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ECONOMÍA
DPORTES
ESARROLLO
, VOLUMEN
6 NÚMERO
2, SEPTIEMBRE
CEPALY: A
A LA ECONOMÍA
POLÍTICA
Y A LA POLÍTICA
ECONÓMICA 2007
35
CEPAL: Aportes a la economía
política y a la política económica*
JULIO SILVA-COLMENARES **
LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA ***
Resumen
Este artículo presenta una revisión crítica de la evolución del pensamiento
de Raúl Prebisch sobre problemas del desarrollo, en especial de América
Latina y el Caribe, y de su influencia en una institución tan vinculada con su
nombre, como la CEPAL. Así mismo, de dos contribuciones a las ciencias
económicas que se asocian con esta institución: la concepción del capitalismo
periférico, fundamentada en la asimétrica relación centro-periferia, que es un
aporte de América Latina a la Economía Política, y la formulación de la
industrialización por sustitución de importaciones, distinguiendo entre el
aporte teórico de la CEPAL y la implementación por los gobiernos como política
económica.
Palabras clave: desarrollo económico, planeación y políticas de desarrollo,
América Latina y el Caribe.
* Versión inicial de un trabajo de mayor envergadura sobre los principales aspectos del pensamiento cepalino
que pudieron tener influencia en la orientación del crecimiento económico y el desarrollo social o humano en
América Latina, en general, y en Colombia, en particular, como parte de un trabajo de investigación sobre
Características del crecimiento económico y del desarrollo humano en Colombia durante la segunda parte del siglo 20,
realizado para la Comisión sobre Problemas del Desarrollo de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas
–ACCE- y como una contribución a la línea de investigación Crecimiento Económico y Desarrollo Humano de la
Universidad Autónoma de Colombia.
** Miembro de número, coordinador de la comisión sobre Problemas del Desarrollo y Vicepresidente de la
Academia Colombiana de Ciencias Económicas –ACCE-; PhD en Economía (summa cum laude) del Instituto
Superior de Economía de Berlín y doctor en ciencias económicas de la Universidad de Rostock (Alemania);
autor de 10 libros, 14 folletos y más de 200 ensayos y artículos científicos publicados en Colombia y el exterior;
coautor en 18 libros; profesor desde hace 30 años de la Universidad Autónoma de Colombia y en la actualidad
(2007), director del Observatorio sobre Desarrollo Humano en Colombia de la misma universidad; profesor
invitado de postgrado en varias universidades y conferencista en varios eventos académicos nacionales e
internacionales.
[email protected] [email protected]
*** Economista y magíster en Filosofía; profesora desde hace más de 20 años de las universidades INCCA de
Colombia y Autónoma de Colombia. (Efectuó la búsqueda y revisión de las fuentes bibliográficas y
hemerográficas utilizadas, así como la redacción parcial del documento, como parte de una investigación
realizada para la Universidad Incca de Colombia. Esta investigación iba a hacerse en asocio con la ACCE, pero
UNINCCA la suspendió).
[email protected]
Universidad Autónoma de Colombia
36
JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
Abstract
This paper presents a critic revision of the evolution of Raul Prebish thinking
about development problems, especially in Latin America and the Caribbean,
and his influence in the ECLAC. In addition, we discusses about two
contributions to the economics sciences linked with this institution: the
conception of peripheral capitalism, based on the asymmetrical relationship
between center-periphery, which is a contribution of Latin America to the
Political Economy, and the formulation of the policy “industrialization by
substitution of imports”, separating between the theoretical contribution of
ECLAC and the policy making by the governments.
Key words: Economic Development, Development Planning and Policy, Latin
America and the Caribbean.
Clasificación JEL: 010, 020, 054
Presentación:
Este artículo comprenden tres secciones, a saber: Raúl Prebisch: Un hombre
de pensamiento y acción (sección 1), una contribución de la CEPAL a la
Economía Política: El capitalismo periférico (sección 2), y una contribución de
la CEPAL a la política económica: La industrialización por sustitución de
importaciones (sección 3). Las conclusiones y comentarios están autocontenidos en cada sección.
1. Raul Prebisch: un hombre de pensamiento y acción
Raúl Prebisch,2 quien dirigió la Comisión Económica de las Naciones Unidas
para América Latina –CEPAL-, entre 1950 y 1963, se reincorporó a ella en
1976, cuando ya había cumplido 75 años de edad, para dirigir su nueva
revista, producto de la transformación del Boletín Económico que se publicaba
1
Fecha de recepción: 27 de Agosto de 2007. Fecha de aceptación: 3 de Septiembre de 2007.
2
“Nació el 17 de abril de 1901, en Tucumán, Argentina, de padre alsaciano de origen alemán y madre, una
Linares Uriburu de añeja raigambre colonial. En una entrevista otorgada a Agustín R. Maniglia (La Nación,
Buenos Aires, 29.09.1985), relataba: Yo hice mis estudios primarios y llegué hasta tercer año del Nacional en un colegio
de padres franceses lourdistas, que me enseñaron a leer y escribir en castellano y en francés en mi provincia de Tucumán.
Soy tucumano, de madre salteña y bachiller jujeño, porque fue en el Colegio Nacional de Jujuy donde me recibí a los
17 años. Entonces vine a Buenos Aires a cursar Ciencias Económicas en la misma Facultad de la Universidad Nacional,
donde me recibí de Contador Público y después me doctoré en 1923. Y trabajé desde el segundo año como Ayudante
de Trabajos Prácticos en la misma Facultad y con esto me costeé los estudios. Y desempeñó su ayudantía nada menos
–deberíamos completar nosotros- que bajo la dirección del profesor Ing. Alejandro Bunge, otro no menos grande
y famoso economista argentino, en el Instituto del Costo de Vida y Poder Adquisitivo de la Moneda, que éste
había creado y dirigido a partir de 1919. De tal palo, tal astilla, diríamos con orgullo y complacencia. Prebisch
fue y sigue siendo un codiciado modelo para todas las generaciones de jóvenes argentinos y latinoamericanos
que sienten vocación por el estudio de las Ciencias Económicas”. Popescu, Oreste, Raúl Prebisch In Memoriam,
revista Desarrollo Indoamericano (Barranquilla) No. 84, agosto de 1986. p. 11
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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desde su fundación. Como escribió en el primer número, su propósito era
revisar los rasgos básicos del funcionamiento del capitalismo periférico, su
crisis más reciente y las opciones de transformación; revisión que continúo
con otro artículo crítico en el número seis.3 Con esta vinculación se inició lo
que él mismo llamó, en términos anticipatorios, “la quinta etapa,
probablemente la última, de mi pensamiento sobre los problemas del
desarrollo”. Con base en algunos artículos escritos para la revista editó su
libro Capitalismo Periférico: Crisis y Transformación,4 que sintetiza lo esencial
de su pensamiento. Al hablar de esta quinta etapa, recuerda que “desde el
principio me formulé otra vez algunos interrogantes de importancia
fundamental que había dejado sin respuestas convincentes. ¿Por qué se ve
acompañado el proceso de desarrollo por el aumento de las disparidades del
ingreso y la riqueza? ¿Por qué es tan persistente la inflación y por qué no
responde a los remedios tradicionales? ¿Cuáles razones explican algunas
contradicciones importantes del proceso de desarrollo de la periferia que no
han ocurrido en el desarrollo histórico de los centros, por lo menos con una
intensidad comparable? ¿Por qué se ha quedado atrás la periferia?”.5
Como recordó luego en 1979 en un acápite titulado La frustración neoclásica,
“fui un neoclásico de hondas convicciones”, pero “la observación de la realidad
me ha persuadido de que esas teorías no nos permiten interpretar ni atacar,
los grandes problemas que derivan de su funcionamiento”. Como dice más
adelante, sin un falso arrepentimiento, “durante mi juventud estas teorías
me sedujeron por su precisión y elegancia matemática. Y también por su
fuerza persuasiva”. Pero reconoce a continuación –en una nota de pie de
página— que su emancipación de esa escuela del pensamiento económico
“comenzó durante la gran depresión mundial, cuando hube de echar por la
borda mucho de lo aprendido y también enseñado como joven profesor
universitario”. Y en forma cáustica reflexiona: “Si los economistas neoclásicos
se limitaran a elevar sus construcciones en el mundo etéreo, pero sin
pretender que ésta es la realidad, ello constituiría un respetable esparcimiento
intelectual, admirable a veces por el virtuosismo de algunos de sus eminentes
expositores allende los mares. Pero muy otra es la situación cuando en estas
tierras periféricas se pretende explicar el desarrollo prescindiendo de la
estructura social, del retardo histórico del desarrollo periférico, del excedente
y de todas las características del capitalismo periférico (…) Resulta entonces
claro y convincente que el juego espontáneo de la economía no puede
conducir al equilibrio”.
3
Véase Prebisch Raúl, Crítica al capitalismo periférico, revista de la CEPAL, No. 1, primer semestre de 1976,
y Estructura socioeconómica y crisis del sistema, revista de la CEPAL, No. 6, segundo semestre de 1978.
4
Fondo de Cultura Económica, México, 1981
5
Prebisch Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo. Revista Comercio Exterior (México), vol.
37, No. 5 (mayo de 1987), p. 349
Universidad Autónoma de Colombia
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
Y más adelante insiste: “Pero no es así, y siento la necesidad intelectual –y
la responsabilidad moral— de presentar las razones que me han llevado a
abandonar la ortodoxia. (…) Las razones por las cuales no concuerdo, desde
hace mucho tiempo, con las teorías neoclásicas conciernen a la distribución
del ingreso, la acumulación de capital, y el papel del mercado en lo referente
al desarrollo interno y al intercambio internacional (…) Si bien supongo, y
creo que fundadamente, que esas teorías también están lejos de explicar los
fenómenos del desarrollo capitalista de los centros, me ceñiré exclusivamente
a la periferia, ante todo porque creo conocerla mejor, y acaso por no tener que
luchar en dos frentes simultáneamente, riesgo del que, desde luego, no
estaría exento”. 6
Este es el pensamiento de un Prebisch maduro, casi octogenario, pero quien
desde la edad de 30 años, cuando la gran depresión, ya se había dado cuenta
que había que buscar un nuevo camino en las ciencias económicas, distinto
al impuesto desde los grandes centros de poder, que luego quiso imperar como
el «pensamiento único». Como lo reconoció el investigador colombiano Jairo
Estrada, la “obra de Raúl Prebisch estuvo asociada desde sus inicios a la
pretensión por construir una escuela de pensamiento económico
latinoamericano a partir de la producción propia de teoría e ideología
económicas. En ese sentido, las teorías de los países del centro fueron
consideradas como inadecuadas para el estudio y la interpretación de los
problemas del crecimiento y el desarrollo en las economías de América
Latina”.7 Un conocedor del pensamiento de Prebisch, el español José Molero,
dijo que él se dirigía a buscar una tercera vía, o en palabras del propio
Prebisch, una síntesis entre socialismo y liberalismo o, si se quiere, una versión
del socialismo basada en la libertad del individuo y en nuevas formas de
convivencia social.8
Al volver a la segunda etapa de lo que Prebisch llamó las cinco etapas de mi
pensamiento sobre el desarrollo, se le encuentra vinculado a la naciente
CEPAL. Como se sabe, la CEPAL fue creada en 1948, por iniciativa del gobierno
chileno, aunque el gobierno estadounidense se opuso en el primer momento,
pues prefería que todos los problemas latinoamericanos se discutiesen en la
Organización de Estados Americanos –OEA—, con sede en Washington. Por
eso, su duración inicial era por sólo tres años. En 1951, pese a la oposición de
Estados Unidos, que insistía en convertirla en dependencia de la OEA, fue
transformada en organismo permanente de Naciones Unidas, para lo cual fue
6
Prebisch Raúl. Obras Escogidas (Selección y prólogo de Isidro Parra-Peña). Plaza & Janes, Bogotá, 1983. pp.
65, 66, 67 y 101
7
Estrada Álvarez, Jairo. Apuntes sobre el excedente y la crisis en Prebisch. revista Científica Horizontes (Bogotá).
Año 1, No. 1, enero de 1989. p. 6
8
Molero, José. Raúl Prebisch y la tarea de transformar el subdesarrollo. revista Comercio Exterior (México), vol.
31, núm. 2, febrero de 1981, p. 201 Las palabras en cursiva son de Prebisch y están en su artículo Hacia una
teoría de la transformación, revista de la CEPAL, No. 10, abril de 1980. p. 170
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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determinante el apoyo de Brasil, Argentina y otros países de la región. Desde
su fundación, la sede ha estado en Santiago de Chile. El primer secretario de
la Comisión fue Gustavo Martínez Cabañas, reemplazado en 1950 por Raúl
Prebisch, quien ocupó este cargo hasta 1963. Como ya se dijo, en 1976 volvió
para dirigir su revista, cargo que ejerció hasta su muerte en 1986. No
obstante el relativo poco tiempo en que estuvo Prebisch al frente de la
secretaría general, el trabajo teórico y práctico de la CEPAL, sobre todo en
orientación a los gobiernos latinoamericanos respecto a grandes derroteros
del desarrollo, está vinculado de manera indisoluble a su pensamiento y
acción. Como diría más tarde el mismo Prebisch, su llegada a la CEPAL
coincidió con la madurez de sus ideas,9 a lo que habría de adicionarse el arribo
al medio siglo de edad, en 1951.
El primer trabajo de envergadura encargado a Prebisch fue preparar la
introducción al Informe de la Comisión a la Asamblea de la Habana en 1949,
al que dio por título El Desarrollo Latinoamericano y sus Principales Problemas.
Dado el enfoque novedoso sobre las causas y efectos de tales problemas, la
Asamblea no acogió el documento, por lo que salió publicado a nombre de
Prebisch. Pero fue tal su importancia que empezó a llamársele El Manifiesto
Latinoamericano, pues abrió el camino para una reflexión propia sobre las
particularidades y determinantes del desarrollo latinoamericano. Podría
decirse que ese documento cambió la historia económica de América Latina.
En ese momento, todavía era escasa en las ciencias económicas y sociales
la discusión sobre el desarrollo, ya que se le veía como un proceso
predeterminado, simple repetición de la senda recorrida por los países más
influyentes o dominantes, en especial Estados Unidos y Europa Occidental,
por lo que era implícito que no ameritaba reflexión científica. Quizá el poco
interés que existía por esta temática en los principales centros académicos
del mundo en ese momento se debía a la influencia, ya muy marcada, del
pensamiento neoclásico, que casi no prestaba atención a los cambios
históricos y a las eventuales peculiaridades en el mundo capitalista, al que
se consideraba muy homogéneo. Lo que llegaba a ser abstracción científica
como producto del estudio de la realidad estadounidense o europea, se
entendía aplicable a cualquiera otra realidad. En consecuencia, términos
como «subdesarrollo» sólo aparecieron en documentos de las Naciones Unidas
hacia finales de los años cuarenta, aunque la inmensa mayoría de los
teóricos de esos países lo rechazaron de inmediato. Pero por extraña paradoja,
ya las Naciones Unidas empezaban a enviar misiones de apoyo a los países
con problemas en su desarrollo; puede recordarse la misión que llegó a
Colombia en 1948 presidida por el profesor Lauchin Currie y que presentó un
exhaustivo análisis de la realidad, sin ninguna aplicación inmediata. Por
tanto, quienes empezaban a preocuparse por los problemas del desarrollo de
9
Prebisch Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo. Revista Comercio Exterior (México), Vol.
37 No. 5 (mayo de 1987), p. 345
Universidad Autónoma de Colombia
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
las sociedades en condiciones distintas tuvieron que buscar inspiración en
los filósofos, moralistas y economistas de los siglos 18 y 19, como Adam Smith,
David Ricardo, John Stuart Mill y Karl Marx, entre otros, padres del pensamiento
clásico.
A pesar de las dificultades, le encargaron a Prebisch la creación de un Centro
de Investigaciones, que en su primer momento contó con el trabajo de
personas jóvenes como Celso Furtado, Juan Loyola, José Antonio Mayobre y
Jorge Ahumada, todos de destacada presencia en el pensamiento económico
latinoamericano en momentos posteriores. El Centro inició la recopilación
de información económica básica sobre todos los países de la región, lo que no
existía, y comenzó la publicación de una serie de análisis sobre la evolución
de los principales países durante las décadas precedentes, inaugurando una
etapa nueva en la investigación socio-económica en América Latina. La
importancia de la CEPAL en ese campo se mantiene y ha sido definitorio su
aporte a la comprensión de la realidad latinoamericana y los esfuerzos por
transformarla. Desde un principio ese grupo tuvo claro que el «subdesarrollo»
—si ha de darse algún nombre a lo que ocurría en nuestros países y otros
similares— no era una etapa del desarrollo, sino algo diferente. Esto no niega
que esa realidad, el «subdesarrollo», o como quiera llamársele, existía y se
mantenía. Como dice Theôtonio Dos Santos, se iba consolidando la “noción de
subdesarrollo como expresión de una situación económica, social, política y
cultural en la que se combinan, de forma negativa, el «enclave», el monocultivo,
la cuestión racial, el colonialismo interno y el llamado «dualismo» económico.
Este conjunto de elementos actúan unos sobre otros y configuran una
situación de atraso o subdesarrollo, un círculo vicioso que era necesario
romper para conseguir encaminarse hacia el desarrollo”. 10
En la Conferencia de México en 1951 Prebisch hubo de decir de la Comisión
que “es la primera vez que surge un pensamiento, una conciencia
latinoamericana para interpretar sus propios fenómenos y obrar
conscientemente sobre la realidad”.11 El Informe a esa Conferencia, titulado
después Problemas Teóricos y Prácticos del Crecimiento Económico, puede
considerarse el germen de lo que dio en llamarse la teoría de la CEPAL o
concepción cepalina sobre el crecimiento y el desarrollo, a la que no sólo hay
que reconocerle contribuciones a la teoría económica sino sugerentes
aportes a la política económica que debía implementarse. Aunque no debe
olvidarse que académicos como Albert Hirschman o Arthur Lewis, en los
Estados Unidos, también ya hablaban de una teoría del desarrollo, si bien
10 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 141
11 Sabogal Tamayo Julián. Apuntes para la historia del pensamiento económico latinoamericano del siglo XX,
revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño (Colombia).
Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 79
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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todavía para aquella época no era nítida la distinción entre crecimiento y
desarrollo, distinción que tampoco hacía la CEPAL.
Casi cuatro décadas después, en una entrevista para la revista Bohemia de
La Habana con motivo de los cuarenta años de existencia de la CEPAL, el
doctor en ciencias económicas Osvaldo Martínez, director en ese momento
del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (Cuba), reconoció que
a pesar de que el pensamiento cepalino y las estrategias de desarrollo que se
diseñaran para esta región “tomaran en muchas ocasiones rumbos diferentes,
llegando a veces a crearse un abismo entre la teoría y la praxis, no es menos
cierto que podemos afirmar categóricamente que la historia económica y
social de nuestra América en los últimos cuarenta años no podrá escribirse
ignorando la existencia de la CEPAL. Con sus razones y sinrazones, la
presencia decisiva de la Comisión constituye una realidad insoslayable que
nos impone su presencia”. Y más adelante precisó que en esas condiciones,
“la CEPAL y Prebisch plantean sus concepciones de las relaciones de América
Latina con lo que ellos llamarían el centro que, hablando en términos
rigurosos, no son otra cosa que los países capitalistas industrializados, y
exponen a continuación una cierta estrategia de desarrollo. Estas
concepciones cepalinas entre el centro y la periferia giraban en torno al
deterioro de los términos de intercambio como una tendencia secular entre
los países subdesarrollados e industrializados. Esto en el lenguaje marxista
no es más que una forma de expresar el intercambio desigual”.
A continuación acepta que el “mérito de las teorías y las propuestas de
proyecto de desarrollo cepalino estriban en que se trata de una percepción, de
una denuncia del fenómeno con una argumentación que, si bien no resulta
completamente satisfactoria, tiene, en cambio, el mérito de ser una
argumentación del lado de acá, es decir, de los que sufren el fenómeno del
intercambio desigual, que se enfrenta a todas las explicaciones que sobre
este fenómeno había ofrecido la economía burguesa tradicional”. Y sobre lo
que puede aportar el pensamiento cepalino a los marxistas, dice que cualquier
economista marxista “necesariamente tiene que conocer el pensamiento
cepalino, lo que no es igual a pedirle que comparta íntegramente todas sus
teorías y postulados fundamentales. Pero no se concibe que un economista
marxista ignore esas corrientes de pensamiento. Incluso afirmo que en
términos analíticos es válida la utilización de algunos de sus elementos”.12
Como dijo Helio Jaguaribe a raíz del inesperado fallecimiento de Prebisch en
abril de 1986, fue “una pérdida irreparable para América Latina, el Tercer
Mundo y el pensamiento económico contemporáneo (…) Prebisch, como
Picasso u Ortega –éste menos viejo- era la viva expresión de la vitalidad
humana en su versión latinoamericana. Impetuoso, incansable con sus 85
12 Una Visión Crítica de la CEPAL. Gramma, La Habana, 22 de mayo de 1988. p. 8 Entrevista de Raúl Lazo para
la revista Bohemia.
Universidad Autónoma de Colombia
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
años a cuestas y en plena y floreciente capacidad de sus facultades, era
también un trabajador disciplinado, poseedor de una inagotable creatividad,
capaz de disfrutar de los placeres de la vida (era un excelente enólogo y
gourmet), admirador permanente del eterno femenino”. Pero como hombre de
pensamiento, “Prebisch se empeñó profundamente en promover los resultados
prácticos de sus ideas. Ejemplos de ello son la propia CEPAL, mezcla de
escuela de pensamiento y agencia promocional del desarrollo, y la UNCTAD
(una de las grandes creaciones de Prebisch) que, no obstante sus resultados
relativamente modestos, debido a la resistencia de los países centrales,
constituyó una decisiva movilización de la conciencia internacional a favor
del desarrollo del Tercer Mundo”.
Y reitera Jaguaribe “que su gran obra intelectual fue el «pensamiento de la
CEPAL». Logró algo único y extraordinario, durante los años en que dirigió la
CEPAL (de 1950 a 1963): de una agencia burocrática internacional hizo una
escuela de innovación de la economía política y de comprensión de la realidad
latinoamericana. El «pensamiento de la CEPAL» fue, sin duda, una obra de
equipo que se benefició de la contribución de un grupo de economistas
latinoamericanos de talento excepcional, como Jorge Ahumada, Celso Furtado
y Orlando Sunkel, por mencionar solo a tres de los más notables. Pero ese
pensamiento surgió de un conjunto de ideas y de un cuadro conceptual y
metodológico propuesto y desarrollado por Raúl Prebisch y se expandió bajo su
impulso innovador y su supervisión crítica. (…) Ese pensamiento fue tan
renovador en el plano teórico como fértil y eficaz en el práctico. En el ámbito
de una ciencia económica que se dividía entre la ortodoxia neoclásica y la
herejía marxista, Prebisch abrió creativamente un tercer camino, el del
«estructuralismo» cepalino; estableció una correlación entre el análisis
económico y el contexto histórico-sociológico, lo que permitió una nueva
comprensión del subdesarrollo y las relaciones centro-periferia en la economía
internacional. Además de su interés teórico -y confirmando la validez de ese
pensamiento-, las ideas de Prebisch se mostraron extremadamente fértiles
cuando se aplicaron”.13
Otro conocedor de la vida de Prebisch expresa una opinión similar. “La
propuesta de Prebisch –dice Edelberto Torres-Rivas— fue por ello un proyecto
político basado –como lo demuestra todo el conjunto de su obra- en un tipo de
Estado y de sociedad que no existían fácticamente, pero que era posible
determinar; en otras palabras, en fuerzas sociales capaces de expresarse
políticamente y que tuvieran intereses en la inversión industrial, la protección
de la agricultura de exportación, pero modificando el régimen de propiedad de
la tierra, y la elevación de los salarios reales de la población trabajadora, todo
ello por medio de la acción ordenadora del Estado. (…) hay aquí un proyecto
13 JAGUARIBE, Helio. Raúl Prebisch, hombre de pensamiento y acción. en Revista Comercio Exterior, vol. 37,
núm. 5, México, mayo de 1987, p. 357
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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mayor de desarrollo económico con independencia nacional, de democracia
política con justicia social”. Pero, enfatiza el mismo Torres-Rivas, las “fuerzas
políticas de la derecha –-preburguesa, proimperialista y antipopular—
rechazaron el programa prebischiano por socializante, por el papel asignado
al Estado ante la debilidad del sector privado. Las fuerzas políticas de la
izquierda, entonces animadas por una ortodoxia de signo staliniano, no lo
aceptaron porque la opción popular, doctrinaria, ya estaba impuesta: revolución;
no a las reformas. (…) La convicción de que esto era así llevó a Cardoso y
Faletto a afirmar que los economistas latinoamericanos se vieron obligados
a realzar el aspecto político del crecimiento, en una suerte de regreso teórico
a la economía política”.14
Para concluir esta semblanza de Prebisch como un hombre de pensamiento
y acción, pueden recordarse las palabras con que inició y cerró su última
intervención pública, el 24 de abril de 1986 ante la reunión ministerial del
XXI período de sesiones de la CEPAL, celebrado en ciudad de México. “Frente
a los enormes problemas, todos ellos muy difíciles, que tienen que afrontar la
América Latina y el Caribe en estos momentos –fueron sus palabras iniciales
hace más de 20 años—, se impone en forma ineludible la renovación del
pensamiento. Y no es ésta una preocupación surgida en los años recientes,
sino que viene planteándose desde mucho atrás. (…) ¿Por qué razones
renovar el pensamiento? Son muchas. Desde el punto de vista de los procesos
internos la más importante concierne a las consecuencias de los profundos
cambios que han ocurrido en la estructura de la sociedad y en las relaciones
de poder que tanto influyen en la distribución del ingreso y, en última
instancia, en la acumulación de capital”. Y para concluir dijo: “Nadie tiene
hoy la verdad revelada, señores, ni en el Norte ni en el Sur. Ambos tenemos
atisbos de verdad, hemos hecho análisis, algunos de los cuales son promisorios,
pero no podemos aceptar como verdad revelada lo que se piensa en el Norte.
Respeto mucho las ideas del Norte, pero no deben ser tomadas por su valor
nominal. Es esencial que, alguna vez, los hombres del Norte y del Sur nos
pongamos a examinar la índole de nuestros problemas, dejando de lado los
dogmas, las ideas preconcebidas, hasta llegar a cierta comunidad de puntos
de vista”.15
14 Torres-Rivas, Edelberto. Estado y sociedad en Prebisch, revista Comercio Exterior (México), vol 37, núm. 6,
junio de 1987, p. 459. En la última línea Torres-Rivas se refiere a lo dicho por Fernando H Cardoso y Enzo
Faletto en su libro Dependencia y desarrollo en América Latina, Siglo XXI, México, 1969, p. 6
15 Prebisch, Raúl. Renovar el pensamiento económico latinoamericano, un imperativo, revista Comercio Exterior
(México), Vol. 36 No. 6, junio de 1986. p. 537
Universidad Autónoma de Colombia
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
2. Una contribución a la economía política: El capitalismo
periférico
Al retornar al aporte de Prebisch a la concepción prístina de la CEPAL, puede
leerse en su ya citado artículo sobre las Cinco etapas de mi pensamiento … —
los 15 años de trabajo en la Comisión los considera su segunda etapa— que
en “la formulación de mi punto de vista mencioné desde el principio el papel
del progreso técnico. Entre los aspectos principales de este fenómeno, mi
interés se vio atraído en particular por la difusión internacional del progreso
técnico y la distribución de sus frutos, ya que los datos empíricos revelaban
una desigualdad considerable entre los productores y exportadores de bienes
manufacturados, por una parte, y los productores y exportadores de bienes
primarios, por la otra”. Y más adelante precisa, con clarividencia que se
anticipa a uno de los requerimientos que exige la globalización en marcha,
que el “problema básico del desarrollo económico era la elevación del nivel de
la productividad de toda la fuerza de trabajo. Las actividades de exportación
padecían graves limitaciones desde este punto de vista, porque las posibilidades
del incremento de las exportaciones de bienes estaban restringidas por el
crecimiento relativamente lento de la demanda en los centros, dadas la
elasticidad generalmente baja de la demanda de bienes primarios y sus
políticas proteccionistas. En consecuencia, la industrialización podía
desempeñar un papel muy importante en el empleo de estas grandes masas
de trabajadores de muy baja productividad y de la mano de obra liberada por
la nueva penetración del progreso tecnológico, no sólo en las actividades de
exportación sino también en las actividades agrícolas productoras de bienes
para el consumo interno”.
Como destaca a continuación, de “este análisis surgió la conclusión de que
la sustitución de importaciones estimulada por una política de protección
moderada y selectiva es un procedimiento económicamente sensato …” Pero
aclara que, en términos generales, “han sido mal interpretados mi ataque al
proteccionismo de los centros y mi defensa del proteccionismo en la periferia.
Yo consideraba esta última forma de protección como un requisito necesario
en un período de transición relativamente extenso en cuyo transcurso se
corregirán las disparidades de la elasticidad de la demanda. La protección de
los centros agrava estas disparidades, mientras que la protección de la
periferia tiende a corregirlas, si no excede ciertos límites. Cuanto más
amplia sea la disparidad, mayor será la necesidad de sustituir importaciones
(así como la de promover las exportaciones de manufacturas), sobre todo si la
tasa de crecimiento económico de los países periféricos es mayor que la de
los centros”.16
16 Prebisch Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, revista Comercio Exterior (México), vol.
37, No. 5 (mayo de 1987), pp. 345 a 347
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
45
Si bien el problema de la inelasticidad de la demanda de bienes primarios en
los centros industrializados puede considerarse constante, pues la revolución
científico-técnica reduce su consumo por unidad de producto, por la vía de la
sustitución de materiales y la miniaturización de los productos, para la
explicación del capitalismo periférico es, como dice el investigador español
José Molero en un análisis del pensamiento de Prebish, más trascendente el
llamado «argumento de los salarios», argumento que Prebisch propuso casi al
mismo tiempo que el economista estadounidense H. W. Singer, por lo que con
frecuencia se habla de la tesis Singer-Prebisch. “Se trata, básicamente –dice
Molero—, de explicar en qué medida se transmiten las mejoras de la
productividad a los salarios en los diferentes países, tomando como referencia
las actividades exportadoras. Las mejoras de la productividad pueden reducir
los precios o aumentar los ingresos de los que toman parte en la producción,
entre los cuales están los trabajadores. En los centros y en la periferia es muy
diferente el grado de participación de los trabajadores en el valor agregado. En
aquéllos, los trabajadores gozan de una situación estructural (fruto de un
proceso histórico de luchas obreras) y organizativa que le permite participar
de alguna manera en los cambios –por otra parte constantes— de la
productividad”.
En cambio, continúa Molero, en “la periferia las cosas son de otro modo. Las
innovaciones técnicas –que se dan, y de manera muy importante, en las
actividades exportadores— ocurren en un contexto muy desfavorable para los
trabajadores. La abundancia de mano de obra y la escasez de organizaciones
sindicales impiden que los obreros aprovechen de manera considerable los
progresos de la productividad, por lo que éstos se transmiten, en cierta
medida, a los precios de las exportaciones que, de esta manera, soportan otra
tensión estructural a la baja. Como expresó Singer17 con brevedad –enfatiza
Molero—, los países industrializados se han quedado con lo mejor de ambos
mundos, del mundo de consumo de bienes primarios, como consumidores, y del
mundo de artículos manufacturados, como productores, mientras que a los países
subdesarrollados les ha tocado lo peor de ambos, como consumidores de
manufacturas y como productores de primeras materias”.18 Y cuando han
mejorado los precios de las materias primas exportadas, como ha ocurrido en
los primeros años del siglo 21 en razón de la demanda acelerada de países
grandes en proceso de rápida industrialización, como China y la India, este
mayor excedente llega un muy poca proporción a los trabajadores, porque se
queda como ganancia de los empresarios y enriquecimiento ilícito de quienes
están cerca de los círculos de poder.
17 Véase H.W. Singer. “La distribución de los beneficios entre los países prestamistas y prestatarios”, en Okun
y Richardson, Estudio sobre el desarrollo económico, Ediciones Deusto, Bilbao, 1962, p. 120.
18 Molero, José. Raúl Prebisch y la tarea de transformar el subdesarrollo, revista Comercio Exterior (México), vol.
31, núm. 2, febrero de 1981, p. 198.
Universidad Autónoma de Colombia
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
Para entender mejor el aporte de la CEPAL a la Economía Política en este
aspecto, a través del pensamiento de Prebisch, nada mejor que leerlo en sus
propias palabras. “La esencia de mi interpretación gira alrededor del concepto
de excedente económico, o sea la considerable proporción de los incrementos
sucesivos de la productividad que son apropiados por los dueños de los medios
de producción, en particular quienes se concentran en los estratos sociales
altos. (…) La privilegiada sociedad de consumo resulta nociva para la
acumulación de capital reproductivo, ya que promueve una diversificación
prematura de la demanda con efectos sociales adversos, a lo que debe
añadirse la absorción desproporcionada del ingreso por parte de los centros,
sobre todo a través de las empresas transnacionales, íntimamente ligada a
la sociedad privilegiada de consumo. Aquí reside el principal factor explicativo
de la tendencia del sistema a excluir una porción considerable de la fuerza
de trabajo.” Si se tiene en cuenta el papel expoliador del capital transnacional,
la concepción de la CEPAL se acerca a la teoría de la dependencia, planteada
por autores como André Gunder Frank, Theôtonio Dos Santos, Vania Banbirra
y otros. Entre paréntesis, su definición de excedente se aproxima a la
concepción de la plusvalía de Carlos Marx, más cuando considera que el
excedente es la fuente de la acumulación.
Como continúa diciendo Prebisch, la “intensidad de estos cambios en las
relaciones de poder depende en gran medida de la evolución del proceso de
democratización. Cuando este proceso se ve obstruido o manipulado por los
estratos superiores se limita el poder de redistribución de la fuerza de trabajo.
Pero cuando avanza genuinamente el proceso democrático aumenta la
eficacia de tal poder”. Más adelante es enfático y aclara que “debo concluir
lamentablemente que, en el curso avanzado del desarrollo periférico, el
proceso de democratización tiende a volverse incompatible con el
funcionamiento regular del sistema. Esto no se debe tanto al fracaso de tal
proceso, derivado de la inmadurez política prevaleciente en la periferia, como
al grave sesgo socioeconómico del mecanismo de la distribución del ingreso
y la acumulación de capital a favor de los estratos sociales superiores”.19 En
esto consiste la segunda gran falla del capitalismo periférico.
“Desde mi punto de vista –enfatiza el español Molero—, colocar la idea del
excedente como centro del análisis es una muestra del permanente esfuerzo
de Prebisch por mantenerse dentro de la tradición de la economía política. El
excedente es fundamental en un análisis dinámico del crecimiento y de la
acumulación y además exige una visión más amplia que la estricta de la
teoría económica neoclásica”. Pero el mismo Molero dice también que sin
“negar mi admiración por Prebisch, quisiera mencionar algunos elementos
críticos”. En primer lugar, no ve clara en su teoría la relación con el mundo
19 Prebisch, Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, revista Comercio Exterior (México), vol.
37, núm. 5, mayo de 1987, pp. 349 a 351
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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de las empresas transnacionales ni con nuevas variables económicas y no
económicas, como el sistema financiero internacional y los medios de
comunicación, y se aprecia cierta contradicción entre “sus pretensiones
totalizadoras y la concepción de centro y periferia como dos subsistemas, que
a pesar de todo son muy autónomos pues su nexo fundamental de unión solo
es la imitación del consumo de los centros”. En segundo lugar, encuentra
oscura “la relación entre su teoría de la transformación y las ideas de nación,
Estado y dependencia. En particular, creo que es necesario discutir el tipo de
Estado que debe imponer el uso social del excedente. Además cabe preguntarse:
¿Qué relación tiene la idea de nación que incorpora con el uso tradicional de
ese concepto, privilegio de los empresarios y del Estado del «viejo régimen»?
Igualmente, puede uno interrogarse acerca de lo que ocurre con la situación
estructural de dependencia en el nuevo proceso de acumulación”.20
Otra visión crítica expresa el investigador colombiano Jairo Estrada Álvarez,
quien al hablar de la idea de Prebisch sobre la dinámica del excedente dice:
“la mayor difusión de la técnica produce aumentos en la productividad los
cuales no son transferidos sino apropiados por los propietarios de los medios
productivos y destinados esencialmente para formas de «consumo imitativo»
de los centros. Desde esa perspectiva la difusión de la técnica y la apropiación
de sus resultados generan dos efectos. De una parte, se frustra la acumulación
de capital reproductivo, lo cual, unido al crecimiento extraordinario de la
población, explica la tendencia excluyente del sistema al mostrarse incapaz
de absorber los estratos inferiores de la estructura social y hacer frente a
otras manifestaciones de redundancia de la fuerza de trabajo. De la otra, al
penetrar en la estructura social, se producen mutaciones que amplían los
estratos intermedios e inciden sobre la estructura de poder tanto en la órbita
del mercado como en la del Estado”.21 Como continúa Estrada, la “consecuente
reacción de los empresarios se manifiesta en el alza de precios. A dicha alza
le sigue un nuevo ataque al excedente del poder sindical y político de los
estratos inferiores. De esa forma se desataría, según Prebisch,22 un tipo de
inflación social que tarde o temprano lleva a la crisis. Dicha inflación social,
alimentada por la pugna distributiva, agudizaría aún más los conflictos del
«capitalismo periférico», creándose la necesidad de restablecer la dinámica
del «excedente». La crisis económica y social produciría una crisis política a
la que sobreviene el empleo de la fuerza, que permite quebrar el poder sindical
20 Molero, José. Raúl Prebisch y la tarea de transformar el subdesarrollo, revista Comercio Exterior (México), vol.
31, núm. 2, febrero de 1981, pp. 199 a 201.
21 Estrada Álvarez toma estas ideas de Prebisch, Raúl. La dinámica del capitalismo periférico y su transformación,
revista Desarrollo Indoamericano (Barranquilla), No 66, 1981, p. 31 y 33
22 Según Estrada, Prebisch afirma que esa tendencia a la crisis “puede postergarse por un tiempo más o menos
largo cuando se dispone de cuantiosos recursos provenientes de la explotación de una riqueza natural no
renovable”. Ver: Prebisch, Raúl. “La dinámica del capitalismo…”. ob. cit. p. 32.
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y político de los estratos desfavorecidos y genera un nuevo impulso a la
sociedad privilegiada de consumo”.23
Estrada si reconoce en Prebisch la preocupación por las transnacionales,
pues recuerda que éste plantea que las contradicciones internas alrededor
de la dinámica del «excedente», “se ven aún más agravadas por su interacción
con las contradicciones externas de las relaciones centro-periferia que
generan una exacción transnacional del «excedente»”. También reconoce el
indudable aporte de Prebisch para desentrañar algunas de las contradicciones
del «capitalismo periférico», “pese a las obvias limitaciones de clase que
acompañan a su obra”, y la importancia de su teoría sobre el «excedente
económico», pues en su apropiación “se encuentra el origen de las grandes
desigualdades distributivas del «capitalismo periférico»”. 24
Pero critica, con palabras de Isidro Parra-Peña su teoría del excedente, pues
es una categoría que “no se asienta en la concepción del valor-trabajo, ya que el
autor se cuida mucho de formular una teoría de la explotación, con todas sus
consecuencias revolucionarias”.25 Como continúa Estrada Álvarez, al “explicar
los orígenes del «excedente» Prebisch no logra romper con la teoría neoclásica
a pesar de sus manifiestas discrepancias con esta corriente burguesa del
pensamiento. Según Prebisch –cita Estrada— los factores de la producción
(trabajo, tierra, capital) serían los generadores de ese excedente, de tal manera
que éste aparece como una «remuneración adicional» a la mayor productividad que
no se transfiere a la fuerza de trabajo”. Como concluye su crítica Estrada
Álvarez, si “Prebisch hubiera explicado la «arbitrariedad» de la distribución a
partir de la propiedad-apropiación, tendría que haber negado las relaciones de
propiedad que producen la apropiación privada y excluyente, cuestionando los
cimientos del «capitalismo periférico». Pero al ubicar su análisis en la esfera
de la distribución, no solo enfrenta la opción revolucionaria sino se convierte
en un apologista del sistema al reconocer a éste su capacidad de renovación
en su propio cascarón”. 26
Otro reconocimiento al aporte de Prebisch y el grupo de investigadores que le
era más cercano en la CEPAL, puede encontrarse en Theôtonio Dos Santos,
reconocido economista latinoamericano, quien plantea que la CEPAL “va a
otorgar un fundamento de análisis económico y un sustento empírico, así
como un apoyo institucional, a la búsqueda de bases autónomas de desarrollo.
23 Estrada Álvarez, Jairo. Apuntes sobre el excedente y la crisis en Prebisch, revista Científica Horizontes (Bogotá).
Año 1, No. 1, enero de 1989. p. 9
24 Véase Prebisch Raúl, Crítica a las teorías neoclásicas del liberalismo económico, revista Economía Colombiana
(Bogotá), No. 126, 1980, p. 42
25 Véase Parra-Peña Isidro. Del Capitalismo Periférico y el Subdesarrollo, revista Economía Colombiana (Bogotá),
No. 126, 1986, p. 65.
26 Estrada Álvarez, Jairo. Apuntes sobre el excedente y la crisis en Prebisch, revista Científica Horizontes (Bogotá),
Año 1, No. 1, enero de 1989. p. 10
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CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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Éstas se definirán a partir de la ubicación de la industrialización como
elemento aglutinador y articulador del desarrollo, del progreso, de la
modernidad, de la civilización y de la democracia política. La industrialización
se llevó a cabo sobre todo en Brasil, México, Argentina y, en menor grado, en
Chile y Colombia. Para las corrientes más modernas en estos países la
industrialización era la clave del desarrollo. El atraso, lo arcaico, la barbarie,
eran resultado de la especialización de estas economías volcadas hacia la
exportación de productos primarios”.27
En relación con la concepción del capitalismo periférico, sistematización
teórica de la CEPAL, y que es uno de los aportes latinoamericanos a la
Economía Política, cuando ésta está tan descuidada en los países centrales,
puede recordarse que Prebisch dijo en los años ochenta que, a la luz de su
larga experiencia en la UNCTAD, “la política proteccionista de los centros va
a estar allí por mucho tiempo –palabras que también son válidas para los
primeros años del siglo 21— (…) porque me he convencido, estudiando la
historia económica de las relaciones entre centros y periferias, que en el
fondo lo que están protegiendo los centros es la integridad del excedente
económico de las empresas”. Y en relación con la competencia en el mercado
internacional decía que reconozco “plenamente el valor de la competencia, a
pesar de que dista mucho de ser perfecta, como bien sabemos. Sin embargo,
el funcionamiento correcto del mercado internacional requiere tomar en
consideración las consecuencias de las grandes disparidades estructurales
existentes entre los centros y la periferia. Señalé antes que los frutos de la
productividad permanecen en su mayor parte en los centros. Esto aumenta
la demanda y promueve las innovaciones tecnológicas y la acumulación de
capital en éstos, con efectos apenas residuales sobre la periferia en el
desarrollo histórico del capitalismo”.28
Para concluir este acápite sobre los principales aportes teóricos de Prebisch
y la CEPAL, puede recordarse, como destaca Ricardo Bielschowsky, que su
mérito es haber identificado un “conjunto de problemas estructurales de la
periferia para construir su análisis del crecimiento, el desarrollo periférico
y las relaciones centro-periferia, así como sus tesis fundamentales: deterioro
de los términos de intercambio, falta de convergencia entre los ingresos por
habitante del centro y de la periferia, desequilibrio estructural de la balanza
de pagos, vulnerabilidad externa, brecha de ahorro de divisas y dinámica del
proceso de industrialización mediante la sustitución de importaciones”. Es
entendible, reitera Bielschowsky, que ante tal problemática consideraran a
la planificación y la acción estatal como “fundamentales para sustentar la
27 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 140
28 Prebisch, Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, revista Comercio Exterior (México), vol.
37, núm. 5, mayo de 1987, pp. 352 y 356
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industrialización y el progreso técnico y evitar las tendencias perversas
inherentes a esas condiciones”. Para Prebisch, la principal tendencia perversa
era el desequilibrio estructural de la balanza de pagos, seguida de la tendencia
a la inflación. A lo que ha de añadirse la principal contribución analítica de
Celso Furtado: Por condiciones estructurales, en América Latina el crecimiento
económico sostenido y el aumento de la productividad pueden coexistir con
“el desempleo y el subempleo, la heterogeneidad tecnológica, la concentración
del ingreso y la injusticia social”. Como recalca Bielschowsky, siguiendo a
Furtado, “contrariamente a lo que ocurre en los países del centro, los modelos
de crecimiento en los países de la periferia tienden a preservar la abundancia
de mano de obra e impiden que las mejoras de productividad se reflejen en el
ingreso de los trabajadores”.29
Fallecido Prebisch, el brasileño Celso Furtado, quien trabajó al lado de Prebisch
y es un destacado exponente de la concepción cepalina, dijo a principios del
siglo 21 que el desafío es “alterar el curso de la civilización, cambiando su eje,
en un periodo histórico relativamente corto, de la lógica de los medios, puesta
al servicio de la acumulación, a la lógica de los fines, en función del bienestar
social, del ejercicio de la libertad y de la cooperación entre los pueblos”. Como
comenta Julián Sabogal Tamayo, este “es sin duda un cambio revolucionario
en la teoría. Tradicionalmente la teoría económica apunta solo al crecimiento,
a los medios; este nuevo planteamiento de Furtado invierte el orden de los
factores y pone como el fin último el bienestar de las personas”.30
Concepción que cada vez se abre más camino. Como dijo uno de los autores de
estas notas, en disertación presentada el 3 de julio de 2007 en sesión solemne
de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, “durante la mayor parte del
siglo 20 se pensó que la tarea fundamental de las ciencias económicas era lograr
el incremento de la producción de bienes y servicios, y se confundía «crecimiento»
con «desarrollo», pero entre los años setenta y ochenta del siglo pasado se
comprobó que tal incremento no era suficiente para alcanzar el mejor vivir o la
realización de los seres humanos”. Con base en lo anterior, “del «crecimiento»
podría decirse, entonces, que es «económico», pero del «desarrollo» que es
«humano». Si el «crecimiento» es creación social de riqueza, producción de
medios, el «desarrollo» supone la distribución equitativa de la riqueza creada,
cumplimiento de fines. Por eso se insiste tanto en que si bien crecimiento
económico y desarrollo humano son procesos distintos, deben ser simultáneos
y complementarios, en un escenario propicio para la realización de la libertad y
la búsqueda de la felicidad. (…) En resumen, hay que avanzar hacia la «utopía
posible»31 de un modo de desarrollo humano con base en la realización de la libertad
29 Bielschowsky, Ricardo. Vigencia de los aportes de Celso Furtado al estructuralismo, revista de la CEPAL, No.
88, abril de 2006, p. 10
30 Sabogal Tamayo Julián. Apuntes para la historia del pensamiento económico latinoamericano del siglo XX,
revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño (Colombia).
Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 86
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
51
y la búsqueda de la felicidad. Entendida la libertad como una «construcción
social», esto es, resultado del esfuerzo mancomunado de la sociedad para
garantizar a todas las personas las condiciones de una vida digna, y la felicidad
como la «opción individual» que se toma ante diversas oportunidades, y que debe
respetarse mientras no afecte de manera negativa a otras personas”. 32
A esa visión ha de adicionarse otra, también amplia, enunciada por Theôtonio
Dos Santos. Como dice el brasileño, en el siglo XXI el “desarrollo no estará
asociado solamente a la apropiación de la capacidad tecnológica extensiva,
generada por la segunda revolución industrial que se extendió de mediados
del siglo XIX hasta el decenio de los sesenta, sino también a la apropiación
del conocimiento y una acción económica intensiva, cada vez mas cualitativa,
promovida por la revolución científico-técnica, que es el funcionamiento de
las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales vividas por
el mundo después de la segunda guerra mundial”. Al cuestionar “los
fundamentos mismos de la ideología dominante en el mundo liberal capitalista”,
sugiere que se impondrá un nuevo colectivismo. “Ese colectivismo no podrá
omitir la gran conquista histórica que representó el nacimiento y crecimiento
del individuo como fundamento de la sociedad. Pero no el individuo utilitario
pensado por la doctrina liberal y creado por el capitalismo. Se está gestando
un nuevo individuo, un individuo que reconoce que su desarrollo es un
resultado de la acumulación histórica, económica, social, política y cultural.
Un individuo que tendrá que reconocer en su individualidad no una
contradicción con lo social sino una realización histórica de lo social”.
Como continúa Dos Santos, “Este proceso no se confunde con el igualitarismo,
que formó parte de las ideas de la civilización liberal burguesa. No se trata del
igualitarismo. Se trata de respetar y profundizar la diversidad de los individuos,
en una sociedad que dará a cada uno de acuerdo a sus necesidades y
demandará de cada uno de acuerdo a su capacidad. (…) Esa nueva sociedad
configurará una nueva civilización planetaria. (…) Se trata finalmente, de un
intento de superación del cuadro económico, social, político y cultural creado
por la civilización liberal burguesa, que se confundió históricamente con la
hegemonía mundial de Europa y posteriormente de Estados Unidos”.33
31 Posible, en cuanto el Diccionario de la Lengua Española (vigésima segunda edición, p. 1534) define utopía
como “Plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su
formulación”. Si bien la etimología más aceptada de la palabra se vincula con las expresiones griegas ïý «no»
ôüðïò «lugar»: lugar que no existe, en las anotaciones de pie de página que trae la edición de Utopía de Thomas
More revisada por Ralph Robynson (Ediciones Folio, Barcelona, pág. 120) se dice que también puede provenir
de åý «bueno» o «feliz», por lo que podría significar lugar bueno o feliz o tierra de la felicidad, que también
es la idea que transmiten diversos textos de la época griega.
32 Silva-Colmenares, Julio. Crecimiento económico y desarrollo humano: Una distinción necesaria en la búsqueda
de un nuevo modo de desarrollo. Véase el texto completo en [email protected] en el sitio de Julio
Silva-Colmenares en Miembros de Número.
33 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. pp. 164 y 165
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
En este sentido, vale la pena reiterar el reclamo que desde la perspectiva del
primer lustro del siglo 21 le hace Ricardo Bielschowsky al neoestructuralismo.
En sus palabras, “el neoestructuralismo está en deuda con el estructuralismo
original en cuanto a modelos de crecimiento alternativos al neoliberal que
tengan en cuenta las condiciones propias de cada país latinoamericano.
Mucho se ganaría si se volviera a formular proyectos de desarrollo nacionales
siguiendo la línea de pensamiento de Furtado, es decir, la del padrón o
modelos de crecimiento que otros (como Anibal Pinto, Conceiçáo Tabares,
José Serra, Pedro Sainz y Alfredo Calcagno) en ocasiones llamaron «modelos»,
«estilos» o «modalidades» de crecimiento”.34
Un par de días antes de morir, en el XXI período de sesiones de la CEPAL,
cuando pronunció su última intervención pública, en ciudad de México el 24
de abril de 1986, Prebisch dijo las siguientes palabras, que hoy parecen su
testamento intelectual: “¿Qué ha pasado en nuestros países en estos decenios
a los cuales me estoy refiriendo? (…) Con una productividad muy inferior
tratamos de imitar con celeridad las formas de consumo de los centros en
donde la acumulación de capital y la productividad han venido desarrollándose
durante un período extraordinariamente largo. (…) el consumo imitativo de
los estratos superiores ha actuado en desmedro de la acumulación de capital
y, en consecuencia, ha limitado la absorción productiva de fuerza de trabajo,
que en buena medida ha quedado rezagada en el fondo de la estructura social.
Allí están el desempleo y el subempleo para poner en evidencia estos hechos.
(…) tal cual está funcionando el sistema, el ajuste para frenar la inflación
recae sobre los elementos más débiles del sistema, que son obligados a
retroceder en lo que hubieran avanzado para hacer frente a los gastos del
Estado que no han podido reducirse y al consumo privilegiado de los estratos
favorecidos. He aquí el elemento de desigualdad social, de inequidad, que se
debe en última instancia, a la forma de funcionamiento del sistema. Hago
estas consideraciones porque estoy convencido de que en las políticas de
estabilización y acumulación de capital se impone una renovación del
pensamiento”. 35
3. Una contribución a la política económica: La
industrialización por sustitución de importaciones
Si bien los aportes de Prebisch, y bajo su orientación de la CEPAL, a la
Economía Política, como fundamento teórico de las ciencias económicas,
fueron significativos, y merecen retomarse a principios del siglo 21 para
entender mejor el «capitalismo periférico» en un mundo cada vez más
globalizado, pero también más polarizado y desigual, no menos importante fue
34 Bielsschowsky, Ricardo. Vigencia de los aportes de Celso Furtado al estructuralismo, revista de la CEPAL, No.
88, abril de 2006. p. 13
35 Prebisch, Raúl. Renovar el pensamiento económico latinoamericano, un imperativo, revista Comercio Exterior
(México), Vol. 36 No. 6, junio de 1986. p. 537 y 538.
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
CEPAL: APORTES A LA ECONOMÍA POLÍTICA Y A LA POLÍTICA ECONÓMICA
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su contribución a definir el papel del Estado en el avance de ese capitalismo
hacia la industrialización, etapa que fue tardía, si se compara con lo ocurrido
en los llamados países del centro. En este sentido, lo relativo a la intervención
del Estado en la economía es otro aspecto esencial de la concepción aportada
por Prebisch y la CEPAL. Esta intervención, sobre todo bajo la figura de la
protección estatal que defendía Prebisch, ha sido motivo de uno de los debates
teóricos más prolongados e intensos que se han escenificado en América
Latina, dada la importancia que tiene el Estado en cualquier sociedad
moderna.
Como dice Enrique V. Iglesias, quien trabajó junto a Prebisch y fue secretario
ejecutivo de la CEPAL, “Nuestra región ha constituido un verdadero laboratorio
de ideas y propuestas de política impulsadas por las ideologías de turno, en
muchos casos siguiendo enseñanzas originadas en otras partes del mundo”.
Y vista la concepción cepalina como un paradigma, Iglesias considera que el
paradigma cepalino incluye un “conjunto de ideas fuerza, entre las que se
destacan: i) el encuadre del paradigma en la relación centro-periferia; ii) la
orientación del desarrollo hacia adentro; iii) el papel de la tecnología; iv) la
industrialización sustitutiva y v) el rol activo del Estado. A su vez, la
implementación de esa estrategia de desarrollo descansaba en un conjunto
de instrumentos y políticas específicas de carácter arancelario, tributario,
cambiario, crediticio y de incentivos fiscales al desarrollo industrial, y en la
atención del crecimiento explosivo de las demandas sociales generadas por
las migraciones del campo a las ciudades”.36
Esto, en cuanto al planteamiento teórico. Pero en la vida real todo muestra
que, como ocurre con frecuencia en la ciencia, el hecho concreto fue preludio
de la abstracción teórica. En su última intervención pública, realizada el 24
de abril de 1986 en la reunión de la CEPAL celebrada en ciudad de México,
Prebisch se hizo la pregunta, ¿Cuándo comienza en América Latina la
sustitución de importaciones?, y respondió: “Durante la gran depresión
mundial, cuando la política monetaria de los Estados Unidos y la enorme
elevación de los derechos de aduana destruyeron todo el sistema de comercio
multilateral y de pagos, que estaba funcionando muy bien. La caída de las
exportaciones de nuestros países fue formidable. Y no hubo otra salida que la
sustitución de importaciones. Yo tuve que actuar en esa época, y no recuerdo
que en aquella situación haya habido algún insano que dijera No hay que
sustituir importaciones sino exportar manufacturas. ¿Exportar manufacturas
hacia adonde? ¿Hacia un mundo que estaba dislocado y donde el proteccionismo
era una forma normal de resguardar las economías? No hubo otra solución
que la sustitución. No fue una imposición doctrinaria. Fue una imposición de
los acontecimientos. Luego vinieron las dificultades de la posguerra, hasta
36 Iglesias, V. Enrique. El papel del Estado y los paradigmas económicos en América Latina, revista de la CEPAL,
No 90, diciembre de 2006. pp. 8 a 10
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
que, por fin, reconstruida Europa y alentada la economía mundial, si se
presentaron la oportunidad y la necesidad de exportar manufacturas”.37
En una entrevista realizada antes, al referirse al proceso de industrialización,
Prebisch dijo: “Fue una evolución gradual. Tuvimos que industrializar en la
Argentina sin construir una teoría, porque necesitábamos proporcionar más
bienes a la población. Pero no podíamos pagar todos los bienes importados, por
el decaimiento de nuestras exportaciones y el deterioro de nuestra relación
de precios de intercambio. Ese es un hecho sencillo. Sin ninguna teoría, toda
América Latina hizo lo mismo. De México para abajo. Entonces, en mis días
de tranquila meditación, después que dejé el Banco Central,38 empecé a
lucubrar teorías. Apareció el concepto de centro y periferia y también el de
industrialización”. 39 Sobre la iniciación de la «sustitución de importaciones
de productos industriales», Theôtonio Dos Santos dice, en confirmación de lo
señalado por Prebisch, que a raíz de la crisis mundial de principios de los años
treinta se configuró un «proteccionismo espontáneo», “que visualizó el
desarrollo de la industria nacional permitiéndole sustituir gran parte de los
productos que anteriormente se importaban”.40
Pero la propuesta de la CEPAL no se reducía sólo a la sustitución de
importaciones. En la citada última intervención pública, recuerda “que ya en
1961, hace un cuarto de siglo, la CEPAL, en sus escritos presentados a los
gobiernos, dijo que la política de industrialización en América Latina había
sido asimétrica, pues había estimulado la sustitución de importaciones, es
decir, la producción industrial para el mercado interno, y no había dado
estímulos equivalentes a la exportación de manufacturas; y recomendó
combinar las dos medidas. Eso es lo que dijimos entonces, y lo reprodujimos
en el último número de la Revista de la CEPAL, que acaba de aparecer; pero
sigue diciéndose con frecuencia que la CEPAL es responsable de la
continuación de una política unilateral en esta materia”. Y lo reitera a
continuación: “No dedicarse exclusivamente ni a la sustitución de
importaciones ni a las exportaciones, sino combinar ambas cosas. Es un
tanto alentador que el Banco Mundial reconozca finalmente la necesidad de
combinar la sustitución de importaciones con la exportación de manufacturas.
Había sido reacio a ver las cosas de ese modo, pero hoy lo reconoce”.41
37 PREBISCH, Raúl. Renovar el pensamiento económico latinoamericano, un imperativo. en Revista Comercio
Exterior, junio de 1986. pp.. 538-539
38 Se refiere a principios de los años cuarenta del siglo pasado
39 Sabogal Tamayo Julián. Apuntes para la historia del pensamiento económico latinoamericano del siglo XX.
en Tendencias. Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 80
40 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank en Tendencias. Revista de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 144
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Es decir, ya desde la década de los sesenta la CEPAL insistía que era necesario
combinar la sustitución de importaciones con la promoción de exportaciones.
¿Por qué se mantuvo más tiempo del necesario la preeminencia de la
sustitución de importaciones, con la protección privilegiativa que le
caracterizó, sin avanzar de manera efectiva hacia la promoción de
exportaciones de manufacturas? La revisión de lo ocurrido en América
Latina, en general, y en un país como Colombia, en particular, durante ese
cuarto de siglo a que hizo mención Prebisch en 1986, indica que la protección
estatal privilegiativa creó un ambiente proclive al poco esfuerzo y al
enriquecimiento fácil debido a la disponibilidad de mercados cautivos, en
donde los precios se «administraban» por quienes tenían los posiciones
dominantes en el mercado, sin mucha preocupación por la calidad, ya que la
verdadera competencia era inexistente. Esto explica también los períodos
prolongados de alta inflación, que facilitaron la creación de fuertes grupos
económicos nativos, cuyos monopolios no crecieron en el «escenario» de la
libre competencia sino bajo la «sombrilla» protectora del Estado,
Por tanto, la culpa por los resultados que al final del siglo se achacan al «modelo
cepalino» no son tanto culpa de la CEPAL sino de la clase dominante que
impuso al Estado bajo su control la permanencia de la protección, más allá del
límite sensato. La experiencia positiva de algunos países asiáticos que, con
una protección moderada y duración predeterminada pudieron convertirse
en exportadores exitosos, muestra que la recomendación de la CEPAL en los
sesenta y setenta era la más indicada. Podría decirse que la CEPAL fue
pusilánime y no supo –o no quiso— enfrentarse a la oligarquía dominante,
sobre todo a la que controló el proceso de industrialización y que fue la base
de poderosos grupos económicos que aún perduran y monopolizan lo
fundamental de la actividad económica, como pudo comprobarlo para el caso
colombiano uno de los autores de esta nota. 42
En este sentido puede ser razonable la crítica de Theôtonio Dos Santos, que
señala a la CEPAL como «instrumento» de los gobiernos latinoamericanos
para mantener el poder existente. En sus palabras, “era una organización
emanada de los gobiernos latinoamericanos, concebida para asesorarlos y
proponerles políticas. Sus estudios se concentraron en las políticas capaces
de viabilizar el proceso de industrialización procurando la superación de los
obstáculos al desarrollo. Sus propuestas, sin embargo, preservaban las
estructuras de poder existentes”. También la critica por no haber planteado
la lucha contra el latifundio, “como generador de desigualdad económica y
41 PREBISCH, Raúl. Renovar el pensamiento económico latinoamericano, un imperativo. en Revista Comercio
Exterior, junio de 1986. p. 539
42 Véase de Silva-Colmenares, Julio. Los verdaderos dueños del país: Oligarquía y monopolios en Colombia,
Editorial Suramérica, Bogotá, 1977, 343 pp.; Tras la máscara del subdesarrollo: Dependencia y monopolios,
Carlos Valencia Editores, Bogotá, 1983, 267 pp. y El gran capital en Colombia: Proyección al siglo XXI, Planeta,
Bogotá, 2004, 287 pp.
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social y como obstáculo al desarrollo del campesinado y a la construcción del
mercado interno”. 43
En continuación de su crítica, Dos Santos enfatiza que la “articulación
estructural entre la sobrevivencia del sector exportador y la industrialización
configura una alianza política muy propia de los países latinoamericanos, en
los cuales encontramos una política de perduración del latifundio apoyada por
la burguesía industrial. Esta burguesía vio así limitada su dimensión
revolucionaria, teniendo que abandonar la perspectiva de confrontación con
las oligarquías tradicionales y de distribución del ingreso en el campo, que
generase un mercado interno más significativo. No fue capaz de vender
medios de producción y productos de consumo para la masa campesina y de
aumentar así la capacidad productiva a través de su expansión de la demanda
interna. Se creó, en consecuencia, un bloqueo estructural al desarrollo
económico de la región”. Y más adelante dice que la CEPAL, como “representante
en gran medida de esa burguesía industrial, buscó salidas que no afectaran
la cuestión agraria y que permitieran expropiar recursos del latifundio
mediante mecanismos de intervención estatal, sin llegar al enfrentamiento
con él. Uno de esos mecanismos fue la inflación, que permitía una política de
precios relativos favorables al sector industrial. Otro mecanismo, como
vimos, fue la nacionalización de las divisas y de la política cambiaria;
finalmente, fueron empleados recursos basados en la intervención directa
del Estado en la economía rural como subsidios a la producción exportadora,
protección a los productos agrícolas de consumo popular, etcétera”.44
Sobre la inflación crónica, estructural, de América Latina durante la segunda
parte del siglo 20, Prebisch, el «motor» intelectual de la CEPAL, tuvo también
palabras críticas, como las siguientes, dichas al final de los años ochenta. Al
hablar de la crisis que vivió el capitalismo en esa década, dijo que “el gasto,
en el sistema, el ritmo del gasto, tiende a superar el ritmo de la acumulación
reproductiva que es esencial para aumentar el empleo, multiplicar la
productividad y el ingreso. (…) Lo interesante de comprobar en este caso es
que esos gastos, que han venido desenvolviéndose con el avance del sistema,
se van superponiendo unos a otros, no se hacen a expensas del gasto de la
sociedad privilegiada de consumo y llevan a ese desequilibrio, que no vio, no
pudo ver Keynes hace cincuenta años; él hablaba, más bien, de una tendencia
del sistema a generar exceso de ahorro. Ahora, a mi juicio, sucede todo lo
contrario, y lo grave de todo esto es que ese desequilibrio se manifiesta con
crecientes consecuencias inflacionarias, un tipo de inflación que no se daba
43 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. p. 143 y 1411
44 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. pp. 145 y 146
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en el capitalismo de otros tiempos, cuando la fuerza de trabajo estaba
sometida a las reglas del mercado y el Estado era prescindente en materia de
redistribución del ingreso, cosa que no ocurre más ni podría ocurrir en el
capitalismo contemporáneo”.
Y al preguntarse cómo se combate la crisis inflacionaria del sistema,
respondió: “Con el error o el horror del monetarismo. Cuando avanza la espiral
inflacionaria, el sistema no dispone hoy de otro instrumento de acción que
la retracción crediticia. Algunos lo hacen de buena fe, otros lo hacen
inspirados por una teoría, una teoría que se exalta aún en publicaciones muy
importantes en materia económica de los países del Norte. ¿Cuál es esa
teoría?: hay que restringir la actividad económica y provocar el desempleo
hasta que la fuerza de trabajo se resigne a aceptar salarios que permitan el
restablecimiento del excedente económico y, en consecuencia, la capacidad
de acumulación del sistema”.45
En el caso del capital extranjero, también se mostraba –al retomar la crítica
de Theôtonio Dos Santos— la «naturaleza capitulacionista» de la burguesía.
“A pesar de reconocer su carácter expoliador –dice—, requería de él en virtud
del control que ejercía sobre la tecnología y sobre los mercados internacionales,
dominados por poderosos cárteles y monopolios. El capital internacional
dominaba gran parte de los sectores orientados a la exportación, la energía,
los transportes, las comunicaciones y en algunos casos la industrialización
de los productos exportados o el control de su comercialización. (…) El capital
internacional aparecía como complemento del ahorro interno, necesario
para la industrialización. En la práctica, el capital internacional podía traer
del exterior maquinaria, un sistema de producción, una tecnología que el
capital nacional no poseía, pero raramente se disponía a traer los recursos
para su funcionamiento en la economía local. Por el contrario, buscaba apoyo
en el ahorro interno de los países donde invertía para financiar su instalación.
Necesitaba, por ejemplo, de una amplia infraestructura energética, de vías
férreas, de comunicaciones, etc., que correspondía garantizar a los países
receptores. Así, se realizaron varias misiones estadounidenses en los años
de la posguerra, con el fin de promover la creación de esta infraestructura de
energía y transportes capaz de soportar la entrada masiva de inversiones
industriales en las décadas de los cincuenta y sesenta”.46
Vista la razonada crítica a lo que puede llamarse la debilidad de la CEPAL para
explicar mejor y exigir el cambio de rumbo, así como su encubierta connivencia
con el latifundio y el gran capital nativo, puede volverse al pensamiento de la
45 Prebisch, Raúl. La crisis del capitalismo y sus consecuencias en América Latina, revista Comercio Exterior
(México), vol. 37, núm. 5, mayo de 1987, pp. 353 y 354
46 Dos Santos, Theôtonio. El desarrollo latinoamericano: Pasado, presente y futuro. Un homenaje a André Gunder
Frank, revista Tendencias. Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Universidad de Nariño
(Colombia). Volumen VII No. 2. Segundo semestre de 2006. pp. 146 a 148
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CEPAL, que en muchos otros aspectos tuvo aportes positivos. Así, por ejemplo,
casi desde los momentos iniciales se consideró necesaria la planeación en
una economía de mercado. En palabras de Prebisch, los “cambios estructurales
inherentes a la industrialización requieren racionalidad y visión en la
política gubernamental e inversiones en infraestructura para acelerar el
crecimiento económico, obtener una relación adecuada entre la industria y
la agricultura y otras actividades, y reducir la vulnerabilidad externa de la
economía. Por tanto, había fuertes razones en favor de la planeación.
También era importante la necesidad de intensificar la tasa de acumulación
interna de capital mediante incentivos apropiados y otras medidas de política
económica”. 47 Por tanto, no es extraño que cuando Colombia preparó su
primer plan nacional de desarrollo, el conocido como Plan Decenal de Desarrollo
1961-1970, presentado al final del gobierno del presidente Alberto Lleras
Camargo (1959-1962), en su elaboración tuvo destacada participación una
misión de la CEPAL. En este Plan, la idea de la industrialización por
sustitución de importaciones se transformó en política gubernamental
determinante.
Como dijo el propio Prebisch en el artículo sobre las etapas de su pensamiento,
era claro que pronto se habían “agotado casi por completo las posibilidades de
sustitución de importaciones para el mercado interno de los bienes de
consumo no duraderos. En consecuencia, era necesaria la iniciación de
formas de industrialización más complejas y difíciles en bienes intermedios,
de capital y de consumo durables que requieren mercados más amplios. Por
ello propuse medidas conducentes a la formación de un mercado común
latinoamericano. En síntesis, sostuve que la industrialización había sido
asimétrica porque se basó en la sustitución de importaciones mediante la
protección, sin la promoción correspondiente de exportaciones de
manufacturas. Para combatir esa falla la protección debería ir unida a
subsidios selectivos a la exportación, a fin de afrontar las diferencias de
costos en relación con los centros”.48
En ratificación de lo anterior, es pertinente recordar lo que el economista y
periodista colombiano José Fernando López dijo en una conferencia en
homenaje a Prebisch en 1986. “El rápido agotamiento de la sustitución de
bienes de consumo no durables para el mercado interno y la necesidad de
formas más complejas y difíciles de industrialización, que requieren a su vez
de mayores mercados –son sus palabras—, llevan a Prebisch a insistir en la
necesidad de un mercado común latinoamericano y a proponer un esquema
de promoción de exportaciones hacia los países desarrollados (que se verían
favorecidos, según él, por la reorganización de las economías europeas y del
47 Prebisch Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo. Revista Comercio Exterior (México), vol.
37, No. 5, mayo de 1987, pp. 347
48 Prebisch, Raúl. Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo, revista Comercio Exterior (Mèxico), vol.
37, núm. 5, mayo de 1987, p. 348
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sistema de pagos internacional, sensiblemente deteriorados al final de la
segunda guerra mundial)”.
Además, era evidente –dijo también López—, “que el proceso de desarrollo no
había solucionado los problemas relacionados con la distribución del ingreso
y tanto dentro como fuera de la Cepal, teóricos tan importantes como Aníbal
Pinto señalaban con claridad las limitaciones que en este aspecto presentaba
el modelo sustitutivo. (…) Los condicionamientos impuestos por los centros
al proceso de industrialización de la periferia y la tendencia imitativa de esta
última, permitían entender por qué el sistema tiende a excluir socialmente
a los sectores de menores ingresos, por qué llega a ser tan conflictivo y por qué
tiende permanentemente hacia la crisis”. 49
En continuación de lo mencionado atrás sobre el paradigma cepalino, Enrique
Iglesias dice que el “desarrollo impulsado por esta estrategia transformó
profundamente el perfil económico y social latinoamericano. Un aspecto
destacado de la transformación social lo constituyó el intenso proceso de
urbanización. En el plano económico, el sector manufacturero aumentó su
gravitación en el producto global y en el empleo, mientras declinaba o se
estancaba la producción agrícola, se aceleraba la expansión de los servicios
e inclusive el aumento del empleo en el sector público, y adquirían una
ponderación cada vez mayor las burocracias y la absorción de recursos por
parte del Estado”. En ese contexto, enfatiza Iglesias, “correspondía al Estado
cumplir un papel protagónico, para lo cual se crearon ministerios
especializados, oficinas de planeación, y bancos de desarrollo destinados a
movilizar recursos financieros y tecnologías. La ampliación y fortalecimiento
del aparato estatal fue el instrumento básico de la política económica”. Pero
mientras en los llamados «tigres asiáticos» estos mismos postulados tenían
éxito, y le permitieron a esa región transformaciones sustanciales en un par
de decenios, en América Latina no ocurrió así.
Y después de hacerse varias preguntas al respecto, el mismo Iglesias
responde: “Ciertamente las causas fueron muchas, pero hubo factores que
tuvieron una incidencia nefasta importante en los resultados”. Entre esos
factores destaca que el “Estado asiático disfrutó de mayor autonomía que el
latinoamericano, y estuvo precedido por tradiciones burocráticas eficientes
y libres de la influencia de intereses particulares. En cambio, la experiencia
en América Latina fue muy distinta, no tanto por la naturaleza de las
políticas, sino más bien por su implementación. Las bases fiscales fueron
insuficientes, debido en gran medida a la ausencia de un auténtico pacto
social y político redistributivo. El Estado fue fácilmente dominado por intereses
particulares, entre otros, los de las agrupaciones o partidos políticos, grupos
económicos, líderes militares, caudillos o dictadores, los cuales fortalecieron
49 López, José Fernando. Raúl Prebisch: Del liberalismo a la utopía, revista Economía Colombiana (Bogotá) No.
182, junio de 1986. p. 84
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JULIO SILVA-COLMENARES, LILIA STELLA QUINTERO MAHECHA
su poder político y económico por la vía del Estado. Eso explica también el
carácter clientelista del empleo y de la gestión del gasto público por los
regímenes autoritarios o semidemocráticos”. Como lo dice en términos
contundentes Iglesias, y él sabe porqué decirlo así, “el Estado que acompañó
al paradigma cepalino fue omnipresente, centralista y cautivo. Además, en
pocos países de América Latina se consiguió avanzar en la construcción de
un sólido Estado democrático, condición indispensable para asegurar la
autonomía frente a los intereses particulares y la confianza en el imperio de
la ley. Estas deficiencias condujeron a la inestabilidad política y al déficit
democrático”.
Estudios realizados en el Banco Interamericano de Desarrollo –BID—, cuando
Iglesias fue su presidente, sobre las relaciones entre Estado, mercado y
sociedad encontraron que vacíos o fallas en estas relaciones “erosionaron la
viabilidad de un desarrollo sustentable y equitativo”. De esa manera, la
“usurpación del Estado por los intereses privados condujo a intervenciones
estatales que entorpecieron el funcionamiento eficiente del mercado y
promovieron el rentalismo, la especulación y la corrupción. A su vez, las
políticas públicas capturadas por intereses particulares no pudieron responder
a la demanda de la mayoría de los ciudadanos, contribuyendo así a excluir de
los beneficios del crecimiento a amplios sectores de la población y a la pérdida
de legitimidad del Estado”. En conclusión, el “agotamiento del modelo
heterodoxo de la CEPAL precipitó la crisis del Estado”, lo que hizo que “en la
formulación de la política de desarrollo se perdieron las perspectivas de largo
plazo”. Luego de una «década perdida», la “gravedad de la crisis llevó al
abandono del modelo heterodoxo y al retorno del modelo ortodoxo y la adopción
del Consenso de Washington”.50 Se está en presencia de lo que se ha llamado
el «Estado privatizado», o peor aún, de un «Estado privilegiativo», característico
del «capitalismo de compadrazgo» que «reinó» en América Latina a lo largo del
siglo 20 y pretende mantenerse en los lustros iniciales del siglo 21.51
50 Iglesias, V. Enrique. El papel del Estado y los paradigmas económicos en América Latina. en Revista de la
CEPAL, No 90 (Santiago de Chile). Diciembre de 2006. pp. 8 a 10
51 Véase un análisis con este enfoque sobre la realidad colombiana en Silva-Colmenares, Julio. La Salida: Un nuevo
modo de desarrollo humano para la paz. Ediciones Aurora, Bogotá, 2002, 199 pp., en especial el capítulo 5
Del Estado empresarial y privatizado al Estado estratega y comunitario (pp. 123 a 156), y los artículos, del mismo
autor, Protección Privilegiativa. La República, 16 de enero de 2004, p. 2A y Estado Privilegiativo, La República,
30 de agosto de 2007, p. 2A.
Economía y Desarrollo - septiembre 2007, vol. 6, n° 2
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