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6.3. LA INTEGRACIÓN DE APROXIMACIÓN A PORTUGAL. LAS CANARIAS Y LA La conquista de CANARIAS, iniciada a principios del siglo XV (tema 5), se sitúa en el contexto de la expansión atlántica de los Estados europeos en su afán por abrir rutas y vías de comunicación con las Indias, circunnavegando el continente africano para proveerse de especias, sedas, esclavos o metales preciosos. El archipiélago fue una escala muy importante en la navegación por esas rutas, aprovechando sus posibilidades humanas y materiales (la orchilla y la barrilla, de las que se lograban colorantes y, sobre todo la caña de azúcar). así, las Canarias entraron a formar parte del sistema mercantil de los reinos hispánicos, Portugal, Italia y Flandes. Por el Tratado de Alcaçovas-Toledo, Portugal tuvo que renunciar a ellas. La colonización y conquista durará casi todo el siglo XV, y se realizará en dos fases: - La fase inicial (La Gomera, El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura), es la conocida como fase señorial: nobles europeos se ponen al servicio de los monarcas de Castilla y emprenden la conquista como una empresa particular, obteniendo de ello derechos señoriales o feudales sobre las tierras y los pueblos conquistados. Estos nobles se repartieron las tierras de los indígenas, diezmados y esclavizados, y se comportarán de forma similar a los colonizadores de América: la evangelización fue paralela a la conquista, explotación y desaparición de las estructuras sociales indígenas (de ser 100.000 quedaron reducidos a 7.000) o en su asimilación. El vacío demográfico se cubrió con la repoblación de andaluces, extremeños, castellanos y portugueses. - La segunda fase es la conquista realenga (1477-1496): los reyes de Castilla se implican de forma directa, colocando Gran Canaria, La Palma y Tenerife bajo su control político. El gobierno de las islas Canarias se integró en la Corona de Castilla, a través de la administración territorial castellana: un capitán general y dos adelantados. A los indígenas canarios se les exigía aceptar la soberanía de la Corona de Castilla y la conversión al cristianismo. En lo que se refiere a las RELACIONES CON PORTUGAL, ya se ha dicho que el Tratado de Alcaçovas-Toledo significó el reconocimiento de Isabel como reina, pero en él también se pactó la boda de la hija mayor de los RR.CC., Isabel, con el heredero del trono portugués. Esta política matrimonial continuó con generaciones posteriores, y dio fruto en 1580 cuando Felipe II heredó el trono de Portugal. El Tratado también incluía el reparto de las zonas de explotación y navegación en el Atlántico: Portugal renunció a las Canarias, y los RR.CC. renunciaron a las Azores, a Madeira y a la costa africana al sur del cabo Bojador. Tras el descubrimiento de América, el Tratado de Tordesillas (1494), marcará nuevos ámbitos de influencia.