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Arquidiócesis
Primada de México
La Arquidiócesis de México con más de 9 millones de
católicos, es la más grande del mundo. Fundada como diócesis
en 1527, su historia inicia con la del Nuevo Mundo. El obispo
fundador de la diócesis fue el franciscano Fray Juan de
Zumárraga, quien en 1531 recibió el mensaje de Santa María
de Guadalupe, a través del laico San Juan Diego, junto con la
señal, las flores y la tilma en que quedara estampada su hermosa imagen.
En el año 1546 la diócesis fue elevada a sede metropolitana, Arquidiócesis,
y hoy día la encabeza el Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera,
Arzobispo Primado de México.
El Instituto Superior de Estudios Guadalupanos fue
creado por la Arquidiócesis de México para dar a conocer
los frutos de la Canonización de San Juan Diego que se
llevara a cabo el 31 de julio del 2002. El Instituto sigue
investigando la vida de San Juan Diego y el evento
guadalupano, y llevando al mundo el mensaje de esperanza
y amor que Santa María de Guadalupe nos diera a través del Santo.
Los Caballeros de Colón fueron fundados en 1882 por el
padre Michael J. McGivney, párroco de la Iglesia de Santa
María en New Haven, Connecticut. Reconocido hoy por la
Iglesia como Venerable Siervo de Dios, el padre McGivney
fundó los Caballeros de Colón como una sociedad de
beneficios fraternales para proteger con la fe y la vida en
comunidad a los católicos. Hoy los Caballeros de Colón son la orden
católica, familiar y de servicio fraternal más grande del mundo con
1.8 millones de miembros y presencia en más de 10,000 parroquias en todo
el mundo.
Su Santidad Benedicto XVI
Benedicto XVI frente a una estatua de San Juan Diego con la imagen de la
Virgen en su tilma, presentándosela al obispo Fray Juan de Zumárraga.
1
Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera
2
Rosario del Amor Guadalupano
Por el Sr. Canónigo Dr. Eduardo Chávez
Introducción
El Rosario del Amor Guadalupano sin lugar a dudas es un gran regalo
de parte de Dios por medio de Santa María de Guadalupe. Todo comenzó
cuando en el 2008 fui invitado por la Pontificia Academia Mariana de la Santa
Sede para hablar sobre la Virgen de Guadalupe en Lourdes, Francia, donde
pude proclamar este encuentro entre Dios y los hombres por medio de Santa
María de Guadalupe del 9 al 12 de diciembre de 1531.
Llegué a Lourdes, un día antes y recuerdo bien que esa noche me
impactó mucho el rezo del rosario en aquel santuario. Un momento de gran
espiritualidad en donde fluía la gente como río de luz ya que era en la noche
y todos portaban en la mano una vela. Se desgranaban las “Aves Marías”, los
“Padres nuestros” y las oraciones en diferentes lenguas; sin embargo, por el
amor de Dios a través de María todos nos entendíamos y éramos uno solo
alabando, bendiciendo, suplicando, agradeciéndole a Dios por medio de la
madre de la Iglesia: María.
Año y medio después ese recuerdo lleno de espiritualidad estuvo
bombardeando mi mente en un vuelo que realizaba del estado de Durango a
la capital de Jalisco, tierra de mártires que dieron testimonio de su fe
derramando su sangre y al mismo tiempo exclamando: “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva
la Virgen de Guadalupe!” Reflexionaba que sería un verdadero sueño el poder
realizar un rosario semejante usando todo el cerro del Tepeyac y el atrio de la
Basílica de Guadalupe, así que me puse a desarrollar la idea de cómo sería un
Rosario Guadalupano; de ahí surgió que tuviera ocho estaciones para
proclamar con esto lo que nosotros conocemos como el “Octavo Día”
Domingo, día del Señor, y de esta manera al rezar el Rosario del Amor
Guadalupano proclamar la resurrección de Jesucristo nuestro Señor. Cada
estación contiene la esencia de los siete sacramentos y como octava estación:
La Iglesia, Sacramento de Salvación; integrando además los contenidos
esenciales del Nican Mopohua o la narración de las apariciones de Nuestra
Señora de Guadalupe, que hacen referencia precisamente a cada sacramento.
Me sorprendí al contemplar que en puntos estratégicos, tanto en el cerro
del Tepeyac como en el atrio de la Basílica de Guadalupe, se integraban lugares
específicos para estas estaciones.
3
Días después me reuní con el Sr. Carl Anderson, Caballero Supremo de
los Caballeros de Colón, la sociedad fraternal, familiar y de servicio más
grande del mundo, y le comenté este sueño que lo entusiasmó de forma
inmediata, por lo que escribimos una carta a Su Eminencia, el Sr. Cardenal
Don Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, y digno sucesor
de Fray Juan de Zumárraga, quien aceptó con gozo este proyecto.
Aquí te ofrecemos el Rosario del Amor Guadalupano que, si bien,
físicamente podrás realizarlo aquí en el Tepeyac, de igual forma lo podrás
realizar íntimamente en tu hogar, en alguna parroquia, en algún salón;
reuniendo a tu familia, a tus hijos, a tu equipo parroquial, a los miembros de
tu apostolado, a tu comunidad; lo estarás haciendo espiritualmente en los
mismos puntos donde Santa María de Guadalupe se encuentra contigo… con
ustedes en lo profundo del corazón, en lo profundo de la vida, para que
siempre tengas presente su voz, su aliento que nos lleva a Jesucristo nuestro
Señor; ya que recuerda siempre sus profundas palabras: “No tengas miedo,
¿Acaso, no estoy yo aquí, que tengo el honor y la dicha de ser tu madre? ¿No estás
bajo mi protección y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿Acaso no
estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de
alguna otra cosa?” Cómo me acuerdo de una maravillosa expresión que
usaban los papás indígenas, y creo que aquí la Virgen de Guadalupe nos hace
patente de alguna forma esta misma expresión; cuando los papás le decían a
sus hijos: “Zocoyotito mío, al niño; palomita mía, a la niña; el nacido de mí,
tu eres mi collar de piedras finas, mi plumaje de quetzal. Sé honesto, sé
verdadero, sé de un solo rostro, de un solo corazón; ten siempre presente en
tu mente y en tu corazón que tu eres mi sangre, tu eres mi color; en ti está mi
imagen, tu eres mi pintura.”
Quisiera agradecer a Dios, a Santa María de Guadalupe, a san Juan Diego,
al sucesor de Zumárraga, al Arzobispo Primado de México, D. Norberto Rivera
Carrera, así como a cuantos de alguna manera han intervenido para que este
Rosario del Amor Guadalupano sea una realidad.
Únete con nosotros de la mano de María para construir juntos la
civilización de la vida, la civilización del amor, une tu voz, tu mente y tu
corazón en este Rosario del Amor Guadalupano.
4
Madre de la Civilización del Amor
Por el Sr. Carl Anderson, Caballero Supremo
Por casi quinientos años, millones de personas se han sentido atraídas,
en gran devoción, por Nuestra Señora de Guadalupe. Atraídas a Ella por sus
palabras a Juan Diego, “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?” Ella ha mostrado
maternal cariño por millones de nosotros, y ésta es una muy importante parte
de su mensaje hoy. Si nosotros nos dirigimos a Nuestra Señora de Guadalupe
como nuestra Madre, entonces Ella no sólo es nuestra Madre, Ella es Madre
de todos. Eso significa que todos somos una sola familia.
Desde el principio, el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe fue de
reconciliación, de unidad, de alivio, de preocupación por todos, en una época
de gran conflicto entre dos grandes civilizaciones, una época en la que estas
dos grandes civilizaciones se fundían para formar algo completamente nuevo,
un nuevo mundo.
Así que debemos preguntarnos: ¿Cuál es el significado de Nuestra
Señora de Guadalupe hoy en día?; ¿Desempeña Ella el mismo rol en la historia
de nuestros países como lo ha hecho por casi quinientos años? ¿Cómo
respondemos al gran mandamiento de Nuestro Señor: Amar al prójimo como
a uno mismo? ¿No es éste el verdadero mensaje del maternal cariño de
Nuestra Señora de Guadalupe por cada uno de nosotros, que lleguemos a
nuestro prójimo donde quiera que esté y le ofrezcamos la mano? El mensaje
de Nuestra Señora de Guadalupe es: que esta persona es realmente un
miembro de nuestra familia. Y como el Papa Benedicto XVI nos lo ha dicho
en su primera encíclica Deus Caritas Est, Dios es Amor: En una familia ningún
miembro debe sufrir hambre ni padecer necesidad. Éste es el gran mensaje
de Nuestra Señora de Guadalupe hoy, y no es un mensaje que se limite a una
gente, a un lenguaje, a un país, sino que es un mensaje para todos nuestros
países, nuestro continente, nuestro hemisferio, nuestro mundo. Y al meditar
y reflexionar cada uno de nosotros en nuestra gran devoción personal a
Nuestra Señora de Guadalupe, estemos abiertos a su mensaje de cuidarnos
unos a otros, de aprender a vivir como una familia, de dar una nueva realidad
a las palabras de nuestro Señor, amar al prójimo como a uno mismo. Y si éste
es el más grande mandamiento de nuestro Señor, entonces lo único que es
digno de este mandamiento es que nos esforcemos por construir una
Civilización del Amor, una Civilización en la que todos podamos decir con
sinceridad: ¡Nosotros somos el guardián de nuestro hermano, nosotros somos
el guardián de nuestra hermana, y juntos podemos construir una Cultura de
la Vida y una Civilización del Amor bajo la providencial intercesión de Nuestra
Señora de Guadalupe!
5
Rosario del Amor
Guadalupano
Arzobispo:
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor,
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos:
Amén.
Arzobispo:
El Señor esté con ustedes.
Todos:
Y con tu espíritu.
6
Se prende la Vela Grande y entonando el Credo se distribuye de este fuego
a las demás velas.
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
En las palabras que siguen, hasta “y se hizo hombre”, todos se inclinan.
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato,
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
7
El Bautismo
1a Estación
8
Meditación
El Bautismo.
Juan Diego, su esposa María Lucía y su tío Juan Bernardino
fueron bautizados en torno a los años 1524-1525. Juan Diego, cuyo
nombre indígena era Cuauhtlatoatzin, “águila que habla cosas
divinas” o “mensajero de las cosas divinas”; exactamente como Juan
el Bautista, mensajero de Dios, o como el Evangelista san Juan que
escribió el libro del Apocalipsis en donde escribe, bajo la inspiración
divina: “una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, está en
cinta” (Jn 12, 1).
“Juanito, Juan Diegotzin” es lo primero que pronuncia Santa
María de Guadalupe, su nombre cristiano: “Juan Diego”, y con la terminación “tzin” que en náhuatl significa “dignidad”; de esta manera,
Santa María de Guadalupe ha pronunciado el nombre de bautizo del
humilde laico y le confirma su dignidad. En Santa María de
Guadalupe, la Virgen Morena de rostro mestizo, se realiza una de las
unidades más grandiosas; Ella es Madre de todos los pueblos; Ella
nos une a todos como hermanos, con un solo corazón en el mismo
amor de Dios y es en este amor en donde nosotros llegamos a la
plenitud de nuestra misma dignidad. Desde el primer momento, Ella
hace de nosotros una sola familia unida en el amor de Dios.
La luz de Dios, por medio de Santa María de Guadalupe,
ilumina nuestro camino, poco a poco la flama del amor de Dios nos
quema y nos invade purificándonos, el bautismo es con agua
y con Espíritu Santo, que es el fuego del amor. Un bautismo que nos
hace verdaderos hijos de Dios.
Santa María de Guadalupe nos llama precisamente con el
nombre que nos dieron en el Bautismo lleno de dignidad, ternura y
amor; somos hijos de Dios, somos católicos y tenemos una
misión: el tener en nuestro ser a Dios para colaborar con Él y
construir un mundo lleno de armonía y fraternidad; un mundo lleno
de justicia y de paz; un mundo pleno en la libertad que nos da Dios;
un mundo que necesita la verdadera independencia del egoísmo, del
odio, del rencor, dejar toda injusticia y desesperación, quitarnos las
9
cadenas de la esclavitud del pecado y unirnos más y más en la
plenitud del amor libre de Dios.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe, que nos llamas por nuestro nombre
que se nos dio en el bautismo, ayúdanos a tener un corazón
humilde para abrir las puertas de nuestra existencia y dejar
entrar en ella a quien nos da la vida y la verdadera libertad,
desde nuestro bautismo.
Todos:
Amén
Se camina hacia lo alto del cerrito, hasta llegar a la explanada
enfrente de la capilla del cerrito.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
10
La Eucaristía
2a Estación
11
Meditación
La Eucaristía.
Santa María de Guadalupe es la Mujer Eucarística. Ella es el Sagrario
Inmaculado donde se encuentra el Sol de Justicia, Ella es el Arca Viviente
de la Alianza, Ella nos trae a Jesucristo Eucaristía.
Santa María de Guadalupe hace una maravillosa inculturación
en un ser humano, en un corazón que es como tierra fértil en donde
la verdad de Dios, las semillas de la Palabra, pueden desarrollarse en
la verdadera fe; y es aquí en donde Ella pide la construcción de un
templo, casita sagrada. En el primer diálogo que Santa María de
Guadalupe tiene con Juan Diego, laico indígena de cultura texcocana y
de mentalidad tolteca, Ella se presenta diciéndole: “Yo tengo el honor y
la dicha de ser la Madre del arraigadísimo Dios”, del “Dador de vida, por
quien se vive”, “el Creador de las personas”, “el Dueño de la cercanía y de
la inmediación”, “el Dueño del cielo y de la tierra”.
Santa María de Guadalupe nos dice que es la Madre de ese Dios vivo
y verdadero que el corazón indígena, como el de cualquier ser
humano, tanto anhelaba, tanto clamaba, tanto quería; y este Dios es un
Dios tan cercano y tan amoroso que por ello viene a encontrarse
contigo, es como si la Virgen de Guadalupe nos dijera: “quiero que se
construya una casita sagrada, un templo, para darles ese amor que es el
mismo Dios Omnipotente que se hace hombre, que se encarna; que es
tan humilde, que ha querido venir Él mismo ante ustedes, por medio de
mí, Él ha querido que lo trajera en mi inmaculado vientre pues quiere
quedarse con ustedes, vivir en su corazón; quedarse con todos, con cada
uno de sus hijos. Sí, mi Hijo Jesucristo quiere entregarse totalmente a cada
uno de ustedes, con su cuerpo y su sangre; es el pan sagrado que se
comparte en cada Eucaristía, es la sangre que se derrama para limpiar
todo pecado; simplemente porque los ama, porque sólo en Él encontrarán
la auténtica libertad.
12
Precisamente, Santa María de Guadalupe nos coloca exactamente en
donde está su amado Hijo, por ello le dice a san Juan Diego: “estás en el
hueco de mi manto en el cruce de mis brazos”. Por medio de Santa María
de Guadalupe tenemos la oportunidad de estar en comunión plena con
ese mismo Dios.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe que pides se construya una casita sagrada,
un templo, lugar de encuentro y comunión con Dios y con el
hermano, ayúdanos a iniciar su construcción desde nuestro corazón
para que en él habite hoy y siempre Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén
Se camina hacia el lado Este del cerrito del Tepeyac, al llegar a la
explanada enfrente del conjunto escultórico llamado: “La Ofrenda”.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
13
La Unción de los enfermos
3a Estación
14
Meditación
La Unción de los enfermos.
“Y al día siguiente, lunes, cuando Juan Diego debía llevar alguna
señal para ser creído, ya no volvió. Porque cuando fue a llegar a su casa,
a un tío suyo, de nombre Juan Bernardino, se le había asentado la
enfermedad, estaba muy grave […] Y cuando anocheció, le rogó su tío
que cuando aún fuere de madrugada, aún a oscuras, saliera hacia acá,
viniera a llamar a Tlatelolco a uno de los sacerdotes para que fuera a
confesarlo, para que fuera a prepararlo, porque eso ya estaba en su
corazón, que en verdad ya era tiempo, que ya entonces moriría, porque
ya no se levantaría, ya no se sanaría.” (Nican Mopohua, vv. 94-98)
Juan Bernardino, el tío anciano de Juan Diego, representa la síntesis
de la catástrofe. Para la mentalidad indígena, el anciano representaba la
raíz, la sabiduría, la autoridad, la historia, la identidad, la cultura del
pueblo indígena, pero, en Juan Bernardino también está representado el
mundo cristiano español desde que porta un nombre cristiano: Juan
Bernardino. Él representa los dos mundos que se despedazan y están a
punto de perecer, de morir; dos mundos que agonizan.
Dios, por medio de Santa María de Guadalupe, nos devuelve la salud,
nos limpia de todo mal y se entrega a nosotros; y quiere que todo se
constate ante el sacerdote, precisamente la Siempre Virgen Santa María
de Guadalupe le pide al tío ya sano, ya bueno, que vaya ante el obispo,
que se presente ante la iglesia y dé testimonio de lo que sucedió. María
realiza exactamente lo que vemos en el Evangelio de cómo su Hijo
Jesucristo al curar a los leprosos los envía a dar este mismo testimonio
ante los sacerdotes.
Santa María de Guadalupe preparó al tío anciano no para bien morir,
sino para bien vivir; es una verdadera unción que da la salud y, además,
Ella, al entregar su nombre completo al anciano: “Santa María de
Guadalupe”, Ella se entrega a sí misma y, en Ella, a su Hijo muy Amado;
es decir, por medio de Ella, Jesucristo es la salud del anciano, Jesucristo
15
el Mesías, el Ungido, es quien con su presencia unge al anciano, y con
ello a la raíz, al fundamento de la verdad. Jesucristo es quien libera de la
muerte por medio de su Madre, Santa María de Guadalupe.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe que nos conduces a Aquel que es nuestra
salud y nuestra salvación, ayúdanos a dar verdadero testimonio de
que Él es el Mesías esperado, por quien los ciegos ven, los sordos
oyen, los mudos proclaman que nuestro Salvador está en medio de
nosotros, el vencedor de la muerte. María de Guadalupe enséñanos a
ver, a escuchar, a proclamar y a seguir a tu Hijo, Jesucristo nuestro
Señor.
Todos:
Amén
Se camina hacia el Pocito.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
16
La Confirmación
4a. Estación
17
Meditación
La Confirmación
Es el “sí” de Juan Diego. Juan Diego había buscado a alguien que
pudiera ayudar a su tío, alguien que pudiera darle la salud o mitigar su
dolor. El sufrimiento del tío repercute en Juan Diego, quien de igual forma
sufre, se siente impotente ante una adversidad que lo sobrepasa, y es el
anciano tío quien le había pedido que fuera por un sacerdote, Juan Diego
fue a toda prisa y cuando llegó aquí a este punto, cerca del Tepeyac, se
acordó que un día antes debería haber estado aquí para llevarle la señal
prometida al obispo, pero ahora tenía prisa, así que torció el camino, no
sigue derecho, sino que le da la vuelta al cerro para no encontrarse con
María, la Niña del cielo, no podía perder tiempo, necesitaba urgentemente
un sacerdote.
Es Jesucristo por medio de Santa María de Guadalupe, quien
desciende para encontrarse exactamente aquí con san Juan Diego; es
Dios, por medio de su Madre, quien viene al encuentro del humilde laico.
Es en ese momento lleno de dolor, de desconcierto y de fatalismo,
en donde Santa María de Guadalupe le dice las palabras más hermosas:
“No tengas miedo ¿Acaso no estoy yo aquí que tengo el honor y la dicha de
ser tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente
de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?
¿Acaso tienes necesidad de alguna otra cosa?” (Nican Mopohua,
v. 119)
Y le asegura que su tío ya está bien, ya sanó, y Juan Diego lo cree.
Juan Diego tiene fe en las palabras que salen de la boca de María y lleno
de esperanza le pide le conceda la gracia de enviarlo al obispo con la señal
prometida, Juan Diego le confirma su fe. De esta manera, su misión es
una verdadera gracia y favor divino.
Este es el “sí” de Juan Diego, es la Confirmación de poner toda su
vida en las manos de Dios por medio de Santa María de Guadalupe. El
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ser humano, que representa Juan Diego, confirma su fe, ahora está lleno
de esperanza para vivir el amor. Juan Diego confirmó su fe, que en su
momento se le había dado en el Bautismo, ahora se entrega plenamente
a la libertad de estar en el corazón de Dios.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe ayúdanos a confirmar nuestra fe en tu Hijo
Amado, danos la fuerza y la inteligencia para proclamar con la voz,
con el corazón y con las buenas obras, ante el verdadero Dios, nuestro
“sí” de cada día y colaborar en todo momento para que en nuestro
pueblo se pueda vivir la confirmación de nuestra libertad en el amor
y en el perdón.
Todos:
Amén
Se camina hacia donde se encuentra el conjunto escultórico de bronce
donde está Juan Diego entregándole las flores al obispo, fray Juan de
Zumárraga, tilma en donde se ve plasmada la imagen de Santa María de
Guadalupe.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
19
El Matrimonio
5a. Estación
20
Meditación
El Matrimonio
Entre los indígenas la tilma es una prenda muy importante. La
Virgen de Guadalupe plasma su imagen en la tilma de Juan Diego, Ella,
con su propia imagen, sus dibujos y colores, dignifica la tilma del
macehual ennobleciéndola; Ella, al plasmarse en la tilma del indígena
manifiesta su protección y su cuidado, como Ella lo dice: “Acaso, ¿no estoy
yo aquí que tengo el honor y la dicha de ser tu Madre?”. La imagen de
Nuestra Señora de Guadalupe tiene como centro, a la altura de su
Inmaculado Vientre, a Jesucristo Nuestro Señor, así Ella nos indica que al
plasmar su imagen en la tilma de Juan Diego, al mismo tiempo plasma a
Jesucristo, quien es nuestro sustento, quien hace una maravillosa alianza
de amor con todos. Ella hace un verdadero matrimonio espiritual con el
pueblo, ya que al plasmar su imagen en la tilma Ella anuda su vida, se
entrega plenamente en el alma y en el ser del enamorado pueblo sencillo
y humilde representado por san Juan Diego. Un verdadero matrimonio
espiritual en donde está como centro Aquel que es la Alianza, la Nueva
Alianza en el Arca Viviente que es María; Él, Jesucristo, nos quita todo
miedo, toda angustia y todo temor, por medio de la ternura de su propia
Madre. Jesucristo es quien hace un matrimonio con su Iglesia, para
construir juntos la Civilización de su amor.
El Matrimonio es el lugar en donde se procura la felicidad del otro,
verdadera alianza en el amor en donde el egoísmo simplemente no tiene
lugar. Matrimonio que es la entrega total del uno para con el otro
realizando una plenitud y desarrollo. Matrimonio que tendrá los frutos
del amor que es una verdadera consagración a Dios, es una relación en
donde el centro es Dios mismo quien hace su “casita sagrada” en la
unidad en el amor, una patria consagrada a Dios, por medio de su
Santísima Madre, la Virgen de Guadalupe.
21
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe gracias por ser la portadora del amor
de Dios, ayúdanos a mantener esta alianza especialmente en los
matrimonios en donde tú imprimes tu bendita imagen para que
se amen hasta que la muerte los separe, que puedan superar todo
obstáculo y dificultad, y surjan fortalecidos y así puedan formar una
familia llena de tu amor.
Todos:
Amén
Se camina hasta la esquina Sureste del Atrio.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
22
El Sacerdocio
6a Estación
23
Meditación
El Sacerdocio
Santa María de Guadalupe pide un templo, que significa el crear una
nueva Civilización del Amor de Dios, un templo al verdadero Dios y
Señor, un templo, “una casita sagrada”, por lo que es un lugar en donde
se hace familia, se forma la familia de Dios; es la Iglesia en donde Dios
está como centro de esta nueva civilización. El mensajero de esta petición
es el humilde laico, Juan Diego; y el dueño del mensaje es el consagrado,
el humilde franciscano, primer obispo de México, fray Juan de Zumárraga.
La Siempre Virgen María, Madre del Creador de todo el Universo, se
somete a la autoridad del consagrado; no se hace nada sin que el obispo
lo apruebe. Ella se somete al obispo, cabeza de la Iglesia, pues Ella es la
Madre de la Iglesia, Ella forma Iglesia, Ella hace Iglesia.
El Gobernante sacerdote cuando escuchó por segunda vez el
mensaje de Santa María de Guadalupe que le traía el humilde indígena,
pidió una señal para poder creerle al laico Juan Diego; la señal fueron
hermosas flores, variedad de flores extraordinarias que habían crecido,
que se habían enraizado en tierra muerta, salitrosa, pedregosa y en un
tiempo en donde no se daban las rosas, las flores, y mucho menos en
medio de un frío que mataba toda vida; ahí, precisamente ahí, las flores
crecieron, exactamente donde Juan Diego había escuchado los más
preciosos cantos. Recordemos que en la mentalidad indígena “flor y
canto” significa la verdad; así que la señal de la Virgen de Guadalupe era
la verdad, la verdad la llevaría en su tilma el humilde indígena laico. Al
llegar ante el obispo, Juan Diego le pidió que aceptara la señal de la
Inmaculada Virgen Madre de Dios: las flores. Ahora entendemos que la
máxima señal de Santa María de Guadalupe eran esas flores que
representaban la verdad y éstas estaban dentro de la tilma; es decir, la
misma persona del laico y que al aparecer en ese instante su imagen
plasmada en la tilma se convierte en señal del amor de Dios; pero que
ahora le pertenece al obispo, quien había pedido dicha señal; es decir, es
el laico en las manos de quien hace cabeza de la Iglesia, es el laico en las
24
manos amorosas de Jesucristo, pues el laico se encuentra dentro de una
Iglesia viva en manos de aquel que hace la presencia de Cristo, el
sacerdote, el consagrado, quien por medio de los sacramentos da la vida
de Dios, hace palpitar a la Iglesia. Gracias a la petición del consagrado
tenemos la señal, una señal que todavía permanece entre nosotros,
manifestando su amor por medio de las manos sacerdotales. San Juan
Diego no duda en llamar a los sacerdotes como: las imágenes de Dios, o
los más amados del Arraigadísimo Dios por quien se vive, esto es una
enorme gracia pero, al mismo tiempo, un gran compromiso y
responsabilidad.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe gracias por ser la portadora de la
especial vocación de parte de Dios a la vida consagrada, a la vida en
el Sacerdocio ministerial; ayúdanos a colaborar en la fidelidad a esta
importante vocación, pues todos estamos comprometidos para que
se escuche y se viva esta especial consagración al verdadero Dios por
quien se vive.
Todos:
Amén
Se camina hasta la esquina siguiendo paralelamente el lado de la calle fray
Juan de Zumárraga hasta llegar a la esquina Suroeste del Atrio.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
25
La Confesión
7a. Estación
26
Meditación
La Confesión
Tanto la Imagen de Santa María de Guadalupe impresa en la
humilde tilma de Juan Diego, como la narración que este mismo laico
humilde expresó con todas sus particularidades, manifiestan un
verdadero encuentro con ese único Dios, vivo y verdadero, que tocó el
corazón de todos, tanto de indígenas como de españoles.
De una manera asombrosa se había difundido la fama del milagro y
acudían todos con un corazón contrito, sedientos del verdadero amor. La
conversión se dio de manera absolutamente asombrosa.
Todos contemplaban con asombro la Sagrada Imagen y escuchaban
llenos de emoción el relato de cómo la Madre de Dios se había aparecido
y cada uno de los signos de su maravillosa Imagen. Así se inició una de
las conversiones más impactantes y maravillosas, sin precedentes en la
historia de la Iglesia universal; en cerca de ocho años se convirtieron
aproximadamente nueve millones de personas. El ser humano cuando se
convierte, cuando se levanta y va hacia el verdadero Dios, se encuentra
con lo que es su auténtica esencia y dignidad; como lo expresa el Papa
Benedicto XVI cuando presenta la conversión del hijo pródigo: “Camina
hacia la verdad de su existencia, «a su casa».1
Este es el verdadero fruto del encuentro de Dios, por medio de Santa
María de Guadalupe, una verdadera conversión desde lo más
profundo del corazón que se dio en aquel siglo XVI, pero que ha sido
constante hasta nuestros días. Poner a Jesucristo en el centro de la
existencia nos dispone a actuar como verdadera familia, a ver al prójimo
como verdadero hermano; la conversión se da en un corazón humilde,
un corazón que es consciente de los errores y los pecados cometidos, un
corazón que sabe pedir con sencillez la gracia del perdón y de la
misericordia de Dios, quien con gozo y alegría lo otorga en el don del
sacramento de la Reconciliación, liberándonos de toda esclavitud del
1
BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, p. 246.
27
pecado. Esta es la verdadera libertad para construir esta patria, esta
nación, este mundo, para saber edificar este pueblo de gente humilde que
sabe abrir su corazón para ser libre dando su vida por los demás
siguiendo a su Señor y Salvador, para que con su poder y su gracia
sepamos de igual forma perdonar y despedazar con amor las
cadenas del odio, ser libres, plenamente libres para construir juntos la
Cultura de la vida, la Civilización del Amor.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe gracias por ser la portadora del Dios del
perdón, gracias por darnos a Aquel que aún viéndonos lejos corre a
nuestro encuentro y nos llena de su amor en el sacramento de la
Reconciliación, liberándonos del pecado y dándonos la fuerza del
Espíritu Santo para saber reconocernos como hermanos de Jesucristo
nuestro Señor.
Todos:
Amén
Se camina hacia la estatua de Juan Pablo II.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
28
La Iglesia,
Sacramento de Salvación
8a. Estación
29
Meditación
La Iglesia Sacramento de Salvación
Santa María de Guadalupe pide una “casita sagrada”, un templo, que
es Iglesia Católica, sacramento de Salvación para el mundo entero. Ella
nos sigue conduciendo a Jesucristo, que es la piedra angular de esta
Iglesia. La Doncella de Nazaret, la Morenita del Tepeyac, es la Madre de
Dios y Madre nuestra y desde que tomó nuestra sangre nuestro color,
tomó nuestra identidad y nuestra persona, nuestra historia y nuestra
alma, dándonos a su Hijo, Jesucristo, Señor de la vida y de la verdadera
libertad. Una independencia de todo lo que nos oprime, del pecado y de
la muerte en esta “casita sagrada”, en este templo y en esta iglesia viva.
Esta es la esencia de la evangelización, Ella es la primera discípula y
misionera del Amor de Dios, la Morenita del Tepeyac, símbolo de la
fraternidad que debe existir en y con todas las razas del mundo; en su
rostro moreno estamos todos sus hijos. Todos los seres humanos por
Jesucristo somos hijos de María, Madre de la Iglesia, Modelo de la Iglesia,
Santa María de Guadalupe hace Iglesia, “Modelo de evangelización
perfectamente inculturada”, como expresaba el Papa Juan Pablo II.
El pensador de origen chileno P. Joaquín Alliende dice: “Como
pedagogía divina, la Encarnación se prolonga decisivamente en la
vinculación del lugar, porque es tangible, porque la maternidad de la
tierra no se puede olvidar. En Guadalupe, esa maternidad tangible es la
manta de Juan Diego, la «tilma» donde el cielo pinta la imagen mestiza
de María, y es la «Casita», el templo del Tepeyac que la Santísima Virgen
exigió como cofre del nuevo icono que ella regalaba. La maternidad del
Tepeyac establece la casa de encuentro de los pueblos mestizos en el ayer,
en el hoy y en el mañana de América Latina y el Caribe.” 2
Los obispos reunidos en torno al Papa Benedicto XVI, en Aparecida, Brasil,
entre los cuales estaba el sucesor de fray Juan de Zumárraga, el Arzobispo
Primado de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, plasmaron en
el Documento final una maravillosa verdad llena del rocío del Tepeyac:
“[María], así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a
2
JOAQUÍN ALLIENDE LUCO, Para que nuestra América viva, p. 74.
30
nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió, junto al
humilde Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a los dones del
Espíritu.” 3 Y también los obispos proclamaron con alegría: “Todos los
bautizados estamos llamados a «recomenzar desde Cristo», a reconocer y
seguir su Presencia con la misma realidad y novedad, el mismo poder y
afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros
discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000 años, y con los «Juan Diegos»
del Nuevo Mundo.” 4 Así que aquí está contenido lo sustancial de una
verdadera libertad de amar en plenitud, destruyendo las cadenas del
pecado y caminar juntos como hermanos construyendo una misma
nación, un mismo pueblo, la cultura de la vida, una misma civilización
del amor de Dios de la mano de Santa María de Guadalupe quien nos
pone en el cruce de sus brazos en el hueco de su manto.
Arzobispo:
Oremos:
Santa María de Guadalupe gracias por ser la portadora del Dios
que da la verdadera libertad en el amor; gracias por el don
maravilloso de la Iglesia, sacramento de salvación para el mundo
entero, permítenos ser piedras vivas de esta amada iglesia,
permítenos ser esa “casita sagrada” que desde nuestro corazón
vayamos construyendo como hermanos de Jesucristo nuestro Señor.
Todos:
Amén
Se camina hacia el estrado colocado en frente del Templo de Capuchinas.
Padre nuestro…
10 Aves Marías…
Gloria…
María, Madre de gracia, Madre de misericordia,
en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora.
3
DA, 269.
4
DA, 549.
31
Se realiza un canto final (El Ave María) y se termina la celebración
con la oración final y la bendición:
Ave María
Arzobispo:
Oremos:
Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo
la especial protección de la siempre Virgen María de
Guadalupe, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión,
profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Por nuestro Señor Jesucristo…
Todos:
Amén.
Arzobispo:
Que el Señor esté con ustedes.
Todos:
Y con tu espíritu.
Arzobispo:
Bendito sea el nombre del Señor.
Todos:
Ahora y por siempre.
Arzobispo:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
32
Todos:
Que hizo el cielo y la tierra.
Arzobispo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, descienda sobre ustedes.
Todos:
Amén.
Cantos Finales
33
¡Únete a los Caballeros de Colón y juntos,
de la mano de Santa María de Guadalupe,
construyamos la Civilización del Amor!
www.kofc.org
www.rosariodelamorguadalupano.com