión, y las célu-
las estaminales presentes en los
varios tejidos fetales son incluidas
en esta explosión proliferativa
(8,9). Por tanto, es posible que las
células estaminales fetales sean
más asequibles a la transferencia
del gen retroviral que sus contrapartes en un paciente adulto. Otro
aspecto de desarrollo fetal que hace que la gestación temprana sea el
tiempo ideal para la aplicación de
la terapia génica es la gran expansión que ocurre dentro de los sistemas orgánicos del feto durante el
embarazo. Aunque se pueden corregir precozmente durante la gestación un número limitado de células estaminales, estas células deberían auto-renovarse y diferenciarse
para producir miles de células estaminales hermanas y una progenie madura de gen corregido, permitiendo así incluso que la transferencia de genes ineficiente en las
células estaminales fetales proporcionen un beneficio terapéutico
sustancial. El tercer aspecto clave
del feto en la temprana gestación
que merece mencionarse es su silencio inmunológico, que permite
la aceptación de células y vectores
sin necesidad de immunosupresores si la transferencia se puede
efectuar antes del procesamiento
en el timo de linfocitos maduros.
Además, la exposición a antígenos
extraños en células/proteínas durante este período a menudo se
puede dar en una tolerancia inmunitaria sostenida, que se puede
convertir en permanente si se mantiene la presencia del antígeno
(10,11). El posible desarrollo de
tolerancia al vector y al producto
del gen, teóricamente puede permitir el tratamiento postnatal del
paciente, si fuese necesario, sin el
riesgo de rechazo de las células o
de las proteínas terapéuticas.
El modelo de la oveja
Sabiendo que la terapia génica in
utero proporcionaría estas ventajas
sobre las aproximaciones postnatales existentes, hemos transcurrido
los últimos quince años explorando
la posibilidad de efectuar esta terapia empleando como modelo el feto de una oveja. Las ovejas representan un modelo ideal para acercarse al problema de la factibilidad
de la ejecución in utero de la terapia
génica de las células hematopoiéticas. Además de tener una medida
tal que permita una manipulación
temprana durante la gestación, el
feto de la oveja comparte muchas e
importantes características fisiológicas y de desarrollo con el feto humano. Por ejemplo, el cambio de
tendencia de homoglobina fetal a
adulta, y los cambios naturales que
ocurren en las sedes primarias de la
hematopoiesis (saco de Yolk, hígado/bazo, médula ósea) son parecidos en ambos. Además, el desarrollo del sistema inmunitario de la
oveja ha sido estudiado detalladamente, logrando que la oveja sea un
modelo ideal para el estudio de los
aspectos inmunológicos de la terapia génica (12). No sorprende que
el feto de la oveja haya sido empleado como modelo en el estudio de
la fisiología fetal de los mamíferos,
y los resultados obtenidos han sido
directamente aplicables para comprender el crecimiento y el desarrollo fetales en otros mamíferos, incluido el hombre.
La aproximación celular
Nuestra primera tentativa de terapia génica in utero en la oveja
(13,14) utilizaba un método que se
basaba en el trasplante de células
estaminales en el que las células
hemáticas periféricas eran recogidas de la sangre periférica de fetos
de 110 días, expuestas durante una
noche a un vector retroviral con el
gen para la resistencia a la neomicina (Neo®), ampliamente purificadas, y luego re-incorporadas en el
feto de la oveja. Los recién nacidos
fueron analizados por la presencia/expresión de las secuencias del
vector mediante técnicas molecula-
60
res y el cultivo de las células. Durante estos estudios, realizados a lo
largo de cinco años, en la médula
ósea y en la sangre de muchos de
estos animales se individuó constantemente la secuencia del Neo®,
demostrando que había tenido éxito
la transferencia del gen en las células estaminales progenitoras hematopoiéticas con la capacidad de persistir por largos períodos in vivo.
Estos estudios han demostrado
que una aproximación in utero a la
terapia génica, al menos en la oveja, podría resultar en la transferencia y en la expresión a largo plazo
de genes vectorizados con una eficiencia más elevada de aquella lograda con otros modelos animales.
Sin embargo esta técnica poseía varios defectos potenciales. El primero era la cantidad de manipulación
fetal requerida para obtener y reincorporar células hemáticas después
de la modificación in vitro de los
genes. Dicha manipulación ha llevado a tres problemas: un mayor
grado de experiencia técnica solicitado para actuar el procedimiento,
el riesgo al feto era relativamente
alto, y la transferencia del gen podía efectuarse sólo en los fetos más
adultos. Todo esto limita la utilidad
de esta técnica en un cierto grado,
ya que a ese punto del desarrollo,
un error congénito del metabolismo
habría ya ejercido mucho de sus
efectos deletéreos sobre un feto en
vías de desarrollo.
El acercamiento
por inyección directa
Para remediar a estas faltas, hemos desarrollado una nueva técnica
en la que el vector que transporta el
gen ha sido inyectado directamente
en la cavidad peritoneal del feto en
desarrollo. Los resultados han demostrado hasta ahora que esta
aproximación es técnicamente mucho más simple que el método anterior, ya que comporta una inyección en el peritoneo del feto, eliminando así esencialmente todo riesgo al feto. Además, la inyección se
puede hacer mediante guía ultrasónica, obviando a la necesidad de
operar a la madre para acceder al
feto, y aumentar así considerablemente la aplicabilidad clínica de la
aproximación. Asimismo, nos ha
permitido actuar la transferencia
EL GENOMA HUMANO
del gen a apenas 55 días, cerca de la
mitad de la edad fetal de la aproximación celular, mejorando las probabilidades de lograr un beneficio
clínico en enfermedades de aparición precoz, y permitiendo la inducción de tolerancia inmunitaria
al gen vectorizado. Asimismo, poniendo el vector directamente en el
feto debería exponer concebiblemente a todas las diferentes células
estaminales presentes en el feto al
vector, en vez de aquellas células
hemáticas que podrían ser removidas de modo seguro, aumentando
potencialmente el nivel de transferencia del gen a las células target
deseadas. Hemos observado que
los niveles de transferencia del gen
a las células hematopoiéticas son
varias veces más elevados con esta
inyección directa que con el método anterior, alcanzando a menudo
niveles de 2-3% de células portadoras del gen marcador en circulación. Luego, variando la edad del
receptor en el momento de la transferencia del gen, podemos aumentar considerablemente los niveles
de células hematopoiéticas que tienen incorporado el gen terapéutico
(18), obteniendo a menudo niveles
de transferencia del 5-6% en la sangre periférica si la transferencia del
gen se efectúa a apenas 57 días de
gestación, un nivel que podría ejercer un efecto benéfico al menos en
algunas enfermedades genéticas. El
hecho de que las células con gen
marcador hayan perdurado en estas
ovejas a lo largo de 5 años de estudio y que estas células hayan inscrito el sistema hematopoiético de receptores secundarios luego de retrasplante, muestran que este acercamiento nos permite injertar con
éxito genes en las células estaminales del sistema hematopoiético, su-
giriendo que este método puede
proporcionar una corrección genética para toda la vida.
Cuando hemos examinado otros
tejidos del receptor, no ha sido una
sorpresa encontrar que la transferencia del gen no se limitaba a las
células del sistema hematopoiético, sino que había ocurrido esencialmente en todos los órganos
examinados, incluidos numerosos
tipos de células en el hígado y en el
pulmón (15,16,19). Mientras este
descubrimiento ha elevado la excitante posibilidad de que este método potencialmente se pueda emplear para el tratamiento de numerosas disfunciones genéticas que
afectan a los diversos tejidos del
sistema hematopoiético, también
ha subrayado la necesidad de examinar con atención la seguridad de
esta aproximación a la terapia génica, ya que la expresión del material genético transferido a todos los
tejidos podría no ser siempre deseable, de hecho en algunos casos
podría ser deletéreo. Teniendo en
cuenta nuestras observaciones en
el sistema hematopoiético, hemos
examinado primero si el estadio de
desarrollo del receptor puede influir en cuales tejidos modificados
después de la terapia génica in utero. Nuestros resultados iniciales
han revelado que el hígado, como
el sistema hematopoiético, es más
adecuado a la transferencia génica
en los primeros estadios de desarrollo fetal, lo que nos ha llevado a
creer que quizás la transferencia
génica es siempre más eficiente si
se efectúa precozmente en la gestación. Sin embargo, cuando hemos
examinado los pulmones de la misma persona, hemos descubierto
que esto no tenía fundamento. En
los pulmones hemos observado
exactamente lo opuesto a lo visto
en el sistema hematopoiético y en
el hígado, es decir, que los niveles
de células con gen marcador eran
mucho más elevados si la transferencia tenía lugar en un período de
tiempo posterior en la gestación,
sugiriendo así que cada tejido posee un estadio de desarrollo propio
y único durante el cual la transferencia de gen es optimal. Estos
descrubrimientos nos han indicado
que, en cierto grado, quizás los tejidos por modificar se pueden elegir según la edad en que se debería
efectuar la transferencia (19).
61
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Mientras la transferencia génica
a muchos tejidos fetales puede ser
deseable para corregir enfermedades que afectan a específicos sistemas orgánicos, nuestro análisis
también ha revelado que los tejidos
fetales reproductivos a menudo
contienen las secuencias del vector
de la geneterapia, planteando la
preocupante posibilidad de que la
developing germline se pueda modificar como resultado de una terapia génica in utero. Hemos empleado tres acercamientos para examinar esta importante cuestión en detalle (20): 1) Hemos actuado una
coloración inmuno histoquímica
manchando secciones de tejido preparados por animales tratados in
utero; 2) Hemos realizado un análisis genético en células del esperma
de los hombres tratados; 3) hemos
realizado experimentos reproductivos en un número limitado de animales. Estos estudios han indicado
que aunque los ovarios fetales no
aparecieran afectados bajo ningún
aspecto por la transferencia de genes in utero, de hecho fueron modificadas numerosas células en los
testículos fetales en desarrollo, incluidas las células intersticiales, las
células de Sertoli, y un pequeño número de células germinales inmaduras al formar cordones celulares
y las células resultantes espermaticas. Sin embargo, lo más importante era que las células germinales
genéticamente modificadas se observaban sólo en dos de los seis animales examinados y, en estos dos
animales, la incidencia de modificación de células germinales era
aproximadamente de 1 de cada
6250, una frecuencia que está muy
por debajo de los niveles teóricos
de mutación espontánea en el genoma humano (21). Esta baja frecuencia de modificación unida a la observación que las alteraciones genéticas en las células germinales
pueden producir efectos deletéreos,
poniéndolas en desventaja durante
la fertilización, sugiere que la probabilidad que cada alteración genética presente pasos a posteriores
descendientes sería extremamente
improbable. Teniendo en cuenta esta suposición, no hemos observado
una transferencia de las llevadas
por el vector en ninguno de los 10
casos de progenie estudiados, aun
cuando ambos padres habían recibido una transferencia de genes in
utero. Esta es claramente una cuestión que se deberá estudiar más detalladamente antes de iniciar la terapia génica in utero en ensayos clínicos.
Conclusión
Para concluir, hemos mostrado
que la terapia génica in utero posee
muchas ventajas sobre la terapia
génica postnatal, ya sea desde un
punto de vista científico como de
aquel socio-económico y psicológico, ya que es una de las únicas terapias que pueden prometer el nacimiento de un niño sano después de
un diagnóstico prenatal de enfermedad. No se ha observado ninguna patología como resultado de este procedimiento, y el riesgo para el
feto aparece mínimo. Hemos demostrado que la transferencia y la
expresión a largo plazo (por sobre 5
años) trans-gen en muchos tejidos
del receptor, sugiriendo que esta
aproximación puede ser útil en el
tratamiento de numerosas enfermedades que afectan a varios sistemas
orgánicos. Asimismo, como se ha
evidenciado a través de los estudios
efectuados hasta ahora en la oveja,
es importante darse cuenta que la
terapia génica in utero aún se encuentra a nivel experimental y muchas cuestiones necesitan mayor
aclaración antes de que una terapia
de este tipo se pueda intentar en los
seres humanos.
Prof. CHRISTOPHER D. PORADA,
Profra. GRAÇA
ALMEIDA-PORADA,
Prof. PAUL PARK,
Prof. FERHAT OZTURK,
Prof. JOE TELLEZ,
Prof. ESMAIL D. ZANJANI,
Colegio de Agricultura, Biotecnología
y Recursos Naturales
Departamento de Biotecnología Animal
Universidad de Nevada,
Reno, USA
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62
EL GENOMA HUMANO
HENK A.M.J. TEN HAVE
12. Bioética internacional y genética humana.
La actividad de la UNESCO
La globalización ha permitido la
difusión en todo el mundo, no sólo
de los progresos científicos y tecnológicos, sino también de las cuestiones referentes al campo de la bioética. Como lo demuestra el ejemplo
de la clonación aplicada también en
otras partes, no obstante que algunos países prohiban su uso. Cada
vez más la investigación médica es
multi-céntrica e internacional, con
un número mayor de objetos de investigación reclutados en los países
en vías de desarrollo. También las
prácticas sanitarias son globales,
pero las orientaciones y los contextos legales se diferencian y, a veces,
incluso están ausentes. Por ejemplo,
las normas para el trasplante y los
procedimientos para la donación de
órganos varían de un país a otro y
estos diferentes acercamientos traen consigo abusos como el tráfico
de órganos y la comercialización de
las prácticas de trasplante.
1. Identificación de los
principios en bioética
Muchos países tienen únicamente una infraestructura limitada en
materia de bioética, porque no poseen experiencia, les falta programas educativos, comités de bioética
y un ámbito legal. La naturaleza
global de la ciencia y de la tecnología hace necesario un acercamiento
global a la bioética. Los Estados
Miembros han confiado a la UNESCO la tarea de establecer criterios
éticos universales que cubran las
cuestiones planteadas en el campo
de la bioética. Su deseo es trabajar
de manera conjunta para identificar
los principios fundamentales y
compartir los valores concernientes
a la ciencia, la tecnología y la salud.
La necesidad de establecer criterios
éticos en el campo de la bioética es
compartida a nivel internacional, y
a menudo ha sido expresada por los
mismos hombres de ciencia y médicos, así como por legisladores, políticos y ciudadanos.
En este contexto, en octubre del
2003, de acuerdo con estudios preliminares de factibilidad, los Estados
Miembros confiaron a la UNESCO
la tarea de redactar una declaración
que estableciese los principios fundamentales en el campo de la bioética. Después de dos años de intenso trabajo, el 19 de octubre del
2005, los Estados Miembros han
adoptado, a unanimidad y por aclamación, la Declaración Universal
sobre la Bioética y los Derechos
Humanos, afirmando así de manera
solemne el compromiso de la comunidad internacional de respetar
cierto número de principios fundamentales para la humanidad en el
desarrollo y en la aplicación de la
ciencia y de la tecnología. Con esta
nueva Declaración, la UNESCO se
esfuerza en responder sobre todo a
las necesidades específicas de los
Países en Vías de Desarrollo, de las
comunidades autóctonas y de las
poblaciones vulnerables; todos son
objeto de particular mención en el
texto.
2. Identificación de los
principios y genética
Indudablemente, la UNESCO ha
sido considerada por los Estados
como el forum más adecuado para
la elaboración de dicho texto, porque ha sido capaz de confirmar su
propio papel en la identificación de
los principios en el campo de la bioética. La UNESCO, única instancia
especializada en el sistema de las
Naciones Unidas que junta educación, cultura, ciencia y ciencias sociales en el campo de su competencia, en el transcurso del decenio ha
desarrollado un programa de bioéti-
ca que refleja la dimensión multidisciplinaria y transcultural de este
debate. Asimismo, está comprometida en la realización de acciones
que buscan la implicación de todos
los países en esta discusión internacional, con el fin de establecer principios fundamentales comunes para
todos, en el respeto de la diversidad
cultural de nuestras sociedades. El
éxito de la Declaración universal
sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, adoptada en
1997, y de la Declaración Internacional sobre los datos genéticos humanos, adoptada en el 2003, ha
acentuado los esfuerzos de la
UNESCO en la obra de identificación de los principios éticos en el
campo de la bioética y ha permitido
que los Estados tengan confianza en
la Organización para finalizar la
Declaración Universal.
La Declaración Universal sobre
el Genoma Humano y los Derechos
Humanos formula importantes
principios para guiar el desarrollo
del conocimiento genético y la aplicación de las tecnologías genéticas.
Un concepto básico es que el genoma humano “es la base de la unidad
fundamental de todos los miembros
de la familia humana y del reconocimiento de su dignidad intrínseca y
su diversidad”. Por tanto, debería
considerársele, en sentido simbólico, como el “patrimonio de la humanidad” (Artículo 1). Por esta razón el genoma humano en su estado
natural “no puede dar origen a beneficios pecuniarios” (Artículo 4);
también se afirma que los beneficios que derivan de los progresos en
biología, genética y medicina “se
pondrán a disposición de todos”
(Artículo 12a).
La Declaración subraya también
el papel fundamental de la dignidad
humana y de los derechos humanos.
Se trata de un principio básico: “Cada individuo tiene derecho al respe-
63
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
to de su dignidad y derechos, cualesquiera que sean sus características genéticas” (Artículo 2a). Dicho
principio implica que se debe rechazar el reduccionismo genético;
no se puede reducir a los individuos
a sus características genéticas. Además, implica la no discriminación;
ninguno debe estar sujeto a discriminación teniendo en cuenta dichas
características (Artículo 6). Otra
implicación importante es que no se
deben permitir las prácticas que son
contrarias a la dignidad humana; el
texto de este Artículo 11 se refiere
explícitamente a la clonación finalizada a la reproducción de seres humanos, como ejemplo de una violación de la dignidad humana.
todos. Ella tiende a desarrollar el
diálogo entre las sociedades sobre
las implicaciones de la bioética y la
comparticipación del conocimiento
en el campo de la ciencia y de la
tecnología.
Con el fin de alcanzar estos objetivos, la Declaración Universal presenta un derecho adquirido reflejado en su título: fija los principios
sancionados en las normas que los
3. La Declaración Universal
sobre Bioética y
los Derechos Humanos
Bajo la égida del respeto por la
dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales, la Declaración Universal sobre
Bioética y los Derechos Humanos
tiene un alcance mucho más amplio
que las anteriores Declaraciones
que vertían sobre la genética. Trata
sobre cuestiones éticas planteadas
por la medicina, por las ciencias de
la vida y por las tecnologías asociadas aplicadas al ser humano, teniendo en cuenta de su dimensión social, legal y ambiental. La Declaración Universal desea definir las
normas aceptadas universalmente,
los principios y los procedimientos
en el campo de la bioética, de conformidad con los Derechos Humanos, tal como lo garantiza la legislación internacional. Por tanto, es
concebida como una serie de disposiciones y principios generales que
permiten una mejor valoración de la
implicación de las cuestiones éticas
en juego y de proporcionar asistencia a las decisiones a tomarse en este campo. No pretende resolver todas las cuestiones bioéticas actualmente planteadas y que se modifican cada día. Antes bien, desea
constituir una base para guiar los
Estados en la adopción de una legislación o de una política en el
campo de la bioética. Además, en lo
posible, desea inscribir decisiones y
prácticas científicas en el ámbito y
en el respeto de cierto número de
principios generales comunes para
de responsabilidad individual, el
respeto por la privacy de las personas y la discrecionalidad en lo que
se refiere a sus datos personales (articulados también en las dos precedentes declaraciones adoptadas por
la UNESCO), la Declaración Universal sobre la Bioética y los Derechos Humanos plantea las cuestiones del acceso a los cuidados sanitarios de calidad y a las medicinas
esenciales, a la nutrición y al abastecimiento de agua limpia, a la mejora de las condiciones de vida y del
ambiente y a la reducción de la pobreza. Por tanto, la Declaración
Universal abre perspectivas de acción que van más allá de la pura ética médica y corrobora la necesidad
de poner la bioética en el contexto
de una reflexión abierta al mundo
político y social. Hoy la bioética va
mucho más allá del código de ética
de las diferentes prácticas profesionales interesadas. Ella implica la reflexión sobre la evolución de la sociedad, antes bien, sobre la estabilidad del mundo, inducida por el desarrollo científico y tecnológico. La
Declaración Universal abre el camino a un nuevo programa de bioética
a nivel internacional.
4. Hacia la bioética internacional
gobiernos respetan en lo que se refiere a la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Al trazar en 1948 la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, ese derecho claramente encierra la bioética en la ley
internacional de los derechos humanos con el fin de aplicarlos en el
campo específico de la bioética.
Además de los principios bien establecidos en la comunidad científica como el consentimiento informado, el principio de autonomía y
Aunque la Declaración Universal
constituye un instrumento no-vinculante a los ojos de la normativa
internacional, por nada han disminuido su valor y su fuerza. Por vez
primera en la historia de la bioética,
todos los Estados de la comunidad
internacional se empeñan solemnemente a respetar y a poner en acto
los principios básicos expuestos
dentro de un solo texto. Por tanto,
también a través de la Declaración
Universal, la bioética logra encontrar su puesto en la agenda de los
Estados. Además, por la transparencia y la activa participación de todas
las partes interesadas, el proceso de
elaboración de la Declaración Universal, que ha implicado amplias
consultaciones, ha contribuido ya
ampliamente en la notoriedad del
texto y en su aceptación general. La
dimensión innovativa de la Declaración está en el hecho que ella
constituye por vez primera un compromiso de parte de los Gobiernos
para establecer los principios bioéticos. Las precedentes declaracio-
64
nes internacionales, a veces muy
autorizadas, como la Declaración
de Helsinki, han sido adoptadas por
organizaciones profesionales (como la World Medical Association).
El programa referente a la elaboración de la Declaración preveía un
primer año dedicado al trabajo de
redacción de parte del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO (IBC) – un comité de consultación formado por expertos independientes – y un segundo año dedicado a las negociaciones intergubernamentales teniendo en cuenta el
texto redactado por el IBC. Sin embargo, se realizaron a nivel internacional consultaciones, audiencias y
conferencias amplias mediante el
proceso de elaboración con el fin de
asociar Estados, otras agencias especializadas de las Naciones Unidas y otras organizaciones intergubernamentales, organizaciones nogubernamentales que se han constituido en portavoces de personas y
grupos vulnerables, importantes entidades nacionales y especialistas.
Mediante el sitio Internet, que ha
permitido hacer públicos y poner
regularmente on-line los resultados
EL GENOMA HUMANO
de cada encuentro o consultación,
todos se han sentido libres de presentar sus observaciones y comentarios al IBC sobre las diferentes
versiones del texto. Por tanto, desde
el inicio del proceso de elaboración,
la Declaración Universal ha promovido el reconocimiento general de
las preocupaciones bioéticas y ha
estimulado el debate en materia de
bioética en los cuatro ángulos del
mundo, procurando y nutriendo el
diálogo intercultural sobre estos argumentos.
5. Conclusión
La Declaración Universal sobre
Bioética y los Derechos Humanos
la deberíamos ver, pues, no como
fruto de la reflexión de pocos, sino
como el resultado de un esfuerzo
común, largo y sostenido, que ha
visto la participación de todas las
partes interesadas. Ella es también
el primer instrumento normativo
adoptado por los Estados Miembros
y por tanto expresa un compromiso
de los gobiernos en el campo de la
bioética internacional. En algunos
casos, los principios articulados en
la Declaración Universal ya están
expresados en las anteriores Declaraciones adoptadas por la UNESCO
pero el alcance de estos principios
ha sido ampliado con el objetivo de
cubrir las ciencias médicas y de la
vida en su conjunto. Otros principios articulados en la Declaración
Universal son relativamente nuevos. Cubren una mayor área de interés, no sólo de los países industrializados sino también, particularmente de los países en vías de desarrollo, habida cuenta de las diferentes
culturas, religiones y escuelas de
pensamiento.
Profesor HENK A.M.J. TEN HAVE
Director de la División de Etica de la
Ciencia y de la Tecnología UNESCO,
París, Francia
Nota
Mayor información sobre la Declaración
Universal y sobre el proceso referente a su
elaboración, se pueden encontrar en Internet
en la siguiente dirección: www.unesco.org
/bioethics
65
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
CELESTINO MIGLIORE
13. Investigación genética y cooperación
internacional
Mientras me uno al coro de felicitaciones formuladas a los incansables organizadores de esta importante Conferencia, quisiera
agradecer al Cardenal Javier Lozano Barragán por haberme invitado
a intervenir. Es una invitación que
me honra y me hacer recordar algunos momentos profesionales
más intensos de mi servicio a la
Santa Sede: el debate y la adopción de la Convención sobre la
Biomedicina y los derechos Humanos del Consejo de Europa, que
he seguido personalmente de 1992
a 1995 en Estrasburgo y la Resolución de la Asamblea general de la
ONU sobre la clonación humana
que ha sido adoptada el 3 de marzo
pasado. Desde los primeros días de
mi misión en la ONU he participado directamente en este debate que
hemos llevado adelante con tenacia y pasión. En tres años de actividad en la ONU en Nueva York,
nunca he visto un aula de reunión
tan participada en número y alto
nivel de las delegaciones, y diría
también tan sufrida. Realmente se
tenía la impresión y la satisfacción
de asistir a uno de los debates del
siglo.
gar quisiera delimitar el objeto por
examinar. El tema de la investigación genética sobre dos campos diferentes: la genética vegetal y animal y la genética humana. Se trata
de dos campos diferentes, sobre
los que incluso la normativa internacional se divide. La investigación genética vegetal y animal está
regulada por la convención sobre
la biodiversidad, que precisamente no se aplica a los genes humanos sino sólo a los de vegetales y
animales. En cambio, la genética
humana y sus relativos problemas
de tutela de los derechos humanos
son tratados esencialmente en la
Declaración universal sobre el ge-
1. Examen del proceso de
regulación de la cooperación
internacional en la
investigación genética
noma humano y sobre los derechos del hombre y en la Declaración universal sobre bioética y los
derechos humanos, de la UNESCO, además que en la Convención
sobre la biomedicina y los derechos humanos, del Consejo de Europa y en el reciente Protocolo sobre la investigación biomédica
anexo a dicha Convención. El contexto en el que se inserta mi intervención – esto es, una conferencia
internacional sobre el genoma humano, no da lugar a dudas: trataré,
pues, únicamente de la cooperación internacional referente a la investigación genética humana.
Para poder delinear un cuadro
general de los principios y de las
disposiciones que dan sustancia y
regulan la cooperación internacional en la investigación genética, es
necesario hacer un examen, aunque sea sumario por obvios motivos, del proceso de regulación de
la materia.
Teniendo que ocuparnos aquí de
“investigación genética y cooperación internacional”, en primer lu-
En el ámbito internacional, a
partir del Código de Nüremberg de
1947, hasta las Pautas éticas internacionales para la investigación y
experimentación biomédica en seres humanos, elaborada en 1993
por el Consejo de Organizaciones
Internacionales de Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con
la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han añadido varias
recomendaciones, leyes e informes. Sin embargo, el papel leader
lo detiene la UNESCO, con la Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos humanos, adoptada en 19971.
2. Principios y disposiciones
a. Ambito internacional:
UNESCO
Fundamentalmente, la Declaración de la UNESCO enuncia un
cuadro de principios que tienden a
realizar el equilibrio entre la garantía del respeto de los derechos
fundamentales y la necesidad de
asegurar la libertad de la investigación. Para nuestro tema encontramos una afirmación muy importante que en cierto sentido funda,
motiva e incentiva la cooperación
internacional en la investigación
genética.
En el Art. 1 se afirma: “El genoma humano es la base de la unidad fundamental de todos los
miembros de la familia humana y
del reconocimiento de su dignidad
y diversidad intrínsecas. En sentido simbólico, el genoma humano
es el patrimonio de la humanidad”. Aquí tenemos tres afirmaciones que merecen que las examinemos. Ante todo, la cooperación
científica, cultural y jurídica en objeto, encuentra su fundamento en
la unidad de todos los miembros
66
de la familia humana, expresada
precisamente por el genoma. Afirmar que el genoma es la base también del reconocimiento de la dignidad y de la diversidad de los seres humanos, parece que quisiera
decir que la persona encuentra el
fundamento de su propia dignidad
en el genoma. “En realidad – como leemos en una nota de la Secretaría de Estado de la Santa Sede
del 24 de mayo de 1998 – es la
dignidad del hombre y la unidad
de la familia humana que confieren al genoma humano su valor y
exigen que sea particularmente
protegido”2. En este sentido, también la cooperación internacional
es recubierta de este particular valor, tarea y servicio. El fundamento de la cooperación se refuerza
también con la afirmación del genoma como patrimonio de la humanidad. La Nota explicativa a la
Declaración manifiesta que esta
fórmula quiere indicar la responsabilidad de toda la humanidad, excluyendo cualquier apropiación
(n.20). Al respecto, considero útil
hacer presente la adecuada observación que leemos en la citada Nota de la Secretaría de Estado: “Sin
embargo la frase sigue siendo vaga y poco clara: sería mejor, evitando nociones como ‘patrimonio
de la humanidad’, afirmar que ‘la
humanidad entera tiene la responsabilidad particular de proteger el
genoma humano’. Además, el genoma tiene dos dimensiones: una
general, ya que es una característica de todos los que pertenecen a
la especie humana, y otra individual, ya que es diferente para cada
ser humano, que lo recibe de sus
padres en el momento de la concepción: en este último sentido se
habla comunmente de un ‘patrimonio genético’ del ser humano.
Parece evidente que es a este ‘patrimonio’ que se debe aplicar una
protección jurídica fundamental
porque este ‘patrimonio’ pertenece concreta y singularmente a cada ser humano”.
Entrando en lo particular, la Declaración sobre el genoma humano dedica tres artículos (17, 18,
19) a la solidaridad y a la cooperación internacional en la investigación genética. La solidaridad se
debe ejercer en dos niveles: uno
personal, esto es, permite que los
individuos, las familias y grupos
EL GENOMA HUMANO
particularmente vulnerables o
afectados por enfermedades de naturaleza genética se sirvan de sus
derechos en plena libertad y con
dignidad; y uno público que impone a los Estados el deber de favorecer el diagnóstico, la prevención
y la terapia de las enfermedades
genéticas, en particular de aquellas
raras y endémicas que afligen a
amplios sectores de la población
mundial. El texto subraya también
la cooperación científica y cultural
en los campos del genoma humano, de la diversidad humana y de la
investigación genética, precisando
que el objetivo es valorar los riesgos y los beneficios de la investigación genética y de prevenir los
eventuales abusos. También se dice que los beneficios de la investigación, madurados sobre todo en
los países desarrollados, deben
servir para promover el progreso
económico y social de todos. Las
posteriores Pautas para la implementación de la Declaración animan la cooperación Norte/Sur del
mundo y prevén que el Comité Internacional de Bioética, con vencimientos periódicos, verifique y elimine los eventuales obstáculos.
De particular importancia son
los Informes del Comité Internacional de Bioética, también de la
UNESCO. Cito solamente los que
pueden tener mayor relación con
nuestro tema3.
El Informe sobre bioética e investigación genética sobre la población humana, redactado en
1995, mientras ofrece principios y
orientaciones para una terapia genética específica, alerta e invoca
medidas jurídicas para evitar el
empleo improprio e inaceptable de
la investigación genética con fines
discriminatorios, comerciales o
deterministas.
El Informe sobre solidaridad y
cooperación internacionales referentes al genoma humano entre
países desarrollados y en vías de
desarrollo, probablemente representa el texto más amplio y completo para nuestro tema. Dedica
una sección completa a la solidaridad y a la cooperación internacional en el ámbito del genoma humano. En lo que concierne a la investigación genética, reconoce que
ella presupone inversiones, tecnología y personal altamente especializado y anima a las organiza-
ciones internacionales, a la Banca
Mundial y a aquellas regionales,
así como a los países desarrollados
a crear mecanismos internacionales y fondos para sostener la investigación en los países que no se lo
pueden permitir. Muy ilustrativa es
la lista de los sistemas de cooperación bilateral, multilateral y regional que ya actúan en este sector. La
conclusión hace notar un sabor
amargo: “Los Estados han reconocido de inmediato las implicaciones de los nuevos progresos científicos, pero no se han mostrado
igualmente preparados para emprender proyectos de solidaridad y
de cooperación internacional, como lo propone la Declaración universal sobre el genoma humano y
los derechos humanos”.
El Informe sobre los datos genéticos humanos: estudio preliminar
del Comité Internacional de Bioética sobre su recolección, proceso,
almacenaje y empleo, del 2002,
hacía notar que las nuevas condiciones en las que se desarrolla la
investigación genética, y en parti-
cular la creciente implicación del
sector privado, el aumento de los
datos genéticos humanos básicos,
la naturaleza a veces controvertida
sobre su empleo, la variedad de los
parámetros adoptados por la investigación internacional, y la urgencia de proteger a las poblaciones
vulnerables en la recolección de
los datos genéticos, invocan un
nuevo y adecuado instrumento internacional sobre la materia. La
misma observación y recomendación la encontramos en el explícito
Informe sobre la posibilidad de
elaborar un instrumento universal
sobre bioética, de 2003.
Como consecuencia, se instituyó una Reunión intergubernamen-
67
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
tal de expertos para la revisión del
texto de la Declaración universal
de bioética y derechos humanos
que en junio pasado realizó en París su segunda sesión de trabajo
con la intención de concluir el texto y someterlo a la aprobación de
la 33ª Conferencia general de la
UNESCO.
En lo que concierne a nuestro tema, es interesante partir del debate
sobre el título del nuevo instrumento. La propuesta madurada
dentro del CIB habría que titularlo
Declaración sobre normas universales de bioética. La indecisión de
fijar normas universales en una
materia tan delicada y controvertida ha hecho optar por un título menos comprometedor y explícitamente anclado en los derechos del
hombre: Declaración universal de
bioética y derechos humanos.
En el texto – adoptado por aclamación el 19 de octubre pasado4 –
se da amplio realce a la cooperación internacional, de la que se
ocupan al menos tres capítulos.
Allí donde se habla de la comparticipación de los beneficios (art. 15),
se declara que los beneficios que
provienen de la investigación científica y de sus aplicaciones, generalmente “deberían” ser compartidos en la sociedad y en la comunidad internacional, en particular
con los Países en Vías de Desarrollo. Se trata de una afirmación holista, pero con un bemol: en efecto,
se usa el verbo “should” en condicional y no en futuro simple
“shall” que, incluso en el lenguaje
jurídico, reviste una valencia imperativa. Al respecto, si se leen
comparativamente la Declaración
del genoma humano y el proyecto
de Declaración universal de bioética y derechos humanos, es de inmediato evidente que mientras la
primera utiliza casi regularmente
el verbo “shall”, la otra pone abundantemente en primer lugar el
“should”.
Al tratar de las prácticas transnacionales, en el Art. 21, siempre en
condicional, se dice que las investigaciones transnacionales en materia de salud deberían tener en
cuenta las necesidades del país
donde se realizan y reconocer la
importancia de contribuir a aliviar
las cuestiones referentes a la salud,
urgentes y de carácter global. Además, sugiere la participación equi-
tativa en los útiles de la investigación para todas las partes que firman un contrato o un acuerdo. El
artículo 24 está totalmente dedicado a la cooperación internacional,
pero siempre en condicional:
a. Los Estados deberían promover la diseminación internacional
de la información científica y animar el libre flujo y comparticipación de los conocimientos científicos y tecnológicos.
b. En el cuadro de la cooperación internacional, los Estados deberían promover la cooperación
cultural y científica y llegar a
acuerdos bilaterales y multilaterales que permitan que los países en
vías de desarrollo sean capaces de
participar en la creación y comparticipación del conocimiento científico y de los respectivos saberes y
beneficios.
c. Los Estados deberían respetar
y promover la solidaridad intra e
interestatal, y con los individuos,
las familias, los grupos y las comunidades, reservando una particular
deferencia a los que se han vuelto
vulnerables por la enfermedad, por
la discapacidad o por otras condiciones personales, sociales y ambientales o para los necesitados.
Es evidente que esta Declaración refleja las recomendaciones
del Comité Internacional de Bioética y representa un paso en adelante en la codificación de las normas referentes a la cooperación en
la investigación genética.
b. Ambito internacional:
Asamblea general de la ONU
En el campo internacional la iniciativa prosigue prevalecientemente en el ámbito de la UNESCO. De todos modos, hay que notar que la ONU HA ADOPTADO
la Declaración universal del genoma humano, con una Resolución
de la Asamblea General de 19985.
Menciones a la cooperación internacional en materia más amplia,
pero que incluye la investigación
genética, las encontramos en la
Resolución sobre la clonación humana, adoptada en marzo pasado6,
en la que se invitan a los Estados
miembros a incluir las cuestiones
globales del SIDA, de la tuberculosis y de la malaria que interesan
en particular a los países en vías de
desarrollo, en los programas de fi-
nanciación de la investigación médica y de las ciencias de la vida.
c. Ambito regional:
Consejo de Europa
A nivel regional la piedra miliar
sigue siendo por ahora la Convención sobre la Biomedicina y los
Derechos Humanos del Consejo
de Europa, adoptada el 19 de noviembre de 19967, con el Protocolo sobre la investigación biomédica anexo a dicha Convención, que
se ha abierto a su firma el 25 de
enero de 20058. La Convención
delinea una amplia serie de principios fundamentales y de normas
que constituyen la base de un derecho común europeo de la bioética
médica, de la tutela de los derechos humanos y de las ciencias
médicas. En el preámbulo se menciona a la cooperación internacional como una necesidad finalizada
al goce de los beneficios de la biología y de la medicina de parte de
toda la humanidad. En el articulado, se dedica un párrafo al debate
público sobre cuestiones de biomedicina y sus respectivas aplicaciones que, aunque colocado dentro de los Estados Parte de la Convención, representa un aspecto importante también para la cooperación internacional.
De considerable importancia
son las soluciones adoptadas en el
Protocolo que dedica un capítulo a
la investigación conducida en Estados no Parte del instrumento jurídico. En el Informe explicativo9
se lee: “En este momento, gran número de proyectos de investigación son conducidos con base multinacional. Proyectos únicos pueden ser seguidos por grupos de investigadores de diferentes Estados. Además, organizaciones dotadas de estatuto internacional
pueden elegir en qué Estado realizar un proyecto puesto en marcha
y financiado por ellas. Esto plantea cierta preocupación, frente a la
posibilidad de que las normas de
protección aplicadas a los participantes varían sustancialmente de
un país a otro. En particular, causa preocupación la eventualidad
de que una investigación considerada dedididamente inaceptable
en un Estado sea conducida en
otro Estado que adopta criterios
bastante fluidos”.
68
Por tanto, el Artículo 29 fija las
condiciones a las se deben someter
los promotores y los investigadores de un Estado Parte del Protocolo. En sustancia, ellos deben respetar las condiciones dictadas por el
país receptor pero también los
principios en los que se basan las
disposiciones del Protocolo. Se habla de los principios impregnados
y no de las disposiciones concretas, porque a menudo éstas, por la
diversidad de la situación, son irrealizables. El Informe explicativo
lleva el ejemplo de las instancias
independientes de valoración científica y ética de un determinado
programa. Aun si ellas no existiesen en el país acogedor, el cumplimiento de los principios establecidos en el protocolo exige que una
valoración científicia y ética se realice de todos modos por una instancia habilitada e independiente.
Esto vale para los principios del
consentimiento informado, de la
protección del incapaz, de la confidencialidad, de la proporción entre
el riesgo y el beneficio.
El mismo Protocolo establece
también otra medida sobresaliente
para la cooperación en general y
aquella itnernacional. El Artículo
28 intima a los investigadores a so-
EL GENOMA HUMANO
meter al respectivo comité ético o
instancia competente un informe o
un sumario de la investigación y
dar publicidad a los resultados de la
investigación incluso cuando éstos
fuesen negativos. La publicación
de los resultados se debe considerar
efectiva cuando es accesible a otros
investigadores. De hecho, el objetivo del Artículo es evitar la inútil repetición de las investigaciones sobre personas y la supresión de los
resultados, tanto positivos como
negativos, con fines comerciales o
que no sean científicos.
S.E. Mons. CELESTINO MIGLIORE
Nuncio Apostólico
Notas
1
El documento se encuentra en http://portal.unesco.org/shs/en/ev.php-URL_ID=1881
&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=
201.html.
2
Cfr. http://www.paginecattoliche.it/modules.php?name=News&file=article&sid=694
3
Se citan a continuación los Informes publicados en el sitio Internet de la UNESCO:
http://portal.unesco.org/shs/en/ev.php-RL_ID
=2038&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html.
Report of the IBC on the Possibility of Elaborating a Universal Instrument on Bioethics
(2003), Rapporteurs: Giovanni Berlinguer
and Leonardo De Castro; Report of the IBC on
Pre-implantation Genetic Diagnosis and
Germ-line Intervention (2003), Rapporteur:
Hans Galjaard; Human Genetic Data: Preliminary Study by the IBC on its Collection,
Processing, Storage and Use (2002), Rapporteurs: Sylvia Rumball and Alexander McCall
Smith; Report of the IBC on Ethics, Intellectual Property and Genomics (2002), Rapporteur: Judge Michael Kirby; Report of the IBC
on Solidarity and International Co-operation
between Developed and Developing Countries concerning the Human Genome (2001),
Rapporteur: Mehmet Öztürk; The Use of
Embryonic Stem Cells in Therapeutic Research (2001), Rapporteurs: Alexander McCall
Smith and Michel Revel; Report on Confidentiality and Genetic Data (2000); Report of the
Working Group of the IBC: Ethical Considerations Regarding Access to Experimental
Treatment and Experimentation on Human
Subjects (1996), Rapporteurs: Harold Edgar
and Ricardo Cruz-Coke; Food, Plant Biotechnology and Ethics (1995), Rapporteur: Darryl
Macer; Bioethics and Human Population Genetics Research (1995), by Chee Heng Leng,
Laila El-Hamamsy, John Fleming, Norio Fujiki, Genoveva Keyeux, Bartha Maria Knoppers and Darryl Macer; Genetic Counselling
(1995), Rapporteur: Michel Revel; Ethics and
Neurosciences (1995), Rapporteur: Mr JeanDidier Vincent; Report on Human Gene Therapy (1994), Rapporteurs: Mr Harold Edgar
and Mr Thomas Tursz; Report on Genetic
Screening and Testing (1994), Rapporteur:
Mr David Shapiro.
4
Cfr. http://portal.unesco.org/shs/en/file_download.php/b0f1e8f1dc4a4e8990faff37
0608cac2declaration.pdf
5
A/RES/53/152, 9 de diciembre de 1998
6
A/RES/59/280, 23 de marzo de 2005.
7
Cfr. http://conventions.coe.int/Treaty/en/
Treaties/Html/164.htm
8
Cfr. http://conventions.coe.int/Treaty/EN/
Treaties/Html/195.htm
9
Cfr. Ibidem.
69
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Segunda Sección
Iluminación
viernes
18
noviembre
VINCENZO CAPPELLETTI
1. Recorrido histórico de la genética humana
“Los nuevos progresos que de
vez en cuando se verifican en la
ciencia, generalmente tienen lugar
por la invención de un nuevo método, por el descubrimiento de un hecho nuevo del cual derivan importantes consecuencias, o de la elaboración de un nuevo principio teórico
que sugiere nuevas líneas de investigación [...]. El caso de la genética no
corresponde a ninguna de estas tres
posibles alternativas, ya que ella inició con el descubrimiento que había
ocurrido treinticinco años antes. En
efecto, podemos colocar el nacimiento de la genética en 1900 gracias al redescubrimiento del artículo
de Mendel.” En 1932, esto escribía
en el periódico “Science”1 Thomas
Hunt Morgan, director del grupo de
investigación sobre la Drosophila,
el mosquito de la fruta, en la Columbia University de Nueva York y
luego en el California Institute of
Technology, y también promotor de
la relación entre la citología y el
mendelismo. El pensamiento citado
presenta el defecto de la simplificación excesiva. ¿Por qué el redescubrimiento de Mendel no tuvo la misma suerte que el descubrimiento
mendeliano? En verdad se trata de
personalidades de renombre: el alemán Carl Correns (1864-1933), el
austríaco Erich Tschermack (18711962) – ambos botánicos –, y el holandés Hugo de Vries (1848-1935),
fisiólogo vegetal y en años posteriores el autor de una amplia obra sobre la “mutación”2. Pero cuando redescubren Mendel, los mencionados autores colocaron sus observaciones el amplio contexto que no
había habido treinta años antes y las
introdujeron en la “biología”: la teoría de la vida en general y del hombre en particular, según la incisiva
definición de un término que se comenzó a usar al inicio del siglo, gracias al fisiopatólogo Rudolf Virchow3.
La respuesta a la pregunta que hemos enunciado hay que buscarla,
pues, en la relación entre el momento conceptual-problemático y aquel
observatorio-experimental de la investigación científica. Cuando salieron en las “Verhandlungen”, de la
Unión moravia de los naturalistas
de Brünn, las dos memorias de Gregor Mendel (1822-1884) – la primera y la más conocida del 66 sobre
Pisum sativum, la segunda sobre
Hieracium del 69, con la enunciación del dominio, de la independencia y de la segregación de los caracteres – las ciencias de la vida vivían
una estación intensa de ideas nuevas
alrededor de la “teoría de la descendencia”, de la “teoría celular” y de
la noción de “fisiopatología” como
síntesis de normalidad y de enfermedad: un amplio arco temático
tendido por la historia natural de la
tradición a la realidad emergente de
la biomedicina. En 1859, no apenas
editada la obra darwiniana Origen
de la especie, se agotó en una jornada, y mientras vivirá Charles Darwin se efectuarán seis ediciones
más4: la última en el 72, con modificaciones y añadiduras significativas. En el capítulo final Darwin observa que la embriología nos revelará la estructura en parte ofuscada de
los prototipos de cada grande clase.
Y concluye indicando el aspecto
grandioso de una concepción de la
vida, con sus diferentes fuerzas originalmente sopladas “breathed”,
por el Creador en pocas formas. Pero en el 68 tenemos la obra de Darwin que podríamos considerar como la más importante para el adelanto de la teoría general de los vivientes: La variación de los animales y de las plantas en régimen de
adomesticación5. Los órdenes y las
estructuras de los organismos cambian debido a una propiedad o a una
fuerza intrínseca y de conformidad
con específicas leyes cuando la variación concierne varios órganos o
funciones, esto es, cuando sea “correlacionada”. Jean Baptiste Lamarck, en la Filosofía zoológica de
1806, había afirmado que el ambiente provoca modificaciones en
los organismos transmisibles a la
descendencia, actuando sobre el
“sentimiento interior” donde exista
un “órgano del sentimiento”, o simplemente intensificando su uso. El
alargamiento del cuello de la jirafa
obligada a comer las hojas de los árboles en ambientes donde no crecen
hierbas, es el caso que Lamarck, naturalista agudo, sumo malacólogo,
había citado como prueba a favor de
sus tesis transformistas. En el individuo que se transforma está la especie y en la especie la naturaleza de
la que han tomado su origen todos
los cuerpos organizados “con la
ayuda de un tiempo suficiente”. Por
tanto, tenemos una doble serie de
transformaciones: creativas aquellas naturales y adaptativas aquellas
individuales y específicas.
Con Lamarck se abre una nueva
perspectiva para las ciencias de la
vida, en torno al problema de la
70
“transformación”, “descendencia”,
“evolución”: caracterizada por el
propósito de poner en el archivo a
Linneo y sustituir su clasificación
de animales y plantas con una historia de la naturaleza que fuese realmente tal, fundada en nacimiento,
muerte y duración, en aumentos
sustanciales y aumentos estructurales. La geología uniformista de
Charles Lyell (1797-1875), y las once ediciones de Principios, entre
1830 y 75,6 habían proporcionado al
paradigma transformista un ingrediente no único y ni siquiera suficiente, pero sin duda indispensable,
el tiempo: los miles de años se habían convertido en millones. No obstante las vigorosas y rigurosas oposiciones, sobre todo en nombre de
diversidades estructurales originales en uno y en otro reino de la naturaleza viviente; sustituido el darwi-
niano Origen de la especie a la Filosofía zoológica lamarckiana; logrado un nuevo prestigioso adepto en el
“profeta de Jena”, Ernst H. Haeckel
(1834-1919); el transformismo celebraba precisamente en los años de
las memorias mendialianas, – los
Sesenta del Ochocientos –, su hora
meridiana saboreando un triunfo
que se consideraba como irreversible. A Haeckel, que en 1868 publica
una Historia de la creación natural
traducida en once lenguas, hay que
reconocer el mérito de haber declarado abiertamente la implicación última del transformismo: la capacidad de obtener el ser del no-ser, capacidad de crear, quitándola al Dios
de Linneo, como lo declara explícitamente Haeckel, y atribuyéndola a
la realidad espacio-temporal, al
mundo. Darwin no lo sigue – o para
decir mejor, no lo había precedido –
en este camino: no cree que muchos
aspectos y momentos de la naturale-
EL GENOMA HUMANO
za se pueden reconducir a un designio trascendente, pero “este maravilloso universo y en particular la naturaleza del hombre” es árduo concebirlo como el resultado de una
fuerza bruta, lo escribía el 22 de mayo de 1860 al botánico americano
Asa Gray. Por otro lado, Herbert
Spencer (1820-1903), mientras confiere al término “evolution”, evolución, un significado opuesto a aquel
original, preformista, de pasaje de lo
no desarrollado a lo desarrolado y
por tanto de lo pequeño a lo grande,
en los Pincipios de biología del 647
se cautela remitiendo todo a la Inconocible causa oculta de la realidad.
Asistían a un intercambio de gigantes los años en los que el monje
agustino Gregor Mendel (18221884), de cuarenta años, ex estudiante de ciencias naturales en Viena, que no llegó a obtener el doctorado, con fuerte inclinación por la
física y por el formalismo lógico,
con horas libres de la jornada que
dedicaba al huerto del monasterio,
publicaba las memorias citadas. Los
resultados son sobresalientes, hasta
el punto que configuran la herencia
como un proceso discontinuo, en
oposición a lo que suponían Darwin
y el biométrico Francis Galton
(1822-1911), máxima autoridad en
los aspectos cuantitativo-estadísticos de la biología. Mendel afirmaba
que los híbridos son portadores de
determinantes hereditarios dobles
para un determinado carácter, que se
segregan en la segunda generación
y pueden recombinarse según las diferentes posibilidades. Parejas de
caracteres diferentes se comportan
de manera autónoma en la hibridación. Aquellos mendelianos eran
protocolos importantes, planteados
con ejemplar claridad, pero sin contexto alguno: mayormente necesario este último, en un momento de
intensa problematicidad de la ciencia. Hay una mención a Darwin en
el texto de la primera memoria de
Mendel, pero nada más. Mendel, estuvo en contacto con un insigne botánico, Carl Wilhelm Nägeli (18171891), interesado en la distinción de
partes y funciones diferentes del
plasma celular, partiendo del presupuesto mecánico, antes bien, mecanicista, que caía en una crisis irreversible precisamente cuando en
1884 salía de Nägeli la Teoría mecánico-fisiológica de la filiación8.
El término que el autor emplea ya
no es “Descendenz”, sino “Abstam-
mung”, que parecería indicar el
constituirse de un paradigma diferente de la teoría de la evolución. In
nuce es la teoría de la herencia que
al final del siglo será capaz de redescubrir el descubrimiento mendeliano. Mientras tanto, se trataba de
continuar la construcción del contexto conceptual, y para este fin era
preciso retomar la confrontación
dialéctica entre las grandes perspectivas sobre el “mundo de la vida”,
para usar una luminosa expresión
acuñada por el fenomenólogo Edmond Husserl en su obra Crisis de
las ciencias europeas9.
En primer lugar, encontramos la
“teoría celular” ligada al nombre de
Rudolf Virchow (1821-1902), y al
prestigio obtenido por él con la síntesis de fisiología y patología en la
biología entendida como “doctrina
de la vida en general y del hombre
en particular”. La virchowiana Patología celular había sido publicada
en el 185910, pero en los años sesenta fue propuesta como programa de
investigación, para entrar en el árduo territorio de las neoplasias. Si
toda la vida es celular, “Deszendenz” y “Abstammung” –, la evolución y la filiación no podían dejar de
introducir la célula como fundamento y referencia en el edificio ontogenético y filogenético. Hemos
mencionado Nägeli como interlocutor de Mendel: a él pertenece la distinción entre “trofoplasma” nutritivo el “idioplasma” portador de los
caracteres específicos. Pero la citada Teoría de la filiación es del 1884,
año posterior a la memoria de August Weismann (1834-1914) Sobre
la hereditariedad11: no sólo la partida de nacimiento del paradigma
científico que se llamará genética,
sino punto de vuelco racional de toda la biología, incluida la teoría celular. Al principio médico, pero a
partir de 1867 profesor de zoología
en Friburgo, ferviente darwiniano,
Weismann advierte puntualmente la
antitesis entre lamarckismo y darwinismo, y la supera planteando el
problema en términos celulares. La
célula, afirmaba tajantemente Weismann, no contiene alguna estructura
que se demuestre sea hecha para incorporar los caracteres adquiridos y
transmitirlos a la descendencia. De
este modo se superaba una lectura
simplificada de la vida y de los vivientes, una concesión al buen sentido que había seducido a la mayoría
de los naturalistas, sin excluir al Au-
71
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
tor del Origen de la especie, al que
el mismo Weismann se había inclinado antes de la citada memoria.
Utilizando la “variación” entendida
en el sentido darwiniano, Weismann
llegó en cambio a asestar la autonomía y la continuidad del plasma germinal en el curso de las generaciones sucesivas. De este modo nacía
una de las perspectivas más amplias, rigurosas y contrainstitutivas
– para emplear un término de la lógica actual – en la historia de la
ciencia biológica. Mientras una memoria posterior de 1892: Sobre el
plasma germinativo: una teoría de
la hereditariedad12, marca el acta de
nacimiento de un paradigma cognoscitivo que en el 1906, por propuesta del zoólogo William Bateson
(1861-1929), profesor en Cambridge, se habría llamado “genética”.
Mientras tanto Mendel había estado
redescubierto en 1900, por los tres
botánicos ya mencionados: Bateson, sobre los pollos y Lucien Cuénot (1856-1951) de la universidad
de Nancy, sobre los ratones, extendieron el mendelismo al reino animal. La botánica reintervino con las
investigaciones, clásicamente rigurosas, del fisiólogo vegetal de Copenhagen, Wilhelm Ludvig Johannsen (1857-1927) sobre la variabilidad de los frejoles: las diferencias
de la dimensión y del peso que derivan de causas ambientales pero que
no se heredan. Era una nueva confutación experimental del lamarckismo, coherente con el planteamiento
weismanniano y con el contexto de
la experimentación mendeliana.
Los protocolos de Mendel habían
entrado en una compleja y compacta construcción teórica, que los hacía importantes y habían facilitado
el redescubrimiento. La convergencia de teoría de la evolución y la teoría celular había constituido el presupuesto, no terminado en la fecundidad cognoscitiva de ambos momentos. En esta parte del siglo vemos al botánico Edouard Strasburger (1844-1912) de Bonn y el anatómico Walter Flemming (1843-1905)
de Praga y Kiel que se ocupan nuevamente de la reproducción de las
células, ya estudiada y descrita por
Virchow – es suyo el principio citogenético fundamental: “Omnis cellula e cellula” –, describiendo la división del núcleo o “cariocinesis”,
la presencia de los “cromosomas”
en la sustancia nuclear, su fisión y
migración en las células neoforma-
das. Edouard van Beneden (18461910), profesor en Leida y en Lieja,
observa y describe en las células
germinales la “meiosis”, por lo que
el número de los cromosomas se reduce a la mitad para reconstituirse
con el allanamiento de los cromosomas homólogos en la fecundación.
En ella, como fue descubierto en el
1875 por Oskar Hertwig (18491922) de la universidad de Berlín en
el huevo del erizo de mar, los gametos masculino y femenino se funden
en un único núcleo. Los conocimientos de observación y la elaboración teórica han proseguido su
curso más allá del axioma citado de
Virchow: en la citología se constituye la “cariología”, un paradigma específico de conocimientos sobre el
núcleo celular, sus funciones y sus
comportamientos. No solamente,
llegados a este punto se podía redescubrir a Mendel sino también era
posible colocar y estructurar la “hibridación” analizada y formalizada
por él con admirable claridad. Alemana en su origen y en su desarrollo
hasta las postrimerías del siglo, con
una imprevista desviación la citología pasa el Atlántico llevando consigo no sólo los últimos resultados de
la observación sobre la división celular, sobre el núcleo y los cromosomas, sino también el nexo problemático con la embriología a través
de las posiciones contrastantes con
respecto al desarrollo del huevo fecundado de la rana: la preformación
“en mosaico” de Wilhelm Roux
(1850-1924) y su regulación inherente al “sistema armónico equipotencial” de Oskar Hertwig (18491922) y Hans Driesch (1867-1941).
Otra fuente rica de desarrollos conceptuales, acogida en varios modos
en América, estaba representada por
la elaboración teórica de Weismann,
que había recaído en sus transtornos
oculares que le impedían aplicarse a
la ciencia microscopica. Los cromosomas de los gametos deben sufrir
una “división reductiva” para conservar el número propio de la especie después de haberse recombinado
en la fecundación. A esta hipótesis
genial, confirmada por el descubrimiento ya citado de la “meiosis”, se
había acompañado otra del mismo
Weismann, sobre “determinantes”
colocados en el plasma cromosómico y activos en los caracteres morfofuncionales del organismo: un paso
hacia la investigación y el reconocimiento de los “genes” – el término
será propuesto por Johannsen en los
Elementos de una exacta doctrina
de la hereditariedad, editado en
1909 y publicado repetidas veces13.
La interacción entre célula y hereditariedad se repropondrá tal y cual
en la Columbia University de Nueva York, después de la mencionada
migración o, quizás más exactamente, propagación de la investigación citológica. El citólogo de la
universidad americana es Edmund
B. Wilson (1856-1939): después de
una larga elaboración, en 1896 se
publica su volumen La célula en el
desarrollo y en la herencia, que se
vuelve a publicar en 1900 y en el
1925, y será tomado también en Europa como nuevo texto de referencia14. La masa cromatínica de significado desconocido, identificada
por estudiosos anteriores y por tanto
identificada por la letra X, es identificada por Wilson con los cromosomas sexuales o “heterocromosomas”, diferentes en el hombre y en
la mujer. El paso posterior no podía
dejar de ser la colocación de los genes en los cromosomas, o por lo menos una tentativa en ese sentido. Basándose en el demostrado informe
sobre cromosomas y sexualidad,
Wilson estimula las investigaciones
del zoólogo Thomas H. Morgan
(1866-1946), al comienzo contrario
al mendelismo y a la teoría cromosómica, sospechados de preformismo por un investigador que miraba
con simpatía a las posiciones epigenistas del embiólogo Driesch. Como material de experimentación,
los ratones y las palomas son sustituidos por el mosquito de la fruta, la
Drosophila melanogaster, con un
breve ciclo de vida y un espacio mínimo de cultivo. En el nuevo material de experimento aflora una relación fija entre determinados caracteres y cromosomas sexuales: en la
variante de la Drosophila macho de
ojos blancos en vez de rojos, se
muestra la existencia de un “linkage” entre determinante del sexo y
determinante del color ocular. Al
manifestarse de otras variantes análogas, corresponde la intensificación de las investigaciones planteadas y ejecutadas por Morgan con
sus alumnos Alfred H. Sturtevant
(1891-1970), Calvin B. Bridges
(1889-1938) y Hermann Joseph
Muller (1890-1967): el llamado
grupo de la Drosophila. El mendelismo cromosómico triunfa con respecto a los esquemas alternativos,
72
propuestos por Bateson, convencido
mendeliano pero con importantes
adaptaciones en materia de herencia
parcial, poligénica, cuantitativa. Lo
que es llamada expresión génica, se
eleva como problema central de un
paradigma que ya tiene un nombre y
una larga autonomía experimental y
teórica. En 1915 sale a la luz un amplio volumen de Morgan y de los citados Colaboradores: El mecanismo
de la herencia mendeliana,15 seguido en 1926 por La teoría del gen16 y
luego el premio Nobel en 1933: hechos que, más allá del éxito personal, marcan una duración bastante
amplia de la que ha nacido un proyecto cognoscitivo fundamental en
la ciencia de la naturaleza.
Con la localización de los genes,
el grupo de Morgan en la Columbia
había obtenido la conexión entre la
teoría de los procesos hereditarios y
el paradigma celular. Pero era preciso buscar otra correlación necesaria,
con el paradigma evolutivo. En
1890 Morgan había estado en la Estación Zoológica de Nápoles, donde
había encontrado a Driesch y había
preparado un programa de investigaciones sobre la embriología de los
ctenóforos y de otros grupos: estaban presentes los problemas de la filogénesis, incluida la condición restrictiva puesta por Weismann con el
postulado de la continuidad idioplasmática. En 1928, llamado por el
California Institute of Technology,
Morgan dejaba New York para dirigirse a Pasadena, pero el año anterior uno de sus alumnos, Hermann J.
Muller (1890-1967), con un artículo
aparecido en el periódico “Science”
había hecho conocer el descubrimiento que los rayos X aumentaban
la frecuencia de las mutaciones17. Ya
el botánico de Vries, uno de los descubridores de las memorias mendelianas de 1866 y 1869, ya había
identificado mutaciones de la dotación hereditaria: en una planta de
proveniencia americana, la Oenothera lamarckiana, de los jardines
botánicos que se propagaron en el
ambiente, él encontró individuos
que presentaban una variabilidad
acentuada en la dimensión, en los
caracteres de las hojas, en la coloración y consideró cada una de estas
variaciones constantes como una
“mutación”. Es el término que de
Vries eligió como título para la obra
citada en dos volúmenes: La teoría
de la mutación, que habría tenido
que representar el complemento ne-
EL GENOMA HUMANO
cesario al darwiniano Origen de la
especie. La opinión corriente era
que las especies se transformasen
lentamente en otras diferentes. El
mutacionismo sostenía, en cambio,
que especies y variedades nuevas
derivan de formas preexistentes por
saltos, bruscamente. En cambio,
Darwin había sido gradualista, había registrado también la existencia
de variaciones drásticas, designadas
como “sports”: jocosamente el amigo Thomas H. Huxley le reprochaba
de haber abrazado una dificultad no
necesaria aceptando la idea de que
“Natura non facit saltum”. Los resultados experimentales de Muller
hacían posible un retorno a la variación parcelar del paquete génico,
pero la distancia conceptual entre
micro y macroevolución tenía que
ser colmada de otro modo: lo será
recurriendo a la “selección” conjunta con la reproducción sexual, considerada como instrumento de recombinación. Una vez más, los biólogos tenían que recorrer el camino
teórico de Weismann, que había dedicado a la sexualidad en función
selectiva una adecuada memoria del
1886, tres años después del trabajo
sobre la continuidad del plasma germinal18.
Al final de los años treinta la genética se convierte en puente entre
los dos paradigmas biológicos dominantes, celularismo y “evolución”, prevaleciente esta última sobre “descendencia” por la sustitución del alemán por el inglés y francés como lenguas científicas dominantes. Las obras que resumen los
resultados y problemas son: La genética y el origen de las especies19 de
Theodosius Dobzhansky (19001975) – editado en el 1937, en el
1941 y en el 1951, y luego en 1957 –
y Evolución. La síntesis moderna de
Julian Sorell Huxley (1887-1975),
editado en el 1942 y vuelto a editar
en el 196320. Mutaciones y reproducción sexual pueden generar una
ilimitada variedad de genotipos, pero no se justifica el llamado al caso.
Cada mutación tiene una probabilidad determinada, se verifica prescindiendo de la utilidad, y los cambios mendelianos de las poblaciones
“por nada son resultados automáticos de lances afortunados de los dados genéticos, o incluso de los requerimientos ambientales... el proceso evolutivo se puede describir
como creativo”. Dobzhansky ha recorrido hacia atrás el itinerario aca-
démico de Morgan, desde Caltech a
la Columbia, asegurando a la prestigiosa universidad americana el mérito de posteriores programas de investigación que habrían encontrado
allí los medios y la sede. El paso citado es uno de los pocos donde aflora la predicción de la crisis que abrazará el gen, la genética, la evolución
y la selección. En la conferencia para el premio Nobel del 1933, también Morgan observa que no hay
consentimiento entre los genetistas,
si los genes tuviesen que considerarse reales o convencionales. En el
biólogo Huxley, en cambio, encontramos la confianza en la síntesis
multidisciplinaria en torno a la genética, con la emergencia del concepto de “población” y con la contribución de dos disciplinas nuevas:
la ecología y la estadística. Permaneciendo dentro de estos límites, se
acentúan ciertamente los nuevos desarrollos, pero al costo elevado de
perder la sustancia del problema,
planteado por la herencia biológica.
En la estructura del genoma, el gen
es una entidad espacial. Sin embargo, el gen no está solo, en el patrimonio génico humano se contarán
decenas de millares, y la idea aflorada aquí y allá, al comienzo del siglo
XX, de relacionar uno a uno genes y
cromosomas, terminará apareciendo como una ingenuidad que hace
sonreir. Cada uno de los veintiseis
cromosomas del Homo sapiens sapiens se revelará como portador de
centenares de unidades génicas.
¿Qué los unifica en la matriz del organismo, también porque anticipando el futuro, órganos individuales y
funciones mostrarán que dependen
de centros de control génico situados en cromosomas diferentes? La
“nueva síntesis”, a la que Huxley intitulava el volumen arriba citado,
definía una relación inédita entre
paradigmas disciplinarios para explicar el controvertido problema de
la evolución, pero dejaba de lado el
punto de partida, limitándose a tomar acto que la competencia sobre
la entidad génica ya había pasado a
la química macromolecular, con la
cancelación de una vieja terminología, donde estaban radicados términos como protoplasma, trofoplasma, idioplasma y otros, considerados también por los Autores más
conscientes como denotaciones provisionales.
Entre los Autores citados, a quienes corresponde el mérito de haber
73
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
marcado un recorrido de cincuenta
años de la genética, desde Hertwig y
von Beneden a través de Mendel y
Morgan hasta los poblacionistas
neodarwinianos – Ronald-A. Fischer (1870-1962) de Londres, Sewall Wright (1889-1988) de Chigago y John B.S. Haldane (18921964) de Londres –, será Dobzhansky que intuirá la necesidad de
lograr un adelanto y una renovación
sustancial de los conocimientos.
Mientras tanto, Europa retoma la
iniciativa junto con Estados Unidos
con el John Innes Institute de Cambridge, el Kaiser Wilhelm Institut de
Berlín y el Institut de Biologie physicochimique de París. Aún cuando
vivía Morgan, se difunde una insatisfacción por la genética formal que
se le atribuye, y se busca en la química lo que la morfología no logra
dar. Se abre un espacio a través de
los microbiólogos del Rockfeller
Institute de Nueva York, donde el
grupo de trabajo de Oswald T.
Avery (1877-1955), con Colin M.
MacLeod y Maclyn McCarty, trabajaba sobre el pneumococo y venía
adquiriendo la prueba que la virulencia bactérica se puede transmitir
de una cepa a otra y volverse hereditaria con un “principio transformador” representado por el ácido desoxribonucléico – ADN. Avery lo
referirá en el “Journal of exeperimental medicine”, en 194421. Mientras tomará acto de la nueva genética, post-morganiana, en la tercera
edición de su obra Dobzhansky anotaba que el poder de transformación
de la nueva sustancia se conservaba
hasta en diluiciones extremas. En
vía paralela pero autónoma de las
investigaciones sobre el pneumococo, se habían desarrollado aquellas
en los virus bactéricos por el “grupo
del fago”, que se constituyó en el
Caltech de Pasadena en torno a Max
Delbrück (1906-1981), con la participación de Salvador Luria y Alfred
Herschey. Delbrück demostró que
las partículas ultramicroscópicas,
constitutivas de los fagos, se reproducen en gran número dentro de
tiempos breves. Luria introdujo en
el grupo a su alumno James Watson,
uno de los futuros descubridores en
1953 de la “doble hélice”. En síntesis, los años cuarenta del siglo XX
hicieron entrar la química en el paradigma de los procesos hereditarios, identificando la naturaleza, pero todavía no la estructura, de las
sustancias implicadas en ellos y,
después de decenios, reanudando
una relación entre contemporáneos
que se habían ignorado: el botánico
Mendel y el patólogo Johann F.
Miescher (1811-1887) de Basilea,
descubridor de la sustancia ácida
que está contenida en los núcleos
celulares. En el trabajo citado de
Avery, el ADN de la célula bactérica
era definido como “funcionalmente
activo”: quedaba por precisar su
función con respecto al gen. George
Baedle y Edward Tatum, entre el
1943 y el 1945, habían formulado la
hipótesis que el principio génico tuviese una naturaleza enzimática. Pero el ADN tenía que ser identificado
con el gen, y en este caso volver a la
hipótesis enzimática, compartida
por muchos investigadores, o ¿era
en cambio un agente mutágeno que
tenía en el material génico su terreno de elección? Sobre esta interrogante intervenían los experimentos
de Delbrück sobre los fagos, paralelos a la experimentación que Avery
dirigía al pneumococo: la elevada
velocidad de conversión de una cepa en otra excluía la referencia a un
proceso de mutación casual con su
selección posterior.
Para la decodificación ante todo
estructural de los ácidos nucléicos,
Erwin Chargaff (1905-2002) y su
grupo de trabajo en la Columbia
University tienen el mérito de un
aporte fundamental: sobre el ADN
se había creado “una enorme reviviscencia de intereses”. Se describen dos clases de ácidos nucléicos
– ADN y ARN – y se identifican sus
constituyentes: purinas, pirimidinas, pentosio y ácido inorgánico. En
dos ácidos nucléicos típicos, el
ADN de esperma de salmón y el
ARN de levadura, varían solamente
una de las pirimidinas, representadas respectivamente por la timida y
por el uracil, y el azúcar donde al 2
– Deoxy – D ribosa del ADN se sustituye D – ribosa del ARN. Seguidamente, Chargaff se habría referido a
la experimentación sobre la vida
con palabras de ejemplar conciencia: “Sin embargo, permanece siempre el hecho que hemos destruido un
andamio increíblemente refinado;
que hemos interferido con un orden
cuyo grado es insondable; que, con
el mismo hecho de separar los componentes celulares, hemos destruido
su conexión entelequial”22 Caída la
hipótesis simplemente estructural
del “tetranucleótidas”, por lo que
purinas y pirimidinas del ADN se
habrían repetido x veces en la forma
(AGCT), el ácido desoxiribonucléico habría asumido el papel de agente en una comunicación no verbal o
en la “información biológica”. Pero
en los años cuarenta, entrados en el
paradigma de la química macromolecular, lograba una importancia específica la configuración estérica
del compuesto. El 25 de abril de
1953 presentaba en “Nature” una
breve memoria sobre la Estructura
molecular de los ácidos nucléicos
de James D. Watson (1928- ) y
Francis Crick (1916-2004), con el
esquema de la doble hélice, “sugería
de inmediato un posible mecanismo
de copiado para el material genético”, observaban los autores23. Regresando a la expresión de Morgan,
¿se podía considerar que había llegado a su cumplimiento la “teoría
del gen”? ¿Se tenía o no que suponer la existencia de una teoría de la
vida detrás de aquella del gen? Entre los biólogos se delinea una
orientación contradictoria. Por debajo de la doble hélice existe un amplio margen de situaciones reales
que es preciso lograr y definir. Pero
en el imaginario colectivo, el ADN
se identifica ya con la vida, y la genética es el nombre nuevo y actualizado de la biología. Sobre todo comienza a hacerse uso de una terminología, extraña en el reciente pasado al vocabulario biológico, y deducida de un paradigma en fase de rápida subida a una autoridad indiscutible: la teoría de la información. La
información no es materia y no es
espacio; en cambio, puede ser identificada con el confín entre los dos
máximos conceptos de la filosofía y
de la ciencia: aquellos de “naturaleza” y de “ser”. Si en el gen tenemos
el resumen informacional de la vida,
se justifica la transición terminoló-
74
gica de “genética” a “genómica”,
junto con la acentuada identificación de dos paradigmas, genómico
y biológico.
Los progresos de la genómica en
el entendimiento de la síntesis protéica, durante el trentenio sucesivo a
Watson y Crick, o mejor, durante los
cuarenta años posteriores a Avery,
han dado forma y sustancia a desarrollos de imprevista extensión. Como transmisor del mensaje estereoquímico del ADN a las proteínas, el
RNA ha logrado una importancia
autónoma de replicador original, así
como de transmisor originario del
mensaje genómico, en la historia de
la naturaleza viviente. El catografiar
a fines del siglo XX del genoma humano ha ocultado este hecho escondido, capaz de hablar sobre todo a
las mentes, a las conciencias, a las
personas que sienten que cobijan en
sí mismas el secreto original del
mundo. Dicho secreto se esconde
no en el gen, sino en la vida, que recientemente ha parecido recuperar
una prioridad ontológica y lógica.
El retorno a la prioridad de vida-viviente sobre el gen-genoma se refleja también en el pasado, revalorando el significado del paradigma celular y de la exigencia de definitoria
implícita en él con respecto a la evolución en cuanto matriz del evolucionismo. Se resquebrajan una después de otra posiciones teóricas que
se refieren a gen-genética-genómica. Según el genetista William Gelbart, “quizás hemos llegado al punto en que el empleo del término
‘gen’ […] podría dificultar nuestro
conocimiento”24: diferentemente de
los cromosomas, los genes son conceptos más que objetos materiales.
Patologías ligadas a un solo genmorbo de Tay Sachs, corea de Huntington, fibrosis quística, talasemia,
fenilquetonuria – difieren de otras, y
son la mayoría, donde están implicados varios genes – enfermedades
cardiovasculares, ictus, diabetes. El
genetista molecular de Oxford, David J. Weatherall, ha puesto perspicazmente en luz la imposibilidad de
prescindir de los diferentes mecanismos de regulación, dentro de los
cuales un mismo gen puede ser
transferido. El Proyecto genoma humano, observa Evelyn Fox Keller,
histórico de la ciencia del MIT en
Boston, ha desilusionado a quienes
esperaban que el conocimiento de
las secuencias habría sido suficiente
para entender el organismo: pero ha
EL GENOMA HUMANO
sido precioso porque ha trazado una
vía más realista hacia el entendimiento de la funcionalidad orgánica25. La crisis del modelo un gen –
un enzima tiene, además, un origen
reciente, y se remonta a la distinción
de los genes en “estructurales” y
“reguladores”: los segundos activan
y regulan a los primeros, responsables de la transcripción en proteínas26. Nacía el modelo de “operón”,
en el que están presentes todos los
factores que, coordinados por un
gen regulador, concurren en la síntesis protéica: pero se trata de elementos a menudo lejanos de las secuencias codificadoras. La estabilidad de
la estructura del gen resulta no el
punto de partida, sino el producto final de un proceso hipercomplejo,
que requiere la participación de un
gran número de enzimas organizados en redes metabólicas. Mientras
la replicación del DNA implica la
intervención de muchas proteínas
diferentes, con un proceso de altísima complejidad y estupefaciente
precisión. El fruto entelequial de la
vida y del viviente que, como hemos visto son citados por Chargaff,
parecen resurgir con una fundamental e innegable evidencia durante el
“sueño del genoma humano”, para
decirlo con el genetista de la Harvard University Richard C. Lewontin27, pero sin su aparente sarcasmo.
No hay que olvidar ese sueño, como
generalmente ocurre en la experiencia onírica, sino debe ser entregado
a una lúcida reflexión que lo reexamine y lo coloque concretamente en
una diferente fisolofía de la naturaleza.
Prof. VINCENZO CAPPELLETTI
Presidente de la Sociedad Italiana
de Historia de la Ciencia
Notas
1
MORGAN T.H., The rise of genetics, en
«Science», 76, 1932, p. 261.
2
DE VRIES H., Die Mutationstheorie. Versuche und Beobachtungen über die Entstehung
der Arten im Pfanzenreich, Leipzig 1901.
3
VIRCHOW R., Die Cellularpathologie, Berlin, 1858.
4
DARWIN CH., On the origin of species by
means of natural selection, 1859 (18602, 18613,
18664, 18695, 18726).
5
DARWIN CH., The variation of animals and
plants under domestication, 2 voll., London,
1868.
6
LYELL CH., Principles of geology, 3 voll.
London, 1830-’33.
7
SPENCER H., The principles of biology, 2
voll. London, 1864.
8
NAGELI K.W., Mechanisch-physiologische
Theorie der Abstammungslehre, München,
1884.
9
HUSSERL E., Die Krisis der europäischen
Wissenschaften, en Husserliana, VI, Dordrecht-Boston-London, 1954.
10
VIRCHOW R., Die Cellularpathologie in
ihrer Begründung auf physiologische und pathologische Gewebelehre, Berlin, 1859
11
WEISMANN, A., Über die Vererbung, Jena,
1883.
12
WEISMANN A., Das Keimplasma: eine
Theorie der Vererbung.
13
JOHANNSEN W.L., Elemente der exacten
Erblichkeitslehre, Jena, 1909.
14
WILSON E.B., The cell in development and
heredity, New York, 1896.
15
MORGAN TH.H. ET AL., The mechanism of
mendelian heredity, New York 1915.
16
MORGAN TH. H., The theory of the gene,
New York, 1926.
17
MULLER H. J., Artificial transmutation of
the gene, en «Science», 46, 1927, pp. 84-87.
18
WEISMANN A., Die Bedeutung der sexuellen Fortpfanzung für die Selektionstheorie, Jena, 1886.
19
DOBZHANZKY TH., Genetics and the origin of species, New York, 1937.
20
HUXLEY J.S., Evolution. The modern synthesis, London, 1942.
21
AVERY O.T. ET AL., Studies on the chemical nature of the substance inducing transformation of pneumococcal types, en Journal of
experimental medicine, 74, 1944, pp. 137-157.
22
CHARGAFF E., Acidi nucleici, en Enciclopedia del Novecento, 1975, I, p. 2.
23
WATSON J.D., CRICK F.H.C., Molecular
structure of nucleic acids, en Nature, 171,
1953, pp. 737-738.
24
GELBART W., Data bases in genomic research, en Science, 1998, 282, p. 660: citado en
E. FOX KELLER, The century of the gene, Cambridge-Mass, 2000, p. 53 tr. it.
25
Op. cit., tr. it. p. 55.
26
MONOD J., JACOB F., Teleonomic mechanisms in cellular metabolism, growth and differentiation, en Cold Spring Harbor Symposium
on quantitative biology, 26, 1961, pp. 389-401.
27
LEWONTIN R.C., Il sogno del genoma
umano e altre illusioni della scienza, Bari,
2002.
75
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
DARÍO CASTRILLÓN HOYOS
2. La genética humana a la luz
de la Palabra de Dios
Me toca iluminar el tema de la
genética humana desde la palabra
de Dios, pero, releyendo una y otra
vez la Sagrada Escritura, parece
que a primera vista no se encuentra
nada de genética, es decir, de la
ciencia biológica que estudia los
fenómenos de la herencia y la variación en las especies animales1.
Es cierto, en la palabra de Dios no
hay una intención científica. Las
verdades que contiene no son proposiciones científicas en el sentido
estricto de la palabra, es decir, no
son enunciados empírico teóricos,
aunque sí contiene verdades teológicas y la teología es, en sí, una
ciencia. La palabra de Dios nos
transmite verdades reveladas para
nuestra salvación. “Los Libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que
Dios hizo consignar en dichos libros para nuestra salvación”2. Precisamente por esto, en la Sagrada
Escritura encontramos el misterio
de Dios y su designio amoroso sobre la creación, y esta riqueza teológica ilumina y explica los fundamentos de la genética.
Por otro lado, el genoma y la genética son también, a su modo, un
modo de revelarse de Dios, pues
llevan en sí un mensaje maravilloso
y fascinante que Dios ha “escrito”
para el hombre en la creación. El
mensaje de amor de Dios que se encuentra en el Génesis y el mensaje
de amor de Dios que descubrimos
en la genética provienen del mismo
Dios. Por eso, el primer libro de la
Escritura nos ofrece unas maravillosas lecciones de teología que sirven para ilustrar y enriquecer la
ciencia de los genetistas, así como
la genética nos muestra la huella de
Dios en la creación para completar
la labor de los teólogos. Las conexiones son múltiples y en esta conferencia he querido escoger sólo algunas lecciones fundamentales en
las que el Génesis ilumina a la genética y la genética explica el Génesis.
1. La primera lección es que
Adán, el hijo de la Tierra – eso significa su nombre en hebreo –, sólo
llega a ser hombre por la acción de
Dios: “Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en
sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente”3.
Dios es causa del hombre, su Suprema Causa. Todo ser humano tiene como origen una causa humana
y una causa divina. La información
genética, por sí sola, no puede ser
causa del ser humano si aceptamos
que el ser humano es un ser espiritual, dotado de razón y de voluntad
libre. El alma espiritual no está en
la genética, sino que es creada individualmente por Dios. El alma es
irrepetible, como el genoma, pero
es creada; no generada, como el
genoma. La genética explica al ser
humano, pero no explica todo en el
ser humano; no explica su causa,
aunque indica su origen.
Es verdad que “el conocimiento
moderno de la biología molecular
nos permite constatar que todo ser
vivo tiene un genoma propio de su
especie; esto es precisamente lo
que le define como miembro de esa
especie y no de otra”4, pero si bien
el genoma nos enseña la pertenencia a la especie humana, no nos da
en sí mismo la condición de persona5; basta ver que muchas células
de nuestro cuerpo, aunque estén separadas de él, poseen la carga genética completa y sin embargo no son
personas. El genoma es un documento de identidad, pero la razón
última de esa identidad hay que
buscarla más allá del genoma, en el
Creador del genoma.
Dios es el autor de la vida humana, de cada vida humana. La vida
es un regalo amoroso de Dios al
hombre. “¿Por qué la vida es un
bien? La pregunta recorre toda la
Biblia, y ya desde sus primeras páginas encuentra una respuesta eficaz y admirable. La vida que Dios
da al hombre es original y diversa
de la de las demás criaturas vivientes, ya que el hombre, aunque proveniente del polvo de la tierra6, es
manifestación de Dios en el mundo, signo de su presencia, resplandor de su gloria7. Es lo que quiso
acentuar también San Ireneo de
Lyon con su célebre definición: “el
hombre que vive es la gloria de
Dios”8. Al hombre se le ha dado
una altísima dignidad, que tiene sus
raíces en el vínculo íntimo que lo
une a su Creador: en el hombre se
refleja la realidad misma de Dios”9.
2. Y aquí aparece la segunda lección que nos ofrece la Sagrada Escritura: el genoma no es el ser humano. Lo identifica, pero no lo define. Hay en el ser humano una inteligencia, una responsabilidad y
una libertad, que no son fruto del
mundo orgánico, sino que pertenecen al mundo del espíritu. El ser
humano es mucho más que un genoma. El alma espiritual es la que
confiere dignidad al genoma, no al
revés. La Declaración Universal
de la UNESCO sobre el Genoma
Humano y los Derechos Humanos
afirma que el “genoma humano es
la base de la unidad fundamental de
todos los miembros de la familia
humana y del reconocimiento de su
dignidad y diversidad intrínsecas”10. Tal como está formulado, el
texto parece dar a entender que el
ser humano tiene en el genoma el
fundamento de su propia dignidad.
En realidad, son la dignidad del
hombre y la unidad de la familia
humana los que confieren su valor
al genoma humano y exigen que
éste sea protegido de manera especial, no al revés.
76
Aceptando el concepto biológico
de especie, la pregunta se puede
plantear de este modo: ¿qué es lo
que caracteriza a los individuos de
la especie humana y los diferencia
de los de otras especies? Se podría
pensar que es precisamente el genoma, pero los datos experimentales nos dicen que las informaciones
genéticas de ambos contienen más
de un noventa por ciento de genes
comunes y que la organización cromosómica coincide en un noventa
y nueve por ciento, o más. ¿Es, entonces, algo que hay en el ADN11 de
la especie humana lo que le confiere su singularidad? Ciertamente,
hoy por hoy parece imposible el
llegar a identificar, aislar y caracterizar dentro del genoma humano la
información genética que nos confiere la categoría de seres humanos.
Incluso, en un debate en torno al
Proyecto Genoma Humano12, el
DR. J. CRAIG VENTER aludió al interés que podía tener la realización
paralela de un Proyecto Genoma
Chimpancé que permitiera comparar las secuencias de los genomas
humano y de chimpancé y, quizá,
descubrir alguna diferencia relevante en los respectivos ADN.
Parece que, más bien, lo que determina genéticamente a un ser humano, diferenciándole de cualquier
otra especie animal, se expresa en
su comportamiento. El ser humano,
en su actuar, expresa unas capacidades que lo separan de las demás
especies animales. Las capacidades
que desarrolla van más allá de cualquier información genética. Hay en
él una capacidad de reflexión, de
decisión, de razonamiento, que lo
hacen único.
Por ello, en el ser humano, se
puede decir que el genoma es la
marca de identidad, pero no es la
identidad. En la genética no encontramos la imagen y semejanza de
Dios que hay en cada ser humano.
“La vocación al amor es lo que hace del hombre auténtica imagen de
Dios: se hace semejante a Dios en
la medida en que se convierte en alguien que ama”13.
“El hombre es, de hecho, alma
que se expresa en el cuerpo y cuerpo que es vivificado por un espíritu
inmortal. También el cuerpo del
hombre y de la mujer tiene, por tanto, por así decir, un carácter teológico, no es simplemente cuerpo, y
lo que es biológico en el hombre no
EL GENOMA HUMANO
es sólo biológico, sino expresión y
cumplimiento de nuestra humanidad”14.
El sujeto es la persona, no el genoma. El “yo” personal sostiene al
genoma, no al revés. El alma humana, que es espiritual, da la existencia al genoma y confiere al ser
humano sus facultades propias: la
inteligencia y la voluntad libre. Por
eso, Jesucristo, verdadero Dios, es
verdadero hombre no sólo porque
comparte el genoma humano, sino
porque asume la naturaleza humana. Cristo es humano por su genética, pero lo es, también y sobre todo, porque tiene un alma espiritual
que le hace capaz de amar, capaz
de pensar, capaz de decidir libremente.
3. La tercera lección es que el
ser humano es un ser profundamente dependiente de Dios. Dios es
el origen de la vida humana, pero
también es el modelo al que tiende.
En el Génesis, de todos los seres
creados el ser humano es el único
que recibe un mandato directamente del Señor: “Sed fecundos y multiplicaos”15. El mandato aparece como un gesto de amor lleno de confianza hacia el ser humano: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la
tierra y sometedla; mandad en los
peces del mar y en las aves de los
cielos y en todo animal que serpea
sobre la tierra”16. Es como una hoja de instrucciones sobre la creación: “Ved que os he dado toda
hierba de semilla que existe sobre
la haz de toda la tierra, así como
todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
Y a todo animal terrestre, y a toda
ave de los cielos y a toda sierpe de
sobre la tierra, animada de vida,
toda la hierba verde les doy de alimento”17. Dios está poniendo su
obra en manos del ser humano y, al
mismo tiempo, le invita a que la
cuide como algo que es para su
bien. El modo de decirlo, dirigiéndose a un colectivo, a una pluralidad de personas, hace más evidente
que se refiere a la especie humana,
a todos los seres humanos.
¿Por qué hace esto el Señor?
¿Por qué el ser humano es el único
que recibe instrucciones explícitas
de parte de Dios? ¿Por qué los demás seres no? Los demás seres llevan las instrucciones escritas en sus
instintos, predeterminadas, pero el
ser humano es el único que puede
comprender las instrucciones de
Dios y colaborar con Él activamente, de modo consciente y libre. Esta
es la profunda diferencia. La vida,
toda vida, tiene una historia larga;
cada individuo de cualquier especie
animal tiene un comienzo muy
preciso: el momento de su concepción, pero el ser humano es el único
que, desde ahí, desde ese comienzo, inicia una tarea de autoconstrucción y de uso responsable del
resto de la creación. Cada ser humano, como cualquier animal, desde el inicio de su vida, desde su pri-
mera célula, comienza a hacerse, a
construirse, pero el ser humano es
el único que prosigue este camino
de modo consciente, como una tarea de la que es responsable.
“Así se reafirma la primacía del
hombre sobre las cosas, las cuales
están destinadas a él y confiadas a
su responsabilidad, mientras que
por ningún motivo el hombre puede ser sometido a sus semejantes y
reducido al rango de cosa. En el relato bíblico, la distinción entre el
hombre y las demás criaturas se
manifiesta sobre todo en el hecho
de que sólo su creación se presenta
como fruto de una especial decisión por parte de Dios, de una deliberación que establece un vínculo
particular y específico con el Creador: “Hagamos al ser humano a
77
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
nuestra imagen, como semejanza
nuestra”18. La vida que Dios ofrece
al hombre es un don con el que
Dios comparte algo de sí mismo
con la criatura. Israel se preguntará
durante mucho tiempo sobre el sentido de este vínculo particular y específico del hombre con Dios.
También el libro del Eclesiástico
reconoce que Dios al crear a los
hombres “los revistió de una fuerza
como la suya, y los hizo a su imagen”19. Con esto el autor sagrado
manifiesta no sólo su dominio sobre el mundo, sino también las facultades espirituales más características del hombre, como la razón,
el discernimiento del bien y del
mal, la voluntad libre: “De saber e
inteligencia los llenó, les enseñó el
bien y el mal”20. La capacidad de
conocer la verdad y la libertad son
prerrogativas del hombre en cuanto
creado a imagen de su Creador, el
Dios verdadero y justo21. Sólo el
hombre, entre todas las criaturas visibles, tiene “capacidad para conocer y amar a su Creador”22. La vida
que Dios da al hombre es mucho
más que un existir en el tiempo. Es
tensión hacia una plenitud de vida,
es germen de una existencia que supera los mismos límites del tiempo:
“Porque Dios creó al hombre para
la incorruptibilidad, le hizo imagen
de su misma naturaleza”23-24.
4. La cuarta lección se refiere a
la naturaleza humana. Es verdad
que la voluntad filosófica modernista de “liberar” a la naturaleza del
peso de Dios lleva a perder de vista
la realidad misma de la naturaleza,
incluida la naturaleza del hombre,
reduciéndola a un conjunto de funciones, de las que se puede disponer según sus propios gustos para
construir un presunto mundo mejor
y una presunta humanidad más feliz; por el contrario, se destruye el
designio del Creador y al mismo
tiempo la verdad de nuestra naturaleza.
Hoy sabemos que el mapa genético demuestra que los seres humanos son como hermanos gemelos
ya que, de los tres millones de caracteres que llevamos escritos en
nuestros cromosomas, sólo hay variación en unos pocos miles de
ellos. Dicho con otras palabras,
más del 99,9% del mapa genético
de cada individuo es idéntico. La
información genética contenida en
cada célula ocuparía aproximadamente cien mil páginas de un periódico. Unas noventa y nueva mil novecientas páginas serían iguales para todos los ejemplares de seres humanos. Las cien restantes serían las
que conforman nuestra estatura,
nuestro metabolismo y el color de
la piel. Por eso, los descubrimientos de CRAIG VENTER, FRANCIS COLLINS y el resto de los investigadores del proyecto “Genoma Humano” relativizan categorías que hasta
hace bien poco eran tenidas como
mitos sociales, como por ejemplo,
el concepto de raza. No hay un código genético que distinga a los eslavos de los bosquimanos. Las diferencias y similitudes entre ambas
razas se encuentran tan débilmente
marcadas como lo pueden estar entre dos personas nacidas en la misma aldea25.
Todos los seres humanos tienen
una misma naturaleza, una misma
dignidad. Las diferencias entre
ellos son sólo accidentales. La naturaleza humana guía hacia un modo de comportamiento. Es una naturaleza que no se reduce -como se
ha visto- a una dimensión biológica, sino que va más allá. El ser humano se distingue de los demás seres de la creación por esas capacidades espirituales propias de su naturaleza, que superan el plano material: la capacidad de amar, la libertad de elección, la capacidad de
comprender y seguir el mandato recibido de Dios. Y esa naturaleza
marca una dirección ética en el ser
humano. El ser humano es el único
corresponsable de la Creación, junto a Dios.
5. Llegados a este punto, se puede hacer un cambio en la perspectiva y partir de la genética para
descubrir nuevos elementos que
nos sirvan para valorar la maravillosa identidad y dignidad del ser
humano.
Hace ya treinta y cinco años, en
Estados Unidos, el fallo del Tribunal Supremo en el caso “Roe versus
Wade” afirmó que, puesto que desconocemos el momento en que empieza la vida humana, somos libres
para decidir tal o cual cosa. Desde
entonces han transcurrido treinta y
cinco años y la ciencia ha hecho un
progreso vertiginoso. Hoy sabemos
que la vida tiene una historia muy,
muy larga; ha sido transmitida des-
de hace milenios en el género humano, pero sin embargo, cada uno
de nosotros tiene un momento de
iniciación preciso, que es aquel en
el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne
dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe
la más mínima duda sobre esto26.
En un embrión de una semana de
edad podemos decir que “es un
hombre” o que “es una mujer”. Va
más allá de lo imaginable que los
legisladores, al conocer de repente
que este embrión de una semana es
un muchacho o una chica, no quieran reconocer al mismo tiempo que
es una persona humana27.
La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo “Roe versus
Wade” sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera
célula, pero nadie podía leerla, y
nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que al final
la información llegara a ser alguien
vivo que nos dijera: “Soy un ser humano”. Hoy sabemos que la vida es
muy parecida a lo que sucede con
una cinta magnética en la que se ha
grabado música. En la cinta misma
no hay notas. En la grabadora no
hay músicos ni instrumentos. No
obstante, debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un
micrófono y luego transmitida a la
cinta, el tocacintas puede leer dicha
información, dar impulso a los altoparlantes, y así, lo que se reproduce
no son los músicos ni las notas de la
partitura, lo que se transmite, si usted está escuchando “La Pequeña
Serenata”, es el genio de Mozart28.
Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda,
quién es el padre biológico y en vez
de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el
aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano. Si se conocen la madre y el padre, el ser humano con un padre indigno debe
ser la preocupación y no la víctima
de la nación29.
Y de estos datos se deduce una
quinta lección: Dios le ha concedido al ser humano una capacidad intelectual que le sirve para descubrir
sus huellas en la creación, especialmente, en él mismo; y para argumentar, desde la experiencia, las le-
78
yes morales que el Señor le ha dictado por la Revelación. Y en este
rasgo se descubre de nuevo la imagen y semejanza de Dios30 que hay
en el ser humano, el tema central
del Génesis. Sin embargo, el ser
humano puede actuar contra esas
evidencias.
6. La sexta lección resalta la importancia que adquiere la diferenciación y la complementariedad sexual en el plan de Dios.
El texto de la Sagrada Escritura,
en sus dos relatos de la creación del
ser humano, habla de una complementariedad sexual: “Hombre y
mujer los creó”31. Esta diferenciación sexual marca profundamente
al ser humano, y la genética nos
descubre que esta misma diferencia
está escrita en cada célula del cuerpo, desde el primer momento de la
concepción. La naturaleza humana
lleva el sello de la sexualidad como
signo de complementariedad, como
ámbito del amor. De este modo,
Dios escribe en la humanidad del
hombre y de la mujer la vocación y,
consiguientemente, la capacidad y
la responsabilidad del amor y de la
comunión32. Una vez más, lo mismo que nos enseña la Sagrada Escritura nos lo dice la genética.
El Doctor SIR ALEC JEFFRIES, un
prominente especialista en ADN,
encontró que el mensaje genético
del espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje
genético transportado por el óvulo.
Cuando uno está estudiando algo y
leyendo un libro, muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que
le parece debe recordar; ya que es
muy importante. Y a veces, pone
una X sobre otro pasaje porque no
lo necesita inmediatamente. Es
exactamente lo que la naturaleza
hace con la totalidad del mensaje
genético33.
Al principio de nuestra vida tenemos dos metros “de cinta”, y la
cantidad de letras escritas en esos
dos metros es cinco veces mayor
que las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas las bases que existen
dentro de nuestro código genético,
necesitaríamos cinco juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así
por qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases,
porque deben ser descifradas inme-
EL GENOMA HUMANO
diatamente por la primera célula, y
coloque una X en otras que van a
ser usadas mucho más tarde en la
vida. La célula no puede hacerlo todo al mismo tiempo, debe empezar
por alguna parte34.
En los varones está subrayada
una parte del mensaje y en las mujeres otra parte distinta. […] El subrayado del mensaje masculino le
dice a la primera célula cómo construir la membrana que va a proteger
al bebé y cómo construir la placenta que tomará las provisiones de la
sangre de la mamá; así, de hecho, el
hombre tiene en la primera célula el
deber de conseguir el alimento y
construir el albergue, de construir
la choza y salir a cazar. Por el contrario, el mensaje femenino es el de
cómo formar diferentes partes que
al ser ensambladas formarán un bebé. Es verdaderamente extraordina-
imagen y semejanza36: llamándolo
a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor.
Dios es amor37 y vive en sí mismo
un misterio de comunión personal
de amor. Creándola a su imagen y
conservándola continuamente en el
ser, Dios inscribe en la humanidad
del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor
y de la comunión38. El amor es por
tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. En cuanto
espíritu encarnado, es decir, alma
que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el
hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor
abarca también el cuerpo humano y
el cuerpo se hace partícipe del amor
espiritual”39. En el plan de Dios sobre el hombre hay una diferencia-
rio que la división de las tareas que
encontramos en los mayores, ya está escrita en el diminuto lenguaje
de la genética en la primera célula
de un milímetro y medio de ancho
que es el epítome, el resumen, la
disminución a la mínima expresión
de la persona humana35.
La diferenciación sexual que nos
muestra el genoma es al mismo
tiempo indicativa y normativa; es
un dato genético que señala cada
célula del ser humano. El ser humano recibe esta diferenciación sexual
como un don que Dios le hace en
función de su vocación al amor de
complementariedad. Efectivamente, “Dios ha creado al hombre a su
ción sexual orientada al amor de
mutua donación en la complementariedad.
El voluntarismo actual sugiere y
permite la posibilidad del así llamado “cambio de sexo”, para reorientar al ser humano según sus tendencias sexuales, pero ese cambio no
llega a modificar el código genético
de cada célula que lleva escrita en
sí la diferenciación sexual. Es un
cambio de sexo gonádico, morfológico, fenotípico, para adaptarse al
sexo psíquico, pero no puede cambiar el sexo genético, el que marca
la sexualidad humana entendida
como una característica esencial de
la persona, no sólo como una acti-
79
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
vidad accidental. Es verdad que la
sexualidad humana es mucho más
que genética, pero debe respetarse
lo que la naturaleza ha escrito en la
genética.
7. La séptima lección nos enseña algo acerca de la relación entre
genética y predeterminación, y es
que el genoma no predetermina al
ser humano, aunque marque muchas de sus características somáticas. CRAIG VENTER, fundador de
Celera Genomics, la compañía privada puntera en investigación genética integrada en el proyecto
“Genoma Humano”, saca la conclusión de que “la maravillosa diversidad de los seres humanos no
está tanto en el código genético
grabado en nuestras células sino en
cómo nuestra herencia biológica se
relaciona con el medio ambiente”40.
“No tenemos genes suficientes para
justificar la noción de determinismo biológico”41, dice CRAIG VENTER, que subraya que es altamente
improbable que puedan existir genes específicos sobre el alcoholismo, la homosexualidad o la criminalidad.
Si alguna conclusión se puede
extraer de los conocimientos del
mapa genético es que el hombre está muy poco determinado por sus
genes, puesto que la gran diversidad de conductas humanas se contrapone a la extraordinaria similitud genética de cada una de sus células.
Siguiendo con las deducciones
anteriores, la Sagrada Escritura nos
presenta a Caín y Abel, dos seres
muy similares por la genética y
muy diferentes por sus elecciones
más profundas, por su relación con
el Creador.
Caín y Abel eran casi iguales
desde el punto de vista genético,
pero en la historia de la salvación,
han quedado situados -si se puede
hablar así- en categorías radicalmente distintas: la del hombre bueno y recto y la del que asesina a su
hermano. Caín comete el crimen de
atentar contra una vida humana.
“La pregunta “¿Qué has hecho?”42,
con la que Dios se dirige a Caín
después de que éste hubiera matado
a su hermano Abel, presenta la experiencia de cada hombre: en lo
profundo de su conciencia siempre
es llamado a respetar el carácter inviolable de la vida -la suya y la de
los demás-, como realidad que no
le pertenece, porque es propiedad y
don de Dios Creador y Padre”43.
¿Por qué llegó a esto Caín? ¿Ya estaba en sus genes?
Ya los filósofos griegos discutían
sobre la primacía de la naturaleza
o de la cultura en la conformación
de la personalidad. Los últimos
avances genéticos reafirman la importancia de la cultura. El individuo nace con unos condicionantes
biológicos, pero son la familia, la
escuela y el entorno quienes orientan al individuo a elegir un camino
entre las miles de posibilidades que
ofrece la existencia, y esta elección
del camino es, en sí, libre, aunque
pueda estar muy influenciada. Por
tanto, los genes sólo tienen la culpa
de que seamos rubios o morenos,
pero no de nuestros fracasos o
nuestros errores, como tampoco
explican el éxito o el genio. Lo más
probable es que, en los genes de
MIGUEL DE CERVANTES, de DANTE
ALIGHIERI, de WILLIAM SHAKESPEARE, de LEONARDO DA VINCI, de
MICHELANGELO BUONARROTI o de
WOLFGANG AMADEUS MOZART, no
hubiese nada que los diferenciara
de sus progenitores o hermanos. Lo
que demuestra que, en el ser humano, por encima de los genes está,
sobre todo, el gusto personal y la libertad de elegir.
Los estudios sobre el genoma
humano nos dicen que, a pesar de
que mejora nuestro conocimiento
del ser humano, éste sigue siendo
un gran misterio. Los genes de un
santo pueden ser los mismos que
los de un criminal. La diferencia
entre la conducta de uno y otro reside en los estímulos que ha recibido
del exterior y, sobre todo, en su propia capacidad para elegir libremente. Es algo que ya aparece tristemente en el Génesis, el drama de un
ser humano que mata a su hermano
de sangre, al hijo de los mismos padres, educado en el mismo ambiente, criado del mismo modo. Y esta
herencia la llevamos todavía sobre
nuestra estirpe.
8. Después de contemplar la herencia del pecado en el ser humano,
la octava lección nos llena de esperanza al descubrirnos que el genoma humano es la marca de un linaje destinado a vencer sobre el mal.
El así llamado “protoevangelio”
del Génesis nos presenta una profe-
cía que se refiere a todo el linaje
humano nacido de Eva: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará
la cabeza mientras acechas tú su
calcañar”44. Es el primer anuncio de
la redención. Señala una clara enemistad entre la serpiente y la humanidad que durará en el tiempo hasta
que el linaje humano pise la cabeza
de la serpiente. Por desgracia, la
traducción griega hace comenzar la
última frase con un pronombre
masculino que parece atribuir la
victoria no al linaje de la mujer en
general, sino a un hombre de su linaje, pero no es eso lo que está dicho en el texto hebreo que señala
claramente que la victoria será de
toda la descendencia. En latín se ha
interpretado por el famoso: “ipsa
conteneret caput tuum”45, que los
Padres siempre refieren a María.
Ella es la que engendra como Madre la nueva humanidad que ha superado el mal, que ha vencido al
mal. La mujer se hace centro y cabeza de la humanidad salvada. María es la nueva Eva porque es la
Madre de los vivientes, vivientes en
la gracia; ya no sólo por la vida
biológica, sino por la vida de gracia, que es presencia de la vida divina en el alma.
Ella, María, descendiente de Eva
en el linaje genético, es la primera
de un nuevo linaje espiritual, que
está invitado a nacer de nuevo en la
santidad. A ella estamos llamados
desde la eternidad. Muchas gracias.
S.Em. Card. DARÍO CASTRILLÓN
HOYOS
Prefecto de la Congregación para el Clero,
Santa Sede
Notas
1
La genética actual puede dividirse por su
objeto y métodos en varias ramas: la genética
formal y citológica, que estudia las leyes de la
transmisión de los caracteres hereditarios y de
los mecanismos citológicos responsables; la
genética fisiológica, que investiga el modo de
acción de los genes y los procesos fisiológicos
y bioquímicos mediante los cuales se manifiestan; la genética de poblaciones y la genética
evolutiva, que estudian las relaciones y distribución de los genes y sus variaciones en las poblaciones.
2
CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática Dei Verbum, 11.
3
Gn 2,7.
4
PILAR CALVA, “Genoma humano”, en J.
M. SEPTIÉN (coord.), El aborto. Ética, verdad y
justicia, Diana, México 2003, p. 34.
80
5
Cf. M. CRESPO, Menschenwürde: Metaphysik und Ethik, Universitätsverlag C. Winter, Heidelberg 1998; J. F. CROSBY, The Selfhood of the Human Person, The Catholic University of America Press, Washington 1996; R.
GUERRA, Afirmar a la persona por sí misma,
CNDH, México 2003; R. GUERRA, Volver a la
persona, Caparrós, Madrid 2002; J. SEIFERT,
Essere e Persona, Vita e Pensiero, Milano
1983; M. SERRETI, Conoscenza di sé e trascendenza, ISTRA-CSEO Saggi, Bolgona 1984; R.
SPAEMANN, Personas. Acerca de la distinción
entre “algo” y “alguien”, EUNSA, Pamplona
2000; K. WOJTYLA, Persona e Atto, Bompiani,
Milano 2001.
6
Cf. Gn 2,7; 3,19; Jb 34,15; Sal 103/102,14;
104/103,29.
7
Cf. Gn 1,26-27; Sal 8,6.
8
“Gloria Dei vivens homo”: Ad. Haer., IV,
20, 7.
9
JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium
vitae, 34.
10
UNESCO, Declaración Universal sobre
el Genoma Humano y los Derechos Humanos,
París, 11 de noviembre de 1997, art. 1.
11
Abreviatura del ácido desoxirribonucleico.
12
DR. SANTIAGO GRISOLÍA (coord.), El Derecho ante el Proyecto Genoma Humano, Bilbao,
España, 1993.
13
BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso
Eclesial de la Diócesis de Roma, 7 de junio de
2005.
14
BENEDICTO XVI, Discurso al Congreso
Eclesial de la Diócesis de Roma, 7 de junio de
2005.
15
Cf. Gn 1,22.
16
Gn 1,28.
17
Gn 1,29-30.
18
Gn 1,26.
19
Si 17,3.
20
Si 17,6.
21
Cf. Dt 32,4.
22
CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 12.
EL GENOMA HUMANO
Sb 2,23.
JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 34.
25
Cf. Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero de 2001, Opinión Editorial: “El mapa
del ser humano reafirma la libertad individual”.
26
El fallo del caso “Roe vs. Wade”, 22 de
enero de 1973, legalizó el aborto en Estados
Unidos.
27
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
28
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
29
JEROME LEJEUNE, Discurso ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana
(USA), 7 de junio de 1990: Revista All About
Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Derechos registrados por la American Life League.
Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES
RAMÍREZ, Cali, Colombia.
30
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
31
Cf. Gn 1,26.
32
Gn 1,27.
33
Cf. JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio, 11; Cf.
CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral
Gaudium et spes, 12.
23
24
34
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
35
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
36
Cf. JEROME LEJEUNE, Discurso ante la
Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA), 7 de junio de 1990: Revista All
About Issues, Vol 5, otoño de 1991, pp. 17-20.
Derechos registrados por la American Life League. Traducido por el DR. ARMANDO CIFUENTES RAMÍREZ, Cali, Colombia.
37
Cf. Gn 1,26 ss.
38
Cf. 1 Jn 4,8.
39
CONCILIO VATICANO II, Constitución pastoral Gaudium et spes, 12.
40
JUAN PABLO II, Exhortación apostólica
postsinodal Familiaris Consortio, 11.
41
Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero
de 2001, Opinión Editorial: “El mapa del ser
humano reafirma la libertad individual”.
42
Cf. Diario EL MUNDO, Madrid, 12 de febrero de 2001, Opinión Editorial: “El mapa
del ser humano reafirma la libertad individual”.
43
Gn 4,10.
44
JUAN PABLO II, Carta encíclica Evangelium vitae, 40.
45
Gn 3,15.
46
En la edición latina de la Nova Vulgata,
el “ipsa” ha sido sustituido por “ipsum” destacando así la referencia al linaje genético: “Inimicitias ponam inter te et mulierem et semen
tuum et semen illius; ipsum conteret caput
tuum, et tu conteres calcaneum eius”.
81
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
PAUL LAURITZEN
3. Etica de la Genética médica: el reto de la
concreción de las potencialidades de la medicina
genética sin tener que recurrir a manufacturas
Me siento muy honrado a la vez
que algo temeroso, al encontrarme
aquí entre un grupo de estudiosos
tan ilustres. De manera particular
me cohibe el trabajo de los que, en
la situación actual, se han dedicado
a la “realidad” de la ciencia genética. En especial, merecen nuestra
gratitud y nuestro respeto los hombres de ciencia que, a través de la
exploración de la capacidad terapéutica de la investigación sobre los
genomas, han dedicado su vida al
servicio de los demás.
Sin embargo, mi tarea es ligeramente diferente de aquella de la
mayor parte de los relatores que me
han precedido en esta Conferencia.
Mi tema está comprendido en la
sección referente a la “Iluminación”, que se dedica a la reflexión
sobre la dimensión espiritual y ética
del trabajo en torno al genoma humano. Por tanto, aún en el convencimiento de que la medicina genómica cuando es administrada de
manera responsable es capaz de
ofrecer grandes esperanzas para curar a los enfermos y para aliviar al
que sufre, considero mi deber presentar algunos de los riesgos morales a los que estamos expuestos al
perseguir un futuro de medicina genómica.
Permítanme iniciar formulando
mis comentarios en términos de dos
reservas generales. Ante todo, no
quisiera reflexionar únicamente sobre las dimensiones éticas y espirituales de la investigación genética y
de la medicina entendidas de modo
limitado, sino antes bien quisiera
poner esta investigación en el contexto más amplio de investigación
biotecnológica y de la medicina regenerativa. Yo considero que cuando pensamos en las implicaciones
éticas y espirituales de la medicina
genómica debemos dar atención a
una amplia gama de cuestiones vinculadas con la encarnación, a las limitaciones de la especie y a la naturaleza humana que se levantan de
los recientes desarrollos en lo que
Bruce Jennings denomina “régimen
de biopotencia”1. En segundo lugar,
aunque yo crea que en sentido general lo que diré es pertinente con la
reflexión sobre este régimen de biopotencia, mis comentarios nacen de
mi experiencia en el contexto americano. Como saben, la particular
obsesión americana por la autonomía individual a menudo está en
contraste con la atención hacia el
bien común y la solidaridad hacia
los pobres y los marginados de la
sociedad. Por tanto, algunas de las
preocupaciones que levantaré podrían ser particularmente agudas en
los Estados Unidos, aunque merezcan la atención de todos.
Con estas reservas en la mente, se
me permita iniciar con un paso del
maravilloso estudio de C.S. Lewis
“The Abolition of Man”. Lewis escribe: “La fase final ha llegado
cuando el hombre, a través de la eugenética, el condicionamiento prenatal y una educación y una propaganda basadas en la psicología perfectamente aplicada, ha alcanzado
el pleno control sobre sí mismo. La
naturaleza humana será la última
parte de la naturaleza que se rendirá
al hombre2. Cuando esto sucederá
– dice Lewis – los hombres ya no
serán hombres, serán más bien manufacturas. La conquista de la naturaleza como parte de la humanidad
se habrá revelado como abolición
del hombre”.
La preocupación de Lewis por la
transformación de los seres humanos en manufacturas proporciona el
escenario para el primer tema que
deseo explorar, precisamente sobre
la importancia de que el régimen de
biopotencia ofrece la perspectiva de
cambiar de modo fundamental el
significado de la encarnación humana, transformando de manera
considerable los confines de la vida
humana.
Para tener una idea del tipo de
problema conexo con la mutación
de los confines de la existencia humana, se considere el concepto de
la trayectoria natural de una vida.
Aunque dicho concepto haya tenido
su rol en algunos debates sobre la
bioética, las tecnologías genéticas
ponen en cuestión la noción misma
de semejante trayectoria y los conceptos de la naturaleza humana en
que el proceso de envejecimiento,
típico de la especie, reviste un significado normativo.
Se piense, por ejemplo, como el
teólogo moral luterano, Gilbert
Meilaender, emplea la idea de una
trayectoria de vida humana para
ilustrar cuestiones fundamentales
de la bioética3. Según Meilaender,
en los últimos treinta años los dos
puntos de vista de lo que significa
tener una vida y ser una persona en
campo bioético siempre han estado
en contraste y ambos sostienen decididamente posiciones diferentes
sobre prácticamente toda cuestión
moral que se puede encontrar en este ámbito. Para Meilaender, tener
una vida significa exactamente que
existe una trayectoria que traza un
“diseño natural” en la vida encarnada que “a través de la juventud y la
edad adulta se mueve hacia la vejez
y, en fin, al declino y a la muerte” 4.
Para él “tener una vida significa ser
tierra animada, un cuerpo viviente
cuya historia natural posee una trayectoria” 5. Aunque Meilaender desarrolle el concepto de una trayectoria natural de la vida corporal sobre todo para afrontar la cuestión de
la eutanasia y no de las tecnologías
82
genéticas, cuando habla de “historia
natural”, de “diseño natural” y de
“trayectoria natural”, llama la atención sobre una de las más significativas cuestiones planteadas por la
ciencia biomédica contemporánea:
el concepto mismo de vida humana,
confinada por el natural proceso de
envejecimiento de la existencia corporal, ¿cambiará debido a la investigación genómica y relativas tecnologías? Y si la respuesta es sí,
¿debería oponer resistencia moral a
este cambio?
Meilaender no plantea explícitamente este problema, pero pienso
que es indudable que él quisiera
oponerse a cualquier cambio que altere de modo importante la trayectoria natural de la existencia corporal. En esta posición tampoco está
solo. Otros miembros del Council
of Bioethics del Presidente George
W. Bush, en particular Leon Kass y
Francis Fukuyama, han elevado
preocupaciones parecidas 6. Aunque
los que se oponen a las intervenciones biotecnológicas que pueden
cambiar el ciclo vital humano a veces sean considerados todos del
mismo modo como “tradicionalistas del ciclo vital”, es importante
observar que cambiar la trayectoria
de una vida propone dos cuestiones
diferentes.
La primera es una preocupación
más o menos explícita por las consecuencias sociales de la alteración
del ciclo de la vida humana y es
bien expresada por el meticuloso
examen de Francis Fukuyama sobre las implicaciones sociales que
derivan de la considerable prolongación de la duración de la vida humana en su libro Our Post-human
Future. “Suponed – dice – que la
medicina regenerativa mantenga su
promesa. Suponed que la duración
promedio de la vida pase de 70 a
110 o más años. ¿Qué desorganizaciones sociales podemos esperar?
Entre otras consecuencias – escribe
Fukuyama – quien tiene 65 años o
más, “tendrá una relación con la familia y con el trabajo muy tenue.
Habrá superado la edad reproductiva, con vínculos principalmente
con antepasados y descendientes”.
Aquellos entre 65 y 85 años “pueden elegir trabajar, pero la obligación de trabajar y los vínculos sociales que inevitablemente produce
el trabajo serán sustituidos ampliamente por una gran cantidad de
EL GENOMA HUMANO
ocupaciones electivas”. Aquellos
con 85 años o más “no se reproducirán, no trabajarán y, en efecto, verán un flujo de recursos y obligaciones que se mueven en una sola dirección: hacia ellos”.7
La segunda preocupación a menudo se expresa en términos de
amenaza hacia la identidad humana
o a lo que significa ser humanos; y
aunque esta preocupación tenga
frecuentemente un sello consecuencialista, ella se presenta también bajo una forma ampliamente no-consecuencialista. Según mi parecer,
Walter Glannon ha desarrollado el
aspecto más interesante sobre el tema de la identidad. Según Glannon,
una consecuencia directa del aumento significativo de la duración
de la vida humana sería la de atenuar la relación entre los estados
mentales pasados, presentes y futuros de un individuo, debilitando así
el terreno psicológico de la identidad personal. Dado que un sentido
de asociación psicológica entre el
presente y el futuro es necesario para crear una base para los deseos
que se dirigen al futuro, la inevitable erosión que derivaría de una vida mucho más larga se vería paradójicamente en el aniquilamiento
del deseo de una vida más larga. Sin
un razonable sentido de asociación
psicológica a cualquier futuro en sí
mismo, habría una escasa motivación para interesarse en los potenciales proyectos de esta persona futura. De manera que, aunque hubiese continuidad biológica entre un sé
presente y uno en el lejano futuro,
no habría continuidad psicológica.
Como dice Glannon, “habría una
divergencia entre nuestra biología y
nuestra psicología”8.
Poniendo atención en los términos, sería más adecuado decir que
una nueva biología resultaría en una
nueva psicología. De hecho, tal exposición es más coherente con el
análisis de Glannon, un aspecto de
la cual implica el estudio del proceso de formación-almacenamientorecuperación, a través del cual el
cerebro mantiene el equilibrio entre
el recordar y el olvidar, que es esencial para la armonía psicológica.
Discutiendo la función del activador e inhibidor CREB (proteína elemento binario respuesta AMP cíclico), Glannon escribe que la función
de esta proteína sugiere que la unidad indispensable entre estos esta-
dos puede regir sólo por un período
limitado de tiempo. La anticipación
no se puede extender mucho en el
futuro sin debilitar la memoria del
pasado. Por la misma razón, no se
puede almacenar mucha memoria
de los acontecimientos pasados a
costo de nuestra capacidad para anticipar y programar el futuro. Una
fractura en este equilibrio... corroería nuestra capacidad de sostener
proyectos a largo plazo rompiendo
la armonía de las capacidades de
anticipación y de retrospectiva que
son necesarias para dar un fundamento a estos proyectos9.
Confío en que este paso ponga en
claro el por qué de mi sugerencia
para reformular la máxima de Glannon. No es que la prolongación de
la duración de la vida hace que psicología y biología se separen. El
punto es más bien que cambiar la
biología del envejecimiento humano cambiaría profundamente la psicología humana.
Por tanto, la preocupación de
Glannon por el empleo de terapias
regenerativas para aumentar la duración de la vida humana de modo
significativo es una preocupación
consecuencialista, referente a los
efectos psicológicos que los seres
humanos tendrían que desasociar el
presente del pasado lejano y del futuro remoto. Según Glannon, a nivel racional no podemos desear
prolongar de modo dramático la duración de la vida humana porque al
hacer esto tendríamos consecuencias desastrosas para nuestra capacidad de emprender proyectos,
aceptar la responsabilidad de nuestras acciones pasadas y futuras o incluso tener un gran interés para
“nuestro” futuro.
De todos modos, hay que tener en
cuenta un corolario de nuestra máxima reformulada. Si una nueva
biología causa el nacimiento de una
nueva psicología produce también
una nueva ética. O para ver la cuestión desde un punto de vista negativo, una nueva biología amenaza
nuestras responsabilidades éticas
existentes. De hecho, considero que
es precisamente una preocupación
de este tipo que anima la oposición
de los tradicionalistas del ciclo vital
a varias tecnologías genéticas que
podrían alterar la trayectoria de una
vida humana. Por ejemplo, cuando
Leo Kass dice que hay “muchas
cualidades humanas que son inse-
83
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
parables de nuestros cuerpos que
envejecen, de nuestro vivir en el
tiempo y del ciclo vital natural”, sin
duda tiene en cuenta esta preocupación10. También es la preocupación
que pone Francis Fukuyama en su
libro Our Posthuman Future. Según Fukuyama, existe un vínculo
indisoluble entre el concepto de
“naturaleza” y cualquier tema significativo sobre los derechos humanos y, una vez reconocida la relación entre derechos humanos y naturaleza humana, entendemos por
qué incluso algunos éticos laicos
están preocupados por el cambio
hacia un futuro post-humano. El temor es que la biotecnología nos inducirá a perder nuestra humanidad,
en el sentido de que podría cambiar
las connotaciones típicas de la especie compartidas por todos los humanos en cuanto tales. Si esto sucediese y si para muchos los derechos
humanos estuviesen vinculados
más o menos directamente a un
concepto de la naturaleza humana,
entonces la biotecnología amenazaría los cimientos mismos de la moralidad humana tal como la conocemos.
El segundo tema que deseo analizar aquí lo podemos introducir citando una carta que Juan Pablo II
escribió al Nuncio Apostólico en
Polonia con ocasión de la conferencia internacional del 2002 titulada “Conflicto de intereses y su
significado en la ciencia y en la
medicina”11. Como siempre, el Papa se preocupaba por los temas de
la justicia social y, con relación a
los argumentos de la conferencia,
prácticamente estaba preocupado
como los provechos y el cuidado
de los pacientes no estén siempre
alineados.
“Aunque es ciertamente justo
que una empresa en el campo de investigación biomédica o farmacéutica busque un provecho lícito en
las inversiones – escribía el Papa –
a veces sucede que los intereses
económicos prevalecientes conduzcan a decisiones contrarias a los valores humanos auténticos y a las
exigencias de justicia, exigencias
que se no pueden separar del fin
mismo de la investigación. El resultado puede ser un conflicto entre los
intereses económicos por un lado y
la medicina y la asistencia sanitaria,
por el otro. En este ámbito la investigación se debe desarrollar por el
bien de todos, incluidos los que no
disponen de medios.” Cuando se
antepone el provecho a las personas, dice el Papa, “se quita a la ciencia su carácter epistemológico, según el cual su fin principal es el descubrimiento de la verdad. El riesgo
es que cuando la investigación toma
un rumbo utilitarista, se reduce o se
sofoca su dimensión especulativa,
que es la dinámica interior del recorrido intelectual del hombre”.
Tanto la conferencia sobre los
conflictos de interés en la ciencia y
en la medicina, como la carta del
Papa, ponen de manifiesto el segundo grupo de preocupaciones de las
que deseo discutir hoy, y que se
pueden poner bajo el nombre de
problemas referentes a la mercantilización de la investigación biomédica y de la asistencia sanitaria. El
tema de la mercantilización de la
asistencia sanitaria es un tema inmenso al que los escritores católicos han dedicado amplios estudios.
Por ejemplo, una de las mejores discusiones sobre la mercantilización
en la literatura bioética en inglés es
una recoleción de estudios que apareció en un número del Journal of
Medicine and Philosophy, editado
por M. Cathleen Kaveny, teóloga
católica y estudiosa de ley en la
Universidad de Notre Dame12. Y
uno de los mejores estudios en ese
número lo escribió el ilustre médico y bioético católico Edmund Pellegrino, que recientemente ha sido
llamado para presidir el Council on
Bioethics del Presidente Bush. Pellegrino concentra su atención en la
amenaza que la concepción de la
asistencia sanitaria en términos de
mercado plantea a la relación médico-paciente. Justamente hace ver
que cuando los médicos y los pacientes actúan como compradores y
vendedores en un mercado, casi
siempre se influye en la relación
médico-paciente: la comunicación
se interrumpe, la continuidad del
cuidado se vuelve difícil y la sospecha sustituye a la confianza. También existen otros problemas que
implican de manera especial cuestiones de justicia social. Pellegrino
expone este punto del modo siguiente:
No hay espacio en un libre mercado para el no-actor, el no-asegurado, el no-asegurable. Las necesidades particulares de los enfermos
crónicos, de los discapacitados, de
los enfermos, de los ancianos y de
los que emotivamente ya no representan válidos derechos para atenciones particulares. Se trata más
bien de una oportunidad de primas
más elevadas, mayores detracciones o la exención al enrolamiento13
(Pellegrino, p.253).
Naturalmente, este tipo de problemas no es nuevo y es importante
poner fin a la vergüenza moral del
terrible estado de la asistencia sanitaria a los pobres de todo el mundo.
Pellegrino y otros ciertamente tienen razón cuando afirman que la
mercantilización de la asistencia sanitaria ha contribuido a esta deplorable situación de cosas.
Pero mi atención se dirige a otra
esfera de la asistencia sanitaria que
ha sido afectada de modo importante por la mercantilización de la medicina, y precisamente, de la investigación biomédica. Aunque la literatura médica se haya ocupado cada
vez más de la crisis causada por la
mercantilización de la investigación, ella ha recibido muy poca
atención fuera de las revistas médicas. Empleo aquí el término “crisis”
de manera bastante deliberada; no
quiero ser acusado de exageración,
pero considero que existe una crisis
en la investigación médica de la que
todos deberíamos preocuparnos. Y
si “crisis” puede parecer un término
fuerte, no lo es tan fuerte como el
que emplean otros. Por ejemplo,
piensen como Jerome Kassirer, ex
84
director del New England Journal
of Medicine, expone este punto. En
su libro, On the Take, How America’s Complicity with Big Business
Can Endanger Your Health, publicado en el 2005, Kassirer documenta como las fuerzas de mercado han
influido en la investigación médica
en este país14. En forma clara precisa: “Intencionalmente o no – dice –
demasiados médicos se han transformado en prostitutas del mercado,
simples instrumentos de los esfuerzos promocionales de la industria.”
También se consideren algunas
observaciones de Richard Horton
sobre la corrupción en el ambiente
médico, publicadas el año pasado
en el New York Review of Books. Al
describir las conferencias médicas
esponsorizadas por la industria,
Horton escribe: “Es difícil conciliar
la venalidad de quien toma parte en
este acuerdo corrupto con una profesión que está pronta a protestar
ante la simple sugerencia de la intrusión del gobierno en la gestión de
la asistencia sanitaria. Cualquier
afirmación de que la ciencia y la
práctica de la medicina sean desinteresadas, es absolutamente infundada”. De las revistas médicas dice
que se han “transformado en empresas de reciclaje de la información en favor de la industria farmacéutica”15.
Si examinamos las implicaciones
de la investigación genómica y la
creciente mercantilización de la
ciencia y de la medicina, no podemos dejar de estar afectados por lo
que la investigación biomédica ha
cambiado profundamente en los últimos veinticinco años, especialmente en Estados Unidos. En este
momento no puedo proporcionarles
un resumen completo de esos cambios, pero vale realmente notar que
la investigación con financiación
pública se ha movido hacia el campo de la financiación privada.
El aumento es increíble. Mientras
en 1980 sólo el 32% de la investigación biomédica estaba financiada
por la industria, en el 2000 la industria financiaba el 62%. Por ejemplo
en el 2000, la industria farmacéutica ha gastado cerca de 4mil millones de dólares en subvenciones para experimentos clínicos contra solamente los 750 millones de dólares
del National Institutes of Health16.
Al menos en los Estados Unidos,
estos cambios han sido favorecidos
EL GENOMA HUMANO
por dos hechos y vale la pena pronunciar alguna palabra sobre cada
uno de ellos. El primero es la aprobación de la ley Bayh-Dole, que ha
formalizado el procedimiento por
lo que los investigadores que estaban desarrollando trabajos financiados públicamente podrían solicitar
los derechos de patente sobre los
frutos de su investigación esponsorizada por el gobierno. Aunque a
veces las universidades lograsen ya
patentar productos que provenían
de investigaciones con financiación
pública, la ley Bayh-Dole lo ha hecho mucho más fácil. En efecto, la
verdadera finalidad de la ley era
proporcionar incentivaciones y una
estructura para favorecer el pasaje
de la investigación a financiación
pública del laboratorio al mercado.
Ciertamente no hay ninguna duda
de que en este sentido la Bayh-Dole
ha logrado resultados positivos.
Desde 1979 hasta hoy, el número de
patentes detenidas por las universidades ha aumentado diez veces
más.
También el segundo acontecimiento se remonta a 1980. En efecto, en junio de ese año la Corte Suprema de Estados Unidos decretó,
en el caso Diamond contra Chakrabarty, que la U.S. Patent Office podía otorgar una patente sobre una
bacteria producida para destruir las
manchas de petróleo flotante. Aunque la denominada doctrina del
“producto de naturaleza” hubiese
sido utilizada históricamente para
impedir patentar objetos encontrados en la naturaleza u organismos
vivientes, la corte decretó, 5 a 4,
que la bacteria producida por Ananda Chakrabarty no era un producto
de la naturaleza sino una invención
humana y que, por tanto, podía ser
patentada. En los términos empleados por el Juez Burger, “la distinción importante no era entre cosas
vivientes e inanimadas, sino entre
productos de la naturaleza, vivientes o no, e invenciones humanas”.
Como aconteció con la ley BayhDole, esta sentencia aumentó el ritmo de las patentes en la industria
biotenológica y abrió la puerta a la
posibilidad de patentar formas de
vida y sus componentes.
Desafortunadamente, la evidencia sugiere que este paso de la investigación de financiación pública
a aquella financiada por la industria
se ha demostrado muy problemático. Por ejemplo, numerosos estudios han documentado una reducción de la tradicional colaboración
científica abierta, porque un volumen cada vez mayor de investigación se desarrolla con el fin de reinvindicar derechos exclusivos de patente. Como lo documentan estos
estudios, cuando la investigación es
financiada por la industria y cuando
está en juego la tutela de la patente,
se hallan retrasos en la publicación
y cierta reticencia para compartir
los datos17. Además, parece también
que las relaciones financieras entre
industria y los hombres de ciencia
tengan un efecto deletereo sobre la
objetividad de la investigación. Como resulta de un estudio publicado
por el Journal of the American Medical Association, “pruebas consistentes y pertinentes muestran que la
investigación esponsorizada por la
industria tiende a sacar conclusiones en favor de esta útlima”18.
Además, desde cuando las universidades han llegado a considerar
a la investigación de base como un
potencial flujo de entradas, han solicitado no sólo la tutela de la patente aguas abajo por el producto comercial acabado, sino también la tutela aguas arriba para defender los
instrumentos necesarios para dicha
investigación. Rai y Eisenberg exponen así este punto: “Las universidades han tenido la oportunidad de
presentar solicitudes de patente so-
85
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
bre los descubrimientos de la investigación de base, como nuevas secuencias del ADN, estructuras de
proteínas y recorridos de enfermedades que son útiles sobre todo como imput para posteriores investigaciones...”. Rai y Eisenberg observan, por ejemplo, que el 50% de las
patentes otorgadas a la Columbia
University se refieren a instrumentos de investigación y precisamente
a “materiales, datos y métodos empleados en la investigación que lleva a un producto acabado”19.
La creciente empresarialidad médica ha producido así una situación
extremadamente alarmante, en la
que se pone hoy en discusión la integridad de mucha parte de la investigación. Los problemas que han
surgido en torno a la investigación
esponsorizada por la industria son
tan serios que en el 2001 los editores de 13 entre las más ilustres revistas médicas del mundo han
anunciado que ya no habrían publicado informes de investigaciones
sobre fármacos, salvo que los autores garantizaran tener pleno acceso
a todos los datos del estudio y efectivamente fuesen responsables del
trabajo por el cual estaban presentando el informe20.
Establecido cuanto sea difundida
la relación financiera entre industria, asociaciones médicas, revistas
y los mismos médicos, los problemas sobre el conflicto de intereses
son omnipresentes. Consideremos
algunos números:
– el 43% de los investigadores reciben regalos que de algún modo se
relacionan con las investigaciones,
incluidos fondos discrecionales de
parte de los esponsor industriales
– el 23-28% de los investigadores
universitarios de biomedicina reciben fondos para la investigación de
parte de la industria
– 1/3 de los investigadores en las
instituciones académicas mantienen vínculos financieros personales
con los esponsor industriales21.
Incluso en el 2002, las amplias
implicaciones financieras entre investigadores e industria han obligado al New England Journal of Medicine a abandonar su política que
no permitía que los autores efectuaran una recensión de artículos que
estuviesen vinculados con empresas farmacéuticas cuyos medicamentos eran a su vez objeto de re-
censión, porque no logró encontrar
un número suficiente que no mantuviese vínculos de este tipo22.
Ahora bien, si deseamos entender
por qué esta creciente mercantilización de la medicina debería ser inquietante en lo que concierne a la
investigación genómica, no debemos mirar más allá de las palabras
de Juan Pablo II en su Encíclica
Evangelium vitae. Cuando la ciencia es entendida en términos estrictamente utilitaristas que enfatizan la
eficiencia económica, el Papa escribe que el hombre ya no logra percibir a sí mismo como “misteriosamente otro” con respecto a las diferentes criaturas terrenas; se considera como uno de los muchos seres
vivientes, como un organismo que,
a lo más, ha alcanzado un estadio
muy elevado de perfección. Cerrado en el horizonte restringido de su
fisicidad, de algún modo se reduce
a “una cosa” y ya no capta más el
carácter trascendente de su “existir
como hombre”.
Tal como lo hizo C.S. Lewis, el
Papa Juan Pablo II levantó una voz
profética para llamar nuestra atención sobre el futuro hacia el cual parece impulsarnos la investigación
genética. Como Lewis, Juan Pablo
II estaba preocupado por la actitud
“prometeica” hacia la naturaleza y
la vida humana, que no se inmuta
ante la perspectiva de reducir todo
el mundo natural a simple material
por usar o de manipular o crear genéticamente un futuro post-humano. Sin embargo, Juan Pablo II, en
forma diferente de Lewis, vivía y
nosotros vivimos en un mundo en el
que las tecnologías genéticas ya
existen para reducir al mundo entero, incluidos nosotros, en el estado
de pura materia. En otras palabras,
vivimos en un mundo en el que todo corre el riesgo de convertirse en
una manufactura.
Para concluir deseo proponer dos
ejemplos sobre la actitud prometeica que reduce el mundo al estado de
manufactura. En cierto sentido, los
ejemplos pueden parecer raros. En
términos de rigor, no provienen del
mundo de la ciencia. Bajo cierto
sentido incluso no son ejemplos
“serios”; quizás son más chistosos
que profundos. Sin embargo, según
mi parecer, captan el espíritu de una
época, y vale la pena meditar sobre
ello. Ambos ejemplos son sacados
del trabajo de un artista, brasileño
de nacimiento y residente en Chicago, que se llama Eduardo Kac. Ha
desarrollado un tipo de arte al que
se refiere como “arte transgénico”.
Según Kac, el arte transgénico es
“una nueva forma de arte que se basa en el empleo de la ingeniería genética para transferir genes naturales o sintéticos a un organismo, para crear seres vivientes únicos23.”
El primer ejemplo se refiere a una
muestra preparada por Kac, en la
que afrontaba en forma específica
el papel que los seres humanos desarrollan en el trabajo de creación
en curso ya que nosotros usamos las
tecnologías genéticas para manipular el mundo que nos circunda. En
su obra llamada “Génesis”, Kac ha
creado un gen sintético traduciendo
una frase del libro del Génesis de la
Biblia en código Morse y transofrmando luego el código Morse en
pares de base de ADN según un
principio de conversión que Kac ha
perfeccionado para esta obra. La
frase del Génesis recita: “Dominad
sobre los peces del mar y sobre las
aves del cielo y sobre todo animal
que se mueve en la tierra”. El gen
de Génesis ha sido incorporado en
bacterias que pueden ser vistas ya
sea en galería que on line.
En la galería, los visitadores de la
muestra podían encender una luz
ultravioleta, provocando verdaderas y precisas mutaciones biológicas en las bacterias, cambiando de
hecho los versículos bíblicos codificados en la bacteria. Según Kac, la
capacidad de cambiar los versículos
“es un gesto simbólico: significa
que no aceptamos el significado de
Génesis (o naturaleza) en la forma
en la que la hemos heredado, y que
mientras buscamos cambiarla hacemos surgir nuevos significados24.”
Consideremos un segundo ejemplo del trabajo de Kac, una muestra
que realizó hace algunos años y
que suscitó mucho asombro. Esta
muestra pública de arte incluía a
Alba, la conejita GFP (proteína
fluorescente verde). Alba era un
pequeño conejo albino que bajo
cierto tipo de luz alcanzaba una luminosidad verde porque había sido
genéticamente modificado insertando en su embrión un gen de medusa que fungía como código genético para una proteína que asume
una luminosidad fluorescente verde cuando se expone a una particular intensidad de luz.
86
Muchas personas se sintieron ultrajadas por la creación de Kac y
muchos consideraron su trabajo como un expediente publicitario. Pero
en realidad una parte de la finalidad
del proyecto Alba era provocar un
debate público sobre las implicaciones éticas y culturales de la ingeniería genética. Según Kac, “la creación de un animal quimérico nos
obliga a examinar nociones de normalidad, heterogeneidad, pureza,
hibridismo y diversidad”25. El trabajo de Kac nos invita a reflexionar
sobre las implicaciones de la transformación de animales no humanos
en manufacturas. En particular, la
creación de Alba de parte de Kac
nos obliga a preguntarnos si es moralmente justificable crear seres vivientes únicos para nuestro divertimiento o edificación filosófica. Mi
respuesta es que no es justificable.
En realidad, yo veo nuestra propensión a producir organismos transgénicos de este tipo como síntoma de
una dinámica cultural muy profunda, en base a la cual criaturas sencientes son reducidas a simples objetos de manipulación26.
De hecho, temo que nos estamos
moviendo cada vez más hacia una
visión de la vida humana en términos igualmente reduccionistas. El
desafío moral que nos encontramos
a afrontar es cómo proceder a la
concretización de la gran promesa
de la investigación genómica sin
EL GENOMA HUMANO
transformar a nosotros mismos y al
resto del mundo natural en simples
manufacturas de nuestra creatividad desviada. Mi esperanza es que
conferencias como ésta nos puedan
mostrar el camino.
Prof. PAUL LAURITZEN
Director del Programa de Etica Aplicada
“John Carroll University”,
University Heights OH,USA.
Notas
1
B. JENNINGS, “The Liberalism of Life: Bioethics in the Face of Biopower,” Raritan 22, no.
4 (Spring, 2003): 133-46.
2
C. S. LEWIS, The Abolition of Man (New
York: The Macmillan Company, 1947).
3
G. MEILAENDER, “Terra es animata: On Having a Life,” Hastings Center Report, vol. 23,
no. 4 (July-August 1993): 25-32.
4
Ibidem, 29.
5
Ibidem, 31.
6
El sitio web del Council of Bioethics es:
www.bioethics.gov
7
FRANCIS FUKUYAMA, Our Posthuman Future, (New York: Farrar, Straus and Giroux,
2002):70-71.
8
W. GLANNON, “Identity, Prudential Concern, and Extended Lives, Bioethics, vol. 13,
no. 3 (2002): 276.
9
GLANNON, “Identity, Prudential Concern,
and Extended Lives, 279-280.
10
L. KASS, “Ageless Bodies, Happy Souls”
The New Atlantis, vol. 1 (Spring 2003): 12.
11
Esta lectura se puede encontrar en: http:
//212.77.1.245/news_services/bulletin/news/105
11.php?index=10511&po_date=11.04.2002&la
ng=po
12
M. CATHLEEN KAVENY, “Commodifying
the Polyvalent Good of Health Care,” Journal
of Medicine and Philosophy 24/3 (1999): 207223.
13
EDMUND PELLEGRINO, “The Commodifi-
cation of Medical and Health Care: The Moral
Consequences of a Paradigm Shift from a Professional to a Market Ethics,” Journal of Medicine and Philosophy 24/3 (1999): 253.
14
JEROME P. KASSIRER, On the Take: How
American’s Complicity with Big Business Can
Endanger Your Health (New York: Oxford
University Press), 2005.
15
RICHARD HORTON, “The Dawn of McScience,” The New York Review of Books 51/4
March 11, 2004, p. 6.
16
Angel & Relman, 2002: 103.
17
Ver Bekelman, Li, y Gross.
18
JUSTIN E. BEKELMAN, YAN LI, Y CARY
GROSS, “Scope and Impact of Financial Conflicts of Interest in Biomedical Research,”
Journal of the American Medical Association
289/4 (2003), 463.
19
ARTI K. RAI e REBECCA S. EISENBERG,
“Bayh-Dole Reform and the Progress of Biomedicine,” Law and Contemporary Problems
66/1.
20
Ver MARCIA ANGELL Y ARNOLD S. RELMAN, “Patents, Profits and American Medicine:
Conflicts of interest in the Testing and Marketing of New Drugs,” Daedalus (Spring, 2002).
21
Bekelman, Li, y Gross, p. 456.
22
Ver NATHAN NEWMAN, “Big Pharma, Bad
Science,” The Nation July 25, 2002.
23
Informaciones sobre los trabajos de Kac se
pueden encontrar en: http://www.ekac.org/gfpbunny.html
24
Para mayor información sobre su trabajo,
ver: http://www.ekac.org/transgenicindex.html
25
Para una discusión sobre el trabajo de Kac
ver, The Eighth Day: the Transgenic Art of
Eduardo Kac. Sheilah Britton and Dan Collins
ed. (Tempe, Az: Arizona State University,
2003). Ver también el trabajo de la artista Patricia Piccinini en: http://www.patriciapiccinini.net/.
26
W. S. Merwin ha capturado la insidia de
este tipo de reduccionismo en un poema titulado, “Dog”: “… Cualquier cosa tuvieses que
proteger/No existe más. Además sus ojos vidriosos/Fijados con fuerza ante sí miran intesamente más allá de tí/Sin notar nada; no te ve.
Pero equivocado:/Mira aún: es a través de
ti/Que mira, y la insidia de sus ojos/Es que en
ellos tu no estás …”, en Green with Beasts
(London: Hart-Davis, 1956).
87
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
BONIFACIO HONINGS
4. Hacia el eugenismo liberal.
Una valoración ética
Ciertamente, la ciencia conoce
cada vez más cual es el secreto de la
vida; ella ha logrado descifrar el
texto gigante, de tres mil millones
de letras, que está escrito en las células del hombre. Este mapa del genoma contiene las instrucciones para crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. Se trata de un conocimiento que, en un futuro próximo
no sólo permitirá que todas las enfermedades sean “diagnosticables”, sino también que ciertas patologías multifactoriales sean “curables” como la diabetes, la predisposición a los transtornos vegetativos y cardiocirculatorios. En efecto,
las técnicas de ingeniería genética
ya son capaces de curar las enfermedades teniendo en cuenta los
fundamentos genéticos, mediante la
sustitución de los genes defectuosos con genes normales, que se introducen a través de vectores en el
organismo enfermo. Para hacer notar aún más los avances en el campo
sanitario, añado que una reciente
forma de intervención terapéutica
consiste en tratar de actuar más en
la expresión de los genes que en la
sustitución de aquellos defectuosos.
Luego de esta breve introducción, cargada de esperanza, acerca
de la finalidad terapéutica del conocimiento del secreto de la vida, paso ahora a lo que es mi tarea: las llamadas finalidades “de mejoramiento” (gene enhancement). Mi
intervención se articula en dos momentos: el primero es de corte histórico, que va del movimiento eugenético al eugenismo; el segundo,
en cambio, es de índole doctrinal y
consiste en una valoración ética.
De la eugenética de mejoramiento
al eugenismo liberal
Partamos del hecho que con términos renovados el tema de la genética ha repropuesto la cuestión
de la eugenética, porque ha cambiado el significado del término
«eugenética». El movimiento se
remonta a 1870 y hasta 1950 giraba en torno a la tentativa de «mejorar el patrimonio genético de la humanidad», sobre todo a través de
técnicas y estrategias de selección
reproductiva y de promoción de la
generación de individuos que posean una «buena» dotación genética1. Esta fase inicial se relaciona
con el nombre de Galton y podemos definirla «eugenética social».
En un escrito de 1873 leemos que
su objetivo es «anticipar el proceso
lento y estable de la selección natural tratando de eliminar las constituciones débiles y los innobles y
deprorables instintos y conservar
los que son fuertes, nobles y prosociales». De esta fase pasamos a
la «eugenética de carácter racista»
que Hitler describe en Mein Kampf
(1925). Dice: «El Estado nacional... debe colocar la raza como
centro de la vida general... El Estado debe presentarse como el preservador de un povernir milenario,
frente al cual el deseo y el egoísmo
de unos no cuentan nada y deben
ser sometidos. Para este fin, el Estado se debe servir de los recursos
médicos más modernos... El que
no es sano y digno de cuerpo y de
espíritu no tiene derecho para perpetuar sus sufrimientos en el cuerpo del niño... Bastaría impedir durante seis siglos la capacidad y la
facultad de generar en los degenerados de cuerpo y en los enfermos
de espíritu, para liberar la humanidad de una inmensa desventura y
llevarla a un estado de sanidad casi
inconcebible, hoy. Cuando esto se
realizará, de modo consciente y
metódico, y se favorecerá la fecundidad de la parte más sana de la nación, se tendrá una raza que, por lo
menos, desde sus orígenes habrá
eliminado los gérmenes de la decadencia física y moral actual».
En la actualidad, hemos llegado
a la fase sucesiva del completamiento del Proyecto Genoma y nos
encaminamos al eugenismo liberal
de los métodos de diagnósticos prenatal y de fecundación artificial.
Notemos la diferencia fundamental: mientras las fases anteriores la
«buena generación» era considerada una tarea de las instituciones públicas, ahora, en las sociedades liberales las decisiones genéticas se
confían a las opciones de cada uno
de los padres o, como se acostumbra decir, en las sociedades de mercado guiadas por intereses, provechos y preferencias, las decisiones
se dejan a los «deseos anárquicos
de clientes y consumidores». En
fin, la característica sobresaliente
de la nueva genética liberal es la
neutralidad del Estado. Una vez
que se pone en conocimiento todo
el abanico de las terapias génicas,
los padres del futuro podrán referirse a sus valores para elegir qué mejoras proporcionar a sus niños”2.
Para tener una idea de lo que significa el eugenismo liberal podemos
citar: “Las mujeres tienen un nuevo
deber: ‘rechazar la prosecusión del
embarazo de un feto, destinado a
ser una persona condenada a minusvalidez y sufrimientos. Se trata
de un derecho que de algún modo
se configura como un deber de la
mujer para con su hijo’. Además,
“si nosotras mujeres hacemos nacer
al niño inadecuado, entonces por lo
menos debemos darle toda nuestra
asistencia en el caso de que cuando
éste haya crecido quisiera suicidarse.’ Porque “la idea de que la imperfección humana debe ser de todos modos aceptada pertence a algunas religiones, como la cristiana,
que proponen el sufrimiento como
valor”; en cambio, el humanismo
liberal puede tranquilamente dejar
de lado eso y apuntar directamente
a ediciones actualizadas desde el
punto de vista tecnológico.
88
Tengamos muy en cuenta: ya no
se trata de la política de «higiene
social» o «racial». Ninguno propone hoy la genética como estrategia
para la «limpieza étnica» de cierto
pasado, perseguida con fideismo
prometeico por progresistas y partidarios de la libre elección individual3.
EL GENOMA HUMANO
Inicio con el deseo de que la ciencia y la técnica de las terapias génicas progresen cada vez más. En
efecto, por principio, si la finalidad
con la que se interviene en el genoma de un ser humano, modificándolo, es estrictamente terapéutica, es
decir, que tiende a la corrección de
un defecto, o a contrastar un factor
patógeno, dicha intervención resulta moralmente lícita. De hecho,
instalación y pre-natal, donde la posibilidad de analizar el genoma de
embriones y fetos, se conecta con la
posibilidad de no implantar los primeros y a abortar a los segundos.
Esta conexión configura una situación que espontaneamente reduce
los nacimientos de individuos con
defectos genéticos. El diagnóstico
prenatal comporta una selección
eliminatoria de los portadores incluso en el estadio embrional o fetal. Desde el punto de vista ético, es
luce clarius que el proyecto del eugenismo liberal es moralmente ilícito, precisamente porque tiene como
objetivo seleccionar las dotaciones
genéticas mejores, eliminando o esterilizando a los portadores de patrimonios genéticos considerados peores o “defectuosos”5.
Sin embargo, la cuestión de fondo que se debe plantear es la siguiente: «¿Podemos considerar la
da vivida del sujeto choca con la
perspectiva objetivante de sus productores y experimentadores8. En
fin, y concluye, la razón de fondo
de la ilicitud del eugeunismo, liberal o no, cuando se modifica la naturaleza de la natalidad, con ella se
modifica también la naturaleza profunda del actuar humano. La libertad de la persona ya no consistiría
en la posibilidad de ser él o ella «autor o autora» de sus acciones, sino
él o ella serían únicamente «un repetidor» o «una repetidora» de procesos manipulados técnicamente.
Pero existe también otra preocupación, esto es, la que se refiere al futuro de la igualdad entre los hombres. Existe el riesgo de introducir
en la humanidad una relación interpersonal «sin antecedentes». En
cuanto a su nacimiento, los hijos
dependen de sus padres y, por tanto,
no se debe invertir su relación. Esta
dependencia se refiere a la pura
existencia y no a su naturaleza.
Santo Tomás habría dicho que se
trata de una dependencia “in fieri”,
pero no “en el ser”. No se trata de
una relación paritaria; los padres no
son la “causa essendi” de sus hijos.
Por tanto, cualquier eugenismo, social, racista, liberal, quita no sólo la
libertad y la igualdad, propias de la
naturaleza humana, sino también la
misma vida moral.
aquí no se trata de actuar sobre un
sujeto humano con el fin de cambiar su identidad genética, ni de introducir presuntas “mejoras” o
“amplificaciones” a sus cualidades
naturales, que por lo demás se fundan en criterios inevitablemente arbitrarios y opinables. Por el contrario, las correcciones estrictamente
terapéuticas sobre el genoma humano tienden a recuperar la normal
configuración genética del sujeto o
de contrarrestar los daños que derivan de las anomalías genéticas presentes o de otras patologías correlacionadas4.
En lo que se refiere al eugenismo
liberal, debo precisar que no prevé
explícitamente el objetivo de eliminar los individuos con patrimonio
genético “patológico”; sin embargo, hay que afirmar claramente que
existe la tendencia a manifestar
cierta selección de los individuos
teniendo en cuenta la base genética.
Baste pensar en la difusión sistemática del diagnóstico genético pre-
auto-transformación genética de la
especie como medio para aumentar
la autonomía individual, o este camino pondrá en riesgo la auto-comprensión normativa de personas que
conducen su vida con respeto mutuo y recíproco?»6. ¿Puede la humanidad presente encarcelar a la humanidad futura? Y ¿sobre quién o
qué cosa se ejerce este poder?7. La
respuesta es evidente: los vivientes
de ahora no pueden ejercer un poder sobre los hombres venideros,
porque serían objetos inermes de
decisiones tomadas anticipadamente por quien los planifica hoy. Formulada en una pregunta, la respuesta es la siguiente: “¿Qué sucedería
en una persona si descubriese que
«su» cuerpo es el resultado no sólo
de un proceso natural, sino también
de una producción técnica querida y
conducida por otros sujetos humanos? El joven que haya sido manipulado genéticamente descubrirá
que su cuerpo es algo técnicamente
producido. La perspectiva de la vi-
Profesor emérito de Teología moral en la
Pontificia Universidad Lateranense,
Consultor del Pontificio Consejo para la
Pastoral de la Salud,
Santa Sede
Una evaluación ética
P. BONIFACIO HONINGS, O.C.D.
Notas
1
Cfr. MARINA VALENSISE, Bioética, pero
sin dogmas, Il Foglio, 13 marzo 2003.
2
N. AGAR, Liberal Eugenics, en H. KuhseP. Singer (ed.), Bioethics,Blackwell, Londono
2000, p. 171. Cfr. BUCHANAN, BROCK, DANIELS, WIKLER, From Chance to Choice: Genetics and Justice, Cambridge University
Press, Cambridge 2000.
3
Cfr. EUGENIA ROCCELLA, Eugenética liberal. Si para la mujer el derecho de rechazar el
feto defectuoso se vuelve un deber. Il Foglio,
20 julio 2005.
4
Cfr. M. CUYÁS, Problemática ética de la
manipulación genética, en Rassegna di Teologia, 1985, 5, 471-497.
5
Cfr. Etica ed eugenetica, http.: // www.
univ. trieste. it/-etica / 2004 2/ mordacci. htm
6
J. HABERMAS, Il futuro della natura umana. I rischi di una genetica liberale. Einaudi,
Torino 2002, p.31.
7
Cfr. H. JONAS. Técnica, medicina y ética: praxis del principio responsabilidad, trad.
it. por Paolo Becchi, Einaudi. Torino 1997.
8
Cfr. HABERMAS, o.c. p. 52.
89
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
KARL LEHMANN
5. La prevención de las enfermedades genéticas
desde el punto de vista de la pastoral
1. Introducción
En el año 2004, la opinión pública se sorprendió ante la noticia, seis
años después de la creación del Proyecto Genoma y cinco años antes
del previsto, de que el patrimonio
genético humano había sido casi totalmente decodificado (ver “Nature” del 21-10-2004). El genoma humano comprende un total de 2,85
millon de pares de bases e informaciones por 20000 – 25000 genes. Si
diez años antes se consideraba que
el ser humano disponía de 100,000
genes, ahora se habla de un quinto o
de un cuarto de esa cifra. Teniendo
en cuenta la secuencia casi completa que está a disposición, ahora se
pueden realizar estudios más precisos sobre los genes y se pueden
identificar con mayor seguridad las
alteraciones que son causa de enfermedades. No se debe subestimar la
inserción de estos datos en la investigación clínica, en la búsqueda de
la industria farmacéutica y también
directamente en nuestra vida y en
nuestra salud. De la ingeniería genética se obtienen válidas informaciones que pueden prevenir las enfermedades y aliviar el dolor.
La conclusión positiva del Proyecto Genoma Humano ha sido celebrada como “completamiento y
coronación de la historia centenaria
de la genética” (Zoglauer, 13). Pero
a las esperanzas se contraponen
múltiples riesgos y problemáticas
éticas aún no totalmente aclaradas,
interrogantes como la obligación de
la factibilidad, de la posibilidad de
la investigación genética, el tratamiento de datos genéticos sensibles, la reducción del ser humano a
sus genes, la estigmatización de los
enfermos y de los minusválidos, así
como el peligro de tendencias eugénicas (Habermas 2001a, 34 sig.
105 sig.).
Para valorar adecuadamente las
chances y los riesgos del Proyecto
Genoma, en primer lugar es necesario mirar con ojo crítico el objeto de
la investigación: el gen humano. La
teoría de que la esencia de un ser
humano se puede atribuir a sus genes, que el ser humano no es nada
más que la suma de sus genes y que,
por tanto, puede ser determinado a
través del control de su estructura
genética: es una idea que sugiere
imputar las formas de vida y de expresión que se desvían de la norma
como defectos de esta estructura
genética. La ingeniería genética
tendría pues como tarea preferir las
características positivas y eliminar
las condiciones desventajosas. Así
como ya estamos en la capacidad de
considerar algunos genes como factores que desencadenan determinadas enfermedades hereditarias como la fibrosis quística, la distrofia
muscular y la corea degenerativa, e
identificar los genes de la obesidad
y del cáncer de mama, se espera poder pronto explicar genéticamente
también otras enfermedades (psicosis, esquizofrenia, tendencia al alcoholismo, etc.).
Pero quizá esto presupone que
hay siempre un gen que es responsable de una determinada implantación: el gen X es responsable de los
cabellos castaños, el gen Y de la inteligencia, un gen Z de la obesidad.
La investigación, en cambio, ha demostrado que los genes “no son responsables de algo” sino que provocan algo.
Un gen puede codificar varias
proteínas y, por tanto, ser responsable de varias características. Sin
embargo, hay caracteres que son el
resultado de la interacción de varios genes. De este modo cerca de
20000 genes humanos pueden producir más de un millón de diferentes proteínas (crf. Zoglauer, 14).
Analogamente, existen enfermedades que no podemos asociarlas di-
recta y nítidamente a un determinado gen, sobre todo porque la mayoría de las enfermedades hereditarias no es de naturaleza monogenética, y está influenciada por varios
genes.
A esto hay que añadir que no sólo determinados genes o interacciones entre varios genes deciden sí y
en qué medida se desarrolla una enfermedad, un determinado aspecto
o comportamiento. Los factores
ambientales desarrollan aquí un papel significativo: el ambiente social
donde crece un ser humano, así como el estilo de vida, las costumbres
alimentarias, la cultura, la educación y otros factores. De esto ya podemos entender que no es válida la
teoría según la cual el hombre no es
nada más que la suma de sus genes.
“El hombre no es el producto de sus
genes o del ambiente, sino el resultado de la interacción de ambos que
inicia ya en el útero y es influenciado por ejemplo por las hormonas
maternas” (Zoglauer,15). La teoría
según la cual el gen es “el verdadero patrón del ser humano” (R. Dawkins) y que éste en su esencia y
comportamiento no es más que una
marioneta determinada por genes
egoístas, es demasiado limitativa y
no hace justicia a los complejos resultados de la investigación.
Cada vez más los biólogos son
del parecer que el ser humano pue-
90
de ser influenciado por sus factores
hereditarios. A esto se añade el hecho que ya en la fase prenatal de su
existencia los factores ocasionales
tienen una influencia determinante
en la replicación de los genes, la división celular, el crecimiento del cerebro. El factor hereditariedad, por
tanto, no debe ser subestimado. Si
un ser humano en su vida debe confrontarse con la enfermedad y la
discapacidad y como reacciona ante
hechos que se caracterizan como
“patológicos” y “abnormes”, no depende exclusivamente de sus factores hereditarios. Los genes defectuosos no deben llevar necesariamente a la aparición de una enfermedad, sino eventualmente son factores suplementarios de riesgo. “El
fenotipo de un ser humano no es
una consecuencia causal de su genotipo. Ya que el genotipo no es la
copia exacta del fenotipo” (Zoglauer,20).
Es necesario reflexionar sobre
estas relaciones para valorar desde
el punto de vista pastoral el papel
que desarrolla la ingeniería genética para evitar las enfermedades.
Precisamente de esta situación derivan los retos y los deberes de la
Pastoral que corresponden a su tarea original.
2. Diagnóstico genético
y medicina predictiva
La perspectiva de poder reconocer con la ayuda del Proyecto genoma incluso las predisposiciones a
las enfermedades ofrece la posibilidad de prevenir de manera calculada estas enfermedades mediante un
estilo de vida adecuado. Sin embargo una predisposición no lleva obligatoriamente a la enfermedad correspondiente. Y el hecho que cada
ser humano posea cierto número de
genes defectuosos hace que la sociedad se pregunte si en el futuro
deberemos entender con la palabra
“enfermedad” toda desviación de la
norma genética. Por tanto, existe el
peligro que algunos conceptos como salud, enfermedad y discapacidad, caracterizados por nuevos contenidos, puedan ser parcialmente
redefinidos de manera arbitraria y
que el concepto de “enfermedad genética” sea ampliado cada vez más.
Conceptos como salud, enfermedad
y discapacidad podrían interpretar-
EL GENOMA HUMANO
se como estándar biológico-genéticos y también como desviaciones.
El ser humano se volvería un simple objeto, que debería y podría ser
evaluado.
El análisis del genoma humano y
la redacción de un mapa génico son
el presupuesto de la denominada
medicina predictiva. A su desarrollo
dentro de la ingeniería genética
contribuye el reconocimiento de
que determinadas enfermedades están programadas en los genes y que
más enfermedades de las se pensaba hasta ahora derivan de interacciones entre genes y ambiente. La
medicina predictiva tiene como objetivo prever la biografía de la enfermedad de un ser humano y reconocer la predisposición genética a
determinadas enfermedades, para
evitar la aparición o por lo menos
influir de manera positiva en su decurso. Mientras el diagnóstico tradicional puede constatar una alteración patológica sólo después que ha
aparecido, un diagnóstico genético
se caracteriza porque puede prever
una enfermedad o la predisposición
a una afección años e incluso decenios antes de que aparezca. El diagnóstico precoz hecho con la medicina predictiva ofrece la posibilidad
de tratamiento que quizás ya no sería posible después de la aparición
de la enfermedad.
La medicina predictiva quiere
evitar también la transmisión de enfermedades genéticas. Se disminuye así el riesgo de una afección. Por
ejemplo, se podrían prevenir enfermedades cardio-circulatorias con
una correcta alimentación o con el
deporte, y el cáncer de la piel, evitando la exposición a los rayos solares intensos. Al menos habría la posibilidad de suavizar en su decurso
las enfermedades de origen genético o relacionales. Pero no se deberían subestimar la posibilidad y la capacidad de modificar el comportamiento, como lo demuestra la experiencia de la práctica médica.
Se prevé que los datos y las informaciones obtenidas con el Proyecto
genoma aumentarán enormemente
las posibilidades de diagnosticar las
características genéticas, sobre todo
aquellas que son responsables del
surgimiento de enfermedades. En
Alemania existen test genéticos para más de 100 enfermedades hereditarias. Entre ellos encontramos el
análisis genético para el retinoblas-
toma, para reconocer un raro tumor
del ojo que se presenta sólo en los
niños. La predisposición a esta enfermedad puede ser testada inmediatamente después del nacimiento.
Si existe la predisposición, se examinará el ojo a intervalos regulares,
para reconocer precozmente los estadios prodrómicos del tumor y eliminarlos. La poliposis familiar es
una forma hereditaria de cáncer del
intestino. Mediante un test genético
los médicos pueden identificar el
gen APC mutado y adoptar de inmediato medidas salvavida. Otro
ejemplo en el campo del diagnóstico genético predictivo es poder prever con qué probabilidad una mujer
se puede enfermar de tumor de mama de carácter hereditario. En 1994
se describieron como genes predisponentes a ambos genes antioncógenos BRCA1 y BRCA2. La dificultad del test genético para el cáncer de mama reside en que aún no
se puede hacer una diferenciación
segura entre las variantes inocuas
en la secuencia de bases de los genes del cáncer de mama y las mutaciones patológicas. Normalmente
estos genes impiden la formación
del cáncer de mama. En cambio en
las mujeres con un gen defectuoso
del cáncer de mama el riesgo de enfermarse un día de este tumor aumenta del 85%. Por este motivo algunas de estas mujeres por temor
del cáncer de seno se hacen amputar a título preventivo ambos senos.
El análisis genético sirve aquí solamente para prevenir las enfermedades: “Han habido casos en los que
después de una determinada intervención (nos referimos aquí a la extirpación preventiva de mamas) en
los residuos que quedan del epitelio
de revestimiento (una especie de
piel del órgano) o en el peritoneo ha
brotado el “cáncer de mama”, o por
lo menos un cáncer provocado por
el gen mutado BRCA-1 (ver Zoglauer, 27).
Ahora bien, con respeto a los
riesgos de la medicina predictiva:
existe el temor de que en nuestra sociedad disminuya la aceptación de
la enfermedad y de la discapacidad
precisamente por la medicina predictiva. La enfermedad y la discapacidad o, en términos más duros:
se pueden evitar los enfermos y los
discapacitados. Hoy se llega ya a
los abortos a causa de los exámenes
prenatales. Desde el inicio un niño
91
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
enfermo o discapacitado no será
aceptado. Desde el punto de vista
ético se trata de “una tendencia muy
preocupante que no se puede aceptar”. Es imprevisible el impacto que
tendrá sobre los discapacitados dicha valoración de parte de los contemporáneos. Con el empleo coherente de la medicina predictiva se
crearía una ocasión más para circunscribir el complejo surgimiento
de la enfermedad a pocos factores
presentes en el individuo. La causa
de la enfermedad vendría trasladada a cada uno de los individuos y la
enfermedad se volvería un destino
personal y privado. Los demás factores, como un ambiente malsano y
morbífico podrían ser dejados de lado. El enfermo sería culpable de su
ción de enfermedades profesionales. Por otro lado, existe también la
posibilidad de que se utilice dicho
análisis contra los trabajadores, si
se emplea la constitución genética
como criterio importante de selección y se reducen así significativamente las posibilidades de obtener
el puesto de trabajo. Se entrevé
también el peligro que las informaciones recogidas sobre el trabajador
sean empleadas de modo que va
más allá de la constatación de idoneidad para el puesto de trabajo.
Desde el punto de vista ético, es
necesario decir también que el análisis genético se puede efectuar sólo
previa autorización de parte del trabajador. Además, se pueden poner
de relieve sólo las predisposiciones
enfermedad. Se crearía también el
peligro de clasificar y discriminar a
los seres humanos según varios
puntos de vista. Se podría temer
también que el ser humano sea considerado de modo biologista, que se
reduzca sólo a su dotación genética.
Así se programa una contradicción
de la imagen cristiana del ser humano en su entereza.
Otro campo en el que se pueden
prevenir las enfermedades con método de ingeniería genética son los
análisis genéticos en los trabajadores. Permiten constatar los peligros
genéticos profesionales y pueden
contribuir a mejorar la tutela del trabajo individual, a la medicina del
trabajo preventiva, y a la preven-
genéticas que hacen temer un grave
daño para la salud del trabajador o
de terceros. El análisis genético debería ser autorizado sólo si los demás métodos diagnósticos no permiten obtener informaciones semejantes. Además, el derecho a la personalidad del trabajador prohibe
conseguir un perfil completo de sus
características genéticas. Cada ser
humano tiene derecho a la autodeterminación informativa y no puede
ser estigmatizado o discriminado
por una divulgación desconsiderada
de su disposición genética. Ninguno debe ser desfavorecido por sus
características genéticas.
Debería ser claro que el análisis y
el examen secuencial del genoma
humano, vinculados con la medicina predictiva, ponen a disposición
una gran capacidad de poder. Y como todo poder es capaz no sólo de
ayudar sino también de destruir. La
investigación biológica y sus descubrimientos influyen ya ampliamente en la idea que tenemos del ser humano. Además, para la supervivencia de la humanidad será indispensable una investigación posterior,
aun si esta supervivencia estuviera
potencialmente amenazada precisamente por la investigación.
3. Sobre el “derecho
de no saber”
Dado que en el campo del análisis genético la distancia entre diagnóstico y terapia aumenta cada vez
más, el médico y el paciente se encuentran ante el grave problema de
tener que juzgar lo que es más digno del ser humano: si tener conocimiento de una inminente enfermedad incurable o permanecer sin saberlo. Habrá una multiplicidad de
enfermedades o predisposiciones
diagnosticables, sin que haya la disponibilidad de una terapia eficaz.
Se ha hecho la propuesta, según el
“criterio de la ventaja preventiva”,
de no diagnosticar ni siquiera las
enfermedades de origen genético
que no pueden ser tratadas.
Al derecho reconocido de saber
se contrapone aquí la misericordia
de la ignorancia. Para enfermedades que se pueden diagnosticar pero
no curar, la ventaja de saber, lograda gracias al análisis genético, permite organizar adecuadamente el
propio estilo de vida, planificarlo y
cambiar el propio modus vivendi.
Pero, por otro lado existe la desventaja del conocimiento con la pérdida de energía vital, esperanza en el
futuro y felicidad de vivir sin el temor de las enfermedades.
Además, si el conocimiento del
patrimonio genético de los individuos y de los grupos, cae en manos
equivocadas puede causar daños,
destruir perspectivas y proyectos de
vida. El derecho de saber y el derecho de no saber son dos lados de la
misma medalla. Tanto uno como el
otro derivan de la idea insertada en
la historia y de la civilización occidental que el ser humano es una
persona con el derecho de la autodeterminación. Este concepto con-
92
tiene, como aspecto esencial de la
idea de la dignidad humana, también la prohibición de instrumentalización, la obligación del finalismo
(Kant), el derecho a la esfera privada y a la libertad de la persona. Todas las reflexiones que tienden a
evitar las enfermedades genéticas
deben tener en cuenta estas exigencias. La ignorancia puede ser una
“condición preliminar de la libertad” (H. Jonas), porque “la predestinación del dolor futuro, el sólo presunto conocimiento del propio porvenir (...) pueden obstaculizar el desarrollo libre y espontáneo de la
personalidad” (Zoglauer, 37). Asimismo, el máximo conocimiento
posible de la disposición genética a
la enfermedad no es de suyo garantía de salud y de vida feliz; de manera que ni siquiera se disgregan los
elementos naturales y fundamentales de finitud de la naturaleza humana. “Con el diagnóstico genético se
eleva un poco el “velo natural de la
ignorancia” y con la terapia génica
el ser humano puede modificar el
destino que le había sido asignado.
No tiene importancia como lo modifica: nuevos genes dan sólo un
nuevo destino, al que nos debemos
acomodar. Estas reflexiones, hechas esencialmente por H. Jonas sobre el “derecho de no saber”, son
dignas de tenerse en cuenta si se decide, en consideración de la racionalidad actual, como es que muchas
personas llegan a esta actitud y la
mantienen. Pero ésta es una renuncia en absoluta armonía con la creación entendida en sentido bíblico.
4. Asesoría genética:
posibilidades y consecuencias
La asesoría genética y el diagnóstico prenatal tienen la tarea de valorar los riesgos de surgimiento de determinadas enfermedades hereditarias y de identificar o excluir precozmente las lesiones. Todo esto está estrechamente vinculado con la
investigación sobre el genoma humano.
Asesoría genética
La asesoría genética puede informar también antes de la procreación
sí y con qué probabilidad se transmitirán al niño determinadas enfermedades hereditarias. La decisión
EL GENOMA HUMANO
de tener un hijo será bastante facilitada en los casos en que ya se pueda
excluir con la asesoría genética que
un futuro niño sufrirá cierta enfermedad hereditaria. En cambio, si
durante los exámenes se halla un
mayor riesgo, quien ha solicitado
un consejo podrá tomar una decisión responsable pro o contra la
procreación conociendo las probabilidades de la enfermedad. Por tanto, la asesoría genética puede evitar
un conflicto para un futuro embarazo. También puede contribuir para
que los partner se preparen con
tiempo al riesgo correspondiente de
un niño discapacitado y puedan utilizar todas las posibilidades de ayuda. La libre voluntad es la premisa
irrenunciable para la moralidad de
la asesoría genética. Por tanto, se
debe excluir cualquier normativa
que haga depender los servicios del
Estado, del seguro de enfermedad y
de la previsión social del hecho que
se haya efectuado una asesoría genética. En las discusiones públicas a
veces se escucha afirmar que la sociedad tiene el legítimo interés de
evitar la procreación de niños gravemente discapacitados. Por un lado la sociedad debería sostener los
costos de la asistencia, por el otro, a
largo plazo empeoraría el patrimonio genético de la población. Hay
que oponerse firmemente a estas
afirmaciones eugénicas.
dos citogenéticos y de análisis directo del DNA para buscar desviaciones genéticas. En caso de que se
confirmen las temidas desviaciones
genéticas se pueden aplicar cuanto
antes medidas terapéuticas y se
puede ofrecer a las mujeres embarazadas la ayuda que les permita
adaptarse a una eventual enfermedad del niño. Actualmente, para
muchas enfermedades hereditarias
existen opciones terapéuticas sólo
en rarísimos casos excepcionales.
En 1998 se obtuvo en Estados Unidos un éxito terapéutico. Con una
operación en el feto en el seno materno fue posible corregir al menos
en parte la malformación genética
de la espina bífida.
Desde el punto de vista ético el
diagnóstico prenatal plantea un
conflicto entre la vida y el bienestar
del nascituro y las necesidades, los
deseos y quizás los derechos de los
padres, ya que se evidencia la divergencia entre derecho y ética. El juicio teológico y ético del DP es unívoco. El DP es de por sí neutro des-
Diagnóstico prenatal
En forma diferente de la asesoría
genética, el diagnóstico prenatal
(DP) – el mayor campo de aplicación del test genético – determinará
en un embarazo ya en curso si el feto está afectado por la temida enfermedad o discapacidad. Dado que
cada vez más recién nacidos vienen
al mundo con una o más lesiones
genéticas graves o que han surgido
durante el embarazo – las indicaciones varían entre el dos y el tres por
ciento – es necesario reconocer la
necesidad, para una genitorialidad
responsable, de información completa y de asesoría como ayuda a la
decisión. Esto sucede especialmente si graves afecciones genéticas familiares o factores externos hacen
temer un mayor riesgo genético.
En el diagnóstico prenatal con la
amniocentesis y la biopsia corial se
obtienen células fetales del útero
que luego se examinan con méto-
de el punto de vista ético. Una cualificación ética interviene en su
aplicación concreta. Es moralmente
útil si favorece los métodos de salvaguardia de la salud y la terapia
del nascituro; si sirve para tranquilizar a los padres preocupados. Si
puede facilitar la decisión de tener
un hijo aun en los casos de embarazo con riesgo; en el 97 por ciento de
los casos ya después de un mes los
padres pueden verse libres del temor injustificado de un niño discapacitado. No hay que olvidar esta
ayuda liberatoria y positiva.
En los demás casos los padres
pueden acostumbrarse con tiempo a
la idea de un niño discapacitado. El
diagnóstico prenatal, además, pue-
93
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
de evitar que se interrumpan embarazos simplemente por la sospecha
de probables lesiones del nascituro.
En fin, sirve también a la lucha de la
medicina contra las enfermedades
fetales, ya que permite bastante rápido – durante la gestación, en el
momento del parto o inmediatamente después del parto – un tratamiento preventivo o terapéutico optimal. En cambio, si el diagnóstico
prenatal se hace para proceder a un
aborto en caso de enfermedad o de
discapacidad del nascituro, no puede haber una justificación ética.
Juan Pablo II observa en su encíclica Evangelium vitae en 1995: “Pero, dado que las posibilidades de
curación antes del nacimiento aún
no son hoy bien definidas, sucede
no pocas veces que estas técnicas se
ponen al servicio de una mentalidad
eugenésica, que acepta el aborto selectivo para impedir el nacimiento
de niños afectados por varios tipos
de anomalías. Semejante mentalidad es ignominiosa y totalmente reprobable, porque pretende medir el
valor de una vida humana siguiendo
sólo parámetros de «normalidad» y
de bienestar físico, abriendo así el
camino a la legitimación incluso del
infanticidio y de la eutanasia” (63).
Con respecto a la pesada problemática que acompaña al diagnóstico prenatal se delinea en los debates
actuales un nuevo modo de pensar
que parte sobre todo del movimiento femenino, de las asociaciones de
los discapacitados y de las Iglesias.
Surgen fuertes tendencias para reconsiderar la reglamentación de la
aplicación del DP.
Diagnóstico genético
de pre-implantación PGD/PID
El diagnóstico de pre-implantación (PGD) es una posibilidad más
para aplicar el análisis genético en
campo prenatal. Con el PGD el
diagnóstico genético ha dado un
nuevo paso adelante. Gracias a este
método de análisis se puede ayudar
a tener un hijo a las parejas con enfermedades hereditarias. El embrión concebido in vitro será examinado ya en el estadio de 8 células
antes de su traslado al útero, para
determinar si es genéticamente sano o si ha heredado de sus padres el
carácter patológico, es decir, el temido defecto genético. En caso de
resultado positivo el embrión no se-
rá trasladado, sino destruido. Siendo obvia la característica de la selección de esta metodología, se delinea ya el pasaje de una selección
negativa que impida el desarrollo
de seres humanos con un defecto
genético, a una selección positiva
inspirada en la eugenesia, con el fin
de dejar sobrevivir sólo aquellos
embriones que presentan determinados caracteres positivos deseados. Qué enfermedades, caracteres,
disposiciones deben ser tomados en
un catálogo de indicaciones para un
PGD parece depender más de la
discrecionalidad y de varios intereses, que de argumentaciones rígidas, codivisibles objetivamente, y
sostenibles tanto desde el punto de
vista ético y médico como de aquel
socio-político. “Hay indicaciones
de una desesperada tentativa para
evitar la ruptura de una defensa moral” (Zoglauer, 44). Aunque está
unida a un rígido catálogo indicativo, el PGD se desclasa debido a la
inmanente metodología de la selección y se vuelve absolutamente insostenible éticamente, fallando incluso como medida para evitar enfermedades genéticas.
Nuevas posibilidades
terapéuticas: terapia génica
Con la posibilidad de reconocer
los defectos genéticos aumenta la
probabilidad de repararlos. La terapia génica tiene como objetivo curar enfermedades genéticas o que
estén correladas o no permitir que
se presenten. Esto ocurre con la eliminación de los síntomas o con la
remoción de la causa de la enfermedad. Actualmente la terapia génica
es adecuada sólo para el tratamiento de enfermedades hereditarias
monógenas, dependientes de la estructura modificada de un solo gen.
Si la enfermedad depende de más
genes defectuosos o de una interacción de defectos genéticos y de factores ambientales se habla de enfermead con causas multifactoriales.
Actualmente y también en el próximo futuro queda excluido curar las
enfermedades de causas multifactoriales con una terapia génica.
La terapia génica como complemento de las formas terapéuticas ya
existentes tiene una legitimación
fundamentalmente ética gracias a la
dignidad de la prevención y del restablecimiento directo de la salud
humana y gracias a la reducción
auspiciada del dolor. Ambos acercamientos terapéuticos son importantes para un juicio ético más profundo.
En caso de terapia génica somática, dirigida a células del cuerpo que
no funcionan de manera regular, en
general no hay nuevos problemas
éticos con respecto a las formas terapéuticas tradicionales. Se debe
evaluar como los demás métodos
terapéuticos nuevos. Esto significa
que el método debe ser seguro; debe ser proporcionado y el paciente
debe dar su consentimiento informado. La terapia génica de la línea
germinal, en cambio, es una intervención en la información genética
de aquellas células de las que provienen las células germinales (línea
germinal). También puede formar
células totipotentes en las mismas
células germinales, en las células
fecundadas y embrionales. Al contrario de la terapia génica, la terapia
de la línea germinal provoca no sólo un cambio en los seres humanos,
sobre como es efectuada, sino determina también las características
genéticas de los descendientes de
estos individuos. La terapia de la línea germinal no es prácticamente
factible ni ahora ni en un próximo
futuro. Su insostenibilidad ética
desciende de argumentaciones
pragmáticas y categóricas. Las argumentaciones pragmáticas muestran sobre todo los riesgos: no se
podría excluir que estas intervenciones causen daños irreparables y
provoquen modificaciones de la
personalidad. Habría además el peligro que estas sean usadas de manera ilícita para cultivos de embriones humanos. Asimismo, para desarrollar esta terapia se necesitan experimentos con embriones humanos, que se deberían rechazar en el
interés de la primacía de la protección de la vida sobre la protección
de la salud. Los argumentos categóricos adoptados contra la terapia de
la línea germinal afirman que esta
es una ofensa a la dignidad del ser
humano, porque modifica la base
genética de la individualidad y, por
tanto, la integridad personal.
Todo ser humano entra en la sociedad... como generado y nacido,
no como hecho y seleccionado. Tiene sus derechos, sin tener que agradecer a nadie. Si en una célula fecundada se efectúa una interven-
94
ción de ingeniería genética, incluso
con finalidad médica, no se cura a
una persona existente, sino que se
manipula su identidad. Violando las
generaciones, los conocimientos de
ingeniería genética de nuestro tiempo podrían llevar a un poder cada
vez más creciente sobre las generaciones futuras. Desde su punto de
vista, esto significa: el conocimeinto podría llevar al dominio de los
muertos sobre los vivos y esto sería
absolutamente irreversible.
Nuevos fármacos
Hay posibilidades de aplicar la
ingeniería genética en el campo del
desarrollo farmacológico que tiene
la finalidad de prevenir y de curar
las enfermedades. Desde el punto
de vista de la protección ética de la
salud sería irresponsable renunciar
a las nuevas posibilidades de producción de fármacos abiertas por la
ingeniería genética o a mejores posibilidades terapéuticas. El desarollo de nuevas sustancias activas podría ser muy importante para la lucha contra los tumores y la cura de
los enfermos de Alzheimer.
Los llamados fármacos protéicos
forman parte de aquellos fármacos
de nuevo tipo producidos con la ingeniería genética. Proporcionan al
enfermo las proteínas que estos no
son capaces de producir de manera
suficiente. Otro medicamento génico hoy conocido en el mercado farmacéutico es la insulina humana
para curar la diabetes.
5. Ayuda pastoral.
Repercusiones sobre todo
en las relaciones
con la discapacidad
Con el análisis del genoma y la
medicina predictiva, en cierto sentido la vida se ha vuelto más previsible. Pero cuanto más la medicina
está en la capacidad de proporcionar algo semejante a “garantías” para un niño sano, por ejemplo mediante el diagnóstico prenatal y la
pre-implantación, tanto más se refuerza el rechazo a la vida lesionada
o discapacitada. Sin duda se puede
esperar que disminuya la disponibilidad de aceptar desde el nacimiento a los seres humanos discapacitados y a ver en ellos una tarea de toda la vida. Quizás un día la socie-
EL GENOMA HUMANO
dad ya no aceptará más a los niños
discapacitados. Se sabe que habrían
podido permanecer no nacidos, y
que en fin de cuentas se habían
puesto a disposición todas las posibilidades legales para una eliminación antes del nacimiento. Se podría
incluso reivindicar el derecho de tener un niño sano.
El peso que representa para una
familia un niño discapacitado es serio y pesado. Pero también en una
familia de este tipo no se excluyen
el gozo y la felicidad, no obstante su
vida esté marcada igualmente por la
discapacidad. ¿Cómo se puede conciliar el principio que la vida es una
bendición y un don si las condiciones de vida de un niño discapacitado oprimen a veces a una familia de
modo indecible?
En el mensaje cristiano es Dios
que bendice y da la vida, que da la
respuesta. Jesucristo ha experimentado en su vida el dolor, el sufrimiento y hasta el abandono de Dios
en la cruz .
En este mundo vemos continuamente, a veces de modo doloroso,
que también la creación está hecha
pedazos. Pero Dios la comparte, y
por tanto podemos esperar. Al contrario de nuestros deseos naturales
podemos aceptar y apreciar al débil,
al incompleto, al que sufre. Así inicia un recorrido de humanización,
de profundo respeto por la vida, que
se nos indica como camino de la
salvación. En toda parte donde haya
alguno que por fe o por honestidad
humana está de la parte de este destino y no se sustrae destruyendo la
vida, realiza posibilidades de madurez humana, inalcanzables sin el sufrimiento. Todo pastor de almas conoce ejemplos en los que esto se
puede tocar con mano. Todos debemos reconocimiento, consideraciones y ayuda activa a esos padres y a
esas familias que han iniciado y siguen ese camino. Se trata de una tarea importante, que la asistencia espiritual no la tiene en consideración
en estas situaciones.
Allí donde la medicina y la ingeniería genética se chocan con sus límites, porque también ellas no pueden garantizar una vida exenta de
sufrimiento, de enfermedad y discapacidades, es tarea prioritaria de la
Iglesia y de la Pastoral no dejar solos en su difícil camino a las personas afectadas, debe ayudarlas a
aceptar el destino de la enfermedad
y de la discapacidad y animarlas, no
obstante todas las adversidades, a
no perder la fe en el sentido y en la
dignidad de toda vida humana. No
puede ser tarea de la pastoral esperarse la salvación sólo de la moderna biociencia. En su predicación y
en su servicio a los enfermos la
Iglesia debe mostrar que el ser humano puede experimentar la curación final y definitiva sólo en la fe
en Dios. En su asistencia espiritual
no debe dejar de estar cerca sobre
todo a los que la medicina no puede
ayudar.
Los cristianos creen que el ser
humano tiene su origen en el misterio que los hombres intuyen con su
investigación y con sus interrogantes sobre su vida y que los cristianos
llaman Dios Jesucristo. Para los
cristianos una vida humana, bajo
cualquier forma, nunca es absurda e
inútil. El ser humano no es un producto del caso. No se ha hecho por
sí solo y no existe en absoluta autonomía. Por esto no puede garantizar
por sí solo el sentido y el valor de la
propia vida. Para los cristianos, creer que el hombre es creado por Dios
contiene el mensaje que cada ser
humano es querido y aceptado y
amado por Dios, y está llamado a
encontrar la felicidad de su vida en
la unión con Dios. Para los cristianos la dignidad inalienable del ser
humano se basa en el hecho que
más allá de todos sus servicios, capacidades e incapacidades, es amado incondicionalmente por Dios y
por El es aceptado de manera definitiva. Los cristianos creen que
Dios garantiza el valor y el significado de cada vida humana. El ser
humano sólo puede hacer que Dios
le muestre cuál es el sentido y el valor de la vida y aceptarlo con fe. Los
cristianos creen que Dios no abandona a los hombres, sino que permanece fiel a ellos. Dios ha roto el
círculo infernal de la desesperación,
de la inutilidad y de la culpa a través
del nacimiento, la vida, la muerte y
la resurrección de Jesucristo. Al hacerse hombre, Dios se ha puesto definitivamente de la parte de todo
hombre y ha confirmado de manera
insuperable la dignidad humana. En
Jesús, Dios mismo comparte el destino del ser humano en el gozo y en
la esperanza, en la falta de éxito y
en el sufrimiento, hasta la desesperación de la muerte. En Jesucristo,
Dios está al lado del hombre, que
95
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
no es reconocido, que sufre, que está clavado al destino de su discapacidad, que aparentenemente no puede dar nada, que está derrotado en
su vida, que muere. Cuando Dios
resucita a Jesucristo de la muerte a
la plenitud de la vida, al creyente se
le proporciona la certeza y el sentido que Dios es fiel, que no abandona ni siquiera en el sufrimiento y en
la muerte. En su creer en Dios el
hombre encuentra el futuro y el sentido de su vida (Lehmann 2005).
Si la Iglesia se levanta contra el
aborto por enfermedad o discapacidad del niño, también se debe comprometer humanamente a favor de
los padres de los niños con discapacidad y ser solidaria con ellos. Los
padres deben sentir la estima por el
amor que dan a su niño discapacitado incluso en el ambiente que los
circunda. Si dejamos que no suceda, pecamos contra ellos y contra su
niño discapacitado, y contra el don
divino de la vida, que la mayoría de
nosotros ha recibido sin esa discapacidad. Todos deberíamos crear
una atmósfera de confianza y de
aceptación hacia el niño portador de
handicap y hacia sus padres. Cada
uno de nosotros debería hacer todo
lo posible a fin de que nuestras parroquias se vuelvan comunidades
del gozo de vivir y de la confianza
en la vida. Los grupos de contacto y
los grupos de ayuda pueden contribuir para que los niños discapacitados y sus padres no se queden solos
en sus dificultades.
Significa ayudar con una asistencia que tiende a aliviar el peso de las
múltiples tareas que en su conjunto
hacen que una situación aparezca
difícil de soportar y casi desesperada. Esto se puede hacer también
ofreciendo en la vida cotidiana pequeñas ayudas, que sirven para superar las situaciones difíciles. En lo
posible, mediante la predicación y
el servicio que desarrolla, la Iglesia
también debería tratar de reforzar la
comprensión, la responsabilidad y
la solidaridad, y proveer de modo
no burocrático a las necesidades urgentes. Los asistentes espirtuales no
deben cansarse de buscar el camino
para acercarse a los discapacitados
y a sus familias.
Para una comunidad cristiana
ningún sufrimiento debe permanecer extraño, si se toma seriamente la
imagen que da Pablo de la comunidad como “Cuerpo de Cristo” (Rm
12; Co 12). Cada ser humano es
miembro de dicho cuerpo. El dolor
de una parte es dolor de todos. Separarse del sufrimiento del otro debe entenderse, pues, como separación del cuerpo de Cristo. Compasión y solidaridad con las personas
que sufren son elementos esenciales de la existencia cristiana. De este concepto de comunidad como
cuerpo de Cristo deriva no sólo la
diaconía para los enfermos y los
discapacitados, sino también la diaconía de los enfermos y de los discapacitados a favor de la sociedad.
“Pablo no piensa que este Cuerpo
de Cristo rebose de salud. Hay
miembros débiles y hay miembros
gráciles. Y Dios proporciona al
miembro grácil la máxima consideración y el máximo honor (1 Co
12,24) porque tiene necesidad de
los miembros débiles y gráciles para su Reino. ¿Por qué? Porque la
comunidad del Cuerpo de Cristo no
es sólo aquella del Cristo resucitado, sino también la del Cristo crucificado... El cuerpo de Cristo – es
también el cuerpo del Hijo del hombre débil, inerme y crucificado. Y el
(Spr 31,8), debe hablar como un
abogado por los que la enfermedad
y el sufrimiento ha hecho enmudecer. La enfermedad y sus necesidades deben ser propagandadas, porque la ayuda no atraviesa por si sola las puertas cerradas. Las iglesias
y sobre todo las comunidades locales deben darse cuenta de todas las
incombencias que aún no han sido
descubiertas por la sociedad y por
la asistencia social. A través de las
comunidades se puede ofrecer directamente ayuda personal a los enfermos y a sus familiares. De este
modo se refuerza el encuentro con
el prójimo, y los enfermos y sus familiares experimentan en la comunidad la promesa y el sentido de la
vida.
poder del Cristo resucitado está
siempre en unión con los sufrimientos del Crucificado“ (J. Moltmann).
Los enfermos y los discapacitados y sus familiares aún no son bastante considerados en la sociedad.
Aquí las iglesias, mucho más que
hasta ahora, deben elevar su voz
para dar voz a los que no hablan
humana, para mejorar las posibilidades y tutelar los valores éticos
importantes, o si están en contraste
con todo esto. Como primera regla
se propone no diagnosticar más de
lo que se puede hacer desde el punto de vista del pronóstico y de la terapia. La fortuna del análisis genético reside en que permite que los in-
6. Conclusión
El análisis del genoma presenta
menos problemas éticos y pastorales de las posibilidades que abre.
Estas posibilidades deben ser controladas, con el fin de ver si sirven
para proteger y promover la vida
96
dividuos actuen de manera responsable en lo que se refiere a su salud
y a la de su descendencia. Esto no
significa que otros están obligados
a saber más de lo que quieren saber
(derecho de no saber). El uso del
análisis genético para la selección
es éticametne irresponsable y problemático. El diagnóstico prenatal a
menudo llega al aborto; el screening de los trabajadores llega a preferir mano de obra genéticamente
robusta; en los seguros el análisis
genético puede llevar a preocupantes disparidades desde el punto de
vista socio-político. Visto que los
datos objetivos con el análisis genético se refieren al núcleo de la esfera privada, ninguno puede estar
obligado a revelarles (protección de
los datos) salvo que se puedan temer graves daños para terceros.
Además de los riesgos en la esfera
individual encontramos también
ventajas: el desarrollo de nuevos
métodos diagnósticos, medicinales
y terapias. Por esto no sólo es aconsejable, sino que corresponde también a la naturaleza y a la tarea creativa del ser humano que toma por
mano de modo razonable su destino
genético y no lo deja simplemente
en manos de la naturaleza o de la
evolución biológica. Los riesgos
deben estár limitados por acciones
responsables, directivas y eventuales leyes.
Teniendo en cuenta las posibilidades indicadas no parece ni posible, ni razonable, ni ético, no aceptar o demonizar la moderna ingeniería genética, el Proyecto Genoma Humano, y la medicina predictiva vinculada con ellos. Reconocer
rápidamente enfermedades en parte
misteriosas y las eventuales posibilidades terapéuticas pueden evitar
mucho sufrimiento. Pero será necesario preguntarse, considerando el
efecto general de las opciones de ingeniería genética, y en cada una de
las intervenciones, cómo se protege, tutela y salva la vida y se ayudará al ser humano a tener una vida
digna de un hombre. En este contexto es preciso abrir un debate sobre la enfermedad y la discapacidad, ya que sólo de este modo se
puede evitar la estigmatización y la
discriminación de los enfermos, de
los discapacitados y de las personas
con factores hereditarios desfavorables.
Incluso con tantos datos genéti-
EL GENOMA HUMANO
cos sobre la estructura del ser humano no logramos encontrar el sentido de su existencia. Los seres humanos encuentran el sentido de su
vida no en sus genes, sino como se
proponen con su “naturaleza” en las
relaciones sociales, personales y religiosas. El sentido de la vida es
más que un simple funcionamiento.
No es hecho, sino objeto de fe.
Quien la posee, puede mover las
montañas. Conceptos como “genero” o “humanidad” no son sujetos a
los que hay que sacrificar lo individual, sino instrumentos abstractos
de información racional. El conocimiento biológico puede permitirnos
acciones humanas más conscientes,
pero no puede sustituir las perspectivas personales de vida.
S.E. Card. KARL LEHMANN
Obispo de Mainz
Presidente de la Conferencia
Episcopal Alemana
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DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
6. Diálogo interreligioso en la aplicación
del conocimiento de la genética humana
ABRAMO ALBERTO PIATTELLI
6.1 Perspectiva hebrea
El progreso sin antecedentes logrado por la investigación genética
y biomédica en los últimos decenios
no sólo ha producido nuevas perspectivas en lo que concierne la naturaleza de la vida y en lo que constituye sus procesos más complejos;
hemos asistido a cambios revolucionarios en la práctica de la medicina
y de la investigación aplicada. Siendo la vida del hombre el centro de
tanta atención, es evidente que la religión hebrea no puede permanecer
extraña a las innovaciones y debe
estar atenta a afrontar las implicaciones específicas y expresar su parecer en los serios y numerosos problemas que surgen cotidianamente.
El conocimiento y su consecusión constituyen actividades legítimas para los seres humanos y no interfieren en las prerrogativas divinas. Pero el debate sobre la genética
se vuelve cada vez más amplio, y a
menudo cada vez más dramático,
frente a las perspectivas que ofrece
el progreso de las tecnologías genéticas.
Según mi parecer, por el momento es difícil hacer un discurso unívoco y absoluto desde el punto de
vista hebreo con respecto a las problemáticas planteadas por la genética. De hecho, es necesario examinar singularmente los varios aspectos de los que se ocupa esta ciencia
y llegar a formular un juicio que se
pueda generalizar. Es difícil seguir
este recorrido en el poco tiempo a
disposición. Cada caso debe ser estudiado y discutido singularmente
para ver las implicaciones y los matices que están implícitos.
Gracias a la investigación en el
campo genético, es posible diagnosticar y comprender cada vez
mejor, incluso en el período prenatal, las enfermedades hereditarias
con las que nuestra sociedad lamentablemente debe confrontarse
cada día.
Pero en el campo de la investigación se pueden verificar especulaciones ilícitas en el ámbito que conduzcan a reales y verdaderas aberraciones. En efecto, ¿qué opinar de
lo que corrientemente llamamos
“ingeniería genética”, o de las técnicas de clonación de los seres humanos y de las enormes implicaciones morales y sociales que derivan
de ella?
El examen de muchos aspectos
de la biomedicina, del trasplante de
órganos a la inseminación in vitro,
de la congelación de los cuerpos a
la eutanasia, y así en adelante, además de ser de inmenso interés, como ya se ha dicho, comportan una
investigación bastante compleja.
Según mi parecer, lo que es importante es colocar algunos principios
fundamentales para remarcar una
ética precisa y reglas de comportamiento que el investigador debe tener en consideración. Si todo comportamiento humano se debe regular por normas, esto vale mucho
más para aquellas ciencias que, al
tratar con la vida se hallan frente a
la dimensión de lo sagrado.
El primer principio al que deseo
referirme es la máxima rabínica que
encontramos en el Talmud según la
cual “salvar una vida humana equivale a salvar el mundo entero”. De
esta consideración aprendemos que
el valor de la vida humana es infinito y nada en el creado supera la vida
del hombre en términos de valor general y sobre todo moral. Esta idea
sobre la sacralidad de la vida tiene
su origen y fundamento en tantas
páginas de la Biblia y en particular
en la narración de la creación del
hombre hecho a imagen y semejanza de Dios.
Son numerosas las implicaciones
que descienden de este principio
absoluto. Por ejemplo, el deber para
el hombre a defender su incolumidad física y proveer a su salud. Corresponde al médico intervenir con
toda su ciencia e inteligencia a favor del enfermo con el fin de obtener su curación.
El mandamiento bíblico “no permanezcas inerte frente al peligro de
tu prójimo” es normalmente interpretado por los maestros hebreos
98
como una invitación y un estímulo
a emprender esa investigación científica que con el tiempo puede resultar beneficiosa y útil para la salud y para la vida del hombre. Pero
es implícito que su aplicación no
debe comportar un peligro para la
existencia del hombre mismo.
En su larga y secular historia el
hebraísmo nunca ha probado complejos de inferioridad ni con respecto a la investigación científica ni
con el progreso humano. Al hombre se le reconoce la capacidad de
progresar y de alcanzar niveles altísimos, precisamente como afirma el
octavo Salmo: “Qué es el hombre
para que de él te acuerdes y el ser
humano para que de él te cuides?
Apenas inferior a un dios lo hiciste,
coronándole de gloria y de esplendor”. Al respecto, el Talmud explica
que el hombre es superior incluso a
las criaturas celestiales ya que éstas
no poseen la libertad, mientras que
el hombre posee la libertad de elegir
y es la única criatura capaz de dialogar con su Creador.
Según el pensamiento bíblico, la
manifestación de esta superioridad,
tanto intelectiva como cultural, se
encuentra en la inserción del hombre dentro del proceso creativo desde la primordialidad. Es decir, en la
capacidad y en el deber del hombre
de corregir y de llevar a la perfección aquellas carencias e imperfecciones que se encuentran en el mun-
EL GENOMA HUMANO
do físico. La expresión significativa
de esta perspectiva la encontramos
en una referencia famosa de la literatura rabínica según la cual el romano Turnus Rufus y el hebreo
Rabbi Akivà disertan sobre la calidad de las obras humanas y divinas
para establecer cuáles pueden ser
consideradas superiores.
La confrontación entre las semillas de trigo (obra de las manos de
Dios) y un pan grande apenas sacado del horno demuestra la dimensión del hombre y su positividad en
la economía de la creación. El hombre colabora con la Divinidad y actúa para lograr la perfección del creado.
El hombre, creado “apenas inferior a Dios”, es también portador de
esperanza. Cualquier médico, investigador, teólogo, persona revestida de responsabilidad, hombre de
fe y de buena voluntad, proporciona
la prueba a Dios que valía la pena
de que la creación fuese tentada y
que la curación de los enfermos y el
alivio del sufrimiento representan el
acto de fe más bello que las criaturas pueden dedicar a su Creador.
Después de lo que hemos hablado hasta aquí, es claro que un lugar
importante lo ocupa la persona involucrada en la investigación y en
el uso que querrá hacer de los resultados de su investigación y de sus
estudios. Como se ha dicho, todo
está en las manos del hombre, todo
está condicionado por su conducta
moral, por su temor hacia el Creador, por el respeto a Su voluntad en
lo que se refiere a las relaciones con
el prójimo, es decir, el hombre ha
sido creado a imagen y semejanza
de Dios.
En el libro bíblico del Levítico
está escrito: “Ninguno engañe a su
propio hermano” y el texto añade
“y temerás a tu Dios porque yo soy
vuestro Dios”. Al explicar la relación entre las dos partes del texto, el
gran exegeta de la Biblia, Rashi,
Rabbi Shelomò hijo de Izchak, añade esta apostilla: “Y temerás a tu
Dios”, es decir a Aquel que conoce
los pensamientos del hombre. Todo
lo que se refiere a los pensamientos
del hombre, conocidos por el Uno
que escruta los pensamientos del
hombre, esté sujeto al principio “y
temerás a tu Dios”.
La inteligencia que Dios le ha donado al hombre permite que supere
todos los obstáculos que se oponen
al progreso científico. Pero al mismo tiempo debe poseer la sabiduría
de no dejarse arrastrar por los vértigos de sus propios descubrimientos
y de los resultados alcanzados.
Prof. ABRAMO ALBERTO
PIATTELLI
Rabino Jefe de la comunidad
hebrea de Roma.
Profesor de Hebraísmo postbíblico,
Pontificia Universidad Lateranense,
Roma
JUSTO LACUNZA BALDA
6.2 Perspectiva islámica
En el complejo y variado campo
de la bioética, el mundo islámico
también se confronta con los descubrimientos científicos y con los
múltiples retos que se entreven en
las investigaciones biológicas y médicas, como son los del genoma humano. La relación entre ciencia, ética y fe sigue siendo un tema de debate, discusión, estudio e investigación. En sentido más amplio, de hecho la relación entre religión y modernidad está en el centro de las
cuestiones más espinosas del mun-
do islámico. Las sociedades musulmanas no escapan a los problemas
de la bioética y de su relación con
los principios de la ética musulmana, que se funda en los artículos de
la fe islámica y de la Ley religiosa
del Islam.
Es importante y necesario subrayar que ninguno se puede sustraer a
las interrogantes que plantea la
ciencia. Ella está en constante ebullición, en movimiento, sin detenerse y forma parte del devenir humano de nuestros tiempos. Las religio-
nes, incluido el Islam, se interrogan
sobre los aspectos éticos, sobre las
respuestas adecuadas, sobre la armonía entre saber religioso y saber
científico.
En esta intervención deseo exponer algunos aspectos esenciales de
la Ley Religiosa del Islam, llamada
Shari’a. En cierto sentido, reflejan
los puntos fundamentales de la fe
islámica y los principios de la ética
musulmana.
Se trata de los principales aspectos de la Ley Religiosa del Islam
99
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
(Shari’a) que guían el recorrido humano, regulan la visión islámica de
la persona y establecen los principios de la ética musulmana.
1. La historia y la vida en las sociedades musulmanas siempre ha
sido plasmada por preceptos, por
valores y por el ordenamiento jurídico de la Ley Religiosa del Islam,
conocida con el término árabe de
Shari’a. Para los musulmanes la
Ley Religiosa es de origen divino,
fundada en los textos del Corán,
elaborada por los juristas (fuqaha)
según la tradición y continuamente
discutida por los expertos (ulama) a
lo largo de la historia.
2. Como base y fundamento de la
Shari’a encontramos las cuatros
“raíces del derecho” (usul al-fiqh) o
fuentes de las que han surgido los
principios de la Ley religiosa del Islam. Estas fuentes son: a) el Corán,
b) la Tradición (Suma) c) el consenso de los expertos (Ijma) y d) el razonamiento analógico (Qiyas).
3. Los debates institucionales, las
discusiones intelectuales y las opiniones populares sobre la interpretación y la aplicación de la Shari’a
siguen suscitando gran interés.
Considerando las constituciones de
los estados independientes, las
grandes tesis son: a) la Shari’a es la
fuente del derecho musulmán y civil; b) la definición de los espacios
privados y públicos donde se aplica
la Shari’a.
4. El papel de la Shari’a en los
estados modernos de mayoría musulmana sigue siendo uno de los
puntos candentes del debate institucional para responder a dos preguntas fundamentales: a) ¿cómo armonizar las leyes civiles y las leyes religiosas en un estado moderno? y b)
¿cuáles son las relaciones entre la
autoridad religiosa y el poder político en las naciones de mayoría musulmana?
5. Es necesario subrayar que la
Shari’a está dotada de una considerable capacidad de adaptación a
los cambios y a las diferentes situaciones. Esto se debe a la ausencia de una autoridad suprema como custodio universal de la ortodoxia musulmana. El problema real es el de las garantías institucionales y legales concedidas a las
minorías musulmanas en los estados de mayoría musulmana.
6. La Shari’a se estructura en un
sistema global, casi omnicompren-
sivo. Regula el ámbito familiar
(propiedad, matrimonio, herencia), incluye en las relaciones sociales (educación, tutela, culto) y
funge como guía institucional en el
espacio público (leyes del Estado,
justicia, moralidad pública, no musulmana).
7. Según el derecho musulmán
todo acto humano encuentra su colocación bajo la Shari’a y se enmarca en una de las siguientes categorías: a) obligatorio (fard, wajib), b) recomendado (mandub,
mustahabb), c) libre (mubah), d)
desaconsejado (makruh) y e)
prohibido (haram).
Las problemáticas sobre los temas de la bioética elaboradas en
los varios estados del mundo musulmán, casi siempre corresponden a posiciones elaboradas por
varios organismos, congresos y
conferencias [Liga del Mundo
Musulmán, Organización de la
Conferencia Islámica, Comités nacionales de los edictos legales (fatawa)]. En este sentido hay que estudiar los informes y los documentos emitidos por los varios organismos biomédicos ya que no se excluyen contrastes y divergencias
entre las posiciones de los investigadores y las emitidas por las autoridades religiosas. Una de las grandes dificultades es encontrar posiciones que representen la pluralidad y la vastidad de la comunidad
de fieles musulmanes.
El aspecto más interesante de la
relación entre bioética y Ley Religiosa (Shari’a) es constatar que los
problemas de la bioética empujan
a las instituciones islámicas hacia
una actualización del derecho musulman ya que a menudo es dejado
de lado u olvidado por el derecho
positivo vigentes en cada uno de
los Estados musulmanes. En este
sentido, es necesario tener en
cuenta que cada regla no expresada en el Corán en los “dichos” proféticos (Hadith), o no legítimamente deducida de ellos, es una
“innovación” (bid’a), término que
se ha vuelto sinómino de herejía y
de cambio heterodoxo. Cuando
faltan las indicaciones claras en la
tradición musulmana, se presentan
como respuestas válidas y a veces
también opuestas.
El debate sobre la bioética en los
países tecnológicamente adelantados, con las propuestas “de frontera” se ha difundido rápidamente a
través de los media y los medios
de comunicación. El debate que ha
seguido ha inducido progresivamente a una profundización y actualización en tres niveles: a) teórico b) deontológico y c) legislativo.
Desde el punto de vista islámico,
la persona humana tiene el sello de
la creación, concepto fundamental
en el nexo entre fe y ciencia, comportamientos éticos y legislación
jurídica. La vida humana, desde el
nacimiento hasta la muerte, desde
la concepción hasta la resurrección
final, está guiada por el Dios Creador. Por tanto, la religión musulmana subraya el aspecto sacrosanto de la vida humana. El ser humano y la creación pertenecen a Dios.
Por principio, el hombre no puede
por propia iniciativa modificar,
manipular, cambiar, interrumpir, el
curso natural del orden divino establecido por el Creador. Desde el
punto de vista islámico las llamadas “mutaciones genéticas” o “las
fórmulas genéticas” van contra la
armonía y flujo de la vida según
los principios de la fe fundada en
la revelación coránica y la recolección de las tradiciones proféticas.
Pero el aspecto que al parecer es de
considerable importancia es que el
discurso en torno a la bioética y al
genoma humano está llevando a
las sociedades musulmanas y está
conduciendo a los organismos musulmanes bajo la guía de los juristas y expertos musulmanes. Una
tarea laboriosa, un trabajo arduo,
un reto real entre los principios de
la fe islámica y los descubrimientos de la ciencia.
P. JUSTO LACUNZA BALDA
Presidente del Pontificio Instituto de
Estudios árabes e islámicos,
Roma
100
EL GENOMA HUMANO
VASANTHA MUTHUSWAMY
6.3 Hinduismo y la aplicación
de los conocimientos de la genética humana
La vida es un fenómeno especial.
Está llena de milagros inesperados.
Un repentino caso del destino, debido a un cambio de programa de
último momento de mi Director
General, me ofrece la oportunidad
de brindar un discurso sobre “Hinduismo y Genoma Humano” en esta ciudad eterna del Vaticano, frente a una solemne asamblea de personas competentes.
Esto se relaciona muy bien con la
filosofía hinduista del ‘Prarabdha
Karma’, según la cual toda acción
está destinada a suceder según la
voluntad de Dios, el omnipotente,
el omnipresente. De hecho, el Hinduismo no es una religión en la
acepción normal del término. No
prescribe rígidos “hacer” o “no hacer”, sino enseña un ‘modo de vivir
universal’ a través de la filosofía
cósmica de los Veda y los grandes
poemas épicos de Ramayana y Mahabharata. Se trata de una visión y
de un modo de vida que se basan en
la aspiración a la luz, a la iluminación, al estar siempre en movimiento, rechazando lo que es oscuro1. El
significado de la vida trasciende
cualquier oscuridad e ignorancia.
Según el Dharma Hindú, ninguno
puede modificar el papel que debe
desarrollar en la creación de Dios,
en ningún lugar y en ningún momento en un determinado contexto
espacio-temporal, y cada uno debería desempeñar el papel que le corresponde de manera significativa,
sin preocuparse de los resultados.
En efecto, según la teoría del ‘Karma’, narrada de manera espléndida
por Lord Krishna en el Bhagavad
Gita, el ‘Karma Yoga’ es el desarrollo de la acción como ofrenda al Señor, aceptando el resultado sin expectativas, sino como gracia suya;
esto elimina simpatías y antipatías
y genera una mente serena y abierta – una mente que tiende al aprendizaje2. Si se asimila la esencia del
Gita, no habrá duda para hacer lo
que se debe hacer. He aquí porqué
el Hinduismo prescribe los deberes
que deben ser absueltos por toda la
sociedad preocupándose de los derechos de los demás sin proporcionar alguna referencia directa al término “derechos”. Por esto el Hinduismo es una religión basada en el
deber, el Dharma Hinduista.
Desde el inicio de su viaje sobre
la tierra, el hombre ha tratado de
encontrar respuestas a la interrogante sobre quien es realmente el
hombre; las eternas interrogantes
sobre la vida, cuando inicia y cuanto termina, lo que sucede al alma
cuando abandona el cuerpo después de la muerte. ¿Existe otro
mundo? y ¿recuerda el alma su vida
anterior cuando entra en otro cuerpo o renace bajo forma de vida? Según la ideología cósmica hinduista,
el alma no es otra cosa sino una
parte y un granito del Cosmos, o
suprema conciencia, con el que se
esfuerza para unirse a través de repetidos procesos de creación, crecimiento y destrucción considerados
como suprema verdad y suprema
realidad. Esta teoría del auto-conocimiento y de la auto-realización
representa la esencia del Advaita
Vedanta, filosofía codificada por
Adi Sankaracharya3. Según Adi
Sankaracharya, el alma es un granito de la energía cósmica que asume
la forma de un cuerpo físico en el
que temporalmente reside. No apenas el cuerpo físico se desintegra, el
alma es liberada y se mueve hacia
la Suprema morada para volverse
uno con el Centro de la energía cósmica. Durante este viaje, a través
de un efecto magnético, ella encuentra otras fuerzas y puede asumir una nueva vida o una nueva
forma y puede probar el gozo, el
sufrimiento físico y el dolor de ese
cuerpo físico, hasta que llega el
momento en que escapa de esta
fuerza magnética y se une con la
energía cósmica. Esto se manifiesta
en el concepto de Trimurti
– Brahma, Vishnu y Mahesh – una
tentativa para explicar las formas
cósmicas de la energía. Brahma es
una energía cósmica responsable
de la creación de mundos diversos,
es decir, constelaciones, galaxias y
Vía Lactea, por cierto período de
tiempo. La función del tener juntos
estos mundos, o del mismo modo
una vida, es atribuida a Vishnu, el
protector de la vida. La desintegración final y la reintegración con la
energía cósmica a Mahesh, el Señor de la energía de la destrucción.
Las actividades cósmicas, bajo forma de creación, protección y destrucción, han sido descritas en el
Bhagavad Gita que, en términos
modernos, corresponde a la teoría
del Big Bang de la creación de
nuestro mundo. Con el progresar de
la ciencia y de la investigación de
las respuestas sobre la verdadera
naturaleza de la energía nuclear,
nos estamos acercando a la filosofía cósmica hinduista. La filosofía
y los principios cósmicos permiten
que un ser humano crezca más allá
de los límites puestos por el sistema
orgánico. Para comprender la unión
del alma con el Universo o el concepto filosófico que son al mismo
tiempo únicos y la misma cosa, se
debe predisponer la mente y aceptar la unificación de la ciencia exterior con la ciencia interior. Las
Upanishad, que son comentarios a
la filosofía cósmica hinduista, han
profundizado la gran ciencia del ser
humano. Ya sea que se trate del elitario Hinduismo superior de la tradición de los Veda o del democrático Hinduismo menor de la tradición puránica, la verdad última es
creer que la finalidad última de la
vida sobre este planeta es alcanzar
la fusión del alma individual (atman) con el alma universal (Brah-
101
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
man o Paramatman) para escapar al
ciclo vital de nacimientos y renacimientos que se determinan por las
acciones pasadas (Prarabdha).
Estos conceptos básicos explican
claramente los matices de la genética y de la genómica humana basadas en los principios de la hereditariedad y de la herencia de las características y de las cualidades. Los
modernos estudios genómicos están en la capacidad de demostrar
que en un embrión los genes son
firmas de la vida pasada o, en otras
palabras, son hereditarios en la naturaleza. Las antiguas escrituras y
los poemas épicos Ramayana y
Mahabharata, muestran innumerables ejemplos de descubrimientos
científicos que ahora se consideran
como nuevos progresos, y de este
modo manifiestan la riqueza de la
imaginación científica y la ingeniosidad de la mente védica.
La reencarnación o, en términos
científicos, la clonación de una especie, se puede aceptar sólo si
aceptamos la ideología del Vedanta
según el cual, en un cuerpo físico el
alma tiene una existencia separada
y las características físicas se basan
en la estructura genética que deriva
de la vida pasada de un individuo.
Las referencias hechas en los textos
antiguos a varios tipos de reproducción asexuada, como la fertilización in vitro, la ingeniería genética,
el trasplante y la clonación, ya han
sido alcanzados por los actuales
progresos científicos, pero existen
muchos ejemplos más que aún no
están al alcance de la ciencia moderna. En base a estos textos, el
modo con que han sido procreados
los dos hijos de Lord Shiva/Mahesh parecen ejemplos de transferencia nuclear de célula somática
(SCNT) del óvulo y del esperma,
como en la tecnología de la clonación, esta última aún no ha sido alcanzada por los hombres de ciencia
modernos.
El surgimiento mediante la clonación de varios ‘asuras’ (caracteres negativos) indica claramente
que el empleo impropio de la tecnología para fines equivocados es
una lección para los seres humanos
y que cualquier tecnología puede
causar daño en vez de beneficiar si
cae en manos equivocadas. En el
Markandeya Purana, tenemos el
ejemplo de la historia de ‘Raktabij’, un demonio mitológico que da
lugar a otro clon de sí mismo con
cada gota de sangre que derrama.
La conexión más interesante entre filosofía cósmica hinduista y la
moderna genómica es el símbolo
OM. Este símbolo es la esencia de
la vida, es la sabiduría que, una vez
lograda, no deja nada sin realizar
(\). El concepto de OM ha asumido el predominio en la filosofía
cósmica hinduista dado que es proyectado como una fuerza totalmente permeadora en todo el mundo
material, que es visible, y en las
fuerzas invisibles que son responsables de la procreación de las diferentes formas del mundo, incluidos
los cuerpos toscos, los cuerpos sutiles y los cuerpos causales. En efecto, el concepto de Trinidad
– Brama, Vishnu y Mahesh – se refiere a las versiones causales del
OM.
Se dice que el símbolo OM es
para el Hinduismo lo que ‘Amén’
es para los cristianos, ‘Amin’ para
los musulmanos y ‘Hum’ para los
Budistas. Se cree que el salmodiar
del OM y la meditación sobre el
nosotros pueden hacer mal uso de
estas tecnologías para fines más
destructivos que constructivos, como lo evidencian algunos ejemplos
como los bombardeos atómicos, las
tecnologías para la selección del sexo – que en India han tenido como
resultado las ‘Missing girls’ – etc.
Todo esto exige adecuadas tutelas
para el empleo de las tecnologías,
como es el caso de la ingeniería genética. Tecnologías de reproducción asistida, técnicas de trasplante,
investigaciones sobre las células
estaminales, clonación, etc. deben
ser sostenidas por leyes adecuadas.
Los retos y las oportunidades de las
nuevas tecnologías son enormes,
pero deberían contar con el apoyo
de un adecuado control y de organismos de supervisión.
En la era de la genómica, India
está lista para afrontar las nuevas
innovaciones tecnológicas con
oportunas líneas guía emanadas por
el Indian Council of Medical Research and Department of Biotechnology, que serán seguidas por una legislación idónea. Cualquier tecno-
símbolo del OM confieren al aspirante espiritual buena salud, prosperidad, serenidad mental. Es interesante notar que la ciencia moderna, al tratar de resolver el misterio
de la vida4, se está lentamente moviendo hacia la era ómica – genómica, proteómica, genómica mitrocondrial, trascriptómica, metabolómica, etc. –
Ahora bien, para entrar en temas
más terrenos, viendo el alcance de
las enfermedades genéticas en el
mundo y los sufrimientos que derivan para los que están afectados, es
vital que los hombres de ciencia
sientan el deber de encontrar nuevas tecnologías capaces de aliviar
los sufrimientos de la humanidad.
Sin embargo, como se indica en los
antiguos textos, los demonios entre
logía nueva, si posee la capacidad
para salvar la humanidad del sufrimiento, debería ser acogida favorablemente por toda religión. En esta
óptica el Hinduismo es un fuerte
defensor de las innovaciones científicas del tipo justo, porque más
que una religión es toda una civilización. Es la historia del hombre
desde el inicio de los tiempos que
tiende a encontrar soluciones a los
problemas de la vida, es la historia
más grande de todas las aventuras,
aquella del espíritu humano que
trata de descubrir su propia y verdadera identidad. El punto crucial
del Hinduismo es la aceptación de
la diversidad y la tolerancia hacia
todas las religiones. Prueba de ello
es el actual escenario político del
país, donde una católica italiana es
102
presidente del partido en el poder,
que ha sustituido a un Sikh, al que
ha hecho juramentar un musulmano, presidente de un país en el que
el 82% de la problación es hindú.
Para concluir, las innovaciones
científicas del tiempo presente ya
habían sido anticipadas en los textos védicos hace miles de años, y
cualquier nueva invención que pueda ofrecer esperanza a la humanidad que sufre para un futuro mejor
puede ser acogida con favor, siempre que la libertad de la investigación científica se pueda regular de
manera tal que produzca solamente
EL GENOMA HUMANO
beneficios palpables y no catastróficos o caos en el Universo. Como
han afirmado muchos jefes religiosos y estudiosos de nuestro tiempo,
el Hinduismo será siempre un gran
defensor de la ciencia moderna.
2
The teaching of the Bhagavad Gita, Swami Dayananda, Vision Books, New Delhi
1989, 2003
3
Soul @ Universe.com, Pandit Atre, Fusion
Books, New Delhi 2004
4
Comunicación personal del Dr. P. S.
Chauhan, Mumbai
Dr. VASANTHA MUTHUSWAMY
Vicedirector General Senior
del Consejo Hindú
de Investigación Médica
Nueva Delhi, India
Notas
1
Ponder these truths, Swami Chidananda,
Divine Life Society Publication, Rishikesh,
1995.
Nota bibliografíca
The Philosophy of Religion, Swami Krishnananda, Divine Life Society, Rishikesh, 1997.
Hindu Dharma, The Universal way of life,
Voice of the Guru, Pujyasri Chandra Sekharendra Sarasvati Swami, Bhartiya Vidya Bhavan,
Mumbai, 1996.
Ethics of Bhagavad Gita, Swami Sivananda, Divine Life Society, Rishikesh – 1957,
1995
MASAHIRO TANAKA
6.4 El Budismo y el genoma humano
La cuenta al revés para completar la decodificación del Genoma
Humano inició con el 21° cromosoma. Su secuencia dispuesta en
pares de bases fue publicada en la
revista Nature Magazine en mayo
del 2000 por un grupo mixto japonés y alemán, mientras toda la secuencia de base fue descubierta
por el International Human Genome Sequencing Consortium, formado por 2800 investigadores provenientes de: Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia, Alemania y China. La versión de conjunto de todas las secuencias de pares
de bases se publicó en febrero del
2001, y la edición completa en octubre del 2004. Los datos han sido
publicados consintiendo que cualquiera los pueda utilizar libremente, y de este modo se ha convertido
en una propiedad intelectual de toda la raza humana, lo que impide
que las sociedades privadas las patenten. Los hombres de ciencia no
deberían permanecer anclados a
sus teorías, sino más bien ir sistemáticamente en búsqueda de sus
errores. Esto es válido también para el Budismo, en el que se tiende a
abandonar el apego a sí mismos. Si
un descubrimiento científico es
publicado, de manera que cual-
quiera pueda utilizarlo, esto puede
contribuir ampliamente al bienestar de todos los seres humanos. En
cambio, si se patenta, su aporte se
vuelve limitado. Es desanimador
ver que en los últimos tiempos se
tiende a patentar los resultados de
las investigaciones médicas. El
descubrimiento del International
Human Genome Sequencing Consortium ha ayudado para que la
ciencia reencuentre su propia integridad.
La ciencia no es útil cuando se
debaten cuestiones referentes a los
valores o a la ética. Ella puede determinar sólo si algo es verdadero
o falso a través de experimentos o
exámenes. Lo que no puede probarse con los experimentos o los
exámenes no pertenece a la ciencia. Cuando discutimos de cuestiones refutables, deberíamos utilizar
el conocimiento científico; en
cambio, cuando se debaten cuestiones que son inconfutables, deberíamos considerarlas en términos de humanismo y reportarnos a
los clásicos. Los seres humanos
analizamos de modo crítico cuestiones no científicas sirviéndonos
de la historia y del tiempo a través
de la literatura. Las obras que se
eligen con mayor frecuencia se
convierten en nuestros clásicos.
Una parte de la literatura clásica
comprende cuestiones que son impugnables. Su importancia no disminuiría incluso si estas partes impugnables fueran actualizadas mediante el conocimiento científico.
El dogma central del Budismo es
de no permanecer agarrados a sí
mismos, de modo que se pueda
aceptar positivamente una revisión
de los clásicos del Budismo a través del conocimiento científico,
como interpretar la iluminación de
Buda desde el punto de vista de la
genética, o la comprensión de Buda liberándolo del control de sus
genes. Los animales están dominados por los genes y se limitan a repetir el ciclo de la vida: nacimiento, reproducción y muerte. En
cambio los hombres desean algo
que vaya más allá del simple hecho de hacer proliferar sus genes.
Es precisamente esto que marca la
diversidad entre los hombres y los
animales. Para superar la condición del animal, el hombre desea
estar libre de la restricción de sus
genes.
Una noche, Buda tuvo tres iluminaciones. La primera fue que él
se dio cuenta de haber tenido muchas vidas precedentes y es lo que
103
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
se llama “la sabiduría de la propia
reencarnación”. Se dio cuenta también que otras personas habían tenido vidas precedentes, y esto se
denomina “la sabiduría de la reencarnación de las personas”. En la
última parte de la noche vio cómo
se había liberado del ciclo de la reencarnación y esto se llama “la sabiduría de eliminar completamente
la contaminación”. Si la reencarnación es considerada desde una
perspectiva genética, lo que se reencarna son los genes. Buda se dio
cuenta de que todas las vidas van
más allá del nacimiento, de la reproducción y la muerte, y esto hasta el inifinito, reguladas por los genes y por las fuerzas para reproducirlos. “La sabiduría para eliminar
completamente la contaminación”
es expresada por Buda como “las
cuatro nobles verdades” que son:
el sufrimiento, la causa del sufrimiento, la superación del sufrimiento (conocida como Nirvana) y
el camino hacia el Nirvana. El sufrimiento deriva del sánscrito dukka que literalmente significa “negar lo que se desea”. Buda afirmaba que existen ocho sufrimientos.
Los primeros cuatro son: nacimiento, vejez, enfermedad y muerte. La última encierra todos los sufrimientos. Es el apego a sí mismo.
La “causa del sufrimiento” es la
pasión, como aquella por el sexo,
por la vida y por la muerte. Estas
tres pasiones corresponden a tres
elementos de la vida biológica que
son la reproducción, el equilibrio
dinámico y la muerte. Estos son
los órdenes fundamentales de genes para la proliferación de los
mismos genes. La superación del
sufrimiento es el estado del Nirvana, en el que las pasiones se extinguen y también se elimina el sufrimiento, es decir, el apego a sí mismo. Este estado lleva la libertad de
la limitación de los genes. En el
camino hacia el Nirvana las pasiones son totalmente controladas. El
apego a sí mismo es controlado
oponiéndose a los órdenes de los
genes, y aparece así la compasión
por la humanidad. Utilizando una
balsa como metáfora, Buda mostró
que la esencia de la doctrina era
abandonar los vínculos. Después
de haber atravesado el río, al llegar
a la ribera de la felicidad, la persona se libera del peso de la balsa
que lo ha transportado. En este ca-
so la balsa representa en una metáfora al mismo Budismo. Un budista no permanece apegado al budismo. Buda mismo dijo que lo que
no puede ser controlado por nuestros deseos no forma parte de nosotros. Dado que no controlamos
nuestros cuerpos en lo que se refiere al nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte, para controlar
a nosotros mismos debemos reconocer que nuestro cuerpo no nos
pertenece. Este cuerpo no me pertenece, por tanto no se puede decir
que algo de él sea mío. Si una persona se considera de este modo, no
discriminará a los demás.
En el siglo VIII, en China, el famoso poeta Li Bo molestaba a un
viejo monje que estaba meditando,
dirigiéndole esta pregunta: “¿Qué
haces?”. El monje le respondió:
“Estoy haciendo el yoga del Budismo”. “¿Qué es el Budismo?” –
le preguntó Li Bo. “No hagas el
mal, haz solamente buenas acciones, y para hacerlo purifica tu corazón de ti mismo: esta es la enseñanza de todos los Buda”. “Incluso
un niño de siete años sabe que no
debe hacer el mal sino sólo lo que
es bueno”, dijo Li Bo. Entonces el
monje le respondió: “Cierto, un niño de siete años lo sabe, por esto
no puedo hacerlo ni siquiera a siete años”. Entonces Li Bo dejó en
paz al viejo monje. En lo que res-
pecta a la purificación del propio
corazón, tradicionalmente se mencionan tres venenos: la avidez, la
ira y la estupidez. Aquí la estupidez no significa la falta de conocimiento, sino el no darse cuenta que
la propia ira no se debe a otro mal
sino a la insatisfacción de la propia
avidez. La ética médica que tiene
sus fundamentos en las enseñanza
de Buda nos dice “no cometas el
mal”, lo cual se traduce no sólo en
no hacer daño al enfermo, sino en
“hacer sólo cosas buenas”, esto es,
dar prioridad al bienestar de un paciente o de su familia. Purificar el
propio corazón corresponde al
principio de tratar a todos los pacientes en forma imparcial. Buda
tenía compasión por todas las personas, sin apego a sí mismo. Por
tanto el Budismo afirma que todas
las religiones pueden apoyar la autodeterminación de una persona
basada en su propio modo de vivir.
El derecho a la autodeterminación como principio de la ética
moderna deriva del texto “De la libertad” escrito por John S. Mill. El
autor indica la “tiranía de la mayoría” que Sócrates fue tratado en
“Apología”. Sócrates fue acusado
de empiedad por no reconocer a
los dioses reconocidos por el Estado, y de inmortalidad por corromper a los jóvenes a través de sus
enseñanzas. Mill ha escrito: “De
estas acusaciones el tribunal – y
hay razones para creerlo – lo reconoció culpable, y condenó al hombre que, entre todos, merecía ser
tratado bien por la humanidad, y
sin embargo fue sentenciado a
muerte como un criminal”. La corte emitió el veredicto de culpabilidad con 281 votos a favor y 220
contrarios. Aún sabiendo que no
habría sido ajusticiado si hubiese
admitido públicamente sus culpas,
Sócrates no lo hizo. Dado que prefirió la muerte, para él debe haber
sido algo más importante de su vida. Si la religión de una persona es
algo que tiene más valor que la
propia vida, entonces la filosofía
de Sócrates era para él como una
religión. Esta filosofía aprueba una
libertad religiosa que es la forma
ideal del derecho a la autodeterminación. Un adulto que tenga la capacidad de autojuzgarse, puede hacer lo que le parezca, siempre que
no cause daño a los demás, incluso
si se trata de una decisión absurda.
104
En una sociedad democrática, la
información pública debe ser
transparente. En lo que respecta a
una información personal, se debe
observar la privacidad y a cada
persona se le debe garantizar el derecho a la autodeterminación en el
ámbito del tratamiento. Por tanto,
una persona que ha sufrido un examen genético ¿puede confiarse en
la autodeterminación y decidir si el
resultado del diagnóstico puede
ser comunicado o no a sus parientes? ¿Este gen pertenece sólo a
ella? Alguien podría decir que el
gen pertenece también a todos los
miembros de la familia que poseen
el mismo gen. Por tanto, el derecho a tratar la información genética no puede ser dejado solamente a
la autodeterminación. Especialmente cuando la información genética revela una enfermedad hereditaria, la idea de la autodeterminación no debe ser utilizada para
negar esta información a los
miembros de la familia que poseen
el mismo gen enfermo. Los monjes budistas deben hacer esfuerzos
continuos para eliminar el apego a
sí mismo. También deben eliminar
el apego al mismo budismo, como
se ha mostrado a través de la metáfora de la balsa, y no vincular a los
demás a las enseñanzas sólo de
Buda. Aceptan también otros modos de vivir, como actos de autodeterminación.
EL GENOMA HUMANO
En 1927 fue publicada la novela
“Kappa” del novelista japonés
Ryunosuke Akutagawa, que se
volvió famoso por haber escrito
“Rashoumon”. Kappa es una criatura de las antiguas narraciones japonesas, que vivía en un río. En la
versión de Akutagawa, el mundo
de Kappa es una caricatura de la
sociedad humana. En la sociedad
de Kappa, el derecho a la autodeterminación es asegurada de manera total. Por ejemplo, cuando la
mujer de Kappa está encinta, él llama al niño presente en el vientre de
la madre como si estuviese utilizando el cuerpo de la mujer como
un teléfono. Pregunta al niño si desea nacer. El niño, en el seno de la
madre, responde con voz titubeante: “No deseo nacer porque la herencia de mi padre está terriblemente sin valor y...”. El derecho
del niño a la autodeterminación es
respetado, y al final él no nacerá.
Para los seres humanos, el hecho
de nacer o de no nacer no puede
ser determinado por el mismo niño. Buda afirmó que el ‘nacimiento’ es el primer sufrimiento, el sufrimiento de ser mientras se niega
lo que se desea. El sufrimiento del
nacimiento es un aspecto que cambia con respecto a aquel que era en
el tiempo de Buda.
Los seres humanos que buscan
la libertad de la limitación de sus
propios genes, ahora conocen la
secuencias de base del código genético que imponían limitaciones a
su existencia. Aún habiendo encontrado todas las letras, decodificar el significado profundo es un
problema para el futuro. Es necesaria mayor investigación para lograr explicar la acción genética
que causa en nosotros la pasión
por la reproducción, la vida o la
muerte. Todo problema ético nuevo que implica la investigación de
los genes humanos debería ser debatido en el ámbito de los Comités
de Estudio Institucionales, que incluyan también los miembros de
las religiones mundiales. Los principios éticos que se basan en el Budismo son, como se ha descrito antes, el control del apego a sí mismo
y desear que todos alcancen la felicidad y en este caso específico, limitar la tendencia a obtener las patentes.
Para concluir, deseo agradecer
al International Human Genome
Sequencing Consortium por haber
divulgado los datos referentes al
genoma humano. Por el bien de todos, mi deseo es que cuando las
patentes sean impropias para la investigación en campo médico, sean bloqueadas hoy y en el futuro.
Dr. MASAHIRO TANAKA
Sacerdote bonzo responsable en el
“Buddhist Temple Saimyouji”,
Médico en la Clínica “Fumon-in”
Mashiko, Japón
105
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
JÁN ĎAČOK
7. Genética y postmodernidad
Introducción
Ciertamente, encontrar la relación entre genética y postmodernidad representa una visión original.
Para poder entender mejor las tendencias existentes en la genética
contemporánea, es muy útil presentar en primer lugar las características culturales y antropológicas del
hombre postmoderno. Luego de este primer paso, es preciso examinar
los comportamientos del hombre
postmoderno en el campo de la genética.
1. Postmodernidad
Varios pensadores ya han identificado las características del complejo fenómeno de la postmodernidad. Sin embargo quedan aún algunos aspectos que requieren ser aclarados. El carácter sustancial de la
cultura postmoderna se manifiesta a
través de un individualismo que es
posesivo y anárquico y, por tanto,
tiende contra todo tipo de autoridad.
Este tipo de individualismo se manifiesta en una serie de negaciones:
anti-familiar y anti-clerical, ateo y
anti-estatal. Dichas posiciones reflejan una concepción antropológica que pone como centro al individuo absoluto1. En síntesis, podemos
considerar la cultura postmoderna o
radical como una “anti-cultura”.
Tratemos de describir las características más importantes del hombre postmoderno2.
a. El hombre no es una persona,
es sólo un individuo
La cultura postmoderna ha empobrecido la concepción de persona. Esta cultura ha abandonado las
definiciones de Boecio y de San Tomás y pone en primera línea una definición de tipo psicológico y sociológico según la cual sólo el que se
siente persona puede puede ser con-
siderado persona o el que es reconocido como tal por los demás. En
lugar de las concepciones “fuertes”
u ontológicas están las concepciones “débiles”, funcionalistas o empiristas que aceptan como estatuto
de persona sólo el conjunto de ciertas actividades o propiedades, como
las operaciones mentales, la autoconciencia, la sensorialidad, la capacidad comunicativa y de representación simbólica. De este modo
se abre el camino a las actitudes peligrosas hacia el hombre, entre las
cuales incluso la clonación humana
y la explotación del genoma humano. Esta posición puede llevar a
cualquier manipulación y a cualquier tratamiento (incluso a matar)
– como si el hombre fuese un objeto3, porque según la cultura radical,
con ello no se mata a una persona,
sino “sólo” se suprime a un individuo. En el centro del humanismo
radical está “el individuo absoluto”4
que crea el núcleo del individualismo. Este signo es muy importante
para comprender al hombre postmoderno porque penetra e influye
también en sus demás características.
b. El hombres es
sustancialmente bueno
El hombre es bueno por naturaleza: su voluntad, su razón, sus sentidos, sus instintos, sus pasiones, son
buenos. Su libertad se limita a obedecer sólo a sí misma y a las leyes
que provienen de ella. La antropología post-moderna niega la realidad del mal moral y rechaza el orden sobrenatural y mide todas las
cosas según el individuo absoluto5.
c. Una autonomía plena
Esta se justifica por la posición
de la filosofía postmoderna según la
cual existe un orden metafísico del
ser y en el caso que resistiese, la inteligencia humana está tan debilita-
da que no sería capaz de reconocerlo. Esto funda una diversidad caótica en el campo ético-moral: el sujeto actúa de acuerdo con lo que es
bueno para él, lo que él quiere, y no
lo que es bueno en sí y para sí6.
d. El placer da felicidad, no virtud
La cultura postmoderna entiende
por felicidad el reforzamiento de toda forma de placer, de modo particular la plena liberación de los deseos, la satisfacción de todas las necesidades, la huida del sufrimiento,
el gozo de la vida... Esta tendencia
es alimentada sobre todo por los
mass-media.
e. Sólo el contrato vincula,
no la ley
El individuo absoluto considera a
sí mismo como la única referencia.
Y, por tanto, todos los valores deben
ser sometidos a dicho individuo.
Como en la mentalidad radical no
se acepta la superioridad del bien
común sobre aquel individual, el
106
hombre radical no se siente vinculado por la ley, sino sólo por el contrato7. El es un contractualista. Si algún contrato es ventajoso para él, lo
hace o lo renueva; si él no tiene o ya
ha perdido su utilidad y ventaja, no
lo hace o no lo renueva.
EL GENOMA HUMANO
se vuelve “débil”: no se le puede
entender como criatura de Dios, sino como un objeto, una cosa; antes
bien, un depósito de cosas. Este
mundo queda expuesto al hombre
que a través de él puede satisfacer
no sólo sus necesidades, sino también su varios deseos y, por tanto
– en vista de una ventaja – puede
ser explotado sin límites. Un mundo debilitado ofrece al hombre la
posibilidad de ejercer su voluntad
de poder. El hombre vive en la ausencia de Dios y de verdades sobre
su propio ser. De aquí nace su crisis
de sentido y de orientación éticomoral. El hombre postmoderno se
ha vuelto “débil” en su conjunto.
Ha perdido el sentido religioso de la
vida que es percibida en forma despersonalizada: sólo como material
por analizar, producir y, por consiguiente, explotar.
2. Genética
¿Cómo se presenta la postmodernidad y el hombre postmoderno en
el campo de la genética? Trataremos de comprenderlo a través de algunos ejemplos.
a. Clonación e investigación
de células estaminales
embrionales
f. Falta de memoria histórica
La tradición y la memoria histórica son rechazados con mucha
fuerza por la cultura postmoderna8.
La cultura y la sociedad postmodernas viven solamente en el presente cerrándose a la dimensión integral de la historia que une en sí el
pasado y el presente y prepara al futuro. Sin embargo, se relacionan
también otras realidades sobre todo
con aquella que menciona V. Possenti: “Allí donde no hay una tradición, allí comienza el tiempo de la
pobreza y el camino hacia la deshumanidad “9.
En síntesis, si Dios desaparece de
la escena del mundo, también éste
La clonación que tiene como objetivo el parto de un niño, cambia a
éste en un producto. La interacción
de Dios es que todos los niños sean
concebidos, nazcan y sean abrazados por los brazos amorosos de sus
padres y percibidos como un don.
El niño clonado, en cambio, es producido en un laboratorio esteril. Un
ser clonado es hecho con un aporte
financiero y es objeto de un control
de calidad. Esto modifica un acercamiento de modo radical: un niño
clonado es entendido sólo como un
individuo, antes bien, una mercancía, sin ningún valor y dignidad10.
Por tanto, se puede afirmar que el
acercamiento postmoderno en el
ámbito de la genética conduce a un
camino hacia el futuro que presenta
muchas trampas para la raza humana. Clonación e investigación de células estaminales embrionales pueden ser consideradas como un
puente para problemas muy serios
que deben ser considerados de modo responsable11.
b. Ingeniería genética
e intervención en las
células germinales
La ingeniería genética se divide
en dos grupos principales, según el
tipo de modificación celular: a. ingeniería genética somática, y b) ingeniería genética germinal. La primera modifica o sustituye los genes
sólo en las células somáticas, pero
no en las células germinales. La Ingeniería genética germinal modifica los genes en los ovocitos, espermatozoos, en sus precursores, en el
cigote o en el embrión. Ella puede
conducir también a una selección
de las características genéticas en
un “niño programado” produciendo
un “niño por proyecto – designer
baby” con las características deseadas12. La intervención sobre las células germinales se puede convertir
en una cuestión muy peligrosa para
toda la humanidad: los cambios que
pasarán a las generaciones futuras,
podrán modificar la misma especie
humana. Por estos motivos algunos
pensadores ya hablan de una naturaleza “post-humana” en cuanto “se
tiene bajo control” la identidad humana por medio del control del patrimonio genético13.
c. Brevetes de genes
Ya es posible obtener un brevete
para los genes humanos y para los
demás tejidos humanos, es decir,
“tener como propiedad” una parte
de la nuestra naturaleza humana.
Esto significa que se está modificando la forma de entender la naturaleza humana: es considerada como una propiedad privada y no como algo que pertenece a todos en
forma igual. La explotación de la
información genética abrirá la puerta a las compañías de seguros y a
los emprendedores que pueden
practicar diferentes formas de discriminación genética14.
d. Cibernética
La cibernética la podemos definir
como la ciencia de los sistemas de
control y de comunicación que se
sirve especialmente de analogías
entre las máquinas y el sistema nervioso de los animales y del hombre.
En el último período se notan considerables progresos en este campo,
sobre todo en la neurociencia y en
107
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
las tecnologías computarizadas que
permiten una relación directa entre
un sistema nervioso animal o humano y los instrumentos electromecánicos. Entre otros ejemplos tenemos: “neuro-chips”, memorychips, colocados en el cerebro, tecnologías cibernéticas en los diferentes campos, una realidad aumentada, etc.15. Pueden ayudar al hombre
en su lucha contra varias enfermedades, pero también pueden conducir a una manipulación y explotación de los individuos y de toda la
humanidad.
e. Nanotecnologías
Se considera que ellas pueden
brindar una contribución mayor al
desarrollo de los medios cibernéticos y a la modificación del genoma
humano. Las nanotecnologías son
las tecnologías en el sentido de ingeniería o manipulación de la materia (y de vida) en la escala de nanómetro, que significa la mil millonésima parte de un metro. Baste considerar que una molécula del ADN
tiene el diámetro de 2,3 nanómetros. Si las nanotecnologías se mueven en distancias tan pequeñas, se
podría imaginar que las estructuras
de nuestro cuerpo se pudiesen cambiar. Algunos consideran la cibernética y las nanotecnologías como
medios a través de los cuales la humanidad podrá llegar a una “inmortalidad tecnológica”. La tendencia
de extender la vida humana a través
de los medios tecnológicos es apoyada con mucha fuerza por un creciente movimiento filosófico y social, conocido como “transhumanismo”16.
f. Transhumanismo
y posthumanismo
El transhumanismo se define como “el estudio de los medios y de
los obstáculos para la humanidad
que emplea medios tanto tecnológicos como racionales para volverse
posthumanos, así como también del
estudio de los problemas éticos implicados. ‘Posthumano’ es un término para indicar a los seres humanos
mucho más desarrollados de los actuales”. A los ‘seres posthumanos’
se llegará si “seremos capaces de
gobernar nuestra naturaleza actual a
una calidad superior y extender
nuestras capacidades de manera ra-
dical”17. Los ‘seres posthumanos’
ya no son los seres humanos porque
han sido tan modificados que ya no
representan a la especie humana. El
ideal filosófico de estos dos movimientos es el del renacimiento, pero
mezclado con el relativismo ético
postmoderno y el escepticismo ético postmoderno. Del renacimiento
proviene una visión totalmente reduccionista de la vida humana. A
esta visión se añade una sustitución
de Dios de carácter triunfalista, utópico y arrogante. El pensamiento
transhumanista rechaza la afirmación de que la naturaleza humana es
constante. En la naturaleza, y especialmente en la naturaleza humana,
non hay nada de sagrado, digno de
respeto y de protección de los cambios artificiales. Por esto no se puede rechazar la crítica de modificar
la naturaleza como expresión de un
“dios juego” o de un orgullo humano supremo18.
Conclusión
Los ejemplos que hemos presentado antes confirman el influjo fuerte de la postmodernidad en la genética contemporánea: falta de respeto
hacia el hombre y de su patrimonio
genético de parte del “Superhombre
tecnológico” que se puede permitir
casi todo… Las prácticas arriba
mencionadas requieren un firme rechazo que apuntará a la protección
del hombre y blocará el proceso de
“abolición del hombre”. La postmodernidad no ofrece los instrumentos para entender mejor el genoma humano y el respeto del mismo. Por el contrario, abre un camino a la explotación del patrimonio
genético humano. Para poder admirar, respetar y proteger el genoma
humano es necesario buscar las soluciones en otros modos de pensamiento, particularmente en aquel
cristiano. Este enseña que no hay
necesidad de cambiar y explotar la
naturaleza humana porque precisamente Jesucristo aceptó nuestra naturaleza. Esta realidad otorga a la
naturaleza humana un sello de la
dignidad más elevada.
P. JÁN ĎAČOK, S.J.
Profesor de Teología Moral y Etica
Facultad Teológica de la Universidad
de Trnava, Bratislava, Eslovaquia
Provincial de la Compañía de Jesús
en Eslovaquia
Notas
1
Cf. F. BOTTURI, Desiderio e verità. Per una
antropologia cristiana nell’età secolarizzata,
Milano 1985, pp. 52-58.
2
Al respecto, seguiremos como líneas-guía,
especialmente el pensamiento de V. Possenti, I.
Sanna, G. Morra (Il quarto uomo. Postmodernità o crisi della modernità?, Roma 1992,
19962) y G. Bruni (“Decir Dios a los hombres
de hoy. Líneas de discusión” en Parlare di Dio
all’uomo postmoderno, Ed. P. Poupard, Roma
1994, pp.23-35). Sobre algunos aspectos de la
espiritualidad postmoderna ver: T. MULDOON,
“Postmodern spirituality and the Ignatian fundamentum”, en The Way, vol. 44, 2005, No. 1,
pp. 88-100.
3
Cf. I. SANNA, L’antropologia cristiana tra
modernità e postmodernità, Brescia 2001, pp.
365-372; ver también F. BOTTURI, Desiderio e
verità, pp. 112-127.
4
Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società. Studi
sui progetti etico-politici contemporanei, Milano 1983, p. 103.
5
Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, pp.
103-104.
6
Cf. I. SANNA, L’antropologia cristiana tra
modernità e postmodernità, pp. 373-374.
7
Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, pp.
121-124.
8
V. Possenti subraya la inspiración anti-historicista que se presenta de manera clara en la
sociedad radical: “El individuo radical no cree
o ya no cree en la racionalidad de la historia, estableciendo entre la historia y la naturaleza una
separación a menudo insuperable”. ID., Tra secolarizzazione e nuova cristianità, Bologna
1986, p. 72.
9
Cf. V. POSSENTI, Filosofia e società, p. 126.
10
Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the
‘Abolition of Man’”?, en CH.W. Colson –
N.M.de S. Cameron, Ed., Human dignity in the
Biotech Century, InterVarsity Press, Downers
Grove, Illinois 2004, p. 16.
11
Cf. M.-L. LABAT, “Human stem cells:
Scientific and ethical aspects”, en Ethics of human genetics. Challenges if the (Post) Genomic
Era, J. Glasa, Ed., Charis-IMED Fdn., Bratislava 2002, pp. 67-78.
12
Cf. D.A. PRENTICE, “The Biotech Revolution”, en CH.W. Colson – N.M.de S. Cameron,
Ed., Human dignity in the Biotech Century, pp.
56-59; ver también: G. TRE RE, Voz: “Ingeniería genética”, en Dizionario di Bioetica, S. Leone – S. Privitera, Ed., Istituto Siciliano di Bioetica – Centro Editoriale Dehoniano, Acireale –
Bolgona, 1994, pp. 489-492; M.A. ROTHSTEIN,
Ed., Pharmacogenomics. Social, Ethical, and
Clinical Dimensions, Wiley-Liss, Hoboken,
New Jersey, 2003.
13
Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the
‘Abolition of Man’?, p. 19; ver también: L.M.
BUCCI – M. PAGANELLI – A. VENTURA – F.
VENTURA – R. CELESTI: “Observaciones éticas
e implicaciones médico-legales en materia de
‘test genéticos’, en Medicina e Morale, No. 4,
2005, pp. 799-810.
14
Cf. CH.W. COLSON, “Can We Prevent the
‘Abolition of Man’?, p. 19.
15
Cf. C.CH. HOOK, “Techno sapiens”, en
CH.W. Colson – N.M.de S. Cameron, Ed., Human dignity in the Biotech Century, pp. 76-80.
16
Cf. C.CH. HOOK, “Techno sapiens”, pp.
80-85.
17
N. BOSTROM, “What Is Transhumanism?”,
(2001) <http://www.nickbostrom.com /old/transhumanism.html>.
18
Cf. C.CH. HOOK,“Techno sapiens”, pp.
85-87. A nivel práctico es muy significativo
que el gobierno de Estados Unidos haya abrazado los “ideales” del transhumanismo y apoye
activamente el desarrollo de las tecnologías
transhumanas que tienden a “rehacer”, “mejorar” o “regenerar” a la humanidad… Cf. ID.,
“Techno sapiens”, pp. 87-88.
108
EL GENOMA HUMANO
Tercera Sección
Acción
PAUL POUPARD
1. Genética y nueva cultura
1. El trayecto de la investigación genética, desde Mendel
(1822-1884) hasta hoy, ha abierto
nuevos horizontes a la ciencia y a la
tecnología que adelantan continuamente: un salto de calidad en el conocimiento de la estructura de los
genes, en la aplicación de los métodos del ADN recombinante a la producción de sustancias de grande importancia farmacológica y terapéutica, en el diagnóstico de enfermedades genéticas y en la introducción
de estas nuevas técnicas en el ámbito de la embriología experimental1.
Además, los grandes progresos
de la genética han abierto y siguen
ampliando los espacios de la “revolución” genómica, de la que se esperan considerables beneficios para
la humanidad. Al respecto, son fundamentales las importantes aplicaciones que están madurando en el
campo de la medicina.
Es evidente que en los últimos
decenios el camino de la biomedicina ha tenido un desarrollo extraordinario, sostenido también por el
adelanto de la tecnología y de la informática y en gran medida han aumentado las posibilidades de intervención sobre los vivientes y, en
particular, sobre el hombre. Además, grandes conquistas se han logrado en el campo de la genética,
de la biología molecular, así como
también en el campo de la trapiantología y de las neurociencias.
Al parecer, actualmente todo
descubrimiento nuevo en el campo
de la biomedicina, está destinado a
producir un efecto “cascada”,
abriendo horizontes nuevos en lo
que se refiere a la posibilidad del
diagnóstico y de la terapia para numerosas patologías aún incurables.
La adquisición de una creciente
posibilidad técnica de intervención
en el hombre, en los otros seres vivientes y en el ambiente, obteniendo por lo demás efectos cada vez
más incisivos y duraderos, exige de
parte de los hombres de ciencia y de
toda la sociedad, asumirse una responsabilidad mucho mayor cuanto
más se demuestra la capacidad de la
misma intervención. De esto deriva
que las ciencias experimentales y
por tanto también la biogenética, no
bastan a sí mismas en cuanto instrumentos en las manos del hombre,
sino que necesitan estar orientadas
a determinados fines y confrontarse
con el mundo de los valores.
En el compromiso a buscar y a
reconocer la verdad objetiva en la
investigación genética y sobre el
uso de los medios y de los fines por
alcanzar, un papel de particular importancia ocupan los científicos del
área genética y biomédica, que están llamados a obrar por el bienestar y la salud de los seres humanos.
Por tanto, hay que auspicar que toda actividad de investigación en este campo tenga siempre como fin
último el bien integral del hombre
y, en los medios empleados, respete plenamente en cada individuo su
inalienable dignidad de persona, el
derecho a la vida y la integridad física sustancial. Por tanto, “la Iglesia respeta y apoya la investigación
científica, cuando ella persigue
una orientación auténticamente
humanista, rechazando toda forma
de instrumentalización o destrucción del ser humano y manteniéndose libre de la esclavitud de los intereses políticos y económicos”2.
De esto se entiende la importancia de una ética de la investigación
genética que, de hecho, se ha ido
desarrollando y articulando cada
vez más, con el precioso e insustituible aporte de la reflexión cristiana, que ha hecho surgir algunas
problemáticas nuevas a la luz de su
visión original antropológica: el
respeto de la persona, cuando se
vuelve sujeto de investigación, especialmente en el caso de la experimentación no directamente terapéutica; el remarcar el estrecho nexo existente entre ciencia, sociedad
y persona, presente en todo el proceso de la investigación.
2. En la elaboración de un itinerario de investigación genética,
respetuoso del verdadero bien de
la persona, es necesario hacer converger en sinergía las diferentes disciplinas implicadas mediante una
metodología integrativa, que dé razón de la compleja unidad constitutiva del ser humano. Para lograr este objetivo es útil el llamado método triangular, articulado en tres momentos: la exposición de los datos
genéticos; la profundización del
significado antropológico y la identificación de los valores en juego
que comporta este hecho; la elaboración de las normas éticas que pueden guiar el comportamiento de los
agentes, en la situación específica,
según los significados y los valores
identificados anteriormente.
109
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Los conocimientos obtenidos a
través de las investigaciones en el
campo de la genética aplicada al
hombre son muy importantes y significativos. Hay que reconocer el
valor positivo del conocimiento del
genoma de la especie humana, y
también en algunos casos de aquel
individual. La positividad de la acquisición de informaciones genéticas se funda no sólo en el valor del
conocimiento científico en cuanto
tal, sino sobre todo en las posibilidades que ellas puedan servir para
el bien de la persona, en orden a la
prevención, al diagnóstico y también a la terapia de enfermedades
de origen genética, cuando esto se
pueda practicar sin correr riesgos
desproporcionados para los mismos pacientes. Por lo demás, el nexo intrínseco del genoma del hombre con el constituirse de la persona
lo distingue esencialmente de aquel
de toda otra especie viviente y funda su inalienable dignidad con relación a aquella de la misma persona
humana. Por tanto, el genoma humano, en virtud de la unidad sustancial del cuerpo con el espíritu,
no sólo tiene un significado biológico, sino que es portador de una
dignidad antropológica, que tiene
su fundamento en el alma espiritual
que lo impregna y lo vivifica.
3. Otro aspecto de gran importancia ética y cultural en el ámbito de la investigación genética, se
refiere a los desarrollos biotecnológicos en acto en el campo de la vida y sus beneficios en las personas
y en las comunidades de personas,
provocando interrogantes y dilemas que necesitan nuevos equilibrios y seguridades. Dichos progresos en marcha comportan cambios
de sentido y de acción que constituyen y pueden ser considerados como una verdadera y real “cuestión”
para la sociedad y para la Iglesia
actual3. Frente a una “cuestión”, el
cristiano y la comunidad cristiana
están llamados a colocarse no en
los tradicionales modos ordinarios
de “ver, juzgar, actuar”, sino en
modos radicalmente nuevos inducidos y solicitados por la res novae.
La vida hoy, bajo el dominio de
los crecientes poderes biotecnológicos y de sus ambivalencias, por
un lado, y de los modelos de pensamiento y de comportamiento, por el
otro, está “cuestionada”. Como tal
está llamado a la profecía: el bien
de la vida hay que considerarlo y
asumirlo con la mirada y la inversión profética con la que la Iglesia
dicierne y se hace cargo de una
“cuestión” en la historia. Juan Pablo II no dudó en usar el término
“movilización” para darnos la conciencia explícita de la puesta en
juego y del compromiso que solicita: «Es urgente una movilización
general de las conciencias y un común esfuerzo ético, para poner en
práctica, una gran estrategia en favor de la vida»4.
4. El gran progreso hecho en
cuarenta años de investigación en
el campo de la genética humana, las
etapas alcanzadas y las perspectivas
abiertas suscitan una pregunta doble: ¿sabremos emplear este grande
progreso y todas las posibilidades
que se han abierto, sólo a favor del
hombre, es decir, del exclusivo bien
del hombre en cuanto persona y de
la humanidad como sociedad? En
efecto, ¿acaso este extraordinario
progreso no es utilizado ya – al menos en parte – contra el hombre? Se
trata de interrogantes que se plantean porque tanto la investigación como las aplicaciones de los resultados que ha alcanzado, cuando tienen como objetivo el hombre, para
su actuación no pueden prescindir
de su particular estado: estado que
les confiere dignidad y derechos
que no pueden ser dejados de lado o
ser violados, a costo de menoscabar
los principios éticos mismos en los
que se funda el verdadero bienestar
del hombre y de la sociedad. Pero
es precisamente en estos principios
que a menudo falta el consentimiento, al que sigue – casi necesariamente – una fuerte tensión que
tiende a dividir el pensamiento y los
comportamientos. Los problemas
esenciales pueden ser reconducidos
a tres clases: problemas conexos
con la investigación considerada en
cuanto tal; problemas conexos con
las aplicaciones diagnósticas; problemas vinculados con las aplicaciones terapéuticas. Nuestra perspectiva tiene como fundamento
cuatro principios:
a. La ciencia, es decir el conocimiento cada vez más amplio y profundo de la estructura y de las funciones del genoma humano, es un
bien inestimable. Como tal, es decir, como complejo de conocimientos, de estructuras, de funciones y
leyes, ella es un preciosísimo valor
en sí misma. b. El hacer ciencia no
puede prescindir de criterios de
comportamiento fundados en una
reflexión ética. La construcción de
la ciencia exige observar, analizar,
hipotizar, experimentar, e implica
un aporte personal de parte del
hombre de ciencia investigador, es
decir un acto responsable. c. La tecnología, esto es, la aplicación de los
conocimientos adquiridos por la
ciencia, es un gran poder del hombre, que deriva de su derecho de
emplear los resultados de la investigación y el deber de traducirlos en
ventaja del hombre mismo. Pero
también el ejercicio del poder, aún
más que el hacer investigación, necesita de una norma que radique en
la interioridad de quien lo ejerce. d.
La persona humana, su naturaleza
y su consiguiente dignidad, es decir
la realidad integral que es objetivamente el hombre, establece por su
misma interioridad, la norma de su
actuar. Es esta interioridad que se
vuelve una cosa sola con su «biológico» pero lo trasciende, la cual
– interrogada por él mismo – le indica lo que es justo, lo que es bueno5.
Sin lugar a dudas, el protagonista
de este proceso continuo de orientación ética es el hombre. La persona
humana, inseparable unidad de
cuerpo y de alma, se caracteriza por
su capacidad de elegir en libertad y
responsabilidad el fin de sus acciones y los medios para alcanzarlo. Su
ansiedad de búsqueda de la verdad,
que pertence a su misma naturaleza
y a su particular vocación, encuentra una ayuda indispensable en la
misma Verdad, que es Dios que sale
110
al encuentro del hombre, revelándole su rostro a través del creado y,
más directamente, a través de la Revelación. De este modo El acompaña y sostiene los esfuerzos de la razón humana, permitiéndole reconocer las numerosas semillas de verdad presentes en la realidad y, finalmente, de entrar en comunión con
la Verdad misma cual es El.
5. Hoy se puede estudiar el origen mismo del género humano a
través de la evolución del genoma, pero la realidad de la creación,
que se inscribe en el libre acto de
amor con el cual Dios dona al ser la
única criatura que El haya querido
a su imagen y semejanza, sigue
siendo – más allá de toda investigación científica – una exigencia postulada por la razón y una afirmación de la divina revelación.
En línea de principio, por tanto,
no subsisten límites éticos al conocimiento de la verdad, es decir, no
hay ninguna barrera más allá de la
cual el hombre no debería nunca ir
en su esfuerzo de conocer. Juan Pablo II ha definido así al hombre:
¡Aquel que busca la verdad”6. En
cambio, existen límites éticos precisos al modo de actuar del hombre
que busca dicha verdad, porque
“todo lo que es técnicamente posible no es de por sí moralmente admisible”7. Por tanto, es la dimensión ética del hombre, que él la
vuelve concreta a través de los juicios de su conciencia moral, la que
caracteriza la bondad existencial de
su vida.
Aún más importante se revela la
elaboración de un conjunto de criterios de acuerdo con los cuales se
pueda discernir un verdadero personalismo de uno falso. El primer
criterio está constituido por la afirmación de la sustancialidad del yosujeto humano, de lo contrario se
pierde la visión de la irreducible
unicidad y singularidad de la persona y, por tanto, de su dignidad. El
segundo, de la afirmación de la capacidad de la persona de conocer
una verdad referente al bien y al
mal del hombre, independientemente de sus intereses, de la utilidad, de los gustos y preferencias individuales. El tercer criterio consiste en afirmar que la persona es en sí
misma y por sí misma un todo que
no puede ser usada solamente como un medio para un fin considerado superior – ratio partis contra-
EL GENOMA HUMANO
riatur rationi personae – decía
Santo Tomás. El cuarto criterio
consiste en afirmar que por su naturaleza la persona está orientada a la
«comunión» con las demás personas, que se realiza en el don de sí
misma, es decir, en el amor. El
quinto, y decisivo, consiste en la
afirmación de la exclusiva pertenencia de la persona a Dios. Este es
el criterio más profundo. La medida de la dignidad de la persona está
determinada por la respuesta a la
pregunta “¿frente a quién somos
personas?”, esto es, sujetos libres
en sentido pleno. Ser persona fren-
cias, en ambas direcciones: vale para las muchas negligencias y violencias contra la vida, que dan lugar
a una contracultura de muerte; vale
para la tutela y la promoción de la
vida. Por tanto, estamos comprometidos todos a realizar un cambio
cultural, para promover una nueva
cultura9 de la vida. De hecho, si el
Evangelio de la vida no camina con
los pies de la cultura no puede regir
el reto de la contracultura de la
muerte. Un reto que es mucho más
crítico de los “muertos asesinados”
– frente a los cuales surge espontánea la indignación unánime de la
te a Dios constituye a la persona
misma en una dignidad infinita. Finalmente, el sexto criterio consiste
en la afirmación de la sensatez de la
elección de la fe en Cristo, Dios hecho hombre8.
gente y de los gestores de la comunicación de masa –, porque abraza
los atropellos y los delitos contra la
vida: de aquellos aceptados y tolerados con distraida y sumisa adaptación a los que ya no son percibidos como tales o que vienen, incluso, perpetrados con el favor cultural. De ese modo pierden su alcance como delitos y son acreditados
como expresiones legítimas de la
libertad individual, que se deben
reconocer y proteger como si fueran reales y verdaderos derechos.
El actual proceso de globalización progresiva que está interesando a todo el planeta, por ejemplo,
cuyas consecuencias no siempre
aparecen como positivas, nos impulsa a considerar la exigencia de
la equidad y de la justicia en orden
a la búsqueda genética incluso bajo
el perfil de sus implicancias sociales, políticas y económicas. Ante la
limitación creciente de los recursos
que se puedan destinar al desarrollo
de la investigación genética y biomédica, se revela necesario poner
gran atención para realizar una distribución equitativa entre los diferentes países, teniendo en alta consideración las condiciones de vida
6. Con referencia a la vida del
hombre, especialmente en el ámbito de la genética, se necesita
una cultura nueva, tomar conciencia del exacto alcance del bien
en juego, provocar y tener viva en
nosotros la conciencia que acciones
y omisiones ante la vida, hoy salen
fuera del ámbito de la conciencia y
del actuar de los individuos. Superar la esfera meramente individual
y privada en que han sido pensadas,
decididas, realizadas, y toman
cuerpo y forma de pensamiento, de
mentalidad, de imaginario colectivo, de opinión pública, de habitat
socio-cultural, de ethos prevaleciente del cual las conciencias están
como penetradas y fuertemente influenciadas.
Cuando un modo de pensar o de
actuar toma forma y espesor cultural logra una fuerza performativa,
es decir, una fuerza de persuasión
inmediata y directa en las concien-
111
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
en las diferentes áreas del mundo y
la emergencia de las necesidades
primarias en las poblaciones más
pobres y sufridas. Esto significa
que hay que garantizar a todos las
condiciones y los medios minimales tanto para gozar de los beneficios que provienen de la misma investigación, como para desarrollar
y mantener una capacidad endógena de investigación.
Nuestro primer compromiso como hombres y mujeres de cultura,
comprometidos para insertar en la
historia el don de la caridad, consiste en un discernimiento muy amplio para captar el exacto y real alcance sobre cómo y cuánto el ámbito de la investigación genética esté
en cuestión hoy y del reto cultural
al que está sometido. Con sus luces
y sus sombras, con sus llamamientos urgentes y a veces dramáticos,
lejos de caer fuera o a los márgenes
del compromiso y de la misión de
la Iglesia, la genética está colocada
precisamente en el centro.
En diálogo con el mundo de la
ciencia y de la investigación, la
Iglesia ofrece su específico aporte,
como partícipe de la suerte de la
humanidad y de cada persona. El
hombre, en su totalidad unificada y
por tanto indivisible de cuerpo y alma10, es el camino de la Iglesia11.
Sobre este fundamento teológico y
doctrinal nosotros, hombres y mujeres de fe y de cultura, estamos llamados a afrontar la “cuestión del
hombre” y el gran reto que ella representa, en los dos ámbitos biotecnológico y cultural, de modo que se
comprenda y se responda, a la luz
del Evangelio, a las oportunidades,
a las interrogantes y a las problemáticas de las biotecnologías y de
la cultura actual.
7. Estamos inducidos a una toma de conciencia crítica, capaz de
interceptar los retos de las biotecnologías y de la cultura, para poner
en claro los retrasos, los desvíos, las
insuficiencias de nuestro compromiso, pero también de identificar
los recorridos y las propuestas.
a. Se registra un desbalance de
atención sobre los problemas, sobre la necesidad de encontrar y dar
respuestas prácticas a cuestiones y
conflictos planteados por los resultados y las oportunidades, ofrecidos por las biotecnologías y por las
mudables sensibilidades culturales.
Estamos ansiosos de saber, por
ejemplo, sobre la licitud de las células estaminales, sobre el empleo
de los embriones residuos, la capacidad de una píldora de hacer abortar, la licitud de recurrir a una técnica de fecundación, la legitimidad u
obligatoriedad de una intervención
de trasplante, la admisibilidad de
una experimentación. Pero no nos
preocupamos de saber sobre el valor de la vida humana, del significado de la vida embrional, de la verdad del generar humano, del alcance de un acto manipulador. Esto lleva a buscar la solución normativa,
pero a dejar de lado o postergar la
competencia formativa, concerniente cuestiones de método, principios primeros y directivos, modelos antropológicos y bioéticos: conocimientos que son el fundamento
o la meta, indispensables, para dar
razón de las normas, formarse una
mens crítica y formular o ayudar a
formular juicios prudentes de conciencia. En fin, hay una polarización, en esto consiste el desequilibrio, de los fundamentos sobre las
problemáticas bioéticas: índice de
un deslizamiento de la formación a
la información.
b. Además, se registra un desface
tendencial entre magisterio y catequesis. Frente a un magisterio bioético de la Iglesia – pero también de
una bioética teológica – a la altura
de los tiempos y de sus retos, hay
una mediación catequética y una
traducción operativo-pastoral a veces bastante fatigosa. La inversión
eclesial en términos de anuncio de
la fe en este ámbito necesita de
cierto ajuste. Hay iniciativas de
gran alcance pero que resultan prerrogativa de la sensibilidad y de la
iniciativa sólo de algunos. Se trata
de personas y de grupos fuertemente comprometidos, pero a veces advierten un sentido de soledad, de
marginalidad, de distancia de la comunidad. Se percibe que no es la
comunidad el sujeto de esta atención pastoral sino algunos, es decir,
a título proprio de algunos en vez
que eclesial.
c. El tercer nudo problemático
podríamos indentificarlo en una
especie de prejuicio laicista por el
que está fuertemente dominada la
cultura en general y en particular la
bioética, la genética y el sector de
las biotecnologías. Esta actitud cul-
tural prejudicial se funda en el preconcepto de que la Iglesia no puede
expresar sino posiciones dogmáticas, confesionales y como tales racionalmente de poco alcance e incomunicables. Se trata de un fuerte
vínculo que condiciona radicalmente, no sólo el diálogo cultural,
sino también el acceso a los grandes forum de la comunicación de
masa. La dificultad está en la axiomaticidad de esta posición, expresión y fruto de aquel lay pride alimentado por la presunción de tener
el monopolio y la concesión de la
razón. Se trata de posiciones que
hieren la inteligencia más que la fe,
haciendo más arduo y paciente el
diálogo y el anuncio.
d. El prejuicio laicista encuentra
paradójicamente una ribera – y este es otro nudo – en un fideismo de
la norma, que lleva a los interlocutores a pensar que los católicos no
tienen razones para dar a sí mismos
ni para ofrecer a otros, profesan las
normas morales como si fuera un
credo, y la autoridad toma las normas como una revelación y una fe
ajenas y despreocupadas de la razón. Esta dejadez práctica con respecto a la relación entre fe y razón
en la tutela y promoción de la investigación científica y de la vida
humana, de la genética y de las biotecnologías, da lugar a una especie
de “fideismo bioético” que desvaloriza el anuncio, contrasta el diálogo cultural, fomenta el prejuicio y
no desarrolla un buen servicio al
magisterio moral de la Iglesia.
Vinculado a este aspecto, hay
que poner de relieve el problema de
la inadecuación de la formación en
el plano de la ética y de la cultura
del diálogo entre el Evangelio,
ciencia y razón, entre fe e investigación científica. El resultado es
que el Evangelio y la ética de la vida permanecen al margen. Una situación que constituye las razones
de vacíos de preparación, con la
consiguiente ignorancia de conocimientos básicos y decisivos, nodales y críticos, indispensables para
medirse con preguntas, provocaciones y conflictos de conciencia
con los cuales las personas nos interpelan. El riesgo es de tomar y depender de otras “agencias culturales y éticas”, que también no faltan,
especialmente en el grande procenio de la comunicación y persuación mass-medial12.
112
8. Después de haber identificado ciertos nudos problemáticos,
quisiera trazar vías por recorrer
para superar las dificultades y de
responsabilidad efectiva y posible
para un commpromiso cultural
científico y de fe.
a. Volver a partir del Evangelio
de la vida y, por tanto, del alcance
evangelizador, misionero y ministerial del compromiso por la vida humana de parte de hombres y mujeres de cultura y de ciencia como lo
somos todos. Un peso y una misión
por vivir, no según una visión dicotómica y espiritualista de la vida sino profundamente unitaria, de modo que no se separa el espíritu de lo
psico-físico. Es así que se sirve la
vida según la plenitud de su verdad.
La vida humana es un bien uno y
único, en toda dimensión, fase y
condición del existir, y por tanto indivisible y que no se puede reducir
en su valor. Estamos llamados a
servir la vida en todas las vertientes
de su ser en el mundo y de su ser
hoy problematizada, desconocida y
ofendida: en el ámbito de la violencia bélica como de aquella criminal, de la explotación como del
aborto, de la marginación como de
la eutanasia, del riesgo desproporcionado como de la banalización,
del ensañamiento terapéutico así
como de aquel voluptario.
b. Sacar a la luz el alcance antropológico del Evangelio de la vida.
La verdad y el valor de la vida centrados en el Evangelio amplía el
campo de la inteligencia. De hecho,
el Evangelio de la vida al abrir al saber de la fe no reduce o cierra aquel
de la razón, sino que lo impulsa, lo
implica y lo provoca. De aquí el alcance universal del Evangelio de la
vida: no es exclusivamente para los
creyentes, sino para todos, tiene un
eco persuasivo y profundo en el corazón de cada persona, creyente o
incluso no creyente, porque él,
mientras supera infinitamente las
expectativas, corresponde a ellas de
manera sorprendente. De hecho, el
Evangelio de la vida encierra lo que
la misma experiencia y razón humana dicen acerca del valor de la
vida y lo lleva a su cumplimiento.
Es el lugar de encuentro para todos
en una sociedad multicultural, multireligiosa y pluralista. Por tanto es
importante poner de relieve las razones antropológicas que cimientan
EL GENOMA HUMANO
y sostienen el respeto de toda vida
humana y se vuelven el lugar del
diálogo cultural y de la inculturación del Evangelio.
c. Suscitar atenciones y sensibilidad hacia la correcta metodología
de la enseñanza bioética de la Iglesia, abierta a la verdad de la vida en
todas las vertientes del saber, no sólo en aquellas interpretativas de la
teología, de la filosofía y en aquellas normativas de la ética, sino
también, y más que antes, en las
vertientes de reconocimiento de las
ciencias biomédicas. Poner de relieve la escansión de bios-logosaxios-deon-nomos-telos en la elaboración de la enseñanza de la Iglesia. Sacar a la luz que en la base de
dicha elaboración hay la atención al
bios y, por tanto, a los aportes de las
ciencias biológicas, en las que la in-
teligencia iluminada por la fe lee un
logos, es decir un significado profundo, expresión a su vez de un
axios, esto es, de un valor por sí
mismo portador de un deon (tarea),
que toma cuerpo en el nomos (ley),
en vista del telos (fin) realizador de
la persona.
De este modo se puede afrontar
el gran reto cultural, es decir, el valor de la vida en todas sus fases y
manifestaciones. En efecto, la tentación y la insidia hoy son el deslizamiento y el dar cabida a una cultura de lo relativo13. En determinadas situaciones la tentación se vuelve muy fuerte, como en el caso de
la manipulación del patrimonio genético de la persona, del empleo terapéutico de los embriones excedentes, de deformaciones fetales,
de embarazos fruto de un estupro,
de individuos en estado vegetativo
persistente, o afectados por graves
handicap psico-físicos, de enfermos terminales. En una cultura utilitarista y a veces emotivista “las
cuentas no cuadran”, y entonces
también la vida es colocada en la
computación de los bienes por gozar y es preferido a otro.
La vida sufre un vulnus y todo se
vuelve relativo para mí14, se subjetiviza a mi modo de ver, de pensar y
de juzgar. La verdad es subrogada
por la opinión, el valor por el sentimiento, la libertad por el arbitrio.
Esto, en medio de una cultura utilitarista y relativista, requiere ardor
profético y audacia intelectual, para
suscitar y motivar entre los creyentes y los no creyentes el reconocimiento del valor de una investigación científica al servicio del hombre. Y esto es fundamental anunciarlo, pastoral y culturalmente, a la
gente que vive y piensa etsi Deus
non daretur, precisamente a lo largo de aquellas coordinadas antropológicas del Evangelio de la vida.
De otro modo se corre el riesgo de
afasia, después de la amnesia.
d. Invertir antes de todo en la
formación de los formadores, con
la atención de no limitar la formación a la muchas, impelentes y
complejas cuestiones que nos interpelan y nos retan en el terreno de la
praxis y de la crónica, y a aprender
el mensaje, el lenguaje, y la lógica
de la vida, y en ella estructurar los
recorridos formativos. Para la preparación sólida y capaz de afrontar
y resolver todas las problemáticas,
es necesario hacerla comenzar con
premisas y fuertes cimientos de
método, valores, principios primeros y directivos, elaboración nor-
113
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
mativa, antropología filosófica, bíblica y teológica.
e. Anunciar la esperanza y cultivar la virtud. Los retos de la cultura y, en particular de la ciencia genética y de la biomedicina, hoy, nos
implican a todos los investigadores
y a los hombres de ciencias, profesores y pastores, porque estos compromisos no encuentran fácilmente
amplio consenso y favor cultural.
Decisiva para esto resulta la virtud
de la esperanza. No son suficientes
la inteligencia y la fe, es necesaria
la esperanza. Sin esta “pasión de lo
posible” disminuye el aliciente de
la verdad y del amor “no obstante
todo”. Es necesario una conversión
pastoral a la esperanza y a la virtud,
a esta disposición de la mente y del
corazón a conocer y a amar lo Verdadero, lo Bueno, lo Bello. De hecho, el Evangelio y la cultura de la
vida se anuncian y se promueven,
ponen raíces y traen frutos para las
sintonías y los afectos cultivados
por la virtud, en los espacios abiertos de la esperanza.
9. Por tanto, el trabajo de todos
vosotros hombres y mujeres, dedicados a la investigación, a la
ciencia y a la cultura, asume una
importancia del todo nueva en esta
era marcada por el desarrollo de la
ciencia y de la investigación biotecnológica. Se hace necesario también una gran responsabilidad hacia la sociedad y la humanidad, sobre todo en torno a algunas cuestiones cruciales como: a) la aclaración
de la relación entre ciencia y ética
en campo biomédico – problema
epistemológico; b) en segundo lugar, debemos preguntarnos a qué
bioética tenemos que referirnos –
cuestión de la fundación: c) la urgencia de una acción cultural y política a fin de que el derecho y la ley
acojan los valores fundamentales
que tocan la defensa de la vida15.
De hecho, se advierte la sensación de que una potencia que nunca
ha sido tan grande genere no una
mayor seguridad del vivir, sino por
el contrario una mayor inseguridad
y un ingobernable desorden, casi
una especie de inquietud del hombre omnipotente. El entrevé la posibilidad real de alterar su propia
identidad hasta hacerla irreconocible y, por tanto, de destruirla. Sabemos unirnos para poner esta herencia científica y cultural al servicio
del progreso verdadero de la humanidad. La tarea se nos presenta
enorme, antes bien, alguien podría
definirla utopista. En cambio, yo
deseo animar la confianza en el
hombre, contra todas las tentaciones del fatalismo, de la pasividad
paralizadora y del abatimiento moral. Es un compromiso, una cita con
la historia que nuestro genio intelectual y espiritual puede afrontar
mediante una nueva mobilitación
de los talentos y de las energías de
cada uno y explotando todos los recursos técnicos y culturales que tenemos a nuestra disposición.
Poseemos extraordinarios recursos económicos científicos y de investigación, gracias a los cuales es
posible dar un impulso decisivo a la
familia humana, evitando entre las
otras corrientes, la tentación del desarrollo biotecnológico fin en sí
mismo, como si tuviese que realizar siempre lo que es posible científica y técnicamente.
Una segunda deriva por evitar es
someter el desarrollo tecnológico a
la utilidad económica de conformidad con la lógica del provecho y de
la expansión económica sin fin,
creando así situaciones de ventaja
para algunos y dejando a otros en la
indigencia global, sin preocuparnos
del verdadero bien de la humanidad, haciendo de la investigación
científica y de la genética en particular, un instrumento al servicio de
la cultura del “tener” en menoscabo
del “ser”.
Todos vosotros, hombres y mujeres de cultura, investigación y ciencia, gozáis de una inmensa credibilidad moral para intervenir en todos
los centros decisionales, tanto privados como públicos e influir en
las políticas de los países. Empleando todos los medios honestos y
eficaces, haced prevalecer una visión total del hombre y una cultura
del humanismo integral, en el que
la ciencia y la investigación encuentran su justificación al servicio
del hombre y de la humanidad.
Hombres y mujeres de ciencia, en
los ambientes de Investigación y en
las Universidades, en los Centros
Culturales y en los laboratorios, sed
fuertemente comprometidos para
estudiar y proponer respuestas a las
interrogantes y a las exigencias de
la sociedad. Para realizar esto, además de las capacidades tecnológicas, es necesaria una elevada inspiración, una valiente motivación,
una gran confianza animada por la
esperanza en el futuro del hombre y
en su dignidad.
S.E. Card. PAUL POUPARD
Presidente del Pontificio Consejo
para la Cultura,
Santa Sede
Notas
1
Cf. SERRA A., La «Nueva Genética» Actualidad, Perspectivas, Problemas, en AA.
VV., Medicina e genetica verso il futuro
– Questioni Aperte – Cuadernos del Instituto
Académico de Roma, L’Aquila – Roma 1986,
pp. 9-12.
2
JUAN PABLO II, Discurso a los participantes
en la IX Asamblea General de la Pontificia
Academia para la Vita, 24 de febrero de 2003,
n. 4.
3
COZZOLI M., El compromiso de la Iglesia
para promover una cultura de la vida, en SECRETARÍA GENERAL DE LA CEI (a cargo de),
Curso de actualización sobre temas de bioética, Roma 2003, pp. 187-207.
4
JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 25 de
marzo de 1995, n. 95.
5
Cf. SERRA A., La nueva genética, ¿para el
hombre o contra el hombre?, en MAZZONI A.
(ed.), A sua immagine e somiglianza? Il volto
dell’uomo alle soglie del 2000. Un approccio
bioetico, Roma 1997, pp. 109-113.
6
JUAN PABLO II, Fides et Ratio, 14 de setiembre de 1998, n. 28.
7
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA
FE, Donum vitae, 22 de febrero de 1987, n. 4.
8
Cf. CAFARRA C., La persona humana: aspectos teológicos, en MAZZONI A. (ed.), Op.
cit., pp. 76-90.
9
JUAN PABLO II, Discurso a los miembros
del Pontificio Consejo para la Cultura, 12 de
enero de 1990, n. 2.
10
“Corpore et anima unus” afirma la Gaudium et spes en el n. 14.
11
JUAN PABLO II, Redemptor hominis, 4 de
marzo de 1979, n. 14.
12
PONTIFICIO CONSEJO PARA LA CULTURA,
Para una pastoral de la Cultura, Ciudad del
Vaticano 1999, n. 9.
13
BENEDICTO XVI, Discurso de apertura del
Congreso eclesial de la Diócesis de Roma sobre familia y comunidad cristiana, 6 de junio
de 2005. Sobre todo es significativo este pasaje: «En la actualidad, un obstáculo particularmente insidioso para la obra educativa es la
masiva presencia, en nuestra sociedad y cultura, del relativismo que, al no reconocer nada
como definitivo, deja como última medida sólo el propio yo con sus caprichos; y, bajo la
apariencia de la libertad, se transforma para cada uno en una prisión, porque separa al uno del
otro, dejando a cada uno encerrado dentro de
su propio “yo”. Por consiguiente, dentro de ese
horizonte relativista no es posible una auténtica educación, pues sin la luz de la verdad, antes
o después, toda persona queda condenada a dudar de la bondad de su misma vida y de las relaciones que la constituyen, de la validez de
su esfuerzo por construir con los demás algo
en común». Cf. también JUAN PABLO II, Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995, n. 70.
14
Cf. DE ROSA G., El relativismo moderno,
en La Civiltà cattolica vol. III/3726, pp. 455468.
15
Cf. SGRECCIA E., Actualidad de las problemáticas bioéticas y contexto cultural, en
Curso de actualidad sobre temas de bioética –
Actas a cargo de la secretaría general de la CEI,
14 – 16 de noviembre de 2001, pp. 5-20.
114
EL GENOMA HUMANO
ANGELO SCOLA
2. Visión pastoral de la investigación genética
1. Delimitación del concepto
de pastoral
Para afrontar adecuadamente el
tema que se me ha asignado, en el
marco de la investigación de esta
Conferencia – que ya les ha visto
empeñados en el análisis del actual
status de la investigación genética
incluso a la luz de la revelación
cristiana en el contexto de otras
cosmovisiones y tendencias culturales - me parece que es de particular importancia aclarar en primer
lugar qué se entiende con el término pastoral. Esta premisa nos permitirá reflexionar partiendo de uno
de los aportes fundamentales que,
siguiendo la intuición profética del
Beato Juan XXIII, el Concilio Vaticano II ofreció a la Iglesia y, por
consiguiente, a la teología.
La índole pastoral que caracteriza la propuesta de Jesucristo a la familia humana se manifiesta claramente por la misión misma de la
Iglesia: «Dios quiere que todos los
hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1
Tim 2, 4). El Concilio Vaticano II y
con él todo el magisterio postconciliar han querido poner en primer
plano – en profunda continuidad
con las Escrituras y la Tradición –
la naturaleza salvífica de la Iglesia
evidenciando la índole pastoral.
La llave salvífico-sacramental de
la pastoral ha permitido una especial profundización de la categoría
de los signos de los tiempos. Esta
podría encontrar un posterior y urgente desarrollo ontológico y teológico en la reflexión sobre el valor
sacramental de las circunstancias
y de las relaciones que interrogan
cotidianamente la libertad del hombre, situada siempre históricamente. Dicho acercamiento, además,
haría eficaz un diálogo amplio: del
ecumenismo a la relación con las
demás religiones, de la confrontación apasionada con los hombres
del denominado mundo laico hasta
el testimonio elocuente de la caridad. De la explicitación de la dimensión pastoral del hecho cristiano nace una concepción de la acción eclesial más inmediatamente
ligada al testimonio directo de la
profunda correspondencia de Jesucristo al anhelo de salvación presente en el corazón de cada hombre
y de la comunidad humana.
En esta llave resulta evidente la
oportunidad de la reflexión sobre la
visión pastoral de la investigación
genética. Dicha investigación quiere mostrar que los interrogantes que
surgen de la investigación genética
– una circunstancia privilegiada
(un signo de los tiempos) de la cultura y de la sociedad actual – interceptan la misión de la Iglesia. En
otros términos, cómo las cuestiones
antropológicas, inevitablemente
planteadas por la investigación
científica en este campo, requieren
y pueden encontrar respuesta adecuada en el anuncio de Jesucristo
«figura realizada» de lo humano
(cfr. Gaudium et spes 22).
2. La investigación genética
actual
Para echar una mirada pastoral
– a la luz de la misión salvífico-sacramental de la Iglesia – sobre la
investigación genética actual, es
necesario preguntarse en primer lugar qué es hoy la investigación genética en sí. Con esta preocupación
he elaborado las notas que propongo con la ayuda de un biólogo1.
La cuestión abre de inmediato
otra, atravesada por tensiones dialécticas a veces incluso ásperas: ¿es
adecuado reconducir a la investigación “genética” todo el frente candente del actual progreso de los conocimientos biológicos? De hecho,
no podemos ignorar que dicha tentativa es perseguida ampliamente
por la mayoría de la información
mass-mediática que atribuye a la
“investigación genética” incluso
descubrimientos que no se pueden
reconducir a ella de modo estricto,
o selecciona sólo el lado “genético”
de los descubrimientos. El riesgo
es, pues, plantear las interrogantes
que nos interesan mas no siempre a
los interlocutores adecuados, cayendo de este modo en una óptica
unilateral, que privilegia el punto
de vista estrictamente genético, pero pierde de vista una aproximación más global. Por otro lado, no
corresponde al objeto de esta conferencia Internacional afrontar todas las problemáticas que emergen
en el campo biológico. Por esta razón me limitaré a afrontar – obviamente como “laico” de las ciencias
genético-biológicas – sólo alguna
de las cuestiones candentes de la
investigación genética, poniendo a
relucir también aportes de otros
acercamientos disciplinarios sobre
todo cuando estos, a partir de presupuestos diferentes, modifican la
interpretación de los resultados y
sus consecuencias.
Decir investigación genética hoy
significa decir algo de modo muy
diverso de lo que se entendía hasta
los inicios de los años ochenta/noventa. En efecto, la afinación y la
automación de las técnicas de secuenciación del ADN – incluidas
también las técnicas ancillares de
amplificación de los segmentos de
ADN y las tecnologías bioinformáticas –, a la vuelta de pocos años se
cuenta con la disponibilidad de las
secuencias de enteros genomas.
Como se sabe, la primera secuencia
completa del genoma humano se
logró en junio del 2000; actualmente se han secuenciado más de 220
genomas de microorganismos y
cerca de unos veinte genomas de
organismos superiores. Además, se
están aplicando métodos de secuenciación cada vez más innovativos basados en reacciones químicas particularmente complejas, el
empleo de las cuales lleva a hipoti-
115
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
zar que dentro de cinco años será
posible secuenciar todo el genoma
de un hombre con un gasto poco
superior a los 1,000 dólares2. Además, los tiempos de secuenciación
se reducirán particularmente asimilando este tipo de análisis, en términos de tiempos de espera de su éxito, a la de un complejo análisis bioquímico actual: bastarán pocos días. De manera que un individuo podrá tener un carnet de identidad de
sus propios genes con un gasto relativamente exiguo y destinado a
reducirse en el tiempo.
Es evidente que este proceso lleva al cumplimiento de uno de los
objetivos principales de la genética
“clásica”: el conocimiento detallado del genoma. Se está abriendo
una nueva era, que es definida postgenómica, y se caracteriza por la
disponibilidad para todos los biólogos de la información contenida en
los genomas. Se desprende, pues,
ya sea la reexaminación de viejos
problemas como el asomarse de
otros nuevos.
bio de la investigación científica –
es necesario mostrar la fascinación,
la conveniencia de nuevos estilos
de vida. Pero, como muchas veces
se ha remarcado a lo largo de la historia de Occidente, «el estilo es el
hombre». Por tanto sólo una propuesta antropológica adecuada es
capaz de mover la libertad de los
individuos y de llevarla, a través de
los cuerpos intermedios, al círculo
virtuoso de la vida buena personal
y social al mismo tiempo. Por tanto, incluso antes que la ética, la investigación genética demanda la
antropología. De hecho, la investigación genética pone en el campo
una concepción del hombre y de la
comunidad social. Esta es la primera y más importante condición para
una pertinente visión pastoral de la
investigación genética.
¿Podemos encontrar una confirmación objetiva a esta afirmación
en los problemas emergentes relativos al genoma humano? Me parece
que se puede responder afirmativamente. Veamos algún ejemplo.
3. Algunas cuestiones
significativas
¿De qué modo la misión de la
Iglesia está llamada en causa por
estos problemas ciertamente antiguos pero que hoy tienen una fuerza de novedad a menudo soprendente? A un atento observador no
escapa un inconveniente que aflige
desde siempre toda práctica y teoría
social y que se ha vuelto más agudo
en nuestra epoca. Me refiero a la
gran dificultad de formar un consentimiento de experiencia y cultura en criterios fundamentales de la
misma vida social, incluida la irrenunciable y delicada valoración ética. Este grave handicap a menudo
llega a impedir que los individuos y
los pueblos identifiquen las causas
merecedoras de empeño a nivel de
vida personal y de vida pública. La
razón de este estado de cosas quizás se puede encontrar en una afirmación de un célebre estudio de
Franz von Kutschera: la ética de suyo no es suficiente para mover el
deseo del hombre, si bien «la mediación entre interés y exigencias
morales es el problema central de
la ética»3. ¿Cómo afrontar esta situación? Sólo reconociendo que
para conducir la libertad a acoger
su deber (ética) – también en cam-
a. Genotipo - fenotipo
La nueva “era” de la investigación genética repropone una antigua pregunta, reexaminada a la luz
de los conocimientos sobre los genomas: ¿qué relación hay entre genoma y organismo (relación genotipo/fenotipo)?
A la empresa para responder a
esta interrogante participan no sólo
los genetistas, sino muchos biólogos (bioquímicos, biólogos moleculares, fisiólogos, embriólogos,
zoólogos...) que ahora pueden
afrontar la relación genoma-organismo disponiendo de la información contenida en el genoma. Como no podía ser de otra forma, el
modo de entender la relación genotipo/fenotipo resiente de la formación original de los varios investigadores. El acercamiento genético
clásico emplea la información so-
bre los genomas para deducir de
ella el link entre genotipo y fenotipo: ya no una relación único
gen/único carácter, sino genoma
completo/organismo
completo.
Los acercamientos metodológicos
principales al parecer son: el secuenciamiento de los genomas (o
de partes de él) de muchos individuos de la misma especie4 y la
comparación de la variabilidad a
nivel genómico con la variabilidad
fenotípica, de los caracteres más
simples a los más complejos. Como fundamento de este acercamiento está la idea de que el valor
fenotípico de cada carácter de un
individuo está determinado por la
acción de pocos o tantos factores
genéticos, cada uno de los cuales
contribuye de modo más o menos
determinante a definir su valor. Esta concepción refleja la idea de un
genoma organizado en unidades
discretas (es la idea clásica de la
“modern synthesis”) de donde se
deduce que la información necesaria para describir todo el organismo
se podrá alcanzar una vez que se
conocerá la función de cada unidad. El método adecuado para alcanzar este conocimiento es el análisis de la covariancia entre genomas y caracteres (en otras palabras,
si al variar un determinado carácter, por ejemplo la altura, corresponde la variación en algunas particulares secuencias genómicas, es
probable que éstas constituyan el
fundamento de ese carácter). Entre
otros, este tipo de acercamiento podría revolucionar el normal acercamiento terapéutico a muchos tipos
de patologías de común confirmación como cardiopatías, diabetes,
osteoporosis... De hecho, si se considera que este tipo de patologías
no son causadas por la alteración
de un solo gen sino que en nuestras
secuencias génicas y en la variabilidad de algunas de las unidades
discretas precedentemente mencionadas esté inscrita una mayor o
menor sensibilidad para desarrollar
dichas patologías. De todos modos, hasta ahora estas afirmaciones
permanecen bastante genéricas y
con escasas indicaciones a nivel
preventivo porque es necesario un
empeño posterior de investigación
sobre la covariancia de los genomas, sobre todo teniendo en cuenta
las especificidades de los grupos
étnicos. Pero ellos tendrán suma
relevancia en la perspectiva de in-
116
tervenciones eugenéticas. Una
consecuencia decisiva para la pastoral.
Otro acercamiento al problema,
diferente de aquel genético, es el
que persiguen los bioquímicos, los
biólogos moleculares, los fisiólogos y los bioinformáticos a través
del desarrollo de nuevas tecnologías, llamadas convencionalmente
“omics”. Por ejemplo, la “functional genomics” ha desarrollado tecnologías para analizar simultáneamente como varía la expresión de
todo el genoma de un individuo
luego de una particular condición
(estadio de desarrrollo, exposición
a condición ambiental, suministro
de fármacos…)5. Estas tecnologías
han producido una avalancha de informaciones que han estimulado en
fin el nacimiento de una nueva especialización, la “system biology”.
El objetivo de esta disciplina es establecer el valor predictivo del genotipo con respecto al fenotipo integrando, a través de acercamientos
bioinformáticos, teóricos y modelísticos, todas las modificaciones
que ocurren en el individuo en todos los niveles (genético y epigenético). Una cuestión aún sobre el tapete es la siguiente: cuánto el organismo viviente está totalmente descrito por el nivel genético y cuánto,
en cambio, cuenta el nivel epigenético.
Es evidente la sustancial diferencia de los dos acercamientos al problema genotipo/fenotipo: en el
acercamiento genético no interesa
lo que está entre el genotipo y el fenotipo, es decir, cómo un determinado genotipo se expresa finalmente en un específico fenotipo. Se
asume implícitamente el postulado
que es el genotipo que de todos modos domina (genetic essentialism)
independientemente de la vía de
expresión. El segundo acercamiento, en cambio, privilegia el estudio
de “lo que está entre el genotipo y
el fenotipo”, por tanto como está
regulada la expresión del genoma,
como interactúan entre sí los genes
y los productos de los genes, etc.
Aquí está implícita la idea de que a
determinar el “valor fenotípico”
son relevantes los factores epigenéticos: la cumbre está en la system
biology que explíticamente afirma
que en un individuo “todo está relacionado”, es decir, que las partes no
explican el todo.
Las importantes consecuencias
EL GENOMA HUMANO
teóricas y aplicativas de los dos
acercamientos se pueden encontrar
en diferentes niveles. Considero
dos: el diagnóstico predictivo de
predisposición a enfermedades y la
sociogenómica.
En lo que se refiere al diagnóstico predictivo – de gran importancia
para la salud – es necesario afirmar
que ella se funda en la hipótesis que
la etiología de muchas enfermedades depende de factores genéticos,
ambientales y de interacción genotipo/ambiente. Un ejemplo de interacción: la exposición al sol – factor ambiental – frecuentemente es
causa de tumor de la piel clara con
respecto a los que tienen la piel oscura – el color de la piel es un factor genético. El objetivo es aislar el
componente genético identificando
el gen o más frecuentemente el
conjunto de genes que constituyen
la base de la predisposición. El mé-
todo se basa en el hecho de que el
genoma humano se diferencia de
un individuo a otro por una pequeña fracción (menos del 0,1%): es
posible, por tanto, caracterizar el
genoma de un individuo de conformidad con la presencia de un específico set de variantes (aplotipos); a
este punto se trata de ver si la frecuencia de algunos aplotipos es
mayor en individuos que llevan una
determinada enfermedad con respecto a un grupo homogéneo de individuos sanos. Para algunas enfermedades la asociación con particulares genes es conocida desde hace
tiempo (talasemia, hemofilia, etc.),
para otras hay buenos “candidate
genes”, y para otras aún están en
curso “genome-wide association
studies” concentrados sobre todo
en la estandarización aplotípica de
la especie humana6.
Los problemas que dichas investigaciones proponen son múltiples:
obviamente problemas de “genetic
counseling”, discriminación genética, screening neonatal, etc. Para la
perspectiva pastoral es importante
subrayar dos: el primero se refiere
al cambio, favorecido por estas investigaciones, de una ética que pone como centro únicamente a la
persona, a una ética que tiene como
centro el grupo (familiar, social,
etc.). El segundo aspecto es el
acento que inevitablemente ponen
estas investigaciones, sobre el determinismo genético (los genes como esencia de la persona, genetic
essentialism). De todos modos, en
el caso particular es decisivo preguntarse cuál es el grado de fiabilidad del diagnóstico predictivo.
Existen al respecto al menos dos tipos de problemas: el primero está
ligado al hecho que la predisposición por una cierta enfermedad depende frecuentemente no tanto de
la presencia de una o más variantes
génicas del genoma, sino más bien
de la interacción entre varios genes
(el término técnico es: epistasis) y
el método de los estudios de asociación no pone en evidencia precisamente la epistasis; el segundo depende del hecho de que para muchísimas enfermedades, el factor
ambiental es absolutamente dominante7. Son evidentes las consecuencias de estas limitaciones en la
aplicación del diagnóstico predictivo.
Con el término sociogenómica
nos referimos a la última evolución
de la sociobiología por la que se
afirma que la función primaria de
un organismo es la de reproducir
sus genes y constituir un vehículo
provisional (concepto de gen egoísta8). Por consiguiente, también la
organización social de los individuos debe responder a este objetivo
y, por tanto, deben existir genes que
controlan la organización social. La
finalidad de la sociogenómica es
comprender la vida social en sus
determinantes genéticos o, en otros
términos, describir las bases moleculares de la socialidad9. Los métodos que emplea son las evidencias
disponibles hasta ahora sobre las
bases genéticas del comportamiento en modelos experimentales10 y el
acercamiento genómico descrito
anteriormente para los diagnósticos
predictivos aplicado a grupos experimentales (animales) con contrastante comportamiento social (por
ejemplo la presencia de jerarquía
de dominancia vs ausencia). La tesis dice: si la socialidad tiene una
base genética, se deben encontrar
117
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
asociaciones a nivel de todo el genoma entre particulares aplotipos y
particulares comportamientos sociales. Es claro que las objeciones
metodológicas elevadas al diagnóstico predictivo son igualmente válidas – y hasta más – en este campo
en el que sin embargo hay que añadir otro elemento. Es evidente que
uno de los objetivos de esta investivación es encontrar confirmación, a
nivel de la especie humana, de las
eventuales asociaciones genotipo/
comportamiento social que se ha
encontrado en los modelos animales. Sin embargo, en estos modelos
los comportamientos sociales son
sumamente rígidos, esterotípicos y
se perpetuan con poquísimas variaciones en el curso de las generaciones. En la especie humana, en cambio, los comportamientos sociales
son sumamente variables y sobre
todo cambian rapidísimamente con
las generaciones al punto que es
impensable que puedan ser condicionados por correspondientes variaciones genómicas que se fijan en
la población. Este simple dato debería llevar a no subvalorar el salto
cualitativo, desde siempre reconocido en la antropología, entre el reino animal y aquel humano. Se abre
aquí un ámbito decisivo para la acción pastoral presente y futura.
b. Las teorías evolutivas
La principal referencia que actualmente tienen a disposición las
teorías que buscan dar una respuesta a las fuerzas y a los mecanismos
que guían la evolución de los organismos vivientes, sigue siendo la
“modern synthesis”11. Ella conduce
a las mutaciones a nivel del ADN
los orígenes de la variabilidad natural observada por Darwin y describe la acción de la sección natural
darwiniana con los métodos de la
genética de población. La teoría
presenta muchas lagunas pero en
parte porque es muy “acomodante”, y en parte porque faltan síntesis alternativas verdaderas y propias, sigue siendo la teoría de referencia desde el punto de vista conceptual.
Entre los conceptos básicos de la
teoría, uno de los puntos cruciales
es que la probabilidad que ocurra
una particular mutación en vez que
otra es del todo independiente de
sus consecuencias fenotípicas. Por
esto las mutaciones (y, por tanto, la
variabilidad genética) serían casuales y la selección natural elegiría
entre ellas los fenotipos que resultan más “adecuados” (ver “caso y
necesidad” de Monod). Este presupuesto está muy presente en Darwin en la metáfora del arquitecto: si
un arquitecto construye un edificio
cómodo y bello sin emplear piedras
cortadas, sino eligiendo entre las
que han rodado en el fondo de un
precipicio, las cuneiformes para las
arcadas, las más largas para las columnas y las planas para el techo,
nosotros admiraremos su habilidad
y lo consideraremos como su fuerza principal. Ahora bien, los fragmentos de roca, aunque sean indispensables al arquitecto en lo que se
refiere a la construcción que ha hecho, están en la misma relación de
las variaciones fluctuantes de cada
ser organizado con respecto a las
conformaciones variadas y admirables que han adquirido aún más sus
descendientes modificados12.
Otro punto crucial de la teoría es
el programa adaptacionista (adaptationist program): si el motor de la
evolución es la selección natural,
entonces cada carácter fenotípico
particular debe tener un valor como
resultado de la selección (se note
como este concepto está presente
también, por ejemplo, en la sociogenómica: también los comportamientos sociales deben tener valor
adaptativo y, por tanto, depender de
factores génicos seleccionados).
Este aspecto de la teoría ha provocado en el pasado tremendas polémicas precisamente en vista de las
consecuencias “políticas” – y por lo
mismo ético-antropológicas – de
esta posición13. El problema biológico fundamental es si toda forma
de un organismo viviente es posible
pero se manifiesta sólo aquella que
se adapta al particular ambiente natural donde el organismo vive. Esta
afirmación, fundamento del programa adaptacionista, se ha revelado falsa ya que hay límites biológicos (constraints) bien precisos en la
morfogénesis y en la fisiología que
dependen sobre todo de como procede la embriogénesis y de las leyes de la termodinámica.
Si se desea ser rigurosos se debería decir que en el momento actual
no poseemos una teoría evolutiva
satisfactoria, también porque vivimos en un tiempo de gran revolución de los conocimientos biológicos, genéticos o no. Por tanto, no
tenemos la capacidad de hacer sedimentar la masa de informaciones
que llegan cotidianamante e iniciar
un trabajo de síntesis.
Me parece, sin embargo, que no
esté fuera de lugar preguntarse si
alguna vez se podrá poseer una teoría evolutiva satisfactoria si bajo
esta expresión se esconde una afirmación mecanicista sobre el origen
de la realidad. En este sentido, las
dificultades que se encuentran
científicamente en un evolucionismo absoluto deberían abrirnos a la
tesis creacionista tomada en el sentido propio de su capacidad de dar
espacio a un sano evolucionismo14.
Dicha tesis – que para los cristianos tiene un valor universal ya que
constituye parte sustancial del contenido normativo del credo – da razón en modo plausible no sólo de
los “saltos evolutivos”, sino que
muestra que no se puede falsificar
la convicción de que la realidad esconda un designio inteligible y, en
todo caso, dice la no verificabilidad de la afirmación contraria que
la razón tenga su origen en el puro
caso. Como documenta el encendido debate, en acto sobre todo en
Estados Unidos, la pastoral está
llamada fuertemente en causa en
este ámbito.
c. Las células estaminales
Es un problema biológico fundamental estudiado durante decenios
por citólogos y embriólogos y sólo
en parte por genetistas; recientemente ha recibido un impulso de la
postgenómica que ha puesto a disposición marcadores moleculares
capaces de identificar el destino diferenciativo de una célula (las células estaminales totipotentes, multipotentes o unipotentes inicialmente
son morfológicamente idénticas
entre sí aunque ya canalizadas).
Además, la postgenómica permite
identificar genes y productos génicos importantes para determinar los
pathways diferenciados.
La búsqueda más adelantada en
este ámbito es la que se ocupa de
las células estaminales vegetales.
Los experimentos sobre las plantas ha demostrado en su conjunto la
plasticidad de las células diferenciadas (gametos o células somáticas): ellas se pueden reposicionar
en su programa de desarrollo, regresando a ser células totipotentes
capaces de regenerar individuos
118
adultos (es decir, es biológicamente
posible la clonación de individuos
superiores) y la multiplicación de
órganos. No debería haber motivo
biológico para afirmar que todo esto no es posible con los mamíferos:
se trata de aprender a hacerlo (con
las plantas ha sido necesario efectuar miles de experimentos con millones de células).
Sin embargo, la experiencia con
las células vegetales ha puesto en
evidencia también algunos problemas serios. En todos los casos de
regeneración clonal en las plantas
(millones de casos pero también en
los animales en los pocos casos disponibles), se tiene una elevada frecuencia de clones abnormes. Además, los científicos aún no son capaces de conocer qué es lo que controla plenamente la diferenciación
celular: algunos genes principales o
interacciones entre genes o entre
células (por ejemplo es importante,
por cierto, la posición de una célula
con respecto a las adyacentes).
En última síntesis. Aunque se sabe que las células, en cualquier estadio, no pierden su totipotencia y
se han desarrollado métodos que
permiten (hasta ahora en algunas
especies) hacer que se vuelvan a
expresar, aún no se sabe qué es lo
que permite y regula la totipotencia, unipotencia o multipotencia,
incluso si es razonable pensar que
se llegue a aclarar la cuestión en detalle ya que existen óptimos modelos experimentales; para este fin
sirven muchísimos experimentos.
Por tanto la pregunta es: ¿por qué
comenzar haciendo estos experimentos en el hombre y no, por
ejemplo, en el animal de experimento? La cuestión ético-antropológica emerge con claridad. Se tiene la impresión de que el motivo de
esta elección está en el hecho de
que los experimentos en el hombre
cuestan menos y son mejor financiados. Además, alimentan la nobleza del sacrificio “por la ciencia”
de los embriones sobrenumerarios
congelados por la ausencia, en el
pasado, de reglamentación de la
“producción” de los embriones.
(Obviamente, esto reduce los costos de manutención para esos centros que han hecho FIVET desde
hace varios años).
Frente a la eventualidad que antes o después será posible incluso
en la especie humana clonar con
buena eficiencia individuos y mul-
EL GENOMA HUMANO
tiplicar órganos (también in vitro,
como ya ocurre para algunos tejidos humanos – epidérmides, cartílagos...), hay que favorecer decididamente la hipótesis que en vez de
crear células y trasplantarlas en un
organismo quizás sería más razonable reactivar y reutilizar la repartición estaminal presente en cada individuo (a través de metódicas que
se inician a aplicar también en protocolos clínicos, por ejemplo para
algunos compartimientos cerebrales luego del daño isquémico).
Pero sobre todo es absolutamente necesario afrontar en clave interdisciplinaria el problema de una
precisa definición de lo que es el
embrión y cómo, desde su concepción, es un ser humano que posee
una dimensión personal. Para hacerlo no se podrá prescindir de la
consideración de su desarrollo porque – para decirlo en términos rudos pero quizás eficaces – ninguno
puede negar que yo soy Angelo
Scola de 64 años de edad, porque
he nacido de ese único embrión.
La valiente defensa de la vida
desde su concepción hasta la muerte natural que la Iglesia, junto con
hombres de otras religiones y a numerosos laicos, no deja de proponer, habla de su cuidado pastoral
hacia todo hombre y a toda la familia humana.
4. Conclusión
De esta rápida y osada incursión
actuada por un pastor con la ayuda
de un biólogo en campo genético,
podemos sacar una sorprendente
conclusión. Hoy, a urgir las preguntas que Comte “prohibía hacer” en
nombre de la ciencia son precisamente la ciencia y las tecnologías.
Ya no son sólo los filósofos, los
teólogos y los estudiosos de las
ciencias ético-sociales que se devanan alrededor de imprescindibles
cuestiones que ya la Gaudium et
spes formulaba con gran claridad:
«¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el
sentido del dolor, del mal, de la
muerte que, a pesar de los progresos hechos, subsisten todavía?
¿Qué valor tienen estas conquistas
logradas a tan caro precio? ¿Qué
puede aportar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella?
¿Qué hay después de esta vida temporal?» (GS 10).
Estas preguntas hacen irrupción
también en los laboratorios de los
hombres de ciencia, sobre todo de
los que cultivan los saberes de la
genética o de la biología. Sus descubrimientos son de tal importancia y radicalidad que casi sin ninguna mediación, imponen a las mismas masas en la actual sociedad de
las redes explicitar la pregunta que
con intensa pietas el salmista dirige
a Dios: «Qué es el hombre para que
pienses en él?» (Sal 143, 3). No son
pocas las interrogantes acerca de la
identidad y la naturaleza del humanum que, abandonando sus aulas
académicas, son propuestas por las
páginas de los diarios y de los talkshow de televisión llegando capilarmente al pueblo.
Para indicar la razón de la inédita radicalidad de este estado de cosas perteneciente a la post-modernidad, el filósofo francés Rémi
Brague afirma que el siglo XXI será el siglo de una áspera contienda
entre el ser y la nada. Expresa en
términos crudos esta alternativa:
«El problema central no es otro sino el de la existencia del hombre
sobre la tierra»15. El connubio entre
ciencias y tecnologías (sobre todo
en los campos de la biología y de la
genética), acompañado por la precariedad ecológica en la que hemos
dejado precipitar el estado del planeta y del radicalizarse de una situación de miseria endémica en el
Sur del globo en particular en el
Africa Subsahariana, hacen percibir a amplias masas de hombres
que en los umbrales del siglo XXI
está en juego una cuestión de vida y
de muerte para la existencia misma
de cada especie animada. En sentido literal y no como modo de decir.
Viéndolo bien, el enfrentamiento,
no es entre civilizaciones, y menos
aún entre religiones, no es entre diversos (raza, pueblo o cultura). La
línea de límite de un conflicto cósmico pasa dentro de cada hombre,
de cada cuerpo intermedio, para extenderse a la sociedad civil en todas
sus dimensiones locales y mundiales. Cada día en cada uno de nosotros irrumpe con fuerza la interrogante: ¿Quién me asegura? ¿Quién
al final asegura a la humanidad?
La angustia de recuerdo haideggeriano corre el riesgo de asumir dimensiones universales que agigantan el aspecto singular. Sobre todo
corren el riesgo de reducirla a pura
escaramuza de la Nada quitándole
aquella función de apertura al Ser
119
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
que aún le asignaba el filósofo de la
Selva Negra.
También este aspecto del laborioso tormento, que caracteriza al
hombre postmoderno, demanda el
riesgo del testimonio cristiano.
La misión salvífico-sacramental
de la Iglesia, es decir, la pastoral,
está llamada a interceptar el fondo
antropológico y ético de estas interrogantes asegurando al hombre
que la mano de Dios está en el origen de la historia y sigue invitándole al ejercicio responsable de su libertad. Al afrontar esta tarea suya
específica, la Iglesia está ayudada
por el siempre actual llamado de
San Pablo: «Examinadlo todo y
quedaos con lo bueno» (1Ts 5, 21).
Esto continúa indicando a los cristianos el camino a recorrer con humilde parresía.
S.E. Card. ANGELO SCOLA
Patriarca de Venecia
Notas
1
Agradezco al Prof. Carlo Soave, del Departamento de Biología de la Universidad de
Estudios de Milán, por las preciosas informaciones e indicaciones bibliográficas que ha tenido a bien ofrecerme.
2
Cfr. www.soleva.com y www.454.com.
3
F. VON KUTSCHERA, Fondamenti dell’etica, Franco Angeli, Milano 1991, 327.
4
Cfr. L. CAVALLI-SFORZA, The Human Menome Diversità Project: past, present and future, en «Nature Reviews Genetics» (2005) n. 6,
333-340.
5
De modo análogo se pueden citar la proteómica, pero a nivel de las proteínas y no de los
primeros productos génicos, la interatómica a
nivel de las interacciones, la metabolómica a
nivel de los varios componentes químicos de
una célula o de un organismo.
6
Cfr. The International HapMap Project, en
«Nature» (2003) n. 426, 789-794.
7
Cfr. P. KIBERSTIS – L. ROBERTS, It’s not
just the gene, en «Science» (2002) n. 296,
685ss.
8
Cfr. EO. WILSON, Sociobiology: the New
Synthesis, Harvard University Press, Cambridg
1976; R. DAWKINS, The selfish gene, Oxford
University Press, Oxford 1975.
9
Cfr. GE. ROBINSON – CM. GROZINGER –
CW. WHITFIELD, Sociogenomics: social life in
molecular terms, en «Nature Reviews Genetics» (2005) n. 6, 257-270.
10
Cfr. M. BUCAN – T. ABEL, The mouse: genetics meets behaviour, en «Nature Reviews
Genetics» (2002) n. 3, 114-123; MJ. FITZPATRICK – Y. BEN-SHAHAR - H. SMID – LEM. VET
– GE. ROBINSON – MB. SOKOLOWSKI, Candidate genes for behavioural ecology, en
«Trends Ecol. Evol.» (2005) n. 20, 96-104.
11
La referencia que se hace es al Princeton
Meeting de 1946 que vió reunidos a autores como Huxley, Dobzhansky, Mayr y Simpson.
12
Cfr. C. DARWIN, On the origin of species,
or the preservation of the favoured races in the
struggle for life, 1985.
13
Cfr. SJ. GOULD – RC. LEWONTIN, The
spandrels of San Marco and the Panglossian
paradigm: a critique of the adaptationist program, en «Proc. R. Soc. London B. Biol. Sci.»
(1979) n. 205, 581-598; M. PIGLIUCCI – J. KAPLAN, The fall and rise of Dr. Pangloss: adaptationism and the spandrels paper 20 years later, en «Trend Ecol. Evol.» (2000) n. 15, 66-70.
14
«De hecho, la evolución presupone la creación; la creación se pone en la luz de la evolución como un acontecimiento que se extiende
en el tiempo – como una “creatio continua” –
en que Dios se vuelve visible a los ojos del creyentes como Creador del Cielo y de la tierra»,
JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en
el Simposio Internacional sobre “Fe cristiana
y teoría de la evolución”, 26 de abril de 1985.
15
R. BRAGUE, D’un transcendental à l’autre, IV Forum del Proyecto Cultural, Roma 3
de diciembre de 2004.
120
EL GENOMA HUMANO
sábado
19
noviembre
MARIA LUISA DI PIETRO
3. Genética médica y comités éticos
en los hospitales
1. La segunda mitad del siglo XX
es sin duda un período de grandes
conquistas científicas y tecnológicas: ciencia y tecnología han permitido conocer la estructura, las funciones y las dinámicas evolutivas de
los seres vivientes, abriendo nuevos
caminos con el fin de mejorar las
condiciones de vida del hombre.
Ciencia y tecnología: porque la tecnología debe emplear un saber cierto, una “ciencia” del actuar de la naturaleza con el fin de imitarla, reproducirla y corregirla, proporcionando
al mismo tiempo los instrumentos
para observar, medir o reproducir
artificialmente; por otro lado, la
ciencia no puede apartarse de su
brazo operativo: la técnica.
La ciencia y la tecnología son un
espléndido testimonio de las capacidades, de la tenacia y de la inteligencia del hombre; pero se pueden volver contra él y crear desilusión y angustia e incluso el temor de perder el
control sobre la realidad circunstante. Son estos los resultados y los síntomas de una hipertrofia del sentido
de omnipotencia: “La edad moderna
y aquella contemporánea – escribe
Bausola – en primer lugar han visto
el surgimiento del hombre prometéico, es decir, del hombre que ya no
acepta haber sido hecho, porque no
quiere depender y no quiere ser grato a nadie; el hombre prometéico
quiere que todo se deba a sí mismo.
Como se puede apreciar, es el extremo del homo faber preconizado por
Francisco Bacon; además, es el
hombre que hoy, mediante la biología molecular y la ingeniería genética, proyecta modificar su misma naturaleza”. Este proceso de autoproyecto – continúa Bausola – “ha llegado ahora a un momento de vuelco
y de crisis. Esto ha llevado al orgullo
prometéico, a la vergüenza prometéica [...] que es la vergüenza que se
siente frente a la humillante altura de
calidad de los objetos hechos por
nosotros mismos […]”.
Del orgullo a la vergüenza pasando a través del temor de las consecuencias: sin duda la genética es el
ámbito de investigación que pone
más en evidencia la ambivalencia
de la relación entre el hombre y la
ciencia y la técnica. Es inevitable la
convicción de que la ciencia, no pudiendo por sí sola experimentar ni
percibir ni conocer los aspectos cualitativos de la realidad y el valor
profundo de la naturaleza, es necesaria una reflexión ética sobre las
capacidades de la intervención humana: “...Que en general la ética
– escribe Jona – tenga algo que decir sobre las cuestiones de la técnica, o que la técnica esté sujeta a consideraciones éticas, se deduce por el
simple hecho que la técnica es el
ejercicio de poder humano, es decir,
es una forma del actuar y cada actuar humano está expuesto a un examen moral”.
Una reflexión ética que encuentra
precisamente en la genética el impulso para ser “bioética” o – según
Pessina – “conciencia crítica de la
sociedad tecnológica... El término
conciencia crítica indica el nivel de
aclaración y de valoración moral del
contenido específico práctico y teórico introducido por las tecnociencias... la bioética se configura como
una actividad filosófica […]”.
El descubrimiento de la doble hélice del ADN en 1953 de parte de
Watson y Crick y el de los encimas
de restricción, abrieron efectivamente el camino hacia la “manipulación” total del hombre. Y ya en
1968 - el término “bioética” aparecerá en las publicaciones de Potter
en 1970 - un organismo público comienza a ocuparse de la investigación genética: durante una audición
en el Senado de Estados Unidos de
América, el doctor Kornberg llama
la atención de los congresistas sobre
los rápidos progresos de la biología
molecular y subraya el impacto que
habrían determinado en breve tiem-
po en el plano social. Algunos años
más tarde, en 1971, Watson mismo
ilustra a los responsables políticos
que los conocimientos logrados son
tales que permiten una manipulación de todos los procesos biológicos de la vida. Se hace referencia
particularmente a los enzimas de
restricción que habrían permitido
llevar a conclusión la tentativa de
integración en la Escherichia coli
del genoma del virus SV40 (responsable de tumores en el mono pero no en el hombre, aunque en éste
se había evidenciado una asociación
con los tumores cerebrales). Todo
está listo para efectuar el experimento, pero en el último momento
la conciencia de los riesgos se vuelve muy fuerte: ¿qué habría sucedido
si, modificado de ese modo, la Escherichia coli, huésped acostumbrado del intestino humano, hubiese escapado al control? ¿Y si hubiese infectado a los investigadores? ¿Se
habrían podido desencadenar “epidemias” de cáncer?
El experimento ya no llega a realizarse y la respuesta a estas preocupaciones lleva a la celebración de la
Gordon Conference de 1973 (Asilomar I) durante la cual Singer y Soll
preparan una carta (publicada en
“Science”) con la que manifiestan a
la National Academy of Sciences
(NAS) y al Institute of Medicine las
preocupaciones del Congreso sobre
los riesgos para la salud pública, pidiendo que se emanen líneas-guía
específicas. La NAS constituye el
primer Comité Etico (presidente:
Berg) que elabora algunas recomendaciones entre las cuales la solicitud
a los investigadores de una autoreglamentación, suspendiendo de modo voluntario todos los experimentos de ingeniería genética no controlables adecuadamente (p.e. difusión
entre los bacterios de resistencia a
los antibióticos, producción de toxinas peligrosas, difusión de oncógenos en las poblaciones bactéricas,
121
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
etc.). La Comisión Berg recomienda
también a los National Institutes of
Health que se constituya un Comité
ético permanente para elaborar líneas-guía sobre el empleo del ADN
recombinante, así como la organización de una Conferencia internacional para discutir los riesgos conexos. Se trata de la Conferencia de
Asilomar (Asilomar II) de 1975 durante la cual se identifican los experimentos de riesgo sobre los cuales
se necesita una moratoria internacional.
En 1978, el Congreso de EE.UU.
autoriza la creación de la President’s
Commission for the study of ethical
problems in medicine and biomedical and behavioral research, que se
ocupa de examinar los problemas
que emergen de la ingeniería genética considerando también los puntos
de vista de las religiones, los aspectos educativos para el público, las
obligaciones sociales y las implicaciones médico-legales, económicas
y comerciales. En su informe Splicing life (1982), la Comisión define
exagerado el temor frente a la ingeniería genética, e indica que los nuevos conocimientos deben ser estimulados en vista del enriquecimiento y de la confrontación con nuevas
y grandes responsabilidades.
En los años que siguen, los problemas ligados a la investigación
genética se amplifican con respecto
al proyecto mundial de secuenciación del genoma humano que permite revelar todo el código genético
con enormes implicaciones éticas y
sociales que dicho conocimiento
traerá consigo. Con la Declaración
universal sobre el genoma humano
y los derechos del hombre, el 11 de
noviembre de 1997 la UNESCO
afirma que el genoma humano es
patrimonio simbólico de la humanidad, ya que lleva consigo la unidad
fundamental de todos los miembros
de la familia humana, expresión del
reconocimiento de su intrínseca dignidad y diversidad. De esta afirmación preliminar derivan todas las indicaciones éticas sobre la prohibición de la discriminación según las
características genéticas individuales, sobre la tutela legal de la persona en caso de investigación, cuidado
y diagnóstico referente a su genoma, sobre el derecho de estar informados o no de los resultados y de
sus consecuencias, sobre la discreción de los datos genéticos identificables, conservados o tratados con
fines de investigación u otros, y sobre la prohibición de la clonación
con fines de reproducción de los seres humanos. También en mérito al
ejercicio de la investigación científica la citada Declaración recuerda la
responsabilidad de los investigadores en la conducción de la investigación, en la presentación y uso de los
resultados, así como también la responsabilidad de quien tiene funciones decisionales en materia de políticas científicas, ya sea en ámbito
público como privado. Finalmente,
se hace un llamado a la responsabilidad de los Estados y a la solidaridad y la cooperación internacionales que permitan la libre actividad
de investigación, el empleo de los
resultados para fines pacíficos, la
prevención de los abusos y la difusión internacional del conocimiento
sobre el genoma también hacia los
países en vías de desarrollo.
De lo dicho hasta ahora es evidente que la investigación genética
se ha vuelto cada vez más un argumento privilegiado de la reflexión
bioética, sobre todo en el ámbito de
los Comités éticos instituidos ad
hoc y de los Comités éticos nacionales e institucionales como lo testimonia – luego – la multiplicidad de
intervenciones, de lineas-guía y de
recomendaciones.
2. Antes de analizar algunos temas de reflexión para los Comités
éticos, puede ser útil hacer una precisión. Las funciones de un Comité
ético son fundamentalmente tres:
a. Función consultiva, que lleva
al comité ético a expresar pareceres
que tienden a especificar solicitudes
sobre determinados problemas o a
emanar directivas, de valor no vinculante desde el punto de vista jurí-
dico pero ciertamente de fuerte obligación deontológica y moral;
b. Función de revisión de los protocolos de experimentación referentes a los varios campos de investigación sobre el hombre, sobre el animal o sobre los microorganismos.
En este segundo caso, la valoración
ética sigue estrechamente la reflexión sobre las implicaciones científicas que están presentes en ese particular protocolo;
c. función formativa a favor del
personal sanitario. Mientras un Comité ético instituido ad hoc o un Comité etico nacional desarrolla de
manera casi exclusiva la función
consultiva, un Comité ético institucional puede desarrollar la función
consultiva, de análisis de los protocolos de experimentación y de formación.
Por mucho tiempo se ha discutido si – en el caso de los Comités éticos institucionales – las funciones
de consultación y de análisis de los
protocolos de experimentación deben ser desarrollados por el mismo
Comité ético o por dos Comités éticos, cada uno encargado de una
función específica. Pero dejando de
lado esta diatriba aún no resuelta, es
un hecho que en el campo de la genética la solicitud dirigida a los Comités éticos institucionalizados
puede referirse tanto a la función
consultiva como a aquella de análisis de los protocolos. En ámbito
consultivo la demanda podrá referirse a los aspectos éticos del diagnóstico y del screening genético
después del nacimiento, o del diagnóstico genético prenatal con los
efectos que ello puede tener sobre
las decisiones de la mujer o de la
pareja para continuar o no el embarazo; en el ámbito de análisis de los
protocolos de experimentación, la
demanda se refiere ante todo a la localización y a la identificación de
los genes con sus efectos en ámbito
diagnóstico o de la farmacognética
y la terapia génica.
Ambas interrogantes deberían ser
objeto de reflexión en esta sede: nos
detendremos a analizar solamente la
demanda referente a la investigación, y de modo particular a la localización y a la identificación de los
genes, ya que – además – la secuenciación del genoma humano ha
abierto amplios horizontes de investigación y se advierte la necesidad
de convalidar dichos conocimientos
122
EL GENOMA HUMANO
sobre el hombre a través de protocolos de investigación que tengan target preclínicos y clínicos bien definidos.
Antepuesto que el valor también
ético de una investigación está siempre relacionado con su valor científico y, como consecuencia, lo racional
de la experimentación termina siendo también un presupuesto de valoración ética que hace recordar el valor de la investigación y que requiere una investigación de cierto valor,
en el caso de la investigación genética se plantean cuestiones nuevas con
respecto a otros tipos de experimentos. Por ejemplo, la investigación
genética podría llegar a la discriminación y a la estigmatización (la llamada “genetización”) de individuos
y de poblaciones y ser empleada para promover un nuevo racismo; el
acceso a los descubrimientos podría
limitarse a causa de intereses de carácter económico; la investigación
genética corre el riesgo de reducir a
todos los seres humanos a sus secuencias de ADN; los análisis genéticos podrían llegar a una falta de
respeto hacia los valores, las tradiciones, la integridad de las poblaciones, de las familias y de los individuos. Las interrogantes se refieren,
además, a la identificación de los sujetos de la investigación, la valoración de los riesgos frente a los beneficios que se pueden obtener, la comunicación, la reutilización de datos
y de muestras: interrogantes que parecen formar parte del tema general
de la experimentación clínica, pero
que en realidad asumen características diferentes.
parental se verifica a menudo en la
investigación genética: como consecuencia hay que actuar no sólo
respetando los derechos del sujeto
directamente interesado sino también aquellos de los que están implicados en la investigación. Debido a
esto hay quien sugiere que es necesario ampliar la información para fines del consentimiento – junto a la
adquisición del consentimiento individual – también a los que no participan directamente en la investigación pero que podrían ser identificados por los resultados, perteneciendo a la misma familia o al mismo
grupo étnico
3. ¿Quién es el sujeto de la investigación genética? ¿Las familias deben ser consideradas sujetos de investigación o representan sólo conexiones con el sujeto examinado?
¿Con qué título se debe implicar a la
familia con respecto al sujeto al que
se hace el test? Cuando se habla de
consentimiento, ¿el sujeto de investigación es sólo el individuo al que
se le saca la muestra o también los
demás que podrían estar interesados
en los resultados? ¿Hasta qué punto
se pueden utilizar los datos clínicos
del sujeto que participa en la investigación cuando estos se refieren
también a otras personas, que no
han sido puestas al corriente de la
dicha investigación?
Por otro lado, es un hecho que la
implicación del núcleo familiar y
Un caso paradigmático se ha verificado en la Virginia Commonwealth University en los Estados Unidos y sobre el cual ha tomado posición el organismo nacional que controla la seguridad de los sujetos que
participan en los experimentos (Office for Protection from Research OPRR). Se trataba de un estudio
conducido sobre mellizos adultos
con una investigación con miras a
conocer el estado de salud de sus
padres y de otros familiares. El padre de una joven mujer melliza que
participaba en el experimento lee
casualmente el cuestionario enviado
por correo donde se solicitaba indicar patologías de las que eran afligidos sus familiares (depresión, anomalías de los genitales, etc.) y se
preocupa porque considera que di-
chas informaciones constituyen una
amenaza a la privacidad. Por tanto,
denuncia el hecho a la OPRR y a esa
denuncia seguirá la llamada de atención de parte del comité ético que
había aprobado el protocolo de investigación y la suspensión del estudio de parte de la Food and Drug
Administration (FDA). La motivación era la falta de pedido de consentimiento también a los familiares
implicados en la investigación genética.
Como comentario del hecho, se
ha llegado a la conclusión de que los
familiares deben ser considerados
como sujetos de investigación a pleno título y, por tanto, se les debe
proporcionar toda garantía, incluidos la información y el consentimiento.
Aún más, también en tema de familiares, se plantea la cuestión de su
reclutamiento: ¿debe ser contemporáneo o sucesivo al del sujeto interesado? Se considera que la implicación debe ser lo más amplia posible,
pero esto levanta otras interrogantes. Por ejemplo: ¿hasta qué punto
la privacidad médica referida a un
sujeto puede ser protegida frente a
otros familiares que podrían solicitar informaciones personales referentes a dicho sujeto? ¿Hasta qué
punto las presiones de la persona interesada podrían ser tales para condicionar la participación a la investigación de los demás familiares y viceversa?
En algunos casos se trata de una
cuestión cultural y de una mayor o
menor conciencia de que el progreso científico se puede alcanzar sólo
a costo de algunos sacrificios. Para
proteger la voluntariedad de la participación es necesario tener en cuenta cuándo debe ser solicitada por un
investigador y cuando, en cambio,
por otros familiares.
Los riesgos que derivan de la ampliación del estudio añaden también
a otros riesgos de la investigación
genética: riesgos no tanto físicos sino más bien psico-sociales y económicos. ¿Se trata de riesgos aceptables? Y ¿hasta qué punto?
De hecho, los estudios genéticos
podrían dar informaciones capaces
de provocar en los sujetos ansiedad,
confusión, dificultad en las relaciones familiares, consecuencias importantes sobre los contratos de seguros y de empleo. De aquí la necesidad de que los comités éticos pongan particular atención para estar
123
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
seguros que los protocolos de investigación no consideren como daño
mínimo el riesgo psico-social y de
discriminación económica.
La ampliación de los sujetos interesados puede llevar a involucrar
– en la búsqueda genética – a los
menores, cuando obviamente no sean también pacientes. De modo que
en la valoración de la relación riesgos/beneficios, se deberá volver a
comprender la vulnerabilidad del
menor sobre todo en el caso de que
el estudio no comporte un beneficio
inmediato para él. En algunos casos, se hace referencia al hecho de
que se prefiera hacer una encuesta
sobre el menor sólo con el fin de garantizar la tranquilidad a uno de los
padres o a otro adulto que no quiere
someterse. En todo caso, la inclusión del menor se debe hacer, además que por la presencia de comprobados beneficios, sólo después
de los adultos: análogamente a lo
que ocurre en los trial farmacológicos, donde se procede a la fase II y
III con los menores sólo después
que estas dos fases han sido completadas en los adultos. Por consiguiente, el juicio del investigador debería
ser calibrado, teniendo en cuenta la
tutela del menor y de cualquier modo esta debe ser la preocupación primaria también para un comité ético.
4. Contrariamente a lo ocurrido
en otros ámbitos médicos, la genética ha tenido una expansión considerable en términos de conocimiento
pero no de oferta terapéutica. A veces se trata de un conocimiento dramático, o no disponible o claro, o se
pueden hacer sólo razonamientos en
términos de probabilidad a los más
incomprensibles y que pueden desembocar en ansias subjetivas o colectivas que generan también presiones difícilmente controlables.
¿Es preciso comunicar estos datos
al paciente, y si se debe hacer, cómo
y cuando?
Las posiciones no son unívocas:
junto al que propone no revelar los
datos preliminares, hay quien defiende la necesidad de comunicarlos
porque esto podría permitir en algunos casos una acción al menos preventiva. Pero también frente a una
decisión de comunicación, será necesario valorar luego si el sujeto
quiere o no saber: por otro lado, sabemos que precisamente luego de
los estudios genéticos se ha abierto
otra vez el debate sobre el llamado
“derecho de saber” y “derecho de no
saber”.
Desde el punto de vista informativo y comunicativo, la situación se
vuelve aún más compleja en el caso
de que se quieran utilizar elementos
recogidos precedentemente: ¿el sujeto tiene o no derecho a solicitar
que los datos logrados de la muestra
que oportunamente ha donado, sean
eliminados por la misma investigación? En efecto, si es claro el derecho de cada sujeto a retirarse de una
investigación que comporte una ulterior implicación personal, sin embargo es menos clara la existencia
de un derecho a solicitar de que los
datos ya recogidos no sean utilizados. Por esta razón se hace una distinción entre las diferentes situaciones que se pueden presentar:
– Si el empleo de los datos es coherente con la investigación para la
que en su momento el sujeto había
dado su consentimiento, es evidente
que el pedido de no hacer utilizar
sus datos podría alterar la investigación misma, haciendo inútil la participación de los demás sujetos y los
recursos empleados hasta ese momento: por tanto, se puede decir que
dicha solicitud no es legítima;
– Si la investigación que se desea
realizar con muestras almacenadas
es diferente de aquella para la cual
se dio el consentimiento, es necesario que el experimentador obtenga
un nuevo consentimiento del sujeto
y, por tanto, es legítimo que éste
pueda solicitar che su muestra no
sea utilizada o donar la muestra una
vez que se haya vuelto totalmente
anónima. De todos modos, la nueva
investigación con la muestra anónima también debe ser aprobada por
el comité ético;
– Si antes de iniciar la nueva investigación sobre muestras almacenadas no se logra encontrar al sujeto
al que pertenece la muestra para solicitarle su consentimiento, se puede
proceder con la investigación después que se haya hecho anónima la
muestra, salvo que dicha anonimación no vaya contra un posible interés del donador (que podría encontrarse más adelante) o un interés público. También en este caso es necesario proceder luego de la aprobación de parte del Comité ético.
tés éticos hospitalarios, que en la valoración de un protocolo de investigación genética no pueden prescindir del valorar algunos requisitos específicos junto a aquellos comunes
con otras experimentaciones clínicas. A la luz de lo dicho hasta ahora,
se pueden resumir los requisitos del
modo siguiente:
– que la información sobre la naturaleza de la investigación, de la relación entre riesgos/beneficios y de
las alternativas, tenga lugar dentro
de un proceso de counselling que
debe preceder y continuar por toda
la investigación;
– que la información sea clara y
comprensible y tenga presente no
sólo el sujeto, sino también los familiares eventualmente implicados;
– que el consentimiento sea libre
de coerción de naturaleza científica,
médica o de otra autoridad;
– que se respeten las elecciones
del sujeto (o de los sujetos) con
respecto a la conservación u otros
usos del material biológico obtenido de él;
– que se respete la elección del
sujeto (o sujetos) de ser informado o
no sobre los resultados o sobre descubrimientos eventuales y accidentales;
– que se mantenga la plena confidencialidad sobre las informaciones
genéticas logradas y se actúen las
indicaciones para la codificación, el
control de acceso, la planificación
del traslado y conservación de dichas muestras, así como las informaciones derivadas de ellas;
– que haya un continuo control y
monitoreo.
5. Las múltiples problemáticas
éticas planteadas por la investigación genética se han traducido también en indicaciones para los comi-
Profra. MARIA LUISA DI PIETRO
Todo esto tiene como objetivo tutelar a los sujetos de la investigación: pero una forma más de tutela
debe pasar – y de esto el comité ético se debe hacer cargo con su función formativa – a través de la formación de los investigadores. Esto
porque las líneas guía, los códigos
deontológicos y el consentimiento
informado, sono solamente un punto de partida aunque irrenunciable:
la mejor garantía de seguridad para
los sujetos de la investigación está
constituida por la conciencia ética
del investigador, adecuadamente
iluminada.
Profesor Asociado de Bioética,
Universidad Católica del Sagrado Corazón,
Roma
124
EL GENOMA HUMANO
FRANCESCA PASINELLI
4. Genética y sociedad
Los defensores más entusiastas
de la investigación biomédica son
las asociaciones de pacientes, los
mismos pacientes y sus familias. Es
fácil intuir cuáles son las razones:
descubrir que uno es portador o está
afectado por una enfermedad genética, la mayoría de las veces muy
grave e invalidante, significa tener
que afrontar una experiencia dolorosa, vivida a menudo en soledad, y
de la que no es posible sustraerse, al
menos en la situación actual en la
que se encuentran los conocimientos. La perspectiva que se presenta
es la de una enfermedad crónica, de
una discapacidad progresiva y, a veces, de la muerte prematura, a las
que se asiste impotentes. Dado que
las enfermedades genéticas por lo
general son raras si se toman una a
una, los pacientes afectados y sus
familias a menudo están aislados y
por lo general no saben que hay
otras personas en la misma condición y están destinados a la búsqueda extenuante de lugares de asistencia particulares y especializados: un
médico de base puede desarrollar
durante toda la vida su profesión de
manera magistral sin encontrar nunca una enfermedad genética específica y, por tanto, no estar en la capacidad de ofrecer la esperada ayuda.
La razón inicial de estos pacientes de asociarse en organizaciones
que los representen nace de la necesidad de reducir el aislamiento y encontrar un apoyo social y asistencial. De todos modos, contar con la
disponibilidad de un cuidado es la
exigencia más urgente y se coloca
en la investigación la esperanza de
satisfacerla. Es con este objetivo
que las organizaciones de los pacientes promueven colectas de dinero que se destinará a financiar la
investigación. A lo largo de los años
las Charities que se ocupan de investigación biomédica se han convertido en importantes actores en la
escena internacional de la investigación científica. Casi siempre representan a grupos interesados en
determinadas enfermedades y a familias de los pacientes.
En general, la misión de las Charities es realizar una investigación
finalizada a curar, mejorar y prevenir las enfermedades de las que se
ocupan. El peso relativo de su intervención con respecto a las inversiones estatales varía según los países.
En los EE.UU., por ejemplo, representan sólo el 2,5% de la inversión
total en la investigación biomédica,
sea o no a nivel industrial, mientras
que en Gran Bretaña su contribución ha asumido una importancia
creciente hasta igualar la del gobierno1. Se calcula que la financiación
del trabajo que ha originado una publicación científica de hombres de
ciencia británicos, hay que atribuirla
a una Charity en el 33% de las publicaciones provenientes del Reino
Unido en impresión especializada
internacional. También por esto, las
Charities británicas están presentes
en las mesas de las grandes estrategias y son interlocutores privilegiados de los órganos gubernamentales
en materia de investigación.
Dado que el dinero se recoge a
través de campañas dirigidas a un
público indiferenciado y “laico” con
respecto a la investigación financiada, se está volviendo dominante la
capacidad de la sociedad de influir
en las políticas de la investigación.
Se ha pasado de una investigación
esotérica, prerrogativa únicamente
de los expertos y decidida en ámbitos restringidos, a una investigación
influenciada de manera a veces determinante por el agrado del público
y, por tanto, por la capacidad de
quien recoge fondos para saber convencer y ser creíble.
Por estas razones, es muy elevada
la responsabilidad de parte de quien
administra estas Charities, tanto en
términos de una correcta y rigurosa
colocación de los fondos recogidos
como para rendir cuentas de modo
preciso, documentado y sin el sensacionalismo de los resultados logrados.
Seguidamente, presentamos la
experiencia de una Charity italiana,
la Fundación Telethon.
Nació por voluntad de la Unión
Italiana para la Lucha contra la Distrofia Muscular (UILDM). Telethon
es una organización sin finalidad de
lucro que recoge fondos para destinarlos a la investigación contra las
enfermedades neuromusculares y
las demás enfermedades genéticas.
Se conoce sobre todo el acontecimiento televisivo y a menudo se
cree erróneamente que Telethon sea
exclusivamente una maratona televisiva. En cambio, su misión es hacer adelantar la investigación científica hacia el cuidado de la distrofia
muscular y de las demás enfermedades genéticas dando prioridad a
aquellas enfermedades que por su
rareza son dejadas de lado por las
grandes inversiones públicas e industriales, a través de la financiación de excelentes proyectos de investigación y de los mejores investigadores en Italia. Desde su nacimiento que tuvo lugar a fines de
1990 hasta hoy, gracias a los fondos
recogidos, se han invertido en la investigación 208 millones de Euro
para 1450 proyectos, 2 Institutos
(Tigem y HSR-Tiget) y 27 posiciones de Telethon Scientists, 64 bolsas
de estudio y 68 servicios para la investigación.
La promoción de la investigación
de parte de Telethon se dirige principalmente a la Universidad y Centros
de investigación de carácter académico.
Un recorrido ideal para llegar a
curar una enfermedad genética implica varias fases de investigación.
La investigación de base pasa del reconocimiento del defecto - la identificación del gen -, al estudio de la fisiopatología y de su mecanismo de
acción. Y para hacer esto es necesario levantar laboratorios que reproduzcan la enfermedad. Esta investigación aún está muy lejos de ser
aplicada en el paciente, pero es de
fundamental importancia para la
125
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
Fig. 1 - La escala de la investigación
Estudios clínicos
diagnósticos,
de observación
y paliativos
CURA
Estudios clínicos terapéuticos
Acercamientos terapéuticos in vivo
Acercamientos terapéuticos in vitro
Estudios sobre el mecanismo
Identificación génica
ENFERMEDAD
comprensión de la enfermedad y de
puesta a punto de estrategias terapéuticas. Las terapias potenciales
primero son testeadas en el laboratorio y luego en los pacientes mediante la experimentación clínica (fig.1).
Para una visión de conjunto de los
proyectos financiados y con el fin
de efectuar una gestión de la cartera
que vaya en la dirección indicada
por los pacientes fundadores, los
proyectos financiados por Telethon
han sido etiquetados de manera que
se puedan colocar en una de las gradas de la escala de la investigación
(fig. 2). Es interesante notar que a lo
largo de los años la financiación se
ha movido progresivamente de las
gradas más bajas hacia aquellas que
son típicas de la investigación denominada translacional, es decir, la
que tiende a la puesta a punto de
aplicaciones de las terapias en el paciente. Pasar “de la mesa de laboratorio a la cama del paciente” es el
objetivo perseguido por Telethon y
estos datos confortan en la bondad
de la estrategia que, si por un lado
tiende a no transigir con la calidad
de la ciencia, por el otro privilegia
aquellos proyectos que se mueven
en la dirección de la terapia.
Al igual que la mayoría de las
Charities que viven de la colecta de
fondos, también Telethon obra sobre
todo financiando proyectos a través
de subastas competitivas: mediante
estas formas se erogan fondos para
carreras de jóvenes científicos que
no tienen una posición permanente
en Italia y que desean iniciar una investigación propia independiente y
proyectos de investigación de hombres de ciencia que ya trabajan en las
estructuras de investigación públicas o privadas non profit en Italia.
Sin pretensión de perfección, antes
bien con la conciencia de la posibilidad de error, el sistema adoptado para la elección y la valoración de los
proyectos por financiar es el único
considerado fiable a nivel interna-
cional, el que utiliza el “peer
review”. Con este modo de decir en
inglés, se entiende la revisión de los
proyectos efectuada por hombres de
ciencia expertos en la materia para
evaluar que no tengan conflictos de
interés con respecto a quien ha presentado el proyecto. Un proceso de
selección mediante “peer review” es
estructurado de manera que no se
pretenda la absoluta objetividad del
juicio, sino precisamente la minimización del error.
Mediante una subasta competitiva y a través de una valoración cuidadosa se apunta a financiar una investigación excelente, que sea capaz
de competir en la arena internacional de la investigación.
La rendición de cuentas transparente respecto al empleo de fondos y
los resultados logrados es uno de los
puntos de la misión de Telethon: es
obligación de una Fundación medir
y valorar constantemente la utilidad
de las actividades desarrolladas.
Reafirmando que el objetivo principal es la puesta a punto de terapias, la valoración de los resultados
in itinere está ligada a un conjunto
de índices. Los resultados de un trabajo científico se deben comunicar
mediante publicaciones en revistas
especializadas.
Los índices bibliométricos se basan sobre todo en el conteo de las citas de los artículos científicos presentados en otras publicaciones
científicas.
La cita científica, es decir el llamado a un resultado publicado anteriormente, constituye una medida
del impacto que ese resultado ha te-
Fig. 2 - Distribución porcentual de los financiamientos a los proyectos de investigación Telethon en la escala
de la investigación, para los trienios móviles entre 1991 y 2004. Fuente: Centro de Estudios Telethon.
estudios clínicos
diagnósticos
investigación clínica
terapéutica
acercamientos terapéuticos
in vivo
acercamientos terapéuticos
in vitro
estudios del mecanismo
identificación genética
126
nido en la comunidad científica. En
otros términos, tanto más un artículo es citado, mucho más es verosímil que ese artículo haya producido
un efecto en el mundo científico, representando la base para investigaciones posteriores.
Por tanto, para medir correctamente el impacto de un solo artículo, es necesario emplear el citation
index (índice de citación), es decir,
el número de citas obtenidas por ese
trabajo. El cálculo del citation index
se encarga al Institute for Scientific
Information (Thomson ISI, Philadelphia).
Usando el índice de citación como indicador, las publicaciones generadas por financiaciones Telethon
se comportan mejor que las publicaciones generadas en los principales
campos de la biomedicina en Italia,
Europa y globalmente, iguala el dato estadounidense que representa el
estándar más elevado. Este resultado proporciona una indicación muy
importante, es decir: el sistema de
valoración de los proyectos por financiar funciona como aquel que se
espera en la selección de aquellos
realmente excelentes y con óptimas
probabilidades de éxito.
El principal resultado alcanzado
hasta hoy es sin embargo la terapia
EL GENOMA HUMANO
génica efectuada con éxito en 6 niños afectados por una grave inmunodeficiencia congénita (ADASCID). Se trata de la primera intervención en el mundo sobre esta enfermedad y, al mismo tiempo, del
primer protocolo de terapia génica
en la que esta tecnología muy innovativa se demuestre al mismo tiempo eficaz y segura. El protocolo
puesto a punto en el Instituto de Terapia Génica, en Milán, ha sido recientemente indicado por la Food
and Drug Administration estadounidense como el protocolo de referencia para todos los centros que desean
curar esta grave enfermedad génica.
Recientemente la Fundación Telethon ha obtenido de parte de
EMEA, la entidad reguladora europea que es responsable, entre otros,
de las registraciones de los Fármacos Huérfanos, el reconocimiento
de Fármaco Huérfano para la terapia génica del ADA-SCID. El proceso para obtener la registración está en curso. El objetivo es sacar a la
terapia de la fase de investigación y
hacerla accesible a los pacientes en
el ámbito de una asistencia médica
normal, aunque siempre rigurosamente especializada.
La disponibilidad de recorridos
privilegiados para la registración de
fármacos huérfanos, así como la introducción en los programas industriales de desarrollo de productos
como los vectores para la terapia génica, o también la reembolsabilidad
de ciertos tratamientos incluso muy
costosos de parte de los gobiernos,
indudablemente constituye un éxito
de las asociaciones de pacientes.
En todo esto la implicación de la
opinión pública ha sido determinante. Por lo mismo, también es necesario que las Charities que financian la
investigación por cuenta de los pacientes obren a través de una gestión
rigurosa y un proceso de peer review que permitan la obtención de la
excelencia científica: el público que
hace ofertas generosas y los pacientes deben ser confortados por la
convicción de un cuidadoso monitoreo de las actividades y de su continua orientación hacia los objetivos
estratégicos.
Dra. FRANCESCA PASINELLI
Director Científico,
Fundación Telethon,
Milán, Italia
Nota
1
USA: Moses et al., JAMA, 294: 11
(2005); UK: AMRC website (www.amrc.org.uk)
127
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
XAVIER POMES
5. Économía e genética
Quisiera en primer lugar agradecerles en nombre de la Orden de
San Juan de Dios y del mío propio
que hayan querido contar con
nuestra participación en esta XXava Conferencia Internacional, que
a nuestro parecer aborda uno de los
retos más complejos y bonitos que
actualmente tiene la sociedad planteados. Y al mismo tiempo creo
que es de justicia que felicitemos a
la Santa Sede por la valentía de
comprometerse con un tema de
vanguardia tecnológica, por ofrecer un espacio abierto de debate
multidisciplinar y muy especialmente por implicarse, abanderar y
liderar el debate ético-moral alrededor de un tema que genera controversia en algunos foros.
En los días pasados hemos escuchado a científicos que desde sus
ámbitos nos han ilustrado sobre la
complejidad del sistema genético y
de sus manifestaciones patológicas; a teólogos, éticos y hombres
de iglesia y de otras religiones, que
nos han iluminado sobre las implicaciones morales, éticas y pastorales del conocimiento y uso de la información contenida en los genes;
en la jornada de hoy se plantean los
aspectos comúnmente olvidados
por la comunidad científica: el de
la repercusión real de los conocimientos sobre la población real, o
lo que en términos de salud pública
denominaríamos “el paso de la eficacia a la efectividad”. En esta sociedad en la que es casi imposible
mantenerse informado por la extrema velocidad de los acontecimientos, es bueno pues recordar que la
introducción de esta nueva tecnología en la práctica asistencial habitual va a tener consecuencias,
buenas y malas, más allá de lo estrictamente clínico o científico,
más allá de lo sanitario.
Las Transformaciones que la genética inducirá en los campos legal,
social y educativo vendrán de la
mano de las repercusiones econó-
micas que la eclosión de esta nueva
industria pueda generar. Cuando
hablamos de repercusiones económicas, debemos tener presente cuáles serán los impactos positivos y
negativos, pero sin olvidar también
cuáles son las políticas que en base
a esas previsiones deberíamos proponer para que el impacto negativo
sea mínimo y el positivo máximo.
Intentaré, pues, esbozar esos dos
grandes temas: las fuentes de gasto
y apuntar posibles políticas en el
ámbito económico.
La introducción de cualquier
nueva tecnología en el entramado
económico genera habitualmente
sentimientos encontrados: por una
parte están los empresarios que ven
posibilidad o nichos de negocio y
por la otra está la administración
que inicialmente sólo contempla el
sobrecoste que ésta va generar.
Mi primera impresión es que, si
el mercado biotecnológico – entre
el que la genética y la ingeniería
genética destacan – se organiza
adecuadamente, el balance entre
costes y ganancias tiene que ser positivo no sólo económicamente sino también socialmente. Y creo
que las principales fuentes de coste
serán determinadas por el incremento del coste del proceso diagnóstico, el aumento en la prevalencia de la enfermedad y finalmente
también por el incremento del coste del tratamiento.
El incremento en el coste del
diagnóstico parece un fenómeno
claro y lineal, puesto que se va a
añadir una técnica diagnóstica al
arsenal actualmente presente. Sería
razonable pensar que esta técnica
diagnóstica va a sustituir a las ya
existentes por ser más sensible, es
decir, por permitir un mayor grado
de certeza en la presencia o ausencia de la enfermedad en función
del resultado del test.
Sin embargo, ni la lógica sanitaria ni probablemente los estudios
de eficiencia nos darían la razón.
Desde un punto de vista exclusivamente económico, y mientras el
coste de las técnicas genéticas se
mantenga tan alto, lo óptimo es
adoptar estrategias incrementales
en el proceso diagnóstico, utilizando inicialmente aquellas técnicas
que sin ser las de mayor valor predictivo (lo que coloquialmente podríamos llamar más fiables) sí son
las más eficientes (mayor rendimiento a un menor coste). Pensemos en un paciente afecto de una
lesión en el colon: el uso de la Tomografía Computadorizada no ha
sustituido el uso sistemático de la
radiología simple, de la misma manera que si existiera una sonda genética tampoco ésta sustituiría a la
Tomografía.
Igualmente, suponiendo que la
prueba genética nos pudiera certificar la presencia (ausencia) de una
enfermedad no anula la necesidad
de las otras pruebas que permiten
analizar la morfología, extensión o
gravedad de la enfermedad. Siguiendo con el ejemplo del cáncer
de colon, la presencia de material
genético identificable como procedente de células cancerígenas no
eliminará la necesidad de un estudio morfológico y angiográfico.
La segunda fuente tradicional de
coste es el aumento de la prevalencia. La introducción de tecnologías
más sensibles para el diagnóstico
de algunas patologías siempre ha
elevado la tasa de prevalencia de la
condición a estudio y eso parece
también un efecto lógico: como la
prueba es más sensible, se puede
diagnosticar a más gente sin síntomas o con síntomas poco claros.
Parece pues también lógico pensar
que el aumento de la tasa de prevalencia no es gratuito, puesto que
ese nuevo contingente de población va a requerir cuidados sanitarios, en forma de visitas médicas,
pruebas diagnósticas y tratamientos. La observación simple de estos
128
hechos nos puede confundir en
cuanto al aumento de gastos a largo
plazo: si disponemos de un test que
permite avanzarse en el diagnóstico a las técnicas convencionales,
también significa que podremos
intervenir antes en la prevención,
ya sea cuando el individuo no presenta síntomas o estos son incipientes.
Y ya en tercer lugar, suponemos
que la introducción de los tests genéticos en la práctica asistencial va
a encarecer el coste del tratamiento. De la misma forma que con los
procedimientos diagnósticos, podríamos hablar del encarecimiento
del “producto” por el aumento de
la complejidad del mismo. Parece
lógico también. Sin embargo, deberíamos considerar el tratamiento
como algo que va más allá de un
acto médico más o menos circunscrito en el tiempo. Si consideramos
la enfermedad en toda su extensión, desde su aparición hasta su
curación o la muerte del individuo,
veremos que lo que tradicionalmente consideramos el acto médico no acumula sino una pequeña
fracción del coste total de la enfermedad (cost of illness), al que debemos sumar el coste de la rehabilitación, el coste de la baja laboral,
el coste moral (si es que este es
cuantificable de forma fehaciente),
el coste para la familia y la sociedad en su conjunto, el coste de la
discapacidad. Si contemplamos la
enfermedad como un proceso de
largo recorrido y no como un acontecimiento aislado, será más fácil
entender que el coste de un procedimiento en un momento determinado es insignificante con los recursos que ahorra al impedir que
aparezcan futuras complicaciones.
Déjenme que les ilustre un caso
muy relevante: la Farmacogenética. Sabemos que el metabolismo
(la farmacocinética) de algunos
fármacos no es igual en todos los
individuos y eso en parte es debido
a la composición del Citocromo
P450 hepático que está determinado genéticamente. Esta variabilidad en la farmacocinética da lugar
a importantes variabilidades de dosis-respuesta y paralelamente pone
en riesgo la salud de muchos pacientes que siendo “metabolizadores lentos” reciben dosis estándares
de medicamento pero están siendo
tratados con dosis potencialmente
EL GENOMA HUMANO
tóxicas para ellos. Luego, el conocimiento de la genómica nos permite ajustar la dosis al individuo
haciendo que el tratamiento sea
más eficiente, más seguro y que reduzcamos en consecuencia la probabilidad de complicaciones futuras por tratamientos erróneos.
Por tanto, creo que el mensaje
que habría que transmitir en cuanto
al aumento de los costes por la aparición de la tecnología está claro:
sí, es cierto que inicialmente los
costes pueden aumentar, pero a
medio y largo plazo creo que la ingeniería genética nos abre un importante abanico de posibilidades,
siempre y cuando sepamos utilizarlo de una forma racional y eficiente. El problema, como siem-
pre, no es si cuesta más, sino cuánto más voy a conseguir pagando un
poco más. En el caso de las técnicas genéticas el sobrecoste es conocido o estimable y lo que debemos establecer claramente es la
efectividad de estos tests, su capacidad para modificar sensiblemente el curso de la enfermedad. ¡Saber que uno está predispuesto a padecer de un mal sólo aporta angustia si nada podemos hacer para modificar su curso!
No debemos sin embargo quedarnos sólo con ese mensaje relativamente optimista, puesto que la
eficiencia de las tecnologías no va
a resolver otro problema, quizá el
problema principal, el del acceso a
estas pruebas y de la generalización del uso de las mismas. Desde
nuestro punto de vista el mayor
riesgo que plantea la genética a nivel económico (y por tanto social)
es el de la inequidad de acceso, es
decir que como en muchas otras
ocasiones los menos pudientes no
tengan acceso a estas tecnologías
o, dicho más crudamente, que los
más necesitados sigan sin poder
beneficiarse de la potencialidad de
esta industria.
Y es que no podemos olvidar
que hasta el momento actual una
parte nada despreciable de la investigación que ha permitido desarrollar esta industria se ha financiado con capital privado y mentalidad de negocio, por lo que se han
buscado y conseguido patentes para los distintos productos derivados
de la investigación. El absurdo parece superior si tenemos en cuenta
que se han patentado secuencias de
ADN sin significado aparente o genes sin función conocida, por si
acaso algún día se conoce la función de los mismos.
La patente, ideada como un método para garantizar el retorno de la
inversión al empresario y como
método para estimular la investigación y desarrollo de nuevos productos, va asociado en este caso a
unos precios abusivos, monopolísticos. Siguiendo una lógica empresarial, estos precios se sitúan por
encima del precio óptimo, que además se hubiera establecido tomando de referencia el nivel de renta de
los países desarrollados, por lo que
ya inmediatamente excluye a la
mayoría de la población de todos
los países de renta media o baja.
La respuesta desde el punto de
vista de regulación del mercado no
es sencilla. En primer lugar, parecería sensato no otorgar derechos
de propiedad (patentes) a aquellas
secuencias genéticas que carecen
de función conocida. El riesgo,
amén de ir contra todo instinto moral, sería caer en lo que algunos,
parafraseando a Garret Hardin1,
han denominado “la tragedia de los
anticomunes”, en la que la proliferación de derechos de propiedad
sobre las partes de lugar a potentes
desincentivos para el uso de los
mismos en conjunto. Es decir, si
para desarrollar una tecnología debo cargar con el sobrecoste de infinidad de pequeñas patentes, es probable que nunca busque desarrollar
esa tecnología.
Un segundo punto para reducir
el impacto de las patentes sería implicar a las administraciones en los
proyectos de investigación. El
ejemplo más claro de esto fue la
unión de esfuerzos entre la industria privada y las administraciones
europeas y norteamericanas en el
Proyecto del Genoma Humano. De
129
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
la misma forma que entonces se redujeron los costes implicando a investigadores públicos y privados,
debería facilitarse la capacidad de
los centros de investigación públicos (esencialmente los centros universitarios) para hacer uniones con
la industria privada, de manera que
los resultados de la investigación
se pudieran comercializar no a precio monopolístico sino a precio de
mercado.
Otras alternativas de lucha contra el monopolio de las patentes pasarían porque las administraciones
de forma unida compraran los derechos de la patente para poder utilizar el producto, o al menos parte
del beneficio supuesto por el inversor privado para que se comercialice a un precio más cercano al óptimo. Respuestas como la de algún
gobierno autorizando a su ministro
de Sanidad a obligar a las compañías a vender sus derechos “a precios razonables” parecen poco sensatas desde el punto de vista empresarial y en el marco de un necesario entendimiento mutuo y de colaboración.
Contra el monopolio, las administraciones deben desregular el
mercado para facilitar a los pequeños inversores a entrar en el mercado y contestar al monopolio, u
ofrecer beneficios fiscales a aquellas industrias de pequeño tamaño
que inviertan en el campo biotecnológico. Igualmente ofrecer beneficios fiscales a aquellos que inviertan en investigación o que no
adopten posturas monopolísticas.
Habría que facilitar también las fusiones y adquisiciones de compañías de pequeño tamaño hasta que
adquieran un volumen suficiente
para ser rentables y poder sufragar
los costes de la investigación y el
desarrollo de material biotecnológico. Igualmente se puede reducir
la burocracia que enlentece (encarece) el proceso de licencia de los
desarrollos de la industria, o facilitar el acceso de estos productos al
mercado, reduciendo costes para el
promotor.
Desde el punto de vista administrativo existen como vemos medidas a adoptar para evitar la inequidad debida al coste del producto,
pero no podemos olvidar que el
primer temor que ha generado la
información genética es la inequidad horizontal, en la que los indi-
viduos temen ser estigmatizados
por ser portadores de una enfermedad potencial.
Los reguladores, de la misma
forma que deben evitar precios por
encima de su coste, deben impedir
el mal-uso de la información contenida en cada una de nuestras células. Existe un riesgo real de uso
inadecuado del material genético,
especialmente en aquellos países
en los que el sistema sanitario público es débil o sustentado por un
potente sector asegurador. El caso
de los EEUU es muy revelador: en
dos ocasiones, el Congreso ha desarrollado legislación que prohibía
discriminación en función de los
resultados de los tests genéticos,
pero esas leyes, quizá por el denso
entramado de intereses, no han superado las votaciones en el Senado.
En Europa la tendencia ha sido distinta, siendo las empresas aseguradoras las que han adoptado, con
distintos criterios, códigos internos
para evitar el uso de esta información.
La equidad real es acaso la batalla más importante que está por dirimir. Si no conseguimos que el acceso a los tests genéticos sea generalizado y no-restringido, corremos
el riesgo de crear de nuevo una tecnología para la elite, un nuevo mecanismo para que ésta se auto-perpetúe en su posición, más teniendo
en cuenta que actualmente sólo
disponemos de tecnología genética
que nos indica riesgos y nos permite predicciones para las que la disponibilidad a pagar de las clases
menos pudientes es mínima o nula.
Ante todo ello, la Iglesia no puede ni debe quedar al margen de este proceso. Aunque es cierto que su
poder legislador es limitado, eso no
la exime de sus responsabilidades,
¡y mucho menos de su misión de
forjar individuos moralmente capaces y libres! La Iglesia debe
aprovechar su inmensa fuerza moral y de movilización para demandar una investigación ética, es decir, que no sirva para discriminar
sino para integrar o prevenir. Igualmente debe fomentar el debate y
acercar la nueva tecnología a todos, para que de manera uniforme
se reclame su uso y su generalización, siendo el altavoz de los marginados y el incordio de los abusivos.
No puede la Iglesia tampoco dejar de involucrar en este proceso a
las Universidades católicas, en las
que se debe priorizar la investigación de las técnicas genéticas que
posteriormente tengan un mayor
impacto a nivel poblacional, es decir que resulten más eficientes desde un punto de vista social aunque
individualmente sólo consigan beneficios mínimos.
Finalmente, a nuestro parecer la
Iglesia debe también tomar partido
denunciando las inequidades que
las nuevas tecnologías hagan aflorar y mediar para impulsar soluciones convenidas -entre industria y
administración- que sean más favorables para los socialmente menos afortunados. En los países de
renta media o baja, debe abanderar
el discurso de la equidad para que
los gobiernos destinen parte de sus
escasos recursos en aquellos programas de prevención genéticamente determinados que se demuestren eficientes y colaborar
con las administraciones para implementar políticas agrícolas y/o
veterinarias que tengan en cuenta
los avances de la genética.
Poco después de dar a conocer la
estructura de doble helicoide de la
que acabamos de celebrar el cincuenta aniversario, Watson y Crick
decían: “No se nos escapa el hecho
de que los pares que acabamos de
postular sugieren inmediatamente
un posible mecanismo de copia del
material genético”2. Ahora que sabemos que su uso generalizado y
eficiente no puede más que traernos beneficios para todos, podríamos decir que “no se nos escapa
que el desarrollo de la genética sugiere la posibilidad de nueva fractura entre ricos y pobres”. Que eso
ocurra dependerá en parte de nuestras voluntades, nuestras posibilidades y nuestras acciones futuras.
Dr. XAVIER POMÉS
Director de Planificación, Asistencia
y Cooperación Internacional,
Hermanos de San Juan de Dios,
Provincia de Aragona, España.
Notas
1
HARDIN G, The Tragedy of Commons, en
Science (1968): 162; 1243-1248
2
“It has not escaped our notice that the
specific pairing we have postulated immediately suggests a possible copying mechanism
for the genetic material”.
130
EL GENOMA HUMANO
FRANCISCO DE LLANOS PEÑA
6. Formación y puesta al día del agente
de pastoral en el campo de la genética
Como iglesia en el mundo
Como iglesia en el mundo, el
agente de pastoral existe para
evangelizar; y los agentes de pastoral de la salud, particularmente, están llamados a desarrollar la acción
humanizadora y liberadora del
Reino de Dios allí donde el ser humano se revela más vulnerable en
su dialéctica de salud-enfermedad,
en su experiencia de dolor y en los
procesos vitales del nacimiento,
del envejecimiento y de la muerte.
Son los hechos fuertes de la existencia humana en que las personas
solemos plantearnos las cuestiones
últimas en torno a la vida misma, y
que a todos nos afectan y nos interpelan.
Garantía evangelizadora
En su afán pastoral, acorde con
los tiempos que nos ha tocado vivir
y con las cuestiones nuevas que hemos de afrontar, el Papa Juan Pablo
II requería de los agentes de pastoral un proceso de formación continuada que les ayudara a ser garantes de una evangelización humanizadora y liberadora en este mundo
de la salud y la enfermedad.
En el campo sanitario
La Iglesia, mediante su acción
asistencial y pastoral, sigue proclamando también hoy el evangelio
de la vida; y en el ámbito concreto
de la sanidad, la Iglesia “siente la
necesidad de profundizar en todo
posible conocimiento al servicio de
la vida para que, allí donde la técnica no sea capaz de dar respuestas
exhaustivas, pueda manifestarse la
ley de la caridad”1. Ahora bien, eso
exige que todas las personas comprometidas de alguna forma con la
pastoral dentro del mundo sanitario, bien sean profesionales de la
salud, bien sean cuidadores de enfermos, o investigadores y científicos de la vida “deben formarse
adecuadamente en el campo de la
moral y en el de la bioética para
que quede de manifiesto que la
ciencia y la técnica, puestas al servicio de la persona humana y de
sus derechos fundamentales, contribuyen al bien integral del ser humano y a la realización del proyecto divino de salvación”2.
Sobre las cuestiones vitales
En tal sentido, los agentes de
pastoral que se sienten llamados a
desarrollar la acción evangelizadora en el mundo están dispuestos a
empeñarse en esta tarea con toda
su buena voluntad y con toda su fe;
si bien, son conscientes de que, hoy
día, su “buena voluntad” no es suficiente, aunque ésta sea iluminada
por la fe. Sienten la necesidad de
una formación cada vez más completa y específica respecto a las
cuestiones vitales que afectan a las
personas en general, y junto a las
cuales han de ejercer su misión.
Urge, pues, el deber de responder a
una necesidad formativa cuya finalidad sea, no sólo acrecentar y
compartir la fe, sino lograr también
que nuestra acción pastoral junto a
estas personas resulte plenamente
eficaz.
La cuestión genética,
marco referencial
Respecto al campo de la genética que ahora nos ocupa, somos
conscientes que la secuenciación
del genoma, y del genoma humano
en particular, ha suscitado grandes
expectativas sociales. Las grandes
cuestiones de la manipulación genética con vistas a la curación y
prevención de enfermedades, de la
investigación con respecto al eugenismo en todas sus posibilidades,
las del comienzo de la vida humana y de la reproducción asistida y
el de establecer el valor de la existencia humana en virtud de las características genéticas, entre otras,
han desbordado la capacidad de los
agentes de pastoral a la hora de desarrollar la evangelización en el
medio sanitario. Estos suelen encontrarse desprovistos de respuesta
y de capacidad de diálogo por falta
de conocimiento en este campo de
la genética; y así, se sienten incapaces de ofrecer una visión ayudadora sobre dichas cuestiones desde
su condición de creyentes. Y son
esas cuestiones, y otras relacionadas con ellas, las que constituyen
precisamente el marco referencial,
en el que los agentes de pastoral
han de desempeñar en buena medida la acción evangelizadora. De ahí
que la formación venga urgida por
la necesidad de situarnos más adecuadamente dentro de ese marco
referencial, conociéndolo mejor,
clarificando nuestra identidad y
misión; y así poder ayudar con coherencia pastoral.
Bondad del progreso científico
sobre el genoma humano
Juan Pablo II nos adelantó en su
día que “algunos progresos científicos, como los relacionados con el
genoma humano, honran la razón
del hombre, llamado a ser señor de
la creación, y honran al Creador,
fuente de toda vida… Si bien, toda
intervención en el genoma debe realizarse con un respeto absoluto
del carácter específico de la especie humana, de la vocación trascendental de todo ser humano y de
131
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
su dignidad incomparable. El genoma constituye la identidad biológica de cada persona. Más aún expresa una parte de la condición humana de la persona, a quien Dios
amó por sí misma gracias a la misión confiada a sus padres”3.
En línea con lo referido por Juan
Pablo II, el profesor Angelo Serra
comentaba hace años, por ejemplo,
sobre la ingeniería genética que
“La ingeniería genética es una demostración evidente de las capacidades de la inteligencia de las que
Dios ha querido hacer partícipe al
hombre. La iglesia católica – de-
usarlos para el bien del hombre. El
pensamiento católico no minusvalora ninguna de las ventajas y de
los riesgos que la ingeniería genética comporta”4.
Una cultura de la salud
más humana mediante
la formación en genética
La fidelidad al evangelio de la
salud por parte de los agentes de
pastoral incluye la promoción de
una cultura de la salud más humana. Una cultura que respete y reconozca efectivamente la dignidad y
los derechos de todas las personas,
que ilumine positivamente asuntos
tan importantes como la defensa,
el cuidado y la calidad de la vida
humana, sobre todo cuando la nueva tecnología está incrementando
los conflictos morales en torno al
origen, al final y a las etapas intermedias de la misma.
Consecuentemente, es necesario
que los agentes de pastoral reciban
una formación en el campo de la
genética y tengan una puesta al día
sobre las cuestiones más elementales que afectan a nuestro comportamiento con respecto al inicio y desarrollo de la vida humana, con
respecto a la manipulación genética y a la investigación en terapia
génica.
Descriptores formativos básicos
claraba – nunca ha demonizado la
investigación que apunta a descubrir y emplear los genes (o sea informaciones codificadas que gobiernan todo el desarrollo y el funcionamiento del organismo) por fines buenos, como el de vencer enfermedades. El “sí” a la ingeniería
genética tiene sin embargo una
condición precisa: la ciencia y la
tecnología, una vez descubiertos
los secretos de la naturaleza, deben
1. La “puesta al día” de los agentes de pastoral en el campo de la
genética debe iniciarse en torno al
concepto mismo de genoma. Saber
que nos estamos refiriendo al conjunto de genes que especifican todos los caracteres potencialmente
expresables de un organismo, bien
sean externos (exofenotipo) o internos (endofenotipo). En el caso
de la especie humana (organismo
eucarionte) hay una proporción de
ADN que no codifica para gen alguno y, por ello, su significado es
desconocido en muchos casos.
Saber que el mensaje genético
contenido en el ADN consiste en la
secuencia de sus cuatro bases nitrogenadas (adenina, citosina, guanina y timina) de manera que tal
secuencia determinará, a través de
los procesos de transcripción y traducción, la secuencia de aminoáci-
dos (20) y, por tanto, la especificidad funcional de la proteína que
codifica y dará lugar a cada uno de
los individuos genéticamente irrepetibles5.
Y junto al elemental conocimiento que pueda adquirir sobre
esta parte de la Genética, conocida
hoy como Genómica por tratar de
la disección molecular del genoma
de los organismos, la formación
deberá centrarse en el genoma humano como tal; no tanto por conocer su secuenciación, cuanto por
tener presente las consecuencias
– las consecuencias buenas – que
pueden originarse para la humanidad; pues los resultados del Proyecto Genoma Humano nos están
abriendo las puertas a la Medicina
Genómica, a la Farmacogenómica,
al desarrollo de la Genética Clínica
y del asesoramiento genético. La
importancia de la formación en este campo de la genética radica en la
repercusión de sus logros tanto en
la diagnosis, prognosis y terapia
clínica, como la relación médicopaciente, ámbito propicio de la acción pastoral.
2. Especial interés ha suscitado
en el campo de la genética la Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y
los Derechos Humanos de 1997, y
cuyo gran catalizador fue el entonces Director, profesor Federico
Mayor Zaragoza, presente hoy entre nosotros. Esta Declaración debe ser conocida también por los
agentes de pastoral que desarrollan
la acción evangelizadora en el marco referencial de los problemas en
torno al inicio de la vida y la manipulación genética; pues es en dicho
documento se abordan las cuestiones en relación a la dignidad humana y el genoma humano, las condiciones en el ejercicio de la actividad científica, la solidaridad y cooperación internacional, el fomento
de los principios que sostienen la
Declaración misma y su aplicación. Son cuestiones que, aunque
redactadas en términos generales,
implican una toma de conciencia
universal de la necesidad de una reflexión ética sobre la ciencia y la
tecnología. Se trata de una “toma
de conciencia” universal que hemos de compartir los agentes de
pastoral de la salud llamados a ser
“iglesia en el mundo”. El mérito de
132
la Declaración, por una parte, en
palabras del profesor Mayor Zaragoza, radica “en el equilibrio que
establece entre la garantía del respeto de los derechos y libertades
fundamentales y la necesidad de
garantizar la libertad de la investigación”; y por otra, la Declaración
nos provoca a la reflexión, a la discusión y profundización de los problemas humanos en el campo de la
genética.
Además de este importante documento de la UNESCO, la formación del agente de pastoral debe
implementarse con los documentos
emanados del Comité Consultivo
de Investigaciones Sanitarias sobre
Genómica y Salud Mundial de la
OMS, así como con el último Informe de la Secretaría de la OMS
(21 de abril de 2005) referido al
“Control de las enfermedades genéticas”.
3. Asunto ineludible en la formación de los agentes de pastoral de
la salud es conocer y difundir con
fidelidad y precisión el pensamiento de la Iglesia respecto de los hechos que están sucediendo y pueden suceder en el campo de la genética. En tal sentido, es muy iluminador el Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la Asamblea
Plenaria de la Academia Pontificia
para la Vida en febrero de 1998.
En tal ocasión, S.S. Juan Pablo II
decía: “Siento el deber de expresar
aquí mi preocupación por la creación de un clima cultural que favorece la orientación del diagnóstico
prenatal en una dirección que ya no
es la de la terapia, para una mejor
acogida de la vida del niño por nacer, sino más bien la de la discriminación de los que no resulten sanos
en el examen prenatal. En el momento actual existe una gran desproporción entre las posibilidades
de diagnóstico, que están en fase
de expansión progresiva, y las escasas posibilidades terapéuticas:
este hecho plantea graves problemas éticos a las familias, que necesitan ser sostenidas en la acogida
de la vida naciente, incluso cuando
esté afectada por algún defecto o
malformación”. Y con más precisión aún añadía: “Es obligatorio
denunciar la aparición y la difusión
de un nuevo eugenismo selectivo,
que suprime embriones y fetos
afectados por alguna enfermedad.
EL GENOMA HUMANO
Para esa selección, a veces se recurre a teorías infundadas sobre la diferencia antropológica y ética de
los diversos grados de desarrollo
de la vida prenatal: la así llamada
«gradualidad de la humanización
del feto». Otras veces se recurre a
una concepción equivocada de la
calidad de la vida, que, según se dice, debería prevalecer sobre su carácter sagrado. A este propósito, es
preciso exigir que el sujeto de los
derechos proclamados por las convenciones y declaraciones internacionales sobre la tutela del genoma
humano y, en general, sobre el derecho a la vida, sea todo ser humano ya desde el momento de la fecundación, sin discriminaciones,
ya sea que dichas discriminaciones
se relacionen con imperfecciones
genéticas o con defectos físicos, ya
sea que se refieran a los diversos
períodos de desarrollo del ser humano”.
Asimismo, es de capital importancia conocer los trabajos elaborados por la misma IV Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida y, particularmente, el
contenido de su Comunicado Final
que podemos considerar como criterio orientador en el quehacer de
los agentes de pastoral en el campo
de la genética.
Y en este mismo contexto de las
aportaciones de la Iglesia para la
formación de los agentes de pastoral hemos de incluir las Observaciones de la S. C. (París,11-noviembre-1997) sobre la “Declaración Universal sobre el Genoma
Humano y los Derechos Humanos”, donde se matizan cuestiones
como las del consentimiento informado, la utilización de los resultados de un examen genético, la objeción de conciencia de los investigadores y agentes sanitarios, el rechazo de la clonación y las no referencias al embrión ni al feto en dicha Declaración.
4. Junto a los descriptores objetivos que podamos añadir a la formación en genética, es importante
que los agentes de pastoral asuman
una actitud exigible: la del reconocimiento de la bondad que conlleva
el progreso científico relacionado
con el genoma humano. Si bien, en
lo que concierne a las intervenciones en la secuenciación del genoma, los agentes de pastoral han de
tener muy presente que dichas intervenciones deberán realizarse
con un respeto absoluto al carácter
específico de la especie humana,
de la vocación trascendental de todo ser humano y de su incomparable dignidad.
Para los agentes de pastoral debe
ser incontestable, además, que el
hecho de conocer el mapa genético
no nos permite reducir la persona a
su patrimonio génico y a las posibles alteraciones inscritas en él. El
ser humano como tal sobrepasa el
conjunto de sus características biológicas; pues, es una unidad fundamental, en la que el aspecto biológico no se puede separar de la dimensión espiritual, familiar y social, sin correr el riesgo grave de
suprimir lo que constituye la naturaleza misma de la persona y convertirla en un simple objeto de análisis. Es la persona humana, precisamente, la que por su naturaleza y
singularidad, es la norma de toda
investigación científica.
Y en lo que respecta a la dignidad del genoma humano, es necesario que los agentes de pastoral
tengan claro el fundamento de la
misma. El artículo 1º de la Declaración de la UNESCO que dice:
“El genoma humano es la base de
la unidad fundamental de todos los
miembros de la familia humana y
del reconocimiento de su dignidad
y diversidad intrínsecas” puede dar
a entender que el fundamento de la
dignidad del ser humano sea el genoma en cuanto tal; cuando, en realidad, es al revés, es precisamente
la dignidad del ser humano lo que
le da valor al genoma y, por ello,
éste debe ser protegido. La dignidad que confiere valor al genoma
tiene su fundamento en aquello que
distingue al ser humano del resto
de los organismos vivientes: un sujeto dotado de libertad, sujeto de
razonamiento y diálogo, capaz de
pensar, sentir y elegir. Por ello, debe ser considerado como un fin en
sí mismo y nunca como un medio.
En tal sentido, es nuestra misma fe
la que nos permite descubrir el fundamento de la dignidad del ser humano y, por ende, el fundamento
de la dignidad del genoma humano, al haber sido creado aquel a
imagen y semejanza de Dios. “Y
puesto que el hombre no tiene o
posee un genoma, sino que es su
propio genoma, de la misma mane-
133
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
ra que decimos que no posee un
cuerpo, sino que es su propio cuerpo, es la dignidad del ser humano
la que le confiere su dignidad al genoma”6.
5. Otra importante actitud exigible a los agentes de pastoral es la
de reconocer el sentido de responsabilidad de cuantas personas proceden a la investigación y a la reflexión sobre los nuevos datos
ofrecidos en los progresos genéticos y genómicos con vistas al mejor bien de las personas y a una mejora de la salud humana. Dicha actitud es exigible previamente y absolutamente a cuantos se empeñan
en estos progresos científicos para
el bien de todos los seres humanos;
pues, el manejo de un material estrictamente humano referido a las
graves cuestiones del estatuto de
las células embrionarias y a la utilización de las células madre embrionarias exige absolutamente
que todos los abordemos con la
máxima responsabilidad. La res-
ponsabilidad nos obliga a tener en
cuenta los hechos, las consecuencias concretas de nuestras acciones
y de nuestras interpretaciones.
Esta exigencia de responsabilidad se agrava cuando se trata de
definir la constitución de un nuevo
organismo o de un nuevo ser humano, o cuando se trata de privar
de futuro a unas realidades biológicas determinadas como son los zigotos que se destruyen.
Y en lo que respecta a la consideración del estatuto humano del
embrión, es obvio que nuestra sociedad está claramente dividida.
Las razones esgrimidas por quienes piensan que el zigoto no es una
realidad humana en acto aportan
una lógica argumental no menor de
la que aportan los que la afirman.
Por ello, es conveniente que los
agentes de pastoral reconozcamos
la índole de responsabilidad desde
la que se generan estas razones; sobre todo cuando se trata de definir
el período constituyente. Entonces,
sin renunciar a nuestras propias ra-
zones, sin renunciar a nuestras propias convicciones y creencias
–siempre de gran valor- estemos
abiertos a considerar los otros argumentos apoyados en hechos, en
interpretaciones y construidos desde la responsabilidad.
Prof. FRANCISCO DE LLANOS
PEÑA, C.O.
Profesor Titular de Legislación y Ética
E. U. Ciencias de la Salud
Universidad de Sevilla España.
Notas
1
JUAN PABLO II, Carta apostólica, Motu
proprio “Vitae Mysterium”, n. 2
2
Ibid., n.3
3
Cfr. Discurso a la Academia Pontificia de
Ciencias, en L’Osservatore Romano 4/11/94,
p. 20, nn. 3-4
4
SERRA, A., en Zenit, 3/5/2000
5
LACADENA, J-R., Genética y bioética,
Desclèe de Brouwer y U.P. Comillas, Madrid
2002, pp. 275-276
6
NUÑEZ DE CASTRO, I., Reflexiones éticas
en torno a la declaración universal sobre el
genoma humano, en “La moral cristiana como
propuesta”, ed. San Pablo, Madrid 2004, pp.
477-510
134
EL GENOMA HUMANO
MAURIZIO PIETRO FAGGIONI
7. Etica del counselling genético
La ampliación de los conocimientos científicos en campo genético y
las nuevas posibilidades diagnósticas plantean el problema de poner a
las personas – individualmente o en
parejas – en condiciones de conocer
si existen indicaciones para efectuar
test genéticos en sí mismos y en sus
hijos y, una vez realizado un diagnóstico, requieren que se ayude a los
interesados a comprender el sentido
y el grado de fiabilidad del mismo,
de informarles sobre eventuales terapias y poner en claro eventuales
riesgos vinculados con sus elecciones reproductivas.
Acompañar a las personas en este
ámbito tan delicado y complejo es
precisamente la tarea del counselling genético. La tipología muy variada de las posibles situaciones permite proporcionar únicamente un
cuadro general y sintético de los
principales aspectos éticos del counselling genético.
Counselling prematrimonial
La primera tipología fundamental
la encontramos en el counselling
prematrimonial. En efecto, existe la
posibilidad de identificar a los portadores asintomáticos de rasgos patológicos antes de que sean transmitidos a la prole. Los sujetos o las parejas con riesgo de enfermedad genética son estudiados desde el punto de
vista de la anamnesis familiar (counselling retrospectivo) y de su estado
actual (counselling prospéctico).
Una vez hecho el diagnóstico es tarea del counselling informar a los
interesados acerca de la naturaleza
de la patología de la que son portadores y de los riesgos que corre la
prole.
La exigencia ética fundamental en
el counselling es la verdad. Pero no
se trata de una verdad puramente
científica, una verdad fría o despegada, porque esta verdad puede realmente revolucionar la existencia de
una persona o de un grupo familiar.
Es una verdad humana, que se debe
comunicar en el contexto de un diálogo inspirado en la confianza, lealtad y sinceridad, capaz de respetar
los tiempos y las reactividades propias de cada uno. Crear alarmismos
excesivos o minimizar riesgos objetivos son actitudes inaceptables y no
brindan un buen servicio a las personas.
Además, es delicado el aspecto
del counselling en lo que se refiere a
las elecciones reproductivas. En
nuestro contexto cultural pluralista y
relativista se insiste mucho sobre la
neutralidad axiológica (“value neutrality”) del counselling. Obviamente, la tarea del conselling no es lograr una u otra elección, sino llevar a
la pareja a considerar el riesgo concreto de transmitir una enfermedad
genética y ser consciente de las consecuencias de sus elecciones sobre
la prole y sobre sí mismos. Pero si la
no-directividad responde a las exigencias del respeto de la libertad de
los pacientes, por otro lado el counselling no directo a menudo no se revela totalmente adecuado a ayudar a
las personas portadoras de enfermedades genéticas para afrontar ciertas
elecciones más difíciles. Se demuestra útil el counselling educacional
que prevé una intervención más activa de los consejeros que buscan ayudar a la pareja a focalizar con precisión las razones que llevan a determinadas elecciones durante el embarazo y a identificar el significado
existencial de los varios tipos de
elección: de la simple información
neutral se pasa aquí a una aclaración
de los valores del paciente. A la luz
de sus valores existenciales, la pareja puede darse cuenta si subestima la
gravedad del riesgo, si han sido seriamente consideradas las responsabilidades que derivan de la procreacción de un hijo enfermo, si existe la
voluntad de aceptar y la determinación de ocuparse del niño
De todos modos, ninguno tiene el
derecho de sustituirse a la conciencia de la pareja ni de hacer presiones
para tomar una decisión tan personal, aunque no raramente se verifican intromisiones indebidas de parte
de sanitarios que, en caso de diagnóstico positivo de una enfermedad
transmisible, sugieren mediante
consejos tan apremiantes, que limitan con el terrorismo psicológico,
evitar de manera absoluta el embarazo. En muchos países un antiguo paternalismo médico, difícil de erradicar, y un impulso eugenista muy difundido llevan a no pocos sanitarios
a invadir con las llamadas indicaciones médicas lo que debería ser el
campo de la elección informada y libre de la pareja. En sede de counselling el tema de la responsabilidad
social para prevenir la difusión de
enfermedades genéticamente transmitidas puede caer en conflicto con
las ponderadas motivaciones de la
pareja a favor de la procreación, y la
auténtica neutralidad se puede transformar en directividad inspirada en
eugenismo, a menudo inconsciente
o velado.
Por el momento, el diagnóstico
pre matrimonial y la renuncia a procrear representa la única posibilidad
éticamente aceptable para evitar la
transmisión de enfermedades genéticas no susceptibles de terapia. En
efecto, parece que responde mejor a
una visión de responsabilidad hacia
la vida la orientación a desaconsejar
transmitir la vida cuando existen serios riesgos de que venga a la luz
una criatura gravemente lesionada
en su integridad física o psíquica.
Sin embargo, esta orientación tendencialmente negativa no se traduce
en una prohibición: sigue siendo íntegro para cada pareja el derecho de
decidir la procreación asumiéndose
conscientemente sus responsabilidades, y una elección en este sentido
debe ser respetada también en la
práctica garantizando toda la ayuda
necesaria a la pareja y al concebido.
Sustancialmente, ésta fue la enseñanza que el Papa Pío XII formuló
en los años 50: “Ciertamente existe
una razón y en la mayoría de los ca-
135
DOLENTIUM HOMINUM N. 61-2006
sos el deber de advertir a los que seguramente son portadores de graves
enfermedades hereditarias cuál es el
peso que están por imponer a sí mismos, al partner y a su descendencia.
Quizás este peso podría ser insoportable. Pero aconsejar no es prohibir.
Pueden haber razones, sobre todo
morales y de orden personal, de mucha importancia que autorizan contraer y vivir el matrimonio también
en estas circunstancias”1.
Finalmente, si es verdad que efectuar los test prematrimoniales y preconcepcionales responde a un sentido de responsabilidad hacia la vida,
también hay que subrayar que estos
test no se pueden imponer por ley ni
deben ser considerados obligatorios
desde el punto de vista moral. Será
tarea de los órganos que se dedican a
las políticas sanitarias tratar de sensibilizar a los jóvenes, sobre todo en
los contextos y en los ambientes con
riesgo de determinadas patologías
genéticas.
2. Counselling en el
diagnóstico prenatal
El segundo capítulo importante se
refiere al diagnóstico prenatal, tanto
durante el embarazo, como antes de
la implantación en las técnicas de fecundación in vitro2.
El diagnóstico prenatal es un acto
médico que no puede ser considerado solamente con el objetivo de aliviar el ansia de los padres, sino que
se debe efectuar solamente si existen
indicaciones precisas verificadas
mediante un counselling preventivo
y codificadas en la literatura internacional. Lamentablemente, la fuerte
presión de los mass media, el deseo
secreto de tener un hijo perfecto y la
creciente disponibilidad de test genéticos para enfermedades incluso
muy raras, está haciendo aumentar
más allá de todo límite prudencial, la
solicitud de este tipo de diagnóstico.
Dado el gran número de enfermedades hereditarias, el counselling debe
ante todo romper la ilusión de la
gente de poder verificar la existencia
de cualquier enfermedad genética en
el nascituro y transmitir la persuación de que la ausencia de algunas
patologías para las cuales el feto ha
sido examinado no permite afirmar
con absoluta certidumbre de que sea
“sano”.
En la perspectiva de un diagnóstico prenatal, el consultor debe tener
presente también los riesgos que
pueden encontrar la mamá y el niño
y, sobre todo, el riesgo de aborto espontaneo ligado con las técnicas invasivas, como la amniocentesis y el
muestreo de vellocidades coriónicas-MVC, riesgo que es mucho mayor cuanto más se anticipa dicho
examen. Al respecto, la Instrucción
Donum vitae afirma que “el diagnóstico es lícito si los métodos que
se emplean, con el consentimiento
de los padres adecuadamente informados, salvaguardan la vida y la integridad del embrión y de su madre,
sin hacerles correr riesgos desproporcionados”3. De acuerdo con el
principio de proporcionalidad, será
necesario recorrer al diagnóstico invasivo sólo en caso de verdadera indicación médica y después de establecer que el riesgo espontáneo está
balanceado por adecuados beneficios para el nascituro. De hecho, no
es justo que el feto corra el riesgo si
razonablemente no existe un beneficio para él, y que el único beneficio
fuese un beneficio psicológico para
la madre. Por tanto, cuando no existen perspectivas terapéuticas prenatales es lícito preguntarse si un diagnóstico genético tiene sentido y si
los beneficios para el nascituro realmente deben superar los riesgos, teniendo en cuenta de que se habla del
riesgo de aborto.
Tampoco la introducción de test
diagnósticos prenatales no invasivos
podrá resolver todos los problemas.
La relativa sencillez e inocuidad de
algunos test como el de la búsqueda
de células y el ADN fetal en la sangre podrían aumentar la solicitud
diagnóstica con un menor control
sobre la real indicación médica. El
índole probabilista y muchos falsos
positivos de estos o de otros test, como el triple test para el síndrome de
Down, tendrán el efecto de aumentar el número de amniocentesis practicadas para definir y confirmar la
hipótesis diagnóstica también en
mujeres que de otro modo no habrían sido candidatas a la amniocentesis. También en el campo del diagnóstico prenatal no invasivo se evidencia, pues, el papel insustituible
del counselling. En general vale el
criterio moral que se debería elegir
la metódica que comporte el menor
riesgo y que posea la mayor fiabilidad y precocidad4.
Un dilema moral frecuente en el
ámbito del counselling es la posibilidad de aborto en caso de verifica-
ción de una grave patología genética
en el nascituro. El aspecto ético no
cambia sustancialmente ya sea que
se trate de embriones enfermos identificados con diagnóstico preimplantación, o de embriones ya en gestación. Se plantea la cuestión de la
comparticipación de parte del consultor de la intención abortiva de
quien solicita el diagnóstico prenatal. De hecho, el diagnóstico prenatal – como enseña la Donum vitae –
está “gravemente en contraste con la
ley moral cuando, dependiendo de
los resultados, contempla la eventualidad de provocar un aborto”5.
Si el acto diagnóstico se coloca
dentro de programas de screening de
amplia escala que tienen como fin
identificar y eliminar embriones y
fetos enfermos, la eventual cooperación del consultor, cualquiera que
sea su punto de vista, no sería éticamente aceptable. Es diferente el caso
en el que el asesor no comparte personalmente la intención abortiva de
los solicitantes, sino antes bien, en el
respeto de su autonomía, trata de llevar a los interesados a una valoración más objetiva de la situación que
tenga en cuenta el valor de la vida
naciente que ha sido confiada a su
responsabilidad. Un aspecto inquietante de la cultura actual es precisamente la discriminación hacia las
existencias más frágiles, puestas a
los márgenes de la comunidad moral, consideradas sin valor y sin derechos porque son juzgadas como
vidas con una calidad demasiado baja. El counsellling puede convertirse
entonces en un instrumento de la peligrosa “deriva eugenética” en la
que está naufragando una parte de la
medicina actual que se inspira o se
puede configurar como momento
privilegiado de una medicina cuyo
fin prioritario es ayudar a sostener la
vida enferma y no combatirla como
si se tratase de un enemigo. Sólo
orientándose decididamente en este
sentido, el counselling podrá conjugar los valores del respeto de la verdad informativa y de la autonomía
con el valor fundamental del respeto
de la vida y sobre todo de la vida
más indefensa y herida.
Hacia una nueva medicina
Los progresos de la genética, en
sus variadas y articuladas expresiones, está abriendo el camino a un
nuevo modelo de medicina, el de la
136
medicina predictiva6. Hasta hoy el
diagnóstico consistía fundamentalmente en verificar el estado de salud
de un sujeto. La medicina predictiva, en cambio, cada vez más consentirá prever – con un grado más o menos grande de certidumbre – qué patologías podrá desarrollar un sujeto
en el futuro.
En muchos casos, en la actualidad
ya es posible prever anticipadamente el surgimiento de enfermedades
hereditarias monogénicas cuyos signos se revelan de modo claro sólo
mucho más tarde o verificar la presencia en un sujeto una predisposición más o menos marcada para desarrollar particulares patologías físicas y psíquicas cuya realización depende de una serie de concausas.
Tendremos que aprender cada vez
más a administrar diagnósticos con
un componente de incertidumbre al
que aún no estamos acostumbrados,
deberíamos replantear el conocimiento médico en términos de probabilidad, cada vez más tendremos
que desarrollar estrategias de prevención específica para cada uno según sus disposiciones.
Cuando las informaciones genéticas de cada ciudadano serán disponibles y serán suficientemente fiables, se pondrá el grave problema de
la administración de estos datos. Habrán problemas nuevos para la tutela
de la privacidad que derivan tanto de
la organización de bancos de datos
sanitarios, incluidos aquellos genéticos, como de las preocupaciones de
las sociedades de seguros y de los
empleadores para las condiciones
futuras de sus clientes y empleados.
En la perspectiva del personalismo
prevalece la opinión de que el perfil
genético de cada uno es un bien personal y que su conocimiento de parte de terceros se debe justificar por
razones terapéuticas y que, de todos
modos, cada transmisión de estos
datos debe ser explícitamente autorizada por el interesado. La Convención sobre los derechos del hombre
y biomedicina del Consejo de Europa ha subrayado que “no se podrá
proceder a test predictivos de enfermedades genéticas o que permitan
identificar al sujeto como portador
de un gen responsable de una enfermedad, ya sea revelar una predisposición o una susceptibilidad genética
a una enfermedad, sino con fines
médicos o de investigación médica y
bajo la reserva de una adecuada asesoría genética”7. En esta perspectiva
EL GENOMA HUMANO
se debe valorar también éticamente
los programas de screening genético
de recién nacidos que se están poniendo en acto en muchos países sobre todo ante enfermedades como la
fibrosis quística y algunas hemoglobinopatías.
Teniendo en cuenta la desorientación entre capacidades diagnósticas
y las posibilidades terapéuticas
(“therapeutic gap”), hay que preguntarnos, en fin, qué tipo de vida
podrá conducir una persona que
siendo joven sepa que existe una
elevada probabilidad, o incluso, la
certeza de que desarrolará una determinada patologia8. Tomemos el caso
de la Chorea di Huntington, grave
enfermedad neurológica potencialmente infausta que es heredada como una característica autosómica
dominante, pero que se manifiesta
solamente en edad más madura.
¿Cómo podrá un joven programar su
futuro, esforzarse en el estudio y en
el trabajo, casarse, tener hijos, sabiendo que su vida corre precozmente hacia un éxito fatal?
La tentación de esconder una información tan turbadora y capaz de
revolucionar la vida de una persona
es grande, sobre todo para sus padres que quisieran ahorrar a su hijo
una vida marcada por la angustia.
Una verdad proyectada muy adelante en el tiempo podría revelarse al final como deshumana porque no se
adecúa a los ritmos humanos, a las
capacidades humanas de proyectar,
a la necesidad humana de esperar en
el futuro; esto no quita que también
sea cierto el derecho a conocer la
propia verdad como derecho radicado en la persona y en su dignidad de
ser libre y responsable. Habrán
siempre más verdades que hoy nosotros no estamos aún preparados
para acoger y vivir, pero con las cuales tendremos que confrontarnos
más adelante. Esto abre nuevos interrogantes morales para quien está
llamado a ofrecer su ayuda en un
counselling genético.
No creo enfatizar demasiado si digo que, más allá de las necesarias
competencias médico-científicas, la
tarea del counselling requerirá cada
vez más competencias éticas, antes
bien, simple y mayormente, más
competencias humanas.
P. MAURIZIO P. FAGGIONI, OFM
Profesor ordinario de Bioética,
Academia Alfonsiana,
Roma
Notas
1
PIO XII, Discurso en el I Simposio Internacional de Genética Médica, 7 de setiembre de
1953, en Discursos y Radiomensajes, vol. 15,
Ciudad del Vaticano 1954, 264. Cfr. ID., Discurso al VII Congreso de la Sociedad Internacional para la Transfusión de la sangre, 5 de
setiembre de 1958, “Acta Apostolicae Sedis” 50
(1958), 732: “Más conocedores de los problemas planteados por la genética y por la gravedad de ciertas enfermedades hereditarias, los
hombres de hoy tienen el deber, más que en el
pasado, de tener en cuenta estas adquisiciones
para evitar para sí mismos y para otros muchas
dificultades de carácter físico y moral. Deben
estar atentos a todo lo que podría provocar a su
descendencia daños permanentes y arrastrarlos
en una serie interminable de sufrimientos”.
2
DI PIETRO M. L., GIULI A. SERRA A., El
diagnóstico preimplantación, “Medicina e Morale” 54 (2004), 469-500; SERRA A., La asesoría genética antes del diagnóstico prenatal:
una obligación deontológica, “Medicina e Morale” 47 (1997), 903-921.
Es casi supérfluo recordar que no debemos
considerar ilícitas las técnicas de fecundación
extracorporal, pero la selección preimplantación de los embriones fecundados in vitro añade la malicia perversa de quien, después de haber dado la vida, la quita en nombre de la calidad del resultado.
3
CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae, I, 6,
“Acta Apostolicae Sedis” 80 (1988), 79.
4
BENCIOLINI P., VIAFORA C. (curr.), Etica u
obstetricia. El Triple Test, Roma 1998 (Quaderni di etica e medicina n. 5).
5
CONGREGRACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum Vitae,
I, 6, “Acta Apostolicae Sedis” 80 (1988), 80.
6
FINKLER K., SKRZYNIA C., EVANS J. P., The
new genetics and its consequences for family,
kinship, medicine and medical genetics, “Social Science and Medicine” 57 (2003), 403412; HOLTZMAN N. A., MARTEAU T. M., Will
genetics revolutionize medicine?, “New England Journal of Medicine” 343 (2000), 141144; VINEIS P., SCHULTE P., MCMICHAEL A. J.,
Misconceptions about the use of genetic tests in
populations, “The Lancet” 357 (2001) 709712;
7
CONSEJO DE EUROPA, Convención sobre los derechos del hombre y la biomedicina,
Oviedo 4 de abril de 1997, art. 12.
8
DUNCAN R. E., SAVELESCU J., GILLAM L. et
al., An international survey of predictive genetic testing in children for adult onset conditions, “Genetics in Medicine” 7 (2005), 390396; HEINEICHS B., What should we want to
know about our future? A Kantian view on predictive genetic testing, “Medicine, Healthcare
and Philosophy” 8 (2005), 29-37.