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Transcript
Desde siempre, Nuestra Señora de Guadalupe ha estado asociada con los momentos más trascendentales
de nuestra historia. La gesta de Independencia no fue la excepción. Hidalgo y Morelos portaron
estandartes guadalupanos, y el propio grito de Dolores proclamaba “Viva la Virgen de Guadalupe”.
Índice
GRUPO EDITOR
Presidente
Mons. Diego Monroy Ponce
Director
Lic. Arturo Rocha Cortés
Editorial
Lic. Ángel Roa Hernández
3
Mensaje de
Rector
7
Mons. Diego Monroy
Ponce saluda a todos los
peregrinos y lectores
Acontecimiento
Guadalupano
Inin Huey Tlamahuiçoltzin
Lic. Arturo Rocha Cortés
Jefe de Formación
Ricardo Galindo Melchor
Colaboradores
P. Juan Ortiz Magos - P. Gabriel Rodríguez Martín del
Campo - Diácono Mario Bustamante Rubio - Martha
Reta Hernández - Lenice Rivera Hernández - Iván
Martínez Huerta - Arturo Pardo Ayala - Lic. María de
la Concepción M.C. de Jiménez Lic. Marcela Vallecillo
Gómez - Lic. Samuel Jiménez Hernández - María
Guadalupe Bustamante Rosas.
Boletín Guadalupano es una publicación mensual y
gratuita de la Basílica de Guadalupe A.R. La distribución
es realizada por la propia Basílica, con domicilio en Plaza
de las Américas núm. 1, Col. Villa de Guadalupe, Deleg.
Gustavo A. Madero, C.P. 07050, México, D.F. Tel.: 55776022 exts. 201 Redacción y 161; fax 5577-5038. Correo
electrónico: boletinguadalupano@basilicadeguadalupe.
org.mx. web: www.virgendeguadalupe.org.mx.
Registro de SEPOMEX (en trámite). Certificado de
Licitud de Contenido núm. 10545, expedido por la
Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas
Ilustradas de la SEGOB, el 26 de noviembre de 2004.
Certificado de Licitud de Título núm. 12972, expedido
por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas
Ilustradas de SEGOB, expedido el 26 de noviembre
de 2004. Certificado de Reserva de Derechos al Uso
Exclusivo núm. 04-2006-112409391300-30, expedido
por la Dirección de Reservas de Derechos del Instituto
Nacional del Derecho de Autor, el 24 de noviembre de
2006.
Diseño
Arturo Pardo, Arturo Rocha y Ricardo Galindo
Formación Editorial
Arturo Rocha y Ricardo Galindo
Impresión
Litográfica Delta S.A de C.V.
Pascual Orozco 47, Col. San Miguel Iztacalco, C.P.
08640, Deleg. Iztacalco, México D.F., con un tiraje de
10,000 ejemplares.
PUBLICACIÓN GRATUITA. PROHIBIDA SU VENTA
Los artículos y demás contribuciones publicadas en
el Boletín Guadalupano no reflejan necesariamente el
sentir de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.
Portada:
ANÓNIMO
Recuerdos de la Época de la Independencia
Siglo XIX - XX
Impresión a color en papel de litografía
39.5 x 29.3 cm.
33.3 x 24.3 cm. (mancha del grabado)
Col. Museo de la Basílica de Guadalupe
Diseño de Portada:
Arturo Pardo Ayala
Diseño de interiores:
Lidia Binzhá, Ricardo Galindo,
Arturo Rocha
10
12
Oraciones
Tonantzin Guadalupe
y los indígenas
Nuestra Señora de los Remedios
desde 1574 Patrona de la Imperial
Ciudad de México
Tonantzin Guadalupe en el
mes de la Patria
Mario Bustamante Rubio
Teresa Núñez Lazo y Sebastián Mier
14
Cultura
y Arte
17
Notas sobre un lienzo
guadalupano del pintor
poblano Juan de Villegas
en Madrid, España
Santa María de Guadalupe y
nuestra Identidad Nacional
Mons. Jorge Palencia Ramírez de Arellano
Martha Reta Hernández
20
Pastoral
24 Conociéndonos
Homilía
Homilía de su Excelencia
Mons. Christophe Pierre,
Nuncio Apostólico en México
Las carpas de evangelización
y sus evangelizadores…
Lic. Samuel Homero Jiménez
26
Retratos y
Semblanzas
28
Peregrinaciones
Pbro. Juan Castillo
Hernández
Diócesis de Ecatepec
Asociación de Madereros
Escuela de Pastoral
Lic. Marcela Vallecillo Gómez
María Guadalupe Bustamante Rosas
31
Homilía
V Aniversario de la
Canonización de Juan Diego,
homilía pronunciada por
el M.I. Sr. Cango. Fidel González
Fernández, mccj
6 Editorial
de Octubre
35 Actividades
de 2007
En Portada
Visita el sitio oficial de la Basílica de Guadalupe:
www.virgendeguadalupe.org.mx
MENSAJE DEL RECTOR
Q
ueridos hermanos y hermanas: con cristiano y cordial afecto los saludo
desde la Casita del Tepeyac, cuna de nuestra mexicanidad y alma de
nuestra patria mestiza.
Este mes, en el que celebramos el 197 aniversario de nuestra Independencia y con
ella nuestro amor por México, comparto con todos ustedes, queridos hermanos
y hermanas, esta breve reflexión con matices históricos, con la cual los invito a
descubrir la presencia maternal de santa María de Guadalupe en el acontecer
diario de este gran país y su influjo transformador a través del mismo.
Deseo con ello que todos los nacidos en este suelo volvamos nuestros ojos a Ella,
y descubriéndola como maternal y compasiva Madre, confiemos a su compasiva
intercesión el destino de esta tierra mestiza, la que Ella escogió como suya, y en la
que desde su llegada a nosotros, no hemos dejado de sentir su mano cariñosa y su
mirada compasiva.
Cada página escrita de nuestra historia nacional tiene como testigo de su acontecer
el Santuario del Tepeyac, lugar geográfico donde de manera genuina confluyen las
aspiraciones de todos los hombres nacidos en esta tierra.
Si contemplamos la historia de nuestra patria, que corre a la par de la tradición
guadalupana, comprenderemos claramente el papel de nuestra Muchachita
Guadalupe en nuestras andadas nacionales, lo que le ha ganado ser la identidad,
el pulso y el corazón de este pueblo. Desde entonces el culto mariano guadalupano
está en la base de la historia cristiana de México.
Está comprobado que aun antes de que finalizará el siglo XVI, la Virgen de
Guadalupe se hallaba en el ánimo y en el fervor de los habitantes de la Nueva
España. Sus milagros fueron el primer paso para que comenzará a participar no
sólo en los ámbitos privados e íntimos de los novohispanos, en sus necesidades
particulares, sino para que ingresara con méritos propios en la vida social, cultural
y política de la historia mexicana, tal y como afirma José Manuel Villalpando en su
obra intitulada La Virgen de Guadalupe: una biografía (México: Editorial Planeta,
2004).
La devoción a nuestra Señora de Guadalupe rebasó todo límite personal; su
influencia llegó hasta el ámbito social, calándolo hondamente. Prueba de ello lo
constatamos en su milagrosa intervención en la sequía de 1599 y en la inundación
de 1629. Desde entonces Ella está en la conciencia nacional. A partir de 1648, el
culto guadalupano dejó de ser un mero asunto de fe, para convertirse en el símbolo
más representativo de las aspiraciones nacionales.
Mensaje del Rector
La peste del matlazáhuatl de 1737 llevó al reino de la Nueva España, a jurar a María
santísima de Guadalupe como patrona principal de la ciudad de México, juramento que
no sólo se suscribió a la ciudad sino que fue dispuesto para toda la Nueva España al
ver que la peste no cesaba.
Mediante estos saltos de la historia, hemos podido contemplar cómo la protección de
nuestra Señora de Guadalupe ha estado presente en todos los intereses del pueblo de
México. Se ha constituido en su propia alma. Su sombra maternal nos ha dado abrigo.
La aparición de la Virgen de Guadalupe en el movimiento insurgente fue como la de una
madre liberadora, protectora y defensora, cuidadosa y preocupada por sus hijos. Así,
cuando el sacerdote y caudillo Miguel Hidalgo la tomó como estandarte, los insurgentes
ya sentían hacia ella una gran confianza, dejándola de ver como mero símbolo religioso
y convirtiéndola en una protagonista principal de la lucha de Independencia.
El cura Hidalgo llevaba siempre una imagen de Ella cosida a su ropa. El 16 de
septiembre de 1810, la imagen de nuestra Señora de Guadalupe se convirtió en la
bandera oficial del movimiento armado.
Al grito de ¡Viva nuestra Señora de Guadalupe, muera el mal gobierno, mueran los
gachupines! , el cura Hidalgo comenzó la guerra de Independencia. Explicó que había
enarbolado el estandarte guadalupano porque ella como bandera representaba la
salvación de la patria. Ella nos ha de sostener y ayudar en este gran proyecto, dará
fuerza a los débiles, esperanza a los tímidos y valor a los pusilánimes.
Muchos insurgentes fueron guadalupanos, como muchos hombres políticos de hoy lo
son. Recordemos de los insurgentes a Mariano Matamoros, Ignacio Rayón, José María
Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide, Leona Vicario y por su puesto,
Guadalupe Victoria.
Para reconocer el mérito militar se fundó en honor de nuestra de Guadalupe la Orden
Imperial de Guadalupe, mientras que también se pactaron tratados con los nombres de
Guadalupe Hidalgo, el Plan de Guadalupe firmado en Coahuila, etc.
Un hecho para recordar y que no puede quedar en el olvido, y al margen del llamado
Estado Laico, es el del acuerdo del 3 de julio de 1822 en el que por unanimidad se
determinó que la imagen de la Virgen de Guadalupe fuera colocada en el salón de
sesiones del Congreso constituyente; era Ella quien presidía las sesiones.
Muchos otros acontecimientos de nuestra historia tienen a Guadalupe como referencia,
por ejemplo la Revolución Mexicana y la Persecución Religiosa. En estos movimientos
ha sido fundamental la presencia de la Virgen de Guadalupe. Nuestra historia se ha
construido a su amparo; sin Ella no la podemos interpretar.
Mensaje del Rector
Es, como lo afirma don Ignacio Manuel Altamirano: tan nacional, que todas las
diferencias que hay entre los mexicanos se apagan y lo único en que están todos de
acuerdo es que en los casos desesperados, el culto a la Virgen mexicana, es el único
vínculo que los une. Toda división desaparece, ante los altares de la Virgen. Allí todos
son iguales, mestizos e indios, aristócratas y plebeyos, pobres y ricos, conservadores y
liberales…
Queridos hermanos y hermanas: ojalá que la celebración de la Independencia de
nuestro país nos permita abrigar auténticos sentimientos de justicia, de paz y de
progreso, para que animados e inspirados en la “Generalísima” Santa María de
Guadalupe, como se le llamará a mediados del siglo XIX, construyamos un México más
humano y cristiano. No olvidando que Ella, Guadalupe, no es adorno sino destino de de
este país.
Este mes patrio, recuerdo y saludo de manera muy especial, a los hombres y a las
mujeres que por diversas razones tuvieron que dejar sus familias y sus casas en busca
de nuevas y mejores oportunidades de vida.
Para ellos que están lejos de su patria, pido al Señor, por intercesión de nuestra Niña y
Madrecita Santa María de Guadalupe, respeto a sus derechos humanos, que consigan
un trabajo digno y bien remunerado, un lugar donde vivir, salud y educación, y una
comunidad donde puedan dar testimonio de su ser cristiano.
Me despido, no sin recordarles e invitarles a participar en las conferencias del P. José
Trinidad Marinez Solís, quien como cada día doce de mes, puntualmente a las 10:30
a.m.; nos acompaña para hablarnos de los mártires de Cristo Rey y Santa María de
Guadalupe.
Los festejos guadalupanos de este mes estarán a cargo del M.I. Sr. Cango. Manuel
Hernández. A las 8:30 de la mañana comenzaremos con el solemne canto de laudes y
enseguida la Santa Misa. Durante esta jornada recibiremos a los hermanos peregrinos
de Zacatecas. Por la tarde, a las 17:00 horas, tendrá lugar el Rosario Solemne y
a las 19:00 horas concluiremos con un concierto – homenaje a nuestra Señora de
Guadalupe– en la voz de la mezzosoprano Luz Vizcarra. Los invitamos a todos a
participar de estos solemnes festejos.
Dios les bendiga.
Mons. Diego Monroy Ponce
Vicario General y Episcopal de Guadalupe
Rector del Santuario
EDITORIAL
Editorial
E
En estal mes
ocasión
el Boletín
presenta
en el
patrio
invita anos
todos
los nacidos
mensaje
Rector,
breveasínte
dedel
esta
tierra,una
no sólo
celebrar la
Independencia, sino también a pugnar
por los valores fundamentales de cada uno de
nosotros, como el bienestar, la preservación de los
rasgos identitarios; la gloria y la lealtad a la patria.
Lejos de pretender esta página editorial ser una
clase cívica de los valores de nuestra mexicanidad,
pretende más bien suscitar en el espíritu y en el
deber cristiano de nuestros lectores, un mejor y
entendido amor por México.
Quién no recuerda con vehemente nostalgia
y cariño los días de escuela, cuando muy de
mañana, todos los lunes, formados en el patio
escolar, rendíamos honores a la Bandera y
entonábamos fervorosamente el Himno Nacional
Mexicano.
Dicha celebración cívica era, valga la redundancia,
toda una celebración, pues en ella, a través de
breves reseñas leídas o declamadas por los
alumnos más destacados de la clase, comenzamos
a conocer a los ilustres personajes que nos
precursaron la libertad. Cómo no recordar a
todos aquellos hombres y mujeres, que fieles
a sus ideas y su amor a la patria comenzaron
a gestar para todos nosotros un México nuevo,
donde independientes, con una tierra y un credo,
pudiéramos gozar del lugar donde hemos nacido.
verdad, la justicia y el respeto de las instituciones;
premisas sin las cuales, el rumbo de este país
estará desarticulado y cada vez más lejos de los
ideales que lo vieron nacer y de constituirse como
nación soberana e independiente. Su soberanía y
su independencia debe manifestarse y expresarse
en una conciencia clara de valores y solidaridad, de
crecimiento y fortalecimiento de la propia identidad.
Como parte de esta celebración, démonos a la
tarea de rescatar para nuestros niños y jóvenes el
amor a los símbolos patrios, emblemas de nuestra
identidad nacional.
Como cristianos que somos, nuestra respuesta
a estos desafíos debe ser cristiana y apegada a
la realidad, amén de buscar el bien común que
consiste en la defensa de los derechos y deberes
de la persona humana, que se deben reconocer,
respetar, armonizar, tutelar y promover.
Como Iglesia que somos, constituida con hombres
y mujeres de valores, hagamos un esfuerzo
generoso para lograr la unidad nacional y preservar
la identidad histórica y cultural de nuestro pueblo.
Sólo así podremos construir un México que mire
confiadamente al mañana y con un horizonte más
esperanzador para todos.
Probablemente, el México que ahora vivimos no
es precisamente el que idealizaron los héroes
patrios ni el de todos aquellos que se sumaron a
los diferentes movimientos históricos de este país,
como lo fueron los revolucionarios y los cristeros;
pues la corrupción y la violencia, el narcotráfico
y el abuso de poder, sumado a las mentalidades
sin escrúpulos y donde la vida de los inocentes
se pone a merced de los poderosos, entre otros
crímenes, vienen día con día lacerando el tejido
social que tantos hombres y mujeres de buena
voluntad han venido construyendo al paso de los
años.
Nuestra celebración por México exige de cada
uno de nosotros un mayor compromiso con la
Acontecimiento Guadalupano
Inin huey tlamahuiçoltzin (ca.
1570)
Lic. Arturo Rocha Cortés
Director del Boletín Guadalupano
[email protected]
E
n muchos aspectos, la retórica
y el estilo del Inin huey
tlamahuizoltzin se antoja hasta
más arcaica que la de su pariente el
Nican mopohua, no obstante ser
posterior en redacción.
El caracter hipocorístico o diminutivo
de algunos de sus párrafos es más
acentuado, como aquellos que
describen al “hombrecillo” o
“jovencillo” Juan Diego (in toquichtin...
notelpotzin...) o a las “florecillas”
(xochitzintli) que éste debía cortar.
Por otro lado, resulta interesante
advertir cómo la narración se aparta a
ratos de la “versión oficial”, como
cuando nos presenta a Juan Diego
aquella madrugada en el Tepeyac,
“andando de acá para allá”,
desenterrando racitas.
Creemos que aún no ha concluido el
estudio crítico de este pequeño pero
importante documento.
Acontecimiento Guadalupano
Inin huey tlamahuiçoltzin (Ms. 1475 de la Biblioteca Nacional de México) f. 52 r.
Acontecimiento Guadalupano
Paleografía
Occepa…………………………………†
……………………………………..........
....................................................… quimottititzino: auh intoquichtin yn oquimo5
10
15
20
ttilli, quimolhuili cihuapillé, ca oni-
Traducción *
† hualmocuep
intoquichtin
tlatlaocoxti
huitz: auh
in tlatoca
cihuapilli
occeppa”
“Una vez más ------------------------------- †
-------------------------------------------------------------------------------------- se dignó
aparecerse, entonces cuando nuestro
hombrecito la vio, le dijo estimada Señora
huia yn ompa otinechmotitlani: auh
ya fui allá [donde] tú me enviaste: y no
amonechmoneltoquitia in tlatoani, çan
se dignó creerme el gobernante, sólo me
nechmolhuilia aço onictemic, anoce oni-
dijo que por ventura lo soñé, o quizá me
huintic, yhuan onechmolhuili ynic qui-
emborraché, además me dijo que para
moneltoquitiz ma ytla nezcayotl
creerlo, alguna señal me dieras, de esta
xinechmomaquili ynic noconnotqui-
manera yo la llevaré, y la Gobernante
liliz, auh in tlatoca cihuapilli in Dios
Señora [noble], Preciosa Madre de Dios,
y tlaçonantzin, niman quimolhuili ma-
en seguida le dijo no te compadezcas, mi
ca ximotlaocolti notelpotzin, tla xo-
jovencito, ve a recoger, ve a cortar allí
con mocuicuili xocon motetequili
donde permanecen en retoño las florecitas,
yn oncan on cuecuepocatoc xochitzintli ynin
las flores que sólo milagrosamente allí
xochitl çan tlamahuiçoltica yn oncan
retoñaron, y entonces allí donde la tierra
cuecuepon auh yniquac yn ca tlalli
estaba seca, en ningún lugar alguna flor se
huahuaqui acantlexochitl cueponia
abría, y cuando las cortó, nuestro hombre-
yn ocontétec in toquichtin ic concue-
cito las llevó en su vestido, su tilma, allá
xano yn itilma ompa ya in mexico
a México [entonces] le dijo al sacerdote-
quimolhuilito yn teopixca tlatoani:
gobernante:”
“vino a regresar nuestro
/ hombrecito, venía
muy triste,
entonces una
vez más /
la Gobernante Señora
(noble)
* Basada en: Xavier Noguez, Documentos Guadalupanos, México: El Colegio
Mexiquense/FCE, 1995, [Sección de Obras de Historia], pp. 207-209.
ORACIONES
Nuestra Señora
de los Remedios
desde 1574 Patrona
de la Imperial Ciudad
de México
Mario Bustamante Rubio
Diácono Permanente
Anónimo NOVOHISPANO
El hallazgo de la imagen de Nuestra Señora de los
Remedios
Siglo XVIII, segunda mitad
Óleo sobre tela
141 x 67 cm.
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección
General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural,
Acervo de la Pinacoteca de la Casa Profesa anexa al
templo de San Felipe Neri
E
sta mi patria tan querida, que en los tiempos que
corren y gracias a los medios de comunicación
ha caído en la vorágine de las novedades, en
su curiosidad busca siempre la novedad, para saltar de
nuevo a otra novedad. No olvidemos que lo novedoso
puede inspirar repulsa en algunos casos, más aún
suele ser un espectro, una ilusión que despierta la
torpe curiosidad. Entremos de lleno a nuestro tema. En
el caso que nos ocupa, nuestra devoción y fe mariana,
no así la novedad, hacen surgir en todo su esplendor
a la Santísima Virgen María que porta en su mano
derecha el cetro de mando como atributo de potestad,
10
que la inviste como generala de los ejercitos de Hernán
Cortés; el niño lleva el suyo propio y su manita izquerda
sostiene el orbe, símbolo del mundo. Entre las diversas
representaciones de la imagen, sobresale una en la
que parece flotar sobre un maguey cuyas pencas dan
la impresión de que la abrazan y cobijan. La Historia
del principio y origen, progresos venidas a México y
milagros de la santa imagen de Nuestra Señora de los
Remedios, escrita en 1621 por el fraile mercedario Luis
de Cisneros, es la fuente principal de la que abrevan
los escritos de autores antiguos y modernos.
Oraciones
En ésta y otras obras se puede leer que, según la
tradición, la devoción se originó con la llegada de
los españoles en el siglo XVI. Hernán Cortés, a más
de encargarse de la conquista “militar” de México
Tenochtitlán, se empeñó en amparar la “conquista
espiritual” colocando una cruz y una imagen de
Nuestra Señora en el Templo Mayor, después de haber
derrocado a los ídolos de lo alto del teocalli. Juan
Rodríguez de Villafuerte se encargó, bajo expreso
mandato de Cortés, de llevar a buen fin esta hazaña
que ahuyentaba la idolatría. Allí permanecieron estos
signos cristianos hasta el episodio conocido como
“La Noche Triste”, en la cual el ejército español salió
huyendo de la persecución de los indios a lo largo
de la calzada de Tlacopan. En medio de la retirada
y el desconcierto, algunos soldados se fueron
dispersando, mientras otros resistían en medio de
una batalla que hubiera costado la derrota total de los
invasores. Fue entonces que en su auxilio intervino
la Virgen conquistadora… Se cree que, en medio
de la confusión, la pequeña imagen de la Virgen
fue rescatada de entre los ídolos paganos, y se
atribuye a Villafuerte el haberla ocultado “en el cue de
Otoncapulco, debajo del maguey”.
paneiristas que “la verdadera conquistadora, haciendo
asiento y residencia en esta capital, [repartió] perennes
e inagotables manantiales de singularísimos beneficios
y favores a toda la vasta extensión del Continente”.
Mateo de la Cruz, religioso del siglo XVIII, asegura en
su obra que México tiene a la Santísima Virgen en su
milagrosa imagen de los Remedios por patrona de sus
inundaciones cuando crecen las aguas, llamando a
aquella imagen conquistadora y la gachupina, porque
vino con los conquistadores de España [...].
Hasta aquí la tradición y la historia.
Puestos en la presencia de Dios, musitemos nuestra
oración: “Te pedimos, Señor, que por la poderosa
intercesión de la siempre Virgen María en cualquiera de
sus advocaciones, nos liberes de todo peligro, a fin de
que podamos disfrutar de la paz que Tú nos ofreces”.
*
Fuente: Artículo de Martha Reta, investigadora del Museo de
la Basílica de Guadalupe, publicado en el libro titulado Zódiaco
Mariano.
Luego de diecinueve años de permanecer enterrada
en aquel lugar, el indio cacique Juan Tovar, durante
uno de sus recorridos por el cerro de Totoltepec, tuvo
una visión en la cual la Virgen María se le mostró
resplandeciente y lo exhortó para que rescatara su
imagen de aquel olvido. Así, determinó comunicar
lo ocurrido a los religiosos franciscanos, quienes
juiciosos, no tomaron por cierta la noticia de aquel
mensajero indígena.
Para enfatizar su voluntad, María Santísima intervino
milagrosamente cuando el indio sufrió un accidente
mortal, al momento de estar trabajando en la fábrica de
la iglesia franciscana de Tacuba. Esta señal del cielo
obligó al indio a hurgar en dicho paraje registrando
cautelosamente el terreno, y así “halló [debajo de un
maguey] todas las Aves en la Ave llena de gracia, María
Virgen y Madre de Dios en su prodigiosa imagen de
los Remedios”. Fue entonces que el agraciado cacique
tomó con reverencia la pequeña talla y la colocó
en su casa como objeto de su particular devoción.
Desde un pricipio se manifestó como “La primera
señal de posesión que aprehendía Dios de estos
reinos”. De esta manera, María fue entendida como
un estandarte real y quedó inextricablemente ligada a
los hechos fundacionales, tanto del reino político como
de la extensión del Evangelio. Asegura uno de sus
Anónimo NOVOHISPANO
Nuestra Señora de los Remedios
Siglo XVIII-XIX
Óleo sobre tela
21.4 x 29.7 cm.
Col. Museo de la Basílica de Guadalupe
11
TONANTZIN GUADALUPE
Tonantzin Guadalupe
en el mes de la Patria
Teresa Núñez Lazo y
Pbro. Sebastián Mier
D
urante septiembre acostumbramos los
mexicanos celebrar nuestra Madre Patria
desde hace muchos años. Ya sabemos que
en este mes se adornan las ciudades y los pueblos
con los símbolos patrios: la bandera misma y
también con sus colores en muchas iluminaciones.
Aquí, en la Basílica de Tonantzin Guadalupe, se
despliega una bandera mexicana de buen tamaño.
Además, se realizan variados festejos entre los que
destaca el “grito”, en el cual mucha gente se reúne
en el centro de las poblaciones.
La fiesta es bonita..., pero para profundizar en su
significado y en sus frutos es muy conveniente
ayudarnos con unas preguntas como las
siguientes: ¿qué significa verdaderamente
la patria? Y más en concreto: ¿qué significa
para ti ser mexicano? ¿Por qué es motivo de
alegría y vale la pena festejarlo? Estamos
muy acostumbrados a festejar; pero no tanto a
reflexionar sobre ello. Sin embargo, es importante
para que la celebración sea más provechosa.
12
Las respuestas a esas preguntas pueden ser muy
variadas y esa variedad debería enriquecernos.
Los invitamos a que cada quien haga la suya
y después la comparta con quienes convive.
Ofrecemos aquí algunos elementos desde la
perspectiva de los indígenas, recordando que la
gran mayoría de los mexicanos llevamos sangre
indígena en nuestras venas.
El nombre mismo “mexicano” nos indica, por
una parte, un elemento indígena y por otra, una
manera española de decirlo: somos una nación
mestiza. “México” es una palabra náhuatl: no hay
un acuerdo unánime sobre su significado, pero
una interpretación extendida opina que procede
de las palabras meztli (luna), xictli (ombligo) y -co
(en el lugar de): es decir: “en el centro, el ombligo
de la luna”. El náhuatl nos remite a nuestras raíces
indígenas con toda una manera cultural de ser y de
vivir.
Tonantzin Guadalupe
Aquella cultura –con algunas variantes– continúa
siendo vivida en la actualidad por millones de
hermanos indígenas, con representantes en casi
todos los estados de nuestro país, particularmente
en el sur (Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Yucatán) y
en el centro (Hidalgo, Puebla, México, Veracruz...)
Y también es vivida, con modificaciones debidas al
cambio de lugar, por cientos de miles de indígenas
que han migrado a muchas ciudades de nuestro
país y, últimamente, también del extranjero. El
mayor número de ellos se encuentra en la ciudad
de México.
Entonces se hace necesaria otra pregunta:
¿cómo valoramos estas raíces y cultura?
Desgraciadamente hay muchos mexicanos –incluso
indígenas actuales– que no las toman en cuenta
y que hasta se avergüenzan de ellas. Esto es
explicable pues han sido objeto de discriminación
y de burla durante siglos. Seguramente también
nosotros hemos repetido alguna de las frases
discriminatorias comunes en nuestro país. Y no es
fácil resistir a esas presiones tan fuertes. Muchas
veces se nos inculca a considerar valioso es lo que
procede de Europa o de Estados Unidos. Y ahora
ese influjo alcanza hasta los más alejados rincones
por medio de la televisión y la internet. Pero
muchos otros sentimos orgullo de nuestras raíces
y cultura y se las agradecemos a nuestro Padre
Dios. Y precisamente Tonantzin Guadalupe y San
Juan Diego son una expresión viva de esa cultura.
Empezando porque el diálogo entre ellos se realizó
precisamente en idioma náhuatl. De ahí el nombre
con el que se conoce el relato de sus encuentros:
Nican Mopohua (“aquí se narra”).
Y desde nuestra experiencia podemos señalar
también: su sencillez de vida, una preocupación
sincera por los más débiles, una solidaridad
activa frente a las necesidades de los demás, un
auténtico espíritu de servicio que no se queda
en las promesas, sino que se realiza con los
hechos. Valores sumamente grandes y opuestos
al individualismo y afán de lucro y poder que
caracteriza a muchas personas y grupos de nuestro
país y de nuestro continente.
Y también Tonantzin Guadalupe y Juan Diego
nos hacen ver que aquellos valores de la cultura
indígena tienen una profunda correspondencia con
la enseñanza de Jesús, pues los encontramos no
sólo en sus palabras, sino sobre todo en su manera
de actuar: cura a los enfermos, perdona a los
pecadores, alimenta a los hambrientos, defiende a
los débiles, lava los pies a sus discípulos, etc.
Ojalá que las fiestas patrias nos ayuden a recordar
estos grandes valores de nuestra herencia
indígena. Para ello no tenemos que renunciar a
la alegría, la música, las luces brillantes y toda la
algarabía... con tal que busquemos momentos de
reflexión y de oración para que todo ello tenga un
sentido cristiano y guadalupano.
Podemos hacerlo en cualquier lugar donde nos
encontremos. Pero si tenemos oportunidad
de visitar la teocaltzin (la casita sagrada) que
Nuestra Madre le encargó a Juan Diego, en ello
encontraremos más vigor y fortaleza.
El reciente documento de la CELAM de Aparecida
reconoce dichos valores:
“Como discípulos de Jesucristo, encarnado en
la vida de todos los pueblos, descubrimos y
reconocemos desde la fe las ‘semillas del Verbo’
presentes en las tradiciones y culturas de los
pueblos indígenas de América Latina. De ellos
valoramos su profundo aprecio comunitario por la
vida, presente en toda la creación, en la existencia
cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa,
que dinamiza sus culturas...” (no. 548)
13
13
CULTURA Y ARTE
Notas sobre un lienzo
guadalupano
del pintor poblano
Juan de Villegas
en Madrid, España
Martha Reta Hernández
Investigadora del Museo de la Basílica de Guadalupe
Juan de VILLEGAS (firmado)
Virgen de Guadalupe
ca. 1701-1710
Óleo sobre tela
Col. Museo de América, Madrid (España)
E
l Museo de América en Madrid1 (España)
conserva, entre sus colecciones, un lienzo
por demás interesante. Se trata de un óleo de
temática guadalupana firmado por el pintor Juan de
Villegas.
Para los estudiosos, conocedores o simplemente
para aquéllos que se encuentran familiarizados con la
iconografía de la Virgen de Guadalupe, este cuadro,
aparentemente, no contiene mayor novedad. Se
trata de una imagen que presenta, en el centro de
la composición, la figura de María en su advocación
de Guadalupe de México, rodeada del tradicional
ciclo narrativo –las llamadas “cuatro apariciones” –,
mismas que se encuentran enmarcadas en perfilados
octágonos en dorado. Completan la composición, el
quinto recuadro que plasma una vista del santuario
a los pies de la Imagen y cuatro ángeles volanderos
que sostienen una rica variedad de coloridas flores
14
que ofrendan a la Patrona de México. Sin embargo,
de entre todos los elementos de la pintura, un detalle
merece ser destacado por ser el único ejemplo
conocido entre las obras guadalupanas.
Se trata del templo que aparece en medio del
paisaje. A diferencia del resto de las vistas que
sobre el Tepeyac se han realizado y que han dejado
constancia visual del santuario mariano, en ésta se
mira el edificio en plena construcción.
El Museo de América tiene registrada la factura de
este lienzo en la primera década del siglo XVIII;
la base de esta datación es el propio proceso de
construcción del santuario (1695-1709). Sabemos
que se trata de éste y no del anterior (construido entre
1609-1622) porque se conoce, por documentación,
su planta arquitectónica que fue realizada por José
Durán2 y las detalladas descripciones que sobre él
escribieron sus contemporáneos.
Cultura y arte
El proyecto coincide con el alzado que se observa en
esta pintura: un edificio de planta basilical, dividida
en tres naves paralelas, de cinco tramos cada una,
divididos por ocho machos de columnas.
Detalle curioso es la barda que circunda el templo y
que se mira reproducida en muchas imágenes que
plasman tanto el santuario del siglo XVII como el del
XVIII. Sin embargo, ésta no aparece en el conocido
cuadro del pintor Arellano titulado Traslado de la
Imagen y estreno del santuario de Guadalupe (1709)
y que es, por mucho, una de las imágenes que mejor
describe visualmente el conjunto del Tepeyac. Esto
nos hace pensar en qué tan fidedignas o apegadas a
la realidad resultan estas imágenes. Se le llama vistas
o vedute a los cuadros, estampas u otras formas
artísticas en que se representa un lugar o monumento
tomado del natural. Estas interpretaciones de los
escenarios, durante el periodo virreinal, no tenían
un sentido realista y una intencionalidad científica
que buscaba alcanzar la fiel trascripción de lo
representado.
Por lo tanto, y sin dudar que estos detalles deben
valorarse como verdaderos documentos visuales,
no podemos asegurar que Juan de Villegas pintó su
cuadro justo en la etapa constructiva del templo que
aparece ahí representado (aunque sigue resultando
lo más lógico pensar que así fue). Estas dudas
surgen también por el desconocimiento y las lagunas
que existen sobre este pintor en la historiografía del
arte mexicano. En la mayoría de su obra conocida3
aparece su firma, pero sólo dos de ellas están
fechadas: El tránsito de san José (1711) y San
Cristóbal (1727). El resto de ellas, simplemente, se
han datado entre finales del XVII y principios del XVIII,
por lo que en el caso que nos compete, el detalle del
santuario mariano en plena construcción es lo que
más nos acerca a una posible fecha de realización.
Por otro lado, vale la pena mencionar otro par
de imágenes guadalupanas que se conocen de
este pintor, quien trabajó en la región de Puebla,
importante ciudad de la Nueva España, e incluso
envió una serie de pinturas a Nueva Zamora de la
Laguna de Maracaibo, provincia de Venezuela.
La noticia de una de ellas fue dada a conocer por
el historiador del arte Francisco de la Maza en sus
Cartas Barrocas cuando escribía una de ellas desde
Segovia (España) el 15 de abril de 1956:
“A propósito de guadalupanas mexicanas... En la parva
pero interesante pinacoteca de los padres escolapios
hay dos, una de gran tamaño, anónima, y otra de Juan
de Villegas, pintor no registrado, que recuerde, por los
historiadores del arte colonial mexicano”.4
La otra se encuentra en la pequeña capilla de la
Divina Pastora, en Huejotzingo, Puebla.5
(detalle)
15
Cultura y arte
A diferencia de la que resguarda el museo español,
en esta imagen se presenta la figura de la Virgen de
Guadalupe solamente adornada con grandes ramos
de flores en cada esquina del lienzo, mismos que
semejan mucho aquéllos que sostienen los ángeles
en la pintura que reseñamos.
Se pueden encontrar también otras similitudes
estilísticas entre ambas, y no hay lugar a dudas de
que un estudio formal detallado, no sólo entre éstas
dos, sino con el resto de la obra de Juan de Villegas,
arrojará luz sobre nuestro artista y sobre la historia
del arte poblano. No está por demás señalar, que
a pesar de que casi la totalidad de sus pinturas se
encuentran en esta región, ninguna de ellas fue
registrada en la reconocida Historia de la pintura
en Puebla escrita por Francisco Pérez Salazar.6 A
pesar de la importancia de la pintura poblana, hasta
el momento no se ha escrito otro texto que supere o
abarque el mismo tema estudiado por este autor.
En la actualidad se están llevando a cabo, solamente,
estudios monográficos sobre algunos pintores
poblanos pero aún falta mucho por aportar.
Juan de Villegas realizó, también, otras pinturas que
presentan detalles o composiciones que las vuelven
ejemplares y dignas de estudio, baste mencionar el
rico cuadro de Santa Gertrudis la Magna rodeada
de seis escenas de su hagiografía, a más de un
par de ángeles que sostienen su báculo y birrete
en medio de una rica decoración. Este lienzo, que
se encuentra en el ex convento dieguino de San
Martín Texmelucan, Puebla, sobresale del resto de
la iconografía que sobre esta santa se realizó en la
Nueva España y, por desgracia, pasó desapercibido
para los estudiosos del tema.7
Es por ésta y otras muchas singularidades que
presentan los cuadros de Villegas, que en esta
ocasión le hemos puesto más atención al cuadro
guadalupano del Museo de América, e intentamos
restituirle, tan sólo un poco, de su justo valor dentro
de la producción artística novohispana. Gracias a
los expedientes de la institución que lo conserva,
sabemos que ha formado parte de importantes
exposiciones en Viena, Munich, Bogotá, Alicante,
Murcia, Valladolid y la Ciudad de México. Esperemos
que la próxima vez que lo podamos apreciar en una
muestra museográfica fuera de su propio museo, los
estudios sobre su autor y el resto de su obra ya hayan
comenzado en forma.
16
NOTA
Juan de VILLEGAS (firmado)
Virgen de Guadalupe
Siglo XVIII
Óleo sobre tela
Acervo del Templo de la Divina Pastora,
Huejotzingo, Puebla
Agradezco a Concepción García Sáiz por las facilidades para la reproducción
del cuadro y a Carolina Notario por el envío de la imagen e información desde
del Museo de América.
1
Véase Heinrich Berlin, “Artífices de la Catedral de México” en Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 11, México: UNAM, 1944.
Martha Fernández, “El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Una
reconstrucción novohispana del Templo de Salomón” en Del libro de emblemas
a la ciudad simbólica, Castellón de la Plana, Bancaixa, Universitat Jaume I,
2000. Martha Reta, “Las reubicaciones de la sillería de coro de Guadalupe
(1749-1990) en Nelly Sigaut (coord.), Guadalupe arte y liturgia. La sillería de
coro de la colegiata, México: Museo de la Basílica de Guadalupe / El Colegio
de Michoacán, 2006.
2
En estos momentos me encuentro trabajando en el catálogo de su obra
conocida (más de 40 piezas registradas hasta el momento).
3
Francisco de la Maza, Cartas barrocas desde Castilla y Andalucía, México,
IIE, UNAM, 1963, (Estudios de Arte y Estética, 8), pp. 99-100. Para el momento
de la redacción de este texto no pude verificar el dato de esta obra perteneciente
a una colección española.
4
Agradezco a Eduardo Limón su apoyo para localizar ésta y otras obras de
Juan de Villegas.
5
Francisco Pérez Salazar, Historia de la Pintura en Puebla, edición,
introducción y notas de Elisa Vargas Lugo, México, IIE, UNAM, 1963, 246 pp.,
ills., (Estudios y Fuentes del Arte en México, 13).
6
7
Esta variedad iconográfica no se registró en el estudio de Antonio Rubial
García y Doris Bieñko, “La más amada de Cristo. Iconografía y culto de
santa Gertrudis la Magna en la Nueva España” en Anales del Instituto de
Investigaciones Estéticas, México: IIE, UNAM, núm. 83, 2003.
PASTORAL
Santa María de
Guadalupe y nuestra
Identidad Nacional
Mons. Jorge Palencia Ramírez de Arellano
Vicerrector y Coordinador General de la Pastoral del Santuario
Jesús de la HELGUERA, Hidalgo
Calendario Popular (detalle)
¿
Qué es la mexicanidad? ¿Cómo somos los
mexicanos? ¿Cuál es nuestra verdadera
identidad nacional?, tal parece que cada año
a la celebración de las Fiestas Patrias, en el mes de
Septiembre, surgen estas o similares preguntas.
Muchos pensadores han intentado definir al hombre
mexicano y a la mujer mexicana, bajo muchos
parámetros. Algunos han afirmado que somos “un
pueblo ritual, mítico y festivo”. Muchos escritores han
descalificado el elemento religioso y católico, como
parte de nuestra identidad. Muy conocidos son los
autores que se gozan en ridiculizar nuestra fe y nuestra
identidad nacional. Pocos son los pensadores que se
han atrevido dar una a la reflexión objetiva el binomio:
Santa María de Guadalupe y la Identidad Nacional.
Desde nuestros orígenes como pueblo indígena y
luego mestizo, la vida de los mexicanos ha estado
como suspendida entre el cielo y la tierra, entre la vida
y la muerte, entre sus propias contradicciones internas
y el fervor de las celebraciones religiosas. Un rasgo
muy característico de la mexicanidad es la “fiesta”, ese
maravilloso momento, donde parece que el tiempo
queda suspendido y todo cambia y se enfoca a la
alegría. En México el término de la fiesta se vincula
profundamente con la religión y con el culto católico a
los santos, desde donde emerge fulgurante el rostro
moreno de Santa María de Guadalupe. Podemos
decir que la mexicanidad significa: fiesta, religiosidad
y todas las características de identidad inscritas en
la nacionalidad por razones históricas, sociológicas,
económicas, políticas y religiosas.
17
Pastoral
Estos y otros elementos han contribuido a cimentar
una identidad nacional católica, porque todos los
mexicanos somos uno en nuestra devoción a la
Virgen de Guadalupe. Aun cuando las versiones de
lo que significa “unidad nacional” sean diferentes,
la posibilidad de una Virgen Patrona de la Nación,
siempre ha unido a los mexicanos por encima de
sus diferencias y problemáticas. En nuestro contexto
nacional Santa María de Guadalupe, es una fuerza
fundamental para la unidad nacional, cuya devoción
popular es independiente totalmente del estado
mexicano. Intentar negar esta fuerza fundamental
de nuestra unidad nacional, sería negar la idea de
nación que se caracteriza por la misma “identidad del
pueblo mexicano”. Muy importante es hacer notar al
inicio de este III Milenio que la identidad nacional no
se construye sobre el desierto, ni se inscribe en el
comienzo de los tiempos. Tampoco es un proceso que
se lleva a cabo y finaliza en un determinado momento
histórico, sino que es un proceso permanente de
construcción y reconstrucción histórico social.
“Ser mexicano es ser guadalupano”
Santa María de Guadalupe estuvo presente en el
movimiento independentista del siglo XIX, se constituye
como símbolo de identidad nacional mucho antes
que se creara un Estado Mexicano. De hecho su
imagen representada en el estandarte tomado por
el cura Miguel Hidalgo de la Parroquia de Atotonilco,
constituye la primera bandera de un nuevo México
independiente. Desde 1810, dos sistemas simbólicos:
el “cívico” y el “católico”, coexisten y fundamentan
dos nociones de nacionalidad sin ser mutuamente
excluyentes. Con la aparición del liberalismo a
mediados del siglo XIX, estos dos sistemas se aíslan
y se crea un abismo muy doloroso y sangriento que
desemboca en el conflicto religioso de 1926 1929
y con secuelas que llegan hasta nuestros días. El
Estado trata de imponerse como nación, pretendiendo
identificar lo estatal con lo nacional. No se preocupa
por construir un pueblo, ni lo ha reclamado como
fundamento de su existencia legítima. El pueblo
católico, se ha construido al margen del estado y no
ha sido nunca invitado a la vida política mexicana.
Desde hace mas de 150 años, se ha querido acallar la
participación activa de Santa María de Guadalupe al
nacimiento de un México nuevo e independiente. Es
interesante anotar que México, cuyo estado prescinde
y niega cualquier connotación católica para su proyecto
de identidad, que la ecuación “identidad nacional =
identidad católica” se exprese en la frase “ser mexicano
es ser guadalupano”, reconociendo inmediatamente el
título de patronazgo en la devoción popular.
18
Santa María de Guadalupe es un fundamento
netamente nacional, cuya devoción popular es
independiente del estado y se abre como una
posibilidad de movilización social y participación
en la esfera pública que no es posible dentro del
espacio político. Hoy, nuestro país, contempla otro
abismo, el liberalismo que nos llegó de Europa se
ha transformado. Nuestra identidad sigue siendo,
en términos de cultura fundante, “católica”. Pero, en
nuestra cultura actual del III Milenio existe un abismo
dentro del abismo sembrado por el liberalismo. Hoy
el abismo entre la ciencia - técnica - tecnología y la
religiosidad del mexicano parecen irreconciliables.
Las palabras sagradas de la modernidad industrial:
la experiencia, la verificabilidad, la utilidad, han sido
encajadas en nuestra identidad nacional, por la cultura
y el estado, pero con grave daño para la identidad
nacional. Por tanto el nuevo paradigma del mexicano,
se puede definir así: lo experimentable, lo verificable,
lo útil es lo válido, el resto ya no es parte de nuestra
identidad, solo un objeto observable en un museo. El
pluralismo religioso en el México actual se ha ajustado
a este paradigma: lo experimentable, lo verificable,
lo útil. Pero cabe preguntarnos: ¿Y Santa María de
Guadalupe, cabe dentro de este paradigma y a estas
normas de conducta y gobernabilidad? ¿Dejará de
ser Santa María de Guadalupe parte de la identidad
nacional? ¿Podrá este nuevo paradigma cultural
implantar una nueva identidad nacional y hacer
desaparecer nuestra auténtica identidad nacional?
El intento de la cultura actual de crear implantar
una religión pragmatista, hecha a la medida, o una
vivencia funcional pragmática de la religión, sabemos
que choca con el mensaje de Jesucristo mismo y
con la profundidad del Mensaje de Santa María de
Guadalupe. Esa religión funcional, fabricada al antojo y
capricho humano, esa religiosidad aterrizada en la idea
del liberalismo, que maneja bien la tecnociencia, las
ideas de progreso económico parece irreconciliable en
el seno familiar donde unos miembros son mexicanos
y guadalupanos y los otros, no saben quién son.
Esta religiosidad funcional, este pluralismo religioso
conlleva, obviamente, un exagerado pragmatismo que
puede ponerse en práctica, sin signos religiosos, sin
imágenes, y conlleva en el fondo la negación de toda
religión, norma moral o fundamento ético. Esto lleva al
mexicano hacia la nada, al absurdo, a la soledad y la
tiniebla más grande de su ser: no debemos tener nada,
creer en nada, somos nada. Del “divorcio de la iglesia
y el estado” postulado en el siglo XIX, le sigue “el
divorcio de la religión y la sociedad”, postulado a inicios
de este III Milenio.
Pastoral
En este paisaje del hombre contemporaneo, que
ya no tiene “creencias” que organicen su mundo, al
no tener nada, surgen los fundamentalismos y los
esoterismos esclavizantes, impuestos por la cultura
de la religión funcional. Desafortunadamente este
panorama ya circula en ciertos ambientes mexicanos.
Hoy asistimos a una crisis de la cultura y de la
religión. Muchos mexicanos viven un pragmatismo
religioso eminentemente funcional predominando
las concepciones religiosas fundamentalistas y los
esoterismos, de magia y superstición, que van de
la mano del consumismo-utilitarismo-hedonismo.
En México, ya están presentes los perfiles de esa
religiosidad pragmática, hedonista y funcional. Irrumpe
así en la cultura de muchas clases sociales en México
y fractura la “identidad nacional” hoy, en el núcleo
de las familias y de los diversos grupos sociales y
culturales.
Santa María de Guadalupe, forjadora de una Patria
México necesita volver a sus propias raíces culturales:
aquéllas donde Santa María de Guadalupe nuevamente
exprese a sus hijos, que se encuentran en las tinieblas
en la nada, en la desolación, una esperanza: la unidad,
todos bajo la mirada de una madre. Este es el gran
tema del futuro inmediato, retomar a Santa María de
Guadalupe, como relación personal fundante de un
pueblo que nace al III Milenio. Pero que ahora no sólo
se dirige a los mexicanos, sino a todos los habitantes
del Continente y del Mundo. Es urgente preguntarnos:
¿cómo y dónde hemos nacido?,¿cómo Dios, en un
acto de su infinito amor, nos entregó el rostro materno
de su amor, en el rostro mestizo de Santa María
de Guadalupe, que fundamenta nuestra identidad?
Debemos con urgencia releer con atención los signos
estampados milagrosamente en la tilma de nuestro
hermano San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. ¿Por qué
Santa María esta ubicada en medio de la luna, en la
profundidad de MÉXICO? ¿Por qué no ver en San
Juan Diego al verdadero fundador de México, “Padre
de la Patria”, de pleno derecho? Su fe, le dió el ser
como nación mestiza, al aceptar cumplir fielmente ser
portador de unas flores que estamparon una imagen.
Mucho nos falta por integrar todos esos “humanismos”
de nuestras culturas populares indígenas, urbanas
y suburbanas, que se mezclan con sus diferentes
“religiosidades y esoterismos”, aquellas visiones
del mundo y del hombre que tienen que fundirse,
purificarse y sintetizarse en Santa María de Guadalupe.
Sabemos que los procesos históricos no pueden
detenerse, y que debemos prepararnos a los inicios del
III Milenio para anunciar a Jesucristo, a la manera que
nos enseñó Santa María de Guadalupe en los albores
del siglo XVI. En el cruce de su manto, hablaremos
no sólo de una identidad nacional, sino de “muchas
identidades” que se coexisten en nuestro Continente
Americano, que conforman un auténtico sentido de
comunidad continental que sabe admitir y valorar sus
diferencias culturales. Santa María de Guadalupe,
se presenta nuevamente desde el Tepeyac, como
signo palpable de unidad ante los pluralismos: como
Madre nos llena los vacíos que el pluralismo religioso y
pragmatismo religioso han sembrado en la interioridad
de tantos mexicanos; con su mirada, expresión
máxima del amor de Dios destierra de nuestras vidas el
consumismo-utilitarismo-hedonismo que nos esclaviza.
Desde el Tepeyac habrá de surgir esa unidad que
inicie una síntesis cultural a nuestra tradición y con
la modernidad, que Dios nuestro Padre nos invita a
participar en este III Milenio. Dios escuchó la oración de
intercesión del Obispo Fray Juan de Zumarraga quién
escribió en 1529: “…si Dios no provee con remedio de
su mano, está la tierra a punto de perderse totalmente”.
El Todopoderoso desbordó su misericordia para con
sus hijos, enviando a su propia Madre, discípula y
misionera de su amor. Por lo que podemos decir que
el hecho Guadalupano es amor de Dios, expresado de
manera hermosísima en Santa María de Guadalupe,
Madre de Dios. Ella muestra el amor de Dios
presentándose a san Juan Diego con estas palabras
dignas de una Madre amorosa y compasiva:
La maravillosa intervención de Dios en nuestra
historia particular, a través del amor maternal
de la “Madre del Dios por quien se vive y que
se honra en ser Madre de todos los que en esta
tierra estemos en uno y de las demás variadas
estirpes de hombres…” (Nican Mopohua, 30-31),
cumpliendo el mandamiento nuevo de “amarnos los
unos a los otros, como Él nos amó” (Jn 13, 34).
19
HOMILÍA
Homilía de su Excelencia
Mons. Christophe Pierre
Nuncio Apostólico en
México con ocasión
de su recepción por la
Conferencia Episcopal
de México en la Basílica
de Nuestra Señora de
Guadalupe
E
minentísimos Señores Cardenales
Excelentísimo Señor Presidente de la
Conferencia Episcopal Mexicana
Excelentísimos Señores Arzobispos y Obispos
Monseñores
Reverendos Padres
Hermanos y hermanas religiosos
Hermanos todos en Cristo
1. Deseo expresar mi alegría por este primer encuentro
con la Iglesia de México aquí representada por
ustedes, en particular los pastores elegidos por el
Señor para acompañarla y guiarla hacia Él. Agradezco
a su Excelencia el Señor Carlos Aguiar Retes, Obispo
de Texcoco y Presidente de la Conferencia Episcopal
su gentil invitación a celebrar con todos ustedes el
20
inicio de mi ministerio de Nuncio Apostólico en su
país en esta magnífica Basílica que es el corazón de
la vida cristiana para cada uno de ustedes y también
para mí desde el día de mi nombramiento por Su
Santidad Benedicto XVI, el cual me ha hecho el honor
de llamarme a servir a la Iglesia que se encuentra en
este país como su representante. Es cierto que llego
con una devoción impregnada de profundo sentido
del misterio de este lugar marcado por una presencia
tan fuerte de Nuestra Madre. Como tantos peregrinos
estoy llegando en búsqueda de la paz, del perdón
y sobre todo con el deseo de encontrar aquella que
nos muestra a Jesús y nos invita a ser sus discípulos.
Después de ocho años de servicio en Uganda, llegué
hace algunas semanas a su tierra, y como ya he dicho,
me considero un misionero enviado para servir.
Homilía
“El que no se haga como niño no entrará en el Reino
de los cielos”. Es como un niño que me presento ante
ustedes, hijo del mismo Padre que nos ha creado
y que nos ama. En Él somos todos hermanos y
hermanas.
Con profunda alegría he descubierto la frase que,
según el Nican Mopohua, la Virgen ha dicho a Juan
Diego: “¿De que te asustas? ¿No estoy yo aquí que
soy tu madre?”.
Foto: Comunicación Social INBG
Esta se encuentra en la fachada de la Basílica y
expresa bien el mensaje de Guadalupe y la esperanza
que ya he admirado en los ojos conmovidos de
todos esos peregrinos que no dejan de llegar. Hoy
gracias a ustedes soy uno de ellos.Como me gustan
las palabras de la que se llama “la perfecta siempre
Virgen Santa María, Madre del verdaderísimo Dios…,”
hablando a Juan Diego de su templecito: “Allí estaré
siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza,
para purificar, para curar todas sus diferentes miserias,
sus penas, sus dolores”. En la segunda aparición, la
Virgen confirma a Juan Diego en su misión y le ordena
insistir con el Obispo: “Hijito mío, el más pequeño es
indispensable que sea totalmente por tu intervención
que se lleve a cabo mi deseo”.
Por eso me siento en profunda comunión con ustedes,
Obispos, Sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos.
Conociendo su celo apostólico y la inmensa obra de
evangelización que sus predecesores y ustedes han
conducido hasta ahora, no he tenido ningún miedo de
tomar también yo mi bastón de peregrino para unirme a
la misión de la Iglesia.
Bueno, no escondo que, como el profeta Jeremías, he
pronunciado estas palabras: “Mira que soy muy corto
de palabras, que soy muy joven”. Pero también me
he sentido confortado por la Palabra de Dios que me
dice: “Tienes que ir a donde te envíe y decir las cosas
que yo te digo. No tengas miedo que en tus labios Yo
hablaré”. Escuché además las Palabras de Cristo en el
Evangelio “Quién reciba a un niño en mi nombre a mí
me recibe”.
2. Entrando en este santuario he sentido una grande
emoción pensando en todos los que desde el inicio
de la evangelización han dado testimonio de su fe
encarnada en una vida iluminada por la presencia de
Dios.
Muchos de ellos se transformaron, a veces hasta el
martirio, en verdaderos testigos de la presencia de
Cristo como su Salvador manifestando concretamente
en su existencia el amor divino. Aceptaron ser
inspirados por el Espíritu que hizo de ellos nuevas
criaturas. Todos fueron verdaderos testimonios de la
encarnación del Hijo de Dios en esta tierra haciendo
nacer la Iglesia que hoy brilla como una luz capaz
de indicar a todos los hombres y mujeres de buena
voluntad el camino hacia Dios.
Como cada uno de ustedes, cristianos de México, he
hecho esta misma experiencia de la mujer de Samaria
en el pozo de Jacob. Primero hubo un encuentro:
“Dame de beber”. Desde mi juventud Jesús se ha
manifestado a mí de muchas maneras, dándome
poco a poco a entender el sentido de la palabra: “Si
conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de
beber, serías tú quien le pidiera de beber y el te daría
de esa agua viva”.
21
Homilía
Esta es la razón por la cual he escogido como mi lema
episcopal: “Si conocieras el don de Dios”. Como la
samaritana he sido desbordado por la riqueza del don
que Dios me ha dado en Jesús ofreciéndome agua que
“brotará en mí como un manantial de vida eterna”.
He sido enviado a misión en medio de ustedes para
beber de esta agua viva que brota en la Iglesia
de México y en cada cristiano desde el día de su
bautismo. Invitándonos a esta Eucaristía, Cristo el
Señor de la Iglesia universal y de la Iglesia en México,
quiere que permanezcamos en comunión con Él y
entre nosotros. Desde el día de mi llegada, empecé a
familiarizarme con toda la reflexión hecha durante los
últimos años por ustedes, con el fin de que la Iglesia
ayude a todos los cristianos a vivir su fe en el difícil
contexto de la cultura actual. Con mucho interés he
leído en particular la Carta Pastoral de los Obispos del
año 2000 y el reciente documento conclusivo de la V
Conferencia del CELAM en Aparecida.
Varios aspectos son para mí fuente de profunda
inspiración.
El primero es la insistencia sobre el encuentro con
Jesucristo, que es la fuente de nuestras diferentes
vocaciones y misiones dentro de la Iglesia, como
Obispos y sacerdotes, religiosos y laicos. Las bellas
palabras de su carta pastoral encuentran un eco en
el documento de Aparecida, que me permito citar:
El primero es la insistencia sobre el encuentro con
Jesucristo, que es la fuente de nuestras diferentes
vocaciones y misiones dentro de la Iglesia, como
Obispos y sacerdotes, religiosos y laicos. Las bellas
palabras de su carta pastoral encuentran un eco
en el documento de Aparecida, que me permito
citar: El acontecimiento de Jesucristo es el inicio de
ese sujeto nuevo que surge en la historia y al que
llamamos discípulo: No se comienza a ser cristiano
por una decisión ética o una gran, o una idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona que da un nuevo horizonte a la vida y, con
ello, una orientación decisiva”... La naturaleza misma
del cristianismo consiste por lo tanto en reconocer la
presencia de Jesucristo y seguirlo”. ( 6.1.1).
El segundo es la dimensión misionera. Los obispos
son calificados justamente como discípulos misioneros
de Jesús Sumo Sacerdote. Ellos con fe y esperanza
han aceptado la vocación de servir al pueblo de Dios
conforme al Corazón de Cristo Buen Pastor. Ellos
ayudan a todos los miembros del pueblo de Dios a vivir,
en su lugar y conforme a su vocación, esta dimensión
misionera.
22
Yo también he venido para unirme a esa misión.
El tercero es la presentación de la Iglesia como
Sacramento de Cristo y signo vivo de su presencia en
la realidad humana en la cual todos somos llamados
a estar y actuar. La Iglesia es comunión de todos los
bautizados viviendo en el mundo como seres nuevos
transformados por su amistad con Cristo Hijo de Dios,
siguiendo su palabra de vida y dejándose animar
por su espíritu. Todos somos la Iglesia, cuerpo vivo
de Cristo, haciéndolo presente en el mundo. Esta es
nuestra vocación y misión que vivimos si nos dejamos
transformar por su gracia. El cuarto es la importancia
de la comunión entre nosotros discípulos misioneros.
La Iglesia en el mundo, como nos ha dicho Jesús,
será Luz del mundo y Sal de la tierra, si vivimos en
comunión unos con otros. Los Obispos junto con los
sacerdotes, han recibido esta inmensa responsabilidad
de ser ministros de la comunión dentro de la Iglesia.
El Santo Padre también, como Sucesor del primero
de los apóstoles, Pedro, recibió esta misión de unidad
tan importante para nuestra Iglesia. Mi misión de
representante del Santo Padre será de ser un fiel
servidor de la unidad dentro de la Iglesia ayudando,
con ustedes, a la Iglesia que se encuentra en México a
mantenerse en comunión con el Santo Padre y a través
de él con la Iglesia universal.
3. Por estas razones quiero alegrarme del modo
como ustedes me recibieron. Desde el día de mi
llegada he sentido el vínculo que me une con los
Pastores escogidos por Dios para conducir, santificar
y evangelizar el pueblo mexicano. Ustedes hermanos
Obispos son llamados, escogidos y amados por Cristo,
el cual espera de ustedes ser testigos de su amor
ofreciendo su vida como Él por sus ovejas. Ustedes
son llamados con sus sacerdotes a ser las columnas
de la Iglesia sin olvidarse de que su fuerza no depende
de su capacidad humana más de la fe, de la esperanza
y del amor que Dios ha puesto en sus corazones. Les
pido lleven mi saludo a sus sacerdotes. Mi profundo
deseo es que ellos sean vistos por sus fieles como
modelos ejemplares de vida cristiana y pastores
celosos y llenos de amor.
Me siento también muy cerca de los religiosos
hombres y mujeres. Conozco el valor de su vida que
es motivada por la palabra del Padre Nuestro: “Que
venga a nosotros tu reino”. Deseo también agradecer a
los laicos aquí presentes y a través de ustedes saludar
a todos los cristianos de México. Todos son llamados
a ser discípulos de Jesús cualquiera que sea su
ambiente y su responsabilidad en la comunidad.
Homilía
Todavía quiero dirigirme a todos los que en cualquier
modo sufren en su cuerpo, en su espíritu y en su alma.
Pienso en todos los que les falta un mínimo para vivir
una vida digna de los hijos y de las hijas de Dios, y
que no ven ninguna salida a una situación extrema de
pobreza material o espiritual.
Mi profundo deseo es que la Iglesia sea para todos
una señal fuerte de esperanza. Muchos laicos ocupan
a diferentes niveles responsabilidades para el servicio
de sus hermanos y el bien común de la sociedad. El
ejercicio de este cargo es parte también de su misión
de cristiano, en la medida en que trabajen con espíritu
de servicio, animados por los valores del Evangelio.
Todos contribuyen así a construir la civilización del
amor, según la magnifica expresión usada por vez
primera por el Papa Paulo VI y muchas veces repetida
por sus sucesores. Agradezco a esta Iglesia de recibir
al representante del Santo Padre con tanto calor y
expresando así su amor y filial adhesión hacia el
sucesor de Pedro.
los obispos son sucesores de ese grupo de hombres
que Jesús llamó a Él para ser la fundación de su
Iglesia, con Pedro recibiendo la misión específica
de confirmar a sus hermanos en su fe. 4. Hermanos
Obispos, Hermanos y Hermanas en Cristo. La
persona que ustedes reciben hoy fraternalmente, tiene
sentimientos muy encontrados. Por estos sentimientos
de indignidad, deseo abandonarme en el Señor,
pidiéndole me guié en este ministerio.
Y les suplico por eso la ayuda de su oración. Al mismo
tiempo tengo un gran deseo de ser aquí en medio de
ustedes un testimonio del Dios vivo. Espero ser capaz
con ustedes de anunciar el Evangelio en esta tierra
de México. Es nueva para mí, pero les puedo decir ya
que se ha convertido en mi tierra y mi país, gracias a
ustedes.
Que el Señor les bendiga y nos ayude a hacer su
voluntad. Y que la mirada de la morenita tan cariñosa
hacia cada uno de nosotros nos ayude a nunca perder
de vista la dirección justa.
Eso da a la Iglesia local una oportunidad maravillosa
de celebrar su relación con el Papa. La Iglesia es
una porque profesa su fe en un sólo Señor y en un
sólo bautismo. El Papa, junto con los obispos recibió
la misión de conservar a la Iglesia en la unidad. La
catolicidad de la Iglesia es su universalidad.
Esto no quiere decir que la Iglesia no esté enraizada
en el corazón de la sociedad mexicana y de su cultura.
Pero la Iglesia no es una secta o una organización
exclusivamente humana. La Iglesia es universal porque
el mensaje de Cristo es para todos y penetra en toda
cultura.
Tiene que ser interpretado en cada lenguaje de modo
que pueda ser comprendido. Pero no estará nunca
encerrada en una cultura. Esto es el misterio de
Pentecostés: Todos podían entender el único mensaje
de los apóstoles en su propia lengua.
La Iglesia será santa solamente si acoge el Evangelio
con toda su pureza, y es la responsabilidad de los
pastores, en comunión con el Papa, de ayudar a la
Iglesia a permanecer fiel al Evangelio.
En fin cuando hablamos que la Iglesia es apostólica,
no sólo nos referimos al hecho que cada Obispo es
un sucesor de un apóstol, más también que todos
Foto: Comunicación Social INBG
La santidad de la Iglesia y de sus miembros depende
principalmente de su relación con el fundador, es decir
Cristo mismo. La Iglesia tiene que ser el reflejo vivo de
la santidad de Dios para el mundo de hoy.
23
CONOCIÉNDONOS
Foto: Comunicación Social INBG
Las carpas de evangelización
y sus evangelizadores
Lic. Samuel Homero Jiménez Hernández
L
a reforma conciliar del Vaticano II, trajo para
la Iglesia abundantes frutos espirituales, entre
ellos, el nacimiento de numerosos grupos
apostólicos, en los cuales los laicos, comenzaron
a jugar un papel importante en la misión apostólica
de la Iglesia.
Los laicos, según la Constitución Lumen Gentium
del Concilio Vaticano Segundo, están llamados
particularmente a hacer presente y operante a la
Iglesia en los lugares y condiciones donde ella
no puede ser sal de la tierra si no es a través
de los laicos. (no. 33) Así es como los laicos, en
virtud de su bautismo, se convierten en testigos e
24
instrumentos vivos de la misión de la Iglesia “en la
medida del don de Cristo” (Ef 4, 7).
Continúa el documento diciendo: Además de
este apostolado, que incumbe absolutamente a
todos los fieles, los laicos también pueden ser
llamados de diversos modos a una cooperación
más inmediata con el apostolado de la jerarquía,
como aquellos hombres y mujeres que ayudaban
al apóstol Pablo, en la evangelización, trabajando
mucho en el Señor (Flp 4, 3; Rom 16, 3 ss) Por lo
demás, son aptos para que la jerarquía les confíe
el ejercicio de determinados cargos eclesiásticos,
ordenados a un fin espiritual.
Conociéndonos
La acción pastoral de quienes conforman este
grupo apostólico de evangelización, tiene lugar
en las carpas que se encuentran en el Atrio de
la Basílica. Son dos carpas, una llamada “del
Encuentro” y otra de “Las Rosas”. En ellas se
anuncia el Kerigma Apostólico y Guadalupano
a la multitud de fieles, que a diario concurren a
este recinto. Desde que el sol aparece hasta que
se oculta se trabaja incansablemente, queriendo
que en cada proclamación hecha se descubra el
inmenso amor de Dios y de la Dulce Señora del
Cielo.
Son las carpas, además de punto de reunión y
de confluencia de muchos peregrinos, espacios
donde se suscitan, día con día, actividades
pastorales, culturales y artísticas, así como lugar
de convivencia entre miembros de diócesis,
parroquias, mercados, fabricas o cualquier otro tipo
de gremio.
La tarea evangelizadora de las carpas se realiza
de dos maneras, cada una consiste en lo siguiente:
predicación masiva del Kerigma Apostólico y
Guadalupano; explicación de los múltiples símbolos
de la Tilma Guadalupana, interpretados desde
la cosmovisión náhuatl; encuentros de oración y
alabanza; presentación de obras de teatro; rezo
del Santo Rosario, con meditaciones; rezo del
Angelus; durante la Cuaresma, rezo del Vía Crucis;
las posadas y la proyección de audiovisuales con
contenido guadalupano.
Otras de las actividades de los Evangelizadores de
Tiempo Completo y de los laicos voluntarios son las
visitas guiadas, que consisten en el conocimiento
del espacio físico de las apariciones y las historias
de los templos construidos en las inmediaciones
del recinto guadalupano, etc.
El horario de las actividades es lunes a domingo,
de nueve de la mañana a seis de la tarde. En
ellas participan un grupo de 20 laicos voluntarios,
quienes brindan un tiempo de servicio de acuerdo a
sus posibilidades, pero con la conciencia y el deber
de su vocación bautismal, firmes de propósitos y
con pronta y humilde obediencia.
Si te interesa recibir una visita guiada o integrarte
a este grupo, dirígete con el ETC Fernando Otañez
González y vive la experiencia de ser como Juan
Diego, un nuevo mensajero de nuestra Señora de
Guadalupe, en este Tercer Milenio Cristiano. Aquí
aprenderás a profundizar tu fe, a través del estudio
de las Sagradas Escrituras, del conocimiento
de Cristo y a dar razón de tu ser guadalupano,
conociendo las fuentes históricas de dicho
acontecimiento y el significado de los elementos
que visten la Sagrada imagen de nuestra Señora
de Guadalupe.
Foto: Comunicación Social INBG
Bajo esta premisa, podemos presentar a
todos ustedes al equipo de laicos voluntarios y
Evangelizadores de Tiempo Completo, quienes
desde hace siete años, por iniciativa de Mons.
Diego Monroy Ponce, colaboran con la pastoral
profética de este Santuario. Están coordinados por
el E. T. C. Fernando Otañez González.
25
RETRATOS Y SEMBLANZAS
Pbro. Juan Castillo Hernández
Capellán de Coro
Foto: Comunicación Social INBG
Lic. Marcela Vallecillo Gómez
Comunicación Social de la INBG
N
ació en Calnalli, Hidalgo, el 21 de enero de 1965, del matrimonio formado por la
Sra. Gloria Hernández Cruz y el Sr. Simón Castillo Hernández (+ octubre 2006).
Siendo un niño, su familia se trasladó al Distrito Federal y pocos años más tarde
inició el Curso Introductorio en el Seminario Conciliar de México, al que ingresó como
seminarista en 1985. El cinco de mayo de 1993 fue ordenado presbítero a manos del
Excmo. Sr. Obispo Mons. Luis Mena Arroyo.
De 1993 a 1995 fue enviado a Roma a estudiar la Licenciatura en Derecho Canónico
en la Universidad Gregoriana. Cabe señalar que regularmente las carreras eclesiásticas
después de la ordenación presbiteral, duran dos o tres años porque ya tienen la base
filosófica y teológica.
Al regresar de Roma, en julio de 1995, le enviaron como formador en el Seminario
Conciliar de México, servicio que ejerció hasta el pasado mes de julio del presente año.
De 1996 a 2001 fue integrante del Colegio de Consultores y del Senado presbiteral, dos
grupos de sacerdotes que asesoran al Arzobispo Primado de México, en el gobierno
de la Arquidiócesis y en cuestiones pastorales, respectivamente. En febrero del año
2000 fue designado Vicerrector de la Casa Tlalpan del Seminario Conciliar de México,
coordinando las actividades y el personal, tanto de sacerdotes como de trabajadores,
cargo que ejerció hasta julo de este año.
26
Retratos y Semblanzas
En breve charla que amablemente aceptó, nos
comparte su experiencia sacerdotal.
P.- Cuéntenos de su experiencia como formador,
situaciones positivas y negativas…
P.- ¿Qué fue lo que lo hizo decidir ser sacerdote?
R.- Fue una experiencia muy bella trabajar con los
jóvenes, con personas que de verdad son gente de
buena voluntad, que se ha sentido llamada por Dios
y que quiere crecer, ser mejor. Hay mucha calidad
humana en esas personas que están en el Seminario.
Algo que es muy satisfactorio es ver cuando se
ordenan y llegan aquí a la basílica y reciben la
imposición de las manos, y luego verlos trabajando en
su parroquia.
En cuanto a lo negativo, quizá es tener que decidir
que un muchacho se vaya por alguna razón o
circunstancia que hace que no sea idóneo para el
sacerdocio.
R.- Cuando era niño vivía en un pueblo y lo que
me llamaba mucho la atención era la religiosidad
popular, las procesiones, el rosario. Mi familia siempre
ha sido muy piadosa, muy cercanos a la Iglesia.
Cuando llegué a México empecé a perder un poco
esta dimensión religiosa, pero la reencontré cuando
inicié la preparatoria con los hermanos lasallistas y
realicé el servicio social impartiendo catequesis en
la parroquia de la Colonia Barrio Norte. Mi párroco
me ayudó mucho a integrarme con los grupos
parroquiales y a la vida de la parroquia. Ahí fue
cuando me llamó la atención ser sacerdote. Tenía
entonces unos 16 años, y en la Pascua de 1984,
después de varios años de trabajar ahí y de estudiar
la preparatoria. Le dije al Párroco que quería ser
sacerdote y entrar al seminario.
P.- Cuéntenos cómo fue su experiencia en el Colegio
de Consultores y en el Senado.
R.- Fue una experiencia muy importante en el
Colegio de Consultores y en el Senado. Ver cómo
va caminando la Arquidiócesis; sacerdotes, laicos,
religiosas, que trabajan y se esmeran por lograr que
la Arquidiócesis vaya hacia delante.
Es una iglesia viva que está siendo como una luz que
ilumina a otras iglesias particulares […] Concluyendo
el Sínodo en 1992, comienza a proyectarse una
Iglesia que está en misión permanente. Antes se
hablaba de misiones fuera o lejos. Ahora vemos que
la misión está aquí mismo en la ciudad, hay lugares
donde el mensaje de Cristo no ha llegado o está muy
distorsionado con tantas ideologías o supersticiones.
Después del Sínodo, las Asambleas Diocesanas
han ayudado a dar continuidad al trabajo pastoral de
esta Arquidiócesis; nos fortalece en el compromiso.
Claro, falta mucho por caminar y que muchos nos
involucremos más responsablemente en esta acción
misionera, pero creo que el paso ha sido muy grande.
El Señor Cardenal nos comentaba que lo que se ha
reflexionado en Aparecida del Brasil en la pasada
Conferencia Episcopal Latinoamericana, ha sido algo
que nosotros ya estamos viviendo, que ya hemos
trabajado y ya hemos caminado por muchos años.
P.- ¿Es decir que la Iglesia sí está alerta en llevar un
control, una formación recta de los seminaristas?
R.- Son ocho años donde lo primordial es acompañar,
ayudar a que se desarrolle el muchacho y también a
que él mismo descubra si es el candidato idóneo o
su vocación está en otro lado. Cada año, al final, el
equipo de formadores, alrededor de 23 escrutadores,
realizaba una evaluación del candidato. Se busca
que el joven que llega al ministerio del diaconado y
del prebiterado, sea una persona que ha madurado
su vocación, que ha madurado como persona, y
que ha descubierto que la opción es por Cristo.
Hay posibilidad de que alguno no tenga esa recta
intención, pero es poco probable. Son más los que
están trabajando bien, son buenos sacerdotes y
buenos pastores.
P.- ¿Cómo recibió la noticia de que venía a la
Basílica?
R.- Cuando salí del Seminario había muchas
expectativas y elucubraciones en torno a dónde
iba a ejercer mi ministerio. Cuando el Sr. Cardenal
habló conmigo yo le manifesté mi disponibilidad para
apoyarle en cualquier ministerio que considerara
oportuno para mí. El día en que me citó en la Curia
me dio un nombramiento como juez en el Tribunal
Eclesiástico. Me habló de algunas posibilidades de
apoyar en la cancillería de la Arquidiócesis de México
y vivir aquí en la Basílica de Guadalupe. Y yo me
he sentido muy contento. En la voz de mis pastores
descubro la voz de Dios. Yo me ordené para servir y
será donde Dios me pida el servicio.
27
PEREGRINACIONES
XII Peregrinación de la
Diócesis de Ecatepec
María Guadalupe Bustamante Rosas
Comunicación Social de la INBG
E
28
l pueblo de Dios que peregrina desde la
Diócesis de Ecatepec a la Basílica de
Guadalupe, se congregará para participar en
la Celebración Eucarística que presidira por Mons.
Onésimo Cepeda Silva, Obispo de esta diócesis,
con motivo de su peregrinación anual el próximo
dos de septiembre.
y la justicia, puedan en un momento determinado
hermanarse y caminar juntos. Como pueblo
diocesano se comprometen con su Madre a ser
promotores firmes y alegres; promotores de justicia
y de paz, como lo han aprendido de Jesucristo,
quien murió en la Cruz y se entregó por completo
para obtener para todos la salvación.
Acuden a rendirle homenaje y devoto amor a la
Virgen de Guadalupe, Madre nuestra, quien desde
pequeños está con ellos, a la que les enseñaron a
amar y venerar, la que ha caminado con ellos a lo
largo de su vida y especialmente a lo largo de su
vida diocesana.
La diócesis de Ecatepec se erigió el 12 de agosto
de 1995, teniendo como primer Obispo a Monseñor
Onésimo Cepeda Silva.
Le agradecen, no porque no haya pecado entre
ellos, sino porque habiendo pecado, hay voluntad
de cambiar, de concretar y de unirse para mejorar
su comunidad en la Diócesis de Ecatepec.
Esta diócesis se formó tomando parte del territorio
de lo que era la diócesis de Texcoco, quien por
muchos años fue pastoreada por el recordado y
querido Obispo Mons. Magín C. Torreblanca Reyes
(q.e.p.d.) Mucho del territorio perteneciente a la
diócesis de Texcoco, ahora es presidido por el
obispo de Ecatepec.
También le piden a la Santísima Virgen de
Guadalupe que toque los corazones de aquellos
que los mantienen angustiados, para que
admitiendo las instituciones, admitiendo el derecho
La Arquidiócesis de Tlalnepantla, cuyo arzobispo
era Mons. Manuel Pérez Gil González (+), cedió
una pequeña porción de su territorio a lo que sería
la nueva diócesis.
Peregrinaciones
XXIII Peregrinación de la
Asociación de Madereros
de Michoacán
María Guadalupe Bustamante Rosas
Comunicación Social de la INBG
E
l próximo dos de septiembre, miembros de
la Asociación de Madereros de Michoacán,
realizarán su peregrinación a este Santuario
mariano.
Como cada año ellos son llamados por el amor
maternal de Santa María de Guadalupe y estarán
aquí postrados a sus pies, para agradecerle todo el
trabajo que les ha permitido tener y realizar durante
este año.
En esta peregrinación como en los años anteriores,
portan una imagen de la Virgen de Guadalupe,
labrada en caoba, que los acompaña en su caminar
desde la exglorieta de Peralvillo hasta la Basílica.
Esta imagen es custodiada durante dos años
por uno de sus miembros que es nombrado
“mayordomo”, y quien tiene la encomienda de
resguardarla y cuidarla en su hogar junto con su
familia. Esta asociación comenzó siendo muy
pequeña. Es por eso que al principio sólo asistían
unos 150 peregrinos.
Con el paso del tiempo ha crecido en número, pues
no sólo proceden de Michoacán, sino también de
los estados de Morelos y Puebla, y del Distrito
Federal. En esta ocasión acuden alrededor de mil
peregrinos.
Cada uno de los miembros de esta asociación
desarrolla diferentes labores dentro de esta
actividad. Algunos son dueños de locales donde
venden sus productos; otros laboran en los
aserraderos donde construyen y dan forma a los
muebles y artículos de madera. Otros, en fin, se
dedican a la transportación de los mismos a los
comercios.
2929
Peregrinaciones
XXIV Peregrinación de la
Escuela de Pastoral
María Guadalupe Bustamante Rosas
Comunicación Social de la INBG
L
os miembros de la Escuela de Pastoral que
realizan actividades en las ocho Vicarias
Territoriales pertenecientes a la Arquidiócesis
de México, acudirán el primero de septiembre a la
Basílica de Guadalupe en peregrinación.
En esta celebración se hacen presentes para
pedirle a la Santísima Virgen de Guadalupe su
intercesión y ayuda para que su apostolado dé los
frutos para los que Cristo los ha llamado y cumplan
fielmente con su espiritualidad, principios y
propósitos con los que se comprometen cada año,
al renovar sus promesas.
La Escuela de Pastoral comenzó sus actividades
formalmente el 21 de mayo de 1972, Domingo de
Pentecostés, definiéndose como una organización
de laicos asistidos por la jerarquía que se
comprometen a colaborar con sentido de servicio
en la Misión Pastoral de la Iglesia.
30 30
Pero desde 1975 se vio la necesidad de dar
formación a todos los miembros en materia de
piedad, estudio y acción apostólica. Por ello,
el primer domingo de septiembre de ese año,
comenzó a funcionar el “Instituto de Formación
para Laicos al Servicio de la Pastoral Parroquial”,
conocida comúnmente y en forma abreviada como
“Escuela de Pastoral”.
El Equipo Laico al Servicio de la Pastoral fue
aprobado por la Conferencia del Episcopado
Mexicano (CEM), el seis de octubre de 1991.
Desde 1983, el primer sábado de septiembre, se
realiza la primera peregrinación a la Basílica de
Santa María de Guadalupe. Su fundador y primer
coordinador general fue el señor Vicente Martínez
Vázquez (+).
En la actualidad, la coordinación general es el
señor Javier Albarrán.
HOMILÍA
V Aniversario de la
Canonización de Juan Diego
Foto: Comunicación Social INBG
Homilía pronunciada por el
M.I. Sr. Cango. Fidel González
Fernández, mccj
H
ace hoy cinco años, en este mismo lugar y
ante la Sagrada Tilma donde se encuentra
estampada la imagen de Nuestra Madre
Santa María de Guadalupe, Su Santidad el Siervo de
Dios Juan Pablo II canonizaba al humilde servidor y
embajador de Santa María de Guadalupe, Juan Diego
Cuauhtlatoatzin.
mismo pueden ser ante Cristo Señor, intercesores
nuestros, abogados y apoyo en nuestro camino
de peregrinos en el tiempo y en el espacio de este
mundo. Pero además, el hecho de la canonización de
Juan Diego Cuauhtlatoatzin nos hace entrar de lleno
en el significado histórico y actual del Acontecimiento
Guadalupano.
Lo hacía ante toda la Iglesia universal con uno de
los gestos más altos del magisterio pontificio: el de
la canonización. No se elevan a los altares o se
canonizan ideas o mitos, sino personas históricas,
afirmando que han entrado ciertamente en la
comunión celestial de los santos y que por ello
los podemos tener como nuestros hermanos, que
participando de la gloria eterna de Cristo Resucitado
han alcanzado en plenitud el destino para el que
hemos sido creados y redimidos, y que por ello
El Acontecimiento Guadalupano y su protagonista
principal indígena, Juan Diego Cuauhtlatoatzin nos
llevan a medir el pulso y a entrar en el corazón del
pueblo mexicano y de toda América.
Nos encontramos ante un acontecimiento histórico
que ha dado vida y sentido al catolicismo mexicano y
latinoamericano y que, contra todo lo que se pudiera
imaginar, hizo posible un encuentro de dos mundos y
el nacimiento del pueblo católico en el Nuevo Mundo.
31
Homilía
Nos encontramos ante una historia de carne y hueso
y no ante un mito, convertido en símbolo querido
y respetado. El proceso de canonización de Juan
Diego con las numerosas investigaciones históricas y
otros estudios que la han precedido o seguido lo han
dejado claramente demostrado. El Acontecimiento
Guadalupano es un hecho histórico que se encuentra
“en los orígenes de la nueva historia del continente
americano”, es decir, de la historia de sus raíces
católicas en lo que siglos más adelante se comenzó a
llamar América Latina, y de la clave de su inteligencia
y que ha tenido un influjo fundamental y lo sigue
teniendo hasta hoy en todo el Nuevo Mundo y más
allá de sus fronteras.
Los hechos guadalupanos de México y la persona
del indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin nos llevan
a la demostración de la relevancia de este gran
Acontecimiento que se injerta en la historia de la
Iglesia como una profecía, un milagro (= signo de
gracia) y un hecho evangelizador, y por lo tanto como
una gracia salvífica para quienes a él se acercan con
un corazón abierto a la gracia.
Es significativo que los testimonios sobre el Hecho
Guadalupano no se puedan catalogar siguiendo las
mismas pautas o bajo los mismos cánones comunes
a otros hechos. Ello demuestra que los testimonios no
fueron fabricados para crear un mito; son testimonios
de algo que ya había acontecido y que los diversos
documentos reflejan según las circunstancias que
les han dado origen y con los límites impuestos por
las mismas en su finalidad y en su dimensión. Para
embellecerlo, el Hecho Guadalupano no necesita ser
mitificado. Tampoco necesita que se imaginen datos
históricamente indemostrables. Esto pertenecería al
ámbito de la novela, pero no a la historia en cuanto
tal. Guadalupe ni es un mito ni es una novela.
Las personas que pasaron por el Tepeyac, que
dejaron sus huellas escritas en crónicas, en
documentos de vario género o en composiciones
poéticas y en obras pictóricas o plásticas, tenían en
los siglos XVI y XVII una sensibilidad y un espíritu
crítico como lo podemos tener también nosotros hoy.
La diferencia entre historia y mito la tenían ya muy
clara las personas de aquellos tiempos, como lo
demuestran las Informaciones Jurídicas de 1666, que
quieren dejar bien asentadas las bases históricas de
lo sucedido y no se conforman con relatar simples
historias o fábulas para edificar al oyente. Los
32
testimonios guadalupanos, desde sus comienzos,
son sobrios, y a excepción de algunos documentos
encuadrados en un contexto poético como el Nican
Mopohua o afines, se distancian de toda ampulosidad
poética o de todo embellecimiento artístico
rebuscado. Los datos que todos los documentos
presentan son escuetos y descarnados al máximo;
son puro hueso y basta. Ciertamente no poseemos
una crónica detallada, notarial de los acontecimientos
de Guadalupe, si se salva la composición poética del
Nican Mopohua.
Más adelante también tenemos las llamadas
Informaciones Jurídicas de 1666, que recogen los
testimonios directos de indios, criollos y españoles
que escucharon y trasmitieron sobre los hechos.
En la historia guadalupana nos encontramos con
varios protagonistas claves: ante todo la Virgen
María, Madre de Dios, Madre del Verbo encarnado
que lleva en su seno y que presenta como centro
de su mensaje. De hecho el “corazón” de la
Imagen guadalupana es el “seno virginal” de María
que lleva como tabernáculo el Verbo Hecho allí
carne, Jesucristo Señor. Cristo es el Centro del
Mensaje. Por ello el icono de María de Guadalupe
es misteriosamente un icono cristocéntrico. Es el
personaje clave.
Luego está Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el indígena
misteriosamente elegido por Dios como receptor y
mensajero o embajador del mensaje. Después está
el neoelecto y primer obispo de México, el misionero
español franciscano fray Juan de Zumárraga. Él
es el destinatario del mensaje. Es decir, aquel que
representa a la Iglesia que debe poner en marcha el
mandato de la Virgen: la construcción de una morada,
de una casita o una ermita, lugar de encuentro, de
acogida y de misericordia para todos, indistintamente
de su pertenencia étnica, social e incluso religiosa.
En estos dos personajes humanos pueden verse
representados los dos mundos hasta entonces
enfrentados y el significado del encuentro
guadalupano come sentido del acontecimiento de
gracia que se estaba llevando a cabo en el Tepeyac
de manos de María. En la historia guadalupana
ante todo sale a la luz con fuerza el imán irresistible
del Hecho, la transformación que trajo consigo,
la apertura de mentes y corazones, los “milagros”
que operó en la gente y los ríos de peregrinos
encaminados hacia la pequeña ermita del Tepeyac.
Homilía
de lengua, raza y nación. Que sea un lugar donde
todo platique, hable, refleje la misericordia de Dios.
La imagen misma guadalupana es la fotografía más
sublime de esta misericordia divina. Santa María de
Guadalupe puede ostentar por ello el título de “Madre
de la Misericordia” por ser Ella Madre de Dios. Todo
aquí habla de misericordia, de acogida, de perdón,
de reconciliación. Y aquí Juan Diego, el indito Juan
Diego, es el embajador, el enviado, el evangelista de
tal Misterio de Misericordia.
La personalidad de Juan Diego Cuauhtlatoatzin hay
que descubrirla limpiando los cristales de los tiempos
históricos. Los indicios que tenemos, sobre todo de
quienes han estado más cercanos a él, los indios
sus paisanos, son claros y conmovedores. Ellos lo
conocieron y lo estimaron por lo que él era. Supieron
colocarlo en su justo marco y en la importancia que
ha tenido. Los documentos que nos describen los
pormenores de las apariciones son precisamente las
fuentes indígenas.
Y en ellos aparece la figura de Juan Diego
enmarcada
en su
gran sencillez, humildad y total
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bancodisponibilidad
BANORTEaaalanombre
nombre
de al Misterio.
Donativos
BANORTE
de
lectores de hoy esperan una biografía detallada de
Basílica de
de Guadalupe
Guadalupe A.R.
A.R.
$
Basílica
personajes como Juan Diego. Las preocupaciones
Informes: Lic.
Lic. Ángel
Ángel Roa
Roa Hernández
Hernández Tel.:
Tel.: (0155)
(0155)
5577 -- 6022
6022
ext.
161
Informes:
5577
de los antiguos
eran ext.
muy 161
distintas. Por ello es
necesario prestar toda la atención a cualquier detalle
documental, por mínimo que aparezca a la hora de
escribir sobre Juan Diego, sobretodo si como en el
María Luisa GONZÁLEZ TORRES
San Juan Diego, mensajero del reino de Dios, 2002
caso de Juan Diego en su tiempo pertenecía a un
Óleo sobre tela
grupo social que ya no contaba nada en la sociedad.
250.4 x 180.7 cm.
Sin embargo, las informaciones guadalupanas y las
Col. Museo de la Basílica de Guadalupe
referencias a Juan Diego abundan de una manera
progresiva.
Éstos fueron los aspectos principales que llamaron
Es a partir de estas afirmaciones que podemos
la atención de la gente, de los testigos, de cuantos
reconstruir la historia inicial guadalupana y de
dejaron algo escrito sobre el asunto, aunque fuese
sus protagonistas. No poseemos una descripción,
de pasada. Otros aspectos que hoy nos gustaría
por ejemplo, del aspecto físico de Juan Diego o
saber, como la personalidad misma del vidente Juan
de su familia, como tampoco la tenemos de otros
Diego, quedan allí, en pie, delante del hecho, pero en
personajes importantes contemporáneos suyos del
la penumbra; no es el indio Juan Diego el centro de
mundo indígena. Y sin embargo podemos, con los
los hechos; es sólo el enviado, el altavoz. El centro
pocos elementos que la variada documentación nos
es Santa María de Guadalupe, el Niño que lleva en
ofrece, reconstruir algunos datos fundamentales de
su seno, y lo que dice o mejor, lo que quiere: que en
su vida. Si Juan Diego era un personaje del pueblo,
AYÚDENOS
A QUE
ESTE BOLETÍN
LLEGUE A MÁS PERSONAS
el lugar de las apariciones
se edifique
o construya
habrá vivido, trabajado y vestido como su gente. Si
una iglesia, una casa
en honora de
Aquel Hijo
Divino
Donativos
la cuenta
0518870065
del banco BANORTE a nombre de
Juan Diego es uno de los primeros indios bautizados
que lleva en sus entrañas, y que es el Centro
de de Guadalupe A.R.
Basílica
se habrá comportado en este proceso de cambio de
todo; que el Tepeyac
sea el corazón,
la morada
de
Informes:
Lic. Ángel
Roa Hernández
(0155)
5577totalidad
- 6022 de
ext.sus
161
suTel.:
vida como
la casi
paisanos.
Cristo y por lo tanto la morada de todos, sin distinción
33
Homilía
Los documentos históricos, aunque aparentemente
se presenten como aislados, en realidad forman parte
de un proceso histórico unitario cuyas consecuencias
están a la vista de todos hoy: la formación de una
conciencia católica en el continente americano.
Casi 500 años después de aquel 1531 fecha del
“encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego”,
el Acontecimiento Guadalupano continúa siendo un
hecho eficaz hoy, en cada uno de sus elementos y de
sus personajes, incluso con la fuerza y debilidades de
los antiguos personajes.
Muchos, empezando por el Nican Mopohua, han
llamado al indio Juan Diego “el mensajero de
Santa María”; él, a pesar de haber estado en la
penumbra de los documentos históricos, continua
cumpliendo con su misión. Por ello el Papa Juan
Pablo II reconoce su culto con la beatificación del
6 de mayo de 1990 y lo canoniza el 31 de julio del
2002, proponiéndolo así a toda la Iglesia con su
autoridad apostólica, no sólo como modelo sino como
“evangelista y profeta” de aquel acontecimiento, el
Guadalupano, que está al origen del proceso histórico
evangelizador del Nuevo Mundo.
Hay otro dato que no se puede olvidar: este
“mensajero de Santa María” era un indio; su mensaje
fue dado ante todo a los indios; y serán los indios
quienes lo entenderán y se beneficiarán ante todo.
Su mundo cultural y sus expresiones no se pueden
soslayar para entender el acontecimiento y su
34
mensaje. Pero el mensaje guadalupano mandado
a través del indio Juan Diego Cuautlatoatzin fue
para todos: indios y españoles, mestizos y criollos.
Tampoco esto se puede olvidar a la hora de
interpretar mensajes y subrayados. Los personajes
del mundo mexicano y guadalupano vivían y
actuaban en un mundo poblado por gente real, de
indios, españoles, criollos, mestizos… Se trata de una
realidad multiétnica y cosmopolita que lentamente se
va amalgamando y de la que nacerá la experiencia
nacional mexicana, latinoamericana y americana
continental. No se puede pasar por alto este proceso
fundamental. Santa María se aparece a Juan Diego
en un momento dramático, pero las apariciones
van dirigidas al obispo de México, Fray Juan de
Zumárraga. Él es el destinatario de las mismas.
Así explícitamente se lo dice la Virgen a Juan Diego:
el obispo debe certificarlas, debe seguir la indicación
de la Virgen construyendo una ermita en el Tepeyac
en honor de Cristo Señor, fruto bendito del vientre
santísimo de María Virgen, para que aquí acudan
todos a encontrarse con el misterio de la misericordia
y de la reconciliación divina, derramada a raudales
por la Madre de Dios y nuestra. Juan de Zumárraga,
el obispo de México, representa a la Iglesia de Dios,
Santa y Peregrina al mismo tiempo, y a los apóstoles,
que son los escogidos por Cristo para ser testigos de
su resurrección.
Juan Diego, el indígena, y Juan de Zumárraga, el
obispo misionero español, representan fuertemente
a los destinatarios del encuentro y la modalidad del
mismo. En Guadalupe se vive y se toca el misterio
insondable de la Iglesia de Cristo, de su misioneridad
y de su catolicidad apostólica.
Foto: Comunicación Social INBG
Además, los acontecimientos se dan en los
momentos más trágicos del pasaje de un mundo
a otro. No hay nada de pacífico ni de tranquilo.
La violencia predomina y corren ríos de sangre.
Sería absurdo pretender encontrar los datos
anagráficos de un indio sumergido en este mundo
de contradicciones. Lo que hay que buscar son los
indicios que constituyan pruebas históricas. En el
caso del culto guadalupano, estos indicios escritos,
los figurativos (estampas, imágenes, pinturas,
medallas u objetos relativos al culto guadalupano),
los llamados “archivos orales” (tradiciones trasmitidas
fielmente por el mundo indígena e incluso español
y criollo mexicano), y los hallazgos arqueológicos
sobreabundan. Pero también tenemos estos indicios
en tres lugares explícitamente unidos a su vida:
Cuautitlan, Tulpetlac y San Juanico. No poseer
pruebas notariales sobre los lugares o movimientos
de Juan Diego no quiere decir que estos lugares no
estén unidos a la vida de Juan Diego.
ACTIVIDADES PASTORALES
Oración Matutina de Laudes. Todos los días a las 8:30 hrs.
Misa Solemne Capitular. Todos los días a las 9:00 hrs.
Misa para “Etnias”. Todos los domingos a las 16:00 hrs. Misa Vocacional. Todos los domingos a las 15:00 hrs. Rito Penitencial Comunitario Todos los viernes de 11:00 -13:00 hrs,
Exposición del Santísimo Jueves 10:00 -17:00, en su capilla:
Santo Rosario: Lunes a jueves en el Altar Mayor 17:00 hrs.
Viernes, sábado y domingo, 17:30 hrs., Antigua Basílica.
Talleres Anuncio del “Acontecimiento Guadalupano”, todos los días de
12:00 a 15:00 hrs. Tienda del Encuentro, atrio.
Taller de Pastoral Indígena Sábados de 10:00 a 14:00 hrs.
MISA POR RADIO, TELEVISIÓN E INTERNET
Cadena RASA, 620 AM
Todos los Domingos, 9:00 hrs.
XHTV, Canal 4 TV
23 de septiembre de 2007
a las 9:00 hrs.
www.virgendeguadalupe.org.mx
Todos los Domingos, 9:00 hrs.
MISAS Y PEREGRINACIONES DE OCTUBRE 2007
DÍA HORA
01
09:00 Hospital 1 de Octubre ISSSTE
02
16:00 San Francisco de Asís
03
10:00 Colegio Liceo del Valle de Toluca
0420:00 Regio Gas, S.A. de C.V.
06
09:00 Centro Universitario México
07
11:00 Caballeros de Colón
08
06:00 Diócesis de Irapuato
09
21:00 Adoración Nocturna de la
Diócesis de Celaya
10
06:00 Femenil de Zitácuaro, Michoacán
07:00 Masculina de la Diócesis de Celaya (Capilla Abierta)
11
07:00 Diócesis de Morelia
09:00 Misa Purepecha
10:30 Ciclistas de Morelia
17:00 Vísperas Solemnes
12
12:00
13
07:45
17
10:00
18
12:00
15:00
19
11:00
20
12:00
21
10:00
22
09:00
27
10:00
28
11:00
29
10:00
Misa Solemne de las Rosas
Instituto México de Toluca, A.C.
Diócesis de Ciudad Valle, San Luis Potosí
Diócesis de Colima
Ciclistas de la Diócesis de Atlacomulco, Edo. de México
Diócesis de Atlacomulco
Instituto Politécnico Nacional
Arquidiócesis de León, Guanajuato
El Universal, XCI Aniversario
Instituto Mier y Pesado Prelatura de los Mixes
Mercado Adolfo López Mateos de San Lucas Patoni
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