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PATCH ADAMS
FICHA TÉCNICA:
Director: Tom Shadyac
Guión: Historia real basada en el libro “Patch Adams",
escrito por Adams, y en el libro “Gesundheit”,
escrito por Patch Adams y Maureen Mylander.
Intérpretes: Robin Williams, Philip Seymour Hoffman
Monica Potter, Bob Gunton, Daniel
London, Irma P.Holl, Peter Coyote.
Música: Marc Shaiman
Año: EE UU 1998
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COMENTARIO
La película se basa en la historia del Dr. estadounidense Doherty Hunter Patch
Adams, (Washington, 28 de Mayo de 1945), médico de profesión, escritor y
activista social, también se define a sí mismo como payaso y actor. Fundador
en 1971 del “Instituto Gesundheit”, institución dedicada a promover y dar rienda
suelta a sus ideas sobre cómo debe ser la medicina de hoy. Allí promueve
medios alternativos de sanación para enfermos hospitalarios, como la terapia
de la risa, de la cual consigue fines médicos y terapéuticos. Es el responsable
de la inclusión de esta forma de sanar en la medicina moderna.Toda esta
información está recopilada en el libro “Gesundheit: Good Health is a Laughing
Matter”, escrita por Adams y Maureen Mylander.
Doherty Hunter Patch Adams tuvo una infancia difícil. Su padre, oficial del
ejército murió en Alemania. Intento quitarse la vida varias veces. A finales de
los años sesenta uno de sus mejores amigos fue asesinado, (en el film, el
asesinato se comete contra una amiga). Obtuvo el doctorado de medicina en
1971 en la Universidad de Virginia. Era un hombre descontento con la forma de
aplicar los conocimientos médicos, decía que la salud de la familia, de la
comunidad y del mundo no podían separarse, y se plantea hacerlo de otra
manera, por lo que les comunica a sus amigos que quiere fundar un centro de
enseñanza y una clínica en el Oeste de Virginia. El proyecto del gran hospital
debió esperar por falta de recursos. En 1998 se presentó la oportunidad gracias
al estrenó de la película “Patch Adams”, basada en el libro escrito por el mismo.
En el año 2000, Adams colocó la piedra angular de su sueño. Actualmente
Patch vive en Arlington, Virginia, pasa dos tercios del año recorriendo el
planeta, dictando conferencias y seminarios. También organiza viajes para que
los voluntarios de todo el mundo que quieran unirse a su causa, vayan con él a
distintos países en conflicto, en los que se visten de payasos en un esfuerzo
por llevar el humor a los huérfanos y pacientes. Llevó un equipo de payasos a
las zonas de guerra en Bosnia y orfanatos de sida en Sudáfrica.
El encargado de dar vida en la gran pantalla al Dr. Patch Adams es el versátil
actor Robin Williams, 21 de julio de 1951, Chicago, Illinois. De pequeño no
mostró interés por la interpretación y se concentro en los estudios y el deporte,
hasta que en 1967 la familia de Williams se traslada a California. Se interesa
por el teatro e ingresa en la academia de interpretación Juilliard School en
Nueva York. Su verdadero debut lo tuvo en “Popeye”, de Robert Altman,
película que no consiguió el éxito esperado, pero que sí dio a conocer a
Williams a las audiencias de cine. Actuó en otras tres películas que le valieron
una nominación al Oscar, la primera fue “Buenos Días, Vietnam”, en la que
interpretó a un locutor de radio del ejército durante la guerra de Vietnam; la
segunda nominación fue por “El club de los poetas muertos” donde era un
profesor de literatura en un colegio elitista; y la tercera por “El rey pescador” en
la que interpreta a un vagabundo. Finalmente obtiene el Oscar por su actuación
en “Good Will Hunting”, 1997.
Este film esta dirigido por Tom Shadyac, director de cine, productor, guionista y
escritor de origen libanés. Ha dirigido “Ace Aventura” y “El profesor chiflado”,
entre otras. La película tuvo un enorme éxito de taquilla y fue nominada a los
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Globos de Oro por mejor película y mejor actor de comedia. Fue nominada a
los Oscar por mejor banda sonora, de hecho hay auténticas joyas en canciones
como: “What is life” (Qué es la vida), compuesta por uno de los integrantes de
los míticos Beatles, George Harrison, una preciosa melodía, vitalista y con
fuerza; “Into the mystic” (Dentro de lo místico) de Van Morrison; o también, “Oh
Suzanna”, en la magnifica voz con matices country, de la cantante
estadounidense e icono juvenil de los años cincuenta, Connie Francis; varias
piezas de Eric Clapton como “Let it Rain” (Deja que llueva) y “Bell Bottom
blues”; y otra canción de Rod Stewart, “Faith of the heart” (La fe del corazón); y
destacar, “Carry On” (Seguir adelante), de Crosby, Nash, Stills and Young,
versiones que recuerdan al lejano Oeste lleno de vaqueros y conquistadores,
baladas alegres, con ritmo y alegría, aire country por doquier.
La película comienza con un sonido de piano de una gran delicadeza, el
paisaje es de invierno, gris y nevado. Patch Adams viaja en autobús, está
absorto en sus pensamientos, y su cara demuestra tristeza y pesadumbre,
parece un hombre totalmente abatido, una voz en off nos sumerge en lo que
piensa: “Toda la vida es una vuelta a casa…,los vendedores, las secretarias,
los tragasables, los mineros, los apicultores, en fin, todos nosotros, todos los
corazones inquietos del mundo, todos intentamos hallar el camino de regreso al
hogar. El hogar…, el diccionario lo define como el lugar de origen o también
como la meta o el destino y la tormenta…,la tormenta se halla en mi mente o
como dijo el profeta Dante, en la mitad del camino de mi vida me encontraba en
una selva oscura y había perdido la senda que seguía, al final, volvería a
encontrar el buen camino, aunque en el lugar más inesperado”.
En la siguiente escena, vemos que Patch se encuentra en el “Fairfax Hospital
Psychiatric Ward”, es 1969. Ha ingresado voluntariamente en dicho hospital
después de un intento de suicidio. Al entrar, una sensación de abandono y
desasosiego se apodera de él. Lo instalan en una habitación con otro paciente,
Rudy, que tiene constantes crisis y que se halla agazapado detrás de la
almohada. Por las noches, ni siquiera es capaz de ir al baño solo, está presa
del pánico. En una de esas crisis, Patch, aburrido de no poder dormir, se
levanta e improvisa juegos para despertar la curiosidad de su compañero, se
divierten y ríen, y sin apenas darse cuenta, Rudy llega hasta el aseo. Patch se
da cuenta de lo fácil que es interrelacionar con otra persona si logras captar su
atención, si consigues que olvide su preocupación y haces que se sienta
confortable y vivo. Cualquier enfermo es susceptible de dejarse llevar por lo
bueno y gratificante.
Al día siguiente tiene consulta con el médico, es una visita fría, distante,
indiferente, donde el doctor está todo el tiempo escribiendo el historial y
pendiente de su café. Patch comienza a relatar su vida, cómo su padre murió
cuando él tenía 9 años y que no pasaba mucho tiempo en casa. Se sintió
culpable y cambiaba constantemente de casa y de empleo, no encajaba en
ningún sitio. La única persona que lo visitaba y escuchaba era su tío. Termina
la sesión sin que una sola vez lo mirara el médico.
En el centro encuentra otro paciente interesante, un magnate de las finanzas.
Un día, Patch se encuentra sumido en la preocupación, sin saber hacía donde
debe ir, y le pide consejo, éste le responde: “Si te centras en el problema nunca
verás la solución, no te centres jamás en el problema. Tienes que ver lo que los
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demás no ven, ver lo que los demás deciden no ver por temor, conformismo,
pereza. Ver el mundo de forma nueva cada día, aunque creo que ya estás en el
buen camino”.
La terapia de grupo que practican en el hospital es tediosa, aburrida, y con
métodos arcaicos, en la que el protagonista absoluto es el médico, el cual se
dedica a hacer informes sin escuchar lo que los demás tienen que decir. Patch
cansado de esta situación comienza a contar chistes e historietas a sus
compañeros, todos se muestran interesados y hablan y ríen con pasión, el
ambiente se convierte en una charla alegre y distendida, pero el profesional de
la medicina no puede tolerar tanta magnificencia, liberalidad y generosidad, y
los manda callar suspendiendo la sesión. Patch, por su parte, intenta poner en
práctica sus métodos con su compañero de habitación, le pregunta sobre su
vida, lo escucha, se hace su amigo y sobre todo, le hace reír. Poco a poco,
Patch se da cuenta que sabe lo que quiere hacer en la vida, tiene un propósito
y una luz se ha encendido en su interior, el camino a seguir se torna claro y
potente. Siente que quiere ayudar a los demás, no causar sufrimiento a los que
le rodean, sino darles alegría y bienestar. Precisamente esto entronca con una
de las máximas de la terapia floral, Personalidad y Alma. Para Bach son dos
elementos fundamentales que dan sentido a nuestra existencia. El Alma se
sirve de la personalidad para realizar su trabajo, es su vehículo, pero no
siempre sabemos por donde ir, ni lo que debemos hacer. Patch anduvo dando
vueltas, viviendo experiencias muy traumáticas para desembocar en una
certeza, seguir los dictados del alma y poner su personalidad a disposición de
la tarea encomendada. Está totalmente convencido de ello y quiere convertirlo
en acción.
Patch no duda en comunicárselo al médico lleno de euforía, recibiendo la
oposición de éste:
Patch: Quiero marcharme.
Doctor: ¿Ya ha pensado en lo que va a hacer?
Patch: Ayudar a las personas. Anoche conseguí conectar con otro
ser humano. Quiero repetirlo. Quiero ayudar a las personas
con sus problemas.
Doctor: Es lo que yo hago.
Patch: ¡Pero no tiene ni idea! Ni siquiera mira a los demás cuando
le hablan. Yo quiero escuchar realmente a las personas.
Doctor: Lo siento. No puedo permitir que se vaya, aún le quedan
cuestiones por resolver.
Patch: No necesito su permiso, ingresé por voluntad propia.
Doctor: ¡Hunter!, voy a poner en su informe que se dio de alta contra
consejo médico.
Patch: Y en mi informe constará que me importa un pimiento. Y me
llamo Patch.
Dos años después Patch está estudiando en la Facultad de Medicina de
Virginia. El primer discurso que escucha lo realiza el decano en la apertura del
curso:
“Primero, no causareis daño ¿Qué está implícito? Un poder abrumador, el
poder de causar daño, ¿Quién otorga ese poder? El paciente, ¿Por qué?
Porque confía en ustedes y confía en que no le causaran daño. Sin embargo la
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realidad es que los seres humanos no merecen confianza, el ser humano
miente, toma atajos, pierde el valor, se cansa, comete errores.
Nuestra misión consiste en entrenarles con un rigor despiadado a perder su
humanidad, y en convertirlos en algo mejor. Vamos a convertirlos en médicos”.
Patch hace caso omiso del discurso belicoso e intransigente del decano y traba
amistad con un chico, Truman (Daniel London) y una chica, Carin (Mónica
Potter) por la que siente atracción, y les cuenta que su sueño es llegar a ser
médico para conectar con las personas cuando éstas son más vulnerables y
proporcionarles consuelo.
Patch le propone a su amigo hacer experimentos para probar sus teorías, él le
contesta que es difícil probar nada, puesto que estamos condicionados por
respuestas programadas. Sin embargo Patch cree que a veces pueden
alterarse dichas respuestas cambiando las condiciones, y se lo demuestra.
Llama al experimento: HOLA. Ambos amigos se dirigen a la calle. Patch se
encarama a un árbol y desde allí saluda a las personas que pasan, primero lo
hace con una anciana, al principio la señora frunce el ceño y se enfada, pero al
cabo de diez segundos se gira y le ríe la gracia, y así sucesivamente, todos los
experimentos que prueban corroboran la teoría de Patch Adams, que ante una
iniciativa fuera de lo normal, sorprendente, con sentido del humor, hecha con
amabilidad y generosidad, las personas en su mayoría, responden
afirmativamente con alegría. Patch le comenta a Truman que ellos no son
científicos, sino médicos que quieren ayudar a las personas y para ello hay que
aprender a tratar al paciente y conectar con él.
Aunque son estudiantes de primer curso, se camuflan entre los estudiantes de
tercero para visitar a los enfermos en el hospital. Se dan cuenta que los
médicos enseñan a los estudiantes los síntomas del paciente pero ni siquiera
les preguntan por sus nombres.
Patch se cuela en una sala con niños enfermos de cáncer y les habla, se pone
una nariz de payaso para gastarles bromas y hacerles reír. Es amonestado por
el decano que le dice:
Decano: La pasión no forma a los médicos, los formo yo.
La forma en que hacemos las cosas es el resultado
de siglos de experiencia. Para todo hay una razón.
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A pesar de que le han llamado la atención sigue yendo al hospital, a sus
amigos les cuenta que les habla a los pacientes del tema adecuado hasta que
aleja el dolor, les pregunta por sus fantasías y si puede, se las hace realidad.
Lo que él hace es solamente provocar algunas risas, ya que la risa aumenta la
secreción de endorfinas, lo que a su vez aumenta la oxigenación de la sangre,
abre las arterias del corazón y disminuye la presión sanguínea, además de
aumentar la respuesta del sistema inmunológico. Patch sigue creyendo que el
trabajo de los médicos consiste en aumentar la salud y mejorar la calidad de
vida, no solo en retrasar la muerte.
Lo echan del hospital de prácticas y le pregunta al decano:
Patch: ¿Por qué se siente amenazado por mí, señor?
Decano: Porque lo que usted quiere es que nos rebajemos al
mismo nivel que nuestros pacientes, destruyendo la
objetividad, todo por defender algún sistema idealista
de compañerismo que le permita solucionar sus propios
complejos de incapacidad.
Acude al director que debido a sus buenas notas y a que gracias a sus
métodos los pacientes han podido reducir la medicación, lo vuelve a admitir.
Poco a poco enamora a su amiga Carin con sentido del humor, simpatía,
gracia, belleza y leyéndole poesía. Le comenta que lo mejor que hizo en el
pasado fue internarse en el hospital psiquiátrico, ya que los pacientes fueron
los que le ayudaron, y al ayudarles, él olvido sus propios problemas. Aquello
fue un estímulo que le dio impulso para estudiar medicina. Le habla sobre la
idea que tiene de lo que debe ser un hospital, sobre todo debe ser gratuito, con
salas de juego, toboganes, pasadizos secretos, el primer hospital divertido del
mundo, construido con formas asimétricas, utilizando el humor para curar el
dolor y el sufrimiento, los médicos y los pacientes trabajaran de igual a igual, no
habrá títulos ni jefes, vendrán profesionales de todas partes para realizar su
sueño de ayudar a otras personas, será una comunidad donde la alegría será
una forma de vida, donde el aprendizaje será la meta más alta, donde el amor
será el objetivo. Le pide ayuda a su amiga para comenzar a hacer tangible esa
idea pero ella le responde:
Patch: Tienes que ayudarme.
Carin: Yo no soy como tú, necesito la bata blanca y el reconocimiento y que las personas me llamen doctora.
Patch: Y lo tendrás, lo verás en los ojos de los pacientes que ayudarás. La vida es algo más que el control y el poder del
que habla el decano.
Carin: Hablas de romper las reglas y todo eso es muy romántico,
pero la verdad es que alguien acaba herido.
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Llegan al tercer curso de medicina y toman contacto con los pacientes. Patch
sigue pensando en darle forma a su idea. El señor Mendelson le presta su
cabaña situada en una arboleda con riachuelos, un bosque natural, cascadas, y
él piensa en ese lugar como el futuro emplazamiento de un centro hospitalario,
y mientras pueden comprarlo, se dedican a rehabilitar la vieja cabaña. Todos
los amigos colaboran en su restauración, la gente acude en busca de consuelo,
ayuda, y amistad, y se ven desbordados. También llega un paciente que no
causa buena impresión a Carin, pero es acogido amablemente. Patch está
contento, ve cambios alrededor. Aunque se quedan sin material no se viene
abajo, sino que lo roba del almacén del hospital. Todo marcha como pensaba.
Uno de esos días que está muy atareado, entre el hospital, el estudio y las
prácticas, deja a Carin al frente de la “cabaña”, ella recibe una llamada pidiendo
auxilio, es el paciente que le había resultado un tanto extraño. Carin va a su
casa para ver qué ocurre. Al día siguiente, Patch es llamado por el director de
la universidad para notificarle que su amiga Carin ha sido asesinada.
Completamente hundido decide abandonarlo todo, no encuentra sentido a lo
que hace y se siente culpable de la muerte de la mujer que ama por no haberse
dado cuenta del trastorno que padecía dicho paciente. En el funeral, cuando ya
todos se han ido, le lee el poema que lleva tiempo escribiéndole.
“Te amo sin saber cómo, ni cuando, ni de dónde.
Te amo directamente, sin problemas ni orgullo.
Así te amo porque no sé amar de otra manera.
Tan cerca, que tu mano sobre mi pecho es mi mano,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño”.
Desesperado se va a la montaña y grita al universo:
¿Y ahora qué? ¿Qué quieres de mí?
Contéstame, por favor.
¡Dime qué estás haciendo!
Truman está a su lado e intenta convencerlo para que no se marche, pues él es
el alma de todo aquello.
Se queda en el hospital e intenta terminar sus estudios. De nuevo siente
fuerzas para continuar y seguir adelante ayudando a los demás. La entrega
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hacia los seres que sufren son el motor de su vida. Falta poco para la
graduación y es de nuevo expulsado de la universidad por seguir interfiriendo
en los asuntos clínicos. En el informe consta que no está preparado para ser
médico y que incomoda a los pacientes, concluyendo con un dictamen que
resulta como mínimo irónico: “Es excesivamente feliz”.
Se enfrenta a un tribunal médico y se defiende a sí mismo con estas palabras:
Patch: “Todo el que va a mi casa es un paciente, pero también
todo el que va allí es médico, cualquier persona que va allí tiene necesidad de
algún tipo de ayuda física o mental. Son pacientes pero también he de decir
que todos los que acuden se encargan alguna vez de cuidar a los demás, ya
sea aseándolos, guisando o haciendo una tarea tan sencilla como escuchar, lo
que les convierte en médicos. Utilizo el término en un sentido amplio porque
¿No es un médico alguien que ayuda a otro? ¿En qué momento de la historia
ha sido un médico algo más que un erudito de confianza que visitaba y trataba
a los enfermos? Usted me ha preguntado si he ejercido la medicina. Si significa
abrir la puerta a los necesitados, a los que sufren, cuidarlos, escucharlos y
aplicarles un paño frío hasta que remita la fiebre, sí, he ejercido la medicina.
Tribunal: ¿Y si uno de sus pacientes hubiera muerto?
Patch: ¿Qué tiene de malo la muerte, señor? ¿De qué estamos
tan mortalmente asustados? ¿Por qué no tratar la muerte con cierta dosis de
humanidad, dignidad, decencia, y si no hay otro remedio, con humor? La
muerte no es el enemigo, si vamos a luchar contra la enfermedad, hagámoslo
contra la indiferencia. He oído a catedráticos hablar sobre la transferencia y el
distanciamiento profesional. La transferencia es inevitable, todo ser humano
tiene un impacto sobre otro, ¿Por qué no hacer lo mismo en una relación entre
el médico y su paciente? Si el médico trata una enfermedad, se gana o se
pierde, pero si trata a una persona siempre se gana, no importa el resultado.
Sé lo que quiero hacer con mi vida, ser el mejor médico del mundo.
Es admitido y vive con satisfacción el día de su graduación, comprendiendo
que todo es un aprendizaje y que no importa hacia donde nos conduzcan
nuestros pasos, siempre que en el presente estemos haciendo aquello para lo
que hemos venido. Regresar a la Unidad, ser Uno con el Todo, para que el
Alma siga su propio proceso.
Cuando el decano le habla a Patch, lo hace desde el miedo y la intolerancia, ni
siquiera da una oportunidad al cambio, porque sus creencias están tan
fuertemente arraigadas en su personalidad que piensa que son él, puesto que
se observa como entidad separada. Y le falta lo más importante, la Alegría, la
cualidad del alma.
Los dolores de los que nos quejamos están en el alma. Esa sensación que a
veces no podemos definir, que parece sumida en una nebulosa, inconcreta,
que nos aprisiona, como una especie de desdicha, es la manifestación del
malestar sobre aquello a lo que no prestamos atención, los desvíos a los que
sometemos a la personalidad, que debe estar atenta a todo lo que quiere el
alma.
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Patch entiende la vida de forma antagónica a como la entiende el decano.
Patch quiso amar desde la alegría, quiso ser médico no como fin en sí mismo,
sino para cumplir, a través de la medicina, lo que su alma le demandaba, servir
a sus semejantes proporcionándoles medicinas, amor, y buen rato de la mejor
risa, algo que seguro reconforta a cualquier ser humano.
Para mayor ampliación sobre la relación entre alma y personalidad, remito al
libro de Luís Jiménez y José Antonio Sande “Clínica y Terapia Floral”, al que
pertenece la siguiente cita:
“La Terapia Floral es una ciencia del Alma, que propone vivir desde el alma
sin dejar de ser humano, sin dejar el oficio que nos sustenta, sin limitarnos ni
castigarnos, para que emerja eso que nos anima, que en lo infinito de su
bondad nos da el ser, que nos impulsa a vivir cada día desde la dicha de
reconocer su presencia. La salud es el reconocimiento de la trascendencia del
propósito evolutivo en la cotidianidad de la existencia”.
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