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Transcript
La revista del Colegio de Biólogos de México, A.C.
SIMBIOSIS
Marzo 2016, Número 2
Oceáno y clima
Implicaciones para las
negociaciones internacionales
sobre el clima
Sustentabilidad
Idea de desarrollo: de la
ciencia al humanismo
América del Norte
Oportunidad para un acuerdo de
cambio climático
Fotografía de portada por: Carlos Rico
2
Simbiosis
CONTENIDO
CARTA DEL
PRESIDENTE
A la Comunidad de Biólogos de México:
Interdependencia del oceáno y
el clima: implicaciones para las
negociaciones internacionales
sobre el clima.
Es la oportunidad para un
acuerdo de cambio climático
para América del Norte.
6
10
En este año 2016, nos da gusto dar la bienvenida al segundo número de nuestra revista
Simbiosis, cuya publicación fue acogida con interés por el gremio y sobre la cual hemos
recibido diversos y múltiples comentarios; lo que gustó, lo que le falta, lo que se puede
hacer, en realidad esta revista es un esfuerzo común y esperamos tener mucha participación
y apoyo para mantener y ampliar su contenido.
Este año comienza con buenos augurios derivado del acuerdo alcanzado en la COP 21 de
ParÍs el cual será ratificado por los países miembros de la Convención en el próximo mes de
abril en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, enhorabuena por este logro, ahora
viene lo más difícil: poner manos a la obra y alcanzar metas en función a los compromisos
adquiridos.
Por su parte el Colegio estará participando junto con ICLEI en el desarrollo de la COP 13
de Biodiversidad a llevarse a cabo en Cancún en el próximo mes de diciembre, el tema
“Biodivercities! Biodiversidad en las ciudades”, un tema en el cual los Biólogos tenemos
mucho que decir y que aportar, ICLEI nos ha convocado a participar con elementos
técnicos lo que nos permitirá incorporar propuestas concretas en el seno de la COP 13
de los Estados miembro de la Convención de Biodiversidad, para que sean incorporadas
en la implementación de la estrategia de conservación de la biodiversidad en las ciudades.
Son muchos y variados temas los que tendremos en el año y sorpresas de eventos y
acontecimientos que esperamos sean del interés de la comunidad de Biólogos, Cursos
especializados, charlas y exposiciones, espacios de reflexión y análisis de temas de interés
de la comunidad, no solamente por medio de la revista y nuestra página, sino también en
eventos presenciales de los cuales iremos dando cuenta oportunamente.
Continuamos la tarea de comunicación y difusión a través de Simbiosis, esperamos tener
más contribuciones y más lectores, ¡enhorabuena Biólogos de México!
La Sustentabilidad como
idea de desarrollo: de la
ciencia al humanismo
De la carpeta de Carlos Rico
14
20
Biol. Raúl E. Arriaga Becerra
Presidente
XVIII Consejo Directivo
Colegio de Biólogos de México
2 Carta del Presidente
3 Nota Editorial
6 Interdependencia del
oceáno y clima.
10 Es la oportunidad para
un acuerdo de cambio
climático.
12 Reconociendo a la Dra.
Margarita Lizárraga S.
14 La Sustentabilidad como
idea de desarrollo: de la
ciencia al humanismo.
16 ¿Obsesionarse con el
crecimiento? No tan
buena idea.
19 ¿Sabías que?
20 De la carpeta de Carlos
Rico: Nudibranquios.
Simbiosis
NOTA EDITORIAL
Por: Jorge Escobar Martínez
El primer número de nuestra revista fué publicado unas semanas antes de la 21ª Conferencia
de las Partes (COP21) celebrada en Paris, Francia. Han pasado más de dos meses desde
aquel histórico 12 de diciembre del 2015, cuando representantes de los 195 países de la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) sumaron
esfuerzos para proteger la vida en el planeta, a través de la adopción del Acuerdo de París
sobre Cambio Climático.
Para que el Acuerdo de París entre en vigor, necesita ser ratificado por 55 países u
organizaciones de países que sean Parte de la CMNUCC, y a la vez que dichos países sean
responsables de al menos 55% de las emisiones mundiales de GEI. Una vez se reúnan estas
dos condiciones, el Acuerdo entra en vigor pasados treinta días, y se vuelve obligatorio
para los ratificantes. A diferencia del Protocolo de Kioto, que estaba enfocado a estabilizar
las emisiones de gases de efecto invernadero, el Acuerdo de París es más ambicioso ya
que además de incluir compromisos de reducción de emisiones, también contempla
compromisos como el caso de financiamiento, adaptación, mitigación, acciones locales,
entre otros. Sin embargo, algo falta en este acuerdo ya que cada vez son más las voces que
se alzan para reclamar la ausencia de compromisos relacionados con los mares y océanos.
Diversos investigadores en el mundo así lo reconocen y nosotros hoy en Simbiosis lo
ponemos en primera línea: ¿Porqué no se ha incluido a los mares y océanos en los acuerdos
de cambio climático?. En nuestro primer artículo “Interdependencia del océano y el clima:
Implicaciones para las negociaciones internacionales sobre el clima” los autores nos dan
una amplia y detallada explicación de las razones por las cuales es importante entender
que los cambios que está sufriendo el océano amenazan la vida y su sostenibilidad en la
tierra. Los datos son contundentes, el océano en su totalidad es un regulador del clima, ha
absorbido el 93% del calor de la tierra desde la década de los setenta y además ha ayudado
a mantener la atmósfera más fría, capturando el 28% de las emisiones de CO2 de origen
humano desde 1750, así como también ha recibido toda el agua de deshielo. No existe
otro sistema en la biósfera que tenga mayor capacidad de amortiguamiento de los cambios
globales del planeta, y sin embargo no está incorporado en ninguno de los acuerdos o
compromisos de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Según los autores, quienes integran un sólido y prestigioso grupo de investigadores de
diversas instituciones como el IDDRI (Instituto para el Desarrollo Sustentable y las
Relaciones Internacionales) con sede en Paris, la Universidad de Washington, El Laboratorio
Marino de Plymouth, la Universidad de Pierre y Marie Curie de Paris, y la agrupación Ocean
Conservancy, este servicio ambiental proporcionado por los océanos del mundo está en
su límite y se tienen evidencias de daños tales como el calentamiento, la acidificación, la
disminución de los niveles de oxígeno y el aumento del nivel del mar. Los autores sostienen
que la capacidad de los océanos para absorber CO2 disminuirá a medida que aumenten
las emisiones de GEI. Además, si la tendencia actual se mantiene, es probable que las
pesquerías y la acuicultura sean gravemente afectadas. El impacto sobre otros servicios
como la protección costera que proporcionan los arrecifes o manglares sería inaceptable
en escenarios de mediano y largo plazo, exacerbando los riesgos de inundaciones en áreas
con litorales bajos. Los autores concluyen diciendo que las negociaciones conducidas
bajo la CMNUCC han puesto muy poca atención a los impactos de las emisiones de GEI
en el océano, y no han tomado en cuenta el potencial del océano para aportar soluciones
que ayuden a perseguir metas globales a largo plazo, a través de medidas de adaptación
y mitigación del cambio climático. Así, cualquier acuerdo sobre cambio climático que no
contribuya considerablemente a minimizar los impactos en el océano, será incompleto e
inadecuado.
Un planteamiento igualmente visionario es el que nos muestra el Maestro Hans Herrmann,
Director adjunto del Shearwater Institute con sede en la ciudad de Montreal, Canadá. De
acuerdo con él, los tiempos son propicios para un Acuerdo de Cambio Climático para
DIRECTORIO XVIII CONSEJO
DIRECTIVO COLEGIO DE
BIOLOGOS DE MEXICO, A.C.
M. en C. Raul Enrique Arriaga Becerra
Presidente
M. en C. Jorge Escobar Martinez
Vicepresidente
Biol. Manuel Ramón Martinez Cárdenas
Primer Secretario Propietario
M. en C. Pedro Horacio López Garrido
Segundo Secretario Propietario
Hidrobiol. Jesús Enrique Pablo Dorantes
Tesorero
Biol. Eduardo Rubio Maldonado
Sub Tesorero
M. en C. Giuseppe Pasquetti Hernandez
Primer Secretario Suplente
Biol. Iván Salas Sánchez
Segundo Secretario Suplente
Biol. Ricardo Azael Medina Calvario
Presidente Consejo Técnico Consultivo
M. en C. Karla Rojas Trangay
Vocal Comisión de Capacitación
M. en C. Maria del Rayo Araceli Sosa Luna
Vocal Comité de Certificación y Areditación
Biol. Reyna Lilia Garcia Loredo
Vocal de Fortalecimiento de Capacidades
Institucionales
Biol. Magdalena Colunga Garcia Marin
Representante del CBM Comisión
Intersectorial de aves SEMARNAT
Lic. Claudia Alejandra Chavez Cadena
Consejería Jurídica
Lic. Silvia Ortiz Ruiz
Coordinación de Comunicación Social
COMITÉ EDITORIAL
Biol. Gerardo Berges Pérez
M. en C. Juan Jose Espejel Montes
M. en C. Jorge Escobar Martinez
M. en C. Raúl E. Arriaga Becerra
3
4
Simbiosis
No existe otro
sistema en la
biósfera que
tenga mayor capacidad
de amortigüamiento de
los cambios globales
del planeta que los
mares y los oceános.
Entonces, ¿porqué no
se han incluído en los
acuerdos internacionales
para enfrentar el Cambio
Climático?”
Fotografía por: Sarah Bürvenich. Creative Commons
América del Norte, y destaca el obligado
liderazgo de los Estados Unidos de
Norteamérica, dada su condición de
gran generador de GEI en el mundo, así
como su capacidad económica relevante
en el hemisferio occidental. Para Hans
Herrmann resulta fundamental que los
tres países ya tengan un Tratado de Libre
Comercio y que hayan firmado el acuerdo
de cooperación ambiental de América del
Norte, el cual dio origen a la Comisión
de Cooperación Ambiental (CCE). Esta
Comisión ha sido una de las mejores ideas
de las últimas dos décadas y se trata de
una excelente plataforma para abordar
el cambio climático a nivel continental y
otros asuntos ambientales. Un acuerdo de
cambio climático para América del Norte
basado en un enfoque de comercio podría
ser extendido más allá de las fuentes fijas
de emisión, para incluir cambios de uso de
suelo y recursos forestales, áreas costeras
someras y cuencas de escurrimiento
pluvial, necesarias para impulsar acciones
de mitigación y adaptación al cambio
climático con una visión regional.
Si bien el enfoque visionario de Herrmann
se refiere a las entidades encargadas
de la protección del ambiente y los
recursos naturales en cada país como los
actores principales de este acuerdo de
Colaboración, habría que subrayar que, a
la mitad del trabajo editorial y publicación
de este número, nos sorprendió la noticia
aparecida en la prensa internacional el
pasado 13 de febrero, en la que Los
Secretarios de Energía de México y Estados
Unidos de Norteamérica y el de Recursos
Naturales de Canadá anunciaron la firma
de un memorándum de entendimiento
sobre colaboración energética y cambio
climático.
Si bien este memorándum retoma el
concepto y compromiso contra el Cambio
Climático, su plataforma está orientada a
compartir información clave en áreas como
electricidad baja en carbono, captura, uso
y almacenamiento de carbono, tecnologías
de energía limpia, eficiencia energética,
adaptación al cambio climático, y reducción
de las emisiones del sector de petróleo y gas,
incluyendo metano, convirtiéndose en un
instrumento de colaboración comercial en
materia energética versus un instrumento
de regulación ambiental. El Memorándum
indica que los tres países trabajarán juntos
para aumentar el alineamiento y garantizar
que el sector energético de América del
Norte se desarrolle de manera responsable,
eficaz y eficiente, reflejando la visión
compartida de los tres gobiernos hacia
un futuro donde la expansión de energías
limpias, un ambiente sustentable y una
economía más fuerte vayan de la mano.
Aquí es donde la propuesta de Hans,
denominada “Cap and trade”
(topes
y comercio) resulta oportuna, ya que
representa un interesante mecanismo de
regulación basado en la experiencia ganada
en los últimos tres años en el estado de
California y que se refiere a un enfoque
económico ambiental innovador.
Para darnos una idea más clara de esto,
recordemos que el estado de California
asumió
desde 2006 el compromiso
de luchar contra el cambio climático
con la firma de la Ley de Soluciones al
Calentamiento Global (Global Warming
Solutions Act), comúnmente conocida
como AB 32. El propósito principal de AB
32 es reducir la emisión de GEI y se centra
en un ambicioso mandato global: reducir
la contaminación de GEI del estado de
California, USA de vuelta a los niveles de
1990 para el año 2020.
Para lograr este objetivo, legisladores y
autoridades aplicaron una serie integral
de políticas, implementadas como parte
de AB 32 y las medidas subsiguientes.
Ello produjo un programa de topes y
comercio (cap-and-trade), que ahora se
aplica a casi el 85% de las emisiones de
gases de efecto invernadero en California,
puesto en marcha en 2013 y que ahora es
considerado la pieza central del programa.
Debido a su alcance, muchos observadores
se han referido al mercado de emisiones
de carbono de California como un “gran
experimento”; pero que a más de dos años
de iniciado, todas las señales apuntan a la
conclusión general de que el experimento
—un programa de topes y comercio que
abarca a la octava economía más grande
Simbiosis
dónde queremos crecer y cuál es el
precio que estamos dispuestos a pagar
como sociedad y como gobierno. El autor
afirma que es ya momento de pensar en
un crecimiento verde; aquel basado en
la innovación, inversión, competencia,
bajo en carbono y que haga surgir nuevas
formas de producción consistentes con las
limitaciones de los ecosistemas y capacidad
del medio ambiente.
Para finalizar, y a propósito de la reciente
visita del Papa Francisco a nuestro país,
nuestro Presidente el Biólogo Raúl Arriaga
nos comparte su interesante visión del
concepto de la sustentabilidad como idea
del desarrollo, haciendo una reflexión entre
Ciencia y Humanismo.
Fotografía por: Lance Anderson. Creative Comons
del mundo— sí está funcionando.
El Programa demuestra que es posible limitar,
poner precio y reducir la contaminación
por GEI, a la vez que se estimula el
Ata ipiderferumMandit
crecimiento
continuo de la economía.
firium ciem etiam igilicam,
Resulta aún
más
alentador que parte del
nostri, dan Catus Mae
más rápido crecimiento económico esté
teniendo lugar dentro del sector “verde” de
la economía —definido por los empleos e
ingresos generados a partir de la adopción
acelerada de soluciones de energía más
limpia. Nos da mucho gusto advertir que
algunas de las líneas de trabajo de este
memorándum de entendimiento firmado
el pasado 13 de Febrero, identifican las
primeras acciones en este sentido, pues
estarían encaminadas a homologar los
procedimientos de regulación, máximos
permisibles e instrumentos económicos
para la aplicación de compensaciones
ambientales que fomenten inversiones del
sector verde de la economía.
Nuestras siguientes contribuciones tienen
un carácter más bien introspectivo, pues
invitan a la reflexión respecto a la precipitada
carrera
hacia el anhelado desarrollo
sustentable. Nuevamente Gerardo Berges
del Centro Científico Sustentable nos dice
que el desarrollo ha sido más el resultado
de un impulso cuantitativo que cualitativo.
Ata años
ipiderferumMandit
Por muchos
nos hemos concentrado
firium ciem etiam igilicam,
solamentenostri,
en una
de las componentes (la
dan Catus Mae
velocidad de crecimiento económico), sin
considerar otros aspectos fundamentales
como la dirección y sentido, lo cual implica
responder las preguntas ¿hacia dónde
queremos crecer? y ¿a costa de qué
queremos lograr ese crecimiento?.
El razonamiento crítico del autor es
devastador cuando plantea la interrogante:
¿No resulta paradójico que mientras somos
la decimocuarta economía del mundo,
en el Índice de Desarrollo Humano de
las Naciones Unidas estamos en el lugar
74º?. Una diferencia entre el lugar 14
y el 74 entre estos 2 indicadores no es
casualidad ni soporta el menor análisis de
correlación. Según él, la razón residen
en que el principal indicador de nuestra
economía es el Producto Interno Bruto
(PIB), que fue desarrollado para medir la
capacidad de producción (armamentista
principalmente) de un país (curiosamente
el índice fue implantado en la Segunda
Guerra Mundial), y es prácticamente el
único indicador que seguimos utilizando
para ponderar el desempeño del País; en
este indicador se presume una relación de
explotación del Planeta por el hombre, en
el que no se considera la riqueza de los
bienes naturales (considerados solamente
como materia prima) sino solamente el
rendimiento productivo.
Es tiempo de pensar en un cambio en
la manera de enfocar nuestras metas
económicas, tomando en cuenta no
solamente la velocidad, sino también el
sentido de crecimiento, es decir, hacia
La sociedad actual está hundida en un
inédito deterioro ambiental, y en medio de
ello surge una voz fresca, con autoridad
moral que hace una reflexión de fondo, bien
orientada y científicamente sustentada, que
puede tener una sensible influencia en la
sociedad occidental. Arriaga nos recuerda
como el Papa Francisco plantea una serie
de cuestionamientos a la grey católica,
pero que aplica a cualquier persona de
cualquier credo o religión, respecto de
nuestra casa común, sobre la basura, la
Biodiversidad, el agua, la contaminación en
general y lo hace a manera de “contexto”
de la crisis que tenemos en “nuestra casa”,
para pasar a los efectos de esta condición
en la sociedad, la pobreza, la inequidad, la
injusticia. ‘’¿Qué tipo de mundo queremos
dejar a quienes nos sucedan, a los niños
que están creciendo?’’. Esta pregunta está
en el centro de Laudato si’, y nos dice que
no solo afecta al ambiente de manera
aislada, sino que plantea interrogantes más
profundas tales como ¿Para qué pasamos
por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta
vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos?
¿Para qué nos necesita esta tierra?’’: Si no
nos planteamos estas preguntas de fondo
-dice el Pontífice – ‘’no creo que nuestras
preocupaciones ecológicas puedan obtener
resultados importantes’’.
La voz del Papa Francisco, con ese enfoque
sencillo y directo, se presenta entonces
no solo como una opción más, sino como
una posibilidad de incidir directamente en
el ámbito de la conducta cotidiana que
contribuya a que el cambio de modelo
de desarrollo, de conductas individuales,
puedan ser asimiladas de forma individual
y aplicadas de forma colectiva.
5
6
Simbiosis
INTERDEPENDENCIA DEL OCEÁNO Y
EL CLIMA: IMPLICACIONES PARA LAS
NEGOCIACIONES INTERNACIONALES
SOBRE EL CLIMA
Por: Alexandre K. Magnan (IDDRI), Raphael Billé (Secretaría de la Comunidad del Pacífico), Sarah R. Cooley (Ocen
Conservancy), Ryan Kelly (Universidad de Washington), Hans-Otto Pörtner (Alfred Wegener Institute), Carol Turley
(Plymouth Marine Laboratory), Jean-Pierre Gattuso (CNRS-INSU, Sorbonne Universités, IDDRI).
Este trabajo ha recibido apoyo financiero
del gobierno francés, a través del programa
Inversiones del Futuro, administrado por
la Agencia Nacional de Investigación bajo
la referencia ANR-10-LABX-14-01.
Es
producto de la iniciativa “Océanos 2015”, un
grupo de expertos que reciben el apoyo de la
Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco,
del Centro de Coordinación Internacional
sobre la Acidificación de los Océanos del
Organismo Internacional de Energía Atómica
(OEIA), de la fundación BNP Paribas, y de la
Asociación Monegasca para la Acidificación
de los Océanos (AMAO).
INTRODUCCIÓN
Aunque la atmósfera y el océano son
dos componentes del sistema terrestre
fundamentales para la vida, la humanidad
está alterando ambos. El cambio climático
representa un problema actual, bien
identificado:
causas
antropogénicas,
alteración de fenómenos extremos,
cambios medioambientales graduales,
impactos generalizados en la vida y los
recursos naturales y distintos tipos de
amenazas que afectan a las sociedades en
todo el mundo. No obstante, fuera de la
comunidad científica muchos desconocen
parte del problema: los importantes
cambios que está sufriendo el océano, que
amenazan a la vida y a su sostenibilidad en
la Tierra.
El presente Policy Brief explica la gravedad
de los cambios observados en el océano.
Este documento se basa en un artículo
científico publicado en la revista “Science”
donde se sintetizan los cambios recientes
y futuros en el océano y sus ecosistemas,
así como en los bienes y servicios que
estos generan para los seres humanos.
Se consideran dos escenarios de emisión
de CO2 uno de altas emisiones (el
que tendríamos si todo se mantiene
igual, también conocido como RCP8,5,
o
‘trayectoria
de
concentración
representativa’ por su sigla en inglés)
y uno de emisiones limitadas (RCP2,6)
en consonancia con el Acuerdo de
Copenhague (Acuerdo de Copenhague,
Decisión
2/CP.15:
Acuerdo
de
Copenhague (Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, Ginebra, 2009), que busca
mantener el aumento de la temperatura
global debajo de los 2 °C de aquí a 2100.
MENSAJE CLAVE
• El clima y los océanos son indisociables:
el océano modera el cambio climático
antropogénico absorbiendo proporciones
considerables de calor y de CO2 que se
acumulan en la atmósfera y recibiendo
toda el agua de deshielo.
• Esta función reguladora del clima
se produce a expensas de profundas
alteraciones en las propiedades físicas
y químicas del océano. Esto, a su vez,
se traduce en un calentamiento y
acidificación del océano, así como en un
aumento del nivel del mar. Estos cambios
tienen graves repercusiones en la ecología
del océano (los organismos y ecosistemas)
y, en última instancia, en las actividades
marinas y costeras de los seres humanos
(pesca, acuicultura, turismo, salud, etc.).
• A medida que el nivel de CO2 en la
atmósfera aumenta, las posibilidades
de respuesta humana disminuyen y se
vuelven menos eficaces.
• Estos hallazgos científicos constituyen
un argumento vehemente en pos de
un inmediato y ambicioso plan de
reducción de las emisiones de CO2 a nivel
internacional. Esta conclusión se aplica
tanto a la COP21 como a todo el régimen
climático post-2015.
1.
EL
OCÉANO
INFLUYE
CONSIDERABLEMENTE EN EL SISTEMA
CLIMÁTICO
El océano en su totalidad (incluidos los
mares cerrados) es un regulador del clima
(figura 1) que (a) ha absorbido el 93 % del
calor adicional de la Tierra desde la década
de los setenta y, de esa forma, ha ayudado
a mantener la atmósfera más fría, (b) ha
Simbiosis
presa-predador. En segundo lugar, varios
organismos y ecosistemas corren grandes
riesgos de verse afectados antes de 2100
(figura 2), incluso en el escenario de
mitigación (RCP2,6).
2.1. Propiedades físicas y químicas del
océano
Figura 1. Distribución de calor, el dióxido de carbono y el agua de deshielo en los principales reservorios de la Tierra y sus consecuencias para el oceáno.
capturado el 28 % de las emisiones de CO2
generadas por los humanos desde 1750
y (c) ha recibido prácticamente toda el
agua de deshielo. Sin el océano, el cambio
climático sería mucho más pronunciado
y pondría en riesgo la supervivencia
de muchas especies en la Tierra. Sin
embargo, toda esta ayuda tiene un precio:
el incremento de las concentraciones
de gases de efecto invernadero en la
atmósfera de 278 a 400 ppm durante la
era industrial ha provocado numerosos
cambios medioambientales en el océano, a
saber, su calentamiento, su acidificación, la
disminución del oxígeno y el aumento del
nivel del mar (Figura 1).
Hay datos irrefutables que demuestran que
el océano se calentó entre 1971 y 2010, y
es muy probable que dicho calentamiento
haya empezado antes. Aunque ha
ocurrido en todas las profundidades, el
calentamiento ha sido más pronunciado
en la superficie: durante los últimos cuatro
decenios, la temperatura promedio de los
75 m superiores ha aumentado en cerca
de 0,11 °C por decenio.
Al mismo tiempo, la absorción de CO2
por el agua de mar ha provocado una
disminución del pH (es decir, un aumento
de la acidez), así como de la concentración
de iones carbonatos (C032-). Se trata de
un proceso conocido como acidificación
del océano que altera muchos organismos
y les resta capacidad para formar sus
esqueletos y conchas. Asimismo, hay
fuertes indicios de que el pH de las aguas
superficiales del océano ha disminuido en
0,1 unidades de pH desde el comienzo de
la era industrial, lo cual se traduce en un
aumento de 30 % en la acidez del océano
en los últimos 250 años.
Por último, el calentamiento del océano
(o dilatación térmica) y el deshielo en los
continentes causado un aumento en el
nivel del mar. En efecto, el nivel promedio
del mar a nivel mundial subió cerca de 1,7
mm por año entre 1901 y 2010, fenómeno
que entre 1993 y 2010 se aceleró a 3,2
mm por año.
2. LAS CONSECUENCIAS YA SON
VISIBLES Y EL ESCENARIO FUTURO
DEPENDERÁ DE LAS EMISIONES DE
GASES DE EFECTO INVERNADERO
Juntos, el calentamiento y la acidificación
del océano, sumados al aumento del nivel
de las aguas, generan una cadena de
impactos que en última instancia inciden en
el bienestar del ser humano. Y las pruebas
son claras. En primer lugar, se observan
cambios que ya comenzaron a tener
serias consecuencias para los organismos
y ecosistemas, sobre todo en términos
de abundancia, distribución geográfica,
presencia de especies invasoras y relación
Las condiciones futuras del océano
dependerán de la cantidad de CO2 que se
emita en los próximos decenios (véase el
gráfico A de la figura 2). El escenario de
emisiones limitadas (RCP2,6) consiste en
menos de una sexta parte de las emisiones
previstas para el siglo XXI en caso de que
se mantenga la tendencia actual (RCP8,5).
De ahí que las condiciones físicas y
químicas del océano previstas para 2100
sean considerablemente diferentes entre
un escenario y otro.
Desde luego, el océano se calentaría
mucho más en el escenario RCP8,5 que
en el RCP2,6, puesto que el cambio de
temperatura mundial promedio diferiría
en un factor cercano a 4 (+2,73 frente
a +0,71 °C). La acidez superficial en
mar abierto aumentaría un 100 % en el
escenario RCP8,5 frente a sólo un 17 %
en el caso RCP2,6.
Por último, y aunque el contraste
entre ambos escenarios sería menos
pronunciado en este caso, el aumento
promedio mundial del nivel del mar con
respecto a la era preindustrial sería de
0,86 m en el escenario RCP8,5 y de 0,60
m en el escenario RCP2,6. Aun así, esta
leve diferencia podría traducirse en graves
inundaciones que afectarían a decenas de
millones de personas (Figura 2).
2.2. Organismos y ecosistemas
Aunque los primeros afectados por los
cambios en las condiciones del océano
son los corales de aguas templadas, las
praderas marinas de latitudes medias
también están sufriendo las consecuencias
de este cambio, al igual que los pterópodos
(moluscos de los que se alimentan los
salmones y otros peces) y el krill de
7
8
Simbiosis
Figura 2: Impacto observado y escenarios de riesgo de calentamiento y acidificación del océano para organismos importantes y servicios de los
ecosistemas.
latitudes altas, los bivalvos de latitudes
medias (mejillones y ostras) y los peces
(véase el gráfico B de la figura 2).
Aun en un escenario de bajas emisiones
de CO2 (RCP2,6), los cambios que
padecerá el océano implican grandes
riesgos de impacto para los corales de
aguas templadas y los bivalvos de latitudes
medias, mientras que los demás impactos
se mantendrían moderados, aunque no
dejarían de ser preocupantes. La situación
sería mucho peor si se mantiene la
tendencia actual y se concreta el escenario
RCP8,5: casi todos los organismos marinos
mencionados (corales, pterópodos, peces
de aleta y krill) se verían enfrentados a
elevados riesgos de impacto, tales como
mortandad masiva y desplazamiento de
especies. Estos resultados, obtenidos a
partir de experimentos, observaciones en
terreno y elaboración de modelos, son
coherentes con los datos correspondientes
a períodos de alta concentración de CO2
en la evolución geológica, lo cual confiere
aún más credibilidad a estas proyecciones.
2.3. Servicios de los ecosistemas
La capacidad del océano para absorber CO2
—un servicio clave de los ecosistemas—
disminuirá a medida que aumenten las
emisiones: se calcula que la proporción de
las emisiones antropogénicas absorbidas
por el océano en el siglo XXI caería de un 56
% en un escenario RCP2,6 a un 22 % en el
caso RCP8,5. De manera más general, los
impactos en los servicios del ecosistema
oceánico siguen una trayectoria paralela
a la de los impactos en los organismos y
ecosistemas, con riesgos de impacto que
van de moderados con RCP2,6 a elevados
y muy elevados en RCP8,5 (véase el gráfico
C de la figura 2).
Si la tendencia actual se mantiene, es muy
probable que las actividades pesqueras
y de acuicultura, que constituyen una
fuente clave de proteínas e ingresos para
millones de personas, se vean gravemente
afectadas. Y las reacciones en cadena que
ello provocaría tendrían consecuencias
graves a nivel nacional e internacional.
Por ejemplo, la alteración del potencial
de pesca en un área determinada
probablemente pondría en riesgo los
acuerdos internacionales de pesca entre
los países afectados, lo que a su vez incidiría
en la industria (en términos de rentabilidad,
puestos de trabajo, etc.), en los mercados y
en los precios en muchos países, así como
en la competitividad internacional. En otras
palabras, mientras más pronunciados sean
los cambios sufridos por los ecosistemas
y la productividad del océano, mayor es la
amenaza para los acuerdos internacionales
vigentes y mayor es el riesgo para la
seguridad humana y alimentaria, la
geopolítica y el desarrollo a nivel mundial.
Asimismo, el riesgo de impacto sobre
los servicios del ecosistema, como la
protección costera (garantizada, por
ejemplo, por los arrecifes de corales y
manglares) sería elevado o muy elevado
en 2100, lo cual exacerbaría los riesgos de
inundaciones en áreas de litoral bajo.
El efecto del calentamiento, la disminución
del oxígeno y la acidificación del océano
en los ecosistemas marinos tendrán
consecuencias acumulativas o sinérgicas
con otros cambios provocados por los
humanos, como la sobreexplotación de
los recursos biológicos y la destrucción
y contaminación del hábitat. Por otro
lado, considerando la magnitud de los
cambios previstos, ningún país estará a
salvo, lo cual significa que se trata de un
problema mundial y pone de manifiesto
la importancia de que la comunidad
internacional lleve a cabo negociaciones
sobre el clima para no seguir avanzando
hacia un futuro insostenible.
3. LAS OPCIONES PARA EVITAR O
PALIAR LOS RIESGOS DISMINUYEN
Y PIERDEN EFICACIA A MEDIDA QUE
Simbiosis
AUMENTAN LAS CONCENTRACIONES
DE GASES DE EFECTO INVERNADERO
Hay varias opciones para hacer frente a
los riesgos de impacto sobre el océano,
y algunas de ellas ya han dado resultados
positivos. Pueden clasificarse en cuatro
categorías: mitigación de las emisiones de
CO2; protección de los sistemas marinos
y costeros de factores de perturbación
no climáticos (con la delimitación de áreas
protegidas o la regulación de la explotación
de recursos naturales, por ejemplo);
reparación de los ecosistemas que ya han
sufrido daños (mediante un seguimiento
de la evolución de los arrecifes o el cultivo
de corales); y adaptación (diversificación
de las actividades económicas y zonas
de exclusión costera). No obstante, las
opciones y su eficacia disminuyen a
medida que aumentan la temperatura y
la acidez del océano. En otras palabras,
además de tener efectos negativos
directos en una serie de ecosistemas
y servicios, distanciarnos del escenario
de +2 °C también limitará el rango de
políticas que podrán adoptarse para hacer
frente a dichos efectos. Por ejemplo, no
habrá forma de gestionar la resiliencia de
los arrecifes cuando ya no queden corales
sanos. Asimismo, a medida que aumenten
los daños a los ecosistemas costeros, las
medidas de reparación se volverán más
costosas, requerirán más trabajo y tendrán
menos posibilidades de éxito, lo cual no
hará más que agravar las consecuencias
para los seres humanos.
4. URGE UNA REDUCCIÓN INMEDIATA
Y CONSIDERABLE DE LAS EMISIONES
DE CO2
De los tres apartados anteriores se
desprende un cuarto mensaje clave: urge
una reducción inmediata y considerable
de las emisiones de CO2 para prevenir
los impactos masivos e irreversibles que
sufrirían los ecosistemas oceánicos y
sus servicios si las emisiones superan
el umbral del escenario RCP2,6. Según
los datos científicos, el escenario de
mayor mitigación (RCP2,6) tampoco
garantizaría condiciones oceánicas ideales,
pues también habría impactos de gran
magnitud. Esto significa que el escenario
RCP2,6 no es más que el umbral máximo
aceptable para cualquier acuerdo mundial
sobre cambio climático que busque
cumplir con la meta fundamental de
la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC) de impedir «interferencias
antropogénicas peligrosas en el sistema
climático (…) en un plazo suficiente para
permitir que los ecosistemas se adapten
naturalmente al cambio climático, asegurar
que la producción de alimentos no se vea
amenazada y permitir que el desarrollo
económico prosiga de manera sostenible »
(Naciones Unidas, 1992).
Sin embargo, en las negociaciones
internacionales sobre cambio climático
conducidas bajo el alero de la CMNUCC
se ha puesto muy poca atención a los
impactos de las emisiones de gases
de efecto invernadero en el océano,
así como al potencial del océano para
aportar soluciones que ayuden a perseguir
metas globales a largo plazo a través
de medidas de adaptación y mitigación
del cambio climático. Considerando
los avances recientes en materia de
conocimiento científico, creemos que la
COP21 representa una oportunidad clave
para enfrentar el desafío de incorporar
de forma más adecuada los problemas
importantes relacionados con el océano
al régimen climático internacional post2015. Los diferentes escenarios descritos
recientemente y resumidos en el presente
Policy Brief demuestran que el océano
aporta argumentos entusiastas a favor de
un plan ambicioso de reducción inmediata
de las emisiones de CO2. Así, cualquier
acuerdo sobre cambio climático que no
contribuya considerablemente a minimizar
los impactos en el océano será incompleto
e inadecuado.
Agradecimientos
AKM agradece el apoyo de la Agencia
Nacional de Investigación de Francia
(proyecto
CapAdapt,
ANR-2011JSH1-004 01). RB cuenta con el respaldo
del proyecto RESCCUE, financiado por la
Agencia Francesa de Desarrollo y el Fondo
Francés para el Medioambiente Mundial
(AFD CZZ 1647 01 F y FFEM CZZ 1667
01 H). CT agradece el apoyo del programa
de investigación Programa Británico de
Investigación sobre la Acidificación del
Océano (UKOA), financiado por el Consejo
Investigación
sobre
Medioambiente
Natural (NERC), el Departamento de
Asuntos Medioambientales, Alimentarios
y Rurales (Defra) y el Departamento de
Energía y Cambio Climático (DECC). HOP
agradece el apoyo del programa alemán
Bioacid. Las opiniones vertidas en el
presente documento son responsabilidad
exclusiva de los autores y no constituyen
una declaración sobre las políticas,
decisiones o posiciones del Gobierno
francés, de la Secretaría de la Comunidad
del Pacífico, ni de la International Atomic
Energy Agency.
9
10
Simbiosis
ES LA OPORTUNIDAD PARA UN
ACUERDO DE CAMBIO CLIMÁTICO
PARA AMÉRICA DEL NORTE
Por: Dr. Hans Herrmann
La necesidad de una visión de Cambio
Climático para América del Norte es
obvia- Todos sufriremos las consecuencias
ambientales si no se llevan a cabo acciones
o si nuestros gobiernos continúan
actuando de manera aislada. Esto es un
objetivo y un tema de interés continental
donde la comunidad científica ha
mostrado coincidencias, aun y cuando
continúan los debates acerca del avance
y extensión de los impactos del cambio
climático. Es tiempo de establecer un
Acuerdo de Energía y Cambio Climático
para América del Norte que establezca
compromisos respecto a las emisiones de
dióxido de carbono y otros gases de efecto
invernadero con un enfoque continental y
comercial de amplio espectro.
El recién electo Primer Ministro, Justin
Trudeau hizo del combate al Cambio
Climático una de sus metas de campaña;
ha dado instrucciones a sus Ministros
de Comercio; Relaciones Exteriores;
Desarrollo
Internacional;
Recursos
Naturales y Energía; y Medio Ambiente
y Cambio Climático, de negociar e
implementar un ambicioso acuerdo
energético y de cambio climático con
Estados Unidos y México.
El Presidente Obama ha refrendado
recientemente su compromiso de combatir
el cambio climático, e incluso ha tomado
un liderazgo activo negociando con China
un Acuerdo Climático, y convenciendo a
sus contrapartes de fijar metas ambiciosas
y lograr compromisos vinculantes en la
COP 21 de Paris.
En cuanto a las acciones inmediatas
que México debería de tomar, existen
suficientes recursos financieros a los
cuales se tiene acceso para implementar
las acciones que coadyuven al desarrollo
de una plataforma de cooperación
Energética y de Cambio Climático con
Canadá, y Estados Unidos, ya sea a través
del Programa de Desarrollo de Naciones
Unidas (UNDP) en México (como parte
del financiamiento que Canadá otorgó por
1.2 miles de millones de dólares), o bajo el
acuerdo de Copenhague que proveerá 1.2
miles de millones de dólares para apoyo de
acciones de cambio climático en más de
60 países.
El modelo para un mercado de carbono
con enfoque continental actualmente
existe en los estados del noroeste de
los Estados Unidos de Norteamérica
“Iniciativa regional de gases de efecto
invernadero (RGGI) el cual recibe un
amplio apoyo bipartita.
Más recientemente, la Ley de ““Cap
& Trade”” (Topes y Canje en español)
de California ha puesto en marcha un
Simbiosis
mecanismo similar. La Comunidad Europea
también ha adoptado el mismo enfoque
para confrontar el cambio Climático.
La provincia de Quebec se convirtió en
el primer gobierno provincial canadiense
para aplicar regulaciones de “Canje” para
emisiones de carbono. Así también, en
Canadá el Instituto Pembina ha explorado
interrogantes claves para un mercado
nacional y regional de carbono. La base
para un sistema similar está siendo
establecida en México.
El liderazgo de los Estados Unidos de
Norteamérica será crítico por varias
razones.
Primero, junto con China los
Estados Unidos de Norteamérica es el
mayor generador de emisiones de bióxido
de carbono en el mundo. Segundo, el
cambio climático es fundamentalmente un
asunto económico y los Estados Unidos
de Norteamérica es la economía más
poderosa con una influencia tremenda en
el hemisferio occidental. Tercero, ningún
gobierno tiene la capacidad de encarar
este asunto por sí solo. Esto establece
una obligación a los Estados Unidos para
catalizar acciones, y ser una oportunidad
para trabajar con nuestros más cercanos
vecinos para resolver un problema sin
precedentes.
Los Estados Unidos de Norteamérica han
sido una fuente importante de innovación,
con una capacidad inigualable para
convocar a causas comunes cuando las
circunstancias lo demandan. La evidencia
de liderazgo creciente ha sido clara, no
solo con el Presidente Obama.
La administradora de la Agencia de
Protección Ambiental de los Estados
Unidos,
(EPA) Gina McCarthy (y su
antecesora) han trabajado exitosamente
para elevar la eficiencia de los combustibles
vehiculares hasta 50 millas por galón para
el 2020, y ganar el argumento legal de que
la EPA tiene la autoridad para regular las
emisiones de gases de efecto invernadero
(GEI) incluyendo el bióxido de carbono,
principal contribuyente al cambio climático
global
Hoy, nuestro liderazgo como América
del norte puede ser motor de las
acciones contra el cambio climático, en la
medida que nuestro comercio y energía
compartida e interdependiente sean
capaces de direccionar positivamente el
cambio climático. Asegurar que nuestras
respectivas políticas internas se sintonicen
con las acciones multilaterales será crítico
en el largo plazo para reducir los gases de
efecto invernadero (GEI).
Sabemos que los instrumentos políticos
y la competitividad económica, así como
la consistencia en el monitoreo de su
instrumentación son ingredientes básicos
para remontar la actual inacción política.
Únicamente trabajando unidos, podemos
asegurarnos de no comprometer el futuro
de nuestras futuras generaciones.
El lugar idóneo para fijar este liderazgo es a
través de la relación de socios que hemos
desarrollado. Gracias a los esfuerzos
ejemplares trilaterales de más de 20
años, el acuerdo de libre comercio de
América del Norte (TLCAN) ha permitido
a nuestro continente convertirse en la
economía de mercado más grande del
mundo. Canadá y México respectivamente
son los socios de energía número uno
y dos de los Estados Unidos, y podemos
esperar aún más integración y crecimiento
en los siguientes años, especialmente en
el sector energético. Hoy es el momento
de establecer un enfoque integrado que
aborde las emisiones de efecto invernadero
procedentes de estos mismos sectores,
a través de un mecanismo uniforme de
comercio y control.
Como parte del TLCAN, nuestras
tres naciones firmaron el acuerdo de
cooperación ambiental de América del
Norte, el cual dio origen a la Comisión
de Cooperación Ambiental (CCE). Esta
Comisión ha sido una de las mejores ideas
de las últimas dos décadas, se trata de
una excelente plataforma para abordar
el cambio climático a nivel continental y
otros asuntos ambientales que afectan
nuestro medio ambiente compartido.
Un acuerdo de cambio climático para
América del Norte basado en un enfoque
de comercio podría ser extendido más
allá de las fuentes fijas de emisión, para
incluir cambios de uso de suelo y recursos
forestales, áreas costeras someras y
cuencas de escurrimiento pluvial, que son
necesarias para mitigar el incremento de
tormentas y arrastre de lodos.
Ya en el pasado se ha demostrado la
importancia de los sistemas de Canje a pesar
del escepticismo inicial. Como ejemplo,
cuando el senador por Nueva York Patrick
Daniel Moynihan introdujo un instrumento
de Tope y Canje en los 80’s para eliminar
la lluvia acida, la comunidad empresarial
dijo que eso podría costar demasiado y los
ambientalistas dijeron que no funcionaria.
Ambos estabas equivocados. Treinta años
después, los científicos nos informan que
la acidificación de los lagos y corrientes en
el oeste de los Estados Unidos y Canadá
se han reducido significativamente. El
liderazgo de América del Norte en el
cambio climático podría tener los mismos
niveles de éxito y conducir al mundo a
evitar los desastres que se aproximan.
Aunque seguramente existirán resistencias
políticas y retos legales a un acuerdo
potencial de América del norte para
establecer un mercado para emisiones
de carbono, también existe la certeza
económica para los grandes corporativos
empresariales que mantienen una visión de
continente, más allá del actual enfoque de
caso adoptado por la (RGGI) en California
y a través de las iniciativas políticas que
por separado aplican México y Canadá.
Los autores son socios fundadores
del Instituto Shearwater
(www.
shearwaterinstitute.org)
11
12
Simbiosis
RECONOCIENDO A LA
DRA. MARGARITA LIZÁRRAGA
SAUCEDO
Por: Comité Editorial
Directora General de Acuicultura en el
Departamento de Pesca y Asesora del
Secretario Pesca.
Dra. Margarita Lizárraga Saucedo en su
labor de investigaciónSaucedo en su labor de
investigación
La Dra. Margarita Lizárraga Saucedo nació
en El Rosario, Sinaloa, México, el 28 de
febrero de 1939. Después de graduarse
como Bióloga en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) en 1961,
destacó en los estudios académicos
realizados en universidades de México y
Francia, obteniendo el grado de Maestría
en Oceanografía Biológica en Marsella,
Francia, en 1966 y el Doctorado en
Ciencias Biológicas Marinas en la UNAM
en 1966.
Entre 1962 y 1979 la Dra. Lizárraga ocupó
diversos cargos en el Instituto Nacional
de Investigaciones Biológicas Pesqueras,
Jefe del Departamento de Moluscos,
En el ámbito internacional, entre 1979 y
1982, la Dra. Lizárraga prestó servicios de
consultora para el Centro de Inversiones
y el Departamento de Pesca de la FAO,
participando en alrededor de 25 misiones
de campo en África, Medio Oriente, Asia
y América Latina para identificar, preparar
y negociar proyectos de inversión en
pesca, acuicultura y agricultura; participó
asimismo en la planificación y realización
de proyectos de desarrollo regionales
de los que se beneficiaron numerosas
comunidades. La Dra. Lizárraga se dedicó
a mejorar las condiciones sociales de las
pequeñas comunidades de pescadores de
países en desarrollo y fomentó la formación
de cooperativas en varias comunidades.
Participó además en numerosos foros y
reuniones sobre cuestiones pesqueras
a nivel subregional y regional en todo el
mundo.
El dominio del español, francés e inglés
de la Dra. Lizárraga le permitió disponer
de una condición personal excepcional
que pudo aprovechar plenamente. Trabajó
con responsabilidad y eficacia, no sólo en
México y a nivel regional, sino lo que es
más importante todavía, en nombre de
todos los países, y en particular los países
en desarrollo.
De 1983 a 1990, la Dra. Lizárraga se
desempeñó como Diplomática de la
Delegación Permanente de México
ante los organismos encargados de la
alimentación y la agricultura del sistema
de las Naciones Unidas con sede en Roma
(FAO), como Consejera para Asuntos
Pesqueros, siendo acreditada como
Representante Permanente Alterna de
México ante la FAO, el FIDA, el PMA y el
Consejo Mundial de la Alimentación.
De retorno a México en 1991, la Dra.
Lizárraga ocupó el cargo de Directora
General del Instituto Nacional de
Pesca hasta 1993; asimismo, de forma
comprometida con su gremio profesional
en México, ocupó la Presidencia del
Colegio de Biólogos de México de 1991
a 1994.
De mayo de 1993 a septiembre de
1997, la Dra Lizárraga trabajó en la FAO
ocupando el cargo de Oficial Superior de
Enlace de Pesca (pesca internacional). En
este cargo contribuyó considerablemente
a la concepción, preparación y fomento
de la pesca responsable. En su fructífera
y comprometida carrera profesional, que
duró más de 30 años, alcanzó un gran
logro con la adopción de un instrumento
internacional de pesca que constituyó un
hito histórico, el Código de Conducta para
la Pesca Responsable, que fue aprobado
por la Conferencia de la FAO en su 28
período de sesiones de octubre de 1995.
Durante las negociaciones sobre el Código
de Conducta, la Dra. Lizárraga, con su
característico sentido de responsabilidad,
dedicación y buen juicio, puso de relieve
los problemas y defendió las aspiraciones
de los países en desarrollo. Su consejo y
asesoramiento siempre inteligente, su
incansable capacidad de negociación
ejercida siempre con una sonrisa y su
Simbiosis
sensibilidad para obtener un consenso
que lograra satisfacer diversas opiniones
y aspiraciones, fueron reconocidas y
apreciadas en todo momento por los
participantes en las negociaciones. En el
avance hacia la aplicación del Código de
Conducta para asegurar un desarrollo
sostenible de larga duración de la pesca
y la acuicultura, la Dra. Lizárraga será
recordada por amigos, colegas y muchas
otras personas, en todo el mundo, por la
particular contribución que ha dado a la
conclusión de este instrumento.
En noviembre 1997 la FAO creó la Medalla
Bienal Margarita Lizárraga, que concede
a propuesta del Consejo a una persona
u organización que hubiese trabajado
meritoriamente en la aplicación del Código
de Conducta para la Pesca Responsable. La
medalla es un homenaje a la Dra. Margarita
Lizárraga Saucedo, Oficial superior de
enlace de pesca, por su papel decisivo en
el fomento del Código de Conducta para
la Pesca Responsable, por su productiva
labor en el campo de la pesca durante casi
cuarenta años, especialmente en los países
en desarrollo.
Hoy recordamos con aprecio y Honramos
la memoria de esta excepcional Bióloga
mexicana, que ha dejado huella no solo en
el ámbito nacional, sino en el internacional
donde se le recuerda con cariño y respeto
por su sensibilidad humana y su gran
profesionalismo.
Fotografía por: Josefa Holland-Merten. Creative Commons.
13
14
Simbiosis
LA SUSTENTABILIDAD COMO
IDEA DE DESARROLLO: DE LA
CIENCIA AL HUMANISMO
Por: Biol. Raúl Arriaga Becerra
Cada país, cada sociedad, ha interpretado
y asumido los lineamientos de los acuerdos
internacionales derivados de la cumbre de
Rio y del Informe Bruntland, para crear su
propio marco regulatorio e institucional y
transformar el desarrollo de la sociedad;
sin embargo, siguen siendo cada día
más evidentes las señales del deterioro
ambiental y del compromiso de la sociedad
por enfrentar y resolver lo que quizás sea
el reto más duro que podamos resolver en
esta generación: El Cambio Climático.
En 1987, la Comisión Mundial para
el Desarrollo de la Naciones Unidas,
presidida por la Ex Primer Ministro de
Noruega Gro Harlem Bruntland, publico
el Informe de resultados de sus trabajos
titulado “Nuestro Futuro Común” también
conocido mundialmente como Informe
Bruntland, en el cual se hace un análisis
pormenorizado de la situación del mundo
y el desarrollo, los retos que enfrenta la
humanidad respecto de los elementos
más críticos que ejercen presión sobre el
medio ambiente y los recursos naturales,
comprometiendo las posibilidades de
desarrollo de la humanidad de mantenerse
la forma de explotación que se había
producido en el mundo después de la
revolución industrial. Los retos comunes
principales que identifica el Informe
Bruntland, se refieren a los recursos
naturales y la población humana, su
incremento y las demandas que este
incremento presupone sobre los limitados
recursos naturales, particularmente la
producción y el suministro de alimentos, lo
que ejerce una enorme presión sobre los
ecosistemas y las especies.
Después del Informe del Club de Roma “Los
Limites del Crecimiento” desarrollado por
Meadows et al en 1972, los señalamientos
de Meadows sentaron un precedente
alarmante que llamo poderosamente la
atención a nivel mundial. Su publicación
poco antes de la primera crisis mundial
del petróleo, motivo posteriormente a
la creación de la Comisión Mundial de
Ambiente y Desarrollo. Meadows señaló
como una de las conclusiones del informe:
“Si se mantienen las tendencias actuales
de crecimiento de la población mundial,
industrialización, contaminación ambiental,
producción de alimentos y agotamiento de
los recursos, este planeta alcanzará los
límites de su crecimiento en el curso de
los próximos cien años. El resultado más
probable sería un súbito e incontrolable
descenso tanto de la población como de
la capacidad industrial.” Esta aseveración,
puso de manifiesto las fallas en el modelo
de desarrollo económico que se perfilaba
en el mundo.
El Informe Bruntland, presenta un análisis
pormenorizado de la problemática y define
un concepto que orienta el desarrollo por
una senda de factible para la sobrevivencia
de la humanidad como especie en este
planeta, el concepto Desarrollo Sostenible
que es el eje del planteamiento del
informe lo define así: “ Humanity has the
ability to make development sustainable
–to ensure that it meets the needs of
the present without compromising the
abiloity of future generations to meet teir
own needs.” (WCED, 1987), bajo esta
premisa, las naciones del orbe, en busca
de mecanismos que comprometan a la
humanidad a establecer la senda de la
sostenibilidad, se dan cita en la Cumbre
Mundial sobre Ambiente y Desarrollo de
Rio de Janeiro, Brasil en 1992.
Es así como, veinte años después de la
primera Cumbre de Medio Humano de
Estocolmo, Suecia y de la publicación del
Informe del Club de Roma, se dan cita por
primera vez los líderes políticos de 178
países para buscar acuerdos concretos
que permitan orientar el desarrollo
de la humanidad por la senda de la
sostenibilidad.
Muchas voces de científicos, líderes
políticos, líderes religiosos y de la sociedad
civil, se han manifestado en múltiples
ocasiones respecto de las bases del
Informe Bruntland y del camino trazado
por la Cumbre de Rio para orientar el
desarrollo de la humanidad.
Cada país, cada sociedad, ha interpretado
y asumido los lineamientos de los acuerdos
internacionales derivados de la cumbre de
Rio y del Informe Bruntland, para crear su
propio marco regulatorio e institucional y
transformar el desarrollo de la sociedad;
sin embargo, siguen siendo cada día
más evidentes las señales del deterioro
ambiental y del compromiso de la sociedad
por enfrentar y resolver lo que quizás sea
el reto más duro que podamos resolver en
esta generación: El Cambio Climático.
En este marasmo en que se encuentra la
sociedad respecto del deterioro ambiental,
ipiderferumMandit
surgeAta
una
voz fresca, con autoridad moral
firium ciem etiam igilicam,
que nostri,
hace dan
unaCatus
reflexión
de fondo, bien
Mae
orientada y científicamente sustentada,
Simbiosis
que puede tener una sensible influencia
en la sociedad occidental, esta es la voz
del Papa Francisco con la publicación
de su Encíclica Laudato Si’ Alabado Seas
Sobre el cuidado de la casa común.
Francisco hace una serie de reflexiones y
cuestionamientos a la grey católica, pero
que aplica a cualquier persona de cualquier
religión, respecto de nuestra casa común.
Sobre la Basura, la Biodiversidad, el agua,
la contaminación en general y lo hace
a manera de “contexto” de la crisis que
tenemos en “nuestra casa”, para pasar a los
efectos de esta condición en la sociedad,
la pobreza, la inequidad, la injusticia.
Cuestiona la debilidad de las reacciones
de la sociedad ante estos hechos y enfoca,
con meridiana claridad, a la persona
humana como el elemento crucial para
la solución de estos problemas; señala:
“La dificultad para tomar en serio este
desafío tiene que ver con un deterioro
ético y cultural, que acompaña al deterioro
ecológico. El hombre y la mujer del mundo
posmoderno corren el riesgo permanente
de volverse profundamente individualistas,
y muchos problemas sociales se relacionan
con el inmediatismo egoísta actual, con la
crisis de los lazos familiares y sociales, con
las dificultades para el reconocimiento del
otro.”
El señalamiento va directo a la persona,
destaca en esta problemática como
el consumismo de los padres afecta a
los hijos y compromete el futuro que,
aparentemente, están empeñados en
proteger y garantizar para ellos. Las
recomendaciones que señala van a los
gobiernos locales, a las organizaciones
internacionales,
a las corporaciones
económicas, todas ellas hechas con una
15
sencillez y claridad que no pueden ser ignoradas.
Hemos pasado ya por las declaraciones de la
ciencia, con la aridez propia de los conceptos
que toma tiempo a la sociedad comprender;
hemos pasado ya por las acciones políticas,
cuyos resultados se ven ensombrecidos aun
cuando algunas acciones sean propuestas y
ejecutadas con las mejores intenciones, los
filósofos que nos han nutrido con pensamientos
y reflexiones profundas aún quedan lejos del
ciudadano común, la voz del Papa Francisco,
con ese enfoque sencillo y directo, se presenta
entones no solo como una opción más, sino
como una posibilidad de incidir directamente
en la persona humana en el ámbito de la
conducta cotidiana que contribuya a que el
cambio de modelo de desarrollo, de conductas
individuales, puedan ser asimiladas de forma
individual y aplicadas de forma colectiva.
16
Simbiosis
¿OBSESIONARSE CON EL
CRECIMIENTO?...
NO TAN BUENA IDEA
Por: Gerardo Berges
Es común escuchar en estos días, que para
salir o mejorar la situación de un país o
sociedad, se recomienda “obsesionarse”
con el crecimiento, como si fuera la única
acción indispensable para el progreso;
ante esta posición, es importante señalar
que si bien es fundamental el crecimiento,
es imprescindible considerar otros
componentes del desarrollo. Por muchos
años, al hablar de desarrollo, nos hemos
concentrado solamente en uno de sus
componentes (la velocidad de crecimiento
económico), sin considerar otros aspectos
fundamentales del mismo como la
dirección y sentido, que implican contestar
las preguntas ¿hacia donde queremos
crecer? y ¿a costa de qué queremos lograr
ese crecimiento?.
En nuestro País, ha quedado demostrado,
que en la obsesión por crecer a toda
costa, no se consideró el mejoramiento
en la calidad de vida de sus habitantes
ni las repercusiones sobre el ambiente a
mediano y largo plazo.
¿No resulta paradójico que mientras somos
la decimocuarta economía del mundo,
en el Índice de Desarrollo Humano de
las Naciones Unidas estamos en el lugar
74º?1. Que exista una diferencia entre el
lugar 14 y el 74 entre estos 2 indicadores
no es casualidad ni soporta el menor
análisis de correlación.
El principal indicador de nuestra economía
es el Producto Interno Bruto (PIB), que fue
desarrollado durante la 2ª Guerra Mundial,
para medir la capacidad de producción
(armamentista principalmente) de un país
durante dicha Guerra2, y es prácticamente
el único indicador que seguimos utilizando
para ponderar el desempeño del País; en
este indicador se presume una relación de
explotación del Planeta por el hombre, en
el que no se considera la riqueza de los
bienes naturales (considerados solamente
como materia prima) sino solamente el
rendimiento productivo.
Parece ser que economistas y políticos
están obsesionados con el Producto
Interno Bruto (PIB), pues desde su
creación, ha sido el indicador mas ubicuo
de crecimiento económico y como una
aproximación de la salud y bienestar de
un país, aunque se sabe de su creador
que nunca fué esa su intención3 y es en
realidad una mera cuenta de productos
y servicios comprados y vendidos, en
lugar de diferenciar costos de beneficios,
actividades productivas de destructivas o
actividades sustentables de las que no lo
son. Es más, el PIB ignora todo lo que pasa
mas allá del intercambio monetario; de
hecho, el PIB crece cuando degradamos
o agotamos los recursos naturales. Este
indicador considera que poco o ningún
valor tiene un bosque, un arrecife o un
humedal; es decir no considera el capital
natural.
¿No es sintomático que la FAO4 señale
que el País perdió 155,000 ha. anuales de
selvas y bosques entre el 2005 y el 2010?,
¿No resulta absurdo que un país que
es el cuarto mas biodiverso del planeta,
experimente también una de las 5 mayores
tasas de deforestación a nivel mundial; asi
como erosión y sobre-pesca, pérdida de
ecosistemas y biodiversidad por citar solo
algunos de los problemas ambientales? Si
bien en economía se entiende que todo
tiene un precio, muchas veces éste no es
necesariamente económico.
¿No es obsesivo pensar solamente en
crecer o lograr un mayor dígito y no en
la calidad de vida, que por cierto también
implica un ambiente sano, mejor educación
y mayor esperanza de vida?
¿Podemos mantener estos escenarios
argumentando que es en beneficio y por
el “desarrollo” del País?
Simbiosis
Es tiempo de pensar que es necesario un
cambio en la manera de enfocar nuestras
metas económicas, tomando en cuenta no
solamente la velocidad, sino también el sentido
de crecimiento, es decir, hacia dónde queremos
crecer y cuál es el precio que estamos dispuestos
a pagar como sociedad y como gobierno.
¿No es hora de darnos cuenta que obsesionarse
solamente con el crecimiento no hará del
nuestro un mejor país?, en todo caso habrá que
obsesionarse con el índice de bienestar, que a
su vez implica el desarrollo económico.
¿No es hora de considerar que no es lo mismo
crecimiento económico que desarrollo? Es
importante enfatizar que el crecimiento
económico se refiere a un incremento de esta
variable, mientras que el desarrollo se asocia
con una mejor calidad de vida.
¿No debemos ya pensar en un crecimiento
verde; es decir (como lo define la OCDE)5
aquel basado en la innovación, inversión,
competencia, bajo en carbono y que haga surgir
nuevas formas de producción consistentes con
las limitaciones de los ecosistemas y capacidad
del medio ambiente?
¿No es tiempo de considerar qué forma de
crecimiento nos conviene a mediano y largo
plazo en lugar del enfoque de inmediatez que
brinda una taza de crecimiento puntual?.
¿Podemos decirle a la siguiente generación
que este modelo de crecimiento es el que les
conviene o simplemente que ellos también
“lo podrán sostener”?. Si la respuesta es “no”
entonces significa que algo estamos haciendo
mal y es momento para que nuestra –y
hasta ahora prioridad por el crecimiento-, sea
enfocada hacia un desarrollo mas armónico
con la naturaleza y con mayor justicia social no
solamente intra, sino también intergeneracional.
Es necesario que los gobiernos se decidan a
un cambio de grandes repercusiones que los
lleve a modificar el rumbo en las estrategias
y políticas públicas, basándose en la convicción
de que no es explotando los ecosistemas mas
allá de su capacidad de autorregulación (y
contaminándolos), como lograremos una mejor
calidad de vida para todos.
Fotografía por: FreeImages.com/Tyra Koppenol
No es obsesionándose con el crecimiento
lo que permitirá desarrollarnos como un
país próspero, rentable y con futuro, sino
aplicando una estrategia de desarrollo
con visión a largo plazo, que respete y se
apegue a limites de la naturaleza (y no a
la capacidad económica) para generar
sociedades con mayor conocimiento y
más preparadas, para que sean capaces de
mantenerse no por la explotación de sus
recursos naturales, sino por la generación
de conocimiento y mayor responsabilidad
aplicar el principio de que cualquier
decisión de este tipo, tiene un costo
que las actuales y futuras generaciones
tal vez no estén dispuestas a pagar; es
decir, concentrarse más en una economía
verde basada en la reducción de carbono,
alentando la innovación, considerando
los límites de la naturaleza, y siendo más
equitativa y más armónica con el medio
ambiente.
FUENTES
(1)
http://hdr.undp.org/en/countries/
profiles/MEX
(2) Cobb, Clifford, Ted Halstead, and
Jonathan Rowe. 1995. “If the GDP is up,
why is America down,” Atlantic Monthly:
October, 1995.
(3) Kuznets, Simon. 1934. National Income,
1929-1932. Senate document no. 124,
73d Congress, 2d session, 1934.
(4) Food and Agriculture Organization of
the United Nations, 2010. Global Forest
Resources
Assessment. Rome. Citado en www.ccmss.
or.mx
(5) www.oecd.org/greengrowth
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Simbiosis
¿SABÍAS QUE...?
La conferencia de París sobre el cambio climático finalmente
empieza a dar frutos.
texto final que luego fue aprobado. El
presidente francés recordó los atentados
que sacudieron París hace un mes. Y rogó
a los representantes de los 195 países
reunidos en la cumbre que apoyaran el
pacto, como finalmente ocurrió.
Periódico El país
Los 195 países reunidos en esa ciudad
aprobaron un acuerdo final que tiene
como objetivo de lograr que el aumento
de las temperaturas se mantenga bastante
por debajo de los dos grados centígrados
y compromete a los firmantes a “realizar
esfuerzos” para limitar el aumento de las
temperaturas a 1,5 grados en comparación
con la era pre-industrial.
BBC Mundo, 12 de diciembre del 2015
Entre los deberes de COP21 está
“movilizar” un fondo de 100.000 millones
de dólares anuales a partir de 2020.
A partir de 2025, se revisará al alza. A
este fondo también podrán aportar los
emergentes, aunque en su caso es una
posibilidad “voluntaria”.
El fondo anual se destinará a que los
Estados con menos recursos puedan
adaptarse al cambio climático; por ejemplo,
con medidas de protección por el aumento
del nivel del mar. También servirán para
que esos mismos países puedan crecer
económicamente pero con bajas emisiones
de dióxido de carbono.
Periódico El País.
En el acuerdo de COP21 Todos los países
firmantes deberán limitar sus emisiones,
aunque los desarrollados tendrán que
hacer un mayor esfuerzo y movilizar
100.000 millones de dólares anuales.
Periódico El país
La Cumbre Paris COP21 es “el primer
acuerdo universal de la historia de
las negociaciones climáticas”, recordó
François Hollande cuando presentó el
• Se declaró abierto a la firma en Nueva
York del 22 de abril de 2016 al 21 de abril
de 2017.
• El Acuerdo entrará en vigor 30
días después de la fecha en la que al
menos 55 Partes de la Convención que
sumen al menos el 55% del total de las
emisiones de gases de efecto invernadero
hayan depositado sus instrumentos de
ratificación, aceptación, aprobación o
adhesión.
• 188 países han preparado sus planes
previstos y determinados.
• La Bolsa de Londres pidió a los inversores
que firmen el Compromiso de Acción de
París.
• Hoy, más de 700 grandes ciudades,
regiones, empresas e inversores de
todo el mundo han prometido ayudar a
implementar el Acuerdo de París.
• Es el primer acuerdo climático universal
y legalmente vinculante.
• El Acuerdo de París considera:
Mitigación, transparencia, Adaptación,
Pérdidas y daños y Apoyo.
• En París, 195 naciones alcanzaron un
acuerdo histórico para combatir el cambio
climático e impulsar medidas e inversiones
para un futuro bajo en emisiones de
carbono, resiliente y sostenible.
• Es nuestra mejor oportunidad para limitar
el aumento de la temperatura global muy
por debajo de los 2 grados centígrados,
esforzarnos por limitar ese aumento a 1,5
grados centígrados.
• Se decide mantener el Mecanismo
Internacional de Varsovia para las
Pérdidas y los Daños relacionados con las
Repercusiones del Cambio Climático.
DE LA CARPETA DE
CARLOS RICO
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PALABRAS DEL AUTOR
Mi interés por los nudibranquios empezó
cuando empecé a fotografiarlos en la zona
norte de Baja California y a través del
lente de la cámara comencé a descubrir
sus diferentes formas, patrones de color,
que van mas allá de la imaginación que
crea historias y películas como Avatar.
Pienso que se quedan cortos cuando uno
descubre lo que la naturaleza y el proceso
de selección natural llegan a crear.
Estas imágenes son solo una muestra
de la riqueza que tenemos en nuestras
costas y que son poco conocidas; siempre
me llama la atención que hay buzos que
pagan por ir al otro lado del mundo para
tener la oportunidad de ver de cerca a
estos animales y desconocen que nosotros
los tenemos en nuestras propias costas y
que pueden ser una fuente de ingresos
para los apasionados que buscan verlos
de cerca, además del potencial que existe
en la investigación que puede derivar
del conocimiento y descubrimiento de
sustancias químicas que les permiten
reconocer su ambiente, defenderse y
atacar a los otros organismos con los que
cohabitan y de lo que poco conocemos.
Los invito a disfrutar una pequeña muestra
fotográfica de la rica variedad de formas y
colores que nos ofrecen estos organismos
y a conocer mas de ellos, que son unos
de mis favoritos para captar a través del
lente de la cámara, que aunque parece
fácil, tiene sus retos debido a su tamaño,
de los lugares donde viven, generalmente
con corrientes fuertes y muchas veces en
lugares de buceo de no fácil acceso.
Espero que disfruten estas imágenes
tanto como yo y despierten su interés
por conocer mas de estas creaturas tan
interesantes.
Carlos Rico
Buzo Profesional, Fotógrafo.
COLEGIO DE BIÓLOGOS DE
MÉXICO, A.C.