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Edición: Confederación de Empresarios de Aragón (CREA) Edificio CREA Avd. Ranillas, 16 50015 Zaragoza www.crea.es Coordinación: José María García López Departamento de Economía CREA Autores: José María Serrano Sanz (Director) Eduardo Bandrés Moliné María Dolores Gadea Rivas Jaime Sanau Villarroya Universidad de Zaragoza ÍNDICE INDICE Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Primera Parte: El estado de la cuestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 1.1. Sobre la naturaleza de la economía sumergida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 1.2. Los trabajos empíricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 1.2.1. Las vías de cuantificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 1.2.2. El estudio de las irregularidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 1.2.3. Estudios previos sobre España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Segunda Parte: Los resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 2.1. Modelo monetario de estimación de la economía sumergida . . . . . . . . . . . . . 24 2.2. La discrepancia renta-gasto y su distribución entre Comunidades Autonomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 2.2.1. Las estimaciones de renta regional del Instituto Nacional de Estadística: consideracionesmetodológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 2.2.2. La diversidad de estimaciones de la renta regional de Aragón . . . . . . . . 38 2.2.3. Una estimación de las regionales a partir del consumo . . . . . . . . . . . . . 46 2.2.4. Distribución regional de la economía irregular en España (1995) . . . . . 48 2.3. Las irregularidades laborales, un indicador complementario . . . . . . . . . . . . . . 52 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Apéndices . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83 3 Introducción INTRODUCCIÓN La existencia en las sociedades modernas de una actividad económica no recogida en las estadísticas oficiales, es un problema reconocido y aceptado generalizadamente desde hace decenios. Los intentos de conocer esa parte de la economía se enfrentan con dos tipos de dificultades, que, a pesar de su entidad, no han desanimado a múltiples investigadores. Unas son de orden conceptual, pues más allá de las estadísticas existen multitud de actividades económicas tan heterogéneas entre sí, que no se pueden reducir a un único problema; se hace necesario, en consecuencia, aclarar qué se quiere medir, antes de plantearse cómo hacerlo. Las otras dificultades son de orden práctico, pues no resulta sencillo penetrar en el funcionamiento, y menos aún en la cuantificación, de hechos que resisten con éxito a los sofisticados y complejos aparatos estadísticos y de control de los modernos estados desarrollados. La economía no oficial, oculta, sumergida, o con cualquiera de las denominaciones que se le conozca, es una realidad que no se distribuye de manera homogénea en el espacio, como tampoco lo hace en los distintos sectores económicos. Por este motivo no es un plus que se pueda añadir a las estimaciones oficiales de renta. Así parecen confirmarlo, además, los trabajos en los que se hacen comparaciones internacionales con criterios similares. Estas son razones suficientes para presumir que tampoco en un solo país, España, las irregularidades se distribuyen de forma homogénea entre las diversas comunidades autónomas. El presente trabajo se plantea un doble objetivo: medir la economía sumergida en España, y además, investigar su distribución espacial. Se divide para ello en dos grandes apartados. En el primero se traza un estado de la cuestión. En el segundo se presentan los resultados aquí alcanzados. 4 Introducción Se ha realizado, primero, una estimación de la economía sumergida a través de un modelo monetario, que es la vía más reconocida en la literatura. El modelo monetario tiene, sin embargo, una limitación para el planteamiento realizado hace un momento: sólo permite hacer una estimación nacional, porque la circulación monetaria tiene tal carácter, y no se conoce su distribución territorial. Los modelos que exploran las discrepancias entre renta y gasto, en cambio, hacen posible superar ese problema. Parten del supuesto de que los datos de gasto obtenidos a través de encuestas son más fiables que los de ingresos y permiten detectar la presencia de rentas irregulares. En España la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística, es el documento adecuado para explorar esta vía, pues proporciona información provincial y de comunidades autónomas. A partir de ella se ha elaborado un índice para distribuir espacialmente la economía sumergida entre las comunidades autónomas. Finalmente, se ha examinado en el tercer capítulo de esta segunda parte el mercado de trabajo, pues en él se refleja en buena medida la realidad de la economía oculta. El mercado de trabajo como vía para el estudio de la economía sumergida tiene limitaciones, pues no se pueden traducir automáticamente las irregularidades detectadas en renta, ya que no se conoce la productividad en este tipo de trabajo, pero hemos decidido analizarlo como un indicador complementario, dada la trascendencia de la cuestión. El trabajo finaliza con unas conclusiones, en las que se recogen los principales resultados alcanzados, los Apéndices, en los que se ofrece información complementaria, y una Bibliografía con los libros, artículos y documentos citados en el texto. 5 primera parte EL ESTADO DE LA CUESTIÓN El estado de la cuestión 1.1. SOBRE LA NATURALEZA DE LA ECONOMÍA SUMERGIDA La primera dificultad con que tropieza un trabajo sobre la economía sumergida es -como se acaba de señalar- la misma delimitación del objeto de estudio. Con el término aquí propuesto (y con cualquiera de las múltiples alternativas que se barajan en otros trabajos: economía oculta, negra, paralela, subterránea, irregular, clandestina, etc.) se evoca una actividad económica que permanece en la sombra. Sin embargo, hablar de sombras contiene elevadas dosis de ambigüedad, pues una cosa es permanecer fuera del campo visual de las estadísticas, otra de los inspectores de hacienda, de los controladores del ámbito laboral, de la misma policía o del mundo conceptual de los economistas. Es decir, una parte de la economía sumergida lo es por motivos estadísticos, otra por razones fiscales o de legislación laboral, una parte por estar constituida por actividades ilegales y otra más porque los economistas no están de acuerdo sobre si incluirla o no en la actividad económica medible y en su caso cómo hacerlo. En ocasiones los economistas son quienes envían a conciencia a una actividad productiva al reino de las sombras, como ocurre con el trabajo doméstico, que se realiza en el seno de la familia, o con la ayuda altruista que se presta a los amigos. En otras son los agentes económicos que protagonizan la actividad quienes tienen empeño en ocultarla, bien porque se trata de algo ilegal, o bien porque desean evadir impuestos o no respetar regulaciones. Finalmente hay problemas meramente estadísticos para contabilizar ciertas operaciones legales, en mundos tan complejos como el de las sociedades desarrolladas, a pesar del impresionante aparato administrativo de que se suelen dotar. De manera que las definiciones posibles son múltiples y la casuística inagotable y aunque ello no impide que se pueda seguir avanzando, si exige unas ciertas precisiones conceptuales en los comienzos del trabajo. 8 El estado de la cuestión Especialmente porque la delimitación del objeto de estudio determina, de un modo decisivo, la metodología a emplear para su conocimiento. Cowell (1995) ha planteado gráficamente de un modo sencillo y eficaz una propuesta que puede resultar útil para introducir la cuestión (Gráfico 1). La producción total (I) incluye dos grandes áreas: la oficialmente contabilizada (II) y la que no aparece en las estadísticas (I-II).Ambas se dividen, a su vez, en otras dos áreas. La primera comprende la economía legal registrada en las estadísticas (b) y aquélla que siendo sumergida desde la perspectiva del fisco o las autoridades laborales, acaba por ser contabilizada debido a los cruces de información con que trabaja el aparato estadístico; por ejemplo, por vía del gasto que realizan los agentes que defraudan (g). La segunda incluye la actividad económica que no se considera a efectos estadísticos, como el trabajo doméstico del ama de casa (a) y la economía sumergida que se oculta al ámbito de lo puramente estadístico (d). En consecuencia, la economía sumergida (área III), en sentido estricto, estaría formada por la suma de las dos áreas GRAFICO 1 PRODUCCIÓN TOTAL, PRODUCCIÓN OFICIAL Y ECONOMÍA SUMERGIDA 9 El estado de la cuestión señaladas (g, d) y de aquellas actividades que no aportan producción, aunque representan fraude, por ejemplo la defraudación en las prestaciones sociales (e). Obsérvese que no se establece en ella distinción alguna entre la legalidad o ilegalidad en último extremo de las actuaciones que dan origen a la economía sumergida y tampoco es determinante el criterio estadístico; el punto crucial en esta definición es la existencia de ocultación para las autoridades fiscales o reguladoras. La presentación que hace Feige (1989) del problema es igualmente interesante, aunque algo más compleja y abierta (Gráfico 2). La actividad económica se puede clasificar de acuerdo con cuatro criterios: su presencia en el mercado, su status legal, su status estadístico y su relación con las cuentas nacionales. Cada uno de ellos determina la existencia de diversas fronteras, que permiten separar en distintos componentes el conjunto de la actividad económica. La producción dirigida al mercado no sólo es la parte decisiva de la economía, sino que el proceso de desarrollo moderno ha consistido, en buena medida, en ampliar las fronteras de la misma. El mercado, sin embargo, puede canalizar tanto actividades consideradas legales, cuanto otras caracterizadas como ilegales; en Estados Unidos -que es la referencia de Feige- las actividades ilegales no se contabilizan en las cuentas oficiales1 y también algunas de las actividades legales pueden ocultarse; de ahí que la frontera superior E-F esté por debajo de C-D.Todas esas transacciones de mercado ilegales y ocultas, utilizan dinero para los intercambios y por eso constituyen lo que el autor denomina “sector monetario no observado”, la parte esencial de la economía sumergida, que es susceptible de ser conocida a través del comportamiento de las variables monetarias. 1. El mismo Feige admite, sin embargo, una complejidad adicional y es que algunas actividades ilegales pueden aparecer finalmente en las estadísticas oficiales, tras el “blanqueo” del dinero que es producto de ellas (p. 19). 10 El estado de la cuestión GRAFICO 2 La actividad que no se canaliza a través del mercado también se puede dividir en legal o ilegal. Dentro de la primera, una parte se estima para ser imputada en las estadísticas oficiales, pero otra permanece no registrada junto con las actividades ilegales. Todo ello resulta muy difícil de conocer, ni siquiera a través de estimaciones indirectas, pues al no aparecer en los mercados no utiliza dinero: son el “sector no monetario no observado”, que junto con el sector monetario no observado forman la ECONOMÍA oculta que permanece al margen de las estadísticas oficiales. Estas se forman con la suma de renta registrada y renta imputada, que en conjunto son el producto nacional bruto estimado, que aparece delimitado (en el Gráfico 2) por las fronteras G-H superior e inferior. Se podrían presentar, adicionalmente, muchas otras taxonomías de la actividad económica para delimitar los contornos de lo que diversos autores entienden por economía sumergida, pero los términos esenciales de la cuestión ya están planteados y será más útil ahora recapitular, para continuar adelante en nuestra propia investigación de la economía oculta en España. 11 El estado de la cuestión Entre la producción o la renta recogida en las cifras oficiales y la que realmente se alcanza en un país durante un año, existe un amplio espacio inexplorado en las estadísticas. En ese espacio caben tres categorías distintas de hechos económicos, más allá de los problemas estrictamente técnicos que plantean los errores estadísticos, a los que no nos referiremos, porque son cada vez menos significativos en los modernos sistemas de información con que cuentan los países desarrollados como España. En primer lugar existe una producción que no es objeto de intercambio en ningún mercado y no cuenta, en consecuencia, con el dinero como instrumento; el trabajo doméstico en el seno de la propia familia es el ejemplo típico de ella. Esta clase de actividad no entra en la consideración de los economistas y resulta muy difícil de estimar, pues apenas deja rastros en otras variables económicas conocidas, de modo que, convencionalmente, se deja también al margen en los intentos de estimar la economía sumergida. Ésta se encuentra formada por los otros dos tipos de actividades económicas que ocupan el espacio entre las cifras oficiales y el conjunto de la producción. Una es la actividad que, pudiendo ser legal por su naturaleza, se oculta conscientemente a las autoridades con objeto de evadir impuestos o incumplir regulaciones. Otra es la producción de bienes o servicios declarados ilegales en las normas de cada país. Debe hacerse notar que una parte de la actividad oculta y también una parte de la ilegal sí pueden estar recogidas en las estadísticas oficiales de renta, puesto que el producto de ellas es susceptible de ser parcialmente “blanqueado”, o aparecer mediante informaciones cruzadas a los ojos del estadístico -cuya perspectiva agregada preserva el anonimato-, aunque continúe velada para inspectores administrativos, policías o jueces, que necesitan sujetos concretos. El reconocimiento de que una parte de la actividad económica real se desenvuelve en una zona de sombra, plantea dos tipos de problemas de muy distinta naturaleza. En primer lugar, problemas de información, pues aceptar la existencia de economía sumergida introduce incertidumbre acerca de las 12 El estado de la cuestión magnitudes reales de la economía. La renta estimada en las estadísticas oficiales podría estar infravalorada por no recoger el conjunto de las actividades sumergidas, aunque -como se acaba de señalar- una parte de ellas habrá aflorado, bien a causa de los propios agentes (blanqueo), bien por el aparato estadístico (cruce de informaciones entre producción, renta y gasto). El hecho de que una parte de la actividad económica calificada como sumergida, esté recogida en las cifras oficiales complica, naturalmente, su cálculo, pues abre incertidumbres respecto a la proporción en que eso suceda. No cabe, en consecuencia, encontrar una cifra que represente a la economía sumergida y agregarla a la oficial, pues entre ambas existe una zona de convergencia. El segundo género de problemas que plantea la aceptación de la economía sumergida como una realidad es de un orden distinto; es un problema de equidad. Aceptar la economía sumergida como un fenómeno relevante equivale a reconocer que todos los agentes económicos no operan bajo el mismo marco institucional. Quienes respetan la legalidad asumen unos costes de funcionamiento, en forma de impuestos pagados y regulaciones que pueden traducirse en cargas, muy diferentes de aquellos que ocultan toda o una parte de su actividad. En los modernos estados donde la presión fiscal y reguladora es muy intensa, la diferencia entre soportarla o no, es también considerable. Como se trata de sociedades donde lo público tiene un componente distributivo elevado, pues se proporcionan gratuitamente o a precios subvencionados a los usuarios multitud de bienes, como la sanidad, la educación o ciertas infraestructuras, la actividad sumergida es una forma clave del comportamiento de los free riders o gorrones. Esto nos lleva como por la mano a los motivos de la existencia de economía sumergida. Como estímulo a la ocultación, actuará el beneficio esperado de la misma, que crecerá cuanto más elevados sean los costes impuestos por la fiscalidad o las regulaciones. Como freno operará la intensidad de las sanciones y la certidumbre respecto a su cumplimiento, ponderada por la probabilidad de 13 El estado de la cuestión ser descubierto. Todo ello variará de unos agentes económicos a otros, entre sectores productivos y también espacialmente, ya que no todos tienen las mismas posibilidades de ocultación, ni pueden esperar idénticos beneficios. Sobre este esquema general de comportamiento, que describe el cálculo esperable de un agente racional, actúan otros principios, que podemos denominar culturales, y que lo modulan; por ejemplo, la moralidad fiscal o el papel de la reputación.Y más allá de esto, aparece la decisión personal de cada agente económico, que puede elegir el respeto a la legalidad, actuar al margen de ella, transgrediendo normas periféricas, o bien operar en la estricta ilegalidad. Sin embargo, no se puede ignorar que las normas no son neutrales e inducen en alguna medida el comportamiento de los agentes económicos, de modo que una presión elevada estimulará la ocultación.Y eso, sin duda, perjudica la equidad, que aparentemente se quiere preservar. El mercado de trabajo en España, del que se afirma está dualizado, es ilustrativo de los problemas de equidad aludidos. Ahora bien, la falta de equidad introducida por la existencia de actividades irregulares, no se limita a una dimensión personal o sectorial, sino que también tiene una traducción territorial. En la medida en que la presencia de la economía sumergida no es homogénea en el espacio, las cifras oficiales de renta para cada territorio pueden discrepar de las reales.Al ser tomadas las primeras como base para llevar a cabo una política redistributiva, resultará ésta tanto más injusta cuanto mayores sean las diferencias entre las dos rentas. Las regiones con una economía sumergida importante recibirán un mejor trato que aquéllas en que las cifras oficiales y reales estén muy próximas. Y no se piense que se trata de un tema menor en España, pues es el papel redistributivo en lo territorial asumido aquí por el Estado está entre los más activos de la Unión europea, como puede constatarse en múltiples trabajos. La sola evocación del Fondo de Compensación Interterritorial, o los mismos fondos estructurales europeos ilustran la magnitud de tema. De ahí que para tener una visión completa de los problemas de equidad que plantea la existencia de actividad económica irregular, hayamos considerado imprescindible explorar su dimensión espacial. 14 El estado de la cuestión 1.2. LOS TRABAJOS EMPÍRICOS Desde que el fenómeno de la economía sumergida fue reconocido como una realidad insoslayable, se han ensayado en diversos países multitud de fórmulas para acercarse a un conocimiento preciso del mismo. En términos generales puede hablarse de dos tipos de trabajos: los que aspiran a una cuantificación global de la economía que no aparece en las estadísticas y los que aportan información relevante sobre aspectos parciales del problema, sin pretender homogeneizar lo sumergido con la renta conocida. Los primeros se fundan en estimaciones indirectas de la renta oculta, para las que se utilizan habitualmente informaciones estadísticas disponibles, que no han sido elaboradas ni diseñadas a propósito para conocer la economía sumergida. Se basan en el supuesto de que las actividades sumergidas dejan rastros en el comportamiento de ciertas variables, que, adecuadamente tratadas, permiten un conocimiento bastante preciso de la economía que se oculta bajo la superficie registrada en las estadísticas. Son los modelos monetarios, los basados en las discrepancias entre renta y gastos y los denominados por Cowell “modelos blandos”. Los trabajos aludidos como de objetivo parcial, son aquellos en los cuales no se trata de estimar el valor de la renta producida y no registrada, sino de describir las razones y formas de la ocultación. No interesa el cuánto, sino el cómo se produce la disociación de una actividad respecto a la economía oficial. La información así obtenida acostumbra a ser de tipo cualitativo y por eso sus resultados son difíciles de comparar. Los ámbitos más estudiados en estos análisis son el mercado de trabajo y la ocultación fiscal, pues se presume que en ellos se concentra buena parte de las irregularidades. Los métodos de estudio son directos, con utilización de encuestas y recurso a paneles de expertos. Aparte del problema que representa no concluir en una cifra precisa de renta oculta, este tipo de trabajos tiene el inconveniente de su ele- 15 El estado de la cuestión vado coste, cuando se pretende una representatividad suficiente, y la dificultad de conseguir la colaboración de los agentes implicados, en el caso de las encuestas selectivas. 1.2.1. Las vías de cuantificación A) Modelos monetarios Los primeros enfoques monetarios en la estimación de la economía sumergida se deben a Gutmann (1977), aunque después la literatura ha utilizado preferentemente esta aproximación. Los pilares básicos del modelo son la definición de la economía sumergida como respuesta a la fiscalidad y el supuesto de que ésta se canaliza básicamente hacia el dinero en efectivo. En síntesis, el fundamento del enfoque monetario consiste en suponer que las actividades irregulares inducidas por la actividad fiscal del Estado producen un exceso de demanda de efectivo. De esta forma, la estimación de la función de demanda de efectivo mostrara una elasticidad renta muy elevada y no estará correctamente especificada si no se incorporan a la ecuación variables de carácter fiscal. Los parámetros asociados con dichas variables permiten conocer la sensibilidad del efectivo ante modificaciones en la carga tributaria y, en suma, estimar por defecto la proporción de efectivo demandado por actividades legales e irregulares. La conversión de este efectivo en renta se realiza multiplicándolo por la velocidad-renta de circulación, lo que obliga a realizar supuestos sobre el agregado monetario más apropiado. 16 El estado de la cuestión B) Discrepancias renta-gasto El denominado método de las discrepancias entre renta y gasto se apoya en la existencia de diversas vías de estimación de la renta, entre las que pueden existir discrepancias que no sean de carácter meramente técnico. Estas discrepancias, a un nivel agregado, están normalmente resueltas por el propio aparato estadístico oficial, de forma que las cifras finales son coincidentes. Sin embargo, si se dispone de gastos e ingresos detallados por familias, se pueden encontrar pautas de comportamiento desagregado que descubran rentas sumergidas. La idea subyacente en que en una encuesta se responde de un modo más fiable a las preguntas sobre los gastos que a las relativas a ingresos, pero a través de las primeras respuestas se pueden conocer las verdaderas rentas. Este planteamiento ha sido utilizado en estudios internacionales para Gran Bretaña y Noruega2, tratando de aislar grupos sobre los cuales existe la presunción de que son particularmente sensibles a la economía oculta, para estudiarlos detenidamente. Analizados sus gastos y supuesta una determinada propensión al consumo, se calcula la renta que habría de corresponderles. En España este tipo de aproximaciones no se han realizado hasta la fecha. En el presente trabajo hemos introducido una novedad respecto a la literatura internacional citada, y es utilizar las discrepancias entre renta y gasto, para conocer la economía oculta en las diferentes comunidades autónomas, en lugar de explorar las irregularidades en ciertos colectivos sociales. 2.Véase Dinot y Morris (1981), Smith (1986), Esachen, Kouland y Strom (1982) e Isachen, Samuelsen y Strom (1985). 17 El estado de la cuestión C) Modelos estimados con determinantes múltiples y sin conocer la variable endógena Estos métodos, denominados por Cowell (1996) “modelos blandos”, tratan de averiguar la renta sumergida a partir de un conjunto de indicadores y supuestos unos coeficientes, que traducen en renta los citados indicadores de irregularidades. Lógicamente los resultados son muy sensibles a los citados coeficientes y el grado de arbitrariedad con el que debían adoptarse los mismos era considerable, por lo que estos modelos han recibido muchas críticas. Para contrarrestarlas los trabajos se hacían casi siempre con grupos amplios de países, de forma que se pudieran aquilatar mejor los coeficientes. Diversas variantes de estos modelos se utilizaron con cierta profusión en la primera mitad de los años ochenta, ligados casi siempre al nombre de Bruno Frey3. 1.2.2. El estudio de las irregularidades A) El mercado de trabajo La realización de actividades ocultas requiere la contratación de trabajo, capital y otros recursos por parte de las empresas. De ahí que numerosos autores hayan intentado cuantificar la economía oculta a partir de la información existente acerca de los factores productivos, particularmente del factor trabajo, utilizando tanto procedimientos indirectos como directos. 3. Frey y Pommerehne (1982), Frey y Weck (1983a, b, 1985),Weck, Hanneman y Frey (1985). 18 El estado de la cuestión Las investigaciones que pretenden estimar la economía oculta a través del estudio de la irregularidad laboral presentan, al menos dos serios inconvenientes. Por un lado, ha de tenerse en cuenta que el empleo irregular es sólo una parcela de la economía oculta. Y, por otro, que para derivar una estimación del tamaño de la economía oculta en términos de PNB, hay que conocer la productividad de los trabajadores irregulares, sobre la cual sólo puede conjeturarse es que seguramente es inferior a la del empleo irregular. B) La fiscalidad La economía paralela o sumergida supone una merma en la recaudación fiscal. De ahí que, las autoridades fiscales se interesen por su conocimiento y dimensión y traten de obstaculizar su existencia. A pesar de este interés, la mayoría de las administraciones tributarias no suele informar ni sobre el tamaño ni sobre la evolución de la economía sumergida. Como ha señalado anteriormente la economía oculta se puede estimar con métodos directos o indirectos. En el caso de la fiscalidad, los primeros consisten en investigaciones por encuesta de respuesta voluntaria, e investigaciones o comprobaciones de los servicios de inspección de las administraciones de Hacienda y de la Seguridad Social. En cuanto a los procedimientos fiscales indirectos los hay de dos tipos: unos estiman la parte de PIB oculta a partir de un volumen previamente estimado de fraude; otros, comparan los agregados deducibles de las estadísticas fiscales con los que elabora a través de las estadísticas oficiales. 19 El estado de la cuestión 1.2.3. Estudios previos sobre España En España, siguiendo las pautas de otros países, se han realizado algunos estudios sobre la economía sumergida. Los intentos de cuantificación de la renta oculta se han llevado a cabo por la vía monetaria en exclusiva y han sido tres. En cambio han sido muy numerosos los trabajos consagrados al estudio de las irregularidades en el mercado de trabajo. Sin duda lo elevado del nivel de desempleo y la conciencia de que la normativa laboral era extremadamente rígida en España, han llevado al ánimo de los investigadores la presunción de que las irregularidades en ese ámbito habían de ser abundantes. De una parte, como respuesta al desempleo y explicación complementaria de la no alteración del equilibrio social, a pesar de paro tan elevado. De otra, como respuesta de mercado -mercado negro- a los controles y regulaciones. Sin embargo, la mayor parte de los trabajos tienen un carácter micro, pues consisten en el análisis de una pequeña zona geográfica (una provincia, una comarca,...) y de ciertos sectores sensibles. Casi todos ellos utilizan procedimientos directos con encuestas. Solamente dos grandes trabajos: uno de 1986 y otro de 1993 abarcan un ámbito nacional.También en relación con la fiscalidad se han explorado las zonas ocultas, aunque con escaso fruto. 20 El estado de la cuestión 21 segunda parte LOS RESULTADOS Los Resultados 2.1. LA ECONOMÍA SUMERGIDA EN ESPAÑA: MODELO MONETARIO La estimación de la economía sumergida en España a través de un modelo monetario se enmarca en una metodología derivada de la propuesta por Tanzi, que es la más acreditada en los trabajos internacionales y además permite conocer su evolución a lo largo del tiempo. Los modelos monetarios parten del supuesto de que las actividades irregulares utilizan el dinero en efectivo como medio de pago preferente. De ahí resulta que el efectivo requerido por la economía responde, en una parte, al peso en la misma de las actividades sumergidas, y éstas se pueden conocer a través de la estimación de una función de demanda de efectivo. De entre todos los agregados monetarios posibles se ha elegido el efectivo en manos del público, (en adelante, EMP) como variable preferida por las actividades sumergidas y el periodo, de referencia comprenderá los años 1964 a 1995, para tener una muestra sufi- GRAFICO 3 EVOLUCIÓN DEL EFECTIVO EN MANOS DEL PÚBLICO 24 Los Resultados cientemente amplia que permita una estimación econométrica más refinada. La elección de una etapa tan dilatada en el tiempo hace complejo el conseguir una relación estable entre el efectivo y sus principales determinantes, pues en ella han confluido algunos importantes factores de perturbación, como la transformación radical del esquema tributario o un acelerado proceso de innovación financiera. Una simple ojeada a la evolución del efectivo en manos del público en términos reales, confirme esta impresión de complejidad (Gráfico 3).Tras un periodo de moderado crecimiento, hasta 1977 y otro de retroceso y estabilización, hay que resaltar su espectacular crecimiento durante el periodo 1986-1991, que no se corresponde ni con la evolución de los precios, ni con el fenómeno de innovación financiera que amplía notablemente los medios de pago. La desaparición o mayor control fiscal de instrumentos financieros opacos en momentos de elevada presión tributaria, parece haber tenido efectos expansivos sobre la demanda de efectivo4. Otro tanto sucede si se relaciona el efectivo en manos del público con otro agregado monetario más amplio, los activos líquidos en manos del público (en adelante, ALP), o con el Producto Interior Bruto (Gráfico 4). La demanda de efectivo disminuye en relación con otros activos alternativos y en proporción al PIB hasta 1985, y a partir de ese momento inicia una senda ascendente. El dinamismo de la actividad 4. Jareño y Delrieu (1993) afirman que las altas tasas de expansión de la circulación fiduciaria durante los ochenta se deben a la utilización del efectivo para materializar actividades que escapan del control impositivo ante la desaparición de otro tipo de activos opacos fiscalmente. Para apoyar este argumento estiman, en primer lugar, el atesoramiento de acuerdo a la vida media de los billetes en circulación discriminando según su valor, supuesto que los billetes de mayor valor tienen una vida más larga. Ahora bien, el atesoramiento no sólo esta originado por las transacciones sumergidas, aunque sí parece inducido por fenómenos de carácter fiscal.Y en segundo lugar, plantean a partir de Baumol y Tobin una función de demanda de efectivo distinguiendo dos componentes: la producida por transacciones legales y el atesoramiento. El efectivo demandado por las primeras dependerá de la renta legal, del coste de oportunidad y las segundas, además de la renta ilegal y su coste de oportunidad, de la probabilidad de que las autoridades detecten la presencia de rentas sumergidas y la penalización que le apliquen. Mientras que la demanda de efectivo asociada a actividades legales es totalmente rígida ante los fenómenos fiscales, la asociada a la economía irregular es muy sensible. La consecuencia de lo anterior es que la elasticidad renta que resulta cuando la estimamos a partir de los datos observados de EMP e Y es mucho mayor que la que obtendríamos si tuviésemos en cuenta la presencia de rentas sumergidas. 25 Los Resultados económica durante ese periodo que incentiva la aparición de economía sumergida5, la elevación de la presión fiscal, la materialización de importantes plusvalías inmobiliarias y el endurecimiento de la legislación sobre activos financieros opacos (en 1986, 1989 y 1991) son algunos de los factores que pueden explicar el aumento de la demanda de efectivo. GRAFICO 4 EL EMP EN PROPORCIÓN A LOS ALPS Y AL PIB En consecuencia se ha planteado la siguiente función de efectivo donde, además de las variables habituales como renta y tipo de interés, se incluyen otras que recogen el proceso de innovación financiera, la presión fiscal y los cambios en la legislación que afectan a los activos financieros: 5. En un reciente artículo Giles (1997), utilizando el test de cointegración de Granger, destaca la relación de causalidad que existe de la economía legal a la sumergida. El autor concluye que en periodos de bonanza económica aparecen mayores incentivos para realizar actividades irregulares que escapen del control fiscal. 26 Los Resultados E=f (Y, P, R, INNV,T, F) donde E= efectivo en manos del público en términos reales. Y= renta real, representa la demanda de efectivo para realizar transacciones económicas. P= IPC. La inflación como proxy del coste de oportunidad de mantener posiciones en efectivo frente a activos reales. R= varias opciones TiCORTO, TiMOISES, TiOBLELEC, INTERB3M, (*) tiALP. Los tipos de interés recogen el coste de oportunidad frente a otros activos líquidos. INNV= Los ALPs una vez deducido el EMP. El proceso de innovación financiera reduce la demanda de efectivo al aparecer otros medios de pago alternativos. T= DIR, IND, CSS, PREFIS, DIRT. (*) Diferentes medidas de presión fiscal. F= variable ficticia representativa del endurecimiento de la legislación sobre la utilización de activos opacos fiscalmente. Las últimas variables requieren alguno comentario adicional. La elección de los tipos de interés a corto resulta muy compleja para el periodo seleccionado por estar regulados durante buena parte del mismo. Por ello hemos trabajado con los siguientes tipos de interés: - hasta 1983 el IPC, desde 1984 el tipo medio de los depósitos inferiores a un año en bancos y cajas de ahorro (TICORTO). - el propuesto por Corrales y Taguas (1991) hasta 1988 y a partir de entonces la media simple de los tipos de cajas y bancos para depósitos inferiores a un año (TIMOISES). - el tipo de interés de la obligaciones eléctricas (TIOBLELEC). (*) Se aplican más adelante 27 Los Resultados - desde 1973 el tipo de interés del mercado secundario a tres meses (INTERB3M). - el tipo de interés de los ALPs calculado como la media ponderada de los tipos de depósitos a la vista, de ahorro y a plazo a los que se les añaden en años sucesivos el de los pagarés y las letras.Tiene el inconveniente de que la mayor parte del periodo los primeros están regulados (TIALP). Respecto a las variables fiscales se han seleccionado el porcentaje de impuestos directos sobre el PIB (DIR), el de impuestos indirectos (IND), el de directos más cotizaciones sociales (DIRCSS), la presión fiscal total (PREFIS) y la proporción de impuestos directos sobre el total de impuestos (DIRT). La variable ficticia F (LEGFIS) que representa gradualmente la eliminación de activos opacos fiscalmente y, por tanto, la desaparición de otras vías alternativas al efectivo para ocultar la renta procedente de actividades irregulares6. Esta variable toma los siguientes valores: - 0 entre 1964 y 1984. - 1 entre 1985 y 1987. - 2 entre 1988 y 1989. - Y 3 a partir de 1991. Los escalones se explican del siguiente modo: - en 1984 junto con la Ley de reforma del IRPF se aprueba la Ley para el régimen fiscal de determinados activos financieros impone 6. Para aproximar dichos factores Jareño y Delrieu (1993) utilizan varias variables ficticias: impulso en el primer trimestre de 1983 (primer gobierno socialista, expropiación de Rumasa), escalón a partir del segundo trimestre de 1985 que recoge la reducción de activos financieros opacos y la introducción del IVA que no sólo supone un incremento de la presión fiscal sino también un mayor control sobre dicho objeto imponible; y, por último una variable escalón en el primer trimestre de 1989 correspondiente a la intensificación del control fiscal. 28 Los Resultados las retenciones y la obligación de tributar sobre activos hasta ese momento exentos. - a partir de 1988 y en 1989 se producen un conjunto de causas cuyo denominador común es el endurecimiento de la legislación fiscal. La reducción en 1988 de tipo de interés medio de los Pagarés (un importantísimo vehículo de economía sumergida), la investigación por parte del Ministerio de Hacienda de las operaciones de seguro de prima única, la regulación en 1989 de las trasferencias de activos privados y la limitación de la emisión de pagarés forales. - en 1991 la Ley de Renta que contempla la eliminación de los pagarés del Tesoro. Los que están en manos de particulares pueden convertirse en deuda pública especial que desaparecerá paulatinamente hasta 1997. Los que tenía el sistema crediticio para cubrir el coeficiente de inversión obligatoria desaparecen con éste en 1993. Una vez se ha seleccionado el conjunto de variables, la función de demanda de efectivo quedaría especificada del siguiente modo: l nEMP= α + α l nY + α l nP + α l nR + α l nI NNV + α lnT + α F + ε 0 1 2 3 4 5 6 Para su estimación se ha optado por un método general dinámico, a fin de eliminar los problemas habituales de no estacionariedad de series temporales e incorporar sus efectos dinámicos al cálculo de las elasticidades a largo plazo.Adicionalmente se ha utilizado la técnica de cointegración de Johansen y el mecanismo de corrección del error. (Los resultados en el Apéndice nº 1) En primer término se ha regresado la variable endógena (EMP) con sus determinantes habituales (renta y tipos de interés), con objetivo de comprobar su estabilidad y comparar resultados, una vez incorporadas las variables fiscales. Las estimaciones permiten obtener las siguientes conclusiones. La función de demanda de efectivo no está correctamente especificada a partir de la renta y los 29 Los Resultados tipos de interés en cualquiera de sus variantes. En realidad, éstos últimos resultan irrelevantes en la explicación del efectivo en manos del público; resulta mucho más significativa la evolución del nivel de precios. Del mismo modo, la variable que representa la innovación financiera no aumenta la capacidad explicativa del modelo. Sin embargo, la incorporación de la variable ficticia LEGFIS, que recoge los cambios en la legislación fiscal, mejora notablemente los resultados. Las variables PIB e IPC resultan significativas y los test de raíces unitarias confirman sus efectos a largo plazo y la existencia de cointegración entre ellas y la variable endógena. En estas condiciones se introducen las variables fiscales con el objeto de estimar la respuesta de la demanda de efectivo ante la evolución y el cambio en la tributación. De entre ellas DIR y PREFIS son las que arrojan mejores resultados desde el punto de vista econométrico. En ambos casos la significatividad del término de error y los test propuestos por Johansen garantizan la estabilidad de la relación a largo plazo. Tras estimar los parámetros a se puede calcular la demanda de EMPt, tanto por los motivos habituales de demanda de efectivo como por motivos de ocultación de rentas y si se realiza el mismo cálculo eliminando las variables fiscales T y F se obtiene el nivel de efectivo demandado únicamente por motivos legales. Nótese que para realizar este cálculo es necesario precisar el año base. En caso de tomar el inicial, 1964, se supone constante durante todo el periodo la presión fiscal de ese año, aunque también cabría suponer constante la presión fiscal del año en que fuese menor. Otra alternativa consiste en tomar como cero la presión fiscal del origen 19647. El primer escenario permite conocer el incremento de economía sumergida; el segundo su nivel absoluto. A partir de aquí el cálculo del efectivo demandado por actividades ocultas es inmediato como la diferencia entre ambos. EMPt-EMPl=EMPs. 7. Este último supuesto obliga a introducir una pequeña modificación en la estimación e introducir las variables fiscales de la forma T+1, para que cuando T=0 - l(T+1)=0. 30 Los Resultados Una vez estimado el nivel de efectivo asociado a la economía sumergida, el siguiente paso es convertirlo en renta. Para ello necesitamos conocer su velocidad renta de circulación. Se utilizan para su cálculo varios agregados monetarios (M1, M2,ALP), a los cuales se les deduce el EMP con el objeto de conocer la parte de dinero que corresponde a actividades regulares y ponerla en relación con el PIB observado. Es decir: PIBreal/(M - EMPs)=v Multiplicando v por el EMPs se obtiene la renta asociada con la economía sumergida. EMPs.v=Ys Dos decisiones cruciales, hay que adoptar por tanto, antes de obtener como resultado final el porcentaje que representa la economía sumergida respecto a la oficial, derivado de la demanda de efectivo imputada a las actividades irregulares. La primera es la variable más representativa de la presión fiscal; aquí se ha tomado la presión fiscal directa. La segunda, la velocidad de circulación del dinero tomada como referencia para pasar de la demanda de efectivo a la renta; se ha optado por la correspondiente a M2. Los resultados finales indican que a mediados de los años noventa la economía sumergida venía a representar, de acuerdo con el modelo estimado, un 14,1% del PIB (Cuadro 2 y Gráfico 5). Su evolución a lo largo del período analizado muestra una gran sensibilidad respecto a la posición cíclica de la economía, con aumentos en las fases de auge y disminuciones cuando llega la recesión.Asimismo, ha resultado afectada a partir de 1977 por la creciente recaudación fiscal, que estimula su crecimiento. El momento de mayor actividad sumergida se habría situado entre 1989 y 1992 coincidiendo con la etapa expansiva y los cambios en la fiscalidad sobre activos financieros de 1991. 31 Los Resultados 32 Los Resultados GRAFICO 5 2.2. LADISCREPANCIARENTA-GASTO YSU DISTRIBUCCIÓN ENTRE COMUNIDADES AUTÓNOMAS El objetivo de esta parte del trabajo es doble: en primer lugar, se pretende revisar las cifras de renta regional proporcionadas por la Contabilidad Regional de España tomando como base de nuestra estimación el consumo de los hogares de cada comunidad autónoma y, en segundo lugar, se trata de establecer una comparación entre los resultados anteriores y los ingresos que declaran las familias en la Encuesta de Presupuestos Familiares, con objeto de determinar el tamaño que alcanza la renta irregular. En ambos casos, las estimaciones efectuadas no cuestionan el valor total de la renta nacional española según el Instituto Nacional de Estadística (Contabilidad Nacional de España y Contabilidad Regional de España), pero sí se revisan los datos correspondientes a las comunidades autónomas. En definitiva, lo que se cuestiona no es el valor total de la renta nacional, sino su distribución por comu- 33 Los Resultados nidades autónomas. Al mismo tiempo, la discrepancia entre la renta declarada en las Encuestas de Presupuestos Familiares y la que se deduce por comparación con el gasto (consumo) es aquella parte de la renta real que no se declara, y que puede identificarse con un buen grado de aproximación con la renta irregular. 2.2.1. Las estimaciones de renta regional del Instituto Nacional de Estadística: consideraciones metodológicas La contabilidad regional de una comunidad autónoma puede realizarse con tres métodos posibles y equivalentes por definición: la producción, la renta y el gasto. El primero se basa en la cuantificación de las operaciones propias de la actividad productiva en las diferentes ramas y da como resultado el empleo (total y asalariado) y el valor añadido bruto (VAB) de cada rama, así como su distribución entre remuneración de los asalariados, impuestos ligados a la producción, subvenciones de explotación y excedente bruto de explotación. La suma del VAB de todas las ramas productivas es el producto interior bruto (PIB) regional8. El segundo método calcula las rentas -ingresos- de los factores productivos, es decir, salarios y otras rentas del trabajo, rentas mixtas del capital y del trabajo (empresarios, autónomos y profesionales liberales), rentas del capital (beneficios retenidos por sociedades y empresas, y rentas de la propiedad inmobiliaria) y rentas de las Administraciones públicas, formadas estas últimas por los impuestos directos sobre sociedades y por las rentas patrimoniales de las propias Administraciones públicas. La suma de todas estas rentas proporciona la renta regional al coste de los factores, bruta o neta según se considere o no el consumo de capital fijo. Por último, el tercer método sitúa el análisis en 8. En realidad, para obtener el PIB regional debe añadirse a la suma del VAB de todas las ramas a precios básicos los impuestos indirectos netos de subvenciones que gravan los productos, sean de producción interior o de importación, incluido el I.VA. 34 Los Resultados el lado del gasto, contabilizando la utilización que se hace de los bienes y servicios finales producidos, ya sea en forma de consumo privado, consumo público, formación bruta de capital fijo (en bienes de equipo y en construcción), variación de existencias y saldo neto de la balanza corriente de bienes y servicios con el exterior (exportaciones de bienes y servicios menos importaciones de bienes y servicios). Cualquiera de los tres métodos conduce a la misma solución: la determinación del producto interior bruto regional, considerado como el resultado de la actividad económica regional en un año dado. Aunque las tres vías de aproximación a esta magnitud pueden arrojar alguna discrepancia, puesto que la información se basa en fuentes diversas no siempre coincidentes, el proceso de depuración de los datos permite contar con una cifra final que refleja, a la vez, la producción, la renta y el gasto de la economía. Las estimaciones oficiales de la Contabilidad Regional de España realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) combinan los tres métodos señalados, pero el que predomina sobre todos ellos es el basado en la producción. A tal fin, el INE maneja fuentes estadísticas diversas entre las que cabe mencionar algunas de carácter general, como la Encuesta de Población Activa, y otras de carácter sectorial, como las Cuentas del Sector Agrario, elaboradas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Encuesta Industrial, del Ministerio de Industria y Energía, datos directos provenientes de empresas como Telefónica, RENFE o Iberia, y finalmente, estadísticas de los ministerios de Economía y Hacienda, Educación, Sanidad y otros, sobre las actividades de servicios públicos no destinados a la venta. Ello permite conocer el empleo y estimar el valor añadido bruto por ramas de actividad con un alto nivel de desagregación: una rama de agricultura, silvicultura y pesca, otra de productos 35 Los Resultados energéticos, nueve de productos industriales, una de construcción y obras de ingeniería civil, cuatro de servicios destinados a la venta, y otras dos de servicios no destinados a la venta y producción imputada de servicios bancarios, respectivamente. En consecuencia, el mejor o peor ajuste de los datos de la Contabilidad Regional de España a la realidad económica depende de dos factores: la fiabilidad y solvencia de las fuentes en que se basa la estimación del valor añadido de cada rama productiva y, sobre todo, del procedimiento de desagregación regional que se lleva a cabo a partir de los datos de la Contabilidad Nacional de España. Adoptando la tradicional división de la actividad productiva entre agricultura, industria, construcción y servicios, y dejando al margen las fuentes de carácter general (Encuesta de Población Activa en cuanto al número de ocupados, principalmente) puede realizarse una valoración aproximada de la calidad de los datos y, por consiguiente, de las estimaciones de la Contabilidad Regional de España. En agricultura, la información sobre producción y valor añadido proviene de las Consejerías de Agricultura de las Comunidades Autónomas y del propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Dado el reducido tamaño del sector, su estrecha vinculación con actuaciones del sector público (el ejemplo más claro es el de las subvenciones derivadas de la política agraria de la Unión Europea) y, sobre todo, la existencia de una red contable de gran tradición en todas provincias, la calidad de la información puede considerarse buena, salvando algunas discrepancias entre la suma que resulta de agregar los datos de las Consejerías de la Comunidades Autónomas y las cifras globales que proporciona el Ministerio. En el sector industrial, la fuente básica para la desagregación regional es la Encuesta Industrial, elaborada por el propio INE con la 36 Los Resultados colaboración de los Ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación para las ramas agroalimentarias y del Ministerio de Industria y Energía para algunas ramas de la industria. En el caso de los productos energéticos, se utilizan principalmente la Estadística Industrial, la Estadística Minera de España y la Estadística de la Energía Eléctrica, todas ellas del Ministerio de Industria y Energía. Los principales problemas se presentan, sin embargo, con la Encuesta Industrial, entre otras cosas, por la falta de representatividad de la muestra en cuanto a pequeños establecimientos industriales sin asalariados, y que la Contabilidad Regional de España corrige posteriormente. En el sector de construcción, las estimaciones de la Contabilidad Regional se realizan con información de la Encuesta de Población Activa y de SEOPAN, así como con otros indicadores indirectos como el número de viviendas construidas, la licitación oficial o el consumo de cemento.Aunque las fuentes manejadas son muy diversas, no existen razones a priori para cuestionar las estimaciones resultantes. Las principales dificultades se producen en el sector servicios, dada la enorme complejidad que representa medir el valor añadido de las actividades terciarias, la gran heterogeneidad que presentan las distintas ramas agrupadas bajo la rúbrica de servicios y la fuerte atomización de muchas de ellas. El problema es especialmente grave porque, en conjunto, los servicios representan el 65 por ciento del PIB nacional y el 63 por ciento del empleo, de manera que cualesquiera errores de estimación en este sector -el de más difícil medición- tienen una incidencia muy importante en el total del PIB regional. Si bien en servicios públicos como enseñanza o sanidad se cuenta con buena información -aunque no tanto en lo que concierne a los establecimientos privados-, y en actividades como transporte ferroviario, transporte aéreo, comunicaciones, o banca y finanzas, es 37 Los Resultados fácil conocer la realidad a partir de las grandes empresas que operan en el sector o del Banco de España -otra cosa es su desagregación regional-, en el resto de ramas productivas la información es muy escasa, fragmentada y, por lo general, poco fiable. Así sucede, por ejemplo, con el comercio, talleres de reparación, hostelería y restauración, transporte por carretera, servicios a las empresas y servicios personales. En resumen: las estimaciones del producto y la renta regionales realizadas con el método de la producción son, en términos generales, bastante fiables en los sectores de agricultura, industria y construcción, pero mucho menos en las actividades de servicios. El problema se agudiza por la necesidad de desagregar regionalmente estadísticas provenientes de encuestas e informes que, en muchas ocasiones, se conciben para dar resultados solventes a nivel nacional y que han de regionalizarse con indicadores indirectos. Los posibles sesgos existentes en las estimaciones nacionales de los servicios se agudizan, por consiguiente, al proceder a desagregarlos por comunidades autónomas. 2.2.2. La diversidad de estimaciones de la renta regional de Aragón La primera publicación del INE dedicada a la Contabilidad Regional es el informe Indicadores estadísticos regionales (Una aproximación a la Contabilidad Regional), aparecido en 1982 y en el que se incluyen los datos del valor añadido bruto por comunidades autónomas referidos al año 1979. Se trataba con ello de dar cumplimiento a la Disposición Adicional Tercera de la Ley Orgánica 8/1980, de 27 de septiembre, de Financiación de las Comunidades Autónomas en cuanto a la cuantificación de las variables que iban a interve- 38 Los Resultados nir en la distribución del Fondo de Compensación Interterritorial para 1983. Con anterioridad el INE ya había presentado sendas estimaciones de las cuentas regionales españolas para 1978 y 1979 que, aun sin llegar a constituir una serie homogénea, fueron utilizadas en la distribución del FCI de 1982. Con el mismo título que la publicación anterior -Indicadores estadísticos regionales (Una aproximación a la Contabilidad Regional-, el siguiente informe del INE sobre cuentas regionales se llevó a cabo en 1984, con datos referidos a 1980. Pero cuando los informes del INE adquirieron una dimensión de verdadera contabilidad regional hasta entonces se hablaba de “Una aproximación a la Contabilidad Regional” en los subtítulos de las publicaciones- fue con la serie Contabilidad Regional de España, Base 1980, iniciada para el periodo 19801984 y que culminó con la serie 1980-1987, elaborada a partir de la Contabilidad Nacional de España Base 1980.A partir de ese momento, las estimaciones presentan una homogeneidad de la que habían carecido los cálculos anuales precedentes y ya puede hablarse de un sistema de cuentas regionales adaptado a la metodología del Sistema Europeo de Cuentas Económicas Integradas, aplicación regional (SEC-Reg). La culminación de una nueva serie de la Contabilidad Nacional de España con base en 1985 y la disponibilidad de nuevas estadísticas regionales dieron paso a su correspondiente Contabilidad Regional de España Base 1985, que llegó confeccionar una serie 1985-1990 y que reemplazada, al poco tiempo, por la Contabilidad Regional de España Base 1986. Este último cambio de base se debió a la introducción del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) en el sistema fiscal español el 1 de enero de 1986 como consecuencia de la integración de España en la Comunidad Económica Europea. Este cambio en la imposición indirecta modificó los sistemas de valoración de las 39 Los Resultados operaciones de bienes y servicios -piénsese en las diferencias de valor añadido cuando se opera con impuestos en cascada, como sucedía antes de aplicar el IVA, y cuando se opera con impuestos neutrales-, de modo que las estimaciones posteriores a 1986 no resultaban comparables con las anteriores. La Contabilidad Regional de España Base 1986 ha realizado una homogeneización del periodo 1980-1989 (Contabilidad Regional de España. Serie homogénea 19801989; Base 1986) y, hasta el momento, ha completado la serie 19911995 (Contabilidad Regional de España. Base 1986. Serie 1991-1995). El hecho es que las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística permiten disponer de una serie completa de cuentas regionales homogéneas y homologables con la metodología propia de la Oficina Estadística de las Comunidades Europeas (Eurostat). Sin embargo, una comparación de estas estimaciones con las otras dos más solventes de las realizadas por entidades privadas -las correspondientes a la Fundación BBV y a la Fundación FIES de las Cajas de Ahorros Confederadas-, pone de relieve la existencia de notables diferencias en lo que concierne al caso de la Comunidad Autónoma de Aragón. Con los datos de valor añadido bruto al coste de los factores del Instituto Nacional de Estadística (cuadro 3), puede apreciarse una participación de la economía aragonesa sobre el total nacional que, desde 1980, oscila entre un máximo del 3,53 por ciento en 1988 y un mínimo del 3,34 por ciento en 1981. Al margen de las diferencias en los valores totales (debidas en su mayor parte al sistema de asignación de la producción imputada a los servicios bancarios, que el INE resta íntegramente de los sectores productivos, mientras las otras dos fuentes asignan una parte a la demanda final, por lo que el VAB total es mayor), los datos de la Fundación BBV y de la Fundación FIES -elaborados conjuntamente para los últimos años y coin- 40 Los Resultados cidentes, por tanto, desde comienzos del decenio- arrojan porcentajes sistemáticamente inferiores a los del INE, aunque con un perfil temporal bastante parecido (cuadros 4 y 5). Dividiendo las cantidades anteriores con la población de derecho estimada por el INE a 1 de julio de cada año (cuadro 6), se obtiene el valor añadido bruto por habitante, que puede ponerse en relación con la correspondiente magnitud española, resultando entonces un índice que asigna el valor 100 a la media nacional. Es entonces cuando se aprecian con mayor claridad las diferencias entre las estimaciones oficiales del INE, por una parte, y las de la Fundación BBV y Fundación FIES, por otra, que arrojan en la primera de las fuentes una desviación sistemática al alza (cuadro 7 y gráfico 6). La comparación de las tres fuentes consideradas muestra que hasta 1987 no existían discrepancias fundamentales -aunque siempre el INE daba cifras superiores-; pero a partir del año siguiente la Contabilidad Regional de España se aleja de las otras dos hasta superarlas en un promedio de 4,8 puntos porcentuales -sobre una base 100 para España- en el periodo que transcurre desde 1988 hasta la fecha, con una diferencia que va en aumento y que alcanza un máximo de 7,1 puntos en 1995. Salvando las distancias metodológicas existentes, estos resultados permiten obtener dos conclusiones principales. Primera: que en todas las estimaciones presentadas el valor añadido bruto por habitante de Aragón se sitúa por encima de la media española. Y segunda: que las diferencias existentes en las estimaciones manejadas suscitan la duda de cuál es la mejor aproximación a la realidad de la economía aragonesa. Como se verá más adelante, la estimación que hemos efectuado pone de relieve que la comunidad autónoma de Aragón está entre las que soportan una mayor sobrevaloración en las cifras oficiales del INE. 41 Los Resultados 42 Los Resultados 43 ILos Resultados GRAFICO 6 V.A.B. per cápita de Aragón (España=100) 44 Los Resultados Lo señalado hasta el momento no debe interpretarse, sin embargo, como una crítica al método de estimación de la Contabilidad Regional de España. La metodología aplicada por el INE para las cuentas regionales está completamente homologada con el Sistema Europeo de Cuentas Económicas Integradas, aplicación regional (SEC-Reg), que confecciona la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), salvando algunas peculiaridades relacionadas con las estadísticas de base de nuestro país. Debe anticiparse este juicio porque en este trabajo no se pretende llevar a cabo una crítica de la Contabilidad Regional de España, objetivo éste que requeriría un análisis de otras características. Sin embargo, también debe ponerse de manifiesto que las estimaciones oficiales se realizan con base en el año 1986, aun cuando existe una información exhaustiva sobre el gasto y el ingreso de las familias españolas derivada de la última Encuesta de Presupuestos Familiares 1990/91, elaborada asimismo por el Instituto Nacional de Estadística. 45 Los Resultados 2.2.3. Una estimación de las rentas regionales a partir del consumo Aun sin llegar a proponer una estimación alternativa de la contabilidad regional en España, este trabajo se ha planteado una aproximación a la renta regional utilizando el método del gasto. Admitiendo como buenas las cifras totales de España en cuanto a producto interior bruto y renta nacional estimadas por el INE, ofrecemos una revisión de las cifras de renta de las diecisiete comunidades autónomas tomando como base la distribución provincial del consumo privado nacional realizada por la Fundación BBV y la propia Encuesta de Presupuestos Familiares, 1990/91, realizada también por el INE9. Se trata de un método que tiene la misma validez teórica y empírica que el método de la producción y que, en principio, debería arrojar resultados muy parecidos; en teoría, idénticos.A pesar de ello, las estimaciones de renta oficiales -entre ellas las posteriores a 1990- siguen realizándose con la base de 1986. Sólo está previsto que, en cumplimiento del Reglamento del Consejo de la Unión Europea relativo al Sistema Europeo de Cuentas Nacionales y Regionales, la nueva metodología SEC-1995 se aplique como máximo en el año 2000, contando con un nuevo año base 1995 para la Contabilidad Regional de España. La clave de nuestra estimación es, por tanto, considerar que el consumo delata la verdadera capacidad económica de los hogares, su nivel de ingreso, de manera que con las cifras de consumo puede estimarse la renta disponible sin más que aplicar un índice de propensión media al consumo. Se pasa así, por tanto, del lado del gasto al lado de la renta, procediendo a continuación a efectuar los cálcu- 9. El análisis se refiere, en tanto no se diga otra cosa, al año 1990 en todas las estimaciones y cálculos realizados. 46 Los Resultados los que permiten llegar desde el concepto de renta disponible de los hogares al de renta regional. Nótese que en ningún momento se cuestionan las cifras nacionales de producción, renta o gasto que proporciona la Contabilidad Nacional de España. Admitiendo dichas cifras nacionales, lo que aquí se pone en tela de juicio son los resultados derivados de la regionalización. La estimación, cuya metodología se explica con mayor detalle en el Apéndice nº 2, se inicia, por tanto, con los datos de consumo nacional derivados de la Contabilidad Nacional de España, cuya distribución por provincias y dentro de éstas por decilas de ingresos se efectúa con arreglo al Informe sobre Renta Nacional de España de la Fundación BBV y a la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. De esta misma Encuesta, una vez efectuados los ajustes oportunos, se deducen las propensiones marginales al consumo, que se aplican a los datos de consumo para calcular la renta disponible de las familias. Como lo que interesa es aquella parte de la renta disponible que proviene de las actividades económicas -la que hemos llamado renta directa-, puesto es la que mejor se aproxima al concepto de PIB regional, se restan de la renta familiar disponible las cantidades correspondientes a prestaciones sociales y transferencias percibidas y se suman los impuestos y cotizaciones sociales. Esa magnitud de renta directa es la que se utiliza para efectuar las comparaciones con el PIB per cápita de las diecisiete comunidades autónomas derivado de la Contabilidad Regional. Por último, la discrepancia entre la renta directa obtenida por el procedimiento anterior y los ingresos declarados en la Encuesta de Presupuestos Familiares se utiliza como aproximación al concepto de renta irregular. El cociente entre dicha renta irregular y el valor del producto interior bruto proporciona el índice de irregularidad de cada comunidad autónoma. 47 Los Resultados A través del procedimiento descrito, se obtiene una distribución regional de las rentas directas que es la que recoge el cuadro 8.Y dividiendo la renta directa de cada comunidad entre la población y una vez asignado un índice 100 a la media nacional, pueden compararse los resultados del nivel de renta relativa de nuestra estimación con los de la Contabilidad Regional de España para 1990 (véase el cuadro 9). De acuerdo con esta estimación,Aragón, Cantabria, País Vasco, Navarra y La Rioja arrojan índices estimados claramente inferiores a los que proporciona la Contabilidad Regional de España, Baleares, Canarias, Cataluña y Madrid obtendrían rentas superiores, especialmente las dos últimas. En el resto de comunidades las diferencias serían mucho menores. 2.2.4. Distribucción regional de la economía irregular en España (1995) Tal como se ha señalado con anterioridad, la discrepancia entre la renta directa estimada con el método desarrollado en los apartados precedentes y la renta declarada en la Encuesta de Presupuestos Familiares una renta que no se declara, y que puede identificarse por tanto con la renta irregular. En consecuencia, a los datos de ingreso neto declarado en la Encuesta de Presupuestos Familiares se le han deducido los conceptos equivalentes a prestaciones sociales y transferencias percibidas, tomando los datos de la propia Encuesta.Tenemos así los ingresos netos (esto es, los percibidos una vez descontados los impuestos y cotizaciones sociales correspondientes) que declaran las familias españolas en la Encuesta de Presupuestos Familiares. 48 Los Resultados A su vez, para obtener el peso relativo de las rentas irregulares se divide esa diferencia -formada por rentas netas no declaradasentre el valor total del PIB regional estimado por la Fundación FIES. Ese es el que llamamos índice de irregularidad. Los resultados muestran que, en promedio, del total nacional de renta directa de las familias -del trabajo y del capital- en 1990 un 18,3 por ciento no se declaraba en la Encuesta, por lo que puede presumirse que tiene carácter irregular. Si se supone que la distribución regional de la economía sumergida era en 1995 igual que en 49 Los Resultados 1990, puede calcularse el índice de irregularidad correspondiente al valor de la economía sumergida estimado a través del modelo monetario para el total de España en el apartado 2.1. de este trabajo y que equivalía al 14,1% del PIB (cuadro 10 y gráfico 7). Dicha cifra, por otra parte, no está muy lejana de la que se obtiene mediante el procedimiento de estimación descrito en este apartado, puesto que si el 18,3 por ciento referido a la renta directa se aplica al total del PIB estimado por FIES o BBV, se alcanzaría un índice de irregularidad del 14,7%, en el supuesto de que no existiera irregularidad 50 Los Resultados GRAFICO 7 ÍNDICE DE IRREGULARIDAD (1995) 51 Los Resultados en la parte de PIB que no se corresponde con la renta directa de los hogares. En cuanto a la distribución regional de la economía irregular, y frente a un índice medio nacional del 14,1%, comunidades como Baleares, Galicia, Comunidad Valenciana, Canarias, Cataluña y Madrid alcanzan cifras entre el 15 y el 19%, en tanto que Aragón,Asturias, Extremadura, Cantabria, Navarra y el País Vasco se sitúan entre el 9 y el 12%. 2.3. LAS IRREGULARIDADES LABORALES, UN INDICADOR COMPLEMENTARIO La irregularidad laboral en España ha sido analizada por dos encuestas realizadas a un conjunto de individuos afectados por estas modalidades de contratación en los años 1985 y 1993. La primera de ellas, del Ministerio de Economía y Hacienda (1986), investiga cinco categorías de empleo irregular: a) Asalariado o autónomo que indebidamente no está dado de alta en la Seguridad Social. b) Asalariado o autónomo dado de alta, pero que no cotiza. c) Asalariado que cotiza como autónomo. d) Autónomo que cotiza como asalariado. e) Perceptor del seguro de desempleo ocupado. El índice de irregularidad se define como la relación entre el número de ocupados irregulares respecto del total de ocupados.Algunas de las características del mercado de trabajo irregular en relación con el regular son: a) Mayor proporción del empleo juvenil. b) Menor nivel educativo y cualificación profesional. c) Mayor rotación de la mano de obra. d) Mayor proporción de trabajadores a domicilio. 52 Los Resultados e) Menores salarios. f)Los puestos de trabajo requieren una preparación menor. g)Relación inversa entre cualificación poseída y requerida por puesto de trabajo en el mercado regular e irregular. h)Mayor índice de irregularidad en los trabajadores marginales que en los estrictos. i)Mayor índice de irregularidad en las mujeres que en los hombres. j)Predominio de trabajadores sin responsabilidades familiares. Por sectores la proporción de desempleo irregular que se cifraba era la siguiente: - Agricultura: 30,9% - Industria: 15,7% Textil: 34% Confección: 43% Cuero: 32% Calzado: 38% - Construcción: 18,7% - Servicios: 22,7% Hostelería: 26% Servicios personales: 26% Servicio doméstico: 60% - No clasificables: 24% Por regiones, los valores más altos se registraban en aquellas donde se concentraban las actividades antes destacadas: Murcia (31,9%), Andalucía (28,9),Valencia (24,5%) y Castilla-La Mancha (27,4%). La segunda de las encuestas, Informe FOESSA (1995), apuntó que la irregularidad en 1993 iba acompañada de unas condiciones notables de debilidad en las relaciones laborales establecidas (un 53,4% del colectivo quedaba al margen de los beneficios sociales que constituían la protección global 53 Los Resultados del sistema). No obstante, la familia proporcionaba un paraguas sanitario al facilitar la inclusión del trabajador irregular en la cartilla de un familiar (2/3 se encontraban en esta situación). Por otra parte los asalariados que cotizaban como autónomos representaban el grupo más reducido, un 4,8%. Al parecer, el ahorro de costes empresariales (Seguridad Social y despido) y la escasez de oportunidades de empleo empujaba a ciertos asalariados a aceptar este tipo de condiciones laborales con tal de mantener un puesto de trabajo. Un 23,3% de los autónomos cotizaba como asalariado. Los ocupados que simultáneamente eran beneficiarios del seguro de desempleo eran un 8,3% de los irregulares, y entre ellos se encontraban trabajadores sometidos a regulación de empleo, situación que se asociaba a un proceso de rotación de puestos de trabajo. La irregularidad afectaba especialmente a colectivos cuyas relaciones laborales eran cuantitativamente poco importantes en el mercado de trabajo español. Así, los trabajadores asalariados que constituían el 74,8% de los empleos en el mercado regular, en el irregular sólo suponían el 40,1%. Las ayudas familiares suponían el 0,6% del mercado regular y un 7,5% del empleo irregular; los empleados de hogar, un 0,7% y un 9,3%. Los autónomos suponían el 19,7% del mercado regular y un 325 del irregular. Las características del empleo irregular eran las siguientes: a) El ocupado irregular era un trabajador menor de 25 años. Suponían un 20,5% y tienen un índice de irregularidad del 31,3%. b) Era mujer. Representaban un 54,1% de los irregulares y su índice de irregularidad era del 23,4%. c) En agricultura, ganadería y pesca se encontraba el 9,9% de los irregulares. El índice era del 23,2%. d) En comercio, hostelería y restauración, estaban el 27,6% de los irregulares, con un índice de irregularidad del 20,1 %. e) En otros servicios, un 44,7% de los irregulares y un índice del 21,1%. f) Eran empleos de gran rotación, en que los trabajadores que los ocupa- 54 Los Resultados ban tenían una antigüedad de un mes, puesto que representaban el 4,5% del empleo irregular y tenían un índice de irregularidad del 53,8%. g) Los puestos de trabajo irregulares se ubicaban en pequeñas empresas de menos de seis trabajadores, ya que éstas suponían el 63,4 del empleo irregular y tenían un índice de irregularidad del 23,9%. Otras características relevantes de la ocupación irregular eran las siguientes: a) La irregularidad era máxima al comienzo de la vida laboral y disminuía con la integración estable del trabajador. Una vez que el ciclo laboral alcanzaba su fin, la estabilidad iba sustituyéndose por relaciones laborales cada vez más ocasionales que iban acompañadas de un incremento de la irregularidad, aunque sin alcanzar los niveles del proceso inicial. b) La irregularidad continuaba afectando principalmente a las mujeres, cuyo índice de irregularidad duplicaba al de los hombres (23,4% vs. 11,6%). Su irregularidad predominaba en el tramo final del ciclo laboral vital por motivo de seguridad. Su diferencia con los hombres prácticamente no existía en la cohorte entre 25 y 29 años. c) Las personas que detentaban la responsabilidad de una familia tenían menor propensión a ocupar empleos irregulares. d) La inserción en el mercado irregular estaba en relación inversa con el nivel de estudios. e) La desagregación de la irregularidad en las tres ramas de actividad era como sigue: SECTOR ÍNDICE IRREGULARIDAD • Agricultura, ganadería y pesca 23,2% • Servicios 16,5% - Comercio, hostelería 20,1% - Otros Serv. del sector privado 21,1% - Otros Serv. del sector público 6,9% • Industria 7,6% 55 Los Resultados f)Los puestos de trabajo estables se ubicaban en organizaciones consolidadas que solían estar ligadas a un volumen importante de mano de obra. Los puestos ocasionales se encontraban en pequeñas empresas con reducido número de trabajadores. g)Las relaciones laborales de carácter marginal que se desarrollaban en sectores económicos con elevado nivel de irregularidad daban origen a participaciones más elevadas en la economía irregular. h)La irregularidad observada estaba negativamente correlacionada con la antigüedad, es decir, es menor a medida que la antigüedad en el empleo era mayor. i)El perfil de la irregularidad según el número de horas trabajadas tenía la forma de V, con el vértice inferior en la jornada habitual de trabajo de 35 a 40 horas a la semana. Para jornadas inferiores, la irregularidad alcanzaba cuotas más elevadas que para jornadas superiores. El nivel máximo de irregularidad se correspondía con una jornada semanal inferior a 20 horas. En el intervalo de 35 horas o menos semanales, el porcentaje de mujeres era notablemente elevado en comparación con el de varones. Por el contrario, el porcentaje de varones en el tramo de 40 horas o más semanales era en términos relativos muy elevado. Los puestos de trabajos estables se hallaban asociados a jornadas laborales más amplias que la regla. En cuanto a la irregularidad por comunidades autónomas cabe destacar que Aragón era la región con más bajo índice de irregularidad (9,2%) y Murcia, la del más alto (33,3%). Comparando ambos estudios, puede concluirse, por un lado, que el perfil de la irregularidad a nivel de sectorial se mantuvo relativamente estable y, por otro, que los irregulares optaron por modalidades de contratación que no les obligaran a renunciar a la protección social que percibían. Su distribución espacial por comunidades autónomas era notablemente desigual (Cuadro 11). 56 Los Resultados Estos trabajos no pueden desembocar en estimaciones de la renta sumergida, como ya se indicó, pues se desconoce la productividad de cada uno de los empleos irregulares. Por otra parte, la casuística de situaciones es inagotable y por eso hemos intentado reducirla a unos pocos factores que nos permitan explicar en un sentido cuantitativo el índice de irregularidad. Esto tiene una ventaja adicional, pues un modelo econométrico aceptable, permitiría estimar los índices de irregularidad en fechas diferentes, con el único supuesto de considerar que las variables explicativas mantienen su poder en las nuevas coordenadas. 57 Los Resultados Se parte de 21 variables que potencialmente pueden explicar la irregularidad laboral de las regiones -de acuerdo con las conclusiones antes comentadas- agrupándolas en tres bloques: aquéllas relacionadas con la estructura productiva de las comunidades españolas, las referidas a la tipología de sus unidades productivas; y, en tercer lugar, algunas que recogen características particulares de ciertos mercados de trabajo. Las variables seleccionadas se cuantificaron a partir de la información que proporcionan tres de las estadísticas oficiales sobre el mercado de trabajo10: la Encuesta de Población Activa, la Contabilidad Regional y el Registro de Parados del Instituto Nacional de Empleo11. Dado que la variable a explicar es un cociente, el índice de irregularidad laboral de las regiones españolas, todas las variables explicativas se han definido también en términos relativos.Así, la estructura sectorial del empleo regional se cuantificó con las siguientes variables: el peso relativo del empleo agrícola (AAAT); del empleo de las actividades manufactureras (AMAT) y de los servicios (ASAT); el porcentaje de empleados en los servicios destinados a la venta respecto al total de ocupados en los servicios (ASMAS) o respecto al total de ocupados (ASMAT); el peso relativo de los empleos en las manufacturas sensibles a la irregularidad -esto es, en productos alimenticios, bebidas y tabaco y en textil, cuero, calzados y vestidos- (AMSIAT); el peso de los servicios sensibles a la irregularidad (comercio, hostelería y restaurantes) (ASSSIAT); y, por último, una variable que recoge la importancia del total de actividades sensible a la irregularidad (ASSIAT), que definimos como suma de 10. También se trabajó con los datos de empleo de la “Renta nacional y su distribución provincial” que elabora el Servicio de Estudios del BBV.Aunque se descartó esta fuente estadística -por no ser oficial y por facilitar datos sólo hasta 1993-, conviene advertir que al utilizarla para el año 1985 el modelo econométrico que explicaba la irregularidad laboral era análogo al que presentamos en este apartado. 11. La otra fuente estadística oficial es el Registro de Afiliación a la Seguridad Social en alta laboral que también presenta sesgos e insuficiencias -especialmente en el ámbito regional- y estima un número de afiliados a la Seguridad Social muy superior a l os ocupados computados por la EPA. 58 Los Resultados AAAT,AMSIAT y ASSSIAT -es decir, agricultura, silvicultura y pesca, productos alimenticios, bebidas y tabaco y en textil, cuero, calzados y vestidos, comercio, hostelería y restaurantes-. Con estas variables pretendíamos comprobar -por un lado- si la irregularidad regional se reducía conforme aumentaba el nivel de desarrollo de las regiones -medido por el tamaño de las actividades manufactureras y de los servicios tanto los públicos como los destinados a la venta- y, por otro, si la irregularidad se elevaba en las comunidades donde las actividades con propensión a la misma eran más importantes. De ahí los signos que se recogen en el citado apéndice. Con el segundo grupo de variables, se deseaba contrastar si la irregularidad laboral podía vincularse con la tipología de las unidades productivas, ya que tanto en Ministerio de Economía y Hacienda (1986) como en el Informe FOESSA (1995) se había destacado que la irregularidad era mayor en las pequeñas y medianas empresas. En este sentido se seleccionaron 7 variables: el peso de los autónomos agrícolas en la ocupación del sector (AAOA); el grado de asalarización del sector primario (ASAOCUA); el grado de asalarización y ayudas de la agricultura (AASAOCUA); el porcentaje de empresarios en el total de empleos de la industria (AIOI), construcción (ACOC) y servicios (ASOS); y, por último, el pero relativo de los autónomos y ayudas en el total de empleos del sector terciario (AASOS). El signo esperado de estas variables era positivo en todos los casos, salvo en la agricultura, de manera que la irregularidad debería crecer conforme aumente el número de las empresas pequeñas (autónomos). El comportamiento diferencial del sector primario podía justificarse por un lado porque el régimen de afiliación a la Seguridad Social de sus autónomos les incentiva a legalizar su situación laboral y, por otro porque la generosa protección contra el desempleo en el sector favorece la proliferación de situaciones de irregularidad entre los asalariados y ayudas. El tercer grupo de variables escogido se relaciona con el propio funcionamiento del mercado de trabajo para lo cual se han definido seis varia- 59 Los Resultados bles: la tasa de paro (TP), la tasa de paro registrado (TPR), la diferencia entre las tasas de paro estimado y registrado (DTP), el paro estructural (PESTR), el porcentaje de población económica dependiente (INACT) y el peso relativo de los pensionistas de invalidez en el total de población inactiva (INV).Todas, salvo DTP, se consideran positivamente relacionadas con la irregularidad.Así, parece razonable que cuanto mayor sea el desequilibrio entre la oferta y demanda de trabajo (paro) mayor sea la probabilidad de que el desempleado acepte trabajos dentro de la economía oculta. Por otra parte, también puede aumentar conforme lo haga el paro estructural -colectivo en el que se incluye a los desempleados que buscan un primer empleo y a los que llevan más de tres años sin encontrarlo-, el porcentaje de inactivos en el total de población en edad de trabajar o el de inválidos que quedan protegidos socialmente y con capacidad física para desarrollar actividades productivas. Por último, se prevé un signo negativo para la variable DTP, ya que recoge el colectivo que se declara parado pero decide no inscribirse en el Registro, probablemente porque no piensa realiza ninguna actividad laboral. Lamentablemente, no se dispuso de información sobre otras variables que según las encuestas analizadas podían ser significativas en la irregularidad, tales como la cualificación de la mano de obra, rotación laboral por sexos o las responsabilidades familiares de los trabajadores. No obstante, ha de tenerse presente que el objeto de esta aplicación empírica no es analizar las causas de la irregularidad laboral, sino tan solo explicarla en 1985 y en 1993, a partir de una serie de variables, relacionadas con la estructura productiva, la tipología empresarial y el mercado de trabajo de las regiones españolas y predecir su magnitud en 1991, 1995 y 1996. La reducida dimensión de nuestra muestra -sólo se dispuso de dos observaciones temporales para las diecisiete comunidades y para el total nacional- condicionó el trabajo en un doble sentido. Por un lado, se asumió la homogeneidad de los parámetros de las variables explicativas, supuesto aceptado en la literatura empírica cuando el objetivo es obtener respuestas pro- 60 Los Resultados medio. En otras palabras, supone que la irregularidad se puede explicar con las mismas variables en todas las regiones. Por otro lado, no pudieron estimarse coeficientes de las 21 variables seleccionadas. De ahí, que se optara por explicar la irregularidad en cada año (1985 y 1993) aplicando un proceso de selección de variables. En concreto, siguiendo a Maddala (977) un “procedimiento de regresión por etapas” (Los resultados pueden verse en el Apéndice nº 3). A partir del modelo final estimado -con el que se explica el 64,7% de la variable endógena- se han podido predecir las cifras la irregularidad laboral de las regiones españolas en 1991, 1995 y 1996 tomando, nuevamente, 61 Los Resultados datos de la Encuesta de Población Activa, las Estadísticas Laborales y de la Contabilidad Regional. Los resultados conducen a subrayar dos conclusiones principales. Primera, la irregularidad laboral se ha mantenido relativamente estable en la década de los noventa, con un índice que puede cifrarse en torno al 18-20% de la ocupación. Segunda, pueden distinguirse dos grupos de regiones. El primero, estaría integrado por Cantabria, Madrid, Castilla-León, Aragón y País Vasco, comunidades que en la década de los noventa presentan índices de irregularidad más bajos que la media nacional. El segundo, lo formarían las comunidades más meridionales de la península: Murcia, Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha y Extremadura caracterizadas por alcanzar valores del índice superiores a la media nacional. En definitiva, en la década de los años noventa, el fenómeno de la irregularidad laboral -que puede afectar en torno al 18-20% de la ocupacióncontinúa presentando importantes diferencias a nivel regional que parecen explicarse más por tipología de las unidades productivas y por el propio funcionamiento del mercado de trabajo que por la desigual estructura sectorial de las comunidades. 62 CONCLUSIONES Conclusiones CONCLUSIONES El fenómeno de la economía sumergida plantea graves dificultades de estudio y de estimación no sólo por su propia naturaleza, sino incluso por la dificultad de definir exactamente lo que se entiende por economía sumergida, oculta o irregular. Este estudio, tras plantear y definir el ámbito de la economía sumergida y hacer un breve repaso a los estudios realizados para España con anterioridad, plantea una aproximación al fenómeno de la economía sumergida a través de dos distintos caminos. Sus resultados son muy próximos, viéndose además reforzados por un tercer indicador, el del empleo oculto. El primero de ellos es el llamado modelo monetario. Este modelo es el más acreditado por los trabajos internacionales y permite además conocer su evolución a lo largo del tiempo. Los modelos monetarios parten del supuesto de que las actividades irregulares utilizan el dinero en efectivo como medio de pago preferente. Partiendo de esta premisa, una parte de la demanda de dinero responde a la importancia de las actividades de economía sumergida, que se puede estimar a través de una función de demanda de efectivo. Según este modelo, cuyas estimaciones parten desde 1964 hasta 1995, la economía sumergida representa en España en torno a un 15% del PIB registrado en la década de los 90, alcanzando un nivel máximo en 1992 (15,42%). 66 Conclusiones GRAFICO 8 La evolución concreta de la economía sumergida, en porcentaje del PIB registrado en los últimos 10 años es el siguiente: 67 Conclusiones Un segundo método, mucho menos explorado dada su dificultad, es el derivado de las discrepancias entre las distintas fuentes de estimación de las rentas regionales. Este método sin embargo es especialmente valioso porque aporta información no sólo sobre el fenómeno de la economía sumergida, sino que además permite realizar una estimación sobre su distribución espacial. De esta forma, se realiza un estudio del reparto de la economía irregular entre las distintas Comunidades Autónomas de nuestro país. En este caso, la estimación a través de las discrepancias entre renta y gasto en 1990 (año de referencia obligado, puesto que es la fecha de la Encuesta de Presupuestos Familiares) conducen a una cifra del 18,3% del PIB para España. Esta cifra, cercana a la anterior, aún lo es más si se tiene en cuenta que las diferencias entre distintas estimaciones del PIB español sesgan al alza la cifra del modelo de discrepancias. Pero además, este modelo ofrece información referente a la distribución del fenómeno entre las distintas Comunidades Autónomas, que combinado con el indicador del empleo oculto, nos dibujan el mapa de la economía sumergida en España. Un primer grupo de Comunidades está formado por aquellas cuyos índices de ocultación son inferiores a la media nacional, tanto en términos de renta (economía sumergida) como de empleo (irregularidades laborales). Este grupo lo forman las Comunidades del norte, con un claro predominio de la actividad industrial: Aragón, Asturias, Cantabria, Navarra y País Vasco. Un segundo grupo lo componen las Comunidades con más renta sumergida que la media pero con menos irregularidades laborales, como son Castilla y León (con predominio de la pequeña propiedad agrícola) y Madrid (con gran peso de la Administración Pública) 68 Conclusiones Un tercer grupo lo conforman las Comunidades con un elevado índice de irregularidad laboral, aunque menor renta oculta que la media nacional. Son regiones relativamente pobres con fuerte presencia de la actividad agrícola:Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y La Rioja, cuya relación con las demás no parece clara. Por último el cuarto grupo está compuesto por aquellas comunidades en las que ambos índices son superiores a la media, que son aquellas en cuyas actividades predomina el turismo y la industria de bienes de consumo: Baleares, Canarias, Cataluña,Valencia, Galicia y Murcia. GRAFICO 9 ÍNDICES DE ECONOMÍA OCULTA DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS 69 Conclusiones Por último, y como consecuencia de la comparación entre las distintas estimaciones de renta para las CCAA realizadas para el método anterior, se pone de relieve la existencia de notables diferencias en lo que concierne a la Comunidad Autónoma de Aragón. En todas las estimaciones, el valor añadido bruto por habitante en Aragón se sitúa por encima de la media española.Además las diferencias existentes en las estimaciones manejadas suscitan la duda sobre cual es la mejor aproximación a la realidad de la economía aragonesa. La estimación realizada por el estudio pone de relieve que la Comunidad Autónoma de Aragón está entre las que soportan una mayor sobrevaloración en las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística. 70 Conclusiones GRAFICO 10 V.A.B. per cápita de Aragón (España=100) 71 Conclusiones Esta sobrevaloración tiene unas implicaciones prácticas muy importantes. La inclusión de Aragón entre las Comunidades Autónomas con mayor renta por habitante ha hecho que esta Comunidad se quede fuera de las zonas objetivo 1 de los fondos comunitarios, a pesar de las grandes diferencias entre el centro (Zaragoza) y la periferia (Huesca y sobre todo Teruel). El hecho es que la combinación de dos factores, la sobrevaloración de la renta y la menor incidencia de la economía sumergida, podrían haber situado injustamente a la Comunidad de Aragón fuera de las susceptibles de percibir fondos destinados a impulsar su desarrollo.. 72 73 APÉNDICES Apéndices APÉNDICES Apéndice nº 1 76 Apéndices 77 Apéndices Apéndice nº 2: Metodología de estimación de la renta regional a partir del consumo 1. Estimación del consumo provincial La homogeneización metodológica de las cifras de gasto de la Encuesta de Presupuestos Familiares 1990/91 y del consumo de los residentes españoles de la Contabilidad Nacional de España 1990, pone de manifiesto que el consumo declarado y ajustado de la Encuesta de Presupuestos Familiares ascendió en 1990 a 27,852 billones de pesetas, en tanto que el valor equivalente de la Contabilidad Nacional de España fue de 30,550 billones12. Esta es la cifra que tomamos como representativa del consumo total nacional en 1990. Las diferencias, que no pueden explicarse por causas metodológicas, se concentran principalmente en la función de Otros bienes y servicios (hostelería, ocio, servicios personales) y en la de Transporte y comunicaciones (sobre todo, gastos de utilización de vehículos). Pero además de la infraestimación de la Encuesta de Presupuestos Familiares, el problema más importante, a los efectos de este trabajo, es que las discrepancias no se distribuyen por igual entre todas las provincias. Como la Contabilidad Regional de España no proporciona datos provinciales, se ha dado como bueno el consumo total nacional ajustado de la Contabilidad Nacional de España 1990 y se ha distribuido entre las provincias atendiendo a la participación de éstas en el consumo familiar según el Informe del BBV de 1991. Aunque puede existir una pequeña discrepancia por- 12. Véase Begoña Sanz (1995): La articulación micro-macro en el sector hogares: de la Encuesta de Presupuestos Familiares a la Contabilidad Nacional, Instituto de Estudios Fiscales, Papeles de Trabajo nº 27/95, octubre. 78 Apéndices que el año es distinto, se ha preferido actuar de esta manera para mantener el análisis en el nivel de desagregación provincial, como hasta ahora. Tras corregir las cifras de alguna provincia para que el gasto declarado en la Encuesta de Presupuestos Familiares no supere en ningún caso al de la distribución provincial efectuada a partir de la Contabilidad Nacional de España, se obtiene finalmente el consumo estimado por provincias. A partir de dicha estimación se realiza una distribución del consumo de cada provincia en diez intervalos, correspondientes a las diez decilas de ingresos a nivel nacional, en proporción al gasto declarado por esas decilas en la Encuesta de Presupuestos Familiares. Así, por ejemplo, el primer intervalo de cada provincia refleja los gastos del 10 por ciento de los hogares de esa provincia ubicados entre el 10 por ciento con menores ingresos a nivel nacional (véase el cuadro A.2.1. para el caso de Aragón). 79 Apéndices 2. Del gasto declarado a la renta familiar disponible Para pasar del gasto estimado a la renta familiar disponible es preciso definir el valor de la propensión media al consumo en cada una de las diez decilas provinciales, que refleja la relación entre consumo y renta. El problema es que así como los datos de gasto de la Encuesta de Presupuestos Familiares son bastante fiables, los datos de ingresos de la misma Encuesta presentan un sesgo sistemático de ocultación de rentas que limita seriamente su validez, hasta el punto que, de creerlos, resultarían propensiones al consumo superiores a 1 y, por consiguiente, tasas de ahorro familiar negativas para el conjunto de la economía española. En consecuencia, se ha procedido a estimar la propensión media al consumo tomando información desagregada de cada una de las diez decilas nacionales en que pueden dividirse los hogares de las cincuenta provincias españolas según sus ingresos. Ello nos ha obligado a trabajar con una base de datos de 500 intervalos. A cada decila nacional -de la que forman parte hogares de las cincuenta provincias- se le aplica una sola propensión media al consumo. Esto equivale a suponer que dicha propensión depende únicamente del nivel de renta de las personas, pero no de su lugar de residencia o cualesquiera otros factores sociales o demográficos. Para evitar el efecto distorsionador que puede ocasionar el diferente tamaño de los hogares, se han tomado datos de gasto e ingreso medio por persona en cada uno de los diez intervalos de las cincuenta provincias. Pero como la relación entre gastos e ingresos derivada de la Encuesta de Presupuestos Familiares está viciada por efecto de la ocultación de ingresos, se ha estimado la verdadera propensión al consumo de cada una de las diez decilas nacionales aplicándoles, en 80 Apéndices una primera etapa, la media de las cinco provincias españolas más honestas, es decir, que tenían un mayor cociente ingreso/gasto (las de menor propensión al gasto), asumiendo que esa media recoge con bastante fidelidad la mejor aproximación a la propensión al gasto entre los diferentes niveles de renta. La elección de cinco provincias de entre las cincuenta posibles es a priori suficientemente exigente, por cuanto a las otras cuarenta y cinco, que declaran menos ingresos en relación con su consumo, se les va a aplicar la ratio que se obtiene para las cinco que más declaran. Con todo, aplicando la media de las cinco provincias en las que cabe presumir mayor sinceridad al declarar sus ingresos, las cuatro primeras decilas de ingresos -el 40 por ciento de los hogares- aún presentarían tasas de ahorro negativas de alrededor del 5 por ciento de los ingresos, lo que no resulta aceptable contrastando con cualesquiera otras fuentes informativas. Por ello, se ha ajustado la propensión de estas cuatro primeras decilas hasta dejarla en el valor 1, es decir, con una tasa de ahorro igual a cero, pero no negativa. 81 Apéndices Asimismo, y para mantener las proporciones derivadas de la propia encuesta, se ha corregido la propensión de las restantes seis decilas en la misma medida relativa. El resultado finalmente obtenido se recoge en el cuadro A.2.2. Aplicando las propensiones corregidas (cuadro A.2.2.) al gasto estimado en cada uno de los diez intervalos considerados (según decilas nacionales) para cada provincia se obtiene el ingreso estimado por persona y multiplicando por la población correspondiente, se llega a determinar el ingreso total estimado en cada una de las quinientas observaciones. Para conocer el ingreso total estimado de los hogares por provincias y comunidades autónomas, basta con agregar primero los diez intervalos de cada provincia y después las provincias de cada comunidad autónoma. Los ingresos así obtenidos son netos de cotizaciones sociales e impuestos directos sobre las familias, por lo que equivalen al concepto de renta familiar disponible. 3. De la renta familiar disponible a la renta directa Con objeto de aislar aquella parte del ingreso total que procede estrictamente de actividades productivas -la que denominamos renta directa- y obtener una estimación lo más cercana posible al producto interior bruto regional, deben restarse a la renta familiar disponible obtenida en el apartado anterior, las prestaciones sociales y transferencias recibidas -con lo que se obtiene la renta directa después de impuestos y cotizaciones- y sumarse los impuestos directos sobre las familias y las cotizaciones sociales, reales y ficticias, a cargo de empresarios y trabajadores, llegando finalmente al concepto de renta directa antes de impuestos y cotizaciones, que es el más próximo al de renta regional (véase el esquema A.2.1). 82 Apéndices ESQUEMA A.2.1. Renta familiar disponible (después de impuestos y cotizaciones) - Prestaciones sociales - Transferencias netas recibidas = Renta directa después de impuestos y cotizaciones + Impuestos directos sobre las familias + Cotizaciones sociales a cargo de empresarios y trabajadores = Renta directa antes de impuestos y cotizaciones = Sueldos y salarios brutos (trabajo por cuenta ajena) + Rentas mixtas brutas (trabajo por cuenta propia) + Rentas del capital brutas (mobiliario e inmobiliario) Los datos de prestaciones sociales, transferencias, impuestos sobre la renta y el patrimonio y cotizaciones sociales a cargo de empresarios y trabajadores, se han tomado de la Contabilidad Regional de España, habida cuenta que se trata de conceptos relacionados con el sector público (liquidaciones de los presupuestos públicos) o con el sector exterior (balanza de pagos) para los que la información del INE es plenamente fiable. Los resultados obtenidos, una vez deducidas las prestaciones y transferencias y sumados los impuestos y cotizaciones, proporcionan los valores de lo que hemos denominado renta directa. 4. ÍNDICE de renta directa per cápita de Aragón respecto a España La diferencia principal entre la renta directa neta antes de impuestos y cotizaciones y el valor añadido bruto regional se debe a los tres sumandos siguientes: el excedente de explotación no distribuido de las empresas no individuales -puesto que el de las empresas individuales está incluido en los ingresos de los hogares-, 83 Apéndices el consumo de capital fijo y las rentas patrimoniales de la Administraciones Públicas. Con el método propuesto, basado en el gasto declarado de los hogares, no es posible estimar estas magnitudes, por lo que nuestros resultados han de referirse a la renta directa antes de impuestos y cotizaciones y no al valor añadido bruto total. No obstante, la aproximación es suficientemente representativa si se tiene en cuenta que, según los datos de la Fundación BBV para 1993, la renta directa suponía, en el caso de Aragón, un 81,1 por ciento del valor añadido bruto total (80,1% para el total nacional). Con todo, en aquellas comunidades en las que el excedente de explotación generado, y no distribuido, por empresas societarias fuese proporcionalmente muy elevado, el valor obtenido del índice de renta directa per cápita podría estar subvalorado respecto al verdadero producto interior bruto per cápita. Pues bien, dividiendo la renta directa antes de impuestos y cotizaciones entre la población residente se obtiene la renta directa per cápita, para cada comunidad autónoma, y tomando como base igual a 100 el valor correspondiente a la media española, se deduce la posición relativa de cada comunidad autónoma, que se compara con el PIB per cápita de la Contabilidad Regional. 84 Apéndices Apéndice nº 3: 85 BIBLIOGRAFÍA Bibliografía BIBLIOGRAFÍA CITADA Aranda, J. (1986):“Economía sumergida: el entorno socioeconómico e implicaciones sociales”, en Instituto Nacional de Estadística: Problemas Estadísticos de la Economía Sumergida. Madrid: INE. Barthelemy, P. (1988): “The macroeconomics estimates of the hidden economy: a critical analysis”, The Review of Income and Wealth, junio, 183-208. Blades, D. (1982): The Hidden economy and the National Accounts, Paris: OCDE Cowell, F. (1990): Cheating the Goverment. Massachusetts: The MIT Press, Massaachusetts Institute of Technology. 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