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Nº 1 mujeres Jueves 7 de julio de 2011 | 1 entrevistas | EMPRENDEDORAS | SERVICIOS Nora Suberviola y Dinora Villanes lanzaron en 2003 su emprendimiento de disfraces para niños. Hoy comercializan en todo el país y ya exportan. Negocios El alma de la fiesta Por Lucila Rolón Redacción Z E l catálogo de disfraces parece un álbum familiar: sobrinas vestidas de princesas; hijos, de animalitos; un primo de ocho años posa como bombero. También aparecen los chicos de los empleados, caracterizados como murgueros, piratas, miniodaliscas y faraones egipcios. En esta empresa todo huele a clima familiar. Al menos así funciona hasta ahora. Candela Disfraces nació en 2003 “por necesidad”, según dicen sus mentoras. Nora Suberviola (51) y Dinora Villanes (54) todavía no pueden creerlo: nunca se habían imaginado dueñas de un emprendimiento. Pero hace ocho años, cuando la crisis de 2001 desplegaba su costado más crudo sobre los bolsillos de sus familias, se animaron. Juntaron los ahorros que tenían, 10 mil pesos, coraje y se dispusieron a cambiar sus vidas. “Empezamos con muy poco, pero no teníamos más. Era comprar la tela, armar el disfraz, venderlo, esperar a cobrar para volver a invertir de a poquito y, en lugar de un rollo, comprar dos.” Nora es profesora de Educación Física (lo dice y suelta la carcajada): “Lo mío era la docencia, estar todo el día con chicos en una pileta de natación. No sabía nada de comprar ni de vender, mucho menos de costura. Pero quería salir adelante y pensé que uno siempre MUJERES Z 2 | Jueves 7 de julio de 2011 Dos aprendizajes Dos errores Trabajo en serie. Cuando arrancaron, Dinora diseñó cinco modelos para una tanda de 200 unidades. Estaba acostumbrada a hacer uno, para su hija. “Eso era fácil, el asunto fue aprender a diseñar en serie, llevar la idea a producción, mantener el costo, el estilo, calcular la cantidad de tela”, explica. En su búsqueda de materiales buenos y originales de costo razonable, y ante la necesidad de reemplazar materiales que ya no se importan, intentaron fabricar sus propias telas por sugerencia de alguien que les aconsejó dónde y cómo hacerlo. Pero el desconocimiento les jugó una mala pasada y las estafaron. Ahorro de recursos. Para hacer el reparto, trazaban una ruta y, mapa en mano, para no perderse en barrios desconocidos, iban dejando disfraces en casas de cotillón y en jugueterías. Una bajaba a entregar y la otra esperaba en el auto, para hacer más rápido. Una vez se les inundó el taller y se mojaron cientos de metros entre cinta, puntilla y rollos de tela. Perdieron mucho dinero, pero aprendieron: ahora no tienen ningún material en el piso sino que guardan todo en muebles y sobre tarimas. puede aprender”. Dinora se sentía igual. Pero cuando la fábrica en la que trabajaba cayó a los pies de la crisis y cerró, no lo dudó: las dos familias necesitaban nuevos recursos y ellas los consiguieron. Dinora bosquejaba disfraces desde antes, siempre le gustó el mundo del arte. Solía pintar cuadros y diseñar indumentaria, especialmente, vestuario. A los trabajos que presentaba en los cursos del Teatro Colón se les sumaban algunas prendas que hacía para su hija: “Le hacía los trajes que usaba en los actos, a ella y también a algunas amiguitas”. Por eso, junto a Nora y sus maridos pensaron que podían avanzar por ese camino. Entonces armaron su guarida, su centro de cómputos y, en un garaje del barrio de Olivos, empezaron a escribir una nueva historia. “Éramos las dos para todo”, dicen. Y todo significa salir a buscar los materiales, hacer los trajes, salir a venderlos, entregarlos y cobrarlos. Después volver por más tela, cortar nuevos modelos y volver a repetir toda la ronda. Parece que un disfraz no llevara gran trabajo, pero cada modelo tiene muchos detalles: combinación de géneros, cortes, elásticos, lentejuelas. Además tiene que tener un diseño que lo haga apto para cualquiera porque no hay distintos talles: “Las blusas, por ejemplo, tienen elásticos en las vampiros, esqueletos) que las sorprendieron por la gran salida que tuvieron. Cuando empezaron a armar el proyecto distinguieron como fechas fuertes el Día del Niño, Navidad y Reyes. “Pero ahora son fuertes las fechas patrias y Halloween. Además, la gente hace fiestas de disfraces por todo y se disfrazan los chicos y los grandes”, dicen las dos socias, que actualmente tienen treinta modelos con monjas, policías, gladiadores, cleopatras, entre otros, y tienen las licencias de El Zorro y Bakugan. Tienen una anécdota inolvidable: “Ya teníamos repartidor, y lo mandamos a entregar trajes de bomberos. Volvió al rato, con los disfraces en la mano. “Comenzamos con diez mil pesos, era lo único que teníamos. tardamos dos años en empezar a ver resultados económicos contundentes. Fue una aventura, pero lo logramos.” mangas para que puedan usarlos chicas con distintos cuerpos. Nada tiene cierre”, cuentan a dúo. Recién a los dos años del inicio el negocio empezó a funcionar de verdad: habían aprendido mucho. “Yo no me animaba a pedir descuento a los proveedores. O pensaba que si alguien me decía ‘este ruedo está largo’ me iba a dar vuelta para salir volando”, recuerda Dinora. Después de algunas batallas ganadas, lograron aceitar la producción de trajes clásicos (princesas, payasos, piratas) y lanzaron disfraces de Halloween (brujas, Cuando llegó el negocio se había incendiado ¡y él llegaba con disfraces de bomberos para nenes! No se animó a entregarlos”. Ahora están de estreno, acaban de mudarse a un nuevo galpón. Atrás quedaron el garaje fundacional y el depósito de Munro que una vez se inundó. Nora se ve bien en su escritorio, con la notebook encendida. Dinora entre papeles, reglas y muchos lápices pensando diseños nuevos. Hablan entusiasmadas de su transformación como emprendedoras y todavía hay tardes en las que las dos se miran y se preguntan: “¿Cómo llegamos hasta acá?”. MUJERES Z Novias en dorado Jueves 7 de julio de 2011 | 3 Las que llegaron alto La dama del Fondo La francesa Christine Lagarde es la nueva directora del FMI. Es el mayor de sus innumerables logros. C Adiós a los vestidos que parecen merengues gigantes: las dos últimas novias mediáticas mostraron la nueva tendencia. Kate Moss se casó con el músico Jaime Hince enfundada en un modelo de John Galliano color manteca, de plumetí y gasa bordada con lentejuelas doradas. Y Charlene, la nueva princesa de Mónaco, llegó al altar con un Armani de satén off white (un blanco apagado), entallado, bordado con 2.500 cristales y 30 mil perlas doradas. Sin diademas, Kate llevó el pelo suelto, Charlene recogido, y ambas lucieron larguísimos velos de tul. hristine Lagarde, la ministra de Economía de Francia, fue elegida directora del Fondo Monetario Internacional. Es la primera mujer que asume las riendas del organismo y sucede en el cargo a su compatriota Dominique Strauss-Kahn, acusado de acoso sexual en los EE.UU. El directorio de 24 miembros del FMI se inclinó por ella, que tenía como único rival al mexicano Agustín Carstens. “El talento excepcional de la ministra Lagarde y su amplia experiencia proveerá un liderazgo invalorable para la institución, indispensable en un momento crítico para la economía mundial”, saludó Timothy Geithner, el secretario del Tesoro norteamericano. Christine Madeleine Odette Lallouette nació en París el 1 de enero de 1956 y es hija de docentes: su padre, Robert Lallouette, era profesor de inglés en la Universidad de Rouen y su madre, Nicole, maestra. Al terminar el secundario, en 1974, fue a estudiar a los Estados Unidos con una beca. Al regresar a Francia cursó derecho en la Universidad de París y obtuvo un master en ciencias políticas en la de Aix-en-Provence. Entusiasta del deporte, en su adolescencia integró la selección francesa de nado sincronizado. Se casó joven con Pierre Lagarde, de quien está divorciada, y tuvo con él dos hijos, Pierre-Henri (25) y Thomas (23). En 2006 formó nueva pareja con el abogado Xavier Giocanti con quien convive pero no está casada. Es vegetariana, no bebe alcohol, se levanta a las seis de la mañana para hacer una hora de yoga, practica buceo y descarga tensiones con la jardinería. Exitosa abogada laboralista, hizo historia como la primera mujer en llegar a la cima de la firma de abogados Baker & McKenzie, especializada en leyes de la comunidad europea, donde fue nombrada presidenta del comité de estrategias globales. En 2009 saltó a los titulares: el diario británico The Financial Times la declaró mejor ministra de economía de Europa y la revista Forbes la ubicó en el puesto 17 en la lista de las cien mujeres más poderosas del mundo. Como ministra de Comercio, cargo que ocupó entre 2005 y 2007, Lagarde priorizó la apertura de nuevos mercados para su país, centrándose en el sector tecnológico. Dejó el puesto para pasar al ministerio de Agricultura, de donde saltó al de Economía, Industria y Empleo, siendo la primera mujer a cargo de la política económica francesa. Una frase que la pinta de cuerpo entero: “Las mujeres somos mejores políticas porque no somos prisioneras de la libido y la testosterona”. MUJERES Z 4 | Jueves 7 de julio de 2011 opinión La mujer lo hace mejor Mujeres con calle Juana Azurduy Entre un tercio y un cuarto de los negocios, a escala mundial, están manejados por mujeres. Su influencia en la economía formal es creciente y el mundo masculino lo ve con naturalidad. Por Silvia de Torres Carbonell Directora del Centro de Entrepreneurship IAE, Escuela de Negocios Universidad Austral E n el siglo XXI, llamado la “era emprendedora” ya no se discute el rol de las mujeres emprendedoras. Ya no llama la atención porque dejó de ser un fenómeno inusual y por la importancia que están tomando los negocios manejados por mujeres. Lo dice un informe de Naciones Unidas: “El creciente poder económico y la influencia de las empresas cuyas dueñas son mujeres está cambiando el perfil de la economía global”. Las nuevas empresas llevadas a cabo por mujeres se están expandiendo en todo el mundo. Representan entre un cuarto y un tercio de los negocios en la economía formal, y muy probablemente representen un rol aún mayor en los sectores informales. En América Latina un alto porcentaje de los que emprenden por necesidad son mujeres, ya que son quienes toman la responsabilidad de conseguir o mantener los ingresos familiares. Las empresas de mujeres suelen ser más chicas, menos costosas de operar que las de los hombres y enfrentan a los competidores directamente, tendiendo a afrontar los costos iniciales por sí mismas. En las mujeres el trabajo es parte integral de la vida privada, no está separado de ella, y está en relación con los afectos. La opción de ser emprendedora permite muchas veces a la mujer conciliar en forma más equilibrada su vida personal, familiar y laboral. Cada vez más se reconoce que el rol materno capacita para la conducción y requiere de algunas habilidades que son comunes entre las mujeres, que también son críticas al momento de emprender. Por ejemplo: organi- zación, capacidad de manejo simultáneo de temas, conciliación de intereses, decisiones intuitivas, capacidad de escucha, aprendizaje y enseñanza, control de los desequilibrios, compartir información, construcción de redes, trabajo en equipo, autoridad más emocional que racional, fortalecimiento de vínculos, perseverancia (ésta supera al talento y al ingenio) y capacidad de comunicación. Todas estas características que son propias de la mujer pero también están presentes en el hombre ayudan al momento de manejar un emprendimiento propio. Las cuestiones subjetivas que influyen en la decisión de emprender. Las percepciones de una mujer acerca de las oportunidades en el ambiente, sumadas a la confianza que se tenga en sus habilidades, son buenos vaticinadores de sus probabilidades de emprender. En general se observa una significativa correlación entre la confianza de la mujer en que posee los conocimientos, habilidades y experiencia necesaria para emprender. Así también se observa una correlación negativa entre el miedo a fracasar y la probabilidad de emprender. En conclusión, creo que la mujer emprendedora debe liderar su emprendimiento como mujer y no tratando de imitar el estilo de liderazgo masculino, siempre en forma complementaria con el hombre y nunca en competencia. Es importante asimismo fomentar la creación de empresas, lideradas tanto por hombres como por mujeres como una forma de contribuir al crecimiento y la prosperidad del país y la región. Por María Victoria Camarasa En el barrio de Núñez hay una calle que recuerda a Juana Azurduy, un personaje clave de las independencias latinoamericanas, pero muy olvidada por la historiografía oficial.Nacida en el Alto Perú a finales del siglo XVIII (actualmente Bolivia, pero en aquella época parte del Virreinato del Río de la Plata) se casó con Manuel Ascencio Padilla, a quien acompañó en el campo de batalla en la lucha contra España. Tras la invasión napoleónica a la península ibérica se desencadenaron en América distintos movimientos revolucionarios con el objetivo de “defender al rey cautivo”, o conseguir la independencia. Entre estos levantamientos se encuentra la Revolución de Chuquisaca de 1809 en la que participaron Juana y Manuel. El de 1816 fue un año clave en su vida. Mientras la Argentina firmaba el acta de independencia ella era investida por el director supremo Juan Martín Pueyrredón con el grado de teniente coronel. Había luchado al lado de Martín Miguel de Güemes y de Manuel Belgrano, quien le hizo entrega de un sable. Pero unas pocas semanas después fue herida y tomada prisionera. Su compañero de vida y de lucha consiguió liberarla, pero fue herido de muerte y en noviembre falleció. Juana Azurduy lo había perdido todo: su marido, sus hijos y su tierra. Murió en la pobreza y sin honores. Pasaron muchos años para que se la reconociera. Hoy no sólo una calle en Buenos Aires lleva su nombre sino que se ha convertido en un emblema de la lucha independentista y el día de su nacimiento se instituyó como el Día de la Confraternidad Argentino-Boliviana.