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Pierre Ronsard
POEMAS
(La presente obra ha sido incorporada a la biblioteca digital de www.ladeliteratura.com.uy con
fines exclusivamente didácticos)
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Pierre de Ronsard
« Prince des poètes et poète des princes »
(Castillo de Possonière, Loir-et-Cher, 1524 Saint-Cosme-en-l'Isle, 1585) Poeta francés. Tras
pasar su niñez en su tierra natal, se incorporó a la
corte en calidad de paje (1536). A raíz de un viaje
a Alsacia, contrajo una enfermedad que le dejó
casi completamente sordo y que le obligó a
renunciar a la carrera de las armas (1542). A
partir de entonces se dedicó a las letras. En Le
Mans conoció a Jacques Peletier (1543), quien
alentó su vocación, y en 1544 se instaló en París
como secretario y protegido de Lazare de Baïf.
Con Antoine de Baïf y Joachim du Bellay fundó
el grupo poético La brigade.
Inspiró a Du Bellay el manifiesto Defensa e ilustración de la lengua francesa (1549),
escrito contra la escuela de Marat, donde la nueva escuela propugnaba la
imitación de los clásicos grecolatinos. Los cuatro libros de las Odas (1550-1552),
con imitaciones de Píndaro y de Horacio, son su primera obra poética. Los
amores (1552), de inspiración petrarquista, y la Continuación de los amores (15551556), en la que canta su amor por la pastora angevina Marie con un tono más
personal, son importantes obras de transición, anteriores a sus dos libros de
Himnos (1555, 1556), en los que aborda temas políticos, filosóficos y religiosos.
En 1556 se empezó a utilizar el nombre de Pléyade para designar al grupo
poético que formaban él y sus seis compañeros. Nombrado capellán del rey
Carlos IX, se identificó con la causa de la monarquía católica en lucha con los
hugonotes, y desplegó sus dotes de polemista en una serie de Discursos (15621563).
El rey le propuso escribir un poema épico de tema nacional, pero el absoluto
fracaso de los cuatro primeros cantos de La Franciada (1572) sólo contribuyó a su
desprestigio, que aumentó con el advenimiento de Enrique III (1574), al ser
sustituido por Philippe Desportes. Su último gran libro fue Los amores de Helena
(1578), inspirado por Hélène de Surgères, dama de honor de Catalina de
Médicis. Murió casi completamente olvidado.
(Tomado de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/ronsard.htm)
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A SU AMADA
Mi pequeña palomita,
mi pequeña, toda linda,
perlita mía, besadme:
con la boca toda llena
de amor, quitadme la pena
de mi amoroso cuidado.
Cuando yo os diga: niña mía
acercaos, necesito
nueve besos a la vez,
dadme solamente tres,
como los que Diana guerrera
le. dio a Febo su hermano
y la Aurora a su viejo...
Luego, retirad la boca,
y lejos, toda esquivez,
huid con pie bullicioso.
Como un toro por el prado
corre detrás de su amada,
así yo, lleno de ira,
correré, loco, tras vos,
y sujeta con fuerte mano
os retendré, de igual modo
que un águila al tembloroso pichón.
Entonces, fingiéndoos ruborosa
de darme los otros besos,
iniciaréis vos el gesto.
Pero en vano estaréis colgada
de mi cuello, esperando
(los ojos un poco bajos)
perdón de mi pecho herido.
Pues en lugar de seis he de pediros
más besos que estrellas nunca
tuviera el cielo; más que arena
se acumula en la orilla
arrastrada por el agua
cuando airada se estrella contra las rocas.
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MADRIGAL
¡Que se rompa el espejo en que se mira
llenándose de orgullo tu hermosura!
Cuando me vuelvas a mirar con ira
ya no es tan bella, oh niña, tu figura.
¡Cuánto hace que por ti mi alma suspira!
¿Y mi anhelo, mi fe, mi pasión pura
no lograrán que a quien por ti delira
te muestres algún día menos dura?
¿Crees que durará tu primavera?
¡Pasará! Pasará cual languidece
en el jardín efímera la rosa.
¡No volverá la juventud ligera!
Coge ávida el placer que ella te ofrece
y sin amar no mueras, niña hermosa
CANCIÓN
Quienquiera conocer al Amor y a su esencia,
su arco, su fuego, sus rasgos y su aspecto,
cuáles son sus maneras y qué es lo que desea,
lea estos versos: voy aquí a describirlo.
Es un placer repleto de tristeza,
es un tormento ornado de alegría,
un desespero donde siempre se espera,
un esperar que siempre desespera.
Es como una nostalgia de juventud perdida
es como polvo expandido en el aire,
es pintar en el aire, es pretender a una
coger el viento y blanquear un moro.
Es falsa risa y dolor verdadero,
tener herido el corazón sin lamentarse,
es volverse criado en lugar de señor,
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es morir y nacer mil veces cada día.
Es cerrar a los amigos de la razón la puerta,
que triste languidece casi muerta,
para entregar la llave a la enemiga
que la recibe con el pretexto de ser amiga.
Es mil males por sólo una mirada
es estar sano y simularse enfermo,
es perjurar mintiéndose, y hacer
profesión de adular y complacer.
Es un gran fuego envuelto en poco hielo,
un bello juego relleno de falacias,
es un despecho, una guerra, una tregua,
un largo pensamiento, una palabra breve.
Es un por fuera disimular el gozo,
celando un alma que dentro solloza,
un mal tan agradable que uno anhela
consumirse por siempre en tan bello martirio.
Es una paz sin duración apenas,
es una guerra de combate extremado,
en donde el vencido recibe toda gloria,
y el vencedor no obtiene la victoria.
Es un error de juventud que elige
aun antes la prisión que la libertad.
Es un pensamiento que entre dudas no reposa,
y por objeto sólo tiene una cosa.
En fin, Nicolás, es amor unos celos,
una fiebre en un frenesí.
¿Qué mayor mal puede haber en el mundo
que tener por señor a una mujer?
Así, pues, para que tu corazón no caiga
bajo los lazos de tan sujeta ley,
si tú me crees, ten cuidado:
el arrepentimiento llega tarde.
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TOMA ESTA ROSA
Toma esta rosa -amable cual tú eres;
rosa entre rosas bellas la más rosa;
diosa en flor entre flores la más diosa
de las Musas, la Musa de Citeres.
Recíbela y ofrécele piadosa
tu seno, pues mi corazón no quieres...
(Corazón, rosa mustia, nada esperes;
sangre sin fin tu herida dolorosa.
La rosa y tú han sólo una semblanza:
no más un sol la rosa tendrá vida;
¡mil soles tú pervives de esperanza!
Si al menos, corazón, rosa transida,
marchitarte pudieras en bonanza,
cual la rosa en su pecho recogida! )
SONETO
¿Qué decís y qué hacéis, niña mía?
¿En qué soñáis? ¿Pensáis acaso en mí?
¿Acaso no os preocupa mi desmayo,
y este penar por vos que me envenena?
Por vuestro amor mi corazón se agita
y ante mis ojos yo os veo sin cesar,
ausente os escucho y aun os oigo,
y sólo vuestro amor suena en mi pensamiento.
Siempre están vuestros ojos, vuestras gracias
y encantos en mí grabadas y también los lugares
donde os viera danzar, leer y hablar.
Os tengo como mía, y si yo no soy mío,
vos sois la sola que en mi pecho respira,
mi ojo, mi sangre, mi desgracia y mi bien.
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SONETO PARA HELENA
Cuando seas anciana, de noche, junto a la vela
hilando y devanando, sentada junto al fuego,
dirás maravillada, mientras cantas mis versos:
«Ronsard me celebraba, cuando yo era hermosa»,
Ya no tendrás sirvienta que tales nuevas oiga
y que medio dormida ya por la labor
se despierte al oír el sonido de mi nombre,
bendiciendo el tuyo con inmortal alabanza.
Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos
reposaré junto a la sombra de los mirtos,
y tú serás una anciana junto al hogar encogida.
Lamentando mi amor y tu desdén altivo
Vive, créeme, no aguardes a mañana:
Coge desde hoy las rosas de la vida.