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La revista del Colegio de Biólogos de México, A.C. SIMBIOSIS Marzo 2016, Número 2 Oceáno y clima Implicaciones para las negociaciones internacionales sobre el clima Sustentabilidad Idea de desarrollo: de la ciencia al humanismo América del Norte Oportunidad para un acuerdo de cambio climático Fotografía de portada por: Carlos Rico 2 Simbiosis CONTENIDO CARTA DEL PRESIDENTE A la Comunidad de Biólogos de México: Interdependencia del oceáno y el clima: implicaciones para las negociaciones internacionales sobre el clima. Es la oportunidad para un acuerdo de cambio climático para América del Norte. 6 10 En este año 2016, nos da gusto dar la bienvenida al segundo número de nuestra revista Simbiosis, cuya publicación fue acogida con interés por el gremio y sobre la cual hemos recibido diversos y múltiples comentarios; lo que gustó, lo que le falta, lo que se puede hacer, en realidad esta revista es un esfuerzo común y esperamos tener mucha participación y apoyo para mantener y ampliar su contenido. Este año comienza con buenos augurios derivado del acuerdo alcanzado en la COP 21 de ParÍs el cual será ratificado por los países miembros de la Convención en el próximo mes de abril en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, enhorabuena por este logro, ahora viene lo más difícil: poner manos a la obra y alcanzar metas en función a los compromisos adquiridos. Por su parte el Colegio estará participando junto con ICLEI en el desarrollo de la COP 13 de Biodiversidad a llevarse a cabo en Cancún en el próximo mes de diciembre, el tema “Biodivercities! Biodiversidad en las ciudades”, un tema en el cual los Biólogos tenemos mucho que decir y que aportar, ICLEI nos ha convocado a participar con elementos técnicos lo que nos permitirá incorporar propuestas concretas en el seno de la COP 13 de los Estados miembro de la Convención de Biodiversidad, para que sean incorporadas en la implementación de la estrategia de conservación de la biodiversidad en las ciudades. Son muchos y variados temas los que tendremos en el año y sorpresas de eventos y acontecimientos que esperamos sean del interés de la comunidad de Biólogos, Cursos especializados, charlas y exposiciones, espacios de reflexión y análisis de temas de interés de la comunidad, no solamente por medio de la revista y nuestra página, sino también en eventos presenciales de los cuales iremos dando cuenta oportunamente. Continuamos la tarea de comunicación y difusión a través de Simbiosis, esperamos tener más contribuciones y más lectores, ¡enhorabuena Biólogos de México! La Sustentabilidad como idea de desarrollo: de la ciencia al humanismo De la carpeta de Carlos Rico 14 20 Biol. Raúl E. Arriaga Becerra Presidente XVIII Consejo Directivo Colegio de Biólogos de México 2 Carta del Presidente 3 Nota Editorial 6 Interdependencia del oceáno y clima. 10 Es la oportunidad para un acuerdo de cambio climático. 12 Reconociendo a la Dra. Margarita Lizárraga S. 14 La Sustentabilidad como idea de desarrollo: de la ciencia al humanismo. 16 ¿Obsesionarse con el crecimiento? No tan buena idea. 19 ¿Sabías que? 20 De la carpeta de Carlos Rico: Nudibranquios. Simbiosis NOTA EDITORIAL Por: Jorge Escobar Martínez El primer número de nuestra revista fué publicado unas semanas antes de la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) celebrada en Paris, Francia. Han pasado más de dos meses desde aquel histórico 12 de diciembre del 2015, cuando representantes de los 195 países de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) sumaron esfuerzos para proteger la vida en el planeta, a través de la adopción del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Para que el Acuerdo de París entre en vigor, necesita ser ratificado por 55 países u organizaciones de países que sean Parte de la CMNUCC, y a la vez que dichos países sean responsables de al menos 55% de las emisiones mundiales de GEI. Una vez se reúnan estas dos condiciones, el Acuerdo entra en vigor pasados treinta días, y se vuelve obligatorio para los ratificantes. A diferencia del Protocolo de Kioto, que estaba enfocado a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, el Acuerdo de París es más ambicioso ya que además de incluir compromisos de reducción de emisiones, también contempla compromisos como el caso de financiamiento, adaptación, mitigación, acciones locales, entre otros. Sin embargo, algo falta en este acuerdo ya que cada vez son más las voces que se alzan para reclamar la ausencia de compromisos relacionados con los mares y océanos. Diversos investigadores en el mundo así lo reconocen y nosotros hoy en Simbiosis lo ponemos en primera línea: ¿Porqué no se ha incluido a los mares y océanos en los acuerdos de cambio climático?. En nuestro primer artículo “Interdependencia del océano y el clima: Implicaciones para las negociaciones internacionales sobre el clima” los autores nos dan una amplia y detallada explicación de las razones por las cuales es importante entender que los cambios que está sufriendo el océano amenazan la vida y su sostenibilidad en la tierra. Los datos son contundentes, el océano en su totalidad es un regulador del clima, ha absorbido el 93% del calor de la tierra desde la década de los setenta y además ha ayudado a mantener la atmósfera más fría, capturando el 28% de las emisiones de CO2 de origen humano desde 1750, así como también ha recibido toda el agua de deshielo. No existe otro sistema en la biósfera que tenga mayor capacidad de amortiguamiento de los cambios globales del planeta, y sin embargo no está incorporado en ninguno de los acuerdos o compromisos de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Según los autores, quienes integran un sólido y prestigioso grupo de investigadores de diversas instituciones como el IDDRI (Instituto para el Desarrollo Sustentable y las Relaciones Internacionales) con sede en Paris, la Universidad de Washington, El Laboratorio Marino de Plymouth, la Universidad de Pierre y Marie Curie de Paris, y la agrupación Ocean Conservancy, este servicio ambiental proporcionado por los océanos del mundo está en su límite y se tienen evidencias de daños tales como el calentamiento, la acidificación, la disminución de los niveles de oxígeno y el aumento del nivel del mar. Los autores sostienen que la capacidad de los océanos para absorber CO2 disminuirá a medida que aumenten las emisiones de GEI. Además, si la tendencia actual se mantiene, es probable que las pesquerías y la acuicultura sean gravemente afectadas. El impacto sobre otros servicios como la protección costera que proporcionan los arrecifes o manglares sería inaceptable en escenarios de mediano y largo plazo, exacerbando los riesgos de inundaciones en áreas con litorales bajos. Los autores concluyen diciendo que las negociaciones conducidas bajo la CMNUCC han puesto muy poca atención a los impactos de las emisiones de GEI en el océano, y no han tomado en cuenta el potencial del océano para aportar soluciones que ayuden a perseguir metas globales a largo plazo, a través de medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. Así, cualquier acuerdo sobre cambio climático que no contribuya considerablemente a minimizar los impactos en el océano, será incompleto e inadecuado. Un planteamiento igualmente visionario es el que nos muestra el Maestro Hans Herrmann, Director adjunto del Shearwater Institute con sede en la ciudad de Montreal, Canadá. De acuerdo con él, los tiempos son propicios para un Acuerdo de Cambio Climático para DIRECTORIO XVIII CONSEJO DIRECTIVO COLEGIO DE BIOLOGOS DE MEXICO, A.C. M. en C. Raul Enrique Arriaga Becerra Presidente M. en C. Jorge Escobar Martinez Vicepresidente Biol. Manuel Ramón Martinez Cárdenas Primer Secretario Propietario M. en C. Pedro Horacio López Garrido Segundo Secretario Propietario Hidrobiol. Jesús Enrique Pablo Dorantes Tesorero Biol. Eduardo Rubio Maldonado Sub Tesorero M. en C. Giuseppe Pasquetti Hernandez Primer Secretario Suplente Biol. Iván Salas Sánchez Segundo Secretario Suplente Biol. Ricardo Azael Medina Calvario Presidente Consejo Técnico Consultivo M. en C. Karla Rojas Trangay Vocal Comisión de Capacitación M. en C. Maria del Rayo Araceli Sosa Luna Vocal Comité de Certificación y Areditación Biol. Reyna Lilia Garcia Loredo Vocal de Fortalecimiento de Capacidades Institucionales Biol. Magdalena Colunga Garcia Marin Representante del CBM Comisión Intersectorial de aves SEMARNAT Lic. Claudia Alejandra Chavez Cadena Consejería Jurídica Lic. Silvia Ortiz Ruiz Coordinación de Comunicación Social COMITÉ EDITORIAL Biol. Gerardo Berges Pérez M. en C. Juan Jose Espejel Montes M. en C. Jorge Escobar Martinez M. en C. Raúl E. Arriaga Becerra 3 4 Simbiosis No existe otro sistema en la biósfera que tenga mayor capacidad de amortigüamiento de los cambios globales del planeta que los mares y los oceános. Entonces, ¿porqué no se han incluído en los acuerdos internacionales para enfrentar el Cambio Climático?” Fotografía por: Sarah Bürvenich. Creative Commons América del Norte, y destaca el obligado liderazgo de los Estados Unidos de Norteamérica, dada su condición de gran generador de GEI en el mundo, así como su capacidad económica relevante en el hemisferio occidental. Para Hans Herrmann resulta fundamental que los tres países ya tengan un Tratado de Libre Comercio y que hayan firmado el acuerdo de cooperación ambiental de América del Norte, el cual dio origen a la Comisión de Cooperación Ambiental (CCE). Esta Comisión ha sido una de las mejores ideas de las últimas dos décadas y se trata de una excelente plataforma para abordar el cambio climático a nivel continental y otros asuntos ambientales. Un acuerdo de cambio climático para América del Norte basado en un enfoque de comercio podría ser extendido más allá de las fuentes fijas de emisión, para incluir cambios de uso de suelo y recursos forestales, áreas costeras someras y cuencas de escurrimiento pluvial, necesarias para impulsar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático con una visión regional. Si bien el enfoque visionario de Herrmann se refiere a las entidades encargadas de la protección del ambiente y los recursos naturales en cada país como los actores principales de este acuerdo de Colaboración, habría que subrayar que, a la mitad del trabajo editorial y publicación de este número, nos sorprendió la noticia aparecida en la prensa internacional el pasado 13 de febrero, en la que Los Secretarios de Energía de México y Estados Unidos de Norteamérica y el de Recursos Naturales de Canadá anunciaron la firma de un memorándum de entendimiento sobre colaboración energética y cambio climático. Si bien este memorándum retoma el concepto y compromiso contra el Cambio Climático, su plataforma está orientada a compartir información clave en áreas como electricidad baja en carbono, captura, uso y almacenamiento de carbono, tecnologías de energía limpia, eficiencia energética, adaptación al cambio climático, y reducción de las emisiones del sector de petróleo y gas, incluyendo metano, convirtiéndose en un instrumento de colaboración comercial en materia energética versus un instrumento de regulación ambiental. El Memorándum indica que los tres países trabajarán juntos para aumentar el alineamiento y garantizar que el sector energético de América del Norte se desarrolle de manera responsable, eficaz y eficiente, reflejando la visión compartida de los tres gobiernos hacia un futuro donde la expansión de energías limpias, un ambiente sustentable y una economía más fuerte vayan de la mano. Aquí es donde la propuesta de Hans, denominada “Cap and trade” (topes y comercio) resulta oportuna, ya que representa un interesante mecanismo de regulación basado en la experiencia ganada en los últimos tres años en el estado de California y que se refiere a un enfoque económico ambiental innovador. Para darnos una idea más clara de esto, recordemos que el estado de California asumió desde 2006 el compromiso de luchar contra el cambio climático con la firma de la Ley de Soluciones al Calentamiento Global (Global Warming Solutions Act), comúnmente conocida como AB 32. El propósito principal de AB 32 es reducir la emisión de GEI y se centra en un ambicioso mandato global: reducir la contaminación de GEI del estado de California, USA de vuelta a los niveles de 1990 para el año 2020. Para lograr este objetivo, legisladores y autoridades aplicaron una serie integral de políticas, implementadas como parte de AB 32 y las medidas subsiguientes. Ello produjo un programa de topes y comercio (cap-and-trade), que ahora se aplica a casi el 85% de las emisiones de gases de efecto invernadero en California, puesto en marcha en 2013 y que ahora es considerado la pieza central del programa. Debido a su alcance, muchos observadores se han referido al mercado de emisiones de carbono de California como un “gran experimento”; pero que a más de dos años de iniciado, todas las señales apuntan a la conclusión general de que el experimento —un programa de topes y comercio que abarca a la octava economía más grande Simbiosis dónde queremos crecer y cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar como sociedad y como gobierno. El autor afirma que es ya momento de pensar en un crecimiento verde; aquel basado en la innovación, inversión, competencia, bajo en carbono y que haga surgir nuevas formas de producción consistentes con las limitaciones de los ecosistemas y capacidad del medio ambiente. Para finalizar, y a propósito de la reciente visita del Papa Francisco a nuestro país, nuestro Presidente el Biólogo Raúl Arriaga nos comparte su interesante visión del concepto de la sustentabilidad como idea del desarrollo, haciendo una reflexión entre Ciencia y Humanismo. Fotografía por: Lance Anderson. Creative Comons del mundo— sí está funcionando. El Programa demuestra que es posible limitar, poner precio y reducir la contaminación por GEI, a la vez que se estimula el Ata ipiderferumMandit crecimiento continuo de la economía. firium ciem etiam igilicam, Resulta aún más alentador que parte del nostri, dan Catus Mae más rápido crecimiento económico esté teniendo lugar dentro del sector “verde” de la economía —definido por los empleos e ingresos generados a partir de la adopción acelerada de soluciones de energía más limpia. Nos da mucho gusto advertir que algunas de las líneas de trabajo de este memorándum de entendimiento firmado el pasado 13 de Febrero, identifican las primeras acciones en este sentido, pues estarían encaminadas a homologar los procedimientos de regulación, máximos permisibles e instrumentos económicos para la aplicación de compensaciones ambientales que fomenten inversiones del sector verde de la economía. Nuestras siguientes contribuciones tienen un carácter más bien introspectivo, pues invitan a la reflexión respecto a la precipitada carrera hacia el anhelado desarrollo sustentable. Nuevamente Gerardo Berges del Centro Científico Sustentable nos dice que el desarrollo ha sido más el resultado de un impulso cuantitativo que cualitativo. Ata años ipiderferumMandit Por muchos nos hemos concentrado firium ciem etiam igilicam, solamentenostri, en una de las componentes (la dan Catus Mae velocidad de crecimiento económico), sin considerar otros aspectos fundamentales como la dirección y sentido, lo cual implica responder las preguntas ¿hacia dónde queremos crecer? y ¿a costa de qué queremos lograr ese crecimiento?. El razonamiento crítico del autor es devastador cuando plantea la interrogante: ¿No resulta paradójico que mientras somos la decimocuarta economía del mundo, en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas estamos en el lugar 74º?. Una diferencia entre el lugar 14 y el 74 entre estos 2 indicadores no es casualidad ni soporta el menor análisis de correlación. Según él, la razón residen en que el principal indicador de nuestra economía es el Producto Interno Bruto (PIB), que fue desarrollado para medir la capacidad de producción (armamentista principalmente) de un país (curiosamente el índice fue implantado en la Segunda Guerra Mundial), y es prácticamente el único indicador que seguimos utilizando para ponderar el desempeño del País; en este indicador se presume una relación de explotación del Planeta por el hombre, en el que no se considera la riqueza de los bienes naturales (considerados solamente como materia prima) sino solamente el rendimiento productivo. Es tiempo de pensar en un cambio en la manera de enfocar nuestras metas económicas, tomando en cuenta no solamente la velocidad, sino también el sentido de crecimiento, es decir, hacia La sociedad actual está hundida en un inédito deterioro ambiental, y en medio de ello surge una voz fresca, con autoridad moral que hace una reflexión de fondo, bien orientada y científicamente sustentada, que puede tener una sensible influencia en la sociedad occidental. Arriaga nos recuerda como el Papa Francisco plantea una serie de cuestionamientos a la grey católica, pero que aplica a cualquier persona de cualquier credo o religión, respecto de nuestra casa común, sobre la basura, la Biodiversidad, el agua, la contaminación en general y lo hace a manera de “contexto” de la crisis que tenemos en “nuestra casa”, para pasar a los efectos de esta condición en la sociedad, la pobreza, la inequidad, la injusticia. ‘’¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?’’. Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, y nos dice que no solo afecta al ambiente de manera aislada, sino que plantea interrogantes más profundas tales como ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra?’’: Si no nos planteamos estas preguntas de fondo -dice el Pontífice – ‘’no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes’’. La voz del Papa Francisco, con ese enfoque sencillo y directo, se presenta entonces no solo como una opción más, sino como una posibilidad de incidir directamente en el ámbito de la conducta cotidiana que contribuya a que el cambio de modelo de desarrollo, de conductas individuales, puedan ser asimiladas de forma individual y aplicadas de forma colectiva. 5 6 Simbiosis INTERDEPENDENCIA DEL OCEÁNO Y EL CLIMA: IMPLICACIONES PARA LAS NEGOCIACIONES INTERNACIONALES SOBRE EL CLIMA Por: Alexandre K. Magnan (IDDRI), Raphael Billé (Secretaría de la Comunidad del Pacífico), Sarah R. Cooley (Ocen Conservancy), Ryan Kelly (Universidad de Washington), Hans-Otto Pörtner (Alfred Wegener Institute), Carol Turley (Plymouth Marine Laboratory), Jean-Pierre Gattuso (CNRS-INSU, Sorbonne Universités, IDDRI). Este trabajo ha recibido apoyo financiero del gobierno francés, a través del programa Inversiones del Futuro, administrado por la Agencia Nacional de Investigación bajo la referencia ANR-10-LABX-14-01. Es producto de la iniciativa “Océanos 2015”, un grupo de expertos que reciben el apoyo de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco, del Centro de Coordinación Internacional sobre la Acidificación de los Océanos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), de la fundación BNP Paribas, y de la Asociación Monegasca para la Acidificación de los Océanos (AMAO). INTRODUCCIÓN Aunque la atmósfera y el océano son dos componentes del sistema terrestre fundamentales para la vida, la humanidad está alterando ambos. El cambio climático representa un problema actual, bien identificado: causas antropogénicas, alteración de fenómenos extremos, cambios medioambientales graduales, impactos generalizados en la vida y los recursos naturales y distintos tipos de amenazas que afectan a las sociedades en todo el mundo. No obstante, fuera de la comunidad científica muchos desconocen parte del problema: los importantes cambios que está sufriendo el océano, que amenazan a la vida y a su sostenibilidad en la Tierra. El presente Policy Brief explica la gravedad de los cambios observados en el océano. Este documento se basa en un artículo científico publicado en la revista “Science” donde se sintetizan los cambios recientes y futuros en el océano y sus ecosistemas, así como en los bienes y servicios que estos generan para los seres humanos. Se consideran dos escenarios de emisión de CO2 uno de altas emisiones (el que tendríamos si todo se mantiene igual, también conocido como RCP8,5, o ‘trayectoria de concentración representativa’ por su sigla en inglés) y uno de emisiones limitadas (RCP2,6) en consonancia con el Acuerdo de Copenhague (Acuerdo de Copenhague, Decisión 2/CP.15: Acuerdo de Copenhague (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Ginebra, 2009), que busca mantener el aumento de la temperatura global debajo de los 2 °C de aquí a 2100. MENSAJE CLAVE • El clima y los océanos son indisociables: el océano modera el cambio climático antropogénico absorbiendo proporciones considerables de calor y de CO2 que se acumulan en la atmósfera y recibiendo toda el agua de deshielo. • Esta función reguladora del clima se produce a expensas de profundas alteraciones en las propiedades físicas y químicas del océano. Esto, a su vez, se traduce en un calentamiento y acidificación del océano, así como en un aumento del nivel del mar. Estos cambios tienen graves repercusiones en la ecología del océano (los organismos y ecosistemas) y, en última instancia, en las actividades marinas y costeras de los seres humanos (pesca, acuicultura, turismo, salud, etc.). • A medida que el nivel de CO2 en la atmósfera aumenta, las posibilidades de respuesta humana disminuyen y se vuelven menos eficaces. • Estos hallazgos científicos constituyen un argumento vehemente en pos de un inmediato y ambicioso plan de reducción de las emisiones de CO2 a nivel internacional. Esta conclusión se aplica tanto a la COP21 como a todo el régimen climático post-2015. 1. EL OCÉANO INFLUYE CONSIDERABLEMENTE EN EL SISTEMA CLIMÁTICO El océano en su totalidad (incluidos los mares cerrados) es un regulador del clima (figura 1) que (a) ha absorbido el 93 % del calor adicional de la Tierra desde la década de los setenta y, de esa forma, ha ayudado a mantener la atmósfera más fría, (b) ha Simbiosis presa-predador. En segundo lugar, varios organismos y ecosistemas corren grandes riesgos de verse afectados antes de 2100 (figura 2), incluso en el escenario de mitigación (RCP2,6). 2.1. Propiedades físicas y químicas del océano Figura 1. Distribución de calor, el dióxido de carbono y el agua de deshielo en los principales reservorios de la Tierra y sus consecuencias para el oceáno. capturado el 28 % de las emisiones de CO2 generadas por los humanos desde 1750 y (c) ha recibido prácticamente toda el agua de deshielo. Sin el océano, el cambio climático sería mucho más pronunciado y pondría en riesgo la supervivencia de muchas especies en la Tierra. Sin embargo, toda esta ayuda tiene un precio: el incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera de 278 a 400 ppm durante la era industrial ha provocado numerosos cambios medioambientales en el océano, a saber, su calentamiento, su acidificación, la disminución del oxígeno y el aumento del nivel del mar (Figura 1). Hay datos irrefutables que demuestran que el océano se calentó entre 1971 y 2010, y es muy probable que dicho calentamiento haya empezado antes. Aunque ha ocurrido en todas las profundidades, el calentamiento ha sido más pronunciado en la superficie: durante los últimos cuatro decenios, la temperatura promedio de los 75 m superiores ha aumentado en cerca de 0,11 °C por decenio. Al mismo tiempo, la absorción de CO2 por el agua de mar ha provocado una disminución del pH (es decir, un aumento de la acidez), así como de la concentración de iones carbonatos (C032-). Se trata de un proceso conocido como acidificación del océano que altera muchos organismos y les resta capacidad para formar sus esqueletos y conchas. Asimismo, hay fuertes indicios de que el pH de las aguas superficiales del océano ha disminuido en 0,1 unidades de pH desde el comienzo de la era industrial, lo cual se traduce en un aumento de 30 % en la acidez del océano en los últimos 250 años. Por último, el calentamiento del océano (o dilatación térmica) y el deshielo en los continentes causado un aumento en el nivel del mar. En efecto, el nivel promedio del mar a nivel mundial subió cerca de 1,7 mm por año entre 1901 y 2010, fenómeno que entre 1993 y 2010 se aceleró a 3,2 mm por año. 2. LAS CONSECUENCIAS YA SON VISIBLES Y EL ESCENARIO FUTURO DEPENDERÁ DE LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Juntos, el calentamiento y la acidificación del océano, sumados al aumento del nivel de las aguas, generan una cadena de impactos que en última instancia inciden en el bienestar del ser humano. Y las pruebas son claras. En primer lugar, se observan cambios que ya comenzaron a tener serias consecuencias para los organismos y ecosistemas, sobre todo en términos de abundancia, distribución geográfica, presencia de especies invasoras y relación Las condiciones futuras del océano dependerán de la cantidad de CO2 que se emita en los próximos decenios (véase el gráfico A de la figura 2). El escenario de emisiones limitadas (RCP2,6) consiste en menos de una sexta parte de las emisiones previstas para el siglo XXI en caso de que se mantenga la tendencia actual (RCP8,5). De ahí que las condiciones físicas y químicas del océano previstas para 2100 sean considerablemente diferentes entre un escenario y otro. Desde luego, el océano se calentaría mucho más en el escenario RCP8,5 que en el RCP2,6, puesto que el cambio de temperatura mundial promedio diferiría en un factor cercano a 4 (+2,73 frente a +0,71 °C). La acidez superficial en mar abierto aumentaría un 100 % en el escenario RCP8,5 frente a sólo un 17 % en el caso RCP2,6. Por último, y aunque el contraste entre ambos escenarios sería menos pronunciado en este caso, el aumento promedio mundial del nivel del mar con respecto a la era preindustrial sería de 0,86 m en el escenario RCP8,5 y de 0,60 m en el escenario RCP2,6. Aun así, esta leve diferencia podría traducirse en graves inundaciones que afectarían a decenas de millones de personas (Figura 2). 2.2. Organismos y ecosistemas Aunque los primeros afectados por los cambios en las condiciones del océano son los corales de aguas templadas, las praderas marinas de latitudes medias también están sufriendo las consecuencias de este cambio, al igual que los pterópodos (moluscos de los que se alimentan los salmones y otros peces) y el krill de 7 8 Simbiosis Figura 2: Impacto observado y escenarios de riesgo de calentamiento y acidificación del océano para organismos importantes y servicios de los ecosistemas. latitudes altas, los bivalvos de latitudes medias (mejillones y ostras) y los peces (véase el gráfico B de la figura 2). Aun en un escenario de bajas emisiones de CO2 (RCP2,6), los cambios que padecerá el océano implican grandes riesgos de impacto para los corales de aguas templadas y los bivalvos de latitudes medias, mientras que los demás impactos se mantendrían moderados, aunque no dejarían de ser preocupantes. La situación sería mucho peor si se mantiene la tendencia actual y se concreta el escenario RCP8,5: casi todos los organismos marinos mencionados (corales, pterópodos, peces de aleta y krill) se verían enfrentados a elevados riesgos de impacto, tales como mortandad masiva y desplazamiento de especies. Estos resultados, obtenidos a partir de experimentos, observaciones en terreno y elaboración de modelos, son coherentes con los datos correspondientes a períodos de alta concentración de CO2 en la evolución geológica, lo cual confiere aún más credibilidad a estas proyecciones. 2.3. Servicios de los ecosistemas La capacidad del océano para absorber CO2 —un servicio clave de los ecosistemas— disminuirá a medida que aumenten las emisiones: se calcula que la proporción de las emisiones antropogénicas absorbidas por el océano en el siglo XXI caería de un 56 % en un escenario RCP2,6 a un 22 % en el caso RCP8,5. De manera más general, los impactos en los servicios del ecosistema oceánico siguen una trayectoria paralela a la de los impactos en los organismos y ecosistemas, con riesgos de impacto que van de moderados con RCP2,6 a elevados y muy elevados en RCP8,5 (véase el gráfico C de la figura 2). Si la tendencia actual se mantiene, es muy probable que las actividades pesqueras y de acuicultura, que constituyen una fuente clave de proteínas e ingresos para millones de personas, se vean gravemente afectadas. Y las reacciones en cadena que ello provocaría tendrían consecuencias graves a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, la alteración del potencial de pesca en un área determinada probablemente pondría en riesgo los acuerdos internacionales de pesca entre los países afectados, lo que a su vez incidiría en la industria (en términos de rentabilidad, puestos de trabajo, etc.), en los mercados y en los precios en muchos países, así como en la competitividad internacional. En otras palabras, mientras más pronunciados sean los cambios sufridos por los ecosistemas y la productividad del océano, mayor es la amenaza para los acuerdos internacionales vigentes y mayor es el riesgo para la seguridad humana y alimentaria, la geopolítica y el desarrollo a nivel mundial. Asimismo, el riesgo de impacto sobre los servicios del ecosistema, como la protección costera (garantizada, por ejemplo, por los arrecifes de corales y manglares) sería elevado o muy elevado en 2100, lo cual exacerbaría los riesgos de inundaciones en áreas de litoral bajo. El efecto del calentamiento, la disminución del oxígeno y la acidificación del océano en los ecosistemas marinos tendrán consecuencias acumulativas o sinérgicas con otros cambios provocados por los humanos, como la sobreexplotación de los recursos biológicos y la destrucción y contaminación del hábitat. Por otro lado, considerando la magnitud de los cambios previstos, ningún país estará a salvo, lo cual significa que se trata de un problema mundial y pone de manifiesto la importancia de que la comunidad internacional lleve a cabo negociaciones sobre el clima para no seguir avanzando hacia un futuro insostenible. 3. LAS OPCIONES PARA EVITAR O PALIAR LOS RIESGOS DISMINUYEN Y PIERDEN EFICACIA A MEDIDA QUE Simbiosis AUMENTAN LAS CONCENTRACIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO Hay varias opciones para hacer frente a los riesgos de impacto sobre el océano, y algunas de ellas ya han dado resultados positivos. Pueden clasificarse en cuatro categorías: mitigación de las emisiones de CO2; protección de los sistemas marinos y costeros de factores de perturbación no climáticos (con la delimitación de áreas protegidas o la regulación de la explotación de recursos naturales, por ejemplo); reparación de los ecosistemas que ya han sufrido daños (mediante un seguimiento de la evolución de los arrecifes o el cultivo de corales); y adaptación (diversificación de las actividades económicas y zonas de exclusión costera). No obstante, las opciones y su eficacia disminuyen a medida que aumentan la temperatura y la acidez del océano. En otras palabras, además de tener efectos negativos directos en una serie de ecosistemas y servicios, distanciarnos del escenario de +2 °C también limitará el rango de políticas que podrán adoptarse para hacer frente a dichos efectos. Por ejemplo, no habrá forma de gestionar la resiliencia de los arrecifes cuando ya no queden corales sanos. Asimismo, a medida que aumenten los daños a los ecosistemas costeros, las medidas de reparación se volverán más costosas, requerirán más trabajo y tendrán menos posibilidades de éxito, lo cual no hará más que agravar las consecuencias para los seres humanos. 4. URGE UNA REDUCCIÓN INMEDIATA Y CONSIDERABLE DE LAS EMISIONES DE CO2 De los tres apartados anteriores se desprende un cuarto mensaje clave: urge una reducción inmediata y considerable de las emisiones de CO2 para prevenir los impactos masivos e irreversibles que sufrirían los ecosistemas oceánicos y sus servicios si las emisiones superan el umbral del escenario RCP2,6. Según los datos científicos, el escenario de mayor mitigación (RCP2,6) tampoco garantizaría condiciones oceánicas ideales, pues también habría impactos de gran magnitud. Esto significa que el escenario RCP2,6 no es más que el umbral máximo aceptable para cualquier acuerdo mundial sobre cambio climático que busque cumplir con la meta fundamental de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) de impedir «interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático (…) en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible » (Naciones Unidas, 1992). Sin embargo, en las negociaciones internacionales sobre cambio climático conducidas bajo el alero de la CMNUCC se ha puesto muy poca atención a los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero en el océano, así como al potencial del océano para aportar soluciones que ayuden a perseguir metas globales a largo plazo a través de medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. Considerando los avances recientes en materia de conocimiento científico, creemos que la COP21 representa una oportunidad clave para enfrentar el desafío de incorporar de forma más adecuada los problemas importantes relacionados con el océano al régimen climático internacional post2015. Los diferentes escenarios descritos recientemente y resumidos en el presente Policy Brief demuestran que el océano aporta argumentos entusiastas a favor de un plan ambicioso de reducción inmediata de las emisiones de CO2. Así, cualquier acuerdo sobre cambio climático que no contribuya considerablemente a minimizar los impactos en el océano será incompleto e inadecuado. Agradecimientos AKM agradece el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación de Francia (proyecto CapAdapt, ANR-2011JSH1-004 01). RB cuenta con el respaldo del proyecto RESCCUE, financiado por la Agencia Francesa de Desarrollo y el Fondo Francés para el Medioambiente Mundial (AFD CZZ 1647 01 F y FFEM CZZ 1667 01 H). CT agradece el apoyo del programa de investigación Programa Británico de Investigación sobre la Acidificación del Océano (UKOA), financiado por el Consejo Investigación sobre Medioambiente Natural (NERC), el Departamento de Asuntos Medioambientales, Alimentarios y Rurales (Defra) y el Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC). HOP agradece el apoyo del programa alemán Bioacid. Las opiniones vertidas en el presente documento son responsabilidad exclusiva de los autores y no constituyen una declaración sobre las políticas, decisiones o posiciones del Gobierno francés, de la Secretaría de la Comunidad del Pacífico, ni de la International Atomic Energy Agency. 9 10 Simbiosis ES LA OPORTUNIDAD PARA UN ACUERDO DE CAMBIO CLIMÁTICO PARA AMÉRICA DEL NORTE Por: Dr. Hans Herrmann La necesidad de una visión de Cambio Climático para América del Norte es obvia- Todos sufriremos las consecuencias ambientales si no se llevan a cabo acciones o si nuestros gobiernos continúan actuando de manera aislada. Esto es un objetivo y un tema de interés continental donde la comunidad científica ha mostrado coincidencias, aun y cuando continúan los debates acerca del avance y extensión de los impactos del cambio climático. Es tiempo de establecer un Acuerdo de Energía y Cambio Climático para América del Norte que establezca compromisos respecto a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero con un enfoque continental y comercial de amplio espectro. El recién electo Primer Ministro, Justin Trudeau hizo del combate al Cambio Climático una de sus metas de campaña; ha dado instrucciones a sus Ministros de Comercio; Relaciones Exteriores; Desarrollo Internacional; Recursos Naturales y Energía; y Medio Ambiente y Cambio Climático, de negociar e implementar un ambicioso acuerdo energético y de cambio climático con Estados Unidos y México. El Presidente Obama ha refrendado recientemente su compromiso de combatir el cambio climático, e incluso ha tomado un liderazgo activo negociando con China un Acuerdo Climático, y convenciendo a sus contrapartes de fijar metas ambiciosas y lograr compromisos vinculantes en la COP 21 de Paris. En cuanto a las acciones inmediatas que México debería de tomar, existen suficientes recursos financieros a los cuales se tiene acceso para implementar las acciones que coadyuven al desarrollo de una plataforma de cooperación Energética y de Cambio Climático con Canadá, y Estados Unidos, ya sea a través del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDP) en México (como parte del financiamiento que Canadá otorgó por 1.2 miles de millones de dólares), o bajo el acuerdo de Copenhague que proveerá 1.2 miles de millones de dólares para apoyo de acciones de cambio climático en más de 60 países. El modelo para un mercado de carbono con enfoque continental actualmente existe en los estados del noroeste de los Estados Unidos de Norteamérica “Iniciativa regional de gases de efecto invernadero (RGGI) el cual recibe un amplio apoyo bipartita. Más recientemente, la Ley de ““Cap & Trade”” (Topes y Canje en español) de California ha puesto en marcha un Simbiosis mecanismo similar. La Comunidad Europea también ha adoptado el mismo enfoque para confrontar el cambio Climático. La provincia de Quebec se convirtió en el primer gobierno provincial canadiense para aplicar regulaciones de “Canje” para emisiones de carbono. Así también, en Canadá el Instituto Pembina ha explorado interrogantes claves para un mercado nacional y regional de carbono. La base para un sistema similar está siendo establecida en México. El liderazgo de los Estados Unidos de Norteamérica será crítico por varias razones. Primero, junto con China los Estados Unidos de Norteamérica es el mayor generador de emisiones de bióxido de carbono en el mundo. Segundo, el cambio climático es fundamentalmente un asunto económico y los Estados Unidos de Norteamérica es la economía más poderosa con una influencia tremenda en el hemisferio occidental. Tercero, ningún gobierno tiene la capacidad de encarar este asunto por sí solo. Esto establece una obligación a los Estados Unidos para catalizar acciones, y ser una oportunidad para trabajar con nuestros más cercanos vecinos para resolver un problema sin precedentes. Los Estados Unidos de Norteamérica han sido una fuente importante de innovación, con una capacidad inigualable para convocar a causas comunes cuando las circunstancias lo demandan. La evidencia de liderazgo creciente ha sido clara, no solo con el Presidente Obama. La administradora de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, (EPA) Gina McCarthy (y su antecesora) han trabajado exitosamente para elevar la eficiencia de los combustibles vehiculares hasta 50 millas por galón para el 2020, y ganar el argumento legal de que la EPA tiene la autoridad para regular las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) incluyendo el bióxido de carbono, principal contribuyente al cambio climático global Hoy, nuestro liderazgo como América del norte puede ser motor de las acciones contra el cambio climático, en la medida que nuestro comercio y energía compartida e interdependiente sean capaces de direccionar positivamente el cambio climático. Asegurar que nuestras respectivas políticas internas se sintonicen con las acciones multilaterales será crítico en el largo plazo para reducir los gases de efecto invernadero (GEI). Sabemos que los instrumentos políticos y la competitividad económica, así como la consistencia en el monitoreo de su instrumentación son ingredientes básicos para remontar la actual inacción política. Únicamente trabajando unidos, podemos asegurarnos de no comprometer el futuro de nuestras futuras generaciones. El lugar idóneo para fijar este liderazgo es a través de la relación de socios que hemos desarrollado. Gracias a los esfuerzos ejemplares trilaterales de más de 20 años, el acuerdo de libre comercio de América del Norte (TLCAN) ha permitido a nuestro continente convertirse en la economía de mercado más grande del mundo. Canadá y México respectivamente son los socios de energía número uno y dos de los Estados Unidos, y podemos esperar aún más integración y crecimiento en los siguientes años, especialmente en el sector energético. Hoy es el momento de establecer un enfoque integrado que aborde las emisiones de efecto invernadero procedentes de estos mismos sectores, a través de un mecanismo uniforme de comercio y control. Como parte del TLCAN, nuestras tres naciones firmaron el acuerdo de cooperación ambiental de América del Norte, el cual dio origen a la Comisión de Cooperación Ambiental (CCE). Esta Comisión ha sido una de las mejores ideas de las últimas dos décadas, se trata de una excelente plataforma para abordar el cambio climático a nivel continental y otros asuntos ambientales que afectan nuestro medio ambiente compartido. Un acuerdo de cambio climático para América del Norte basado en un enfoque de comercio podría ser extendido más allá de las fuentes fijas de emisión, para incluir cambios de uso de suelo y recursos forestales, áreas costeras someras y cuencas de escurrimiento pluvial, que son necesarias para mitigar el incremento de tormentas y arrastre de lodos. Ya en el pasado se ha demostrado la importancia de los sistemas de Canje a pesar del escepticismo inicial. Como ejemplo, cuando el senador por Nueva York Patrick Daniel Moynihan introdujo un instrumento de Tope y Canje en los 80’s para eliminar la lluvia acida, la comunidad empresarial dijo que eso podría costar demasiado y los ambientalistas dijeron que no funcionaria. Ambos estabas equivocados. Treinta años después, los científicos nos informan que la acidificación de los lagos y corrientes en el oeste de los Estados Unidos y Canadá se han reducido significativamente. El liderazgo de América del Norte en el cambio climático podría tener los mismos niveles de éxito y conducir al mundo a evitar los desastres que se aproximan. Aunque seguramente existirán resistencias políticas y retos legales a un acuerdo potencial de América del norte para establecer un mercado para emisiones de carbono, también existe la certeza económica para los grandes corporativos empresariales que mantienen una visión de continente, más allá del actual enfoque de caso adoptado por la (RGGI) en California y a través de las iniciativas políticas que por separado aplican México y Canadá. Los autores son socios fundadores del Instituto Shearwater (www. shearwaterinstitute.org) 11 12 Simbiosis RECONOCIENDO A LA DRA. MARGARITA LIZÁRRAGA SAUCEDO Por: Comité Editorial Directora General de Acuicultura en el Departamento de Pesca y Asesora del Secretario Pesca. Dra. Margarita Lizárraga Saucedo en su labor de investigaciónSaucedo en su labor de investigación La Dra. Margarita Lizárraga Saucedo nació en El Rosario, Sinaloa, México, el 28 de febrero de 1939. Después de graduarse como Bióloga en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1961, destacó en los estudios académicos realizados en universidades de México y Francia, obteniendo el grado de Maestría en Oceanografía Biológica en Marsella, Francia, en 1966 y el Doctorado en Ciencias Biológicas Marinas en la UNAM en 1966. Entre 1962 y 1979 la Dra. Lizárraga ocupó diversos cargos en el Instituto Nacional de Investigaciones Biológicas Pesqueras, Jefe del Departamento de Moluscos, En el ámbito internacional, entre 1979 y 1982, la Dra. Lizárraga prestó servicios de consultora para el Centro de Inversiones y el Departamento de Pesca de la FAO, participando en alrededor de 25 misiones de campo en África, Medio Oriente, Asia y América Latina para identificar, preparar y negociar proyectos de inversión en pesca, acuicultura y agricultura; participó asimismo en la planificación y realización de proyectos de desarrollo regionales de los que se beneficiaron numerosas comunidades. La Dra. Lizárraga se dedicó a mejorar las condiciones sociales de las pequeñas comunidades de pescadores de países en desarrollo y fomentó la formación de cooperativas en varias comunidades. Participó además en numerosos foros y reuniones sobre cuestiones pesqueras a nivel subregional y regional en todo el mundo. El dominio del español, francés e inglés de la Dra. Lizárraga le permitió disponer de una condición personal excepcional que pudo aprovechar plenamente. Trabajó con responsabilidad y eficacia, no sólo en México y a nivel regional, sino lo que es más importante todavía, en nombre de todos los países, y en particular los países en desarrollo. De 1983 a 1990, la Dra. Lizárraga se desempeñó como Diplomática de la Delegación Permanente de México ante los organismos encargados de la alimentación y la agricultura del sistema de las Naciones Unidas con sede en Roma (FAO), como Consejera para Asuntos Pesqueros, siendo acreditada como Representante Permanente Alterna de México ante la FAO, el FIDA, el PMA y el Consejo Mundial de la Alimentación. De retorno a México en 1991, la Dra. Lizárraga ocupó el cargo de Directora General del Instituto Nacional de Pesca hasta 1993; asimismo, de forma comprometida con su gremio profesional en México, ocupó la Presidencia del Colegio de Biólogos de México de 1991 a 1994. De mayo de 1993 a septiembre de 1997, la Dra Lizárraga trabajó en la FAO ocupando el cargo de Oficial Superior de Enlace de Pesca (pesca internacional). En este cargo contribuyó considerablemente a la concepción, preparación y fomento de la pesca responsable. En su fructífera y comprometida carrera profesional, que duró más de 30 años, alcanzó un gran logro con la adopción de un instrumento internacional de pesca que constituyó un hito histórico, el Código de Conducta para la Pesca Responsable, que fue aprobado por la Conferencia de la FAO en su 28 período de sesiones de octubre de 1995. Durante las negociaciones sobre el Código de Conducta, la Dra. Lizárraga, con su característico sentido de responsabilidad, dedicación y buen juicio, puso de relieve los problemas y defendió las aspiraciones de los países en desarrollo. Su consejo y asesoramiento siempre inteligente, su incansable capacidad de negociación ejercida siempre con una sonrisa y su Simbiosis sensibilidad para obtener un consenso que lograra satisfacer diversas opiniones y aspiraciones, fueron reconocidas y apreciadas en todo momento por los participantes en las negociaciones. En el avance hacia la aplicación del Código de Conducta para asegurar un desarrollo sostenible de larga duración de la pesca y la acuicultura, la Dra. Lizárraga será recordada por amigos, colegas y muchas otras personas, en todo el mundo, por la particular contribución que ha dado a la conclusión de este instrumento. En noviembre 1997 la FAO creó la Medalla Bienal Margarita Lizárraga, que concede a propuesta del Consejo a una persona u organización que hubiese trabajado meritoriamente en la aplicación del Código de Conducta para la Pesca Responsable. La medalla es un homenaje a la Dra. Margarita Lizárraga Saucedo, Oficial superior de enlace de pesca, por su papel decisivo en el fomento del Código de Conducta para la Pesca Responsable, por su productiva labor en el campo de la pesca durante casi cuarenta años, especialmente en los países en desarrollo. Hoy recordamos con aprecio y Honramos la memoria de esta excepcional Bióloga mexicana, que ha dejado huella no solo en el ámbito nacional, sino en el internacional donde se le recuerda con cariño y respeto por su sensibilidad humana y su gran profesionalismo. Fotografía por: Josefa Holland-Merten. Creative Commons. 13 14 Simbiosis LA SUSTENTABILIDAD COMO IDEA DE DESARROLLO: DE LA CIENCIA AL HUMANISMO Por: Biol. Raúl Arriaga Becerra Cada país, cada sociedad, ha interpretado y asumido los lineamientos de los acuerdos internacionales derivados de la cumbre de Rio y del Informe Bruntland, para crear su propio marco regulatorio e institucional y transformar el desarrollo de la sociedad; sin embargo, siguen siendo cada día más evidentes las señales del deterioro ambiental y del compromiso de la sociedad por enfrentar y resolver lo que quizás sea el reto más duro que podamos resolver en esta generación: El Cambio Climático. En 1987, la Comisión Mundial para el Desarrollo de la Naciones Unidas, presidida por la Ex Primer Ministro de Noruega Gro Harlem Bruntland, publico el Informe de resultados de sus trabajos titulado “Nuestro Futuro Común” también conocido mundialmente como Informe Bruntland, en el cual se hace un análisis pormenorizado de la situación del mundo y el desarrollo, los retos que enfrenta la humanidad respecto de los elementos más críticos que ejercen presión sobre el medio ambiente y los recursos naturales, comprometiendo las posibilidades de desarrollo de la humanidad de mantenerse la forma de explotación que se había producido en el mundo después de la revolución industrial. Los retos comunes principales que identifica el Informe Bruntland, se refieren a los recursos naturales y la población humana, su incremento y las demandas que este incremento presupone sobre los limitados recursos naturales, particularmente la producción y el suministro de alimentos, lo que ejerce una enorme presión sobre los ecosistemas y las especies. Después del Informe del Club de Roma “Los Limites del Crecimiento” desarrollado por Meadows et al en 1972, los señalamientos de Meadows sentaron un precedente alarmante que llamo poderosamente la atención a nivel mundial. Su publicación poco antes de la primera crisis mundial del petróleo, motivo posteriormente a la creación de la Comisión Mundial de Ambiente y Desarrollo. Meadows señaló como una de las conclusiones del informe: “Si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto de la población como de la capacidad industrial.” Esta aseveración, puso de manifiesto las fallas en el modelo de desarrollo económico que se perfilaba en el mundo. El Informe Bruntland, presenta un análisis pormenorizado de la problemática y define un concepto que orienta el desarrollo por una senda de factible para la sobrevivencia de la humanidad como especie en este planeta, el concepto Desarrollo Sostenible que es el eje del planteamiento del informe lo define así: “ Humanity has the ability to make development sustainable –to ensure that it meets the needs of the present without compromising the abiloity of future generations to meet teir own needs.” (WCED, 1987), bajo esta premisa, las naciones del orbe, en busca de mecanismos que comprometan a la humanidad a establecer la senda de la sostenibilidad, se dan cita en la Cumbre Mundial sobre Ambiente y Desarrollo de Rio de Janeiro, Brasil en 1992. Es así como, veinte años después de la primera Cumbre de Medio Humano de Estocolmo, Suecia y de la publicación del Informe del Club de Roma, se dan cita por primera vez los líderes políticos de 178 países para buscar acuerdos concretos que permitan orientar el desarrollo de la humanidad por la senda de la sostenibilidad. Muchas voces de científicos, líderes políticos, líderes religiosos y de la sociedad civil, se han manifestado en múltiples ocasiones respecto de las bases del Informe Bruntland y del camino trazado por la Cumbre de Rio para orientar el desarrollo de la humanidad. Cada país, cada sociedad, ha interpretado y asumido los lineamientos de los acuerdos internacionales derivados de la cumbre de Rio y del Informe Bruntland, para crear su propio marco regulatorio e institucional y transformar el desarrollo de la sociedad; sin embargo, siguen siendo cada día más evidentes las señales del deterioro ambiental y del compromiso de la sociedad por enfrentar y resolver lo que quizás sea el reto más duro que podamos resolver en esta generación: El Cambio Climático. En este marasmo en que se encuentra la sociedad respecto del deterioro ambiental, ipiderferumMandit surgeAta una voz fresca, con autoridad moral firium ciem etiam igilicam, que nostri, hace dan unaCatus reflexión de fondo, bien Mae orientada y científicamente sustentada, Simbiosis que puede tener una sensible influencia en la sociedad occidental, esta es la voz del Papa Francisco con la publicación de su Encíclica Laudato Si’ Alabado Seas Sobre el cuidado de la casa común. Francisco hace una serie de reflexiones y cuestionamientos a la grey católica, pero que aplica a cualquier persona de cualquier religión, respecto de nuestra casa común. Sobre la Basura, la Biodiversidad, el agua, la contaminación en general y lo hace a manera de “contexto” de la crisis que tenemos en “nuestra casa”, para pasar a los efectos de esta condición en la sociedad, la pobreza, la inequidad, la injusticia. Cuestiona la debilidad de las reacciones de la sociedad ante estos hechos y enfoca, con meridiana claridad, a la persona humana como el elemento crucial para la solución de estos problemas; señala: “La dificultad para tomar en serio este desafío tiene que ver con un deterioro ético y cultural, que acompaña al deterioro ecológico. El hombre y la mujer del mundo posmoderno corren el riesgo permanente de volverse profundamente individualistas, y muchos problemas sociales se relacionan con el inmediatismo egoísta actual, con la crisis de los lazos familiares y sociales, con las dificultades para el reconocimiento del otro.” El señalamiento va directo a la persona, destaca en esta problemática como el consumismo de los padres afecta a los hijos y compromete el futuro que, aparentemente, están empeñados en proteger y garantizar para ellos. Las recomendaciones que señala van a los gobiernos locales, a las organizaciones internacionales, a las corporaciones económicas, todas ellas hechas con una 15 sencillez y claridad que no pueden ser ignoradas. Hemos pasado ya por las declaraciones de la ciencia, con la aridez propia de los conceptos que toma tiempo a la sociedad comprender; hemos pasado ya por las acciones políticas, cuyos resultados se ven ensombrecidos aun cuando algunas acciones sean propuestas y ejecutadas con las mejores intenciones, los filósofos que nos han nutrido con pensamientos y reflexiones profundas aún quedan lejos del ciudadano común, la voz del Papa Francisco, con ese enfoque sencillo y directo, se presenta entones no solo como una opción más, sino como una posibilidad de incidir directamente en la persona humana en el ámbito de la conducta cotidiana que contribuya a que el cambio de modelo de desarrollo, de conductas individuales, puedan ser asimiladas de forma individual y aplicadas de forma colectiva. 16 Simbiosis ¿OBSESIONARSE CON EL CRECIMIENTO?... NO TAN BUENA IDEA Por: Gerardo Berges Es común escuchar en estos días, que para salir o mejorar la situación de un país o sociedad, se recomienda “obsesionarse” con el crecimiento, como si fuera la única acción indispensable para el progreso; ante esta posición, es importante señalar que si bien es fundamental el crecimiento, es imprescindible considerar otros componentes del desarrollo. Por muchos años, al hablar de desarrollo, nos hemos concentrado solamente en uno de sus componentes (la velocidad de crecimiento económico), sin considerar otros aspectos fundamentales del mismo como la dirección y sentido, que implican contestar las preguntas ¿hacia donde queremos crecer? y ¿a costa de qué queremos lograr ese crecimiento?. En nuestro País, ha quedado demostrado, que en la obsesión por crecer a toda costa, no se consideró el mejoramiento en la calidad de vida de sus habitantes ni las repercusiones sobre el ambiente a mediano y largo plazo. ¿No resulta paradójico que mientras somos la decimocuarta economía del mundo, en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas estamos en el lugar 74º?1. Que exista una diferencia entre el lugar 14 y el 74 entre estos 2 indicadores no es casualidad ni soporta el menor análisis de correlación. El principal indicador de nuestra economía es el Producto Interno Bruto (PIB), que fue desarrollado durante la 2ª Guerra Mundial, para medir la capacidad de producción (armamentista principalmente) de un país durante dicha Guerra2, y es prácticamente el único indicador que seguimos utilizando para ponderar el desempeño del País; en este indicador se presume una relación de explotación del Planeta por el hombre, en el que no se considera la riqueza de los bienes naturales (considerados solamente como materia prima) sino solamente el rendimiento productivo. Parece ser que economistas y políticos están obsesionados con el Producto Interno Bruto (PIB), pues desde su creación, ha sido el indicador mas ubicuo de crecimiento económico y como una aproximación de la salud y bienestar de un país, aunque se sabe de su creador que nunca fué esa su intención3 y es en realidad una mera cuenta de productos y servicios comprados y vendidos, en lugar de diferenciar costos de beneficios, actividades productivas de destructivas o actividades sustentables de las que no lo son. Es más, el PIB ignora todo lo que pasa mas allá del intercambio monetario; de hecho, el PIB crece cuando degradamos o agotamos los recursos naturales. Este indicador considera que poco o ningún valor tiene un bosque, un arrecife o un humedal; es decir no considera el capital natural. ¿No es sintomático que la FAO4 señale que el País perdió 155,000 ha. anuales de selvas y bosques entre el 2005 y el 2010?, ¿No resulta absurdo que un país que es el cuarto mas biodiverso del planeta, experimente también una de las 5 mayores tasas de deforestación a nivel mundial; asi como erosión y sobre-pesca, pérdida de ecosistemas y biodiversidad por citar solo algunos de los problemas ambientales? Si bien en economía se entiende que todo tiene un precio, muchas veces éste no es necesariamente económico. ¿No es obsesivo pensar solamente en crecer o lograr un mayor dígito y no en la calidad de vida, que por cierto también implica un ambiente sano, mejor educación y mayor esperanza de vida? ¿Podemos mantener estos escenarios argumentando que es en beneficio y por el “desarrollo” del País? Simbiosis Es tiempo de pensar que es necesario un cambio en la manera de enfocar nuestras metas económicas, tomando en cuenta no solamente la velocidad, sino también el sentido de crecimiento, es decir, hacia dónde queremos crecer y cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar como sociedad y como gobierno. ¿No es hora de darnos cuenta que obsesionarse solamente con el crecimiento no hará del nuestro un mejor país?, en todo caso habrá que obsesionarse con el índice de bienestar, que a su vez implica el desarrollo económico. ¿No es hora de considerar que no es lo mismo crecimiento económico que desarrollo? Es importante enfatizar que el crecimiento económico se refiere a un incremento de esta variable, mientras que el desarrollo se asocia con una mejor calidad de vida. ¿No debemos ya pensar en un crecimiento verde; es decir (como lo define la OCDE)5 aquel basado en la innovación, inversión, competencia, bajo en carbono y que haga surgir nuevas formas de producción consistentes con las limitaciones de los ecosistemas y capacidad del medio ambiente? ¿No es tiempo de considerar qué forma de crecimiento nos conviene a mediano y largo plazo en lugar del enfoque de inmediatez que brinda una taza de crecimiento puntual?. ¿Podemos decirle a la siguiente generación que este modelo de crecimiento es el que les conviene o simplemente que ellos también “lo podrán sostener”?. Si la respuesta es “no” entonces significa que algo estamos haciendo mal y es momento para que nuestra –y hasta ahora prioridad por el crecimiento-, sea enfocada hacia un desarrollo mas armónico con la naturaleza y con mayor justicia social no solamente intra, sino también intergeneracional. Es necesario que los gobiernos se decidan a un cambio de grandes repercusiones que los lleve a modificar el rumbo en las estrategias y políticas públicas, basándose en la convicción de que no es explotando los ecosistemas mas allá de su capacidad de autorregulación (y contaminándolos), como lograremos una mejor calidad de vida para todos. Fotografía por: FreeImages.com/Tyra Koppenol No es obsesionándose con el crecimiento lo que permitirá desarrollarnos como un país próspero, rentable y con futuro, sino aplicando una estrategia de desarrollo con visión a largo plazo, que respete y se apegue a limites de la naturaleza (y no a la capacidad económica) para generar sociedades con mayor conocimiento y más preparadas, para que sean capaces de mantenerse no por la explotación de sus recursos naturales, sino por la generación de conocimiento y mayor responsabilidad aplicar el principio de que cualquier decisión de este tipo, tiene un costo que las actuales y futuras generaciones tal vez no estén dispuestas a pagar; es decir, concentrarse más en una economía verde basada en la reducción de carbono, alentando la innovación, considerando los límites de la naturaleza, y siendo más equitativa y más armónica con el medio ambiente. FUENTES (1) http://hdr.undp.org/en/countries/ profiles/MEX (2) Cobb, Clifford, Ted Halstead, and Jonathan Rowe. 1995. “If the GDP is up, why is America down,” Atlantic Monthly: October, 1995. (3) Kuznets, Simon. 1934. National Income, 1929-1932. Senate document no. 124, 73d Congress, 2d session, 1934. (4) Food and Agriculture Organization of the United Nations, 2010. Global Forest Resources Assessment. Rome. Citado en www.ccmss. or.mx (5) www.oecd.org/greengrowth 17 18 Simbiosis ¿SABÍAS QUE...? La conferencia de París sobre el cambio climático finalmente empieza a dar frutos. texto final que luego fue aprobado. El presidente francés recordó los atentados que sacudieron París hace un mes. Y rogó a los representantes de los 195 países reunidos en la cumbre que apoyaran el pacto, como finalmente ocurrió. Periódico El país Los 195 países reunidos en esa ciudad aprobaron un acuerdo final que tiene como objetivo de lograr que el aumento de las temperaturas se mantenga bastante por debajo de los dos grados centígrados y compromete a los firmantes a “realizar esfuerzos” para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5 grados en comparación con la era pre-industrial. BBC Mundo, 12 de diciembre del 2015 Entre los deberes de COP21 está “movilizar” un fondo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. A partir de 2025, se revisará al alza. A este fondo también podrán aportar los emergentes, aunque en su caso es una posibilidad “voluntaria”. El fondo anual se destinará a que los Estados con menos recursos puedan adaptarse al cambio climático; por ejemplo, con medidas de protección por el aumento del nivel del mar. También servirán para que esos mismos países puedan crecer económicamente pero con bajas emisiones de dióxido de carbono. Periódico El País. En el acuerdo de COP21 Todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones, aunque los desarrollados tendrán que hacer un mayor esfuerzo y movilizar 100.000 millones de dólares anuales. Periódico El país La Cumbre Paris COP21 es “el primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas”, recordó François Hollande cuando presentó el • Se declaró abierto a la firma en Nueva York del 22 de abril de 2016 al 21 de abril de 2017. • El Acuerdo entrará en vigor 30 días después de la fecha en la que al menos 55 Partes de la Convención que sumen al menos el 55% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero hayan depositado sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión. • 188 países han preparado sus planes previstos y determinados. • La Bolsa de Londres pidió a los inversores que firmen el Compromiso de Acción de París. • Hoy, más de 700 grandes ciudades, regiones, empresas e inversores de todo el mundo han prometido ayudar a implementar el Acuerdo de París. • Es el primer acuerdo climático universal y legalmente vinculante. • El Acuerdo de París considera: Mitigación, transparencia, Adaptación, Pérdidas y daños y Apoyo. • En París, 195 naciones alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático e impulsar medidas e inversiones para un futuro bajo en emisiones de carbono, resiliente y sostenible. • Es nuestra mejor oportunidad para limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 grados centígrados, esforzarnos por limitar ese aumento a 1,5 grados centígrados. • Se decide mantener el Mecanismo Internacional de Varsovia para las Pérdidas y los Daños relacionados con las Repercusiones del Cambio Climático. DE LA CARPETA DE CARLOS RICO Simbiosis 19 20 Simbiosis PALABRAS DEL AUTOR Mi interés por los nudibranquios empezó cuando empecé a fotografiarlos en la zona norte de Baja California y a través del lente de la cámara comencé a descubrir sus diferentes formas, patrones de color, que van mas allá de la imaginación que crea historias y películas como Avatar. Pienso que se quedan cortos cuando uno descubre lo que la naturaleza y el proceso de selección natural llegan a crear. Estas imágenes son solo una muestra de la riqueza que tenemos en nuestras costas y que son poco conocidas; siempre me llama la atención que hay buzos que pagan por ir al otro lado del mundo para tener la oportunidad de ver de cerca a estos animales y desconocen que nosotros los tenemos en nuestras propias costas y que pueden ser una fuente de ingresos para los apasionados que buscan verlos de cerca, además del potencial que existe en la investigación que puede derivar del conocimiento y descubrimiento de sustancias químicas que les permiten reconocer su ambiente, defenderse y atacar a los otros organismos con los que cohabitan y de lo que poco conocemos. Los invito a disfrutar una pequeña muestra fotográfica de la rica variedad de formas y colores que nos ofrecen estos organismos y a conocer mas de ellos, que son unos de mis favoritos para captar a través del lente de la cámara, que aunque parece fácil, tiene sus retos debido a su tamaño, de los lugares donde viven, generalmente con corrientes fuertes y muchas veces en lugares de buceo de no fácil acceso. Espero que disfruten estas imágenes tanto como yo y despierten su interés por conocer mas de estas creaturas tan interesantes. Carlos Rico Buzo Profesional, Fotógrafo. COLEGIO DE BIÓLOGOS DE MÉXICO, A.C.